Comunicado de la Red Latinoamericana Católicas por el Derecho a Decidir Junio de 2011 A propósito de las objeciones que plantea la Santa Sede ante la Declaración de la ONU sobre el Sida Celebramos que en su pasada Asamblea General, la ONU adoptó por unanimidad una nueva declaración política sobre el VIH-Sida, que abre el camino hacia la erradicación de la enfermedad al lograr el compromiso de la comunidad internacional para que el acceso al tratamiento contra el VIH sea universal de aquí al 2015.
Ante este importante avance, donde los gobiernos se comprometen a redoblar sus esfuerzos para lograr un tratamiento universal en los próximos cuatro años, la Santa Sede se ha pronunciado en contra de la declaración. Como Red Latinoamericana de Católicas por el Derecho a Decidir, rechazamos contundentemente la posición de la Santa Sede, que minimiza el avance y el impacto del virus del VIH Sida a muchas poblaciones del mundo entero. Esta oposición de la Santa Sede a la Declaración de las Naciones Unidas, debe ser entendida como una intromisión del Vaticano a Estados autónomos e independientes y muchos de ellos estados laicos, quienes además, han dado avances significativos en el reconocimiento de familias diversas, a los derechos sexuales y los derechos reproductivos, especialmente en el ámbito de la educación sexual, además, los Estados han tomado medidas para prevenir enfermedades de transmisión sexual como el VIH Sida, que si bien han sido insuficientes, hay que continuar reforzándolas.
Rechazamos la visión retrograda, irresponsable e inhumana de la Santa Sede, al considerar que “el único método seguro y fiable de prevenir la transmisión sexual del VIH es la abstinencia”.
Como católicas defendemos valores, pero no aceptamos la imposición “a priori” de principios abstractos que no parten de las realidades humanas concretas y pueden tornar a las personas más vulnerables frente a cualquier problema. Es importante tener en un cuenta que nos encontramos en sociedades androcéntricas, misóginas y sexistas, que usan la sexualidad como poder para oprimir y violentar, especialmente a las mujeres.
Como defensoras de los procesos democráticos, no aceptamos que los Estados se dejen presionar por interferencias indebidas de sectores religiosos anti-derechos. Ante esta pandemia es fundamental el compromiso de los Estados para que las personas portadoras accedan a los tratamientos médicos necesarios.
La Santa Sede debería recordar que el apoyo moral no es suficiente para contrarrestar el VIH-Sida. Si quiere ser efectiva, es necesario y urgente que divulgue contenidos morales que beban de la sabiduría de la diversidad, de la pluralidad, de la democracia, de la misericordia y de la vida concreta y profunda de las personas, aliados a políticas públicas y a compromisos de los Estados.
Red Latinoamericana Católicas por el Derecho a Decidir