Yo rezo el rosario

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Elaboraciรณn Alan Agudo

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INDICE 9 preguntas y respuestas claves sobre la virgen maría………………………….………….4 Conoce el verdadero origen del santo rosario…………………………………...…………7 Razones para rezar el santo rosario…………………………………………...……………9 Respuestas a las 7 objeciones más comunes sobre el rosario……………………………..11 El rosario: escuela de oración, un tesoro que recuperar…………………………………..13 Rosario…………………………………………………………………………………....15 Modos de rezarlo…………………………………………………………………...……..16  Modo 1: tradicional…………………………………………………………….…16  Modo 2: meditando el misterio………………………………………………..….16  Modo 3: meditado………………………………………………………………..19  Modo 4: meditado…………………………………………………………..……24  Modo 5: meditado……………………………………………………….……….32  Modo 6: meditado…………………………………………………………..……36  Modo 7: meditado como el Padre Pio………………………………………….....44 Los 15 beneficios prometidos por la virgen a quien reza el rosario……………..…..……55 Bendiciones del rosario: (magisterio de los papas)……………………………………….57 Beneficios del rosario: (San Luis María Grignion de Montfort)…………………...…….57 ¿Sabías que?........................................................................................................................57 ¿En qué debería centrar mi atención cuando rezo el rosario?.............................................58 10 maneras de empezar a rezar el rosario hoy mismo………………………………...…..59 7 razones para ser apóstoles del rosario……………………………………………….…..61 Historias: relatos marianos (rosario)………………………………………….………...…65  Rosario en mano……………………………………………………………….….65  ¡Salvados por el rezo del Santo Rosario!.................................................................66  El santo rosario: más poderoso que la bomba atómica……………………………67  El olor a rosas y las rosas de la virgen…………………………………………….68  Anécdotas marianas……………………………………………………………….69  El rosario rezado en voz baja……………………………………….……………..69 20 frases de santos y beatos que te harán amar más el santo rosario……………………...70

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9 preguntas y respuestas claves sobre la virgen maría Nuestros hermanos no católicos constantemente nos preguntan sobre nuestra veneración a María, aquí se resumen las preguntas más frecuentes 1. ¿Quién es la Virgen María? María es aquella mujer, elegida libremente por Dios «entre todas las mujeres» (Lucas 1,28), y «llena de gracia» (Lucas 1,28) para una misión única e irrepetible: el Espíritu Santo «vino sobre ella» y el poder de Dios la «cubrió con su sombra» (Lc 1,35), de modo que, siendo virgen (Lc 1,27.34), engendró un hijo en sus entrañas, «llamado Hijo de Dios» (Lc 1,35). Si por Eva entró el pecado en el mundo, ahora, por medio de la fe, la obediencia y el amor de María, nos ha llegado Cristo, nuestra salvación. 2. ¿Tuvo María más hijos? Los Evangelios mencionan cuatro «hermanos» de Jesús: Santiago, José, Judas y Simón; pero nunca son llamados hijos de María. La palabra hebrea Aja = hermano, se utilizaba como tío, primo, sobrino, pariente. La traducción correcta es «parientes de Jesús». Tenemos algunos ejemplos de esto en la Biblia  En el Génesis 13, 8 se menciona a Lot como hermano de Abraham, y sin embargo eran tío y sobrino (Gen 12, 5).  En Marcos 15, 40 se nombran a José y a Santiago hijos de una María.  En Juan 19, 25 se aclara que esta María era hermana de la Madre de Jesús. Santiago, José, Judas, y Simón, eran primos, parientes de Jesús, como puede demostrarse perfectamente: HIJOS de María (mujer) de Alfeo, o Tadeo, en griego. 3. ¿Por qué la Iglesia Católica llama a María Madre de Dios? Isabel, plena del Espíritu Santo, dijo: «Que favor que la Madre de mi Señor venga a mí...» (Lc 1, 39-45.) La palabra griega para definir Señor que utiliza Isabel es "Kyrios" que es la misma que se utiliza para traducir "Adonai" (Señor) en el Antiguo Testamento. Cuando una persona verdaderamente habla bajo la unción del Espíritu Santo, es Él quien habla, luego fue el mismo Espíritu Santo quien llama a María, Madre de Dios. 4. ¿Por qué la Iglesia dice que María no tuvo pecado? Jesús estuvo bajo la Ley. En la ley, el pecado lo transfería la madre (Salmo 51, 7). Jesús NO puede tener pecado por lo tanto, por el poder de Dios, María fue preservada del pecado, en tanto a su maternidad. Otra cosa. La palabra griega que se traduce «llena de gracia» es: Kejaritomene. Y la gracia es la ausencia del pecado. María se proclama en el Magnificat: «Me alegro en el Dios que me salva». De hecho, la Biblia, que habla tan claramente del pecado de Pedro o el de Pablo, los apóstoles, nunca habla de pecado ni por consiguiente de conversión en María. 5. ¿Por qué los Católicos adoran a María? Los Católicos no adoramos a María; la Iglesia no se cansa de proclamar que nosotros honramos a María como lo hacia Jesús, y la proclamamos bendita, cumpliendo la profecía que está en la Biblia (Lc 1,48); pero la adoración es única, propia y exclusiva de Dios.

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6. ¿Por qué la Iglesia Católica llama a María Reina? «El que se humilla será ensalzado», dice la Sagrada Palabra. María se humilla a esclava (Lc 1, 38), y Jesús la ensalza a lo opuesto, que es Reina. Además en I Reyes 2, 19, se dice, «en el Reino de David la madre del Rey se sienta a la derecha del Rey.» Jesús es Rey (Jn 18, 37), es heredero del reino de David (Lc 1, 32); y por lo tanto el lugar de María es un trono a la derecha de su Hijo, que es Rey. Además, ¿qué hay de raro en todo esto? ¿No dice san Pablo que «si perseveramos, también reinaremos con El» (2 Timoteo 2,12)? ¿Por qué vamos a excluir a María de ese versículo? 7. ¿Por qué rezan el Rosario si no está en la Biblia? Quizá no hay oración más bíblica que el rosario. Todos los misterios están en la Biblia, el Padre Nuestro, también esta en la Biblia y la primera parte del Ave María. El Rosario es una oración más Bíblica que muchas que se hacen en algunas iglesias. En cuanto a la repetición dice el Evangelio (Marcos 14,39) que Jesús repetía muchas veces la misma oración. El rosario es una meditación; en una oración. 8. ¿Por qué los Católicos oran a María si está muerta? Lo preguntan también muchos hermanos separados (evangélicos, testigos de Jehová, adventistas, etc) En Juan 2, 1-12, María demostró su poder de intercesión. «Pero es que solo hay un intercesor, y es Cristo...» , -dicen. María intercede ante Jesús por todos nosotros; al igual que un pastor evangélico puede orar por un enfermo. María pide por todos nosotros. «Pero María está muerta...», -insisten. ¡No!, eso es rotundamente falso. En Lucas 20, 38 se dice: «Dios no es Dios de muertos sino de vivos, porque para El todos viven.» En el Apocalipsis, que ellos suelen llamar Revelación: «Ap. 6, 9-11; Ap. 8, 3», las almas claman a Dios, aún después de haber abandonado este mundo. Después de la llamada "muerte" hay una vida eterna. Esto es lo que leemos en la Ley; y ésas son la enseñanzas de la Biblia Cristiana: vida eterna para el alma; con la suerte que cada uno se busca, y no solo por su fe, sino sobre todo por sus obras y sus hechos: «¿O es que no saben que los malvados no tendrán parte en el reino de Dios?» (1 Corintios 6, 9.) «Por eso os digo, si vuestra justicia no fuera mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los Cielos.» (Mateo 5, 20) En Lucas 16,19-31, el rico se dirige a Abraham... (¡no están muertos!), rogándole enviar a Lázaro, para advertir a sus cinco hermanos, (Lc 16, 27-28.) Y vemos que este, llamado muertos, sí podía avisar, y ayudar a los de este mundo. La vida continúa. Y si un muerto ya condenado, aquel rico egoísta, podía interesarse por la salvación de sus hermanos, ¿No podrá hacerlo María, la Llena de Gracia? 9. ¿Fue María siempre Virgen? Resulta extraño que tantos hermanos evangélicos tengan tanta reticencia a reconocerlo, pues los fundadores del Protestantismo, propagadores de la «Sola Scriptura», Martín Lutero, Juan Calvino y Ulrich Zwinglio, reconocían la virginidad perpetua de María como una enseñanza bíblica, y así lo transmitieron. Lutero, ya protestante, la llama en su catecismo, la Siempre Virgen María. 5


Y es lógico; es bíblico. Examinemos la respuesta de María al ángel: «¿Cómo será eso, puesto que soy virgen?». El ángel le habla de ser mamá. Se lo dice a una mujer «desposada» (Lc 1,27). Pregunta: ¿cómo llega a ser mamá una mujer casada? Respuesta: teniendo relaciones íntimas con su esposo. ¿Entonces qué sentido tiene la pregunta que hace María? Una mujer que tiene en su mente tener relaciones con su legítimo esposo ¿para qué pregunta cómo va a ser mamá? La única explicación es: porque de una manera que puede parecernos difícil de entender, pero que es bíblica y real, ella iba a permanecer virgen, por designio divino, sin duda, y por su propia resolución también. ¡Hermanos!, la Biblia no es para discusión sino para edificación, (2Tim. 2,23-24.) Nadie da Gloria a Dios quitándole honra a María, pues la Honra de María es la gloria de Dios. María no está muerta, vive junto a su Hijo y junto al Padre. Amad a María y Ella os llevará al Jesús que tanto buscáis. Ella lo conoce muy bien: lo llevó en su vientre, lo alimentó, lo cuidó. Nadie conoce más a Jesús que María El Papa incluso escribió acerca del Rosario. El Santo Papa Juan Pablo II escribió una obra maestra espiritual sobre el tema del Rosario: “El Rosario de la Santísima Virgen María” (Rosarium Virginis Mariae). Los Misterios Luminosos. En el documento citado arriba, San Juan Pablo II añadió, lo que nosotros llamaríamos un “eslabón perdido” en la serie de los misterios, los Misterios Luminosos.

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Conoce el verdadero origen del santo rosario Origen del rosario La palabra Rosario significa “Corona de Rosas”. Muchos piensan que el creador del rosario fue santo Domingo de Guzmán, pero no es así. Esto incluso se remonta más allá de éste santo. Eso sí, santo Domingo fue un gran propagador de esta devoción. El Rosario está compuesto de dos elementos: oración mental y oración verbal. Mental porque se reflexiona los pasajes de la vida de Nuestro señor Jesucristo y verbal porque rezamos el Ave María y el Padre Nuestro. El Rosario consta de 20 Padrenuestros y 200 Avemarías, son cuatro misterios, gozosos, de la luz, dolorosos y gloriosos. (los luminosos fueron agregados en 2002 por el papa San Juan Pablo segundo, por lo que ahora son 20 Padrenuestros y 200 Avemarías). Pero este no era así en la antigüedad. El rosario consistía en recitar los 150 salmos de David, pues era considerada una oración sumamente agradable a Dios y fuente de innumerables gracias para aquellos que la rezaran. Sin embargo, esta recomendación sólo la seguían las personas cultas y letradas, pero no la mayoría de los cristianos. Por esto, la Iglesia sugirió que aquellos que no supieran leer, suplantaran los 150 salmos por 150 Avemarías, divididas en quince decenas. A este "rosario corto" se le llamó "el salterio de la Virgen". Para ese entonces el Avemaría era solamente la primera parte de lo que conocemos. En la primera, se citan dos pasajes bíblicos: la Anunciación del Nacimiento de Jesús por el Arcángel Gabriel a María: «Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo» o literalmente: « ¡Alégrate! llena de gracia, el Señor está contigo» (Lc 1,28). El otro pasaje bíblico es el saludo que el Espíritu Santo inspira a Isabel, cuando María va a visitarla « ¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre!» (Lc 1, 42) La segunda parte del Avemaría, que comienza con Santa María, Madre de Dios, la añadió san pío V en el año 1558. Las cuentas Para contabilizar las Avemarías en sus inicios se utilizaban semillas o granos enredados en una cuerda en grupos de 10. Esto sin duda era lo más práctico para llevar las cuentas del rezo. El nombre de rosario a esta oración no fue concedido desde sus inicios, este fue dado por el siglo XIV. El nombre latino Rosarium, o jardín de rosas, se aplicaba a canciones de amor medievales y, de ahí, a los canticos de amor a María. En el siglo XIV, las 150 Avemarías se dividieron en 15 docenas de 10, cada una de ellas precedida por un padrenuestro. La meditación sobre los misterios de la vida de Cristo y María vendría más tarde. Creación de los misterios del rosario Alrededor del 1400, Adolph de Essen compuso una obra titulada: El pequeño Rosario de Santa María, en la que sugería meditar la vida de Jesús mientras se recitaban las oraciones. Luego, en el siglo XV, el beato Alan de la Roche compuso 150 temas de meditación, y aconsejó meditar sobre la encarnación durante las primeras 50 Avemarías; sobre la pasión,

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durante las segundas 50 Avemarías; y sobre la resurrección, ascensión y glorificación, durante las terceras. Esto dio origen a los misterios de gozosos, dolorosos y gloriosos que conocemos hoy. Los misterios de luz fueron agregados por el Santo Papa Juan Pablo II en el año 2002. El Papa Pío V instituyó la fiesta de Nuestra Señora del Rosario el 7 de octubre de 1572. En 1883, el Papa León XIII ordenó que se dedicara el mes de octubre al rosario. Originalmente el rezo del rosario era sin la letanía. Pero fue el Papa León XIII el 1 de septiembre de 1883, quien recomendó concluir durante el mes de octubre (mes del Rosario) la recitación del Rosario con el canto de las letanías lauretanas, aquellas propias del santuario de Loreto. Con ello se pensó que las letanías eran parte del rezo del Rosario, cuando en realidad son un acto de culto por sí mismas. A finales del siglo XII, Santo Domingo de Guzmán sufría al ver que la gravedad de los pecados de la gente estaba impidiendo la conversión de los albigenses y decidió ir al bosque a rezar. Estuvo en oración tres días y tres noches haciendo penitencia y flagelándose hasta perder el sentido. En este momento, se le apareció la Virgen con tres ángeles y le dijo que la mejor arma para convertir a las almas duras no era la flagelación, sino el rezo de su salterio. Santo Domingo se dirigió en ese mismo momento a la catedral de Toulouse, sonaron las campanas y la gente se reunió para escucharlo. Cuando iba a empezar a hablar, se soltó una tormenta con rayos y viento muy fuerte que hizo que la gente se asustara. Todos los presentes pudieron ver que la imagen de la Virgen que estaba en la catedral, alzaba tres veces los brazos hacia el Cielo. Santo Domingo empezó a rezar el salterio de la Virgen y la tormenta se terminó. En otra ocasión, Santo Domingo tenía que dar un sermón en la Iglesia de Notre Dame en París con motivo de la fiesta de San Juan y, antes de hacerlo, rezó el Rosario. La Virgen se le apareció y le dijo que su sermón estaba bien, pero que mejor lo cambiara y le entregó un libro con imágenes, en el cual le explicaba lo mucho que gustaba a Dios el rosario de Avemarías porque le recordaba ciento cincuenta veces el momento en que la humanidad, representada por María, había aceptado a su Hijo como Salvador. Santo Domingo cambió su homilía y habló de la devoción del Rosario y la gente comenzó a rezarlo con devoción, a vivir cristianamente y a dejar atrás sus malos hábitos. El rezo del Rosario mantuvo su fervor por cien años después de la muerte de Santo Domingo y empezó a ser olvidado. En 1349, hubo en Europa una terrible epidemia de peste a la que se le llamó "la muerte negra" en la que murieron muchísimas personas. Fue entonces cuando el fraile Alan de la Roche, superior de los dominicos en la misma provincia de Francia donde había comenzado la devoción al Rosario, tuvo una aparición, en la cual Jesús, la Virgen y Santo Domingo le pidieron que reviviera la antigua costumbre del rezo del Santo Rosario. El Padre Alan comenzó esta labor de propagación junto con todos los frailes dominicos en 1460. Ellos le dieron la forma que tiene actualmente, con la aprobación eclesiástica. A partir de entonces, esta devoción se extendió en toda la Iglesia.

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Razones para rezar el santo rosario 1.- Entendiendo el Rosario Para entender la devoción mariana y en especial el Santo Rosario, es necesario el estudio de la Biblia. Si hay una oración que tenga profundas raíces bíblicas, esa es precisamente el Rosario. Sin embargo, hay algunos hermanos cristianos que ignoran lo que la Biblia dice del Rosario y por eso lo consideran como una oración repetitiva, monótona y aburrida. 2.- El Santo Rosario es una meditación de la vida de Jesús en el Evangelio El Evangelio es el relato de la vida y obras de Cristo Jesús. El Rosario es la contemplación de esos misterios. "Por eso precisamente los misterios del Rosario se comparan a las ventanas a través de las cuales podéis dirigir y sumergir la mirada hacia el ´mundo de Dios´." Mensaje de Juan Pablo II (25-IV-87.) El Rosario nos ayuda a ver a Jesús con los ojos de María y a guardar sus enseñanzas en nuestro corazón. 3.- El Rosario es un ramo de rosas. Ninguna mujer se queja por que su novio le lleva "25 rosas repetidas," por que no son 25 rosas repetidas, sino un ramo de rosas. El Rosario es un ramo de flores espirituales para la Madre de Jesús. A las mujeres les gustan las rosas y a la Virgen le gusta el Rosario. La verdadera oración empeña todo el cuerpo. La música moderna se toca, se oye, se canta y se baila. Lo mismo el Rosario: los labios recitan la alabanza, la mente repasa los misterios, los dedos llevan la cuenta, las rodillas dan el culto, los brazos en alto elevan la súplica. Es rítmico. Los psicólogos acaban de descubrir lo que la Iglesia ya sabía desde hace dos mil años: el ritmo ayuda al recuerdo. El ritmo del Rosario ayuda a recordar, es decir, repasar en el corazón como María, los misterios de la vida del Señor. (Lee: Lucas 2,51) Es repetitivo y habla de amor. De seguro recordar s aquella canción de los Beatles que dice: "She loves you Yeh, Yeh, Yeh". En ese famoso e inolvidable disco se repite la misma frase más de cincuenta veces. Y así es el Rosario, repetitivo, porque al corazón las palabras de amor siempre le saben nuevas. 4.- Lo que dice Sor Lucía, la vidente de Fátima Es una oración celestial. El Rosario es, después de la Santa Misa, lo que mas nos une a Dios por la riqueza de las oraciones de que está compuesto. Todas ellas vienen del cielo, dictadas por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Carta a M. Martins. Es una oración Trinitaria. El Gloria que rezamos entre las decenas del Rosario fue dictado por Dios Padre a los Ángeles en Belén, y es un himno a la Santísima Trinidad. El Padrenuestro fue dictado por el Hijo, y se dirige al Padre. El Avemaría se compone primero de la oración dictada por el Padre al Ángel, mas la oración dictada por el Espíritu Santo a Isabel, y la segunda parte: ´Ruega por nosotros pecadores´ es la oración dictada por el mismo Espíritu a la Iglesia.

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Es una oración Eucarística. "María fue el primer tabernáculo donde el Padre mostró al Hijo. Los pastores y los Reyes Magos adoraron a Jesús en brazos de María. Yo no sé si se puedan encontrar palabras más sublimes y apropiadas para rezar enfrente del Santísimo Sacramento". Carta a M. Martins. 5.- Lo que enseña María En sus seis apariciones en Fátima la Virgen nos dio una sola recomendación: "Rezad el Rosario cada día por la conversión de los pecadores". 6.- El Rosario es la oración en los tiempos difíciles  El Rosario surgió como arma celestial contra la secta de los "cátaros".  Los Dominicos "armados" del Rosario, volvieron a la verdadera fe a Europa.  Con el Rosario en la mano se ganó la batalla de Lepanto, y se detuvo el avance de los turcos.  Con el Rosario, la Legión Azul venció al comunismo ateo y hemos visto derrumbarse su "telón de acero" como los muros de Jericó.  Con el Rosario en la mano y el nombre de Cristo Rey en los labios murió mártir el Padre Pro.

Por ello el cristiano que tiene el Rosario en una mano, La Biblia en la otra y a Cristo en su corazón es un cristiano invencible.

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Respuestas a las 7 objeciones más comunes sobre el rosario Llama la atención que cada vez más creyentes rezan el Rosario, y no sólo católicos; también miembros de otras confesiones religiosas están descubriendo la riqueza de esta oración. Y no poca gente debe a su rezo su conversión. Sin embargo no faltan quienes tienen objeciones para rezarlo, y vale la pena contestar a lo que suelen plantear. 1) Que el Rosario no aparece en la Biblia. ¡Sí aparece! No como lo conocemos hoy, pero todas las oraciones que se rezan y los Misterios que se meditan tienen su origen bíblico. Por algo San Juan Pablo II llamaba al Rosario ‘compendio del Evangelio’. "Sabéis que es necesario rezar y debéis hacerlo meditando y recordando lo que Jesús ha hecho y sufrido por nosotros: los misterios de su infancia, de su pasión y su muerte, y de su resurrección gloriosa. Recitando vuestro misterio o decena, seguís la inspiración del Espíritu Santo que, instruyéndolos interiormente os lleva a imitar más de cerca a Jesús, haciéndonos rezar con María, y sobre todo, como María". El Rosario es por tanto una oración cristológica por que es una meditación en los misterios de la vida de Jesús.... 2) Que ¿dónde dice en la Biblia que recemos el Rosario? A esta pregunta se contesta con otra: ‘¿dónde dice en la Biblia que sólo hagamos lo que dice en la Biblia?’. Desde sus orígenes, la comunidad cristiana se ha regido por la Sagrada Escritura, pero también por las enseñanzas de los Apóstoles (como pide la Biblia en 2Tes 2,15). Y si se trata de cumplir lo que dice la Biblia, ésta pide meditar la Palabra de Dios (ver Sal 119), orar (ver 1Tes 5,17), e interceder unos por otros (ver 1Tes 5, 25; Stg 5,16). ¡En eso consiste el Rosario! Y no olvidemos que María dijo que todas las generaciones la felicitarían, llamándola bienaventurada (ver Lc 1,48). ¿Cómo cumple esa profecía quien no reza a María? La Biblia nos da tres razones para rezar el rosario 1. Porque Dios Padre manda al Ángel Gabriel saludar as a la Madre de su Hijo: "Dios te salve, llena de gracia, el Señor está contigo". (Lee Lucas 1,28) Si los siervos de Dios en el cielo deben saludar así a María, ¿los siervos de Dios en la tierra no debemos hacer lo mismo? 2. Porque el Espíritu Santo así inspiró alabar a María y a Jesús: "Isabel se llenó del Espíritu Santo y clamó con fuerte voz: ´Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre´. (Lee Lucas 1,48) Si a ti el Espíritu no te inspira alabar así a María, ¿qué espíritu será ese? (Lee 1 Juan 4,1) 3. Porque Jesús nos recomienda orar sin intermisión. Lee: Lucas 18,1. Es verdad que este mandato se cumple con cualquier oración, pero el Rosario facilita su cumplimiento. ...Por tanto, el que reza el Rosario obedece al mandato del Padre, a la recomendación del Hijo y a la inspiración del Espíritu Santo....

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3) Que María era una mujer como todas; murió y no escucha nuestra oración. Consideremos estas cuatro afirmaciones (irrefutables, pues son bíblicas):   

Primera, que María fue elegida por Dios para ser Madre de Su Hijo (ver Lc 1, 28-32). Segunda, que en el Antiguo Testamento se ve la gran importancia que tenía la madre de un rey, y su poder de interceder por alguien ante su hijo (ver 1Re 2, 19-20). Tercera, que el Señor que nos mandó honrar a nuestra madre (ver Ex 20, 12), sin duda honró a la Suya, ¿cómo? librándola de la corrupción del pecado y del sepulcro (ver Sal 16, 10-11). Y cuarta, que Jesús dijo que Dios no es un Dios de muertos, sino de vivos, pues para Él, todos viven (ver Lc 20,38).

Estas afirmaciones permiten concluir que María, como Madre del Hijo de Dios, Madre del Rey, vive en el cielo, junto a Jesús, y Él atiende su intercesión por nosotros. 4) Que el Rosario le da más importancia a María que a Jesús. Todo en el Rosario nos hace mirar a Jesús. Rezamos el Padrenuestro, que nos enseñó (ver Mt 6,9-13). En las AveMarías lo bendecimos y pedimos Su Madre que le ruegue por nosotros, y todos los Misterios están relacionados con Su vida. 5) Que es un rezo repetitivo de los que condena Jesús. Jesús no condenó lo repetitivo, sino lo vacío de los rezos paganos. Él mismo justificó a un publicano que pedía repetidamente perdón (ver Lc 18, 13-14). Repetir las oraciones en el Rosario, equivale a repetirle a alguien que lo amas; no cansa decirlo ni oírlo. Y la cadencia de las AveMarías aquieta el alma y permite contemplar cada Misterio. Jesucristo dijo: "Al orar, no hágan mucho como los gentiles, que se figuran que por su palabrería van a ser escuchados". (Lee Mateo 6,7) Pero ¿acaso es vana palabrería el "Padre Nuestro" que rezamos antes de cada decena? ¿Acaso es vana palabrería dar "Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo"? ¿Acaso es vana palabrería el avemaría que repite incesantemente: "Bendito el fruto de tu vientre, Jesús"? ¿Acaso fue vana palabrería la oración que Jesús repitió 3 veces en el Getsemaní? "Nuevamente se alejó de ellos y oró por tercera vez, repitiendo las mismas palabras" (Mateo 26,44)

¿Acaso los Querubines que repiten sin cesar las mismas palabras adorando a Dios utilizan también vana palabrería? "Cada uno de los cuatro Seres Vivientes tenía seis alas y estaba lleno de ojos por dentro y por fuera. Y repetían sin cesar, día y noche: "Santo, santo, santo es el Señor Dios, el Todopoderoso, el que era, el que es y el que viene" (Apocalipsis 4,8) 6) Que es complicado rezarlo. No sólo es fácil rezarlo, sino aprenderlo. Y abundan hojitas, folletos y personas de buena voluntad que pueden enseñártelo. 7) Que es aburrido. El aburrido es quien lo reza mecánicamente, pensando en otra cosa y esperando acabar pronto. Si aprovechas cada Misterio para contemplar la escena y sobre todo para relacionarla con lo que estás viviendo y platicar de eso con María, entonces rezar el Rosario es fascinante, siempre actual, y lo disfrutas porque lo renuevas constantemente.

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El rosario: escuela de oración, un tesoro que recuperar Al recorrer uno a uno los misterios, es fácil contemplar la oración de Jesús: al nacer, al morir, al resucitar, encontramos a Jesús. "Es necesario un cristianismo que se distinga ante todo en el arte de la oración". Así plasmó Juan Pablo II su visión del Cristianismo en la carta Novo Millenio Ineunte. Para hacerlo realidad, contamos con una gran maestra: la Virgen María que quiere tenernos como discípulos en la escuela del Rosario. El Rosario es escuela de oración porque... 1.- Aprendemos a orar viendo a un gran maestro de oración. Si el mejor modo de aprender a orar es a través del testimonio de un gran orante, qué mejor que contemplar junto a María y desde el corazón de María el Corazón de Jesús. Al recorrer uno a uno los misterios, es fácil contemplar la oración de Jesús: al nacer, al predicar, al morir, al resucitar, encontramos a Jesús orando, inseparable al Padre, en continuo diálogo interior con el Espíritu Santo. Con María, en silencio, recorremos Sus pasos, y oramos sobre ellos, acompañando a Jesús en su oración y en su oblación al Padre por todos los hombres. 2.- Nos enseña lo que es la oración vocal, invitándonos a rezar el Ave María con pleno sentido. Existe una canción sevillana muy hermosa que dice: "No quiero ni pensar que se enfade mi Virgen del Rocío si no le rezo la Salve con todos los cinco sentidos." El método repetitivo favorece la asimilación. Aún así, no se trata de repetir el Ave María de manera rutinaria y aburrida, sino como expresión de amor. Como en el amor humano, decimos una y otra vez las mismas frases de afecto, pero el sentimiento renovado las hace siempre nuevas. Además, "si la repetición del Ave Maria se dirige directamente a María, el acto de amor, con Ella y por Ella, se dirige a Jesús." 3.- El Rosario es oración típicamente meditativa. Sin meditación y sin contemplación el Rosario se reduce a la repetición de fórmulas. Y el Rosario no es repetición de fórmulas, es meditación de la vida de Cristo, para más conocerlo, amarlo e imitarlo. Y esto, con un corazón cargado de afectos. El Rosario es dirigirse a Jesús con María y desde el corazón de María. ¿Cómo es el trato de María con Jesús? Sin duda ¡cargado de afectos! Cuando bastan pocas palabras para decir mucho, quiere decir que el corazón está hablando de muchas otras maneras. Así parece ser cuando María se dirige a Jesús en Jerusalén y en Caná. Y una de las respuestas más afectuosas de María al contemplar la vida de Jesús entrelazada con la suya fue precisamente un silencio contemplativo. 4.- Nos enseña a contemplar, María es modelo de contemplación. "La contemplación de Cristo tiene en María su modelo insuperable. El rostro del Hijo le pertenece de un modo especial. Ha sido en su vientre donde se ha formado, tomando también de Ella una semejanza humana que evoca una intimidad espiritual ciertamente más grande aún. Nadie se ha dedicado con la asiduidad de María a la 13


contemplación del rostro de Cristo. Los ojos de su corazón se concentran de algún modo en Él ya en la Anunciación, cuando lo concibe por obra del Espíritu Santo; en los meses sucesivos empieza a sentir su presencia y a imaginar sus rasgos. Cuando por fin lo da a luz en Belén, sus ojos se vuelven también tiernamente sobre el rostro del Hijo, cuando lo «envolvió en pañales y le acostó en un pesebre» (Lc 2, 7). Desde entonces su mirada, siempre llena de adoración y asombro, no se apartará jamás de Él. Será a veces una mirada interrogadora, como en el episodio de su extravío en el templo: « Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? » (Lc 2, 48); será en todo caso una mirada penetrante, capaz de leer en lo íntimo de Jesús, hasta percibir sus sentimientos escondidos y presentir sus decisiones, como en Caná (cf. Jn 2, 5); otras veces será una mirada dolorida, sobre todo bajo la cruz, donde todavía será, en cierto sentido, la mirada de la "parturienta", ya que María no se limitará a compartir la pasión y la muerte del Unigénito, sino que acogerá al nuevo hijo en el discípulo predilecto confiado a Ella (cf. Jn 19, 26-27); en la mañana de Pascua será una mirada radiante por la alegría de la resurrección y, por fin, una mirada ardorosa por la efusión del Espíritu en el día de Pentecostés (cf. Hch 1, 14)." (RVM, 10) 5.- Nos facilita el encuentro personal con Cristo. María, la Madre de Jesús y Madre nuestra, nos lleva delante de Cristo y le dice: "Aquí te los traigo, quieren verte"; "Tienen sed, Tú eres el agua viva"; "No tienen vino". María nos ofrece su Hijo como lo hizo con los pastores y los magos, para que le reconozcamos (Lc 2, 12-18), para que le tomemos en nuestros brazos y le adoremos (Lc 2, 28), para que recibamos en Él todo el amor de Dios (Lc 2, 38; Lc 1, 41-42) 6.- Nos enseña a orar en el Espíritu. No hay oración sin el Espíritu Santo. María lo hacía todo con el Espíritu Santo. ¡Qué gran pareja formaron los dos! La sinergia de la energía del Espíritu y la disponibilidad generosa de María dieron como resultado a Cristo mismo."El Espíritu Santo vendrá sobre ti y la virtud del Altísimo te cubrirá con su sombra por eso el niño que va a nacer se llamará Hijo de Dios" (Lc 1, 35) Cuando rezamos el Rosario, María quiere que el Espíritu Santo penetre en nuestras almas de la manera en que lo hizo el día de la Anunciación en su casita de Nazaret(cf Lc 1,38)y el día de Pentecostés en el Cenáculo (cf Act 1, 14) Definitivamente, como dice el Papa Juan Pablo II: "El Rosario es un tesoro que recuperar" Y esto vale no sólo para quienes no lo rezan, sino para todos los que, aunque tengamos el hábito, podemos recuperar frescura y profundidad en el modo de rezarlo..

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ROSARIO

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Oración Inicial En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Acto de Contrición Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, me pesa de todo corazón de haber pecado, porque he merecido el infierno y perdido el cielo, y sobre todo, porque te ofendí a Tí , que eres bondad infinita, a quien amo sobre todas las cosas. Propongo firmemente, con tu gracia, enmendarme y alejarme de las ocasiones de pecar, confesarme y cumplir la penitencia. Confío me perdonarás por tu infinita misericordia. Amén. Guía: abre señor mis labios Todos: para alabar tu nombre y el de tu santa madre O tambien, y mi boca proclamara tu alabanza Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.Amén.

Modos de rezarlo

Modo 1 Se anuncia el misterio correspondiente, se reza un padre nuestro, diez Avemarías, un gloria y jaculatorias, por cada uno de los cinco.

Modo 2 Se anuncia el misterio correspondiente, se lee la cita correspondiente en la biblia, para ser meditado un poco, se reza un padre nuestro, diez aves marias un gloria y jaculatorias por cada uno de los cinco.

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MISTERIOS GOZOSOS (Lunes y Sábado) El Rosario es un recorrido orante por los acontecimientos más importantes y significativos de la vida de Jesús, que es para nosotros, sin duda alguna, historia de salvación. Los Misterios Gozos, los primeros que consideramos, nos invitan a contemplar los hechos que tuvieron lugar al comienzo, desde la encarnación de Jesús en el seno virginal de María, hasta que cumplió 12 años y participó con sus padres María y José, en la Fiesta de Pascua en Jerusalén, tal y como era mandado por la ley de Moisés. Contemplamos, meditamos y veneramos estos sucesos, que para muchas personas pasaron desapercibidos, pero que para nosotros, 2.000 años después, tienen un valor inigualable, y tratamos de sacar de ellos, enseñanzas muy concretas para nuestra vida. Primer Misterio: La anunciación del ángel Gabriel a María (Luc 1:26-38) Segundo Misterio: La visitación de María a su prima Isabel (Luc 1:39-56) Tercero Misterio: El nacimiento de Nuestro Señor (Luc 2:1-21) Cuarto Misterio: La presentación de Nuestro Señor en el Templo (Luc 2:22-38) Quinto Misterio : El niño perdido y hallado en el Templo (Luc 2:41-52) MISTERIOS DOLOROSOS (Martes y Viernes) Los Misterios Dolorosos tienen como objetivo recordarnos los momentos más significativos de la Pasión y la Muerte de Jesús, por nuestra salvación. Nos acercamos a contemplar estos Misterios, con profunda humildad y gran devoción, por lo que ellos representan para cada uno de nosotros y para el mundo entero, incluyendo, sin duda, a quienes ni siquiera saben de ello. Intentemos penetrar en los sentimientos del corazón amoroso de Jesús, en esta circunstancia especial y definitiva de su vida en el mundo, y pidámosle que nos ayude a creer en él y en su sacrificio salvador, cada día con mayor decisión y valentía. Primer Misterio: La agonía de Nuestro Señor en el jardín (Mat 26:36-56) Segundo Misterio: La flagelación de Nuestro Señor en el muro (Mat 27:26) Tercero Misterio: La coronación de espinas (Mat 27:27-31) Cuarto Misterio: Nuestro Señor carga la cruz al Calvario (Mat 27:32) Quinto Misterio: Jesus muere en la cruz (Mat 27:33-56) MISTERIOS GLORIOSOS (Miércoles y Domingo) Los Misterios Gloriosos nos invitan a meditar y contemplar los acontecimientos que tuvieron lugar en el mundo, después de la muerte de Jesús en la cruz, e incluyen dos momentos muy especiales en la vida de María. Son los Misterios de la esperanza. Nos acercamos a estos Misterios con inmensa alegría, y su meditación y contemplación llenan nuestro corazón de amor y de paz. La vida de Jesús y su entrega por amor, han llegado a su punto culminante, con excelentes resultados tanto para él como para nosotros. Ya podemos vislumbrar lo que, gracias a su sacrificio salvador, será nuestro futuro, si acogemos sus enseñanzas y su ejemplo de vida, como lo hizo María, su primera y más fiel discípula. Primer Misterio: La resurrección de Nuestro Señor (Jn 20:1-29) Segundo Misterio: La ascención de Nuestro Señor al cielo (Luc 24:36-53) Tercero Misterio: La venida del Espíritu Santo (Actos 2:1-41) Cuarto Misterio: La asunción de la Virgen María (Apocalipsis 12,1) Quinto Misterio: La coronación de María como reina del cielo y de la tierra

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MISTERIOS LUMINOSOS (Jueves) Los Misterios Luminosos, introducidos en el Rosario por el Papa Juan Pablo II, nos invitan a contemplar cinco momentos de la vida pública de Jesús, de especial significación tanto para él como para nosotros. Jesús deja el hogar de Nazaret y se dirige al río Jordán, donde ha oído que está predicando Juan, el hijo de Zacarías y de Isabel. La predicación de Juan en el desierto de Judea, fue para Jesús la señal que Dios le daba, para iniciar su propio ministerio como predicador, anunciando con sus palabras y sus acciones que el Reino de Dios, anunciado por los profetas, ya había llegado al mundo, e invitando a la gente a asumirlo en su vida. Primer Misterio: El bautismo de Nuestro Señor en el Río Jordan (Mat 3:13-16) Segundo Misterio: El milagro en las bodas de Caná (Jn 2:1-11) Tercero Misterio: La proclamación del Reino de Dios (Mc 1:14-15) Cuarto Misterio: La Transfiguración de Nuestro Señor (Mat 17:1-8) Quinto Misterio: La institución de la Santa Eucaristía (Mat 26)

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Modo 3 Anunciar el misterio, y hacer una pequeña reflexión, se reza un padre nuestro, diez avemarías, un gloria y jaculatorias, por cada uno de los cinco. MISTERIOS GOZOSOS Primer Misterio: La anunciación del ángel Gabriel a María (Luc 1:26-38)

Tema para la reflexión: Vocación. Disponibilidad ante Dios. Comentario. El “sí” de María. Aquella jovencita de Nazaret no podía imaginarse que Dios la había elegido como Madre del Salvador. Por eso se sorprende del anuncio del ángel, que viene a decirle cuál es su vocación, lo que Dios espera de ella. Y María dice sí, un sí que va a cambiar la historia, porque en ese momento el Hijo de Dios se encarna en sus entrañas purísimas y empieza la redención. Oración: Enséñanos Madre Nuestra, Madre mía, a decir siempre que sí a Dios. Segundo Misterio: La visitación de María a su prima Isabel (Luc 1:39-56)

Tema para la reflexión: Fe y humildad. Agradecimiento a Dios que se ha fijado en nosotros. Comentario. María siempre está dispuesta a servir. Cuando María se entera de que su prima Isabel la necesita, porque es ya mayor y está esperando un hijo, no lo duda un momento, se pone en camino para prestarle su ayuda. No repara en que está lejos, en que tiene que cruzar los montes, porque las dificultades quedan allanadas por el amor. Y acude donde sabe que la necesitan. Oración: Señora y Madre mía, que aprenda de ti a estar siempre disponible para servir a los demás. Tercero Misterio: El nacimiento de Nuestro Señor (Luc 2:1-21)

Tema para la reflexión. Lección de amor y de entrega. Te adoro con devoción, Dios escondido. Comentario. María da a luz al Salvador. Los hombres le cierran las puertas al Hijo de Dios, que va a nacer en un portal, en pobreza extrema. María no se queja, sabe que lleva en sus entrañas la salvación del mundo, y acepta con gozo, humildemente, la voluntad de Dios. Y en una noche fría se deja calentar por el cariño de José y el calor de unos animales. Oración: Madre del Salvador, dile al Señor de mi parte que también quiero que nazca en mi pobre corazón.

Cuarto Misterio: La presentación de Nuestro Señor en el Templo (Luc 2:22-38)

Tema para la reflexión: Vivir la pureza en cuerpo y alma" Os ruego que ofrezcáis vuestros cuerpos como hostia viva y agradable a Dios". Comentario. Toda pura es María. María es Inmaculada, no hay en ella mancha alguna de pecado, porque Dios ha querido llenarla de todas las gracias. Ella, que es Virgen y Madre, se acerca al templo para su purificación: no le importa someterse a las leyes de los hombres que no tenían vigencia para ella. Y en su humildad quiere mostrarnos el valor de la pureza. Oración: Madre purísima, enséñanos a vivir teniéndote a ti como modelo, dejando de lado las insinuaciones vacías del mundo.

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Quinto Misterio: El niño perdido y hallado en el Templo (Luc 2:41-52)

Tema para la reflexión: Cumplir la voluntad de Dios. Hágase, cúmplase, sea por siempre bendita y alabada la santa y agradabilísima voluntad de Dios. Amén. Amén. Comentario. María acepta los planes de Dios. ¡Qué desasosiego el de María y José que no encuentran al niño Dios! Ellos, como nosotros en algunas ocasiones, perdemos de vista a Dios: ellos sin culpa por su parte, y sin embargo nosotros lo perdemos porque nos buscamos a nosotros mismos y vamos a lo nuestro. Oración: Que aprendamos de ti, María a buscar sin descanso al Señor, y aceptar sus planes, sabiendo dejar de lado los nuestros. MISTERIOS DOLOROSOS Primer Misterio: La agonía de Nuestro Señor en el jardín (Mat 26:36-56)

Tema para la reflexión: Orar. Perseverancia a pesar de las pruebas, internas y externas Comentario. La oración del Señor. Jesús quiere preparar el momento de su entrega total para salvar al hombre, y lo hace rezando, elevando su mente y su corazón al Padre. Es un diálogo lleno de abandono, y de confianza, sabiendo poner todo en sus manos. Oración: Te pido, Señora y Madre mía, que sobre todo en las circunstancias difíciles, crezca mi unión con Dios, y me abandone plenamente en Él. Segundo Misterio: La flagelación de Nuestro Señor en el muro (Mat 27:26) Tema para la reflexión: Espíritu de sacrificio: "suplo en mi carne lo que falta a los padecimientos de Cristo".

Comentario. La entrega exige sacrificio. Jesús es azotado sin compasión, y no se queja. Nosotros también nos encontraremos, de una forma u otra, con dificultades y contradicciones, que nos golpearán por fuera o por dentro. ¿Qué actitud podemos tomar? ¿La rebeldía? ¿El reproche a Dios? Oración: Madre Nuestra, Madre mía, enséñame a hacer de las incomodidades, de los problemas, de los reveses de la vida, una forma de crecer y de amar sin condiciones. Tercero Misterio: La coronación de espinas (Mat 27:27-31)

Tema para la reflexión: El “Ecce homo”: el Rey de cielos y tierra, sin gloria humana y respuesta del hombre: "crucifícale". Comentario. Un reinado de amor. Aquellos hombres, que no se dan cuenta de que tienen delante al Hijo de Dios, siguen su burla, y lo coronan de espinas. Sin embargo allí, delante de ellos, humilde, respetando hasta ese extremo su libertad, el Rey de cielos y tierra les deja hacer.

¿Dónde está el verdadero reinado? ¿En el triunfo humano, en las alabanzas? Oración: Virgen y Madre, ayúdanos a reconocer la grandeza de reinar no avasallando a los demás, sino brindándoles amor sin pedir nada a cambio. Cuarto Misterio: Nuestro Señor carga la cruz al Calvario (Mat 27:32) Tema para la reflexión: La cruz inesperada. Llevarla gustosamente, después “alegría y paz”. Comentario. La cruz que Tú me mandes. Jesús carga con la cruz, una cruz que no es suya, porque es la cruz de nuestros silencios, de nuestros desprecios, de nuestros pecados. Y la lleva para que la nuestra sea menos pesada. Nos encontramos con la cruz y la rechazamos, a veces con arrogancia, sin darnos cuenta de que Jesús la ha santificado, y quiere que sea nuestra santificación. Oración: Madre dolorosa, que no pasemos por alto nada que nos haga semejante a tu Hijo, por doloroso que sea.

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Quinto Misterio: Jesus muere en la cruz (Mat 27:33-56)

Tema para la reflexión: Hacer la voluntad de Dios hasta el final. Para ganar la última batalla, ante la muerte. Rendirnos ante el Señor. Comentario. Gratitud ante la redención. En el monte Calvario crucifican a Jesús, como un malhechor, como un bandido. Es el precio de nuestra redención. Abre sus brazos y quiere estrechar con ellos a todos los hombres, para decirles hasta dónde llega el amor de Dios. Oración: Virgen de la Soledad, que contemplaste a tu Hijo en la cruz, enséñanos a ser agradecidos, a responder generosamente al amor que Dios nos ha mostrado.

MISTERIOS GLORIOSOS Primer Misterio: La resurrección de Nuestro Señor (Jn 20:1-29) Tema para la reflexión: La alegría de Cristo que vence a la muerte. Lealtad. Los apóstoles son leales; enemigo de la perseverancia es el desaliento el abandonar. Comentario. El triunfo de Jesús. Es el primer día de la semana y las mujeres quieren hacer el último servicio al Señor: ungir su cuerpo. Y se encuentran con algo más de lo que podían esperar: el sepulcro vacío. Cristo ha vencido a la muerte y queda así culminada la redención. Oración: Nos alegramos contigo, Madre nuestra, y te pedimos a ti, que supiste estar al pie de la cruz, que sepamos mantener firme la esperanza en la victoria de Cristo. Segundo Misterio: La ascención de Nuestro Señor al cielo (Luc 24:36-53) Tema para la reflexión: Cristo que nos abre a la esperanza del cielo, y anima a sus apóstoles a extender el Reino de Dios. Comentario. La llamada al apostolado. Jesús ha estado con sus discípulos cuarenta días para darles la alegría de su compañía, y las últimas instrucciones. Pero llega el momento de la despedida, es el momento de actuar, de llevar el mensaje de Cristo por todos los rincones del mundo. Oración: Virgen María, que sepamos estar muy llenos de Dios, y que sintamos la urgente responsabilidad de prender con el fuego de su amor a todos los que encontremos en nuestro camino. Tercero Misterio: La venida del Espíritu Santo (Actos 2:1-41) Tema para la reflexión: Alegría de estar en el camino seguro dentro de la Iglesia porque está iluminada por el Espíritu Santo. Comentario. El nacimiento de la Iglesia. Los apóstoles se quedan en Jerusalén esperando la venida del Espíritu Santo, y María, en medio de ellos, les enseña a perseverar en la oración. Es así como nace la Iglesia, para hacer presente a Dios en medio de los hombres a lo largo de toda la historia. Oración: Enséñanos María, tú que eres Madre de la Iglesia, a ver en ella no una institución lejana, sino la casa común de los creyentes, que ha querido Dios para llevar al mundo su mensaje de salvación.

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Cuarto Misterio: La asunción de la Virgen María (Apocalipsis 12,1) Tema para la reflexión: María, que es nuestra esperanza, nos muestra un anticipo de la resurrección gloriosa. Comentario. La esperanza del cielo. Tú, María has sido creada por Dios como la más excelsa de las criaturas, y ahora el Señor no ha querido que tú, su Madre Santísima, conocieras la corrupción del sepulcro, por eso te abre las puertas del cielo. Eres así nuestra esperanza más firme, porque nos muestras un anticipo de lo que será nuestra resurrección gloriosa. Oración: Que tengamos en nuestro corazón esos anhelos de cielo para estar, junto a ti, contemplando el rostro de Dios. Quinto Misterio: La coronación de María como reina del cielo y de la tierra Tema para la reflexión: Estamos en la corona de la Virgen. Dios nos ha marcado con el sello de la vocación. Comentario. La intercesión de María. Padre, Hijo y Espíritu Santo han salido a tu encuentro para coronarte, porque eres Reina de cielos y tierra. Ante ti, María los ángeles y los santos te colman de su alabanza, porque eres Hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo, Esposa de Dios Espíritu Santo, Templo y Sagrario de la Santísima Trinidad. Oración: Porque eres la omnipotencia suplicante, acudimos a ti María, sabiendo que no vas a desechar nuestras súplicas, Virgen gloriosa y bendita.

MISTERIOS LUMINOSOS Primer Misterio: El bautismo de Nuestro Señor en el Río Jordan (Mat 3:13-16)

Tema para la reflexión: La filiación divina. Somos hijos de Dios en Cristo por el bautismo. Comentario. El Señor se deja bautizar por Juan en el Jordán y una voz desde el cielo muestra al mundo quién es: el Salvador, el Mesías esperado, el Hijo de Dios Altísimo. Dios Padre y Dios Espíritu Santo están al lado de quien tanto tiempo ha deseado el Pueblo de Israel. Estamos llamados a ser hijos en el Hijo, a recibir también nosotros el bautismo que nos hace hijos de Dios, herederos del cielo. Oración: Que sepamos, Señor, valorar este sacramento y agradecidos pongamos por obra lo que de él se deriva. Segundo Misterio: El milagro en las bodas de Caná (Jn 2:1-11)

Tema para la reflexión: María mediadora de todas las gracias: Haced lo que Él os diga. Comentario. Jesús ha sido invitado, con sus discípulos a una boda, y allí también está María. Se acaba el vino y María, atenta a todos los detalles, como buena madre, se da cuenta y no quiere que los novios queden en mal lugar. Pide, pues a Jesús que anticipe su manifestación como Mesías, y logra el gran milagro de la conversión del agua en vino. Oración: María, que sepamos acudir a ti en todo momento, porque sabemos que eres siempre el atajo que nos conduce a Dios.

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Tercero Misterio: La proclamación del Reino de Dios (Mc 1:14-15) Apostolado. Llamamiento a

extender el Reino de Dios con obras y palabras. Comentario. “He venido a proclamar la buena nueva, el Evangelio”. Con el comienzo de su vida pública el que va a ser Redentor del hombre mostrará, con hechos y con palabras el mensaje de salvación para todo el mundo. Jesús, que hace nuevas todas las cosas ha venido para ofrecernos la Palabra definitiva de Dios, que es Él mismo. El mensaje que proclama es algo más que seguir unas normas o mandamientos determinados, es vivir su vida en nuestra vida, es adherirnos a una persona, a Él, a Jesucristo. Oración: Que estemos receptivos, Señor a dejar que cales en nosotros, y a llevarte a los demás. Cuarto Misterio: La Transfiguración de Nuestro Señor (Mat 17:1-8) Tema para la reflexión: Afán contemplativo. Quiero ver tu rostro, Señor, no me lo escondas. Comentario. El Señor sube al monte Tabor con sus íntimos, Pedro, Santiago y Juan, y se transfigura delante de ellos. La ley y los profetas (toda la historia del Pueblo de Israel) quieren avalar la presencia de Cristo en el mundo y se muestra la gloria de todo un Dios que ha querido hacerse hombre para llevar al hombre a Dios. Estamos llamados a la contemplación, a esa unión íntima con Dios que nos lleve a hacernos una misma cosa con Él.

Oración: Que a través de la oración viva contigo, Señor, esa intimidad de amor a la que me has invitado. Quinto Misterio: La institución de la Santa Eucaristía (Mat 26) Tema para la reflexión: El Señor alimento del alma. Recibirlo con pureza, humildad, y devoción.

Comentario. La Última Cena es el momento de la despedida. El Señor que ha estado con los suyos dándole de todo lo suyo, ahora quiere darse plenamente y se ofrece como holocausto, se ofrece como alimento. Es el preludio, el prólogo de su entrega en la cruz. En la Santa Misa se renueva este sacrificio del Calvario, es el Sagrado Banquete. Esto es mi Cuerpo, ésta es mi Sangre. Y el Señor nos vuelve a atraer hacia Sí, para ser para nosotros alimento de vida. Oración: Que te recibamos, Señor, como mereces, con el alma limpia, sin sombra de pecado, y para ello que seamos asiduos en recibir tu perdón en el sacramento de la confesión.

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Modo 4 Anunciar el misterio y meditar las siguientes reflexiones. Después se reza el padre nuestro, 10 avemarías, gloria y jaculatorias. MISTERIOS GOZOSOS La Anunciación Reflexión: La encarnación de Jesús en el seno virginal de María es el acontecimiento central de la Historia de nuestra Salvación, la plenitud de los tiempos de la que habla san Pablo en su carta a los cristianos de Galacia: "Cuando se cumplió el tiempo, Dios envió a su Hijo, que nació de una mujer, sometido a la ley de Moisés, para rescatarnos a los que estábamos bajo esta ley y concedernos gozar de los derechos de hijos de Dios" (Gálatas 4,4-5). Jesús, el hijo de María, es Dios mismo en medio de nosotros. Dios que toma nuestra carne humana, con todo lo que ello implica, para vivir a nuestro lado, para compartir nuestras penas y nuestras alegrías, para llenar nuestra vida de amor, de alegría, de esperanza y de paz, para enseñarnos a ser hermanos los unos de los otros, porque todos somos hijos del mismo Padre, que nos ama intensamente. Mientras rezamos las diez Avemarías de este Primer Misterio del Rosario, tratemos de pensar en los sentimientos que este acontecimiento único en la historia, suscitó en el corazón de María. En su fe, en su entrega generosa y confiada a la Voluntad salvadora de Dios; en su amor de creyente, de mujer y de madre; y en lo que su "SÍ" generosos significó y significa para la humanidad de todos los tiempos y lugares. Intención: Elevemos una oración a Dios por todas las madres del mundo, que están esperando un hijo, particularmente por aquellas que enfrentan dificultades de salud, y por quienes están siendo tentadas de acudir al aborto, como un medio para solucionar sus problemas de pobreza, su miedo a encarar con responsabilidad las consecuencias de sus actos, o su debilidad para enfrentar los problemas que un hijo no planeado o no deseado, por diferentes circunstancias, puede traer consigo.

La visitación de María a su prima Sta. Isabel Reflexión: María recibió con inmensa alegría la noticia que el ángel Gabriel le dio, sobre la próxima maternidad de su parienta Isabel, y quiso compartir con ella el gozo de su propia fecundidad. Por eso emprendió el largo viaje hasta Ain Karim, en la región de Judea. El Espíritu Santo, luz de Dios, iluminó el corazón y la mente de Isabel, que tan pronto vio a María comprendió el milagro que Dios había realizado en ella, y la grandeza del Hijo que su prima esperaba, y la proclamó con inmensa alegría y profunda fe, bienaventurada, bendecida de Dios, la mujer por excelencia. En el encuentro con su prima Isabel, la fe de María creció y se desbordó en el gozo de la Oración del Magnificat, oración de Acción de gracias, que pone ante nuestros ojos el amor infinito de Dios por todos los seres humanos, y su misericordia para con aquellos que sufren pobreza e injusticia. Intención: Recemos las diez Avemarías de esta segunda decena del Rosario, dando gracias a Dios por todo lo que nos ha dado: los bienes materiales y los bienes espirituales, particularmente, por el don inmenso de la fe, que nos permite descubrir su presencia en los acontecimientos de nuestra vida de cada día. Y oremos también, de un modo especial, por todas las personas del mundo, hombres y mujeres, niños y ancianos, jóvenes y adultos, que padecen a causa de nuestras actitudes y acciones egoístas e injustas, de nuestra incapacidad de compartir con amor lo que somos y lo que tenemos.

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El nacimiento del hijo de dios en belén Reflexión: Siendo el dueño de todo, el señor de todo, el Hijo único de Dios, Jesús nació en la pobreza y en la soledad de un establo, un lugar propio para los animales. Quiso darnos con ello una lección de humildad y de desprendimiento absolutos. Los seres humanos no valemos por lo que tenemos, sino por lo que somos en nuestro interior, por lo que atesoramos en nuestro corazón, por la rectitud de nuestros pensamientos, por la bondad de nuestras acciones, por la sencillez de nuestras palabras y nuestros gestos. Jesús en el pesebre de Belén, es la imagen de un Dios que quiere reinar entre nosotros no por su poder sino por su amor; no por la magnitud de sus acciones, sino por la fuerza de sus gestos sencillos pero llenos de significado; no por querer colocarse en el primer lugar, al lado de los ricos y los poderosos, sino en el último, al lado de los pobres, de los que no tienen nada, de los que aparentemente no son nada. Recemos las diez Avemarías de este tercer misterio del Rosario, meditando en esta maravillosa realidad de Dios que se viene a vivir con nosotros, en nuestro mundo y en nuestra historia, en la persona adorable de Jesús: un niño recién nacido, que en su pequeña y débil humanidad, nos hace presente todo el amor y toda la ternura que Dios siente por sus hijos; por todos y por cada uno, particularmente por los que son más débiles y por lo tanto, más necesitados de ayuda y protección. Intención: encomendemos de manera especial, las necesidades de todos los niños del mundo, particularmente de aquellos que viven en la pobreza y la marginalidad. Los huérfanos, en especial, los huérfanos a causa de la violencia; los que están enfermos, los que padecen incapacidades mentales y físicas, los que no pueden crecer y desarrollarse con normalidad. Que Jesús recién nacido los acompañe y los proteja siempre.

La Purificación de Nuestra Señora Reflexión: dios padre no quiso excluir a su hijo de nada, ni hacerlo distinto de ningún ser humano. Jesús es verdadero Dios como su Padre, y verdadero hombre como nosotros. Nos lo dice la Carta a los Hebreos: "... probado en todo igual que nosotros, excepto en el pecado” (Hebreos 4,15). Por eso, José y María cumplieron con él todas las leyes y costumbres relativas al nacimiento de un niño en Israel. En la circuncisión Jesús fue admitido en el pueblo de Dios, y derramó sus primeras gotas de sangre por la salvación de la humanidad. El mismo nombre de Jesús, que entonces le fue impuesto, significa "Dios salva". Jesús es Dios que nos salva, Dios que nos libera de las ataduras del pecado y de la muerte eterna. Jesús es Dios que sana nuestro corazón y nuestra vida, Dios que con su amor compasivo y misericordioso se agacha hasta nosotros y nos levanta. Dios que renueva nuestro ser entero con su amor y su gracia. En este cuarto misterio del Rosario, meditemos en lo que significa para la humanidad entera que Jesús, el hijo de Dios se haya encarnado, y se haya hecho presente en medio de nosotros. ¿Qué sería de nosotros sin Jesús?... ¿Qué sería del mundo sin Jesús?... ¿Hasta dónde podríamos llegar sin el amor de Dios manifestado en él?... ¿Hasta dónde podríamos llegar, con el pecado haciendo de las suyas en nuestra vida y en nuestra historia?... Intención: ofrezcamos esta decena del rosario, por todas las familias del mundo. para que sean un lugar propicio para el crecimiento y desarrollo adecuado de los niños y de los jóvenes. Que los padres y las madres comprendan que su responsabilidad de dar amor a sus hijos y educarlos en el respeto, es una gran tarea en favor de ellos mismos y de toda la sociedad, y que en esto nadie los puede sustituir ni reemplazar.

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El niño perdido y hallado en el templo Reflexión: Este pasaje del Evangelio nos muestra la conciencia que Jesús tenía de sí mismo, y de su vinculación profunda con Dios, a quien experimentaba en lo íntimo de su corazón como su verdadero Padre, aquel a quien tenía que conocer, amar, buscar, entender y servir, por encima de todo y de todos. José y María no comprendieron lo que Jesús les dijo, pero con fe y humildad, escucharon sus palabras, sin reproches, absolutamente convencidos de que para ellos como para Jesús, lo primero debía ser aceptar y acoger en todo momento y circunstancia, la Voluntad de Dios, que es siempre y para todos nosotros, una voluntad salvadora, una voluntad para el bien. Jesús se reconoce como el Hijo de Dios, pero esta verdad no implica para él negar la paternidad legal de José, ni la maternidad de María, tan significativa para su corazón de hombre. Al contrario. También se sabe y se siente su hijo muy querido, y con humildad regresa con ellos al hogar de Nazaret, donde siguió siendo un hijo de familia, hasta que supo con certeza que había llegado su hora de llevar a cabo el paso definitivo en la misión que el Padre le había encomendado. Intención: En esta decena del Rosario oremos de manera especial por todas las familias del mundo, y en particular por aquellas que viven momentos de dificultad. Pidamos a Dios para todas ellas, el regalo del amor verdadero y profundo, que llena los corazones de esperanza y de paz, y permite superar todos los obstáculos y desavenencias, todos los miedos y todas las violencias, todas las incapacidades y las cobardías.

MISTERIOS DOLOROSOS La oración del huerto Reflexión: la oración fue para jesús, a lo largo de toda su vida, un elemento de vital importancia; los evangelios nos dan testimonio de ello. En la oración, Jesús encontró siempre la fuerza que necesitaba para enfrentar los momentos difíciles, y para cumplir a cabalidad la misión que el Padre le había encomendado, como su Mesías Salvador. Por eso, en esta situación particularmente peligrosa y complicada para él, acudió a ella sin vacilación y con absoluta confianza. De ella, de la comunicación con su Padre, sacó la humildad, la paciencia, la entereza, el valor y el infinito amor que necesitaba para enfrentar a sus enemigos, conforme a la Voluntad salvadora de Dios que le pedía amar hasta el extremo. La oración hizo que su amor fuera más grande que su temor; su fe en Dios más fuerte que su deseo legítimo de evitar el sufrimiento; su generosidad más poderosa que el odio de sus enemigos; su humildad más profunda y verdadera que la falsedad y la cobardía de quienes querían deshacerse de él, porque sus enseñanzas no les satisfacían y su obrar les incomodaba. Intención: en esta primera decena del rosario, pidamos a jesús que nos dé un corazón orante como el suyo, y que por la fuerza y sinceridad de nuestra oración, haga crecer nuestra fe en Dios y nuestra capacidad de amar a los demás, con un amor compasivo y misericordioso, sincero y servicial, en todas las circunstancias de nuestra vida, y a pesar de ellas.

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La flagelación del Señor Reflexión: Impresiona sobre manera la incapacidad del gobernador romano para defender a Jesús y hacer prevalecer la justicia sobre el odio de sus enemigos: sabiendo que era inocente lo entregó para que fuera crucificado no sin antes mandarlo a azotar. En contraposición podemos apreciar la bondad y la valentía de Jesús que permaneció silencioso y aceptó con paz el castigo inmerecido, que frustraba de alguna manera sus planes, y ponía aparentemente fin a su misión en el mundo. Mientras rezamos las diez Avemarías de este segundo Misterio, pensemos en los horribles dolores físicos que Jesús padeció durante la flagelación, y también en sus dolores espirituales, viéndose traicionado por Judas, negado por Pedro, abandonado por los demás discípulos, y acusado injustamente por las autoridades religiosas de su pueblo, que debieron haberlo reconocido como el Mesías prometido por Dios y anunciado por los profetas. Intención: Ofrezcamos esta decena del Rosario, por todas las personas que a lo largo y ancho del mundo, padecen injusticia y violencia. Por quienes están encarcelados por delitos que no han cometidos. Por quienes en las cárceles de nuestro país y del mundo, son ofendidos en su dignidad personal por el hacinamiento, los malos tratos, los castigos injustos y exagerados, y por la carencia de defensores, que son un derecho para todos, incluyendo a quienes son culpables

La coronación de espinas Reflexión: La crueldad de los soldados se ensañó en contra de Jesús. A la condena a muerte añadieron las burlas y afrentas que su rudeza y su ignorancia les inspiró. Pero él permaneció en silencio, dejando que su crueldad se expresara con toda su crudeza. Ni una queja salió de sus labios. Había aceptado plenamente los acontecimientos que se estaban sucediendo, con infinito amor y absoluta paz; sabía muy bien por qué lo hacía y a quién servía con ello, y eso era lo realmente importante.

Este Misterio del Rosario debe hacernos pensar en lo distinta que es nuestra conducta cuando somos ofendidos por alguien. Por ofensas infinitamente menores a esta que recibió Jesús de parte de sus verdugos, reaccionamos en contra de quien sentimos que nos ha hecho daño, con notable brusquedad y en no pocos casos con violencia de palabra y de obra, de tal manera que lo que comenzó siendo un simple mal entendido, o una ofensa menor, se puede llegar a convertir en un problema de envergadura. Intención: Pidamos a Jesús doliente, en esta decena del Rosario, que nos haga "mansos y humildes de corazón", como él lo fue siempre; hombres y mujeres de paz y no de guerra; personas capaces de perdonar y de pedir perdón, en todas las circunstancias de nuestra vida.

La cruz a cuestas Reflexión: El proceso de Jesús siguió el curso previsto, y lo contemplamos ahora crucificado y levantado en alto, en medio de dos ladrones. Sus enemigos siguen mofándose de él y retándolo para que deje la cruz. Es la última tentación que padece Jesús. El demonio que una vez le propuso que se tirara de lo más alto del templo, para que Dios enviara a sus ángeles a socorrerlo, le pide ahora por boca de quienes están en el Calvario, que haga un milagro en favor de sí mismo y se salve de la muerte. Pero Jesús no los escucha, y deja que las cosas sigan su curso, y todo sea como tiene que ser.

Está decidido a llegar hasta el final. En cada circunstancia de su vida, Jesús nos enseña algo. En esta oportunidad nos muestra que el amor cuando es verdadero no puede ser derrotado por nada ni por nadie, porque es una fuerza que proviene de Dios y es tan grande como Él. Jesús ama por encima de todo a Dios Padre y a nosotros, y el amor le da la fuerza que necesita para llevar su entrega hasta el final, sin dejarse vencer por nada ni por nadie. Intención: Mientras rezamos las diez Avemarías de este cuarto Misterio del Rosario, unámonos a Jesús crucificado por amor a nosotros. Pensemos en sus dolores físicos y espirituales, y démosle gracias por su inmenso gesto de amor y de perdón, realizado enteramente en favor nuestro. Tengamos en cuenta también a todas las personas del mundo que sufren a causa de la violencia, y pidamos para ellas y para sus familiares, la ayuda y la protección amorosa de Dios.

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Jesús muere en la cruz Reflexión: Las profecías sobre el Mesías han sido cumplidas. Jesús ha muerto y ha muerto por amor. El amor más grande del mundo, que es el amor mismo de Dios. El dolor ha llegado a su culmen, pero el amor lo superó infinitamente. Jesús está muerto, realmente muerto, pero aún subsiste la esperanza. A pesar de la profunda oscuridad que rodea el Calvario, se vislumbra a lo lejos una pequeña luz que puede iluminarlo todo de nuevo. Una luz que sin duda crecerá y derrotará el miedo y la soledad de la noche que envuelve al mundo entero. Aunque parezca contradictorio y difícil de creer, ya no tenemos nada que temer, el mal ha sido vencido definitivamente por el bien. Sólo hace falta que transcurra un poco de tiempo para que podamos experimentarlo personalmente. Intención: En esta quinta y última decena del Rosario, demos gracias a Dios por nuestra salvación y la salvación del mundo entero, que Jesús consiguió para nosotros con su muerte en la cruz, y entreguémosle nuestra propia vida, como un acto de correspondencia a su amor. Oremos muy especialmente, para que todos los hombres y mujeres del mundo abran su corazón al amor salvador de Dios, que se nos da cada día de mil maneras distintas, aunque muchas veces no sepamos reconocerlo y aceptarlo.

MISTERIOS GLORIOSOS

La Resurrección del Señor REFLEXIÓN: El domingo amaneció como todos los días, para los discípulos y discípulas de Jesús. Con las primeras luces del amanecer, las mujeres salieron presurosas hacia la tumba del Maestro, para ungir su cuerpo con los aceites aromatizados, como un último signo de su amor por él. Pero las sorprendió el hecho de encontrar la tumba de Señor abierta y vacía. Su desconcierto y su temor encontraron una respuesta en las palabras del ángel, que les recordó lo que Jesús mismo les había anunciado antes de ir a Jerusalén. Entonces se llenaron de dicha, y emprendieron el camino de regreso para llevar la buena noticia a los demás. La resurrección de Jesús de entre los muertos es la gran noticia que los cristianos tenemos que llevar a todos los rincones de la tierra, porque en ella está nuestra esperanza y la esperanza del mundo entero. Jesús, con su muerte, venció de manera definitiva y total, al mal y al pecado, y su resurrección a una nueva vida, es para todos los hombres y mujeres del mundo, promesa de vida eterna y feliz. INTENCIÓN: En esta primera decena del Rosario, demos gracias a Dios por la resurrección de Jesús, que fundamenta nuestra fe y nuestra esperanza en él, y pidámosle que nos ayude a anunciar esta verdad maravillosa que da un nuevo significado y una nueva perspectiva a nuestra vida humana, con nuestras palabras y con nuestras acciones cotidianas.

Segundo misterio glorioso: La Ascensión del Señor REFLEXIÓN: Después de la resurrección, Jesús se apareció a sus discípulos varias veces, en distintas circunstancias, pero su lugar ya no estaba en el mundo físico, sino en el cielo, a la derecha de su Padre. La ascensión señala este acontecimiento especial de la historia de la salvación, que no implica de ninguna manera, que Jesús nos haya abandonado definitivamente. Al contrario; desde el cielo, Jesús intercede por nosotros ante el Padre; nos protege y nos guía, para que seamos capaces de hacer realidad en nuestra vida su mensaje de amor, de verdad, de libertad, de justicia y de paz, para la humanidad de todos los tiempos y lugares. INTENCIÓN: En este segundo misterio del Rosario, pidamos a Jesús, que la Iglesia que camina por el mundo, bajo guía del Papa Francisco, permanezca fiel a su Palabra, y lleve su amor y su paz, a todos los hombres y mujeres de la tierra, especialmente a los más pobres y desamparados.

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Tercer misterio glorioso: La venida del Espíritu Santo REFLEXIÓN: Muchas veces y de diferentes maneras, anunció Jesús a los apóstoles que después de su muerte les enviaría al Espíritu Santo, el Consolador que les ayudaría a recordar y entender todo lo que él les había enseñado. Y cuando se cumplió el tiempo señalado, Jesús realizó su promesa. El Espíritu Santo es la presencia viva y actuante de Jesús en la Iglesia y en el mundo, a lo largo de los tiempos. El soplo de Dios que nos comunica a quienes creemos en Él, una nueva vida. El Espíritu Santo es nuestra luz y nuestra fuerza, nuestro Maestro y nuestro guía. Su presencia en nuestro corazón nos permite conocer a Dios, recibir su amor y acogerlo, y ser en el mundo, mensajeros y testigos de la salvación que Jesús consiguió para todos con su vida y su muerte. INTENCIÓN: Mientras rezamos las diez Avemarías de esta tercera decena del Rosario, demos gracias a Dios por habernos regalado el Espíritu de su Hijo, y pidámosle que nos ayude a acogerlo con corazón abierto y bien dispuesto, a escuchar sus insinuaciones, y a seguir sus inspiraciones, para bien nuestro y de quienes viven a nuestro lado.

Cuarto misterio glorioso: La Asunción de nuestra Señora REFLEXIÓN: En este cuarto Misterio Glorioso, la Iglesia quiere que pongamos nuestros ojos y nuestro corazón en María, la madre de Jesús y su primera y más fiel discípula. María que creyó siempre, que fue humilde y bondadosa, delicada y amorosa, fiel sierva de Dios y de los hombres, es la madre a cuyo cuidado debemos acogernos, la maestra que puede enseñarnos todo lo que necesitamos saber sobre Jesús y su mensaje, y el modelo que tenemos que seguir si queremos hacer realidad en nuestra vida la Voluntad de Dios. Invoquémosla con fe y con esperanza. Pidámosle que nos ayude a ser las personas que Dios espera que seamos. Coloquemos en sus manos de madre las necesidades de nuestra familia, las necesidades de nuestro país, las necesidades de la Iglesia y las necesidades del mundo, seguros de que en ella tenemos a nuestra mejor abogada. INTENCIÓN: Recordemos muy especialmente a las mamás que en el mundo y en nuestro país, sufren a causa de la violencia que les arrebata a sus esposos y a sus hijos, y también a las que experimentan la tristeza de sentirse solas y abandonadas en su vejez.

Quinto misterio glorioso: La Coronación de María Santísima REFLEXIÓN: Dios mismo quiso exaltar a María, la madre de Jesús, como la mujer por excelencia, la madre por excelencia, la creyente por excelencia, y nosotros nos unimos a esta exaltación con nuestro cariño y devoción. Entendemos perfectamente, que la mejor manera de honrarla, es buscando parecernos a ella, como hijos e hijas de Dios y como seguidores y seguidoras de Jesús. Queremos coronarla con nuestro amor y nuestras buenas obras, y con nuestra lucha constante contra el mal y el pecado, que ella derrotó aceptando ser la Madre del Salvador. INTENCIÓN: Ofrezcamos este último Misterio del Rosario como un tributo de veneración a nuestra Madre del cielo, y pidámosle con fe que nos ayude a vivir cada día de nuestra vida, con la conciencia de nuestra condición de discípulos y discípulas de Jesús, misioneros y misioneras de su amor por el mundo, cada uno en las circunstancias particulares y muy propias de su vida. Oremos de una manera muy especial por el Papa Francisco, para que María lo guíe y lo proteja siempre en el cumplimiento de su misión en la Iglesia y en el mundo, como testigo de la verdad de Dios y de su amor misericordioso por todos los hombres y mujeres, particularmente por los que son más débiles y los que sufren pobreza y marginación, tristeza y soledad, enfermedades y dolores.

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MISTERIOS LUMINOSOS

El Bautismo del Señor en el Jordán Reflexión: La predicación de Juan Bautista en el desierto de Judea, marcó para Jesús el comienzo de su vida pública. Cuando oyó hablar de él, salió a su encuentro, se hizo bautizar por él, y luego se fue al desierto, donde permaneció 40 días y 40 noches orando y haciendo penitencia, en una especie de retiro espiritual. De esta manera se preparaba interiormente para empezar a anunciar de viva voz, el mensaje de amor que Dios Padre le había confiado, y que él mismo ya vivía en su vida cotidiana en Nazaret. Dios Padre y el Espíritu Santo confirmaron a Jesús en su decisión y en su misión, dejando escuchar su voz y manifestando su presencia en forma sensible, como para que a nadie le quede ninguna duda. Jesús es el Hijo encarnado de Dios, su Mensajero, su Enviado, y está lleno de su Espíritu, que lo anima e impulsa; nosotros debemos escucharlo con atención y hacer realidad en nuestra vida sus palabras y su ejemplo, si queremos complacer a Dios como él mismo hace. Intención: Mientras rezamos las diez Avemarías de esta primera decena del Rosario, demos gracias a Dios por el Bautismo que un día recibimos, y que nos hace hijos suyos y miembros de su familia que es la Iglesia, y pidámosle como una gracia muy especial, vivir con consciencia esta realidad de nuestra vida, que es sin duda un don gratuito de su amor, un privilegio inmerecido. Oremos también por los millones de personas en el mundo que no tienen la dicha de conocer a Jesús y su mensaje de amor, de perdón, de libertad, de justicia y de paz, que nosotros conocemos, y que da sentido y valor a nuestra vida.

Las bodas de Caná Reflexión: es una gran alegría que la primera manifestación pública de jesús, su primer milagro, haya tenido lugar en una fiesta de bodas. Cuando se tiene verdadera fe, cuando se cree de verdad, es fácil entender que Dios que nos ama, quiere siempre lo mejor para nosotros, y que su voluntad salvadora no se opone nunca a nuestra felicidad, como muchos creen. Al contrario. La busca, desea dárnosla, hace todo lo que está a su alcance para que lleguemos a tenerla en plenitud. Pero la verdadera felicidad, no la aparente felicidad, la felicidad momentánea que nos dan los placeres del mundo, que también conducen al hastío. Ser cristiano de verdad, discípulo auténtico de Jesús, es para nosotros una verdadera fiesta, una fiesta del amor y de la vida, una fiesta que llena nuestro corazón de alegría y de esperanza. Una fiesta que nos permite vislumbrar la eternidad bienaventurada y nos prepara para el encuentro cara a cara con el Dios que es Amor y Vida en plenitud. Un banquete de bodas en el que el mejor vino es Jesús mismo que se nos da como bebida de salvación. Intención: Ofrezcamos esta decena del Rosario por las personas que viven tristes por diversas circunstancias, y pidamos para ellas y también para nosotros, los dones de la alegría y de la paz espiritual, aún en medio de las dificultades y problemas que a todos nos trae la vida.

El anuncio del Reino de Dios Reflexión: Toda la vida de Jesús, toda su predicación, todos sus milagros, tuvieron un sólo objetivo, anunciar y hacer presente en el mundo lo que él llamó el Reino de Dios, el reinado de Dios, que no es otra cosa que permitir que Dios sea el soberano, el dueño y señor de nuestro corazón y de nuestra vida, y del mundo entero. Teniendo la plena convicción de que cuando buscamos y permitimos que esto ocurra, alcanzamos la plenitud de nuestro ser y la felicidad que todos anhelamos y buscamos. Dios no es de ninguna manera un estorbo para nuestra dicha, como muchos piensan y nos hacen creer. Dios es nuestra mayor alegría. Dios es nuestra única y verdadera esperanza. Dios es nuestra paz. Dios es el amor en plenitud. Cuando abrimos nuestro corazón a Él y a lo que Él desea para nosotros, somos verdaderamente felices y nuestra vida logra su plena realización. No importa que sucedan cosas que aparentemente no son compatibles con la felicidad, o que implican 30


un obstáculo para conseguirla, porque como decía santa Teresa: "Quien a Dios tiene, nada le falta. Sólo Dios basta". Intención: Rezando este tercer Misterio del Rosario, pidamos a Dios, por intercesión de María, que nos haga dóciles a las enseñanzas de Jesús; capaces de abrir nuestro corazón a su mensaje y de vivir toda nuestra vida en él y por él, seguros de que es lo mejor que podemos hacer y desear. Pensemos también en todos los hombres y mujeres de la tierra a quienes no ha llegado la buena noticia del Evangelio de Jesús, y oremos para que con la ayuda de los misioneros puedan recibirla y acogerla con prontitud.

La transfiguración del Señor Reflexión: Este episodio de la vida de Jesús tuvo lugar, según lo señalan los evangelios, unos días antes de su juicio y condena en la ciudad santa de Jerusalén, y fue para los tres discípulos que estaban con él, una verdadera visión de su gloria, destinada a darles paz en los momentos de dolor que estaban próximos a ocurrir. De manera semejante a lo que sucedió cuando fue bautizado por Juan en el río Jordán, Dios Padre se hizo presente y dejó escuchar su voz reconociendo a Jesús como su Hijo muy querido, pero esta vez señaló además a quienes estaban presentes, la necesidad de que escucharan su voz y su mensaje. Escuchar a Jesús es, sin duda, escuchar a Dios; oír su Palabra de verdad y de vida; permitir que su amor nos transforme, nos transfigure, haga de cada uno de nosotros un verdadero hijo o hija de Dios. Intención: Mientras rezamos las diez Avemarías de este Misterio del Rosario, pidamos a Jesús, por intercesión de María, que la Iglesia, a la que pertenecemos por nuestro Bautismo, sea en el mundo, signo claro de su presencia, y que cada uno de los cristianos católicos, sepamos dar testimonio de su bondad y de su amor, en el lugar en el que nos ha tocado vivir, con nuestras acciones y palabras.

La institución de la Santísima Eucaristía Reflexión: En la Última Cena con sus discípulos, Jesús instituyó para nosotros el maravilloso Sacramento de la Eucaristía, que lo hace eternamente presente en el mundo, bajo las especies del pan y del vino, consagrado por la efusión del Espíritu Santo y las palabras del sacerdote. Recibir la Eucaristía es alimentarnos con el Cuerpo y la Sangre de Jesús, es decir, con su vida, para empezar a ser como él. Para amar a los demás como él amó a todas las personas que encontró en su camino. Para servir a los demás como él sirvió a quienes solicitaban su ayuda. Para perdonar como él perdonó a los pecadores con quienes se encontró, incluyendo a quienes lo condenaron a muerte y quienes ejecutaron la pena. Para anunciar la verdad de Dios, su santidad y su justicia, como él lo hizo con cada una de sus palabras y de sus acciones. Tenemos que tomar conciencia clara de esto. Acercarnos a recibir a Jesús en la Eucaristía tiene que transformarnos poco a poco en personas humildes, sencillas, bondadosas y amorosas como él. Si esto no se realiza, es que todavía no hemos comprendido lo que estamos haciendo y no hemos abierto las puertas de nuestro corazón a la verdad y al amor transformante de Dios. Intención: Ofrezcamos esta decena del Rosario, pidiendo al Señor por intercesión de María, que nos dé la gracia de comprender, cada vez con mayor profundidad el Misterio de su presencia amorosa en la Eucaristía, y lo que significa para nosotros acercarnos a recibirla. Hagamos también una oración especial por los sacerdotes, que con sus enseñanzas nos acercan a Dios, y que hacen posible que con la celebración de la Eucaristía, Jesús renueve cada día su presencia sacramental en el mundo.

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Modo 5 Anunciar el misterio y meditar las siguientes reflexiones. Después se reza el padre nuestro, 10 avemarías, gloria y jaculatorias. MISTERIOS GOZOSOS La Anunciación Enviado Gabriel a visitar a María, hízole la pregunta de la cual el Reino de Dios esperaba respuesta. María, turbada, escuchó su corazón, pregunto sobre cómo y, con franqueza fiel, pronunció su fiat: hágase en mí según tu palabra. María, haciendo uso de la libertad que Dios le dio, consintió la Encarnación; acudió, en su súplica, al corazón del Padre. La visitación de María a su prima Sta. Isabel Conocida, por María, la maternidad de Isabel, esposa de Zacarías, prima suya, acude a prestarle auxilio. Por las montañas de Judá sus pasos, santas estelas de Dios, buscan para encontrar reposo en aquel corazón. Y al saludarle el niño, Juan sería, precursor, antesala del que viene, salta de gozo en el vientre de su augusta madre. “Bendita tú eres”, dice Isabel, agradeciendo la visita de la madre de su Señor, no comprendiendo el porqué de tal hecho.

El nacimiento del Hijo de Dios en Belén Llegado el día del alumbramiento es Belén el lugar escogido. Un establo. En ese lugar de pobreza terrena donde la haya, acoge a esta luz que viene a alumbrar nuestra oscuridad. Pastores cercanos, sabios lejanos llevados de una fe que no conocen pero que les atrae, lugareños que anhelan la llegada del Mesías que les saque de esa triste existencia, adormilado caminar por su mundo de reglas... le reciben con gozo y esperanza. En Belén se ha hecho claridad en la noche del mundo. La Purificación de Nuestra Señora Nacido el Niño Dios ha de acudir, al Templo, María, madre inmaculada, para purificar y cumplir con la ley. Simeón y Ana reconocen la estirpe que les ha llegado y tienen entre sus manos. Ya pueden acudir al Padre porque también cumplió su Palabra con ellos. Purificada la nunca impura, por cumplir con la ley de los hombres, María regresa a su casa, a guardar todo en su corazón.

El niño perdido y hallado en el Templo Como es propio de la Pascua, acuden junto a muchos, a la ciudad Santa, Jerusalem. De regreso no hayan al niño y buscan con desesperación de padres. Lo buscan y regresan al Templo, esperando encontrarlo allí, ya perdida la esperanza. Entre los sacerdotes está, preguntando sobre la Ley y los Profetas. Allí le encuentran, haciendo el trabajo que su Padre, Abbá amado, le encomendó. Pero María, no sin tristeza por lo hecho, perdona y guarda, en su corazón, esas palabras ahora tan extrañas.

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MISTERIOS DOLOROSOS La oración del huerto Conocida, por Jesús, llegada la hora que ya sólo sería del recuerdo, acude en oración al Padre. Transido del dolor que conoce, sabedor de la maldad del hermano, ruega piedad a Abbá amado. Conocida, por Jesús, la voluntad del Creador, entrega su cuerpo al mismo destino que le tenía reservado. Empapa el suelo con gotas de sudor y de sangre, cáliz amargo que bebe entonces y, ya, siempre. La flagelación del Señor Pilato, poder romano y liberador en falso, acomete la atrocidad más atroz: libera a Barrabás por miedo al decaer de su poderío y Jesús, atado cual cordero que va al matadero, sufre las acechanzas de los instrumentos de tortura. Y mientras sufre, tal es su misericordia, perdona a sus verdugos. Y mientras su cuerpo acapara el látigo y el flagelo, supera ya lo humano su condición. Un golpe tras otro lo acercan al Reino del Padre. Un golpe tras otro intensifica su ganada Gloria. La coronación de espinas Necesitan la mofa y el escarnio. Tal es la maldad inhumana de quien asesta el golpe. Caña por cetro, raída tela por túnica de rojo color pasión, roja sangre derramada. Y lo saludan como Rey. Pero no como Rey del Universo sino como Rey de la oscuridad que son, como Rey de su depravada humanidad. Vemos a Cristo erguido, superando todo mal, encaminado hacia su martirio, digno entre todas las dignidades. La cruz a cuestas Hace del madero su compaña Santa. De Cirene viene, obligado, obligación que tanto amará luego, comunión de manos que acompañan su dolor. Camino del Calvario, las calles de Jerusalem oyen los gritos desgarrados de los que sufren su final. María alcanza su rostro. Acaricia ese regio ser. Dolor, amado sufriente, amorosamente digno. Se ve ya el monte, y los instrumentos preparados. Se están abriendo las puertas del cielo, sus goznes están siendo regados con sangre que libera, salva, justifica. Jesús muere en la cruz Todo se ha consumado. El Templo se rasga, el mundo pierde al Mesías y Dios gana al Hijo. Perdonando. Muere para vivir pidiendo clemencia para sus captores, que ignoran su ignominia. Y danzan, en el cielo, ángeles y arcángeles. En esto, Dios, también cumplió su promesa.

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MISTERIOS GLORIOSOS La Resurrección del Señor Tristes pasan las horas desde que el velo del templo rasgara su finitud en el óbito, muerte aparente de la luz, lucero que parece que se pierde; tristes los momentos de bajar el cuerpo, triste ante la desesperanza que parece cernirse sobre la vida de quien amó al Hijo y que, en soledad doliente, velan su pena con su ardiente recuerdo. Pero buscado… no está el cuerpo del Mesías. María, de Magdala no haya… desapareció de su humana vivencia. Porque era la voluntad del Padre… desapareció para cumplir su Palabra. La Ascensión del Señor Estando en ese instante sobrecogidos con la gracia, bendecidos por la mano de quien había resucitado, esperando más palabras de su Maestro amado, miran como su cuerpo deja la humana tierra, se eleva en una nube, se pierde de todos sus ojos, asciende nuestro origen, parte pleno hacia Dios. Ha vencido a la muerte, iniquidades sin término dejan de lado su vida; sube, encuentra, para llegar al Padre, vence para ilusionar el corazón de sus hijos; para que sepan, con certeza, que una vida nueva les espera, que nos preparará, para todos, espacio donde quedarse, para que gocemos, con Él, de la visión más admirable, para que sepamos que, por Él, perdonados hemos quedado. La venida del Espíritu Santo Cincuenta días tras la resurrección de Cristo, el Pentecostés esperado, comparten momentos de dicha sintiendo que su persona, Dios humanizado, había subido al Reino para enviarles su mano, para que su lengua divina les recobrara al amarlos, para que la fuerza de su estela dejara la más clara huella. Ante presentes y ausentes, quienes miran la escena comunican la Palabra y entienden en sus lenguas, y comprenden el cumplimiento de la promesa que Él hiciera. Ya no hay miedo, ni desazón, ni tristeza. Tan sólo ansia de mundo, de luz que dar, de almas nuevas que traer al Padre. La Asunción de nuestra Señora Por no dejarse vencer por el maligno y esperar, paciente, que se cumpliera la profecía y sintiera la espada su corazón atravesar; por recorrer, tras el Hijo, el camino golgotario y de terrible recuerdo, amando, así, esa gloria; por esperar, amante, el momento álgido del fin, entregando su ahora a la voluntad de Dios; por haber aceptado la Revelación y ser espejo fiel para el Hijo, por haber servido como esclava del Padre, por haber hecho de su cuerpo refugio, por haber dado fin al olvido a tener en su corazón cada paso de Cristo, por haber sido el resplandor de la sabiduría y la hermosura del amor haber encarnado. Quiso Dios, por esto y lo ignorado y que sólo Él sabe, que encontrase lugar en su Reino, acomodo en su Reino, incorrupción en su Reino Y por eso es reclamada por el Padre. Asunta, intercesora para siempre. María, Madre. La Coronación de María Santísima María, enjoyado corazón de Dios, Madre que ama al Hijo sobre todo, luz que alumbra la necesidad de nuestro paso; María, recibiste corona de gloria de las manos de Dios. Tú que sobre todo, reinas; que, sobre todo, formas los sueños de los hombres, tú que, con la vitalidad gigantesca de tu poder de Madre… das a nuestro corazón el vuelo que nos lleva hacia Cristo. A ti, María Madre, a quien adoran los ángeles, y los patriarcas aman, los profetas miran y los Apóstoles sienten; a ti, María Madre, Reina sobre nosotros, que bajo Dios todos miran como manto sobre el que lloran las lágrimas; a ti, María Madre, Virgen dolorosa a quien dirigimos las súplicas, que tus manos acaricien nuestro corazón porque el Padre ha coronado tu inmaculado corazón.

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MISTERIOS LUMINOSOS El Bautismo del Señor en el Jordán Cumpliendo la voluntad del Padre, Jesús, Emmanuel, acude a Juan, primo y elegido para descubrir el hacha que está preparada. Al igual que en la creación raugh elohim –el espíritu de Dios- sobrevolaba las aguas, el mismo Espíritu sobrevuela, ahora, a Cristo, enviado como el Mesías que todos esperan. El desierto, el silencio y la oración esperan del Hijo el verdadero cumplimiento de todo lo escrito. Las bodas de Caná Escasos, aún, los discípulos, acuden a esta boda. María acompaña para interceder por los necesitados. Sucumbe, Jesús, ante la petición de la Inmaculada. “No tienen vino”. No puede decaer la felicidad, el néctar del hombre ha de ser signo de lo nuevo. Agua para las purificaciones de doctrinas que apartan al pueblo del Padre, luz que oscureció el rostro buscado. Y Jesús, ante la Madre, no puede negar esa merced, no quiere dejar de hacer su voluntad, su atento ver, su cotidiano buscar para bien de los hijos. El anuncio del Reino de Dios Jesús ha de cumplir su misión. El Reino de Dios espera. Por eso busca el momento oportuno para proclamar que ya, al fin, ha llegado. Ante sus oyentes ofrece la conversión, la posibilidad de recibir, ya, la gracia del Padre, el mensaje que entrega de si mismo para gozo del mundo. Así podemos caminar en la seguridad de su presencia; paso a paso en nuestro quehacer. Y conversión que continúa, procurando la demanda de perdón ante la ofensa. Para seguir adelante con Él. La transfiguración del Señor Santiago, y Pedro, y Juan... testigos del resplandor del Maestro. Claridad, luz, testimonio perfecto del que esperan. Moisés, Elías... profetas; profetas como Cristo; profetas que acompañan el momento. En el monte, como tantas otras ocasiones... cerca de Dios… anhelado por el hombre. Ante los primeros presenta su luz; con los segundos conversa de su amargo y deleitosos futuro inmediato: pasión buscada para cumplir la voluntad de Abbá amado. “Que bien se está aquí”. Pedro, hombre, pegado al suelo natural, no comprende la sobrenatural presencia del hermano Jesús. Pero queda, en sus corazones, esa imagen de la Gloria. La institución de la Santísima Eucaristía Para hacer su presencia perpetua, para comunicarse siempre con sus discípulos, para cobijarse en nuestros corazones... en la noche... la cena... el signo del pan y del vino. Para siempre, ya, con nosotros. En recuerdo que hace presente su presencia, en una perennidad de su aliento, su alma era morada del Padre. De ese espacio, pasado tiempo milenario, llega hasta aquí para que no perdamos memoria de su entrega. Y para que la hagamos nuestra.

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Modo 6 Anunciar el misterio y meditar las siguientes reflexiones. Después se reza el padre nuestro, 10 avemarías, gloria y jaculatorias. MISTERIOS GOZOSOS El que dirige el rezo: Hoy contemplaremos los misterios gozosos. Ellos se caracterizan por el gozo que produce el acontecimiento de la encarnación. Meditar los misterios "gozosos" significa adentrarse en los motivos últimos de la alegría cristiana y en su sentido más profundo. Significa fijar la mirada sobre lo concreto del misterio de la Encarnación y sobre el preanuncio del misterio del dolor salvífico. (Ver "El Rosario de la Virgen María", N° 20). En el primer misterio gozoso se contempla la Anunciación. "Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre, llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando donde ella estaba dijo: "Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo...vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús"... Dijo María: "He aquí la sierva del Señor; hágase en mí según tu palabra"". (Lc 1, 26-28.31-38) Oh Dios, autor de la salvación, que enviaste a tu ángel Gabriel a Santa María para hacerla Madre del Redentor; aviva en nuestra mente la firme convicción de ser tus hijos y de querer vivir siempre en comunión con el Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia. Por Jesucristo nuestro Señor. Todos: Amén. El que dirige el rezo: Ofrecemos este misterio por la paz del mundo: Para que los gobernantes de las naciones, responsables de promover el bien común y la concordia entre las naciones, establezcan entre los pueblos relaciones de justicia, de reconciliación y de paz. En el segundo misterio gozoso se contempla la Visitación de Nuestra Señora. "En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludo a Isabel. Y en cuanto oyó Isabel el saludo de María...quedó llena del Espíritu Santo". (Lc 1, 39-41) Oh Señor, sabiduría y fuerza de los profetas, que inspiraste a la Madre del Verbo encarnado visitar a su distante y anciana prima, para que tu Hijo, que ella llevaba en su seno, santificase a Juan, el más grande profeta; concédenos obtener las gracias y las virtudes por la presencia operante de la Madre de la Iglesia. Por Jesucristo nuestro Señor. Todos: Amén. El que dirige el rezo: Ofrecemos este misterio por nuestro Arzobispo el Cardenal Juan Luis, y por todos los sacerdotes de nuestra Arquidiócesis: Para que vivan su sacerdocio como servicio incansable y donación sin límites a Cristo y a la Iglesia.

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En el tercer misterio gozoso se contempla el nacimiento de Jesús. "José y María salieron de Nazaret hacia Belén y, "mientras ellos estaban allí se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre"". (Lc 2, 6-7) Oh Señor del cielo y de la tierra, que te complaciste en poner en movimiento a las estrellas del cielo y encaminar a los humildes y doctos hacia la fría cueva en donde María dio a luz a tu Hijo divino; concédenos unirnos en la humildad y el amor a la vida del Verbo encarnado. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Todos: Amén. El que dirige el rezo: Ofrecemos este misterio por todas nuestras familias: Para que por medio del rezo constante del santo rosario, nuestros hogares vivan cimentados en el amor y en la paz de Cristo. En el cuarto misterio gozoso se contempla la purificación de la Virgen. "Cuando, según la ley de Moisés, se cumplieron los días de la purificación, subieron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor, como está prescrito en la Ley del Señor: "Todo varón primogénito será consagrado al Señor"". (Lc 2, 22-23) Oh Dios, libertador del pueblo elegido, que acogiste en el templo a tu Hijo divino con su Madre Virgen; concédenos por intercesión de la misma Madre de Dios ser presentados a ti en el Paraíso. Por Jesucristo nuestro Señor. Todos: Amén. El que dirige el rezo: Ofrecemos este misterio por los enfermos: Para que el Señor Jesús y nuestra Madre Santa María, salud de los enfermos, los visiten con su amor misericordioso y les den la salud deseada. En el quinto misterio gozoso se contempla el Niño perdido y hallado en el templo. "El niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo sus padres...Al cabo de tres días, lo encontraron en el templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y preguntándoles". (Lc 2, 43-46) Oh Padre del cielo, que consentiste que tu Hijo divino se entretuviera contigo, entre los doctores del templo, no obstante las grandes angustias de sus padres por el temor de haberlo perdido; haznos perseverantes en la oración para conseguir los frutos de la redención. Por Jesucristo nuestro Señor. Todos: Amén. El que dirige el rezo: Ofrecemos este misterio por el Año del Rosario que estamos viviendo:Para que Santa María nos eduque a contemplar el rostro de Jesús, su Hijo y así nuestra mirada no se aparte jamás de Él.

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MISTERIOS DOLOROSOS El que dirige el rezo: Hoy contemplaremos los misterios dolorosos. El Rosario escoge algunos momentos de la Pasión, intuyendo que ellos son el culmen de la revelación del amor y la fuente de nuestra salvación. Los misterios dolorosos llevan al creyente a revivir la muerte de Jesús poniéndose al pie de la cruz junto a María, para penetrar con ella en la inmensidad del amor de Dios al hombre y sentir toda su fuerza regeneradora. (Ver "El Rosario de la Virgen María", N° 22). En el primer misterio doloroso se contempla la oración en el huerto de los Olivos. "Salió (del cenáculo) y, como de costumbre, fue hacia el monte de los Olivos, y los discípulos le siguieron. Y se apartó de ellos...y puesto de rodillas oraba diciendo: "Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya"...Y sumido en angustia, insistía más en su oración. Su sudor se hizo como de gotas espesas de sangre que caían en tierra". (Lc 22, 39-44) Oh Dios, omnipotente y misericordioso, que en el huerto de los Olivos abandonaste a tu Hijo a una amarguísima agonía para expiación de los pecados de los hombres; convierte a ti, suma bondad, nuestras frágiles voluntades para que detestando el pecado, nos convirtamos a la santidad y a la justicia. Por Jesucristo nuestro Señor. Todos: Amén. El que dirige el rezo: Ofrecemos este misterio por los pobres y por todos los que sufren: Para que el Señor los auxilie en sus necesidades, aprendan a descubrir la dimensión reconciliadora del dolor y encuentren en todos los miembros de la Iglesia un testimonio de amor solidario. En el segundo misterio doloroso se contempla la flagelación del Señor. "Díceles Pilato: "¿Y qué voy a hacer con Jesús, el llamado Cristo?" Y todos a una: "¡Sea crucificado!"...Pilato, entonces, queriendo complacer a la gente, les soltó a Barrabás y entregó a Jesús, después de azotarlo, para que fuera crucificado". (Mt 27, 22; Mc 15, 15) Dios de infinita bondad y de eterna justicia, que toleraste la pena dolorosa de la flagelación de tu divino Hijo para que su sangre lavase las miserias de los hombres; imprime en nosotros sentimientos de vivo dolor por nuestros pecados y confirma el sincero propósito de repararlo generosa y sinceramente. Por Jesucristo nuestro Señor. Todos: Amén. El que dirige el rezo: Ofrecemos este misterio por el Santo Padre, el Papa Juan Pablo II: Para que el Señor que lo ha elegido como sucesor de San Pedro, lo cuide y ayude en todo momento, a fin de que sea para la Iglesia principio y fundamento visible de la unidad de la fe y de la comunión en la caridad. En el tercer misterio doloroso se contempla la coronación de espinas. "Los soldados le llevaron dentro del palacio, es decir, al pretorio, y llamaron a toda la cohorte. Le visten de púrpura y, trenzando una corona de espinas, se la ciñen. Y se pusieron a saludarle: "¡Salve, Rey de los judíos!". (Mc 15, 16-18) Sabiduría eterna de Dios, que no ahorraste a tu divino Hijo, nuestro Salvador, el tormento de la corona de espinas para que expiase especialmente los pecados de impureza y de orgullo del hombre; sálvanos de las tinieblas del mal. Por Jesucristo nuestro Señor. 38


Todos: Amén. El que dirige el rezo: Ofrecemos este misterio por las familias: Para que las relación de los padres con sus hijos y de los esposos entre En el cuarto misterio doloroso se contempla a Jesús con la cruz a cuestas. "Tomaron, pues, a Jesús, y él cargando con su cruz, salió hacia el lugar llamado Calvario, que en hebreo se llama Gólgota, y allí, le crucificaron" (Jn 19, 16-18) Oh Dios, que manifestaste tu amor en la admirable redención del hombre y que de la penosa subida al Calvario de tu divino Hijo sacaste plena satisfacción por las culpas de la humanidad entera; convierte a los pecadores al verdadero camino, para que vuelvan a recorrerlo, aceptando de buen grado el peso de la cruz y las humillaciones debidas por sus pecados. Por Jesucristo nuestro Señor. Todos: Amén. El que dirige el rezo: Ofrecemos este misterio por todos los pueblos de la tierra: Para que iluminados por la sabiduría del Espíritu, reconozcan al Señor Jesús como el Hijo amado que el Padre ha enviado para salvación de todos. En el quinto misterio doloroso se contempla la muerte de Jesús en la cruz. "Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: "Mujer, ahí tienes a tu hijo". Luego dice al discípulo: "ahí tienes a tu madre"...(después) la oscuridad cayó sobre toda la tierra hasta la hora de nona...y Jesús, dando un fuerte grito, dijo: "Padre, en tus manos pongo mi espíritu" y, dicho esto, expiró". (Jn 19, 26-27; Lc 23, 44-46) Imploramos, Oh Señor, tu misericordia infinita, por la muerte en la cruz de tu amado Hijo, obediencia suprema a tu designio divino; para que sea dignamente honrada tu justicia y los hombres puedan entrar a gozar de tu presencia en la casa paterna. Por Jesucristo nuestro Señor. Todos: Amén. El que dirige el rezo: Ofrecemos este misterio por el aumento de nuestro amor filial a Santa María: Para que amándola como el Señor Jesús la ama, María nos configure más plenamente con su divino Hijo.

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MISTERIOS GLORIOSOS El que dirige el rezo: Hoy contemplaremos los misterios gloriosos. La contemplación del rostro de Cristo no puede reducirse a su imagen de crucificado. ¡Él es el Resucitado! El Rosario ha expresado siempre esta convicción de fe, invitando al creyente a superar la oscuridad de la Pasión para fijarse en la gloria de Cristo, en su Resurrección y en su Ascensión. Contemplando al Resucitado, el cristiano descubre de nuevo las razones de la propia fe (ver 1 Cor 15,14), y revive el gozo de María, quien experimentó de modo intenso la nueva vida del Hijo glorificado. (Ver "El Rosario de la Virgen María", N° 23). En el primer misterio glorioso contemplamos la Resurrección del Señor. "Entraron en el sepulcro y vieron a un joven sentado en el lado derecho, vestido con una túnica blanca, y se asustaron. Pero él les dice: "No os asustéis. Buscáis a Jesús de Nazaret, el Crucificado; ha resucitado, no está aquí. Ved el lugar donde le pusieron"". (Mc 16, 5-6) Padre de inmensa gloria, por la fe viva y operante en la resurrección de tu divino Hijo, haznos vencedores del mal y del infierno. Por Jesucristo nuestro Señor. Todos: Amén. El que dirige el rezo: Ofrecemos este misterio por la Paz del mundo: Para que los gobernantes de las naciones acojan el pedido del Papa Juan Pablo II, de forjar una paz con justicia y con perdón, para que de esta manera cesen los odios, los deseos de venganza y el ansia de la destrucción. En el segundo misterio glorioso se contempla la Ascensión del Señor a los cielos. "Jesús se acercó a ellos y les habló así: "Id, pues, y enseñad a todas las gentes, bautizándoles en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo..." Después...alzando sus manos los bendijo. Y, mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo, en donde está sentado a la derecha del Padre". (Mt 28, 18-19; Lc 24, 50-51) Dios, omnipotente y eterno, que glorificaste la humanidad gloriosa de tu divino Hijo con la triunfante ascensión al cielo; mantén despierta en nosotros la esperanza de las realidades espirituales y haznos partícipes en la tierra de los sentimientos del corazón materno de Santa María. Por Jesucristo nuestro Señor. Todos: Amén. El que dirige el rezo: Ofrecemos este misterio por el Santo Padre, el Papa Juan Pablo II, por su santidad de vida, salud e intenciones; Para que el Señor Jesús lo sostenga en todo momento con su amor. En el tercer misterio glorioso se contempla la venida del Espíritu Santo sobre la Virgen María y los apóstoles. "Llegado el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar...Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que dividiéndose se posaron sobre cada uno de ellos; y quedaron todos llenos del Espíritu Santo". (Hch 2, 1.3-4) ¡Oh Padre!, que en unión de tu divino Hijo enviaste al Espíritu Santo a Santa María, la madre de Jesús, y a los apóstoles, reunidos con ella en el cenáculo; une a toda la humanidad en Cristo, nuestro Redentor, que vive y reina por los siglos de los siglos. Por Jesucristo nuestro Señor. 40


Todos: Amén. El que dirige el rezo: Ofrecemos este misterio por las familias cristianas: mPara que sean testigos del Evangelio y fomenten la vocación cristiana de sus hijos. En el cuarto misterio glorioso se contempla la asunción de Santa María al cielo . "La Inmaculada siempre Virgen María, Madre de Dios, concluida su vida terrena fue ascendida en cuerpo y espíritu a la gloria celestial" (Definición dogmática de Pío XII) Oh Dios, felicidad eterna de los bienaventurados, que con la asunción al cielo en cuerpo, mente y espíritu de la Madre de tu Hijo divino manifestaste el triunfo de la reconciliación del hombre; por la intercesión de la misma Virgen María, haznos santos, como tú nos quieres. Por Jesucristo nuestro Señor. Todos: Amén. El que dirige el rezo: Ofrecemos este misterio por las vocaciones al sacerdocio : Para que el Señor nos conceda, muchas y buenas vocaciones, a fin de que la grey cristiana, guiada por santos y sabios sacerdotes, pueda llegar segura a los pastos abundantes de la eterna felicidad. En el quinto misterio glorioso se contempla la coronación de Santa María. "Una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza". (Ap 12, 1) Oh Trinidad gloriosa y eterna, fin último de la persona humana y de todo el universo creado, que revelas tu gloria de manera singular en la exaltación de la Madre de tu divino Hijo, como Madre de la Iglesia triunfante, purgante y militante; haznos ahora, en la tierra, hijos devotos de la Iglesia, para poder gozar para siempre de la infinita misericordia de tu redención. Por Jesucristo nuestro Señor. Todos: Amén. El que dirige el rezo: Ofrecemos este misterio por los que sufren: Para que unidos con amor y esperanza a la Cruz del Señor Jesús, experimenten el amor del Padre, la presencia confortadora del Espíritu Santo, y la caridad de sus hermanos cristianos.

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MISTERIOS LUMINOSOS El que dirige el rezo: Hoy contemplaremos los nuevos misterios de la luz. Cada uno de estos misterios revela el Reino ya presente en la persona misma del Señor Jesús. Si bien todo el misterio de Cristo es Luz, ya que Él es la Luz del mundo, esta dimensión se manifiesta sobre todo en los años de la vida pública, cuando el Señor anuncia el Evangelio del Reino. (Ver "El Rosario de la Virgen María", N° 21). En el primer misterio luminoso se contempla el Bautismo de Jesús en el Jordán. "Por entonces llegó Jesús desde Nazaret de Galilea a que Juan lo bautizara en el Jordán. Apenas salió del agua, vio rasgarse el cielo y al Espíritu bajar hacia Él como una paloma. Se oyó una voz del cielo: "Tú eres mi Hijo amado, mi preferido"". (Mc 1, 9-11) Señor, Dios nuestro, cuyo Hijo se manifestó en la realidad de nuestra carne; concédenos poder transformarnos interiormente a imagen de aquel que hemos conocido semejante a nosotros en su humanidad. Por Jesucristo nuestro Señor. Todos: Amén. El que dirige el rezo: Ofrecemos este misterio por los jóvenes: Para que siguiendo el ejemplo de entrega generosa de Santa María, tengan el valor de seguir el llamado del Señor en sus vidas y den todas sus energías para construir un Perú más justo y reconciliado donde se viva sin temor el espíritu de las Bienaventuranzas del Reino. En el segundo misterio luminoso se contempla la auto revelación de Jesús en las Bodas de Caná.

"Faltó el vino, y la madre de Jesús le dijo: "No les queda vino". Jesús le contestó: "Mujer, ¿qué nos va a mí y a ti? Aún no ha llegado mi hora". Su Madre dijo a los sirvientes: "Haced lo que Él diga". Así, en Caná de Galilea, Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria, y creció la fe de sus discípulos en Él". (Jn 2, 3-5.11) Señor, Padre Santo, que, por admirable designio, quisiste que la Virgen santa interviniese en los misterios de nuestra salvación; concédenos te rogamos, que dóciles a las palabras de la misma Madre de Cristo, hagamos todo lo que tu Hijo enseñó y ordenó en su Evangelio. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. Todos: Amén. El que dirige el rezo: Ofrecemos este misterio por las familias cristianas: Para que como verdaderas iglesias domésticas, sean auténticos santuarios donde se viva la fe, la esperanza y la caridad; donde florezca la fidelidad, la obediencia filial, y el amor mutuo; donde se defienda y promueva la vida.

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En el tercer misterio luminoso se contempla el anuncio del Reino de Dios invitando a la conversión.

"Después que Juan fue encarcelado, Jesús se dirigió a Galilea, a predicar la buena noticia del Reino de Dios. Decía: "El tiempo ha llegado y el reino de Dios ya está cerca. Convertíos y creed en el Evangelio"". (Mc 1,14-15) Señor Dios nuestro, que, en la Bienaventurada Virgen María, nos diste el modelo del discípulo que fielmente guarda las palabras de vida; te rogamos que abras nuestros corazones para escuchar las palabras de la salvación, y así, por el poder del Espíritu Santo, resuenen a diario en nosotros y produzcan abundantes frutos de conversión y santidad. Por Jesucristo nuestro Señor. Todos: Amén. El que dirige el rezo: Ofrecemos este misterio por el Perú: Para que Nuestra Señora de la Evangelización, Madre y protectora de nuestro pueblo, al que ha acompañado a través de su historia como su Maestra en la fe, interceda por nosotros y nos ayude a construir en nuestra patria, la ansiada civilización del amor. En el cuarto misterio luminoso se contempla la Transfiguración "Y sucedió que, mientras Jesús estaba orando, cambió el aspecto de su rostro, y su ropa se volvió de una blancura resplandeciente...De la nube salió una voz, que dijo: "Éste es mi Hijo amado, mi elegido. Escuchadle a Él"". (Lc 9, 29.35) Oh Dios, que en la Transfiguración de tu Unigénito confirmaste los misterios de la fe con el testimonio de los profetas, y prefiguraste maravillosamente nuestra perfecta adopción como hijos tuyos; concédenos, te rogamos que, escuchando siempre la palabra de tu Hijo, el predilecto, seamos un día coherederos de su gloria. Por Jesucristo nuestro Señor. Todos: Amén. El que dirige el rezo: Ofrecemos este misterio por los consagrados y consagradas: Para que viviendo su consagración religiosa, por la fiel observancia de sus reglas y constituciones, vivan con firmeza y constancia la caridad perfecta para con Dios, para con la Iglesia y para con el prójimo. En el quinto misterio luminoso se contempla la Institución de la Eucaristía. "Durante la cena, Jesús tomó pan, dio gracias a Dios, lo partió y se lo dio a sus discípulos, diciendo. "Tomad y comed, esto es mi cuerpo". Tomó luego en sus manos una copa, dio gracias a Dios y lo pasó a sus discípulos, diciendo: "Bebed todos de ella, porque esto es mi sangre"". (Mt 26, 26-27) Oh, Dios, que en la Santa Eucaristía nos dejaste el memorial de tu pasión; te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Todos: Amén. El que dirige el rezo: Ofrecemos este misterio por los sacerdotes y las vocaciones al sacerdocio: Para que la vida de los sacerdotes sea una vida santa y para que en nuestra Arquidiócesis de Lima siempre hayan corazones jóvenes que estén dispuestos a seguir el llamado del Señor en el servicio sacerdotal.

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Modo 7 Estilo Padre Pio, Se anuncia el misterio correspondiente, se reza un padre nuestro, y antes de cada avemaría se medita un pasaje del misterio correspondiente, al terminar las 10 avemarías, gloria, oración de Fátima y Jaculatorias MISTERIOS GOZOSOS 1° LA ANUNCIACIÓN Padre nuestro 1.-El Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una Virgen (...) y el nombre de la Virgen era María. (Lc. 1,26- 27). Avemaría. 2.-Alégrate, llena de gracia, el Señor es contigo. Bendita Tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre. (Lc. 1, 28, 42). Avemaría. 3.-Ella se turbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. (Lc. 1, 29). Avemaría. 4.-El Ángel le dijo: no temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios. (Lc. 1, 30). Avemaría.

5.-Concebirás y darás a luz un hijo, al que pondrás por nombre Jesús. (Lc. 1, 31). Avemaría. 6.-El será grande y será llamado Hijo del Altísimo; y su Reino no tendrá fin. (Lc. 1; 32, 33). Avemaría. 7.-María dijo al Ángel: ¿cómo será esto, pues no conozco varón?. (Lc. 1, 34). Avemaría. 8.-El Espíritu Santo descenderá sobre Ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. (Lc. 1, 35). Avemaría.

9.-Por eso el Hijo, en Ti engendrado, será Santo, será Hijo de Dios. (Lc. 1, 35). Avemaría. 10.-He aquí la esclava del Señor; hágase en mi según tu palabra. (Lc. 1, 38). Avemaría. 2º. LA VISITACIÓN Padrenuestro. 1. En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. (Lc. 1, 39-40). Avemaría. 2. Y en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el Niño en su seno, e Isabel quedó llena del Espíritu Santo. (Lc. 1, 41). Avemaría. 3. Y en alta voz exclamó: ¡Bendita Tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! (Lc. 1, 42). Avemaría.

4. Bienaventurada Tú que has creído, porque tendrán cumplimiento en Ti las promesas que se han hecho de parte del Señor. (Lc. 1, 45). Avemaría. 5. Entonces María dijo: mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se regocija en Dios, mi Salvador. Porque ha puesto sus ojos en la pequeñez de su esclava. (Lc. 1, 46-48). Avemaría. 6. Mirad: ya desde ahora me aclamarán bienaventurada todas las generaciones. Porque ha obrado en mi cosas estupendas Aquél que es poderoso. (Lc. 1, 48, 49). Avemaría. 7. Santo es su Nombre y su misericordia alcanza en generaciones a los que le temen. (Lc. 1, 49-50). Avemaría. 8. Después la fuerza de su brazo dispersó a los que son soberbios en su propio corazón. (Lc. 1, 51). Avemaría.

9. Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes. (Lc. 1, 52). Avemaría. 10. A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos sin nada. (Lc. 1, 53). Avemaría.

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3º. LA NATIVIDAD DEL SEÑOR Padrenuestro. 1. Encontrándose allí, le llegó el tiempo de su alumbramiento. (Lc. 2,6). Avemaría. 2. Y dio a luz a su Hijo primogénito, y lo envolvió en pañales. (Lc. 2, 7). Avemaría. 3. Y lo acostó en un pesebre porque no había sitio para ellos en la posada. (Lc. 2, 7). Avemaría. 4. Había en la misma comarca algunos pastores, que dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche su rebaño. Se les presentó el Ángel del Señor y la gloria del Señor los envolvió en su luz. (Lc. 2, 8-9). Avemaría. 5. No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo. (Lc. 2, 10). Avemaría. 6. Os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es el Cristo Señor. (Lc. 2, 11). Avemaría.

7. Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres que El ama. (Lc. 2, 14). Avemaría. 8. Unos magos de Oriente se presentaron, entraron en la casa, y vieron al niño con María, su Madre. (Mt. 2; 1, 11). Avemaría. 9. Y postrándose, lo adoraron; abrieron sus tesoros y le ofrecieron dones: oro, incienso y mirra. (Mt. 2, 11). Avemaría. 10. María, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón. (Lc. 2, 19). Avemaría

4º. LA PRESENTACIÓN DE JESÚS EN EL TEMPLO Padrenuestro. 1. Cuando se cumplieron los días de la purificación, según la Ley de Moisés, lo subieron a Jerusalén para ofrecerlo al Señor. Lc. 2, 22). Avemaría. 2. Había entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, justo piadoso, que esperaba la consolidación de Israel. (Lc. 2, 25). Avemaría. 3. El Espíritu Santo le había revelado que no moriría sin ver al Cristo del Señor (Lc. 2, 26). Avemaría. 4. Movido por el Espíritu vino al Templo; y, cuando los padres introdujeron al Niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre El, le tomó en brazos y bendijo a Dios. (Lc. 2, 27-28). Avemaría.

5. Ahora, Señor, puedes dejar a tu siervo ir en paz, según tu palabra. (Lc. 2, 29). Avemaría. 6. Porque han contemplado mis ojos tu salvación, la que has puesto a la vista de todos los pueblos. (Lc. 2, 30-31). Avemaría. 7. Luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel. (Lc. 2, 32). Avemaría. 8. Y se dirigió a María, la Madre del Niño, para decirle: Este está predestinado por Dios para ruina o resurgimiento de muchos en Israel, y será signo de contradicción. (Lc. 2, 34). Avemaría. 9. Tu misma alma quedará atravesada por una espada, para que se ponga de manifiesto la actitud que ante El adopta cada uno. (Lc. 2, 35). Avemaría. 10. Después que hubieron cumplido todo lo prescrito en la Ley del Señor, regresaron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño crecía y se desarrollaba, llenándose de sabiduría; y sobre El se manifestaban las complacencias de Dios. (Lc. 2, 39-40). Avemaría. 5º. LA PÉRDIDA DEL NIÑO JESÚS Y SU HALLAZGO EN EL TEMPLO Padrenuestro. 1. Cuando (Jesús) tuvo doce años, subieron ellos (a Jerusalén) como de costumbre a la fiesta. (Lc. 2, 42). Avemaría. 2. Y pasados los días, al regresar ellos, el Niño Jesús se quedó en Jerusalén sin que sus padres se dieran cuenta. (Lc. 2: 43). Avemaría. 3. Y al no dar con Él, se volvieron a Jerusalén, sin dejar de buscarlo. Al cabo de tres días lo hallaron en el Templo. (Lc. 2, 45-46). Avemaría. 4. Sentado en medio de los doctores, escuchándoles y haciendo a la vez sus preguntas. (Lc. 2, 46). Avemaría.

5. Todos los que le escuchaban estaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba. (Lc. 2, 47). Avemaría. 6. Hijo mío, ¿por qué te has portado así con nosotros? Tu padre y yo te buscábamos llenos de angustia. (Lc. 2, 48). Avemaría. 45


7. ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debo ocuparme en los asuntos de mi Padre? (Lc. 2, 49). Avemaría. 8. Pero ellos no comprendieron el alcance de sus palabras. (Lc. 2, 50). Avemaría. 9. Descendió Jesús con ellos, fue a Nazaret y les estaba sumiso. (Lc. 2,51). Avemaría. 10. Jesús crecía en sabiduría, en edad y en gracia delante de Dios y de los hombres. (Lc. 2, 52). Avemaría.

MISTERIOS DOLOROSOS 1º LA AGONÍA DE JESÚS EN EL HUERTO Padrenuestro. 1. Así llegó Jesús con ellos a una finca llamada Getsemaní y les dijo: sentaos aquí mientras yo voy allá a orar; y comenzó a entristecerse y angustiarse. (Mt. 26; 36, 37). Avemaría. 2. Y exclamó: siento en mi alma angustias de muerte. Aguardad aquí y velad conmigo. ( Mt. 26, 38). Avemaría.

3. Adelantándose unos pasos y cayendo rostro en tierra, pedía a Dios que, a ser posible, hiciera que no sonase para El aquella hora. (Mc. 14, 35). Avemaría. 4. Padre, si quieres, aparta de Mí este cáliz. Pero no se haga mi voluntad sino la tuya. (Lc. 22, 42). Avemaría.

5. Se le apareció entonces un Angel del Cielo infundiéndole valor. (Lc. 22, 43). Avemaría. 6. Y, poseído de angustia mortal, oraba con mayor intensidad. (Lc. 22, 44). Avemaría. 7. Y sudó como gruesas gotas de sangre, que iban corriendo hasta la tierra. (Lc. 22, 44). Avemaría. 8. Y volviendo a sus discípulos, los encontró durmiendo; dijo a Pedro: ¿Con que no habéis sido capaces de estar una hora en vela conmigo? (Mt. 26, 40). Avemaría. 9. Velad y orad para no caer en la tentación. (Mt. 26, 41). Avemaría. 10. Cierto que la voluntad está pronta, pero el cuerpo es débil. (Mt. 26, 41). Avemaría. 2º. LA FLAGELACIÓN DEL SEÑOR Padrenuestro. 1. Después de haber atado a Jesús, le llevaron y le entregaron a Pilato. Pilato le preguntó: ¿eres Tú el Rey de los Judíos? (Mc. 15, 1-2). Avemaría. 2. Respondió Jesús: mi Reino no es de este mundo. Tú lo dices: Yo soy el Rey. (Jn. 18, 36). Avemaría. 3. Para esto he nacido Yo y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la Verdad. (Jn. 18, 37). Avemaría.

4. Pilato dijo a los Sumos Sacerdotes y a la gente: ningún delito encuentro en este hombre. Así que le castigaré y le soltaré. (Lc. 23; 4, 16). Avemaría. 5. Tomó entonces Pilato a Jesús y lo mandó azotar. (Jn. 19, 1). Avemaría. 6. Tras arresto y juicio fue arrebatado. Y de su causa, ¿quién se preocupa? Despreciable y desecho de hombres, varón de dolores y sabedor de dolencias. (Is. 53; 8, 3). Avemaría. 7. Fue oprimido, y Él se humilló y no abrió la boca. Como un cordero al degüello era llevado, y como oveja que ante los que la trasquilan está muda, tampoco El abrió la boca. (Is. 53, 4). Avemaría.

8. Él ha sido herido por nuestras rebeldías, molido por nuestras culpas. (Is. 53, 5). Avemaría. 9. ¡Y con todo eran nuestras dolencias las que El llevaba y nuestros dolores los que soportaba! (Is. 53, 4). Avemaría. 10. Él soportó el castigo que nos trae la paz y con sus llagas hemos sido curados. (Is. 53, 5). Avemaría.

3º. LA CORONACIÓN DE ESPINAS Padrenuestro. 1. Los soldados lo condujeron dentro del atrio, o sea, al pretorio, y le vistieron de púrpura. (Mc. 15, 16; Mt. 27, 28). Avemaría. 2. Y trenzando una corona de espinas, se la pusieron sobre su cabeza, y en su mano derecha una caña. (Mt. 27, 29). Avemaría. 3. Después doblaban la rodilla delante de El, y le hacían burla diciendo: ¡Salve, Rey de los judíos! (Mt. 27, 29). Avemaría. 4. Y le escupían y le quitaban la caña para golpearle en la cabeza. (Mt 27, 30). Avemaría. 46


5. Salió Pilato otra vez fuera, y les dijo: mira, os lo voy a sacar fuera para que sepáis que no encuentro en El culpa alguna. (Jn. 19, 4). Avemaría. 6. Salió entonces Jesús fuera, llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. (Jn. 19, 5). Avemaría. 7. Les dice Pilato: aquí tenéis al Hombre. Ellos decían: ¡Fuera, fuera! ¡Crucifícale! (Jn. 19; 5, 15). Avemaría. 8. Pues, ¿qué mal ha hecho? Y ellos cada vez más fuerte gritaban: ¡Crucifícalo! (Mc. 15, 14). Avemaría.

9. ¿A vuestro Rey voy a crucificar? Replicaron los Sumos Sacerdotes: no tenemos más rey que el César. (Jn. 19, 15). Avemaría. 10. Entonces lo puso en sus manos para que lo crucificasen. Se apoderaron, pues, de Jesús. (Jn. 19, 16). (Lc. 2, 19). Avemaría. 4º. LA CRUZ A CUESTAS Padrenuestro. 1. Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a si mismo. (Lc. 9, 23). Avemaría. 2. Tome su cruz cada día, y sígame. (Lc. 9, 23). Avemaría. 3. Y Él llevando su cruz salió en dirección del lugar llamado Calvario, en arameo, "Gólgota". (Jn. 19, 17). Avemaría. 4. Y, según lo llevaban, echaron mano de un tal Simón de Cirene, y le cargaron con la cruz para que la llevase detrás de Jesús. (Lc. 23, 26). Avemaría. 5. Tomad sobre vosotros mi yugo y aprended de Mí. (Mt. 11, 29). Avemaría. 6. Que yo soy manso y humilde de corazón. (Mt. 11, 29). Avemaría. 7. Y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera. (Mt. 11; 29, 30). Avemaría.

8. Le seguía una gran muchedumbre de pueblo y de mujeres que se golpeaban el pecho y hacían duelo por El. (Lc. 23, 28). Avemaría. 9. Jesús, volviéndose a ellas dijo: hijas de Jerusalén, no lloréis por Mí; llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos. (Lc. 23, 28). Avemaría. 10. Porque si en el leño verde hacen esto, en el seco, ¿qué se hará? (Lc. 23, 31). Avemaría. 5º. LA CRUCIFIXIÓN Y MUERTE DE NUESTRO SEÑOR Padrenuestro. 1. Cuando llegaron al lugar llamado Calvario, crucificaron ahí a Jesús. (Lc. 23, 33). Avemaría. 2. Jesús decía: Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen. (Lc. 23, 34). Avemaría. 3. Uno de los ladrones crucificados con Él decía: Jesús acuérdate de mí cuando vayas a tu Reino. (Mt. 27, 44; Lc. 23; 39, 42). Avemaría. 4. Jesús le dijo: Yo te aseguro, hoy estarás conmigo en el Paraíso. (Lc. 23, 43). Avemaría. 5. Jesús, viendo a su Madre, y junto a Ella al discípulo que El amaba. (Jn. 19, 26). Avemaría. 6. Dijo a su Madre: mujer, he ahí a tu hijo. Luego dijo al discípulo: he ahí a tu Madre: (Jn. 19, 2627). Avemaría. 7. Y desde aquel momento el discípulo la recibió consigo. (Jn. 19, 27). Avemaría. 8. El sol se oscureció y el velo del templo se rasgó por la mitad. (Lc. 23, 45). Avemaría. 9. Y Jesús, con una voz fuerte, exclamó: Padre, en tus manos encomiendo mi Espíritu. (Lc. 23, 46). Avemaría.

10. Inclinó la cabeza y entregó el Espíritu. (Jn. 19, 30). Avemaría.

MISTERIOS GLORIOSOS 1º LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR Padrenuestro. 1. Yo os aseguro que lloraréis y os lamentaréis, y el mundo se alegrará. Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en gozo. (Jn. 16, 20). Avemaría. 2. También vosotros estáis tristes ahora, pero volveré a veros y se alegrará vuestro corazón y nadie os podrá quitar vuestra alegría. (Jn. 16, 22). Avemaría.

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3. El primer día de la semana, muy de mañana, llegaron al sepulcro llevando los aromas que habían preparado. (Lc. 24, 1). Avemaría. 4. De pronto hubo un gran terremoto, pues un Angel del Señor bajó del cielo, se acercó, hizo rodar la piedra del sepulcro y se sentó en ella. (Mt. 28, 2). Avemaría. 5. No temáis, pues sé que buscáis a Jesús, el crucificado. (Mt. 28, 5). Avemaría. 6. No está aquí: resucitó como dijo. Venid y ved el sitio donde estaba. (Mt. 28, 6). Avemaría. 7. Y va delante de vosotros a Galilea. Allí le veréis. (Mt. 28, 7). Avemaría. 8. Ellas se alejaron a toda prisa del sepulcro, y con temor y gran alegría corrieron a llevar la noticia a los discípulos. (Mt. 28, 8). Avemaría. 9. Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en Mí, aunque muera, vivirá. (Jn. 11, 25). Avemaría.

10. Y todo el que vive y cree en Mí, no morirá jamás. (Jn. 11,26). Avemaría. 2º. LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR Padrenuestro. 1. Los llevó después afuera hasta cerca de Betania; y, levantando la mano, les dio su bendición. (Lc. 24, 50). Avemaría. 2. Me ha sido dado todo poder en el Cielo y en la tierra. (Mt. 28, 18). Avemaría. 3. Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes. (Mt. 28, 18). Avemaría. 4. Bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. (Mt. 28, 19). Avemaría. 5. Y enseñadles a observar todo cuanto yo os he mandado. (Mt. 28, 20). Avemaría. 6. El que crea y se bauticé, se salvará. (Mc. 16, 16). Avemaría. 7. Pero el que no crea, se condenará. (Mc. 16, 16). Avemaría. 8. Y mirad, Yo estaré siempre con vosotros hasta el fin del mundo. (Mt. 82, 20). Avemaría. 9. Y, en tanto que los bendecía, se apartó de ellos y fue elevándose al Cielo. (Lc. 24, 51). Avemaría.

10. Y allí está sentado a la diestra de Dios. (Mc. 16, 19). Avemaría. 3º. LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO Padrenuestro. 1. Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos juntos en un mismo local. (Hch. 2, 1). Avemaría.

2. Y se oyó de repente un estruendo, que venía del cielo, como de una ráfaga de viento que sopla con furia. (Hch. 2, 2). Avemaría. 3. Y aparecieron unas como lenguas de fuego, que se repartieron y posaron sobre cada uno de ellos. (Hch. 2, 3). Avemaría. 4. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en lenguas extrañas, según el Espíritu Santo les movía a expresarse. (Hch. 2, 4). Avemaría. 5. Había en Jerusalén judíos que allí residían, hombres piadosos, venidos de todas las naciones que hay bajo el cielo. (Hch. 2, 5). Avemaría. 6. Entonces Pedro, en pie con los once, alzó su voz y les dirigió estas palabras. (Hch. 2, 14). Avemaría.

7. Arrepentíos y que cada uno de vosotros se bautice en el nombre de Jesucristo para remisión de vuestros pecados; y recibiréis entonces el don del Espíritu Santo. (Hch. 2, 38). Avemaría. 8. Y los que acogieron su palabra se bautizaron, y se agregaron aquel día unas tres mil almas. (Hch. 2,41). Avemaría. 9. Envías tu soplo y son creados, y renuevas la faz de la tierra. (Sal. 104, 30). Avemaría. 10. Ven, ¡oh Espíritu Santo!, llena los corazones de tus fieles; y enciende en ellos el fuego de tu Amor. Aleluya. (Secuencia de Pentecostés). Avemaría. 4º. LA ASUNCIÓN DE MARÍA SANTÍSIMA Padrenuestro. 1. Bendita seas Tú, hija del Dios Altísimo, entre todas las mujeres de la tierra. (Jdt. 13, 18). Avemaría. 2. La confianza que has demostrado no se borrará del corazón de los hombres. (Jdt. 13, 19). Avemaría.

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3. Que Dios te conceda para exaltación perpetua el ser favorecida con todos los bienes, porque no vacilaste en exponer tu vida a causa de la humillación de nuestra raza. (Jdt. 13, 20). Avemaría. 4. Tú eres la exaltación de Jerusalén, Tú el gran orgullo de Israel, Tú la suprema gloria de nuestra raza. (Jdt. 15, 9). Avemaría. 5. Escucha, hija, mira y pon atento oído: el Rey está prendado de tu belleza. (Sal. 35; 11, 12). Avemaría.

6. Entonces se abrió el templo de Dios que está en el cielo, y hubo relámpagos, y estrépito, y truenos. (Ap. 11, 19). Avemaría. 7. Apareció una grandiosa señal en el cielo: una Mujer vestida del sol. (Ap. 12, 1). Avemaría. 8. Con la luna bajo sus pies, y con una corona de doce estrellas en la cabeza. (Ap. 12, 1). Avemaría. 9. Toda espléndida, la Hija del Rey, va adentro con vestido en oro recamado. (Sal. 45, 14). Avemaría.

10. Cantad al Señor un canto nuevo, porque ha hecho maravillas. (Sal. 98, 1). Avemaría. 5º. LA CORONACIÓN DE MARÍA SANTÍSIMA Padrenuestro. 1. ¿Quién es ésta que surge cual aurora, bella como la luna, refulgente como el sol?. (Cant. 6, 10). Avemaría.

2. Como flor del rosal en primavera, como lirio junto al manantial; como brote del Líbano en verano, como fuego e incienso en el incensario; como vaso de oro macizo adornado de toda clase de piedras preciosas. (Eclo. 50, 8-9). Avemaría. 3. Yo soy la Madre del Amor hermoso, del temor, del conocimiento, y de la santa esperanza. (Eclo. 24, 24). Avemaría. 4. En mi está toda gracia de camino y de verdad; en mi toda esperanza de vida y de virtud. (Eclo. 24, 25). Avemaría. 5. Venid a mi los que me deseáis y hartaos de mis frutos. (Eclo. 24, 26). Avemaría. 6. Que mi recuerdo es más dulce que la miel; mi heredad mas dulce que panal de miel . (Eclo. 24, 27). Avemaría.

7. Ahora, pues, hijos, escuchadme, escuchad la instrucción y haceos sabios, no la despreciéis. (Prov. 8, 32-33). Avemaría. 8. Dichosos los que guardan mis caminos. Dichoso el hombre que me escucha velando ante mi puerta cada día. (Prov. 8, 33-34). Avemaría. 9. Porque el que me halla, ha hallado la Vida, ha logrado el Favor del Señor. (Prov. 8, 35). Avemaría.

10. Salve, oh Reina de la Misericordia, líbranos del enemigo, y recíbenos en la hora de la muerte. (Gradual M. de B. V M). Avemaría.

MISTERIOS LUMINOSOS 1º EL BAUTISMO DE JESÚS EN EL JORDÁN Padrenuestro. 1. Por aquellos días aparece Juan el Bautista, proclamando en el desierto de Judea: convertíos porque ha llegado el Reino de los Cielos. (Mt. 3, 1-2) Avemaría. 2. Este es aquél de quien habla el profeta Isaías cuando dice: "Voz del que clama en el desierto: preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas". (Mt. 3, 3). Avemaría. 3. Tenía Juan su vestido hecho de pelos de camello, con un cinturón de cuero a sus lomos, y su comida eran langostas y miel silvestre. (Mt. 3, 4). Avemaría. 4. Acudía entonces a él Jerusalén, toda Judea y toda la región del Jordán, y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados. (Mt. 3, 5-6). Avemaría. 5. Y proclamaba: detrás de mí viene el que es más fuerte que yo; y no soy digno de desatarle, inclinándome, la correa de sus sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo. Avemaría. 6. Entonces aparece Jesús, que viene de Galilea al Jordán donde Juan, para ser bautizado por él. (Mt. 3, 13). Avemaría. 7. Pero Juan trataba de impedírselo diciendo: soy yo el que necesita ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? (Mt. 3, 14). Avemaría. 49


8. Jesús le respondió: déjame ahora, pues conviene que así cumplamos toda justicia. Entonces le dejó. (Mt. 3, 15). Avemaría. 9. Bautizado Jesús, salió luego del agua; y en esto se abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios que bajaba en forma de paloma y venía sobre él. (Mt. 3, 16). Avemaría. 10. Y una voz que salía de los cielos decía: este es mi Hijo amado, en quien me complazco . (Mt. 3, 17). Avemaría.

2º. LAS BODAS DE CANÁ Padrenuestro. 1. Tres días después se celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba allí la madre de Jesús. (Jn. 2, 1). Avemaría. 2. Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos. (Jn. 2, 2). Avemaría. 3. Y, como faltara vino, porque se había acabado el vino de la boda, le dice a Jesús su madre: no tienen vino. (Jn. 2, 3). Avemaría. 4. Jesús le responde: ¿qué tengo yo contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora. (Jn. 2, 4). Avemaría.

5. Dice su madre a los sirvientes: haced lo que él os diga. (Jn. 2, 5). Avemaría. 6. Había allí seis tinajas de piedra, puestas para las purificaciones de los judíos, de dos o tres medidas cada una. Les dice Jesús: llenad las tinajas de agua. Y las llenaron hasta arriba. (Jn. 2, 6-7). Avemaría.

7. Sacadlo ahora, les dice, y llevadlo al maestresala. Ellos lo llevaron. (Jn. 2, 8). Avemaría. 8. Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, como ignoraba de dónde era (los sirvientes, los que habían sacado el agua, sí que lo sabían), llama el maestresala al novio. (Jn. 2, 9). Avemaría.

9. Y le dice: todos sirven primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el inferior. Pero tú has guardado el vino bueno hasta ahora. (Jn. 2, 10). Avemaría. 10. Así, en Caná de Galilea, dio Jesús comienzo a sus señales. Y manifestó su gloria, y creyeron en él sus discípulos. (Jn. 2, 11). Avemaría. 3º. LA PROCLAMACIÓN DEL REINO DE DIOS Padre nuestro 1. Después que Juan fue entregado, marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios: (Mc. 1, 14). Avemaría. 2. El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva. (Mc. 1, 15). Avemaría. 3. En esto le trajeron un paralítico postrado en una camilla. (Mt. 9, 2). Avemaría. 4. Viendo Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: ¡Animo!, hijo, tus pecados te son perdonados. (Mt. 9, 2). Avemaría. 5. Pero he aquí que algunos escribas dijeron para sí: este está blasfemando. (Mt. 9,3). Avemaría. 6. Jesús, conociendo sus pensamientos, dijo: ¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: "Tus pecados te son perdonados", o decir: "Levántate y anda"? (Mt. 9,4-5). Avemaría.

7. Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados - dice entonces al paralítico: "levántate, toma tu camilla y vete a tu casa". (Mt. 9, 6). Avemaría. 8. Se levantó y, al instante, tomando la camilla, salió a la vista de todos, de modo que quedaban todos asombrados y glorificaban a Dios, diciendo: jamás vimos cosa parecida. (Mc. 2, 12). Avemaría. 9. Salió de nuevo por la orilla del mar, toda la gente acudía a él, y él les enseñaba. (Mc. 2, 13). Avemaría. 10. Y recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios. (Mc. 1, 39). Avemaría.

4º. LA TRANSFIGURACIÓN Padrenuestro. 1. Seis días después, toma Jesús consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los lleva aparte, a un monte alto. (Mt. 17, 1). Avemaría. 2. Y sucedió que, mientras oraba, el aspecto de su rostro se mudó, y sus vestidos eran de una blancura fulgurante (Lc. 9, 29). Avemaría. 3. Y he aquí que conversaban con él dos hombres, que eran Moisés y Elías; los cuales aparecían en gloria, y hablaban de su partida, que iba a cumplir en Jerusalén. (Lc. 9, 30-31). Avemaría. 50


4. Pedro y sus compañeros estaban cargados de sueño, pero permanecían despiertos, y vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. (Lc. 9, 32). Avemaría. 5. Y sucedió que, al separarse ellos de él, dijo Pedro a Jesús: Maestro, bueno es estarnos aquí. Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías, sin saber lo que decía. (Lc. 9,33). Avemaría. 6. Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra (Mt. 17, 5). Avemaría.

7. Y de la nube salía una voz que decía: este es mi Hijo amado, en quien me complazco; escuchadle. (Mt. 17, 5). Avemaría. 8. Al oír esto los discípulos cayeron rostro en tierra llenos de miedo. (Mt. 17, 6). Avemaría. 9. Mas Jesús, acercándose a ellos, los tocó y dijo: levantaos, no tengáis miedo. Ellos alzaron sus ojos y ya no vieron a nadie más que a Jesús solo. (Mt. 17, 7- 8). Avemaría. 10. Y cuando bajaban del monte, Jesús les ordenó: no contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre haya resucitado de entre los muertos. (Mt. 17, 9). Avemaría. 5º. LA INSTITUCIÓN DE LA EUCARISTÍA Padrenuestro. 1. Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. (Jn. 13, 1). Avemaría.

2. Cuando llegó la hora, se puso a la mesa con los apóstoles. (Lc. 22, 14). Avemaría. 3. Y les dijo: con ansia he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer. (Lc. 22, 15). Avemaría.

4. Mientras estaban comiendo, tomó Jesús pan y lo bendijo, lo partió. (Mt. 26, 26). Avemaría. 5. Tomó luego pan, y, dadas las gracias, lo partió y se lo dio diciendo: este es mi cuerpo que es entregado por vosotros; haced esto en recuerdo mío. (Lc. 22, 19). Avemaría. 6. Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio diciendo: bebed de ella todos, (Mt. 26, 27). Avemaría.

7. Porque ésta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos para perdón de los pecados. (Mt. 26, 28). Avemaría. 8. Cuantas veces la bebiereis, hacedlo en recuerdo mío. (1 Cor. 11, 25). Avemaría. 9. Y cantados los himnos, salieron hacia el monte de los Olivos. (Mt. 26, 30). Avemaría. 10. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día . (Jn. 6, 54). Avemaría.

Padre nuestro después del 5to misterio • • • • • •

Guía: Oh soberano santuario, sagrario del verbo eterno Todos: Libra, Virgen, del infierno, a los que rezan tu rosario. Guía: Emperatriz poderosa, de los mortales consuelo. Todos: ábrenos Virgen el cielo, con una muerte dichosa, tú que eres tan poderosa. Guía: padre nuestro… Todos: danos hoy nuestro pan…

3 AVES MARIAS (fe, esperanza y caridad) •

Guía: Dios te salve, María Santísima, Hija de Dios Padre, Virgen purísima antes del parto, en tus manos encomiendo mi fe para que la alumbres, llena eres de gracia....etc. Todos: Santa maria… Guía: Dios te salve, María Santísima, Madre de Dios Hijo, Virgen purísima en el parto. en tus manos encomiendo mi esperanza para que la alientes, llena de gracia.....etc. Todos: Santa maria… Guía: Dios te salve, María Santísima, Esposa de Dios Espíritu Santo. Virgen purísima después del parto, en tus manos encomiendo mi caridad para que la inflames. llena eres de gracia... etc. Todos: Santa maria… G: Dios te salve, María Santísima, Templo, trono y Sagrario de la Santísima Trinidad, Virgen concebida sin mancha del pecado original: 51


T: La Salve Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos, y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María! Ruega por nosotros Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar y gozar las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén. Letanías (Opcional) Repetir cada Frase - Señor, ten piedad de nosotros. - Cristo, ten piedad de nosotros. - Señor, ten piedad de nosotros. - Cristo óyenos. - Cristo escúchanos. Después de cada frase, decir: TEN PIEDAD DE NOSOTROS - Dios, Padre celestial, - Dios Hijo, Redentor del mundo, - Dios Espíritu Santo, - Trinidad Santa, un solo Dios. Después de cada letania, decir: RUEGA POR NOSOTROS -Santa María, -Vaso espiritual -Santa Madre de Dios, -Vaso honorable -Santa Virgen de las vírgenes, -Rosa mística -Madre de Cristo, -Torre de David -Madre de la divina gracia, -Torre de marfil -Madre purísima, -Casa de oro -Madre castísima, -Arca de la Alianza -Madre intacta, -Puerta del cielo -Madre sin mancha de pecado, -Estrella de la mañana -Madre Inmaculada, -Salud de los enfermos -Madre amable, -Refugio de los pecadores -Madre admirable, -Consuelo de los afligidos -Madre del buen consejo, -Auxilio de los cristianos -Madre del Creador, -Reina de los ángeles -Madre del Salvador, -Reina de los patriarcas -Madre de la Iglesia, -Reina de los profetas -Virgen prudentísima, -Reina de los apóstoles -Virgen venerable, -Reina de los mártires -Virgen digna de alabanza, -Reina de los confesores -Virgen poderosa, -Reina de las vírgenes -Virgen clemente, -Reina de los santos -Virgen fiel, -Reina concebida sin pecado original -Espejo de justicia, -Reina asunta al cielo -Trono de sabiduría, -Reina del Santísimo Rosario -Causa de nuestra alegría, -Reina de la familia -Reina de la paz

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- Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo. Perdónanos Señor - Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo. Escúchanos Señor - Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo. - Ten Misericordia de nosotros Señor Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios: no desprecies las súplicas que te dirigimos ante nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todos los peligros, oh Virgen gloriosa y bendita. G: Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios. T: Para que seamos dignos de alcanzar y gozar las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén Oración final Te rogamos, Señor, que infundas en nuestros corazones tu gracia para que , así como por el anuncio del Angel conocimos la encarnación de Jesucristo tu Hijo, así por su Pasión y Cruz seamos conducidos a la gloria de la Resurrección . Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amén. Oh Dios cuyo unigénito hijo con su vida, muerte y resurrección nos alcanzó el premio de la vida eterna, concédenos a los que recordamos estos misterios del Santo Rosario, imitar lo que contienen y alcanzar lo que prometen, por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amen.

Oraciones y jaculatorias Las jaculatorias (del lat. iaculatorius, relativo al lanzamiento) son oraciones breves, encendidas de amor y de cariño, que dirigimos al Señor, a la Virgen Santísima y a los Santos, para mejor mantenernos en la presencia de Dios a lo largo del día. Son, pues, como pequeñas flechas de amor que lanzarnos a nuestro Señor. Sagrado Corazón de Jesús ¡En vos confío! (Misterios gozosos) Por tu limpia Concepción, oh, Soberana Princesa. Una muy grande pureza te pedimos de Corazón. (Misterios luminosos) Jesucristo, Luz y Vida del nuevo milenio ¡Sea la Eucaristía, mi Alimento para el camino! (Misterios dolorosos) Madre, llena de dolor haz Tú, que cuando expiremos Nuestras almas entreguemos, por tus manos, al Señor. (Misterios Gloriosos) María, Madre de Gracia y Madre de Misericordia. En la vida y en la muerte, ampáranos, gran Señora.

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ORACIONES: Padre nuestro

Padre nuestro, que estás en el Cielo, Santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu Reino; hágase tu Voluntad, en la Tierra como en el Cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén. Ave maría Dios te salve, María, llena eres de Gracia. El Señor es contigo. Bendita, Tú, eres, entre todas las mujeres, y bendito es el Fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. Gloria Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Oración de Fátima Oh, Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del Infierno y lleva al Cielo a todas las almas. Socorre especialmente a las más necesitadas de tu Divina Misericordia. Amén.

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Los 15 beneficios prometidos por la virgen a quien reza el rosario Este es el contenido de las revelaciones al monje dominico Alan de la Roche Las quince promesas de la Virgen a quien reza el Rosario. Las recoge el padre Livio Fanzaga con Saverio Gaeta en “Il Santo Rosario. La preghiera che Maria desidera” (El Santo Rosario. La oración que María desea, Sugarco edizioni) El codificador más importante del Rosario fue el monje dominico Alan de la Roche, que murió en 1475 y está considerado el apóstol de la devoción por el Rosario en varios países de Europa. En sus memorias, Alan narra que recibió directamente de la Virgen quince promesas válidas para todos los devotos del santo Rosario, aún hoy de gran actualidad y que manifiestan la intensidad del amor que la Virgen siente por todos nosotros. Primera promesa “A todos los que recen devotamente mi Rosario, prometo mi especial protección”. Es una garantía que la Virgen ha repetido muchas veces, y que recuerda la antigua oración Sub tuum praesidium (Bajo tu amparo nos acogemos). Segunda promesa “El que persevere en el rezo de mi Rosario recibirá gracias poderosísimas”. Tercera promesa “El Rosario es un arma poderosa contra el infierno: destruirá los vicios, librará del pecado y abatirá las herejías”. Se trata de una promesa muy particular: aunque no se nombra a satanás, se habla de la lucha contra el infierno. Cuarta promesa “El Rosario hará florecer de nuevo las virtudes y las obras buenas, y obtendrá a las almas la más abundante misericordia de Dios”. Esto nos impulsa a comprender que el Rosario rezado con Maria hace florecer en nosotros la vida y la imagen de la Virgen. Quinta promesa “El que confíe en mí rezando el Rosario no será oprimido por las adversidades”. Satanás por una parte nos persigue y por la otra nos seduce, utilizando siempre su arma más insidiosa que es el desánimo. María se pone a nuestro lado y nos asegura que el que reza el Rosario encontrará siempre cerca su corazón maternal, dispuesto a sostenernos y a ayudarnos. Sexta promesa “Quien rece el Rosario meditando sus misterios no será castigado por la justicia de Dios: se convertirá si es pecador, crecerá en gracia si es justo y será hecho digno de la vida eterna”. Con estas palabras se subraya que el Rosario traza una vía de santidad porque, rezado con María, hace que seamos guiados por ella. La Virgen ilumina el camino. Séptima promesa “Los devotos de mi Rosario, en la hora de la muerte, no morirán sin sacramentos”. Viene a la mente una página de san Alfonso María de Ligorio, en su obra de arte, “Las glorias de María“, donde se dice que en el momento de la muerte, cuando los demonios se coaligan en el intento de llevar el alma a la desesperación, la Virgen debe ser invocada en la oración. 55


Octava promesa “Los que rezan mi Rosario encontrarán, durante la vida y en la hora de la muerte, la luz de Dios y la plenitud de sus gracias, y participarán de los méritos de los beatos en el paraíso”. Novena promesa “Cada día libraré del purgatorio a las almas devotas de mi Rosario”. Por varias revelaciones privadas, en las que la Virgen se presenta como Reina del purgatorio y Reina de las almas purgantes, sabemos que la Virgen ha obtenido de Dios gracias especiales al respecto. Décima promesa “Los verdaderos hijos de mi Rosario gozarán de una gran gloria en el cielo”. ¿De qué gloria está hablando María? De la gloria de la que está revestida ella misma, haciendo reflejar en ellos su propia imagen, su propio fulgor. Undécima promesa “Todo lo que se pida mediante el Rosario será obtenido”. Es la promesa de la intercesión más plena, que comprende en particular la gracia de la conversión. Duodécima promesa “Los que propaguen mi Rosario serán socorridos por mi en cada una de sus necesidades”. Una referencia que podría referirse por ejemplo a los misioneros y misioneras que se empeñan de varias formas para difundir esta devoción, creando confraternidades, animando grupos de oración, difundiendo los rosarios. Décimo tercera promesa “He obtenido de mi Hijo que todos los devotos del Rosario tengan como hermanos en la vida y en la hora de la muerte a los santos del cielo”. María, lo sabemos, es la Reina de todos los santos, y en el momento de la muerte, ella misma viene con todos los santos para hacernos partícipes de su comunión. Décimo cuarta promesa “Los que reciten mi Rosario fielmente serán todos hijos míos amadísimos, hermanos y hermanas de Jesús”. Rezando el santo Rosario nos profesamos hijos de María. Por ello ella se manifestará a nosotros como Madre y así tendremos un lugar especial en su corazón maternal y bajo su manto. Décimo quinta promesa “La devoción a mi Rosario es un gran signo de predestinación”. Ninguno de nosotros está seguro de ir al paraíso o al purgatorio, aunque obviamente todos esperamos no ir al infierno.

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Bendiciones del Rosario: (Magisterio de los Papas) 1. Los pecadores obtienen el perdón. 2. Las almas sedientas se sacian. 3. Los que están atados ven sus lazos deshechos. 4. Los que lloran hallan alegría. 5. Los que son tentados hallan tranquilidad. 6. Los pobres son socorridos. 7. Los religiosos son reformados. 8. Los ignorantes son instruIdos. 9. Los vivos triunfan sobre la vanidad. 10. Los muertos alcanzan la misericordia por vía de sufragios Beneficios del Rosario: (San Luis María Grignion de Montfort) 1. Nos eleva gradualmente al perfecto conocimiento de Jesucristo. 2. Purifica nuestras almas del pecado. 3. Nos permite vencer a nuestros enemigos. 4. Nos facilita la práctica de las virtudes. 5. Nos aviva el amor de Jesucristo. 6. Nos enriquece con gracias y méritos 7. Nos proporciona con qué pagar todas nuestras deudas con Dios y con los hombres y nos consigue de Dios toda clase de gracias. ¿Sabías que? Reza el santo rosario todos los dias – Cuando llevas contigo tu Rosario, Satanás se preocupa. – Cuando llevas tu Rosario en el cuello, Satanás entra en pánico. – Cuando rezas el Santo Rosario, Satanás entra en crisis de ira. – Cuando rezas el Rosario en familia, Satanás puede ver que muchos se le escapan de las garras. – Cuando rezas el Santo Rosario y haces cenáculos de oración, Satanás quisiera quedarse pero no soporta el amor a la Virgen María. – Cuando en internet hacemos cadenas de oración mundial para todos rezar el Santo Rosario el mismo día, Satanás se siente derrotado en muchos países del mundo y al mismo tiempo. – Cuando estés agonizante rezando tu Santo Rosario y digas el Santo Nombre de María, Satanás conocerá la derrota, pues Ella misma estará contigo en ese momento para ir al Cielo. Da calma a quien lo reza y baja la presión sanguínea El Rosario ayuda a la persona a calmarse, los cual es muy importante en la vida familiar. “Los doctores dicen que la alta presión se baja cuando uno reza el Rosario. Es verdad, científicamente lo han dicho. Calma a la persona repetir las oraciones de ‘Dios te salve María’, mientras que estamos pensando de lo que pasó en la vida de Jesús y lo que ha pasado en nuestra propia vida”, agregó el religioso. En efecto, un estudio del año 2001 publicado en Gran Bretaña asegura que rezar el rosario es una práctica especialmente saludable para quienes padecen de presión alta porque ayuda a estabilizar el ritmo cardiaco.

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¿En qué debería centrar mi atención cuando rezo el rosario? Tu atención debe estar centrada en Dios. A continuación te damos algunos consejos para concentrarte mejor en el rezo del Rosario. Si tu corazón de alguna manera está enfocado o se siente atraído hacia Dios, estás caminando en la dirección correcta. Para ser mas específico, en cuanto al Rosario te recomiendo leer la Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae del Papa Juan Pablo II en la que entre otras cosas escribió: «María propone continuamente a los creyentes los "misterios" de su Hijo, con el deseo que sean contemplados, para que puedan derramar todas su fuerza salvadora. Cuando recita el Rosario, la comunidad cristiana está en sintonía con el recuerdo y con la mirada de María». Por eso, cuando rezamos el Rosario, lo rezamos con María y a través de los ojos de María, centrando nuestra atención, al igual que ella, en Jesús mismo Nuestra primera tarea al rezar el Rosario es unirnos a María en cada escena (misterio) que se presenta. Al hacerlo, le pedimos su ayuda y sus oraciones mientras contemplamos a Cristo. Para traer esta realidad más cerca de nuestro corazón, podemos imaginarnos que estamos de pie al lado de María. Los dos miramos a Cristo en su agonía en el huerto. Le susurramos a nuestra Madre que ruegue por nosotros mientras consideramos lo que Cristo sufre. Le repetimos nuestra petición mientras los dos continuamos penetrando más profundamente el misterio. Principios para mantener la paz Sin importar dónde nos encontremos después de nuestro esfuerzo inicial por centrar nuestra oración en Cristo, hay varios principios que pueden ayudarnos a mantener la paz cuando nos distraemos:  Las distracciones son normales: Nuestro trabajo consiste en rechazar la distracción de manera apacible, ejercitando nuestra voluntad, y regresar nuestra atención a Dios. Si pasamos todo nuestro tiempo de oración volviéndonos hacia Él, la hemos hecho bien.  Cristo es la clave: Cada vez que nuestros corazones se sientan atraídos hacia Cristo, debemos procurar dejarnos atraer. Algunas veces, debemos seguir esta atracción hasta la contemplación silenciosa en la que dejamos de lado la oración vocal o discursiva para simplemente contemplarlo a Él. Si no estamos obligados por algún compromiso religioso a rezar oraciones de alguna forma específica, tenemos la libertad de dejar estas oraciones formales, una vez que ellas nos han llevado a la verdadera razón y al más alto objetivo de nuestro esfuerzo en la oración: adorarlo a Él. Al final, lo importante es que tu alma descanse en Él y en la obra que Él realiza en ti. Sí, debes esforzarte en aumentar tu devoción y atención a Él en la oración. Sin embargo, cuando nuestros corazones fervientes se topan con la frustración, es buena señal que el enfoque en nuestra oración está mal encaminado.

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10 maneras de empezar a rezar el rosario hoy mismo Esta lista te ayudará si, como yo, quieres rezar el Rosario todos los días, pero no estás muy seguro de cómo empezar 1.- Comienza con sólo una decena por día Si tienes hijos o estás aprendiendo cómo rezar el Rosario, comienza con sólo rezar una decena al día. Cuando yo estaba enseñando catecismo, enseñé a los niños a rezar el Rosario rezando una decena al final de la clase. Una vez que estés cómodo meditando una decena, se puede pasar a añadir más. 2.- Utiliza la Palabra de Dios como tu compañera Marcos Hart dijo que el Rosario es su Estudio Bíblico favorito. Le pregunté "¿Cuáles de los misterios?" Él dijo: "Todos los 20 misterios del rosario nos ofrecen algo único... esa es la mejor parte. Dependiendo del día o de dónde estemos en nuestro caminar de fe, el Espíritu Santo revelará algo diferente para nosotros" 3.- Ora en todo el día. Puedes hacer una decena en la mañana, rezar la segunda durante tu pausa para el café de media mañana, agregar otra en la mitad de la tarde, rezar la cuarta antes de la cena, y la última mientras te preparas para el descanso nocturno. Es una buena manera de orar constantemente.

4.- Ora al caminar o correr Algunas personas rezan el rosario mientras caminan como parte de una meditación en movimiento. Es cierto que que trotar y correr pueden dejarnos sin aliento para la oración, pero si vas a trotar o correr a un ritmo lento, puedes tener suficiente energía mental para meditar y orar. Ofrece una Ave María cuando estés a punto de sentirte exhausto. 5.- Ora durante los traslados matutinos al trabajo, horas de mayor tráfico y tiempo de transporte

La mayoría de los viajes al trabajo son unos 30-40 minutos dependiendo de donde vivas. En vez de quejarte por el tráfico, reza el Rosario y ofrece un Ave María por cualquier persona que te interrumpa. No te prometo que esto te quitará las molestias durante el camino, pero es mucho mejor que ir haciendo gestos duros o comentarios airados. Puedes usar también un CD con el rosario en audio, de manera de orar con éste mientras conduces a tu trabajo. 6.- Ora durante la Adoración En la universidad me gustaba pasar la primera media hora de adoración rezando el Rosario. Y aun cuando no pudiese estar toda una hora, me quedaba al menos durante el tiempo suficiente para orar una decena. El Rosario nos ayuda a enfocar la mente y mantenernos al tanto de dónde estamos en el momento presente. Si rezas el rosario completo pausadamente y meditando con cuidado cada misterio, es posible hacer que dure toda la Hora Santa. 7.- Ora antes de dormir. Si temes quedarte dormido antes de terminar de orar, pídele a tu ángel de la guarda que termine el Rosario por ti si en algún momento te vence el sueño. 8.- Ora con tu familia y amigos Orar en grupo siempre es una buena manera de orar, porque no tienes que hacer todo el rosario solo. Los rosarios grupales normalmente ocurren en retiros, pero se puede rezar el Rosario en familia después de la cena o conseguir algunos amigos que quieran reunirse y rezar un rosario en la capilla o para luchar con la oración por una buena causa (por ejemplo, en la lucha provida podrían orar en grupo frente de una clínica de aborto). 59


9.- Ora durante las tormentas o tiempos de ansiedad Cuando el huracán Issac estaba pasando cerca de Texas, recé el Rosario a su paso por mi ciudad. Rezar el Rosario durante las tormentas me ayudó a calmarme. El mismo efecto calmante sucede cuando rezo el Rosario durante los ataques de ansiedad. Es un gran ejercicio de puesta a tierra, ya que puedes ver el Rosario en tus manos, sentir las cuentas entre los dedos, y escuchar las oraciones mientras rezas. Algunos Rosarios incluso emanan un agradable aroma a flores. 10.- Ora con intenciones y gratitud. Una forma de rezar el Rosario es dedicar cada decena a una intención especial. La mayoría de la gente empieza el Rosario ofreciendo el primer Padrenuestro por las intenciones del Santo Padre, luego ofreciendo las primeras 3 Avemarías por el aumento de la esperanza, la fe y el amor. Lo que elijas para meditar depende de ti, pero aquí hay algunas sugerencias. En los misterios Gozosos, orar por los miembros de la familia, personas que conoces que están viajando, familia o amigos que acaban de tener niños, estudiantes que se están graduando, niños que son bautizados, y por los niños desaparecidos. En los misterios Dolorosos, orar por las personas que sufren de ansiedad. Ora por las personas que luchan con las adicciones. Oremos por los que son perseguidos por sus creencias. Oremos por los que sufren de depresión, y no olvidemos rezar por las almas de los fieles difuntos. En los misterios Luminosos, orar por las conversiones. Ora por las personas que están discerniendo acerca del matrimonio o están punto de casarse. Ora por un aumento de las vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa. Oremos por los que ya son sacerdotes / monjas / monjes y recemos también por una mayor devoción a la Sagrada Eucaristía. En los misterios Gloriosos, ora por tus seres queridos que han fallecido. Oremos por las almas de los niños abortados. Ora por los niños que murieron en abortos involuntarios. Ora para tener una relación más estrecha con Cristo. Ora por una muerte feliz. También es una buena idea para orar con gratitud. Da gracias por algo con cada Ave María, no importa cuáles misterios estés meditando. Puedes hacerlo de la siguiente forma En los misterios Gozosos, orar agradeciendo por todas las pequeñas cosas de la vida cotidiana. Ora por tu familia, tus amigos, los lugares a los que tienes que ir, y las cosas que haces a diario. En los misterios Dolorosos, orar agradeciendo lo que has aprendido de una mala situación. Oremos por las veces que Dios nos ayudó en un momento de gran necesidad. Reza en gratitud por las personas en tu vida que han fallecido. Reza en gratitud por la gente está siendo un testimonio de fe, aun a costa de sus propias vidas. En los misterios Luminosos, orar agradeciendo por los grandes acontecimientos de tu vida, las cosas que has hecho por medio de la ayuda de Dios. Incluso si se trata de algo tan pequeño como graduarte de la escuela secundaria o aprobar un examen. Reza en agradecimiento por los momentos que cambiaron tu vida para mejor. En los misterios Gloriosos, ora en alabanza por los santos hombres y mujeres que están intercediendo por ti. Reza en gratitud por las victorias que has alcanzado con la ayuda de Dios. Espero que estas pequeñas sugerencias te ayuden a empezar a rezar el Rosario hoy mismo.

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7 razones para ser apóstoles del rosario “Para ser apóstoles del Rosario es necesario tener experiencia en primera persona de la belleza y la profundidad de esta oración, sencilla y accesible a todos. Es necesario ante todo dejarse conducir de la mano de la Virgen María a contemplar el rostro de Cristo: Rostro Alegre, Luminoso, Doloroso y Glorioso” Benedicto XVI Ahora, sí queremos ser Apóstoles del Rosario y descubrir la verdadera belleza de esta oración, tenemos que empezar por practicarla; solamente rezando el Rosario podrás vivir el Rosario. Lastimosamente muchos cristianos católicos no somos aún capaces de dar un verdadero testimonio de nuestra fe y menos del sentido verdadero del Santo Rosario. Es triste contemplar cómo para muchos el Rosario es un “sin sentido” o una cosa más. Algunos incluso lo reducimos a un simple objeto de moda o amuleto de la buena suerte, portando llamativas camándulas alrededor de nuestros cuellos para sentirnos protegidos o simplemente porque “se ve bien”. Cuántos más ven el Rosario como mera decoración, porqué tiene estilo o porque se ve bien en las manos de esta u otra imagen de la Virgen María. Y acá debo decir algo: ¡Claro que se ve bien en las manos de María!, pero ¿Y en tus manos se ve bien o no?… ¿Se ve bien un Rosario en tus manos? Reflexiona tu respuesta. Sigamos con nuestra reflexión. Muchas personas (tú puedes ser una de ellas) dicen que el Rosario es aburrido, es repetitivo y sin sentido; muchos no creen que sea una verdadera oración y lo reducen a una mera devoción popular. Otros tantos lo ven solo como una oración para rezar en el “cole” cuando hay un acto a la Virgen y porque allí se ve “todo bonito”, algunos lo ven solo como una oración para viejecitas piadosas o para rezarlo cada vez que vas a un funeral. ¡Cuán equivocados estamos al reducir el Rosario a lo temporal! Cada cristiano católico debería tocar las cuentas del Rosario como pasamanos para la eternidad. Saben, personalmente he descubierto que el Rosario es un lazo de amor que, a través de María, me une a Jesús siempre; aún en los momentos en que mi fe es puesta a prueba o en aquellos momentos en que por mis pecados me alejo de la gracia de Dios, el Rosario me sostiene, me regresa a los brazos del Padre y me sumerge en la misericordia divina. ¡Cuánto nos ha amado Jesús! ¡Nos amó hasta el extremo! Porque no solo entregó su vida por nuestra salvación sino que también a su Madre para acompañarnos en el camino. Cuando hace ya un tiempo empecé a rezar más frecuentemente el Santo Rosario estaba muy lejos de precisar lo que Dios haría en mi vida a través de esta oración. Aunque desde muy pequeño aprendí como rezarlo, debo confesar que pase muchos años alejado de su práctica. Si tú en estos momentos haz dejado de rezar el Rosario o nunca lo haz rezado porque no encuentras un motivo para hacerlo, considera lo siguiente y decídete a dar un paso más en tu discipulado y apostolado… de la mano de María:

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1.-contempla la vida de jesús. Meditar el Rosario es meditar la vida de Jesús. Parece increíble pero rezando cada decena vas contemplando literalmente la vida de Jesús: El gozo de su venida, la luz de su Evangelio, el dolor de su pasión y la gloria de su resurrección. Muchos dicen que el Rosario es una oración bíblica y ¡vaya que tienen razón! No solo porque en cada misterio te acercas al Evangelio, sino también porque cada Padrenuestro y cada Ave María son en sí mismos ecos de la Palabra de Dios: “Padre nuestro” así nos dijo Jesús que debíamos orar; “Dios te salve María, llena eres de gracia…” es el saludo del Ángel Gabriel en Nazareth (Lc. 1, 28); “Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre…” el saludo de Isabel a María cuando llega a su casa (Lc. 1, 42). Y que me dicen del Gloria, recordando el canto de los ángeles a los pastores en Belén (Lc. 2, 14). 2.-paz, fortaleza, alegría y comunión. Si de algo estoy seguro es que después de rezar al menos una decena del Rosario tu día será diferente. Vamos, ¡inténtalo! He escuchado tantos testimonios al respecto, de cómo al rezar el Rosario te llega la paz que necesitas para enfrentar un día difícil de trabajo o para calmarte en esos momentos de angustia; de cómo rezar el Rosario te fortalece para enfrentar momentos difíciles y momentos decisivos de tu vida; de como rezando el Rosario dibujas sonrisas y te llenas de alegrías. Podrás preguntarte cómo puede ser posible eso, si talvés recitando las oraciones en el momento no sentirás nada especial, pero recuerda que al final la oración es diálogo en comunión del alma con Dios… no te preocupes, tu alma se comunica con Dios y eso se traduce en frutos en tu vida. 3.-más que devoción, convicción. Te lo explico con palabras de Papa Francisco: “En la piedad popular puede percibirse el modo en que la fe recibida se encarnó en una cultura y se sigue transmitiendo. En algún tiempo mirada con desconfianza, ha sido objeto de revalorización en las décadas posteriores al Concilio. Fue Pablo VI en su Exhortación apostólica Evangelii nuntiandi quien dio un impulso decisivo en ese sentido. Allí explica que la piedad popular «refleja una sed de Dios que solamente los pobres y sencillos pueden conocer» y que «hace capaz de generosidad y sacrificio hasta el heroísmo, cuando se trata de manifestar la fe». Más cerca de nuestros días, Benedicto XVI, en América Latina, señaló que se trata de un «precioso tesoro de la Iglesia católica» y que en ella «aparece el alma de los pueblos latinoamericanos»” (Evangelii Gaudium #123). Aplicado a nuestra meditación del Rosario: No reces el Rosario como mera religiosidad, porque tienes que rezarlo en el funeral de un difunto o en la procesión de la fiesta patronal. Reza el Rosario porque tienes sed de Dios, porque eres pobre y necesitas de Dios, porque a través de tu oración quieres entregarte a Dios para siempre y dar testimonio de Él por siempre.

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4.-arma de batalla. Hace años leí esta frase en una estampita: “Las cuentas de mi Rosario son como balas de artillería, que hasta el infierno tiembla cuando digo AVE MARÍA”. Decía San Pío de Pietrelcina, “Padre Pío”, que “con el Santo Rosario se ganan batallas”. Claro, estamos hablando de batallas espirituales que trascienden tantas veces sus efectos a los grandes retos de este mundo. Nunca pensemos que es vana nuestra oración en el Rosario, porque en la eternidad de Dios, Él siempre la toma para hacerla fructificar. Al demonio no le gusta que tu reces el Rosario, porque con cada oración alabas y glorificas a Dios, a su Madre María (la purísima y sin mancha de pecado) y porque tu alma es ganada para Dios, no para el maligno. Dos detalles para ver la realidad de esto: Cuando finalizas el Padrenuestro dices “y no nos dejes caer en la tentación, más líbranos del mal”, pides a Dios que te libre del MAL, del malo, del maligno, y que no te deje caer en la tentación… y Dios siempre escucha tus oraciones; luego, en cada Ave María bendices la venida de Jesús, nuestro Salvador diciendo “y bendito es el fruto de tu vientre: Jesús”, y recuerda que al nombre de Jesús toda rodilla se dobla en la tierra, en el cielo y en el infierno (Filipenses 2, 10). Solo imagínate, si rezaras más el Rosario, cuántas más veces harías rendirse al maligno al decir el nombre poderoso de Jesús. 5.-orando por. La Iglesia es comunión de santos y el rezo del Rosario ayuda a toda la Iglesia a ejercitar esa comunión por medio de la intercesión. Si tú ofreces un Ave María por un alma del purgatorio, esa alma ofrecerá también una oración por ti. Más aún, te unes a María y a todos los santos y los ángeles en el cielo. Por otro lado, ¿Cuánta necesidad de oración existe en nuestro mundo? ¿Cuántos motivos hay para elevar una oración? Muchos, mira en tus realidades más próximas y encontraras bastantes, mira más allá de tus fronteras y encontraras infinitas razones; el Rosario es una maravillosa oportunidad para orar por mis necesidades personales ante Dios, por intercesión de María, pero también por las necesidades de mi prójimo, de la Iglesia, de la sociedad y del mundo entero. Ofrece tu Rosario y tus Ave Marías por alguna intención y verás que tu oración adquiere un propósito muy especial y querido por Dios. 6.-“proclama mi alma la grandeza del señor” Decía San Alfonso María Ligorio que “entre todos los homenajes que se deben a la Madre de Dios no conozco ninguno más agradable que el Rosario”. Cuando recitas cada Ave María, la estás bendiciendo a Ella y le dices “te amo mamá”, cada oración se convierte entonces en una rosa ofrecida por amor del hijo hacia la Madre. Si de verdad amas a María, por qué no te unes a Ella meditando y orando con el Rosario, diciéndole te amo, dándole gracias por su compañía e intercesión. Pero, ¿sabes algo? María no se queda con nada, porque Ella misma se reconoce como la “sierva del Señor” (Lc. 1, 38) y a Él le sirve y le glorifica… cada Ave María rezado con el corazón, en las manos de María se convierte en alabanza a Dios. Cuando Isabel reconoce la grandeza de María que ha llegado a visitarle, María inmediatamente alaba la grandeza del Señor (Lc. 1, 41-48). Recuerda, María no se queda con nada y ¡Qué mejor que nuestra oración se transforme en alabanza para Dios gracias a nuestra Buena Madre!

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7.-estar siempre listos. Que el Rosario no sea una moda de apariencia, sino un estar siempre listos para la acción a través de la oración; listos para el combate espiritual, listos para interceder, listos para alabar a Dios. Lleva siempre contigo un rosario y úsalo cuando tengas que usarlo. No hay excusas: Rosario en tu cuello o denario en la bolsa de tu camisa o decenario como pulsera en tu mano… ¡O simplemente los dedos de tus manos! No lo andes para lucirlo, porque se ve bien, porque está de moda, etc… Llévalo contigo porque es el estilo del cristiano que está siempre atento y vigilante en la oración, porque cuando sientas la necesidad de rezarlo estará allí un pequeño auxilio para ayudarte a recitar cada Padrenuestro y cada Ave María. Siempre listos y vigilantes, siempre dispuestos y orantes, porque para rezar el Rosario no hay límites de tiempo, ni de lugar, ni de agenda, ni de espacio… puedes rezarlo en tu oficina, en la universidad o en la escuela, en el autobús cuando el tráfico no avanza, en una capilla, en tu casa, en la calle cuando vas caminando, en una procesión, en un Santuario, en una peregrinación, en un viaje de avión, sentado frente al mar, de visita en el hospital, ante la tumba de un ser querido, mientras conduces hacia casa, cuando esperas en la fila del banco, en la noche cuando no puedes dormir… cualquier momento y cualquier lugar pueden ser iluminados por la oración. Rezando cada día te convertirás en un “Apóstol del Rosario”, porque conocerás más al Señor y de los misterios de su vida, porqué meditarás en tu misión y vocación por medio de la oración, porque te unirás más a Él y a su Iglesia, porque su amor dará frutos en ti, porque siempre necesitarás de tu Señor, porque tienes muchas batallas que pelear al lado de Jesús, porque la oración también es servicio y siempre hay alguien que necesita tu oración, porque amas a María, porque quieres alabar a Dios, porque siempre estás listo… porque si eres cristiano, te sientes amado por Dios y elegido por Cristo para dar testimonio de Él hasta los confines de la tierra (Hch. 1, 8); y porque si crees en Cristo, eres heredero del auxilio maternal de María, a quien honramos y veneramos con amor como hijos. Reza el Rosario, no tienes nada que perder, anda empieza ahora, ¡claro que vale la pena!

”El Rosario es oración contemplativa y cristocéntrica, inseparable de la meditación de la Sagrada Escritura. Es la oración del cristiano que avanza en la peregrinación de la fe, en el seguimiento de Jesús, precedido por María” Benedicto XVI

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Historias: relatos marianos (rosario) Rosario en mano Este es una poderosa e inquietante historia acerca del poder del Santo Rosario. En esta, se considera a un conocido asesino en serie en el estado de Florida, Estados Unidos, llamado Ted Bundy Algunas personas están tan alejados de Dios y perdidos en el pecado que llegan a ser dominados completamente por el mal, pero nuestro Señor, a través de la Santísima Virgen María, tiene poder sobre ellos. A las 3:00 de la mañana del 15 de enero, Ten Bundy ingresó en la casa de la hermandad «Chi Omega» en la Universidad Estatal de Florida y asesinó a dos chicas antes de ir a buscar a más víctimas. Cuando entró en la habitación de la tercera chica con un bate como arma, él vio que la chica, aún durmiendo, tenía un rosario agarrado en la mano, entonces dejó caer el bate y huyó despavorido. Más tarde, la niña dijo a las autoridades que antes de irse a la universidad ella le había prometido a su abuela que rezaría el rosario todas las noches por protección, aun cuando se hubiese quedado dormida en el proceso.Eso fue justo lo que había hecho esa noche, ella seguía sosteniendo el rosario cuando el asesino entró en su habitación. Tend Bundy confesó más tarde, más de treinta asesinatos. El Padre Joseph M. Esper narra en su libro «Con María a Jesús» lo siguiente: "Irónicamente, cuando Ted Bundy fue condenado a muerte, en espera de ejecución por sus crímenes, él pidió al Monseñor Kerr que le sirviera como un consejero espiritual, y el sacerdote aprovechó la oportunidad para preguntarle sobre aquella terrible noche. Bundy le explicó que cuando entró en la habitación de la tercera niña, que tenía la completa intención de asesinarla; un poder misterioso se lo impedía". El Padre Esper añade: "Y no sólo el rosario ayuda a nuestro propio crecimiento espiritual, sino que también socava el reino de Satanás. El famoso exorcista de la Diócesis de Roma, el Padre Gabriele Amorth declaró en una oportunidad: "Un día, un colega mío escuchó al diablo decir durante un exorcismo: «Cada Ave María es como un golpe en la cabeza. Si los cristianos supieran lo poderoso que es el Rosario, sería mi fin»" Reza el rosario todos los días por tu protección y para derrotar a las fuerzas de Satanás!

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¡Salvados por el rezo del Santo Rosario! Otra impactante milagrosa historia del Levantamiento de Varsovia de 1944

Los alemanes ni siquiera respetaron los hospitales ni los puestos de socorro, atestados de heridos. El padre Marian Chwilczinski, perteneciente al personal del hospital Wolski en la calle Płocka 26 advirtió que la gente traía al hospital heridos desde calles muy distantes, en la que por lo general había puestos de primeros auxilios. Supuso, entonces, que los alemanes los iban liquidando, asesinando al personal médico y a los heridos. Pasando el 3 de agosto por la calle Górczewska, el sacerdote vio los cadáveres de mujeres con niños en brazos, yaciendo en charcos de sangre fresca. En cualquier momento era de esperar la entrada de los alemanes en el hospital. Desde el sur – en la entrada principal están de turno, el Dr. Mariusz Piasecki, director del hospital, y el Dr. Janusz Zeyland, profesor de la sección de la tuberculosis para la juventud, originario de Poznan, por lo tanto hablaba perfectamente el alemán. Naturalmente se lo consideró el más apto como representante de las autoridades del hospital en el trato con los ocupantes. Aproximadamente a las 14 horas de aquel 5 de agosto entraron en el hospital los hombres de las SS con destacamentos de fuerzas colaboradoras del este. Ordenan la evacuación inmediata de toda la instalación. Todo el mundo – tanto los heridos, los enfermos como el personal médico deben salir inmediatamente del edificio, que será incendiado. A todos los que se encuentren en las salas serán fusilados. Los hombres de las SS irrumpen en las oficinas y las salas y comienza la rapiña… a los heridos y enfermos les quitan de sus dedos los anillos, las alianzas y les roban los relojes. El padre Kazimierz Ciecierski, capellán del hospital, revestido de sobrepelliz y con una estola morada conduce fuera de la sala a un soldado de la Wehrmacht, que el 1 de agosto llegó a Varsovia, fue herido y se presentó en el hospital, encontrando aquí la ayuda necesaria. Unos minutos más tarde uno de los oficiales junto con algunos hombres de las SS se introduce en el despacho del director, el doctor Mariano José Piasecki que se encuentra junto al profesor y doctor Janusz Zeyland y el capellán del hospital. Aquí los alemanes les ordenan pararse detrás del escritorio y son asesinados de un tiro en la nuca. Los heridos graves con gran dificultad dejan sus camas y arrastrándose en cuatro patas escapan al patio. En una de las salas se encuentran seis insurgentes gravemente heridos de un destacamento del Distrito de Wola, entre otros algunos miembros del pelotón Idea. Ellos son los cadetes Jerzy Górecki, Tadeusz Alexsandrowicz y Kordecki (Czeslaw Bialek es su verdadero nombre) un clérigo jesuita, de la compañía del subteniente Prus. A pesar de los gritos nadie viene en ayuda para sacarlos de la habitación. En cualquier momento pasarán por allí los hombres de las SS y todos serán asesinados con ráfagas de metralla. El cadete Kordecki, queriendo descargar la enorme tensión dice: "Ahora sólo nos queda la ayuda de Dios, sólo Él puede salvarnos. Aquí tengo un rosario…" Los heridos comienzan a recitar Ave María tras Ave María. Termina la primera decena. A la sala llegan tres hombres de las SS con cascos y las metralletas listas para disparar. Desde la puerta lanzan furiosamente una pregunta en 66


alemán: "¿Dónde fueron heridos?" "Accidente de trabajo en la fábrica" responde uno de los heridos en un defectuoso alemán. Alexandrowicz descubre una terrible herida en su cara. Uno de los hombres de las SS se dirige a sus compañeros. "Probablemente sea sífilis… Pacientes con enfermedades venéreas…" Rápidamente abandonan la sala. Los insurgentes heridos retoman el rezo del santo rosario. Terminaron la segunda decena. Rezan con todo fervor. En el pasillo resuena de nuevo el golpeteo de las botas claveteadas. Entran dos hombres de las SS. La furia se pinta en sus rostros. ¡Ahora es el fin! – piensan los insurgentes. Desde el pasillo se puede oír la orden de un oficial para que de inmediato todos bajen rápidamente. Los SS salen corriendo. Kordecki retoma nuevamente el rezo del rosario y todos los heridos lo acompañan en voz alta. Una vez más aparecen los soldados de las SS, miran a su alrededor, dicen algo entre ellos y de nuevo se van rápidamente. Los insurgentes se dan cuenta de que su ardiente oración fue escuchada. A través de las ventanas se oyen constantemente los disparos y los gritos de los SS. De un relato del sacerdote jesuita Czeslaw Bialek (Kordecki)

El santo rosario: más poderoso que la bomba atómica Testimonio del Padre Padre Hubert Schiffe Milagro del Rosario en Hiroshima: del 6 de agosto de 1945 Durante la Segunda Guerra Mundial dos ciudades japonesas fueron destruidas por bombas atómicas: Hiroshima y Nagasaki. En Nagasaki, como resultado de la explosión, todas las casas en un radio de aprox. 2.5 Km del epicentro fueron destruidas. Quienes estaban dentro quedaron enterrados en las ruinas. Los que estaban fuera fueron quemados o desintegrados. En medio de aquella tragedia, una pequeña comunidad de Padres Jesuitas vivía junto a la iglesia parroquial, a solamente ocho cuadras (aprox. 1Km) del epicentro de la bomba. Eran misioneros alemanes sirviendo al pueblo japonés. Como los alemanes eran aliados de los japoneses, les habían permitido quedarse. La iglesia junto a la casa de los jesuitas quedó destruida, pero su residencia quedó en pié y los miembros de la pequeña comunidad jesuita sobrevivieron. No tuvieron efectos posteriores por la radiación, ni pérdida del oido, ni ningúna otra enfermedad o efecto radioactivo. El Padre Hubert Schiffer fue uno de los jesuitas en Hiroshima. Tenía 30 años cuando explotó la bomba atómica en esa ciudad y vivió otros 33 años mas de buena salud. El narró sus experiencias en Hiroshima durante el Congreso Eucarístico que se llevó a cabo en Filadelfia (EU) en 1976. En ese entonces, los ocho miembros de la comunidad Jesuita estaban todavía vivos. El Padre Schiffer fue examinado e interrogado por más de 200 científicos que fueron incapaces de explicar como él y sus compañeros habían sobrevivido.

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El lo atribuyó a la protección de la Virgen María y dijo:“Yo estaba en medio de la explosión atómica… y estoy aquí todavía, vivo y a salvo. No fui derribado por su destrucción.” Además, el Padre Shiffer mantuvo que durante varios años, cientos de expertos e investigadores estudiaron las razones científicas del porqué la casa, tan cerca de la explosión atómica, no fue afectada. Él explicó que en esa casa hubo una sola cosa diferente: “Rezábamos el rosario diariamente en esa casa” y estaban rezándolo al momento de la explosión atómica. En la otra ciudad devastada por la bomba atómica, Nagasaki, San Maximiliano Kolbe había establecido un convento franciscano que también quedó intacto, los hermanos protegidos gracias a la protección de la Virgen. Allí ellos también rezaban diariamente el santo rosario. El olor a rosas y las rosas de la virgen Un Hermano Lego (que no era sacerdote) de la Orden de los Dominicos no sabía leer ni escribir, por lo que no podía leer los Salmos, como era la costumbre en los conventos de la época; entonces, cuando terminaba sus labores por la noche (él era el portero, el barrendero, el hortelano, etc.) se iba a la capilla del convento y se hincaba frente a la imagen de la Virgen María, y recitaba 150 Avemarías (el número de los salmos), luego se retiraba a su celda a dormir. Por la mañana, de madrugada, se levantaba antes que todos sus hermanos y se dirigía a la capilla para repetir su costumbre de saludar a la Virgen. El Hermano Superior notaba que todos los días, cuendo él llegaba a la capilla para celebrar las oraciones de la mañana con todos los monjes, había un exquisito olor a rosas recién cortadas y le dió curiosidad, por lo que preguntó a todos quién se encargaba de adornar el altar de la Virgen tan bellamente, a lo que la respuesta fué que ninguno lo hacía, y los rosales del jardín no se notaban faltos de sus flores. El Hermano lego enfermó de gravedad; los demás monjes notaron que el altar de la Virgen no tenía las rosas acostumbradas, y dedujeron que era el Hermano quien ponía las rosas. ¿Pero cómo? Nadie le había visto nunca salir del convento, ni sabían que comprara las bellas rosas. Una mañana les extrañó que se había levantado pero no lo hallaban por ninguna parte. Al fin, se reunieron el la capilla, y cada monje que entraba quedaba asombrado, pues el hermano lego estaba arrodillado frente a la imagen de la Virgen, recitando extasiado sus Avemarías, y por cada una que dirigía a la Señora, una rosa aparecía en los floreros. Así al terminar sus 150 saludos, cayó muerto a los pies de la Virgen. Con el correr de los años, Santo Domingo de Guzmán dividió las 150 avemarías en tres grupos de 50 y los asoció a la meditación de la Biblia: Los Misterior Gozosos, los Misterios Dolorosos y los Misterios Gloriosos, a los cuales el Beato Juan Pablo II añadió los Misterios Luminosos.

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Anécdotas marianas Cierta noche, cuenta Monseñor Fulton Sheen, vino a verme una joven, y me dijo: “No quisiera por nada del mundo hacerme católica. Siempre repiten lo mismo cuando rezan el Rosario. Cuando uno repite lo mismo es prueba de que no es sincero. Yo no daría fe a una persona que me repitiese las mismas palabras. Y creo que Dios tampoco.” Entonces le preguntó quién era aquel joven que la acompañaba. – “Es mi novio contestó ella.” – ¿La quiere a usted? – Ciertamente que sí. – ¿Cómo lo sabe usted? ¿Cuántas veces se lo ha dicho, una, dos … ? – Me lo repite todos los días y hasta con cierta frecuencia. Monseñor Fulton Sheen cortó el diálogo y le dijo: “Si se repite, no le crea usted, prueba evidente de que no es sincero, tal como usted me ha comentado hace un momento.” No existe repetición cada vez que uno dice «Yo te quiero». Y esto se explica porque cada vez coincide con un momento distinto en el tiempo y con un lugar diferente en el espacio. Aunque la madre repita mil veces a su hijo: «Te quiero con toda mi alma, rey mío», cada vez significa algo distinto, pues su espíritu y su corazón actúan de manera diferente, y cada hecho nuevo revela una nueva señal de afecto. Texto del libro “Anécdotas Marianas” de Fr. José A. M. Puche, 0. P.

El rosario rezado en voz baja Desde Saint Paul, Minnesota, Estados Unidos, una señora cuenta así sus experiencias: «Cuando era niña, nuestra familia vivía en una pequeña casa, donde la abuelita venía a visitarnos; solía estar dos o tres semanas, y nosotras nos disputábamos el privilegio de estar en su compañía. Por ser yo la mayor, conseguí dormir en una cama cerca de la suya. Cada noche, después de apagar las luces y quedar todo en silencio, la oía cuchichear suavemente: estaba rezando. Parecía que no iba a acabar nunca y pronto me esforcé por entender lo que decía. Supe que rezaba el rosario, y de esta manera aprendí el Padrenuestro, el Avemaría y otras oraciones de su uso particular. La abuelita era irlandesa, católica. Nuestra madre abandonó la religión al casarse con nuestro padre. Siempre hemos ido a escuelas no católicas; en casa no había religión, excepto la de nuestra abuelita, cuando nos visitaba. Me casé y no me acerqué más a la iglesia. Pero nueve años más tarde sentí la necesidad de una base espiritual. Acudí a la biblioteca, estudié varias religiones y siempre por la noche recordaba los rezos de la abuelita. Leí libros sobre el Catolicismo, que daban respuestas a todas mis dudas. Encontré un sacerdote, me instruyó en lo necesario y recibí el Bautismo. Yo rezaba por mi marido y por mis padres. Un año después de ser cristiana, mi esposo anunció que iba a prepararse para el Bautismo. Nuestra madre se reconcilió con la Iglesia. Tuvimos un hijo y lo bautizamos según el rito católico. Mi cuñada y su esposo, al ver cuán felices éramos con nuestra nueva religión, se hicieron católicos, y mi marido y yo somos padrinos de sus tres hijos. ¡Todo debido al rosario rezado en voz baja por una buena mujer! .

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20 frases de santos y beatos que te harán amar más el santo rosario 1. San Pío X “Si quieren que la paz reine en sus familias y en su Patria, recen todos los días el Rosario con todos los suyos”. 2. San Francisco de Sales “Rezar mi Rosario es mi más dulce ocupación y una verdadera alegría, porque sé que mientras lo rezo estoy hablando con la más amable y generosa de las madres”. 3. San José de Calasanz “Hacer saber a todos que sean devotos del Santísimo Rosario, en el que se contiene la vida, pasión y muerte de nuestro Redentor”. 4. San Luis María Grignion de Montfort “La práctica del Santo Rosario es grande, sublime y divina. El cielo nos la ha dado para convertir a los pecadores más endurecidos y a los herejes más obstinados” . 5. San Alfonso María de Ligorio “Si queremos aliviar a las benditas almas del purgatorio, procuremos rogar por ellas a la Santísima Virgen, aplicando por ellas de modo especial el Santo Rosario que les servirá de gran alivio”. 6. San Antonio María Claret “Las mejores conquistas de almas que he logrado, las he conseguido por medio del rezo devoto del Santo Rosario”. 7. San Juan María Vianney (Santo Cura de Ars) “Con esta arma le he quitado muchas almas al diablo”. 8. San Juan Bosco “Sobre la devoción de la Virgen y el rezo del Rosario se basa toda mi obra educativa. Preferiría renunciar a cualquier otra cosa, antes que al Rosario”. 9. Santa Teresita del Niño Jesús (Teresita de Lisieux) “Con el Rosario se puede alcanzar todo. Según una graciosa comparación, es una larga cadena que une el cielo y la tierra, uno de cuyos extremos está en nuestras manos y el otro en las de la Santísima Virgen. Mientras el Rosario sea rezado, Dios no puede abandonar al mundo, pues esta oración es muy poderosa sobre su Corazón”. 10. Beato Pablo VI “El rezo del Rosario exige un ritmo tranquilo y un reflexivo remanso que favorezcan en quien ora la meditación de los misterios de la vida del Señor, vistos a través del Corazón de Aquella que estuvo más cerca del Señor”.

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11. San Josemaría Escrivá “Ojalá sepas y quieras tú sembrar en todo el mundo la paz y la alegría, con esta admirable devoción mariana”. 12. San Juan XXIII “El Rosario es una muy excelente forma de oración meditada, compuesta a modo de mística corona”. 13. San Juan Pablo II “El Rosario me ha acompañado en los momentos de alegría y en los de tribulación. A él he confiado tantas preocupaciones y en él siempre he encontrado consuelo”. 14. Santa Teresa de Calcuta

“Aférrate al Rosario como las hojas de la hiedra se aferran al árbol; porque sin nuestra Señora no podemos permanecer”. 15. San Pío de Pietrelcina “¡Amen a la Virgen y háganla amar. Reciten siempre el Rosario!”. 16. San Juan Berchmans “Denme mis armas: la cruz, la corona del rosario de la Santísima Virgen y las reglas de la Compañía. Estas son mis tres prendas más amadas; con ellas moriré contento”. 17. San Miguel Febres (Santo Hermano Miguel) “Un cristiano sin Rosario, es un soldado sin armas”. 18. Beato Álvaro del Portillo “Al desgranar el Rosario, suplicad a la Reina del Mundo por la santidad de la familia”. 19. Beato Bartolomé Longo “Como dos amigos, frecuentándose, suelen parecerse también en las costumbres, así nosotros, conversando familiarmente con Jesús y la Virgen, al meditar los Misterios del Rosario, y formando juntos una misma vida de comunión, podemos llegar a ser, en la medida de nuestra pequeñez, parecidos a ellos, y aprender de estos eminentes ejemplos el vivir humilde, pobre, escondido, paciente y perfecto”. 20. Santo Domingo de Guzmán “Estás viendo el fruto que he conseguido con la predicación del Santo Rosario; haz lo mismo, tú y todos los que aman a María, para de ese modo atraer todos los pueblos al pleno conocimiento de las virtudes”.

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“Cuando las personas vienen y me piden que les Bendiga sus Rosarios yo les digo: ES MÁS BENDITO SI LO REZAS” – Padre Carlos Cancelado.

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