Noticias de marial

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¡Venga tu Reino! Chicago, USA a 1 de abril de 2014 Muy queridos Familia y Amigos: Ha sido un inicio de año muy intenso, he estado tres veces en Haití. Trabajo en la oficina nacional de Mission Youth, un apostolado que se dedica a la formación de jóvenes por medio de viajes de misiones. Entre diciembre y marzo hemos tenido ocho viajes: seis a Haití y dos a México. Es una bendición poder trabajar con tantos jóvenes que quieren dar su tiempo para servir a los demás; en verano tenemos nueve viajes organizados y hemos tenido que pedir a varios chavos que consideren cambiar de fecha porque han aplicado más de los que podemos aceptar. Tengo muy presente al Papa Francisco y veo que sus palabras están transformándonos, es algo maravilloso. Voy a dedicar esta “edición” de mis noticias a contarles de Haití porque sé que muchos tienen curiosidad. Fui por primera vez en Diciembre. Fuimos a conocer tres ciudades en Haití. Las misiones siempre habían sido en la capital, Puerto Príncipe, pero ya tenemos muchos grupos y algunos muy numerosos, por lo que tenemos que encontrar otros lugares. Visitamos Jacmel, Les Cayes y Gonaives. En el mapa pueden ver las cuatro ciudades. En cada ciudad visitamos a las Misioneras de la Caridad (las monjitas fundadas por Madre Teresa de Calcuta) ya que nuestra labor consiste en ayudar en sus casas. Haití es de los países más pobres del mundo, si no es que el más pobre. No es únicamente una pobreza material, hay también muchísima pobreza cultural, de identidad. Me sorprendió mucho que no hay indígenas, el 99.9% de la gente es de raza negra. En muchos países de Latinoamérica puede haber pobreza, pero también hay cultura, hay un pasado, hay raíces; no he visto esto en Haití. Hay muchísimo individualismo y cada uno lucha por su propia supervivencia y es en cierto modo comprensible. Los adultos no se muere de hambre, ya que hay mucha ayuda exterior, la Cruz Roja distribuye unas especie de granolas que dan todos los nutrientes necesarios para el día. Pero hay muchisísima gente que está sentada afuera de su tienda de campaña esperando su granola diaria, sin hacer nada, sin ninguna ambición. El desempleo en el país es del 80%. Un amigo americano ha trabajado como


consultor para una maquiladora en Haití dice que su problema más grande es la rotación de personal; en general la gente no tiene responsabilidad ni deseos de salir adelante porque sus posibilidades han sido tan pocas. Únicamente la calle principal en Puerto Príncipe tiene electricidad, hace nueve meses el gobierno comenzó a recoger la basura en la ciudad y llevan poco más de un año cobrando impuestos, lo cual es muy necesario.

Esta es una de las calles por las que pasamos seguido… hay calles más bonitas y otras más feas.

Este es el “Tent City”, el verano pasado ayudamos a construir un colegio aquí, pueden ver las bancas.


Estas experiencias me han ayudado mucho a profundizar en mi consagración y en el espíritu misionero propio del Regnum Christi. El año pasado en estas fechas mi mayor preocupación era seguir las clases y escribir mi Trabajo de Fin de Máster. Ahora mi “mundo” es sumamente diverso: estar pendiente de los misioneros, dedico horas a hablar con papás, a la organización con la gente de Haití y las Misioneras de la Caridad, lo cual también es todo un reto. Lo que me sorprende es la diferencia de los dos mundos ¡Y yo soy la misma! Veremos que tiene mi Señor en mente para el futuro… Enero fue nuestra primera misión “grande” (50 misioneros), así que los americanos se quedaron en Puerto Príncipe y yo me fui con las chilenas a Les Cayes. Una abuelita americana dio a sus 12 nietos y 3 novios/as de 3 de ellos (todos entre 18 y 27 años) de regalo de Navidad el ir a la misión, quería que vieran que el mundo es mucho más amplio que "su” mundo y experimentaran la alegría que da el servir; cree que es el mejor legado que les puede dejar. Ella vino con ellos, una señora super activa. Los nietos fueron por “deber”, porque no se le dice que no a la abuela, y fue fabuloso ver cómo iban abriéndose y creciendo a lo largo de la semana. También tuvimos a una mamá con su hija, la niña está en su segundo año de carrera, vino a Haití con nosotros en marzo del año pasado, llegó tan feliz que su mamá no daba crédito y vino al viaje de mayo, para ver lo que había vivido su hija, las dos regresaron en enero… Tenemos un gran porcentaje de gente que regresa, dejan parte de su corazón en Haití.

Misioneros en enero


El grupo de Chilenas eran casi todas universitarias, no se conocían antes. Otra cosa fabulosa de las misiones es cómo se integran los grupos, quizá porque comparten experiencias tan fuertes y profundas. Fuimos a Les Cayes, ahí nos hospedamos en una casa de retiros donde 61 sacerdotes diocesanos estaban teniendo Ejercicios Espirituales. Estaba con ellos su Obispo, Mons. Chibli Langois, a quien el Papa nombró Cardenal (el primer Cardenal Haitiano) en febrero. Lo saludamos y él quedó muy impresionado con las niñas. Muchos me han preguntado si son misiones humanitarias o de evangelización, yo misma tenía esa pregunta, pero ahora lo veo diferente. No podemos “evangelizar”, en cuanto a explicar el Catecismo, ya que no hablamos el idioma: en Haití hablan Creole, un dialecto derivado del Francés. Lo que hacemos es trabajar en casas de las Misioneras de la Caridad como voluntarios; ahí nuestra labor es querer a los niños y enfermos, pasar tiempo con ellos, ponerles atención. Esto es algo “mágico” y muy evangelizador, es dar el amor de Dios. En Puerto Príncipe las Misioneras de la Caridad tienen un “Hogar de Niños” donde acogen hasta 150 bebes y niños con desnutrición u otras enfermedades. No es propiamente un orfanato, más bien los papás llevan a los niños muy débiles para que se recuperen. Cuando llega un bebe muchas veces está tan enfermito que no sonríe, ni te puede seguir la mirada. Pero es impresionante como con el pasar de los días, estando en un lugar limpio, siendo alimentado y recibiendo cariño mejora muy visiblemente: empieza a responder como lo haría cualquier bebe sano. Las Misioneras tienen empleados que alimentan a los bebes, los bañan, los cuidan, hacen lo “necesario”; pero los bebes necesitan también contacto humano, cariño y atención y para esto dependen de los voluntarios. Así que lo que hacemos básicamente es cargar bebes, cambiar pañales, darles de comer, jugar con ellos… no es más que dar amor… y hacerlo es sumamente “enriquecedor”, para eso estamos hechos. Esto hace “florecer” a los misioneros que llevamos.


La primera foto es de uno de los cuartos, fue muy impactante para mí la primera vez que entré. Los bebes están calladitos, no es su ambiente natural, están a la expectativa. Se dejan cargar con mucha facilidad, quieren que los cargues. Se van acostumbrando a vernos y cuando un misionero ha estado un rato por 3-4 días con el mismo bebe, el bebe lo reconoce; esto es de las mejores experiencias para los misioneros, experimentarse reconocidos. La cuarta foto es una de mis favoritas. Nick tiene 17 años, juega foot-ball americano y ha de pesar fácil 90 kilos. Verle dar de comer con tanta paciencia y amor a ese bebe ha sido de las cosas más bonitas que he visto en mi vida. Él estaba encantado y creo que el bebé nunca había visto a alguien tan grande. Tanto varones como mujeres tienen una experiencia muy fuerte.


En otro momento estaba yo con diez mujeres (tenían entre 20 y 40 años), todas con alguna enfermedad grave (SIDA, TB, malaria) o una discapacidad física o mental. Pasé toda la tarde enseñándoles a bailar la Macarena. Uds. saben que no soy la persona más rítmica, pero no saben cómo lo disfrutamos tanto ellas como yo. Este ha sido uno de mis mejores días en Haití, entendí un poquito más eso que tratamos de hacer todos los días: amar en el momento presente sin ninguna otra preocupación. Créanme que en mi vida diaria tengo muchas otras preocupaciones y no nos damos abasto con el trabajo, pero Dios me regala estas “ventanas” del Cielo… Un día fuimos a la playa con alrededor de 30 niños. Otro día “de Cielo”. Los que llevamos tenían alguna discapacidad física muy notable, algunos tenían además una discapacidad mental. Cada vez que la monjita consigue dinero para pagar al transporte, quizá cada dos meses, lleva a un grupito a la playa. Les fascina la arena y el mar les hace bien. Normalmente van 2 monjitas con 4 empleados, dejan a los niños sentados en la arena y van entrando al mar con uno a la vez.


Fue una semana espectacular. El último día, tanto el grupo de los americanos como el nuestro, hicimos un “Carnaval Navideño” (aunque Navidad había sido 15 días antes…) para 350 niños en un colegio (solo 80 de ellos van al colegio). Las fotos hablan por sí mismas:


Regresé de Haití el 9 de enero, me volví a ir el 17 de febrero; esta vez con un grupo de Canadienses. Fue un grupo maravilloso. Aquí pueden ver un video de esta misión: https://www.youtube.com/watch?v=jQLk2G0uZxc


Nos quedamos en Puerto Príncipe. Ahí fuimos al “Hogar de los Niños”, del que ya les platiqué, a la “Casa de los Moribundos”, a dos colegios y los chavos fueron a Gallete Chambon, un “pueblito”, a construir 17 bancas para una Iglesia que hemos adoptado; en verano la pintamos, en diciembre y febrero hicimos bancas y el siguiente proyecto es hacer la barda.

Afuera del colegio en el “Tent City”

Esta misionera está estudiando diseño de modas; llevó 180 bolsas que hizo con tela que le ha sobrado de sus proyectos.

Aquí estamos en el colegio, la foto de la izquierda son los misioneros enseñando una canción, la de la derecha, los niños… me encantan sus caras!


Aquí estamos rezando en la Capilla de las Misioneras de la Caridad, para mí también es hermoso verles rezar… y me imagino para Jesús!

Si alguno quiere venir a alguna misión en www.missionyouthmissions.com encuentran toda la información. Les pido sus oraciones por el grupo que llevaré en Semana Santa. Les encomendaré de manera especial los días santos en los Nuestro Señor nos tiene “en la mira”. Con muchísimo cariño, Marial


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