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FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN OBSERVATORIO UNIVERSITARIO DE POLÍTICAS CULTURALES
Cultura femenina: ¿cuántas, quiénes y cuáles medios? Imaginario y consumo cultural de las mujeres en Uruguay
Susana Dominzain – Rosario Radakovich
Montevideo, 2011
2
Contenido
PRIMERA PARTE ¿Imaginarios femeninos en transformación? SEGUNDA PARTE Cultura femenina: ¿cuántas, quiénes y cuáles medios? 1. Paseos culturales 2. Las mujeres y el uso del tiempo libre 3. Recursos culturales femeninos 4. Gustos y consumo audiovisual-tecnológico ANEXO METODOLÓGICO BIBLIOGRAFÍA
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PRIMERA PARTE ¿Imaginarios femeninos en transformación?
4
¿Imaginarios femeninos en transformación?
Las creencias y mitos fundan, dan contenido y sentido al imaginario que cada sociedad tiene sobre sí misma. Con el transcurso del tiempo el colectivo los hace suyos y los internaliza, dando lugar a una manera de ser, de hacer y de proceder que nos caracterizan en este caso como uruguayos. Una especie de delicada filigrana donde se entrelazan ideas, valores y creencias que se arraigan y son compartidos por el colectivo. Es un proceso complejo al cual podemos acceder con la formulación de preguntas a partir de las cuales surgen respuestas que nos permiten conocer las opiniones que la gente tiene sobre sí misma y sobre el conjunto de la sociedad. Este ha sido uno de los objetivos que se ha planteado el equipo del Observatorio para conocer en qué sociedad vivimos, cuáles y cómo son sus percepciones y sensibilidades, cómo se construyen sus imaginarios.
En el año 2002 se realizó el Primer Informe nacional sobre consumo y comportamiento cultural en Uruguay, a partir de cuyos datos los uruguayos nos conocimos más y pudimos comprobar que creíamos que como país teníamos futuro, que éramos quejosos, que nos costaba cambiar, que Maracaná había quedado en el pasado, que la “garra charrúa” seguía siendo válida, etc. También nos descubrimos al percibirnos solidarios y no racistas, mostrarnos dispuestos a abrir nuestras puertas para la llegada de extranjeros, etc.1
En el año 2006 el Observatorio focalizó su interés en conocer los imaginarios de la población que vive en asentamientos de Montevideo. Esto posibilitó conocer la cultura en situación de pobreza.2
Nuevos datos surgían en este estudio que ampliaban la
información ya disponible a nivel nacional.
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Achugar, Hugo – Rapetti, Sandra – Dominzain, Susana – Radakovich, Rosario. (2003) Imaginarios y consumo cultural. Primer Informe Nacional sobre consumo y comportamiento cultural. Uruguay 2002. Trilce, FHCE, Montevideo.
2
Achugar, Hugo-Radakovich, Rosario-Rapetti,Sandra-Dominzain, Susana (2010) Cultura en situación de Pobreza (Resultados de una encuesta realizada a los habitantes de los asentamientos de Montevideo). FHCE, IMM, Mastergraf. Montevideo.
5 Luego en 2009 se realizó el Segundo Informe Nacional3 donde pudimos comprobar que los uruguayos seguíamos siendo críticos con nosotros mismos, al admitir nuevamente que tenemos dificultades para el cambio y que somos en extremo quejosos. También advertimos cambios, en especial, en las opiniones emitidas por mujeres, al reconocer que sí somos racistas y que “con la ‘garra charrúa” saldremos adelante”.
En este apartado nos proponemos profundizar en los imaginarios femeninos. Se trabajará en base al informe de 2009 a nivel nacional. En situaciones puntuales se cotejará con los resultados emergentes de la Encuesta de 2006 a la población que vive en asentamientos de Montevideo. El objetivo es conocer las transformaciones en los imaginarios femeninos y en qué medida estos cambios pueden ser entendidos no solo por sus condiciones socioeconómicas, educativas y/o generacionales sino de género.
Una esperanza de tod@s Las mujeres en Uruguay creen en el futuro del país. Y se confirma a partir de la encuesta realizada en 2009 donde el 79,8% a nivel nacional, manifestó su desacuerdo con que “Uruguay no tiene futuro”.
Gráfico 1 "El Uruguay no tiene futuro". Desacuerdo por sexo en % 100 90
82,7
79,8
80 70
60
61
60 Masculino
50
Femenino
40 30 20 10 0 Informe sobre asentamientos en Montevideo, 2006
3
Informe nacional, 2009
Dominzain, Susana – Rapetti, Sandra- Radakovich, Rosario. (2009) Imaginarios y consumo cultural. Segundo Informe Nacional sobre Consumo Cultural y Comportamiento Cultural. Uruguay 2009. MEC, FHCE, Centro Cultural España, Montevideo.
6 Ocho de cada diez hombres así lo manifestaron, siendo levemente menor en las mujeres.
Ambos sexos comparten la esperanza en el porvenir del país. No hay
diferencia por tramos de edad; de todas maneras es de señalar que a mayor edad, menor es la credibilidad en el futuro del país. En lo nacional son las jóvenes (16 a 29 años) que en un 81% sostienen que Uruguay sí tiene futuro y en el mismo porcentaje las edades intermedias (entre 30 y 60 años), mientras en las mayores de 60 años los porcentajes bajan levemente al 79%. A mayor nivel educativo, mayor es el desacuerdo con que “Uruguay no tiene futuro” y lo mismo se concluye en relación a los ingresos por hogar. A mayor ingreso crece la esperanza en relación al futuro del país.
La esperanza que se manifiesta por parte de hombres y mujeres a nivel nacional puede ser corroborada con los resultados obtenidos en el Informe de 2006 donde fue consultada la población que viven en asentamientos de Montevideo. Seis de cada diez hombres y de igual manera las mujeres, manifestaron estar de acuerdo en que Uruguay tiene futuro. La creencia en el futuro se confirma cuando se les preguntó “¿Cómo cree usted que estará dentro de cinco años: mejor, peor, igual?”. Siete de cada diez hombres y de igual forma las mujeres, opinaron que dentro de cinco años “estarían mejor”, y solo un 5,2% de los hombres y el 6,4% de las mujeres, opinaron que “estarían peor”. Existe una clara tendencia por parte de la población nacional a creer en el futuro del país.
Los uruguayos también opinamos que somos una sociedad quejosa y que nos cuesta cambiar. A la hora de dar opiniones nos mostramos autocríticos.
Gráfico 2 "Los uruguayos nos quejamos demasiado" Acuerdo por sexo en % 100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0
88 77,7
88,1 78,1
Masculino Femenino
Informe a nivel nacional, 2009
Informe sobre asentamientos de Montevideo, 2006
Siete de cada diez encuestados a nivel nacional manifestaron estar de acuerdo con que “los uruguayos nos quejamos demasiado” y seis de cada diez habitantes en
7 asentamientos de Montevideo, lo mismo. La crítica en reconocer que somos quejosos es más femenina que masculina. (Ver Gráfico 2).
Los tramos por edad no muestran diferencias, sin embargo en porcentajes levemente mayores son las mujeres más jóvenes que en un 82% así lo consideran. De igual forma sucede con el nivel educativo; no obstante son las mujeres de nivel secundario que muestran un porcentaje levemente mayor (80,7%). Las mujeres con mayores recursos económicos son quienes manifiestan un elevado acuerdo en que “los uruguayos nos quejamos demasiado”. Gráfico 3 "A los uruguayos nos cuesta cambiar" Acuerdo por sexo en % 100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0
90,5 83
84
90,6
Masculino Femenino
Informe Nacional,2009
Informe sobre asentamientos de Montevideo, 2006
La crítica aumenta cuando se trata del cambio. Como lo indica el Gráfico 3, las mujeres son levemente más críticas al señalar que “a los uruguayos nos cuesta cambiar”. Ante la misma pregunta los habitantes de los asentamientos que fueron consultados en el 2006 se mostraron más críticos al emitir sus opiniones. En mayoría, el 84% de los hombres y el 90,6% de las mujeres, consideró que nos cuesta cambiar.
En lo nacional, los porcentajes del acuerdo en que “a los uruguayos nos cuesta cambiar” son altos en todos los tramos de edad, no obstante son levemente más bajos en mujeres mayores de 60 años. A menor nivel educativo el acuerdo baja y se distancia en 10 puntos porcentuales con el nivel secundario y terciario. La variable educativa influye en esta opinión más definidamente que en las otras. Con respecto al nivel de ingresos la tendencia es que a mayores recursos económicos, mayor es el acuerdo con tal afirmación.
8 Parecería existir una especie de consenso entre los sexos al definirnos y percibirnos como una sociedad quejosa y con dificultades para cambiar. De todos modos la dificultad que mostramos para el cambio no invalida que a través de otras opiniones, los uruguayos estemos dando indicios de variación en nuestro imaginario. Este es el caso de que nos percibamos solidarios como sociedad. Si bien el acuerdo predomina en Montevideo (76%) y en el interior (80%), es comparativamente más bajo al manifestado en el Informe 2002 (83%).
Gráfico 4 A nivel nacional Acuerdo por sexo en % 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0
74,9
77,2 56,9 46,6
Masculino Femenino
Los uruguayos somos solidarios
Los uruguayos somos racistas
Como lo indica el Gráfico 4, en lo nacional la creencia de que los uruguayos somos solidarios es más femenina (77,2%) que masculina (74,9%). Todos los tramos de edad manifiestan estar de acuerdo en que somos solidarios, sin embargo quienes en mayor porcentaje lo declaran, conforman el 84,6% de las mujeres mayores de 60 años. Atendiendo que la variable que parece incidir en esta opinión es la educativa. Los mayores acuerdos (84%), se concentran en mujeres con menor capital educativo. Otro tanto sucede con los ingresos: a menores recursos económicos existe por parte de las mujeres una mayor convicción de que “los uruguayos somos solidarios”. En contraste a esta afirmación los sectores que poseen mayor nivel educativo, altos ingresos y pertenecen a los tramos de edad más jóvenes manifiestan un mayor desacuerdo con esta afirmación, lo que nos está advirtiendo de movimientos en el imaginario.
9
¿Mujeres críticas? Las mujeres muestran un mayor convencimiento en conductas de solidaridad a nivel nacional pero a la vez son más críticas que los hombres al sostener que “los uruguayos somos racistas” en un 56,9%. En los hombres las opiniones están divididas, el 46,6% está de acuerdo y el 46,9% en desacuerdo con esta afirmación. (Ver Gráfico 4).
Este dato es relevante al analizarlo por sexo ya que las mujeres parecen estar cambiando en referencia a lo que opinaban seis años atrás, cuando sostenían que no éramos racistas. Los uruguayos, y en particular las mujeres, ya no tenemos la misma y buena imagen que en el año 2002. Cuadro I A nivel nacional “Los uruguayos somos racistas” Solo el acuerdo de las mujeres en % Tramos de edad 16 - 29 años 30- 60 años
54,2 59,1
61 y + Nivel educativo Primaria
53,2
Secundaria Terciario Nivel de ingresos
57,7 62,2
48,9
6.000
52,7
6.001 – 15.000
53,6
15.001 y +
65,7
Por tramos de edad no se advierten diferencias significativas. En todas las edades predominó el acuerdo femenino de que somos racistas, siendo levemente mayor en las mujeres con edades intermedias que lo manifiestan en un 59,1%. El nivel educativo y de ingresos incide claramente en esta opinión, siendo las mujeres que tienen mayor capital educativo y económico que en mayor porcentaje lo afirman.
10 Gráfico 5 Montevideo - Interior "Los uruguayos somos racistas" Solo mujeres en % 100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0
66,8 44,1
44,4
Montevideo Interior
27,2 6 Acuerdo
Desacuerdo
11,5
NS/NC
Las diferencias entre Montevideo y el interior son evidentes. El 66,8% de las mujeres montevideanas está de acuerdo en que “somos racistas”, mientras en el interior las mujeres se muestran divididas ya que el 44,1% opina que sí somos racistas, mientras el 44, 4% está en desacuerdo. Es a señalar que el 11,5% de las mujeres no respondió o no quiso responder a la pregunta, lo cual podría estar indicando dudas o no tener posición tomada al respecto.
Gráfico 6
0 Está trabajando Está buscando trabajo No trabaja Es estudiante Ama de cas a Es jubilada/pensionista Hace trabajo voluntario
A nivel nacional ¿Usted está de acuerdo o en desacuerdo en que los uruguayos somos racistas? Solo mujeres en % 20 40 60 80 60,1
33,2
6,7 8,9 8,6
33,3
6,7
34,1
8 12 10
57,8 60,3
31,1 36,1
34,4 29,6
100
Acuerdo Desacuerdo
57,2
NS/NC
57,9 53,6 60,4
Por ocupación, las opiniones fueron coincidentes al mostrar en más de la mitad respectivamente, estar de acuerdo en que somos racistas.
Todo indica que las mujeres montevideanas, jóvenes, con mayores recursos económicos y nivel educativo alto, consideran que los “uruguayos somos racistas”. Esta opinión es transversal a la ocupación femenina.
11 Al parecer, el racismo se manifiesta en lo local, dado que al ser consultados los entrevistados, “si los uruguayos deberíamos abrir las puertas a personas de otros países”, más de las tres cuartas partes de la población nacional manifestó acuerdo.
Gráfico 7 ¿Usted está de acuerdo o en desacuerdo con que el Uruguay debería abrir sus puertas a gente de todos los países?
Acuerdo Desacuerdo NS/NC
M
on te vi d Ar eo t C an iga s C elon er ro es la r C go ol on D ur ia az n Fl o or e Fl s or La ida M vall al ej do a Pa nad ys o R and ío N ú eg r R o iv er R a oc ha Sa Sa l t n o Jo s Ta Sor é cu ian Tr ar o ei em nt a bó y Tr es
100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0
Los hombres y las mujeres opinaron en un 75%, estar de acuerdo en que "Uruguay debería abrir sus puertas a gente de todos los países". Y constituyen los sectores que poseen mayor capital educativo y de mayores ingresos. Los departamentos que menos expresan su acuerdo con esta afirmación son Salto y Cerro Largo, en contraste con Paysandú, que manifiesta el acuerdo mayor. Por lo tanto, el considerar que somos racistas, no respondería a una actitud xenófoba hacia el de afuera, el extranjero, sino al ámbito local. (Ver gráfico 7)
12 Gráfico 8 ¿Usted está de acuerdo o en descuerdo que con los impuestos que usted paga el Estado le dé dinero a los pobres? Solo mujeres en % 100 90 80 70 Montevideo
60 50,5 45,7
50
44,7
Interior 36,8
40 30 20
9,6
12,7
10 0 Acuerdo
Desacuerdo
NS/NC
Como lo indica el Gráfico 8, las opiniones de aceptación y de acuerdo cambian cuando nos referimos a la pobreza. Ante la pregunta formulada en 2009 a nivel nacional “¿Usted está de acuerdo o en desacuerdo que con los impuestos que paga el Estado le dé dinero a los pobres?”, el 51,8% del interior del país estuvo de acuerdo, mientras en Montevideo la población se mostró dividida: el 47,8% acuerda, el 43,2% no, y el 8,9% no responde. Gráfico 9 Acuerdo manifestado por sexo 100 90 80
72,7 66,6
70 60
51,7 47,8
50
El estado gaste dinero en los pobres Se gaste dinero públio en en el Plan Ceibal
40 30 20 10 0 Masculino
Femenino
A nivel nacional, los hombres muestran un mayor acuerdo (51,7%) que las mujres (47,8%) en que el Estado gaste dinero en los pobres. (Ver gráfico 9)
Son las mujeres jóvenes que en un 53,6% expresan un mayor acuerdo en relación a las edades intermedias (46%) y a las adultas mayores (47%). La variable socioeconómica parece ser definitiva en esta opinión; es así como las mujeres que declaran menores ingresos opinan afirmativamente en un 60 %, mientras las de mayores ingresos, con un 51% están en desacuerdo en que “el Estado dé dinero a los pobres”. En mujeres con nivel terciario prevalece el desacuerdo con esta afirmación en un 49,5%.
13
Cuadro II A nivel nacional ¿Está de acuerdo o en desacuerdo que el Estado dé dinero a los pobres? Solo mujeres por ocupación en % Acuerdo
Desacuerdo
NS/NC
Totales
Está trabajando
45,5
45,5
9
100
Está buscando trabajo
54,5
34,7
10,8
100
No trabaja
49,3
39
11,7
100
Es estudiante
41,9
42,6
15,5
100
Ama de casa
48,1
41,2
10,7
100
Es jubilada/pensionista
48
38,7
13,3
100
Hace trabajo voluntario
49,8
42,8
7,4
100
La ocupación parece incidir en esta opinión. Más de la mitad de las mujeres que está buscando trabajo hace acuerdo en que “el Estado dé dinero a los pobres”. Luego tenemos que un 49% que opina de igual forma, tanto aquellas mujeres que declararon “no trabajar” y las que “realizan trabajo voluntario”. Con lo cual se podría colegir que la ayuda a los pobres para algunas mujeres pasa por la propia necesidad de la que son portadoras, como ser la obtención de empleo, y en otras, un acto de solidaridad hacia el prójimo.
Cuando nos referimos a la educación, en particular al Plan Ceibal, los porcentajes de acuerdo en que “el Estado gaste dinero público en el Plan Ceibal”, son superiores a los recogidos en la pregunta referida a otorgar dinero a los pobres. Cuadro III A nivel nacional Acuerdo en que el Estado gaste dinero en el Plan Ceibal Solo mujeres en % Tramos de edad 16 - 29 años
67,9
30- 60 años
73,1
61 y +
53,8
Nivel educativo Primaria
49,9
Secundaria
69,8
Terciario
78,9
Nivel de ingresos 6.000
59,5
6.001 – 15.000
67,2
15.001 y +
78,2
Ocupación Está trabajando
72,8
14 Está buscando trabajo
70,8
No trabaja
62,3
Es estudiante
75
Ama de casa
67,3
Es jubilada/pensionista
53,3
Hace trabajo voluntario
70,2
Como lo indica el Gráfico 9, existe un mayor acuerdo masculino (72,7%), que femenino (66,6%).
Las mujeres de edades intermedias (entre 30 y 60 años) son las que muestran en un 73,1% el acuerdo más alto en relación a las más jóvenes que lo manifiestan en un 67,9% y las adultas mayores de 60 años, en un 53,8%. A mayores ingresos, se incrementa el acuerdo en que “el Estado gaste dinero público en el Plan Ceibal”. A mayor nivel educativo las mujeres muestran un mayor acuerdo con esta afirmación.
En términos generales prevalece el acuerdo ante ambas preguntas, lo que nos muestra solidarios pero a la vez con matices en relación al tema en cuestión. Los uruguayos nos mostramos más solidarios cuando se trata de la educación que de la pobreza. Las mujeres en particular exhiben opiniones cautelosas y las mismas están en relación con su nivel educativo y sus ingresos.
El esfuerzo es lo que vale Existen creencias y mitos arraigados en la sociedad uruguaya. Es el caso de que “la viveza criolla es útil” y que “con ‘la garra charrúa’ saldremos adelante”. De todas formas los últimos datos del Informe de 2009 muestran indicios de cambios a tener en cuenta. Gráfico 10 A nivel nacional ¿Uste d está de acue rdo o e n de sacue rdo en que la viveza cr iolla es útil? Por se xo en % 100 90 80 70
Masculino
60 50
45
41,7
46
Femenino
46,6
40 30 20
9
11,7
10 0 Acuerdo
Desacuerdo
NS/NC
15 Con respecto a la creencia de que la viveza criolla es útil el acuerdo es más masculino (45%) que femenino (41,7%). En ellas predomina el desacuerdo con esta afirmación. (Ver gráfico10)
Cuadro IV A nivel nacional ¿Usted está de acuerdo o en desacuerdo de que “la viveza criolla es útil”? Solo mujeres en % Acuerdo
Desacuerdo
NS/NC
16 - 29 años
50,2
33,9
15,9
30- 60 años
39,1
51,2
9,7
61 y más
39,7
46,8
13,4
48,5
33,6
17,9
Secundaria
43,2
45,1
11,7
Terciaria
30,7
63
6,3 17,4
Tramos de edad
Nivel educativo Primaria
Nivel de ingreso 6.000
51,3
31,3
6.001-15000
43,7
45,3
11
15.001 y +
35,3
59,2
5,5
Ocupación Esta trabajando
39,6
51,8
8,6
Está buscando trabajo
44,4
39,7
15,9
No trabaja
42
44,8
13,2
De acuerdo a lo que indica el cuadro IV son las mujeres más jóvenes, las que tienen nivel primario, las de menores ingresos y preferentemente las que están buscando trabajo, quienes manifiestan estar de acuerdo con que la viveza criolla es útil. Esto nos lleva a afirmar que es la condición socioeconómica y educativa lo que determina la opinión y nos plantea la duda de si realmente estamos ante una creencia o expresa una realidad que viven en el Uruguay importantes sectores.
El departamento que presenta el mayor porcentaje de acuerdo (75,4%.) es tacuarembó; lo siguen Durazno, Río Negro, Rocha y Soriano, en más del 60%; y los departamentos de Artigas, Florida, Maldonado, Salto y San José en más de un 50% respectivamente. El acuerdo prevalece en Lavalleja, pero no supera el 50%.
Montevideo es el departamento que en mayor porcentaje muestra su desacuerdo con que la “viveza criolla es útil”.
16 Cuadro V4 A nivel nacional ¿Ud. está de acuerdo/desacuerdo en que la viveza criolla es útil? Montevideo dividido en zonas en %
Acuerdo Desacuerdo NS/NC
Zona 1
Zona 2
Zona 3
31
36
46,8
63,2
58,5
41,7
5,8
5,5
11,5
Desagregado por zonas, Montevideo muestra contrastes. Es en la Zona 3 donde se ubican los habitantes de nivel socioeconómico bajo, prevalece el acuerdo en un 46,8% en que la viveza criolla es útil, mientras en la Zona 1 donde se concentran los mayores porcentajes de hogares con niveles de ingresos altos se da a la inversa y lo que predomina en un 63,2% es el desacuerdo con esta afirmación.
El departamento de Paysandú declara su acuerdo en un 50,9%; Canelones, otro tanto, pero con escaso margen de diferencia, y lo mismo sucede en Colonia y Flores. Por su parte, en Cerro Largo, Florida y Rivera, prevalece el acuerdo pero en porcentajes menores al resto. Estos tres departamentos son los que muestran un mayor porcentaje en: No Sabe/No Contesta.
Las mujeres, a nivel nacional, parecen otorgarle menor validez a esta creencia y quizás se explique, en que a diferencia de los hombres, son ellas las que en mayor porcentaje afirman que “con la 'garra charrúa' saldremos adelante”.
4
Al igual que en 2002, a efectos de agrupar y presentar resultados, se dividió el departamento de Montevideo en tres zonas: Zona 1, Zona 2 y Zona 3, con representatividad cada una de ellas de acuerdo a la muestra planteada. La Zona 1 se caracteriza por concentrar los mayores porcentajes de hogares con niveles de ingresos altos y personas con estudios terciarios. La zona 2 presenta situaciones intermedias y la 3 cuenta con los mayores porcentajes de hogares con ingresos bajos, así como los mayores porcentajes de personas con nivel de estudios de primaria o menos y menor porcentaje de personas con estudios terciarios.
17 Gráfico 11 ¿Usted cree que con la "garra charrúa" saldremos adelante? 0
20
40
60
80
100
39,6 Acuerdo 44,3
Masculino
53,7
Fem enino
Des acuerdo 43,9
6,7 NS/NC 11,8
Los hombres en un 53,7% manifiestan su desacuerdo, mientras en las mujeres predomina con el 44,3% el acuerdo en que “con la 'garra charrúa' saldremos adelante”. Se señala que casi un 12% de las mujeres no respondió a la pregunta.
Cuadro VI A nivel nacional Con la "garra charrúa" saldremos adelante Solo mujeres en % Tramos de edad 16 - 29 años
Acuerdo 43,9
Desacuerdo 40,1
NS/NC 16
30-60 años 60 y +
42,5 47,9
48,1 38
9,4 14,1
Nivel educativo Primaria
51,4
30,2
18,4
Secundaria
46,8
42,7
10,6
Terciario
31,4
60,5
8,1
Nivel de ingresos 6.000
51,7
32,6
15,7
6.001-15.000 15.001 y +
49,4 36,5
40,7 57,3
9,9 6,2
Ocupación Está trabajando Está buscando trabajo
41,1 48,8
50,1 38,7
8,8 12,5
No trabaja
52,2
37,6
9,6
Es estudiante
38,8
47,1
14,1
Ama de casa Es jubilada/pensionista
44,8 48
44,2 37
11 15
Hace trabajo voluntario
45,3
47
7,7
18 Como indica el cuadro VI, por tramos de edad se advierten diferencias, siendo las mujeres cuyas edades superan los 60 años que en mayor porcentaje consideran que “con la 'garra charrúa' saldremos adelante”, mientras que las edades intermedias (30- 60 años) muestran su descuerdo. También existen diferencias por nivel educativo, siendo las mujeres que poseen nivel primario y secundario que manifiestan su acuerdo en contraste con las mujeres que poseen nivel terciario y en un 60, 5% están en desacuerdo con esta afirmación.
A más bajos ingresos más se está de acuerdo en contrates con las mujeres que poseen mayores recursos y en un 57,3% expresan su desacuerdo. Por ocupación son las mujeres que están buscando trabajo, las que no trabajan, las jubiladas y amas de casa que muestran un mayor acuerdo, que con las “garra charrúa” saldremos adelante. Gráfico 12 A nivel nacional ¿Usted está de acuerdo o en desacuerdo que con la "garra charrúa" saldremos adelante? Solo mujeres en % 100 80 Montevideo 60 41,3
47,8
51,9 Interior 33,8
40
18,4 20
6,8
0 Acuerdo
Desacuerdo
NS/NC
Esta opinión recoge más porcentajes de acuerdo en el interior (47,8) que en Montevideo donde el 51,9% de las mujeres estuvo en desacuerdo con esta afirmación. De todos modos es a señalar que existe un 41,3% de mujeres capitalinas, que considera que “con la ‘garra charrúa’ saldremos adelante”.
19 Gráfico 13 A nivel nacional ¿Usted está de acuerdo/desacuerdo en que con la "garra charrúa" saldremos adelante? Por "estado civl" solo mujeres en % 100 90 80 70 60 50
49,2 40,4
47,2 41,8
Acuerdo
52
48,9
45,543
39,7
42,6 42,7
NS/NC
34,7
40
Desacuerdo
30 20
10,4
11
11,5
13,3
14,7
11,4
10 0 Casada
Separada
Divorciada
Viuda
Vive en unión libre
Soltera
El Gráfico 12 nos muestra la opinión de las mujeres conforme a su estado civil. Prevalece el acuerdo en casi todas las categorías. Asimismo, el mayor acuerdo se concentra en las mujeres que dicen estar separadas, divorciadas y viudas y en la mayoría de los casos pasan a cumplir el rol de jefa de hogar.
Los resultados obtenidos en las respuestas a nivel nacional nos llevan a asociarlos a los datos surgidos en el estudio realizado en 2006 sobre la población que vive en asentamientos de Montevideo. En ese informe se comprobó que para las mujeres, el salir adelante, pasaba por el esfuerzo personal, esa especie de garra que da fuerza. En ese momento se interpretó que esto podría explicarse por su condición de mujeres y pobres; sin embargo, el que a nivel nacional las mujeres uruguayas consideren que “con la ‘garra charrúa’ saldremos adelante”, confirma que el tema del esfuerzo no pasa solo por la condición socioeconómica, sino de género5.
5
Dominzain, Susana. (2009) Una nueva fotografía, en Dominzain, Susana – Rapetti, SandraRadakovich, Rosario. Imaginarios y consumo cultural. Segundo Informe Nacional sobre Consumo Cultural y Comportamiento Cultural. Uruguay 2009. MEC. CCE. Montevideo.
20 Gráfico 14 ¿Por qué cree usted que unos tienen mucho y otros poco? Pregunta formulada solo en los asentamientos de Montevideo, 2006 Por sexo en % 0
5
10
15
20 20,7
Desempeño, mérito propio, capacidad de trabajo y/o estudio
2,6
Destino
9,8
Oportunidades educativas y laborales
14 13,3
Discriminación, injusticia social, explotación, diferencias
Masculino
16,3
Femenino
6,2
3,2
Formas de desigualdad, mal reparto de la riqueza,trabajo, política
13,1
Corrupción:quienes roban, curran
23,1
6
Herencia f amiliar, condición social de orígen
21,2
6,7
3,2 5,4 4,6
Naturalización: siempre fue así
4,1 4,1
Suerte
9
NS/NC Otros
25
11
1 1,4
El tema del esfuerzo personal está muy presente en las mujeres uruguayas. Quizás eso explique que cuando en el informe de 2006 se le formuló a la población que vive en los asentamientos de Montevideo la pregunta: “¿Por qué cree usted que unos tienen mucho y otros poco?”,
las respuestas fueron dispares entre hombres y mujeres.
Ellas
respondieron que se debía al desempeño, méritos propios, capacidad de trabajo y/o estudio, a diferencia de los hombres que señalaron que resultaba consecuencia “de las formas de desigualdad, al mal reparto de la riqueza, al trabajo y a la política”. Solo el 13, 1% de las mujeres, lo asoció a un problema político, a una determinante económica y social.
Los contrates entre ambos sexos fueron notorios al considerar como causas de la desigualdad social diferentes aspectos. Para las mujeres el poder “tener más”, la posibilidad de ascender y salir adelante, está vinculada a su esfuerzo personal, a su formación laboral y educativa, mientras para los hombres es un tema político6 .
Lo referido, quizás explique que sean ellas quienes le otorgan mayor validez a la “garra charrúa”, en el entendido de que hacen suyo el mito que tiene orígenes futbolísticos y masculinos al asociarlo a lo femenino y al esfuerzo de superación a través del trabajo y el estudio. 6
Dominzain, Susana. (2010) Son mujeres, en Achugar, Hugo-Radakovich, Rosario-Rapetti,SandraDominzain, Susana .Cultura en situación de Pobreza (Resultados de una encuesta realizada a los habitantes de los asentamientos de Montevideo). FHCE, IMM. Mastergraf. Montevideo.
21
Gráfico 15
Gráfico 16
¿Qué le gustaría que su hijo fuese…? Pregunta formulada solo en el Informe 2006
¿Qué le gustaría que su hija fuese…? Pregunta formulada solo en el Informe 2006
(Se tom an las cate gorías que re cibieron m ayores m encione s)
Se tom an las categorías que re cibie ron m ayore s m enciones
Por sexo en %
50 45 40 35 30 25 20 15 10 5 0
43 38,4
17
Masculio
17
Femenino
Jugador de fúltol/deportista
100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0
54,3
Mas culino 53,9
Femenino
9,9
Doctora/prof esional
Doctor/profesional
9,1
Artista
Es plausible que por esa misma razón, a la hora de opinar sobre el futuro de sus hijos, en particular en asentamientos de Montevideo donde fue formulada la pregunta: “¿A usted les gustaría que su hijo fuese…?”, expresaron su deseo de que el varón fuera “jugador de fútbol/deportista” y en segundo lugar “doctor/profesional”. Mientras que para
el
futuro
de
sus
hijas,
ambos
sexos
coincidieron
en
que
fuese
“doctora/profesional” y en segundo lugar en porcentajes muy menores, “artista”. (Ver Gráficos 15 y 16)
La educación es en estos sectores relevante a la hora de apostar al futuro de los hijos y en particular se visualiza con nitidez en el caso femenino. Una explicación posible de esta evidente afirmación sugeriría que la formación curricular es vista como la única posibilidad de ascenso social,
de reconocimiento y prestigio, especialmente en la
descendencia femenina. 7
En términos generales podemos apreciar que la educación tiene relevancia para ambos sexos, sin embargo son ellas las que lo manifiestan como un componente ineludible de su quehacer cotidiano. La superación en las mujeres pasa por educarse y trabajar, especialmente las mujeres de estratos medios y bajos y es más visible en las mujeres del interior que en Montevideo.
7
Dominzain, Susana. (2010) Ibid.
22
Mujer y tecnología La aparición del Plan Ceibal ha supuesto para la sociedad uruguaya importantes cambios al incorporar nuevas prácticas y hábitos culturales no solo a sus destinatarios, los niños y jóvenes, sino a la sociedad que en su conjunto está, directa o indirectamente, involucrada en este proceso de transformaciones. ¿Qué opiniones nos merecen a los uruguayos estos cambios? En el intento de aproximar opiniones, se formuló en el Informe Nacional 2009 una serie de preguntas acerca del Plan Ceibal, cuyas conclusiones apuntan a que a pesar de reconocernos con dificultades para los cambios, los uruguayos somos receptivos a los mismos al mostrar una alta aceptación hacia dicho Plan. Gráfico 17
A nivel nacional ¿Usted está de acuerdo/desacuerdo en que el Plan Ceibal.. Por sexo en % . 100 90
94 87
90
83,4
80 70 60
Masculino
50
Femenino 35,5 35
40 30 20
11,5 12
10,9
13,8
10 0 Mejora el futuro de los niños
Lo pone en contacto con el m undo
Le hace perder No cam bia nada tiem po
Lo pone en contacto con información perjudicial
Ambos sexos señalaron en importantes porcentajes las ventajas de este Plan en relación “al futuro de los niños” y de que "los pone en contacto con el mundo". Solo uno de cada diez hombres y de igual manera las mujeres opinaron que el uso de la computadora otorgada por el Plan Ceibal, "le hace perder tiempo" y en menor porcentaje que "no le cambia nada a la vida" del niño. No obstante, los porcentajes aumentan en relación al acceso del niño a información perjudicial. Tres de cada diez hombres y de igual manera las mujeres estuvieron de acuerdo con esta afirmación. En términos general existe por parte de la población uruguaya una alta aceptación hacia el Plan Ceibal. De todos modos cabe preguntarse qué perfil tienen las mujeres que sí consideran que el Plan pone en contacto al niño con información perjudicial.
23 Cuadro VI A nivel nacional Acuerdo/desacuerdo con que el Plan Ceibal pone en contacto con información perjudicial Solo mujeres en % Tramos de edad 16 - 29 años
Acuerdo 42,3
Desacuerdo 48,2
NS/NC 9,5
30 - 60 años
32,7
51,7
15,6
60 y + Nivel educativo
35,1
40,6
24,3
Primaria Secundaria
39 36,3
39,5 49,1
21,5 14,6
Terciario Nivel de ingresos
31,1
53,2
15,7
6.000 6.001 – 15.000
39,1 38,9
44 46,4
16,9 14,7
15.001 y +
30,3
57,5
12,2
Como lo indica el cuadro IV, por tramos de edad son las mujeres más jóvenes que en un 42,3% entienden que el Plan pone al niño en contacto con información perjudicial, las de menor formación educativa (39%) y las mujeres de menores ingresos (39,1%). Cabe señalar que la variable que más incidencia parecería tener en esta opinión es la educativa donde el acuerdo y el desacuerdo resultan casi iguales.
De todos modos cabe señalar que tanto hombres como mujeres tienen una postura crítica
y
cautelosa referente a
lo
perjudicial
que puede resultar el Plan
Ceibal. Posiblemente sea debido a la falta de información o a una actitud preventiva ante lo desconocido. En el caso de las mujeres las opiniones vertidas en relación al Plan Ceibal siempre son en porcentajes levemente menores que los hombres y quizás una de las explicaciones pueda ser el menor uso que ellas hacen de Internet.
24 Gráfico 18 A nivel nacional ¿Usted usa Internet? 100 90 80 70 60 50 40 30 20
69 2002 38,8
33,9 11
9
10 0
13
Casi todos los Una o dos veces días por semana
7
9
4
Alguna vez al mes
2009
5,3
Casi nunca
Nunca
Al tomar en cuenta los datos surgidos del Primer Informe Nacional realizado en el año 2002 y compararlos con el Informe 2009, pudimos observar que el uso de Internet ha aumentado significativamente en el país. En especial el uso diario que se ha triplicado, de 11% pasó a ser del 33,9%. Se duplicó semanalmente: de 9% pasó a 13% y aumentó levemente su uso mensual de 7% a 9%. Esto determina que el porcentaje de no usuarios baje en un 30%.
No obstante, cuando desagregamos los datos por sexo, siguen siendo las mujeres las que menos utilizan Internet, como se verá más adelante.
Cultura ecológica y patrimonial ¿Qué opinan las mujeres sobre nuestras playas en términos patrimoniales? ¿Cuál es su parecer respecto a la preservación de los bañados de Rocha? ¿Qué opinión les merece nuestro patrimonio cultural?
Gráfico 19 A nivel nacional Acuerdo manifestado por sexo 100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0
84,1
84,3 64,9
43,1
66,4
48,1
Masculino Femenino
El principal patrimonio de Uruguay son las playas
Lo bañados de Rocha deben ser preservados a toda costa
Las grandes obras de ingeniería y arquitectura en Uruguay no son valorizadas
25
Los uruguayos nos mostramos sensibles y reconocedores de nuestro patrimonio natural. Especialmente los bañados de Rocha y su preservación reciben mayorías porcentuales. Parecería existir una opinión de consenso al respecto y se está expresando una conciencia ecológica en relación a nuestro patrimonio natural. No hay diferencia por tramos de edad, nivel educativo, nivel de ingresos, y en ambos sexos hay coincidencia.
De otra forma se observa en relación a que “el principal patrimonio de Uruguay son las playas”. Aquí la población muestra bajos porcentajes de acuerdo. Es evidente que los uruguayos no consideramos a las playas nuestro principal patrimonio. El desacuerdo con esta afirmación es mayor en Montevideo que en el interior. En lo nacional, es la población de menores ingresos la que así lo entiende, junto a mayores de 60 años. A menor nivel educativo, mayor acuerdo en que “el principal patrimonio de Uruguay son las playas”, y sucede a la inversa con los que poseen mayor capital educativo, entre quienes aumenta el desacuerdo con esta afirmación. El acuerdo es preferentemente femenino, y el desacuerdo con esta afirmación es masculino.
Con respecto a que las obras de ingeniería y arquitectura en Uruguay no son valorizadas, existe un mayor acuerdo femenino que masculino, si bien ambos sexos tienen una posición por la afirmativa. Así lo muestran los jóvenes, y a mayor nivel educativo y de ingresos aumenta el acuerdo con esta afirmación.
En búsqueda de conocer la opinión de los uruguayos sobre la cuerda de tambores, se formularon una serie de frases, a fin de que los entrevistados tuvieran una amplitud de posibilidades a sus respuestas.
26
Gráfico 20 A nivel nacional Indique la frase en que esté de acuerdo o en desacuerdo con respecto a la cuerda de tambores Acuerdo por sexo en %
0
20
No sé lo que son la cuerda de tambores
40
60
100
22,6 22,6
Me gusta escuchar la cuerda de tambores
71,3 71,3
He participado en cuerda de tambores
Masculiono Femenino
14,1 10
Ne molesta pero la tolera a la cuerda de tambores Deberían prohibir la cuerda de tambores
80
15,9 17,1 2 3,7
Me son indif erente la cuerda de tambores
24,3 22,6
Por sexo el acuerdo y el desacuerdo en relación a la cuerda de tambores se muestran relativamente parejos. Casi la cuarta parte de ambos sexos reconoce no saber lo que son. A siete de cada diez hombres y de igual forma las mujeres les gustan escuchar a la cuerda de tambores. Las mujeres (10%) han participado menos que los varones (14%) y son ellas (17,1%) que se muestran menos tolerantes en relación a los hombres (15,9%), y las que en un 3,7% entienden que se deberían prohibir, mientras en los hombres es el 2% que así opina. La indiferencia hacia esta expresión cultural es mayor en los hombres (24,3%) que en las mujeres (22,6%). Ver gráfico 20.
Cuadro VII A nivel nacional Señale su acuerdo/desacuerdo con las siguientes frases; la cuerda de tambores: Acuerdo Solo mujeres en % No sé lo que son
Me gusta escucharlas
He Me molestan pero las participado tolero
26,8
70,9
14,2
Deberían prohibirlas
Me son indiferentes
15,4
1,4
22
Tramos de edad 16 -29 30- 60
20
72
8,7
17,6
3,3
24,2
61 y más Nivel educativo
23,7
68,3
8,6
17,5
6,2
20,2
Primaria
27,7
63,9
8,4
21,1
6,7
24,5
Secundaria
22,7
73
10
15,1
2,1
20,9
Terciaria Nivel de ingreso
17,3
73,8
11
16,6
3,6
23,9
6.000 6.001 15.000
28
64,8
9
19
6
23,5
20,7
75,5
9,4
16,9
3,8
21
15.001 y +
22,2
74,9
12,7
18,1
3,3
24,6
27
Como lo indica el cuadro VII, más de una cuarta parte de las mujeres jóvenes no saben lo que es la cuerda de tambores, las de nivel educativo bajo y de ingresos menores.
A siete de cada diez mujeres jóvenes, de nivel educativo terciario y de ingresos medios y altos les gusta escucharlas.
Son las mujeres jóvenes de nivel educativo secundario y terciario y de ingresos altos que más han participado.
A mayor edad mayor es el acuerdo en que se tolera la cuerda tambores.
Y es
relativamente superior el acuerdo en las que tienen primaria e ingresos bajos.
Las mujeres que superan los 60 años son las que muestran un mayor acuerdo en que deberían prohibirlas. A menor nivel educativo este acuerdo aumenta de igual forma en relación a los bajos ingresos.
La cuerda de tambores tiene una larga historia en el país. Nos remite al pasado y en su etapa fundacional se vincula a los sectores populares. Sin embargo, con el correr del tiempo se ha ido ampliando la franja receptiva, siendo en la actualidad, el público de mayor capital cultural y económico que la prefiere y participa en ella.
Conclusiones De acuerdo a lo que hemos venido analizando en el presente informe, el imaginario uruguayo se va transformando y esto se aprecia particularmente en las mujeres que se muestran más críticas al reconocer que somos una sociedad quejosa a la que le cuesta cambiar, que no somos tan solidarios como es nuestra creencia y que somos racistas. Son ellas también las que menos utilidad le conceden a la “viveza criolla” y son las que piensan que “con la ‘garra charrúa’ saldremos adelante”. Asimismo, la población femenina se muestra receptiva y a la vez cautelosa a los cambios tecnológicos y reconoce la importancia del patrimonio natural y cultural.
28
Sin embargo, estos cambios no solo dan indicios de transformaciones en el imaginario femenino sino también dentro del colectivo de las propias mujeres. Es así como a lo largo del informe hemos podido detectar dos grupos que a través de sus opiniones dan a conocer una manera de percibir la sociedad y a sí mismas de manera diferente. Por un lado, las mujeres montevideanas, con mayor nivel educativo y altos ingresos muestran un mayor convencimiento de que somos racistas. Lo cual plantea un escenario complejo donde da a conocer una imagen no tan benévola y aceptable de nosotros mismos.
Por otro lado, existe otro grupo de mujeres preferentemente del interior del país, de nivel educativo primario y secundario e ingreso medios y bajos que reconoce que su ascenso o superación pasa por el esfuerzo personal. Se combinan dos aspectos en torno a la “garra charrúa”: la apropiación por parte de las mujeres de un mito que hasta ahora era futbolístico y masculino y pasa a tener connotaciones femeninas al ser expresión para ellas del esfuerzo de superación personal. Y abre la posibilidad de un nuevo abordaje y análisis de los imaginarios desde la perspectiva de género, en el reconocimiento de que “todo, a las mujeres, les cuesta más”. Nuevas miradas se instalan y permiten percibir a los imaginarios como una construcción colectiva de creencias y mitos pero donde los sujetos no pierden su especificidad al otorgarle diferentes sentidos.
Lo cierto es que racismo y esfuerzo personal están presentes en la sociedad uruguaya, en particular en la mirada de sus mujeres. Sin embargo, cabe tener en cuenta, que en la medida que un colectivo se reconoce con creencias erróneas, como pueden serlo el racismo, y que sean ellas las que reconocen que pueden avanzar solo en base a su esfuerzo, otorga mayores posibilidades de verse a sí mismas insertas en una sociedad donde sus opiniones modifican las creencias existentes y ponen en cuestionamiento otras.
Lo cual aleja la negación en pos de una apertura en comportamientos y actitudes que se transforman. Al mismo tiempo, estos cambios conducen a pensar que si en los últimos tiempos los uruguayos hemos tomado conciencia de realidades que nos han hecho repensar nuestras posiciones, y mantenemos la actitud crítica que planteábamos al principio, ya hemos logrado abrirnos a la coyuntura posible de avanzar en espacios de
29 autenticidad y no tan apegados a lo políticamente correcto. Todo indica que los imaginarios en Uruguay, ofrecen transformaciones, que existen nuevos valores y parámetros de valoración sobre nosotros mismos, y que a través de nuestras opiniones, estamos mostrando mayor sensibilidad, al tiempo que un perfil más autocrítico8, en particular, las mujeres.
8
30
SEGUNDA PARTE Cultura femenina: ¿cuántas, quiénes y cuáles medios?
31 Cultura femenina: ¿cuántas, quiénes y cuáles medios?
A partir de los ´90 se ha producido una explosión en el estudio cuanti-cualitativo del consumo cultural en América Latina. En Uruguay, en respuesta al vacío existente y a la demanda de conocimiento, surge el Observatorio Universitario de Políticas Culturales en el año 2002, cuyo objetivo general es la creación de un sistema de información dirigido a organismos públicos y privados, así como también a gestores, empresarios, artistas y medios de comunicación. De esta manera se logra contar con información confiable de cómo, cuándo, dónde y qué consumimos culturalmente los uruguayos.
En esta oportunidad y a partir de lo expuesto en el 2do. Informe Nacional de 2009, el Observatorio se propone centrar su atención en el tipo de consumo de las mujeres uruguayas. El objetivo es dar a conocer sus prácticas culturales, qué es lo que les gusta, dónde y cómo consumen. Darán también lugar a análisis, las razones que expliquen el no consumo femenino en determinadas áreas. En situaciones puntuales se cotejará con los resultados emergentes de la Encuesta de 2006 a la población que vive en asentamientos de Montevideo.
1. Paseos culturales Los paseos culturales forman parte de nuestro consumo y a la hora de elegir qué hacer y dónde ir, las ofertas, en este sentido, están disponibles, pero no todas las mujeres acceden a las mismas. Gráfico 1
Gráfico 2 Asistencia en el último año al teatro en asentamientos de Montevideo por sexo en %
A nivel nacional. Asistencia al teatro en el último año. Por sexo en % 100 90 80
67,3
70
59,7
60
Masculino
50 40
39,4
Femenino
32,6
30 20 10
0,1
0,9
0 Si
No
NS/NC
100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0
42
45,2
51,8 48,4
Femenino
6,4
6,2
Si
Hace años que no voy
Masculino
Nunca fui
32
La asistencia al teatro es una práctica femenina pero desigual en las mujeres uruguayas. En lo nacional y en los asentamientos de Montevideo las mujeres van más al teatro que los hombres, aunque la frecuencia en concurrir es definitivamente distante y desigual. Más de un tercio de la asistencia femenina al teatro es nacional, mientras en los asentamientos asiste tan solo un 6,4%. Lo que prevalece, es que el 45,2% manifiesta que “hace años que no va” y con el mismo porcentaje ellas declaran no haber ido nunca al teatro.
En los asentamientos de Montevideo la asistencia al teatro es una práctica del pasado en hombres como en mujeres. Las razones que ellas dan para explicar su no asistencia fueron: la “falta de interés” (36%) y que “las entradas son caras” (25,6%); mientras la mitad de los hombres argumenta que no va por “falta de interés”. Este consumo es uno de los más deprimidos que muestran hombres y mujeres en asentamientos de Montevideo comparado con los porcentajes nacionales.
Gráfico 3 A nivel nacional Motivo por e l cual no asiste o no va más al teatro Solo mujeres e n % 50 45 40
37,9
35 30 25
27,4 23,2
16 -30 años
19,2
20
16,7 14
15
16,4
19,8 16,8
60 y más 10,2
7,5
10
39 - 59 años 13,4
12,9 10,8
11,2
7,57,2 4,94,3
5
1,61,9
5,6 5,5 4,1
0 No tengo tiempo
No me interesa
P refiero hacer o tra co sa
Las entradas so n caras
No me gusta
M e queda No es para lejo s gent e co mo yo
NS/NC
En lo nacional, las jóvenes (16 a 29 años) son las que argumentan que no asisten o no van más, porque “no tienen tiempo” (27,4%), y en segundo lugar dan a conocer razones que básicamente muestran “falta de interés” en esta expresión cultural. Las mujeres de edades intermedias fundamentan no ir por “la falta de tiempo” y las mayores de 60 años que en porcentajes similares manifiestan “la falta de tiempo” y que “las entradas son caras”.
33 Gráfico 4
Montevideo - Interior Asistencia al teatro, solo mujeres en % 100 90
80,6
80 70 53,5
60
Montevideo
46,2
50
Interior
40 30
19,3
20 10
0,1
0,3
0 Si
No
NS/NC
La asistencia al teatro es una práctica cultural más montevideana que del interior del país. Ocho de cada diez mujeres que viven en Montevideo han ido al teatro, mientras en el interior son cinco de cada diez. (Ver gráfico 4)
Cuadro I A nivel nacional Asistencia al teatro solo mujeres en %
Tramos de edad 16 -29 años
65,2
30- 60 años
68,7
61 y +
69,3
Nivel educativo Primaria
46,7
Secundaria
68,9
Terciario
90,9
Nivel de ingresos 6.000
45,1
6.001 – 15.000
67,7
15.001 y +
91,9
En las mujeres la asistencia por tramos de edad no muestra mayores diferencias, lo que sí se verifica es que a mayor edad se concurre más al teatro. El nivel educativo y de ingresos incide en este consumo; es así como a mayor capital cultural y de recursos económicos, se incluye más esta salida cultural.
34 Gráfico 5
Gráfico 6
A nivel nacional, asistencia a espectáculos de danza Por sexo en %
Asistencia a espectáculos de danza en el último año en asentamientos de Montevideo por sexo en %
70
50
58,6
55,2
60
60
50,7
50
44,4
41,8
41,5
40
40
Si
30
No
33,2 32,4
Femenino
16,5
20
20
Masculino
25,5
30
10
10
0
0
Si asistí
Masculino
Femenino
Hace años que no voy
Nunca fui
En lo nacional siguen siendo las mujeres (58,6%) quienes asisten más que los hombres (44,4%) a ver espectáculos de danza, mientras en los asentamientos de Montevideo se da a la inversa, son los hombres (25,5%) que asisten más que las mujeres (16,5%).
Más de la mitad de las mujeres en asentamientos de Montevideo y el 42,5% de los hombres, declara no haber ido nunca a un espectáculo de danza. Las mujeres han ido levemente menos en el pasado (32,4%) que los hombres (33,2%). Este consumo, si bien es superior al que estos habitantes muestran en relación al teatro, sigue siendo significativamente bajo con respecto a los porcentajes nacionales.
Gráfico 7 A nivel nacional Asistencia a ver espectáculos de danza Solo mujeres en % 50 45 40 34,7 35 31 30 23,7 22,1 22 25 18,5 20 16,3 16,3 14,6 13,9 15 11,1 10,7 8,8 7,9 10 4,5 5 0 No tengo tiempo
No me interesa
Prefiero Las hacer otra entradas cosa son caras
No me gusta
16 -30 años 39 - 59 años 60 y más 7,9 3,4 4
8,1
8,1 5,44,7
1,11,2
Me queda No es para lejos gente como yo
NS/NC
En lo nacional, las mujeres más jóvenes explicitan mayor desinterés por este tipo de consumo en relación a lo detectado en la no asistencia al teatro. El 45,1% manifestó, "no me interesa y prefiero hacer otra cosa", a diferencia de las mujeres de edades intermedias que en un 34,7% declara no ir por "falta de tiempo" y en segundo lugar, por
35 "falta de interés". Para las mayores de 60 años las razones son la “falta de tiempo”, el desinterés y son las que en mayor porcentaje declaran que "las entradas son caras". Gráfico 8 Montevideo - Interior Asistencia a ver espectáculos de danza Solo mujeres en % 100 90 80 70
61,2 55,1
60 50
Montevideo
44,5 38,6
40
Interior
30 20 10
0,2
0,4
0 Si
No
NS/NC
La asistencia a ver espectáculos de danza es mayor en Montevideo que en el interior, sin embargo, los porcentajes de asistencia se muestran más equitativos territorialmente pero a la vez más bajos, en relación a la asistencia al teatro.
Cuadro II A nivel nacional Asistencia a ver espectáculos de danza Solo mujeres en % Tramos de edad 16 -29 años
54
30- 60 años
59,1
61 y +
60,5
Nivel educativo Primaria
43
Secundaria
59,8
Terciario
72,9
Nivel de ingresos 6.000
46,2
6.001-15.000
59,1
15.001 y +
72,4
Por tramos de edad las diferencias se aprecian en las edades intermedias y mayores a 60 años que muestran una mayor asistencia. Las de de nivel terciario e ingresos altos. La concurrencia a ver espectáculos de danza muestra recogidos en la asistencia al teatro.
menores contrastes que los
36 Grafico 9 A nivel nacional. Asistencia a la ópera en el último año Solo mujeres en % 100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0
79 75,8
Masculino Femenino
2,1
8,4 4,7
2
Muchas veces
Dos o tres veces
10,1
16,2 0,4 1,3
Un sola vez
Ninguna
NS/NC
Hombres y mujeres parecen mostrar comportamientos similares en la asistencia a ver espectáculos de ópera, lo que varía es la frecuencia con la que asisten. Dos de cada diez hombres y de igual forma las mujeres han ido "muchas veces". El 8,4% de los hombres afirma que “dos o tres veces”, mientras que en las mujeres esta asistencia es menor (4,7%).
No obstante, las mujeres compensan su concurrencia al aumentar sus porcentajes en haber ido a ver ópera "solo una vez" (16,2%), y los hombres el 10,1%. Los hombres han ido menos a ver este tipo de espectáculos. Es así como el 79% de los hombres y el 75,8% de las mujeres declaran no haber ido a ninguna función de ópera en el último año. Cuadro III Asistencia a espectáculos de ópera en el último año. Solo mujeres en % Muchas veces
Dos o tres veces
Una vez
Ninguna
16-29 años
0
8,4
19,9
71,8
30-60 años
3,1
3,4
18,4
73,7
61 y más
1,2
5,5
13,3
78,5
Tramos de edad
Nivel educativo Primario
0
0
5,2
93,3
Secundario
1,2
7,9
16,8
72,7
Terciario
3,5
2,7
18,9
74,5
Nivel de ingresos 6.000
0
0
11,7
88,3
6.001 – 15.000
1,2
0,9
13,2
84,7
15.001 y +
2,5
2,7
17,5
71,1
37 El perfil de las mujeres que han asistido a espectáculos de ópera es el siguiente: mayor asistencia en las más jóvenes y con mayor frecuencia, comparado con el resto de los tramos de edades, y aquellas que poseen nivel educativo secundario y las que manifiestan tener mayores ingresos.
Gráfico 10
50 45 40 35 30 25 20 15 10 5 0
A nivel nacional Motvos por los cuales no asiste o no va más a la óprea. Solo mujeres en % 37,6 39,2 30,8 25
Masculino 10,19,3 5,5 5,5
No tengo tiempo
No me interesa
Femenino
11,1 7,1 2,8 3,4
Prefiero Las hacer otra entradas cosa son caras
No me gusta
3,4 3
Me queda No es para lejos gente como yo
2,7 3,5 NS/NC
Las razones que predominan para no ir a este tipo de espectáculo son "no me gusta" y "no me interesa". Sumados estos resultados superan el 60% en hombres y el 50% en mujeres. La falta de tiempo es argumentada solo por el 10,1% en hombres y el 9,3% en las mujeres.
2. Las mujeres y el uso del tiempo libre
El tiempo libre es una construcción cuyo sentido varía según la persona. Es un concepto polisémico y diverso. En general, será una combinación de significaciones que varía según las circunstancias. Para algunos este tiempo es diversión y para otros es descanso. ¿Cuál es el uso del tiempo libre en los uruguayos? ¿Qué hacen las mujeres a diferencia de los hombres? Gráfico 9
38
A nivel nacional Uso del Tiempo Libre 0
10
20
30
40
26
34,3 33,6 34,8
Escuchando radio
52,8 55,5
M irando TV
15,8
Leyendo
Pint ando/haciendo art esaní as Tejiendo/ crochet /cosiendo/ bordando A siste a la iglesia
Concurre a bailes/ boliches/pubs
2,1 3,7
Masculino Femenino
0,1
8,1 2,5
5,9 20
2,2
4,5
4,1
NS/ NC
8,5
1,8 1,8
Ot ros No hace nada
23,7
3,5 5
En un club social/ deportivo/ centro comunitario/ org.social Realiza t rabajo volunt ario en orgs. Sociales, culturales,et c.
20,9
1,9 2,4
Paseos al aire libre/ plazas/shopping Cine teat ro
60
47,6 47,9
Reunión con f amilia Reunión con amigos
Jugando cartas/ dominó/ bochas
50
15
23
4,5 3,5 22,1 21,5
A nivel nacional más de la mitad de los hombres y las mujeres “miran televisión” en su tiempo libre, y en segundo lugar se reúnen con la familia. Ellos “se reúnen más con amigos” que ellas, y en porcentajes casi similares hombres y mujeres “escuchan radio”. Los “paseos al aire libre” son mencionados más por las mujeres que por los hombres. De igual forma sucede con la lectura siendo mayor en ellas (20,9%) que en ellos (15,8%). Luego el 8% de las mujeres manifestó realizar “labores” (tejer, bordar, coser), el 5,9% “asistió a la iglesia” y el 5% dijo ir al teatro y/o cine. Los hombres hacen un mayor uso de su tiempo libre asistiendo a clubes sociales y/o deportivos.
Es de señalar que casi un cuarto de los hombres adujo realizar otras actividades en el tiempo libre y lo mismo el 15% de las mujeres, mientras casi la cuarta parte de ambos sexos, no respondió o no quiso responder a la pregunta.
Para conocer el perfil de las mujeres que mencionaron las categorías con los mayores porcentajes, hacemos referencia al cuadro III, donde se constata que:
39 Cuadro III
A nivel nacional Uso del tiempo libre Solo mujeres en % Reunión con la familia
Reunión con amigos
Escuchando radio
Mirando TV
Leyendo
Paseos al aire libre
Tramos de edad 16-29 años
51,8
48,5
37,1
56,9
12,2
25
30-60 años
50,1
22,2
30,5
54
24,1
26,8
61 y más Nivel educativo
41
15,8
41
57,2
21,8
16,9
Primaria
45,5
14,2
46,6
62
9,7
13,6
Secundaria
49,7
24,6
35,3
59,5
19,8
25,9
Terciaria Nivel de ingresos
46,9
42
20,9
40,2
35,5
30,3
6.000
45,8
20,3
48,5
65,3
12,8
19,4
6.001-15.000
47,4
24,6
38,1
61,5
21,1
22
15.001 y +
53,8
32,4
23,5
45,4
27,9
30,7
La reunión con la familia es mencionada por las mujeres de edades más jóvenes. A mayor edad disminuye este uso del tiempo libre. El nivel educativo se mantiene relativamente parejo, siendo las mujeres que poseen educación secundaria que manifiestan porcentajes levemente mayores. El nivel de ingresos incide y son más de la mitad de las mujeres de ingresos altos que hacen referencia a esta categoría en el uso de tiempo libre.
La reunión con amigos es una práctica de las mujeres más jóvenes, de nivel educativo secundario y mayor ingreso. Escuchar radio es preferentemente mencionado por las mujeres mayores de 60 años, de menor nivel educativo y menores ingresos.
Mirar televisión parece ser una práctica de todas las edades. No obstante, las mujeres que poseen nivel educativo alto y que cuentan con mayores recursos económicos miran menos televisión en su tiempo libre. Quienes más leen son las mujeres de edad intermedia, con mayor capital educativo y mayores ingresos. Con respecto a los paseos al aire libre son las mujeres de edad intermedia y las más jóvenes, de nivel educativo alto y de mayores ingresos que así lo manifiestan.
40 Los resultados obtenidos en las respuestas a nivel nacional nos llevan a asociarlos a los datos surgidos en el estudio realizado en 2006 sobre la población que vive en asentamientos de Montevideo. En ese informe se comprobó que para esta población el uso del tiempo libre se concentraba en “reunirse con la familia” y en segundo lugar, “mirar televisión”. En tercer lugar, hombres y mujeres “escuchan radio”. La lectura fue mencionada pero en porcentajes poco significativos. Las mujeres señalaron en un 3,2% que leen en su tiempo libre y en el mismo porcentaje declararon asistir a la iglesia y pasear al aire libre. De lo que se desprende que estas mujeres tienen un uso acotado, privado y doméstico de su tiempo libre.
En el 2009 se comprobó que en lo nacional las mujeres hacían uso de su tiempo libre de manera diversa. Sin embargo, es de hacer notar que donde se concentra el mayor uso no es en las actividades culturales sino en el ámbito de lo privado y familiar. Si bien es cierto que a nivel nacional las mujeres eligen un mayor uso del tiempo libre en términos culturales, no deja de ser complementario y secundario. Predomina a nivel nacional, un uso doméstico que se remite a que más del 50% de ambos sexos mira televisión y cuatro de cada diez hombres y de igual manera las mujeres, se reúnen con la familia. (Ver Gráfico 9)
3. Recursos culturales femeninos
Las mujeres tienen un rol muy importante a la hora de trasmitir a las nuevas generaciones pautas culturales y apreciaciones artísticas. Entre las clásicas tareas de reproducción social, las mujeres son objeto de un fuerte énfasis en la adquisición de saberes y recursos culturales -valorados por sus familias y grupos sociales como parte de su formación a lo largo de sus vidas- para que luego éstos sean trasladados a los hijos y nietos.
Claro que no sólo la familia interviene en el proceso de reproducción social. También la educación proporciona herramientas para la vida cultural y para la apreciación artística. Educación que se transforma –por cierto- en uno de los más valiosos símbolos de distinción cultural.
41 Los recursos culturales dan cuenta de un conjunto de disposiciones y pautas culturales internalizadas en nuestro comportamiento, fruto de un largo proceso de socialización en la vida temprana de las personas. Esta serie de recursos nos prepara para la vida cultural y nos proporciona una forma de entender el mundo y apreciar el arte.
Entre las distintas disposiciones que pueden considerarse “recursos” culturales puede distinguirse: el aprendizaje artístico e incorporación de idiomas; las posesiones artísticas tales como obras de arte original o reproducciones, la posesión de libros y de instrumentos musicales, así como por último el logro de las titulaciones educativas.
Entre las apreciaciones y las posesiones
La posesión de obras de arte originales es un privilegio a la que pocos uruguayos acceden. En la distribución por sexos resulta que apenas una de diez mujeres y una sexta parte de los varones posee en su hogar pinturas y esculturas originales.
Entre aquellos que tienen efectivamente obras de arte original en sus hogares la distribución revela una mayoría masculina. Las estadísticas muestran que el 57% de los poseedores de obras de arte originales en el país son varones y el 43% mujeres.
Gráfico 10
Claro que la posesión de obras de arte esta mediada por la posesión de recursos económicos suficientes. El nivel de ingresos es determinante a la hora de contar con una
42 obra de arte original entre las mujeres. Mientras apenas el 5% de aquellas mujeres con ingresos inferiores a quince mil pesos uruguayos mensuales tienen obras de arte originales en sus hogares, la proporción se multiplica varias veces, alcanzando prácticamente al veinte por ciento (19,5%) entre aquellas que superan esa cifra de ingresos al mes. Gráfico 11
Otras posesiones culturales-artísticas valoradas son los instrumentos musicales. La distribución por sexos de la tenencia de un instrumento musical en el hogar es prácticamente equitativa -50,7% varones, 49,3% mujeres-. Pero los datos revelan otros sesgos entre los sexos relacionados a la posesión de instrumentos musicales.
El nivel de estudios y de ingresos revela disparidades entre varones y mujeres para contar con instrumentos musicales. Claramente, las mujeres que cuentan con instrumentos musicales son en su mayoría aquellas que cuentan con mayores ingresos y que tienen mayor nivel educativo.
43
Gráfico 12
Gráfico 13
Por último, la posesión de libros en el hogar es quizás el único indicador que muestra una relación más equitativa en la posesión de bienes y objetos culturales-artísticos. Aquellos que no tienen libros en el hogar son levemente más varones que mujeres -10,6 y 7,3% respectivamente- y la relación se equipara cuando se analizan aquellos que tienen pocos libros en el hogar–menos de diez- donde no hay diferencias por sexo.
Las diferencias son leves a favor de las mujeres y aparecen en los tramos medios – aquellas bibliotecas domesticas de entre 11 y 50 libros y las que tienen entre 51 y 100-. Gráfico 14
44 Por último, en las grandes bibliotecas familiares aparece una pequeña ventaja para los varones, aunque en términos generales no hay grandes diferencias por sexo en la posesión de este tipo de bienes culturales.
Recursos culturales “intangibles”: aprendizaje y apreciación del arte
Otro tipo de recursos valiosos a la hora de apreciar el arte y la cultura en general son aquellos que no suponen la posesión de bienes tangibles pero requieren de un trabajo de incorporación de largo plazo como la asistencia a clases y rutinas de aprendizaje vinculados a alguna actividad artística como la música, la pintura, la cerámica, el teatro, el canto entre otras.
La encuesta revela que el aprendizaje artístico es un recurso claramente feminizado: la asistencia actual es claramente superior en el caso de las mujeres (60.7%) frente a los varones (39,3%). También hay una brecha importante a favor de las mujeres cuando se analiza el haber tomado clases artísticas en el pasado –el 57.2% de las mujeres tomó clases en algún momento de sus vidas frente al 42,8% de los varones-. Gráfico 15
Al analizar cada actividad artística se percibe la preferencia por aquellas que implican una posibilidad laboral como las artesanías y en menor medida la pintura y la música. Las otras prácticas –como la danza, el teatro, la escritura, el cine o la fotografía- son minoritarias entre la población en general.
45 Gráfico 16
Además, la composición por sexo de aquellos que realizan actividades artísticas –que se presenta en el siguiente gráfico- revela que las destrezas artísticas se distribuyen de forma diferencial entre sexos. Mientras las mujeres son mayoría entre quienes aprenden danza o baile, hacen artesanías, pintan y hacen teatro; los varones hacen “suyo” el escribir, la fotografía, la cinematografía y la música.
Gráfico 17
Los polos en las actividades artísticas preferidas revelan una tendencia bien distinta a la hora de aproximarse a la música: para las mujeres la música es expresión de movimiento y por ello la danza es una de las actividades feminizadas –que supone transformarse en bailarinas-, para los varones aproximarse a la música conlleva cierta disciplina y destrezas para aprender a tocar un instrumento musical –que les supone transformarse en “músicos”-.
46
Otra forma de aproximación y mantenimiento de una relación habitual con lo artístico aparece al analizar las salidas. Los datos de asistencia al teatro –ya analizadosrevelaban que las mujeres asisten más que los varones uruguayos. Casi seis de diez mujeres asistieron durante el último año al teatro, dato consistente con el fuerte interés que despierta entre aquellas que toman habitualmente clases de teatro.
La asistencia de las mujeres a los bailes y conciertos ronda la tercera parte de las uruguayas y es apenas cuatro puntos porcentuales menor que la asistencia masculina. Una cifra relativamente alta, aunque al compararla con el interés que despierta como hobby artístico debe tenerse en cuenta que las mujeres se ven limitadas a asistir tanto por tiempo disponible como por el precio de las entradas –según argumentan en la 2ª Encuesta Nacional de Imaginarios y Consumo Cultural de los Uruguayos en 2009-.
También la asistencia a los museos y exposiciones de arte muestra que si bien ellas se preparan para la creación artística poco se involucran en las actividades que hacen a la actividad en los circuitos culturales de exhibición y difusión, dejando como saldo una visión más escolar y menos explorada de la actividad y la práctica artística, mas domestica, privada y menos pública.
Por último, de los datos que se analizaron resulta muy interesante que mientras los varones han acumulado mayores “posesiones artísticas” a partir de la tenencia de objetos culturales valiosos como las obras de arte original, sean las mujeres las que acumulen en aquellos capitales culturales “intangibles”, es decir, aquellos que pueden incorporarse a partir del tiempo y esfuerzo dedicado como el aprendizaje artístico. Algo similar ocurre con la educación formal y las titulaciones.
Educación y titulaciones La continuidad de los estudios y el acceso a las titulaciones superiores son las formas más relevantes de capital cultural. Por tal razón se le dedica una importante parte de nuestras vidas. El acceso a los estudios terciarios y en particular a la Universidad marca el escalón más alto de capital cultural y su titulación la adquisición de una “patente cultural”, objeto de indiscutido reconocimiento social.
47 Como se desprende del siguiente gráfico, en los tres niveles –primario, secundario y terciario- las mujeres han logrado una mayor tasa de egreso relativa. Gráfico 18 Nivel educativo por sexo a nivel nacional (En %)
Las diferencias siguen siendo favorables para los varones cuando se analiza la distribución por sexos del egreso de la formación de posgrado que es mayoritariamente masculina.
Gráfico 19
Por otra parte, estudios previos han diagnosticado procesos de feminización de la matrícula universitaria y un proceso de transformación generalizada que reduce las brechas y sesgos en las áreas de formación profesional –producto de la denominada “segregación sexual de las ocupaciones”- (Papadópulos, Radakovich: 2005).
Aún así, algunas carreras mantienen la consideración de ser ámbitos más “masculinos” –como ingeniería o agronomía- frente a otros considerados más “femeninos” -como es
48 el caso de las carreras humanísticas y las áreas médicas particularmente la Enfermería-. Inclusive se ha considerado que las preferencias de las mujeres a la hora de realizar una carrera universitaria se asocian a la prolongación de tareas tradicionalmente femeninas como la atención y cuidados personales –muy presente en carreras como enfermería o psicología-, aquellas vinculadas a la reproducción social del hogar –la Escuela de Parteras por ejemplo- y la organización doméstica –como en el caso de los estudios de administración y bibliotecología-.
Además, a la hora de abordar el mundo del trabajo, la denominada “segregación sexual de las ocupaciones” es un fuerte indicador del sesgo de género en las actividades laborales –que aunque se ha reducido en los últimos treinta años sigue existiendo-, a lo que se suma el denominado “techo de cristal” que delata una menor inserción femenina en altos cargos y en posiciones de poder como las actividades gerenciales y la dirección de grandes establecimientos.
Gráfico 20
El saldo del acopio femenino de recursos culturales educativos es favorable y demuestra un proceso de largo aliento de las mujeres en los últimos cincuenta años de inserción en los niveles más altos de la formación educativa y los avances de diversificación de las tareas y competencias consideradas “legítimas” para las mujeres. Aún así, el ámbito del trabajo continúa reproduciendo dificultades para lograr una inserción y una trayectoria laboral en condiciones de equidad.
49 La lectura como hábito
Asociado a la centralidad que tiene la educación para las mujeres, la lectura resulta un indicador de cultura letrada que confirma tales esfuerzos. Justamente, uno de los consumos más altos en las mujeres es la lectura de libros. Esta práctica cultural las diferencia de los hombres a nivel nacional. Son ellas quienes leen más, poseen mayor cantidad de libros en su casa y asisten con mayor asiduidad a las bibliotecas.
Gráfico 21 A nivel nacional Cantidad de libros que se leen al año. Por sexo en % 50 45
39,8
40 35 28
30 25
29,2
27,6 24,9
Masculino
20,4
20
Femenino
14,9 14,8
15 10 5
0
0,4
0 Varios al año
Algunos al año
Casi nunca leo libros
Nunca leo libros
NS/NC
Si sumamos la frecuencia en que dijeron leer tenemos que: el 55,6% de las mujeres lee varios y algunos libros por año, mientras el 45,3% de los hombres lo hace. Siendo la no lectura de casi nunca y nunca del 44% en las mujeres y el 54,7% en los hombres. A nivel nacional Lectura de libros, solo mujeres en %
Lee varios o algunos
No lee casi nunca,
libros
nunca
16 - 29 años
56,3
43,6
30- 60 años
60
39,7
60 y más
46,6
52,8
Primaria
29,6
70,3
Secundaria
54
45,5
Tramos de edad
Nivel educativo
50 Terciaria
87,4
12,5
6.000
34,7
65,2
6.001 – 15.000
53
46,6
15.001 y +
74,7
24,7
Esta trabajando
64,1
35,6
Está buscando trabajo
47,2
52,8
No trabaja
46,3
53
Es estudiante
76,5
23,5
Ama de casa
54
45,8
Es ubilada/pensionista
46,2
53,1
Hace trabajo voluntario
73,4
26,6
Nivel de ingreso
Ocupación
Las mujeres que leen más son las de edades jóvenes, a mayor edad la lectura de libros disminuye. El nivel educativo es determinante y muestra contrastes, es así que ocho de cada diez mujeres con nivel terciario leen varios o algunos libros al año, mientras en el nivel primario se da a la inversa y lo que prevalece es la no lectura, siete de cada diez mujeres casi nunca lee o nunca al leído libros en su vida. De la misma manera sucede con el ingreso, las mujeres que poseen mayores recursos económicos son las que leen más (74,7%), en contraste con las menos beneficiadas económicamente entre las que predomina la no lectura de libros (65,2%)
Por ocupación, las estudiantes (76,5%) tienen un nivel de lectura superior al resto de las ocupaciones, de manera similar sucede con aquellas mujeres que realizan trabajo voluntario (73,4%), los porcentajes disminuyen levemente en las mujeres que trabajan y leen en un al 64,1% y más de la mitad de las amas de casa leen varios o algunos libros al año. Las mujeres que muestran una menor lectura son aquellas que buscan trabajo, que no trabajan y las jubiladas/pensionistas.
Es de señalar que la lectura recogida a nivel nacional se iguala a la que en el 2006 mostraron las mujeres que viven en los asentamientos de Montevideo. Ellas dijeron en un 55,2 leer varios y algunos libros en el año, mientras en los hombres es del 38,6%.
51
Gráfico 22 A nivel nacional ¿Después que dejó de estudiar o terminó el liceo, usted leyó a... 50 44,6
45
46,2
40 35
32,8 29,6
30
27,9
25 20,1 20
17,9
20
Masculino
21,4
Femenino 15,2
14,4
15 8,4
10 5 0 Horacio Quiroga
Juana de Ibarbourou
Florenciao Sanchez
Juan Carlos Onetti
Juna José de Moros oli
Liber Falco
El consumo de lectura se confirma cuando a nivel nacional fue formulada la pregunta: ¿Después que dejó de estudiar o terminó el liceo, usted leyó a…?: cuatro de cada diez mujeres manifestaron haber leído a Horacio Quiroga y a Juana de Ibarbourou respectivamente. Más de la cuarta parte dijo haber leído a Florencio Sánchez, dos de cada diez leyeron a Juan Carlos Onetti y a Juan José Morosóli respectivamente y una de cada diez a Liber Falco. A mayor contemporaneidad de los autores le lectura de hombres y mujeres disminuye. Puede ser que este comportamiento responda al gusto y decisión personal de las mujeres pero también al hecho de colaborar con sus hijos en las tareas educativas.
Por otra parte, más de la mitad de las mujeres que viven en condiciones de pobreza en Montevideo leen al menos un libro al año, mientras el 38,6% de los varones lo hace. Ello confirma que la lectura de libros es un “bien cultural” feminizado, más allá de la condición socioeconómica de las mujeres.
Las mujeres acceden al libro por el préstamo, en segundo lugar la compra y en tercer lugar porque se lo regalan. Se construyen redes de intercambios en la obtención de libros que son establecidos principalmente por ellas.
52 Los gustos literarios de las mujeres a nivel nacional expresan un enfático interés por las novelas y cuentos, que supera a la mitad de las mismas. En menor proporción, los ensayos y estudios son preferidos por una cuarta parte de las mujeres y apenas unos puntos por debajo aparecen las biografías y memorias. Otros géneros como la poesía, la religión, la auto-ayuda o la salud representan un menor atractivo para las mujeres – ninguno supera el 10% de las preferencias-.
Gráfico 23
Por último, se destaca que las mujeres ante la pregunta ¿de que origen es el autor de la ùltima lectura? se inclinan levemente por autores extranjeros por sobre los nacionales.
Gráfico 24
53
Otras prácticas letradas revelan la influencia de la educación y las ansias de estar al día, de comprender y formarse opinión sobre diversos temas en la agenda pública. Así es que la lectura de diarios y semanarios revela otra arista de la lectura y su potencial como recurso de distinción cultural.
El gráfico revela que más de la tercera parte de las mujeres a nivel nacional lee el diario con frecuencia semanal: el 7,9% lee todos los días el diario, el 15, 8% lo hace con cierta regularidad en la semana y el 12,5% lee únicamente los domingos. Gráfico 25
Hoy estar informado es un recurso cultural. Las mujeres apuestan fundamentalmente – como veremos a continuación- a informarse a partir de los medios audiovisuales pero también siguen interesadas en la lectura de diarios, hábito que a la vez sostiene la lectura y refuerza los hábitos y conocimientos adquiridos a través de la educación.
4. Gustos y consumo audiovisual – tecnológico El mundo audiovisual incluye gustos y apreciaciones respecto a los géneros musicales, los programas radiales, televisivos y cinematográficos; y también las opciones de consumo en internet. Incluye por una parte rutinas cotidianas que -como el escuchar música o chatear en internet- se superponen intermitentemente a lo largo de cada día mostrando su compatibilidad con otras actividades, tanto en el ámbito público –como
54 las actividades laborales- como en el privado -de las actividades domésticas-. Por otra parte, el consumo audiovisual-tecnológico incluye una serie de inversiones culturales – tales como la compra de cd´s, la posesión de computadora o la renovación del aparato televisivo-.
Gustos musicales
Los gustos se asocian de forma intensa a los roles asumidos en las relaciones sociales y a las expectativas y deseos.
En el caso de la música se constata una fuerte diferenciación entre sexos. Algunos géneros musicales aparecen fuertemente feminizados como es el caso de la música melódica, vinculada a partir de su ritmo y letras a la dimensión romántica y emotiva. También la música clásica, quizás porque su apreciación necesita de cierta inversión previa y son las mujeres quienes más apuestan a la educación y a las competencias artísticas.
Como contraparte, el rock & pop y el folklore aparecen como expresiones musicales levemente masculinizadas, quizás también por su significación social en relación a la protesta y la crítica social y cultural (Radakovich: 2011).
Por último, algunos géneros musicales aparecen como “neutros” en la valoración por sexo. Tal es el caso de la cumbia y la música tropical, la música popular uruguaya o el tango.
55
Gráfico 26
Inclusive entre las mujeres, los gustos musicales varían intensamente cuando se les vincula al nivel educativo, nivel de ingresos y edad.
Aquellas que sólo completaron el nivel primario de la educación formal tienden a preferir expresiones más bien tradicionales y nacionales como el tango, el folklore y el candombe. Por contraste, las más educadas –aquellas que cuentan con educación terciaria- prefieren géneros más internacionalizados como el jazz, el blues y también el rock & pop.
Las mujeres más jóvenes prefieren la marcha, el rock & pop, la cumbia y la música tropical. Las de mayor edad prefieren el tango, la música clásica y la folklórica.
56 Por último, aquellas de menores ingresos gustan de la música tropical y cumbia, así como del tango. Las de mayores ingresos por el contrario prefieren el jazz y blues, rock y pop así como la música de murga o carnaval.
Gustos musicales de las mujeres según nivel educativo, edad y tramos de ingresos
Clásica Tango Folklórica Popular Melódica Tropical/Salsa Cum Nivel
Primaria
20,5
49,9
39,2
22,2
23,7
28,7
3
Secundaria
47,0
33,0
41,7
47,6
57,0
63,5
5
Terciaria
32,5
17,1
19,2
30,2
19,3
7,8
16 - 29
5,9
3,7
9,2
16,5
18,6
28,9
3
30 - 60
47,0
32,8
45,8
58,7
59,3
60,2
4
61 y +
47,2
63,4
45,0
24,8
22,1
10,9
1
- 6000
16,4
30,3
27,6
19,0
23,4
33,7
3
6001 -
33,1
38,6
36,3
28,9
36,6
38,8
3
15001 y +
30,9
17,2
22,6
38,9
26,7
15,6
1
No
19,5
13,8
13,5
13,1
13,2
11,9
1
educativo
Edad codificada
Tramos de ingreso
15000
contesta
Marc
Jazz/Bl
Músic
Murga/Carn
Candom Rock/P
ha
ues
a
aval
be
op
brasile ra Nivel
Primaria
7,7
4,7
18,0
16,0
32,1
3,8
Secunda
54,6
32,5
43,6
47,3
49,2
52,5
37,7
62,8
38,4
36,8
18,7
43,7
educativ o
ria Terciari a
57 Edad
16 - 29
59,6
16,8
24,3
34,8
18,4
41,3
30 - 60
39,0
61,5
56,8
43,1
49,0
54,8
61 y +
1,4
21,7
18,9
22,0
32,6
3,9
- 6000
26,6
6,5
15,6
15,0
23,3
12,9
6001 -
30,4
14,4
35,1
38,8
48,1
29,8
23,9
49,2
34,5
35,7
18,6
42,0
19,1
30,0
14,9
10,5
9,9
15,3
codifica da
Tramos de ingreso
15000 15001 y + No contesta
Otro factor de diferenciación importante en cuanto a los gustos musicales de las mujeres surge cuando se analizan de acuerdo a la región del país.
Entre las principales diferencias se destaca que la música clásica, el jazz y blues, el rock & pop son claros géneros urbanos, preferidos en altos porcentajes por las mujeres de la capital del país. También el candombe, la murga y música de carnaval así como en menor medida la música popular uruguaya se vinculan claramente a intereses urbanos y son menos pronunciados entre las preferencias musicales de las mujeres del interior.
A diferencia, la cumbia en todas sus versiones: cumbia villera, cumbia cante u otra modalidad, aparece como un género musical generalizado entre las mujeres del Interior del país y mucho menos preferido por las mujeres de la capital del país.
58
Gráfico 27
Otra diferencia a la hora de analizar el consumo cultural y el territorio surge cuando se analizan aquellos cargados de significación social como es el caso de los asentamientos. En el caso de los asentamientos irregulares de Montevideo los gustos de las mujeres son poco heterogéneos y se concentran en la cumbia (26,7%), la música tropical-salsa (23,5%) y el folklore (14,5%) (Radakovich: 2010, 39).
La televisión: ventanas del hogar
Entre los gustos televisivos las diferencias entre varones y mujeres son importantes. Por ejemplo, los programas deportivos son fundamentalmente un terreno masculino
59 mientras las telenovelas son un género televisivo claramente feminizado y en particular uno de los que más atraen a las mujeres uruguayas.
Informativos, telenovelas y películas son los programas de televisión preferidos por las mujeres. Los varones también prefieren los informativos y luego las películas y los programas de deportes. Gráfico 28
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Gráfico 29
La distribución de los programas favoritos es diferente entre Montevideo e Interior en el caso de las seriales, los periodísticos y muy levemente los programas científicos que tienden a ser preferidos en el ámbito de la capital del país. Por el contrario en el Interior las mujeres expresan un interés más intenso en las telenovelas y los entretenimientos.
Por su parte, en los asentamientos de Montevideo la centralidad de la televisión en el consumo cultural es mayor aún que entre las mujeres uruguayas en general. El consumo televisivo es “intenso” y “cotidiano” aunque su receptividad no implica conformidad.
Las mujeres que viven en asentamientos privilegian las telenovelas frente a los informativos, siguiéndole las películas de ficción, por lo que en este caso en particular la vía de informarse es otra, quizás la radio. Justamente, entre sus reivindicaciones a la hora de pensar en “que televisión querrían” se propone “más y mejor información” así como un mayor número de programas nacionales que manifiesten las preocupaciones locales (Radakovich, En: Serna, 2010, 294)
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La radio de todos los días
La radio sigue siendo una práctica cotidiana para la mayor parte de los uruguayos y uruguayas. Práctica que alcanza a las dos terceras partes de la población para todos o casi todos los días y a uno de diez cuando se trata de algunas veces por semana. Los datos revelan que no hay grandes diferencias en la frecuencia con la que se escucha radio entre varones y mujeres. Diferencia que sí existe cuando se analiza el tipo de programas que gustan escuchar.
Gráfico 30
Entre las preferencias por una u otra frecuencia radial, la FM triunfa tanto entre varones como mujeres con el 58,7% de las preferencias femeninas y el 55,5% de las masculinas. Entre las radios que se opta por escuchar se distingue una leve insistencia de las mujeres sobre las radios locales que concentra el 31,7% de los intereses femeninos y el 27,6% de los masculinos en relación a las radios de Montevideo, otras radios próximas a la residencia e incluso frente a radios del exterior.
Cuando de gustos se trata, varones y mujeres prefieren los programas musicales y los informativos por sobre otro tipo de programas. No obstante, para las mujeres los programas musicales son los preferidos y marcan una importante distancia frente a los varones, algo similar a lo que ocurre con el interés de los varones por escuchar programas deportivos –muy poco compartidos por las mujeres-.
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Gráfico 31
Aclaración: se retiraron del gráfico “Otros programas” 5,8% y 4,9% y NS/NC 44,4 % y 52,9%
El cine: práctica presente, práctica ausente
El cine es una práctica que divide aguas, para muchos ha dejado de existir, para otros nunca existió. A nivel nacional más de la mitad de la población manifiesta que “hace años que no va” y casi un diez por ciento confiesa nunca haber ido al cine.
Entre varones y mujeres no hay diferencias pronunciadas a la hora de ir o no al cine. Una de dos mujeres asiste al cine con cierta regularidad. El 26,8% asiste alguna vez al año, mientras que el 12.2% lo hace alguna vez por mes y apenas un 2.6% asiste semanalmente.
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Gráfico 32
La asistencia al cine muestra diferencias entre mujeres al asociar al análisis los tramos de ingresos y el nivel educativo, así como el ámbito o entorno de residencia. Las que asisten más y con mayor frecuencia son aquellas de mayores ingresos y de mayor nivel educativo.
A NIVEL NACIONAL Frecuencia de asistencia de las mujeres al cine
Tramos
Al menos una
Alguna
Alguna
Hace años
Nunca NS/NC
vez por semana
vez por
vez al
que no voy
fui
mes
año
- 6000
1,3
3,0
14,1
61,4
20,2
6001 –
1,0
6,9
25,4
59,5
7,2
15001 y +
5,9
25,0
41,3
22,9
4,0
0,8
no
2,2
15,7
24,5
48,0
8,9
0,6
1,0
1,0
8,9
73,2
15,6
0,3
de ingreso
15000
contesta Nivel
Primaria
64 educativo Secundaria
1,8
9,8
31,2
47,9
9,2
0,1
Terciaria
6,0
29,7
37,9
21,3
4,3
0,8
Los gustos cinematográficos de las mujeres se concentran en géneros como la comedia, las películas de acción –preferidas por los uruguayos en general- y las películas de amor o sentimentales.
Gráfico 33
La relación de las mujeres con el cine nacional varía especialmente cuando se considera el nivel de ingresos y el nivel educativo. Básicamente a mayor nivel de ingresos y educación, mayor es la apreciación por el cine nacional y más frecuente el asistir al cine para ver una película uruguaya.
65
Gráfico 34
Varias son las razones que se manifiestan para no asistir más al cine. Las mujeres manifiestan que no tienen tiempo, que las entradas son caras y que prefieren hacer otra cosa.
Gráfico 35
Tampoco las mujeres que viven en condiciones de pobreza en Montevideo –aquellas que habitan en los asentamientos- asisten al cine regularmente. El 14 % de las mismas declararon en 2006 no haber asistido nunca al cine en sus vidas, el 70% manifestó que hace años que no ha ido al cine y sólo el 15.3 % asistió al menos una vez en el último
66 año. En este caso en particular, quienes viven en asentamientos en Montevideo remarcan que el precio de las entradas es el factor más importante a la hora de ir al cine, lo que justifica que no sea un hábito regular en el uso del tiempo libre.
Internet: viaje virtual
A nivel nacional aún un 15% de uruguayos no saben que es internet, en similar proporción entre varones y mujeres. Pero la brecha de género a nivel digital aparece cuando se consulta acerca de la regularidad del uso de internet. Los varones muestran un uso más intensivo de internet, con diez puntos más que las mujeres cuando se refieren al uso cotidiano –de casi todos los días-. Entre aquellos que no usan nunca internet las mujeres también presentan un mayor porcentaje frente a los varones a nivel nacional. Gráfico 36
El desigual uso que hacen las mujeres en relación a los hombres de Internet es hoy una preocupación mundial. Salvo excepciones los usos femeninos siempre son inferiores a los masculinos. En Uruguay las mujeres mayores de 60 años, de bajos recursos económicos y bajo nivel educativo son las que manifestaron en altos porcentajes nunca en su vida haber usado Internet. Esto quizás se deba al desconocimiento, al temor a lo nuevo y diferente, a una actitud resistente a incorporar nuevas prácticas culturales como lo es Internet o a la falta de oportunidades.
Ello se confirma cuando lo asociamos al informe del 2006 donde las mujeres que viven en los asentamientos de Montevideo declararon en un 67% que nunca en su vida
67 hicieron uso de Internet, mientras los hombres lo manifestaron en un 57,8%. La utilización semanal es igual en hombres y en mujeres, sin embargo en el uso de “casi todos los días” es de 10% en los hombres e inexistente en las mujeres.
Es de resaltar que en el Informe del 2002 se señalaba en relación al uso de internet que Uruguay presentaba en el continente latinoamericano un consumo relativamente más equitativo entre hombres y mujeres. No obstante, cuando profundizamos nuestros estudios observamos como sigue habiendo bolsones de personas que aún permanecen al margen de este consumo y en particular este es el caso de la población femenina. Lo que estaría dando indicios de un mayor nivel de exclusión para las mujeres en este consumo por la falta de oportunidades especialmente en aquellas mujeres con menor formación y menores ingresos9.
Por otra parte, el lugar desde donde se utiliza internet no muestra grandes variaciones de acuerdo al sexo, por lo cual se destaca que el programa de utilización radica más en los hábitos digitales que en los espacios de acceso.
Gráfico 37
Poca es la diferencia también cuando se analiza el tipo de tecnología que se utiliza para conectarse a internet. Para 2009, ya la mayoría de varones y mujeres del país utilizaban banda ancha (ADSL).
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Gráfico 38
Al analizar el tiempo que hace que se utiliza internet por sexo se revela que las mujeres ingresaron mas tarde que sus pares varones a usar la red. Una sexta parte de las mujeres (15%) utiliza internet hace menos de un año frente a un 9% de los varones, mientras el 22% de los varones hace mas de diez años que utiliza la red frente a un 17% de las mujeres. Gráfico 39
Los procesos de incorporación de tecnología son por sí mismos lentos y en el caso uruguayo, la brecha digital revela un sesgo de género que se confirma con el rezago femenino a la hora de iniciar su alfabetización digital –como se pudo apreciar en el gráfico anterior-.
69 Conclusión
Las ambigüedades e inequidad en el consumo cultural femenino se reflejan en varios aspectos de su vida cotidiana.
En primer lugar, en lo que hace a las salidas o paseos culturales se distingue más la concurrencia femenina que masculina. Son ellas que asisten más al teatro, a espectáculos de danza y ópera. El gusto y el interés es lo que define la asistencia. A la hora de elegir dónde ir, el nivel educativo influye en este tipo de paseos aunque no es menor la incidencia en cuanto a los ingresos.
Las mujeres son las que más eligen ir al teatro en su tiempo libre en comparación con sus pares varones, sin olvidar que no deja de ser una actividad cultural secundaria en los tiempos de ocio. Lo cierto es que con respecto a estos consumos se hace imperativa la existencia de políticas públicas que estimulen la asistencia al teatro y a la danza especialmente a los jóvenes que son las que menos interés muestran en esta salida cultural.
En relación a la ópera se hace necesaria una política que estimule no solo la concurrencia sino el interés de la población. Democratizar este tipo de espectáculo ante el cual la población uruguaya muestra cierta apatía, la mayoría de las veces por desconocimiento o por presuponer que es una expresión cultural solo para una elite. La presencia del ballet del Sodre en el interior del país, creemos, debe ser tenida en cuenta. El éxito del ballet en cada una de sus presentaciones y la abrumadora asistencia que mostró la población en los diferentes departamentos del país hacen augurar la emergencia de sensibilidades culturales y la incorporación de estos consumos que hasta ahora eran exclusivos.
Desde la perspectiva de género podemos entender que estas salidas culturales vienen a reforzar la importancia que para las mujeres tiene esa permanente búsqueda de superación. Estos consumos incrementan su capital cultural y a la vez las distingue de sus pares varones.
70 En segundo lugar, en relación al uso del tiempo libre la población uruguaya tiene un uso doméstico. Más del 50% en ambos sexos a nivel nacional mira televisión y cuatro de cada diez hombres y de igual forma las mujeres, se reúnen con la familia. Lo que podría estar indicando que las actividades que se realizan no fueron preguntadas y pueden estar contenidas en la categoría “Otros”. Así lo manifestó casi la cuarta parte de los hombres y el 15% de las mujeres. No obstante, lo significativo a señalar es que casi una cuarta parte de hombres y mujeres no respondió. Lo que nos lleva a pensar que quizás algunos sectores de la población uruguaya no desean declarar lo que hacen o directamente desconozcan lo que es el tiempo libre, o no lo asocien al descanso y/o diversión.
Desde la perspectiva de género cabe señalar que para algunas mujeres tener tiempo libre supone hacer las tareas en el hogar, cuidar y salir con sus hijos. Esto podría tener varias explicaciones, por un lado el entender que el tiempo libre es hacer algo útil, pero por otra parte se podría pensar que la libertad en hacer lo que se desea en tiempos de ocio significa para las mujeres ponerse al día y/o realizar tareas que, por necesidad, pospone durante la semana.
En tercer lugar, se destaca que tradicionalmente las mujeres han sido las principales agentes de reproducción de pautas y saberes culturales y artísticos a las nuevas generaciones. Este rol social supone entonces un importante acopio de “recursos culturales” tales como la formación educativa y el logro de titulaciones superiores, el conocimiento de variadas lenguas extranjeras, el hábito de la lectura, la apreciación artística entendida como el dominio de técnicas y saberes en diversas ramas del arte tales como el teatro, la danza, la fotografía o el aprendizaje de instrumentos musicales, la posesión de obras de arte originales y la asistencia a museos y exposiciones de arte como expresión de involucramiento en las nuevas tendencias y conocimiento del arte clásico, entre otros.
En base a estas expectativas y roles sociales atribuidos a las mujeres, los datos confirman los grandes esfuerzos de equiparación con los varones para lograr niveles semejantes en lo que hace a los recursos culturales. En términos de los avances educativos de las mujeres, el cambio de siglo revela que las mujeres han logrado hacerse lugar en la educación terciaria y que la brecha en formación se ha corrido hacia
71 la formación de cuarto nivel: los posgrados donde todavía la titulación es mayoritariamente masculina.
Aún así, los logros educativos de las mujeres son enormes en la formación terciaria que ha logrado “feminizarse”. Incluso se ha logrado reducir la segregación sexual de las ocupaciones que se manifestaba en sesgos de formación en áreas de estudio diferencial. Así hoy hay más mujeres en carreras de las áreas tecnológicas, médicas y agrícolas aunque sigue siendo minoritaria la matrícula de mujeres en las carreras de Ingeniería y Agronomía.
El denominado “techo de cristal” a la hora de insertarse en el mercado de trabajo sigue siendo una realidad, especialmente cuando se compara la participación de las mujeres en posiciones de “gerentes, directivos de grandes establecimientos y altos profesionales” donde la relación es de dos varones por cada mujer.
Como consecuencia de los avances realizados en los últimos años por las mujeres en el sistema educativo, la lectura es una de las rutinas culturales más feminizadas. Son las mujeres las que más leen libros y aquellas que asisten con mayor asiduidad a las bibliotecas. Claro que la lectura es mayor cuando se trata de mujeres jóvenes y de aquellas más educadas. Pero también se muestra que más de la mitad de las mujeres que viven en condiciones de pobreza leen al menos un libro al año, lo que muestra que la lectura de libros es una práctica cultural feminizada y que en cierta forma trasciende las condiciones socioeconómicas de las mismas.
Entre los gustos literarios aparecen las novelas y cuentos, siguiéndole las biografías y ensayos, así como los libros de poesía y religión.
Las brechas entre mujeres se asocian fundamentalmente al nivel educativo, los ingresos y el tramo de edad.
Los recursos culturales más intangibles son aquellas disposiciones y conocimientos sobre el arte que en muchos casos se logra a partir de una larga y sostenida práctica cultural. Tal es el caso del aprendizaje de actividades artísticas como el teatro, la danza o la fotografía, entre otras. En este aspecto las mujeres tienen clara ventaja sobre los
72 varones. Actualmente el 60.7% de las mujeres asisten a clases de apreciación artística. También las preferencias muestran cierta asociación del aprendizaje artístico o bien con el mundo productivo como es el caso de las artesanías. Las mujeres optan también por aprender danza o baile, hacer pintura y teatro.
En forma contraria, las posesiones de objetos culturales como las obras de arte constituyen un espacio menos feminizado: el 43% de las mujeres cuenta con una obra de arte original en su hogar frente al 57% de los varones a nivel nacional. Bienes artísticos con menor valor económico que una obra de arte original como los instrumentos musicales muestran un mapa de posesión más equitativo entre los sexos. La posesión de libros en el hogar también es un indicador que delata equidad entre hogares femeninos y masculinos.
Resulta interesante que si bien las mujeres acumulan conocimientos y destrezas artísticas que les implica mucha disposición de tiempo y esfuerzo personal, a la hora de las posesiones culturales y artísticas se constaten desventajas a favor de los varones, salvo cuando estos bienes culturales tienen escaso valor económico –como en el caso de algunos instrumentos musicales y claramente en el caso de los libros-.
En cuarto lugar, nuevos recursos culturales “audiovisuales y tecnológicos” (Radakovich: 2011) aparecen en la vida de las mujeres como expresión de inclusión en la denominada “era digital”. Así es que se incorporan prácticas, rutinas y saberes desde lo audiovisual y tecnológico que permiten a estas mujeres estar informadas y “conectadas” de forma permanente o intermitentemente al mundo, los amigos y la familia, a la vez que le otorga un espacio de disfrute de sus preferencias culturales en el ámbito doméstico o público –a partir de la elección de la música a escuchar, el programa de radio al cual seguir, el programa televisivo que mirar o las páginas web y redes sociales que visitar-.
Cuando se trata de gustos, las mujeres uruguayas revelan una fuerte diferenciación frente a sus pares varones. En el caso de la música surge que la música melódica es claramente un territorio
femenino, quizás por su vinculación al romance y a lo
sentimental. En el caso de las mujeres en condiciones de pobreza se destaca una menor
73 diversidad en términos de gustos musicales y una mayor concentración de las preferencias en la cumbia y la música tropical.
Cuando se trata de gustos televisivos informativos, telenovelas y películas son los géneros feminizados. En el Interior del país, las mujeres aumentan sus preferencias notoriamente por las telenovelas, otra posible asociación entre el gusto femenino y el mundo de las relaciones amorosas.
Las preferencias radiales de las mujeres se concentran en programas musicales que son escuchados fundamentalmente en FM. A la vez, las mujeres valoran las radios locales más que sus pares varones.
Los gustos cinematográficos son dispares, no así la asistencia al cine que es una práctica minoritaria a nivel nacional. Entre las mujeres, cuatro de diez asiste al cine con cierta regularidad. Aquellas que asisten prefieren las comedías y la acción, así como las películas de amor o sentimentales.
A la hora de analizar las rutinas y gustos en internet resurgen las brechas entre los sexos. La denominada “brecha digital” entre aquellos que usan y aquellos que no lo hacen se inclina hacia las mujeres. Salvo excepciones los usos femeninos de internet son siempre inferiores a los masculinos. La brecha se agudiza cuando se vincula al sexo la edad y el nivel socioeconómico. Las mujeres mayores de 60 años, con menor nivel educativo e ingresos son las que tienen el mayor índice de no utilización de internet nunca.
Parte del sesgo de género que existe en el uso de internet podría explicarse porque las mujeres ingresan al ámbito digital más recientemente y por lo tanto es probable que exista un cierto rezago y un proceso inicial de incorporación, algo que en el caso masculino en su gran mayoría ya esta saldado.
Por último, cabe destacar que las mujeres tienen un consumo cultural relativamente variado pero aún diferenciado cuando se analizan las prácticas y comportamientos de acuerdo al nivel educativo, ingresos, zonas de residencia y edad. Aquellas en situación de mayor vulnerabilidad –con menor nivel educativo y de ingresos, y en general
74 aquellas que viven en condiciones de pobreza- tienen un consumo cultural mucho menos heterogéneo que aquellas con mejor calidad de vida y formación, su tiempo libre queda más anclado al ámbito doméstico y centrado en lo audiovisual que aquellas con mejores condiciones socioeconómicas que concentran principalmente las salidas y paseos –como ir al cine o al teatro- y que pueden nutrirse de diversos “recursos culturales” –tangibles e intangibles- que enriquezcan sus vidas y las de las futuras generaciones a partir de sus experiencias artísticas.
Entre las claves de la desigualdad entre varones y mujeres en el ámbito cultural-artístico aparece el terreno de las posesiones –bienes culturales o posesiones artísticas- tales como obras de arte originales así como la tenencia y uso de las nuevas tecnologías de información y comunicación, donde también se introducen problemas de desigualdad de recursos económicos para lograr tales accesos.
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ANEXO METODOLÓGICO
76 Anexo metodológico10
Encuesta Nacional realizada en el 2009
Universo: El universo de la investigación fue la población de hombres y mujeres mayores de 16 años, residente en ciudades de más de 5.000 habitantes de todo el país.
Técnica de relevamiento de datos: Aplicación de un cuestionario estructurado con encuestas personales en el hogar de los encuestados, de una duración aproximada de media hora. El cuestionario contó con 105 preguntas. Fue diseñado en base al utilizado en la medición 2002 realizándole ajustes y agregándole 16 nuevas variables.
Marco muestral: El marco muestral se elaboró con los datos de la fase 1 del Censo de Población y Viviendas 2004.
Tamaño de la muestra: Se aplicó el mismo diseño muestral realizado para la medición del año 2002. Para la determinación del tamaño de la muestra se trabajó con un nivel de confianza de 0.95 y un margen de error de 2.5%. Esto llevó a determinar para Montevideo una muestra de 1482 casos y para el resto del país, en ciudades de más de 5.000 habitantes, 1939 casos. Cuando se hace referencia en el presente informe al Interior nos estamos refiriendo a datos recabados en estas ciudades.
Método de muestreo: Muestreo por conglomerado trietápico con estratificación de las unidades de primera etapa.
Unidad de muestreo: La unidad de muestreo en la primera etapa es el segmento censal, que corresponde a un conjunto delimitado de manzanas en las áreas urbanas. La unidad de muestreo en la segunda etapa corresponde a la vivienda11 y en la tercera etapa a la persona.
10
La información referida a la Metodología fue extraída de los informes presentados por los responsables del diseño de la muestra del Dpto. de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales. UDELAR (Soc.Alberto Riella y Soc. Pablo Hein) y por el jefe del trabajo de campo Soc. Ruy Blanco. 11
Se consideró en la unidad de muestreo de la segunda etapa, que cada vivienda correspondía a un hogar. En caso de que en alguna vivienda existiese más de un hogar, se sorteó uno de ellos.
77 Procedimiento: Para la selección de la vivienda, se empleó una selección sistemática con punto de arranque aleatorio e intervalo constante igual a la inversa de la fracción de muestreo. La selección de las personas dentro de la vivienda se realizó de manera aleatoria simple.
Control de calidad: Se supervisaron el 10% de los formularios por parte del equipo de coordinación de campo. El 100% de los formularios pasaron por un proceso de revisión y codificación antes de ser digitados.
Trabajo de campo: Fue realizado entre el 2 de febrero y el 30 de abril de 2009. En el trabajaron 1 jefe de campo, 3 coordinadores regionales, 1 supervisor, 71 encuestadores en todo el país
Las 47 ciudades de más de 5.000 habitantes seleccionadas donde se realizó el trabajo de campo, se presentan a continuación:
Montevideo
Trinidad
Paso de los Toros
Artigas
Barra de Carrasco
Rio Branco
Canelones
Bella Unión
San José de Carrasco
Colonia
Carmelo
Sarandí del yi
Durazno
Chuy
Solymar
Florida
Ciudad del Plata
Tranqueras
Fray Bentos
Dolores
Young
Maldonado
El Pinar
Sarandí Grande
Melo
Guichón
Punta del Este
Mercedes
Juan Lacaze
San Carlos
Minas
La paz
Santiago Vázquez
Paysandú
Las Piedras
Rivera
Lascano
Rocha
Libertad
Salto
Lomas de Solymar
San José
Nueva Helvecia
Tacuarembó
Pando
Treinta y Tres
Parque Carrasco
Algunas consideraciones sobre el presente informe
A efectos de este informe el interés estuvo focalizado en la población femenina para ello se trabajó con las siguientes variables:
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Sexo: Masculino, Femenino (se mantuvo la forma en fue preguntado en la encuesta nacional de 2009) y en algunos gráficos y cuadros se hizo referencia solo a las mujeres. Edad: 16 a 29 años, 30 a 60 años, 61 y mas años. Nivel de estudios:12 Primaria, Secundaria, Terciaria. Nivel de ingresos mensuales del hogar del encuestado: hasta $6.000, entre $6.001 y $15.000, superior a $15.001. Ocupación: Está trabajando/ Está buscando trabajo/No trabaja/Estudiante/Ama de casa/Jubilada o pensionista/ Hace trabajo voluntario.
Las preguntas y frases que son trabajadas en este informe, se presentan tal como fueron formuladas a los entrevistados en la Encuesta Nacional de 2009. Algunos de los resultados obtenidos en la Encuesta Nacional de 2009 fueron comparados con los que surgieron de la Encuesta sobre Asentamientos de Montevideo realizada en el 2006.
12
Al encuestado se le preguntó: ¿Cuál es el nivel más alto de estudios que alcanzó Ud.?. La información recogida se presenta considerando: - Primaria: Sin instrucción, primaria incompleta, primaria completa. – Secundaria: Secundaria o UTU, Primer Ciclo completo o incompleto, Secundaria o UTU Segundo Ciclo completo o incompleto. – Terciaria: Universidad completa o incompleta, estudios policial, militar, magisterio, profesorado, postgrados, maestrías, doctorados.
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BIBLIOGRAFÍA
80 Bibliografía Achugar, Hugo –Rapetti, Sandra- Dominzain, Susana –Radakovich, Rosario. (2003) Imaginarios y consumo cultural. Primer Informe Nacional sobre consumo y comportamiento cultural. Uruguay 2002. Trilce, Montevideo. Achugar, Hugo-Radakovich, Rosario-Rapetti,Sandra-Dominzain, Susana (2010) Cultura en situación de Pobreza (Resultados de una encuesta realizada a los habitantes de los asentamientos de Montevideo). FHCE – IMM- Mastergraf, Montevideo.
Dominzain, Susana – Rapetti, Sandra- Radakovich, Rosario. (2009) Imaginarios y consumo cultural. Segundo Informe Nacional sobre Consumo Cultural y Comportamiento Cultural. Uruguay 2009. MEC –FHCE- CCE, Montevideo. Dominzain, Susana. (2009) Imaginarios y derechos culturales en Derechos Humanos en el Uruguay. Informe 2099. Serpaj, Montevideo Papadópulos, Jorge, Radakovich, Rosario. (2005) Educación superior y género en Uruguay, UNESCO-IESALC, Montevideo. Radakovich, Rosario.(2010) Fronteras simbólicas de la desigualdad en Montevideo: consumo cultural en una ciudad fragmentada. En: Serna, M. (comp) Pobreza y (des)igualdad en Uruguay: una relación en debate, CLACSO, FCS-DS-UDELAR, Montevideo. Radakovich, Rosario. (2011)Retrato cultural. Montevideo entre óperas, tambores y cumbias. LICCOM-UDELAR, 2011. (en prensa)
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