COMENTARIO DE TEXTO POEMA DE MIO CID

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2. LOCALIZACIÓN DEL TEXTO. A. OBRA. (Escrito y creado por Pedro López de Murillas Manrique) La figura histórica de Rodrigo Díaz de Vivar (nacido aproximadamente en el año 1043 y muerto en el año 1099 d.C.), llamado El Cid Campeador por su valentía heroica y caballeresca durante la etapa de la Reconquista, ha sido elevada a símbolo de la hidalguía cristiana y española, y, desde las primeras manifestaciones de la épica castellana (siglo XII) hasta el Romanticismo (siglo XIX), ha inspirado muchísimas obras poéticas y dramáticas en España y fuera de ella. ¿La causa? El poeta, o los poetas, del Cantar de Mio Cid se inspiraron en el lado más humano del héroe, dejando en segundo término los acontecimientos históricos, por una parte, y las invenciones fantásticas que tanto gustaban al público de la época, por otra. El Poema de Mio Cid es un poema épico cuya composición se sitúa hacia el año de 1207. No obstante, la copia que se conserva es eso, una copia del verdadero poema. La copia data de 1307 (siglo XIV), y está firmada por Per Abbat (Pedro Abad), pero que quede claro que éste no es el verdadero autor 1


del Poema, sino un simple copista. Esta copia se conserva en la Biblioteca Nacional, situada en Madrid. B. AUTOR. (Escrito y creado por Pedro López de Murillas Manrique) Se indica que el Poema de Mio Cid es anónimo, pues no se ha descubierto la identidad del verdadero autor. Ya se ha indicado que Per Abbat fue un simple copista, es decir, alguien que leyó el Poema y lo adoptó al castellano del siglo XIV. Se cree, aunque no es afirmación segura, que el Poema fue escrito por dos juglares, y en épocas distantes entre sí en más de treinta años: Un juglar pertenecería a la zona de San Esteban de Gormaz, población situada al oeste de la provincia de Soria, lindante con Burgos; a este juglar pertenecería la primera parte del Poema, escrito en la primera mitad del siglo XII (poco después de morir el héroe). Un segundo juglar pertenecería a la zona de Medinaceli, al sur de la provincia de Soria, y escribiría la segunda parte del poema también en la primera mitad del siglo XII. Sin lugar a dudas, sí se puede asegurar que estos dos juglares retomarían la leyenda del Cid venida de la tradición oral, puesta de moda por los primeros juglares de la Edad Media. Así que, se puede afirmar, sin temor a equivocarse, que el Poema de Mio Cid lo compuso el Pueblo.

C: CONTEXTO SOCIOHISTÓRICO: EL CID, CABALLERO HISTÓRICO I.- (Escrito y creado por Marisa E. Martínez Pérsico) El Cid constituye el arquetipo del buen caballero y del buen padre: existe una armonía y continuidad entre la familia y la patria; y tal aspecto de la obra puede ser considerado como una metáfora. El contexto de las hazañas del Cid es el de la reconquista de los territorios de la actual España de manos de los moros, que la ocuparon, en su mayor parte, durante siglos. El “verdadero” Rodrigo Díaz de Vivar, llamado el Cid Campeador, fue un guerrero 2


castellano que nació en Vivar, Burgos, cerca del año 1043, y murió en Valencia en 1099. Muy joven entró en la corte de Fernando I, rey de Castilla y Aragón, y llegó a ser con posterioridad capitán (alférez) de la guardia real de Sancho II, que combatió contra sus hermanos García de Galicia y Alfonso VI de León. Participó también en el conocido cerco de Zamora, donde el monarca fue asesinado en circunstancias que los historiadores no han logrado aclarar. Por eso, Rodrigo Díaz fue encargado de tomar el juramento de Alfonso VI de que no había matado a su hermano, como requisito para que lo sucediera en el trono. Bajo las órdenes de Alfonso, Díaz de Vivar realizó diversas excursiones militares; en el cumplimiento de algunas de ellas, en particular contra los árabes en Toledo, el Cid y sus hombres pelearon bajo el mando del reyezuelo musulmán que ocupaba Zaragoza. Después de la grave derrota sufrida en Sagradas, el rey debió levantarle el destierro al Cid. La reconciliación duró poco y, esta vez, el Cid decidió actuar por su cuenta y, luego de derrotar en el pinar de Tévar (1090) al conde barcelonés Berenguer Ramón II, se asentó con su ejército primero en Lérida y, más tarde, en Valencia. El ejército almorávide (tribu sahariana que, desde el Magreb africano, extendió su dominio hacia el territorio español) deseaba aquella región; pero fue repetidas veces derrotado por el Cid, incluso cuando contaron con el apoyo de Pedro I de Aragón. Finalmente, el Campeador casó a su hija Cristina con el infante Ramón de Navarra, y a su hija María con el conde de Barcelona Ramón Berenguer III. El Cid murió en 1099, el mismo año que los cruzados tomaron Jerusalén. Durante los tres años siguientes, su esposa Jimena logró resistir el asedio de los almorávides. Hacia el año 1102 el rey Alfonso fue en su ayuda pero, dada la situación, decidió evacuar la ciudad de Valencia: llevaba consigo los restos del Cid que recibieron sepultura en el monasterio de Cardeña (Burgos). Entonces, Valencia fue el muro de contención frente a la embestida árabe que permitió que la región peninsular del Este resistiera fuera de su poderío. Bibliografía consultada: Héroes medievales: El Cid, Arturo, Los Nibelungos. Relatos anónimos en versiones de Ruth Kaufman y Franco Vaccarini. Contenidos elaborados por Jorge Warley. Editorial Puerto de Palos, Buenos Aires, 2005. 3


A pesar de la distancia que nos separa de su vida, conocemos con bastante exactitud su vida y obra. Mucha leyenda le rodea, pero, su figura ha sido estudiada con gran rigor por grandes especialistas, como Menéndez Pidal. Gracias a estas personas, conocemos la personalidad del caballero burgalés, los hechos que hicieron sus días, su vida familiar, y hasta su caballo y espadas son por todos conocidos. Sus restos y los de Jimena, su esposa, descansan en el centro de la catedral de la capital de Castilla, Burgos, pero su espíritu está con nosotros aún presente. II.- (Escrito y creado por Víctor Y. M.) Rodrigo Díaz nació en Vivar, pequeña aldea situada a 7 kilómetros de la ciudad de Burgos en 1043. Hijo de Diego Laínez, noble caballero de la Corte Castellana y de una hija de Rodrigo Alvarez. Descendiente es por línea paterna de Laín Calvo, uno de los dos Jueces de Castilla. A los 15 años quedó huérfano de padre y se crió en la corte del rey Fernando I junto al hijo del monarca, el príncipe Sancho. Ambos crecieron juntos y trabaron buena amistad durante cinco años. También se educó en las letras y en las leyes, seguramente en el monasterio de San Pedro de Cardeña, lecciones que le servirían posteriormente para representar en pleitos al mismo monasterio y también al mismísimo Alfonso VI el cual confió al burgalés numerosas misiones diplomáticas en las que debía conocer perfectamente las leyes. Entre los años 1063 a 1072 fue el brazo derecho de don Sancho y guerreó junto a él en Zaragoza, Coimbra, y Zamora, época en la cual fue armado primeramente caballero y también nombrado Alférez y "príncipe de la hueste" de Sancho II. A los 23 años obtuvo el título de "Campeador" -Campidoctor- al vencer en duelo personal al alférez del reino de Navarra. A los 24 años era conocido ya como Cidi o Mío Cid, expresión de cariño y admiración. Con la muerte de Sancho II en el cerco de Zamora y tras la jura de Santa Gadea tomada por Rodrigo al nuevo rey castellano, Alfonso VI, la suerte del Cid cambió y su gran capacidad fue desechada por la ira y envidia del nuevo monarca.

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En 1081 el Cid es desterrado por primera vez de Castilla. 300 de los mejores caballeros castellanos le acompañaron en tan difícil situación. Esta etapa duró unos 6 años los cuales fueron aprovechados por Rodrigo y sus hombres para hacer de Zaragoza su cuartel general y luchar en el Levante. Vuelve a Burgos en 1087 pero poco duró su paz con el rey por lo que marchó de hacia Valencia donde se convirtió en el protector del rey AlCádir y sometió a los reyezuelos de Albarracín y Alpuente. El almorávide Yusuf cruza en 1089 el estrecho de Gibraltar y el rey Alfonso pide ayuda al caballero castellano, pero por una mal entendido entre ambos surge una nueva rencilla entre el rey y su leal súbdito y el monarca le destierra por segunda vez en 1089. En los diez años siguientes, la fama del Cid se acrecentó espectacularmente al contrario que el reinado del rey. En menos de un año el Cid se hizo señor de los reinos moros de Lérida, Tortosa, Valencia, Denia, Albarracín, y Alpuente. En torno al 1093, matan a su protegido de Valencia Al-Cádir, ciudad que fue tomada por Ben Yehhaf. El Cid asedió durante 19 meses la ciudad y finalmente entró triunfal en junio de 1094. Rodrigo se convirtió en el señor de Valencia, otorgó a la ciudad un estatuto de justicia envidiable y equilibrado, restauró la religión cristiana y al mismo tiempo renovó la mezquita de los musulmanes, acuñó moneda, se rodeó de una corte de estilo oriental con poetas tanto árabes como cristianos y gentes eminentes en el mundo de las leyes, en definitiva, organizó con grandísima maestría la vida del municipio valenciano. Aún habría de combatir numerosas batallas, como la que el mismo año le enfrentó al emperador almorávide Mahammad, sobrino de Yusuf, el cual se presentó a las puertas de Valencia con 150.000 caballeros. La victoria fue total, tan grande fue el número de enemigos como grande fue el botín a ellos recogido. En 1097 muere en la batalla de Consuegra su único hijo varón, Diego. El domingo 10 de julio de 1099, muere el Cid. Toda la cristiandad lloró su muerte.

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El Destierro. Al morir Fernando I (primer rey de Castilla), divide su reino entre sus hijos. A Don García le da Galicia, a Don Alfonso León, Castilla a Don Sancho y Toro y Zamora a Doña Elvira y Doña Urraca respectivamente. Sancho no contento con el reparto intenta unificar los territorios con la ayuda de su alférez El Cid. Juntos lucharon en varias batallas, entre ellas, el duelo judicial o campo de la verdad en el que el Cid derrotó al navarro Jimeno Garcés obteniendo el título de Campeador. también lucharon en las batallas de Llantada y Golpejar, en las cuales vencimos y derrotando a los leoneses, Alfonso pierde la corona de León en favor de Sancho, rey de Castilla. También acompañó el Cid al cerco de Zamora, donde el rey Sancho fue asesinado a traición por Bellido Dolfos. Por ser el Cid jefe de las tropas del rey Sancho y por sus conocimientos jurídicos en Derecho Castellano, fue el mismo quien tomó juramento en la Iglesia de Santa Gadea de Burgos, a Don Alfonso, de no haber tenido arte ni parte en la muerte de Don Sancho. Debido a esta razón, entre otras seguramente, el nuevo rey de Castilla, Alfonso VI, destituyó a Rodrigo de su cargo y nombró Alférez real a García Ordóñez, pasando el Cid a un segundo plano en la corte. Tras esto, el Cid tomó matrimonio con Jimena, hija del Conde de Oviedo, nieta de Alfonso VI y biznieta de Alfonso V el 19 de Julio de 1074. En 1079, se dirige a Sevilla para cobrar los tributos (parias) del rey de Sevilla a Alfonso VI. Esta en ello cuando él y el rey de Sevilla fueron atacados por el rey de Granada y García Ordoñez. Las mesnadas del Cid consiguen vencer a los asaltantes y Rodrigo humilla a García Ordóñez en el castillo de Cabra, pero a la vuelta a Burgos, este último, y Pedro Ansúrez, desencadenan traición contra el Cid, consiguiendo que Alfonso VI le destierre, y prohibe a todos los burgaleses darle ayuda o aposento alguno, como así dicen los versos del Cantar: " Ya entra el Cid Ruy Díaz por

Mio Çid Roy Díaz por Burgos 6


Burgos; sesenta pendones le acompañan. Hombres y mujeres salen a verlo, los burgaleses y burgalesas se asoman a las ventanas: todos afligidos y llorosos.

entrove, En sue compaña sessaenta pendones; exien lo ver mugieres e varones, burgeses e burgesas por las finiestras sone.

De las sus bocas todos dizían De todas las bocas sale el mismo una razóne: lamento: ¡Oh Dios, qué buen vasallo si tuviese buen Señor! "

" Dios, que buen vassallo, si oviese buen señore! "

D. ESPACIO Y TIEMPO EN EL POEMA (Escrito y creado por Pedro López de Murillas Manrique) El Cid sale desterrado de su aldea, Vivar, en la provincia de Burgos, llega hasta Valencia y marcha, ya perdonado por el Rey Alfonso, hasta Toledo para arreglar cuentas con los Infantes de Carrión por el ultraje cometido a sus hijas. ¿Cuál es, pues, el recorrido que efectúa Rodrigo por tierras de la Península Ibérica? Aquí os lo presento: 7


Por lo que respecta a los espacios físicos aparecidos en el Poema, tenemos los siguientes: aldea de Vivar, con el río Arlanzón; monasterio de San Pedro de Cardeña, en Burgos; posada de la villa de Burgos (episodio de la niña que avisa al Cid de que el Rey le sacará los ojos si le ayuda); morada de los judíos Rachel y Vidas; campamentos de la mesnada del Cid, al aire libre; campo de batalla; campamentos de los enemigos del Cid, contra los que lucharán sus tropas; palacio-fortaleza de Valencia; palacio del Rey Alfonso VI; robledo de Corpes, en Soria; tierras de Carrión; palacio del Rey Alfonso VI en Toledo. En cuanto al tiempo, entre la salida forzosa del Cid desde su tierra, hasta que acaba el Poema, hay una sucesión de doce años. Se aprecia esta afirmación en la evolución de las hijas del Cid, que las deja en el monasterio siendo unas niñas y acaban casadas con los infantes de Navarra y Aragón, en segundas nupcias. 8


E. MOTIVOS PERSONALES POR LOS QUE EL AUTOR O AUTORES ESCRIBIERON EL POEMA DE MIO CID (Escrito y creado por Pedro López de Murillas Manrique) Se escribió, sobre todo, para engrandecer la figura del héroe. Propio de la épica medieval castellana. Se trataba de proponer un héroe que tuviera unos valores éticos muy grandes, para ser ejemplo de virtudes y fortaleza moral y física en unos tiempos donde predominaba la relación de vasallaje y donde los señores feudales serían vistos como seres poderosos, pero, a la vez –y probablemente-, corruptos. No es el caso del Cid, valiente donde los hubiera y fiel servidor a su ‘señor natural’ (el Rey Alfonso VI), que es tratado con cierto sentido crítico por los juglares que compusieron la obra (recordaremos el episodio del león). F. PEQUEÑO ARGUMENTO DE LA OBRA (De www.librosgratis.org) El Cantar del Mio Cid relata las hazañas de Rodrigo Díaz de Vivar, un caballero castellano notable que sufrió destierro acusado de robo. Alejado de su familia y de su patria, el Cid sufrió un exilio injusto, sin la posibilidad de velar por su familia y apartado de todos sus títulos nobiliarios y terrenales que poseía en Castilla. La vida de Rodrigo Díaz de Vivar es un sinfín de esfuerzos por conseguir ser un hombre querido y admirado en su patria; perteneciente a la baja nobleza (infanzón), desde el principio fue un soldado que luchó por defender los territorios del Rey Alfonso VI, de Castilla y León. 3. RESUMEN DEL ARGUMENTO Y TEMAS DEL POEMA A) RESUMEN DEL ARGUMENTO (Escrito y creado por Pedro López de Murillas Manrique) Ocupa el primer lugar en el tiempo y en la importancia de la literatura castellana el Cantar de Mio Cid, el más antiguo documento conservado de la poesía épica española, y revela un arte que se somete bastante a la realidad. Está escrito en versos irregulares, es decir, que no tienen el mismo número de sílabas, aunque sus versos suelen oscilar entre 6, 7 u 8 sílabas por hemistiquio (la mitad de un verso). Así, pues, cada verso completo del Poema 9


de Mio Cid posee alrededor de 16 sílabas. Su rima es asonante, rimando todos sus versos entre sí y no quedando ninguno suelto. Se cantan las empresas de Ruy (diminutivo) o Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador (Cid viene de la palabra árabe ‘Sidi’, que significa ‘Señor’), el héroe legendario de la Reconquista española contra los musulmanes. El Poema empieza cuando el Cid, habiéndose disgustado con Alfonso VI debido a acusaciones lanzadas contra él por envidiosos, se ve obligado dolorosamente a partir hacia el destierro. Apenas salido de Burgos, donde nadie se atreve a recibirle (sólo una dulce e inocente niña), acampa en el río Arlanzón, reuniendo a su alrededor a un grupo de valientes guerreros dispuestos a seguirle. Para proveerse de dinero, envía a un mensajero y gran amigo suyo –Martín Antolínez- a dos judíos prestamistas (Raquel y Vidas); éstos le prestan su dinero al Cid, recibiendo en garantía dos pesados cofres para abrir después de un año, declarados como llenos de oro, pero que en realidad sólo contienen arena. El Cid se dirige entonces al monasterio de San Pedro de Cardeña, donde, bajo la protección del abad, se han refugiado su esposa, Dª Jimena, y sus dos hijas, Dª Elvira y Dª Sol. Se despide de ellas e inicia su campaña victoriosa contra los musulmanes, sometiendo las regiones de Zaragoza y Teruel a la corona de León. Entonces se dirige a Barcelona, hace prisionero al conde Ramón Berenguer II, pero le deja en libertad generosamente. Las gestas guerreras del Cid culminan con la conquista de Valencia, y desde allí mandará más donativos a aquel rey que lo desterró, pero que el Cid llamará “su señor natural”. El héroe llevará a su familia a la última ciudad conquistada: Valencia. Entretanto, las riquezas acumuladas por nuestro caballero llaman la atención a los ambiciosos Infantes de Carrión, descendientes de una de las familias más nobles y afamadas de la Península Ibérica, pero venida a menos con el transcurrir de los años. Los Infantes pedirán la mano de Dª Elvira y Dª Sol, y el Cid, aunque de mala gana, cede al consentimiento del Rey Alfonso de León para que se celebren las bodas.

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Pero en la Corte del Cid, donde reinan la hombría y el valor, los dos hidalgos cazadores de fortunas son humillados por su cobardía, primero ante un león huido de su jaula (fijaos la relación que establece el poeta entre este animal y el rey de León, pues el animal se doblegará ante el Cid), y, posteriormente, en la batalla contra el rey moro Búcar. Por la rabia de tales humillaciones, los Infantes de Carrión regresan desde Valencia a sus tierras para vengarse del Cid azotando y ultrajando a sus hijas, esposas de los Infantes Diego y Fernando. Son abandonadas semidesnudas en el robledo de Corpes, cercano a Soria, después de haberlas pegado hasta hacerlas sangrar. El Cid, herido en lo más profundo de su alma, pide justicia al rey de León, quien convoca las cortes en Toledo, abre el debate y escucha las acusaciones contra los culpables. Tres valerosos compañeros y vasallos del Cid se ofrecen a defender la justicia, combatiendo en campo cerrado y venciendo a los Infantes de Carrión. He aquí que, desaparecidos los Infantes y ante las Cortes reunidas, se presentan dos caballeros que piden la mano de las hijas del Cid para sus respectivos señores: el Príncipe de Navarra y el Príncipe de Aragón. De este modo, se celebran nuevas bodas que harán de las hijas del Cid dos nuevas reinas.

B) TEMAS APARECIDOS EN EL POEMA DE MIO CID (De la página web www.monografias.com) La honra: Es el tema capital de la obra, la pérdida, la reconquista y su recuperación son el alma misma del poema: " alzaba la mano, la barba se cogió: < Por esta barba que nadie mesó, 11


Así iremos vengando a doña Elvira y doña Sol>" ( Verso 137, Canto tercero) El amor familiar: El Cid es, por encima de guerrero, un padre y un marido excelente: "¡ Ay, doña Jimena, mi esposa tan excelente, como a mi alma yo tanto os quería! Ya lo ves que nos hemos de separar," ( verso 16, Cantar primero) " Y él a las niñas vuelve a mirar: A Dios os encomiendo y al Padre espiritual, Ahora nos vamos, Dios sabe cuándo nos reuniremos" ( verso 18, Cantar primero) La religión: Exaltación de la religión cristiana, normal en tiempos de reconquista de tierras a los musulmanes: " Echóse doña Jimena en las gradas ante el altar, Rogando al Creador, lo mejor que ella sabe, Que a mío Cid Campeador, que Dios le guardase del mal; < ¡ Oh, Señor glorioso, Padre que en el cielo estáis, >" ( verso 18, Cantar primero) " Los moros llaman a Mahoma y los cristianos a Santiago. Caían por el campo en tan poco trecho, de moros muertos, no menos de mil trescientos." ( verso 36, Cantar primero) La fama del Cid: " Las noticias han llegado a todas partes, Llegan las nuevas al conde de Barcelona, ¡ que Mio Cid Ruy Díaz saqueaba toda la tierra!" ( verso 55, Cantar primero) " Venzo las lides, como place al Creador, 12


moros y cristianos de mí tienen gran temor" ( verso 122, Cantar tercero) Lealtad al rey: Pero una lealtad entendida con la sabiduría del valiente, que no se doblega ante su señor si éste ha cometido un acto de injusticia grave. En el episodio del león, la fiera escapa de su jaula en el palacio del Cid; éste duerme en esos momentos, pero, ante el tumulto, despierta, se aproxima lentamente al animal, lo coge de la melena, el felino agacha la cabeza y se va mansamente a la jaula, cogido del cuello por el Cid. Esto simboliza que el Cid Campeador estaba –desde el punto de vista moral- muy por encima del rey de León. " enviaros quiero a Castilla donde tenemos heredades, al rey Alfonso mi señor natural; de estas mis ganancias que hemos hecho aquí, darle quiero cien caballos y vos ídselos a llevar;" ( verso 77, Cantar segundo) Generosidad: " Yo ruego a Dios y al padre espiritual, a vosotros que por mí dejáis casas y heredades, antes que yo muera, algún bien os pueda hacer; lo que perdéis, doblado lo cobraréis" ( verso 18, Cantar primero) 13


Valentía: " La enseña sacan fuera, de Valencia salieron, cuatro mil menos treinta a mío Cid acompañan, a los cincuenta mil van a herir con denuedo;" ( verso 95, Cantar segundo) Justicia: " ¡Ya venís, Alvar Fánez, valiente lanza! Cuando os envié tenía buena esperanza. eso con esto sea unido, y de toda la ganancia, os doy la quinta, si la quisiérais, Minaya." ( verso 23, Cantar primero)

4. ESTRUCTURA DE LA OBRA A) DIVISIÓN EN PARTES (De la página web www.monografias.com) El Poema de Mio Cid se divide en tres partes: Cantar Primero: (Cantar del Destierro) El Cid, después de haber conseguido cobrarles las parias a los reyes moros de Sevilla para el rey Alfonso VI, regresa a Castilla, pero sus enemigos (el conde García Ordóñez, sobre todo) lo indisponen contra el rey y éste le da nueve días para desterrarse de Castilla. El Cid se despide de su mujer y sus hijas refugiadas en el monasterio de Cardeña, y parte con 300 caballeros, quienes acceden a seguirlo; y ya en territorio moro, el Cid entra en guerra con ellos y gana ciudades.

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Cantar Segundo: (Cantar de las Bodas) En el poema se expresa el júbilo y la ganancia de tan grande conquista; son tantos los logros del Cid que sus enemigos sienten envidia y dos parientes del conde García Ordoñez (el “enemigo malo del Cid”), los Infantes de Carrión, don Diego y don Fernando, desean casarse con sus hijas, codiciosos de las riquezas del héroe. El Cid no ve con gusto estos casamientos, pero, requerido por el rey, accede. Cantar tercero: (Cantar de la afrenta de Corpes) Los infantes de Carrión han revelado su cobardía en varias ocasiones: el miedo de los infantes ante un león del Cid, escapado de su jaula, y la huída del infante don Fernando, al ser embestido por el moro Aladraf. Éstos deciden vengarse del Cid, a quien envidian, entre otras cosas, por su valor, y maltratan brutalmente a sus esposas. El Cid pide justicia al rey, solicita la devolución de la dote de sus hijas, la restitución de sus espadas y que sus sobrinos se batan a duelo con los infantes. El poema concluye con las bodas de las hijas del Cid con los hijos del rey de Navarra y del de Aragón, y la reivindicación del Cid, que queda de este modo emparentado con los reyes de España. B) PUNTO DE VISTA DEL NARRADOR Es el Cantar una poesía épica, un cantar de gesta, y, por lo tanto, hay verso, y no prosa; pero que haya verso no impide el uso de un narrador. Los juglares, a la hora de declamar ante su público, ejercían a su vez de narradores. Por ello, se puede decir que el narrador aparecido en este magnífico poema épico es un NARRADOR OMNISCIENTE, pues en todo momento sabe lo que piensan los personajes de las hazañas contadas en el mismo: " Echóse doña Jimena en las gradas ante el altar, Rogando al Creador, lo mejor que ella sabe, Que a mío Cid Campeador, que Dios le guardase del mal…” 15


( verso 18, Cantar primero) 5. ESTUDIO PSICOLÓGICO DE LOS PERSONAJES EN EL CANTAR DE MIO CID (De www.xuletas.es, www.monografias.com y de Pedro López de Murillas Manrique.) Rodrigo Díaz de Vivar: en este caso se sitúa a Rodrigo Díaz de Vivar, Mio Cid Campeador (llamado así por su victoria en dos señalados combates singulares como representante del rey de Castilla y León, Alfonso VI), ya que es quien se traza unos objetivos y los cumple a pesar de todo lo que se le interponga en el camino; en verdad desea obtener sus metas, y por ello representa la justicia, el orden, la sabiduría, la bondad de padre y marido, el ejemplo a seguir para sus súbditos, la fortaleza, la moral, los buenos principios… Dª Jimena: es la esposa del Cid y pasa temiendo por la vida del Cid en varias ocasiones, aunque por últimas aprende a no temer, pues el Cid es un campeador. No desempeña un papel fundamental en la obra. Representa la mujer medieval: religiosa, esposa fiel y buena madre, que es el papel político-social propio de la época. Se limita a esperar a su héroe-marido de modo constante. Dª Elvira y Dª Sol: hijas del Cid, mujeres dependientes de su padre, encuentran en él la protección: "Cuando nos caséis bien ricas seremos" (verso 109, cantar segundo). Demuestran un amor incondicional hacia el Cid, y se verán afectadas por la trampa de los infantes de Carrión; no obstante, reparado su honor por los vasallos del Cid, terminan casadas con los infantes de Navarra y Aragón. Minaya Álvar Fáñez: personaje de gran importancia, ya que es quien siempre está con el Cid, y brazo derecho de éste. Es él quien va a dar el botín de guerra a Alfonso, cuando se ganan las batallas a los musulmanes. Ayuda a su señor en todo lo que se le ofrece, y cumple con él todas las metas trazadas por ambos.

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Martín Antolinez, Muño Gustioz y Pedro Bermúdez: los tres caballeros del Cid que luchan a muerte por él; se batirán a duelo al final de la obra contra los Infantes de Carrión y contra el tío de estos, el conde García Ordóñez. Se convertirán en los principales guerreros de la mesnada del Cid, junto con Minaya Álvar Fáñez. Rey Alfonso VI: rey de Castilla y de León, no sale muy bien parado al inicio de la obra. Recordemos de nuevo el episodio del león humillado ante el Cid. Ambicioso, al principio se muestra cruel, duro con el Cid, pero después los juglares deciden ponerlo en su lugar (en lo alto de la pirámide social de la Edad Media) y es presentado como un rey justo y bondadoso –sobre todo, en el juicio celebrado en Toledo contra los Infantes de Carrión. Infantes de Carrión: Diego y Fernando, eran repulsivos, codiciosos, vanidosos, tenían todos los defectos que alguien puede tener, al igual que una enorme cobardía y codicia, que los llevó a casarse con las hijas del Cid. Ellos planean a toda costa quitarle sus riquezas y propiedades al Mio Cid, incluso arremeten contra sus hijas dejándolas en muy malas condiciones debido a la venganza urdida por éstos a costa de la humillación ante el león. Conde García Ordóñez: tío de los Infantes de Carrión, en la obra viene presentado como el “enemigo malo” del Cid. Es él quien levanta calumnias contra el héroe, indicando que se queda con parte del dinero de los cobros de las parias a los reyes musulmanes. Es él quien, ciego por la envidia, intentará a toda costa que el de Vivar sea desterrado… ¡Y lo conseguirá! Pero, en el combate de Toledo contra los guerreros del Cid –sale en defensa de sus sobrinos-, huye, demostrando su cobardía. Además, justo en los versos anteriores nos enteramos de que el Cid le venció en la batalla de Cabra (Córdoba) porque le tendió una trampa al héroe a lo que venía de cobrar los tributos al rey moro de Sevilla. Reyes moros Búcar y Yúsuf: lejos de presentarlos como unos desalmados, los juglares los presentan llenos de fuerza y ferocidad, lo que ensalza más la figura de nuestro héroe, que los vence a ambos en distintas batallas. Al rey moro Búcar le arrebata su espada Tizona, que pasará a manos del Cid.

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Conde Ramón Berenguer: conde de Barcelona, el Cid luchó en un primer momento contra él. Pero le perdonó la vida, y el Conde de Barcelona pasó a ser su amigo. Como recompensa, Ramón le regaló la espada Colada. Raquel y Vidas: los judíos prestamistas. Ejercen el papel de “el timador timado”. Esta era la visión que tenían algunos de los judíos durante la Edad Media. Negociantes y prestamistas, las tasas que cobraran en la devolución del préstamo serían elevadas. Obispo D. Jerónimo: aparte de ejercer este cargo eclesiástico, decide abandonar la Corte castellana y unirse a las tropas del Cid. También interviene en batalla, en defensa de la cristiandad, bajo el grito de: “¡Por Santiago!” Babieca: aunque animal irracional, el caballo del Cid representa asimismo las virtudes del jinete que lo cabalga: fuerte, veloz, rápido de reflejos, bravo… La segunda piel del Cid.

6. RECURSOS DE ESTILO PREDOMINANTES EN EL POEMA DE MIO CID (De la página web www.monografias.com) •

Metáfora: " Partiéronsele las telas de dentro del corazón." ( verso 131, Cantar tercero)

Comparación: " Llorando con sus ojos como no visteis tal, así se separan unos de otros, como la uña de la carne" ( verso 18 Cantar primero)

Paralelismo: " En su compañía, sesenta pendones; salían a verlo mujeres y varones, burgueses y burguesas en las ventanas están," ( verso 3, Cantar primero)

Anáfora: " > Tú salvaste a Jonás cuando cayó en el mar 18


> salvaste a Daniel con sus leones, en la dura cárcel, > salvaste dentro de Roma, al señor San Sebastián, > salvaste a Santa Susana del falso criminal; " ( verso 18, Cantar primero) •

Hipérbaton: " Ya descansaba Mio Cid con todos sus compañeros: al rey de Sevilla la noticia llegaba, tomada ha sido Valencia, no se la defienden más, " ( verso 75, Canto primero)

Antítesis: " ¡Dios, qué buen vasallo, si tuviese buen señor! " ( verso 3, Canto primero) El Cantar: La oralidad, recursos y fórmulas Es probable que la gran mayoría de los poemas épicos hayan sido compuestos en un principio para ser recitados ante un auditorio y no para ser leídos por lectores singulares. El canto y la recitación obligan al uso de fórmulas y convenciones. Ciertas asociaciones fijas de sustantivos y adjetivos, ciertas repeticiones de frases o versos enteros, desempeñan el papel de elemento aglutinante que permite mantener la tensión y continuidad de un extenso poema a lo largo de toda su acción. Naturalmente estas fórmulas son usadas con más frecuencia e ingenuidad por los improvisadores y recitadores primitivos. Exponemos a continuación un ejemplo de ello:

" Veríais tantas lanzas, bajar y alzar, tanta adarga horadar y traspasar, tanta loriga romper y desmallar " En este caso, el recitador apela a la atención del público ( verso 36, Canto primero) En cuanto al uso de fómulas, las que se destacan son: 19


" Habló Mio Cid, el que en buena hora ciñó espada;"

" Cuando lo supo Mio Cid el de Vivar,"

" todos preguntan por Mio Cid Campeador

" Mio Cid Ruy Díaz, oiréis lo que dijo: "

" Mio Cid Ruy Díaz que en buena hora nació,"

" Martín Antolínez, el burgalés cumplido" Elementos descriptivos: Aparte de las escenas de batallas y de los hechos de armas en general, que subrayan el carácter activo de y heroico de la épica, también se describen otras situaciones típicas, que reconstruyen ceremonias o rituales sociales: fiestas, coronaciones, casamiento, funerales,etc. " De sus ojos tan fuertemente llorando, tornaba la cabeza y estábalos mirando. vio puertas abiertas y puertas sin candados, perchas vacías sin pieles y si mantos y sin halcones y sin azores mudados." En este fragmento se observa claramente una descripción emocional del héroe, en el Cantar del destierro. También abundan ,en esta obra, descripciones sobre la cortesía y las costumbres de la época: " El Cid a doña Jimena íbala a abrazar; doña Jimena al Cid la mano va a besar," "las rodillas y las manos en la tierra hincó, las hierbas del campo, con los dientes cogió" Si bien el primer fragmento es claro con respecto a las fórmulas de cortesía, cabe aclarar en el segundo, que el gesto que hace el Cid alude a una costumbre germana para indicar sumisión. El último fragmento corresponde a una de las tantas descripciones de las luchas por la conquista de tierras: " Sin retrasarse el que en buena hora nació, tomó doscientos caballeros, por sí mismo escogidos, hizo una correría durante toda la noche, 20


las tierras de Alcañiz, yermas las va dejando, y por los alrededores todo lo va saqueando." Lo dialogal El juglar reproduce la voces de los personajes ( el Cid, Alvar Fánez, Pedro Bermúdez, Martín Antolínez, doña Jimena, el rey, etc.) a través del estilo directo, y emplea los siguientes tiempos verbales: pretérito perfecto y presente. •

" Habló el rey Don Alfonso, oiréis lo que dice:.."

"Oid lo que dijo Minaya Alvar Fáñez:

" Dijo el Campeador:"

" Dijeron Raquel y Vidas"

Como puede observarse, en muchos de los casos el estilo directo supone un llamado de atención al auditor o al lector. 7. CONCLUSIÓN A) BALANCE DE NUESTRAS OBSERVACIONES

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B) IMPRESIÓN PERSONAL

PEDRO LÓPEZ DE MURILLAS MANRIQUE. 31 DE ENERO DE 2011. COLEGIO ‘AMOR MISERICORDIOSO’. ALFARO (LA RIOJA)

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