Noruega 2012: Diario de viaje (II)

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Noruega 2012 - Diario de viaje (II) fotografĂ­as: Carlos Carreter



Noruega 2012 - Diario de viaje (II) fotografĂ­as: Carlos Carreter


Todas las fotografías fueron realizadas por Carlos Carreter en Noruega entre el 9 y el 13 de julio de 2012. Imagen de portada: Eidfjord (Hardangerfjord). Imagen de contraportada: Paisaje del Parque Nacional Hardangervidda desde el tren de Bergen a Oslo.

© de las fotografías y de los textos: Carlos Carreter Oróñez, 2012. No se permite la reproducción total o parcial del contenido de esta obra por cualquier mecanismo reprografíco, fotomecánico, digital o de cualquier otro tipo sin el permiso expreso del autor. ccarreter@gmail.com http://carloscarreter.com Zaragoza.


El fot贸grafo en el barco r谩pido que le llevara de Granvin a Eidfjord por el Hardangerfjord.


Hoy será un día de ferrocarril y fiordos; de momento viaje hasta Myrdal. 9 de julio (8:00 - 11:00) La mayor parte de los turistas que quieren ver fiordos hacen un circuito que te venden en las oficinas de turismo y en las estaciones de ferrocarril. Se llama “Norway in a nutshell”. Tiene diversas variantes. No es propiamente un circuito organizado. Lo que hacen es venderte de forma agrupada los billetes para una serie de transportes públicos. Tren, autobús, barco. Puedes elegir el sentido en el que haces el recorrido. Y te dan un folleto con los horarios, para saber cúando y dónde tienes que coger cada uno. Hoy visitaré el ferrocarril de Flåm y dos ramas secundarias, pero muy espectaculares, del Sognefjord. Este es el fiordo más largo de Noruega y uno de los más largos del mundo. Sus tramos más notables son el Aurlandsfjord y, especialmente, el Nærøyfjord. Pero ya llegaremos a eso. De momento, salgamos de Bergen, donde hace buena mañana. Destino Myrdal, en tren, donde abordaremos el Flåmsbana, el ferrocarril de Flåm.


Marken, Bergen.


Marken, Bergen.


Marken, Bergen.


Marken, Bergen.


Tren de cercan铆as hacia Arna en la estaci贸n de Bergen.


Estaci贸n de Vaksdal.


Paisaje desde el tren entre Voss y Myrdal.


Paisaje desde el tren entre Voss y Myrdal.


Myrdal.


Flåmsbana, el ferrocarril de ancho internacional y tracción por adherencia más empinado de Europa. 9 de julio (11:00 - 12:45) Flåmsbana es una línea de ferrocarril de poco más de 20 kilómetros que une Myrdal, a 867 metros sobre el nivel del mar, en las cercanías del Parque Nacional de Hardangervidda, con Flåm, una localidad al nivel del mar a orillas del Aurlandsfjord. A pesar de las fuertes pendientes de hasta 55 milésimas, este ferrocarril de vía de ancho internacional no hace uso de la cremallera; la tracción es por adherencia. Suele llevar dos locomotoras una tirando y otra empujando del convoy. Tanto la construcción, con túneles que giran dentro de la montaña en curvas de herradura, de más de 180º, como el paisaje, donde destaca la cascada de Kjosfossen, justifican el viaje. En Kjosfossen hace una parada que no tiene más razón de ser que los turistas puedan admirar, mientras se empapan, el espectácular salto de agua. Al final, en Flåm, hay un pequeño museo ferroviario donde podemos conocer la historia de esta peculiar línea ferroviaria, además de hacer tiempo hasta que zarpan los transbordadores que recorren los fiordos. La foto que no pude hacer: El valle por el que baja el tren, Flåmsdalen, es muy espectacular. Recorrerlo dentro del tren está muy bien. Pero hubiera sido bonito hacer fotos del tren desde tierra, integrado en el paisaje del valle.


Estaci贸n de Kjosfossen.


Kjosfossen.


Kjosfossen.


Salto de agua en el Fl책msdalen.


Fl책msdalen.


Lunden.


Convoy estacionado en Fl책m.


Locomotora del Fl책msbana con librea de los NSB.


Museo del ferrocarril de Fl책m.


Museo del ferrocarril de Fl책m.


Museo del ferrocarril de Fl책m.


Aurlandsfjord y Nærøyfjord. 9 de julio (13:30 - 18:00) Y llega el momento de conocer dos agrestes fiordos, el Aurlandsfjord y el Nærøyfjord, probablemente el hito principal del viaje. El que lo justifica. La belleza de la naturaleza en estado casi puro, difícil de reflejar en las fotografías. El día está soleado, pero hay algo de bruma en la atmósfera. Es primera hora de la tarde, la luz es dura. Vas rodeado de bulliciosos grupos de polacos y japoneses, procedentes de uno de los cruceros que penetran por el Sognefjord hasta Flåm. El Nærøyfjord está declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO. Es uno de los lugares naturales preferidos por National Geographic. Sus impresionantes paredes se alzan a mil metros o más de altura, a cumbres nevadas, cuyo deshielo alimenta innumerables saltos de agua. El regreso a Flåm, un trayecto de 20 minutos de autobús. Una pena no poder combinar con el transbordador que regresa a Flåm y que sale minutos antes de llegar a Gudvangen. La foto que no pude hacer: Indudablemente, hubiese sido ideal haber dispuesto de tiempo y medios para ver los fiordos desde arriba. Desde lo alto de las paredes de más de 800 o 1000 metros de altura, contemplar la inmensidad de la obra del hielo al tallar las mesetas montañosas del oeste de la península escandinava.


Crucero en los muelles de Fl책m.


Aurlandsfjord.


Aurlandsfjord.


Aurlandsfjord.


Aurlandsfjord.


Aurlandsfjord.


Aurlandsfjord.


Undredal.


Nærøyfjord.


Nærøyfjord.


Nærøyfjord.


Nærøyfjord.


Nærøyfjord.


Dyrdal.


Nærøyfjord.


Nærøyfjord.


Transbordador procedente de Gudvangen en el muelle de Fl책m.


De vuelta a Bergen, pero en un Flåmsbana mucho más interesante. 9 de julio (18:30 - 23:00) El motivo por el que no he seguido los circuitos habituales es porque quiero regresar en el Flåmsbana. Buscar el ambiente ferroviario, fotografiar el tren fuera de la estación. Confiar que la caída de la tarde ofrezca una buena luz. Pero el tiempo es caprichoso en estas latitudes. La tarde se cubre de nubes. Cuando voy a hacer la que creo que va a ser una buena foto del tren en marcha, el típico calabobos se convierte en una lluvia intensa que cambia bruscamente las condiciones de luz, y me deja empapado. En fin la foto no me sale tan bien como yo pensaba. Pero la lluvia intensifica los colores del paisaje, los llena de brillos y satura los colores. El tren viaja con pocos viajeros, con muy buen rollo entre ellos, y el viaje de vuelta es mucho más interesante. Disfrutamos del paisaje, de la gente, del cruce de trenes, de la obra ferroviaria... Y en Myrdal tomamos un moderno tren de vuelta a Bergen, para llegar a tiempo a la puesta de sol. La foto que no pude hacer: En realidad sí que las tomé. Pero mal. De vez en cuando uno,... la caga. Y en el tren, con un teleobjetivo corto montado en la cámara, ajusté sin darme cuenta una velocidad de obturación excesivamente larga en la cámara. Resultado, fotos borrosas. Bueno. Cosas que pasan.


Un convoy del Fl책msbana entra en la estaci처n de Fl책m.


El tren reciĂŠn llegado, y una locomotora en reserva.


Pequeña capilla en los alrededores de Flåm.


Rocas, musgos, helechos,... y empieza a llover.


Segundos antes del paso del tren, comienza a llover con intensidad.


Refugiado en el edificio de la estaci贸n mientras la lluvia cae sobre el puerto de Fl氓m.


El tren no se ha estacionado todavĂ­a en el andĂŠn, y ya estĂĄ anunciado su regreso a Myrdal.


A punto de salir hacia Myrdal.


La locomotora que por la mañana estaba en reserva en Flåm, ahora va en cabeza del tren. Teniendo en cuenta que durante la mañana habíamos tenido un pequeño problema que nos hizo coger veinte minutos de retraso, sospecho que es el mismo tren con una de las dos locomotoras cambiada.


Fl책msdalen.


Estacionados en el apartadero para permitir el cruce con el tren que baja de Myrdal, y que vemos llegar por la ventanilla.


Pocos pasajeros, muy curiosos.


Pequeño pero intenso salto de agua en el Flåmsdalen.


Mientras vamos ascendiendo por el valle, descubrimos sobre un salto de agua la estaci贸n de Myrdal, nuestro destino.


En la Ăşltima parte del recorrido se suceden los tĂşneles y las protecciones para las avalanchas.


El revisor espera estoicamente en Kjosfossen a que los viajeros regresen al tren y sea la hora de partir.


La rubia fot贸grafa se ha montado el equipo con el tr铆pode junto a la ventanilla, a resguardo de las salpicaduras de la cascada.


Los coches del tren, estacionado en Myrdal, son polĂ­glotas.


Hace su entrada en Myrdal el tren que procedente de Oslo nos llevarรก a Bergen.


En Bergen estรก despejado, y llego a punto para el ocaso.


Disfrutando de la vista de Bryggen con la luz casi crepuscular.


Nuevo día en Bergen, nublado, un paseo por el mercado del pescado y los alrededores de Marken. 10 de julio (9:30 - 11:00) Parece que se acabó el tiempo soleado. Día y medio ha durado.Hoy he decidido culturizarme por Bergen y terminar de conocer la ciudad. Pero museos y otras atracciones no abren hasta las once así que, antes de dedicarme a ello, me voy al mercado del pescado y me doy una vuelta. Dialogo un rato con uno de los vendedores. Un chico de Barcelona, cuyos padres son de Cariñena, y que lleva tres años viviendo en estas latitudes. Dice que no le va mal. La mayor parte de quienes venden en el mercado son extranjeros. Se oye hablar en español, en portugués, rasgos asiáticos,... Luego me encamino hacia los museos de la Rasmus Meyers Allé. Pero antes me entretengo en las callejuelas de Marken, un bonito barrio próximo a la estación de ferrocarril.


DĂ­a muy noblado sobre Bryggen.


Crustรกceos de todo tipo en el mercado del pescado.


No todos los clientes son turistas, ni mucho menos.


Salm贸n, trucha de mar, halibuts,... son las princiipales ofertas.


Muchos camareros extranjeros; el joven que me ofrece un pedacito de salmón es de Barcelona y sus padres de Cariñena. Lleva tres años en Bergen.


Termino mi paseo entre los puestos de pescado,... y de fruta.


Recorro las tĂ­picas casas de Marken camino de los museos de bellas artes de Bergen.


Museos en la Rasmus Meyers Allé. 10 de julio (11:00 - 14:30) Junto a un parque con un gran lago, en la Rasmus Meyers Allé, Bergen concentra sus museos dedicados a las bellas artes. En realidad, son un mismo museo dividido en varios edificios y diversas colecciones. Como han conservado la integridad de las colecciones hace que a veces la cosa resulte un poco "desordenada". Por ejemplo, los cuadros de Munch están en dos edificios distintos, sin un criterio claro para ello. Por lo menos para mí, salvo su pertenencia en origen a distintas colecciones. De los cuatro edificios que componen el complejo museístico, visité tres de ellos. Stenersen, dedicado al arte contemporáneo, donde se encontraba abierta una exposición temporal, “Desire”, sobre el arte y el sexo. La colección Rasmus Meyers, con obras de Munch y otros artistas noruegos principalmente. Y Lysverket, donde hay una variedad de épocas y estilos, pero en la que destacan las colecciones dedicadas al arte moderno y contemporáneo, con obras de Picasso, Rivera,... y bueno otros muchos conocidos y menos conocidos. Para coger un poco de culturilla en un mañana gris y poco vistosa, ideal. Especialmente, la exposición temporal, claro. La más curiosa y entretenida. Para finalizar, comida en el agradable restaurante de Lysverket a base de mejillones con patatas fritas, una elección más belga que noruega. Pero muy rica.


Instalación de vídeo en la exposición “Desire”.


“Favour” y “Flavour” en la exposición temporal “Desire”.


Ejem...


La colecci贸n Rasmus Meyers tiene obras de distintos artistas noruegos.


Pero las mĂĄs importantes son las de Edvard Munch, que tambiĂŠn tiene obra en Lysverket.


Y en Lysverket encuentro este Rivera con una referencia cultural popular tan espa単ola.


Termino mi recorrido museĂ­stico por la sala de Lysverket dedicada a la pintura contemporĂĄnea noruega.


La Hansa en Bergen 10 de julio (14:30 - 16:30) Tras comer, voy caminando para bajar los mejillones y las patatas por el centro de Bergen. Contemplando la actuación de los malabaristas norteamericanos, hay una verdadera epidemia de ellos, que vienen a aliviar los bolsillos de los turistas de sus coronas. Pero mi objetivo es inmediato es visitar los dos centros que tiene la ciudad relacionados con la actividad de la Hansa en el pasado. Bergen no perteneció a la Liga Hanseática, pero sí que tuvo una oficina permanente y muy activa en la ciudad. Por un lado el Museo Hanseático, situado en una antigua casa de madera extraordinariamente bien preservada y que forma parte de los edificios declarados patrimonio de la humanidad por la UNESCO en el barrio de Bryggen. Por otro lado tenemos Schøtstuene, la salas de las asambleas de la Hansa en Bergen, lugar de reunión y socialización para los miembros de la federación comercial. En su conjunto resultan una visita interesante, siempre que te interese la historia y esas cosas. La foto que no pude hacer: Nuevo lío horario, y no es el primero, en este viaje. Voy visitando cosas con la idea de que los lugares a visitar cierran a las 6 de la tarde. En realidad lo hacen a las 16 de la tarde. Así que cuando salgo de las salas de la asamblea de la Hansa, todo ha cerrado. Me doy una vuelta por los alrededores de la torre Ronsenkrantz, pero sin poder visitarla. Menos mal que he priorizado lo que me parece más interesante.


Malabarista en Torgallmenningen.


Museo de la Hansa.


Museo de la Hansa.


Museo de la Hansa.


Museo de la Hansa.


Schøtstuene, salas de la asamblea de la Hansa.


Schøtstuene, salas de la asamblea de la Hansa.


Schøtstuene, salas de la asamblea de la Hansa.


Fortaleza Bergenhus.


Suspirando por un rayo de sol, hasta que aparece; sólo uno, o dos 10 de julio (18:00 - 22:00) Bergen está situado al nivel del mar y rodeado de montes más o menos altos y escarpados. A poca distancia de Bryggen tenemos la estación inferior de un tren funicular que asciende al monte Fløyen. El Fløibanen. He esperado a que avanzara la tarde para dirigirme al funicular con la esperanza de que las nubes se abrieran un poco y la luz mejorase. Hacia el Atlántico, a través de las innumerables islas que salpican la costa noruega, el cielo se abre. Al final, se ve algún rayo que penetra entre las nubes relativamente cerca de la ciudad. Pero nada que se sostenga mucho, aunque alegre el paisaje por algún momento. En un muelle por el que no he pasado veo la figura del barco que realiza la Hurtigruten. La ruta costera que une Bergen con el extremo norte del país, más allá del Círculo Polar Ártico. Finalmente, hay que bajar. Habrá tiempo para un paseo entre las callejuelas que ascienden por las pendientes del monte Fløyen o entre las tumbas que rodean la luterana catedral de San Olaf. De regreso al hotel, nuevamente en el horizonte se aprecian los rojizos tonos que indican que, en algún sitio, hay un sol.


Fløibanen.


Bergen desde el monte Fløyen.


Muelle del Hurtigruten.


Archipiélago más allá de Bergen


Fløibanen.


Fløibanen.


Estaci贸n inferior del Fl酶ibanen.


Empinados callejones en las laderas del monte Fløyen.


Cementerio de la catedral de San Olaf.


Cenando en el puerto.


Atardecer en el puerto de Bergen.


Camino del Hardangerfjord y 45 minutos de ensueño. 11 de julio (8:30 - 11:50) Esta vez sí que adquiero en la oficina de turismo de Bergen un circuito completo, “Hardanger in a nutshell”, para visitar el Hardangerfjord, el segundo fiordo más largo de Noruega. No saco la cámara hasta después de dejar Voss, donde se llega en tren y donde cogemos el autobús de línea en dirección a Granvin. Llueve. Hay niebla. El paisaje es bellísimo. El autobús se para brevemente para que podamos admirar, sin bajar del mismo, el salto de agua de Skjevrsfossen. Finalmente llegamos a Granvin. Y en Granvin nos embarcamos en un barco rápido que nos llevará a Eidfjord. Son 45 minutos de travesía. La primera mitad no está mal. Nada mal. Aunque el frío y la humedad no son los mejores compañeros para viajar en cubierta de un barco rápido. Pero cuando la travesía dobla el recodo que nos llevará a nuestro destino, el paisaje es absolutamente impresionante. La nubes y la niebla que cubren parcialmente el paisaje, forman un entorno onírico, en el que el barco a veces parece flotar sobre las nubes en lugar de sobre las aguas del fiordo. Todo el pasaje viaja emocionado ante la belleza del lugar. Favorecida en esta ocasión por el tiempo inclemente.


Skjervsfossen.


Entre bosques, en ruta hacia Granvin.


Esperando al barco en el muelle de Granvin.


Escarpadas paredes del Hardangerfjord.


En cubierta a pesar de la lluvia.


Tras el recodo, enfilaremos hacia Eidfjord.


A pesar del frĂ­o viento, no podemos dejar de contemplar el impresionante paisaje del Hardangerfjord.


En ocasiones, dir铆as que el barco navega sobre la condensaci贸n a ras de la superficie del fiordo.


Llueve en el muelle de Eidfjord. Pero no te das cuenta. El paisaje estรก inmenso.


Una excursion a Vøringsfossen. 11 de julio (12:00 - 14:40) Una vez llegados a Eidfjord, existen dos alternativas. Puesto que el barco de regreso no sale hasta cerca de las tres de la tarde, puedes pasar esas casi tres horas paseando por Eidfjord. Aprovechas para comer y tal. O bien, por un "módico" suplemento, haces una excursión al espectacular salto de agua de Vøringfossen. Con parada en el camino en el centro de interpretación del Parque Nacional de Hardangervidda, donde te echan una película sobre esta impresionante meseta de montaña, y puedes visitar una exposición permanente sobre el parque. Y puedes comprar un bocadillo para comer algo en algún momento del recorrido. O contemplar cómo las cabras pastan en el techo de los edificios. Literal. La mayor parte de los turistas que viajamos en el barco optamos por la segunda opción. El recorrido es muy bonito, con algunos túneles espectaculares, con giros bajo tierra de hasta 270º Y luego está la espectacularidad de las cascadas de Vøringfossen, con su 183 metros de altura. Luego de vuelta a Eidfjord, donde el viento está en calma y la superficie del fiordo está tranquila pero sumida en la niebla. La foto que no pude hacer: Los saltos de agua de Vøringfossen son espectaculares. Perosoy consciente de que no voy a ser capaz de hacer una foto que me satisfaga plenamente. Llueve. El suelo está resbaladizo, con charcos. Por primera vez, lamento no llevar un angular más amplio. El 14 mm (28 mm equivalente) se queda escaso.


A orillas del lago nada mรกs abandonar Eidfjord.


Las cascadas que nutre el deshielo de Hardangervidda.


Vøringsfossen.


Vøringsfossen.


Vøringsfossen..


Vøringsfossen.


Llueve en el muelle de Eidfjord.


En el muelle de Eidfjord.


La niebla cubre el paisaje en Eidfjord.


Recorremos Hardangerfjord de vuelta a Bergen. 11 de julio (14:45 - 17:45) Salimos con niebla y lluvia ligera de vuelta, primero a Granvin, y finalmente a Norheimsund, donde desembarcaremos. Recorreremos buena parte del Hardangerfjord en una travesía de tres horas, con diversas paradas. A ratos con lluvia, recogidos en las confortables butacas del barco rápido, donde un pequeño bar sirve bebidas calientes y repostería, a precios... noruegos. Se agradecen, porque nos hemos quedado muy fríos. El ambiente de compadreo generalizado que ha reinado hasta el momento se va diluyendo y los viajeros se recluyen en sus pequeños grupos o en sus propios pensamientos. Conforme la travesía avanza hacia el mar, vemos las obras de un impresionante puente colgante que mejorará las comunicaciones carreteras entre ambas orillas del fiordo, haciéndolas menos dependientes de los transbordadores. También comprobamos que en las más suaves pendientes del fiordo, incluso se permiten tener cultivos de algunos frutales. Manzanos, supongo. Muchos de ellos bajo plásticos de invernadero, aun en estas fechas de verano. En algún momento sale el sol y muchos volvemos a cubierta. Allí permaneceremos hasta llegar a Norheimsund, donde desembarcaremos para enlazar con el autobús que nos llevará a Bergen. Pero mientras esperamos, volverá a llover, con cierta intensidad, lluvia que nos acompañará ya todo el recorrido hasta la ciudad.


Enfilando Hardangerfjord en direcci贸n al mar.


Conforme avanzamos hacia el oeste, se van levantando las nieblas.


Cruzamos bajo el puente colgante en construcci贸n que har谩 innecesario el uso de transbordadores en algunos lugares.


Transbordadores con los que de vez en cuando nos cruzamos.


El sol se asoma entre las nubes, y en tierras mรกs bajas se animan a cultivar algunos frutales; manzanos probablemente.


Si no recuerdo mal, esto es Lofthus.


Con sol, pero con viento fresco.


En las proximidades de Norheimsund.


En el muelle de Norheimsund.


De cómo casi me pierdo la mejor luz en Bergen 11 de julio (19:00 - 22:30) Llego cansado a Bergen. El trayecto en autobús desde las orillas del Hardangerfjord se ha hecho muy pesado. Sigue lloviendo. Estoy un poquito destemplado. A la mañana siguiente hay que volver a Oslo. Me planteo cenar algo pronto y rápido y, simplemente, irme pronto al hotel. Pero lo que son las cosas. Mientras camino, la lluvia se va calmando poco a poco. La ciudad está muy vacía salvo en la zona más turística del puerto. Apetece hacer algunas fotografías del paisaje urbano. Y cuando llego al puerto, decido sentarme tranquilamente a cenar. Cuando termino, paso un buen rato con uno de los muchos malabaristas que desde Estados Unidos invaden las zonas turísticas noruegas. Este es muy divertido, tiene una cla de adolescentes noruegos muy graciosos. Y lo pasamos de miedo con una niña que escoge como ayudante entre el público. Mientras, rayos de sol empiezan a iluminar la ciudad. Tímidamente, pero claramente. En la siguiente hora y media disfruto de la mejor luz de todo el viaje. Y no soy el único que lo piensa. Hay varias personas con la cámara de fotos, aprovechando en los muelles. Y aprovechamos hasta que poco a poco se va cerrando de nuevo. Pero mientras ha cundido. Por cierto, me entero que uno de los barcos históricos amarrados en Bergen, el Granvin, hacía el mismo recorrido por el Hardangerfjord que hemos hecho hoy, hace un siglo. Pero le costaría bastante más.


Marken, Bergen.


Cementerio en la Korskirken.


Adolescentes en Torget.


Malabarista y niña “voluntaria” en Torget.


Malabarista en Torget.


Bryggen.


Bryggen en el Smartphone.


Museo del Buekorps.


Puerto.


Bergen.


Granvin.


Iniciando el regreso, de vuelta a Oslo. 12 de julio (10:00 - 21:00) Es el día de volver a Oslo. Nuevamente las seis horas y medias de tren más autobús entre Bergen y la capital noruega. Ya estoy familiarizado con el trayecto, especialmente hasta Voss y Myrdal, ya que lo he hecho varias veces. Estoy perezoso con las cámaras. Un poco saturado. Así que me limito a enredar con el teléfono móvil hasta que pasamos Finse y dejamos poco a poco atrás la meseta de Hardangervidda. Después me relajo, leo y espero que lleguemos a Oslo sin incidentes. Oslo me recibe con el cielo gris plomizo que tan familiar me parece ya en la capital noruega. Hacia el este se ve que las nubes se abren, e incluso en algún momento el geométrico ayuntamiento se ve iluminado por una luz mucho más agradable. Me encuentro con los hare krisnas, compro unos imanes de nevera en la Galería Nacional. Paseo por Karl Johans Gate, por Aker Brygge,... el centro de esta ciudad es mucho más pequeño de lo que parece. Ceno algo, y me voy pronto al hotel ya que definitivamente las nubes no se abrenpara permitirme fotografiar Oslo con su mejor cara. Mañana habrá que madrugar.


El tren que nos lleva a Oslo asciende hacia Hardangervidda.


Siempre animada la estaciรณn de Myrdal, donde muchos turistas tomarรกn el Flรฅmsbana.


Tras dejar Myrdal, el tren se adentra ya en los paisajes alpinos de Hardangervidda.


Lagos helados y paisajes nevados a 1200 metros de altitud.


Ya en Oslo, los hare krisna animan la tarde en Torgata.


Flores para la reproducci贸n de una de las esculturas de Vigeland en el exterior de la Galer铆a Nacional.


Extra単a escultura en Aker Brygge.


La mole del ayuntamiento iluminada con la mejor luz de los dĂ­as que he estado en Oslo.


Youngstorget.


Regresando a casa 13 de julio (6:00 - 10:00) El diario de viaje terminará en el momento en el que nos llamen a embarcar en el avión en el aeropuerto de Moss-Rygge. Hay que madrugar. Los trenes salen cada hora. El de las ocho es un poco justo, así que tengo que coger el de las siete. Hay que levantarse un poquito antes de las seis. Las calles de Oslo están vacías mientras camino hasta la estación, aunque los tranvías están muy activos. Son apenas quince minutos de caminata. Casi cuesta más el recorrido dentro de la misma para encontrar el andén. Uno de los pocos que están en activo. De allí salen los trenes hacia Halden y la ciudad sueca de Gotemburgo, que visité en agosto del año pasado. En uno de esos me dirigiré al aeropuerto. Allí, un rato de espera, y puntuales volamos hacia Barcelona, donde cogeré el tren de vuelta a casa.


Storgata, casi vacĂ­a a primeras horas de la maĂąana en Oslo.


Uno de los pocos trenes que llegan hasta la estaci贸n de Oslo en este verano de obras.


El avi贸n que nos devolver谩 a Barcelona circula por las pistas de Boss-Rygge.


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