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catholicnewsherald.com | August 28, 2020
Padre Julio Domínguez
La comunión en la mano
H
ace algunos días, un amigo me decía es que él no quería asistir a la Santa Misa hasta que se abriera la oportunidad de poder recibir la Eucaristía en la lengua, como era costumbre de la mayoría de nosotros antes de la pandemia. Le expliqué que en nuestra diócesis se ha dado permiso para que los fieles reciban la comunión en la lengua si así lo desean, o en la mano por el motivo de la pandemia. Me preguntó, “¿y qué pasaría si mi párroco no quiere darme la comunión en la lengua?”. Le respondí que podía hablar con él respetuosamente y apelar al permiso que se dio en la diócesis por parte de nuestro obispo. Sé que para muchos de nosotros, los latinos, recibir la comunión en la mano es algo bastante fuera de lo normal pues en nuestros países la práctica ha sido siempre en la boca. Para que la recepción de la Eucaristía, tanto en la boca como en la mano, se haga de una manera segura, debemos tener en cuenta primero el salvaguardar el sumo respeto a la Eucaristía y, segundo, el evitar el contagio. Por ello, me gustaría dar algunas normas sencillas que podrían ayudarnos para hacerlo con sumo respeto y evitar los contagios. Para quienes reciben en la mano: n Tener conciencia que estamos recibiendo el Cuerpo y Sangre de Nuestro Señor Jesucristo. Por tanto, debemos hacer con nuestras manos un verdadero lugar sagrado donde se pueda depositar la Eucaristía sin dar ocasión a que caiga. n Lo que se ha sugerido siempre es que se ponga la mano izquierda sobre la derecha bien estirada, de manera que se deposite la sagrada Eucaristía allí. Así, el sacerdote no tendrá ocasión de tocar la mano quienes reciben la Eucaristía. n Al recibir la Eucaristía en la mano, la tomamos con dos dedos de la mano derecha y la llevamos a la boca directamente. He visto a más de uno hacer la señal de la cruz con ella y eso es erróneo. n Tenemos la obligación tener cuidado que no haya quedado ninguna partícula en nuestra mano, pues en la menor partícula está contenida toda la divinidad, Cuerpo y Sangre de nuestro Señor Jesucristo. Si hubiera alguna partícula, recogerla con toda reverencia y consumirla inmediatamente. n A algunos les da por limpiarse la mano en la ropa después de comulgar y eso no es correcto. Para quienes reciben en la boca: n No están haciendo algo contrario a la práctica de la Iglesia. Por el contrario, es la forma ordinaria y más noble en la recepción del Sacramento, y si fuera de rodillas mucho mejor. n Les pido que traten de sacar bien su lengua, ampliándola lo más que puedan para que el sacerdote deposite en ella la Eucaristía evitando que caiga. n Esperen que sea el sacerdote quien ponga en ustedes la Sagrada Forma y no ustedes los que quieran quitársela con su boca de los dedos, pues da lugar a que se toque los dedos del sacerdote, precisamente lo que estamos tratando de evitar. n El sacerdote presenta la Eucaristía delante de ustedes y les dice: “El Cuerpo de Cristo”. Procuren no tener cerrados sus ojos pues necesitan visualizar la Eucaristía para que no caiga. En estos tiempos de pandemia, tenemos que ser muy cautelosos en lo referente a la propagación del virus, pero mucho más en que podamos recibir con gran dignidad a nuestro Señor Jesucristo en la boca o en la mano. Dios les bendiga. EL PADRE JULIO DOMÍNGUEZ es director del Ministerio Hispano de la Diócesis de Charlotte. Vea sus mensajes en video en la página de YouTube de la Diócesis de Charlotte.
SUEANN HOWELL | CATHOLIC NEWS HERALD
El Obispo Peter Jugis celebró Misa y presidió el Rito del Acólito para 12 hombres que se encuentran en formación para el diaconado permanente el pasado 15 de agosto en la Catedral San Patricio en Charlotte. Actualmente hay 13 hombres en la clase de diaconado que esperan ser ordenados en 2021.
Instituyen Acólitos y diáconos reafirman su compromiso con la Iglesia SUEANN HOWELL REPORTERA SENIOR
CHARLOTTE — Doce hombres dieron un paso adelante en su formación para el diaconado permanente el sábado 15, al ser instituidos como acólitos por el Obispo Peter Jugis durante una Misa especial en la Catedral San Patricio. Durante la Misa, los diáconos permanentes de la Diócesis de Charlotte se reunieron para renovar sus promesas de ordenación, una celebración anual que fue más sobria este año debido a restricciones de salud pública. Los hombres instituidos como acólitos son Joseph Becker, Eduardo Bernal, Carl Brown, Margarito Franco, Charles Hindbaugh, Todd Labonte, John Langlois, Thomas Martin, Richard Michaels, Francisco Piña, Herbert Quintanilla y Joseph Smith. Un decimotercer candidato, William Melton Jr., será instituido posteriormente. Como acólitos, se les confían los deberes de asistir al altar, ayudar al diácono y al sacerdote en Misa y distribuir la Sagrada Comunión como ministros extraordinarios. Durante la Misa, los candidatos se sentaron socialmente distanciados en un lado de la Catedral, con más de 20 diáconos permanentes haciendo lo mismo al otro lado del pasillo. En circunstancias normales, la catedral hubiera estado llena de diáconos, candidatos con sus esposas y familias, ya que los diáconos permanentes de la diócesis, así como sus esposas, renovaron su compromiso de servir a la Iglesia. Durante el rito, los 12 candidatos vestidos con albas blancas se acercaron uno a uno al altar y arrodillaron ante el obispo. Él puso un ciborium en las manos de cada candidato y dijo: “Toma este recipiente con pan para la celebración de la Eucaristía. Haz que tu vida sea digna de tu servicio en la mesa del Señor y de Su
Iglesia”. A lo que ellos respondieron: “Amén”. En su homilía, el Obispo Jugis instó a los candidatos a diácono a acercarse a la Eucaristía en su vida diaria.
GRACIA ESPECIAL
“Es un gran día para celebrar la institución al ministerio de acólito, para estar al servicio de la Sagrada Eucaristía”, dijo, en la fiesta de la Asunción, cuando María fue llevada al cielo en cuerpo y alma. Su Asunción es un recordatorio que “también nosotros, DIÁCONOS, PASA A LA PÁGINA 8