Viajes con otra mirada, 2009

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Viajes con otra mirada, 2009 Carlos Carreter Or贸帽ez


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รก n t a s l e b a n n e i g e รก t p n e a t s m l E na o i c n e


Viajes con otra mirada, 2009 Viena, Bratislava; Suiza; Berlín, Weimar, Dessau; Lisboa; París. Fotografía: Carlos Carreter


Todas las fotografías de esta obra fueron realizadas por Carlos Carreter en diversos países de Europa a lo largo del año 2009. Salvo la fotografía de presentación de la página contigua a ésta, las imágenes están presentadas en orden cronológico. Imagen de portada: Alpinistas ascienden al Breithorn, en la frontera entre Suiza e Italia.

© de las fotografías y de los textos: Carlos Carreter Oróñez, 2010. No se permite la reproducción total o parcial del contenido de esta obra por cualquier mecanismo reprografíco, fotomecánico, digital o de cualquier otro tipo sin el permiso expreso del autor. perso@carloscarreter.com http://carloscarreter.com Zaragoza


El autor de estas fotografías posa ante el Jungfrau desde las instalaciones turísticas y científicas de Jungfraujoch.


Viena -­‐ Bratislava, abril de 2009

Son muchos los viajeros que se desplaza en el metro hasta el aeropuerto de Barajas en Madrid.


Habitualmente muy animada, la estaci贸n de Gumpendorfer Strasse (Viena) pierde mucha actividad al caer la noche.


La lluvia ha caĂ­do por la tarde sobre Viena, y por ello, al caer la tarde, junto al CafĂŠ Central, el ambiente es algo melancĂłlico.


Indiferentes a los turistas, miembros de la comunidad religiosa de San Esteban, arreglan la catedral para la


Un grupo de animadas turistas, muy j贸venes, inmortaliza su visita al Burggarten vien茅s


La barroca iglesia de San Carlos estรก poco frecuentada esa tarde. Algunos visitantes aprovechan para descansar en


En el exterior de la iglesia de San Carlos, unas ruidosas turistas espa単olas descansan un poco del ajetreo de la visita a


En el Prater, el primer destino, ineludible, la noria en la que se rodó una de las más famososas escenas de ‘El Tercer Hombre’.


Las vistas desde la noria en el Prater nos permiten imágenes espectaculares de la montaña rusa acuática más próxima.


El agua de la montaña rusa obliga a los visitantes a vestir ponchos impermeables. ¿Por qué estará tan seria tras el viaje?


Las personas que montan en algunas atracciones, ademas de desaf铆ar la gravedad, son amenazadas con un remoj贸n.


Al caer la noche, con los turistas cenando en los restaurantes, las calles mĂĄs recogidas del centro de Viena quedan vacĂ­as.


En las ciudades del este de Europa, como Bratislava, es fรกcil encontrar referencias a la cultura de la Europa mรกs


Una turista de origen islĂĄmico, comproueba en su telĂŠfono mĂłvil el autorretrato que acaba de tomar en el castillo de Devin.


El tranvía vienés atraviesa el cruce con Margaretengürtel, y dos hombres, muy diferentes se muestra alegres o indiferentes al paso del vehículo.


Cada vez veo mĂĄs chicas asiĂĄticas viajando solas a su aire por Europa; ĂŠsta se toma una foto en los jardines de


Autorretrato en los espejos de uno de los laberintos de los jardines de Schรถnbrunn.


Paseos entre los fondosos bosques de los jardines de SchĂśnbrunn, los cuales en su mayor parte estĂĄn abiertos gratuitamente al pĂşblico.


Al atardecer, la glorieta del Schรถnbrunn reune a muchos visitantes para disfrutar de la vista de los jardines y el palacio.


Aunque hay muchos visitantes, la gran extensi贸n de los jardines de Sch枚nbrunn permite a algunos disfrutar de un cierto aislamiento y tranquilidad.


Los niĂąos encuentran un amplio campo de juegos entre los jardines y las estatuas ornamentales de SchĂśnbrunn.


El avi贸n que regresa de Viena hacia Madrid sobrevuela los Alpes nevados sobre territorio austriaco y suizo.


Suiza, julio de 2009

El viaje lo haré en tren hasta Berna, cogiendo el Talgo camas internacional en la barcelonesa estación de Francia.


Cuando llego a Zermatt, el Cervino estรก rodeado de nubes, que eventualmente se abren para dejar ver la cima.


Mientras sube lentamente hasta lo alto, el tren de cremallera del Gornergrat Bahn va haciendo paradas en diversos enclaves turĂ­sticos.


Un excursionista despliega su ‘alforn’ o trompa alpina sobre el glaciar de Gornergrat para tocar inspirado por el paisaje.


Frente a Gornergratt, en las estribaciones del Monte Rosa, grandes masas de hielo se descuelgan sobre las rocas.


Parte del descenso de Gornergrat lo hago caminando. Al fondo, las aldeas que salpican los valles por encima de


Desde los 3.883 metros se ve el glaciar del Gornergrat al pie de las laderas del Breithorn, que vemos en primer plano.


En una de las paradas de los telef茅ricos que nos bajan del Klein Matterhorn, paseamos por las orillas de un ib贸n helado.


El sendero que baja hasta Zermatt desde las estribaciones del Matterhorn pasa por la aldea de Biel.


Los veteranos miembros de un coro pasean por Zermatt y de vez en cuando se reunen y cantan. Pero no en yodel.


Un grupo de turistas japonesas se apresuran a sacar todas la misma foto de una de las torres con reloj del centro de Berna.


Una bernesa lee en el alfĂŠizar de la ventana aprovechando que la tarde de verano tiene una temperatura muy agradable.


Las parejas se hacen arrumacos en el Rosengarten de Berna poco antes de que una tormenta les obligue a buscar refugio.


Las orillas del RĂ­o Limmat en Zurich son un agradable paseo cuando el tiempo acompaĂąa en las maĂąanas de verano.


Ante las amenazadoras nubes que se ciernen sobre Zurich, optamos por embarcarnos para recorrer el Zurichsee.


Poco despuĂŠs de abandonar el puerto, un fuerte aguacero descarga sobre el centro de Zurich.


En una de las mĂşltiples paradas del barco en el Zurichsee, en una de sus islas, embarca un nutrido grupo de adolescentes.


La tarde estรก despejada y tibia, por lo que en Zurich, las orillas del lago estรกn pobladas y animadas por todo tipo de


El Grossm端nster de Zurich se hace ver desde muchas de las calles y plazas de la ciudad suiza.


Mientras vamos recorriendo las ruinas de Augusta Raurica en Kaiseraugst, paseamos por una agradable campi単a.


Las calles del centro de Basilea, flanqueadas por casas de varios siglos de antig端edad, son tranquilas y silenciosas.


La lĂ­nea 3 de los tranvĂ­as de Basilea tiene uno de los extremos de su recorrido al pie de la puerta de Spalentor.


Spalentor divide Basilea en dos zonas muy definidas; las calles tranquilas de la ciudad vieja y las mรกs modernas y bulliciosas.


Los tranvĂ­as y los turistas recorren continuamente los puentes sobre el Rin a su paso por Basilea.


Los visitantes se asoman bajo el tejadillo del KapellbrĂźcke, el elemento mĂĄs distintivo de la ciudad de Lucerna.


El Reuss sirve de desag端e para el lago de Lucerna, y atraviesa el centro de esta ciudad.


Embarcamos en un vapor para recorrer el lago de Lucerna; como siempre los japoneses apuntan todos al mismo sitio.


Aunque el sol y el buen tiempo nos acompaĂąan en casi toda la travesĂ­a, una tormenta nos alcanza cuando regresamos.


Las máquinas del vapor ‘Uri’ están a la vista, y el maquinista hace alarde de habilidad en sus maniobras.


El ‘Uri’, con su bonita línea, queda atracado tras el final del viaje en el que ha servido de transorte para las ciudades


A la tarde son mรกs lo locales que los turistas los que cruzan por las pasarelas del Reuss.


El Kapellbrücke no es el único puente con tejado en Lucerna; el Spreuerbrücke, sobre los rápidos del Reuss, también lo


El Spreuerbr端cke al igual que el Kapellbr端cke tiene decorados con pinturas el interior de su tejadillo.


Por una vez no es una japonesa con una cรกmara, sino ante una cรกmara.Y yo aprovecho para robar el instante.


En la estaci贸n de Lucerna, una composici贸n del Die Zentalbahn, uno de los muchos ferrocarriles privados suizo.


Mientras subimos en una serie de ferrocarriles de cremallera, se abre ante nosotros el imponente macizo de la


La impresionante cara norte del Eiger se abre entre las nubes que casi la cubren por completo en algunos momentos.


El Gran Glaciar Aletsch es una vista impresionante entre la niebla desde el Junfraujoch.


La inmensa mole del Mรถnch se impone tras la niebla y los turistas que pueblan las terrazas del Jungfraujoch.


Al pie de Jungfraujoch, los monta単eros se disponen a recorrer el macizo de la Jungfrau o los alrededores del


Se ven muy peque帽as las aldeas al fondo del valle en comparaci贸n con las masas de roca y hielo del macizo de la Jungfrau.


Una banda infantil ameniza a los veraneantes en la tur铆stica poblaci贸n de Grindelwald.


En una gran esplanada en el centro de Interlaken aterrizan los practicantes de parapente que se lanzan de los montes


Un grupo escult贸rico en la catedral de Friburgo atrae gran parte de las visitas a este templo.


El Sarine divide el barrio antiguo de Friburgo; en un lado predomina el idioma francĂŠs, en el otro el alemĂĄn.


Un grupo de adolescentes se relajan en los jardines de la M端nsterpromenade de Berna.


Berlín -­‐ Bauhaus, agosto de 2009

El altar de Pérgamo es la principal atracción del Pergamon Museum, alrededor de la cual se construyo el edificio que la


Como museo de la antigüedad, hay numerosas esculturas de la época clásica helénica que ponen de manifiesto la perfección alcanzada por los escultores de la época.


Las puertas del mercado de Mileto constituyen otra de las impresionantes obras incluidas en el Pergamon Museum.


En la Alte Nationalgallerie, abundan las obras del siglo XIX, y alternan escultores como Rodin con pintores como


A orillas del Spree, en Mitte, alternan los turistas y los sin techos que se guarecen en los puentes.


QuiĂŠn hubiera dicho a los jerarcas del aparato de la RDA que las esculturas de Marx y Engels servirĂ­an para jugar.


La Neue Wache alberga el memorial a las víctimas de las guerras y las tiranías; y la gente se suele comportar con discreción, aun tomando sus fotografías.


En la esplanada ante el Bundestag, el memorial a los parlamentarios represaliados por el nazismo.


En la gran esplanada entre el Bundestag y la nueva cancillerĂ­a, la gente toma el sol y se reune al caer la tarde.


Como una gigantesca ostra o almeja perciben los berlineses la Casa de las Culturas del Mundo, en el parque del Tiergarten.


En la NiederkirchnerstraĂ&#x;e, antes Prinz-Albrecht-straĂ&#x;e, se ha preservado un largo lienzo del ominoso muro de BerlĂ­n.


Siempre hay gente meditando en el interior de la parte moderna de la iglesia conmemorativa en la Kurf端srtendamm.


La parte nueva y las viejas ruinas de la iglesia conmemorativa del kaiser Guillermo I.


Hay cientos de memoriales en BerlĂ­n, y no falta uno dedicado al muro en la renovada Potsdammerplatz.


Entre todos los memoriales, me resultan hipn贸ticas las estelas del dedicado a los jud铆os asesinados en Europa.


La gente pasea entre las estelas del memorial, verdadero laberinto, en el que salvo los ni単os, la gente se comporta.


Lo que no se puede negar es la fotogenia del conjunto, que invita a que los fot贸grafos recorran todos los puntos de


La Pariser Platz, el comienzo de Unter den Linden, junto a la puerta de Brandemburgo, zona noble de la ciudad.


En el parque An der Ilm de Weimar, lo mismo encontramos los jardines de Goethe que un reba単o de ovejas pastando.


Weimar, primera sede de la Bauhaus, conserva obras de esta escuela como la casa Am Horn.


El cementerio viejo de Weimar tiene algo de mรกgico y al mismo tiempo de relajante; un lugar de paz y tranquilidad.


Finalizada la visita a Weimar, de vuelta a BerlĂ­n, tenemos que hacer trasbordo en Leipzig, donde llegamos al atardecer.


Las geométricas líneas de la Bauhaus de Dessau son la delicia de las mentes más cartesianas y prácticas.


La tipografía de la época sirve para anunciar el nombre de la otrora avanzada escuela de arte, diseño y arquitectura.


Las casas de los maestros en Dessau, ejemplo de arquitectura Bauhaus, son patrimonio de la humanidad de la Unesco.


Las casas de los maestros, con su entorno natural privilegiado, son un lugar id贸neo para pasear y relajarse.


El ayuntamiento de Dessau se yergue orgulloso entre los funcionales y anodinos edificios del realismo socialista alemรกn.


En Berl铆n se han puesto de moda transportes urbanos ecol贸gicos, que utilizan prioritariamente los turistas sin


Entre las estaciones del S-bahn berlinĂŠs, mi preferida es Savignyplatz, con su pared norte convertida en galerĂ­a de arte.


Las tumbas de reyes y descubridores salpican el interior de la iglesia del monasterio de los Jerónimos en

Lisboa, septiembre de 2009


A travĂŠs de umbrĂ­os pasillos ascendemos del claustro del monasterio al coro de la iglesia de los JerĂłnimos.


Entre las blancas piedras del claustro de los Jer贸nimos, los turistas inmortalizan la visita con sus c谩maras.


El Tajo, el monumento a los descubrimientos y el puente 25 de abril, tres sĂ­mbolos de Lisboa donde los haya.


Entre las rocas, al pie de la torre de Belem, los pescadores prueban suerte entre las aguas del estuario del Tajo.


Un buen lugar para descansar, la plaza Afonso de Albuqueque, en el lisboeta barrio de Belem.


TĂ­picas casas con terrazas en la Rua da Junqueira en el barrio de Belem (Lisboa).


Uno de los mĂĄs veteranos tranvĂ­as lisboetas espera su turno en la Plaza del Comercio.


Uno de los tranvĂ­as destinados a servicios turĂ­sticos especiales, a su paso por la Baixa.


Un grupo de visitantes de la Fundación Calouste Gulbenkian admira un relieve de la antigüedad mesopotámica.


Las austeras l铆neas del museo Gulbenkian destacan entre la lujuriante vegetaci贸n del parque que lo rodea.


Citas literarias protegen del sol a los visitantes de la Fundaci贸n Calouste Gulbenkian.


Los antiguos tranvías lisboetas se han convertido en atracción turística en sí misma, para desesperación de los lugareños.


Los carriles de las vĂ­as se entrecruzan para permitir las maniobras de los tranvĂ­as en las estrechas calles del Barrio Alto.


El mirador de Santa Luzia es un observatorio privilegiado del intricado laberinto de calles de la Alfama.


A pesar del calor del día, la puesta de sol sobre Lisboa, vista desde el mirador de Graça, tiene algo de otoùal en


El ascensor de Santa Justa casi se pierde entre las sombras de la noche, presidiendo las calles de la Baixa de Lisboa.


La dura luz del sol de la ma単ana blanquea las paredes del Palacio Nacional de Sintra.


Las elevadas almenas y torres del castillo dos Mouros domina el valle en el que se encuntra la ciudad de Sintra.


SombrĂ­os y frescos bosques con altos pinos y eucaliptos rodean el paraje donde se encuentra el palacio da Pena.


Aparejos e instalaciones para los pescadores entre las calles de la turĂ­stica ciudad de Cascais.


En la Boca del Infierno de Cascais, el Tajo ya se ha integrado plenamente en las frĂ­as aguas del Oceano AtlĂĄntico.


Cuando volvemos a Lisboa con el tren desde Cascais, pasamos bajo el imponente puente del 25 de abril.


A mitad de la ascensi贸n, los dos funiculares del elevador da Bica se cruzan en su recorrido de subida y bajada.


París, diciembre de  2009

Un arpista ameniza la visita a los turistas que ascienden al Sacre Coeur por la escalinata desde el tiovivo.


Desde el portal del Sacre Coeur, bajo las nubes, una amplia vista de la capital de Francia se ofrece al visitante.


Au Lapin Agile, Cabaret Artistique, en Montmartre,... ¿qué más se puede decir?


El cementerio y la torre de Montparnasse, lo tradicional y lo moderno se solapan en una vista.


Aun bajo la lluvia, la gente pasea tranquilamente por los jardines del Luxemburgo.


Entre artesanías, galerías de arte y librerías, cuando la lluvia pasa es agradable caminars en torno a Saint-Germain-des-Près.


Pocos, pero algunos turistas quedan todavía a la caída de la tarde en la basílica de SaintGermain-des-Près.


Verlaine, Picasso, Hemingway, Sartre, de Beauvoir,... todos ellos frecuentaron Les Deux Magots en su tiempo.


Entrada al metro, antigua y estrecha en el populoso bulevar de Saint-Germain-des-Près.


Las esculturas, fijas en sus movimientos, salpican todo el conjunto de los jardines de las TullerĂ­as.


Desde el puente de las Artes se ve como si avanzara la proa de la Isla de la CitĂŠ.


Desde las Tullerías, dos elementos característicos del paisaje de París; el obelisco de Concorde y la Torre Eiffel.


Unas manos cogidas, esculpidas, entre los ĂĄrboles de los jardines de las TullerĂ­as.


Quien no se toma un recuerdo de la visita a los parques de ParĂ­s,... por ejemplo, las TullerĂ­as.


Un rinc贸n de una de mis plazas favoritas, la plaza des Vosges.


El Circo de Invierno, lugar que siempre recordaré por la película ‘Trapecio’, que tanto me gustó de niño.


Elementos de ruinas de arquitectura clรกsica adornan los paseos del parque Monceau.


Nada mĂĄs salir del metro de la DĂŠfense nos encontramos con la mole del Gran Arco.


La esplanada de la DĂŠfense, ocupada por el mercadillo navideĂąo, y flanqueada por los altos y modernos edificios.


El Gran Arco de la DĂŠfense y los edificios comerciales bajo el tĂ­mido sol de diciembre.


La Défense es uno de los paraísos de los aficionados a la fotografía de arquitectura moderna.


La Torre Eiffel aparece fugazmente cuando el metro cruza el Sena.


Hay funci贸n de tarde en el Teatro de la Rive Gauche en Montparnasse.


Libertad, igualdad, fraternidad... DibĂşjame una democracia, piden en pleno barrio del Marais.


Alimentaci贸n general,... y sorpresa ante la foto la de esta chica italiana, que mir贸 de improviso.


Salida del Metro en la Escuela Militar, al final de los Campos de Marte.


La Torre Eiffel, al fondo del Campo de Marte, desde el Hotel de la Paz.


Imponente masa de metal la que forma uno de los pilares de la Torre Eiffel.


Vista contra-cenital de la Torre Eiffel, tomada entre sus grandes pilares.


Subterrรกneo de la avenida de Nueva York a su paso junto al puente de Jena.


La Torre Eiffel, con su iluminaci贸n nocturna, desde Trocadero.


Se hace pronto de noche en invierno en el Arco de Triunfo de la Estrella.


Luces en abundancia en los Campos ElĂ­seos en cuanto cae la noche.


El avi贸n de regreso a Zaragoza sobrevuela los Pirineos, ligeramente nevados.


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