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El viaje de las microdosis

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Yo floreada

Yo floreada

• Guadalupe Álvarez

Aunque actualmente la medicina es considerada una ciencia que debe ser estudiada durante muchos años en las universidades. Así mismo, el tratamiento de las enfermedades parece reducirse más y más al uso de fármacos. Los seres humanos llevan milenios desarrollando diversas formas para curar, prevenir o reducir los efectos de las enfermedades que los abaten; y han sido las plantas, además de alimento, las principales medicinas de la humanidad.

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Ellas poseen determinados atributos que los fármacos jamás tendrán, empezando por una historia evolutiva de más de 450 millones de años. A través de estos MILLONES de años, las plantas han elaborado respuestas muy sofisticadas contra las invasiones de las bacterias y los virus, pues han evolucionado junto con ellos por mucho más tiempo del que la especie humana lleva habitando la Tierra (apenas 200 mil años). Los componentes complejos que contienen las plantas actúan en sinergia unos con otros y son elaborados para desactivar y destruir a los agentes patógenos invasores mediante múltiples mecanismos. Una sola especie de planta contiene entre decenas y cientos de componentes bioactivos de propiedades medicinales, mientras que los fármacos desarrollados por la industria farmacéutica, generalmente contienen una única sustancia química, a la que fácilmente, las bacterias generan resistencia.

A pesar de que insisten en hacernos creer lo contrario, cualquiera puede utilizar las plantas para sanar. Si se conocen las formas correctas de emplear las plantas, no se necesitan catorce años de formación académica para

aprender a curarse a uno mismo. Una de esas formas, es la que me concierne a mí. Permítanme presentarme, mi nombre es Microdosis.

Yo provengo de un país llamado «Tintura». Mi país tiene el contorno de una botella de vidrio que está completamente cubierto ya que el sol nos hace daño. Adentro de la botella, una sola especie de planta medicinal debe ser introducida, partida previamente en cachitos desde la raíz hasta la flor, y cubierta completamente con 2/3 partes de alcohol (96º) y 1/3 parte de agua. A esta parte líquida le llamamos «el medio» o «vehículo».

Durante todo un ciclo lunar, permanecemos ahí mis compatriotas y yo, reposando, aunque todos los días llega un terremoto que dura un minuto para ayudar a que la planta libere todos sus componentes. Es así como nos alimentamos.

Tras haber cumplido un mes en Tintura, alcanzamos la mayoría de edad, así que debemos atravesar un filtro para ser transportados a nuestro nuevo hogar: el Gotero.

En el Gotero se colocan 2 ml de Tintura por cada 10 ml de medio. El medio del Gotero es el mundo al revés de la Tintura: 2/3 partes de agua y 1/3 parte de alcohol. Así que por poner un ejemplo, si el Gotero es de 35 ml, se deben colocar 5 ml de Tintura, y 25 ml de medio.

Una vez adaptados a nuestro nuevo hogar, comienza el verdadero viaje, aquel en el que nos volvemos medicina. Es decir, cuando entramos al cuerpo humano.

Primero debe salir un escuadrón de exploración que recibe el nombre de «Dosis de impregnación» a decirle al cerebro «te voy a dar esta información bioquímica para ayudarte a curar al cuerpo». El escuadrón de exploración consiste en colocar dos gotas debajo de la lengua, cada 5 minutos durante una hora. Ellos llegan a hacer las

negociaciones iniciales con los agentes migratorios del torrente sanguíneo: los receptores sublinguales.

La estimulación ácida de las glándulas salivales que produce el alcohol y la vasodilatación dada por un aumento en la vascularización de la mucosa oral, facilitan la absorción y permiten nuestro ingreso al sistema circulatorio. La aplicación de la vía sublingual se ha desarrollado con éxito no sólo en microdosis, sino también en homeopatía y en fármacos analgésicos-antiinflamatorios, cardiovasculares, esteroides, barbitúricos y hasta en nutrientes. Es muy efectiva y directa ya que evita la exposición al sistema gástrico y al hígado.

Una vez admitidos en el sistema circulatorio, viajamos directamente al cerebro, ya que este gran comandante influye indirectamente en el metabolismo de otras partes del cuerpo.

Nuestra primera parada es el hipotálamo: el organizador. El hipotálamo, aunque es pequeño y discreto, juega un rol de suma importancia en la sobrevivencia de los humanos, porque entre otras cosas, se encarga de coordinar y comunicar dos mundos aparentemente independientes: el de las neuronas y el de las hormonas. Por un lado, la síntesis y liberación de hormonas del hipotálamo y la pituitaria regulan al sistema endocrino; y por otro lado, la acción de los neurotransmisores media los circuitos neuronales y, en última instancia, regula los comportamientos del organismo.

El hipotálamo y la pituitaria (también llamada hipófisis), están conectados física y funcionalmente. La pituitaria está compuesta por un lóbulo posterior y un lóbulo anterior, como si fuera una nuez. El lóbulo anterior de la hipófisis sintetiza y libera muchas hormonas que influyen en distintos órganos y glándulas (como el hígado, las gónadas, la tiroides, las glándulas suprarrenales, las glándulas mamarias, etc.), que tienen un papel muy importante en la regulación de los estados de ánimo, la

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