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adiós a carlos

¡ ADIÓS CARLOS !

¡Adiós Carlos! Me hubiera gustado leerte un buen poema, una elegía como elogio de tu obra. Recitar tu vida como un verso de Juan Ramón Jiménez, cuando describía su propia vida después de la muerte. El poeta andaluz decía que todo seguiría igual tras su último suspiro. Para nosotros, tras tu brutal desaparición querido hermano y colega NVO, la vida ya no será como antes. Todo ya no seguirá igual.

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Porque ya no volveremos a verte. Nunca más te encontraremos ahí, en tu puesto de trabajo como gestor del Centro Cultural de España en Malabo. Ya no volverás a mandar tus breves notas a Kike León, coordinador en Madrid (AECID), para enviar nuevo material al Centro de Malabo. Ya no volveremos a discutir contigo y con Álvaro Ortega sobre las Bases Generales del Certamen Literario 12 de Octubre, Día de la Hispanidad, ya no volveremos a ver tu cara en primer plano en el equipo de redacción de la revista del CCEM.

Tampoco volveremos a valorar tus habilidades en una partida de Akong, ya no nos hablarás más del pensamiento de Donato Ndongo Bidyogo, ni de las estrellas de la cultura guineana, de Gorsy Edú, de Ramón Esono Ebalé, de Barón Yá Buk Lu, de Negro Bey, de Trifonia Melibea, de Boturu y de la nueva poesía de Juliana Mbengono. Ya no nos volverás a hablar de la saga de Concha Buika, ni del profesor Justo Bolekia, ni del inefable Maximiliano Nkogo, ni de los escritos de José Siale Djangany, ni de las leyendas de Maria Cristina Djombe, ni de La Carga de Juan Tomás Ávila Laurel, ni de los Cuentos en el Abáa, ni de las Campanas de Moka, ni de la isla de Corisco, ni de Annobón, ni de los poemas de Raquel Ilombe, ni de la palabra de Juan Balboa Boneke, ni del soplo de Ciriaco Bokesa, ni de los reportajes de la TVGE, ni de las

lecciones en la UNGE, ni de las conferencias de la Semana de la Literatura Guineoecuatoriana, ni de los versos de aurora de Anacletín Oló, ni de los escritos guineanos. Todo eso se ha ido contigo en el mundo de los Ancestros. Allí donde también está otro ilustre NVO que en vida se llamó Enrique. Pero aun con esto, te quedas con nosotros nuestro querido Carlos, porque tu obra, tu trayectoria personal, tu vida, que brotó un día en tierras riomunenses y se vistió de colores malabeños, fue todo un proyecto de sociedad que heredamos hoy como un monumento cultural a la vez que renacimiento espiritual. La vida es muerte y viceversa. Tu amor a la cultura te ha hecho inmortal. Tu trayectoria estelar en el laberinto de nuestra selva lo has hecho con alma profunda y alas de artista que supo reproducir en nuestra tierra lo más hermoso de nuestra colectividad. Porque siempre has prestado servicios valiosos a nuestro sesgo cultural guineoecuatoriano. Y ese es tu gran mérito, al ser referente y reflejo de los mil colores de nuestra propia creación, proyectando nuestra imaginación, con sesiones de teatro, con música de tam tam, con esculturas de barro guineano, con imágenes de Batoicopo, con recursos de nuestra historia oral, con nuestro presente pasado con nuestro futuro presente. Todo un ciclo vital bantú.

Una gran realización fue la obra de tu vida. Hoy, tu alma de artista y animador vuela ligera hacia el mundo de nuestros Ancestros para siempre estar presente entre nosotros.

¡Querido NVO muchas gracias!

Joaquín Mbomío Bacheng

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