Periódico 8vo FMP 2011 / N°2

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Editorial

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LOS POETAS DEL MUNDO AL ENCUENTRO DE UNA TIERRA

LIBRE.

Luis Alberto Crespo

F

uimos, desde que naciera el Festival Mundial de Poesía, un domingo de 2004, una tierra de cinco continentes unida a la nuestra, la de la palma y la ola, la de la sierra y el horizonte. Oímos la lengua de los poetas beduinos, el grito de los bambara y del Magreb, las voces de la niebla de Escocia y de las estepas del Don, los arciprestes de Hita de la Nueva España, la monodia de los aedas polacos, la palabra cantada de los chinos, la de los trovadores del francés más puro o los miglior fabbro de Toscana, pero ese mundo, esta vez, desde que nos determináramos a celebrar los 200 años de la insurrección libertaria de 1810 y la voluntad nacional de fundar una República en 1811 tiene nombre de patria bolivariana y el festival que inventara y diera resonancia internacional el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, a través de la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello, convoca a esa tierra de los poetas que habitan los países que protagonizaron, directa o indirectamente, la historia de la redención colectiva del hombre de tales pueblos, que con Venezuela, buscan hoy la definitiva afirmación soberana de aquel sueño del Libertador que no pudo volver cenizas su corazón detenido en San Pedro Alejandrino. España, Francia, Inglaterra, África y toda la América nuestra y la del Norte, definen ahora el alcance universal del Festival Mundial de Poesía de Venezuela y tiene de nuevo —dijera nuestro poeta homenajeado, Reynaldo Pérez Só— “…un nombre común…”.


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La Universalidad de los lugares. La poesía de Andrés Bello fundó la temática política y geográfica que luego guiaría a Pablo Neruda a escribir el Canto General, pero Bello avizoró y difundió el destino de nuestra América liberada de un imperio (El Español) y abrazó los fines de una poética donde se juntan la motivación social y la belleza de un ámbito regional a la que diera alcance universal, hoy prodigado por las voces de la poesía latinoamericano contemporánea. Los fragmentos que siguen provienen de las Silvas Alocución a la Poesía y Agricultura de la Zona Tórrida, las cuales eternizan al gran caraqueño del mundo. Él es la figura emblemática de este 8vo Festival Mundial de Poesía.

Instantes de Eternidad Alocución a la Poesía *** Fragmento *** La música, la dulce poesía ¿son tu delicia ahora, como un día? ¿O más altos objetos das la mente, y con los héroes, con las almas bellas de la pasada edad y la presente, conversas, y el gran libro desarrollas de los destinos del linaje humano, y los futuros casos de la grande lucha de libertad, que empieza, lees, y su triunfo universal lejano?

La Agricultura de la Zona Tórrida *** Fragmento *** ¡Oh! ¡los que afortunados poseedores habéis nacido de la tierra hermosa, en que reseña hacer de sus favores, como para ganaros y atraeros, quiso Naturaleza bondadosa! romped el duro encanto que os tiene entre murallas prisioneros. El vulgo de las artes laborioso, El mercader que necesario al lujo al lujo necesita, los que anhelando van tras el señuelo del alto cargo y del honor ruidoso, la grey de aduladores parasita,

gustosos pueblen ese infecto caos; el campo es vuestra herencia; en él gozaos. ¿Amáis la libertad? El campo habita, no allá donde el magnate entre armados satélites se mueve, y de la moda, universal señora, va la razón al triunfal carro atada, y a la fortuna la insensata plebe, y el noble al aura popular adora. ¿O la virtud amáis? ¡Ah, que el retiro, la solitaria calma en que, juez de sí misma, pasa el alma a las acciones muestra, es de la vida la mejor maestra! ¿Buscáis durables goces, felicidad, cuanta es al hombre dada y a su terreno asiento, en que vecina está la risa al llanto, y siempre, ¡ah! Siempre donde halaga la flor, punza la espina? *** Fragmento *** El corazón lozano que en feliz oscuridad desdeña, que en el azar sangriento del combate alborozado late, y codicioso de poder o fama, nobles peligros ama; baldón estime sólo y vituperio el prez que de la patria no reciba, la libertad más dulce que el imperio, y más hermosa que el laurel la oliva.


4 Qué brisa o encendido fogón de conocimientos y maestría Incide en tus hábitos, costumbres, balanceos de dama oscura, Dama ciega a través de pasiones, rotura y conteo de copas, Inclinaciones y festejos. Qué oficio o circular destreza (acaso gallos) puntea plaza mayor Para uso y fecha de próxima holgura: peleas y sedería abundantes. Qué bestezuela de afecto se suma a trapos, fundas de apoyo, sábanas orquestadas, luciendo junios de aposentos insomnes. Qué preguntas a los que no te aman y gastas en ello tu exigencia Por ser plumaje de quieto orgullo, ave quieta, abastecida de mitos, Lograda en luces y distorsiones del día, Señalada por los más nuevos como el lenguaje tutelar Sin advertir fisuras, grietas de encono, rostro breve en las alegorías del SILENCIO.

ANA ENRIQUETA TERÁN

etrospectiva

BALANCEO DE DAMA OSCURA Valera, estado Trujillo, 1919. Poeta. Ejerció diversos cargos diplomáticos. Distinciones: mención en el Concurso Municipal de Poesía (1946). Premio Nacional de Literatura (1989). OBRA POÉTICA: Al norte de la sangre (1946); Verdor secreto (1949); Presencia terrena (1949); Testimonio (1954); De bosque a bosque (1970); Libro de los oficios (1975); Música con pie de salmo (1985); Casa de hablas (obra poética 1946- 1989) (1991); Casa de pasos (1981-1989); Albatros (1992).

TERCER INTENTO DE CASA MATERNA

Tercera medida, tercera entrega y tiempo para conseguir la casa. Su plumaje que cubre el mes, que ensombrece muslo y cadera del año, Buen plumaje y entrecejo de amanecer cuando se fueron. Recomendaciones: «Usted, isla; usted, mangle; usted, reina macaurel, Muy despacio y siempre con el girasol a la diestra». Y ella que revisa todo, que zurce las roturas del cielo, Los desperfectos de la iguana y avanza muy despacio Por entre cortinajes de cera virgen claveteados en el otoño. Tercer tiempo, tercera salida de las páginas Espantando al caballo blanco, orillando huesos de nube Brazos abiertos para no caerse. Y se distribuye el tiempo. Se hacen paquetes y se colocan en los comercios humildes. De tres en tres la tela, de tres en tres los metros de tela Con dibujos en el vientre, con labrantíos estampados sobre los muslos. Por tercera vez (tercer intento de casa materna) se avanza, se avanza, Buscando quedarse, hacer fuego, quitar hollines de tiempo anterior, reducir la flor al tamaño e lo eterno. Empeño solitario: USAR EL ESPEJO PARA ENCERRAR EL ÁGUILA. OH! rosa de tinieblas Parada en la imagen del sueño.

Fotografía tomada de www. ivangabaldon.com


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DISTINCIONES: Premio Municipal de Literatura del Distrito Federal, mención Poesía (1965) con Paisano. Premio Nacional de Literatura, mención Poesía en 1974 con su libro Adiós Escuque. Premio Municipal de Literatura del Concejo Municipal del Distrito Libertador del estado Mérida (1992) por su obra total. OBRA POÉTICA: El reino (1958); El ahogado (1964); Paisano (1964); Honras fúnebres (1965); Santiago de León de Caracas (1967); El vientecito suave del amanecer con los primeros aromas (1969); Poesía (1973,1977 y 1985, antología); Adiós Escuque (1975); Elegía 1830 (1980); Antología poética (1985); El viento y la piedra (1985); Mérida, elogio de sus ríos (1986); Alegres provincias (1988), Entre lobos y halcones (1997).

RAMÓN PALOMARES MÁS ALLÁ DE NOSOTROS Conversaciones que venían Hoscas Buscándonos Gentes del Sueño y Gentes del Viento Árboles ventosos y golpes en el corazón Y al cabo estábamos volando conversando Árboles ya y gentes del sueño y vientos con el alma errada y un errante árbol, Furiosos, Incorpóreos, dando vueltas en torno a la vida y desentrañándonos desentrañándonos Más allá de nosotros.

etrospectiva

Escuque, estado Trujillo, 1935. Es poeta, narrador y crítico literario. Se desempeñó como profesor de Castellano y Literatura, carrera que culminó en el Instituto Pedagógico de Caracas en 1958. Formó parte del grupo literario Sardio y fue editor de la revista Rayado sobre el techo.


Palabra Nuestra

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EL TAMAÑO DEL

MUNDO

EN LA POESÍA VENEZOLANA

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ntonces somos todos, los de sus cuatro horizontes. Desde los más remotos del follaje continuo del sur hasta la encía de la costa marina, y más alto, donde el hielo es más místico, o donde el confín es un caballo en el pecho del hombre o es la espina que florea en el desierto del poema de sus veranos, hasta la Venezuela de las esquinas y las altas torres de piedra y acero. El país de los poetas en suma acudirá, una vez más, a su fiesta universal, auspiciada por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, a través de la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello. Así Venezuela y los poetas de otros ámbitos, la palabra nuestra, volverán a habitar la casa sin límites del poema, en la cual es posible volver única y múltiple su utopía mayor: la libertad humana y la armonía de los pueblos libres de todo oprobio.


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Carmen Verde

Comunicadora Social egresada de la Universidad Central de Venezuela en 1992. Es magíster en Literatura Latinoamericana de la Universidad Simón Bolívar y doctora en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada de la Universidad Autónoma de Barcelona, España. Ha publicado los libros de poesía: Ser de viento (Fundarte, 1991) y Alta tensión (La liebre libre, 1998). Ha publicado sus textos de creación en diversos diarios y revistas de circulación nacional. Igualmente, sus textos han sido publicados en: Del dulce mal: antología de poesía amorosa venezolana (Editorial Aguilar, 2000); Antología de poetas aragüeños (Secretaría de Cultura. Maracay, 1997) y en Poesía: Antología de jóvenes poetas aragüeños (Secretaría de Cultura. Maracay, 1983).

Nació en Caracas en 1967. Licenciada en Letras de la Universidad Católica Andrés Bello. Ha sido Gerente General de la Casa de la Poesía Pérez Bonalde, Coordinadora de Área de la Dirección Sectorial de Literatura del CONAC, Coordinadora General de la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello y Directora del Laboratorio de Producción, Promoción y Difusión del I.A.E.M. Ha publicado el libro de ensayo El quejido trágico en Herrera Luque (1992) y los siguientes libros de poesía: Magdalena en Ginebra; Antología Poética Vitrales de Alejandría (1994); Cuira (1997); Amentia (1999), por el que recibió el Premio Anual de Poesía Reunida (2005); este último Mención Honorífica del III Premio Nacional del Libro, 2005. Desde el año 1994 es Directora del Grupo Editorial Eclepsidra, asociación civil sin fines de lucro (Poesía). Ha sido invitada a participar en diversos eventos internacionales de poesía en México, Italia y España, y ha realizado diferentes cursos en la producción de eventos. Durante más de quince años se ha desempeñado como gerente y promotora cultural.

Nuevas preguntas Empezar o desandar, no importa el orden, pero se trata de hallar el canto. Perdidos están los pasos que dan hacia tus claves, pues un tiempo enclavado en buenas noticias desacostumbra el cuerpo a las turbiedades. Ahora te retomas sin norte. Poesía, pido tu reino, a ti que no te importa si vuelvo como tristeza alargada o en forma de pañuelo. Pero olvido o deseo olvidar los bruscos descensos donde nada soy, sino una pregunta. Recuerda que la afirmación oculta. Aparece la vida y reclama por sus fueros para que no seas sino este ser que restaña sus heridas. Mañana se olvidarán las rupturas. Un poco de abismo será suficiente.

Beverly Pérez Rego

De Alta tensión.

(Canadá-Venezuela). Sociología y Licenciada en Letras de la Universidad Central de Venezuela, ha publicado Artes del vidrio (1992); Libro de cetrería (Premio Bienal Casa Cultural de Maracay 1994), Providencia (Bienal Elías David Curiel, 1997), Grimorio (Mención Única, Bienal Pocaterra, 2002) y Escurana (Mención Única, Bienal Francisco Lazo Martí, 2003). Monte Ávila Editores publicó su poesía reunida en el 2006. Realizó la versión en inglés de una antología de la poeta estadounidense Louise Gluck (Ediciones de la Universidad Metropolitana, 2007) y la versión al inglés de poemario Tristia, de Alejandro Oliveros (1996). Ha publicado traducciones de prosa y poesía de Elizabeth Bishop, Margaret Atwood, y Mark Strand, entre otros. (Fragmento) Serás Rey, Señor del ministerio del ron, Dueño de las altas horas, De nidos y abandono, De hormigas rojas bajo las camas, Del barro en tus talones, De toda tu ausencia, De todo retorno E impondrás tu dominio. Cuando cabalgues lejos Yo seré tu silla de plata Y haré un claro en la noche. Tus mujeres tendrán tus hijos, Tus caballos te tendrán miedo, Tu hermano te tendrá envidia, Mas yo seré tu amuleto.

Mi alma se ha ido a comer piña Ella es una camisa Que llevo puesta al revés, Y dice palabras extrañas a los hombres. Nunca imaginé Mi alma es amarilla, Y tiene la inquietud de las nubes.

Ana María Oviedo Poeta nacida en Valera, estado Trujillo, 1964. Fue miembro de de los talleres de poesía de la Casa de la Cultura de Maracay y del Celarg. Su libro De fuego o de ceniza obtuvo Mención de Honor en la Bienal Francisco Lazo Martí del Ateneo de Calabozo en 1985. Mención de Honor en el concurso de Poesía para estudiantes de la Universidad de Los Andes en 1990. Fue galardonada con el Premio Municipal de Poesía de Barinas en 1996 con el poemario Dominio oscuro. En 1998 obtuvo el Premio de Poesía del Ateneo de Barinas con su texto Flor de sal. Ha impartido múltiples talleres de lectura y creación literaria para jóvenes. Textos suyos aparecen en periódicos y revistas nacionales. Presidió la Asociación de Escritores del estado Barinas. Miembro, fundadora y directiva de la Red Nacional de Escritores. SI NO voy más? Si no regreso? Si el mar, este que tiene el mismo nombre me lleva? A dónde? Cierra los ojos en la luz de Cádiz ya miró las casas blancas, las rejas de filigrana carcomida, las balaustres corroídos por el salitre. El azul es distinto. El viejo azul del mar que acompaña tanto

Palabra Nuestra

Carmen Isabel Maracara


Palabra Nuestra

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César Seco

Carlos San Diego San Diego de Cabrutica, estado Anzoátegui, 1964. Poeta. Fundó las revistas Chiguai`ka y Ateneo de Cabrutica. Ha coordinado las páginas literarias “Símbolos XX” y “Entre líneas” del diario Antorcha de El Tigre. Obra bibliográfica: Luis E. Barrios: conquista y pasión del linotipo (1994). (Fragmento)

El libro de Guadarrama

Poeta, ensayista, editor, promotor cultural. Ha publicado: El laurel y la piedra (1991); Árbol sorprendido (1995); Oscuro ilumina (1999) y Mantis (2004). Premio de Poesía de la Bienal de Literatura Ramón Palomares, 2005 con El viaje de los Argonautas y otros poemas. Dirige Oikos, revista de arte, cultura e ideas. Creador de la Bienal de Literatura Elías David Curiel. Preside la Fundación Casa de la Poesía Rafael José Álvarez. Ha participado en el Festival Mundial de Poesía Caracas 2004 y en la Feria Internacional del Libro de La Habana 2006. A Andrés Mejía (Fragmento)

Recorrido

La distancia no salva a nadie. Después de esa palabra

Antes de cruzar hacia la calle Rimbaud te has detenido en la esquina Vallejo. Compartes un café con un extraño y esperas a una mujer que no llegó. Has entendido a tu oponente y él sólo te considera su igual. Aprendes que Dios imita tu vida y que el amor es sutil violencia. Un pan tuviste en la mano y lo diste al primer mendigo que te miró. Nuevamente te encuentras subiendo por la calle Dostoievsky y no te animas en seguir por la redoma Baudelaire.

Persuadido de sus ecos Me senté demasiado distante como cola de cometa que hace años pasó Pregunté de puerta en puerta Dónde está el onoto y la arcilla de rostro la distancia fijó un momento preciso

Antonio Trujillo

Miguel Pérez

San Antonio de los Altos, estado Miranda, 1954. Artesano, poeta y cronista. Director de la revista literaria Trapos y Helechos. Ha publicado, en poesía: De cuando vivían los pájaros (1984); Vientre de árboles (1996); Taller de cedro (1998); Blanco de orilla (2003); Alto de las yeguas (2002); Antología personal (Premio Municipal de Literatura, Mención Poesía. Municipio Libertador, 2003); Unos árboles después (Primer Premio en el Concurso de Poesía Ramón Palomares, VI Bienal de Escritura del Ateneo de Escuque, estado Trujillo, 2005); Ballestía (2009).

Escritor y promotor cultural, fundó el periódico estudiantil Vanguardia (1987), el cual representó en el I Festival Internacional de Prensa Juvenil que se realizó en Tbilisi (Georgia, URSS; octubre, 1988). Coordinador de Ediciones de la revista Tiriguá (1997-1998) y Huellas (1997). Premio Municipal de Poesía (1989) y Prosa (1992) de San Carlos. Mención de Honor del concurso Cuéntame (1993). Publicó Yo, don caballo rey (1993). Es miembro honorario del Círculo de Escritores de Casares-Colombia y ha ofrecido lecturas de sus textos poéticos en San Fernando de Apure, Acarigua, Valencia, en todo el territorio cojedeño, Táchira, Colombia (Arauca, Yopal y Villavicencio) y en la desaparecida Unión Soviética.

Un pájaro antes de morir insiste a pico y sonido

Delante de mis ojos

cruzar no la fronda sino el árbol que lo sostiene

la tierra ancha y larga que se mueve con el viento el cielo se desnuda y avanza un azul limpio y desde esta mata

esta obsesión lo vuela a otra verdad y su nervio ya no mira los campos

lo veo como la línea que nos deja el mar

apaciguado Uno no sabe si la tierra es la que se mueve detrás de los caballos si las palmeras se alejan o son las matas que andan con las empalizadas o son las empalizadas de tanto estirarse las que andan

ni espera el oro de aquellos árboles un pájaro antes de morir vuela por dentro hasta la rama de su propio destello

De Taller de cedro (1998).


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Simón Petit

Realizó estudios de Economía en la Universidad del Zulia, donde desarrolló varios talleres de expresión literaria en la Escuela de Ciencias de esta casa de estudios. Ha publicado los siguientes libros de poesía: Otro lugar (1992); Labio ebrio (1998) y Hendidura de agua (2004). Ha participado en simposios y congresos de literatura venezolana. Textos suyos han sido publicados en la revista Poesía de la Universidad de Carabobo y en la revista Oikos; y en diarios nacionales y regionales.

Poeta, ensayista y guionista de cine. Se ha desempeñado como Director de Cultura del estado Falcón y Director del Ateneo de Punto Fijo. Obtuvo el Premio de Poesía Andrés Eloy Blanco de Churuguara en 1986; Premio Municipal de Literatura de Carirubana en 1991. Entre su obra poética se destaca: Bajo la grúa, 1991; Otros a la intemperie, 1992; Bajo la grúa / Sobre el andamio (54 poemas obreros), 1999; Sol sostenido, 2003 y Desmemoria infiel (Monte Ávila Editores, obra poética), 2009.

(Fragmento)

(Fragmento)

En este sueño los hombres excavan la tierra.

Al morir la tarde algunos cumplen con la rutina de regresar a su nido después del trabajo. Otros deciden deambular por las calles miran las vidrieras y entran a un bar. Quienes intentan descubrir nuevos rincones toman el autobús que los pasea por esta ciudad aburrida buscan el alma gemela que traduzca esa ansiedad de encontrarse. También está quien abandona un sitio para ir a otro bien por pasión o bien por dinero y siguen sin descanso hasta que los aturde el cansancio Van los amantes sigilosos que son fieles en la noche. Vienen de la mano los amorosos que son fieles en el día.

Voces

Un hombre y una mujer caminan una calle un proyectil retumba y dispersa sus corazones. Perdidos conocen una ciudad de antiguos olores, hurgan las horas de una tarde espesa sin rastro de árboles. Adentro, ella dice: Una vez anduve un laberinto de piedras, desde entonces siento el peso de Dios.

Indigente

Leonardo Gustavo Ruiz

Morela Maneiro

Nació en Barinas en 1959. Es poeta y ensayista. Ha publicado los poemarios Libro de muertos (1999); Heráclito / Caín (1999); Las proezas del solo (2001); Fragmentos de un libro del poeta perdido (2004); El poeta perdido y otros textos (2006) y el libro de prosa ensayística Extravíos y direcciones (2002).

Morela Del Valle Maneiro recibió el primer premio del Concurso de Literatura Bilingüe en su primera edición del 2006, Kuai Nabaida (El mar de arriba) otorgado por la Fundación Editorial El perro y la rana con el libro Ojos de hormiga. Presidente de la Fundación Marawaka, donde continúa apoyando la lucha de los pueblos indígenas por reconquistar sus espacios políticos culturales desde el lugar que le toca asumir a favor de los pueblos indígenas.

Ha publicado diversos trabajos sobre la cultura de su región natal, el llano venezolano. Desde muy joven escribe sobre temas culturales, políticos y artículos ecológicos, crónicas y ensayos para revistas, diarios y publicaciones electrónicas, y ha sido incluido en varias antologías poéticas dentro y fuera de Venezuela. Es miembro fundador y uno de los principales promotores de la Red Nacional de Escritores de Venezuela.

Espuma Pasajera del viento que en la lengua te amargas, como el amor efímera y eterna, como los días que pasan y quedan oh nueva, oh antigua, sedimentas toda en la nada; bajando en la corriente, conteniéndote en la orilla y regresando resacándote en el pozo sin fondo y en el vaso! Ah lo que ya no es el fermento sino el vuelo, borde, cresta; ceniza añosa de cerveza; luz de los cuerpos, aura de las voces, de una oscura madera crepitante! Ya no eres, fuiste; serás; tu presencia es ausencia, futuro; revientas, reposas.

(Fragmento)

Ojos de hormiga En ojos de hormiga, mi visión se convirtió en un gran foco, se desdobló y ahora entiendo, el lenguaje del sol; y titilan cuando ven las figuras hechas con manos antiguas de hoy y ayer. En los ojos de la hormiga, Continúo escuchando las voces de nuestros antecesores; Y las historias de los ancianos a través de los cantos ceremoniales, Con ojos de hormiga, veo, la transformación del aire y el agua, en ozono; y escucho, en ellos una profunda melodía que me transmite enseñanzas, consecutivamente.

Palabra Nuestra

Celsa Acosta


“la tierra tiene un nombre común”

Reynaldo Pérez Só EN TERCERA PERSONA

En realidad fue en Tocuyito donde el poeta nace, no en otra parte. Si una vez hubo otro sitio, sería Caracas, 1945. Vivió en Guanare, Acarigua, Maracaibo, Antímano. En Tocuyito escribe sus primeros versos. Desde allí se traslada un tiempo a Maracay (1966), donde reside, para estudiar Ingeniería Agrónoma, luego a París (1967-1969). Publica por primera vez sus poemas, en Zona Franca, y más tarde en El Nacional. En 1971 publica en Monte Ávila Para morirnos de otro sueño. Este mismo año funda con Alejandro Oliveros y otros poetas valencianos, la revista Poesía que más tarde estará a su cargo por más de cien números. Imparte Talleres de Lectura de poesía en 1975, en la Universidad de Carabobo, hasta el 2000. Tanmatra, 1972; Nuevos Poemas, 1975; 25 Poemas, 1982. Se gradúa de Licenciado de Educación en la Universidad de Carabobo, igualmente en Medicina. En la Universidad Federal de Río de Janeiro, hace postgrado en Literatura Brasilera. Mientras estudia Medicina, en Bárbula, funda la editorial Amazonia y la revista La Tuna de Oro. Para 1986 aparece Matadero y crea Ediciones Poesía. Otros libros, Reclamo, 1992; Px, 1996 y Solonbra, 1998. Desde entonces no publicará ningún libro, salvo una Antología aparecida en Monte Ávila en 2003. Ha escrito cuentos, no recogidos en libro, monólogos y otros intentos literarios. Para el año 2000 se residencia por algunos años en Canarias, especialmente en Tenerife donde ejerce Medicina del mar. Para el 2007 vuelve a Tocuyito no como poeta, sino como médico. Será el poeta homenajeado en la octava edición del Festival Mundial de Poesía de Venezuela, 2011.

Fotografía: Enrique Hernández D’Jesús

Poeta homenajeado

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Luis Albero Crespo, Gonzalo Ramírez y Andrés Mejía

¿Poesía es constatar que nada es realidad y que al hacerla verificamos ese vacío para después darle realidad en la escritura?

¿Cómo actúa la memoria en tu poesía? Nunca mira hacia atrás y de hacerlo, no es costumbre de la memoria: devolverse y buscar dónde se ha quedado. ¿Por qué entonces en tus poemas tiembla tanto extraviándose, oscureciéndose en la alteridad? ¿Por qué no sabe detenerse?

La realidad debe existir si de verdad verdad existe. En verdad como que no hay mucho en qué podamos sustentarnos, a veces creemos que tiene una forma, otras veces dudamos de ella. Es posible que esté, de hecho, distorsionada y lo que vemos, sentimos, no sea sino una confusa interpretación de nosotros y nuestro entorno. Ahora bien, la poesía no convierte nada en realidad, debe pertenecer a ese desdibujamiento arrebujado del mundo. Se constatan cosas, impresiones, pero de ahí no se pasa. La esencia como que no es tocada y menos con la poesía. Claro que la poesía por momentos no es más que un instante de oración, muy íntimo y en ese estado se convierte en otra cosa, sin ninguna utilidad meramente física, sino la expresada por la misma oración, más que un pedir, un dar, un recibir en consecuencia, aunque un dar sin peso materializado, como una sensación de otro cuerpo, un agradecimiento. La escritura no es para mí substantividad, sino conversa con una especie extraña en que a uno se le acepta. No es el lector ideal. Más bien alteridad, a veces humana, a veces fantasmagoría, a veces alguien más allá de uno. Una existencia, si bien se manifiesta, efímera. No pudiera, sin embargo, llamarla realidad, tal como se entiende. Más específicamente un cierto estado de ser, experimentado en un raro aquí y ahora, sentido pero no palpable donde las palabras rozan pero no son.

Le tengo, por instantes, rabia a la memoria. En la memoria no soy yo ni es el otro. La memoria es, sí, la imposibilidad de vivir, una fotografía borrosa, amarilla, de una proyección atemperada nuestra. En algunos de mis poemas la utilicé para confrontarla al presente. No como comparación sino como apuntalamiento de la presencia viva. También puede ser comodidad, en la memoria no existe riesgo, el abrirse a lo diferente. Ella tiende a sumergirnos en la nostalgia, la cual no me interesa mayor cosa. Posiblemente se le asocie a la queja, no del pasado sino del presente. Jorge Manrique expresa algo pero nunca se detiene a ver, apenas un recuerdo, porque la mujer de Lot que busca mirar hacia atrás siempre está presente, como un remordimiento junto a uno. Lo mejor es no ser una estatua de sal. Por otra parte, no estoy seguro de nada, dudo de mis percepciones, incluso de las sensaciones que están en contacto con todas las impresiones. Un horror a que nada pueda ser asido, tal como Heráclito nos comunicara. Lo vivido siempre ha sido por primera vez, por última vez, nuestro tiempo, nuestra gente, los amores, hasta las mismas creencias. Cuando niño el horizonte me fascinaba, nunca llegué a tropezarlo, un horizonte devolvía otro horizonte. Esa línea curva que nos empequeñece frente a la mar. No tengo ninguna seguridad. ¿Existe?

Debes tener razón. No hay duda que la muerte anda por el lado izquierdo del cuerpo, la vida por el derecho. ¿Por qué el izquierdo, por qué el derecho? El cielo bajo los pies, en la cabeza el infierno. Muerte y vida como que no tienen mayor diferencia. Los sueños, por ejemplo, mueren al despertarnos. Lo peor de todo, es que los años van viniendo y pasamos por personas, experiencias, casas y animales. Nos quedan trozos, dejamos pedazos. Al final, nada sabemos, Uno mira irse a sus amigos, sus familiares. Se encoge el corazón y uno se va volviendo una isla, en tanto los años siguen, hasta que uno forme parte de la mar de otra isla. Puede ser que tenga yo, en esto, un pensamiento primitivo, pero no siento mayor diferencia entre la vida de los campos y la muerte que se acerca por incendios, excavadoras, ciudades. Pero cuando el incendio se levanta la vida también se ofrece. Esta mirada, la opinión, debe venirme de la alegría de los seres vivos que se avalancha sobre los sembradíos quemados o las tierras escarbadas. Al final como que no hay gran cosa por defender del pedazo de tierra que tiene mi propio tamaño. ¿A quién le interesa? ¿Y si interesa cuál es el sentido?

La humildad se descubre muy a menudo en tu poesía. En medio de esa inmensidad de cosas y de seres que es lo real o el mundo y al que tanto necesitas para expresarte poéticamente, ¿te ha visitado alguna vez la vanidad de la creación o de su creador que es el yo? Siempre anda del lado derecho, a la derecha de la vida contrario a la muerte, pero como que es igual a una muerte menos tangible, pero desagradable. Se esponja como gallina, le brillan los ojos, parece flotar. Se confunde con la alegría, con la felicidad. Vanitas vanitatis. Uno la conoce, siempre mira al cielo. Lo que hago es no destruirla, lo que es imposible, sino observarla para que no se ajuste al corazón, para que no crezca. Ella no es inocente, tiene peso y personalidad: arrogante, soberbia. Hay días que se disfraza de humildad. En Las Florecillas se ven ejemplos y eso que el Santo de Asís fue un caso muy especial. Pero la humildad debe ser vigilada, cuidada. En qué momento no se está trabajando para la otra. Recuerdo a Cantinflas: “Nadie sabe para quién trabaja”. La vida es la vida y creo que no tiene esos atributos desvergonzados que la soberbia, la vanidad, ofrecen. Yo le tengo miedo a la vanidad. Además la poesía vanidosa pertenece al pavo criollo, más que al pavo real, que en cierta forma, podría tener hasta sus derechos. ¿Se podría hablar de poesía guanaja? ¿De poesía

Entrevista Poeta homenajeado

En tu poesía —¿en tu poética?— la muerte no es término, no es sensación, es algo que forma parte de lo que es, poco importa si se mezcla con lo viviente, lo que está siendo. También muerte es ese campo, esa lluvia, la cosa, el ser que miras, que piensas, que sientes, es decir la vida misma. ¿No?


12 ¿Hay algún poeta venezolano al que te acercas o que ha nutrido tu forma o que haya educado tu concepción de la poesía?

humus, estiércol? La humildad que se reconoce es pura vanidad. Se debería estar alerta, más bien, de no ser mala gente aunque el soberbio, el vanidoso, diga que lo eres. Nunca sabremos si somos soberbios, ni siquiera humildes. No es lo que se diga, debe ser importante hacer las cosas como Dios manda, me dijo hace años un policía. Pudiera haber sido Dios, pienso, o el otro quien trata de vendernos la buena costumbre, las reglas de cortesía. Demasiado lenguaje y palabras. Esto es más sencillo: vivir sin dañar a los otros, morir sin dañar a los otros.

¿Cuerpo es no tenerlo? ¿Alma es perderlo? Esto es un enredo. Alguien me dijo que al cuerpo debe achicársele, se refería al volumen, para que el alma crezca. Hoy hablaba con una joven muy bella pero obesa y le dije que no se preocupara tanto que la gente flaca como que no es buena. Nadie representa a Satán gordo. Todos los malos hombres de la historia fueron flacos, aunque debe haber sus excepciones, le dije y yo no soy una de ellas. Supongo que la pregunta no va en esa dirección. Bueno, me preocupa como a todos el cuerpo físico, pero también el espiritual. Ya que estamos sobre este misterio llamado vida/muerte. El cuerpo es lo meramente palpable, cambiante, muriente. El alma debe ser lo contrario. Lo cierto que alma y cuerpo son como siameses que andan obligados en una especie de unidad. En hebreo hay tres almas. A nosotros se nos complica más que a un perro o a un mosquito que tienen menos. Sin embargo, los defectos de uno de los dos, alma o cuerpo, también como los siameses se pagan, al final, juntos, en unidad. Esta pregunta se contesta en algunos poemas, quizá en donde el otro, el del alma, asume el lenguaje y el cuerpo, acepta. El cuerpo no sabe escribir ideas: toca, mira, oye, presiente, huele, saborea. El alma debe sentir, interpretar, sopesar, es como un espíritu sin cuerpo. De las otras dos almas son tan mecánicas que no saben sino respirar, son muy simples. Son pura humildad. Hace años me preocupaba la eternidad, hasta me aterraba. Hoy como que alma y cuerpo ya casi ni hablan, se han vuelto analfabetas.

¿Qué le debe tu poesía (su materia, su motivación) al budismo, al zen, a la poesía galaicoportuguesa? Al mundo zen pienso que nada, si me refiero a la escritura. Mis dos primeros libros se publicaron siendo un auténtico ignorante sobre el zen, sin embargo, a priori, Teófilo Tortolero en 1966 me puso en guardia contra esa manía, que en sus lecturas la asociaba al surrealismo. Teófilo fue como un padre, un maestro, que me defendió de todos los peligros, incluso del surrealismo mismo. Cuando viajé a París ni me interesé por

Fotografía: Enrique Hernández D’Jesús

nada sobre el tema, con todo lo que los franceses pudiesen aportar sobre el tema. Ni siquiera sabía que el zen era una especie de filosofía práctica, ¿una gimnasia mental? Después, en 1973, sí lo supe, leí, y hasta traté de practicarlo, no de escribir sobre experiencias ilusorias y literarias, hasta que un toro negro bramó junto a mí y un trueno quebró el silencio de los campos de Barrera, en Tocuyito. En ese momento, hice conciencia que todas esas “filosofías” no hay que buscarlas en los lejanos orientes, que andan por aquí en otras formas, incluso, mucho más digeribles, pero nunca como punto de partida literario, ni vital. Creo que me divertí con todas las historias y cuentos zenistas. Al pathos galaicoportugués sí debo mucho, pero es cuestión de familia más que todo, nuestros antepasados huyeron de Portugal y se radicaron en la Isla de la Palma, Canarias, donde la Inquisición no fue tan efectiva. Allí se reunieron, en una parte de la isla, hacia el norte, hablando portugués hasta bien entrado el siglo XVIII, luego en castellano antiguo salpicado de lusitanismos. De ahí la saudade por algo siempre perdido o en trance de perderse, más que todo un sentimiento. Igualmente, los encuentros con lo parecido: la poesía gallega, portuguesa, e incluso ciertos acentos del asturiano o mirandés, y por último del papiamento. Mis lecturas en poesía siempre, en un principio, fueron castellanas. Me llamó la atención la poesía indígena americana, su brevedad contundente, el ahorro del lenguaje. Eso está también en las cantigas. Eso lo descubrió el poeta y crítico Guillermo Sucre, en mis dos primeros libros. Otros asociaron el poema corto con el tanka y no miraron la cultura cercana que nos rompía los dientes. Pero así son las opiniones y no hay nada que lamentar. Toda lectura es una traducción y el lector parte de lo que conoce, recibe impresiones, y percibe lo que sus propios moldes le dictan. Repito no hay nada que lamentar.

No uno sino muchos. Ya de Teófilo hablé. De Andrés Bello, su intento pedagógico. De Salustio González Rincones, su desparpajo. La locura de Luis Enrique Mármol. La brevedad de Luis Castro. La ternura de Enriqueta Arvelo. De Andrés Eloy Blanco, la solidaridad con los desposeídos y su sabiduría amable. De Pérez Bonalde, la buena traducción, el amor por la tierra. De Vicente Gerbasi, la mirada al paisaje, a la familia. De Ramón Palomares, la humildad de la palabra. Hay muchos más, versos. Eugenio Montejo, por el desasosiego de la forma. De Ana Enriqueta, su dignidad frente a un caballo blanco. He dejado a muchos y siento remordimiento: Rafael José Muñoz, Juan Liscano, Juan Calzadilla, Juan Sánchez Peláez, Jesús Sanoja Hernández, Pérez Perdomo, Gustavo Pereira, Caupolicán Ovalles, Rafael Cadenas, José Barroeta, Rafael José Álvarez, Julio Miranda. Los más nuevos nos acompañamos “subiendo bajando la ladera”. Como se ve son demasiados pero para todos “bien valdrá, como creo. Un vaso de bon vino”.

El ejercicio de la medicina te ha permitido acercarte al cuerpo humano, averiguándolo, viéndolo cesar físicamente o dolerse. ¿Ser médico cambió en ti tu voz o la hizo más hacia fuera, “más figurativa”? Bueno no sé a qué te refieres con acercarse al cuerpo humano. Siempre nos acercamos, y la poesía es siempre un doble reclamo al cuerpo y a lo otro. Lo que ocurre con la medicina es que nos abre una puerta por donde se miran ángulos desconocidos. Otros misterios, pudiera decirse. Es sorprendente el estado de amor que puede ofrecer la enfermedad, pero también el estado de violencia que se transmite a veces. Depende cómo es asumida la enfermedad por parte del paciente, y de qué manera el médico la percibe. En cuanto a cómo ha incidido el trabajo médico sobre la poesía, no tengo ninguna duda de que sí ha marcado pautas, pero todo, absolutamente todo lo que me toca o me ha tocado vivir, se resume por las palabras y entre las líneas, mejor. Si se quisiera hacer una biografía de un poeta bastaría sólo con seguir sus versos, sumergirnos en ellos. En cada uno de mis poemas se va reflejando mi experiencia, mis contactos con la vida, directa o indirectamente. José Regino Peña, cuando fue Decano de Medicina en la Universidad de Carabobo, me entusiasmó a que retomara un deseo de adolescente, el de estudiar Medicina, puesto que en los años de la violencia, 1960, fui una especie de paramédico. Él, José Regino, es de los pocos lectores limpios de poesía que he conocido,


13 me dijo que como poeta yo estaba de un solo lado de la vida, que la medicina me permitiría saltar al otro lado del ser humano. Eso me convence y empecé, luego de múltiples impedimentos, a dar mis primeros pasos entre enfermedades, libros y poemas. Aunque mis primeros libros fueron consecuencia de la violencia que me tocara vivir. Nadie lo percibió así. Se pensó en la mera ejercitación literaria. Lo “figurativo” siempre ha existido, el problema se suscita en el momento de presentarse el poema, o cómo se lo presenta, me refiero a la escritura. El tema exige diferentes formas, por momentos los versos son más lineales. Son meras fotografías, encuadres para la vista. Para morirnos y Tanmatra los encuadres se corresponden al monólogo aparente. Px son instantáneas vitales comentándose, comentadas para ajustarlas a la vida de quien al final se nos está yendo. La “figuración” la encontramos los lectores. Creo que fue un crítico inglés o irlandés que dijo que toda mi poesía era minimal. Debe ser, aunque no entendí mucho, y menos para entonces.

¿Qué cercanía tiene tu libro Px con la poesía de Gottfried Benn? ¿La tiene? El tema de la enfermedad, entre otras cosas, aunque no soy venereólogo, pero Benn lo asume, incluso al paciente, como naturaleza muerta, para evidenciar, tangencialmente, con cierto efectismo, la indolencia que estaba por volcarse en Europa, pero sin mostrar reacciones. Es más, al principio participa de aquella espantosa mancha viscosa que se apodera de Alemania. Sin embargo, me refiero a Morgue, pienso, no obstante, que no fue un acto “humano” descriptivo, de posible solidaridad, consciente del poeta. Todo lo contrario o simplemente estetizante. William Carlos Williams tiene algo muy diferente que sí me atrapó. Los hospitales de Benn están en blanco y negro, sórdidos, nuestros hospitales tienen otro brillo. Carlos Contramaestre en su Homenaje a la necrofilia pudiese haberme influenciado, pues las imágenes visuales se acercan más a mis versos que las resonancias verbales. Matadero fue escrito, y tiene ese nombre, partiendo de una impresión que tuviera en el matadero municipal de Tocuyito, cuando un toro desollado se levanta chorreando sangre hasta que el matarife, entre risas, lo abate. También fue un homenaje a Echeverría, el narrador argentino. Se ha sugerido relación con Benn. En todo caso, la poesía no anda aislada, hasta Shakespeare debe sentirse en los versos. Nadie ha hablado del cine ni del teatro en mis versos. La medicina me enseñó una cierta agudeza formal, un escudriñamiento mediante las herramientas de la escritura sobre el tema, igualmente, a no diferenciar “paisaje” para la poesía, con paisaje, geografía humana, anatomía del dolor. La mirada del poeta debe estar ahí, no importan las circunstancias. En Rosae Rosarum,

el último libro, se reúnen las miradas, se ha cambiado el medio, el lenguaje busca cómo trepar para atrapar la poesía. Lo que entendemos por lírica asociada al romanticismo se seca. El humor es protesta, la ironía es una calle, casas, paredes, la mística se subleva, la soledad es lo que se mantiene, el hilo de Ariadna se nos escapa. Y al final solo baste estar presente, testigo, de otra vida que pudiese ser la misma nuestra, con la visión de la nadidad permanente. Benn fue un poeta mirando por una ventana un cuerpo enfermo, frío, lejano. En Px se habla en algún momento de bellos objetos, naturalezas muertas, pero ciertamente es parte del lenguaje deshumanizado que el mismo título mantiene. Ninguno estamos exentos.

Usted es un poeta que irrumpe en la literatura venezolana con una obra poética cuya voz es interior y su fuerza expresiva es la de un silencio que retumba; un tiempo más tarde y luego de fundar y dirigir la excelente revista Poesía, encontramos a un poeta dedicado con pasión y entrega al ejercicio de la medicina social en nuestra humanísima Misión Barrio Adentro. ¿En qué momento ocurrió este encuentro entre el poeta y el médico, cómo funcionan estos dos oficios que, como sabemos, siempre han tenido su raíz y fundamento en la defensa de la vida? No hago el mayor esfuerzo, hago lo que me gusta. No tiendo a dividir al poeta y al hombre de lado y lado. Maimónides escribió una inmensa obra filosófica y no dejó de ejercer la medicina. Garcilaso, fue soldado, y sin embargo tiene una de las mejores obras líricas. Yehuda Haleví, poeta y médico. Y muchos otros, incluso en nuestro país. No se trata de dicotomías, detrás del médico, detrás del escritor tiene que estar el hombre. Por mi parte, no es enemiga una del otro, medicina y poesía. Quizá la docencia sí. Al menos, la docencia literaria. No hay nada que mine más al poeta que las clases de Literatura. De hecho, existe un gran cementerio de poetas asesinados por la retórica didáctica. Veamos las heladas publicaciones profesorales y tendremos una muestra representativa. En Barrio Adentro, el ejercicio de la medicina me ha permitido adentrarme a un mundo prácticamente vedado, pues no es sólo medicina, en el sentido de curación, sino es prevención ante todo. La relación con el entorno es fundamental. La comunidad te rechaza o te acoge y todo depende de la actitud, del franqueo. Más de tres años estuve trabajando en La Guásima, Tocuyito, y tengo de esa población los más bellos recuerdos. Es una mezcla de medicina, misión religiosa, y por supuesto poesía. Hoy por hoy estoy incrustado en la Alcaldía de Valencia, con

una población totalmente distinta, pero también de una gran nobleza, en especial los niños y los mayores. Aquí, en la práctica medica, la poesía no está reñida con nada, todo lo contrario. A mí me permite congraciarme con la vida. Cuando alguien emerge de una enfermedad, siento que he salido de un mal verso. La alegría del paciente es la misma alegría del instante de la hechura del poema. No es otra cosa que la vida. Y pueden ir juntas, así lo siento.

En su poemario Px parece encontrarse un cambio sustancial en su poética, la voz interior y densa, ahora sin perder nitidez ni intensidad, pasa a ser testigo del otro o los otros y aparecen el miedo, el dolor, el llanto, la materia y la sangre. ¿Este cambio en la forma de indagar y hurgar la realidad se debe a su relación con la ciencia, al ejercicio de la medicina social? Ya lo he dicho otras veces. No es sólo en Px, ya se daba esa mirada en Matadero, pero hubo intentos anteriores en 25 Poemas. El poeta es el poeta y sus circunstancias, para recordar a Ortega. Realmente la materia poética la dicta la vida, o Dios como diría el pobre Aquilino. El problema es no copiarse a sí mismo. Tener mis propios versos, repitiéndose, una y otra vez, como variaciones de un mismo lenguaje. A mí me asustó mucho cuando un nuevo poema surgía con el mismo tono. ¿No es posible que se hable con las mismas cadencias, los mismos temas, las mismas palabras y mirada? Hay que cambiar el chip y Picasso y Marcel Duchamp me indicaron el camino. El intento mayor fue Matadero, lo que produjo reacciones y agresiones verbales. Fui muerto por mis congéneres y admiradores. El libro no gustó, sino en las grandes ciudades y no propiamente en Caracas, sino a contados poetas. Juan Liscano lo asoció al amor barato, pasajero, de los hoteluchos de los triángulos de las Bermudas. Nunca lo pensé, más bien sentía un diálogo de no sé qué espiritualidad. El rojo del libro asustó a muchos. Fue el libro del descarnamiento. A Px, me lo planteé de otra forma, era la vida y muerte de mi padre, por el paso de las diferentes salas de hospital, la niñez, la juventud y sus últimos años. Sonia Brayner, ensayista y profesora brasilera, de esa forma lo presintió, es una oración a la vida. Hay quizá reminiscencias de Jorge Manrique, de las elegías al padre de Ramón Palomares, de Vicente Gerbasi, de Teófilo Tortolero, de Pepe Barroeta, de Caupolicán Ovalles, pero la materia acá, se fragmenta, hacia un portavoz que va que viene, viniendo de cuerpo en cuerpo, enfermedades distintas, vecindades de los males, hasta que la vida triunfa, hasta que la muerte sigue como parte, pago, de una nueva estación, diferente. Haya o no haya dolor siempre es la vida y el agua como ocurre siga corriendo.


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Festival

Mundial de Poesía; esa fiesta de todos

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n un país que danza a ritmo de Revolución, lo extraordinario se convierte en un hecho común. Siete ediciones del Festival Mundial de Poesía confirman que es posible soñar con un país en el que la palabra es parte fundamental en la consolidación de la “nueva” conciencia venezolana. Ya no hablamos de la intención de algunos que quisieron hacer ver como real el hecho de que la poesía era sólo para pequeños grupos de una élite malsana y egoísta, que se pagaba y se daba el vuelto mirando de reojo, siempre por encima del hombro a los ignorantes de su complacencia. No; la poesía es ahora el espacio en el que convergen nuestros hermanos, no sólo a escuchar, a disfrutar el tejido colorido de las palabras y su infinidad de sentidos, sino también a participar como protagonistas del canto universal que encierra un poema. Entonces hablamos de Fiesta. Recuerdo un recital que se realizó en Caricuao, en el marco del 2do. Festival, y en el cual no hubo presencia de escritores de trayectoria, sino que los asistentes al recital llevaban guardados sus propios escritos y entre la timidez y el jolgorio, la chanza de los compañeros y vecinos, fueron participando todos ellos, con la alegría bien plantada en la carcajada y la sencillez del mediodía en la voz. Los venezolanos tenemos el principio del hecho poético en el hablar cotidiano, una riqueza semántica que siempre se renueva, un repertorio de sentidos tan robustos como el Samán de Altagracia; en esta patria hermosa se vive el poema desde el piropo, la belleza camina con su vaivén agazapado en la quietud de la mirada, sucede una palabra y estallan los cantos como lluvia tardía, mientras la ciudad es cruzada por la cacofonía verde de pájaros en fuga. En este país se celebra, se baila, se ama odiando, se vuela cerrando los ojos; Venezuela es una sola parranda llena de voces que se toman de la mano para ser escuchadas, entonces aparece el poema lejano que somos, que siempre fuimos, ese alborozo de sabernos en la libertad de la forma, llano de piel en el que juegan las mixturas de las ganas así, como un tatuaje de montaña. Decir poesía, entonces, es decir fiesta. Viene el 8vo Festival Mundial de Poesía y estamos todos invitados. Alejandro Silva


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Plataforma

del Libro, Pensamiento y Patrimonio Documental

Se integran doce instituciones del Ministerio del Poder Popular para la Cultura orientadas al área editorial: producción, promoción literaria, impresión, distribución, librería, conservación y difusión del patrimonio documental del país.

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Instituto Centro Nacional del Libro (Cenal) Casa Nacional de las Letras Andrés Bello Fundación Biblioteca Ayacucho Fundación Monte Ávila Editores Latinoamericana Fundación Editorial el perro y la rana Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg) Fundación Imprenta de la Cultura Fundación Distribuidora Venezolana de la Cultura Fundación Librerías del Sur Archivo General de la Nación Centro Nacional de Historia Instituto Autónomo Biblioteca Nacional y de Servicios de Bibliotecas

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Biblioteca Ayacucho

Editoriales

16 En el marco de la 7ma Feria Internacional del Libro de Venezuela fue presentada la reedición del volumen Obra poética de Humberto Díaz Casanueva (Santiago de Chile, 1906-1992), Nº 131 de la Colección Clásica de la Fundación Biblioteca Ayacucho. Esta es la antología más importante y la más completa que se ha publicado del poeta chileno hasta la fecha, pues reúne la mayor parte de la producción poética del autor. La selección comprende quince poemarios, cotejados con las primeras ediciones y acompañados por un valiosísimo estudio introductorio realizado por la profesora de la Universidad Simón Bolívar, Ana María del Re, autoridad venezolana en el tema de Díaz Casanueva, amiga personal del poeta, y a quien éste le confió algunas de las primeras ediciones de sus obras y una serie de manuscritos, material que fue de gran ayuda en la preparación del volumen de quien es una de las más importantes figuras de la literatura chilena del siglo XX, junto con Pablo Neruda, Gabriela Mistral, Vicente Huidobro y Rosamel del Valle. Se pueden señalar cuatro factores supraestructurales que transversalizan la obra de Díaz Casanueva: primero, su educación religiosa, recibida en la familia durante la infancia; segundo, su formación académica, en particular la adquirida durante sus estudios de doctorado en Alemania, básicamente preocupado por problemas ontológicos y semióticos; tercero, su experiencia cultural y social, adquirida durante sus viajes como diplomático; y por último, las influencias de intelectuales contemporáneos con quienes compartió en diversas etapas de su vida. La Obra poética de Humberto Díaz Casanueva, a diferencia de lo que podría esperarse de otras antologías poéticas, no constituye un tratado de estética, pues la intencionalidad de su autor no era la creación de una poética, sino el desarrollo de sus preocupaciones ontológicas. Esto lo conduce a buscar formas expresivas donde las palabras echen a un lado la camisa de fuerza que impone la sintaxis del ensayo filosófico, encontrando en la poesía la palabra al descubierto. La palabra que descifra y muestra las esencias del individuo. Paola Yánez

OBRA POÉTICA AUTOR: HUMBERTO DÍAZ CASANUEVA SELECCIÓN, PRÓLOGO, CRONOLOGÍA Y BIBLIOGRAFÍA: ANA MARÍA DEL RE BIBLIOTECA AYACUCHO COLECCIÓN CLÁSICA; VOLUMEN 131 675 Páginas. 3000 Ejemplares.

Biblioteca Ayacucho “En la obra de Juan Calzadilla conviven sus primeros acercamientos a la poesía tradicional venezolana manifiesta en la evocación de los paisajes rurales de su pueblo natal junto a la incesante búsqueda de una temática propia y auténtica”, señala el texto de contraportada de la nueva publicación de la editorial Biblioteca Ayacucho adscrita al Ministerio del Poder Popular para la Cultura. Se afirma en ese mismo contenido que el autor es considerado por muchos como uno de los predecesores de la poesía urbana, se apropia de los elementos identitarios de la urbe como los edificios, los semáforos y las calles, y los convierte en testigos-protagonistas de la “degradación de la ciudad”, donde la contaminación, la urbanización desordenada, la violencia y el caos, determinan el comportamiento de quien la habita, transformándolo en un ser “sin objeto, errático y alienado que se desplaza entre la multitud, un hombre sin aspiraciones de liderazgo ni convicciones”. Una temática que si bien puede asociarse con Caracas remite a la dinámica capitalista de las ciudades occidentales.

El prólogo lo desarrolló Arturo Gutiérrez Plaza, estudioso de la obra de Calzadilla, quien también fue responsable de la selección, cronología, bibliografía y notas de esta publicación, la cual fue revisada y autorizada por el propio autor. Gutiérrez Plaza es poeta, además ensayista y profesor universitario. Es doctorado en Literatura (Universidad de Cincinnati, 2009) y ha sido galardonado con el Premio Hispanoamericano de Poesía Sor Juana Inés de la Cruz, entre otros. Ha publicado varias obras, entre las que se citan Principios de contabilidad (2000), Pasado en limpio (2006) y Las palabras necesarias. Muestra antológica de la poesía venezolana del siglo XX (2010). Pedro Cabrera

FORMAS EN FUGA. ANTOLOGÍA POÉTICA. AUTOR: JUAN CALZADILLA SELECCIÓN, PRÓLOGO, CRONOLOGÍA, NOTAS Y BIBLIOGRAFÍA: ARTURO GUTIÉRREZ PLAZA COEDICIÓN ENTRE FUNDARTE Y BIBLIOTECA AYACUCHO COLECCIÓN CLÁSICA; VOLUMEN 246 406 Páginas. 3000 Ejemplares.


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Ruta de los ancestros Ingrid Chicote (Caracas, 1965). Coordinó el Plan Revolucionario de Lectura en el municipio Zamora del estado Aragua, y dicta talleres de formación literaria de la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello. Ha sido jefe de redacción del diario La Antena, y coordinadora de sus páginas de Literatura Infantil. Cuenta con varios poemarios inéditos, entre ellos: Huelga de palabras (primer premio de la I Bienal Nacional de Poesía Cruz Salmerón Acosta (2010). Entre los textos y gestos que reconstruyen de alguna manera la genealogía familiar, La ruta de los ancestros resulta ser una poética singular y reveladora. A raíz de la muerte del último de sus ancestros, la autora da timbre y pulso a su memoria de infancia y a la familiar, vascos y sorianos inmigrados a tierra venezolana.

Poemas irresponsables Diego Sequera (Caracas, 1983). Poeta, traductor, editor y periodista. Actualmente es miembro del consejo editorial de la revista Diacrítica. Colabora con diversas páginas web. Ha realizado traducciones de la poesía norteamericana y ha sido publicado en varias antologías. En respuesta a cuanta poesía pasiva y complaciente nos rodea, Poemas irresponsables vienen disparados gracias a la estética del verbo cáustico, la palabra dura, encendida, el coloquialismos, transgresor, cultivada por algunos poetas venezolanos en el contexto de los sesenta que han hecho tradición y también en alianza con una comunidad universal de escritores provocadores, libertarios y emancipadores.

Editoriales

Antología esencial Nacido en Venezuela (1781-1865), Andrés Bello es de tamaño continental. Cuando nuestros países se constituían en Repúblicas independientes, tuvieron en él a un organizador necesario; lo prueba su obra en todos los órdenes posibles: fundó la poesía hispanoamericana, fue el jurista que creó modelos legales, escribió la gramática para el uso de los americanos; incursionó en la filosofía, hizo crítica literaria; en todo caso, fue un pedagogo a quien le interesó hasta la astronomía… De su enorme labor reunimos aquí el aspecto literario, conformado, justamente, por poemas, estudios gramaticales y en fin, lo sustancial del escritor de aquellos tiempos de fundación.

El Perro y la Rana

Carmen Chazzin (Valencia, 1989) Es estudiante de Educación mención Lengua y Literatura en la Universidad de Carabobo. Ha participado en talleres con Laura Antillano en la Fundación La Letra Voladora, en el taller de Monte Ávila Editores Latinoamericana dictado por María Clara Salas y en el taller de Apreciación Literaria, dictado por Luis Alberto Crespo. Forma parte del Grupo Literario Voz Creativa. “Yo saludo este libro primigenio. Carmen Chazzin trae un hilo sencillo de aire en la mano para tejer el lenguaje de otra poesía entre nosotros. Ha probado con Alrededor que salir a vivir es devolvernos, es regresar a la casa del ser para emprender un viaje siempre recomenzado, siempre en curso, porque es él, el viaje, nuestro viaje físico y ontológico, el que se aleja y somos nosotros quienes nos devolvemos, entre las formas que toma lo oculto / y su marcha lenta allá afuera. Luis Alberto Crespo


Monte Ávila

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Carne de imagen Hay dos temas dominantes en los poemas de José Ángel Leyva: uno es el de la fuga de los días, el otro el de las ausencias. Desde esas dos instancias, tan vecinas, establece un diálogo entre un tiempo mítico casi siempre adosado al tema de la infancia, y un tiempo cotidiano anclado en un presente despojado de grandezas. Leyva atrapa una suerte de fantasmario en el que las palabras pueden ser, desde riscos donde un antepasado afila sus cuchillos en una faena de carnicería, hasta la posibilidad de evocar con ellas «la llanura, el horizonte bermejo y violeta de Durango», su región natal, en México. Juan Manuel Roca José Ángel Leyva (Durango, México, 1958). Poeta, narrador, editor, promotor cultural y periodista. Ha dirigido las revistas de poesía Alforja y La Otra. Entre sus libros publicados destacan: Catulo en el destierro (1993), El Espinazo del Diablo (1998), Duranguraños (2007), Aguja (2009) y Habitantos (2009).

El silencio de las constelaciones ocultas. Antología bilingüe Considerado uno de los poetas vivos más importantes de la lengua portuguesa, Lêdo Ivo construye una poesía nocturna, hecha de secreto y de misterio, una poesía que entra como un susurro y deja en nosotros la luz incandescente de una estrella fugaz. Su lenguaje celebra la eternidad de lo efímero y la infinitud de la existencia humana. Lêdo Ivo (Maceió, Brasil, 1924). Periodista, poeta, narrador, cronista y ensayista brasileño. Uno de los fundadores y escritores más importantes de la generación del 45 y de la literatura moderna brasileña. Entre los títulos que comprende su prolífica obra se encuentran: Acontecimiento do soneto (1948), As alianças (novela, 1947), Ninho de cobras (novela, 1973), Estaçao central (1964), A noite misteriosa (1982), 10 contos escolhidos (1986), Crepúsculo civil (1995). En 2009 obtuvo el Premio Casa de las Américas por su obra Réquiem.


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Contemplamos el paisaje mientras percibimos cómo la serenidad interior conduce nuestras sensaciones hacia la meditación de lo que somos, para iluminarnos en otra conciencia de vida. Leemos los poemas de Cortés Cabán y sentimos renacer el universo: cada palabra, intimista, sutil, ensimismada, persigue ese propósito. Desde la pasión que depura los pormenores, el poeta nos aproxima a las lecturas orientales que tanto admira, y el tiempo nos revela que existir es otra cosa. Las transparencias fluyen mientras el amor, la isla, el exilio, dejan de ser conceptos y se constituyen en estados y espacios forjadores de lo que somos. David Cortés Cabán (Arecibo, Puerto Rico, 1952). Poeta y crítico perteneciente a la diáspora puertorriqueña, es una de las voces más características de la poesía caribeña contemporánea. Ha publicado Poemas y otros silencios (1981), Al final de las palabras (1985), Una hora antes (1991), El libro de los regresos (1999) y Ritual de pájaros (2004).

La serena hierba. Antología Cuenta Horacio Benavides que a los tres años pasó, por primera vez, la noche en un pueblo. Al despertar y escuchar el silencio, descubrió con angustia que había perdido el canto de los pájaros. Esta fue su primera pérdida, vendrían más, pero al parecer las pérdidas son ganancias para los poetas: vuelven, como imágenes, embellecidas por el sueño. Horacio Benavides (Cauca, Colombia, 1949). Ha sido profesor de educación básica primaria y educación media en Cali, ciudad donde también dirige un taller de literatura para niños. Es coeditor de la revista de poesía Deriva. Entre sus publicaciones sobresalen Sin razón florecer (Premio Nacional de Poesía Instituto Distrital de Cultura de Bogotá, 2001); Todo lugar para el desencuentro (Premio Nacional de Poesía Eduardo Cote Lamus, 2005); De una a otra montaña. Poesía reunida (2008).

Rosae rosarum En Rosae rosarum, que abarca cuatro libros inéditos de Reynaldo Pérez Só, asistimos a la búsqueda de una realidad atemporal trascendente, tema recurrente en la sensibilidad del poeta. Los textos que conforman este libro parten del despojamiento verbal, en la comprensión de que el rigor expresivo es un medio para acercarse al silencio de lo esencial. Las palabras tienen aquí el poder de trasmutar lo simple y cotidiano, convirtiéndose así la poesía en un instrumento de elevación, de diálogo permanente con lo efímero. Reynaldo Pérez Só (Caracas, 1945). Poeta, editor, traductor, cofundador y director de la revista Poesía, editada por la Universidad de Carabobo. Licenciado en Educación y Doctor en Medicina por la misma casa de estudios. Ha publicado, entre otros: Para morirnos de otro sueño (1971), Tanmatra (1972), Nuevos poemas (1975), Fragmentos de un taller (1990) y Solombra (1998). Monte Ávila Editores publicó en 2004 una Antología de sus poemas.

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Monte Ávila

Islas


Casa Nacional de las Letras Andrés Bello

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aire limpio

Lo autocrítico e irreverente en los trabajos de Pérez Só, no responde a ningún tremendismo característico de una escritura irresponsable. Por el contrario, su búsqueda se basa en una pertinaz indagación de lo real y auténtico, en medio de un mundo confuso y plagado de ilusos intentos de originalidad. Así lo vemos de una publicación a otra, siempre fiel a sí mismo. De esto último recibimos su mayor legado. Todo homenaje a este maestro siempre será poco. Carlos Osorio Granado

al filo de la palabra

En la lectura de toda escritura verdadera, el “yo” que se revela llamado a responder, tentado a hacerlo, deseoso de lograrlo, ya no es pretexto para cualquier festín de la vacuidad habladora; tan sólo quiere ser su propio aliento vivo y anidar los extremos irreconciliados del abandono y el cuido del sí mismo. Nada más esta clase de escritura lo abre a la experiencia de la lectura real, esa que siempre le promete al verdadero lector la aventura de enfrentarse a la invención que de él hacen tal lectura y tales escrituras. Entre estas, las de Luis Alberto Crespo: la de su poema; la de su prosa abierta al poema de los otros. En la primera, todo es invento a pulso de la entrañada fatalidad del uno íngrimo pero no solo; la otra se compone del cruce de este invento con la lectura que acerca los poemas de los otros al otro lector, durante la travesía del comentario, la reseña, el ensayo de compenetración generativa. (...) La escuela más entrañada de Luis Alberto Crespo no es la costumbre del marasmo ni la saciedad del desencanto acopiado por la falta de temple, sino el alto aprecio rendido a la fecundidad del esfuerzo y la valía acompasada de sus logros. (...) Ha de ser por esto que Luis Alberto Crespo, en algún momento, pudo y quiso escoger su otra gran filiación, la de hijo de una tierra elegida, librándose para siempre de ser un objeto parlante de la fatalidad típica. Alfredo Chacón

elementos

Pedro A. Borges Landáez desarrolla este texto con una profunda visión filosófica, haciendo uso de un lenguaje preciso y sólido. Emplea, asimismo imágenes sencillas y de amplio valor emotivo. La intensidad del sentimiento que acusa ante lo perecedero de la existencia, se concreta en diversas emociones que resuenan a través de todo el cuerpo del libro, constituyendo un mensaje homogéneo y definitivo con un fluir acompasado y constante. Con figuras de lo agreste y lo urbano, Elementos discurre frente al lector, con los hitos y avatares de una existencia propia, animada, al mismo tiempo diversa y única, como la de todo ser humano. Con el pálpito y el grito primigenio, nace y crece este libro de Pedro Borges, frente a nuestros ojos, sin ocultar la sonrisa irónica y el guiño despectivo hacia ciertos conceptos propios de la banalidad y la vacua reiteración. Ximena Hurtado Yarza


21 Tiene esta joven poeta caroreña una voz muy propia, junto con un imaginario poderoso y polifacético. Elementos oníricos y elementos lúdicos se desgranan ante los ojos que leen, que miran hacia adentro, que se cierran en un momento de meditación profunda ante cada poema con que nos regala esta vez Alessandra Coronel. Conjugando lo urbano y la naturaleza, entrelaza los elementos de la vegetación autóctona con las asperezas, aristas y ardimientos del ambiente ciudadano en una danza de sentires que llevan al lector de una a otra emoción en medio de un auténtico deleite. Sus manos de poeta vitalísima, se alzan a tocar el firmamento, acarician a la luna y liberan un grito rojo por las sangres injustamente derramadas. Concluyo este breve comentario con tres versos del poema final: “una hoja pasa casi sonando /queriendo vivir / y cierro los ojos tratando de creer en la reencarnación”. Ximena Hurtado Yarza

una sola y magna patria una sola y magna lengua

Entre los fastos que conmemoran el bicentenario de la gesta independentista abundan pendones y afiches públicos con los rostros de nuestros libertadores en el campo de batalla y en las ideas. Andrés Bello es el gran ausente. Una vez más. Cierto es que en algunos muros de las escuelas el caraqueño de nuestro desamor asoma su semblante, pero sin referencia alguna. ¿Se narrará en aulas se narra su vida, su vida humana, culta y dolorosa, apasionadamente americana y visionaria? ¿Qué sabrán nuestros niños y nuestros adolescentes de sus dos obras magnas, las silvas y la gramática? ¿Habrán oído hablar, no fuera más que al pasar, del llanto de sus versos por la Caracas de su infancia y su adolescencia, cuyo mapa adornara la pared de su lecho de moribundo? ¿Acaso algún profesor explicará a sus alumnos que en los poemas Alocución a la poesía y Silva a la agricultura de la zona tórrida se vislumbraba ya El Canto General de Neruda? ¿Estará en los anaqueles del liceo un ejemplar de su gramática? ¿Qué alumno podría resumir al menos su valor lingüístico? Luis Alberto Crespo

Antología del 7mo Festival Mundial de Poesía

Con la presente, son siete las antologías que reúnen a una impresionante cantidad de poetas participantes —de esta y otras tierras— en tan importante y ya reconocida cita mundial de la expresión literaria por excelencia: la poesía. Esta edición, con la participación especial de los países del Caribe anglófono, se viste de gala en la sencillez propia de quien se reconoce más allá de las azules fronteras que nos inquietan la mirada, esa reunión franca de sabernos hermanos en la musicalidad de las voces y no en la marca inútil del signo. En estas páginas, el lector realizará un viaje al encuentro con el sonido multicolor de la única esencia posible de quienes habitamos este planeta, o sea, la humanidad libre en un canto que se perpetúa más allá de todos los horizontes. Alejandro Silva

Editoriales

Casa Nacional de las Letras Andrés Bello

entre tunas


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Antologías

Festival Mundial de Poesía (2004) África Mahmoudan Hawad, Mohammed Bennis, Zein El-abdin Fouad y Sandile Dikeni América Amina Baraka, Amiri Baraka, Paul Dutton, Louise Warren, Jorge Enrique Adoun, Ernesto Cardenal, Norberto Codina, Raúl Henao y Floriano Martins Asia Bei Dao, Abbas Baydoun y Saadi Youssef Europa Rosa Alice Branco, Nicole Laurent Catrice y José Luis Méndez Ferrín Oceanía Lauren Williams

II Festival Mundial de Poesía (2005) África Amina Said, Hawad, Koulsy Lamko, Conceiçao Lima y Toyin Adewale Gabriel América Cliffton Ross, Genny Lim, Ernesto Cardenal, Fernando Rendón y Humberto Ak’abal Asia Kasuko Shiraishi, Xi Chuan, Abdul Hadí Sadoum, Adnan Özer, Issa Makhlouf y Sujata Bhatt Europa Francine Caron, Michael Augustin, Miguel Anxo Fernán Vello y Tobías Burghardt Oceanía Susan Hampton

III Festival Mundial de Poesía (2006) África Odia Ofeimun, Idris Taleb y Nicole Cage-Florentini América Nicolás Suescún, Claudio Willer, Saúl Ibargoyen, Leonel Lienlaf, Martín Gamborota, Ángel Zuaznábar, Sam Hamill, Jack Hirschmann, Allison Hedge-Coke, Luis Rodríguez, María Baranda, Jorge Cocom Pech, Reynaldo García, David Cortés y Carmen Valle Asia Hu Lanlan, Tendo taijin, Alí Al Shalah y Anwar Al-Ghassami Europa François Migeot, Tobías Burghardt y Casimiro de Britto Oceanía Mike Ladd


23 V Festival Mundial de Poesía (2008)

África Kama Sywor Kamanda y Marcel Kamadjou

África

América Aleyda Quevedo, Elvira Espejo, Julián Malatesta, Marianela Corriols, Mercedes Roffé, Miryam Montoya, Rafael Courtoisie, Alex Fleites, Caridad Atencio, Frankétienne, José Acosta, Natalia Toledo, Pedro Martínez Escamilla y Rei Berroa Asia Adonis, Issa Makhlouf y Nidaa Krory Europa Françoise Ascal, Milo de Angelis, Ana Rossetti, Garhard Falkner, Niall Binns, Yevgueni Yevtushenko Oceanía Michael Harlow

Antonio Gonçalves, Rabia Djelti, Breyten Breytenbach y Tanella Boni.

América

Daniel Freidemberg, Leopoldo Castilla, Gary Daher, Floriano Martins, Vicente Franz Cecim, José María Memet, Gabriel Jaime Franco, Gonzalo Márquez Cristo, Juan Manuel Roca, Amparo Osorio, Edwin Madrid, Susy Delgado e Hildebrando Pérez Grande, Aída Párraga, Norberto Codina, Roberto Fernández Retamar, Claude Pierre, Linton Johnson y Angélica Ortiz

Asia

Naim Araidi, Natalie Handal y Adam Özer de Turquía

Europa

Esther Dischereit, Marko Pogacar, Ludovic Janvier, Yolanda Castaño, María Ángeles Pérez López, Brigitta Jonsdottir, Davide Rondoni y Rosa Alice Branco

Oceanía

C. K. Otead

VI Festival Mundial de Poesía (2009) África Pamela Ateka

VII Festival Mundial de Poesía (2010)

América Rodolfo Alonso, Susana Cella, Ángel Zuáznabar, Antonio Miranda, Paul Dutton, Eduardo Embry, Elizabeth Neira, Jotamario Arbeláez, Martín Salas, Waldo Leyva, Víctor Rodríguez Núñez, Margarita Laso, Otoniel Guevara, Don Paul, Humberto Ak’abal, Irma Pineda, Ernesto Centurión, Lino Bolaños, Julio César Pol y Clemente Padín.

Marcos Silber, Jorge Campero, Floriano Martins, Malú Urriola, Álvaro Miranda, Jeanette Amitt, Sigfredo Ariel, Iván Oñate, Pablo Benítez, John Curl, Rosa Chávez, Gloria Martínez, Ana Ilce Gómez, Pablo Menacho, Jacobo Rauskin, Rocío Silva Santisteban, Mariella Nigro y Arnold Itwaru.

Asia Hannan Awwad, Ibtisan Barakat y Nadia Záfer Chaabán. Europa Dimitris Houliarakis, András Simor y Claudio Pozzani. Oceanía Lauren Williams

América

El Caribe Austin C. Clarke, Merle Collins, Marie Celie Agnant, Keith Ellis, Edward Baugh, Rei Berroa, Derek Walcott, Roger McTair y Vanessa Droz. Europa Bill Herbert, Juan Manuel Rodríguez Tobal y Francois Migeot.

Antologías

IV Festival Mundial de Poesía (2007)


Fotografía: Homero Hernández

1781-1865

Pluma y tintero que pertenecieron a don Andrés Bello Colección Fundación Casa Nacional de las Letras Andrés Bello


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