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DESARROLLO SOSTENIBLE
Del análisis previo se desprende la importancia, no sólo de preservar la riqueza cultural, sino muy especialmente de revisar el respeto y el valor que se otorga a la particularidad cultural de cada grupo en las políticas y programas de la cooperación para el desarrollo. Y no como un presupuesto teórico, sino como mecanismo de incidencia en la eficacia de la ayuda, siguiendo los principios establecidos en la Declaración de París sobre la Eficacia de la Ayuda al Desarrollo7 . Como se reflexionaba en las jornadas Cultura y Desarrollo, organizadas por AECID en 20178, es necesario reconocer que ninguna estrategia de desarrollo sostenible es culturalmente neutra. Las intervenciones de desarrollo pueden tener un impacto, tanto positivo como negativo, en la concepción cultural de los grupos, en su idea de desarrollo, y en el disfrute de sus derechos. Del mismo modo, las intervenciones pueden resultar inoperantes si no parten del conocimiento y el respeto de la particularidad cultural de los grupos a los que afectan. Sin olvidar los beneficios de la diversidad de conocimiento, de tecnología y prácticas culturales en la formulación y ejecución de las estrategias de desarrollo. Así pues, entender la diversidad cultural como un principio transversal en la cooperación para el desarrollo sostenible, tal como se propone en esta Guía, supone incorporar en todas las acciones y sectores una nueva mirada que integre: La consideración de las personas y comunidades desde su identidad cultural; La cultura como un proceso dinámico y vivo; La perspectiva cultural para contribuir a eliminar desigualdades; La supremacía de los derechos humanos fundamentales frente a prácticas lesivas de estos derechos en nombre de tradiciones culturales; El principio de igual dignidad y respeto de todas las culturas; La interculturalidad como medio y fin para construir una sociedad donde prime el diálogo y el intercambio de experiencias para el enriquecimiento mutuo; La aportación de la cultura y de la diversidad cultural al desarrollo sostenible de las comunidades, incluyendo el patrimonio cultural y las expresiones creativas, y evitando una visión reduccionista que considera sólo la aportación de los productos e industrias culturales al crecimiento económico, olvidando otras dimensiones sociales y culturales del desarrollo.
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7 ORGANIZACIÓN PARA LA COOPERACIÓN Y EL DESARROLLO ECONÓMICO (2005): “Declaración de París sobre la Eficacia de la Ayuda al Desarrollo”. II Foro de Alto Nivel sobre la Eficacia de la Ayuda celebrado en París. OCDE. 8 AECID (2017). Cultura y Desarrollo. Folleto de las Jornadas de debate. 18 de abril.