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EL REALISMO CONTEMPORÁNEO DE MÉXICO un
Apocalipsis Social
Desolado, amargado, bíblico e incluso un poco barroco, así describiría la pintura de Alejandro Galván. Incluso lo podemos comparar un poco con los jardines de las delicias del Bosco. Galván es un jóven artista mexicano que centra su plástica en la representación de lo olvidado; de la periferia de la sociedad. Hay cierto carácter dentro de su estilo que nos hace descubrir un nuevo detalle cada ocasión en la que podemos observar la pieza. Recomendamos darle varias leídas a sus obras para encontrar varios diálogos entre los elementos e imágenes presentes. Galván no sólo produce momentos para que el marginado pueda hablar dentro de la élite sino que logra que se analice sin una mirada exótica casi fetichizante
Alejandro nos presenta su nueva exposición Carne de Ataúd, una serie de dibujos que sin duda nos dejarán sin palabras:
Carne de Ataúd, por Alejandro Galván
Carne de Ataúd es una serie de dibujos de pequeño, mediano y gran formato realizados con técnica mixta sobre madera imprimada que se nutre de diversos recursos visuales tomados del cotidiano y la memoria reciente de las periferias de la Ciudad de México y otras regiones.
En esta serie, las imágenes de la nota roja nacional y otros elementos hemerográficos que aluden a tragedias locales ocasionadas por o desbordadas ante la negligencia institucional se superponen con iconografía de la catástrofe tomada de la historia reciente de occidente (el Holocausto, la Guerra Civil Española, el conflicto en Medio Oriente, Chernóbil, por mencionar algunos).Lo anterior sucede sobre un paisaje que, sin importar la latitud, es reiterativo: hacinamientos humanos de una precariedad angustiosa que fueron ignorados hasta que por una u otra razón tuvieron que explotar, porque para ciertas geografías la vida parece servir, únicamente, para contar y contabilizar la muerte.
El título de este proyecto es una referencia directa a la novela homónima del escritor mexicano Bernardo Esquinca y la guía con un ánimo similar. En la novela un periodista sigue los pasos de una bestia que atemoriza la Ciudad de México dejando tras de sí muertes incontables, anunciando una suerte de apocalipsis, el fin de una era, o la apoteosis del caos. Así, además de hacer alusión a quienes se convirtieron (y siguen convirtiendo) de cara al descuido y la ignorancia en Carne de Ataúd, el título retoma también la dimensión conceptual de la novela Aquí también lo fantástico se incorpora a lo histórico, la ficción-terror se traslapa con la realidad-horror, pues los protagonistas de estas obras son también una serie de quimeras, a medio camino entre las bestias mitológicas y los símbolos nacionalistas, que imponen su presencia en estos pasajes del trauma humano; como si dando a cada infierno un guardián, el tiempo y las vidas perdidas cobraran algo de importancia, o porque un monstruo paciente, hambriento y previsor no está nunca demás en un escenario en ebullición en el que los vivos se tornarán muy pronto en alimento. Así, los dibujos que forman parte de la serie Carne de ataúd se proponen como una suerte de flashback eterno que coloca sobre un mismo plano la historia de la tragedia, la cotidiana y la histórica, de una única raza: la humana, aquella que hizo del sacrificio el lema de la vida y de la muerte una accidental diversión.
A lo anterior se suman referencias de la cultura popular, el cine, el black metal, las historietas del Libro Vaquero, y algunos guiños a los modos en los que la información y la imagen circulan, se inscriben y se olvidan en el mundo digital grupo de gente con “otra” historia, una que se parece mucho, en esencia, a la de otros en otras geografías, e incluso a la de otros tiempos. Ninguna historia debe ser perdida, ignorada, ni tampoco ser un recurso para la autoinmolación, la lástima y el pobre agenciamiento político. Esta serie responde también a una época global de crisis en donde creo que el artista, devorador visual por excelencia, debe volver a mirar lo que hemos visto mil veces y apuntar hacia el punto ciego de la imagen, a lo que se esconde como un secreto bien guardado... Tal vez así, los episodios que dieron origen a esta serie no vuelvan a suceder. Lo que olvidamos no se olvida. Nos persigue. Por eso todas las historias deben ser contadas Revisadas. Todos los traumas deben ser tratados. Atendidos. Todos los infiernos deben brotar y en las llamas quizá algún oráculo en algún tiempo vislumbrará una respuesta.
Desde el inicio de mi carrera la mezcla de la imaginería religiosa y mitológica, con la gráfica popular, y las epopeyas apocalípticas contadas mediante tiras cómicas y series animadas, a la par que recursos tomados de mi contexto inmediato (nací, crecí y sigo viviendo en Nezahualcóyotl, Estado de México) han sido un interés recurrente. El resultado de esta amalgama son algunos de los dibujos que incorporó a esta convocatoria Sin embargo, dando siempre la cara a mi realidad, hoy encuentro que la narrativa de esas obras es insuficiente.
Así, Carne de Ataúd se vuelve una serie pertinente dentro de mi cuerpo de obra pues responde a la necesidad personal de encontrar, reformular y dimensionar con justicia los medios de representación a los que creador y espectador tienen acceso desde un espacio periférico como el que habito ¿Cómo podemos incorporar en la narrativa global los episodios más propios y singulares de nuestra historia? ¿Cómo podemos, a partir de ahí, darnos cuenta que nuestros traumas y sufrimientos son comunes, y que quizá la solución y superación de los mismos es también un camino que hacer en conjunto?
No somos ni “los olvidados”, ni “los marginados” de ningún lugar, somos un
Por otro lado, pareciera que para ciertos individuos el dolor, la muerte y la desgracia fueran el único medio para que su carne quede inserta en una narrativa que se inscriba en la “historia”. A diario los periódicos mexicanos se infestan de imágenes que fetichizan el sufrimiento y la violencia sin darle su justa importancia, a veces ni siquiera queda espacio para entender el dolor del que está unos kilómetros más lejos. El trauma aparece aislado, se vuelve trivial. ¿Y mañana? Otrx(s) muertx(s). Así, esta serie presenta también un cuestionamiento relevante respecto al tratamiento que se le da a este tipo de imágenes en los medios de comunicación impresos y digitales, a los modos de consumo y capitalización de la miseria y la tragedia propias y ajenas. ¿Cómo podemos, todos, “responsabilizarnos” de estos hechos, y cuidar que no sucedan? Las instituciones quizá no tienen las respuestas, pero es peor que los ciudadanos no generemos preguntas. A esta serie la guía un cuestionamiento principal: ¿Qué sucede con las heridas abiertas de un pueblo que de por sí pasa el día lamiendo sus costras?
¿Quién es Alejandro?
Alejandro Galván (México, 1990). Egresado de la Escuela Nacional de Pintura Escultura y Grabado ENPEG La Esmeralda, su práctica se centra en el dibujo y la pintura, amalgamando paisajes de desolación, deterioro y descuido de la periferia de la Ciudad de México y otros márgenes globales, con la padecería gráfica recolectada de la nota roja, retratos de su familia y vecinos, los fantasmas invocados de la pintura de caza del barroco, bestiarios medievales, el realismo norteamericano del siglo XX y la imaginería católica.
Todo esto se funde para crear una nueva narrativa a partir de las imágenes recolectadas, donde presente y pasado son redimensionados.
Su obra tiene algo de bíblico, de apocalíptico, de anhelo de nuevo mundo, de muestrario del fracaso de éste. Es un testimonio vivencial que, convertido en obsesión, conforma un imaginario alterno constituido por el abismo que reina en las periferias de la ciudad
Esta mirada también ha conducido su búsqueda participando directamente dentro de estas latitudes, a través de programas de identidad y fomento cultural dirigidos a niños en situación de vulnerabilidad, impartiendo talleres en el Estado de México.Ha participado en diversas exposiciones colectivas como “Diálogo abierto: San Carlos/ La Esmeralda”, “Desplazamientos”, “Megalópolis” en la galería Pablo Goebel, “Crater” en Galeria Secreta, “Reject” en Gama Galería, “Carne de ataúd” en PRPG, entre otras. Su obra ha estado presente en espacios como el Centro Nacional de las Artes y la biblioteca Vasconcelos y en distintos lugares de la república.
Formó parte del programa Jóvenes Creadores del FONCA 2020-2021, también forma parte de la selección Young Mexican Prize 2020 promovido por UK Mexican Art Society en Londres Inglaterra En 2021 es invitado por No Man ś Art Gallery a realizar una residencia en Ámsterdam, Países Bajos, culminando su estancia con su primer solo show “Lejano de todas partes” dentro del Amsterdam Art Week 2022. Ha sido invitado para participar en distintas ferias de arte dentro de la Semana del Arte en México como la 9na edición de Salón ACME 2022 y Zona Maco 2023, nombrado en ambos eventos como una de las mejores propuestas según ARTNews.
Contacto: glvnalejandro@gmail com
@galvanalejandroart