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Hasta el último hombre

Título: Hasta el último hombre

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Director: Mel Gibson

Género: Bélico. Drama. Biografía

Duración: 131 min. Año: 2016

Paloma Pérez Valencia Dpto. de Acompañamiento al Territorio y Formación

Nunca imaginamos que recomendaríamos una película bélica, pero esta sin duda nos ha tocado el corazón. En un momento como el actual en el que los conflictos bélicos marcan las noticias diarias, y en el que la guerra de Ucrania está tambaleando todo el sistema mundial, nos encontramos con una historia que nos removerá por dentro. Precisamente por la temática que tiene, quizás no sea apta para todos los públicos, especialmente para los y las más sensibles, puesto que las escenas de la guerra que nos aparecen llegan cargadas con todo el horror que una guerra supone, sin edulcorar y sin paños calientes, algo a lo que su director Mel Gibson ya nos tiene acostumbrados. Pero merece la pena llegar hasta el final porque nos encontramos con un film donde el ejemplo de coherencia vital en el que salvaguardar los principios y valores que imperan en la vida del protagonista, no pasará desapercibido, reflejando los momentos de dificultad a los que uno se enfrenta en la propia misión a la que está encomendado. “Mientras los demás arrebatan vidas, yo las salvaré”. La película narra la historia real de Desmond Doss, un joven médico militar que participó en la sangrienta batalla de Okinawa durante la segunda guerra mundial, convirtiéndose en el primer objetor de conciencia en la historia estadounidense. Un hombre que, sin llevarse mérito alguno, en todo momento hace de mediación, pues se sabe y se siente instrumento de Dios. Él reconoce que quien salva a través del él es Dios. La actitud del joven Doss nos recuerda la actitud vital que toda persona voluntaria debe experimentar, en la que cada persona cuenta sin distinción. Doss posee una sensibilidad para percibir al otro como el valor más preciado, siendo capaz de superar las diferencias políticas, raciales, de ideas… para darse por completo devolviendo bien por mal. Porque sabe que tiene una misión, salvar a todos los posibles… Siempre hay algo más que podemos hacer, a pesar de las dificultades y sin desfallecer, aunque la historia nos muestre que el abandono en este caso estaría más que justificado. Parte de la película recoge el proceso de entrenamiento de los soldados que van a acudir a la guerra. En la vida real cualquier acción para que sea exitosa debe ser precedida de la preparación y la formación. No podemos olvidar que el resultado final de la acción es consecuencia del entrenamiento previo. En ese sentido, si realmente queremos que nuestro voluntariado sea eficaz y que contribuya a la transformación social, se hace necesario que nos formemos para poder dar respuestas de mayor calidad.

Al igual que a cualquiera de nosotros, a Doss le llegan las dudas, tiene momentos de dificultades, de incomprensión, rechazo… situaciones que pueden darse también en cualquier ámbito de nuestra vida, incluido en nuestra acción voluntaria. A veces dudamos de si nuestra pequeña aportación es significativa, si tiene sentido lo que hacemos, si realmente podemos contribuir a mejorar la vida de las personas con las que diariamente nos encontramos. Esas dudas pueden venir de nuestro entorno, familiares, amigos… Es en ese momento cuando se hace más precisa la determinación de la fuerza interior que actúa como convicción de respuesta a una llamada, al compromiso por los demás. Es nuestra opción personal por Dios, por la Vida, por el ser humano. Esperamos que esta trama nos haga reflexionar de tal manera que podamos reconocernos en el protagonista y nos ayude a profundizar en lo que nos mueve día a día para buscar las mejores opciones que ayuden a dignificar la vida de tantas personas con las que cada día trabajamos.

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