Abuso Sexual Infanto Juvenil

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Abuso Sexual Infanto Juvenil Liliana Pauluzzi El abuso sexual infantil es un crimen contra la infancia, y aún hoy sigue estando lo suficientemente oculto, como para que podamos decir que nuestra sociedad está preparada como para erradicar este flagelo; en muchas ocasiones reproduciéndose tras las paredes del hogar contamina como un virus varias generaciones. Reflexionando con respecto a nuestra sociedad, se hace imprescindible pensar acerca de las generaciones que nos precedieron y su comportamiento con relación a los derechos de la infancia, la sexualidad y la violencia y de qué forma ese imaginario social dificulta en la actualidad, la posibilidad para lograr un verdadero compromiso social acerca de la prevención positiva de este flagelo. Pensemos que quienes han nacido en la mitad del siglo que finalizó, fuimos testigos de los relatos de nuestras abuelas, que se casaban a los 14 o 15 años con hombres que la doblaban en edad, muchas veces sin conocerlos o por arreglos de las familias, en la total ignorancia de las cuestiones sexuales. Siendo muchas de ellas, víctimas de violación dentro del matrimonio. Sin embargo, esto no era algo repudiado, ni siquiera registrado, se lo llamaba débito conyugal. Los países americanos que tuvieron grandes movimientos migratorios, cuentan con muchas historias donde las jovencitas eran entregadas por sus padres a hombres "trabajadores" y "honestos" que migraban desde el viejo continente a buscar nuevos horizontes. A veces sin siquiera conocerlos. Y por ser "trabajadores" y "honestos", merecían el respeto y la obediencia, por lo que la subordinación y el sometimiento de estas mujeres, al interior de la familia estaban naturalizados. La sexualidad era algo de lo que no se hablaba y pasara lo que pasara, tenía que ser aceptado como "lo que debía ser". Que el sexo era cosa de hombres estaba instaurado dentro de la doble moral transmitida por las familias tradicionales y dentro de ese mundo privado, la ley era impuesta por el jefe del hogar. Por lo que los derechos de las mujeres y los hijos e hijas no eran tenidos en cuenta. Sí bien en la actualidad estos derechos son esgrimidos socialmente, existen resabios de ese imaginario social. "Socialmente se delega a la familia el poder manejar la agresividad, los cuidados y la

sexualidad en el interior de su vida privada. Esto provoca un cierre de las fronteras de la familia en lo que concierne a la protección de la infancia, lo que tendrá una doble implicación en la emergencia de la violencia y el abuso sexual intrafamiliar. Primero existe la creencia sacrosanta de que la familia, sobre todo los adultos, deben solucionar por sí solos los problemas ligados a la vida familiar, lo que obstaculiza la legitimidad de la intervención social en las familias, encerradas en sus creencias y comportamientos abusivos. Esto favorece la cronicidad de estas culturas familiares violentas, facilitando su trasmisión transgeneracional" 1 Esta ideología generalmente impide el logro de una verdadera contención y protección de la 1

Jorge Barudy “El dolor invisble de la infancia. Una lectura ecosistémica del maltrato infantil” Paidos Barcelona 1998, pag72

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infancia que casi siempre se estrella contra los prejuicios acerca de la sexualidad y el muro de la privacidad y de los derechos de los padres con respecto a sus hijos e hijas. Un replanteo de esta ideología en docentes, profesionales de la salud, la justicia, medios de comunicación, jueces, se hace indispensable para desandar el camino de la injusticia, la violencia y el abuso. Obnubilados por los mitos ideales de la familia, se delega en los padres el derecho de regir el desarrollo y la práctica de la sexualidad en la familia, sin que se tenga en cuenta que justamente esta delegación es el principal obstáculo para acceder a cambios de aquellas familias que tienen comportamientos abusivos con respecto a la infancia. Las personas que han pasado por esa experiencia traumática, llevan consigo vivencias contradictorias que la hacen transitar diferentes caminos de acuerdo a la relación que tuvieron, quién abusó de ellas, qué duración, a qué edad comenzó, de qué sexo eran; hasta qué grado llegó, cómo se comportó el entorno, qué asistencia tuvo. Lo que sí podemos asegurar es que deja huellas en la evolución emocional de quién lo padeció. Cuando se da una situación de abuso sexual en la infancia, la sexualidad adulta irrumpe en el desarrollo psicosexual de la víctima trastocando la subjetividad de la misma. El niño o la niña, es un ser sexuado que tiene toda la potencialidad de acuerdo a su desarrollo. Y es esa potencialidad la que se va a ver afectada, cuando el adulto irrumpe con una genitalidad, que la víctima no está en condiciones de comprender. Su inmadurez, dependencia y asimetría no le permiten ejercer un juicio crítico sobre lo que les ocurre y por lo tanto no puede asentir ni disentir con respecto a dicho acto. La persona adulta siempre impondrá, ya sea por seducción o coerción, el acto de abuso y tendrá la responsabilidad sobre la situación. La asimetría de poder entre la adultez y la infancia junto con la dominación son los factores estructurales fundamentales de la génesis del abuso sexual. Hemos sido educados en una vivencia negativa de la sexualidad que la reduce solo a la genitalidad. Esta vivencia negativa, es el mejor caldo de cultivo como para que al amparo del silencio y el secreto, el abuso sexual infantil, se reproduzca en una prevalencia complicada y difícil de cuantificar. Considerando que entre el 30% y 50% de las víctimas guardan silencio y solo el 10% de los casos se convierten en investigación judicial y solamente el 1% se resuelve en la justicia. El abuso que se comete con la infancia comprende todo tipo de maltrato; desde el invisible como el maltrato psicológico y el abandono, hasta el visible como los golpes y la negligencia, tanto en uno como en el otro, de diferentes formas, dejan huellas y cicatrices que fragilizan a niños y niñas, dejándolos en riesgo de ser víctimas del abuso sexual. Éste se lleva a cabo cuando existen otros tipos de abusos, y generalmente es invisibilizado. El niño o la niña dependen totalmente de las personas adultas de su entorno y de los manejos que éstos llevan adelante para asegurarse la obediencia, el poder.

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Una de las formas abusivas en que se educa a la infancia es la degradación y el castigo en diferentes gradientes. El insulto, la burla, la crítica insidiosa, que impide la confianza de sí mismo y el desarrollo de la autoestima. La degradación y el castigo van a ser diferentes si se trata de una niña o un niño. La educación diferencial genérica, de por sí violenta, introduce en cada uno roles limitantes de acuerdo a las capacidades humanas. Y se agrava aún más la violencia cuando las características de los roles femeninos son denigradas. "La primera obligación de un varón es no parecerse a una mujer", por lo que todo insulto, crítica o burla siempre irá dirigida en este camino. En los varones este mandato hace de él un ser inseguro, con respecto a su identidad. Lo que lo lleva a afirmarse en conductas violentas de ejercicio del poder con otros seres, para paliar dicha inseguridad En la niña su primera obligación es ser "buena". La connotación de la palabra "buena" generalmente tiende al aprendizaje de la indefensión, el sometimiento y la subordinación. Como así también de la culpa que incrementa la vulnerabilidad, confunde y paraliza, haciéndola actuar en contra de lo que se desea y a favor de lo que se rechaza o se teme. Los golpes físicos no hacen más que reafirmar el poder del adulto. Niños y niñas que padecen ese maltrato sienten que su cuerpo no les pertenece y que con él los adultos pueden hacer lo que quieran. Sin embargo, la dependencia afectiva hace que las criaturas naturalicen ese trato, y acepte su situación como lo que está establecido. Los adultos ejercen todo el poder sobre la infancia, aunque en muchos casos, debido a la carencia relacionada con la función parental, no sean conscientes de ello. Muchos padres que fueron educados en familias transgeneracionalmente abusivas tienden a repetir crónicamente comportamientos abusivos y violentos sobre sus hijos e hijas, sin poder tomar conciencia de que están ante un ser frágil y vulnerable.

"El niño, la niña no es tanto el objeto real de la violencia como el medio a través del cual los padres <ajustan sus cuentas> con sus propios padres. Tanto es así que la emoción; el impulso que el niño, la niña expresa delante sus padres (cuando se manifiesta, por ejemplo, mediante negativas rabiosas o berrinches) contrariará a estos de tal manera que llegan a olvidarse de estar delante de un niño más frágil y vulnerable que ellos, pasándolo a considerar como un rival. El que reacciona es el niño herido del pasado que sobrevive en el adulto actual. En la imaginación de los padres, el niño se enfrenta a ellos casi al mismo nivel sin darse cuenta que lo dominan" 2 Generalmente el maltrato se alterna con amabilidades y aunque sean pocos los gestos de afectos que reciben estas criaturas son suficientes para que los adultos tengan toda la lealtad de parte de los niños y niñas. Siempre listos para complacer las expectativas y los deseos del adulto agresor, para ser merecedores del alimento afectivo que necesitan. Los niños y las niñas como incansables buscadores de afectos se acostumbran a todo tipo de trato, perdiendo la posibilidad de verse a sí mismos como víctimas. Aquellos niñas y niños educados en estos 2

Jorge Barudy “El dolor invisble de la infancia. Una lectura ecosistémica del maltrato infantil” Paidos Barcelona 1998, págs. 82

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parámetros son presas fáciles de todo agresor sexual tanto conocido y, o familiar, como desconocido. El abuso sexual infantil sucede en un 90% de los casos sin violencia física, pero sí emocional. Se utiliza la manipulación y el engaño, o la amenaza y el soborno. A diferencia de la violación que tiene una menor representación cuantitativa. El abusador desconocido generalmente va a perpetrar un asalto único con violencia, busca aterrorizar y producir dolor en su víctima y a veces puede llegar hasta la muerte. Parece tener una percepción y atracción hacia aquellas criaturas que se muestran más indefensas e inseguras. La baja autoestima del niño o la niña y la educación sexual del silencio, siempre representa un factor de riesgo en el abuso. En estos casos de abuso sexual con un desconocido, va a depender del comportamiento familiar de esa niña o niño para que el trauma pueda elaborarse satisfactoriamente. Sin embargo, lo que generalmente encontramos en este tipo de casos, es una primera reacción emocional de parte de los familiares de consternación y condena al abusador, seguida paulatina y crecientemente de una culpabilización a la víctima. Ya sea porque no regresó por el lugar que debía, se retrasó en el horario, salió sin permiso y todo el etc., que podamos imaginar. Este tipo de actitudes llega a ser revictimización que agrava el trauma mismo. En cambio el abusador conocido o familiar, es totalmente diferente al desconocido, éste manipula el vínculo de confianza y afecto que la víctima tiene con el victimario, aprovechándose de la subordinación y obediencia, para llevar a cabo sus propósitos, lo que logra es pervertir el vínculo que quedará como modelo para futuros vínculos Prepara el terreno con toda premeditación. De forma insidiosa y larvada se va dando un proceso gradual y progresivo de conductas abusivas (exhibicionismo, manoseos con intenciones eróticas, masturbación, inducción a la pornografía) que la víctima no las percibe como tal. Muchas veces sienten placer, o para complacer al adulto hace lo que le pide. A medida que transcurre el tiempo y avanza en otro tipo de conductas y exigencias (felatio, penetración digital del ano o la vagina, coito) el abusador impone la ley del silencio y el secreto. Por conocer perfectamente la personalidad del niño o la niña puede utilizarlos en su manipulación. Ocasionando celos con los hermanos o hermanas, amenazando con la enfermedad, desaparición o muerte de alguien querido. A veces el silencio es comprado por medio del afecto, es bastante común con los padres abusadores. La dependencia afectiva es la que hace que la víctima mantenga en secreto a veces la mayor parte de su vida y otras, la vida entera, el trauma padecido. La traumatización puede tener distintas facetas ya sea por reexperiencias e intrusión a partir de alucinaciones, labilidad emocional, trastornos de sueños, hipervigilancia, hiperactividad. O también se puede manifestar en evitación y anestesia a partir de petrificación afectiva, aislamiento, pérdida de interés, trastornos de memoria, evitación fóbica, depresión y autodestrucción.

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Cabe destacar que no es el mismo camino que tiene una niña a un niño al ser abusado. En el varón generalmente es muy corto el tiempo de ser abusado a ser abusador, si bien no todos los abusados van a ser abusadores. Si, todos los abusadores han sido abusados ya sea física, emocional o sexualmente, lo que no significa una justificación En cambio en las niñas son diferentes los caminos que pueden transitar, si bien en todas hay una detención de la evolución emocional, quedan generalmente en un estadio infantil emotivo. De acuerdo con los mecanismos de defensas utilizados en la etapa del trauma, lo que les permite ser sobrevivientes del mismo, van a ser los dispositivos que la llevaran a repetir conductas y relaciones que las remiten al trauma, aunque muchas veces no lo recuerden. En muchos casos parecería ser que la niña violentada, abandonada en el tiempo, se hace presente en la vida adulta para exigir justicia, pidiendo la atención y la protección que no pudo pedir en su infancia. Resultando incomprensible para el entorno que las enjuicia y las remite nuevamente al lugar de niñas "malas". Muchas conductas incomprensibles tanto para el entorno como para ellas mismas se van a dar en las sobrevivientes de abuso sexual. En aquellas que el silencio y el secreto forman parte de la construcción de su subjetividad; generalmente se sienten divididas en una guerra constante entre una parte de sí, infantil que lucha con furia por salir de la cárcel emocional en la que fue encerrada en aquel tiempo y una parte adulta que mantiene cerradas todas las posibilidades de salidas emocionales como aprendió que por lealtad a las personas adultas tenía que llevar adelante. En ocasiones las víctimas de abuso sexual extrafamiliar por un conocido o intrafamiliar, o incesto paterno filial en la primera infancia, son víctimas de otros abusadores al llegar a la etapa de la pubertad, el lavado de cerebro o vampirización que realiza el abusador hace que ésta sea quién se sienta culpable y repita compulsivamente conductas de auto castigo y autodestrucción. El vínculo afectivo que pervirtió el abusador la prepara para otros vínculos similares, teniendo "mayor posibilidad de tener hijos / as que a su vez sean abusados a la vez física y sexualmente" 3El abuso sexual infantil, extrafamiliar por un conocido, intrafamiliar o el incesto paterno filial está en intima relación con el vínculo perverso. El vínculo perverso lo desarrolla Marie France Hirigoyen4 en su libro El acoso moral. El maltrato psicológico en la vida cotidiana. Analiza la especificidad de la relación perversa y nos previene contra cualquier intento de trivialización. De igual manera analiza el mecanismo de funcionamiento de este proceso en la pareja, en la familia y la empresa, desnudando este gravísimo problema social. Comprender como se establece el vínculo perverso permite entender que ocurre en el psiquismo de las víctimas. El proceso se establece de una manera insidiosa y a veces bajo una máscara 3 4

Glaser Danya y Frosh Stephen “Abuso sexual de niños” Paidós, Buenos Aires 1997, pags 33 Marie France Hirigoyen “El acoso Moral. El maltrato psicológico en la vida cotidiana”. Paidos, 1999

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de “dulzura o de benevolencia”. La víctima no es consciente de que hay violencia y a veces puede pensar que es ella la que conduce el juego. Dentro de una pareja el vínculo se manifiesta por la seducción perversa que puede durar años. Se instaura gradualmente durante los primeros tiempos de la relación. En esta primera fase se prepara la desestabilización de la víctima que pierde la confianza en sí misma. El seductor falsea la realidad y opera por sorpresa y secretamente. No ataca nunca frontalmente, sino de modo indirecto a fin de captar el deseo del otro. La seducción confunde, borra límites de lo propio y de lo ajeno. La persona blanco de la influencia no puede consentir libremente a priori, el proceso se elabora en función de la sensibilidad y vulnerabilidad de la víctima. Hace que la víctima en la relación de dominación actúe de un modo dependiente, mostrando su consentimiento y adhesión. Al anular las capacidades defensivas y el sentido crítico, se elimina toda posibilidad de que se pueda rebelar. El dominio trae consigo un componente destructivo, ya que neutraliza el deseo del otro y anula toda su especificidad. La víctima pierde su resistencia y toda opción de criticar convirtiéndose en una cómplice de lo que la oprime. En ningún caso se trata de consentimiento, sino que ha quedado cosificada incapaz de tener un pensamiento propio. Padece sin consentir e incluso sin participar. La violencia es fría y verbal y se produce a partir de denigraciones. El efecto destructor se debe a la repetición de agresiones. Las amenazas son siempre indirectas y veladas, solo la víctima conoce el código. Situaciones donde se establece el vínculo perverso permite entender que es lo que ocurre en muchas situaciones de abuso intrafamiliar o incesto paterno filial, en relación con las madres de niñas y niños abusados. Es muy frecuente que cuando salen a luz estos hechos, se culpabiliza a la madre que no cuidó o protegió a sus hijos e hijas, quedando el agresor desdibujado del delito cometido Habitualmente la primera reacción que tienen las madres, es la incredulidad. Y no porque traten de proteger al abusador sino porque le temen. Es un mecanismo de protección personal, lo más sencillo es negarlo. Estas mujeres no han podido protegerse a sí mismas y difícilmente pueden proteger saludablemente a sus hijos e hijas. También se dan situaciones en que mantienen el silencio porque piensan que de esa manera van a estar en menor situación de riesgos. Una madre a quién su hija fue abusada por su concubino me confesó “A mí me abuso mi padre cuando era niña y cuando lo conté me mandaron a una institución, allí fui abusada por un hombre que trabajaba allí, logré escaparme pero para sobrevivir tuve que ejercer la prostitución, por eso si ella se quedaba en casa siquiera no tenía que pasar por lo que pasé yo” Por lo tanto el impacto de la violencia en general y de la violencia sexual en particular no solo influirá negativamente sobre la subjetividad de las víctimas sino que también tendrá una fuerte correlación con los flagelos sociales que se retroalimentan de estos dramas familiares. Trabajar el tema de abuso sexual infantojuvenil es desnudar las relaciones del poder existente

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entre géneros, generaciones y clases. Géneros por que de acuerdo a las estadísticas de la ONU, “una niña de cada cuatro y un niño de cada nueve serán abusados sexualmente antes de haber alcanzado los 18 años”5, generaciones porque son personas adultas que abusan de la infancia, y clases por que este flagelo atraviesa todas las clases sociales. Cuando los sectores de poder se vieron cuestionados por esta visibilización, cuestionando el mito que este era un problema de las clases marginales, se desata el Backlash o contramovimiento Dicha reacción es representada por6: Padres que defienden la tenencia/regímenes de visitas con sus hijos. Abogados que predican la ecuanimidad y alertan sobre el sesgo feminista de las denuncias. Consultores técnicos que pretenden hacer pasar como bibliografía científica, la del backlash americano para fundar sus conclusiones. Pretenden: Invalidar la denuncia. Convertir en sospechoso a todo denunciante de maltrato y abuso. Diluir los límites que separan las víctimas de victimarios. Confundir citando los escasos casos de violencia contra los varones ejercido por las mujeres. Desacreditar los servicios especializados cuando la propia ley los reconoce. Ignorar las normas constitucionales de la Convención de los derechos del niño Lo alarmante es que ese discurso comenzó a ser sostenido por instituciones que tienen la obligación de basar sus decisiones en el conocimiento científico, más que en los prejuicios, mitos y opiniones panfletarias De este modo se invierta el sentido de la conducta abusiva al atribuírsela a quien denuncia en cumplimiento de la ley. Este contraataque reaccionario refuerza la violencia familiar vigente y condena a todo niño, niña, víctima, a la perpetuación del incesto y el maltrato, al tiempo que intenta introducir la impotencia entre los profesionales que han llevado adelante la pesada carga de sostener el proceso Mientras el tema de la violencia intrafamiliar y el abuso sexual infantil era un problema de “malos, sucios y feos” las denuncias tuvieron un cierto progreso, pero cuando empezó a circular la sospecha de que era un problema que atravesaba todas las clases sociales y los sectores medios y altos se vieron cuestionados, surgió esta reacción llamada Backlash, cuestionando a los profesionales que trabajamos en el tema de la violencia de género y el abuso sexual infantil juvenil En Estados Unidos el backlash se inicia en la década de los 80, la década Reagan con su vuelta a los valores más rancios y reaccionarios sustentados por la derecha, después de la lucha de los años 60 y 70 del movimiento feminista y del movimiento por los derechos de la infancia De esta manera las instituciones idealizadas de la sociedad fueron salpicadas al romperse el secreto. Entre ellas las iglesias, las familias, las escuelas desmintiendo mitos sociales que fueron instituidos a través de un proceso socio histórico como: “el hogar lugar de amor, contención y 5

Carta abierta 2006 de la Fundación Cumbre Mundial de la Mujer de Ginebra Suiza para la Coalición Mundial por la celebración del 19 de noviembre Día Mundial de la Prevención del abuso. 6 Silvio Lamberti (Compilador)Maltrato Infantil. Riesgos del compromiso profesional. Editorial Universidad. 2003 Buenos Aires.

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seguridad de la infancia”, “las familias, en las que de la sexualidad no se habla, son vistas como las buenas familias” “las iglesias como referentes de la moral sexual”, “las instituciones infantiles como lugares seguros para niños y niñas”. La visibilización del abuso sexual infanto juvenil, produce un golpe al poder instituido, descubriendo la hipocresía del mismo y cuestionando sus verdades, por lo que tendrá que ser negado con diferentes estrategias de los fundamentalismos de creencias y de mercado. Uno de los representantes del Backlash en el país del Norte fue Richard Gardner conocido por la creación del Síndrome de Alineación Parental Según su autor “El síndrome de alienación parental es un trastorno infantil que surge casi exclusivamente en el contexto de disputa por la custodia de niños y niñas. Su manifestación primaria es la campaña de denigración del niño contra un padre, una campaña que no tiene justificación. Ello resulta de la combinación de una programación lavado de cerebro de adoctrinamiento parental y de las propias contribuciones del niño para el vilipendio del padre objetivo” Richard Gardner dedicó su primera etapa profesional como perito judicial a los pleitos por abuso sexual defendiendo a los acusados por este delito en el planteo que se inculcaba a hijos contra padres, alumnos contra profesores y feligreses contra miembros de congregaciones religiosas y familiares de militares. La difusión y defensa del SAP fue la principal actividad intelectual de este autor. Gardner sigue siendo después de su suicidio en 2003, el principal referente teórico del término. El denominado Síndrome de Alienación Parental no ha sido reconocido por ninguna asociación profesional ni científica y ha sido rechazado por las principales instituciones del campo de la salud y la psiquiatría, incluyendo la OMS. Estas instituciones, que priman los objetivos clínicos y de investigación, basan la inclusión de una nueva entidad diagnostican en la existencia de sólidas bases empíricas, no cumpliendo el SAP ninguno de los criterios necesarios. Sin embargo, este falso síndrome está siendo utilizado en los juzgados en casos de divorcio conflictivo, muchos de ellos con componentes de violencia de género. Algo similar a lo realizado por Gardner y sus seguidores es lo que realiza la jerarquía de la iglesia católica, institución representante de la moral sexual social, quienes llevan una política detractora de la visibilización del abuso sexual. Estas temáticas desnudan claramente la ideología de la desigualdad, la discriminación y la violencia entre géneros, generaciones y sectores sociales, de gran importancia política para seguir sosteniendo sistemas de apropiación desigual que produzcan y reproduzcan incesantemente las condiciones que lo hagan posible. Se unen violencias represivas y simbólicas en diferentes ámbitos de la vida social, y fundamentalmente en la familia. En el que se requiere sigan funcionando los mitos creados por el poder imperante para que en nuestras subjetividades los deseos se anuden a este poder patriarcal y capitalista que enferma nuestras sociedades. Luchar por el reconocimiento de los derechos sexuales y reproductivos de las personas incluyendo en los mismos a la infancia y a la juventud es empezar a deconstruir los mitos que sostienen el fracaso de una sociedad cuando se trata de evitar el flagelo del abuso en las relaciones humanas.

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Dos pilares fundamentales en lo que se refiere a la prevención positiva del abuso infantil, son los derechos sexuales y reproductivos de las personas y el buen trato de los derechos de la infancia y, sin embargo, estos derechos son cuestionados por fundamentalismos, que ejercen muchísima presión sobre los países de América Latina, especialmente Chile, Argentina y México en lo que se refiere a estas temáticas Según Save the Children a partir de una investigación realizada en el 2005 basada en informes 10 países de los cincos continentes plantea que el origen del problema es la sexualidad- el poder y la cultura. Expresando que los gobiernos son cautos en lo que respecta a interferir en la vida privada de los ciudadanos y, a veces, prefieren mantener las costumbres tradicionales y hacer caso omiso de los derechos de la niñez abusada Se considera que el niño o niña es propiedad del hombre que encabeza la familia. La sexualidad de los hombres se considera instintiva, mientras que a las mujeres se las educa para que su sexualidad no le pertenezca. La mayoría de las religiones no cuestionan estos conceptos sino por el contrario, los apoya. En muchos casos líderes religiosos han estado involucrados en casos de abuso sexual infantil. 10 Puntos de aprendizaje. Escuchar y pronunciarse7 1-Escuchar a las niñas y los niños 2-Justicia para la niñez 3-Una responsabilidad compartida para prevenir el ASI. El enfoque multisectorial y multidisciplinario 4-Que la niñez ocupe un lugar en nuestros sentimientos. La apropiación comunitaria y el desafío de los adultos 5-Las causas fundamentales: sexualidad, poder y cultura 6-La responsabilidad del abusador 7-La participación de la niñez, y la educación en un entorno confiable 8-La amenaza letal del sida 9-La promoción de nuestro mensaje mediante la incidencia 10-Proceso de aprendizaje, seguimiento, evaluación y elementos de calidad

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Presentación global de la Alianza Internacional Save the Children. Estudio de la ONU sobre violencia contra la niñez “10 puntos de aprendizaje esenciales. Escuchar y pronunciarse contra el abuso sexual a niñas y niños”

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