CCEMx-CDMx. 2002-2017

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­— CDMX–CCEMx 2002 - 2017. Una historia de éxito ­— D.R. © 2017 D.R. Centro Cultural de España en México, Guatemala 18, Col. Centro Histórico Del. Cuauhtémoc. México, CDMX , 06010 Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (aecid) www.ccemx.org — © De los textos, cortesía de sus autores © De las fotografías, Centro Cultural de España en México © Derechos reservados conforme a la ley ­— Consejero Cultural y Científico Embajada de España en México / Director Centro Cultural de España en México Carlos Ruiz Coordinadora publicación Eva Bañuelos Diseño Marco Barón Revisión y cuidado de textos Luis Arce ­— Primera edición, febrero 2017 ISBN: 978-607-7858-10-2 — Este libro se acabó de imprimir en la Ciudad de México en 2017. Se tiraron 500 ejemplares Para su formación se utilizó la familia tipográfica Barna diseñada por Andreu Balius Impreso en México —

— El Centro Cultural de España en México desea agradecer la inestimable y desinteresada colaboración de todas aquellas personas que, con sus textos, fotografías, comentarios e ideas, han participado en la elaboración de esta publicación. Asimismo, querríamos reconocer el inquebrantable compromiso y la fidelidad que nuestro público ha demostrado hacia la rica y variada programación del CCEMx en estos 15 años. Gracias a su confianza y a su espíritu crítico y constructivo, hemos sido capaces de ir evolucionando hasta llegar a armar una oferta cultural de calidad que se ha erigido como un referente en la Ciudad de México. No obstante, nada de todo esto sería posible si no contásemos con un equipo de profesionales absolutamente comprometidos desde el inicio con los objetivos y las líneas de trabajo de este espacio. Ellos son, realmente, el alma del Centro Cultural de España en México. Gracias a todos y a todas por vuestro trabajo —


El Centro Cultural de España en México

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Excmo. Sr. Don. Luis Fernandez-Cid de las Alas Pumariño Embajador de España en México. 2017, 40 años del restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre México y España

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Itziar Taboada. Prólogo

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— La cultura como herramienta. El caso del CCEMx en el Centro Histórico de la CDMX

— Agentes locales y sociedad civil. Estrategias para una nueva gestión cultural Ana Tomé. Cultura del beneficio común

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Diego Rabasa. La producción cultural independiente. El caso de la industria editorial: Lo marginal como posibilidad creativa

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Ángeles Albert. Cómo situar en el mapa local a una España diferente e innovadora

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Claudi Carreras. Laberinto de Miradas: un ejemplo de cooperación cultural a nivel regional

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Eduardo Vázquez Martín. Una mirada hacia el desarrollo cultural de la Ciudad de México

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David Cuartielles. Experiencia entre el CCEMx y el Faro de Oriente: proyecto Computer Clubhouse

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Saúl Alcántara. La cooperación institucional para el Encuentro de Revitalización de Centros Históricos

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Juan Cholby. La Terraza del España

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Proyecto destacado. Migraciones: Mirando al Sur. La cultura como herramienta de análisis —

Proyecto destacado. Programa Patrimonio para el Desarrollo de la aecid en el CCEMx —

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La articulación institucional. La clave del éxito: trabajando en el terreno con socios locales

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— La promoción cultural. Tendiendo puentes de colaboración hacia el futuro Carlos Ruiz. Hacia un nuevo modelo de gestión cultural integral en el exterior: la fusión del CCEMx y la Consejería Cultural de la Embajada de España

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Carmen Tagüeña. El aporte histórico de la migración española a la escena artística actual

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Jesús Oyamburu. La articulación del CCEMx en la Ciudad de México. El rasgo distintivo de la cooperación cultural

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José Castillo. La arquitectura contemporánea llega al Centro Histórico

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Juli Capella. El idioma de la cultura . Los nuevos caminos de la promoción

Rodrigo González. Experiencias de formación: Becas maec-aecid de Gestión Cultural

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Eugenio Ampudia. El CCEMx como un agente de la promoción en el exterior del arte contemporáneo español

Isabel Muñoz. Una mirada particular que aborda lo universal

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Proyecto destacado. Programa de Residencias Artísticas para Creadores de Iberoamérica y Haití en México

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Nidia Chávez. Las asociaciones público-privadas para proyectos culturales Proyecto destacado. Laboratorio de Ciudadanía Digital —

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Ubicado en el corazón del Centro Histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1987, el Centro Cultural de España en México se encuentra justo detrás de la Catedral Metropolitana. Erigido sobre un solar que perteneció a Hernán Cortés y que éste donó a uno de sus mayordomos; esta casona ha albergado residencias familiares, un convento, una pensión, un pasaje comercial y una bodega, para finalmente, tras el terremoto de 1985, caer en el abandono. Fue en 1997 cuando el Gobierno del Distrito Federal cede el terreno al Gobierno de España. La elección del inmueble, lejos de ser casual, responde al compromiso de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo de recuperar un monumento histórico, así como contribuir a la rehabilitación del centro de la Ciudad de México.

Desde su creación en 2002 el Centro Cultural de España en México ha alentado la cooperación cultural con instituciones públicas, organizaciones privadas, organizaciones no gubernamentales, actores culturales independientes y sociedad civil, ofreciendo un espacio abierto a la construcción de comunidad. Su actividad no se circunscribe a sus muros, pues desde aquí también se articula la presencia española en los más importantes foros, festivales, museos y teatros de la República Mexicana.

Este Centro forma parte de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (aecid). Rige su quehacer por el Plan Director de la Cooperación Española y comparte objetivos generales y proyectos con la Red de Centros Culturales, localizados en las principales capitales de América Latina y Guinea Ecuatorial, y con más de 100 embajadas que realizan actividades en todo el mundo. Se trata de un espacio cultural que promueve la diversidad y la excelencia creadora española e iberoamericana, además de estimular valores ciudadanos desde las prácticas culturales interdisciplinarias.

El Centro Cultural de España en México es una plataforma de promoción y cooperación cultural multidisciplinar, innovadora, abierta e incluyente que presenta en México lo mejor del arte, la cultura, las industrias creativas y la ciencia de España. Su programación está firmemente comprometida con el desarrollo humano como proceso fundamental y trabaja de manera colaborativa con agentes locales.

CCEMx


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Excmo. Sr. Don. Luis Fernández-Cid de las Alas Pumariño Embajador de España en México —

Durante todo el año 2017, y desde ambas orillas del Atlántico, conmemoraremos los 40 años del restablecimiento de relaciones diplomáticas entre España y México. Si bien la fecha exacta quedó oficialmente sellada el 28 de marzo de 1977, desde ambas cancillerías estaremos trabajando desde el primer día del nuevo año para que los ciudadanos de nuestros dos países participen de todas aquellas actividades y efemérides conmemorativas que tendrán por objetivo que nos conozcamos mejor y que sigamos colaborando para hacer de nuestras relaciones bilaterales un ejemplo de hermanamiento estratégico entre España y sus socios iberoamericanos. Porque si de algo estoy seguro es de que, a pesar del vacío generado en las relaciones más institucionales en las casi cuatro décadas que siguieron al final de la Guerra Civil en mi país, el intercambio social, económico o empresarial entre México y España siguió subsistiendo ininterrumpidamente durante esos años. Aunque hubo un ámbito en el que ese intercambio fue especialmente intenso en aquellos tiempos. Me refiero al mundo de las artes y la cultura. Con toda seguridad, la llegada del numeroso Exilio español a México a finales de los años 30 del siglo pasado facilitada por la política aperturista del entonces Presidente Lázaro Cárdenas, permitió la entrada en este país de lo más granado de la intelectualidad, la academia, las artes y, en general, de la cultura española. Los Max Aub, Luis Buñuel, Félix Candela, José Gaos, Luis Cernuda, Recassens, León Felipe, María Zambrano, Joaquim Xirau, Fernando Gamboa, Manuel Altolaguirre, Vicente Rojo o Josep Renau, por citar sólo alguno de los nombres más representativos, se insertaron desde el primer momento en el panorama cultural local participando activamente en él, interactuando con los intelectuales locales y enriqueciéndolo hasta niveles que tienen escaso parangón en similares ecosistemas culturales en Iberoamérica.

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Por este motivo, el reencuentro de hace 40 años tuvo, en el terreno cultural, un cierto elemento de continuidad y también de ilusionado proyecto de renovación. Parecía como si la intelectualidad española se fuera reencontrando con México de 40 en 40 años. No obstante, el reencuentro de 1977 tenía otras características y renacía sobre un terreno rico y ya abonado. Quizá por ello, México se ha consolidado en estos últimos 40 años como el «espejo cultural de España». Todos los músicos, cineastas, literatos, formadores, actrices y actores de cine, radio y televisión, académicos, bailarines, compañías, productoras y, en general, todos los agentes e industrias culturales españolas han buscado y encontrado en México una prolongación natural de su creatividad y actividad en España. Y este renovado desembarco en tierras mexicanas ha sido facilitado por una institución que cumple ahora 15 años, el Centro Cultural de España en México. El CCEMx, o «el España», como popularmente se le conoce, lleva desde 2002, año en el que SS.MM. los Reyes de España lo inauguraron acompañados del entonces Presidente de México, Vicente Fox, consolidándose como un referente en el panorama cultural de la Ciudad de México. Su localización en pleno Centro Histórico de la ciudad constituyó, de por sí, toda una declaración de intereses. Por aquellos años, el Centro era una zona que las autoridades del Gobierno de la Ciudad de México se comprometieron en recuperar para convertirla en un área segura, dotada de contenidos culturales de calidad y accesible a toda la población. Y España, desde el primer momento, se comprometió a ayudar al Gobierno de la Ciudad en esta ardua tarea. ¿Y cómo lo hizo? Pues decantándose por situar el Centro Cultural de España en el epicentro del Centro Histórico, justo detrás del ábside de la Catedral Metropolitana. Creo que aquella decisión fue sumamente acertada. El CCEMx comenzó a programar de manera muy inteligente y a sus conciertos en La Terraza, sus múltiples talleres formativos o a sus exposiciones que exhibían lo más emergente en artes visuales de México y España, comenzaron a llegar usuarios y habitantes que empezaron a sentir y a vivir el Centro Cultural como algo propio, como algo «del barrio». Ahí radica el éxito del «España», que fuera asumido e interiorizado por sus usuarios como un espacio más del Centro que ofrecía una oferta cultural diferente, innovadora y de calidad. Es más, el CCEMx actuó de acicate para impulsar el surgimiento de una oferta cultural sin precedentes en la zona centro. Hoy en día, proliferan en este área los museos, los espacios culturales alternativos o los teatros, habiéndose generado un movimiento de apropiación del espacio público puntero entre las grandes urbes de Iberoamérica. Todo ello ha hecho que, en estos últimos 15 años, el Centro Histórico de la inmensa e inabarcable Ciudad de México haya experimentado un cambio radical en su fisonomía. Y ahí ha estado el Centro Cultural de España en México. No sólo acompañando a la ciudad en sus cambios sino siendo también protagonista de ellos. Y por ello esta publicación, que trata de dejar constancia de la íntima e inseparable relación existente entre el Centro y su ciudad, la CDMX, es tan necesaria. —

centro cultural de españa la cultura como herramienta

2017, 40 años del restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre México y España


Prólogo ­—

Itziar Taboada Directora de Relaciones Culturales y Científicas. Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo 2011-2016 —

Desde la inauguración del Centro Cultural de España en Buenos Aires en 1988, precisamente el mismo año que se creó la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (aecid), la Red de Centros Culturales ha ido creciendo exponencialmente hasta estar presente hoy día en 15 países latinoamericanos, a través de 17 centros culturales, a los que se suman los dos centros existentes en Guinea Ecuatorial.

+ recursos online:

Una Red que desde el primer momento se propuso encarnar los valores culturales de la España democrática apostando por una nueva relación con los países hermanos de Iberoamérica. Mismos que en buena medida han ido protagonizando, en estos años, transiciones democráticas paralelas a la española.

AECID AECID Cultura Facebook. AECID Cultura

Vistos en perspectiva y como conjunto acumulan más de 25 años de trabajo cultural, reciben una media de 1,000,000 de visitantes anuales y han formado una Red que, en estrecha colaboración con instituciones locales de todo tipo, fomenta los intercambios y la cooperación, contribuyendo tanto a la creación del espacio cultural iberoamericano como a la promoción de la cultura española, con especial énfasis en una concepción de la cultura como factor para el desarrollo. Junto a los valiosos equipos humanos que se han sucedido al frente de cada centro, destacan las instalaciones que ponen aulas–taller, auditorios y salas de exposiciones, bibliotecas, mediatecas y media–labs a la disposición de los usuarios, públicos y particulares. Entre todos ellos, debido a sus dimensiones, destaca especialmente el Centro Cultural de España en México, el mayor de la Red, como corresponde al mayor país de habla hispana y a las especiales relaciones que mantienen desde siempre México y España. Inaugurado en 2002, en un edificio cedido en comodato por el Gobierno de la Ciudad de México y restaurado por la aecid dentro del Plan de Rescate del Centro Histórico, su creación responde a una vocación de colaboración entre el Gobierno español y el Gobierno de la Ciudad de México, colaboración que se ha mantenido y reforzado a lo largo de 15 años.

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Si su ubicación, a pocos metros del Zócalo y a espaldas de la Catedral Metropolitana, colabora con el proceso de revitalización del Centro Histórico de la Ciudad de México, la ampliación de 2011 permitió incrementar su superficie hasta los 6,000 metros cuadrados. Esto lo convierte en el mayor de los 19 centros culturales de la aecid y también en uno de los centros mejor provistos de la Ciudad de México en cuanto a infraestructura y equipamiento audiovisual. La apertura en el subsuelo del Centro del Museo de Sitio ccemx-inah, refuerza el compromiso con el patrimonio histórico mexicano y da muestra, en comodato con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (inah), de los vestigios arqueológicos de las épocas prehispánica y colonial hallados en las labores de ampliación del Centro Cultural. El Centro Cultural de España en México surgió desde el principio como un espacio abierto al diálogo entre las diversas formas de concebir la cultura iberoamericana además de fomentar el libre acceso a ésta. En todos estos años no ha descuidado su papel como un importante activo cultural de la ciudad y, al mismo tiempo, se ha propuesto actuar como agente de cooperación al desarrollo, especialmente en aquellas iniciativas dirigidas a la sensibilización cultural y el fortalecimiento de los profesionales de este sector. Entre sus líneas de actuación se incluyen las acciones en favor de una cultura de paz que contribuya a la construcción de una sociedad más justa, incluyente y respetuosa de la diversidad; la promoción de las industrias culturales españolas y mexicanas; las prácticas educativas informales sobre temas como economía creativa, emprendedurismo, gestión y creación artística a través de talleres, clínicas, revisiones de portafolios, seminarios, laboratorios, etcétera. En el marco del apoyo al fortalecimiento de la ciudadanía digital, presta especial atención a la capacitación y desarrollo de habilidades para la innovación social y para la reducción de la brecha digital. Además, es pionero en la gestión sostenible y la divulgación del patrimonio material e inmaterial, especialmente de la memoria común entre México y España. Como plataforma de promoción de la creatividad en español, divulga la excelencia creadora de España e Iberoamérica y en particular la Marca España. Para conocer mejor el trabajo de esta institución les invitamos a disfrutar de este libro que recorre algunos de los proyectos emblemáticos que se han realizado desde que el Centro Cultural de España en México abrió sus puertas al público en noviembre de 2002. No busca ser una memoria detallada y técnica del trabajo realizado ni tampoco funciona como cronología de la evolución institucional. Los proyectos aquí mencionados representan un amplio abanico de estrategias de gestión y colaboración, modelos para llevar a cabo propuestas culturales desde las lógicas de la cooperación internacional. Desde subvenciones y colaboraciones con distintos organismos de la administración pública mexicana hasta proyectos en red articulados entre distintos centros culturales pasando por propuestas que surgen de las sinergias con la iniciativa privada y la sociedad civil.


Esta publicación funciona como un “corte” que permite entender las dinámicas de gestión. Nos acerca a una visión más detallada de las propuestas implementadas en materia de cooperación y promoción cultural a través de las miradas de colaboradores, socios, artistas y amigos que forman parte de la historia del Centro Cultural de España en México. ­—

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1 La cultura como herramienta

— El caso del CCEMx en el Centro Histórico de la CDMX —

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centro cultural de españa la cultura como herramienta

Cómo situar en el mapa local a una España diferente e innovadora ­— Ángeles Albert Directora de la Academia de España en Roma Directora del CCEMx 2002-2007 — + recursos online: Entrevista Ángeles Albert INAH TV

Una decisión estratégica Cuando se decidió crear un Centro Cultural de España en México se barajaron distintas opciones para su ubicación. No fue fácil elegir el sitio y todos los responsables políticos nunca estuvieron de acuerdo. La zona de Polanco fue siempre la favorita para aquellos que consideraban que España debía realizar una promoción de su cultura asociada a los núcleos de poder locales. Otros reivindicaban la tradición de la colonia Roma en recuerdo del antiguo Instituto Hispano–Mexicano de la calle Tabasco. Finalmente se optó por el Centro Histórico, realizándose una apuesta estratégica que el paso de los años ha demostrado no sólo acertada en términos de coherencia política sino innovadora desde la perspectiva cultural. Sin embargo, nunca hubo un acuerdo general y tras la firma del comodato de cesión temporal del inmueble con el Gobierno del Distrito Federal, vino un largo periodo en el que se paralizaron las gestiones mientras se reivindicaba un cambio de sede. Contribuir a la recuperación del patrimonio histórico de la ciudad y aunar pasado y futuro fueron las claves. Pero también, las instituciones que participaron en este proceso, las personas y la coyuntura de la ciudad y del propio Centro Histórico que apenas iniciaba su complejo proyecto de “revitalización”.

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Desde octubre de 2001 comenzaron a darse una serie de factores que precipitaron el proceso de licitación pública del concurso de la obra, su ejecución, inauguración y apertura a la ciudadanía. El apoyo firme y la confianza depositada por la Dirección de Relaciones Culturales y Científica de la aecid, y por el propio Director de la aecid, fueron determinantes. Otros factores indispensables fueron el contar con un proyecto de arquitectura del que partir o la complicidad permanente con el equipo del Programa de Patrimonio de la aecid. La incorporación progresiva de un equipo de jóvenes profesionales del sector cultural de distintas nacionalidades fue decisiva. Su dedicación, entusiasta y vital.

« Un referente cultural donde la experimentación, la libertad de opinión y la calidad de la oferta cultural son constantes » 2

Los recuerdos de esta etapa se agolpan como fotogramas de una película de acción con final feliz. Imágenes de andamios, obreros que no querían ponerse el casco, arquitectos e ingenieros que luchaban contrarreloj ­—esto para aprovechar la oportunidad que ofrecía la visita de SS.MM. los Reyes de España para conmemorar el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre España y México, fechada el 18 de noviembre de aquel 2002—. Dicha visita parecía tatuada en los cuerpos de cientos de trabajadores que, a veces día y noche, iban detrás del tiempo que marcaba la ruta crítica de la obra. Menos de un año para colocar cimientos, levantar muros, discutir criterios de intervención con el Instituto Nacional de Antropología e Historia, negociar apoyos institucionales y privados pero sobre todo, lo más difícil, lo más hermoso, para construir, en el corazón de la gran Tenochtitlán, un modelo de cooperación cultural que se fincara en dos simples premisas: recuperar el patrimonio y crear un espacio de intercambio y encuentro3 cultural para todos.


centro cultural de españa la cultura como herramienta

Se definieron cuestiones que determinaron el proyecto institucional y que se concibieron para materializar los objetivos estratégicos tales como el horario —desde el primer día se abrió de lunes a domingo, prolongándose el cierre de jueves a sábado hasta las tres de la mañana—, la programación infantil permanente durante todos los fines de semana; ofrecer en la Terraza conciertos de grupos mexicanos emergentes o trufar la actividad cultural con acentos de toda Iberoamérica y para todas las edades. Otros aspectos no fueron ni son menos importantes, como el contar con un servicio profesional de seguridad permanente ­—sin portar armas— o la ayuda de edecanes en las salas de exposiciones para guiar al público que se encontraba en un lugar donde el acceso al conocimiento podría ser facilitado por mediadores culturales. Pero quizá lo que generó más sorpresa en el entorno fue tener una oferta cultural de calidad, numerosa y gratuita, que no hubiera discrecionalidad en la admisión y que, efectivamente, desde los “concheros” de la plancha del Zócalo hasta los “paracaidistas” de los edificios colindantes de la calle Guatemala fueran consumidores culturales con los mismos derechos de los demás. El Centro Cultural de España en México se convirtió progresivamente en un referente cultural donde la experimentación, la libertad de opinión y la calidad de la oferta cultural eran constantes. Sin embargo, debe señalarse que para comprender mejor el proceso de los arranques del Centro Cultural, hay que entender a plenitud el contexto del momento y profundizar un poco más en los componentes patrimoniales. 3

Una casa con mucho que contar Hernán Cortés cedió a Diego de Soto, uno de sus mayordomos, el solar donde posteriormente se alzó la vieja casona, convertida hoy en Centro Cultural. A partir de entonces, la historia de la ciudad se ha ido quedando entre sus muros. Por ellos han pasado comerciantes, religiosas y uno de los juriconsultos más importantes del siglo xix mexicano, Luis Ignacio Vallarta, quien la reedificó, amplió y contribuyó a situar el edificio entre los monumentos históricos de la zona. Luego se convirtió en casa de vecindad y alojó academias y tiendas de objetos religiosos. Por último fue almacén de comerciantes ambulantes; entre sus ruinas durmieron ocupas e indigentes que, durante4el día, compartieron la calle con vendedoras de tortillas y aguas de sabores. Sin embargo la actual calle de Guatemala tiene una larga historia, que se remonta a los orígenes más remotos de la ciudad. Se corresponde con la calzada de Tacuba, que iba del Templo Mayor de los aztecas, a través de la laguna, hasta la ciudad indígena de Tacuba. Constituía el eje poniente de la gran Tenochtitlan y era una de las cuatro calzadas que unían la isla con tierra firme, como expresión urbana de la cosmogonía del mundo mesoamericano. El paso del tiempo mantuvo en esta calle uno de los paramentos de fachadas formalmente más consolidado de casas habitación del Centro Histórico, en él, destacaba la del número 18. Sin embargo, a pesar de ser reconocida como monumento histórico en 1941 y estudiada como modelo de barroco civil popular, su estado de conservación amenazaba con un colapso inmediato del inmueble. Los motivos son varios y en

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do piso, el deterioro se cebó en un inmueble que pasó de mano en mano; las grietas crecieron, el agua de lluvia deshizo los muros de mampostería, los paramentos se curvaron y las techumbres comenzaron a desplomarse. Tras rocambolescos avatares el edificio llegó a manos del Gobierno de la Ciudad de México y de ahí al comodato con el Gobierno de España. En definitiva, la historia de esta casa es muy similar a la de tantas y tantas otras del Centro Histórico de la Ciudad de México. De la teoría a la praxis. Sumando voluntades y generando alianzas La acción de la Cooperación Española no podía quedarse en una mera restauración edilicia. Por eso se dio un paso más para hacer realidad los principios teóricos recogidos en las cartas internacionales de conservación y restauración de monumentos y conjuntos histórico-artísticos, como la de Venecia 1964, Amsterdam 1975, Florencia 1981 o Toledo 1986. En ellas se señala expresamente que “la conservación de las ciudades y barrios históricos sólo puede ser eficaz si se la integra en una política coherente de desarrollo económico y social, y si se la toma en consideración en planeamientos del territorio y del urbanismo a todos los niveles”. Con este proyecto, la aecid, a través del Programa de Patrimonio Cultural además de recuperar un monumento histórico y de potenciar el uso cultural de la zona, colaboró en la rehabilitación socio– funcional y ambiental del Centro Histórico de la Ciudad de México, asumiendo el reto de la filosofía urbana actual, al mantener los criterios de preservación de bienes culturales y reorientar su vocación hacia los habitantes del siglo xxi. 5

general comunes al del resto de edificios en esta zona de la ciudad. El más importante es la extracción de agua del subsuelo, que supone la desecación paulatina de las arcillas que lo constituyen, produciendo hundimientos diferenciales que afectan las estructuras. A este deterioro hay que añadir las obras realizadas en los años sesenta en la línea del Sistema de Transporte Colectivo Metro que corre bajo este tramo de la calle Guatemala, los movimientos sísmicos, especialmente los de 1985 que no hicieron más que contribuir a desestabilizar muros y cimientos ya muy dañados; a esto debe agregarse el crecimiento urbano y las rentas congeladas de las viviendas que desanimaron a los propietarios a mantener edificios que siempre demandaban cuantiosas inversiones. En el caso de Guatemala 18, además, fue importante el impacto de las intervenciones inadecuadas realizadas por quienes habitaron la casona. Los habitantes superpusieron un nuevo piso, rompieron crujías, abrieron vanos, etcétera. De este modo, y a partir del terremoto del 85 y del posterior incendio del segun-

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Una acción que coincidió en el tiempo con el programa emprendido por el entonces Gobierno del Distrito Federal y, que a través de la articulación con distintas instituciones públicas y privadas, entre las que cabe destacar entre otras al Fideicomiso del Centro Histórico y la Fundación del Centro Histórico, ha venido desarrollando un intenso y constante trabajo para devolver el esplendor al centro monumental. Ése era el panorama de uno de los espacios más deteriorados del Centro Histórico. Antes de la inauguración del Centro Cultural de España y de la intervención en este inmueble apenas se podía transitar por la calle de Guatemala. Era un panorama desolador y común a gran parte del centro de la ciudad. Hoy, ese mismo espacio, se ha convertido en un sitio de encuentro multicultural vibrante y siempre activo. —

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Una mirada hacia el desarrollo cultural de la Ciudad de México ­—

Eduardo Vázquez Martín Secretario de Cultura de la Ciudad de México — + recursos online: Secretaría de Cultura cdmx

Cuando en el año 2002 se inauguró el Centro Cultural de España en México la buena noticia se enmarcó en un contexto propicio. En 1997 la Ciudad de México iniciaba su andar con un gobierno elegido en las urnas y esta perspectiva democrática se apoyaba en una concepción cultural donde el ciudadano era el destinatario. La recuperación del espacio público —empezando por el Zócalo, nuestra plaza mayor—, la defensa del patrimonio, la educación artística a través de las escuelas de artes y oficios (el Faro de Oriente como modelo) rendía ya sus frutos. En ese contexto un Centro Cultural de España, en el corazón mismo de la urbe, en un recinto histórico que se recuperaba claramente del golpe del sismo de 1985 y volvía a mostrar su vitalidad, fue una extraordinaria noticia que con los años se confirmó. El diálogo entre España y nosotros siempre ha sido intenso incluso en los momentos más conflictivos, y el lugar, un edificio histórico inteligentemente restaurado para las funciones que le correspondían, pronto se convirtió en un foro de reunión donde se daban cita el arte, la cultura y la educación de la urbe. En el recinto, en sus espacios, se han realizado exposiciones, conciertos, ciclos de cine, coloquios y encuentros en los que se ha reflexionado sobre el sentido de la creación en el mundo contemporáneo, la viabilidad de las nuevas tecnologías, las opciones editoriales y de difusión, las ideas más diversas del arte en relación con las múltiples raíces de esas tendencias, los conflictos humanitarios y la cultura de paz. Se ha discutido con absoluta libertad y se ha reflexionado colectivamente sobre nuestro presente, se ha revisado el pasado y se han ofrecido posibilidades de futuro.

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Tal vez el mejor elogio que se pueda hacer al Centro Cultural de España en México es que se ha integrado naturalmente a la vida artística y social de nuestra ciudad. Es como si hubiera estado ahí mucho antes de los 15 años que en este 2017 se celebran. La razón es evidente: el diálogo entre ambos países y entre ciudades de allá

« Tal vez el mejor elogio que se pueda hacer al Centro Cultural de España en México es que se ha integrado naturalmente a la vida artística y social de nuestra ciudad » 6


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y acá se da con o sin sede, pero si se tiene ese espacio adecuado, bien programado, la dinámica surge de manera más fluida. El Centro Cultural de España en México ha puesto cierto énfasis en su vocación de modernidad tecnológica, encuentros, coloquios y cursos sobre el uso creativo y de divulgación de las nuevas tecnologías —un buen ejemplo: el Mapa colaborativo del Exilio español en México, que se desarrolló en el marco del 75 aniversario y la exposición que, durante la misma conmemoración, se llevó a cabo en el Museo de la Ciudad de México—, así como de la pluralidad de los lenguajes expresivos —de la literatura y la música, a la moda y la gastronomía, pasando por las artes plásticas, el cine, la pintura y la reflexión social y antropológica—. España está siempre ligada a nuestro destino como país y como ciudad. Desde los basamentos precolombinos a unos cuantos metros del espacio cultural y la Catedral que preside la plaza, hasta el uso de las nuevas tecnologías en cartografías y estrategias culturales muy innovadoras, los 15 años que el Centro Cultural de España ha estado entre nosotros significan para los habitantes de la Ciudad de México, un regalo que debe agradecerse al Gobierno español y un espacio que forma parte de nuestra vida cultural y nuestra consolidación democrática. — ­

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« El Centro Cultural de España es un referente para la salvaguarda del patrimonio cultural y natural de México »

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La cooperación institucional para el Encuentro de Revitalización de Centros Históricos ­— Saúl Alcántara Ex Director de Monumentos Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México — + recursos online: Consulta la memorias digital del encuentro

El Centro Cultural de España es un referente para la salvaguarda del patrimonio cultural y natural de México. Ángeles Albert inicia con una tradición sin parangón en nuestro país: la fundación de los Encuentros Internacionales de Revitalización de Centros Históricos. En ellos participan expertos nacionales e internacionales para debatir sobre la conservación de los bienes culturales. Junto a Salvador Aceves García y Ana Lara Gutiérrez, he coordinado seis de estos eventos. En el vii Encuentro, denominado La arquitectura de hoy, entre la ciudad histórica y la actual, invitamos a Mario Coyula, uno de los arquitectos más célebres de Cuba; también asistió Guillermo Vázquez Consuegra, creador del Museo del Mar en Génova, Italia; contamos con la presencia de Carlo Aymonino, autor de los Museos Capitolinos de Roma, lo que representó un acontecimiento para la arquitectura en México. De nuestro país estuvieron Teodoro González de León y Felipe Leal, entre otros. Jesús Oyamburu, en ese entonces director del Centro Cultural de España en México, tuvo plena confianza para dejarnos la organización de los encuentros. Uno inolvidable fue titulado El paisaje urbano en las ciudades históricas. En él participaron Bènèdicte Leclerc, experta en Jean Nicolas Forestier; José Tito y Manuel Casares, restauradores de los jardines de la Alhambra de Granada; Géza Hajós, el historiador de Schönbrunn, Austria; Mónica Luengo, en aquel tiempo presidenta del Comité Científico Internacional de Paisajes Culturales icomos–ifla, además de representantes nacionales como el arquitecto Félix Martínez y el pintor Luis Zárate. El encuentro Desarrollo y conservación estuvo engalanado por la presencia de Carme Pinós, arquitecta española de la CaixaForum de Zaragoza; José Ignacio Linazasoro, autor de las Escuelas Pías de Lavapiés de Madrid; Isabel Rigol, con sus realidades y esperanzas de Cuba. Entre los mexicanos se encontraban Francisco Serrano, Norma Laguna y Xavier Hernández. —

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La Terraza del España ­—

Juan Cholby Integrante de Lost Acapulco Programador musical del CCEMx 2003-2013 —

A principios de la década pasada, la oferta cultural y de espacios alternativos en el Centro Histórico, concretamente a espaldas de la Catedral Metropolitana, era prácticamente nula. Poco o nada había que hacer al caer la tarde; en la noche esta oferta era poco menos que inexistente.

+ recursos online:

La aparición y puesta en marcha del Centro Cultural de España en México generó un cambio cuantitativo y la falta de oferta cultural nocturna fue paliada con una variada y extensa programación musical gratuita en La Terraza del Centro Cultural.

La Terraza CCEMx. Canal de Youtube

Poco a poco La Terraza de “El España” comenzó a ser conocida como ese espacio, detrás de la Catedral, que cada semana daba a conocer propuestas emergentes, tanto nacionales como internacionales, donde la vanguardia y la calidad musical eran garantía. En poco tiempo se consolidó como un lugar de reunión para un público diverso y fiel, atrayendo la atención de locales y extranjeros por igual. Todo esto se dio gracias a una programación estable, en un ambiente distendido y tolerante, donde se podía escuchar música en vivo mientras tomabas una cerveza o una copa de vino. En los primeros meses de funcionamiento logró posicionarse como lugar de referencia obligado para los grupos y artistas que buscaban un sitio para presentarse en la Ciudad de México. Con la programación semanal distribuida temáticamente se logró crear un circuito donde el público podía seleccionar aquello que le interesaba escuchar. Así los miércoles fueron espacio para el jazz, mientras que los jueves cedían el pequeño escenario a los grupos y artistas emergentes de los más variados géneros de la escena independiente. El fin de semana, las noches de los viernes y sábados, los mejores DJ’s locales y de Iberoamérica transformaban La Terraza en uno de los lugares más prendidos y concurridos del Centro Histórico.

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Cabe decir que desde su inauguración el Centro Cultural de España en México ha programado más de 1,000 eventos musicales con grupos de los más variados estilos; todo totalmente gratuito. —

« Desde la aparición y puesta en marcha del Centro Cultural de España en México [...] la falta de oferta cultural nocturna fue paliada con una variada y extensa programación musical gratuita en la Terraza del Centro Cultural »

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Programa Patrimonio para el Desarrollo de la AECID en el CCEMx 2002- 2017 ­ — Contrapartes: Unesco, Fideicomiso del Centro Histórico, Instituto Nacional de Antropología e Historia, Autoridad del Centro Histórico, Gobierno de la Ciudad de México. — + recursos online: Programa de Patrimonio para el Desarrollo de la aecid Plan Integral de Manejo del Centro Histórico 2011- 2017 Unesco

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cooperación cultural para el desarrollo proyecto destacado

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El origen del Centro Cultural de España en México está directamente ligado al programa Patrimonio para el Desarrollo de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo. Sus intervenciones en la Ciudad de México se inician en el año 1996 con las labores de remodelación del edificio que alberga al Centro, incluidas dentro del Plan Integral de Manejo del Centro Histórico. Desde entonces la preservación del patrimonio, la singularidad de la ubicación del edificio y la historia contenida entre los muros del predio ubicado en Guatemala 18, marcan el perfil de esta institución. Comprometidos con esta vocación, durante once años consecutivos el Centro Cultural de España en colaboración con la Coordinación Nacional de Monumentos Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (inah) organizó el Encuentro Internacional de Revitalización de Centros Históricos, un foro imprescindible para analizar y discutir la evolución de la gestión sostenible del patrimonio. Sin duda el proyecto del Museo de Sitio ccemx–inah es el más representativo de los realizados, pues constituye la primera ventana arqueológica dentro del primer cuadro del Centro Histórico de la Ciudad de México. Aquí se preservan los restos del Calmécac, la escuela de los nobles mexicas. Con un proyecto museográfico tomado como modelo para futuras intervenciones, exhibe parte de las 3,000 piezas encontradas en las excavaciones realizadas por el Programa de

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Arqueología del Templo Mayor. Gracias a su modalidad de acceso gratuito recibe una media de 30,000 visitantes anuales. El objetivo que se persigue desde la línea de patrimonio, proteger la diversidad cultural como parte fundamental en los procesos de desarrollo, se complementa con distintas intervenciones dirigidas a la protección del patrimonio inmaterial. A lo largo de estos 15 años en el Centro Cultural de España en México se han apoyado o realizado proyectos de documentación, exhibición, charlas, publicaciones y seminarios con organizaciones y representantes de pueblos originarios mexicanos y latinoamericanos. Estas intervenciones han contribuido a la puesta en valor de las tradiciones, lenguas, expresiones orales, usos sociales, rituales, actos festivos y conocimientos de dichas comunidades. La memoria de los exiliados y exiliadas españoles en México ha sido también un ámbito donde el Centro Cultural ha trabajado desde sus inicios. La potencia de la influencia del exilio español en México, con el Ateneo Español de México como aliado, ha permitido poner en marcha iniciativas como la digitalización de parte del archivo del Ateneo o el Mapa colaborativo del Exilio español en México, iniciativas que ponen en valor la capacidad de las nuevas tecnologías para la salvaguarda del patrimonio común. — ­


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La articulación institucional —

La clave del éxito: trabajando en el terreno con socios locales —


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La articulación del CCEMx en la Ciudad de México. El rasgo distintivo de la cooperación cultural ­— Jesús Oyamburu Director del Centro Cultural de España en Guatemala Director del CCEMx 2007-2011 — 24 Informe de Evaluación de la Cooperación Española con México AECID. Cultura y desarrollo

Desde su creación, el Centro Cultural de España en México se ha esforzado por convertirse en un espacio de cooperación cultural, compaginando iniciativas de promoción y difusión de la cultura española, mexicana e iberoamericana, con la ejecución de proyectos que inciden en el desarrollo del espacio territorial en el que se encuentra ubicado.¹ Dirigí el Centro Cultural de España en México casi cinco años —entre 2007 y 2011—. Lo disfruté, aprendí y guardo recuerdos que me acompañan desde entonces. Llegué a la Ciudad de México procedente de Santiago de Chile cuando iniciaban las obras de la ampliación del Centro. Íbamos a construir el pasaje cultural que uniría las calles de Guatemala y Donceles. No podíamos imaginar, cuando el presidente Rodríguez Zapatero y el jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal, Marcelo Ebrard, colocaron la primera piedra en julio de 2007, que pasarían cuatro años hasta que las obras terminaran. Y en ese contexto de construcción —un edificio de más de 6,000 metros cuadrados, seis plantas y que supuso remover más de 7,500 metros cúbicos en terreno arqueológico—, trabajamos y desarrollamos nuestra programación cimentada en los distintos planes de centro de cada año y en la Estrategia de Cultura y Desarrollo de la aecid. Fue difícil compaginar obra y programación, pero lo hicimos y creo que con buenos resultados. Fueron años intensos, llenos de vida. También llenos de retos que hubo que sortear para llegar al final. Detrás de todo siempre estuvo el esfuerzo colectivo de mujeres y hombres, en México y España, que creyeron en una idea y pusieron sus energías e ilusiones en ello. 1. Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación, Secretaría de Estado de Cooperación Internacional. Dirección General de Planificación y Evaluación de Políticas para el Desarrollo. 24 Informe de Evaluación. Evaluación de la Cooperación Española en México. Madrid, 2008, p.101.

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« Nos escucharon y escuchamos. Establecimos alianzas y una extraordinaria complicidad con la administración pública mexicana »

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Creo que la clave del éxito estuvo en un equipo comprometido y en el trabajo que hicimos con otros. La cooperación y su espíritu colaborativo y solidario en estado puro. Nos escucharon y escuchamos. Establecimos alianzas y una extraordinaria complicidad con la administración pública mexicana en sus distintos niveles y con diferentes colectivos de la sociedad civil que nos acompañaron en el proceso. Gracias a ello se pudieron realizar programas y proyectos que contribuyeron a incidir en el desarrollo cultural en general y, en particular, favorecieron la transformación ocurrida durante esos años en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Pero también fue la época en que la Red de Centros de la aecid ejecutó una amplia gama de proyectos regionales que nos mostraron el camino del trabajo en red con múltiples agentes, sus dificultades y satisfacciones. Como conclusión pienso que nos dejamos mucho en el empeño, quizás más de lo que imaginamos cuando empezamos. Sin embargo estamos orgullosos y nos sentimos felices por la faena bien hecha. Hay muchos sueños enterrados (escondidos) en esas piedras esperando florecer. También hay mucha dedicación, esfuerzo, anhelo, entrega, sacrificio e ilusión puestos por todos aquellos que, de distintas maneras, trabajaron para que el Centro Cultural de España en México continuara creciendo y se convirtiera en ese punto de referencia donde otros tienden a mirarse. —

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José Castillo Arquitecto de la ampliación del CCEMx — + recursos online: arq911.com

Abordar una propuesta para la ampliación del Centro Cultural de España en México, ubicado en una casa colonial del Centro Histórico, representó varios retos para nosotros; su localización en un sitio tan emblemático y su alto valor patrimonial para la ciudad, eran los desafíos más complicados. Ante ello, optamos por una estrategia que nos permitiera convertir el reto en un punto de partida proyectual. Contrario a lo que se suele pensar, nosotros no entendíamos el patrimonio como un conjunto de monumentos para ser contemplados, sino que lo identificamos con el entorno construido que hace posible una determinada clase de interacción social. Por ello, nuestra aproximación al patrimonio histórico y cultural fue, de alguna manera, audaz, ya que, lejos de iniciar con la lógica patrimonial tradicional que lo identifica con el tratamiento de fachadas, buscamos permear el espacio y sus continuidades entre interior y exterior, calle e inmueble. Para ello, observamos la manera en que se constituye la espacialidad urbana del Centro Histórico e identificamos los elementos existentes del edificio que funcionaban bien para potenciarlos a través de su articulación con las nuevas necesidades requeridas por el Centro Cultural de España. El tipo de tejido construido que caracteriza al Centro Histórico está determinado por su porosidad y por la convergencia de actividades de diversa naturaleza. El pasaje comercial, por ejemplo, es un espacio característico que atraviesa sus manzanas y permite conectar calles a través de ellas. Considerando que el predio ocupaba toda la manzana, retomamos dicha estrategia para constituir un pasaje urbano en forma de “Z” a través del recinto. De esta forma tendríamos una calle interior a partir de la cual es posible visitar las otras áreas del Centro Cultural —permitiendo el cruce de los peatones desde la calle de Guatemala, detrás de la Catedral, hacia la calle de Donceles, donde se encuentra El Colegio Nacional y la Secretaría de Educación Pública—, retomando una tipología característica del sitio que nos permitiría entretejer el programa con la intensa actividad de la zona.

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« Repensar las definiciones tradicionales de patrimonio histórico al cuestionar cuál es en realidad su aportación a las mejores formas de convivencia social puede resultar una aproximación interesante »

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La arquitectura contemporánea llega al Centro Histórico

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De la estrategia a las contingencias Al comenzar los trabajos de construcción, los retos, lejos de acabarse, se intensificaron. La materialidad siempre revela dimensiones imprevistas a las que es posible responder cuando se tiene un planteamiento estratégico inicial. El nuestro era, como se explicó anteriormente, una visión particular de lo que significa el patrimonio histórico y la manera de actuar ante él, incorporándolo a la actividad de la ciudad y no aislándolo. La estrategia nos permitió sortear las vicisitudes que presenta una construcción a largo plazo y concretar el proyecto de manera consistente con el planteamiento inicial. Cambios de administración, tanto en México como en España, retrasaron la toma de decisiones pero esta extensión del tiempo jugó a nuestro favor cuando, debido al encuentro inesperado de restos arqueológicos de alta envergadura en el sitio, el proyecto tuvo que redefinirse en algunos aspectos mientras las autoridades correspondientes realizaban las necesarias excavaciones arqueológicas. Además, el patrimonio histórico se vio enriquecido por este encuentro no previsto y un nuevo reto surgió en función de cómo articular arquitectónicamente, de manera virtuosa, esta contingencia con las ideas iniciales del proyecto. Donde antes se tenía programado un estacionamiento ahora debía construirse un museo de sitio con suficiente visibilidad para que la audiencia tuviera noticia de su existencia y despertara su interés durante el recorrido del pasaje urbano.

Por otra parte, responder a la necesidad de un programa cultural con actividades de muy diversa índole y que demandaba la resolución de espacios flexibles y multifuncionales se convirtió en una prioridad. Se necesitaban lugares que funcionaran adecuadamente como áreas expositivas, pero que al mismo tiempo tuvieran una acústica adecuada para fungir como auditorios; el mobiliario debía funcionar según la demanda de flexibilidad y condición de posibilidad para transformaciones frecuentes de los arreglos al interior de los espacios. Por si fuera poco, la intervención nueva estaría en correlación con espacios preexistentes buscando mantener continuidad visual pero sin perder la necesaria diferenciación espacial. Estas premisas determinaron la organización del programa y llegaron incluso a la elección de soluciones materiales, como sucedió en el caso del mezzanine, donde se empleó vidrio consiguiendo protección sin perder la buscada continuidad visual.

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Eventualmente el tema de la fachada llegó a la mesa, para ello sorteamos la diversidad arquitectónica de las colindancias asumiendo una estrategia fragmentaria que diera forma a un exterior responsivo a esta heterogeneidad. El edificio se transformó según las diversas condiciones de vecindad, asumiendo que el mismo Centro Histórico de la Ciudad de México es la suma de diversos momentos históricos que confluyen en un mismo espacio. Una primera sección del edificio se ajustó a las alturas del Colegio de Cristo de dos niveles y, a continuación, se desarrolló un volumen, remetido tanto de la fachada de Donceles como del edificio del Colegio de Cristo, que se ajustó al Hotel Catedral de ocho niveles. De esta manera la volumetría del edificio negoció las condicionantes morfológicas del contexto a través de una fachada realizada con concreto y celosías de acero corten que establece un diálogo con el entorno a través de reinterpretaciones de la proporción colonial vano–vacío. Enfrentarse a los espacios sacralizados por el tiempo implica un reto digno de reflexión. Repensar las definiciones tradicionales de patrimonio histórico al cuestionar cuál es en realidad su aportación a las mejores formas de convivencia social puede resultar una aproximación interesante. Ésta fue la apuesta que sentó las bases de una estrategia proyectual suficientemente flexible como para enfrentar contingencias

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Las anteriores fueron las premisas conceptuales del proyecto propuesto en el concurso al que, como se mencionó, no se presentaría una fachada, ya que la relación con el patrimonio para nosotros era algo más que mera imagen, se trataba de una dinámica del lugar posibilitada por la naturaleza del entorno construido.


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típicas — ­ resolver situaciones imprevistas como la necesidad de contener el ruido de los eventos de la terraza a través de un techo retráctil mecanizado— y absolutamente sorpresivas —como el encuentro de restos arqueológicos de alto valor patrimonial—. Entender que la importancia del patrimonio, más allá de su valor monumental, radica en el tipo de experiencias que posibilitan sus espacialidades, permitió entretejer lo nuevo con lo antiguo, potenciando las mejores cualidades de la casa colonial original y del contexto urbano. —

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« Siempre hubo cabida para otras estrategias culturales: coproducir proyectos locales, cooperar con asociaciones civiles [...] o generar duraderas colaboraciones con otros espacios »

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Experiencias de formación: Becas MAEC–AECID de Gestión Cultural ­— Rodrigo González Programador Festival Animasivo Becario maec-aecid 2007-2009 — Convocatorias MAEC–AECID Becarios maec–aecid de Cultura. 75 Aniversario Becas y lectorados maec–aecid

Exposiciones, conciertos, películas, obras de teatro, espectáculos de danza, presentaciones de libros, proyecciones, festivales, lecturas, simposios, diseño, fiestas, conferencias, talleres, encuentros sobre género o medio ambiente, películas, actividades en el espacio público, performances, publicaciones, danza, ciudadanía, instalaciones, ventanas arqueológicas, reciclaje, cómics, residencias artísticas, nuevas tecnologías, etcétera. La cantidad y la calidad de las actividades del Centro Cultural de España en México a lo largo de sus 15 años de vida es abrumadora. Gracias a esta programación consiguió uno de sus mayores logros: introducirse en la dermis de la Ciudad de México, convirtiéndose en un referente del mapa cultural para el público, los creadores y los agentes culturales de la ciudad. En el inicio fue la novedad: un nuevo espacio en el Centro Histórico a un costado del Zócalo, detrás de la Catedral. Tras la puerta de la calle Guatemala estaban sucediendo cosas muy interesantes. Se trabajó bajo un modelo de gestión que hizo posible presentar exposiciones de los artistas españoles más punteros y conciertos de renombrados músicos en el Espacio X, mismos que se intercalaban con los toquines de artistas emergentes en La Terraza. De la misma forma, siempre hubo cabida para otras estrategias culturales: coproducir proyectos locales, cooperar con asociaciones civiles, visibilizar propuestas que se estaban desarrollando en la ciudad o generar duraderas colaboraciones con otros espacios, propiciando una necesaria descentralización de la oferta cultural de la metrópoli. El Centro Cultural de España en México, como la ciudad, se transformó e incluso creció físicamente con la adhesión del predio de la calle Donceles. Sin duda, la ampliación fue un buen ejemplo de esta continua colaboración con el Gobierno de la ciudad.

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Y es que el grado de implicación del Centro Cultural de España en México con la ciudad va más allá de ser un escaparate cultural, pues se ha convertido en una pieza importante en las políticas urbanísticas de revitalización del Centro Histórico y en las políticas patrimoniales como la gestión de los vestigios del Calmécac encontrados durante la ampliación. —

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Una mirada particular que aborda lo universal —

Isabel Muñoz Fotógrafa — + recursos online: Isabel Muñoz La bestia Infancia

Es un honor poder participar en la publicación conmemorativa de los 15 años de existencia del Centro Cultural de España en México, lugar donde se me ha brindado, en más de una ocasión, la oportunidad de exponer mi trabajo. Como profesional de la fotografía llegué a México de la mano de Irene Aláez. Conocí a Ángeles Albert, directora del Centro Cultural, y a Cristina Barrios, Embajadora de España, en un nuevo centro dotado no sólo de biblioteca y salas de exposiciones, sino también de una sala de ordenadores con acceso al público en general. Eran dos personas llenas de fuerza que luchaban por la importancia de la sensibilización de temas sociales a través de la cultura y habían conseguido que el Centro Cultural de España en México fuera un lugar de encuentro para todos los capitalinos. Mi primera exposición aquí me permitió conocer la realidad de la frontera sur. Con la ayuda del Centro empiezo a documentarme y, gracias al apoyo de Jesús Oyamburu, posteriormente director del mismo, se pudo realizar no sólo el trabajo sino el proyecto de la exposición La Bestia. La muestra viajó por Miami y por toda Latinoamérica, sensibilizando a todos los que la visitaron y mostrando, especialmente a las familias de los migrantes, las peligrosas situaciones que sus familiares tuvieron que afrontar para alcanzar el “sueño americano”. En 2015, coincidiendo con el 25 Aniversario de la Convención sobre los Derechos del Niño, y con Carlos Ruiz como director del Centro, se expone el proyecto Infancia de Unicef. Los niños son el futuro, por eso mismo la exposición contribuyó a celebrar esos 25 años que nos permitieron ser testigos de los avances conseguidos gracias a organizaciones como Unicef que nos hacen mirar el mundo con esperanza.

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Pero aún queda mucho por hacer, es necesario fomentar y mejorar nuestra cooperación. Estoy segura que el Centro Cultural de España en México continuará estrechando los lazos de cooperación entre México y España, y seguirá apostando por la cultura como medio de expresión de problemáticas globales. —

« Estoy segura de que el CCEMx [...] seguirá apostando por la cultura como medio de expresión de problemáticas globales »

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Programa de Residencias Artísticas para Creadores de Iberoamérica y Haití en México 2008- 2014 ­ — Contrapartes: Secretaría de Cultura, Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, Centro Nacional de las Artes y Secretaría de Relaciones Exteriores — + recursos online: Fondo Nacional para la Cultura y las Artes de México

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cooperación cultural y científica proyecto destacado

En 2008 se crea el Programa de Residencias Artísticas para Creadores de Iberoamérica y Haití en México, cuyo objetivo es ofrecer a los artistas y creadores de los países participantes espacios de trabajo y residencia para desarrollar proyectos artísticos, estimulando la convivencia con los agentes locales y favoreciendo la creación de redes iberoamericanas de artistas y creadores. El programa es un instrumento de cooperación cultural entre los gobiernos de México y España pensado para funcionar de forma triangular con el resto de los países de la región. Así el Programa de Residencias Artísticas para Creadores de Iberoamérica y Haití en México se suma a las diversas iniciativas encaminadas a la construcción del espacio cultural iberoamericano —concepto del que la Red de Centros Culturales de la aecid fue pionera— a través del constante intercambio de experiencias y proyectos. Las seis ediciones del programa funcionaron a través de la concesión de Subvenciones de Cooperación Internacional al Fondo Nacional para la Cultura y las Artes de la Secretaría de Cultura de México (en aquel entonces Consejo Nacional para la Cultura y las Artes), organismo que operaba el programa en colaboración con el Centro Nacional de las Artes (Cenart) y la Secretaría de Relaciones Exteriores (sre), a través de la Dirección General de Cooperación Educativa, en un esquema donde el Centro Cultural de España en México funcionaba como agente, socio y asesor en el terreno.

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A través de este programa se ha apoyado a 170 creadores y curadores de las disciplinas de artes visuales, danza, diseño, letras, medios audiovisuales, música y teatro provenientes de 21 países iberoamericanos. Una convivencia que ha propiciado la construcción de nuevos horizontes para el desarrollo y la profesionalización del sector artístico iberoamericano a partir de la defensa de la riqueza cultural de la región. Los trabajos producidos durante las residencias se mostraron en cinco ediciones de la Muestra de Arte Iberoamericano, que en la última edición adoptó el formato de estudio abierto en una apuesta por la experimentación y la exploración en los procesos de creación artística. El programa también ha permitido a los residentes trabajar en México, uno de los países de América Latina con mayor presencia en los circuitos internacionales del arte. Las residencias también incidieron y permearon en el tejido artístico de ciudades como Oaxaca, Veracruz, Morelia, San Luis Potosí, Mexicali o Ensenada en un esfuerzo por descentralizar la oferta cultural que contó con la colaboración de los Centros de las Artes en dichos estados. —


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3 Agentes locales y sociedad civil — Estrategias para una nueva gestión cultural —


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Cultura del beneficio común­ —

Ana Tomé Directora de la Fundación del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofia Directora del CCEMx 2011-2014 — + recursos online: Fundación Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofia

Es una satisfacción unirme a la conmemoración de los 15 años de la instalación del Centro Cultural de España en la Ciudad de México. Ha sido un privilegio sumarme a un proyecto de cooperación cultural donde el esfuerzo de los sucesivos equipos de trabajo ha permitido que “El España” sea un espacio cultural de referencia en una de las ciudades más complejas del mundo. En mi opinión, la capacidad de la institución de adaptarse al contexto, entendido como sociedad, lugar y memoria, no es tarea de un único mandato, sino una construcción que no puede ser más que colectiva. Creo que coincidí con mis predecesores en la concepción de que las instituciones culturales deben ser espacios de sociabilidad para la construcción de ciudadanía. Desde mi punto de vista, sólo la responsabilidad compartida y mutuamente subsidiaria del Estado y de la sociedad civil puede dar respuesta al reto de transformar el espacio público a través de las políticas culturales. Por ello, entiendo que uno de los principios básicos que deben regir la gestión cultural tiene que ser promover la participación y proporcionar los medios para que, en estrecho partenariado, las iniciativas privadas (así, en plural) y la sociedad en general, encuentren en las instituciones un campo abonado para la acción. Por otra parte, en lo que se refiere a las auto–exigencias del gestor encargado, debemos incluir como mínimo accountability (gestión responsable, ética y con rendición de cuentas) y governance (gestión basada en principios de transparencia, responsabilidad, lealtad y buenas prácticas). No es ninguna novedad entender la cultura como un sistema ecológico en el que todas las especies (áreas de creación, actores culturales, etcétera) tienen un cometido; en el que la diversidad es un valor en sí mismo, pero donde el equilibrio, al ser inestable, requiere de especial protección. Así, nos corresponde a los gestores culturales

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« Sólo la responsabilidad compartida y mutuamente subsidiaria del Estado y la sociedad civil puede dar respuesta al reto de transformar el espacio público a través de las políticas culturales » 1


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el análisis del entorno y el reconocimiento de las nuevas especies para brindarles la oportunidad de mostrarse a sí mismas. La cultura es un espacio de negociación que debe permitir establecer nuevos términos y relaciones críticas entre las instituciones, el sector cultural, los profesionales de otros sectores, la sociedad civil y los movimientos sociales, organizados o no, que saben lo que quieren pero también quieren lo que no saben. Es decir, somos en última instancia responsables de establecer complicidades, tanto con el objeto de trasladarlas a la programación, como para contribuir a reinventar la función pública de la institución cultural. —

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— Diego Rabasa Director Editorial Sexto Piso — + recursos online: sextopiso.com tumbonaediciones.com vasoroto.com almadia.com.mx lacajadecerillosediciones.com

En el mundo de los demasiados libros, en el país de las “demasiadas pocas” librerías (valga el oxímoron), la bibliodiversidad es un problema serio. La obsesión por la renta inunda los raquíticos espacios comerciales con libros de espíritu y talante estrictamente comercial. Ante este escenario la edición “independiente” (las comillas encierran todo el escepticismo que el apelativo engloba), representa un respiradero en el páramo de la corporativización de la cultura. Promueve lo alternativo, alberga la vanguardia, habita las zonas limítrofes de un mainstream cuya intención es centrar y homogeneizar el deseo alrededor de los productos que ofrecen. La marginalidad tiene sus ventajas: ante la falta de perspectiva de éxito económico, el riesgo, la calidad, lo auténtico, asumen el trono de las expectativas del quehacer. Ante una dinámica social que tiendeal individualismo thatchereano de “la sociedad no existe, existen los individuos”, la edición literaria depende de la comunidad de lectores, colegas y cómplices que sea capaz de generar. Así, no sólo promueve la trasgresión a través del pensamiento y la estética, sino que contribuye a restituir el valor de lo común. Mientras la crisis del mundo hispanoparlante se extiende y profundiza, sellos editoriales de enorme valentía y calidad, de muy diversas formas y con muy distintos catálogos, resisten a partir de la búsqueda de sensibilidades que escapan a la enajenación contemporánea y ofrecen un refugio para los que creen que la palabra y el pensamiento representan un bastión donde las diferencias enriquecen y no enfrentan. En los últimos años, diversos proyectos editoriales de muy distinto método, confección y perfil, han surgido en México como respuesta, precisamente, a los problemas de bibliodiversidad. Sellos como Tumbona Ediciones, con un carácter irreverente, lúdico y un decidido ánimo de vanguardia, han renovado géneros condenados a la marginación por los aparatos comerciales (como el relato y el ensayo) y han promovido, a través de colecciones como Versus o Anómalos,

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« Ante este escenario la edición “independiente” [...] representa un respiradero en el páramo de la corporativización de la cultura. Promueve lo alternativo, alberga la vanguardia, habita las zonas limítrofes de un mainstream »

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La producción cultural independiente. El caso de la industria editorial: lo marginal como posibilidad creativa

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libros que atentan contra el status quo. Otros como Almadía le han dado vida y frescura a la literatura mexicana, a través de diseños con una personalidad inconfundible, han logrado, entre otras cosas, quitarle el estigma marginal o invendible a géneros como la poesía. Vaso Roto ha labrado en poco tiempo un catálogo de clase mundial en cuanto a ensayo y poesía se refiere con autores de la talla de Anne Carson o Charles Simic. La Caja de Cerillos a través de su colección Ilustres (que combina grandes maestros de la literatura mexicana con ilustradores contemporáneos) es un claro ejemplo de cómo se puede (y debe) abordar un nuevo proyecto editorial con conciencia de aportar algo inexistente. Desde Sexto Piso hemos publicado ya más de 350 títulos repartidos en cinco colecciones (Ensayo, Narrativa, Ilustrados, Poesía, Niños); varios de ellos se han instalado como libros de culto entre los lectores mexicanos. Y como estos, hay muchos ejemplos más. No obstante, el talento, la creatividad y la voluntad con la que estos sellos irrumpen en el mercado, la barrera que impone el estrecho circuito comercial instauran un ambiente de adversidad que encuentra su lado positivo en la necesaria condición nomádica a la que están condenados los proyectos editoriales independientes (si no hay suficientes espacios de convivencia naturales con los lectores, hay que ir a buscarlos directamente). Esto crea la exigencia de hacer de la actividad editorial algo que va mucho más allá de la mera selección y confección de títulos. Cualquier proyecto editorial que quiera perdurar, tiene que encontrar la forma de generar comunidades de lectores a partir de caminos no labrados, lo que a su vez renueva el circuito editorial a partir de nuevas formas de entender el oficio. —


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Laberinto de Miradas: un ejemplo de cooperación cultural a nivel regional — Claudi Carreras Curador Director y creador del proyecto Laberinto de Miradas — + recursos online: Fotógrafos y colectivos participantes en la exposición realizada en Tabacalera Madrid. Noviembre de 2011 Catálogo de Laberinto de Miradas. RM Editores Entrevista a Claudi Carreras

Creo que la fotografía es una de las mejores herramientas que tenemos para cruzar realidades y dar a conocer historias de otros lares y contextos. No es una herramienta tan dirigida como el cine o el vídeo y por tanto deja mucho espacio para la reflexión, la intuición y la imaginación. En mi trabajo como curador me interesa especialmente generar preguntas en el espectador y envolverlo en una realidad que no le pertenece. Para mí la fotografía más comprometida, aún hoy, nos permite incidir en las formas de entender el mundo. Con mis trabajos busco romper con las formas tradicionales de contar las historias y encontrar nuevas narrativas usando las estrategias y mecanismos disponibles hoy en día. Todas estas premisas sirven bien para explicar el proyecto Laberinto de Miradas. Yo trabajaba para La Vanguardia como fotoperiodista y era profesor en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Barcelona. Estaba haciendo mi doctorado con una investigación sobre fotografía latinoamericana y Pepe Baeza —en aquel momento editor en jefe del Magazine de La Vanguardia— me ofreció hacer una serie para la revista que luego se llamó Autorretrato de América Latina. Gracias a esa propuesta viajé durante casi dos años por todos los países de América Latina, contactando con fotógrafos y conociendo sus proyectos. En ese viaje de investigación sentí la responsabilidad de dar voz a muchas historias que son completamente desconocidas, de presentar el trabajo de fotógrafos que se juegan la vida para contarnos muchas de las injusticias que nos azotan. El material resultante era tan rico y extenso que no encajaba en el formato que publicaba El Magazine de la Vanguardia y lo presenté en Casa Amèrica Catalunya, donde fue exhibido, por primera vez, como una exposición. Ése sería el embrión de un proyecto que, gracias al apoyo de la Dirección de Relaciones Culturales y Científicas de la aecid, creció hasta implicar a 76 fotógrafos, 16 colectivos fotográficos y que realizó 27 itinerancias, visitando todos los Centros Culturales de la aecid, además de otras sedes, en todos los países

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« Hay muchísimos proyectos que vinculan América Latina y España surgidos de los contactos que la aecid hizo posibles »

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de Iberoamérica, a excepción de Cuba. Un extenso recorrido que concluyó con exposiciones en Madrid y Barcelona. En todas las itinerancias viajaron profesionales iberoamericanos de distintos ámbitos visuales, se organizaron revisiones de portafolios, talleres, seminarios, encuentros de colectivos, etcétera. El Centro Cultural de España en México fue la primera parada de este largo camino. Mi primer contacto con la Red de Centros Culturales fue en 2007, precisamente ahí, cuando el Centro era dirigido por Ángeles Albert. Yo acababa de publicar mi libro Conversaciones con fotógrafos mexicanos en la Editorial Gustavo Gili. Decidimos presentarlo en el Centro Cultural de España en México, lo que resultó en un éxito enorme de convocatoria. En aquel momento no imaginaba que España tuviera una Red de Centros Culturales tan potente en el exterior. Naturalmente el Centro ubicado en México fue la primera sede de Laberinto de Miradas. Ahora, en retrospectiva, estoy convencido de que lo más importante que generó el proyecto fue la conexión entre profesionales. Sus grandes aportes fueron la riqueza y la densidad de las redes creadas, que junto a otras iniciativas e instituciones permitieron visibilizar la variedad y la calidad de la producción documental en Iberoamérica. Y es que los resultados de proyectos culturales como Laberinto de Miradas son difíciles de medir desde un punto de vista cualitativo; son apuestas a largo plazo. Estoy seguro que han surgido cientos de proyectos basados en las conexiones que generó Laberinto. Sin ir más lejos mi desarrollo profesional es un claro ejemplo. Tras el proyecto, he vivido cuatro años en Brasil trabajando mano a mano con creadores brasileños en proyectos tan importantes como el Foro Latinoamericano de Fotografía y el Festival Paraty em Foco, eventos que dan continuidad desde otras plataformas al trabajo iniciado por Laberinto de Miradas.


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El proyecto también dio origen a E·CO, los Encuentros de Colectivos Fotográficos que todavía hoy tienen continuidad y cuya primera edición se realizó en el Centro Cultural de España en São Paulo en el marco de la exhibición de Laberinto de Miradas dedicada a los colectivos fotográficos iberoamericanos. Laberinto de Miradas es un proyecto emblemático de articulación regional gestionada a través de la Red de Centros Culturales de la aecid. En mi opinión, desde entonces la Red ha pasado por distintas realidades, y sin duda la reducción presupuestaria ha afectado fuertemente su capacidad de articulación y relevancia; sin embargo su estructura y su experiencia constituyen una gran potencia. Esa capacidad de articulación fue clave para construir redes entre profesionales iberoamericanos. Hay muchísimos proyectos que vinculan América Latina y España surgidos de los contactos que la aecid hizo posibles. Es fundamental reivindicar el papel de la Red como canal de comunicación iberoamericano y su importancia para posibilitar encuentros personales que construyan redes interculturales. Nunca hay un solo factor que lo resuelva todo, pero creo que la Red de Centros Culturales y la aecid han sido uno de los pilares más importantes en la configuración de estas redes. Espero que lo puedan seguir siendo si políticamente se dimensiona la importancia real de estas conexiones. — (Edición/ Entrevista Eva Bañuelos)

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Experiencia entre el CCEMx y el Faro de Oriente: proyecto Computer Clubhouse — David Cuartielles Artista e investigador — + recursos online: computerclubhouse.org David Cuartielles Clubhouse / Faro de Oriente

Cuando, en el año 2007, preparamos la solicitud de la que sería la beca de colaboración entre el Centro Cultural de España en México y la Fábrica de Artes y Oficios (Faro) de Oriente en Iztapalapa, teníamos una idea muy distinta de lo que habría de ser el proyecto más adelante. Inicialmente, con ayuda de los jóvenes del Faro, imaginamos la posibilidad de dar nueva vida a la electrónica que iba a parar al tianguis de los miércoles en Santa Marta, reciclando los componentes electrónicos de las tiendas en la Plaza de la Computación. Al contactar con el Faro para estudiar las posibilidades de usar sus instalaciones, nos encontramos con el Computer Clubhouse, un espacio creado por la Fundación Intel unos años antes. El Clubhouse había de dar una oportunidad a los niños y jóvenes de formarse en el uso de dispositivos electrónicos y computadoras de manera creativa más allá del sistema educativo formal. Sin embargo, a nuestra llegada, tan solo servía de cibercafé para los jóvenes del Faro. En aquel momento cambió nuestra visión del proyecto. Decidimos reconducir el Clubhouse para volver a convertirlo en un aula digital. A partir de ahí todo fue muy fácil: buscamos un nuevo encargado para el espacio, reconstruimos la programación educativa, arreglamos el equipo informático, dotamos al espacio de materiales didácticos libres y reutilizables, y comenzamos a asistir a un total de 99 chavales simultáneamente. A lo largo de la colaboración entre el Centro Cultural de España en México y el Faro vimos a los jóvenes del Clubhouse viajar a los encuentros internacionales de clubhouses, inventamos una serie de robots educativos que podían ser fabricados por los chicos con materiales disponibles en Ciudad de México y vimos a esos robots hacerse portada del calendario de la red de clubhouses a nivel mundial. El proyecto, que duró unos cuatro años sobre el papel, aún no ha terminado. Sigo visitando el Faro en cada uno de mis viajes a la ciudad para ver cómo se desarrollan las cosas en Iztapalapa.

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« Los proyectos de colaboración consisten en saber adaptarse a las circunstancias poniendo en el centro a los receptores de las acciones »

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Haciendo una reflexión sobre el valor del trabajo con el Clubhouse, más allá de lo aprendido sobre cómo lidiar a nivel pedagógico con grupos siempre cambiantes de chavales, luchar contra los cortes de corriente eléctrica o las inundaciones en el edificio de las aulas; más allá de todos esos problemas, siempre resueltos con buen humor, nos queda ver cómo los proyectos de colaboración consisten en saber adaptarse a las circunstancias poniendo en el centro a los receptores de las acciones. —


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cooperación cultural para el desarrollo proyecto destacado

Migraciones: Mirando al Sur. La cultura como herramienta de análisis 2007- 2011 ­ — Contrapartes: Centros Culturales de España en Guatemala, Honduras, Costa Rica, El Salvador, Nicaragua, Honduras y Miami, Centro de Formación de La Antigua y el Instituto Nacional de Migraciones de México — + recursos online: Mirando al Sur. Catálogo de la exposición Mirando al Sur. Entrecruzamientos culturales en las migraciones centroamericanas Mirando al Sur. Danza contemporánea. Video promocional

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Más de cuatro años de trabajo entre ocho Centros Culturales de distintos países para un proyecto de investigación sobre un tema de alcance regional: la migración. El proyecto de investigación Migraciones: Mirando al Sur surgió con la vocación de crear un espacio que permitiera reflexionar desde el arte sobre el fenómeno migratorio centroamericano y sus repercusiones culturales, contando con aportes de todos los países de Centroamérica, México y Estados Unidos. Migraciones: Mirando al Sur resultó en una variada programación cultural que incluyó una exposición itinerante con curaduría de la guatemalteca Rosina Cazali, una publicación con aportes de expertos en materia de migración que analizan el fenómeno y sus repercusiones en la representación desde una óptica cultural y una propuesta de danza contemporánea compuesta por dos piezas: Ou-topos de la Compañía Nacional de Danza de Costa Rica y Punto ciego de la Compañía Nacional de Danza de El Salvador, por señalar los más destacados. Expertos en migraciones, teóricos, investigadores, artistas visuales, gestores culturales, bailarines, coreógrafos y curadores pensando desde el arte con obras que “no se basan en declaraciones políticas y que no aspiran a motivar activismos”¹ pero que “desde los lenguajes particulares del arte contemporáneo”² buscan cuestionar, partiendo de lo simbólico, para construir un relato diverso, descentralizado,

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alejado del estereotipo del migrante, de un fenómeno cambiante y silenciado pero que está modificando radicalmente la cultura y la identidad de la región a través de mezclas, resistencias y contagios. Migraciones: Mirando al Sur es una iniciativa representativa de los denominados “Proyectos en Red”: iniciativas comunes, diseñadas, ejecutadas y difundidas en colaboración entre varios Centros de la Red de Centros Culturales de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo. Con participación de los Centros Culturales de España en Guatemala, Honduras, Costa Rica, El Salvador, Nicaragua, Honduras, México y Miami, y del Centro de Formación de La Antigua, Migraciones: Mirando al Sur evidencia la potencia del trabajo descentralizado, con un liderazgo múltiple que opera en un marco regional y que nace desde una lectura de contexto para desarrollarse en un plazo medio-corto de tiempo. Esta investigación, a diferencia de otras en su género, tiene la particularidad de acercarse al fenómeno migratorio desde el movimiento de culturas e identidades comunitarias, de tradiciones, lenguas, gastronomías y danzas; de la perspectiva de aquellos cuyas vidas cotidianas han sido transgredidas por la marcha forzada hacia un lugar distinto donde esperan conseguir sus anhelos de alcanzar una mejor vida. —

¹ Cazali, Rosina. “Mirando al Sur. ¿Dónde termina Centroamérica?” Migraciones: Mirando al Sur [Catálogo de la exposición Migraciones: Mirando al Sur], 2009, p. 13. ² Idem.


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4 La promoción cultural — Tendiendo puentes de colaboración hacia el futuro —

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Carlos Ruiz Consejero Cultural y Científico Embajada de España en México Director CCEMx 2014-Actualidad — + recursos online: Centro Cultural de España en México Facebook Centro Cultural de España en México Twitter Centro Cultural de España en México Instagram Centro Cultural de España en México Youtube del Centro Cultural de España CCEMx/tv

Antes de viajar a este maravilloso país, la primera directora del Centro Cultural de España en México, Ángeles Albert, ya me había mencionado que dirigir el buque insignia de la Red de Centros Culturales de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, constituye un reto apasionante. Para España, México es un aliado y un socio estratégico en todos los ámbitos de nuestras relaciones bilaterales. Aunque, probablemente, sea en el terreno de la Cultura —con mayúscula— donde se ponga de manifiesto la intensidad y riqueza de las relaciones entre estos dos países. Cuando, por añadidura, llegas con un mandato claro de planificar una estrategia de integración institucional y de aterrizar el proceso de fusión de dos actividades hasta ese momento demasiado distanciadas —la promoción de la cultura española en México por un lado y la cooperación cultural para el desarrollo por otro—, el trabajo redobla en interés e intensidad. Y es que, hasta el primero de agosto de 2014, la función de promoción de la cultura española en México era básicamente asumida por la Consejería Cultural de la Embajada de España. El Centro Cultural de España, por su parte, centralizaba todos aquellos proyectos relacionados con la cooperación cultural para el desarrollo. Mi nombramiento como Consejero Cultural y Director del Centro Cultural supuso la unificación directiva, presupuestaria, de recursos humanos y de gestión de esas dos unidades administrativas hasta entonces separadas física, orgánica y, en la mayoría de los casos, funcionalmente. Tres años después del inicio de este ejercicio (que los que conocemos bien la tendencia hacia el inmovilismo de nuestra administración y las reticencias a introducir en su funcionamiento elementos modernos y reformadores, sabemos que no es fácil llevar a buen término), creo que podemos dar por concluido el proceso de fusión con unos resultados óptimos. Es justo hacer un reconocimiento a la persona

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Hacia un nuevo modelo de gestión cultural integral en el exterior: la fusión del CCEMx y la Consejería Cultural de la Embajada de España

« Promoción y Cooperación Cultural son dos caras de una misma moneda que deben retroalimentarse y enriquecerse continuamente [...] para resultar más eficientes »

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que ideó, impulsó y permitió la implantación de este “sistema integral”, vigente actualmente en México y en cada vez más países de América Latina; la Directora de Relaciones Culturales y Científicas del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación, Itziar Taboada. ¿Qué es lo que hemos conseguido con este nuevo modelo de gestión integral y por qué resulta tan importante para nuestra acción cultural en el exterior? En primer lugar, lo que esta gestión integral está permitiendo es planificar de forma estratégica, pues resulta fundamental definir los objetivos que España quiere marcar en su acción cultural dentro de México. Para ello, lo primero que debemos tener claro es que las actividades y proyectos que las instituciones españolas que ostentan la responsabilidad de diseñar y ejecutar la acción cultural en este país no pueden —ni deben— ir por separado. Promoción y Cooperación Cultural son dos caras de una misma moneda, que deben retroalimentarse y enriquecerse continuamente para generar economías de escala y resultar más eficientes. Hoy día, desde el momento de la programación de todo proyecto, ya se piensa en cubrir esa doble vertiente promoción–cooperación, impregnando toda nuestra variada actividad multidisciplinar ya sea en el ámbito de audiovisuales, música, letras, exposiciones, artes escénicas, formación o infantiles. En segundo término, este modelo de gestión cultural integral en el exterior ha generado, implícitamente, un proceso de formación novedoso para nuestros programadores —columna vertebral y elemento esencial en nuestro trabajo diario— que han visto como sus hasta hace poco tradicionales gestiones en sus respectivas parcelas de promoción y de cooperación se han visto enriquecidas por tener que abordar expedientes con los que no estaban familiarizados. El contacto del antiguo personal adscrito a la Consejería con los mecanismos de planificación y evaluación más propios del Centro Cultural, les ha supuesto todo un descubrimiento y un acicate a la hora de trabajar en gestión cultural. De la misma forma que el acceso del equipo del Centro a los procedimientos diplomáticos y a las relaciones más formales e institucionales que cuasi monopolizaba la Consejería les ha abierto los ojos a una realidad no menos importante. En tercer lugar —y aunque esto llevará más tiempo para consolidarse—, el proceso de fusión está consiguiendo una integración y ampliación de nuestros públicos. Efectivamente, por su ubicación en el Centro Histórico y por la naturaleza de su programación, el usuario del Centro Cultural era tradicionalmente una persona joven, de nacionalidad mexicana, con estudios universitarios y residente en la zona centro o en colonias adyacentes. En estos tres últimos años se vislumbra una evolución en los públicos que asisten a las activida-

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des del Centro Cultural de España en México. El número de visitantes de nacionalidad española y residentes en delegaciones más alejadas del Centro Histórico se ha incrementado sin perder esa seña de identidad que lo vincula, estrechamente, con los habitantes de la colonia Centro. Ese mandato de integración institucional del que hablábamos al principio, llevaba aparejado un reto si cabe aún mayor. A saber, cómo no ya sólo mantener, sino mejorar la calidad y cantidad de proyectos que el Centro Cultural de España en México saca adelante todos los años con una merma en su presupuesto para actividades culturales cercana al 80% respecto de sus primeros años de vida. Y todo ello en un contexto que ha cambiado sustancialmente en los últimos años. México es ya hoy el gran hub cultural de América Latina. Su privilegiada situación geográfica, fronteriza del gran vecino del norte y puerta de acceso a los países centroamericanos y de América del Sur, unida a un mercado interno


Y esta nueva realidad exige de nosotros dos claros compromisos. Uno de absoluta transparencia en nuestra gestión y otro de visibilización de nuestras actividades. Transparencia y visibilidad son elementos fundamentalese indisociables en las relaciones de las instituciones culturales y de cooperación españolas en el exterior para con el ciudadano español que, al fin y a la postre, son de dónde proceden los recursos básicos para que podamos funcionar con efectividad. De hecho, uno de los principales problemas a los que se enfrenta la promoción pero, sobre todo, la cooperación cultural en el exterior es la escasa presencia que tiene en los medios de comunicación españoles y, por ende, el muy escaso conocimiento que nuestros conciudadanos en España tienen de en qué y cómo se gasta su dinero en este ámbito.

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de consumo cultural potencial de más de 120 millones de personas con 33 millones de nacionales mexicanos en Estados Unidos, ha generado un efecto de llamada cultural que sólo desde una sólida estructura institucional integrada como la actual es posible gestionar. Los creadores e industrias culturales que en España generan, aproximadamente, un 4,7% del pib, han desembarcado en masa en México. No hay un solo ámbito artístico y cultural en México que no participe, de alguna u otra manera, del talento de los profesionales españoles del sector. Esta realidad está generando, lógicamente, una red de sinergias y de relaciones entre mexicanos y españoles tan rica que nos obliga, en tanto que gestores culturales públicos, a redoblar esfuerzos para paliar, por un lado la escasez presupuestaria y por otro, los mermados recursos humanos con los que contamos. Sólo una estructura institucional integrada, sólida y coordinada nos está permitiendo afrontar esta realidad con garantías de éxito. Esto es una realidad. Las instituciones públicas españolas encargadas de la gestión de los intereses culturales de España en el exterior nos hemos visto obligadas a abandonar nuestro antiguo papel de financiadoras para pasar a desempeñar un rol de facilitadores culturales. En este sentido, para ensanchar la oferta cultural en México que demandan nuestras empresas creativas españolas, hemos abordado, desde el principio, un proceso de deslocalización que se ha traducido en la firma de múltiples memorandos de colaboración cultural con las autoridades de varios estados

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Pues bien, desde este Centro Cultural se ha diseñado un Plan Estratégico de Comunicación que pretende paliar este desconocimiento. No resulta fácil, ya que necesita de la connivencia de los responsables de comunicación de nuestros Servicios Centrales que tienen una considerable sobrecarga de trabajo. Pero nuestra renovada página web que está ya siendo replicada por otros Centros Culturales de la Red, nuestra más que considerable presencia en redes sociales, con más de 200,000 seguidores en Facebook y más de 115,000 en Twitter, así como nuestra modesta pero creciente actividad en Tumblr, Instagram o YouTube nos han convertido en un referente en términos de visibilidad mediática entre las instituciones análogas de nuestro entorno. Este rol como Centro de referencia es también posible gracias a la calidad de nuestros programas. Me gustaría hacer mención de dos de los proyectos más representativos del trabajo de esta casa. El Laboratorio de Ciudadanía Digital y el de personas con discapacidad. El Laboratorio de Ciudadanía Digital se inició en la época de mi predecesora, Ana Tomé, y constituye, hasta la fecha, el mayor y mejor ejemplo de asociación público–privada (app) en el ámbito de la cooperación cultural implementado en la Red de Centros; en colaboración con la Fundación Telefónica México y el Ateneo Español de México. El objetivo final del programa es favorecer la construcción de ciudadanía y de comunidad a través del aprendizaje y la adquisición de competencias digitales, impulsando la innovación educativa mediante talleres y diversas actividades socioculturales. El Laboratorio está dirigido, principalmente, a usuarios en una horquilla de edad de entre 6 y 25 años con especial hincapié en niños y adolescentes habitantes de zonas desfavorecidas, como el Centro Histórico de la Ciudad de México o sus áreas periféricas. De esta forma, a través de talleres que explotan las posibilidades creativas de herramientas como la radio, la televisión, la electrónica, el sonido o la creación audiovisual, los niños, niñas y jóvenes ven reducida la brecha digital en las zonas marginadas donde

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mexicanos, así como con nuestras contrapartes culturales capitalinas que son, a la sazón, nuestros principales socios. Este ejercicio está ya permitiendo abrir el abanico de posibilidades para que nuestros agentes culturales itineren por todo este vasto país y no vean circunscritos sus proyectos a la siempre interesante (y a veces inabarcable) pero también limitada (y muchas veces alienante) Ciudad de México, en palabras del también Director y artífice de la ampliación del CCEMx, Jesús Oyamburu.


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residen, consolida el papel de la tecnología como herramienta para la divulgación del patrimonio cultural y, al mismo tiempo, contribuye a la formación de profesionales que utilizan las tecnologías para incidir en el desarrollo de la población infantil y juvenil. Las cifras son espectaculares. En tres años de ejecución del proyecto, se ha atendido en el marco del Laboratorio a más de 35,000 personas; se han llevado a cabo 239 actividades, destacando los más de 206 talleres con un total de 3,272 horas lectivas con unos impactos en redes sociales que superan el millón ciento sesenta y nueve mil. Además, el modelo del Laboratorio de Ciudadanía Digital está en proceso de ser replicado en otros países donde se conjuga la presencia de la Fundación Telefónica y un Centro Cultural de España.

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El programa del Centro Cultural de España para personas con diversidad funcional pretende acercar nuestra programación a personas sordas, ciegas o con cualquier otra capacidad diferente. El eje central sobre el que gira todo este programa es el concepto de inclusión. Nuestra programación está dirigida a todo tipo de público y se adapta para que nadie, sin excepción, deje de acercarse a nuestras actividades. En paralelo a la puesta en marcha de este programa, hemos empezado a colaborar con el Indepedi, que es el órgano del Gobierno de la Ciudad de México encargado de diseñar y articular las políticas públicas en materia de discapacidad en la ciudad, de tal manera que ya se han incorporado al equipo del Centro Cultural de España cuatro personas con capacidades diferentes en las áreas de administración y mediación.

En definitiva, gracias al compromiso de todas aquellas personas que han integrado y siguen perteneciendo al equipo del Centro Cultural de España en México, podemos seguir siendo un referente para, no solo el resto de Centros Culturales de la Red, sino también para instituciones extranjeras con estructuras y objetivos análogos que —desde la Embajada de Estados Unidos, de Francia o de Japón, por poner sólo algunos ejemplos— se acercan a esta Consejería/Centro Cultural para replicar nuestros esquemas organizativos y programáticos en el marco de sus propias estructuras. Estoy convencido de que estamos en el camino correcto. Sigamos, pues, por esta senda y continuemos reforzando la imagen de España a través de un trabajo bien hecho coadyuvando al desarrollo —a través de los instrumentos culturales y educativos de los que disponemos— de las personas de nuestro entorno. Éste es, y será, el espíritu que debe impregnar el trabajo de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo. No lo olvidemos. —


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— Carmen Tagüeña Presidenta del Ateneo Español de México — + recursos online: Ateneo Español de México Mapa Colaborativo del Exilio español en México Mapa colaborativo del Exilio español en México Mapa colaborativo del Exilio español en México. Video tutorial de utilización

En nombre del Ateneo Español de México, agradezco la invitación para participar en la publicación conmemorativa del Centro Cultural de España en México, institución que, tras casi 15 años de ininterrumpido trabajo, impulsa y favorece las relaciones culturales entre nuestros países. Esta labor merece un reconocimiento muy especial de todos los que hemos participado y disfrutado de la multitud de eventos realizados. Las iniciativas han sido innumerables y de gran envergadura, como es la correspondiente al Laboratorio de Ciudadanía Digital, plataforma de formación que mezcla las artes, la cultura y la ciencia con las Tecnologías de Información y Comunicación (tic) para incidir en el desarrollo humano y en la formación de ciudadanas y ciudadanos críticos, en la que participa el Ateneo Español de México. Prácticamente desde los primeros días del México independiente, los escritores y artistas españoles tuvieron una fuerte presencia en nuestro país. Era natural: los nexos sociales, políticos y culturales entre España y los territorios americanos fueron constantes durante el Virreinato y no se podía —ni se quería realmente— cortar de cuajo. Los creadores mexicanos miraban, así fuera de soslayo, hacia España, ya como modelo al cual seguir, ya como actitud con la cual polemizar e incluso poner distancia. Es verdad que durante las reformas juaristas –en especial por la expulsión de los jesuitas y la nacionalización de los bienes de la Iglesia– y el Porfiriato se vivieron distintos procesos de alejamiento, fruto no sólo de las guerras independentistas sino de las distintas opciones que se le planteaban al nuevo país a través de la influencia europea y norteamericana. Sin embargo, en el terreno cultural y artístico, esas relaciones permanecieron presentes y firmes. La Revolución mexicana a principios del siglo xx —no hay que olvidar que se trata de la primera del siglo, anterior a la Rusa— atrajo la mirada de creadores e intelectuales del mundo a través de su pintura,

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su música y su literatura. Paralelamente esos mismos creadores atendían la renovación española manifestada por la generación del 98, y las subsecuentes de 1915 y 1927. Podemos hablar en aquellas décadas de los veinte y treinta de un diálogo activo y constante entre el arte y la cultura mexicana y española. Con la Guerra Civil Española y el posterior exilio en México de más de 20,000 españoles, entre los cuales venían creadores, intelectuales y trabajadores de la cultura, se volvió a crear un lazo fraternal entre ambos países que se reflejó, más allá de la ruptura política durante los años del gobierno de Franco, en un constante intercambio espiritual. Alfonso Reyes, Diego Rivera, Silvestre Revueltas, Carlos Pellicer conocían y eran conocidos por sus pares españoles. A México vinieron rectores y poetas, pintores y profesores, químicos, médicos, ingenieros, trabajadores de la tierra, actores y directores de cine —baste recordar a Luis Buñuel para representarlos a todos— que enriquecieron la cultura mexicana y cambiaron nuestro arte, y en la mayoría de los casos acabaron formando parte de la cultura de México.

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El aporte histórico de la migración española a la escena artística actual


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Sin la presencia del exilio español en el mundo educativo, académico, editorial y artístico no se entenderían las casi ocho décadas transcurridas desde entonces. Tampoco se entendería el contexto social y político: la herencia del exilio republicano está presente tanto en el gobierno —que ha contado con funcionarios de distinto nivel, incluidos algunos Secretarios de Estado— como en la oposición en organismos y partidos políticos, sindicatos y movimientos sociales. Cuando se realiza en España la transición a la democracia, esos vínculos —esa simpatía mutua se podría decir— se vuelven más visibles y se normalizan los nexos políticos. Resulta memorable, por ejemplo, el encuentro y lectura de poemas entre Rafael Alberti y Octavio Paz en el Palacio de Bellas Artes. Hoy pintores españoles se muestran en nuestros museos y mexicanos exhiben en los de España; se coproducen películas, obras de teatro; se realizan coloquios y encuentros, se editan libros en ambas orillas y la presencia española en México es un hecho constante y benéfico. Rúbrica y ejemplo de ese proceso es la creación, a principios del siglo xxi, del Centro Cultural de España en México, en el corazón mismo de la capital del país, junto a la Catedral y el Templo Mayor de México–Tenochtitlan. Tan es así que posee un Museo de Sitio con las excavaciones del Calmécac, la escuela para los hijos de los nobles mexicas. Nada podría simbolizar más significativamente el vínculo indisoluble entre nuestros países. En junio de 1939, justo al comenzar la llegada masiva de exiliados españoles, a bordo del Sinaia, el poeta Pedro Garfias escribió: Como otro tiempo por la mar salada te va un río español de sangre roja, de generosa sangre desbordada. Pero eres tú esta vez quien nos conquista, y para siempre, ¡oh vieja y nueva España! —

« Hoy pintores españoles se muestran en nuestros museos y mexicanos exhiben en los de España, se coproducen películas, obras de teatro; se realizan coloquios y encuentros, se editan libros en ambas orillas y la presencia española en México es un hecho constante y benéfico » 7

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El idioma de la cultura. Los nuevos caminos de la promoción — Juli Capella Arquitecto — + recursos online: Tapas. Spanish design for food capellagarcia.com

¿Existe una creatividad española?, ¿es diferente de la mexicana, la francesa o la china?, ¿es identificable?, ¿hasta dónde?, ¿hasta cuándo? Todos los países se empeñan, desde hace milenios, en imponer su cultura a los demás cuando se lo permiten. España lo hizo cuanto pudo cuando pudo. Pero antes también lo hicieron los romanos y después los estadounidenses. Cualquier imperio que se precie ha tenido esta tendencia. Primero se impone un sistema económico al país ocupado, luego vienen los usos y costumbres, y por último se difunde la cultura creativa de forma impositiva. Siempre ha sido una forma de dominación, pero vestida de civilización, incluso de ayuda caritativa. Tras la Segunda Guerra Mundial la humanidad hizo ver que progresaba, y los países rectificaron el rumbo de su promoción exterior. Su proyección cultural sería más bien de exposición e información, no tanto intervencionista. Sin duda es positivo y un derecho de todo país mostrar su peculiar faceta creativa a los demás. Y es sano para los demás recibir novedades ajenas. Por eso se va imponiendo además de la difusión comercial, la cultural. El siguiente paso es el que afortunadamente estamos dando, ya no se trata de llevar lo nuestro a otro país para hacer propaganda, para presumir, para promocionarse, sino que se busca el intercambio. Éste creo que es el estadio más democrático y colaborativo: yo te enseño lo que hago, pero me interesa saber qué haces tú. No sólo eso, sino que incluso vamos a investigar qué podemos hacer juntos. Porque la creatividad, el arte, la cultura, no tienen fronteras sino que constituyen un único territorio imaginario compartido. Cualquier pintor se parece más a otro pintor por serlo que por compartir nacionalidad. Y más en los tiempos que corren. Creo que afortunadamente España y sus instituciones están en este camino más participativo desde hace unos años. Muestran con orgullo y convicción sus proezas artísticas, pero lo hacen de forma cómplice y variopinta, allí donde van. No sólo proyectan las grandes

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« Yo te enseño lo que hago, pero me interesa saber qué haces tú. No sólo eso, sino que incluso vamos a investigar qué podemos hacer juntos. Porque la creatividad, el arte, la cultura, no tienen fronteras sino que constituyen un único territorio imaginario compartido » firmas, y no sólo en los grandes centros. Hay también una trama densa que nos representa afuera. Pero sobre todo nos interrelaciona y conecta con el mundo entero. Así se está creando una corriente energética que recorre el planeta diciendo que la reputada España quiere ser vanguardista en la creatividad. Que tenemos mucha, muy variada y fresca, que es mediterránea y a la vez atlántica, sea objetual, sonora, plástica o “no se sabe” y lo mezcle todo. Y me guste o no, me interesa y me conmueve. Es una creatividad que cuando sale afuera se contamina y vuelve mestiza, o no retorna y enraíza lejos. Y entonces volvemos a plantearnos la pregunta ¿es todavía cultura española? Yo creo que sí, pero en cualquier caso, seguro que es mejor cultura. —


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El CCEMx como un agente de la promoción en el exterior del arte contemporáneo español — Eugenio Ampudia Artista visual — + recursos online: eugenioampudia.net Eugenio Ampudia. Video redes_mx Redes_mx. El blog sobre cultura española del CCEMx

Durante el último año el Centro Cultural de España en México ha contribuído de forma muy eficiente e imprescindible en la presentación de mis trabajos en varios museos mexicanos. Primero en el Centro de las Artes de Monterrey, después en el Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca y en el Museo de Arte Carrillo Gil de la capital. En todos ellos, gracias a la eficacia de los que trabajan allí, se han resuelto problemas, agilizado trámites y ampliado posibilidades de la exposición que hemos planteado, titulada El futuro no es de nadie todavía y comisariada por Blanca de la Torre. El apoyo brindado por el Centro Cultural de España en México ha sido indispensable de cara a la coordinación de mis viajes y el transporte de mis obras. El centro ha intervenido en la producción de nuevas piezas, como la fotografía y el vídeo Dónde dormir 6 (Anahuacalli), donde la ayuda de Carlos Ruiz y todo su equipo ha sido fundamental. La propuesta ha tenido claramente más visibilidad gracias a su departamento de prensa, que difundió la exposición entre los medios mexicanos y especializados, fomentando la interacción con agentes de redes locales. Adicionalmente también hemos trabajado en una instalación pensada especialmente para el Centro Cultural de España en México, producida, sostenida y divulgada por el mismo: Dzzzzdzzzdzz, la cual consiste en mil banderas serigrafiadas, con audio y ventiladores, que ocupan el patio central, la fachada y otras partes del edificio. Para mí es un placer colaborar con ellos y espero seguir haciéndolo en próximas ocasiones. —

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« Durante el último año el Centro Cultural de España en México ha contribuído de forma muy eficiente e imprescindible en la presentación de mis trabajos 12 en varios museos mexicanos »


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Nidia Chávez Subdirectora Fundación Telefónica — + recursos online: ¿Qué es el Laboratorio de Ciudadanía Digital? Fundación Telefónica México

Entre 2012 y 2014 Fundación Telefónica reunió a cientos de expertos en Iberoamérica para analizar cómo debería ser la educación del siglo xxi. Entre los temas más recurrentes sobresalió la necesidad de construir una ciudadanía digital en una época donde millones de personas tienen múltiples instrumentos para comunicar pero, como lo dijo Fernando Savater al cierre de este ejercicio en México, están “mejor o peor utilizados, pero están allí”.

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Las asociaciones público–privadas para proyectos culturales

« El Laboratorio de Ciudadanía Digital es un ejemplo perfecto sobre cómo dos instituciones pueden unir sus conocimientos, en lo cultural y en lo tecnológico, para responder a las demandas actuales que requieren de nuevas competencias »

Somos parte de una institución que busca mejorar la vida de las personas a través de la tecnología, objetivo que Telefónica logra a través de su marca comercial Movistar. Así que cuando pensamos en una institución cultural que compartiera el objetivo de impulsar programas innovadores, que busquen el desarrollo humano de las niñas, niños y adolescentes de México, no pensamos en otra que no fuera el Centro Cultural de España en México. La alianza entre dos entidades españolas parecía natural, pero se fortaleció al identificar que ambos buscamos el desarrollo de los jóvenes mexicanos. El Laboratorio de Ciudadanía Digital es un ejemplo perfecto sobre cómo dos instituciones pueden unir sus conocimientos, en lo cultural y en lo tecnológico, para responder a las demandas actuales que requieren de nuevas competencias en un escenario permeado por la globalidad, la conectividad y la innovación a favor de comunidades en estado de exclusión o desventaja. Nos sentimos muy orgullosos de poder colaborar con el Centro Cultural de España en México, y esperamos que estos sean sólo los primeros 15 años de innovación, y que juntos podamos llevar más allá el uso de la tecnología para facultar a los ciudadanos de herramientas que les permitan expresarse. —

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Laboratorio de Ciudadanía Digital 2014-2017 ­ — Contrapartes: Fundación Telefónica México y el Ateneo Español de México. Además colaboran como aliados la Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad de México a través de la Red de Faros — + recursos online: Laboratorio de Ciudadanía Digital en Facebook Laboratorio de Ciudadanía Digital en Twitter Laboratorio de Ciudadanía Digital en Youtube

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cooperación cultural para el desarrollo proyecto destacado

El Laboratorio de Ciudadanía Digital es una iniciativa del Centro Cultural de España en México, Fundación Telefónica México y el Ateneo Español de México. Es un ejemplo exitoso de colaboración público–privada, donde las instituciones participantes aportan su conocimiento y trabajo especializado para generar un programa de intervención socio–cultural de alto impacto en diferentes puntos de la República Mexicana. Ofrece herramientas, experiencias y conocimientos para la construcción de comunidad para favorecer la adquisición de competencias digitales, impulsando la innovación educativa mediante talleres y actividades socioculturales. El objetivo del Laboratorio es garantizar el acceso a la cultura como componente fundamental del desarrollo humano de la población infantil y juvenil del centro y periferias de la Ciudad de México, así como de algunas zonas de la República Mexicana, utilizando la tecnología como herramienta para la consolidación de una ciudadanía crítica con pleno disfrute de sus derechos humanos. Está dirigido a niñas, niños, adolescentes y jóvenes habitantes de la Ciudad de México y zonas periféricas, así como personas dedicadas a la educación no formal de públicos infantiles y juveniles desde la perspectiva de la alfabetización cultural digital.

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Hasta el momento más de 2,800 niñas y niños han participado en sus actividades durante 3,272 horas de formación gratuita. El Laboratorio es una red de 27 nodos ubicados en la Ciudad de México a los que se suman las sedes en los estados de Michoacán, Oaxaca, Hidalgo, Guerrero, Veracruz, Morelos, San Luis Potosí, Baja California, Chiapas y Coahuila. —


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— Créditos imágenes — Prólogo

1. Fachada del CCEMx sobre la Calle Guatemala / David Mendoza - CCEMx 1 La cultura como herramienta. El caso del CCEMx en el Centro Histórico de la CDMX 1. Vistas del norte de la Ciudad de México desde el CCEMx / Mikel Blasco - CCEMx 2. Obras de rehabilitación del edificio colonial / CCEMx 3. Vista del interior del edificio de la calle Guatemala 18 / CCEMx 4. Vista de la sala de lectura en su ubicación original en la planta baja 5. Vista cenital del Neopatio / Mikel Blasco - CCEMx 6. El miedo. Carlos Mier y Terán. Intervención en la fachada del CCEMx / CCEMx 7. 4to Foro latinoamericano de medios digitales y periodismo / Mikel Blasco - CCEMx 8. Exposición en las salas del edificio de Guatemala 18 / CCEMx 9. Vista trasera de la Catedral Metropolitana desde el CCEMx / Mikel Blasco - CCEMx 10. Vistas del norte de la Ciudad de México desde el CCEMx / Mikel Blasco - CCEMx 11. Concierto de Virginia Rodrigo en La Terraza del CCEMx / CCEMx 12. Conciertos en La Terraza / Mikel Blasco - CCEMx 13. Museo de Sitio CCEMx - INAH / César Flores - CCEMx 14. Museo de Sitio CCEMx - INAH / César Flores - CCEMx 15. Museo de Sitio CCEMx - INAH / César Flores - CCEMx 16. Piezas exhibidas en la colección del Museo de Sitio CCEMx - INAH / César Flores - CCEMx — 2 La articulación institucional. Trabajando sobre el terreno con socios locales 1. Exposición Las Américas / CCEMx 2. Exposición RUS México. Basurama / CCEMx 3. Talleres infantiles / CCEMx 4. Detalles del edificio de Donceles 97 / Mikel Blasco - CCEMx 5. Fachada del CCEMx sobre la calle Donceles / Mikel Blasco - CCEMx 6. Exposición Ojos Abiertos, 30 años de Médicos Sin Fronteras / Mikel Blasco - CCEMx 7. Trasatlántica de PHotoEspaña en el CCEMx / Mikel Blasco - CCEMx 8. 3er Foro de economía y cultura / Mikel Blasco - CCEMx 9. Isabel Muñoz en la exposición Infancia / Pablo Salazar - CCEMx 10. Concierto del 13 aniversario del CCEMx / CCEMx 11. Concierto en el auditorio del CCEMx / Fotofestín - Lucelly Quezada - CCEMx 12. Visita escolar / CCEMx 13. Alumnos del programa infantil del CCEMx / CCEMx 14. Obras producidas por los residentes del Programa e incluidas en la Muestra de Arte Iberoamericano / CCEMx 15. Obras producidas por los residentes del Programa e incluidas en la Quinta Muestra de Arte Iberoamericano / CCEMx 16. Obras producidas por los residentes del Programa e incluidas en la Quinta Muestra de Arte Iberoamericano / CCEMx —

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3 Agentes locales y sociedad civil. La clave del éxito: trabajando en el terreno con socios locales 1. Puesta en escena de teatro infantil en el Neopatio / CCEMx 2. Concierto del 11 aniversario del CCEMx / CCEMx 3. Exposición Espacios Comunes / Pablo Salazar - CCEMx 4. Exposición 251,312,000 (Todos los libros que existen desaparecerán) / CCEMx 5. Exposición Listos para leer. Diseño de libros en España / CCEMx 6. Exposición Listos para leer. Diseño de libros en España / CCEMx 7. Exposición Laberinto de Miradas / Cortesía: Claudí Carreras 8. Exposición Laberinto de Miradas / Cortesía: Claudí Carreras 9. Exposición Laberinto de Miradas / Cortesía: Claudí Carreras 10. Exposición Laberinto de Miradas / Cortesía: Claudí Carreras 11. Computer Clubhouse del Faro de Oriente / Cortesia: Faro de Oriente 12. Exposción Mirando al Sur. Compañía Nacional de Danza de Costa Rica y Compañía Nacional de Danza de El Salvador / CCEMx 13. Exposición Mirando al Sur en el Centro de Formación de la Antigua, Guatemala / Catálogo Mirando al Sur — 4 La promoción cultural. Tendiendo puentes de colaboración hacia el futuro 1. Instalación Dzzzzdzzzdzz. Eugenio Ampudia / David Mendoza- CCEMx 2. Lectura de poesía / David Mendoza - CCEMx 3. Exposición de El Cielo al revés. Betsabé Romero / CCEMx 4. Exposición Alfabeto Delfín. Antón Lamazares / Chema Artero - CCEMx 5. Exposición Elena Poniatowska / David Mendoza - CCEMx 6. Mapa colaborativo del Exilio español en México / David Mendoza - CCEMx 7. Lázaro Cárdenas junto a los niños de Morelia / Archivo Ateneo Español de México 8. Exposición Tapas. Spanish Design for food / Cortesía: Museo Franz Mayer 9. Exposición Alfabeto Delfín. Antón Lamazares / Chema Artero - CCEMx 10. Exposición El futuro no es de nadie todavía. Eugenio Ampudia en el Museo Carrillo Gil / David Mendoza - CCEMx 11. Música Ficta. Concierto en el Altar de los Reyes de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México / David Mendoza - CCEMx 12. Instalación Dzzzzdzzzdzz. Eugenio Ampudia / David Mendoza - CCEMx 13. Exposición El futuro no es de nadie todavía. Eugenio Ampudia en el Museo Carrillo Gil / David Mendoza - CCEMx 14. D3, Cultura y desarrollo para la ciudadanía digital. Laboratorio de Ciudadanía Digital / David Mendoza - CCEMx 15. Alumnos de Radio con Imaginación. Laboratorio de Ciudadanía Digital / David Mendoza - CCEMx 16. Alumnos de Radio con Imaginación. Laboratorio de Ciudadanía Digital / David Mendoza - CCEMx 17. LabMovil del Laboratorio de Ciudadanía Digital para el Mapa Colaborativo del Exilio Español / David Mendoza - CCEMx 18. Taller del Laboratorio de Ciudadanía Digital / David Mendoza - CCEMx 19. Alumnos del taller de MOD. Música Electrónica Viva / David Mendoza - CCEMx 20. Taller del Laboratorio de Ciudadanía Digital / David Mendoza - CCEMx 21. Taller del Laboratorio de Ciudadanía Digital / David Mendoza - CCEMx —


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