July 16, 2021 | catholicnewsherald.com CATHOLIC NEWS HERALDI
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Padre Julio Domínguez
Poner la otra mejilla
H
ace ya un buen tiempo que empezó la costumbre de quemar iglesias y publicarlas en medios sociales. Con esto se genera bastante circulación de publicidad y comentarios, que es en realidad lo que quieren quienes hacen estas cosas contra la Iglesia Católica. Por una parte quieren generar miedo y decirnos que es mejor callar y ocultar la verdad. Por otro lado, desean generar odio tanto de los que están en contra como de los que están en favor de la Iglesia, haciendo ver lo que pueden hacer o lo que están haciendo. Quieren centrarnos en el hecho que nos están destruyendo y por eso la quema de iglesias se está haciendo más y más común, pues nosotros mismos pasamos la información a otros. Se esfuerzan en presentar lo negativo de la historia de la Iglesia, pasando por alto lo positivo y hermoso que hay en ella. Lo importante es saber poner la otra mejilla, como lo dijo nuestro Señor. Sabemos que el cristianismo por su propia naturaleza va a ser golpeado y perseguido. “Los perseguirán por mi causa”, dijo el Señor refiriéndose a que Él es la Verdad, la única verdad que irá en contra de los criterios de este mundo cada vez más secularizado y ateo. Debemos pensar que la verdad no puede ocultarse y que el cristianismo no fue hecho para pelear, para destruir, para implementar el odio, sino para regenerar lo que el enemigo intenta destruir, que la mayoría de veces es la dignidad de la persona humana. Debemos iluminar las tinieblas del error y presentar la luz de Cristo que nos hace libres. Al inicio del cristianismo se hizo muy común la persecución de los cristianos. Se tomaban presas a miles de personas y eran martirizadas, quemadas, llevadas ante tribunales, ante leones en los circos, etc. Esto se hacía para infundir miedo a la gente y que no optaran por el cristianismo. Sin embargo, el testimonio de los Santos Mártires era tan ejemplar y auténtico, que todos se sentían conmovidos y, en lugar de sentir odio hacia el cristianismo, quedaban fascinados al ver cómo era declarada la verdad, hasta el punto de dar la vida por ella. En ese entonces no quemaban iglesias materiales, que con un poco de esfuerzo pueden ser restauradas, sino que quemaban vidas humanas tratando de acabarlas. Y sin embargo, después de veinte siglos, vemos esta misma Iglesia en pie, creciendo cada vez más y más. Mi punto al escribir esto es que no debemos dejarnos llevar por el odio, o por el desánimo de esta persecución, y mucho menos hacernos portadores y transmitir lo que ellos hacen, sino tener una auto-edificación de la Iglesia de Cristo, que se logra sobre todo por la oración, el entusiasmo de ser cristiano y seguir perseverando en la regeneración de este mundo. Vamos, si nos han de quemar todas las iglesias nos iremos a el Monte de las Bienaventuranzas, donde el Señor predicó al aire libre. El punto fuerte del cristianismo en todas las etapas de la vida ha sido el corazón fiel que sabe aferrarse a los valores fundamentales de Cristo que hace relucir en el modo más perfecto la dignidad de la persona humana y la santidad a la que está llamada. La persecución seguirá queridos hermanos, eso es algo que no podremos evitar. Pero recuerden que “el que persevere hasta el fin de salvará”, y es por eso que hoy más que nunca debemos conocer mejor nuestros principios cristianos y ser fieles al Señor. Que nadie se sienta desanimado, por el contrario, que nos sintamos con el mejor de los entusiasmos, sabiendo que si la Iglesia es perseguida es porque se está oponiendo a muchas cosas negativas que quieren introducirnos. Oremos y venceremos, actuemos con auténtica paz y ejemplo y veremos grandes frutos en nuestras vidas y en las de tantos hermanos nuestros. Dios les bendiga. EL PADRE JULIO DOMÍNGUEZ es el director del Ministerio Hispano de la Diócesis de Charlotte.
FOTO DE JAMES SARKIS
(De izquieda a derecha) Los seminaristas universitarios y trabajadores de San José Ronan Ostendorf, Gabriel Lugo y Carson Cannon limpian el área de los alrededores de la gruta Mariana, cercana a la rectoría de la Catedral San Patricio en Charlotte el 12 de julio.
“Una luz para otros” Los trabajadores de San José pasan el verano ayudando a personas y parroquias de la diócesis SUEANN HOWELL REPORTERA SENIOR
MOUNT HOLLY — Siete jóvenes del Seminario Universitario San José se han convertido en los “trabajadores de San José” este verano, pasando su tiempo fuera de la escuela para trabajar en el jardín, reparar pisos, construir fogatas y otros. Si bien no es un aspecto formal de la formación en el seminario, este trabajo destinado a favorecer a las personas y parroquias de la diócesis tiene como objetivo ayudar a fortalecer espiritual y socialmente a los jóvenes, un aspecto importante del enfoque holístico en la formación sacerdotal que ofrece el Seminario Universitario San José, dijeron los líderes del seminario. “Comenzamos el programa en el verano de 2018 como un medio para brindar a los seminaristas universitarios continuidad en su formación al permitirles permanecer en el seminario, darles acceso a los sacramentos y la oración comunitaria, así como el continuar construyendo su fraternidad al compartir una vida y trabajo en común”, explicó el Padre Matthew Buettner, director espiritual de esa casa. Uno de los proyectos se realizó en la Catedral San Patricio en Charlotte, donde los trabajadores limpiaron y renovaron el área alrededor de la gruta mariana cercana a la rectoría. El Padre Christopher Roux, párroco, dijo que los trabajadores han sido de gran ayuda. “Es fantástico tener a los jóvenes aquí. No solo podemos completar algunos proyectos adicionales, sino que también se están reuniendo con personas que vienen a la iglesia y la oficina, y esto les permite ser conocidos en persona”. El seminarista Peter Townsend, feligrés de la parroquia Santa Ana en Charlotte, es uno de los trabajadores de San José de este año. “El programa es una gran oportunidad para seguir
viviendo la vida de un seminarista durante las vacaciones de verano”, dijo Townsend. “Puede ser difícil, especialmente después de acostumbrarse a la vida del seminario y su horario diario, volver a una rutina más relajada”. “Sin embargo, con el programa puedo mantener nuestro horario de oración, permanecer en comunidad y vivir con el Santísimo Sacramento mientras viajo a diferentes lugares de la diócesis para servir al pueblo de Dios”. Agregó que los seminaristas desean participar en el programa para poder permanecer conectados con la oración, la hermandad y la Sagrada Eucaristía durante las vacaciones de verano. “Espero que nuestro testimonio permita que la gente nos conozca a un nivel más personal. ¡No somos solo caras en una tarjeta! Y les haremos saber que estamos dispuestos a servirles”, señaló, refiriéndose a los posters de los seminaristas y las tarjetas de oración que se encuentran en todas las parroquias de la diócesis. “Creo que el carácter de un hombre se revela en la forma en que trabaja y asume sus responsabilidades”, dijo Townsend. “Como resultado, los seminaristas del programa esperamos que trabajando bien, siendo una luz para los demás y poniendo todo nuestro esfuerzo en cualquier proyecto, la gente de la diócesis pueda saber que trabajaremos igual de duro como sus pastores y sacerdotes. Hay jóvenes buenos y muy trabajadores en el programa este año y estoy orgulloso de trabajar con ellos donde sea que vayamos y hagamos lo que hagamos”. El programa de trabajadores de San José beneficia a las parroquias y familias que los contratan al tener contacto con los jóvenes, conocerlos y contribuir a su formación, además de apoyar las vocaciones en general. “Un hombre que contrató a los seminaristas me dijo: ‘Son jóvenes increíbles. Trabajan duro, rápido y con inteligencia’”, dijo el Padre Buettner. “Otro hombre que trabajó con ellos me informó: ‘Los jóvenes que envió hicieron un trabajo fabuloso. Me impresionó mucho el conocimiento que ya tenían, su comprensión rápida del alcance del proyecto y lo bien que tomaron la dirección’”. El Padre Buettner señaló que el programa ha crecido tan bien en su corta historia que, por primera vez este verano, los trabajadores no tuvieron que buscar trabajo para hacer. “Las solicitudes de trabajadores de San José se extendieron más allá de lo que podían lograr en un verano”, dijo.