Por David Mureșan — Rumania
ES TIEMPO DE NACER DE NUEVO
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na de las más preciosas promesas divinas es: “He aquí que hago nuevas todas las cosas” (Apocalipsis 21:5). Siempre que es necesario renovar un objeto, es porque el que se está usando actualmente ya no se ajusta a los requerimientos del usuario. La decisión de hacer “cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia” (2 Pedro 3:13) es tomada por el mismo Creador. Es porque él necesita terminar con la sombría historia de la mancha del pecado en el universo. Es interesante que toda la creación de Dios, aunque afectada por el pecado, será renovada por el poder y la voluntad absoluta de nuestro Creador. Sin embargo, la humanidad, habiendo elegido pecar, está invitada a aceptar por adelantado una renovación especial realizada por Dios a través del Espíritu Santo, porque en la ciudad de Dios “no entrará en ella ninguna cosa inmunda” (Apocalipsis 21:27). La advertencia dada a Nicodemo sigue siendo válida para todos los seres afectados por el pecado: “Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de 8
cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (Juan 3:3). Este planteamiento se da porque Dios quiere que todos se salven; pues él declara: “Porque no quiero la muerte del que muere, dice Jehová el Señor; convertíos, pues, y viviréis” (Ezequiel 18:32). Al mismo tiempo, Dios respeta la voluntad de cada hombre. Él está usando todas las formas posibles para que el hombre sea consciente de su necesidad y le presenta oportunidades para aceptar el ofrecimiento de la salvación.
¿DÓNDE COMIENZA LA RENOVACIÓN? “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” (Romanos 12:2). Aquí el término “transformarse” significa ser cambiados. “Cuando Jesús habla del nuevo corazón, se refiere a la mente, la vida, todo el ser. Cambiar de cora-
zón es alejar los afectos del mundo y fijarlos en Cristo. Tener un nuevo corazón es tener una nueva mente, nuevos propósitos, nuevos motivos. ¿Cuál es el indicio de un nuevo corazón?—Un cambio en la vida. Cada día, cada hora, el egoísmo y el orgullo deben morir.”1 “La mente es la capital del cuerpo.”2 “La mente controla al hombre entero. Todos nuestros actos, buenos o malos, tienen su origen en la mente. Es la mente la que adora a Dios y nos une con los seres celestiales.”3 Por lo tanto, el lugar donde comienza la renovación genuina es la mente.
LA VOLUNTAD Después que el Señor ha hablado a nuestra mente y su ofrecimiento nos impresiona—se vuelve atractivo— pide nuestro consentimiento diciendo: “Si quieres” (Mateo 19:21). Dios nunca fuerza nuestra voluntad, pero siempre que es posible, nos recibe en el camino suplicando mediante el Espíritu Santo, a fin de
The Reformation Herald, Vol. 61, No. 6