Daniel Gómez’
Olympus
La calle El Olimpo está situada al noroeste del centro de Maipú, al final del camino podrás encontrar la villa “Serviu” Compuesta por departamentos block, que lucen ladrillos de color rojizo en sus fachadas. He vivido en este lugar durante toda mi existencia, pero aún se me hace difícil poder describir su esencia solamente con palabras, así que me propuse a retratar el alma del “Olimpo” mediante la fotografía. Mi nombre es Daniel Gómez, y lo que están a punto de ver una muestra de mi visión como aficionado a observar.
Creo haber recorrido cada centímetro de esta villa, al igual que los árboles, he presenciado una gran cantidad de historias en este lugar, tantas que mis raíces se expanden a lo más profundo de estas tierras. No se si es acertado para mi decir que guardo cariño por este lugar, desde luego no es un paraíso para vivir, cualquiera podría decir que la marginalidad no es un asunto que deberíamos tratar a la ligera, y mucho menos romantizar. Sin embargo, después de tanto tiempo viviendo aquí, los portazos, el olor a marihuana, el reggaetón a todo volumen y los disparos repentinos comienzan a verse como viejos amigos que sin falta, me dan la bienvenida cada vez que estoy de regreso.
Cada día aparecen frente a mis ojos nuevas figuras y formas que considero dignas de capturar. Alguien tiene que recordar la manera en que este cúmulo de ladrillos, cemento y tierra han ido transformándose junto con sus habitantes. Las grietas se expanden en cámara lenta por el pavimento a causa de la lluvia, la nueva capa de pintura en los ladrillos comienza a llenarse de polvo, los rostros de los vecinos que conozco de toda la vida, se arrugan cada vez más. Como si se tratase de un organismo vivo, esta villa pasa por numerosas metamorfosis, es por eso que cada día me veo atraído a documentar estos cambios.
Un pensamiento que ha estado acompañándome últimamente es el hecho de que todo esto que me rodea seguirá existiendo por mucho más tiempo cuando yo deje de existir. Como individuos, somos un acontecimiento más en la larga historia de nuestras poblaciones.
Siempre he deseado con dejar la huella de mis manos en el cemento fresco, para así generar un impacto que dure por mucho tiempo, sin embargo no he tenido la oportunidad de hacerlo hasta ahora. Espero que estas fotos adopten un carácter ectoplasmático en las mentes de los espectadores, y así dejar mi huella. En un futuro cercano, tendré que marcharme de este lugar, cortando mis raíces y dejando atrás ese espacio tan familiar, pero siempre estando a la expectativa cuando me toque regresar. Porque estas imágenes se quedarán conmigo para siempre.
O l y m p u s
O l y m p u s