Lectura para el desarrollo. Unas jornadas sobre el libro y la lectura en Guinea Ecuatorial Texto: Javier Pérez Iglesias
En Guinea Ecuatorial no hay editoriales, hay pocas bibliotecas, solo dos librerías en todo el país… Pero hay escritores, trabajadores de la palabra, creadores de ideas y sentimientos que publican fuera y son leídos dentro. Existe una reducida comunidad con gusto por la lectura que puede crecer. Hay un profesorado que quiere que los libros entren en las aulas y bibliotecarios que se preocupan por las necesidades de información y lectura. Toda una comunidad todavía joven y en cierto modo frágil. Desde el CCEM, siempre atento a la creatividad local y a las necesidades de su público, se ha hecho una importante labor renovando la biblioteca y creando una sección infantil nueva y potente. Pero una biblioteca, por buena que sea su colección y eficientes sus bibliotecarios, no es nada.
Las bibliotecas necesitan un ecosistema. Crecen al abrigo de otros lugares de lectura, de una cuidada producción editorial, de las librerías, de los escritores y, sobre todo, de una ciudadanía lectora. Por eso se pensó en organizar las jornadas, “El libro y la lectura: jornada de trabajo para docentes”, que se desarrollarían entre el
viernes 28 de febrero y el sábado 1 de marzo de 2014. Por un lado se quería entrar en contacto con docentes que estuvieran interesados en fomentar la lectura entre su alumnado y poner en común las experiencias existentes.
Por otro, se quiso sentar en la misma mesa, para compartir, dialogar e imaginar un futuro, a las bibliotecas que ofrecen sus servicios en Malabo y alrededores. Las Jornadas se inauguran con unas palabras de la directora del CCEM, Pilar Sánchez Llorente, y la intervención de Juana Salas, doña Juana, una de las bibliotecarias del CCEM, que saludó y dio la bienvenida a los niños y niñas presentes. A continuación se realizó el encuentro entre Carles Cano y el alumnado de dos colegios de Malabo que habían leído su libro Cuentos para todo el año. Es una situación muy especial el que se pongan frente a frente un escritor y sus lectores, pero cuando estos últimos son niños, se dan situaciones muy emocionantes. Los pequeños, después de los primeros momentos de timidez, encontraron ocasiones para hablar y debatir sobre las historias que habían leído pero también sobre el hecho de escribir y lo que supone leer.