CIUDAD HIDALGO

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RESUMEN: CIUDAD HIDALGO El autor reconstruye la historia de esta prehispánica población de San José Taximaroa, llamada por algunos "Ciudad esplendente del tarasquismo". Partiendo de una serie de documentos para delinear el marco histórico, geográfico y climatológico del lugar, donde tras la conquista se asentaron los religiosos franciscanos para consumar la conquista espiritual de los nativos, continúa con la descripción de sus características más sobresalientes en materia de superficie, población, división territorial y demás datos que contribuyen a generar una idea integral de la realidad concreta de que se ocupa el autor, incluyendo sus sistemas de comunicación, de producción y comercialización, exponiendo asimismo su entorno educativo, de salud y de servicios en general, que permiten definir a CIUDAD HIDALGO como un pueblo con larga historia, nutrida de acontecimientos de diversa índole, que se han encargado de recuperar para la posteridad diversos cronistas e historiadores, nacionales y extranjeros. En 9 capítulos soportados en fuentes bibliográficas de primera mano, el autor recompone la historia del municipio, para presentar un claro panorama de un pueblo michoacano abundante en riquezas naturales y emergido de entre sus más remotos orígenes prehispánicos.


MONOGRAFÍA MUNICIPAL

Monografía Municipal

CIUDAD HIDALGO

PROFR. ROBERTO LÓPEZ MAYA

GOBIERNO DEL ESTADO DE MICHOACÁN 1980 2


CIUDAD HIDALGO

Coordinador General: Leopoldo Herrera

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PRESENTACIÓN

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GOBIERNO DE MICHOACÁN edita esta serie de monografías municipales porque piensa que el conocimiento específico de uno de los municipios michoacanos contribuirá a una autoconciencia razonada de cada municipio, a un conocimiento más cabal del conjunto del Estado, a la divulgación de la belleza y los valores locales del terruño y a la mejor inteligencia del hombre en general. Estima, asimismo, que las monografías locales pueden ser un instrumento pedagógico de primer orden para iniciar a niños y adolescentes al través de su patria chica, a la que instintivamente aman, en la ciencia y el amor de la patria grande que es México, y porque está seguro que estas monografías fomentarán una acción social más consciente, vigorosa y audaz de los conglomerados municipales. Cada monografía se propone diseñar un conocimiento redondo de un municipio, aspira a la comprensión de sus hombres, al dibujo de su geografía, de su historia, de su economía, de su organización social, de su participación política y de su vida de relación con otras comunidades y busca la definición del municipio de que trata. Vamos a impulsar hacia un imperioso levantamiento espiritual los mejores hombres de cada lugar, que hoy están prisioneros del gravamen terrible del abandono y aislamiento. Vamos a hacerles saber a estos espíritus fraternos, perdidos en la inercia provincial que tienen en nosotros auxiliares y defensores. Vamos a tender una red de nudos de esfuerzo por todos los ámbitos michoacanos, red que a la vez será órgano de comunicación y órgano del estudio y conocimiento del hecho local y nacional; red, en fin, que forme un sistema nervioso por el que corran vitales oleadas de sensibilidad y, automáticas, poderosas corrientes de entendimiento y colaboración. Si alcanzamos estas metas, estaremos cumpliendo con el propósito esencial de esta serie monográfica y, a nivel estatal, colaborando con la realización de los propósitos nacionales expresados por el Presidente de la República, licenciado José López Portillo. L

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Finalmente, sobra decir que estas monografías no serán producto de una sola personal, sino de varias bien enteradas y muy distinguidas que nos han brindado su colaboración: sus escritos o testimonios, así como el resultado de sus investigaciones hechas sobre el pasado y la realidad actual. Morelia, Mich., febrero de 1980 Carlos Torres Manzo Gobernador Constitucional del Estado

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MENSAJE

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LGO MUY SENTIMENTAL,

ánimo de querencias y profundos recuerdos, mueven mi pluma para estampar en palabras la fisonomía de CIUDAD HIDALGO, ciudad que meció en su ámbito, breve entonces, mi infancia profesional. Esta ciudad la llevo dentro. Sus aquellas enjutas calles recortadas en unos cuantos pasos, su viejo y enjalbegado caserío sin luz alguna de color, sus rincones coloniales, sus encimados alrededores, llanadas y lomeríos, barrancos y estrechos horizontes, plasman en mi mente todo lo milenario de su historia, lo sugerente de sus tradiciones y la umbilical atadura que unió a TAXIMAROA por siglos a mi pueblo Tuxpan. Conocer VILLA HIDALGO fue un delirio en mi niñez; la juventud me llevó a la aspirada realidad entregándole la aventura de un viaje de tres horas a caballo por su Camino Real, mi destino en presencia humana para servirle, haciendo mía en buena parte su niñez de entonces. Hoy que toco los linderos de su pasado y me detengo en admirar los horizontes de su presente, hundo mi espíritu en la reconstrucción, piedra a piedra, de este pueblo tan antiguo que ya está cubierto por la nieve de los siglos, con alegría intensa deshumo los hechos de su historia y desempolvo el archivo de sus tradiciones. Sueño, pues, e imagino. Imagino y sueño lo que nadie vimos, la presencia de sus primeros pobladores, las primitivas gentes de este lugar que con los siglos había de ser llamada "ciudad esplendente del tarasquismo". Con sorpresa sin precedente he podido penetrar en el profundo y velado arcano de esta ciudad que odiosamente también titularon "de las tradiciones", pero omitiendo mañosamente el calificativo de "singular estrategia y de ejemplar milicia", armas esculpidas de sus guerreros en la panoplia de su ancestral escudo de nobleza como NOVENO BASTIÓN PURÉPECHA. El chasquido de la onda y el impacto de la piedra fueron los primeros sonidos producidos por el ser humano, que al esparcirse repercutiendo entre el cielo claro y el manto verde de la selva virgen, 6


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éstos también recibieron el rumor de la pisada cautelosa del indio semidesnudo y aventurero incansable que penetró al mundo misterioso de la taiga tarasca convertida en pueblo, allá en insondables tiempos remontados quizá a los 40 o 60 siglos de nosotros. Deshumar el rostro de esta tierra, configurarla en su incontable pretérito y en su evolutivo y ascendente presente, es la tarea de esta monografía. Desentrañar los orígenes de Taximaroa, conjuntar sus hechos en los diferentes estratos de su historia, es ardua, pero grata tarea, porque al vivir sus recuerdos, sus viejas tradiciones resucitamos al presente la gesta de sus hechos, su intervención política, social y económica en la patria y el Estado, vinculando a sus generaciones en el entronque de su primitiva raza: LOS OTOMÍES. Que la satisfacción de cooperar con el gobierno de Michoacán en su cultural afán de promoción turística, sea el permanente mensaje de salud a CIUDAD HIDALGO, a sus gentes todas, a quienes me recibieron como maestro dentro de las aulas, a los amigos maestros, a las amistades todas y a cuantos tuvieron contacto por diversos cauces, con un servidor. México, D. F., a 1º de Mayo de 1979. Profr. Roberto López Maya

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SÍMBOLO NAHUATLACA tomado del Códice Borgiano y publicado en la obra escrita en inglés, ANTIQUITIES OF MEXICO (Antigüedades Mexicanas), por el Lord Edward King Kingsborouh y editada en Londres en 1848, traducción de Antonio Peñafiel en 1885. La palabra TLAXIMALOYAN es un compuesto de dos términos nahuatlacos TAXIMAL-OYAN. Se dice en la obra citada: "La población perteneció a los tarascos, y en su lengua le llamaban TAXIMAROA; para traducir los mexicanos aquel vocablo de lengua extraña no atendieron al significado sino a reproducir sonidos semejantes; tomaron éstos del verbo TLAXIMA, "carpintear", ó de TLAXIMALLI, "astillas" ó "acepilladuras" (viruta), o de tlaximaloni, "azuela ó cosa semejante"; fijáronle como nombre de lugar, formando finalmente TLAXIMAL-OYAN = TLAXIMAL-OYAN = TLAXIMALOYAN "lugar de carpinteros". El Dr. José María Garibay K., en consulta especial antes de su muerte sobre el significado de TLAXIMA-LO-YAN, contestó como gran filólogo nahuatlaco que el significado preciso es "lugar donde se corta y se pule", refiriéndose a la madera, o también en referencia a límite territorial: "lugar donde se divide" ó un "árbol que se corta". (Nombres Antiguos de México, Antonio Peñafiel).

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CAPÍTULO I TAJIMAROA EN TESTIMONIOS 1 Advertencia:

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en esta primera parte a Taximaroa en testimonios documentales, tiene como objetivo consolidar la estructura monográfica del municipio con los antecedentes verificados por cuantos se han ocupado en escribir sobre este pedazo de territorio tarasco por su interés histórico, su dimensión geográfica y el ángulo militar de su estrategia como bastión defensivo en los enfrentamientos con la potencia mexica y sus aliados. Este documental obtenido de las obras que en cada caso se indican, ofrece la redundancia de similares datos, pero que en cambio nos descubren detalles que unos escritores no abordaron, por lo que la consolidación que se busca en el contenido histórico y monográfico, constituye un verdadero compendio del historial de esta ciudad en todos los aspectos de su existencia a través de los siglos. Breves comentarios y completas transcripciones para mejorar la lectura documental intervienen entre las páginas de esta selección de escritos, que por su importancia, se ha creído de interés darles cupo como exordio de la monografía, para sentar sobre ellos las bases del estudio general del municipio, ampliando y rectificando sus conceptos, como se verá adelante, y agregando cuanto fue obtenido de la investigación verificada por el autor a través de diversos medios, pues al descubrir información casi no tomada en cuenta en la fisonomía de la que en la actualidad se ha hecho de Ciudad Hidalgo en tesis, memorias y monografías de tipo profesional, aquí aparecen para enriquecer el verdadero fundamento de este lugar tan RESENTAR

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controvertido en su nombre y en muchos de sus hechos distorsionados. La verificación de los documentos que siguen tomará al lector no poca paciencia, si es que se quiere incrustar en la cepa de esta edificación escrita de su pueblo, que en la memoria de los tiempos, minimizadas unas veces, calificada justamente otras, hoy ofrece la evolución preponderante de su avance en todos los caminos del progreso. No ha sido lograda la colocación cronológica de los documentos, las ediciones y reediciones de las obras se anteceden y posponen, mas para el buen entendido, el orden de ellos no altera su comprensión, ni viene hasta cierto punto, a perjudicar la hilación. Por los antecedentes turísticos que el municipio ofrece, Hidalgo ha sido mirado por muchos, fotografiado en cuantía y escrito de acuerdo con lo que han escuchado, leído o recogido de sus impresiones. Creo que vale la pena saber el concepto que de Ciudad Hidalgo han externado en alguna forma cuantos han visitado la ciudad, así la lectura documental descubrirá lo que otros han afirmado y lo que el autor de esta monografía asienta autorizado por el conocimiento histórico guardado en archivos sin investigar. Tenemos la certeza de que al encararse a la lectura de todas las relaciones que se ofrecen, el lector, eludiendo las repeticiones, encontrará contrastes en fechas, hechos y puntos geográficos. Nuestra parte, lo que hemos encontrado y construido complementa lo que fue omitido en tales escritos. Con esta advertencia eludimos el cargo de copistas y así quienes pongan la mirada en la forja de esta monografía, no se sentirán defraudados.

2 DE QUÉ MANERA SE DESCUBRIÓ LA PROVINCIA DE MICHOACÁN Y QUIÉN LO HIZO De la materia de este capítulo no hizo mención la crónica de Michoacán, acaso por no parecerle necesario; pero hallando en el 10


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Cronista general de estos reinos, Antonio de Herrera, cosas muy especiales que conducen a esta historia, no me pareció defraudar a los lectores de tan curiosas noticias. Después de haber ganado el general Cortés la gran ciudad de México, solicitaba tener nuevas de otras provincias, y para esto remitió a un soldado que llamaban Villadiego con algunos indios y cosas de rescate, con orden que recorriese las tierras comarcanas; pero ni él ni los indios parecieron más. (20) "A otro soldado llamado Parrillas, a quien solía enviar para proveer de gallinas el ejército, llevado de los moradores del pueblo de Matlazinco, tocó en la raya de Michoacán, y los indios se alegraron mucho de verle, tocándole con las manos como cosa nunca vista, representándoseles que muchos como aquél eran bastantes para superar mayores ciudades que México, y por señas y por intérprete, respondió a lo que le preguntaban, y se enteró de la tierra de Michoacán, informándose si tenían plata u oro y con alguna labrada que le dieron y dos indios que acompañasen, se fueron a la presencia de Cortés muy contentos. Mandó los tratasen muy bien, y que los llevasen por todo el ejército, que hizo escaramucear delante de ellos, de que quedaron no poco espantados. Dióles algunas cosas de Castilla, y por el intérprete les dijo: que los cristianos siendo tan valientes para sus enemigos, así amparaban a los que se hacían sus amigos, y que presto los irían a ver y a enseñarles cuán errados vivían en adorar falsos dioses, y en sacrificar hombres, y que se podían ir en buena hora a su tierra. Mandó que los acompañasen algunos indios mexicanos, y recelándose de ellos los tarascos, admitieron por compañeros a algunos tlaxcaltecas hasta llegar a su pueblo. De allí pasaron los tarascos a noticiar a su rey de todo lo sucedido. Determinó entonces el español caudillo descubrir esta tierra, y para ello escogió al soldado Montaño y a otros tres castellanos, que tenía por hombres de discreción y de valor, y dándoles veinte señores indios que les acompañasen con un intérprete que sabía las tres lenguas, la mexicana, la otomí, la michoacana, mandóles dar muchas cosas de rescate y encargóles que procurasen ver y hablar al señor y tratar 11


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amistad con él, informándose de la gente, las armas, fuerzas, contrataciones, fertilidad y disposición de la tierra y que pudiendo hablar despacio con el señor le diesen razón de quiénes eran el Sumo Pontífice y el rey de Castilla, desengañándoles de muchas cosas en que estaban ciegos; y que por no haber querido los mexicanos recibir tanto bien había permitido el gran Dios de los cristianos que fuesen destruidos, como haría a todos los que le imitasen. Prometió a Montaño y a sus compañeros, si traían buen recado, de hacerles grandes mercedes, y luego delante de ellos dijo muchas cosas a los veinte señores; y entre otras, lo que principalmente les rogó y encargó fue "que yendo con aquellos castellanos que eran muy valientes y hermanos suyos, los guardasen y que nunca los dejasen, porque de esto recibiría gran contento y le pondría en obligación de que volviendo los haría mayores señores: y como para tal negocio convenía encargarles mucho que en las demandas y respuestas dijesen y tratasen toda verdad; y que si se viesen con el señor de Michoacán, como testigos de vista le contasen el poder de los cristianos, y que cuán bien les estaría darse por vasallos del emperador de ellos, que era el rey de Castilla". "Partieron, pues, todos juntos muy alegres; caminaron cuatro días sin apartarse los unos de los otros hasta que llegaron cerca del pueblo que se llama Taximaroa, raya de Michoacán; y como los vecinos y el señor de él tenían tan buena relación de los castellanos, por lo que los indios habían dicho, el señor y gobernador de él, con muchos principales que le acompañaban y con mucha gente popular, por ser el lugar grande, les salieron a recibir. Abrazó a los cristianos, dióles (como tenían de costumbre), rosas y ramilletes y luego abrazó a aquellos indios señores. Pararon un rato, y por el intérprete, el señor les dio la bienvenida, diciendo: Que se holgaba mucho que a su ciudad y casa hubiesen llegado tan buenos huéspedes, que se holgasen porque él los serviría y regalaría cuanto pudiese; y que estuviesen ciertos de que él deseaba mucho conocer a su capitán, y por él, ser criado y vasallo del señor de los cristianos, porque veía que su poder era tan grande que estando su persona tan lejos de México, con pocos criados y vasallos, hubiese sujetado la más fuerte ciudad que en 12


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aquellas partes había, y que tenía entendido que lo mismo podría hacer de todos los demás reinos de aquella tierra; y que supiesen que desde aquel pueblo adelante comenzaba el reino de Michoacán, sujeto a un gran señor, que era capital enemigo de los mexicanos, y que la tierra era grande y fértil, y muy poblada de hombres, y muy diestros en las flechas; y que creía que aquel gran señor enviaría presto sus embajadores a Cortés, ofreciéndole su persona, casa y reino". Los castellanos recibieron de esto gran contento, porque vieron que de tales muestras no se podía seguir sino próspero suceso; dijéronle que con el tiempo vería el gran valor de Cortés, y que por él y sus compañeros conocería el gran poder del emperador de los cristianos y que comunicándose todos se desengañarían de los errores en que estaban. En éstas y otras pláticas, todos muy alegres, dieron la vuelta hacia la ciudad, la cual por la guerra con los mexicanos, (aunque era muy grande), estaba cercada de trozos muy gruesos de encina, cortados a mano. Tenía esta trinchera o muro de alto dos estados1 y uno de ancho, y parecía muy antigua; renovábase siempre sacando los trozos muy secos y metiendo otros recién cortados, para lo cual había maestros y peones diputados que en ninguna otra cosa se ocupaban, pagados del dinero del reino. Por lo alto y por el lienzo de afuera y de adentro, iba tan igual y tupida la cerca, que no pudiera ser mejor labrada de cantería. Acostumbraban desde su principio, por la victoria que contra los mexicanos tenían, de no quemar la leña vieja y seca que sacaban de ella, sino en sacrificio de sus dioses. Hacían ciertas ceremonias cuando metían la nueva, significando que con su favor se haría aquel muro tan fuerte, que sus enemigos nunca entrarían por él, y que de él saldrían los amigos y volverían victoriosos. Entrados que fueron en el pueblo, les llevaron mucha comida y les hicieron muchos regalos, y tan buen tratamiento que los castellanos quedaron espantados; pero con todo y esto, aquella noche estuvieron despiertos y en vela, como hombres de guerra que querían estar seguros.

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Estados, dos estaturas de un hombre. 13


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Otro día los castellanos avisaron a Cortés de lo que pasaba y prosiguieron su camino a Michoacán; tardaron en llegar seis días acompañándolos cada día más gente de los pueblos comarcanos, que al camino salían a ver los que tan gran negocio habían acabado con sus enemigos los mexicanos. De la llegada de los castellanos a Taximaroa, el gobernador avisó al rey, y a los gobernadores de los otros pueblos por donde pasaban, hasta enviar pintados a los castellanos cómo iban, cómo comían, cómo dormían, las armas y vestidos que llevaban; y cuando llegaron a media legua pequeña de la ciudad de Michoacán, el rey, para mostrar su poder y su buena voluntad, mandó salir a ochocientos señores vestidos de fiesta, que cada uno tenía diez o doce mil vasallos; salieron con ellos tanta gente, que cubrían los campos. Llegados los castellanos, los abrazaron; y uno de ellos que parecía tener más edad y más autoridad, dándoles primero unas rosas, dijo: El gran señor nuestro, cuyos vasallos somos los que aquí estamos, nos mandó os saliésemos a recibir, y que os dijésemos fuésedes muy bien venidos y que por particulares mensajeros, desde que llegasteis a Taximaroa, hasta donde ahora estáis, os ha enviado a visitar, significando el contento que con vuestra venida tiene; díjonos que entrando en su gran ciudad seréis tratados como en la vuestra, donde os ruego reposéis y descanséis, y que os hace saber que de lo que deséais entender de él y de su reino, os dirá gran parte, y que así recibirá gran merced en que de Cortés y del muy gran señor suyo, el emperador y rey de Castilla, le deis cumplidas nuevas, porque desea mucho ser amigo del uno y vasallo del otro. Los castellanos respondieron en pocas palabras; después de lo cual guiáronlos a unos aposentos bien grandes y extrañamente labrados, que parecían bien ser de tan gran príncipe. Llevábanlos con grandes ceremonias de crianza y reverencia, diéronles a comer variedad de manjares, tocaron sus instrumentos músicos, que son muchos y hacen mucho ruido, y en comiendo, el gran señor los fue a ver, (aunque dice Montaño en su relación que antes que les trajesen de comer), salió con gran majestad a verles, y haciéndoles señal de paz, no consintiéndose llegar a él, les dijo que reposasen y que volvería luego a hablarles despacio. 14


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(Crónica de la Provincia Franciscana de los Apóstoles San Pedro y San Pablo de Michoacán por Fr. Isidro Félix de Espinosa, O.F.M. 1945). 3 DEL INGENIO DEL TARASCO. TRANSCRIPCIÓN DEL DOCUMENTO ORIGINAL "Historia de la Orden de Nuestro Seraphico P. San Francisco, Provincia de Mechoacan, en la Nueva España. Libro I". "A lo dicho se pone una ojección vulgar, y es, que el llamar Atzintzuntzan, con aqueste nombre, es porque ay muchos paxaros de este genero en su comarca, lo cual no convence por muchas razones, porque no son tantos como se encarece. Y también porque desde luego dieron los Tarascos en hazer de las mismas plumas, la imagen del dios Huitzilopuchtli del mismo que se finge aver nacido de su madre Coatlecue, la cual barriendo el Templo de sus dioses, de la tierra de Coatepec repentinamente vino rodando un ovillo de plumas, y ella lo cogió, y entró debajo de la faja, sobre el vientre, sintiéndose desde entonces preñada; cumplidos los nueve meses pario, sin obra de varon a Huitzilopuchtli, el cual salió de aquel abismo con una rodela en la mano izquierda, y en la derecha un dardo, ó vara de color azul, la cara espantosa, y toda rayada, ó por mejor dezir rescripta de su fiereza, en la frente un penacho de plumas verdes, y lo restante rayado, como Chichimeco, para darse visible como se avia representado oraculo, en aquel arbol espantoso, y assi atendiendo a aquesta fabula, dieron al nombre de Huitzilopuchtli, los prossessores de sus engaños. Otra significación diziendo: que no solo se compone de Huitzilin, sino de Tlahuipuchi, que significa Hechizero, o Nigromantico, que vomita fuego por la boca, con que se acredito por el Marte Indiano. Y assi le pintaron antiguamente, y de esta ficción tuvo principio la ingeniosa fabrica de plumas verdes, con que 15


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veremos, que fueron estos Tarascos de los conducidos por aqueste falso dios. "CAPÍTULO VII. Cómo el valor de los Tarascos siempre fue igual al Imperial de México. "Mucho siento el no tener bastante relación de los Reyes, y Monarchas, que eternizaron el valor del Tarasco, con el político, y militar govierno; porque en buena consecuencia este era el capítulo en que se avian de copiar sus succesiones, referir sus hazañas, contar sus hechos, celebrar sus leyes, y narrar sus obras; pintar el origen de su Monarchia, la propagación y herencia de su Reyno, pero todo á faltado, porque falto el quydado en los antepasados, con que disculpo mis desseos, que todos ellos se desuelaran en el escrutiño de sus verdades, por darlas á la estampa, para que la posteridad celebrase la memoria los insignes hechos del Tarasco. Conveniencias, que S. Geronimo encarga á los desvelos de la Historia. prodesti enim ad curam reipublicae, nosce opiniones priscas et egregias, audireque antiquitatis pulcherrima facinora; quae historice et omne genus poetarum prodiderunt, aetati suae ad posteritatis memoriam.2 "A mi me á faltado esta dicha, y por mia lamento la desgracia, pues no tengo parte en la gloria de tamaños Monarchas, pero por no dexarlo todo, assi por mayor referiré algunos hechos, en que se vera la valentía, con que siempre resistió al Emperador de Mexico, que siendo el mayor Señor de Occidente, á quien todo se le sugetaba, solo el Tarasco, cucurrit adversus eum erecto collo3 lebanto la cabeza, se le opuso, acometió, con tan grande esfuerzo, que quedando el valor indiferente, puso en quydado al Mexicano, y assi reforzó las fronterqas, fortifico los presidios, y avivo las centinelas. En medio de En efecto, es muy útil para provecho de la República, conocer las opiniones más egregias y de mejor fuente y escuchar los sucesos más brillantes de la antigüedad, conservados para su tiempo y para recuerdo de la posteridad por historiadores y toda clase de poetas". 3 "Con la cabeza levantada corrió contra de él". 2

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estas sospechas, le combatían algunos rezelos al Imperial Monarcha, cuando se le ofreció una batalla con el invencible Tarasco, en ocasión que tenía preso, á aquel gran Tlaxcalteco Tlalhuitzoli, cuya valentía muy bien conocida del Mexicano, á costa de los suyos, y remitiendo á fuerza, lo que el con la propia no podía conseguir, pretendió hazer su tributaria, la grandeza del Tarasco, haciendo su Capitan General al Tlaxcalteco, para que echase el yugo, al que jamás supo sufrirlo. Pensando el mexicano, que avia hallado á Pompeyo, que le postrase a Hierusalen; y que le ayudase como á Hyrcano: contra su hermano Aristobulo, con que le dejo á Judea, por tributaria de Roma. Recivio la conducta Tlalhuitzoli, y admitiola; y aunque enemigo de la gente que llevaba, se dejo vencer de su nobleza, y los governo con gran prudencia. Marcho con el campo, y plantolo junto a las fronteras del Tarasco, que eran Tlaximaloyan, Marauatio, Tzitaquaro, Acambaro, y Tzinapecuaro. Representaron los Mexicanos los designios de su venida, y publicaron la batalla. Oyda que la oyo el Tarasco, encendido en su furor nativo, toco el arma, y se alisto con tan grande denuedo, que llegando la hora embistieron con tan gran furor, que tuvo el Mexicano mucho que hazer, en reprimirlo; vbo de la vna, y otra parte muchas muertes, estragos y despojos. "El Padre Torquemada, Author desta Monarchia, contando a queste hecho dize: que no le ganaron lugar, ni pueblo alguno a los Tarascos, pero que les quitaron mucho Oro, y mucha Plata; lo cierto es, que no fue tanto, porque si las embestidas, y acontecimiento eran en el campo, cuerpo a cuerpo, sin petos ni corseletes, que Oro pudo ser aqueste? Como fueron aquellos despojos, sino les hizieron dar vn pie atrás? Lo más verosímil es que serian de algunos arriates, collares ó manillas de Oro, que vsaban los poderosos, que á las bregas, bueltas y refriegas ganarían los Mexicanos, y estos dejarían lo mismo. Pero lo que más me admira en aqueste hecho es, que un Exercito del Señor mas poderoso del Occidente, tan pesado, y tan crecido, y con vn General tan valiente no se hiziese dar vn pie á tras al Tarasco, ni le ganase pueblo, ni alguna de sus fronteras; con que juzgara el curioso, que compitió el vn valor con el otro, con tanta igualdad como se deja entender. 17


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CAPÍTULO VIII. En que se prosigue la materia del pasado; y le quenta un ardid memorable del Tarasco, con que puso en quydado al Emperador de Mexico. "No puedo dexar de celebrar los brios del Tarasco, cuando lo veo competidor del mayor Monarcha de Occidente, pues cuando todos sus Reyes, Señores, y Caziques, le inclinan la cabeza tributarios á su Imperio, solo el de Mechoacan, le entresaca, erige, y altivece, sin reconocerle;4 antes bien sale tan airoso en todas las levas, que le prende gentes, y funda con ellas pueblos. Y si no recurramos á los huesos, que hoy se ven entre Marauatio, y Tzitaquaro, cuyas memorias están representando, la mas ilustres victoria que tuvo el Rey de Mechoacan,5 ni alcanzo ningún Monarcha, contra el supremo

La venerable figura de Moctezuma era mirada por su pueblo como la de un dios. Nadie osaba levantar la vista hacia él, había que postrarse en tierra hasta besar el polvo cuando solía salir de palacio, debiéndose mandar cerrar puertas y ventanas. En palacio todo mundo debía descalzarse para penetrar a la sala del trono y hacer tres reverencias antes de llegar a sus pies que habían de besar cuantos penetraban a audiencia, no importando el grado de su personalidad. El Cazonci, invitado una vez, no procedió así, sino marcial y erecto y sin descalzarse se llegó hasta el Emperador. La nobleza que fue testigo de semejante sacrilegio, según el decir de algunos cronistas, llamaron CAZONCI al rey tarasco, interpretando en náhuatl la acción con este nombre que significa "el que no se descalza". (Historia de México por Niceto de Zamacois, tomo I). 5 Cuando el fulminante ataque de Axayácatl, los más sangrientos combates tuvieron lugar en los terrenos de lo que es hoy San Lucas Huaripeo. Precisamente por la cantidad de sangre que corrió, a este lugar, fundado para recuerdo del hecho, los tarascos lo llamaron HUARIPEO, que significa "lugar de sangre" ó "lugar donde corrió la sangre". (Historia de Michoacán, por Jesús Romero Flores). El rey Axayácatl, entristecido fatalmente, se dio a la pena, mandó esculpir su efigie en una roca de Chapultepec, la nostalgia y el doloroso recuerdo de 4

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Moctezuma, pues cuando mas colerico, y picado de los encuentros pasados descansaba en medio dellos, como el monte en medio de los vracanes, hasta que el rumor de nuevas invaciones le altero, y alterado junto gente, alisto cuadrillas, y crio el mas numeroso exercito, que hasta entonces se avia visto; cuyas ventajas pusieron en quydado á la Corona de Mechoacan; porque la gente que podía embiar á su resistencia, no equevalia en la tercera parte, y assi se valio de sus ardides, en que eran tan valientes como por las manos. Y fue el caso, que mando juntar infinito bastimento de comida, y de bebida, con tanta abundancia, que no faltasse; y marchando el campo hazi el del Emperador, al hacerlo rostro, en vez de plantar el exercito, sitiar los estandartes y levantar los pabellones, fueron tendiendo la comida, y la bebida por todo el lienzo que cogía la copia militar de Mexico; y al embestirles, dieron en correr los Tarascos, fingiéndose fugitivos al horror de Moctezuma, y los Mexicanos a seguirlos; quando de improviso dieron en la comida, y bebida; ellos mas hambrientos que belicosos, se dieron a ella, sin prevenir la cautela, y quando mas desquydados, rebolvieron los Tarascos y los desbarataron. Murieron infinitos, y prendieron muchos Tecos, y Matlazincas, de quienes se fundo el pueblo de Charo, encomienda del Marqués del Valle, tan grande y copioso, que es oy de los mejores de Mechoacan. Y por esta razón veremos, que no se fundo después de la conquista aca; bien que se reformaría el modo popular, y político, como quien militava ya en otra religión. Los Tecos como gente mas belicosa, fueron llevados á la Corte del Altzontzi, y a la ciudad de Pasquaro, donde estuvieron y an estado hasta oy, como inferiores, ó serviles al valor del Tarasco. Como tuvieron los Lacedemonios á los Clotas, los Thesalos á los Pinistas. Y por esta razón llamo Herodoto á los Mesarenses, esclavos de los Persas, porque los llevaron al Asia. "Donde veremos el estrago que se hizo una cautela contra las mayores fuerzas, fingiéndose fugitivos los Tarascos, para bolver á acometer, rendir y debelar á su contrario. Faccion, que imita á la del su derrota le robaron el deseo de vivir, murió de tristeza. (México a través de los Siglos. Tomo I.). 19


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gran Capitan de Dios lo fue, pues queriendo rendir la ciudad de Hay, cuyo nombre parece dize los sentimientos del estrago: mando á treinta mil hombres, cogiesen la espalda de la Ciudad, donde hiziessen emboscada, y se escondiessen. El Emperador rodeado de los veteranos de la milicia, aquella noche durmió en el cuerpo de guardia; otro dia por la mañana dio vista a la Ciudad. Los moradores cebados en los presentes no cuidaron de la emboscada, y embistieron al Emperador, el cual se figio fugitivo con los suyos, y siguiendo los de la Ciudad al alcance sin que quedasse en ella persona alguna. Entonces le dize Dios: 'Hay, levanta el escudo, haz la señal á la emboscada. Hecha, salieron los treinta mil hombres, cogieron á la Ciudad y la pusieron fuego. Quando sus moradores bolvieron el rostro, se hallaron en medio del peligro, y murieron á manos del: como los Mexicanos, que siguiendo al alcance del Tarasco fugitivo, no cuidaron del ardid fraguado, y cuando se ven en el, perecen miserablemente, quedando la victoria por el Rey de Mechoacan, por ardydoso, y por valiente".6 (Tomado de la Crónica de la Orden de N. Seráfico P. S. Francisco, provincia de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo de Michoacán, por Fr. Alonso de Correa. 1693). El licenciado Eduardo Ruiz en su libro MICHOACÁN Tradiciones y Leyendas, reedición 1978 de Enrique Ruiz, Cap. XXVII, página 283, nos ofrece un buen relato de las campañas mexicas en contra de los tarascos. Transcribimos todo su contenido en confirmación de lo antedicho sobre este particular y para agregar detalles que hemos descubierto y que el cronista franciscano omitió en su relación. "Los restos de Tzitzic-pandácuere yacen inhumados en una de las grandes diosas yácatas del campo mortuario de Itziparámacu.

Algunos autores afirman que Moctezuma regresó a Tenochtitlan con sólo 300 hombres, otros elevan el número a 3,000. 6

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"El valiente y activo Harame, príncipe heredero, subió al trono de Tzintzuntzan, y sus primeras órdenes fueron llamando al ejército para defender la independencia patria. "Podemos fijar la fecha de la coronación en el año de 1479. "En aquellos días el emperador mexicano AXAYÁCATL había visto acabados los trabajos de la piedra del sol,7 ese raro monumento cubierto de curiosos bajo-relieves, y deseaba colocarla en templo especial con ceremonias de inusitada solemnidad. "A este fin convocó el emperador a los grandes de su Corte y propuso en el Consejo, y así, fue aprobado que se llevara la guerra a Michoacán, no sólo para experimentar el renombrado valor de los tarascos, sino "para si podría con ellos hacer la fiesta de la estrena de la piedra, que era semejanza del sol, y ensangrentar su templo con la sangre de aquellas naciones". "Los MEXICA sabían que los purépecha se llamaban hijos del sol, y ya fuese movidos por un sentimiento religioso, o por un rasgo de ironía a los tarascos, los AZTECA quisieron sacrificar al numen que representaba el astro del día, víctimas tomadas de 'entre sus propios hijos'. "Concluido el Consejo, los nobles partieron a sus respectivas provincias y pregonaron la guerra, y de todas partes acudieron a México fuertes escuadrones de guerreros, 'gente muy lucida de soldados viejos y bisoños'. "Dada la publicidad de estos preparativos, el rey Harame los hizo por su parte, ardiendo en deseos de que su primera campaña tuviera por objeto medir sus armas contra los belicosos y temidos mexicanos. "Pasada la revista de las tropas que se presentaron en México para llevar la guerra a Michoacán, halló AXAYÁCATL, que su ejército constaba de veinticuatro mil hombres. "Dióse cita a los guerreros en los confines del reino de Matlazinco y cerca de la frontera michoacana de TLAXIMALOYÁN (hoy Tajimaroa), a inmediaciones de cuya ciudad se unieron nuevas y numerosas fuerzas a los invasores. 7

La Piedra del Sol: fue el Calendario Azteca. 21


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"Reforzado el ejército los mexicanos cayeron sobre Tajimaroa sin hallar resistencia: esta ciudad era una fortaleza de los tarascos para resguardar aquella frontera. Sus habitantes, sorprendidos de improviso, no tuvieron tiempo de defenderse, y los enemigos entraron, matando y saqueando sin piedad. Después la ciudad fue entregada a las llamas. "Axayácatl mandaba en persona el ejército, penetró resuelto en el territorio y fue a sentar sus reales en las riberas de un lago que estaba cerca de TZIPÉCUARO: se levantaron allí tiendas de campaña construidas de tupata, en medio de las cuales descollaba la de Hagangari (Axayácatl), tapizada de telas de algodón y cubierta de ricos asientos. "Entre tanto, los espías se habían internado a los bosques en pesquisa del ejército tarasco. Unos escuchas matlazinca fueron los que llegaron a descubrirlo y penetraron hasta su campamento por medio de un camino cubierto que practicaron: allí estaban velando los guerreros, repartidos en grupos, alrededor de muchísimos fogones, con los arcos en la mano, el cacax preñado de flechas y las sienes ceñidas con las terribles hondas. "Regresaron los espías a los reales mexicanos e informaron al rey que el ejército de los purépecha constaba de cuarenta mil hombres, ataviados con vistosos trajes y muchas y muy galanas rodeas y divisas de oro, así como flotando en los penachos ricos plumajes de diversos colores. Las armas de los capitanes, además del arco y las flechas, eran espadas de cobre, macanas con cilindros de tzinapu y porras claveteadas de bronce. Las flechas de Harame, como las de Tzitzicpandácuere, tenían puntas de oro, y en el extremo opuesto, plumas de colibrí. "No agradó a Axayácatl el informe de los espías, y vacilando en llevar a cabo la empresa, convocó al Consejo de guerra. Los nobles, viendo la flaqueza del rey, lo animaron y reforzaron, diciéndole que los mexicanos jamás habían contado el número de los enemigos ni nunca habían volteado el rostro al anunciarse el combate, y que puesto que, sin provocación alguna, habían invadido el reino de 22


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Michoacán, no convenía hacer otra cosa sino acometer y probar ventura de vencer o morir. "Axayácatl no pudo hacer otra cosa que deferir a la opinión de sus capitanes, y el ejército se puso en marcha para tomar campo. Habiendo llegado al sitio escogido, se presentó una lujosa embajada de los tarascos, y adelantándose hasta encontrar al rey, los intérpretes navatlacos (los que hablan el náhuatl) expusieron así el objetivo de su comisión: —"Mexicanos, ¿a qué venís con tanta gente armada a nuestras tierras? —"Venimos —les contestaron—, a vuestras tierras y a veros a vosotros. —"Acaso os han inducido los matlazinca, nuestros enemigos, y a quienes ha poco habéis vencido. —"No: venimos de nuestra voluntad. —"De vuestra voluntad vinisteis a buscar la muerte; todos pereceréis aquí. —"Véamoslo —replicaron los mexicanos—. "Retirada la embajada, 'avanzó en orden el ejército aztecatl', los cuahuéhuetl o viejos águila iban como maestros de campo, componiendo la gente, y pusieron delante a los valerosos y aguerridos cuachic. Descubrieron a la gente tarasca muy en orden y lucida con todos los señores delante, tan llenos de joyas y plumas, tan resplandecientes y deslumbrantes de oro, con tan lujosos brazaletes, sandalias, orejeras, bezotes y diademas también de oro, en la cabeza, que cuenta el cronista que como a la salida del sol, hora en que los descubrieron, con el resplandor quitaban la vista. "Avistados ambos ejércitos, embistió el tarasco con tanto empuje y con tanta furia, que en breve tiempo el mexicano empezó a desmayar y volver las espaldas. En vano Axayácatl movía sus reservas; por todas partes los purépecha alcanzaban victoria. Nuevas fuerzas aliadas de los mexicanos llegaban de refresco, mas no hacían otra cosa que morder el polvo y retirarse avergonzados. El sol poniente vino a dar término a la pelea; 'no habiendo mostrado los tarascos punto de flaqueza, antes de mucho valor y destreza'. 23


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"Reuniéronse en la noche en la tienda del rey, y los señores mexica, quienes tuvieron que dar su nombre, pues tan desconocidos estaban por la sangre y el polvo que cubría su semblante. Iban todos malheridos, unos de flechas, otros de piedras, otros al filo de la espada, otros pasados con varas arrojadizas de puntas de obsidiana, a tal grado que el rey tuvo lástima de ellos, y, llorando a los muchos que quedaron muertos en el campo, mandó dar a los heridos una bebida llamada yolatl, que significa agua de vida, y que consideraban como restauradora del valor y las fuerzas. "En esta misma noche se presentó al real el señor de Matlazinca, tributario desde hacía poco tiempo de los mexicanos y enemigo jurado de los tarascos: se mostró muy apenado del mal éxito de la batalla y ofreció a Axayácatl repuesto de armas y la gente que hubiere menester. Aceptado el ofrecimiento, el de Matlazinca fue a juntar sus tropas y regresó con ellas en auxilio de los mexicanos. Entre tanto llegaba este refuerzo, Axayácatl se hizo fuerte en el real, mandó curar sus heridos y dio descanso a sus tropas. Los tarascos no hicieron otra cosa que solemnizar con fiestas su victoria, y se entregaron al baile en presencia de sus enemigos. "Muy pocos días después se presentó en el campamento de los aztecas el rey Matlazinco con mucha gente, muy bien armada y aderezada, y muchos tamemes cargados de armas y bastimentos. El rey repartió el repuesto entre los más necesitados: arengó al ejército, recordándoles sus pasados triunfos e invocando su respeto a los dioses, en cuyo nombre peleaba. En seguida dio la orden de acometer; mas 'fue sin provecho la arremetida, que como moscas (dice la historia) que caen en el agua, así cayeron todos en las manos de los tarascos', siendo tanta la mortandad, que Axayácatl tuvo que dar la orden de retirada para que la gente 'no fuese consumida y acabada'. "Entre los muertos de los mexica hay que contar uno de los príncipes de sangre real, de entre los cuatro entre quienes escogía el candidato al trono, cuyo cadáver se llevaron los tarascos para mostrar su valor y menospreciar a los mexicanos. "Más de veinte mil mexicanos quedaron muertos en el campo de batalla, y con los reducidos restos de aquel orgulloso ejército huyó 24


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Axayácatl sin poder contener el llanto. En vano los sacerdotes trataban de consolarlo, diciéndole que el sol no había quedado sin víctimas, habiendo preferido alimentarse con la sangre de los aztecas que con la de los tarascos; el rey no se conformó jamás con su derrota. "Los purépecha, para perpetuar el recuerdo de su brillante victoria, fundaron un pueblo en el sitio mismo de la batalla y le dieron el nombre de Huarípeo".8 (Orozco y Berra, Historia Antigua de México, t. III, p. 365). El licenciado Ruiz, en su obra citada, Cap. XIX, pág. 400, continúa haciendo la narración histórica de los dos siguientes intentos de avasallar a los tarascos, ahora con Moctezuma II y el general Tlahuicole, su prisionero. Tomaremos una mínima parte de la narración, puesto que ya se ha antecedido con ella: "En México reinaba Moctezuma II, el más orgulloso de los reyes aztecas. Creyendo que nada se opondría a su valor y, por otra parte, deseando tomar venganza de los michoacanos por la victoria que alcanzaron sobre Axayácatl, preparó un ejército para invadir y conquistar los dominios del rey de los lagos. "Por ese tiempo se hallaba prisionero en Tenochtitlan, el famoso guerrero Tlahuicole. 'Era célebre capitán de los tercios-otomíes, al servicio de la república (Tlacallan), atlético, forzudo, de indomable valor; su macuahuitl no podía ser manejado por un hombre común; nada resistía a su poderoso empuje, y su sola presencia en la batalla ahuyentaba a sus enemigos y contrarios'. Los soldados de Moctezuma lograron apoderarse del temible jefe, 'a quien había podido hacer caer en un pantano'". La intervención de Tlahuicole en la batalla contra los tarascos ha sido ya narrada en páginas atrás con los resultados de su desafortunada estrategia, para vergüenza de Moctezuma. Tlahuicole, que estaba sentenciado a muerte, solicitó la gracia de morir luchando al estilo gladiador. Murió heroicamente acosado por numerosos enemigos. 8

Hoy se llama San Lucas Huaripeo. 25


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Al rey Zinguangua correspondió el mérito de estas batallas, pero sin envanecerse de ello. Volvió a fortalecer a su ejército, presintiendo otro nuevo intento de invasión, la crónica transcrita nos informa al detalle de esta nueva victoria tarasca y de la descomunal derrota de los mexica. No fue, pues, traición en forma alguna de los tarascos, puesto que no tenían compromiso alguno con los aztecas. La gula de éstos los perdió, sencillamente.

4 CAPÍTULO XXIX Del don de profecía que tuvo este Siervo de Dios y su preciosa muerte Entre los muchos favores con que el Cielo enriqueció la alma dichosa de nuestro humildísimo Fr. Francisco, fue el don de profecía que recayendo sobre lo sólido de sus virtudes acredita mucho su rara santidad. Muchas fueron las cosas que con luz profética predijo antes que sucediesen: como supone la crónica de éstas sólo expresaré las que encuentre en su vida. Estando este siervo de Dios en las minas de Tasco le dijo a Gaspar López de aquel lugar; que escusase mucho ver animal con cuernos, porque había de morir en ellos y como el crédito de la santidad del V. Castro era tan grande, tuvo el buen hombre por cierta la profecía, y se escusaba salir de su casa particularmente el día que había fiesta de toros. Sucedió, pues, que un día que los hubo, después de acabado el torneo, a la oración de la noche lo enviase a llamar el alcalde mayor para un negocio de importancia; él temeroso de los toros, envió a un hijo suyo fuese a ver si había quedado alguno en la plaza. Fue, y vio que había quedado uno muerto, volvió, y le dijo que no había ninguno vivo sino uno muerto. Con lo cual el Gaspar López salió con luz encendida de su casa, y al entrar por la plaza se le apagó, y prosiguiendo su camino, sin pensarlo erró el camino, y fue a dar con 26


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el toro muerto, y tropezando con él cayó sobre los cuernos, y se pasó por el corazón quedando muerto en ellos; como si fuera su vida símbolo de la luz que al entrar de la plaza se apagó. Con esto el pueblo levantó las voces, y aclamó la profecía de V. Castro. A otro hombre llamado Alonso Delgado, sastre, en las mismas minas de Tasco le rogó este siervo de dios que no se hallase en alguna pendencia o riña porque lo habían de matar. El buen hombre escarmentado en su vecino, y satisfecho de la santidad del que le avisaba, vivió con gran cuidado, y escusó todo lo posible las ocasiones. Un día estando trabajando se armaron en su puerta unas cuchilladas, y él de improviso salió a meter paz, y tirando uno de la pendencia a su contrario la daga se le clavó por las sienes al dicho Alonso Delgado, y murió como lo había dicho la profecía. En el pueblo de Taximaroa donde de ordinario llegaba este siervo de Dios en la misión de sus limosnas, vivía don Diego de Lira y Sayas, y satisfecho de su santidad y profecía, le rogó que le dijese dónde estaba un tesoro que su suegro había dejado enterrado. El siervo de Dios se encogió con la humildad que profesaba para que Dios hiciese público lo que él encubría, y se escusó confesándose indigno de aquella gracia. El buen caballero se valió de la autoridad del guardián del aquel convento, y le rogó se lo mandase; así lo hizo llevándolo casi de por fuerza, y el V. Castro por entender que era voluntad de Dios, obedeció; y así los guió a un paraje donde el siervo de Dios no había estado en su vida, y subiendo en un alto hizo pausa, y con él todos los que le acompañaban, y levantando la mano hizo un círculo, y dijo que allí estaba la plata tan pura, y blanca como la habían enterrado. Empezaron a cavar, y como cerró la noche lo dejaron para el otro día, que fue en el que el venerable pasó de largo; y así volvieron a cavar y no pudieron dar con ella; y se levantaron nuevas opiniones contra el crédito del siervo de Dios sin ver que el defecto estaba en ellos. De ahí a algunos días volvió el siervo de Dios por allí, y haciéndole el don Diego de Lira cargo del engaño, le respondió: que no era la voluntad de Dios que hiciera carrozas, engordara caballos, y festejara damas, y que por eso no había hallado la plata. Y como le dijo al Don Diego los mismos pensamientos, y devaneos que había tenido aquella noche 27


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con la esperanza del tesoro, conoció su culpa, y confirmó la santidad por verdadera: lo cual juró el Don Diego diciendo que le había dicho el V. Castro sus pensamientos, del mismo modo que los había tenido; y así le quedó tan aficionado que viendo que no tenía hijos, deseándolos tener, le rogó se lo pidiese a nuestro Señor. El siervo de Dios se volvió a él y le dijo que había de tener tantos que se espantaría; y porque lo creyese le dijo que ya estaba su mujer preñada de una hija; y así fue, como se vio en el parto, y después tuvo doce hijos, con que se tuvo por cierto, que hablaba por boca del Espíritu Santo. Otras muchas profecías dejó de escribir por no encontrarlas en la historia. Estando este siervo de Dios en el Convento de Acámbaro donde estaba por entonces el noviciado de esta provincia, tocando a medianoche a maitines un novicio se le voltió la esquila para arriba, y no pudiendo volverla con el cordel subió arriba para voltearla con las manos. Al mismo tiempo que iba a ejecutarlo salió el bendito Castro del coro dándole voces para que se detuviera. Hízolo el novicio asombrado, y subiendo el V. Castro al campanil, tomando la cuerda en la mano comenzó a acotar al demonio diciéndole en voz clara muchos improperios, y se ausentó el enemigo malo de aquel lugar con mucho estruendo. Volvióse entonces el siervo de Dios a confabular con el novicio, y con singular espíritu le dijo diese muchas gracias a Dios Nuestro Señor por haberle libertado de las garras de aquel furioso león infernal, cuyo intento había sido precipitarlo de lo alto, y hacerle pedazos en la caída. A pocos días de haber estado morador en este convento, lo llamó el Señor con instinto superior para que se fuese a recoger los últimos días de su vida al primer nido donde se creó para la religión, que era el santo convento de Valladolid. Aquí le asaltó la enfermedad última, y al punto que aquella piadosa ciudad escuchó las voces funestas de sus dolencias, se atropellaban las más ilustres personas de los cabildos eclesiásticos, y secular, solicitando todos consolarse con su presencia, y ver si podían dar algún remedio a su mortal dolencia. Todos le encontraban con tanto sosiego y tranquilidad de ánima, como permitía su siempre virtuosa vida, pues es cosa casi siempre 28


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experimentada, que se vea en la muerte lo que antes se trabajó en la vida. Recibió los santos sacramentos como quien hacía la última prevención para la jornada de la eternidad. Pidió a todos sus hermanos religiosos, con muchas lágrimas le perdonasen los defectos que como hombre miserable hubiese tenido, y como todos tenían presentes sus ayunos, sus mortificaciones, su rara humildad, su continua oración y estupendo ejemplo que como luz clarísima se dejaba ver de todos, así dentro de los conventos, como entre los seculares, no es ponderable el torrente de lágrimas que vertían por los ojos todos los que asistían a su dichoso tránsito. Lleno de confianza, y con muestras muy singulares de que su bendita alma comenzaba ya a gustar destellos de los eternos goces, entregó su espíritu a su Creador dejando seguras esperanzas de su salvación eterna. Diéronle sepultura en el mismo convento con asistencia, y aclamación de toda la ciudad de Valladolid, que le veneró siempre como a varón santo. Quiso el Señor calificar la virtud de su siervo con el raro prodigio que observaron todos en su sepultura, pues después de muchos días que había sido enterrado su cuerpo, salía de la tierra tal olor y fragancia que nunca todos los olores juntos, y compuestos por manos de los hombres la pudieron causar semejante. Sólo un dolor, y sentimiento nos deja significado el M. R. P. cronista en la muerte de este varón justo, y es que con la nueva fábrica de la iglesia se ignora el lugar donde se le dio sepultura, y mucho menos esperanzas nos queda a los presentes (de) encontrar sus huesos después de casi dos siglos. El R. P. Fr. Isidro Félix de Espinosa, O. F. M. narra en su Crónica de la Provincia de los Apóstoles San Pedro y San Pablo de Michoacán, Edic. de 1945, los milagros del Siervo de Dios Fr. Francisco de Castro que estuvo en Taximaroa, Tuxpan y Zitácuaro como ilustre evangelizador visitante. Hechos del siglo XVII.

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5 LA ENCOMIENDA DE TAXIMAROA "…alcanzar en Chiametla el paraje donde estaba su navío, que Nuño de Guzmán le había robado. Por un instrumento9 perteneciente a la milagrosa llegada de Nuestra Señora de los Remedios, de San Juan de Tzitácuaro, que estaba en nuestro archivo de Provincia, consta de un testimonio auténtico y papeles antiquísimos de los tarascos de la jurisdicción de Taximaroa, que don Fernando Cortés, marqués del Valle, vino a esta cabecera, sin decirnos el año, y como hasta aquí, por lo referido, se ve que desde su conquista de México fue de las Higueras a España, y se vio tan embarazado en todas sus vastas ideas, aun en lo que pertenecía al marquesado, para arreglarlo nunca fue a Tzintzuntzan, como pretenden algunos, ni tuvo lugar para ello, y hallo que sólo en esta ocasión cuando atravesó por tierra el reino de Michoacán, para ir en persona a cobrar su navío, pudo venir a este pueblo de Taximaroa, y jurisdicción que era, frontera de Michoacán. En efecto, cuando el marqués del Valle hubo aprestado toda su gente de mar y tierra para la expedición que premeditaba, llegó a Taximaroa, y fue recibido por los indios principales del pueblo, que eran don Buenaventura, y su hijo, Juan Buenaventura, y don Gonzalo Cuini, don Martín Bicha, don Mateo de Chapatuato, don Francisco Puruato, don Andrés Chifuni, vecino de Tuxpan; éstos y los demás caciques, con gran cantidad de naturales, y todo lo que es ahora la jurisdicción de Taximaroa, hicieron su acatamiento al marqués en el llano que llaman Acámbaro Tepagua; y le presentaron gran cantidad Testimonio jurídico de unos títulos de los naturales del pueblo de San Miguel Timbineo de la jurisdicción de San Juan Tzitácuaro, por donde consta la milagrosa quedada, y llegada de nuestra señora de los Remedios de San Juan Tzitácuaro, que fue el año de 1543, que la trajo de España el factor de Taximaroa Juan Velázquez de Salazar, su encomendero. Existe este instrumento en el archivo de la Santa Provincia de los gloriosos apóstoles San Pedro y San Pablo de Michoacán, que en el día está el convento capitular de Querétaro. 9

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de gallinas de la tierra mezcal. Venían en compañía del marqués dos religiosos nuestros, fray Ángel de Jesús y fray Alonso de Palo, lego y muchos españoles, que fueron conducidos por estos naturales a sus caserías, en un sitio que llaman el Reino, junto a unos cuecillos, que es el mero Taximaroa, y estos santos padres empezaron a bautizar y catequizar a todos los de aquel territorio; también, como aparece por el contesto del citado instrumento, se juntaron en este pueblo, de orden del marqués del Valle, los ídolos, que derribaron, y en su lugar se empezó a fabricar una iglesia, encima, donde estaba la casería; antes, el factor Gonzalo de Salazar, que era encomendero de este pueblo y cabecera, cuya encomienda le había dado el marqués, la había reconocido, y de acuerdo con los comisionados del rey Caltzontzi, había arreglado las mojoneras y linderos, para distinguir lo que tocaba al rey de España, a fin de gobernar a aquellos naturales y cobrar de ellos los tributos que le pertenecían, sin perjuicio de los que al rey Caltzontzi debían pagar en Michoacán. Pondré aquí la razón de estos linderos, conforme está en dicho instrumento autorizado, para lo que pueda convenir para la inteligencia de la descripción del reino de Michoacán. Dice, pues: aquí empiezan los linderos donde llaman Urapeo, arriba del pueblo de Ozuma, y luego, yendo para el pueblo de Yunsimahuato, es lindero; y también Caperahuato, que igualmente es lindero; el que va al pueblo de Patamoro, es río y lindero; y en Patoro, es también lindero; asimismo, este monte que llaman Huirosi, es lindero, y Tarecuato, también; son linderos Tarecuato y Aramehuato, la mitad de éste pertenece al pueblo de Tusantla, y la otra mitad al pueblo de Taximaroa; yendo para Moscucao, es lindero Irapeo; son linderos Ipucuato, Yanicuahuato. Se reconocen por linderos, a la otra falta del monte de Copándaro, del de Xoconusco, y pasando adelante a Apundaparavieu, se tomó por lindero, como también pasando el llano de Tetepongo, un monte o cerrillo blanco, pelado por detrás, fija el lindero. Linderos son, pasando a Pequesuato y a Binamoro, yendo a pasar el río grande, donde llaman Yoreguaro, arriba es lindero; también arriba de Avenguetío, y por Yenguaro, se tuvo por lindero. Pasando por donde sale una agua con que se hace azufre, es lindero, y de allí sale el agua 31


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que viene a San Pedro, para llegar al pie del monte, y allí llega el camino que viene de Michoacán, y pasa a dar a Urapeo, que es donde empezaron los linderos y tierras que pertenecieron al rey de Michoacán. Consta, igualmente, por este instrumento, qué pueblos eran los que componían esta cabecera, y son los siguientes: Primeramente el pueblo de Taximaroa, como cabeza de la jurisdicción dicha; después, los pueblos de Yunsimahuato, Chapatuato, Guanimoro, Turandeo, Tuxpan, Yungapeo, Cóporo, Timbineo, Puimuro, Ciracuato y San Miguel de Moro, con las demás tierras y montes baldíos y eriazos que pertenecen a este pueblo y cabecera de Taximaroa. El original de este papel está en lengua tarasca, y pertenece a los naturales del pueblo de San Miguel Timbineo. Salió el marqués del Valle de Timbineo, y tierras de Tzitácuaro, ganando la tierra de Colima, y sus territorios comarcanos, hasta que llegó al puerto de Chiametla, reparó el…" Fr. Pablo de la Concepción Beaumont. Crónica de Michoacán. (1932) Segundo Volumen. El instrumento histórico de la Encomienda de Taximaroa.

6 LA DOCTRINA DE TAXIMAROA EN EL SIGLO XVII Esta doctrina, que su cabecera es Taximaroa, es partido de indios y adminístranle frailes franciscanos y el cura que los administra tiene cien pesos de salario y (cien) cincuenta fanegas de maíz que paga doña María de Urdiñola, encomendera de dicho partido, y el Rey. Pueblos El pueblo de Tajimaroa, que es la cabecera, tiene cincuenta vecinos. San Pedro tiene de cuenta veinte vecinos. 32


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San Lucas Huarirapeo tiene de cuenta diez vecinos. El pueblo de Cuitareo tiene de cuenta veinte vecinos. San Lorenzo tiene de cuenta veinte vecinos. Hospitales El pueblo de Tajimaroa tiene hospital y tiene propios tres sitios, de estancia que tiene vendidos a censo, de que le pagan cincuenta pesos cada año, y tiene más hasta veinte yeguas mansas, tiene más un molino, (que es de la sacristía). El pueblo de San Pedro tiene hospital sin renta ni propios. El pueblo de San Lucas tiene hospital y tiene veinte cabezas de ganado de cerda. El pueblo de San Lorenzo tiene hospital sin renta ni propios. Haciendas La labor de San Pedro, que es de Antonio Bucio, coge doscientas fanegas de maíz, tiene treinta yeguas rejegas, hierra diez crías. La estancia de Elena Arias, viuda, y de su hijo Juan Pérez, tiene de cien vacas de todas edades, docena y media de yeguas rejegas, hierra treinta becerros, cinco potros, coge doscientas fanegas de maíz. La estancia que llaman San Gerónimo, que es de Antonio Jiménez, tiene ciento y treinta vacas de todas edades y cuarenta yeguas, hierra cuarenta becerros, veinte potros, coge cien fanegas de maíz. En esta misma hacienda vive un hijo bastardo del dicho Antonio Jiménez, llamado Diego Jiménez, tiene doscientas vacas, hierra cuarenta becerros, tiene ciento y cincuenta yeguas, hierra cuarenta crías, coge cien fanegas de maíz. La labor de don Gerónimo Padilla coge doscientas fanegas de maíz. La labor de Juan de León, que llaman del Monte, coge trescientas fanegas de maíz, tiene cuarenta cabezas de ganado de cerda, señala veinte crías. La labor de Pedro Pérez de Garfias coge cien fanegas de maíz, tiene veinte y cuatro vacas, hierra diez becerros y cuatro crías de quince yeguas. 33


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El rancho de Juan Pérez, hijo de Rodrigo Pérez, coge trescientas fanegas de maíz, hiera seis becerros de doce vacas, tiene treinta cabezas de ganado de cerda, de que señala otras tantas crías. La labor que es de Pedro López Dávila, que la administra Juan de Zalazar, coge cien fanegas de trigo. Valle de Jaripeo Dos labores de don Gerónimo de Padilla, una en la que él vive, y otra que tiene a renta Melchor Gallegos, en entrambas se cogen ochocientas fanegas de trigo, tiene cincuenta vacas, hierra quince becerros, tiene cien yeguas, hierra cuarenta potros y diez mulas. La labor de Antonio del Castillo, que la administra Andrés del Castillo, coge cuatrocientas fanegas de trigo, tiene treinta vacas, hierra diez becerros. La labor del Andrés del Castillo, que la tiene a renta Cristóbal Nieto, coge doscientas fanegas de trigo. Dos labores de Esteban de la Fuente, que tienen a renta una Sebastián de Tafoia y otra Miguel Pérez, en ambas se cogen quinientas fanegas de trigo y el dicho Tafoia tiene una docena de vacas, hierra ocho becerros. La labor de Juan de León Coronado coge cien fanegas de trigo. La labor de Pedraza cogerá cincuenta fanegas de trigo. La labor de Diego de Ribera cogerá setenta fanegas de trigo. Tendrá este pueblo de Tajimaroa diez o doce vecinos españoles y los indios la mayor parte son tarascos; también hay algunos mazaguas, y todos se administran en tarasco. Está todo este partido, así pueblos como labores, en distancia de una legua. (Pro. D. RAMÓN LÓPEZ LARA. El Obispado de Valladolid en el siglo XVII. 1973). Doña María de Urdiñola, encomendera de Taximaroa y Zitácuaro, fue hermana del célebre conquistador D. Francisco de Urdiñola, viuda de D. Juan Velázquez de Salazar, que recogió por composiciones con el Gobierno Virreinal la totalidad de la encomienda dada a su señor suegro D. Gonzalo de Salazar y que había sido repartida para otorgar la jurisdicción de Zitácuaro, Tuxpan, 34


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Jungapeo y el Valle de Quensio a D. Alfonso de Peñaranda y Bracamonte. (Lic. Eduardo Ruiz, Michoacán Tradiciones y Leyendas, pág. 46. 1975).

7 LA DOCTRINA DE TAXIMAROA EN EL SIGLO XVIII Taximaroa o Tlaximalóyan, (San José). Pueblo y Curato del Partido de Zitácuaro, perteneciente en otro tiempo a Maravatío, y distante cerca de once leguas de su actual Cabecera, hacia el Oeste de Irimbo. Cerca de este Pueblo hay unas montañas, restos de antiguos volcanes, de que sacan los habitantes azufre en abundancia; y un valle de considerable extensión para las siembras de sus semillas, que son el maíz, el trigo y el frijol de preferencia, sobre un temperamento frío. Trabajan también allí varios tejidos de algodón y lana, que hacen su único ramo de comercio, con el de sus frutos. Se ha puesto un Ayuntamiento Constitucional en este Pueblo, y le son anexos los siguientes. (Long. 1º 16' 0"; Lat. 19º 40' 45". Altura, desconocida). Hombres Poblac. del ant.1822

Mujeres

Total

Solteros

CasaDos

Viudos

Solteras

Casadas

Viudas

Almas

648

386

40

613

385

144

2 216

Queréndaro 2º., (San Lorenzo). Pueblo de esta Doctrina una legua hacia el S. de Irimbo, y cerca de dos del precedente. Es templado, da trigo y maíz a sus habitantes que trabajan de peones en las haciendas inmediatas. (Long… Lat… Altura…).

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Hombres Poblac. del ant.1822

Mujeres

Total

Solteros

Casados

Viudos

Solteras

Casadas

Viudas

Almas

167

127

9

155

121

24

603

Chapatuato (San Sebastián). Pueblito muy distante de esta Doctrina, que linda con Patámbaro del Partido de Charo, a tres leguas y media por el N. y tres al Este de Copuyo. Es de temperamento cálido, produce caña dulce, zapote prieto, maíz y trigo, y sus habitantes cultivan estas semillas. (Long…. Lat. 19º 31' 30". Altura…). NOTAS 1ª. En esta Doctrina se cuentan 10 haciendas y 31 ranchos, cuya población se ha agregado a la de los pueblos circunvecinos. 2ª. Aunque en ella no hay establecido más que un Ayuntamiento en Chapatuato, por la distancia hay otra Parroquia con su cura secular. [24]. Juan José Martínez de Lejarza. Análisis Estadístico de la Provincia de Michoacán. 1822.

8 TAXIMAROA EN EL SIGLO XIX Pueblo muy antiguo de los indios Tarascos. Después de la conquista tocó en encomienda al español D. Juan Velázquez de Zalazar; luego fue república de indios con gobernador, y cabecera de partido; este lugar debió su esplendor antiguo a los padres franciscanos que no solamente lograron la conquista espiritual y fundaron allí un convento el año de 1550, sino que desmontaron los bosques, e 36


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hicieron productivos los desiertos, enseñaron a los indios la agricultura, fundaron escuelas y hospitales y le dieron a Tajimaroa y a sus doctrinas tal grado de bienestar que apenas se puede creer hoy lo que acerca de esto refieren los cronistas de la época. En 14 de septiembre de 1598 el virrey Zúñiga comisionó al Sr. D. Martín Cerón Saavedra para reunir en congregación, en el punto de Taximaroa, a los indios dispersos en muchos pueblos inmediatos, que eran una especie de barrios de la cabecera. En esta época se construyó la iglesia parroquial que algunos años después fue mejorada en su fábrica material; hoy está servida por un cura clérigo, un padre sacristán y dos vicarios: esta iglesia es la misma que pertenecía a los franciscanos; está dedicada a Sr. Sn. José, es de construcción sólida, amplia y de mal gusto: hay establecidas en ella dos cofradías y hermandad de vela perpetua. La iglesia del hospital y otras dos miserables capillas completan los templos de este lugar. El curato cuenta 10 000 habitantes: la cabecera con 3 000 vecinos. En las inmediaciones de este pueblo se encuentran varios cráteres apagados de volcanes antiguos de los que sacan los vecinos gran cantidad de azufre de excelente calidad. A más de esta industria se dedican a la agricultura, al comercio, al menudeo y a los tejidos ordinarios de algodón y lana. Taximaroa tiene ayuntamiento, dos escuelas para niños y niñas, receptoría de alcabalas, casa de correos, dos mesones y algunas fábricas urbanas de regular construcción. Dependen de este curato los pueblos de San Sebastián Chapatuato que está situado ya en la Tierra Caliente, San Lorenzo y Queréndaro, San Bartolomé Cuitaréo, San Pedro Catarácuaro, San Matías Cataracua y San Lucas Cuararapéo, en todos los que hay capillas habilitadas de los vasos sagrados y paramentos necesarios para la celebración de la misa; además le pertenecen once haciendas, y cuarenta ranchos de poca población. Su situación geográfica es a los 1º 16' 00" de longitud y 19º 40' 45" de latitud. 37


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El temperamento de Taximaroa y de sus doctrinas es frío, exceptuando el del pueblo de Chapatuato que es bastante caliente. El trigo que se da en esta jurisdicción es de muy buena calidad: sería muy útil a los dueños de las fértiles haciendas comprendidas en aquella, que aprovecharan para molinos de harina las aguas elevadas de algunos arroyos y manantiales. El área del curato se regula en 48 leguas cuadradas, y linda con los curatos de Irimbo, Maravatío, Tuxpan, Tlalpuxuhua y Charo. En el orden político está comprendido en el Distrito de Maravatío. Dr. J. Guadalupe Romero. Michoacán y Guanajuato en 1860. (Reedición en 1972). La iglesia y el convento fueron construidos en 1550, la primera fue reconstruida en su estado actual en los primeros años del siglo XVII.

9 TAXIMAROA EN LOS PRIMEROS AÑOS DEL SIGLO XX Tajimaroa, Municipalidad del Distrito de Zinapécuaro, Estado de Michoacán, con 12,544 habitantes, distribuidos en las siguientes localidades: Pueblo de Tajimaroa, cabecera. Pueblos tenencias de la municipalidad: San Bartolo Cuitareo, San Lucas Huarirapeo, San Pedro Jácuaro, San Matías Catacácuaro y San Lorenzo. Haciendas: San Pedro, El Chaparro, Los Azufres, San Matías, Agua fría, San Jerónimo de los Ríos, Santa Rosa, Jaripeo, San Martín, Las Tortugas y Hacienda Nueva. Ranchos. Cuciro, Del Cortijo, Las Jaritas, Cedritos, Cuitzillos, Ajolotes, Alta Huerta, Rincón de Rubios, La Cuadrilla, Las Peñitas, Magallanes, La Loma, La Virgen, Caracol (congregación), Cuitzillos, San Antonio, Tacario, Remblaz, Cebolleta, El Salto, San Rafael, Chapatuato, La Bufita, Cofradía, Yonquio, Patambarillo, Seco, Puerto de Cuitareo, Llano del Ejido, Rincón de Zedeños, Potrero, Huaniqueo, 38


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Jaripeo el Grande, Janamoro, Rincón de Arriba, Rincón de Escobas, Ardilla, Jaral, Capulín, Noria Nueva, Rosa del Maíz, Tacario, Rosa del Trigo, Pito Real, Agua del Pino, Tembendado, La Teja, San José Irapeo, El Tren, Carrizo, Las Pitallas, Güindo, Rincón Grande, San Isidro Huajúmaro, Piedra Parada, Sabaneta, Cerro del Macho, Ciripeo, Zacatones, Buelleros, Molcajete, Tierras Coloradas, Olluelas, Castillo, Pucuato, San Antonio, Ponces, Ojos de Agua, Pozos, Cuchipitío, San Andrés, Palos Secos, Ahuacates, Loma de Zetinas, Lagunilla. Tajimaroa. Pueblo cabecera de municipalidad del Distrito de Zinapécuaro, Estado de Michoacán, con 1 861 habitantes. Es un pueblo muy antiguo de indios tarascos. Después de la Conquista tocó en encomienda al español D. Juan Velázquez de Salazar; luego fue república de indios con gobernador y cabecera de partido; este lugar debió su esplendor antiguo a los padres franciscanos que no solamente lograron la conquista espiritual y fundaron un convento en 1550, sino que desmontaron los bosques e hicieron productivos aquellos desiertos, enseñaron a los indios la agricultura, fundaron escuelas y hospitales, y dieron a Tajimaroa tal grado de bienestar que apenas puede creerse cuanto en abono de lo referido asientan los cronistas de la época. En 14 de septiembre de 1598 el virrey Zúñiga comisionó al Sr. D. Martín Cerón Saavedra para congregar en el mismo lugar de Tajimaroa a los indios dispersos en muchos pueblos inmediatos. Encuéntranse en las cercanías del pueblo varios cráteres de volcanes extinguidos y de los cuales los vecinos extraen gran cantidad de azufre de excelente clase. El temperamento es frío y los terrenos muy propios para el cultivo del trigo, del que se levantan buenas cosechas. Además de la agricultura y extracción de azufre, los habitantes de Tajimaroa se ocupan en los tejidos ordinarios de algodón y comercio por menor. Dista de Maravatío 6 leguas al S. ANTONIO GARCÍA CUBAS. Diccionario Geográfico, Histórico y Biográfico. 1891. La raza no fue tarasca sino otomí; la encomienda no 39


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fue dada a Juan Velázquez de Salazar, sino a su padre D. Gonzalo de Salazar, Factor y Veedor de la Primera Audiencia en la Nueva España.

10 VILLA HIDALGO EN 1910 (Incisos a, b y c). Ciudad Hidalgo, la antigua San José Taximaroa y después Villa Hidalgo es la cabecera del municipio de su nombre. Está situada entre los 90º 41' 30" de latitud norte y los 100º 34' 00" de longitud oeste y a una altura de 1 950 metros sobre el nivel del mar, teniendo una población de 19 935 habitantes. En la actualidad la carretera nacional número 15 que la atraviesa la conecta con la capital de la entidad y la de la República. Posee una interesante iglesia franciscana construida en el siglo XVI, ahora administrada por el clero secular, de gran mérito artístico, y hacia el noroeste de la población abundan los vestigios arqueológicos de los pobladores prehispánicos. Asimismo, al oriente, a 3 kilómetros de la carretera nacional se localizan las cuevas de "Las Grutas" hasta la fecha poco exploradas. Sus pobladores se dedican a la agricultura, la explotación del bosque y el comercio. Cuenta con correo, telégrafo y teléfono, luz eléctrica, agua entubada, así como con algunas sucursales bancarias. Además de las escuelas primarias que funcionan en esta localidad existe una escuela secundaria. Tiene un centro de salud tipo "B" del que además dependen dos centros tipo "C" y una clínica "B" del IMSS. En las últimas décadas se han registrado en esta cabecera los siguientes cambios y fluctuaciones en su población: POBLACIÓN DE CIUDAD HIDALGO AÑO

1940

1950

1960

1970

Total

7 594

9 928

17 155

19 935

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De la cabecera del municipio de Ciudad Hidalgo dependen 8 tenencias y 164 lugares poblados. Las tenencias son: Agostitlán, El Caracol, Huajúmbaro, José María Morelos, Puente de Tierra, San Antonio Villalongín, San Matías y Cuitareo. Tiene el municipio una superficie de 1 063.06 Km.2 con una población de 59 845 habitantes, lo que significa que existen 56 personas por cada kilómetro cuadrado. Sus límites son : al norte los municipios de Maravatío y Zinapécuaro; al sur los de Jungapeo y Tzitzio; al este los de Irimbo, Tuxpan y Jungapeo, y al oeste los de Queréndaro y Tzitzio. Su suelo, bastante accidentado por encontrarse enclavado en la sierra central de la entidad, tiene numerosas montañas cubiertas de bosques, algunas de ellas de considerable elevación como el Cerro de San Andrés (vid. Supra nota 22), o las que se localizan en la Sierra de Chaparro. Cuenta con numerosas corrientes fluviales, entre ellas el Río de Taximaroa que recibe los afluentes del Río Chaparro y los de Sabaneta, San Pedro y Arroyo Largo. Existen varias presas: Pucuato (11.30 millones de m3) capta las aguas del río de su nombre, Sabaneta (5.50 millones de m3) capta las del río del mismo nombre y la de Agostitlán formada por las aguas del río Agostitlán con una capacidad de 16.50 millones de m3, todas tres riegan 4 533 hectáreas y en las dos primeras es famosa la trucha que se produce. En el Cerro de San Andrés, bordeados por altos pinares, se hallan 27 manantiales, 15 de ellos son de aguas termales y sus corrientes forman pintorescas lagunas como la de Ajolotes, Laguna Larga, Laguna Azul o la presa de la Compuerta. En esta misma montaña se encuentra el Cimatario, cráter de un volcán cuyas aguas y barros calientes y sulfurosos son la esperanza de los reumáticos y de quienes padecen algunas afecciones de la piel. En San Pedro Jacuaro, Santa Rosa y Jaripeo también hay fuentes de aguas termales. El municipio se encuentra cruzado de oriente a poniente por la carretera nacional número 15 y en uno de sus tramos se localiza el famoso paso de "Mil Cumbres". De esta carretera parten algunos ramales, como el ramal Irimbo-Maravatío, la desviación de Huajúmbaro que constituye la "vía corta" a Morelia y las brechas Ciudad Hidalgo, Mata de Pino Agostitlán-Cerro Azul y la de Pucuato y Sabaneta, así como otras brechas usadas por los 41


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madereros para la "saca" de la madera. Varios centros de población de esta municipalidad cuentan con luz eléctrica y agua entubada. Los habitantes de este municipio viven de la agricultura y la explotación del bosque, fundamentalmente, aunque la ganadería, la avicultura y apicultura no son despreciables. La actividad industrial de la zona está representada por aserraderos, fábricas de cajas de madera y plantas resineras, aunque también es importante el ingreso que se obtiene por la venta de tabique, teja, sillas y loza de barro. JUAN JOSÉ MARTÍNEZ DE LEJARZA. Análisis Estadístico de la Provincia de Michoacán en 1822. (1974). Datos congruentes y actualizados en la reimpresión de la obra. TAXIMAROA Est. Municipalidad del distrito de Zinapécuaro. Comprenden su cabecera: Taximaroa (hoy Villa Hidalgo), las tenencias de San Lorenzo, San Matías, Jacuaro, Cuitareo, Huajúmbaro y el Caracol; la hacienda de Chaparro y su anexo, rancho de la Granja; la de Santa Rosa y sus ranchos anexos: Salitre, Colorín, Cerrito Amarillo, las Ardillas y las Mesas, la hacienda la Magdalena; y los ranchos correspondientes: la Ortiga, la Virgen, Arroyitos, San Martín, Potrero, Ciénega de Oriente, Palos Dulces, Potrero de la Majada, Tortuga, Jaral, Álamo, Rincón de Escobedo, Cañas de las Ardillas, Olla de Capulines, Olla de Virrueta, la Troja, Rincón de Arriba, Mora, Llano Grande del Norte, Plan de la Peñita, Rincón del Muerto, Tacario, Agua del Pino, la Noria, Rosa del Trigo, Capulines, Corrales, la Huaca, las Piedras, Zacatonal, Venado, la Beata, Llano del Norte, Rincón del Poniente, Pito Real, Puerto, Agua Fría, Azufres, Ajolotes, Ojo de Agua, Ponces, San Antonio de las Palmas, Rosa de Maíz, los Pozos, Tembendado, Irapeo, San José Seijas, Ruiz, Barranca Seca, Cútziro, Cuadrilla, Palos Secos, Aguacate del Poniente, Lagunilla, Loma, Cuchipitío, Loma Larga, Maguey, Peñitas del Poniente, Terrero, Mc a de San Isidro, Pueblito, Llano del Poniente, Oyamel, Cajones, San Gerónimo, Porvenir, Purísima, Aserradero de la 42


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Luz, Aserradero de San José, Calicanto, Soldado, Pastor, Rincón del Sur, Peñitas del Sur, Rancho Viejo, los Espinos, Castillo, Siripeo, Metate, Yacatones, Piedra Parada, Olluelas, Sabaneta, Agua Bendita, Tijaja 1ª., Rincón de Cedeños y Llano Grande del Sur, Ojo de Agua, Tabla Grande, el Tesoro, Escobal, Rinconcito, la Presa, Fresno, Albarocoque, Acebuche, Tinaja 2ª., San José, La Granja, Cuitzillos, Jaritas, Agostaderito, Buenuavista, Cóngueras, Puerto de Cuitareo, Mesas, Llano del Ejido, Huaniqueo, Potrero de la Virgen, Ciénega del Sur, Calera, Gandeinira, la Teja, Buenavista, San Nicolás y Molino de Santa Rosa. Pertenecen a la municipalidad de Taximaroa los montes siguientes: Cerro, San Andrés, de las Capillas, del Fraile, de la Cruz, del Maguey, Majada de León, Azul, del Macho, del Ventero, del Gallo, de los Lobos y los Mamados; Rosa Amarilla, Puerto de los Metates, Sebastianes, Loma Fragosa, la Noria, la Ortiga, Compuerta la Cantera, Agua Fría, San Pedro, Palos Secos, Aguacate, la Palma, Cañada de la Virgen, Llano Grande, Tres Tetillas, Cuitareo, Tararacuo, las Pilas, Agostaderito, Piedra Gorda, el Barril, Salazar, Salitre, Salto, Escapulario, San Rafael, Junta de los Ríos, Santa Ana, Piedras Sonadoras, las Canoitas, el Castillo, Cruz del Toro, Guajolote, Mecates, Capulín; Molcajete, Monte Oscuro, los Tepetates, la Palma, hacienda Nueva, la Cebolleta, el Artillero, Tortugas, Monte Chico, Saucedo, Bufita, Río Chico, Montecillos, Oyamel, Pitahaya; Hacienda Vieja, Arroyo Largo, Pino Gordo, el Maguey, Carácuaro y Ortiga. Pertenecen a la misma municipalidad: el río Grande, de San Pedro, el Zarco, de Pucuato; de Chaparro, de Santa Ana, de los Corditos, y de Chapatuato. Corren por la provincia los siguientes arroyos: del Carrizo, de Huajúmbaro, de San Andrés, de Palos Secos, de Agua Gorda, de Cambrenes, de San Matías, de los Porales, del Sauz, del Bosque, del Hervidero, San Lorenzo de Epunguio, de Huaniqueo, del Agostadero, de la Majada de León, de la Cuesta, de Chaparro; de Agua Zarca, del Cortijo, del Castillo, de Sabaneta, de Carindapaz, de la Ortiga, del Puerto, del Capulín, de Lagunilla, de Piedras de Lumbre, del Escapulario, del Borbollón; de los Ajolotes, del rancho de Pedro, del Rancho de Pedrito, del Carrizal, de la Milpa, del Salto, de Puente de Fierro, de la Mohonera, de la Mina, de Río Hondo, de la Zarza, de 43


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Pinitos, de la Siempreviva, del León, del Cerro Azul, de los Duraznos, del Naranjo, del Agua Fría, del Caracol, de la Palma, de Cusio, de Yonguio, de la Tortuga, del Agua Caliente, de Pío, de Palo Quemado, de la Laja, de las Nueces y de Zitzio. Se encuentran así mismo estas presas: del Cerro del Molinero, del Rincón de Escobedo, del Callejón de Esquivel y de la Joya. Brotan en ella los siguientes manantiales: del Fresno de la Chuparrosa, de la Noria, de las Palmas de la Fábrica, de las Rosas de Agua Azul, de Piedra Parada, de los Ajolotes, de la Mohonera, de Salazar, del Asoleadero, del Salitre, del Carrizal, de los Cedros, del Maguey, de San Gerónimo, de las Capillas, del Macho, de la Ciénega, de los Zacatones, del Aserradero, del Fresno, de Carupo, de las Canoas, de la Falda, del Remudadero, de Puente Palo, de Cantarranas, de la Cruz, de Monte Oscuro, de los Arcos, de los Cedros, de los Bueyeros, de las Palomas, de las Fuentes, del Agua Bendita, de las Tres Piedras, de los Tejocotes, de la Mesa, de la Cebada, de los Fierros, de los Mirtos, del Sauz, de la Mora, de los Dornajos y de los Ojos de Agua. Posee las siguientes minas: La Fronteriza, de cobre y oro; la Misericordia, aurífera; la Virgen de Guadalupe, de plomo; Germania, de plata; la Esperanza, auro-argentina; Estrella de Oro, auro-argentina; Guadalupe, oro y plata. TAXIMAROA Geog. Villa: cabecera de la municipalidad de su nombre. Esta palabra está escrita en el antiguo tarasco; esta palabra está escrita en el antiguo tarasco; pero se ignora su significado, los mexicanos, traduciéndola fanáticamente le llamaban Tlaximaloyan, que significa carpintería. Es pueblo anterior a la conquista, que en tiempo de los antiguos tarascos servía de límite con los mexicanos. Su situación geográfica es entre los 19º, 39' 48" de latitud N. y los 1º, 15' 57" de longitud occidental del meridiano de México. Cerca de este pueblo hay unas montañas, restos de antiguos volcanes, de que sacan sus habitantes azufre en abundancia, y un valle de considerable extensión, tan fértil y ameno, que en él recogen abundantes cosechas de trigo, maíz y frijol, y en las montañas que la rodean, hay muchas 44


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minas de azufre que benefician para las fábricas de pólvora. Sus naturales se emplean en la labranza, cría de ganados y en trabajar tejidos de algodón y lana, como frazadas y zagalejos. Hay dos molinos de trigo: Su temperamento frío. Antiguamente sus habitantes se componían de 400 familias de españoles, 110 de mulatos y mestizos y 66 de indios. En 1822 contaba con 2 216 almas, en esta forma, hombres: 643 solteros, 386 casados y 40 viudos. Mujeres: 613 solteras, 886 casadas y 144 viudas. En 1873 presentó: 1 549 habitantes. En 1890 acusó: 3 878 habitantes: 1 820 hombres y 2 053 mujeres. Después la conquista le tocó en encomienda del español Dn. Juan Velázquez de Salazar; luego fue república de indios con gobernador y cabecera de partido: este pueblo debió su esplendor antiguo a los padres Franciscanos que no solamente lograron la conquista espiritual y fundaron allí un convento en el año de 1550, sino que desmontaron los bosques e hicieron productivos los desiertos, enseñando a los indios la agricultura: fundaron escuelas y hospitales y le dieron a Taximaroa y a sus doctrinas tal grado de bienestar que apenas se puede creer hoy lo que acerca de esto refieren los cronistas de la época. El 14 de septiembre de 1898 el virrey Zúñiga comisionó al Sr. Martín Cerón Saavedra para reunir en congregación en el punto de Taximaroa a los indios dispersos en muchos pueblos inmediatos, que eran una especie de barrio de la cabecera. En esta época se construyó la iglesia parroquial que algunos años después fue mejorada en su fábrica material, actualmente está servida por un cura clérigo, un padre sacristán y dos vicarios: esta iglesia es la misma que pertenecía a los Franciscanos; está dedicada a Sr. San José, es de construcción sólida, amplia, aunque de mal gusto, hay establecida en ella dos cofradías y hermandad de la vela perpetua. La iglesia del Hospital y otras dos miserables capillas chicas, completan los templos de este lugar. Por decreto especial se elevó a Taximaroa al rango de Villa dándosele el nombre de Hidalgo. Como cabecera de municipalidad tiene Ayuntamiento, Alcaldes, cárcel, alumbrado, receptoría de Rentas y Registro Civil. Taximaroa dista 8 leguas de Jeráhuaro, 14 de Taimeo, 14.5 de Bocaneo y de Zinapécuaro, 15 de Queréndaro, 15.5 de Otzumatlán, 17 de Araró y 18 de Coro. 45


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MARIANO DE JESÚS TORRES. Diccionario Histórico, Geográfico, Botánico y Zoológico de Michoacán. 1915. Una exposición muy completa de Villa Hidalgo que por sí misma abastece el conocimiento sintético monográfico de este municipio, ciudad por los cuatro costados ponderados en el mundo de la historia tarasca, hoy eje oriental de los recursos que proporciona la silvicultura. "Tajimaroa: Municipalidad del Distrito de Zinapécuaro, Estado de Michoacán, con 20 690 habitantes; entre sus principales elementos de riqueza cuenta con la agricultura muy especialmente el cultivo del trigo, y con la extracción del azufre. La población está situada a los 19º 4' latitud N. y 1º 14' longitud O. del Meridiano de México. La Cabecera tiene 3 875 habitantes, es de clima frío, dista de la Cabecera del Distrito 61 kilómetros. Es un lugar muy antiguo de indios tarascos y después de la conquista le tocó en encomienda a Don Juan Velázquez de Salazar; después fue República de Indios con gobernador y cabecera de partido; en 1550 los franciscanos fundaron allí un convento, escuelas y hospitales y le dieron su pasado de esplendor; cerca del pueblo hay varios cráteres de volcanes extinguidos de los que se han extraído grandes cantidades de azufre. Tomado del Diccionario Histórico, Geográfico, Biográfico de la República Mexicana. Por Alberto Leduc, Luis Lara Pardo y Carlos Roumagnac, 1910.

11 MINIMONOGRAFÍA DE CIUDAD HIDALGO (1940) PEDRO M. LLACA. Los Estados de la República. Michoacán, Tomo II. Minimonografía de Ciudad Hidalgo, remontada hasta 1939, y avalorada en documentos de las obras de Pablo de la Concepción Beaumont y Antonio García Cubas para la parte histórica.

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CIUDAD HIDALGO (Antigua Taximaroa) Etimología El original nombre indígena de este lugar fue Taximaroa. Así figura en la relación de pueblos conquistados por los caciques nombrados por Hicúgage, Hirépan y Tangáxoan. Dice dicha "Relación" que, entre otros muchos pueblos que menciona, conquistaron a Taximaroa, que era de otomíes". Aunque el lugar estaba habitado por otomíes, la procedencia chichimeca de la palabra Taximaroa es evidente puesto que figura en ella la partícula "ro", la que según hemos explicado en muchos otros lugares, es indicativa de lugar en el idioma chichimeca. La mayor parte de los autores eluden el tratar de esta palabra; pero en honor a la verdad histórica se hace forzoso indicar que, según las más autorizadas opiniones, la palabra Taximaroa significa "lugar de traición" o "lugar de traidores". Ciertamente que el nombre es ofensivo; pero no lo encontramos justificado porque no hay un solo hecho que demuestre la correcta aplicación de tal vocablo. Podría haber uno consistente en la felonía del general y demás jefes chichimecas que en Taximaroa huyeron ante el conquistador español Cristóbal de Olid, dejando a sus soldados abandonados a sus propias fuerzas; pero cuando esto sucedió ya Taximaroa era conocida por tal nombre desde muchos años atrás. Por tales causas, y aun con mengua de la tradición histórica, se cambió a este lugar su nombre por el de Villa Hidalgo primero y Ciudad Hidalgo después en memoria del Padre de la Patria. HISTORIA Muy nutrida es la Historia de la antigua Taximaroa desde los primeros tiempos en los que de dicho lugar se tienen noticias. Se nos presenta primero como el punto más importante de la frontera que dividía a los reinos michoacano y mexicano. Estaba 47


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habitado por otomíes, seguramente tributarios del Reino de Michoacán, los que fueron definitivamente sometidos en la segunda expedición de conquista emprendida por ciertos caciques vasallos de Hirépan, Hicúgage y Tangáxoan, según se expresa en la "Relación". Pero aun antes de esta sumisión ya los otomíes de Taximaroa deben haber sido aliados de los chichimecas de Michoacán puesto que los vemos combatiendo juntos en el mismo lugar de Taximaroa y sus inmediaciones, cuando el gran monarca mexicano Axayácatl intentó, en vano, conquistar el Reino de Michoacán, habiendo sido vencido desastrosamente por las fuerzas combinadas de estas dos razas. Comprendieron desde entonces chichimecas y otomíes la gran importancia estratégica de Taximaroa y la fortificaron de tal manera que la hicieron casi inexpugnable. Hasta la fecha se notan en las inmediaciones de Taximaroa, actual Ciudad Hidalgo, los cimientos de aquellas fortificaciones que deben haber sido grandes fortalezas. En los dos intentos que hicieron los tecos para apoderarse de parte del Reino de Michoacán, fueron derrotados en el mismo Taximaroa y en sus inmediaciones por guerreros chichimecas y otomíes. Los monarcas mexicanos no estaban conformes con que Michoacán fuese el único reino que tenían como rival en el Anáhuac; la derrota de Axayácatl no hizo escarmentar a Moctezuma II Xocoyotzin quien en el apogeo de su poder envió un poderoso ejército a conquistar el Reino de Michoacán. Este ejército salió de México y se presentó a la vista de Taximaroa, punto fronterizo indicado para emprender la invasión. Los hechos que se sucedieron son relatados por Beaumont en su "Crónica de Michoacán" y el licenciado don Eduardo Ruiz en el primer tomo de su obra "Michoacán". Este último escribe lo siguiente: "En México reinaba Moctezuma II, el más orgulloso de los reyes azteca. Creyendo que nada se opondría a su valor y, por otra parte, deseando tomar venganza de los michoacanos por la victoria que alcanzaron sobre Axayácatl, preparó un ejército para invadir y conquistar los dominios del rey de los lagos. 48


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"Por ese tiempo se hallaba prisionero en Tenochtitlan, el famoso guerrero Tlalhuicole. 'Era éste un célebre capitán de los tercios otomíes, al servicio de la república (Tlaxcallan), atlético, forzudo, de indomable valor; su macuahuitl no podía ser manejado por un hombre común; nada resistía a su poderoso empuje, y su sola presencia en la batalla ahuyentaba a sus contrarios'. Los soldados de Moctezuma lograron apoderarse del temible jefe, 'a quien habían podido hacer caer en un pantano'. "El emperador de México pensó aprovecharse de la fama y pericia del general tlaxcaltecatl, y lo puso al frente del ejército expedicionario. "Ayudados de los matlazinca, ya del todo sujetos a la dominación azteca, los mexicanos penetraron en Michoacán y llegaron hasta establecer su campamento a inmediaciones de Tzinapécuaro, cerca de las riberas del espacioso lago de Cuitzeo. "Ya Tlalhuicole había recogido un grueso botín de plata y oro en los combates parciales que había librado en Taximalóyan (ignoramos los motivos que hayan asistido al señor licenciado Ruiz para llamar así a la antigua Taximaroa. En vano hemos buscado en diferentes obras alguna razón que lo justifique. No es aceptable la sustitución porque con ella pierde por completo la palabra Taximaroa su genuina estructura filológica chichimeca) y Acámbaro, cuando se presentaron las huestes de Siguangua con su acostumbrado lujo en los trajes, su buen armamento y perfecta disciplina. "El choque fue terrible: de una y otra parte se luchó con valor; la batalla se prolongó todo el día, y el campo quedó sembrado de muertos y de heridos. La victoria quedó indecisa, mas comprendiendo el jefe tlaxcaltecatl que un segundo combate le traería inevitable derrota, levantó el campo y a marchas dobles se dirigió a Tenochtitlan, llevando los ricos despojos que había reunido antes de la pelea. "En premio del servicio, Moctezuma le ofreció la libertad, pero el valiente guerrero creía deshonra no ser sacrificado como prisionero de guerra. Se señaló día para el sacrificio; el mismo emperador presenció el combate, y después de que Tlalhuicole hizo morder el 49


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polvo a muchos gladiadores, ya herido, le sacrificaron a Huitzilopochtli y despeñaron su cadáver desde lo alto del templo. "Siguangua (con este nombre designa el licenciado Ruiz al que en esta obra llamamos Zuanga, cuarto Caltzontzi de Michoacán, padre del infortunado Tangáxoan II, último Caltzontzi michoacano asesinado por Nuño de Guzmán) no se envaneció de su victoria ni confió en sus resultados. Conociendo el orgullo de Moctezuma, sus heraldos recorrieron todo el reino convocando a los guerreros. Muy pronto la imperial Tzintzuntzan dio alojamiento al más formidable ejército que llegaron a tener reunido los tarascos. Las fiestas de la guerra se celebraron con toda solemnidad, y los purépecha, capitanes y soldados, ansiaban por la hora del combate. "No tardó mucho el momento deseado. Moctezuma, por su parte, sintiéndose humillado ante el valor de los tarascos, convocó a sus aliados, hizo reclutamiento de tropas en los pueblos vencidos, y con los suyos propios dispuso también el más numeroso ejército que hasta entonces se había visto en la gran Tenochtitlan. "Estas huestes excedían en infinito número a las de los michoacanos; mas no por esto desmayó el valor de los que, valientes siempre, ahora defendían la independencia de la patria, a las órdenes de un rey que amaba a su pueblo y respetaba su propio decoro. "Marchó Siguangua al encuentro del enemigo, y antes de medir sus armas con él, quiso debilitarlo por medio de un ingenioso ardid. "Oigamos cómo refiere este suceso uno de los cronistas de Michoacán (Fray Pablo de la Concepción Beaumont, autor de la "Crónica de Michoacán"): "Mandó (Siguangua) juntar con abundancia bastimentos de comida y bebida, y haciéndola conducir en hombros de indios, fue marchando su ejército hasta hacer rostro al campo del emperador mexicano, y en vez de escuadronar sus soldados, plantar sus estandartes y fijar sus pabellones, fueron tendiendo en el campo la comida y bebida. ("Es tradición que en el sitio donde se puso la comida había desde antes una gran pila de una sola piedra, y cubierta de adornos, que los habitantes de aquella comarca, en sus fiestas, acostumbraban llenar de pulque. Esa pila existe hoy en la iglesia de 50


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Tajimaroa, sirviendo de pila bautismal".—(Nota del Lic. Ruiz), por todo el lienzo que cogía la copia militar de México, y al embestirlos éstos, dieron en correr los tarascos fingiéndose fugitivos, y los mexicanos los seguían ya como victoriosos. Dieron de improviso en la comida y bebida abundante que el campo les ofrecía, y ellos, más hambrientos que belicosos, soltando las armas, se entregaron a comer y beber muy de propósito. Cuando ya les pareció a los tarascos tendrían enervadas las fuerzas con la abundancia del vino, volvieron muy de pensado sobre ellos, haciendo tal destrozo en el ejército, que los más quedaron muertos, y muchos cautivos de los tecos y matlazinca, siendo hasta hoy funesto monumento de esta victoria, los innumerables huesos que se ven en el campo que media entre Maravatío y Tzitácuaro". (En este campo queda comprendida Taximaroa). Apenas consumada la conquista de la gran Tenochtitlan por los españoles al mando de Cortés, la atención de este caudillo se fijó en el reino de Michoacán, único rival del mexicano y envió a un soldado de apellido Villadiego a que recabara informes sobre el mismo. Se sabe con certeza que llegó a Taximaroa, porque en la "Relación" consta así: "y vino nueva que había venido un Español y que había llegado a Tagimaroa en un caballo blanco y era la fiesta de Purecoraqua á veinte y tres de Febrero y estubo dos días en Tagimaroa y tornóse á México". En esta última parte se falta a la verdad porque Villadiego jamás regresó a México. Llegó a Taximaroa, cierto es; pero no se volvió a saber de él. Indica el licenciado Ruiz que en esta desaparición se funda la conocida frase "tomar las de Villadiego", refiriéndose a quien se ausenta y no vuelve. La leyenda sobre Villadiego nos dice que, efectivamente, llegó a Taximaroa durante la fiesta de Purecoraqua cuyo principal aliciente después de los bailes, borrachera, etc., consistía en renovar todos los utensilios de cocina estrenando ollas, molcajetes, metates, etc. Se presentó ante el cacique el que, temeroso e indeciso, lo mandó prender y enviar a Zinapécuaro donde se encontraba como sacerdotisa de la diosa Xarátanga en el gran templo allí construido 51


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(véase capítulo sobre Zinapécuaro) una doncella llamada Atzimba, hermana de Tangáxoan II, Caltzontzi reinante a la sazón. Toda la población acudió a contemplar la novedad de un hombre blanco montado en una bestia desconocida; Atzimba quedó prendada de Villadiego a la vez que el español admiraba la notable hermosura de la doncella. De temperamento profundamente nervioso o histérico o fuertemente excitada por las impresiones del día, Atzimba fue presa de un ataque epiléptico a los que era propensa. Los sacerdotes, desconociendo la enfermedad, la creyeron muerta y como a tal la depositaron en el gran templo en espera de ser enterrada. Villadiego, entretanto, había sido preso en un calabozo del que consiguió escaparse durante la noche haciendo una horadación. Al pretender huir pasó por el templo, vio a la doncella tendida y al acercarse para contemplar nuevamente su hermosura, ésta despertó. Entonces Villadiego la tomó en brazos y pretendió huir con ella pero fueron sorprendidos y encerrados en espera de la llegada de Tangáxoan II, a quien ya se había dado aviso de los sucesos que estaban ocurriendo. De ellos se le informó detalladamente en cuanto legó y entonces este monarca ordenó que los dos prisioneros fuesen incorporados a su comitiva, la que con él regresaba a Mechuácan, capital del reino. (Actual Tzintzuntzan). De allí, y en cumplimiento de órdenes secretas recibidas, fueron llevados los dos prisioneros por el rumbo de Uruapan hasta llegar al lugar que conocemos hoy con el nombre de Jicalán Viejo en cuyas cercanías se encuentra una profunda barranca. Por medio de sogas fueron descendidos a esta barranca y al llegar a cierta profundidad sus guardianes les indicaron que allí había una cueva donde deberían entrar. Así lo hicieron y después los mismos guardianes bajaron a la cueva dos tinajas y algunos alimentos con cuyos recursos los dejaron abandonados. A propósito de esto dice el licenciado Ruiz: "Han pasado más de tres siglos: el viajero que atraviesa la barranca de Jicalán Viejo ve con admiración las tinajas que están en la entrada de una gruta, a la mitad 52


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de las paredes acantiladas de aquella profunda sima, y no puede explicarse cómo pudieron ser allí colocadas. Hace menos de veinte años que vi esas tinajas. Ignoro si habrán ya desaparecido como están desapareciendo tantas y tan curiosas antigüedades. Desde mucho antes de la fecha indicada había oído decir que las tinajas habían sido depositadas para que tuviera agua que beber un español preso allí de por vida en los días de la conquista. La "Relación" habla también de un español muerto en Jicalán, pueblo de Vinapa (Uruapan), a principio de la conquista. Menos aun se explicaría ese viajero la existencia de dos esqueletos humanos en el fondo inaccesible del antro". Incidentalmente diremos que en esta leyenda se funda el nombre de la ópera "Atzimba" con que nuestro malogrado compositor Ricardo Castro bautizó a su bellísima obra musical. Ricardo Castro y el licenciado Eduardo Ruiz fueron íntimos amigos; seguramente la leyenda de Atzimba sirvió de inspiración al maestro Castro. Después de Villadiego llegaron a Taximaroa cinco españoles enviados por Hernán Cortés en misión de embajada ante el Caltzontzi michoacano Tangaxoan II. El cacique de Taximaroa los recibió y les dio facilidades para que siguieran su viaje hasta Mechuácan (Tzintzuntzan) residencia del monarca. Fueron atendidos y reglados por Tangaxoan II, y volvieron al regresar a Taximaroa para continuar su camino a México. En ese viaje de regreso fue cuando los chichimecas de Michoacán recibieron el apodo o sobrenombre de "tarascos" porque, como se explica en el primer capítulo de esta obra, llevaban unas indias como amantes y los indios que formaban parte de su comitiva empezaron a llamar a los españoles, en son de broma, "tarascue", es decir, yerno y los españoles, a su vez, los designaban con el mismo nombre, siempre en son de broma. Este es el verdadero origen de la palabra "tarasco" aplicada erróneamente, como indicativa de raza, a las tribus chichimecas de Michoacán. Después de la partida de los cinco españoles, Tangaxoan II, no obstante sus grandes temores, ordenó se reconcentrasen fuerzas en Taximaroa con el objeto de impedir una posible invasión, y nombró general en jefe de ese ejército a su guerrero preferido, Aniniarángari, 53


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conocido también con el nombre de Nanuma y, después de bautizado, con el de Don Pedro. Este Aniniarángari fue posteriormente, junto con Tangaxoan II, víctima de los atroces tormentos ordenados por Nuño de Guzmán, de los cuales, según dice la "Relación", conservó las señales hasta su muerte. Por su parte Hernán Cortés, enemigo de la inactividad, envió a uno de sus capitanes preferidos, Cristóbal de Olid, al frente de un ejército compuesto de doscientos setenta españoles entre infantes, artilleros y jinetes y veinticinco mil guerrero mexicanos y tlaxcaltecas. Salió esta expedición de Coyoacán en los primeros días de julio de 1522 y se dirigió a Taximaroa a cuya vista se presentó a los pocos días. Para los sucesos siguientes dejamos el campo al señor licenciado don Eduardo Ruiz, distinguido michoacano de cuyo amor por el terruño y sus habitantes no puede dudarse: "Los exploradores avisaron a Olid que la ciudad (Taximaroa) estaba ocupada desde algunos días antes por un numeroso ejército de guerreros tarascos, mandado por Nanuma, el favorito del rey Caltzontzin. "Inútil es decir que tal noticia no hizo más que exaltar el valor y la impaciencia del capitán español. Forzó su marcha y al avistar el caserío dispuso el asalto sin pérdida de tiempo. Los españoles penetraron por las calles de Taximaroa, sin que pudiese detenerlos el valor de los tarascos, que presentaban su pecho al hierro del enemigo y que caían atravesados por las balas de los mosquetes y cañones. "Ah!, pero desgraciadamente no luchaban más que los soldados; los oficiales y los jefes, entretenidos acaso en una orgía, quedaron mudos de espanto al primer disparo, cuyo eco llegó a sus oídos. Después no pensaron más que en su salvación, y al ver a los primeros extranjeros en las calles de la ciudad, emprendieron vergonzosa fuga. "Nanuma desconocía la idea de la patria, y el recuerdo mismo de Eréndira se borró en su imaginación ante la inminencia del peligro, no siendo el último de los que abandonaron el campo de batalla. "Entretanto los purépecha, los infelices hijos del pueblo, los que no disfrutaban honores ni riquezas, quedaban convertidos en cadáveres en las calles y en los campos inmediatos a la ciudad. 54


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"Algunos grupos luchaban todavía, inermes, sin esperanza de victoria, buscando la muerte, guiados por un sentimiento sublime. Acaso creían que de cada hogar en la extensión del territorio michoacano brotaban miradas que los contemplaban como mártires de la patria. "Y ninguno de ellos llevó la noticia de la derrota a la imperial Tzintzuntzan. Nanuma y los nobles que lo rodeaban fueron los mensajeros de tan funesta nueva". Después de esta espantosa derrota Cristóbal de Olid quedó por completo dueño de Taximaroa y se dedicó a reorganizar sus fuerzas para seguir su marcha triunfante hasta la misma capital del imperio michoacano. En ella toda era confusión y desorden. El atemorizado Tangaxoan II, optaba por la sumisión, incondicional; pero las enérgicas advertencias del gran patriota Timas, viejo consejero que había sido del Caltzontzi anterior Zuanga, lo hicieron ordenar que Aniniarángari reclutara nuevas fuerzas para regresar a Taximaroa y combatir a los españoles. Deseando informarse antes de la situación, Aniniarángari penetró ocultamente a Taximaroa encontrando la ciudad abandonada, en ruinas y llenas aun sus calles de cadáveres. Fue descubierto y conducido ante Cristóbal de Olid a quien, para salvarse, dijo que venía como embajador de Tangaxoan II, para inducirlo a que se presentase con sus fuerzas en la capital del imperio donde sería bien recibido por el monarca. La astucia de Cristóbal de Olid le reveló el engaño e increpó duramente al guerrero michoacano informándole que con invitación o sin ella iría a Mechuácan (Tzintzuntzan) y que sería muy conveniente para todos lo recibiesen en paz. Atemorizado Aniniarángari regresó a Mechuácan disolviendo en el camino, en Ucareo, Araró y otros lugares, numerosas fuerzas que ya se habían congregado para un segundo ataque a los españoles. Pocos días después Cristóbal de Olid con sus fuerzas salía de Taximaroa para emprender la verdadera y definitiva conquista del entonces poderoso reino michoacano. 55


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Después de conquistado Michoacán, Taximaroa fue dado en encomienda a Don Juan Velázquez de Salazar; después fue república de indios con gobernador. Al tratar de Taximaroa dice el señor García Cubas: "Este lugar debió su esplendor antiguo a los padres franciscanos que no solamente lograron la conquista espiritual y fundaron un convento en 1550, sino que desmontaron los bosques e hicieron productivos aquellos desiertos, enseñaron a los indios la agricultura, fundaron escuelas y hospitales y dieron a Tajimaroa tal grado de bienestar que apenas puede creerse cuanto en abono de lo referido asientan los cronistas de la época. El 14 de septiembre de 1598 el virrey Zúñiga comisionó al Sr. D. Martín Cerón Saavedra para congregar en el mismo lugar de Tajimaroa a los indios dispersos en muchos pueblos inmediatos". Durante las épocas colonial y de luchas por la independencia, Taximaroa fue teatro de numerosos episodios que sentimos no poder relatar en la presente obra; en la actualidad, con el nombre de Ciudad Hidalgo, es un lugar triste, de donde parece que huye la vida y, aparentemente también, refractario a todo progreso no obstante las grandes y numerosas riquezas naturales de que dispone el Municipio según se explicará más adelante. UBICACIÓN Y CLIMATOLOGÍA Ciudad Hidalgo, cabecera del Municipio de su nombre, se encuentra situada a los 19 grados 44' de latitud y 100 grados 34' de longitud oeste del meridiano de Greenwich, a 1 885 metros de altura sobre el nivel del mar, a 36 kilómetros en línea recta, al noroeste de Zitácuaro y 47 kilómetros por carretera; a 30 kilómetros en línea recta, al suroeste de Maravatío; a 30 kilómetros, en línea recta, al sureste de Zinapécuaro y a 60 kilómetros en línea recta y 103 kilómetros por la carretera México-Morelia-Guadalajara, al oriente de Morelia. Su clima es templado en los valles situados al mismo nivel de la Cabecera y frío en las alturas que abundan en este Municipio. 56


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SUPERFICIE, POBLACIÓN Y DENSIDAD El Municipio de Ciudad Hidalgo comprende una extensión de 734 kilómetros cuadrados con 29,864 habitantes. Le corresponde una densidad de 41 habitantes por kilómetro cuadrado. La población de Ciudad Hidalgo, cabecera del Municipio de su nombre, es de 6 048 habitantes. DIVISIÓN TERRITORIAL Corresponden a la jurisdicción del Municipio de Hidalgo los siguientes centros de población: Localidades Agostitlán Agua Blanca Ajolotes Alcalá Alta Huerta Azafrán El Barcino El (Deshabitado) Bayo El Bufita La Calavera Cañada de la Ardilla Cañada de la Virgen Cañada del Cortijo Caracol El Castillo El Cebolleta La Cedros Los Cerro Azul Agostitlán Cerro Azul San Antonio Cerro del Macho 57

Categorías Pueblo Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho Pueblo Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho

Habitantes 414 176 49 200 302 32 309 95 61 88 287 104 361 115 314 53 97 342 403


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Cieneguillas CIUDAD HIDALGO, Cabecera Cortijo El Cruz de Caminos Cuadrilla La Cuchipitío Cuevas Las Cuitareo Chaparro Charapio Espinas (Las Espinas Grandes) Espinas (Las Espinas Chicas) Frontina (Deshabitado) Grandemira Granja La Guayabo del Poniente Huajúmbaro Huaniqueo Huindó Jácuaro Janamoro Joyas Las Jaral El Joyitas Las (Deshabitado) Laguna Seca " Libertad La Loma de Varas Loma de Zetina Loma Larga Longaniza (Deshabitado) Luz La Llano del Ejido Llano El Magayanes Mata de Pinos 58

Rancho CIUDAD Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho Pueblo Hacienda Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho Pueblo Hacienda Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho Aserradero Rancho Rancho Hacienda Rancho

201 6 048 63 61 136 199 53 1 187 991 69 27 129 250 1 136 80 287 130 100 100 73 288 36 156 100 133 14 134 128 91 135 158


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Mesa de Guadalupe Mesa del Chilacayote Mesas Las Mina La Moralillos (Deshabitado) Muerto El Ojos de Agua Olla de Birrueta Palmas Las 1º (Las Palmas de San Antonio) Palmas Las 2º (Las Palmas) Palmitas Palo Ancho Palomas Las Palos Gachos Palos Secos Pedregal El Pinitos Los (Deshabitado) Pino Gordo El Pitahaya Pitahayas Las Pitahayas (Deshabitado) Pitorreal El Ponces Pozos Los Púcuato Puentecillos Puente del Moro Puente de Tierra (Deshabitado) Puente de Vacas Puerto de Cuitareo Puerto de Púcuato Remblás El Rincón de Arriba 59

Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho

244 37 83 160

Rancho

206

Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho

78 100 23 191 83 148 139

65 195 222

424 17 83 231 225 249 311 138 88 100 304 301 300 90


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Rincón de Cedeños Rincón de Escobedo Rincón de Pitahayas Rincón de Rubios El Rincón de San Gerónimo Rincón de Santa Rita El Río Hondo Rosa del Maíz Rosa del Trigo Sabandijas (Deshabitado) Sabaneta Salitre El Salto El San Andrés La Venta San Antonio de las Palmas San Antonio Villalongín San Francisco San Isidro San Gerónimo San José Irapeo San Lucas Huirarapeo San Matías (San Matías Grande) San Matías (San Matías Chico) San Nicolás Cuchipitío San Patricio Buenavista San Pedro Jácuaro San Rafael Santa Ana Santa Rosa Saucedo Saúco El Tacario Teja La Tembendado Tren El 60

Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho Pueblo Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho Pueblo Hacienda Rancho Rancho Pueblo Rancho Rancho Hacienda Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho Rancho

537 269 82 275 150 77 130 152 156 144 153 66 414 198 646 350 33 83 140 410 518 114 200 150 670 99 150 45 200 65 242 100 100 22


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Virgen La Ziripeo

Fábrica Rancho

1 021 373

VÍAS DE COMUNICACIÓN Ferrocarriles Ningún ferrocarril toca Ciudad Hidalgo. La estación más cercana es la de Irimbo en el ramal Zitácuaro-Maravatío. Situada a 15 kilómetros al noreste de Ciudad Hidalgo, es la Estación de embarque para dicha plaza y para todo el Municipio. Por ella se despachan enormes cantidades de madera procedente de los montes de Hidalgo. Entre Ciudad Hidalgo e Irimbo hay un camino de tierra por el que se acarrea la carga y sobre el mismo presta servicios un camión de pasajeros que sale de Ciudad Hidalgo en tiempo oportuno para esperar los dos únicos trenes que pasan por la Estación de Irimbo; uno de Zitácuaro a Maravatío a las 9:22 y otro de Maravatío a Zitácuaro a las 16:05. Carreteras Ciudad Hidalgo está situada en el kilómetro 212 de la carretera México-Morelia-Guadalajara, a 47 kilómetros al noroeste de Zitácuaro y 103 kilómetros al oriente de Morelia. Antes de que se construyera la carretera, las comunicaciones con Ciudad Hidalgo eran difíciles y penosas, pero con la nueva vía quedó fácilmente comunicada para todas partes. Por Ciudad Hidalgo pasan cada hora, en contrarias direcciones, los camiones de pasajeros que prestan servicios sobre la carretera. Aparte de esta gran carretera hay el camino de tierra que une Ciudad Hidalgo con la Estación de Irimbo, por el que dos veces al día hace el recorrido un camión de pasajeros en los términos antes indicados. 61


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IMPORTANCIA DE LA REGIÓN Abundante en riquezas naturales es el municipio de C. Hidalgo. Cuenta con excelentes condiciones agrícolas, riquísimos recursos forestales aunque muy disminuidos por la espantosa tala que se ha llevado a cabo, importantes yacimientos minerales, zonas apropiadas para la ganadería, numerosos manantiales de distintas clases con diversas propiedades curativas y propicias condiciones climatológicas para las siembras de temporal. En tales circunstancias lógico es pensar que en el municipio reinarían abundancia, febril actividad y el consiguiente bienestar económico para sus habitantes; pero, caso extraño, sucede todo lo contrario. A primera vista C. Hidalgo causa la impresión de pertenecer a un municipio pobre porque se antoja una ciudad muerta; se sienten deseos de inyectarle vida para que pueda desarrollarse. En diversos lugares del Estado como en Zitácuaro, Quiroga, Jiquilpan y otros, la carretera México-Morelia-Guadalajara que los toca, les ha beneficiado grandemente haciéndoles despertar del secular marasmo en que vivían. No sucede así en Ciudad Hidalgo; parece que el único beneficio que la carretera le ha proporcionado es la construcción de dos o tres pequeñas fincas urbanas, sobre la misma, las que se encuentran cerradas porque no hay quién las alquile. Es más, ni siquiera un modesto salón para cine ha podido construirse, el que desde hace mucho tiempo está en construcción lleva trazas de no terminarse porque con los escasísimos recursos de que se dispone va levantándose adobe por adobe. Este detalle pone de manifiesto lo insólito del caso porque en un lugar tan poblado como éste, con tantos recursos naturales y tan fáciles medios de comunicación, donde no se cuenta ni con un modesto centro de la más popular de las diversiones, algo extraño debe ocurrir. Efectivamente ocurre según se irá indicando en los siguientes párrafos para que los lectores deduzcan de ellos las consecuencias pertinentes. 62


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Más contribuye a la extrañeza el saber que el costo de vida en Ciudad Hidalgo es anormalmente alto, porque no hay razón alguna para ello. Agricultura Entre las numerosas montañas que forman el Municipio de C. Hidalgo se encuentran fértiles valles con magníficas tierras de labor, buenas condiciones climatológicas y suficiente agua para regadío en algunos de ellos. Debido a estas condiciones, el trigo es el principal cultivo de la región, que le dio fama como triguera desde hace bastantes años. Los promedios de producción anual recabados para este Municipio en el decenio 1924-1933, fueron los siguientes: Extensión, producción y valor de cultivos agrícolas en el Municipio de Hidalgo. Cultivos Cebada en grano Chile seco Chile verde Frijol Haba Maíz Trigo

Hectáreas 140 5 12 675 80 3 760 3 700

Producción 75 600 Kgs. 3 000 " 20 400 " 129 750 " 44 000 " 3 048 300 2 148 000 Suma

Valor $ 3 780 00 $ 2 040 00 $ 3 264 00 $ 6 487 50 $ 2 640 00 $ 121 932 00 $ 365 160 00 $ 505 303 00

La época en que las anteriores cifras se tomaron fue más favorable para la producción agrícola que la actual; no obstante ello, el total de producción es escaso para el Municipio que cuenta con una extensión de 734 kilómetros cuadrados y 29 864 habitantes los que probablemente habrán aumentado a la fecha. En tal virtud, le corresponde un coeficiente económico, por el ramo agrícola únicamente, de $ 0.60 diarios por habitante, lo que es sumamente 63


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bajo, comparable al de ciertas regiones del país cuyo único y exclusivo medio de vida es la agricultura y que se encuentran en la miseria. Cierto es que el Municipio de Hidalgo no vive exclusivamente de la agricultura; pero como este ramo es uno de sus principales medios de vida, la producción resulta muy baja. Menos mal si aquí terminara el problema; desgraciadamente las condiciones han empeorado ocasionando el descenso de la producción agrícola. Este descenso reconoce como base las siguientes causas: I. La mayor parte, casi la totalidad de las tierras laborables y montes de C. Hidalgo, han sido repartidos para ejidos. Los ejidatarios que tienen monte y tierra de labor abandonan esta última para dedicarse a talar el monte, bien por ellos mismos o como asalariados de personas a quienes lo dan en venta (los productos) o arrendatarios. II. Los cultivos que en la actualidad se practican son sumamente deficientes, y, como consecuencia directa, no producen lo que deben producir. III. Gran parte de las tierras ejidales no son trabajadas por los ejidatarios sin por personas, generalmente extrañas a la región, a quienes les dan en arrendamiento, las que, por diferentes causas, no obtienen de ellas el provecho que deberían obtener. IV. Con la devastadora tala que han sufrido y siguen sufriendo los montes de C. Hidalgo, las condiciones climatológicas e hidrológicas han resentido un desfavorable cambio muy perjudicial para la agricultura en general; pero principalmente, para las siembras de temporal. Atentas las anteriores razones, se tiene que llegar forzosamente a la conclusión de que en Ciudad Hidalgo, como en gran parte de Michoacán, se ha abandonado la obra productiva, labores agrícolas, para dedicarse a la destructiva tala de montes. Fruticultura Los censos de 1930 y la Geografía-Económico-Agrícola del Estado de Michoacán del señor Ing. Foglio Miramontes, hacen aparecer al 64


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Municipio de C. Hidalgo como productor frutícola en regular escala según se verá por las cifras que adelante figuran tomadas de los trabajos citados; pero con gran extrañeza hemos sido informados en Ciudad Hidalgo de que en el Municipio no se producen frutas más que en pequeñísima escala y que las que se consumen son traídas de otros lugares entre los que figuran como más cercanos el vecino Municipio de Tuxpan que sí es productor de frutas y legumbres. Las cifras a que nos referimos son las siguientes: Clase de árboles Aguacate Chabacano Chirimoya Durazno Granada C. Higo Limón Manzana Membrillo Naranja Pera

Número de árboles 80 72 280 1 300 20 15 125 150 1 000 100 300

Prod. por árbol Kgs. 80 42 30 56 35 20 27 40 28 60 46

Prod. total Kgs. 6 400 3 024 8 400 46 800 700 300 3 375 6 000 28 000 6 000 13 800 Suma

Valor de la Producción $ 756 00 $ 362 88 $ 840 00 $ 4 680 00 $ 70 00 $ 39 00 $ 135 00 $ 546 00 $ 2 240 00 $ 360 00 $ 1 932 00 $ 11 954 88

Ganadería Según los censos de 1930, las existencias de ganados registradas en esa época fueron las siguientes: Ganado Vacuno Caballar Asnal Mular Lanar Caprino

Número de cabezas 11 715 708 3 584 126 5 491 2 241 65

Valor $ 699 226 00 $ 30 711 00 $ 80 857 00 $ 8 910 00 $ 24 115 00 $ 9 124 00


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Porcino

22 494 Suma

$ 17 056 00 $ 869 056 00

Aun cuando, sin lugar a duda, en la época a que se contraen los censos las existencias de ganados eran superiores a las actuales, nos parecen muy elevadas las cifras anteriores por lo que se refiere al ganado vacuno. Ese ganado ha disminuido considerablemente en la actualidad porque todos los propietarios se han preocupado por vender y ninguno por repoblar. Es seguro que en la actualidad no existe en el Municipio ni la mitad del ganado vacuno que aparece registrado en 1930. El ganado asnal también ha disminuido; pero esto se debe a los nuevos y fáciles medios de comunicación. Avicultura Entre gallos, gallinas y pollos, se registraron 18 113 cabezas con valor de $ 15 759 00. En guajolotes aparecen 3 498 cabezas con valor de $ 9 970 00. Apicultura Se registraron 1 506 colmenas con valor de $ 4 638 00. Bosques Uno de los aserraderos de mayor fama en la República desde hace bastante tiempo, por la considerable cuantía de su producción, ha sido el de Chaparro, perteneciente a la Hacienda del mismo nombre, ubicada en el Municipio de Ciudad Hidalgo. Además de esta zona forestal el municipio cuanta con otras varias. Todos estos montes se han venido explotando en cierta forma racional; pero de pocos años a esta parte la explotación viene siendo arrasante al grado de que el Municipio se encuentra en grave peligro, de seguir así la tala, de que sus productos forestales se extingan y la 66


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región se convierta en desolado páramo inútil para los hombres y para los animales. Y no basta para ello que el Municipio se encuentre comprendido en el Acuerdo Presidencial de 25 de julio de 1939 que establece una veda de veinte años para la explotación forestal, porque, con el pretexto de sacar las maderas derribadas de antemano, esa explotación sigue adelante. Oportuno nos parece citar aquí la frase de un reputado ingeniero forestal argentino, Jefe del Departamento Forestal de su país, quien al referirse a la explotación forestal dice: "cada árbol que se derriba es un ladrillo del edificio de la prosperidad nacional que se sustrae". Aplicada esta frase a nuestro país, nuestro edificio de la prosperidad nacional está derrumbándose. Convirtiendo la suma total de metros cúbicos de madera en cada uno de los años que se cita a carros de ferrocarril, que por lo regular se cargan con un promedio de cuarenta metros cúbicos, nos resultan 1 274 carros para el año de 1935; 1 070 carros, para el de 1936 y 1 354 carros para el de 1937. Esto es por lo que se refiere únicamente a la explotación que fue controlada por el extinto Departamento Forestal y de Caza y Pesca. En numerosos capítulos de este libro hemos dicho y no nos cansamos de repetir que la explotación forestal practicada en la forma en que se ha venido haciendo deja muy pequeños beneficios económicos al Gobierno Federal; menores al del Estado e insignificantes al Municipio; pero sí queda de ella un legado de miseria y desolación. Industria Cuenta el Municipio con algunas industrias entre las que se destacan, principalmente, la maderera y una fábrica de hilados y tejidos. La industria maderera reviste excepcional importancia y ha sido, la de este municipio, una de las de mayor renombre en la República. Naturalmente que se han invertido en ella fuertes capitales, pero, por causas obvias, no es posible conocer el monto exacto de los mismos. A 67


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continuación presentamos un cuadro en el que figuran los diferentes giros industriales y su probable capital, que aparecen registrados en el padrón fiscal. En grupo separado figuran la industria maderera y sus derivadas. Número de giros 6 7 3 10 7 1 2 3 1 1 2 1 7 2 1 10 2 1 8 1 3 2 5 11

Clase de giros Aserraderos Explotación de resinas Explotación de carbón vegetal Explotación forestal. Montes Fábricas de aguarrás Baño público Auto-transportes de alquiler Carpinterías Fábrica de hielo Fábrica de hilados y tejidos Fábricas de aguas gaseosas Fábrica de jabón Fábricas de ladrillos Hoteles Imprenta Molinos de nixtamal Molinos de trigo Planta de luz Panaderías, amasijos Plomería Talleres mecánicos Talleres de sastrería Talleres de zapatería Tenerías Sumas

Capital en giro $ 150 000 00 $ 29 996 76 $ 5 000 00 $ 48 125 17 $ 64 000 00 $ 300 00 $ 13 300 00 $ 700 00 $ 400 00 $ 164 206 00 $ 1 300 00 $ 6 536 80 $ 7 150 00 $ 2 600 00 $ 800 00 $ 3 100 00 $ 12 500 00 $ 23 913 07 $ 2 050 00 $ 1 000 00 $ 6 300 00 $ 500 00 $ 6 050 00 $ 7 850 00 $ 657 708 16

Los capitales anteriores, son en las industrias principales muy inferiores a los verdaderos. Por ejemplo, entre los Aserraderos, figura 68


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el de Chaparro que, entre sus propiedades, cuenta con el "Ferrocarril de Chaparro" que por sí solo representa un valor mucho mayor que el capital que aparece correspondiendo a todos los aserraderos en junto. Debido a la veda existente sobre la explotación de montes en este municipio, la industria maderera ha paralizado parcialmente sus actividades, paralización que si es efectiva redundará en beneficio de los montes, y en beneficio también de la agricultura que se encuentra tan abandonada según se indica en la parte correspondiente. COMERCIO Tiene importancia el comercio local de Ciudad Hidalgo debido al número de sus habitantes y a que es la plaza comercial para poblaciones más pequeñas de las cercanías. Los giros comerciales que aparecen registrados en el padrón fiscal, y su capital probable, inferior en la mayoría de los casos al verdadero, son los siguientes: Número de giros 37 2 3 4 17 6 1 1 2 2 2 2 4 2

Clase de giros Abarrotes Agencias de bicicletas Billares Boticas Cantinas Carnicerías Cine Dulcería Expendios de gasolina Expendios de semillas Ferreterías Jarcierías Mercerías Peluquerías 69

Capital en giro $ 71 946 63 $ 1 900 00 $ 4 400 00 $ 11 600 00 $ 14 575 00 $ 1 500 00 $ 1 500 00 $ 350 00 $ 6 100 00 $ 4 175 00 $ 27 400 00 $ 1 500 00 $ 2 400 00 $ 1 250 00


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1 3 1 25 2 2

Peletería Restaurantes Refacciones de auto Tiendas de ropa Salones de baile Zapaterías, expendios

Suma

$ 550 00 $ 1 700 00 $ 5 100 00 $ 156 479 69 $ 220 00 $ 7 200 00 $ 321 846 32

EDUCACIÓN El gobierno del Estado sostiene en el Municipio de C. Hidalgo los siguientes planteles educativos: 1 Escuela Urbana en Ciudad Hidalgo. 2 Escuela Rural en cada uno de los lugares siguientes: Cuitareo La Libertad Las Caleras Mata de Pinos Rincón de Cedeños San Lucas San Matías San Pedro Jácuaro El Gobierno Federal tiene establecidos los siguientes: 1 Escuela Rural en cada uno de estos lugares: Agostitlán El Cortijo El Salitre Huaniqueo

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1 Escuela Artículo 123 en: El Chaparro La Granja La Virgen Púcuato SALUBRIDAD De los Servicios Coordinados de Salubridad en el Estado depende un Centro de Higiene que desarrolla sus actividades en Ciudad Hidalgo, en lo que se refiere únicamente a la asistencia médica que reclaman algunos enfermos, porque no se ha emprendido una verdadera labor sanitaria en el municipio ni en su Cabecera, en donde lo relativo a drenaje, servicios sanitarios, baños, etc., deja mucho que desear. MINERÍA La mayor parte del Municipio de C. Hidalgo se encuentra comprendida en una zona volcánica en la que hay varios cráteres extinguidos totalmente y otros que aun presentan indicios de actividad. En uno de ellos se observa el curioso fenómeno de que la boca principal está extinguida; pero muy cerca se encuentra una boca pequeña de la que, al arrojar una piedra grande, se escapan vapores a bastante presión. Oficialmente se sabe que en este municipio existen yacimientos de oro, plata y plomo; pero no se mencionan otros bastante importantes que existen como son los de azufre y caolín. El primero se encuentra en varias formas inclusive la cristalizada; en cuanto al segundo es de muy buena calidad, comparable a la de los mejores que se producen en Santa Cruz de Galeana, Gto.

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En algún tiempo se ha registrado una intensa pero primitiva explotación de azufre hecha por los nativos del lugar; en la actualidad casi no se explota así como ninguno de los otros minerales. ALOJAMIENTOS Hay dos hoteles en Ciudad Hidalgo; el Hotel Hidalgo y el Hotel Llaguno; la cuota mínima en ambos es de $ 3.50 por habitación y alimentos. OFICINA SUBALTERNA FEDERAL DE HACIENDA La establecida en C. Hidalgo, dependiente de la Oficina Federal de Hacienda en Morelia, se encuentra a cargo de un Agente Fiscal de 20ª quien a veces emplea los servicios de un Notificador Especial, el que es difícil conseguir en este lugar. Esta oficina se halla en muy malas condiciones de instalación y de seguridad porque ocupa una casa en las orillas de la población, la que no presa comodidades para el público ni seguridad para el encargado. No ha sido posible cambiarla debido a la pequeña asignación mensual que tiene asignada para renta, pues los precios de alquileres en el municipio son bastante elevados. CORREOS, TELÉGRAFOS Y TELÉFONOS Cuenta Ciudad Hidalgo con una Administración de Correos y Telégrafos autorizada para expedir giros postales hasta por $ 1 000 00; tiene servicio de reembolso por la misma cantidad y seguros postales hasta por 2 000 00. Expide y paga vales postales. No hay telégrafos pero sí teléfono por cuya línea se pueden enviar mensajes telegráficos. 72


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De esta Administración dependen las Agencias de Correos establecidas en los lugares siguientes: Chaparro Irimbo, Estación Irimbo, Pueblo San Pedro Jácuaro De ellos se trata en capítulos por separado. HIDALGO, MUNICIPALIDAD DE. Esta municipalidad limita al norte con los municipios de Maravatío y Zinapécuaro; por el sur con Jungapeo y Tuxpan; al este con Irimbo y Tuxpan y al oeste con Zinapécuaro, Indaparapeo y Queréndaro. Orografía. Una derivación de la sierra de Ozumatlán surca el municipio por el norte, centro, oeste y sur, provocando elevaciones como el cerro de San Andrés, el volcán apagado que produce fumarolas y origina dos lagunas; al sur, los cerros de la Caldera, el Fraile, Peña del Indio, Cañada de la Virgen, Cuitareo y del Rincón. Finalmente, al oeste: cerros de San José, la Luz, Ventero, San Rafael y Pino Gordo. Hidrografía. Por el sur del municipio corre el río Grande y su afluente el río Chiquito, de oeste a este; en el transcurso se le unen corrientes de agua producidas por manantiales llamados impropiamente ríos, y que son: Agostitlán, la Granja, de Chaparro, de Pácua, el Moromas, el San Pedro y el Zarco. En la ranchería del Rincón de Cedeños nace un manantial, el Bañito Agrio, está a dos kilómetros de C. Hidalgo; en el cerro del Fraile se origina otro manantial; en C. Hidalgo están los manantiales: Ojo de Agua de San Juanico y el Ojo de Agua del Tinaco; al manantial los Hervideros, que se origina en el ejido de Santa Rosa, se le une otro de menor importancia. Todos estos manantiales depositan sus aguas en el río Grande. En el cerro de San Andrés existen dos lagunas denominadas 73


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Laguna Verde y Laguna de los Azufres, de agua fría y de agua termal, respectivamente. Llanuras. En el pueblo de San Pedro Jácuaro existe una llanura denominada Plan de San Andrés; que mide aproximadamente 148 kilómetros cuadrados de superficie. División territorial. El municipio de Hidalgo tiene los siguientes lugares poblados: Ciudad Hidalgo, poblado de la Virgen; pueblos: Agostitlán, el Caracol, Cuitareo, Huajúmbaro, San Antonio Villalongín, San Matías, San Pedro Jácuaro; ejidos (18) y 88 rancherías. Los habitantes de este municipio son de raza mestiza. El clima es templado. Parte histórica. Según las antiguas crónicas, la población que hoy se llama Ciudad Hidalgo existía ya en el año de 1400 y se encontraba habitada por indios chichimecas, que le llamaban en su idioma Tlaximaloyan, que con el transcurso del tiempo y debido a la alteración que sufrieron casi todos los nombres al ser pronunciados por los españoles, éstos le llamaron Taximaroa, que según los etimologistas significa: lindero, o lugar de lindero. Indudablemente que este nombre obedecía a ser este lugar el límite entre los reinos Azteca y Michihuacano. Las relaciones entre tarascos y mexicanos no fueron nunca cordiales; tal vez unos y otros se disputaban la posesión de esa comarca, a la cual ambos se creían con derecho. Tal circunstancia motivó dos grandes incursiones de aztecas ó mexicanos en son de guerra. La primera fue enviada por Axayácatl, habiéndose librado una sangrienta batalla a inmediaciones de Tlaximaloyan, en la cual salieron derrotados los aztecas, no obstante la gran fama de valientes de que gozaban en todo el territorio. La segunda expedición fue enviada por el rey Moctezuma Xocoyotzin; para repelerla se encontraban ya prevenidos los tarascos, quienes habían mandado construir fortificaciones en derredor de su ciudad. Tampoco en esta vez triunfaron los aztecas, quienes se retiraron a su territorio bastante 74


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escarmentados, quedando los tarascos en posesión definitiva de esa vasta comarca. El primer español que llegó a Tlaximaloyan fue un tal Parrillas, que era proveedor de las tropas de Hernán Cortés; indudablemente que buscaban provisiones para quienes combatían en derredor de la ciudad de México-Tenochtitlan. Cristóbal de Olid hizo la conquista del reino tarasco en el año de 1523. Hernán Cortés, al repartir las tierras conquistadas, dio las de Tlaximaloyan al conquistador Juan Velázquez de Salazar; pero ignoramos por qué causa éste no las conservó, pues algún tiempo después Tlaximaloyan era una república de indios, es decir, una congregación gobernada por un cacique indígena, sin tener en ella jurisdicción los españoles. Sin embargo de esto, el virrey don Gaspar de Zúñiga y Acevedo designó en el año de 1598 a don Martín Cerón Saavedra para que congregara a los indios y ejerciera sobre ellos el llamado derecho de encomienda; fue pues, el dicho Cerón Saavedra, el encomendero de Tlaximaloyan. A fines del siglo XVIII el cura don Miguel Hidalgo era dueño de la hacienda de Jaripeo y en sus montes criaba toros de lidia; así lo dice uno de los mejores biógrafos del padre de la patria, el Dr. de la Fuente. Varias veces estuvo Hidalgo en Tlaximaloyan, llamada ya entonces Taximaroa. Precisamente en una comida a la que ahí asistió tuvo una discusión con unos frailes, de la que resultó que éstos lo acusaran de hereje ante la Inquisición. Todavía a principios de este siglo había familia de Hidalgo en Taximaroa. Muchos han sido los hechos de armas y acontecimientos notables que han ocurrido en C. Hidalgo, tanto en las guerras de Intervención como en la Revolución Mexicana. En la Sabaneta fue derrotado el general Alfredo Elizondo, quien más tarde atacó y tomó la población. Merece la región un estudio geográfico e histórico, por su gran interés, especialmente por las riquezas naturales que encierra. (PROFR. JESÚS ROMERO FLORES, Diccionario Michoacano de Historia y Geografía. 1960). También a los otomíes, primeros pobladores de Tlaximaloyan, se les llamó chichimecas. D. Martín de 75


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Cerón Saavedra no fue encomendero del lugar, sino D. Juan Velázquez de Salazar, heredero de su padre D. Gonzalo quien sólo tuvo el gusto de recibir la encomienda directamente de Hernán Cortés.

12 CIUDAD HIDALGO EN 1960. (Incisos a y b). "Ciudad Hidalgo, Michoacán. (Antes Villa Hidalgo y Tajimaroa). Ciudad cabecera del municipio de Hidalgo, 17 060 habitantes. Situado en la parte Noroeste del Estado, al sur del cerro de San Andrés que forma parte del Eje volcánico; está próxima a la margen izquierda del río Tajimaroa o Tuxpan, afluente del Zitácuaro que lo es del Cutzamala, tributario del Balsas. Está a 2 300 metros sobre el nivel del mar, a los 19º 41' 19" de latitud Norte y 100º 33' 23" de longitud W del meridiano de Greenwich, dista 212 km. de la ciudad de México por la carretera que une la capital de la República con Morelia (104.4 km. al W) y Guadalajara. Tiene caminos a Maravatío y Los Azufres, famosos baños curativos situados a 18 km. al N en las faldas del cerro de San Andrés. Clima templado con veranos frescos y lluvias moderadas de junio a octubre. Los principales productos agrícolas de la región son: maíz, trigo, aguacate, durazno. Posee criaderos de plata, manganeso y azufre. Entre sus industrias son importantes las de hilados y tejidos, curtiduría, talleres de acabado en pieles, y la alfarería". En este año a que hace referencia el Diccionario, El Heraldo de México a través del Lic. Agustín Barrios Gómez, publicó una nota geográfica analizando las 200 ciudades más importantes de la República, Ciudad Hidalgo ocupaba entonces el número 150. La explotación de sus inmensos e inagotables bosques a que casi nadie hace referencia, hablando de los autores transcritos, le dan hoy en día a Ciudad Hidalgo una relevancia estatal y nacional de primer orden. 76


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(La parte original fue tomada del Diccionario geográfico, histórico y biográfico de la República Mexicana. Editorial Porrúa Hermanos, S. A., 1964).

13 CIUDAD HIDALGO, UN PUEBLO CON HISTORIA Por Bernardo Ponce A doscientos kilómetros de la capital de la República Mexicana, en el Estado de Michoacán, asiento de uno de los reinos más poderosos en la época precortesiana, se extiende, apacible, serena una población cuyo pasado histórico no ha sido apreciado en su justa medida ni aun por sus propios moradores: Ciudad Hidalgo, la antigua Tajimaroa. La estratégica situación geográfica de dicha población, con más de cincuenta mil habitantes en la actualidad, fue motivo de constantes disputas por los reinos tarasco y mexica, pues ambos se creían con derechos sobre ella. Dada su importancia política y económica por ser lindero entre los dos poderosos reinos, la antigua Tajimaroa estaba rodeada por un enorme muro hecho de maderos de encino, tan bien labrado, se dice, que nada tenía que envidiar a los levantados con cantera. Según algunos historiadores, Tajimaroa, palabra que se deriva del otomí tlaximaloyan, significa "lugar de traición" y se asegura que este nombre le viene por la victoria tarasca sobre los mexicanos, batalla en la que fue derrotado el rey azteca Axayácatl, en la segunda contienda que narran los primeros cronistas. De la primera batalla que dan cuenta los estudiosos de la historia de Michoacán, es la del súbdito de Moctezuma II, el mexicano Tlalhuicole, quien fue comisionado para hacer cautivos de guerra con el fin de sacrificarlos para la inauguración de los teocallis de Tenochtitlan, fallando en su intento. 77


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Los que aseguran que Tajimaroa significa "lugar de traición" basan su aserto en la manera en que los tarascos consiguieron su victoria sobre las huestes mexicanas. Según los historiadores, en la segunda incursión mexica por tierras michoacanas, los tarascos, sabedores del ataque, organizaron un festín rico en comida y abundantes bebidas, en el que los tarascos fingieron disfrutar del banquete, y, al ser vistos por los aztecas, simularon retirarse; éstos, hambrientos y con sed por el fatigoso recorrido desde la Gran Tenochtitlan, cayeron de inmediato sobre la comida y la bebida, y, cuando estaban ebrios, los tarascos se abalanzaron sobre ellos exterminándolos casi en su totalidad. Por la manera en que derrotaron los tarascos a los aztecas, relatada someramente líneas arriba, Tajimaroa se ha convertido, para los historiadores, repetimos, desde siempre, en "lugar de traición". Sin embargo, ¿puede considerarse traición una bien pensado estrategia militar?... SU FUNDACIÓN Aun cuando los estudiosos de la historia del imperio tarasco aseguran que esta población ya existía en el año de 1400, la fundación "oficial" (podríamos llamarle así), ocurrió el 14 de septiembre de 1598, cuando don Gaspar Zúñiga y Acevedo, entonces virrey de la Nueva España, ordenó a don Martín Cerón Saavedra que reuniese a los indios dispersos del lugar y formar con ellos un pueblo. Puede considerarse, pues, el año anterior como la fecha de la fundación de Tajimaroa y a don Martín Cerón Saavedra como su fundador. No obstante, ya en esta época existían algunos barrios o doctrinas franciscanos, pues la antigua Tajimaroa había sido dada en encomienda con anterioridad a don Juan Velázquez de Salazar, pero, por razones que los historiadores no se explican, éste la abandonó, constituyéndose, así, en una república de indios; o sea, en una congregación gobernada por un cacique indígena sin que en ella tuvieran injerencia los españoles. 78


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JOYAS ARQUEOLÓGICAS Hay en Ciudad Hidalgo (ambas en el templo principal, construido en el siglo XIV, por los franciscanos) dos joyas arqueológicas hechas, al parecer, en los primeros años de la Conquista. Se trata de una taza monumental con relieves indígenas a los que agregaron posteriormente signos romanos y que en la actualidad sirve de pila bautismal, y una cruz de piedra también con figuras indígenas que se localizan en el atrio del templo. En la actualidad, la fuente de vida principal de la antigua Tajimaroa, fortín de resistencia del imperio tarasco, lo constituye la explotación de los recursos forestales. Podría decirse que en cada casa existe un pequeño taller donde se trabaja la madera. Con el esfuerzo y el cariño que sus moradores labran la madera, Ciudad Hidalgo, la Tajimaroa antigua de los tarascos —¿"lugar de traición?"— forja su destino día tras día, hora tras hora. (Revista "Jueves de Excélsior". Año 56 Nº. 2 936 del 26 de octubre de 1978). La fundación de esta ciudad no ocurrió el 14 de septiembre de 1598, esta fecha está contenida en el documento, provisión virreinal, expedido por D. Gaspar de Zúñiga y Acevedo, Conde de Monterrey, para comisionar a D. Martín de Cerón Saavedra para que mejorara los pueblos bien asentados del oriente michoacano, o verificara su traslado en caso de que los pueblos de indios estuvieran mal situados y haciendo que éstos, los indios, se concentraran en ellos. José Bernardo Ponce, el reportero, insiste en llamar tarascos a los antiguos habitantes de Tajimaroa, siendo en verdad de raza auténtica otomí.

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14 Noticias fragmentarias tomadas de la Crónica de la Provincia de Michoacán "CAPÍTULO XX. (Página 238). Envió Moctezuma diez mensajeros de México y llegaron a Taximaroa, que venían con una embajada al cazonci llamado Zuanga, padre del que agora murió, que era muy viejo, y el señor de Taximaroa, preguntándoles que qué querían. "Dijeron ellos, que venían al cazonci con una embajada que los enviaba Moctezuma, que habían delante dél, y que á él sólo lo habían de decir' y envió al señor de Taximaroa a hacello saber al cazonci…" CAPÍTULO XXIII. (Página 244). "Los Mexicanos son conquistados, no sabemos quién son los conquistadores: todo México está hediondo de cuerpos muertos, y por eso van buscando ayudadores que los libren y defiendan; esto sabemos cómo han enviado por los pueblos por ayuda". Dijeron los de Michoacán: "Ansí es verdad que ha sido; nosotros lo sabemos". Dijeron los otomíes: "Vamos, vamos a Mechoacan: llevadnos allá, porque nos den mantas, que nos morimos de frío; queremos ser subjetos al cazonci". Y viniéronlo a hacer saber al cazonci cómo habían cautivado aquellos tres otomíes, y lo que decían y dijeron: "Señor, ansí es la verdad, que los mexicanos están destruidos y que hiede toda la cibdad con los cuerpos muertos y por eso van por los pueblos buscando socorro; esto es lo que dijeron en Taximaroa, que allí se lo preguntó el cacique llamado Capacapecho". (Esto mismo repite el autor en el Cap. XX, pág. 240). CAPÍTULO XXIV. (Página 250). "Cristóbal de Olid, díjole: Di al cazonci, que no haya miedo, que no le haremos mal". Y fuéronse a oír misa los españoles, y estaba allí don Pedro, y cómo vio al sacerdote con el cáliz y que decía las palabras, decía entre sí: "Estas gentes todas deben ser médicos, como nuestros médicos que miran en el agua lo que ha de ser, y allí saben que les queremos dar guerra, y empezó a temer. Acabada la misa, hizo llamar a Cristóbal de Olid cinco mexicanos y 80


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cinco otomíes, y díjoles que fueran con don Pedro de Mechoacan, y dijo aquel intérprete que traían los españoles llamado Xanaque…" Este hecho ocurrió el 23 de febrero de 1522 durante la fiesta que los indios solemnizaban con el nombre de purepuraqua (Pucurri = "montaraces". Esta festividad la llamaron también ecuatacuyo ó ecuatecuyo). Cristóbal de Olid duró dos días en Taximaroa a la cual, se dice, que en un tiempo remoto la llamaron también quezehuapare. Este don Pedro era un indio tarasco convertido y bautizado. Su nombre original era Quinierangari y era hermano de Huitziltzi, hijo de un sacerdote, y era señor de la Corte de Tangaxoan. Había sido nombrado gobernador por el rey de la capital del imperio, Tzintzuntzan, ó Uchichila, como Cortés llamara en sus Cartas de Relación a esta ciudad tarasca. El fragmento que antecede a este comentario señala claramente cómo fue precisamente en Taximaroa la puerta evangélica, lugar donde fue celebrada la primera misa en el reino tarasco, hoy Estado de Michoacán. CAPÍTULO XXIV. (Página 166): "…Ve a hacer gente de guerra a Taximaroa y a otros pueblos"… "y topó don Pedro en el camino con un principal llamado Quezequanpare, que venía de Taximaroa, donde estaban los españoles, todo espantado, y saludóle y díjole: "Señor, seáis bienvenido" y no le respondió aquel principal. Después díjole: "¿Pues qué hay?" "Díjole don Pedro: "Envíame el cazonci a hacer gente de guerra, y envióme a estos pueblos, a Taximaroa y a Ucareo y a Acámbaro y a Araró y Tuzantla; a esto vengo". Díjole el principal: "Ve si quisieres, yo no quiero hablar nada, ya son muertos todos los de Taximaroa. Y despidiéronse y llegó a Taximaroa don Pedro, y no halló gente alguna en el pueblo, que se habían huido…" CAPÍTULO XXXV. (Página 166): "..y en otra vez vinieron los mexicanos a Taximaroa y la destruyeron en tiempo del padre de Moctezuma (Axayácatl), era cazonci Hiquíngare, y Tzitzispandacuare la retornó a poblar". 81


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El siguiente comentario está en parte tomado de la misma fuente que venimos citando, nota Nº. 27: "Dos autores traen con letra minúscula la palabra Taximaroa, y sin poner la letra cursiva, lo que indica que no creyeron en quienes hicieron las traducciones del escrito original en español vernáculo porque no consideraron Taximaroa como palabra geográfica de nombre propio". Taximaroa, en mejicano, es Tlaximaloyan = "donde se trabaja la madera". Seler, otro autor dice: "Hoy se llama Ciudad Hidalgo, lugar habitado por otomíes, aunque la palabra Taximaroa es de procedencia chichimeca, pues lleva el sufijo ro, indicativo de lugar, que significa "lugar de traición". El bastión Zirahuato —hoy complejo arqueológico de San Felipe los Alzati— fue lindero con el reino Matlazinca; Taximaroa, de por medio Tuxpan, con el imperio de los aztecas. En las inmediaciones de Ciudad Hidalgo, en las Tierras Coloradas, se notan aun cimientos de lo que fuera la verdadera Taximaroa donde tenían las fortificaciones llamadas Uatzotacate, que Tziguangua levantó contra los mexicanos. "Estaba formada por fuertes estacas de roble metidas profundamente en el suelo y que tenían dos alturas de hombre de alto y una de ancho". En buenas palabras, tal reducto medía 3.70 mts. de altura por 1.70 de ancho, formidable empalizada perfectamente unida en sus junturas sin dejar pasar la luz, así tan cerrada, que no se podía meter la punta afilada de un puñal. Esta muralla fue construida dos veces, pero los cañones de Cristóbal de Olid y los de Nuño de Guzmán las abatieron haciéndolas cenizas. (Crónica de la Provincia Franciscana de los Apóstoles San Pedro y San Pablo de Michoacán. R. P. Fr. Isidro Félix de Espinosa, O.F.M.—1945). De cómo peleaban los neo-tarascos de Taximaroa. "Dizen ponya el Cazonci vn gobernador que solo servía de hazer aquello que el le enviaba á mandar; tenya guerras con Moctezuma, como es dicho; peleavan con arco y flecha y con macanas de palo a manera de spadas, y por la parte de los filos tenya unos guecos en que 82


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encajavan pedernales a manera de navajas; y con porras del tamaño de vara de medir,10 y con hondas; y con rrodelas hechas de caña y tejidas con hilo a manera de palas de pelota de viento. El abito y traje antiguo que dizen trayan los Señores y principales, eran vnas rropas largas hasta los pies, tejidas de algodón y muy galanas y de muchos colores; y ensima dellas vnas mantas hasta abajo de las rrodillas, que les servían y sirven hoy día de capas; el cabello largo y tranzado; los maceguales, que son la gente plebeya, desnudos, y algunos con vnas mantillas de las que digo sirven de capas". (Relación Geográfica de la Diócesis de Michoacán, libro I, pág. 72, tomada de los Papeles de la Nueva España recopilados y paleografiados por D. Francisco del Paso y Troncosop, folio 4 y vuelta; y del Lienzo de Jucutacato, traducción de Antonio Herrera, Edición 1958).

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La vara de medir: 0.835 m. Lo usual, 0.84 m. 83


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CAPÍTULO II LA ANTIGUA TAXIMAROA 1 LA ANTIGUA TAXIMAROA De Quezehuarape a Ciudad Hidalgo. Desde el Descubrimiento de Tlaximaloyan hasta la Encomienda. El Convento y los Hospitales. Los 31 Documentos de Taximaroa. Visita al Municipio de Taximaroa. Vía Férrea de Taximaroa a Irimbo. Visita a Villa Hidalgo. Datos relativos a Taximaroa. Toma de agua del río Agostitlán. Ley Orgánica de División Territorial. DE QUEZEHUARAPE A CIUDAD HIDALGO

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PEDRO NIETO, franciscano, en 1628 hizo llegar al Vaticano en cuyo solio se sentaba el Pontífice romano Urbano VIII, una relación sobre los pobladores de Mesoamérica, afirmando que en ella "El linaje de los otomites ocupa diversas regiones de la Nueva España y en un tiempo fueron los dueños de todo el territorio", aunque investigadores históricos hoy se pronuncian en contra de tal afirmación, asegurando que no fueron los otomíes, ciertamente, los primeros pobladores de México, sino los tecos. Otro historiador, el doctor en ciencias teológicas, D. Francisco Plancarte y Navarrete, en su obra Prehistoria de México, descifrando el Códice Telleriano Remeuse, afirma que la nación más antigua que pobló nuestro país fue la formada por los quinametin u otomites. Estas referencias se relacionan con la presencia del hombre primitivo en el Valle de México, pero los autores citados abarcan toda la extensión del país, pues D. Nicolás León al hablar sobre los tarascos RAY

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hace alusión a las invasiones de grupos raciales a esta parte oriental de Michoacán, donde ya encontraron viejos pobladores, siendo precisamente los tecos quienes encabezaron ese proceso penetrativo hacia el occidente. Dados estos antecedentes y ubicando con seguridad histórica autorizada el poblamiento de Taximaroa por los otomíes en su incursión de oriente a poniente, es decir, del Valle de México hasta Ciudad Hidalgo donde hicieron alto en una época que se remonta a 1 500 ó 2 000 años a. de C., el lector será llevado al bautismo de esta tierra cuando se produjo su asentamiento humano. Del capítulo XXIV de la ya citada Crónica de la Provincia de Michoacán, sale para Taximaroa su primer nominativo: Quezehuarape. Según la obra citada, Quezehuarape fue el primer nombre que llevó el hoy Ciudad Hidalgo. El autor infiere en cierta forma que la palabra procede del chichimeca, versión otomiana que significa "lugar donde se corta la madera". La decisión de su estadía definitiva en Quesehuarape por los otomíes fue tomada atendiendo a lo promisorio de sus tierras, el agua abundante, sus selvas inmensas donde la caza era más que abundante, propicia y siempre venturosa; abundaban las semillas y las raíces comestibles. El clima, aunque un tanto frío, les fue agradable, y en este lugar pusieron fin a su errabundo peregrinaje. En su idioma, ellos llamaron al lugar otompan, o sea, "lugar del otomite", significado y nombre un tanto incierto para algunos historiadores que ni aun hacen mención de ello, no así el señor Plancarte que hace concreta alusión a tales cosas en la génesis de esta raza al decir que los chichimecas fueron de la misma familia de los quinametin, palabra precisamente chichimeca que significa "cazadores, gente que se explica poco y habla menos, hombres salvajes", calificativos que corresponden a los quinametin u otomites, seres humanos que encontraron a su paso las familias de los tecos, matlazincas, nahuatlacos y tarascos. Otompan Tlaximaloyan, doble nominativo que al lugar le adjudicaron los matlazincas. Al segundo nombre, en idioma mazahua, se le da el significa de "lugar de madera". Tal vez, aunque hay 85


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distancia entre los objetos, no vaya fuera de razón la aceptación de este significado, pues de hecho, allá por el año de 1 200 de nuestra era, manejaba el cacicazgo una persona de nombre Capacapeche,11 término que significa en tarasco "cortador de madera". Atendiendo a esta idea, nos pareció bien tomar a este indio principal que tuvo larga dinastía en el poder, como símbolo de Ciudad Hidalgo, del que carece en toda forma. Tlaximaloyan fue el nombre con que los mexica peregrinos a su paso y permanencia temporal en el lugar, llamaron al poblado así, y aunque la palabra es de origen mazahua, en la traducción al náhuatl la palabra significa, según los filólogos y mexicólogos, "lugar de carpinteros". Tlaximaloyan o Taximaloyán, síncopa generalizada de la dicción Tlaximaloyan, en uso popular en algunos medios, todavía hoy, que en forma alguna involucra cambio de significado, pero cuyo término se hizo vulgar en muchos siglos, ya que sólo fue motivo de pronunciación para darle al nombre cierto rasgo de suavidad y gusto de rancio abolengo. Taximaroa. No hay interdependencia entre los filólogos sobre la significación real de este nombre con que se cubren los siglos de historia de este pueblo. Unos afirman que la palabra sigue derivada del otomí, otros que procede del chichimeca, no faltando quienes asienten como verdad lingüística que Taximaroa es palabra abiertamente nahuatlaca, por lo mismo azteca. Ciertamente los tarascos ya establecidos y organizados en imperio llamaron Taximaroa a tan importante lugar para ellos, lindero de su nación que sometieron entre los años de 1401 a 1450 de nuestro tiempo, por lo que se siguió sosteniendo tal denominación con su significado tarasco ó chichimeca vanaceo "lugar de carpinteros". Pero entre los años de 1440 y 1465, tal vez hasta 1485 en que los reyes aztecas Axayácatl, Moctezuma, Itzcoatl y el comando del valiente Tlalhuicole, sucesivamente, intentaron anexarse el girón purépecha oriental, sin Eduardo Ruiz lo llama Capacapecho, no así José Corona Núñez en su Diccionario Etimológico Tarasco. 11

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dejar de llamar Taximaroa al bastión tarasco, lo significaron como "lugar de traición". Cortés y los capitanes que pasaron por el otrora populoso pueblo otomite ya muy mezclado con el tarasco, confirmaron el nombre de Taximaroa sin situar su significado a determinada acepción, pues indistintamente llamaron a la ciudad "lugar de carpinteros" y "lugar de traición". Dos cosas deben advertirse sobre el particular. Los aztecas, para minimizar a una persona, le decían: "Pareces otomite". Años atrás, y sigue persistiendo entre gente de algunas regiones del país especialmente del norte —hablando de nuestro tiempo—, el empleo de la palabra Taximaroa cuando se lo quiere decir a una persona que es de poco entendimiento, aturdido, tonto, de baja cultura, diciéndole: "Diatiro de Taximaroa". Otomites de Taximaroa, hombres de las cavernas, descendientes de los trogloditas. Ese pueblo, no obstante ello, al ser absorbidos sus pobladores por los inquietos y laboriosos tarascos, se encumbró sin precedente hasta ser objeto del cuidado y atención personales de los reyes tarascos. La gente de Taximaroa, sus hombres se convirtieron en fenomenales guerreros, soldados heroicos que en las lides de las batallas campales mostraron su esfuerzo y valor, como se ha dicho por D. Francisco del Paso y Troncoso. El nombre de Taximaroa siguió figurando como tal durante el primer siglo de la dominación española. En un auto de visita escrito en el primer libro de bautismos de españoles, que hemos consultado en el archivo parroquial de Ciudad Hidalgo, Fr. Tomás de Camata, Ministro Provincial de la Tercera Orden Franciscana, nos da este nombre en 1632. San Francisco Taximaroa: Este nombre en otro documento del mismo tenor que el anterior en el libro número 2, también de bautismos. Fray Juan de Iraizo, otro ministro provincial, reproduce el nombre anteponiéndole el de San Francisco en 1635, en que al parecer, todavía no recibía la parroquia el patronazgo de San José. Ulteriormente hemos descubierto que en los principios los franciscanos llamaron San Francisco a pueblos y conventos fundados por ellos: San Francisco Irimbo, San Francisco Tuxpan, San Francisco 87


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Maravatío, San Francisco Zitácuaro, etc. Al tomar el patronazgo definitivo retiraron el anteponente de San Francisco. San José Taximaroa: Fray Alonso Maldonado, Predicador y Definidor en la Provincia de Guatemala, en visita a la Provincia Franciscana de Michoacán, estando en Taximaroa en 1640, en el auto respectivo dejó asentado en el libro número 3 el nombre de San José Taximaroa, el del titular definitivo de la parroquia que sigue conservando hasta hoy día en el orden eclesiástico, pues en el orden civil, desde las Leyes de Reforma, 1862, a todos los pueblos se les hizo retirar el nombre del santo patrono, llamándolos simplemente con el nombre de su fundación: Taximaroa, Tuxpan, Irimbo, Zinapécuaro, Tlalpujahua, etc. Taximaroa: Este nombre lo conservó el pueblo hasta 1908 en que por decreto del Congreso Local, el número 88 del 20 de mayo, siendo viernes, le fue agregado un nombre: Villa Hidalgo Taximaroa, habiendo promulgado tal decreto el Gobernador del Estado D. Aristeo Mercado. En representación del Congreso lo firmaron el diputado Vicente García como Presidente y los diputados Salvador Cortés y Enrique Domenzáin como secretarios. Villa Hidalgo Taximaroa: Sólo 14 años lució este nombre la vieja Taximaroa, un nombre que el C. Diputado D. Alfredo León, hijo del pueblo, logró para su tierra, nombre extraído de un recuerdo, el del honor de haber tenido como vecino propietario al Padre Hidalgo cuya presencia en Taximaroa fue muy frecuente, ya para participar en ceremonias religiosas —celebró no pocas misas en el templo de la Parroquia—, ya como explotador del fundo minero "El Jilguero" en el macizo de "El Fraile", ya como terrateniente en sus haciendas de Santa Rosa, San Nicolás, Jaripeo y Huaniqueo, o bien como simple familiar al visitar a sus hermanos, familiares y descendientes en la ciudad. En semejantes ocasiones el Padre Hidalgo era muy solicitado en las "tertulias" familiares. Los años de 1807 y 1808 y parte del 1809, Taximaroa recibió la figura y la sombra de quien con los meses había 88


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de ser el pregonero de la libertad. Por este tiempo el señor Hidalgo estaba ya muy preocupado por la situación social en la Nueva España, sobre todo la del indio y del criollo. Sus ideas estaban saturadas ya del pensamiento escolástico surgido de la Revolución Francesa. La doctrina enciclopédica francesa había alentado sus ideas de renovación social, nada nuevo ya en el mundo descubierto por Colón, pues el 14º virrey de la Nueva España, el marqués de Cadereyta, puso en antecedentes a todos los habitantes del país sobre "el peligro de considerar como buenas ciertas ideas francesas que empezaban a esparcirse por el mundo en relación con la libertad, el socialismo y la razón". Tal documento había salido a la luz pública el 28 de junio de 1635, un siglo después de que don Vasco de Quiroga hiciera en Michoacán la inmortal obra social de los hospitales y las agrupaciones artesanales. El futuro caudillo, en una de tantas tertulias, una celebrada en lo que hoy es casa de D. Efrén Miranda, tuvo expresiones encendidas que él arrancó de semejantes teorías, avances atrevidos sobre el fuego de la independencia. Además, como su charla fuera amena, abierta, fresca, campechana y un tanto subida de color cuando conversaba con las damas, un vicario testigo oyente le hizo acusar ante el Obispo y la Santa Inquisición, fue cuando Hidalgo recibió con una amonestación el primer parcial entredicho, aunque esto no ha sido confirmado plenamente. Ciudad Hidalgo. Por el decreto número 12 del 30 de octubre de 1922, el H. Congreso del Estado le hizo cambiar el nombre anterior por el de Ciudad Hidalgo, una vez que el municipio, mediante la anexión de la tenencia de Agostitlán que pertenecía a Tuxpan, y otras fracciones quitadas a los municipios de Morelia, Zinapécuaro y Tuzantla, pasó a la categoría de Distrito. Los documentos oficiales para los dos últimos cambios de nombre, aparte de encontrarse en el Periódico Oficial del Gobierno del Estado, en los años correspondientes, se hallan también en la Colección de Leyes, Decretos, Circulares del mismo gobierno, recopilación de Amador Coromina. 89


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Primero: "Aristeo Mercado, Gobernador Constitucional del Estado Libre y Soberano de Michoacán de Ocampo, a sus habitantes hace saber que: el Honorable Congreso Local ha tenido a bien enviarle el siguiente Decreto: "Número 88. Artículo 1º. Se eleva al rango de Villa al Pueblo de Taximaroa. Artículo 2º. En lo sucesivo esa población se denominará "Villa Hidalgo Taximaroa". Artículo 3º. Esta ley empezará a regir el día 16 de septiembre próximo. "El Ejecutivo del Estado dispondrá se publique, circule y observe. Salón de Sesiones del Congreso. Morelia, a 20 de mayo de 1908. Vicente García, Diputado Presidente. Salvador Cortés Rubio, Diputado Secretario. Enrique Domenzáin, Diputado Secretario. Rubricados. "Por tanto, mando se imprima, publique, circule y se le dé debido cumplimiento. Palacio de los Poderes del Estado. Morelia a 20 de mayo de 1908. Aristeo Mercado, Gobernador. Luis B. Valdés, Secretario. Rubricados". Segundo: "Sidronio Sánchez Pineda, Gobernador Constitucional del Estado Libre y Soberano de Michoacán de Ocampo, a sus habitantes hace saber que: el H. Congreso Local ha tenido a bien enviar el siguiente Decreto: "Número 12. Artículo Único. Se eleva a la categoría de Ciudad a la población de "Villa Hidalgo Taximaroa", la cual llevará el nombre en lo sucesivo de Ciudad Hidalgo. Transitorio: Artículo Único. Esta ley principiará a surtir sus efectos desde el 1º de noviembre próximo. 90


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"El Ejecutivo del Estado dispondrá se publique, circule y observe. Salón de Sesiones de los Supremos Poderes del H. Congreso Local. Morelia, a 22 de octubre de 1922. Diputado Presidente, Alfredo León. Diputado Secretario, Luis G. Guzmán. Diputado Secretario, Vicente Sámano. Rubricados. "Por tanto, mando se imprima, publique, circule y se le dé el debido cumplimiento. Palacio de los Poderes del Estado. Morelia, a 30 de octubre de 1922. Sidronio Sánchez Pineda, Gobernador. Lic. Luis Mendoza Pardo, Secretario. Rubricados". Para el cambio de nombre de Taximaroa a Villa Hidalgo mucho intervino D. David Solís, diputado al Congreso Local; para el cambio de Villa Hidalgo a Ciudad Hidalgo intervinieron el diputado Alfredo León y D. Francisco Patiño Borja, gran influyente ante el gobierno y personaje distinguido de Ciudad Hidalgo. También de ambos documentos se hacen destacar las fechas designadas para el principio del cumplimiento de los decretos: Como Villa, el 16 de septiembre; como Ciudad Hidalgo, el 1º de noviembre, festividad de Todos Santos, la Feria anual de este lugar. Su categoría de Distrito fue decretada en 1923. En la sesión celebrada por el H. Congreso el 1º de diciembre de 1922 fue aprobado el dictamen para que los asuntos judiciales de Agostitlán que se encontraban en el Juzgado Menor de Tuxpan, pasaran al Juzgado de Primera Instancia de Ciudad Hidalgo ó al Menor del mismo lugar, que en cuanto a los asuntos civiles que hubiese, sólo pasarían por convenio entre ambos municipios, Hidalgo y Tuxpan. Este dictamen fue publicado en el Periódico Oficial Nº. 42 del 4 de febrero de 1923. En algunos documentos del Archivo General de la Nación hemos encontrado el nombre de Taximaroa escrito claramente como Casimaroa; nombre tal vez corrupto, accidental ó mal recordado por los escribanos de aquellos tiempos que jamás conocieron el lugar, pero oyeron hablar de él, o bien hubieron de escribir pro dictado la palabra. Una razón de este comentario se basa en que en algunos documentos del Archivo General de Indias, Taximaroa es llamado: ximaroa, taxinda, tajinda. (La Conquista de Michoacán, Cap. IX, 91


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Pág. 238, obra de J. Benedict Warren, Traducción de Agustín García Alcaraz, año de 1977). 2 DESDE EL DESCUBRIMIENTO DE TLAXIMALOYAN HASTA LA ENCOMIENDA Como bastión tarasco la vieja Tlaximaloyan emergió en el plano purépecha entre los años de 1401 y 1450, pero su figura como pueblo o señorío aparece en el Horizonte Protohistórico mediante la penetración otomí de que ya se ha hablado. Al paso de los mexica por esta región hacia el año de 1216 de C., rumbo a la tierra prometida por el dios Huitzilopochtli, ya encontraron este poblado que con el nombre de Otompan Tlaximaloyan ya se había influenciado enormemente con la expansión cultural de olmecas y totonacas, chichimecas y matlazincas, sobre todo por la corriente proyectada por el cercano Centro Cultural de Chupícuaro en el hoy Estado de Guanajuato. Aquellos hombres del arcaico acomodo ya habían escalado todos los horizontes históricos de la cultura humana en eximias y medidas circunstancias, horizontes que se prolongaron en la medida que mayas, toltecas, chichimecas y aztecas iban escalando en los suyos, incluyendo la gran influencia en lo religioso, cultural y militar de los tarascos. Sus urgencias mercantiles los habían obligado a viajar; estas experiencias los arrimaron al enfoque de otras vivencias que no sólo influyeron en su transformación orgánica del mandato, sino también en lo social y en cuanto a técnicas de trabajo agrícola y artesanal. Así los encontraron los españoles al ser descubierta esta ubérrima tierra que conservaban orgullosos, altivos y guerreros, pero que sin embargo, humildes, suaves, se entregaron al evangelio, aprendiendo de los conquistadores los beneficios del trabajo mejor organizado y la destreza en otras técnicas del mismo, más evolutivas y avanzadas. Sus contactos tirantes pero frecuentes con sus más cercanos vecinos por el oriente, los mazahuas y los aztecas, los conectaron con 92


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la evolución agrícola y el aprovechamiento del inmenso recurso maderero que los bosques vírgenes cubrían todos sus montes y las taigas de los valles, pues ellos, los otomíes, sólo encontraron selva en toda el área de lo que en Tierras Coloradas fue Taximaroa y en lo que hoy ocupa el área urbana de Ciudad Hidalgo. Primero los indios en incontables siglos, después los religiosos y al final los colonos, talaron inmensas selvas para establecer pueblos y convertir bosques en tierras de labor. Mexicas y tarascos, los confirmaron en su incipiente cerámica mejorando su acabado, haciendo de este trabajo una verdadera maestría y una herencia en sus casis 300 alfarerías que hoy en día hay en Ciudad Hidalgo y cuyos productos ya son distribuidos a lo largo y ancho del país. Antes de penetrar al mundo de un pasado que nos ofrezca una visión de lo que fue en su vida y costumbres la raza que hizo la cuna de Taximaroa, habremos de conformar el propósito de este inciso ofreciendo generalidades de estigma humano del otomí, que en sus obras nos ofrecen Francisco Ramos de Cárdenas en la Relación de Jilotepec, Jacques Soustelle en La familia otomí-pame de México Central y Fray Bernardo de Sahagún en Historia General de las Cosas de la Nueva España. El primero de los autores citados nos dice: "Esta nación otomí, de que está poblada toda esta tierra, todos son de baxo entendimiento, muy terrestre; no tienen honra ni la sustentan. En todo lo que tratan muy apocados, no son nada curiosos en ninguna cosa y a do lo son menos en el tratamiento de sus personas, porque son muy sucios en el bestir y en el comer, de muy bil y cobarde ánimo, desagradecidos al bien que les hacen, son muy bárbaros y tardos en entender las buenas costumbres que les enseñan y es muy gran parte la barbaridad de su lenguaje. "Su inclinación natural los lleva a todo jenero de vicios sy por doctrina y justicia no fueran ympedidos. Son grandes mentirosos, por maravilla saben dezir berdad, son sospechosos de todas las cosas que les dizen y entienden que son para engañarlos, son grandes acechadores por resquicios y agujeros. Tienen poca ley, unos con otros no guardan respeto padre a hijos ny muger a marido y por el 93


MONOGRAFÍA MUNICIPAL contrario, ante cualquier justicia dizen los unos de los otros sus defectos. "Sin juramento no tienen temor ny respeto si no es a los frailes y estos han de saber su lengua, y a los corregidores y a sus encomenderos, finalmente a los que tienen jurisdicción sobre ellos para les castigar, y en habiendo ausencia de estos todo es desorden. "Son crueles y sin piedad unos con otros y asy de cualquiera ynjuria vienen a pedir justicia avnque sea de muger a marido y en otros grados de consanguinidad".

He aquí una pintura cruel del indio otomí bajo el juicio del español encomendero, pero no así de los misioneros quienes dicen grandes elogios de las condiciones de los indios, ya que fueron los frailes quienes estuvieron en trato íntimo diario con ellos como feligreses. Ciertamente de su etapa primitiva el otomí rastreaba su nivel cultural mezclado entre las bestias que miraba constantemente con codicia hambrienta, pero de aquellos tiempos a la llegada de los españoles, precisamente cuando reinaba con esplendor en el imperio tarasco el gran Sinchicha, y su encuentro con ellos, los siglos habían limado su personalidad y sus costumbres como la lluvia y el viento con las más duras rocas. Bernardo de Sahagún no los libera de su baja estirpe, pero al menos eleva sus hábitos diciendo: "…tenían sementeras y trojes, comían buenas comidas y tomaban buenas bebidas…" Su comida y mantenimiento eran el maíz, los frijoles y el chile (axi), sal y "tomates". "Usaban también por comida los tamales colorados que llamaban xoxotamales", y frixoles cocidos, y comían perritos, conejos, venados y topos…" "También agujereaban los magueyes para que manasen la miel para beber, o para hacer pulque, y emborracharse cada día".

Por su parte Jacques Soustelle indica el número de comidas que verificaba una familia que no fuera extremadamente pobre, así como las horas del día en que las hacían…" son tres: el dimisudi (desayuno), el dimisade (comida) y la ditosi (cena). El dimisudi era tomado entre 94


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siete y ocho de la mañana; el dimisade entre dos y tres de la tarde, y el ditosi al oscurecer". Sigue diciendo el autor que las tres comidas estaban siempre compuestas de las mismas viandas: me (tortillas); k'o (frijoles negros), y axi o xi (chile)". Otra fuente de información que expresa semejantes cosas al hablar de los otomíes en su obra, es "Los Pueblos Precolombinos" Tom. I, cap. I de Miguel O. de Mendizábal, 1927. Todos los autores citados están de acuerdo en que en los años malos comían miel de maguey (aguamiel), queso de tuna, nopales y las habituales yerbas, raíces y semillas al uso tradicional, agregando a estas cosas la calabaza, el jitomate y el tomate, el chile en salsa de molcajete. Antes de la colonización, al uso tarasco como parte de su dieta alimenticia, pero sólo en días de solemnidad, comían el guajolote, la gallina silvestre y la carne de los muslos de las víctimas humanas sacrificadas, guisadas como potzole. Los indios cholultecas, en El Contadero, enseñaron a los otomíes a comer la carne cocida, pues antes de tal enseñanza la comían cruda. Los otomíes, según el Códice Ramírez, Crónica Mexicana de Tezozomoc. "Llamábalos chichimecas u otomites porque todos ellos habitaban en los riscos y más ásperos lugares de las montañas, donde vivían bestialmente, sin ninguna policía, desnudos en cueros. Toda la vida se les iba en cazar venados, liebres, conejos, comadrejas, topos, gatos monteses, pájaros, culebras, lagartijos, ratones, langostas, gusanos, con lo cual y con yerbas y raíces se sustentaban. En la caza estaban bien diestros y tan codiciosos de ella que a trueque de matar una culebra y cualquier otra sabandija se estaban todo el día en cuclillas hechos un ovillo tras una mata acechándola, sin cuidado de coger ni sembrar, ni cultivar. Dormían por los montes, en las cuevas, y entre las matas, y las mujeres iban con sus maridos a los mismos ejercicios de caza dejando a los hijos colgados de una rama de un árbol, metidos en una cestilla de juncos bien hartados de la leche de la madre hasta que volvían con la caza".

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Toda una descripción auténtica del modo de ser de las gentes de esta raza que con todo y su barbarie supo con el tiempo hacer el trazo de un pueblo, hoy ciudad, que sigue en un sesenta por ciento viviendo de los montes. Dos autores más, Pauer, Paul Siliceo en su obra "Conocimiento Antropológico de la Raza" y Vicente Mendoza, T. en "Los Otomíes", nos configuran el físico de estos hombres, estampa de una inmensa familia, la otomiana, entre los que figuró el gigante Tlalhuicole, el guerrero tlaxcalteca que con sus tercios otomites ofreció sus servicios a la indomable República Tripartita de Tlaxcala. El primero de los autores nos presenta la configuración somatológica del indio otomí con los siguientes datos: "En 5 cráneos el índice cefálico es de 79.77 (sub-braquicéfalo) Índice nasal: 52.94 (mesorrínios) En cien varones, estatura: 157.9 (pequeños) Índice cefálico: 77.6 (mesaticéfalos) Índice nasal: 83.1 (mesorrínios) En 28 mujeres, estatura: 145.5 (pequeñas) Índice cefálico: 79.0 (mesaticéfalos) Índice nasal: 83.1 (mesorrínios) Color de piel: amarillo claro. Ojos: bastante distanciados y a veces oblicuos. Nariz: gruesa, ancha y plana en la punta. Cabellos: negros y rectos. Barba: en parte superior de las mejillas, escasa y nula en la inferior. Bigote: escaso en la parte media del labio superior y mediano en los extremos. Enfermedades predominantes: en el aparato digestivo, epilepsia y otras hereditarias por el alcoholismo". Completa el cuadro somatológico D. Vicente Mendoza T., ya citado: "El otomí presenta: piernas cortas, silueta gruesa, como consecuencia del desarrollo relativo del tronco. 96


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"Su cara es de apariencia gruesa y grasosa, labios gruesos, ligeramente volteados hacia afuera, sobre todo el inferior. "Siendo la boca y la nariz fuertemente destacadas, resultan los ojos pequeños; la frente desaparece debido a la masa de los cabellos. Su aspecto general se resume en esta descripción: Es rechoncho, fornido, de miembros delgados y de piel un tanto oscura en las partes expuestas al sol". En relación con su estatura y otras características somatológicas: 1. Los otomites puros son de baja estatura, inferior a la mediana: 157.86 cmts.; curifosopos: 77.12; naso-mentoriano bisigomático: 78.25, ofreciendo un aspecto asiático por la pigmentación de la piel. 2. Un segundo grupo de individuos sobrepasan la estatura media: 1.70 mts. Son mesofrosopos, subdolicocéfalos, de un tipo que se puede llamar polineso. 3. En el grupo de los individuos de estatura media: 1.65 mts., son soporospos, de fuertes mandíbulas, braquicéfalos, hipsicocéfalos y plutirrínios, que corresponden al tipo azteca. La citada Relación de Jilotepec habla de que "las dotes que daban en su matrimonio, cuando más eran de una casa pajiza, pequeña y ahumada. Que dichas casas son muy bajas de pencas de maguey, techo de paja o zoromuta y cuando más fabricadas con adobe". Los pisos cuando no de simple suelo, los mejores eran de terracota. Antes de construir sus casas conformaban el terreno, lo humedecían suficientemente, conformándolo mediante aplanación, lo cubrían con bastante leña y prendían fuego, atizando constantemente durante dos o tres días, o más, los dejaban enfriar, aquellos pisos rojizos tomaban la consistencia del cemento, pero más compacto y sin rajaduras. Hernando de Vargas, el primer traductor de la Relación de Jilotepec comenta sobre este particular: "Y en vista de la obra y suciedad de las chozas, al principio de la evangelización no acostumbraron los misioneros a llevar el viático a los enfermos, pero 97


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posteriormente, cuando las casas fueron más cuidadas, más amplias y cómodas sí pudieron efectuar dicha administración a domicilio". Sahagún, por su parte dice: "…que sus casas consistían en jacales o chozas cubiertas de paja no muy pulida, dedicando todo sus esfuerzos a la construcción de sus templos o Cúes, los cuales eran fabricados de 'paja muy atuzada', siéndoles vedado construir las habitaciones de aquella manera". Los religiosos agustinos, misioneros en Guanajuato, comentan: "…con fer las cafas deftos pobres vnos buhios eftrechos, hechos de pencas de maguei, que apenas cabe en ellos vn hombre, cubrían aquellas llanadas tanto que no parecían muchos pueblos, fino una poblafon fola; y aunque eftos llanos eftan tan cerca de México, aftavan entonces oluidados, y defsechados". (Fr. Juan de Grijalva: El Convento de Atotonilco). En cuanto al traje que usaban en épocas remotas, los cronistas señalan el atuendo: "Son nada curiosos en ninguna cosa ya dolo son menos en el tratamiento de sus personas, porque son muy sucios en el vestir", apreciación que dichos cronistas tomaron de la vista personal del otomite ya mejorado de sus habituales costumbres, pues en los siglos antecedentes a todo contacto de familia o raza, estos hombres, si no iban desnudos, usaban ligeros lienzos para cubrir sus pudencias, de ello se ha hablado en las primeras consideraciones del capítulo antecedente. Ramos de Cárdenas en la Relación citada, al hablar del vestido otomí indica: "…los cuales tenían vestidos ricamente, al del hombre, con mantas ricas; y al de mujer, con naguas y huipiles… todo hecho de algodón tejido con muy ricas labores que era lo mejor que se hacía en toda la tierra" para vestir mejor a sus dioses. Sahagún, a su vez, nos dice que los otomíes gozaban fama de usar vestidos tejidos, "muy buenos y galanos", agregando: "de las mujeres había muchas que habían hacer labores en las mantas, enaguas y vipiles que tejían muy curiosamente". Soustelle describe el vestido otomí así (ya influenciados por todas las culturas y evangelizados por los misioneros católicos): "Traje masculino con sus nombres en otomí: 98


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Sombrero de palma (p'Woï) Camisa de manta de algodón (pahni) Calzón de la misma tela (zesko) Faja de lana o algodón (ngöti) Huaraches de zuela o caucho (zesti) Sarape de lana (datu) Traje femenino con sus nombres en otomí: Camisa de manta de algodón con randas en el cuelo y manga (pahui). Enaguas blancas del mismo material (t'asinköde) Enagua de lana (nködesiyo) Faja de lana o algodón tejido (ngöti) Quechquémitl, tejido o bordado (ngöti) Rebozo (moni, ó mahini) Van descalzas y sin cubrir la cabeza, trenzan los cabellos con gruesas cintas de lana de color rojo o verde. Son prendas muy difundidas entre ellas: los collares de cuentas de colores (que trajeron los españoles) ya sea de vidrio o papelillo, atuendos que aun hoy en día usan con profusión las indias de la región tarasca entre Uruapan y Pátzcuaro. En los tiempos de su absoluta libertad y soberanía, los hombres usaban joyeles en el cuello, las orejas, los labios y en los tobillos; las mujeres distinguidas por su procedencia de linaje sacerdotal o principesca, se pintaban los dientes con colorantes negros, firmes, indelebles. Otro cronista, Eduardo Seler en "Die Religiösen Gesänge derlaten Mexikaner" y el mismo Bernardo de Sahagún nos hablan cada uno, éste, que "…entre los afeites y adornos que en la antigüedad usaron, aparece el uso del tatuaje en pechos y brazos que practicaban las mujeres por medio de sajaduras en la piel, con una labor que quedaba de azul muy fina, pintada en la misma carne, cortándola con una navajuela. También se teñían el rostro de amarillo con tecozáhuitl y los dientes de negro". Seler comenta: "Los hombres se tatuaban el rostro por medio de fajas negras verticales y horizontales, quedando éstas por debajo de 99


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los ojos. Las verticales también atravesaban el ojo de arriba abajo. Por lo que respecta a orejeras y bezotes, eran hechos de chalchihuitl, de concha, o de piedra de que se hacen los espejos, pirita u obsidiana, o de turquesas grabadas de obra de mosaico, de oro, cobre, barro cocido y hasta de carrizo; la concha y el hueso fueron también material corriente y el más usual para las orejeras, anillos y bezotes de cuernillo". Sahagún dice que "tanto las mujeres jóvenes como las viejas, usaban los adornos de plumas de colores como pulseras, ajorcas y brazaletes y que los hombres, en cambio, guerreros sobre todo, usaban una divisa sobre las espaldas, formadas de unos plumajes redondos a manera de mazorcas", lo cual, concluye Seler, "aplicaban el nombre de quetzalmatlaxipilli, que en castellano se llamaría penacho de diez plumas de quetzal". Los sentimientos espirituales relacionados con su teogonía, originalmente los otomíes adoraban la serpiente, símbolo de los infinitos, figurándola siempre enroscada en sus grabaciones sobre piedras y estelas: serpiente I, el dios supremo. Pero en su idolatría con rasgos bíblicos, al olvidar las tradiciones de sus antecesores, degeneraron su religión creando mitologías extrañas arrancadas generalmente al recuerdo de los hombres que en su pasado figuraron entre ellos como jefes, sabios, brujos célebres, curanderos, hechiceros y notables guerreros. De entre sus tótems destacaron ndahi, catl; Tláloc, dios de las aguas superiores; otontecuhtli, cipactonal o bien tayan, que era el sol, dios del fuego, o el padre viejo; oxomoco, diosa de la Tierra y de la Luna, la madre vieja; yoxippa, dios del maíz, de la agricultura, nombrado también xipetoca. (Pedro Carrasco Pizano: Los Otomíes). Entre ellos el maíz fue considerado como "semilla sagrada". En su idioma lo significaban como "nuestra propia carne". El dios del maíz, a más de "Yoxippa", era, como más invocado, hunturapati, aunque ya ésta fue deidad tomada a los tarascos, pues la penetración de esta familia erradicó mucho de sus costumbres y su religión, haciendo suyas muchas deidades de la mitología tarasca y aun de la azteca. 100


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En definitiva, la serpiente pasó a ser figura central en la teogonía otomí, siempre figurada en trazos, relieves y ornamentación, que hoy en día a tales signos se les ha querido dar una interpretación hecha contexto con las religiones egipcias, judía, hindú y china. Las muestras que dejaron los otomíes de sus peculiares adoraciones son evidencias de estos hechos, como lo prueban piedras labradas encontradas en la zona de San Matías, bien con marcado perfil concéntrico, bien la serpiente enroscada. Otro ejemplo de esta raigambre teogónica se ve muy marcada en un monumento a la Bandera que se halla en una escuela rural sobre la carretera que lleva al Complejo Arquitectónico de San Felipe Los Alzati y en la fotografía de otra piedra encontrada en la zona arqueológica de Tuxpan. La teogonía otomí (teogonía = "alma inmortal" = "dioses" = "animales") estuvo fincada sobre cuestiones figuradas, pero centradas, como se ha dicho, en el recuerdo de sus leyendas originadas en la unidad humana, un paraíso, un diluvio, transformadas en los siglos por quimeras. En la monografía de Tuxpan se hacen explanaciones en torno a este tema tan sugestivo que aclara, una vez más, cómo el hombre aun en medio de su rudeza y su salvajismo, su mentalidad adivinaba o sentía la exigencia de mirar hacia lo alto en un gesto de adoración a seres considerados como supremos: el Sol, la Luna, la temible serpiente, el poderío del águila, la impetuosidad del viento y la violencia de las aguas cayendo en tempestad o corriendo en vorágine sobre el lecho de los ríos. Sus templos, adoratorios, cúes o "caseríos" y guataperas, que todo era uno aunque con diferentes oficios, nunca fueron obras de arquitectura atrayente: simples amontonamientos de piedras sin lodo ni argamasa alguna (en algunas razas fue utilizado el polvo de la concha molida como cal), pequeñas pirámides de tierra algunas veces formando cerros o lomas como oteros, o bien en las cimas de cerros aledaños a sus poblados o en cuevas disimuladas adaptaron sus cúes, nombre más usado que llegó hasta los españoles; a imitación de culturas superiores que los otomíes conocieron por el trato comercial, también edificaron grandes centros ceremoniales para su culto general masivo en las grandes solemnidades que con los siglos 101


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introdujeron en su religión, a veces ya obedeciendo las órdenes o aceptando las sugerencias de sus dominadores los tarascos. El sitio que hoy ocupa la cruz atrial del templo de Ciudad Hidalgo, la más bella y original de las tres únicas de ese tipo que existen en Michoacán con su ornamentación simbólica y su disco de obsidiana, fue precisamente el lugar donde se levantaba el Cú más importante de la vieja Taximaroa, cruz singular de la que se hará mención más adelante. Ella indica que la actual Ciudad Hidalgo fue ese centro ceremonial que tuvieron los indios, el caserío a donde Cortés fue conducido durante su visita a este lugar como más digno alojamiento, la guatapera12 de las vírgenes indias, el alojamiento de los sacerdotes y otras dependencias a la altura de sus ritos. El idioma de los pobladores de quezehuarape, el otomí, es lengua por demás de elevado filologismo entre tantos idiomas y dialectos que se hablaron y se siguen pronunciando por los restos del indigenismo que aun subsisten en México. En el tomo IV, Boletín I de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, año de 1872, D. Gumersindo Mendoza, célebre filólogo mexicano, publicó una disertación sobre la lengua otomí de la que afirma "el otomí es un modelo del origen de las palabras en las lenguas madres, y un ejemplo de cómo procedieron las razas primitivas para formar un idioma". Entresacando las ideas del disertador, asentamos algunos conceptos, palabras y expresiones otomianas que nos dan una idea de cómo la onomatopeya trabajaba con intuición admirable para estos hombres de la selva, dieron origen al idioma otomí, "lengua singular, admirable por su sencillez, y que, meditando sobre ella, se le halla un no sé qué de sublime" —dice el señor Mendoza—, por su moción infantil apegada al rumor de la naturaleza, al sonido gutural que producen los animales, el ruido de las aguas, el soplar del viento y las inflexiones que produce el hombre con su voz y con sus miembros. "En paleontología —dice el ponente— los restos de los animales antiguos, envueltos en las capas de la tierra, son los datos precisos de que se ha partido para resolver muchos problemas geológicos: en 12

Algunos autores escriben Guatápera. 102


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filología el otomí es un resto preciso que ha quedado en la capa social de la raza del mismo nombre, otomí; para demostrar esta proposición, las lenguas madres en su origen se han formado también imitando los ruidos de la naturaleza inanimada, las voces de los animales y los ruidos producidos por el hombre mismo en los diversos actos fisiológicos que ejecuta…" La disertación concluye con las siguientes palabras: "…y mayor sería nuestro placer si la lengua otomí, desconocida y despreciada, fuese el origen y la ocasión de aplicar las ciencias naturales al estudio de todas las lenguas: entonces tal vez se convendría con los creadores del otomí, en llamarlo, como ellos denominan a esta lengua singular, la lengua suprema: "hiaimú, hiá" = "palabra, lengua suprema". Extraídas del mismo tema, palabras y expresiones, otomianas son las siguientes: Tho = "trueno"; Thoô = "matar"; Bui = "soplar"; Bui-nthi = "viento; ¿Thoo i-bui hni? = ¿Quién sopla allí?"; I-bui-pui = "Aquí soplo, hago viento"; Dó 0 "piedra" = "tonto"; Do-yó = "hueso" = "piedra oculta"; Zá = "arco de flecha"; Zi-í = "so, aquellos" = "ser"; Zi-i-dó = "esa palabra" ="ese tonto" ="ese hueso"; Di íza = "yo puedo"; Zá-ná = "mitad de arco" = "luna"; Zá = "redondo" = "luna llena"; Tuí = "gota"; Tuí-de = "hacer gota" = "árboles que hacen gota" = "resinas"; Schispi o Schin-tzhí = "gas" = "escape de vapor" ("chis"); Schí-ntzibi = "la chispa se extiende" = "el fuego"; Tzi = "germen" = "comer" "destruir"; Tzibi = "fuego"; Tzibi-bui = "no temblar ante el fuego que destruye, come"; Tu-kurú = "canto de búho"; Tú = "muerto"; Dú = "cadáver"; Tú-kurú-dú = "cuando el tecolote canta el indio muere"; Cué = "rana"; Gué = "gusano"; Mio = "cara"; Dumitzu = "tórtola canta triste"; Caâ = "cuervo" = "voz del cuerpo"; Kha = "devorar"; Kha-caâ = "el cuervo canta, tiene hambre, quiere devorar"; Gï = "grillo" = "voz del grillo"; A^hâ = "aspirar y respirar dormido"; Â = "sueño"; Hi = "mover"; Hiâ = "aliento"; Hiâ-tzi = "luz del sol"; Hiâ-di = "el Sol"; Hiâ-tzi, di = "el sol fuente de la vida"; Tzé = "fríos" = "estrellas" = "astro que no da color"; Y = "dolor, grito, quejido"; Ixí = "agrio"; Oxalis 103


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= "durazno" = "fruta agria"; He-hê = "toser"; Té = "hace"; Hé = "ruido"; Tóhó = "nube"; Tó = "crear"; Hé o deché = "agua"; Todeché = "las nubes crean el agua"; Hé o hie = "espejo"; Yö hô = "hombre"; Yö = "admira"; Hö = "imita, finge"; Yo-hó-hé = "el espejo imita, finge al hombre"; Pá = "calor" = "arroja aliento" = "mostrar fatiga"; Pá = "el día cansado, fin del día"; Mú-pá = "tiempo largo, prolongado"; Maschki = "espacio" = "cielo venerable"; Okhá u okhúa = "Dios"; Khúa = "interior" = "Dios en lo escondido"; Tzahhia = "alma"; Tzá = "potencia"; Hia = "aliento" = "facultad de hacer o de obrar"; Uskhua = "Satanás"; U = "dolor"; Khua = "interior" = "dolor interno" = "malos espíritus"; Za ná = "mes lunar"; Keya = "víbora"; Keia = "la venerable vida" = "ser misterioso" = "deidad" = "serpiente" = "dios de la religión"; Kéia = "año"; Mi hetzi = "largo, extenso" = "tiempo largo"; Men bom-iadí = "el venido del Sol"; Be-hé = "el salido de las aguas"; Rzubi = "el que tiembla de espanto". Las tres últimas palabras o conceptos los otomíes los aplicaron a los recién llegados, "los españoles venidos de oriente" y que temblaban ante el sacrificio que de ellos ofrecían a los dioses de los aztecas. Los siguientes términos son remanentes de su espíritu anquilosado, deprimido, triste, rencoroso: Bedi-pefi = "indio aquí mismo trabaja sin recompensa" Bedi-pefí = "indio perdido, esclavizado". La palabra indio, y los naturales lo aceptaron, la introdujeron los españoles creyendo, como lo creyó Colón, que la tierra descubierta eran las Indias Orientales que buscaba el navegante genovés. Otra manifestación bastante expresiva del indio otomí lo constituyó su música y sus composiciones literarias. El ya citado Vicente Mendoza T., en su libro Música Indígena Otomí, al hablarnos de ello, nos afirma: "…la melodía de los cantos otomís nos ofrece las circunstancias siguientes: descendente, que en su primera mitad recorre ocho grados, de la dominante superior a la inferior. Casi todos los motivos que contiene son masculinos, teniendo muchos de ellos la 104


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terminación característica del otomí de la apoyatura descendente. Si se hace abstracción de ésta, la mayoría de los motivos rítmicos adquiere la misma forma preponderante del canto, de tal modo que poco falta para ser un caso de monorritmia, mezclada de los valores de tresillos y dosillos propios de la rítmica indígena. La escala es diatónica, la tonalidad Sol y la modalidad Mayor. El compás acusa dos tiempos, siendo el undécimo de tres. El texto es irregular, porque la primera estrofa está formada de cinco versos, la segunda y cuarta de cuatro y la tercera sólo de tres, pero estos tres versos extraños aparecen en otra ocasión que analizaremos más tarde. Creo que el comunicante los intercaló inadvertidamente, porque son estos tres versos extraños los que rompen el ritmo de la canción y también obligan a intercalar en la melodía el compás de tres tiempos. A pesar de esto, la melodía, sin hacer caso del texto, puede ser considerada buena, pues es frecuente en las canciones otomíes el cambio brusco de ritmos". Un ejemplo de este tipo de melodías es el siguiente cuya letra, traducida del otomí al español por le Dr. Lawrence Eckert, nos coloca en el mejor medio de comprender el comentario de Mendoza T.: Bi-ma mandé = "Se fue ayer" Bima-mandé bi-tso-gwa 'ra inaní 'ra ya ga-hmê 'ra nyaxa-ng-' i.

Se fue ayer, me dejó aquí una tortilla neja, unas tortillas martajadas un chile crudo.

Hyëgi da-ma, ga-honi ma'na; hyëgi da-dú ga-hom ra-kû.

Deja (la) que se vaya, buscaré otra; deja (la) que se muera, buscaré a su hermana menor.

Ya gi-un, ra n-féni

Ya ves, el pensamiento 105


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ra ha-te n-syo

(es) engañoso, tra la.

Hyëgi da-dû, gi-hono ma'na: byëgi da-dû, gi-hon-pa ra-kû

déja (la) que se muera, buscaré otra; déja (la) que se muera, buscaré a su hermana menor.

Por el contacto frecuente con los tarascos y una vez consolidada la conquista de Taximaroa por ellos, los otomíes fueron suprimiendo de su vida ancestral mucho de sus costumbres y religión, por lo que la música y sus bailes, de que se hará breve apunte más adelante, dentro del rito religioso a que ellos consagraban la mayor parte de su folclorismo, todo lo ambientaron hacia cuanto sus dominadores fueron haciendo acentuar en todos los aspectos de la vida de sus súbditos entre cuyas cosas incluyeron la forma de vestir, comer, trabajar y divertirse. Así estaba ya la cultura otomí cuando se sucedieron los hechos de la llegada de los españoles a las costas mexicanas, la toma de Tenochtitlan y los resultados de ésta. Esta era la Taximaroa que en 1521 encontró el primer español que llegó a tierras tlaximaloyanas. Según un apunte encontrado en el Archivo General de la Nación, volumen 1056 y a fojas 139 del Ramo de Indios, esta ciudad, pues sí lo era, vasta, de calidad y muy notable entre los 400 pueblos diseminados por el gigantesco imperio tarasco, hablando de los más destacados por su comercio, economía y "ejército siempre listo para movilizarse", estaba formada por Tres Cabeceras. De ellas la principal tenía tres barrios y todas las casas eran 391, habiendo en ellas 1,088 habitantes. Esos tres barrios eran: Caerio con ciento once casas y 336 personas; Xaratangao con 160 casas en que vivían 436 personas, y Cuzeo, que tenía 120 casas en que vivían 316 personas. Banio era otra cabecera con 360 casas en que vivían 832 personas, sin tener barrios; Cuimeo era la tercera cabecera con 236 casas en que residían 622 personas. Débese entender que la cabecera principal era Taximaroa. En total, precortesianamente, la ciudad estaba habitada por 2,542 personas en 986 casas. Había una buena 106


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razón para considerar populosa a la ciudad, que en días de "tianguis" con la población flotante, sobrepasaba a las 4,000 gentes. La populosa ciudad tuvo por centro entre Tierras Coloradas y el Ojo de Agua donde estaban ubicados los barrios, la Gran Explanada, hoy la ciudad, donde se elevaba el Caserío con todas las dependencias de que ya se ha hecho mención, formando un complejo atractivo y muy vistoso, pintoresco en días de solemnidad y sagrado recinto de todas sus deidades. Gratamente sorprendido el tal Villadiego llegó un buen día a este sitio rodeado de frondosas selvas, rebuía la gente en una vida intensamente de trabajo, artesanía y el comercio, todo eran orden, respeto y compostura, la entraña otomí había sido sepultada bajo el escombro de su existencia aventurera, oculta para siempre en el sótano del olvido. Era otra raza, otra familia, otra visión del panorama recio de una existencia incrustada en un progreso que jamás soñaron quienes irrumpieron en el valle guiados por el mamut, los ciervos o una manada de jabalíes. El acontecer desde el momento en que las herraduras del caballo de Villadiego hoyaron el suelo tarasco de Taximaroa hasta su inicial colonización, discurre dentro de la siguiente efemérides tomada de diferentes autores del tarasquismo: 1521. En el mes de septiembre y sin precisar día, llegó a Taximaroa un español de apellido Villadiego, un hombre que tras el asombro de la belleza de la región y de su prometedora riqueza, se dice que se perdió entre la urdimbre de un bello romance con la hermosísima princesa Atzimba quien habiendo al azahar acudido a tomar baños termales en uno de los íntimos discretos manantiales del cerro de Los Azufres, tuvo el fortuito encuentro con el guapo español, leyenda que nos refiere el licenciado Eduardo Ruiz en las páginas de "Michoacán, Tradiciones y Leyendas". El Catzontzi, altamente contrariado, hizo desaparecer a la enamorada pareja en castigo por el atrevimiento del primero y por la liviandad de la segunda, que era sacerdotisa, futura reina del imperio.

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1521 En el mes de noviembre, tampoco se fija fecha, también llegó otro solitario personaje, el español nombrado "Fulano Parrillas", proveedor del ejército de Cortés. Se hizo presente en la populosa ciudad, y cautivado también por la belleza de la región y sus abundantes recursos, volvió de inmediato a México a llevar la buena nueva de este descubrimiento, y para que dieran testimonio de sus afirmaciones, se llevó consigo a dos vecinos importantes del lugar que aceptaron buenamente acompañarlo, ya sabedores de la indulgencia y buenas maneras del poderoso extremeño don Hernán Cortés y de la suavidad, el amor y humildad de los sacerdotes que con él habían venido y a quienes tenían curiosidad de conocer. 1522 El 17 de julio llegó a Taximaroa el conquistador y capitán Cristóbal de Olid con 200 españoles y 3,000 indios aliados de la República de Tlaxcala. Le fue impedida la entrada por el cacique Cuine = "pájaro". Tal oposición se fundó más que en la presencia de los blancos, en la de los tlaxcaltecas, jurados enemigos a quienes malveían por su participación en la destrucción del reino azteca. Furioso de Olid, ordenó atacar, se trabó la batalla, los defensores tras la gran muralla, no pudieron resistir los destructores impactos de los cañones, viéndolos venir abajo, su derrota fue completa. Los sobrantes huyeron a los montes y a las selvas, Cristóbal de Olid mandó arrasar la ciudad y ponerle fuego. Terminado el incidente guerrero, de Olid, en acción de gracias por la victoria —además era domingo—, mandó celebrar en la Gran Explanada una misa que presenciaron con azoro y confusión el tal don Pedro, los tlaximaloyanos prisioneros y un numeroso grupo de mujeres, niños y ancianos que se habían refugiado en el Caserío para salvarse del fuego. Esta misa tuvo lugar en el día de la conmemoración de San Alejo y de León Papa IV, por este acontecimiento y en memoria de ello, Cristóbal de Olid que visitó los baños termales, llamó al lugar "Baños de San Alejo". El estupor de los indios ante la simple y pacífica ofrenda de un sacrificio cristiano, calmaron sus ánimos, los prófugos volvieron y fueron celebradas las 108


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paces, no obstante que les habían interrumpido el día de la batalla, la fiesta de la Purepuracua, importante rito de los indios. 1524 Tuvo lugar un día impreciso el paso de Fr. Martín de Jesús o de la Coruña, si es que se precisa su camino de México a Maravatío y de aquí a Taximaroa, ruta la más corta y viable para llegar a Tzintzuntzan, acompañado de otros religiosos y un hermano lego, entre los primeros figuró el célebre Fr. Alonso de Palo. Estos notables evangelizadores del reino tarasco lograron las primeras conversiones bautizando a los indios principales de Taximaroa, siendo el primero de todos el cacique Cuini quien en el bautismo tomó el nombre de Gonzalo, Gonzalo Cuini, en honor del Factor y Veedor de la Primera Audiencia D. Gonzalo de Salazar, de quien ya se sabía había sido nombrado encomendero de Taximaroa, ese terrible don Gonzalo que en compañía de Chirinos el cruel, traían de vuelta y media a los habitantes de la capital de la Nueva España. 1529 Llegó a Taximaroa el feroz Nuño de Guzmán, Presidente de la Primera Audiencia de la Nueva España. Se ha confirmado plenamente por todos los historiadores que se han ocupado de escribir sobre Michoacán que en los siete años de intervalo entre la presencia de Olid y de Guzmán en Taximaroa, los naturales al reconstruir su ciudad con la intervención directa del rey Zuangua, por segunda vez la protegieron con la famosa muralla de madera ya descrita, y los pobladores nuevamente, entregados al trabajo, se sentían tranquilos y confiados. Sin embargo, al ver el cuadro que ofrecía en su potencialidad el ejército de Nuño de Guzmán integrado por 300 o más castellanos y de dos a tres mil indios mezclados por aztecas, tlaxcaltecas, cholultecas, tecpanecas y chichimecas, desfallecieron, decidiendo de inmediato abandonar la ciudad, como lo hicieron con todas sus familias dejándola desierta. Nuño de Guzmán, enardecido por semejante desaire y por el chasco que se llevó al encontrar vacía la ciudad, mandó derribar la muralla y destruir nuevamente el pueblo 109


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sin piedad alguna. Cuando el airado capitán hubo salido, pocos de los taximaloyanos regresaron con el propósito de reconstruir su ciudad por tercera vez, como lo hicieron, pero en reducidas proporciones; el resto de los pobladores se quedó a vivir entre los bosques, ocultos en la montaña, ya que les había llegado la noticia del triste fin de su rey Caltzontzin. 1531 Fue domingo y 10 de abril. En tal día llegaron venidos por Chapatuato a Taximaroa los primeros religiosos con fines de asentamiento. No se tienen noticias de sus nombres, pero probablemente vinieron salidos del convento de Charo. Fue entonces cuando en forma definitiva se inició la evangelización en toda la comarca de lo que había de ser futura parroquia. Los primeros cuidados de los religiosos franciscanos "no agustinos" como ha dado en afirmarse algunas veces, fueron derribar el Cú, levantar en su lugar una gigantesca cruz de madera, construir con adobe y techo de tejamanil tanto su primera casa, o convento, y la capilla misional; desmontaron parte de los bosques aledaños para convertirlos en tierras de sembradío, hicieron arreglar el pueblo enderezando sus calles y haciendo más habitables los hogares; tomaron plena posesión de la gran explanada y en ella establecieron la primera escuela tanto para la enseñanza del español como de los preceptos doctrinales de la nueva religión que ellos les trajeron; enseñaron también nuevas técnicas en el trabajo agrícola y para el mejor aprovechamiento de la riqueza que ofrecían por todas partes los recursos naturales de la región. 1535 El documento transcrito dentro del número Uno de esta Monografía, tomado de la Crónica de Michoacán, tomo II, página 280, escrita por Fr. Pablo de la Concepción Beaumont, nos habla clara y determinantemente de la existencia de la Encomienda de Taximaroa ya cedida a D. Gonzalo de Salazar y ratificada en este mismo año por D. Hernán Cortés a su paso por este lugar, referencia que citan el mismo autor y don Eduardo Ruiz en sus obras respectivas. 110


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Habiéndose hospedado Cortés en el Caserío a instancias de D. Buenaventura Bicha y los indios principales, no obstante el ofrecimiento de los frailes para que lo hiciera en su convento, el capitán fue objeto de muchas y delicadas atenciones. El cacique Bicha "perro", bautizado con el nombre de Buenaventura, tuvo a su cuidado hacerle lo más agradable posible la breve estancia del Conquistador en Taximaroa, para ello hizo venir de todos los pueblos circunvecinos a los caciques y señores principales para que participaran en el banquete y en los agasajos que se prodigaron a Cortés y a su comitiva, y a la vez, participando con él en la celebración de una misa solemne que mandó oficiar y donde Cortés se manifestó humilde y piadoso, cosa que impresionó vivamente a los indios que completaron su halago con las disposiciones del capitán para que fueran atendidos los muchos enfermos de viruela que había en el pueblo y otros lugares. Como parte del séquito de Cortés, soldados, indios y algunas familias, estuvieron en la ciudad, acompañándole don Gonzalo de Salazar y el capitán alférez don Alfonso de Peñaranda y Bracamonte. Este último estaba reclamando con afán una donación en premio a sus méritos, había venido con Cortés a la conquista, se había distinguido en numerosos hechos de armas, lo había seguido hasta Zacatula e instaba la posesión de una tierra para establecerse. Viendo Cortés que la encomienda otorgada a don Gonzalo era en verdad demasiado extensa, decidió dividirla en parte para castigar a don Gonzalo por los problemas administrativos que le había causado en la capital, en parte para calmar la animosidad de Peñaranda; de esta manera, cuando don Gonzalo se fue a México a proveerse de equipo y material para echar a andar sus interminables tierras, le fue otorgada a Peñaranda y Bracamontes la mitad de dicha encomienda con cabecera en Zitácuaro. Salazar ya no regresó a Taximaroa debido a que la muerte lo sorprendió inesperadamente, pero de inmediato se tomaron las providencias para hacer venir de España a su hijo Juan. De esta manera, al llegar éste en 1540, se encontró con la posesión heredada de su padre y que entonces comprendía: 1. Taximaroa, la cabecera, con sus indios y sus tierras. 111


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2. 3. 4. 5. 6.

Catarácuaro, hoy San Pedro, con sus indios y tierras. Huaripeo, hoy San Lucas, con indios y tierras. Catarácuaro, hoy San Matías, indios y tierras. Cuitareo, hoy San Bartolo, indios y tierras. Queréndaro, hoy San Lorenzo, indios y tierras.

En todos estos lugares habitaban 2,559 indios. Pero por razones concretas que se ignoran, supuesto el caso de otros muchos encomenderos que tuvieron que abandonar lo que se les entregó a causa de impotencia económica para trabajar tanta propiedad, don Juan Velázquez de Salazar se vio, años después, reducido a los siguientes bienes según un documento infoliado que encontramos en el archivo parroquial, que habla acerca del estado económico del heredero de don Gonzalo de Salazar. Sus posesiones eran las siguientes: 1. 80 indios para los trabajos de su mina en Chapatuato. 2. Tres grandes sementeras que cultivaba de maíz. 3. Cinco grandes sementeras que cultivaba de trigo. 4. Seis grandes sementeras que cultivaba de frijol. 5. Diez sementeras que cultivaba de caña de azúcar. 6. Un trapiche o ingenio azucarero. 7. Un molino para moler trigo y hacer harina. 8. Una gran huerta de moreras. 9. Una gran huerta de diversos frutales. 10. Una casa muy principal en la ciudad. 11. Cuatro estancias o caballerías de ganado mayor y menor por la región de Irimbo y Huaniqueo. 12. Incontable ganado vacuno, ovino, caprino, porcino, caballar y mular. 13. Buen número de esclavos. 14. Una gran estancia en Tuxpan donde cultivaba vid. Don Juan Velázquez de Salazar murió de más de 90 años. Su esposa doña María de Urdiñola heredó las propiedades e incrementólos, 112


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volviendo a integrar tres encomiendas: Taximaroa, Tuxpan y Zitácuaro. Del capítulo IX, Encomenderos y Encomiendas de La Conquista de Michoacán 1521-1530, Pág. 238, por Benedict Warren tomamos lo que en una llamada Tasación de Ortega se expresa en relación con los titulares de las encomiendas, y ellas mismas, como una síntesis histórica sacada por el autor del Archivo General de Indias, en Madrid, España. Al margen: número 39. Al centro: Fernando Cortés. "No se dice el tributo. "Variantes: texto A, Ximaroa; texto B, Taximaroa. "Tajimaroa, actualmente Ciudad Hidalgo, originalmente no fue encomienda de Fernando Cortés. Bajo el nombre de Taxinda o Tajinda, Cortés la dio al factor real Gonzalo de Salazar el 24 de julio de 1524. Pero después de que Estrada13 tomó prisionero a Salazar y a los que lo apoyaban, Estrada le quitó la encomienda a Salazar y se la dio a Diego López Pacheco. Cuando Cortés regresó,14 anuló la merced a López Pacheco y tomó el pueblo para sí mismo. Salazar, sin embargo, regresó a España en 152915 y demandó a Cortés para que le regresara el pueblo. El 18 de septiembre de 1529, Guzmán y la Audiencia fallaron a favor de Salazar. Cortés no pudo ya volver a ganar el control del pueblo y Salazar lo pasó a su hijo Juan Velázquez de Salazar". En la tasación de Ortega mencionada, bajo el número 9, figura D. Fernando Cortés (Hernán) con los pueblos que tomó para él en calidad de encomendero: Amula, Tamazula, Tuxpan, Zapotlán, Mazamitla, en Jalisco; Tiripitío, Naranja, Tzintzuntzan, Huaniqueo y Tajimaroa en Michoacán.

Estrada: Alonso de Estrada. Tesorero de la 1ª Audiencia. Regresó: Viaje a las Hibueras, se le consideró muerto. 15 En 1529 Salazar había sido enviado preso a España. 13

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3 EL CONVENTO Y LOS HOSPITALES Ha quedado asentada la obra de los primeros misioneros llegados a Taximaroa donde la semilla evangélica había sido sembrada por el apóstol Fr. Martín de la Coruña, el derrumbe del Cu, la plantación de la cruz, la construcción del sencillo convento, al arreglo del pueblo cuando en su ardoroso afán de borrar de la mente de los indios las crueldades sufridas le vino en mente realizar para conquistar el corazón, el alma, el amor, el respeto y la obediencia de los indios por suerte bien dispuestos a recibir la religión de paz donde no había sacrificios humanos ni guerras floridas para tener víctimas que ofrecer a dioses que jamás les hablaron con la suavidad y dulzura que lo hacían los sacerdotes del nuevo Dios. Para la atención de los enfermos víctimas de la peste variolosa había edificado también un modesto hospital, Cortés dispuso su mejoramiento y ampliación mediante la dádiva de buenos doblones; para 1545, año de la primera visita que a Taximaroa hiciera el insigne don Vasco de Quiroga, éste hizo que fuera derribado el hospital y construido otro mejor bajo las reglas de sus instituciones beneficiarias y organización administrativa y social. El año de 1550 marcó el complemento de todas estas actividades: había un pueblo cómodo y alegre, limpio y con abundancia de alimentos, un hospital atendido por guananchas, una bonita iglesia de cal y canto y un convento amplio, cómodo, funcional, donde vivían cuatro religiosos de permanencia habitual, un superior y dos legos. EL CONVENTO No existe instrumento escrito alguno que señale con precisión la fecha en que fueron iniciadas las obras de construcción tanto del templo como del convento. Tanto en el archivo parroquial como en el General de la Nación se perdieron muchos infolios o fueron quemados en una 114


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visión muy imprudente de su contenido, pero es el caso que ante semejante despropósito, muchos documentos del siglo XVI, o fueron destruidos por considerárseles inútiles o fueron enviados a España. D. Antonio de Mendoza ordenó coleccionar cuanto aun había en todo el Virreinato, incluyendo los conventos. Dadas las consideraciones, el propósito y la necesidad de formular expedientes que en adelante facilitasen la investigación de cualquier asunto, entre otros provinciales, el de la Orden Tercera de San Francisco dispuso se cumpliese con lo ordenado, aunque quizá ya tarde, como se verá después, pero se integró el archivo, mismo que al ser intervenido oficialmente su iglesia y su convento, fue a parar a la Biblioteca Nacional donde existe hoy ya debidamente catalogado. Otros documentos del mismo tenor concentrados en volúmenes que integran el Ramo de construcción de iglesia y conventos, existen en el Archivo General de la Nación. De este lugar hemos logrado un documento, cédula real de Felipe II que hemos concentrado a nuestro objetivo. En este tiempo —era así el procedimiento— las solicitudes enviadas de la Nueva España en que se pedía la autorización correspondiente para erigir un convento o levantar una iglesia se multiplicaron en tal manera, que la expedición de cédulas reales autorizando bien las obras de este aspecto como la fundación de pueblos y ciudades, se hizo imposible atender, por lo cual, para dar facilidades a los misioneros en su obra evangelizadora, Su Majestad ordenó a la princesa Isabel Clara Eugenia que dictara en su nombre una disposición general para todas las colonias del Nuevo Mundo. Tal disposición dada en la ciudad de Valladolid, España, el 9 de abril de 1557, dice así en la parte medular de su contenido: "No es necesario permiso nuestro ni del Obispo para edificar monasterios donde hobiere necesidad de adoctrinar a los indios. Construid donde vieredes que ay mas necesidad de doctrina". Aunque para este año de tal disposición liberal Michoacán había sido declarado Obispado, los religiosos establecidos en esta provincia, franciscanos, agustinos y dominicos, de inmediato se sujetaron a esta autoridad eclesial por órdenes del Custodio General de la Provincia de la Orden. Además de los frailes ya existían en pleno ejercicio 115


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ministerial no pocos clérigos que administraba algunas parroquias creadas por el Obispo. Fue en 1565 cuando separado el clero secular del regular con la aprobación del Papa Pío IV y confirmación y anuencia de Felipe II, Michoacán fue constituido Provincia Franciscana y Provincia Agustina a la vez, la primera con el título de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, habiendo sido designado Primer Provincial Fr. Antonio de Beteta. Para 1570 el obispado estaba organizado en 59 parroquias de las que 14 administraban los franciscanos con sus correspondientes conventos, entre ellos el de Taximaroa. En 1580, el 29 de junio, don Juan Medina Rincón y de la Vega, tercer obispo de Valladolid, hizo trasladar en forma definitiva la sede de su diócesis ubicada hasta entonces en la ciudad de Pátzcuaro, a la recién fundada Valladolid. En Pátzcuaro se había conservado la sede episcopal durante 42 años. Para 1583 los conventos franciscanos eran ya 21. En la Crónica de la Provincia de los Apóstoles San Pedro y San Pablo de Michoacán escrita por el Fr. P. Fr. Isidro de Espinosa, O.F.M., relata: "El Convento Décimo se fundó en el pueblo de Taximaroa perteneciente al reino de Michoacán, teniendo cuatro religiosos para la administración de los más santos misioneros de su Orden que evangelizaron en Michoacán, habla del más virtuoso de ellos aunque no biografiado por su obra evangelizadora, sino por sus virtudes personales muy acrisoladas y visibles que le permitieron realizar hechos sobrenaturales". Llamaron mucho la atención los frecuentes raptos y las levitaciones de que fue objeto, sus extremadas penitencias, las voces de su elocuencia al predicar, el ardor de sus palabras y lo preciso y siempre realizable de sus profecías, carisma encarecido de su vida siempre en permanente prenuncio. El cronista nos dice de este santo varón: "Si miro sus raptos, sus penitencias, las voces de su elocuencia, el ardor de sus palabras y atiendo a sus profecías, el mismo sentimiento arroba tanto las palabras de su pluma, que las remito al silencio". Este religioso, adscrito al convento de Valladolid, tenía sus preferencias por vivir en Taximaroa donde frecuentemente estaba; y 116


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recorría la comarca haciendo el bien, la caridad; curaba por milagro enfermos. Su rostro siempre jovial y regalando alegría, era de sonrisa casi angelical, sigue narrando Fr. Isidro. Se llamó Fray Francisco de Castro y murió en olor de santidad. Fr. Francisco de Castro es el nombre del fraile más antiguo en Taximaroa de que se tiene memoria. En 1611 en que es iniciada la foliación de los libros parroquiales, viene el segundo nombre, el de Fr. Antonio Fustos; en el libro 1 de bautismos está asentada la primera partida oficial de una niña hija de españoles que dice: "Abril. Bautismo de Juana hija de Diego Pérez y Sidronia Sedeño. Padrinos: Rodrigo Pérez y Francisca Padilla. Firma: Fr. Antonio Fustos".

A partir de esta fecha discurren los nombres de religiosos, superiores, provinciales que estuvieron en Taximaroa. En el año de 1696, según el Archivo Franciscano ya citado, caja 52, Exp. 111, en el convento de Taximaroa vivían administrando la parroquia Fr. Alonso Ramos, Fr. Antonio Tamayo, Fr. Diego de Lara y Fr. Miguel de la Fuente. Por estos años ya eran muy numerosos los sacerdotes seculares que había en este obispado de Michoacán, para los primeros años del siglo XVIII se hicieron sentir públicamente las controversias y enfrentamientos a veces rijosos entre religiosos y presbíteros a causa de la jurisdicción de las parroquias. En 1751, mediante un acuerdo episcopal, el arzobispo de México y el obispo de Valladolid concertaron un convenio para poner fin a estos ya casi escandalosos enfrentamientos, para ello ordenaron a los frailes hacer la entrega de sus conventos e iglesias a los presbíteros, concentrando en área especial a los primeros. Vino la protesta de los monjes, pues ellos habían fundado y hecho crecer las comunidades y no estaban de acuerdo, como era natural, con tal disposición, pues alegaban que no era justo que los sacerdotes seculares vinieran a sentarse a la mesa ya servida. Este penoso resquebrajamiento produjo un largo juicio entre autoridades eclesiásticas y civiles, éstas como árbitros en la contienda. 117


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Fr. Alonso de Larrea en su Crónica de la Provincia de Michoacán, Libro I, capítulo XXXVIII, página 69, recuerda cómo Fr. Martín de Jesús o de la Coruña al visitar la región Este de Michoacán, viéndola tan extensa, hizo de ella tres guardanías o Cabeceras: "Las cabeceras de que tengo relación fueron: la Ciudad de Tlaximaloyan, que visitan á Tuxpia y á Tzitaquaro, y por ser tan grande su administración, se hicieron tres Guardanías muy capazes". Ya eran más de 30 los conventos asistidos por franciscanos, artífices y fundadores, creadores de una evangelización sorprendente, con todo y ello, nada les valió, siempre fueron objeto de lo que ellos, los religiosos, llamaron "Despojo". Por un documento que encontramos en la Biblioteca Nacional de México, Archivo Franciscano, caja 51, Exp. 1091, fojas del 1 al 31, año de 1751, se sabe hoy de la causa del despojo. Dice así: "Razón de los conventos y Curatos despojados á esta Provincia de Michoacán por el Arzobispado de México y Obispo de Michoacán, año de 1751". "En el Arzobispado de México, año de 1751 se ocupó por su Sagrada Mitra…" Sigue la relación que no interesa a la presente Monografía. "En el Obispado de Michoacán se han ocupado por aquella Sagrada Mitra onze Curatos, que son Chamacuero, Taximaroa, Tuxpan, Tzitaquaro, Patamban, Tarecuato, Charapan, Apatzongan, Tzinapequaro y Erongariquaro. Que son tres Guardianas, nueve Vicarias y siete Asistencias por todas…" En la foja 8 vuelta del citado expediente se encuentra el siguiente contenido: Al margen: 2 Guardiana.- 1 Asistencia. "El Convento de Taximaroa era también Guardiana, en que moraban los Religiosos, que exige la Real Cédula. Es un Pueblo de españoles y demás castas: tiene también indios, y es un valle muy copioso de Semillas, y hay en su continente muchas Haziendas de Trigo y Maiz; y hay en el también cinco Pueblos con el de Chapatuato, que era ayuda de Parroquia, Division, y asistencia de la principal doctrina de Taximaroa, es 118


CIUDAD HIDALGO fabricada por la Religion, y el Convento tan nuevo, que aun no se había acabado, cuando murió el Cura Religioso; sin embargo quedo capaz, para que pudieran vivir nueve y más Religiosos, en el modo que se entrego á la Sagrada Mitra. Las familias de razón, que pueden hallarse dentro del término del Curato, según conjeturo, no bajaran de seiscientas, y las de indios tampoco bajaran de novecientas; el idioma en algunas partes es Otomi, y en otras Tarasco. En el año de 1725 se reconocieron las Memorias de Misas de Archivo de este Convento y se hallo tener el principal de cinco mil doscientos setenta pesos quatro reales que percibía el Syndico para Socorro de el Convento. Assi consta de la reducción que se hizo dicho año, y esta en la Secretaria de la Provincia".

Entre los documentos que constituyeron la demanda por el despojo, juicio que tardó seis largos años, existe uno que tomamos del citado expediente y del que entresacamos la resolución virreinal: "…se sirva mandar se ruegue, y encargue el R. P. Comisario General, pase a Vuestra Excelencia, las diligencias, ó documentos que tenga de la fundación de los conventos de que se quexó haversele despojado contra el thenor de la Real Cedula de veinte, y tres de junio de mil setecientos cincuenta y siete, y los que puedan comprobar haverse observado en ellos la conventualidad de ocho Religiosos de continua habitación, é informe si las vicarias que menciona fueron antes Doctrinas, á que hoy se hallan agregadas, y que siendo assi exprese si esa unión se hiso con la licencia de este Superior Gobierno, é intervención de la Sagrada Mitra, ó el modo, y los motibos; y también si las cinquenta Misiones vivas que expresa están todas a cargo de Religiosos de la regular observancia, ó se incluinan algunas de las que están á el de la Provincia de San Diego, y colegios de Propaganda Fide…"

A esta petición comprobatoria de paternidad de los conventos despojados nada se pudo contestar porque, o no había actas de fundación, o éstas se extraviaron o quemaron; también pudo ocurrir que habiendo acogido los monjes al derecho otorgado por Felipe II para fundar conventos "donde hobiere necesidad y sin permiso del 119


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Obispo", éstos no se tomaron el cuidado de dejar constancia de los hechos, constancias que no los hubiera privado de cuanto con tanto sacrificio, afán, lágrimas, sangre, hambres, fríos y aun martirios de algunos, levantaron para honra de Dios, propagación del Evangelio y satisfacción de su santa Orden. El caso es que Taximaroa con sus 1,500 familias, su iglesia y su convento aun no terminado, pasaron a la administración del clero secular conforme al Auto siguiente asentado en el libro número 9 y a fojas 18 de Bautismos: "Agosto veinte, de mil setecientos cincuenta y quatro ante mi dia en que recivio el Bachiller Dn. Simon Thadeo Sendexas. Fr. Agustín de Herrera. Rubricado". Mediante fórmula tan simplificada, Taximaroa dejó de ser franciscana por administración y entró a formar parte de la Diócesis de Valladolid como parroquia secular. Durante 213 años el hábito café, la capucha y el lazo de San Francisco de Asís plasmaron en sus portadores la figura de sus frailes por todo el convento, los claustros, la sacristía y el templo; el atrio, el cementerio, las calles, las sementeras, los bosques y las montañas. Ellos dejaron su huella imperecedera flotando sobre el ambiente de cuanto hicieron por Taximaroa, la que sigue y seguirá siendo franciscana en espíritu, en historia y en íntima tradición. LOS HOSPITALES En el volumen 28, Ramo Hospitales, Exp. 16 a fojas 210, encontramos, por suerte, el siguiente documento que habla sobre los hospitales de Taximaroa y del que uno, el del lugar, ya se dijo alguna cosa: "Curato de San José Taximaroa. En el pueblo de San José Taximaroa, tienen los Naturales Hospital con nombre de Cofradía de la Purísima Concepción, y el fondo de un rancho de Labor, un Molino de Trigo, y 70 Reses de fierro arriva, pero sin Documento de Erección. Anualmente eligen Prioste, Maiordomo, y Guananchas, producen las rentas de tierras Maquilas y demás 311 pesos, y los gastos de Misas, funciones de Iglesia que celebran a nuestra Señora, cera, de todo el 120


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año, fuegos, y comidas con que obsequian a los Naturales 280 pesos y quatro reales. Las Guananchas gastan de su bolsillo para completar 63 pesos". "En el pueblo de San Lorenzo Querendaro, hai hospital con nombre de Cofradía de la Purísima Concepción, sin constancia de fundación, y con el fondo de 66 reses. Eligen anualmente Prioste y Maiordomo, y siembran los Naturales una carga de Trigo, cuios productos y el alquiler de los Bueies importan 45 pesos que recibe el primero, y gastan en las Misas de los Sabados, funciones de Yglesia, con cera, fuegos, copal, manutención del Padre, y comida con que se convida al común 120 pesos, y por consiguiente pone de su bolsillo 75 pesos". "En el pueblo de San Lucas Guarirapeo, también sin Documento de fundación ni fondo, tienen los Naturales Hospital, y el Prioste paga de su bolsa los gastos de la función de la Purísima Concepción, cera, copal y fuego que importan 35 pesos". "En el pueblo de San Bartolo Cuitareo, con el fondo de 12 Reses, hai Hospital, siembran los Naturales una carga de Trigo, y media fanega de Maiz que producen 30 pesos, y con otros 30 que da el Maiordomo, Fiscal y Madre Maior, al Prioste, quien paga los gastos de función de Iglesia, Misas, cera, copal, fuego y la manutención del Padre Vicario y comidas con que se obsequia a los demás Naturales, que importan 78 pesos y sufre el Prioste el desembolso de 18 pesos". "En el pueblo de San Pedro Cataracuaro, sin documento de fundación, y con el fondo de 23 Reses y 30 obejas, tienen los Naturales Hospital, siembran una carga y media de Trigo y media fanega de Maiz que producen 50 pesos, y con los que y 12 pesos que se recogen de limosna se aiuda el Prioste, este paga el estipendio de 20 Misas a 20 reales, y los gastos de la función de la Purísima Concepción de Nuestra Señora, cera, copal, fuegos, comida al Padre Vicario, y la que convida al común importan 36 pesos y pone de su bolsillo 33 pesos". 121


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"En el pueblo de San Sebastián Chapatuato, sin documento de erección y con el fondo de 20 Reses, hai Hospital. Eligen Prioste, Maiordomo, Madre Maior y Guananchas, quienes aiudan al primero con 20 pesos, y los demás Indios con la planta de una suerte16 de caña de la que producen 50 pesos y gastan en las funciones de Yglesia, Misas, ceras, fuegos, manutención del Padre y comida con que obsequian al común 130 pesos, y sufre de su bolsillo 40 pesos". Taximaroa tenía, pues, nada menos que siete hospitales hasta 1792, año en que el señor cura don José Antonio Calderón, párroco de Zitácuaro y encargado de la Foranía, envió a Valladolid al señor Intendente don "Felipe Díaz de Hortega" la relación de los hospitales existentes en la región oriental de la Provincia. En este informe el señor cura Calderón asienta como final el siguiente testimonio: "No existen apuntes, ni relaciones sobre fundación de hospitales en el Obispado, sólo tradiciones de ser fundaciones de don Vasco de Quiroga". El mismo tenor se halla en el documento general de todos los hospitales de Michoacán rendido por el Intendente de Valladolid el 31 de diciembre de 1972 al Sr. Virrey D. Alonso Núñez de Haro y Peralta, arzobispo de México a la vez. El párroco de Taximaroa que rindió la información antecedente a los hospitales de esta parroquia fue el señor Bachiller D. Narciso Luis Gonzaga Texeda. Don Vasco de Quiroga visitó cuatro veces la extensísima diócesis, otras tantas estuvo en Taximaroa. En su primera visita ya encontró el modesto hospital levantado por don Buenaventura Bicha, el insigne varón mandó modificarlo y ampliarlo; en su segunda visita viendo terminadas las obras del templo y parte del convento, pidió la construcción del templecito consagrado a la Purísima Concepción cuya imagen él hizo venir de Pátzcuaro para que fuera colocada en la iglesita, hoy Santuario, aunque es muy difundida la versión que esta imagen fue vendida y sustituida por otra, la que se mira hoy,17 hecho Suerte: Extensión de tierra equivalente a unas 40 horas. La cabellera que lleva la santa imagen fue donada por la señora madre de don Leopoldo Bringas. 16 17

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que la feligresía castigó expulsando de la ciudad al señor cura D. Jesús Infante sin la venia del obispo y con amenaza de muerte, pues este párroco ya tenía en su haber otro trafique con la pila bautismal de la que se hablará más adelante, como se darán detalles acerca de su templo, de la iglesia de San José, la del Perpetuo Socorro, la de San Juan Bautista, la del Sagrado Corazón y la del Rosario, así como de la iconografía taximaloyana.

4 LOS 31 DOCUMENTOS DE TAXIMAROA En la imposibilidad de dar contenido en esta monografía al documental íntegro que ha sido encontrado en el Archivo General de la Nación, Ramo Indios, se ofrece al lector una síntesis de los mismos. Estos documentos descubren circunstancias peculiares tal vez desconocidas en el medio social y cultural de Ciudad Hidalgo dada su antigüedad y los asuntos tan disímbolos que en ellos se tratan. Por orden cronológico han sido arreglados para que el discurrir de su historia y sus asuntos, el lector pueda tener una mejor interpretación de los mismos al correr los años y los días de ese primer pasado de la vida colonial en Taximaroa. 1582. (Exp. 78 y a fojas 191 del volumen 19, 2ª parte). Licencia que el 5º Virrey D. Lorenzo Suárez de Mendoza, conde de la Coruña, otorga al español Juan Díaz, vecino de Taximaroa, para que tomando ganado de su hacienda, matara una res cada semana para el abasto de carnes del pueblo. 1582. (Exp. 148 y a fojas 65 del Vol. 36 2ª parte). Ordenanza expedida por el señor Virrey conde de la Coruña para que el Alcalde Mayor de Tlalpujahua viniera a Taximaroa a tomar cuentas al Mayordomo de los bienes del Hospital que los Naturales tienen en este pueblo. 123


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1582. (Exp. 170 y a fojas 405 del Vol. 36 2ª parte). Permiso que por provisión virreinal, el conde de la Coruña otorga al señor D. Diego Isidro, noble indio de Taximaroa, para que pueda descubrir joyas y oro en las sepulturas del centro funerario, cúes y templos de los indios, existentes aun en la comarca. 1591. (Exp. 629 y a fojas 242 del Vol. 5 2ª parte). Ordenanza del Corregidor de Taximaroa expedida por el 8º Virrey D. Luis de Velasco, para que aquél (el Corregidor) impida llevar y traer tamemes (indios de carga) en toda la jurisdicción: Taximaroa, Tuxpan, Maravatío y pueblos comarcanos. 1591. (Exp. 654 y a fojas 249 del Vol 5º 2ª parte). El señor virrey D. Luis de Velasco expide nombramiento de Gobernador del Corregimiento de Taximaroa a D. Francisco Caripecha, indio natural muy principal del pueblo. 1591. (Exp. 655 y a fojas 249 del Vol 5º 2ª parte). Ordenanza del señor Virrey D. Luis de Velasco para que el Corregidor de Taximaroa no permita más de tres días a mercaderes fuereños en la ciudad. 1591. (Exp. 688 y a fojas 256 del Vol. 5º 2ª parte). Provisión virreinal de D. Luis de Velasco declarando indio principal de Taximaroa a D. Andrés Felipe, y se le otorguen las gracias y prerrogativas de tan alta distinción. 1591. (Exp. 705 y a fojas 260 del Vol. 5º 2ª parte). Ordenanza expedida por el señor Virrey D. Luis de Velasco al Corregidor de Maravatío para que no permita que indios de Taximaroa vayan a prestar servicio a ese lugar con motivo de las fiestas religiosas de Semana Santa, Resurrección y Navidad. 1591. (Exp. 706 y a fojas 261 del Vol. 5º 2ª parte). Ordenanza al Corregidor de Maravatío para que naturales de Taximaroa al servicio de españoles, no acudan a la rueda18 cuando hayan cumplido su término y no vuelvan a los servicios de los mismos.

Rueda: El contrato de los indios era de un año a tres para trabajar como mozos y peones con los españoles; la rueda era una reunión de indios a la que no debían presentarse los que ya habían cumplido con su contrato. 18

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1591. (Exp. 715 y a fojas 262 del Vol. 5º. 2ª parte). Ordenanza del señor virrey D. Luis de Velasco al Corregidor de Maravatío para que al citar a Rueda al común de los indios de Taximaroa, averigüe si los 60 indios declarados principales por su nobleza y estirpe lo son en verdad, y no los obligue a acudir al tesquio19 y repartimiento, y constando ser verdad, se les trate conforme a su calidad. 1591. (Exp. 982 y a fojas 159 del Vol. 5º 2ª parte). Ordenanza del señor Virrey D. Luis de Velasco al Corregidor de Maravatío para que éste impida sean forzados los indios de este lugar y de Taximaroa a trabajar en la construcción de la iglesia de Maravatío. 1591. (Exp. 1106 y a fojas 35 del Vol. 5º 2º parte). Licencia otorgada por el señor Virrey D. Luis de Velasco para que los naturales de Maravatío edifiquen, bajo la dirección de los religiosos y con auxilio de naturales de Taximaroa e Irimbo, la iglesia con material de adobe y techo de tejamanil. 1592. (Exp. 492 y a fojas 108 del Vol. 6º 2ª parte). Disposición del señor Virrey D. Luis de Velasco al Corregidor de Taximaroa para que haga cumplir las sentencias que se dieron en contra de Diego de Arocha Tzureque, indio rebelde. 1592. (Exp. 400 y a fojas 106 del Vol. 6º 2ª parte). Cédula virreinal expedida por D. Luis de Velasco otorgando título de Juez Gobernador de Taximaroa por el término de un año a favor de D. Diego del Águila, indio principal de Acámbaro. 1592. (Exp. 427 y a fojas 112 del Vol. 6º 1ª parte). Ordenanza del señor Virrey D. Luis de Velasco para que D. Diego del Águila regrese a Acámbaro, dado que tiene problemas para cumplir su mandato. 1593. (Exp. 615 y a fojas 163 del Vol. 6º 1ª parte). El señor Virrey D. Luis de Velasco confirma a los Corregidores de Taximaroa y Tuxpan el permiso que ha dado a doña Inés Jatzintze, india principal y cacica de Taximaroa, para que venda en Tuxpan a D. Juan Velázquez de Salazar un terreno de estancia que él dedicará al cultivo de la vid. Tesquio: Reunión de indios que no habían prestado servicios y debían contratarse. 19

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1593. (Exp. 662 y a fojas 176 del Vol. 6º 1ª parte). Ordenanza del señor de Velasco para que los repartidores de indios de Taximaroa y Zitácuaro y del ingenio de Acuerán, no compelan a los indios a trabajar en dicho ingenio por más de una semana. 1593. (Exp. 653 y a fojas 173 del Vol. 6º 1ª parte). Ordenanza del señor Virrey D. Luis de Velasco para que Hernando de Pedraza, Corregidor de Taximaroa, unido al del mismo cargo en Zitácuaro y a los beneficiarios de ambos lugares, o sea a quienes tienen indios a su servicio o radiquen en ambos pueblos, sean obligados a restituirse a sus lugares de origen, repoblando así los pueblos abandonados. 1593. (Exp. 670 y a fojas 179 del Vol. 6º 1ª parte). Por cédula virreinal D. Luis de Velasco otorgó título de Juez Gobernador de Taximaroa a D. Francisco de la Cerda, persona principal de Pátzcuaro, por el término de un año. 1594. (Exp. 745 y a fojas 200 del Vol. 6º 1ª parte). Ordenanza del señor Virrey D. Luis de Velasco para que el Corregidor de Taximaroa dé hospitalidad, amparo y cabida en sus tierras a los naturales de Santa María Apaseo, de que han sido despojados. 1594. (Exp. 751 y a fojas 202 del Vol. 6º 1ª parte). Ordenanza del señor Virrey D. Luis de Velasco dada el 17 de marzo, para que los indios originarios de Taximaroa y asentados por razones de trabajo en Santiago Copándaro de la Alcaldía Mayor de Zitácuaro, pagando a su pueblo de origen los tributos anuales, no sean molestados. 1594. (Exp. 778 y a fojas 208 del Vol. 6º 1ª parte). Ordenanza del señor Virrey D. Luis de Velasco para que el Gobernador de Taximaroa y de los pueblos a él sujetos, hagan volver a los indios que se hubieren fuera de Taximaroa, o en otras partes. 1594. (Exp. 794 y a fojas 222 del Vol. 6º 1ª parte). Ordenanza del señor Virrey D. Luis de Velasco para que la justicia de Taximaroa en forma alguna trate de reservarse indios de repartimiento. Este documento fue expedido el 14 de julio. 1594. (Exp. 919 y a fojas 247 del Vol. 6º 1ª parte). Ordenanza dada por el señor Virrey D. Luis de Velasco el 20 de agosto, para que D. Joaquín Elosúa, Alguacil Mayor de las minas de Tlalpujahua, no se 126


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meta en las cosas de los naturales de Taximaroa, ni en ningún otro lugar. 1594. (Exp. 919 y a fojas 247 del Vol. 6º 1ª parte). Ordenanza del señor Virrey D. Luis de Velasco para que la justicia de Taximaroa dé órdenes para que todos los indios que se avecinaron en tal lugar, paguen los tributos anuales en dicho pueblo, documento fechado en la ciudad de México el 24 de diciembre de este año. 1594. (Exp. 928 y a fojas 249 del Vol. 6º 1ª parte). Por cédula especial expedida por el señor Virrey D. Luis de Velasco, su Señoría encomienda por segunda vez el cuidado de todos los indios de Taximaroa a D. Juan Velázquez de Salazar, hombre venerable por su mucha edad y gran prestigio como encomendero que fue. 1595. (Exp. 998 y a fojas 268 del Vol. 6º 1ª parte). El 20 de abril de este año el señor Virrey D. Luis de Velasco ordenó al Corregidor de Taximaroa que a los indios que con anterioridad a esta disposición se hubieren ido del lugar, no los compela a volver, sino que ellos paguen su tributo anual por entero en el pueblo donde se hubieren asentado. 1595. (Exp. 999 y a fojas 288 del Vol. 6º 1ª parte). Ordenanza del señor Virrey D. Luis de Velasco para que la Justicia Mayor de Taximaroa haga que le sean pagados los salarios de cada año del que fuere Gobernador de dicho pueblo, correspondiendo en este año a D. Francisco de San Miguel, a razón de cien pesos anuales, de los bienes de la comunidad. Hasta aquí lo extraído y compendiado de los documentos encontrados de los que hemos separado dos, uno con su original y su correspondiente traducción, otro únicamente con su traducción, ya que ambos también son de interés histórico por lo social en el trato que se daba a los indios. Estos documentos seguirán al comentario que se hace en forma global de todos los anteriores. La libertad de los indios era un simulacro, pese a los buenos mandamientos de los reyes de Castilla y a las Leyes de Indias. Una era la razón, el aprovechamiento de su trabajo en cuanto a los poseedores de ellos; el pago del tributo al gobierno virreinal era otra medida de control que esgrimían las autoridades, deseosas de tener a los naturales asentados todos en sus pueblos para facilitar el cobro 127


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tributario. Indios principales, indios de asentamiento, indios de repartimiento, he aquí las tres categorías en que los colonizadores distribuyeron la población indígena. No se quería el trabajo forzado para ellos, pero tampoco se les eximía del pago anual del tributo. Tenían que contratarse, hacendados y mineros se los distribuían en las ruedas y los tesquios, por eso los indios escapaban, buscaban los lugares donde menos fueran molestados y dejaban despoblados sus centros de origen. Los requerimientos de España por la mengua visible tributaria, la escasez de mano de obra en el campo y en las minas, en las obras de construcción y en el poblamiento de familias en los pueblos, obligaron al gobierno civil a tomar medidas no presionables sino de convicción mediante atrayentes ventajas para lograr el repoblamiento de las comunidades abandonadas, o bien poblar los nuevos pueblos que se les ofrecieron con muchas promesas e intervención de los misioneros, quienes miraron con dolor la desbandada de sus rebaños. Fue sin duda muy oportuna la invocación del auxilio de los frailes; la caridad de éstos, su consejo y persuasión lograron el sometimiento pacífico, surgieron nuevos pueblos, otros fueron notablemente mejorados, pero, en conclusión, nada fue suficiente para detener la extirpación de la raza que desapareció de Taximaroa, Tuxpan, Jungapeo, Zitácuaro, Irimbo, Maravatío y Tlalpujahua y otros lugares. Los indios hastiados por el ultraje a sus personas, la casi esclavitud en que se les tenía, determinaron congregarse en comunidades en que al formar unidad, pudieran hacer respetar sus derechos, al menos a la absoluta libertad de trabajo. Taximaroa se rodeó de pueblos indígenas: San Matías, San Bartolo, San Lucas, San Lorenzo, pero aun en estos lugares, hoy día, en verdad, pocos quedan de ellos auténticamente puros. Con la ausencia de los indios en todos los campos de trabajo y con la autorización de los reyes de España, la contrata de brazos se convirtió en el comercio de esclavos negros traídos de Costa Rica, mercado mundial de seres humanos. Poseyeron esclavos quienes se podían dar el lujo de comprarlos al precio de cincuenta pesos los niños, cien las mujeres y hasta doscientos los hombres según su 128


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condición física. Hubo amos en la Nueva España que poseyeron hasta mil esclavos. Taximaroa no estuvo fuera de este crimen humano. Del Ramo Ordenanzas, Vol. II, a fojas 313, se encuentra un documento que en forma extractada vale la pena conocer. El marqués de Cerralvo, Virrey de la Nueva España, dicta los famosos "ocho mandamientos" en torno a cuestiones de palpitante interés social. En el 7º hace referencia a la supresión de esclavos en la Nueva España; tales mandamientos son confirmados después por el señor conde de Monterrey, D. Gaspar de Zúñiga y Acevedo a cuyas órdenes se debió el traslado de Taximaroa al lugar que tiene hoy. Los ocho mandamientos fueron dictados el 4 de diciembre de 1602 (Boletín del Archivo General de la Nación, tomo XI, núm. 1). Para hacer confirmación documental sobre el trato que debía haberse dado a los indios, damos a conocer disposiciones reales al respecto: 1. El 1º de junio de 1549, el emperador Carlos V expidió en Madrid un Real Decreto en que ordenaba fueran suprimidos en todas sus colonias los indios de carga llamados tamemes. 2. El 7 de septiembre de 1558 el mismo monarca, en otro Real Decreto, prohíbe terminantemente la cárcel, los azotes y otros vejámenes para los indios. 3. El 7 de octubre del mismo año de 1558, Carlos V ordena que en toda la Nueva España fueran reunidos los indios dispersos en los montes para formar pueblos, darles tierras y montes. En este mismo documento quedaron comprendidos los vagabundos, fueran indios, mestizos, criollos o españoles, para que fueran establecidos en pueblos con donación de lotes para fincar casas y tierras para trabajar. 4. Por cédula real dictada en la ciudad de Granada el 9 de noviembre de 1628 por el rey Carlos II y su señora madre Doña Juana, llamada La Loca, se ordenaba a funcionarios, eclesiásticos, encomenderos e hidalgos de la Nueva España, que los indios no deberían ser tratados como esclavos ni mucho menos herrarlos con tales fines. 129


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Estas disposiciones y otras muchas emanadas de la Corona no tuvieron funcionalidad debido a las avaricias de los colonos y a su crueldad apoyada algunas veces por virreyes poco escrupulosos que sólo vinieron a enriquecerse. El esfuerzo de los frailes, su enfrentamiento con los amos no fueron suficientes a impedir los desmanes, un ejemplo de estos casos fue el de Fr. Bartolomé de las Casas, por cierto pariente de la condesa de Tuxpan, quien escribió, predicó y aun se presentó a las Cortes de España en reclamo del respeto humano a los indios. Exp. 69 fjs. 16 (ver pág. 124) Para que los indios de Taximaroa y sus sujetos y los de Ucareo y Tucantlan, vayan a los ingenios de Zitacoro y Tiripitio y en lugar de los de Taximaroa a las minas de Tlalpujahua los de Maravatío y Taimeo y Zinapécuaro. Don Luis de Velasco, etc. Por cuanto yo despaché un mandamiento del tenor siguiente: Y aquí el mandamiento, su fecha en catorce de septiembre de mil y quinientos e noventa años. Y porque doña María de Alarcón viuda de Manuel de Sandoval, por lo que le toca y los naturales del pueblo de Taximaroa y sus sujetos, me han pedido los mande volver al servicio del ingenio de Zitacoro y Tiripitío y excusarlos de las minas donde padecen mucho trabajo e vejación, he acordado lo proveer así. Por tanto por el presente mando que los indios de dicho pueblo e sus sujetos de Tajimaroa, están obligados a servir acudan a los dichos ingenios en esta manera: Los de la guardeanía de Zitacoro al ingenio de Zitacoro, e los de la guardianía de la cabecera de Taximaroa al de Tiripitío, por el tiempo que durare el arrendamiento que está hecho a Miguel Ruiz de Acevedo del ingenio de Zitacoro y los unos e los otros no acudan ni vayan a las minas de Tlalpujagua en mucha ni en poca cantidad y en lugar de estos vayan a las dichas minas los indios de los pueblos de 130


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Maravatío Taimeo y Zinapecora que iban al dicho ingenio de Tiripitio, conforme a las últimas tasaciones de ellos, a razón de cuatro por ciento y el Alcalde Mayor de las dichas minas haya por recibidos dellas todos los dichos indios de Tajimaroa y los del pueblo de Ucareo, porque todos han de acudir a los dichos ingenios con los de Tucantla que les están adjudicados y repartidos particularmente los de Ucareo e Tucantla y el de Tiripitio con los de la cabecera de Taximaroa, de manera que en recompensa de los que se le quitan a las dichas minas, vayan a ellas los de los dichos pueblos de Taimeo, Maravatío y Zinapecora y, esto se guarde e cumpla precisamente como se ordena. Ante mi, Martín López de Gauna. Exp. 1085. Fjs. 296-297. Vol. 6º 1ª parte. Taximaroa. En la ciudad de México, a dieciséis días del mes de septiembre de mil y quinientos y noventa y cinco años, don Luis de Velasco, etc. Habiendo visto este parecer de Felipe de Valdez, Corregidor del Partido de Taximaroa, sobre que el pueblo de Santiago Guaymoro, sujeto al de Taximaroa, acuda al servicio del Hospital y mesón del pueblo de San Marcos Turundeo y no al de Taximaroa, por las causas en él declaradas; dijo que confirmaba y confirmó el dicho parecer y mandamiento que el dicho Corregidor dio para el dicho efecto, en veintisiete de abril de este año y mandaba y mando que lo guarde y cumpla el que es o fuere Gobernador de Taximaroa y alcaldes de él y en su cumplimiento no compelan a los indios de Guanimoro a dar servicio, si no fuere al dicho hospital y mesón de Turundeo y así lo mando poner por autor don Luis de Velasco. Ante mí, Martín López de Gauna.

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5 VISITA AL MUNICIPIO DE TAXIMAROA El Prefecto del Distrito de Zinapécuaro practicó recientemente una visita al Municipio de Taximaroa, y del informe que ha rendido al Gobierno extractamos lo siguiente: En la Tenencia de San Pedro Jacuaro, el panteón se encuentra á inmediaciones del pueblo en un terreno que no guarda las condiciones del caso, pues entre otros defectos, tiene el de ser pantanoso; por lo cual el Prefecto y los principales vecinos gestionaron construir otro, resultando que el progresista Don Isaac Pérez cediera espontáneamente un lugar seco y bien situado, a un kilómetro al Sur, el que previos los trámites correspondientes, será muy pronto convertido en campo mortuorio, clausurándose el que existe actualmente. Al Poniente de Taximaroa, a 1,430 metros de distancia, brotan tres manantiales de agua potable de muy buena calidad y la cual se aprovecha para atender a las necesidades de la población; pero dadas las malas condiciones que guarda el acueducto el precioso elemento no llega a la localidad tan puro como brota. En tal virtud el Prefecto reunió a varios de los principales vecinos para que con su cooperación, puesto que son los directamente beneficiados, se proceda lo más pronto posible a hacer las reparaciones necesarias al mencionado acueducto. Esta junta fue de tan buenos resultados y la idea acogida con tan buena voluntad, que los donativos de particulares ascienden ya a dos mil sesenta y ocho pesos. Hay grande entusiasmo por esta mejora y aun se proyecta entubar el agua en cañería de fierro desde su nacimiento, mejor que reparar el antiguo acueducto, dado el éxito de suscripción. A la salida de Taximaroa, rumbo a la ranchería del Rincón de Cedeños existe un sitio completamente erizado por peñascos y el Sr. Dr. D. Ernesto Jiménez, colindante con ese terreno, previo el permiso 132


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respectivo, por su cuenta destruirá tales obstáculos cediendo la piedra que resulte, para empedrar algunas calles de la población. El Prefecto consiguió con los señores Vega Hermanos, dueños del local que ocupa la Escuela Oficial de Niñas, que hicieran algunas mejoras de utilidad y ornato, entre ellas la de poner vidrieras al establecimiento. En la calle del Rastro había un gran hacinamiento de escombros que se mandaron quitar aprovechándose en emparejar el piso de algunas calles. La calle Nacional se está empedrando con toda actividad. En el Palacio Municipal se dispuso que se hicieran algunas reparaciones, entre ellas la del techo del departamento que sirve para mujeres reclusas, lo mismo del que se destina a depósito de carros del aseo público y las caballerizas. Se dictaron medidas enérgicas encaminadas a hacer cumplir las disposiciones relativas a la venta de bebidas embriagantes. (Periódico Oficial del Gobierno del Estado, año de 1907). 6 VÍA FÉRREA DE TAXIMAROA A IRIMBO El Sr. Gobernador, Presidente Honorario de la Sociedad Constructora Los más caracterizados vecinos de Taximaroa, Municipalidad de Zinapécuaro, convocados por el Sr. Lic. D. Felipe Violante, Prefecto del Distrito, celebraron una junta el día 30 de mayo último, que tuvo por objeto la aprobación y estudio del proyecto, que a la junta propuso el Sr. Violante, de construir una vía férrea que unirá a Taximaroa y a Irimbo. Aprobado de plano el proyecto, se constituyeron en sociedad, cuya mesa directiva quedó organizada de este modo: 133


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Presidente honorario, el Sr. Gobernador, Don Aristeo Mercado; Presidente efectivo, José Trinidad Torres; Vice-Presidente, Jaime Álvarez; Secretario, Lic. Timoteo Guerrero; Pro-Secretario, Mauricio Cosío; Vocales, 1º Gabino Montes; 2º José Ascención Luviano, y 3º Dr. Ernesto Jiménez; Auditor, José Montoya; Tesorero, Leodegario G. Marín y Comisario, Manuel López. Esta Sociedad, por digno conducto, ha comunicado al Sr. Gobernador su nombramiento, y este respetable Funcionario ha contestado ya dando las más expresivas gracias. El trayecto de la vía será de 15 kilómetros, poco más o menos y, según el cálculo que se ha hecho sobre el costo de cada kilómetro, el importe total de la vía, ascenderá a $150,000, habiendo ya, por suscripción de acciones entre los socios, 51,000 pesos. Es de grande importancia la construcción de esta vía que servirá para la explotación y desarrollo de las riquezas agrícolas y madereras de esa Municipalidad cuyo comercio resultará grandemente beneficiado con esta mejora de primera categoría en el progreso de los pueblos. (Periódico Oficial del Gobierno del Estado. Año de 1907).

7 LA ENTUBACIÓN DEL AGUA POTABLE INFORME QUE RINDE EL C. PREFECTO DE ZINAPÉCUARO C. Secretario de Gobierno: El domingo último salí para Villa Hidalgo, con el fin de ver y tratar algunos asuntos del servicio público, sobre los cuales me permito rendir atento informe. Pasé a inspeccionar con todo detenimiento los trabajos llevados a feliz término, relativos a la entubación del agua potable que abastece a aquella población, y puedo asegurar a Ud. que reúne las mejores condiciones en cuanto a construcción y bien estudiado nivel, toda vez que la tubería quedó unida con cemento de la mejor clase, en todo el 134


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trayecto, y su colocación, se hizo por persona competente, dando por resultado que hoy se aprovecha toda el agua de los manantiales, apartándola del contacto de cualquiera impureza a que antes estaba expuesta, atento el completo deterioro en que se hallaba el antiguo acueducto. En la mitad del trayecto existen algunos pequeños ranchos que siempre se han surtido de esta agua, tomándola del acueducto abierto; y para no privar de ella a sus vecinos, se construyó una pequeña fuente, con los mejores resultados. Me permito acompañar al presente informe una relación detallada del importe que suman los donativos del vecindario, así como la inversión que se les dio, existiendo sus comprobantes en el expediente mandado formar al efecto. Como una medida de higiene, después de reconocer la población y sus alrededores, dispuse y quedaron con el debido aseo, los caños y zanjas de las calles de Hospital, La Manzana, 1ª y 2ª Nacional, El Pocito y La Tinaja. El local de la planta baja del edificio Municipal que ve al Oriente, ha quedado enladrillado, sacándole toda la tierra húmeda que tenía, sustituyéndola por arena seca y piedra, para pavimentarlo con baldosa nueva, cuyo material está listo. De acuerdo con el proyecto que sirvió para aprobar esa Superioridad, hice que comenzaran los trabajos para dejarlos terminados en el menor tiempo posible. En el Salón del piso alto que actualmente ocupa la Subprefectura, mandé poner un cancel de madera machi-embreada, con el fin de poner un despacho privado y oficina telefónica que son muy necesarios para el servicio; debiendo decorarse este nuevo departamento con el mayor esmero posible. Teniendo en cuenta que el local ocupado actualmente por la Escuela de Niños, no reúne las condiciones exigidas para el objeto, dispuse que éste se trasladase a un salón amplio y bien ventilado, que antes ocupó la Receptoría de Rentas, y se arregló un departamento para excusado, otro para colocación de sombreros y desde luego ha quedado al servicio. Por consiguiente, se ha obtenido la mejoría del local y el ahorro de la renta que venía pagándose, de lo cual ya se dio aviso a la Receptoría de Rentas para los efectos respectivos. 135


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Todo lo anterior se hizo en mi permanencia de dos días en aquella Municipalidad, esperando merecerá la aprobación de esa Superioridad. Protesto a Ud. las seguridades de mi atenta consideración. Independencia y Libertad. Zinapécuaro, abril 18 de 1909. El Prefecto, F. Violante.

8 DATOS ESTADÍSTICOS RELATIVOS A TAXIMAROA Taximaloyan, hoy Taximaroa. Se ignora en qué época cambiaría de nombre. La etimología de la palabra tarasca Taximaroa, significa lugar de traición. Es tradicional que los tarascos dieron este significado a Taximaroa, porque los primeros Ministros del culto católico, no encontrando medio alguno para bautizar a aquéllos, optaron por llenar de pulque la pila de que en adelante se hablará, cuyo líquido consumían los tarascos hasta embriagarse, cuya oportunidad era aprovechada por los ministros para bautizarlos. Respecto de la fundación de Taximaroa, no existen datos en qué basarse para precisar la fecha en que fue fundado el pueblo, pero según algunos documentos que existen en el archivo de la Parroquia, en el año de 1583 ya ésta se había edificado y según otros informes, fue construida a expensas de unos franciscanos y del Rey Caltzontzin. En esta Parroquia existe un notable monolito en forma de taza que mide dos metros setenta y ocho centímetros de diámetro y está ornado en el exterior con dibujos y relieves aztecas. Es tradicional que dicho monolito, en los tiempos precoloniales, se encontraba en el lugar que hoy ocupa la Plaza Principal y era llenado de pulque en los días festivos para consumo de los tarascos. Se infiere que los primeros Ministros católicos emplearon esta taza 136


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para fuente bautismal esculpiéndole con caracteres romanos las inscripciones siguientes: "Leone apct eghil mnobp rss tvx apcte". En el atrio de la misma Parroquia existe una cruz de grandes dimensiones con dibujos y bajo relieves que tiene esta fecha: "1810" y en el centro de los brazos un círculo de obsidiana que deposita algunas reliquias. Villa Hidalgo, Tax., cuenta anualmente 6,000 y sus principales elementos de riqueza son el comercio, la agricultura, la industria fabril, las minas de Chapatuato y una gran extensión de bosques como la famosa hacienda de Chaparro que cuenta con millones de árboles seculares que apenas comienzas a explotarse en muy pequeña escala. Datos del pueblo de San Matías En la fachada del templo de San Matías se ve una diversidad de dibujos y bajo relieves que tienen esta inscripción: "Yo don Matías Quimengon Caltzontzin de este mi pueblo de San Matías desde el año de 1583 de mano y puño de don Diego Flores, y la otra "A 17 de julio de 1781 se abrió el cimiento de la Iglesia de San Matías". Datos del pueblo de San Pedro Existe una cruz de grandes dimensiones en la Iglesia de este pueblo que tiene la siguiente inscripción: "Ecce nater tua as. De. Mi. Pas.— O. Gran. Do.— Co: mal gradel as.me.las.— El.co.ra.son. as. Que". Datos de la fachada de "La Virgen" Este establecimiento se fundó en el año de 1895. Hace uso del agua como fuerza motriz la cual desarrolla una potencia de trescientos sesenta caballos efectivos. En el salón de algodón trabajan 224 máquinas; en el de lino 106 y la clase de productos que se fabrican son manta, dril, cotti y costal. Producen diariamente seiscientas 137


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piezas de manta, diez de dril, diez de cotti y cinco piezas de cuarenta metros cada una de costal. El número aproximado de operarios que trabaja diariamente es de seiscientos en adelante. Zinapécuaro, Mayo 11 de 1909. El Prefecto, F. Violante. Esta información enviada al Gobierno del Estado por el C. Prefecto de Zinapécuaro, Lic. Felipe Violante, fue publicada en el periódico oficial Nº 92 del 18 de noviembre de 1909. El señor Violante calumnia a los evangelizadores afirmando que emborrachaban a los indios para poderlos bautizar. El rey Caltzontzin no pudo contribuir a la edificación del templo, pues para 1583 este rey, último de la industria tarasca, ya había sido quemado vivo por Nuño de Guzmán. TOMA DE AGUA DE LOS RÍOS DE AGOSTITLÁN Y AGOSTADERITO Rectificación a la solicitud presentada por el C. Lic. Leopoldo Salvador Cortés Rubio, como apoderado del señor D. Rafael López, pidiendo concesión de derechos para aprovechar las aguas que corren por los ríos denominados "De Agostitlán" y "Agostaderito", la cual solicitud se manda publicar por tres veces durante un mes en el Periódico Oficial del Estado, en cumplimiento del artículo 68 de la Ley número 65 de 23 de mayo de 1906, para que las personas que se crean perjudicadas se presenten a deducir sus derechos dentro de los treinta días siguientes a la fecha del periódico en que aparezca la última publicación. Dos estampillas de veinticinco centavos cada una, debidamente canceladas. Ciudadano Gobernador del Estado. Salvador Cortés Rubio, como apoderado del Sr. Rafael López, vecino de Angangueo, según lo tengo justificado en el expediente que se tramita en la Secretaría de Gobierno, con motivo de la solicitud presentada para obtener se conceda el uso de las aguas de los ríos de Agostitlán y Agostaderito, ante Ud. respetuosamente expongo: 138


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El Señor mi cliente me ha dado instrucciones para que rectifique alguno de los datos que obran en mi escrito de fecha diez y siete del mes próximo pasado, los cuales me fueron comunicados erróneamente. El lugar donde será construida la toma de agua y donde se abrirán los canales que servirán para conducir el líquido, así como el sitio donde será construida la planta en donde se producirá la fuerza motriz, pertenece a la Hacienda de Chaparro, correspondiente a Villa Hidalgo, Distrito de Zinapécuaro. Además y para aclarar también la solicitud antes dicha, manifiesto que el lugar donde se hará la instalación de la planta, se llama "Potrero de los Adobes" y no "Mata del Pino". Reproduciendo todos los demás puntos contenidos en mi escrito citado, acompaño a éste el plano respectivo para ilustrar las modificaciones anteriores. Con los apoyos mencionados en la solicitud anterior, A Ud. Señor Gobernador, suplico se sirva mandar agregar este escrito y el plano respectivo a sus antecedentes y que se publique el primero de ellos en los términos de la ley. Morelia, agosto 11 once de 1909 mil novecientos nueve. Salvador Cortés Rubio. Rubricado. Es copia. Morelia, agosto 20 de 1909. J. Manuel G. Real, Oficial Mayor. ARISTEO MERCADO, GOBERNADOR DEL ESTADO DE MICHOACÁN DE OCAMPO, Á TODOS SUS HABITANTES HAGO SABER QUE:

En uso de las facultades concedidas al Ejecutivo por la ley número 22 de 5 de diciembre de 1906, he tenido a bien expedir la siguiente Ley Orgánica de División Territorial de Michoacán (Continúa). 139


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Distrito de Zinapécuaro Art. 4º. El Distrito de Zinapécuaro se forma de la Municipalidad de su nombre y de las de Hidalgo e Indaparapeo. I LA MUNICIPALIDAD DE ZINAPÉCUARO, COMPRENDE: SU CABECERA, VILLA DE ZINAPÉCUARO DE FIGUEROA Tenencias: Taimeo, Ucareo, Geráhuaro, San Ildefonso, Araró, Coro, Queréndaro, Otzumatlán y Bocaneo. Hacienda: La Bartolilla. Ranchos: (de la hacienda de Queréndaro): Arenal, Yegüería, San Bernardo Tepare y Punta de la Loma. Estación de Queréndaro. Ranchos: (de la Hacienda de Santa Clara del Tulillo): Corral de Tierra, Chiquito, Comunidad y Los Dolores. A la Tenencia de Taimeo, corresponden: su cabecera, pueblo de Taimeo. Haciendas: El Rincón y El Calvario. Ranchos independientes: Carpintero, Palma, Rincón de Taimeo y Santa Cruz. A la Tenencia de Ucareo, corresponden: su cabecera, pueblo de Ucareo. Hacienda: San Joaquín Jaripeo. Ranchos anexos: Pitahaya, Camémbaro, Yerbabuena, Arenal, Ziróndaro, Cruces, Rincón del Burro, Capulín, Ucares, Loma Larga, Baños de San Pedro (fracción), Cruz de Yarín y Agua Escondida. Ranchos independientes: Fresno, Potrero, Jacuarillo, Palma, Llano Grande, Puertecito, Agua Blanca y Baños de San Pedro (fracción). A la Tenencia de Geráhuaro, corresponden: su cabecera, pueblo de Geráhuaro. Hacienda: Los Sauces. 140


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Ranchos independientes: Huajúmbaro Grande, Palomas, Guerreros, Paso de Yeguas, Charanda, Capulín, La Loma, El Salto, El Rincón y Las Mesas. A la Tenencia de San Ildefonso, corresponden: su cabecera, pueblo de San Ildefonso. Ranchos: Presa, Jaralillo, Canoas, Aguacate, Buenavista, Colorado y Fresno. A la Tenencia de Araró, corresponden: su cabecera, pueblo de Araró. Hacienda: La Trasquila y La Labor. Ranchos independientes: La Finca, Huingo y Simirao. Estación de Huingo. A la Tenencia de Coro, corresponden: su cabecera, pueblo de Coro. Rancho: La Puerta. A la Tenencia de Queréndaro, corresponden: su cabecera, pueblo de Queréndaro. Hacienda: Queréndaro. Ranchos anexos: Pantano, El Castillo, Pucuato, Aguacatillo y Zetina de Abajo. Ranchos (de la Hacienda de Santa Clara del Tulillo): Tiradores, Ojo de Agua Grande, Pueblo Viejo, La Estancia y Llano Grande. Ranchos independientes: La Palma. A la Tenencia de Otzumatlán, corresponden: su cabecera, pueblo de Otzumatlán. Rancho (de la Hacienda de Queréndaro): Boca de la Cañada. Rancho (de la Hacienda de Santa Clara del Tulillo): Rincón de Zetina. Ranchos independientes: Milpillas, Cerro Prieto, Lagunilla, Peña Blanca y San Juan. Mineral de Otzumatlán. A la Tenencia de Bocaneo, corresponden: su cabecera, pueblo de Bocaneo. Hacienda: Santa Clara del Tulillo. 141


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Ranchos anexos a esta finca: Saca de Agua, Jaral, Zapote y Ojos de Agua. II. LA MUNICIPALIDAD DE HIDALGO, COMPRENDE: SU CABECERA, VILLA HIDALGO TAXIMAROA Tenencias: San Lorenzo, San Matías, Jacuaro, Cuitareo, Huajúmbaro y El Caracol. Hacienda: Chaparro y su anexo, Rancho de La Granja. Hacienda: Santa Rosa. Ranchos anexos: Salitre, Colorín, Cerrito Amarillo, La Ardilla y Las Mesas. Hacienda: Magallanes. Ranchos independientes: La Ortiga, La Virgen, Arroyitos, San Martín, Potrero, Ciénega de Oriente, Palos Dulces, Potrero de la Majada, Tortuga, Jaral, Álamo, Rincón de Escobedo, Cañas de la Ardilla, Olla de Capulines, Olla de Birrueta, La Troje, Rincón de Arriba, Mora, Llano Grande del Norte, Plan de la Peñita, Rincón del Muerto, Tacario, Agua del Pino, La Nora, Rosa del Trigo, Capulines, Corrales, La Guaca, Piedras, Zacatonal, Venado, Beata, Llano del Norte, Rincón del Poniente, Pitorreal, Puerto, Agua Fría, Azufres, Ajolotes, Ojo de Agua, Ponces, San Antonio de las Palmas, Rosa de Maíz, Pozos, Tembendado, San José Irapeo, Seijas, Ruiz, Barranca Seca, Cútziro, Cuadrilla, Palos Secos, Aguacate del Poniente, Lagunilla, Loma, Cuchipitío, Loma Larga, Maguey, Peñitas del Poniente, Terrero, Mesa de San Isidro, Pueblito, Llano del Poniente, Oyamel, Cajones, San Gerónimo, Porvenir, Purísima, Aserradero de la Luz, Aserradero de San José, Calicanto, Soldado, Pastor, Rincón del Sur, Peñitas del Sur, Rancho Viejo, Los Espinos, Castillo, Siripeo, Metate, Yacatones, Piedra Parada, Olluelas, Sabaneta, Agua Bendita, Tinaja (1ª), Rincón de Cedeños y Llano Grande del Sur. Antiguo Pueblo de Huaripeo. Ranchos: La Huerta, El Pino, Aguacate del Sur, Ojo de Agua, Tabla Grande, Tesoro, Escobal, Rinconcito, Presa, Fresno, 142


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Albaricoque, Acebuche, Tinaja (2ª), San José, La Granja, Cuitzillos, Jaritas, Agostaderito, Buenavista, Cóngueras, Puerto de Cuitareo, Mesas, Llano del Ejido, Guaniqueo, Potrero de la Virgen, Ciénega del Sur, Calera, Gandemira y La Teja, San Nicolás y Molino de Santa Rosa. A la Tenencia de San Lorenzo, corresponden: su cabecera, pueblo de San Lorenzo. Ranchos: Jaripeo el Grande y Huizachera. A la Tenencia de San Matías, corresponden: su cabecera, pueblo de San Matías. Ranchos: Mesa de Guadalupe y El Muerto. A la Tenencia de Jacuaro, corresponden: su cabecera, pueblo de Jacuaro. Ranchos: Alta Huerta, Rincón de Rubios, San Matías, Medranos, Cuadrilla y El Cerrito. A la Tenencia de Cuitareo, corresponden: su cabecera, pueblo de Cuitareo. Ranchos: Cortijo y La Cañada. A la Tenencia de Huajúmbaro, corresponden: su cabecera, Congregación de Huajúmbaro. Ranchos: Huindó, San Andrés, Puerto de Pucuato, Cieneguillas, El Tren, Rincón de las Pitahayas, Pino Gordo, Pedregal y La Mina. A la Tenencia de El Caracol, corresponden: su cabecera, pueblo de El Caracol. Hacienda: Hacienda Nueva. Ranchos independientes: Fresno, Zapotito, Metate, San Antonio, Remblas, Chilacayote, Pitahayas, Cuitzillos, Agua Escondida, Molcajete, Tinajas, Agua del Norte, Cañada, Capulín, Cañada de los Boyeros, Palmas, Cofradía, Parota, Palos Gachos, Plátanos, Olluelas, Cebolleta, Santa Ana, La Zarza, Río Hondo, Tacario, San Rafael, Cerro Azul (de la cúspide del cerro corriente abajo), El Naranjo, Plan de los Fierros, Cerro de Peñas, Guarache y Cantarranas.

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III. LA MUNICIPALIDAD DE INDAPARAPEO, COMPRENDE: SU CABECERA, PUEBLO DE INDAPARAPEO Tenencias: de Pío, San Bartolo, Tzitzio, Copuyo y "Rafael Carrillo". Hacienda: Los Naranjos y su rancho anexo, Cañada de Agua. Hacienda: La Tepacua y su rancho anexo, El Fresno. Hacienda: Zacapendo y su rancho anexo, La Presa. Hacienda: Quirio y su rancho anexo, Agua Caliente. Hacienda: Chapitiro, Zinzimeo y La Mina. Estación de Quirio. Ranchos independientes: Chapitirito (1º), Chapitirito (2º), Pueblo Nuevo, Tierra Arada, Cañada del Moral, Estacas, Cruces, La Cumbre, Limones y La Soledad. La Tenencia de Pío se compone únicamente del pueblo de su nombre. A la Tenencia de San Bartolo, corresponden: su cabecera, pueblo de San Bartolo. Hacienda: El Zapote. Hacienda: La Purísima y su rancho anexo, San Antonio. Hacienda: La Presa y su rancho anexo, San Francisco. Hacienda: Las Trojes y su rancho anexo: Cheguayo Grande. Haciendas: Palo Blanco, Armadillos y El Venado. Ranchos independientes: Potrero Verde, Begonia, Santa Rita, Cheguayito, Cruz de Mezquite, Rocío, Santa Inés, Negrete, Alfalfa, El Sacramento, Zenzéguaro, Singuio y Puente Alto. A la Tenencia de Tzitzio, corresponden: su cabecera, pueblo de Tzitzio. Ranchos: Guanajuatito, Zacate Colorado, Nueces, Calavera, Sauz, Guaco, Saucito, Tiringueo, Queretanillo, Cofradía del Norte, Paturio, San Isidro, Palacio, Rodeo, Limón Charapeo, Calera, Agua Fría, Bosque, Guayabo, Arenal, Terrero, Yerbabuena, Cofradía del Sur, Llanos y Curitzeo. Patámbaro (pueblo antiguo). 144


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Ranchos: San Diego, La Trinidad, Agua Caliente, Timones, Rosa de Castilla, Trojes (1º), Trojitas, Aguacate, Cajete, Los Yugos, Zapote, Tocuz Mocho, Corral de Piedra, Corral Viejo, Rancho Nuevo, Peña Colorada, Toronja, Tejocote, Trampita, El Rincón, Ciénega, Saibas ó Saibar, Durazno del Oriente, La Troncha, Pantano, San Antonio, Canjillón, Tepehuaje, El Plan, Aguacates, Juntas de Ríos, Cajones, Lagunillas, Platanal, Trojes (2º), Palo Bonito y Durazno del Norte. A la Tenencia de Copuyo, corresponden: su cabecera, pueblo de Copuyo. Hacienda: Santa Rosa. Ranchos anexos: Esperanza, Chiquihuitucha, Zapotillo, Cuicateo, Sámano, Chinapa, La Bufa, El Toro, Jabonera, Aguacate, Zapotito, Agua Zarca, Iranche, Charapitiro, Río Chico, Pilas, Agua Salada, Bolsa, Pineda, Jesús, Irecha, Guanil, Tamacuas, Despensa, Agua Fría, Zurumutas, Palos Verdes, Los Llanos, Laurelito, Los Ejes, Torrecilla, Silverio, Durazno, Cerro de la Mula, Puerto de Las Latas, La Soledad, Guacamaya, Gallina, Rio Verde, El Naranjo, Majadas, El Conejo, Perico, Trojes, Duraznito y Bolaños. Hacienda: El Guayabo. Ranchos anexos: Derrumbadero, Guajolote, Cirián, Pastoría, Cajigal, Tepamal, Corral Falso, Las Mesas y Santa Teresa. Haciendas: El Tafetán y Chinapa. Ranchos independientes: Pantanos, Codorniz, Ojo de Agua, Salto, Queretanillo, La Huerta y La Laja. A la Tenencia "Rafael Carrillo", corresponden: su cabecera, Minel de La Equidad. Mineral: Chapatuato. Ranchos: Salto, Tortuga, Patambarillo, Las Mesas, Yonguio, Saucedo, Cerro del Campanario, Cerro del Astillero, Cútzio, Charapio, Chuparrosa, Jagüey, Zapote y Changungal, Granadillo, La Peñita, Crucecitas, Bufita y las Juntas. Hasta aquí el Distrito de Zinapécuaro. Ley número 22 de División Territorial de 5 de diciembre de 1906. Ciudad Hidalgo con el nombre de Taximaroa, perteneció al Distrito de Zinapécuaro. 145


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CAPÍTULO III GEOGRAFÍA DEL MUNICIPIO

1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8.

Ubicación y asentamiento Geocenia Fisiografía Hidrología Hidrografía Geotérmica Geotectónica Recursos Naturales:

a) b) c) d) e) f) g)

Silvicultura Floricultura Agricultura Ganadería Fauna Pesca Otros recursos

9. La tenencia de la tierra.

1 UBICACIÓN Y ASENTAMIENTO

E

HIDALGO tiene la forma de un polígono irregular y, según la apariencia, su silueta o contorno simula un perro lobo L MUNICIPIO DE

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en eterno avizoramiento, como "perro" fue el significado del nombre de uno de sus principales caciques de la etapa precortesiana, "Bicha", Martín Bicha ya bautizado. Situado dentro de una especie de circo geográfico rodeado por enormes barreras montañosas del Eje-Neovolcánico Transversal, forma un extenso valle de unos 25 a 30 kilómetros de largo por 12 a 15 de ancho. Desprendimientos de la sierra de Otzumatlán hacen este valle un tanto accidentado, que se une hacia el Este con el no menos extenso valle de Chupio, dentro del cual se ubica el municipio de Irimbo, antigua Tenencia de Taximaroa y actual lindero del municipio de Hidalgo. Toda su área de 1 063 kilómetros cuadrados forma parte del bastión oriental de la tierra michoacana. (D. Genaro García Pérez en su Geografía de Michoacán, tomo I, le da únicamente 929.5 Km.2) Pero en realidad la extensión municipal es la indicada de 1 063 Km.2). Su asentamiento lo constriñen las coordenadas geográficas: 19º 40' latitud Norte y 1º 14' longitud W del Meridiano de Greenwich; y los 19º 41' 19" latitud Norte y los 100º 33' 23" de longitud W del Meridiano de México. Tiene el municipio la altura media de 2 090 metros sobre el nivel del mar, media tomada de tres alturas que le consideran otros tantos geógrafos: 2 360, 2 020 y 1 885. Su demarcación territorial era muy reducida antes de la conquista, pues aun cuando llegó a ser una importantísima ciudad tarasca, en su existencia otomiana jamás tuvo horizontes dentro de la comarca donde campeaban ya el señorío o el cacicazgo, o el matriarcado o la teocracia, pero al ser convertida la ciudad de Taximaroa en cabecera de encomienda, ésta comprendía horizontes que Fr. Pablo de la Concepción Beaumont sitúa en su Crónica de Michoacán ya citada, en una línea demasiado quebrada que abarca los municipios de Hidalgo, Irimbo, Tuxpan, Jungapeo, parte de Tuzantla, Zitácuaro, Ocampo, Angangueo, Maravatío, Senguio, Zinapécuaro Indaparapeo y Tzitzio. El documento correspondiente el lector lo habrá encontrado en la primera parte de este libro, capítulo documental. Antes de 1922, sus líneas limítrofes estaban señaladas por los linderos hacia el Norte por Zinapécuaro y Maravatío; al Oriente por 147


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Irimbo y Tuxpan; al Sur por Tuxpan, y al Poniente por Tzitzio e Indaparapeo. Después de 1922, son sus linderos actuales y lo rodean los mismos municipios, sólo que al Sur ahora sus horizontes se dilatan hasta lindar con el municipio de Tuzantla. En su calidad de Distrito electoral, la extensión tiene horizontes muy ponderados bajo dos demarcaciones políticas: como X Distrito Electoral Estatal que abarca el propio municipio y los de Álvaro Obregón, Indaparapeo, Irimbo, Queréndaro, Tzitzio y Zinapécuaro; como II Distrito Electoral Federal, comprende su municipio, Charo, Indaparapeo, Irimbo, Juárez, Jungapeo, Susupuato, Tuxpan, Tuzantla, Tzitzio y Zinapécuaro. (Información obtenida en la Oficina del Registro Nacional de Electores a cargo del C. Balvino Soto Espinosa). Ambas áreas electorales comprenden una extensión, como Distrito Estatal para elecciones de Gobernador y Diputados al Congreso Local de 3 064 kilómetros cuadrados; como Distrito Electoral para elecciones de Presidente de la República, Senadores y Diputados al Congreso de la Unión, abarca una extensión de 4 857 kilómetros cuadrados, extensión casi semejante a la que tuvo cuando fue encomienda. Cada tres años Ciudad Hidalgo se convierte en el punto de mira de más de 35 000 ciudadanos que hacen de Hidalgo una sola tierra, un solo destino político, una decisión única para los devenires de todos estos municipios. Taximaroa, llamémosla así, hace más de cuatro siglos fue bastión militar; hoy la milenaria población constituye un fuerte bastión político, no en vano Hirípan e Hiquíngare le dieron la dimensión de un reino, le de Hirípan.

2 GEOCENIA Al hacer el estudio de la conformación interna del suelo municipal, las observaciones verificadas sobre yacimientos aluvionarios que se han descubierto por los tajos hechos en los diferentes caminos vecinales que van a la montaña y por las extracciones arenosas y de balastres 148


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empleados en los mismos caminos para su conformación, se ha llegado a la conclusión de que geológicamente el subsuelo del municipio presenta el carácter típico de muchas comarcas volcánicas de casi todo el Estado de Michoacán en las que predominan, superficialmente, las rocas ígneas que son en su mayoría de naturaleza efusiva. Una serie de material volcánico se ofrece en los filones mencionados y los suelos del municipio, si bien se observa a cada paso la fisonomía de estos lastres: arenas finas y gruesas, conglomerados y arcillas, formaciones metamórficas que afloran en aquellos lugares que han estado sujetos a una prolongada erosión. El roquerismo del municipio está constituido por filitas, pizarras, gnesis, esquistos, silicatos y vidrio volcánico. El vulcanismo michoacano con sus 28 elementos efusivos (volcanes) a través de los tiempos ha dado la conformación peculiar a los subsuelos y al ras de la corteza terrestre. Predominan las rocas ígneas terciarias, en su mayor parte extrusivas, esto es, emergidas, sin proyección ni derrama, de materia volcánica que llegan a formar cerros aislados, montículos que contienen basalto, andesitas, riolitas y dacitas. Otras rocas llamadas "piroplásticas" también tienen su presencia en diversas regiones del municipio, como cenizas, arenas volcánicas y otros materiales que se engloban en un nombre: cineréticos. Otro tipo de rocas llamadas sedimentarias son las calizas de las que se habló, lutitas, brechas y conglomerados. La clasificación de estos materiales se engloba en tres grandes especies: materiales detríticos, piedras y rocas ígneas intrusivas. Entre los materiales detríticos: gravas, arenas, arcillas, sedimentos aluvionarios que ocupan los valles y depresiones, son peculiares en todo el municipio; los tajos en las carreteras y sus taludes permiten observar perfectamente el acomodamiento de todos estos materiales por capas superpuestas, o bien mezcladas, a veces de un solo material. Las rocas ígneas intrusivas, material minero que se ha introducido y cristalizado entre rocas preexistentes en el seno de la corteza terrestre, como las dioritas, sienitas, pórfidos andeséticos, traquíticas y aplíticas, dan forma a los filones o vetas donde se hallan 149


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los metales que dan constitución a las minas: Chapatuato, San Andrés, El Fraile, Mil Cumbres son ejemplos de estos depósitos metalíferos, sitios que fueron explotados en el siglo XVII y parte del XVIII, hoy abandonados ya por su escaso rendimiento o por falta de empresas que las beneficien. En cuanto a las piedras propiamente dichas, generalmente procedentes y presentes en algunas localidades de terrenos de origen mesozoicos, cenozoicos, cretáceos y terciarios, ofrecen dos generalidades de ellas: las monzonitas y las traquitas. Para ejemplificar el conocimiento de ellas, ofrecemos una breve explicación sobre el diverso material que las componen: Andesitas de piroxena: Son silicatos complejos constituidos por hierro, calcio y manganeso, forman parte de las rocas eruptivas y de ellas se encuentran esparcidas y en bastante material en todo el macizo de San Andrés. Hay otro tipo de andesita: las macáceas, la mica negra llamada también biotita, materia de formación o composición ferromagnética, presente en el granito y otras rocas eruptivas. Presencia de este material el municipio lo tiene en las serranías de Huaniqueo. Riolitas: El nombre es palabra de origen griego: reo = "escurrimiento". Este tipo de piedras presentan en su composición, entre otras cosas, fenocristal de cuarzo, feldespato granítico y también biotita, sobre un fondo de grano fino y vítreo, de color claro rosado, o bien negro vítreo: el pedernal y la obsidiana. El primero es muy común en las playas de los ríos y arroyos, en minas y desprendimientos roquizos de profundas gargantas de las cañadas; la segunda, y en mucha abundancia, en los linderos con Zinapécuaro, En Epunguio, Aporo, Irimbo, Agostitlán y Cerro Azul. Rocas vítreas: Son piedras ígneas o eruptivas; intrusivas y extrusivas. Aunque la obsidiana ha sido colocada en el cuadro antecedente, en forma especializada corresponde a esta clasificación junto con la piedra pómex y la piedras que los campesinos llaman de 150


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afilar. La obsidiana no es otra cosa que rocas anhidras, vidrios perfectos de color negro, de fractura concoidal, esto es, que al ser cortada, ofrece tesituras lustrosas, pero con perfiles cóncavos y que en su convexo ofrecen la forma de una concha. En cuanto a las otras piedras, particularmente la pómex, tiene una estructura vacuolar, esponjosa; es muy ligera por las numerosas burbujas de gas aprisionado durante el proceso de su enfriamiento. Esa porosidad es un tanto más cohesiva en las piedras de afilar, pero son suaves y desbastan perfectamente el acero. Estos materiales se hallan con profusión en la región montañosa del norte y sur del municipio. Tobas: El agua corriente muy cargada de sales puede cementar a estos materiales deleznables e incoherentes que dan origen a las tobas, piedras porosas que a veces ofrecen formas fantasiosas en las cavernas donde se forman las estalactitas y las estalagmitas. Otras veces forman las tobas volcánicas o cineréticas, que no son otra cosa que aglomeración de lavas, cenizas y lapilli. Si el material de la toba volcánica es heterogéneo, entonces dan forma a las brechas volcánicas. Por su calidad ligera y porosa, este material se emplea en la industria de la construcción para la fabricación de ladrillo poroso mezclado con cemento y da lugar así al producto que se llama mortero hidráulico. Las tobas se localizan en los valles de San Pedro, Maravatío y Zinapécuaro. Pizarras arcillosas: Esta calidad de piedras son también eruptivas, se forman por deshidratación y por la acción de presiones orientadas. Las arcillas se transforman en pizarras o esquistos y forman rocas laminadas. Tienen un color gris, o negro, a veces azulado y amarillento en la superficie. Las regiones que almacenan estos materiales son Los Azufres, El Fresno, Cerro Azul y en las hondonadas entre Mil Cumbres y El Caracol. Piedras calizas: Son rocas sedimentarias constituidas por carbonato de calcio, de magnesio, de hierro, o de carbonato doble. Estas rocas contienen por lo menos un cincuenta por ciento de calcio, 151


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el resto de otras materias como fosfato y magnesio. Janamoro al Oriente; el Rincón de Dolores al Poniente y San Pedro y Cuchipitío al Norte, son regiones, principalmente, donde se localizan estos materiales. Naturalmente que la presencia del roquerismo efusivo, tanto el intrusivo como el extrusivo (rocas ocultas y rocas visibles, respectivamente) no fueron de un solo movimiento geodésico. Su distribución está indicada en las eras geológicas por las que la tierra ha transformado su fisonomía superficial y del subsuelo, y los movimientos sísmicos de la vulcanología. Aquí, sintéticamente, hacemos mención de tales eras que aclaran la geocenia de Michoacán y, por tanto, del municipio de Hidalgo. El trásico: Época evolutiva de la geología general. Tuvieron lugar en esta etapa las formaciones del trásicojurásico inferior que están representados por la arenisca y los conglomerados. El roquerismo del trásico tomó a los municipios de Maravatío, Tlalpujahua, Senguio, Tuxpan, Aporo, Hidalgo y Ocampo con parte de Angangueo. Zenozoico medio volcánico: Extendido del eligoceno al mioceno inferior, produjo la derrama de lavas, se formaron las brechas, las tobas; se produjo de la descomposición de los basaltos, predominando entonces la presencia de las andesitas y riolitas. En esta edad geológica quedaron comprendidos cuarenta municipios de Michoacán, pero abarcando el oriente, sur, centro y occidente del Estado. Cretáceo inferior: Presencia de dolomitas grises, cristales de cementos diluidos por las aguas. Las hay también oscuras con intrusiones de pedernal y yeso con ruditas, a veces, y no es poco frecuente, con incrustaciones fosilizadas de gasterópodos y pelecépodos. Este material es localizable sólo en el sudeste del Municipio: Huaniqueo, Las Grutas, El Fraile, linderos con Irimbo y Tuxpan. 152


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Cenozoico inferior: Forman esta era geológica dos periodos sucesivos: el eoceno y el oligoceno. En este periodo se formaron depósitos clásticos derivados de la erosión de las rocas preterciarias, con interestractificación de rocas volcánicas basálticas y andesíticas con predominio de materiales rojizos. Este fenómeno produce la acumulación de materias en capas superpuestas. La existencia de esta clase de rocas se hallan en las áreas municipales de Hidalgo, Tuxpan y Jungapeo, en una faja a todo lo largo de los valles y cañadas, depresiones planas bajo las tierras de sembradío y en los llanos semidesérticos de las mismas regiones. Cenozoico superior volcánico: La intrusión y extrusión verificada por el vulcanismo quedaron constituidas, principalmente, por rocas del plioceno superior con predominio de lavas y basaltos, brechas, tobas basálticas y andesitas. Fue la formación más extendida en Michoacán durante el hundimiento de la Cuenca del Balsas. Noventa municipios ofrecen la visión roquítica de este periodo geológico, comprendido entre ellos el de Hidalgo. Pleistoceno: Fue ésta una etapa geológica que presenció los movimientos telúricos más intensos, así como la continua labor efusiva de los volcanes. En esta época se formaron las grandes terrazas como la Mesa de Cóporo en Jungapeo, la Mesa del Chilacayote en Agostitlán, la Mesa de San Isidro y la Mesa de Guadalupe dentro de la jurisdicción municipal. (Cóporo significa "cerro de la espalda"). A esta etapa correspondió también la formación de mesetas y llanuras elevadas, altibajos en las laderas de las montañas, las grandes cañadas, grietas profundas y amplísimas barrancas. Los minerales michoacanos tomaron su asentamiento, se precipitaron los aluviones para formar los suelos residuales, las tobas alteradas, arenas acumuladas y lomeríos. Este acondicionamiento geológico se observa en sesenta y cinco municipios del Estado entre los que aparecen Hidalgo, Maravatío, Irimbo, Senguio, Tuxpan, Jungapeo y Zitácuaro. En el acomodamiento del subsuelo quedó 153


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formada la inmensa gruta que desde el San Andrés baja en bifurcaciones inconcebibles hasta Tuzantla. En general, dada la apreciación geológica por el Congreso Internacional de Geología, la región de Ciudad Hidalgo, singularmente, y sus comarcas aledañas, estuvieron sujetas en un tiempo considerable calculado entre los seis y siete mil años incluidos los dos mil de nuestra era, cálculo de la geóloga canadiense Iunio Paul, Nadine, disertación geológica del volcán San Andrés, 1974, inédita.—Veinte millones de años, versión actual de estudios geodésicos de la Estación Geotérmica ubicada en Los Azufres, a tremendos sacudimientos telúricos provenientes de la erupción de varios volcanes a la vez, entre ellos por su mayor empuje, el de San Andrés, que transformó la fisiografía superficial de la tierra al estado en que se le observa hoy, habiendo por ello quedado sepultadas regiones inmensas ya habitadas por el hombre. Pueblos, bosques y animales perecieron durante los terremotos trepidantes, demostrándose estos hechos con el descubrimiento de cantidad de fósiles, hojas gigantes, insectos y osamenta de hombres y animales, yacimientos de hulla en las regiones selváticas del bajo San Andrés y Cerro Azul, huellas bituminosas que pueden revelar la existencia de mantos petrolíferos en las serranías que forman la parte del Sistema Transversal que invade el municipio y que hacen los linderos entre Tuzantla e Indaparapeo. El municipio de Ciudad Hidalgo encierra en su subsuelo riquezas inexploradas, pero sí explotadas en la época inicial del dominio español gracias a los señalamientos que de estas riquezas mineras hicieran los indios, para granjearse la voluntad y dejar hartados de oro y plata a sus verdugos, aunque todo haya sido en vano. Minerales de oro, plata, hierro y cobre las denunciaron los naturales en Chapatuato, Mil Cumbres, San Pedro, San Matías, El Fraile, en el mismo San Andrés donde la explotación del azufre fue un Potosí. Hay otros materiales como caolín, feldespato, diversas clases de tezontle, arena volcánica, pizarras, piedra pómex, piedra gris porosa, de esa con que los indígenas tallaban metates y molcajetes, además, abundante material arcilloso para la alfarería y tierras de colores, 154


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barros azufranados en las lagunas termales que fueron objeto de gran estima en los tratamientos de belleza de las indias. Entre las lagunas de Los Azufres y Laguna Larga se observan hoy día grandes planicies cubiertas de arena, indicación precisa de que todos esos parajes emergieron del mar, pues no son sedimentos de río alguno, al producirse el gran doble cataclismo que dio constitución al Eje Neovolcánico y a la inmensa cuenca del río Balsas; por otra parte, ya se dijo, en las inmediaciones de los bosques de San Pedro se han encontrado yacimientos de hulla procedentes de selvas sepultadas en tantas conmociones. Por el sur del municipio, hacia la región e Agostitlán, han sido encontrados pequeños manantiales de agua sobre los que flotan ojos de grasa o aceite bituminoso con olor marcado a petróleo, de ahí se sugiere que posiblemente toda esta región hace miles de años fueron tierras al margen de los litorales del Pacífico, pues las aguas de este Océano en tiempos muy remotos ocuparon la sierra de Otzumatlán en todas sus dimensiones, desde Mil Cumbres hasta perderse en los actuales litorales michoacanos. Un testimonio elocuente de la agitación pleistocénica del Sistema Transversal es un documento que encontramos en el periódico oficial del Gobierno del Estado, el número 66 del 16 de agosto de 1903. Se trata de un contrato celebrado con el propio Gobierno y el Lic. Adolfo Celada para tender una línea de ferrocarril que partiendo del Agostadero —hoy Agostitlán de Benedicto López— pasara por Taximaroa e Irimbo y fuera a entroncarse en un punto conveniente de la línea de la línea del Ferrocarril Central Nacional de México. El objeto de este ferrocarril era transportar en fuertes cantidades carbón de hulla que en reservas incalculables se encuentran en suelos profundos de Agostitlán, un recurso que entonces hubiera elevado sin límites la economía de dos municipios, Tuxpan y Taximaroa, pues Agostitlán todavía entonces pertenecía al primero de ellos, y a la vez —dice el contrato— serían protegidos los bosques contra la tala inmoderada que desde siglos incontables se venía haciendo no sólo para la utilización de la madera, sino para tener combustibles de leña, carbón y ocote. 155


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Un caso por demás insólito, pues los yacimientos de San Pedro y Agostitlán siguen intocables; y en cuanto la proyecto del ferrocarril se ignoran los motivos que impidieron llevarlo adelante, pero sí se sabe que se hicieron los trazos, fueron abiertas las brechas para tender la vía que de Agostitlán bajaba a Taximaroa por la Granja, Sabaneta y Pucuato y que tales brechas fueron utilizadas veinte años después por los señores Olivares y Solías para tender los rieles para el tráfico de armones. EL SUELO El suelo es la parte superficial que llamamos también costra terrestre donde crecen, se desarrollan y se multiplican los vegetales y que en parte aprovecha el hombre para sus tareas agrícolas y darles pastoreo a sus ganados. El suelo no es otra cosa que el resultado de la desintegración y descomposición de las rocas mediante la acción del agua y de los vientos, fenómenos que física y químicamente transforman los elementos orgánicos en humus, o tierras propicias, agente primario de la función ecológica vegetal y animal. Suelo y subsuelo son dos elementos en función diversa. El primero es la capa permeable, penetrable a las raíces, provisto de un manto vegetal, asentado en cierta dimensión de grosura sobre las capas del subsuelo constituido por materiales inalterables y no sujetos a la acción de los elementos externos. En la formación de los suelos intervienen otros agentes, como la inclinación de los mismos, la salinidad y la falta de drenaje por su negativa inclinación. Además, tanto el viento como el clima intervienen en la calidad y aspecto del suelo, así su formación está seleccionada en suelos primarios, secundarios, terciarios o coluviales, aluviales y cólicos. En su orden de citación, son suelos primarios aquellos que se forman sobre la roca madre y ésta queda sepultada bajo su fragmentación; son suelos secundarios cuando el material deleznable es arrastrado a distancia de la roca madre y ésta queda en 156


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descubierto; los suelos coluviales están formados por el deslizamiento natural por gravedad de los polvos que han sido acarreados por esta acción física en sus corrientes, y, finalmente, si las disgregaciones moleculares que al constituir capas han sido trasladadas por el viento, los suelos reciben el nombre de eólicos. Entre otras clasificaciones de suelos afectados por la demasiada precipitación pluvial, la carencia en parte o total de ella, la falta de vegetación o el demasiado declive, nos las ofrece el Dr. en Geografía Genaro Correa Pérez en su obra Geografía de Michoacán: a) Tierras calcificadas; b) tierras podsolinizadas; c) tierras lateralizadas; d) tierras gleicizadas; e) tierras salinizadas y f) tierras edaifolizadas. Verificada la investigación corresponde al municipio de Hidalgo, diremos que sus suelos encajan entre la clasificación de las podsolinizadas. La formación de este tipo de suelo afecta a cincuenta municipios del Estado, naturalmente que Hidalgo está entre ellos. La podsolinización de estos suelos se presenta principalmente en los climas templados y fríos lluviosos donde la capa pulverizada conserva los sílices y arrastra hacia el fondo los humus y los óxidos de hierro y aluminio a niveles inferiores. Los suelos sujetos a este fenómeno químico llamado lixiviación presentan un aspecto de color café o gris y ofrecen una capa de cierta profundidad, de color oscuro, rojizo o amarillento, "según sean las zonas volcánicas de actividad más reciente". Estos suelos son especialmente forestales, no recomendables para la agricultura, son tierras altas y de taiga, especiales para el desarrollo de la conífera. La FAO, Organismo de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, ha catalogado los suelos michoacanos en nueve o diez grupos, en uno de ellos están los que corresponden al municipio de Hidalgo, el Andosol, suelos formados por cenizas volcánicas ricas en cristales y condiciones húmedas y frías. En su contenido arcilloso presentan sustancias radiomorfas. Estos suelos son de montaña con bosques y pastizales que contienen gran humedad y porosidad, son de buena fertilidad, aplicable a la reforestación y a la agricultura. En resumen, el suelo del municipio de Hidalgo, montañoso y con extensos valles, mesas, joyas y depresiones, es arcilloso y arenoso, de 157


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color negro, café, amarillento, poco profundo, conserva suficiente humedad y en general, sobre todo las tierras de regadío, polvillas y barriales, son de buena calidad en las partes bajas donde hay acumulación aluvionaria. La escrepa, al hacer la limpia de canales, proporciona abundante manto limoso, así, bien aprovechado el procedimiento escrepario, los plantíos mejoran la calidad de su humus haciéndolas más fértiles y abundantes. Al hablar de la tenencia de la tierra en el municipio se expondrá el porcentaje convertido en hectáreas de las diversas clases de tierras no por su constitución, sino por el uso que se les da.

3 FISIOGRAFÍA La fisonomía natural de la superficie terrestre del Municipio, su aspecto como paisaje natural, esta obra de la naturaleza al conformar la costra terrestre con todos sus accidentes, es el objeto de esta parte de la Geografía Física. Nuestro Estado de Michoacán, panorama accidentadísimo en su estructura y en el que se ha considerado su historia geológica, nos brinda entre otras cosas el análisis de sus grandes zonas erosionadas y los beneficios de sus áreas aprovechables para encuadrar en provincias homogéneas todas las regiones de las que se han marcado cinco regiones fisiográficas: a) Las Planicies Costeras del Pacífico; b) La Sierra Madre del Sur; c) La Depresión del Balsas; d) El Sistema Volcánico Transversal y Valles intermedios; e) La Depresión del Lerma o Altiplanicie. El municipio de Hidalgo encaja dentro de la tercera provincia fisiográfica: la del Sistema Volcánico Transversal. "Este Sistema está constituido —dice Genaro Correa Pérez— por rocas ígneas extrusivas arrojadas por incontables volcanes". El Sistema Volcánico Transversal está conectado en la parte meridional con la Altiplanicie Mexicana, llamándose también Eje Neo-Volcánico, con desprendimiento en el Nevado de Toluca. La actividad volcánica 158


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del Sistema, por sus indicios geológicos, se hace patente que procede del mioceno al plioceno con prolongación al holoceno, que permite la presencia de volcanes modernos y movimientos telúricos consistentes, a veces ruinosos, como fueran los repetidos sismos de enero de 1979, registrados en esta parte oriental de Michoacán aun cuando sus epicentros se hayan localizado en las aguas del Pacífico, frente a las costas de Guerrero. El plegamiento teutónico verificado en el cretáceo superior dio origen al levantamiento de los grandes volcanes del Estado y a las depresiones o valles exorreicos, es decir valles monoclinables que permiten a las vertientes un mismo deslizamiento de las aguas que se echan en el mar. En sus prolongaciones y derivaciones, el Sistema Volcánico Transversal recibe diversos nombres. En el este de Michoacán el Sistema se conoce con el nombre de Sierra de Otzumatlán —también Mil Cumbres—, que es la continuación de la Sierra de Acuitzio. Mucho más hacia el este se desprende del Gran Sistema la Sierra de Tlalpujahua que en el desfile de su cadena toma los nombres de Cumbres de Angangueo, sierra de Zitácuaro, Maravatío, San Andrés o Cerro Grande ya en el norte, Mil Cumbres en el poniente y Cerro Azul en el sur. Este último ramal, la sierra del Cerro Azul que se infiltra hasta Tuzantla, remata en la hermosa sierra de Cucha cuyos picachos en forma de torres, rasgan el cielo brumoso de la Tierra Caliente. Dentro del Sistema Volcánico Transversal destacan setenta cumbres o eminencias elevadas, cuatro de ellas viejos volcanes: San Andrés, el Pico de Quinceo, el Jorullo y el Paricutín, el más reciente. Dentro del municipio sobresalen once cimas de montañas de respetable consideración: 1. 2. 3. 4.

Cerro de Huajúmbaro con 3,170 metros. Cerro de La Cabeza (límite con Queréndaro) 3,155 m. Cerro de los Azufres (lindero con Zinapécuaro), 2,987 m. Cerro de San Andrés o Grande, (lindero con Maravatío) 3,690 m. 5. Cerro del Pinal (lindero con Tuxpan), 2,974 m. 6. Cerro de El Fraile (lindero con Tuxpan), 2,875 m. 159


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7. Cerro Puerto Morillo (lindero con Queréndaro), 2,979 m. 8. Cerro El Chaparro, 2,842 m. 9. Cerro Azul (lindero con Tuzantla), 2,892 m. 10. Cerro del Macho en Agostitlán, 2,780 m. 11. Cerro Mesa del Burro, 2,820 m. En torno a la Cabecera Municipal, sin verificación de alturas, son muy conocidos los cerros de "La Caldera", "Peña del Indio", "Cañada de la Virgen", "Citareo" y "El Rincón" hacia el sur; "San José", "La Luz", "Ventero", "San Rafael" y "Pino Gordo" hacia el oeste; además, perfilan aun más cerca de la ciudad un cordón de lomeríos: "Los Tres Pasos", "El Capulín", "La Poblana", "Los Pavos", "La Angostura" y "La Ladera" o "Loma del Camote". Otra fisonomía superficial la constituyen las depresiones o hundimientos suaves de grandes porciones de tierra en forma de planíos, llanuras, tierras laborables, cañadas, joyas. Son extensos los planes de San Pedro, Huaniqueo y Agostitlán; Pucuato, Sabaneta y Mata de Pinos, depresiones, hoy son vasos de almacenamiento de agua para regadío; joyas de Birruete, Capulines y Olluelas. En el Diario Oficial del Gobierno de Michoacán Nº 10 del 2 de febrero de 1908, encontramos un trabajo descriptivo del cerro de San Andrés que dice así: "El San Andrés: Un verdadero foco volcánico cuya meseta bastante extensa es el lugar donde se señorea la vegetación, embellecida por la límpida cristalización del azufre, cuyos reflejos nacarados y metálicos están en combinación con las arenas y los ocres de varios colores diseminados en masas minerales indistintamente. Las rocas, filones metálicos y todo el conjunto en donde la corteza terrestre erizada de altas peñas o desgarrada en profundas hendiduras parece que se complace en desplegar a la vista humana toda la variedad de formas y colores. Allí pedruscos enormes de granito de pórfido, aquí rocas calcáreas llenas de rastros orgánicos y más allá indicios marmoleados, areniscas que alternan con la marga y la sal. En medio de estas masas multicolores, por todas partes brilla el cuarzo cristalizado, el jaspe, el feldespato de reflejos prismáticos y tantos otros elementos caprichosos de aquel lugar". 160


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Es el autor de esta descripción el señor D. Felipe Violante, Prefecto que fue de Zinapécuaro y dedicada al señor Gobernador del Estado D. Aristeo Mercado.

4 HIDROLOGÍA Determinar los volúmenes de agua de que se puede disponer en cierto lugar ya sea para irrigación, generación de electricidad o servicios de agua potable o potabilizada, es el objeto de la Hidrología, una parte de la Hidrografía a cuyas consecuencias está sujeta aquélla. El aspecto hidrológico del municipio de Hidalgo ofrece cualidades extraordinarias en atención a que su cuenta hidrográfica es, más que variable, constante en su deslizamiento. Bajo la denominación de Distrito de Riego Nº 45 Tuxpan, el Sistema Hidrológico del municipio está controlado en forma organizada por una oficina de servicio administrativo, experimental, de proyecto y trazo que en la actualidad está a cargo del C. Ing. Julio Márquez Cabrera, estando adscritos a sus órdenes 83 empleados distribuidos entre servicio administrativo, vigilantes de vasos, aforadores, canaleros y equipo de conservación. El área de 4,279 hectáreas de tierra laborable que se benefician con el Sistema Hidrológico para su riego, han requerido el almacenamiento de las aguas corredizas de los afluentes del río Grande o Tuxpan: Agostitlán, Arroyo Agostitlán, río Pucuato, Arroyo Pucuato, ríos Castillo, Sabaneta, Monte Obscuro y Arroyo Sabaneta. Este almacenamiento de aguas requirió la construcción de tres vasos o presas: Agostitlán, Pucuato y Sabaneta. Vaso de Agostitlán o Mata de Pinos: Con una capacidad de 16 550 000 metros cúbicos, tiene un escurrimiento anal de 788 940 metros cúbicos de los que son aprovechados 388 800 metros cúbicos, pues en el derrame de su vertedero escapan 9 y medio millones de 161


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metros cúbicos al año. La cortina de este embalse tiene una longitud de 109 metros y una altura de 25 metros. La cortina está construida con roca y tierra, en estas condiciones el vaso puede bien sobrepasar a los 17 millones de metros cúbicos de almacenamiento. Prácticamente, de esta presa, sólo son disponibles 15.500,000 metros cúbicos. Vaso de Pucuato: Construido el dique con tierra y roca, la cortina tiene una longitud de 215 metros y una altura de 16. Su capacidad es de 11.300,000 metros cúbicos, pero son disponibles únicamente 10 800 000 metros cúbicos. Por su vertedero escapan para continuar la afluencia del río alimentador, 4.600,000 metros cúbicos al año. Vaso de Sabaneta: El embalsamiento de esta presa tiene una capacidad de 5.500,000 metros cúbicos, son disponibles 5.400,000 de ellos. Construido como los otros vasos con tierra y roca, la cortina tiene una longitud de 230 metros y una altura de 22. El río Sabaneta es el alimentador de la presa, por su vertedero se derraman dos millones de metros cúbicos al año que establece la continuidad de la afluencia del mismo río. Para el suministro de aguas para el riego de las tres presas se han derivado de ellas canales cuya longitud total englobada alcanza 112.6 kilómetros; de estos canales se hacen derivaciones laterales que en su conjunto transportan las aguas necesarias para el riego de las 4,279 hectáreas de tierra labrantía. Estos canales son los siguientes: Ciudad Hidalgo: Con una capacidad de escurrimiento de 110,451 metros cúbicos anuales, de ellos, prácticamente, sólo son aprovechados 108,300 metros cúbicos. El resto vuelve a la corriente general del río grande. Cuchipitío: Con una capacidad de escurrimiento de 788,940 metros cúbicos anuales, son únicamente aprovechados 388,800 metros cúbicos, el sobrante vuelve a la corriente normal del río grande, o sólo es alimentado en su embocadura para la cantidad utilizada. Chaparro: Con capacidad de 788,940 metros cúbicos, sólo conduce a los campos de riego 388,800 metros cúbicos. 162


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San Ángel: Con capacidad de escurrimiento de 1.577,880 metros cúbicos anuales, sólo conduce 777,600 metros cúbicos. San Lucas: Con capacidad para llevar a las sementeras 5.522,580 metros cúbicos, sólo alimenta en los riegos 2.721,600 metros cúbicos. El Porvenir: Fue construido para conducir 1.735,668 metros cúbicos anuales, pero sólo lleva ordinariamente 855,699 metros cúbicos. El Tecolote: Este canal tiene una capacidad de escurrimiento de 1.577,880 metros cúbicos, cantidad suficiente para el regadío de las tierras a que fue destinado. Hay otros canales, Turundeo, Cofradía y el Alto Tuxpan que son inyectados por las mismas aguas del río Grande y sus afluentes, pero su utilización en el riego se ubica dentro del área municipal de Tuxpan aunque perteneciendo al mismo Distrito de Riego. Otra fuente hidrológica la constituyen los manantiales y escurrideros esparcidos por el municipio y que proporcionan un escurrimiento anual de 22 678metros cúbicos. Son zonas de estos vertederos Santa Rosa, San Lorenzo y Cuchipitío. Otros manantiales que son puramente de recreo por su contenido sulfuroso y su termalidad son alrededor de unos 30, destacándose Los Azufres, Laguna Larga, Los Ajolotes, San Pedro, Bañito Agrio, San Lorenzo, Jaripeo y San Lucas. Dentro de la misma población hay un manantial ubicado en los patios del Instituto Morelos y cerca del lugar los ojos de agua El Pavo y El Tinaco de servicio potable. De esta manera, con todo se hace la Unidad Hidrológica del municipio de Ciudad Hidalgo. Influyen decididamente en el mantenimiento de los caudales las precipitaciones pluviales. En el Sistema Volcánico Transversal a que pertenece el municipio de Hidalgo, con una elevación media de aquél de 1,500 metros de altura sobre el nivel del mar, las precipitaciones medias anuales se consideran entre 800 a 1,300 mm. Al hablar de la climatología se hará la exposición cuantificada del ambiente de este municipio en que las lluvias se presentan entre los meses de junio a septiembre, siendo de 90 a 130 días los considerados como lluviosos. Para conocer los volúmenes de escurrimiento medio anual de que se puede disponer, se han instalado estaciones hidrométricas en 163


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diversas corrientes: El Fresno sobre el arroyo del mismo nombre, a 400 metros del aserradero del mismo nombre y a una altitud de 1 901 metros sobre el nivel del mar; un aforo sobre el río Taximaroa, otro más en el río Chaparro que recibe los sobrantes del río Agostitlán; hay otros dos aforos, uno sobre el canal del río Hidalgo y otro, el de Los Escurrideros sobre el río Huajúmbaro que recoge las aguas vertientes de la región. Todo este Sistema Hidrológico corresponde a la Cuenca del río Cutzamala que cubre una extensión superficial de 13,963.75 kilómetros cuadrados, donde la precipitación media anual alcanza 1,106 mm. El escurrimiento promedio anual de la Cuenca se considera en 2.669,365.226 metros cúbicos. Este escurrimiento tiende a disminuir, pues el riego en un futuro será necesariamente incrementado, como sucede en Hidalgo donde será elevada la fertilización a unas 1 100 hectáreas más sobre las ya beneficiadas hasta hoy. En la Cuenca General del Cutzamala el volumen incrementado llegará a los 1.108,400.000 metros cúbicos anuales sobre el gasto de irrigación actual que llega a 288.600,000 metros cúbicos anuales, beneficiando en toda la Cuenca a 14,430 hectáreas, por lo que el coeficiente medio anual de escurrimiento en la Cuenca del Cutzamala es de .19 m. Todo este material hidrológico durante inmemorables años permaneció ocioso. Fue hasta la colonización cuando las aguas municipales fueron empleadas para el servicio doméstico, la irrigación y la industria. El consumo de ellas se verá al hablar del agua potable y de las solicitudes para el empleo de las aguas corredizas para canalizarlas en forma privada, establecer industrias sobre las corrientes y la electrificación.

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5 HIDROGRAFÍA La Hidrografía del municipio de Hidalgo, dada su vertiente sureña, corresponde en su totalidad a la Gran Cuenca del Río Balsas, a través de la Sub-cuenca del río Cutzamala, del que ya se han asentado algunos conceptos generales en cuanto al volumen promedio anual de sus aguas. Esta Sub-cuenca cubre una superficie de 7,120 kilómetros cuadrados, siendo la 6ª en dimensión de entre las doce subcuencas que forman la afluencia del Balsas que se vacía en el Pacífico. El río Cutzamala es el más importante afluente del Balsas, por lo que considerado así, creemos necesario presentar una total formación, haciendo uso de los datos que el ya citado Genaro Correa Pérez nos ofrece en su primer tomo de la Geografía de Michoacán. El río Cutzamala "Es de los principales afluentes del río Balsas y se une a él por su margen derecha". Sus formadores más importantes son los ríos Purungueo, Tuzantla o Zitácuaro y Tilostoc. El río Purungueo tiene su origen en varias corrientes que nacen en la sierra de Mil Cumbres, que al unirse reciben el nombre de río Copullo, después el de río Chimipa y posteriormente el de Purungueo. El nacimiento de este río se encuentra dentro del municipio de Morelia. El río Zitácuaro, el segundo de los afluentes del Cutzamala, tiene tres vertientes en su afluencia: Sierra de San Andrés en Hidalgo, Cumbres de Angangueo y sierra de Zitácuaro. Con el nombre de río Agostitlán (en su curso es llamado Grande, Turundeo, Tuxpan y Jungapeo) nace en los contrafuertes del Cerro Azul. Este río recibe las corrientes de los arroyos Agostitlán, El Salitre, el Aguacate y el Zendi; las de los ríos San Pedro, El Zarco, Aporo, El Muerto, El Angangueo o Chiquito y La Plancha, desembocando ya con el nombre de Jungapeo en la margen derecha del río Zitácuaro después de haber recorrido 150 kilómetros. Sobre el río Zitácuaro desembocan los ríos San Juan y San Isidro, los arroyos de Ziráhuato y Cedano, y con el nombre de río Herrerías, se vierten todas estas aguas en la presa de El Bosque con salida hacia 165


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el sur. Su corriente así corre nuevas distancias hasta encontrarse con el río Enandio, formando en él la bellísima catarata o Salto de Enandio; llega a Tuzantla, recibe este nombre, pasa por Tiquicheo y San Lucas con el nombre de río Atascadero, abajo de estas poblaciones se precipita sobre el Cutzamala que en parte tiene corrientes vertidas del Estado de México, como el río Ostoc, sigue su descenso hasta encontrarse y mezclar sus aguas en el Río Balsas, que desemboca en el Pacífico. Otros arroyos que se unen al Cutzamala en Tuzantla: Totongo, El Olivo, El Salitre, Dos Ríos y Copándaro. De esta manera, desde Cerro Azul hasta la confluencia con El Balsas, se cubren los 7,120 kilómetros cuadrados de superficie que cubren la Sub-cuenca del Cutzamala, arteria fluvial que abarca una fracción enorme del Estado de Michoacán donde la vegetación variada de los climas fríos, templados y tropicales influye en un buen porcentaje a los estiajes o delimitaciones del caudal escurridizo y del infiltrado para la conservación de la humedad de los suelos propicios. De los 221 manantiales importantes registrados en el Estado, ya se dijo, 30 corresponden al municipio de Hidalgo, todos ellos se realimentan mediante la infiltración de las lluvias aparte de su natural afluencia constituida por corrientes subterráneas, prolongadas y constantes que tienen su origen en el cerro de San Andrés. Existen otros numerosos ojos de agua en el medio rural para el servicio doméstico unos, otros, con mayor emanencia, cubren el riego de pequeñas áreas de sembradíos o son utilizados para abrevaderos. El empleo libre de las aguas del Río Grande creó muchos problemas al gobierno del Estado, por lo que éste expidió en 1888 una ley, la Ley General de Aguas, publicada en el periódico oficial número 49 del 21 de junio de ese año. Así, en lo sucesivo, todos los usuarios se vieron obligados a solicitar su uso. De estas solicitudes hemos logrado obtener algunas: 1902. El 17 de diciembre de este año, D. J. Guadalupe Contreras solicitó el sobrante de las aguas de riego tomadas de los manantiales llamados "Ojos de Agua" ubicados a uno y medio kilómetros de Taximaroa y a un lado del Camino Real. Firmaron la solicitud 166


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Cristóbal y Luis Marín. La solicitud fue publicada en el periódico oficial Nº 9 del 29 de enero de 1903. 1903. El 19 de febrero de este año, D. José Guido, por la señora Bárbara Espino Vda. de Marín y por la hija de ésta, la menor Carolina Eustorgia Marín, solicitó el uso de las aguas del río Cuitareo para la irrigación de tierras de bienes de D. Gil Marín, aguas que desde 1759 se venían utilizando en el regadío del rancho denominado El Porvenir en una capacidad suficiente para las 13.5 caballerías de tierra, igual a 183 fanegas de sembradura, que pertenecieron a la antigua hacienda de San Jerónimo. Esta solicitud fue publicada en el periódico oficial número 68 del 23 de agosto de 1903, solicitud que fue contestada autorizando una toma con capacidad de 180 litros por segundo. El 12 de julio de este mismo año y publicada en el periódico citado anteriormente, fue solicitada por D. José Olivares una toma de agua del río San Pedro con capacidad de 300 litros por segundo, aguas que serían canalizadas tomándolas de la presa La Mora y para el riego de los ranchos de El Tular y Las Palmas. 1906. El 17 de diciembre el D. José Ma. Olivares, dueño de la hacienda de Chaparro, solicitó del gobierno del Estado el aprovechamiento de las aguas del río San Pedro para regadío de las tierras de la hacienda de San Jerónimo, a razón de 300 litros por segundo. 1909. Periódico oficial número 28 del 2 de mayo de este año. Don Máximo Martínez hizo solicitud de aprovechamiento de aguas del río Grande o Taximaroa en una capacidad de 600 litros por segundo para regadío, establecimiento de un molino de harinas y una planta hidroeléctrica, solicitud renovada, pues ya la había presentado el 16 de marzo de 1905. Según el periódico oficial número 92 del 18 de noviembre de 1909, D. Alfredo Bouolon presentó solicitud de aprovechamiento de aguas del río Grande y sus afluentes: Aguacate, Agostitlán y Taximaroa, para establecer plantas hidroeléctricas y en la capacidad necesaria para su alimentación. Los molinos de harina de San Ángel, San Francisco y Blanco ya establecidos antes de la promulgación de la Ley General de Aguas, se 167


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habían acogido al derecho municipal para el uso de las aguas del río Grande, pero sus dueños tuvieron que pedir que les fuera confirmado el aprovechamiento. Igual cosa sucedió con el uso que de estas aguas hicieron los dueños de la Cía. Textil "La Virgen", pues ellos aparte del canal, habían construido la presa y gastaban no poco caudal, pero no les fue difícil que les confirmaran el uso de ellas para este menester en vista de que, años atrás, el Gobierno había celebrado contrato con la Empresa y entre las condiciones quedaba estipulado que durante 15 años la Compañía estaba exenta de todo impuesto. Hoy los molinos como la hidroeléctrica del de San Francisco han desaparecido, la Fábrica empela un mínimo, todo el caudal, también muy disminuido, es almacenado como se ha dicho; el cauce del río se ha convertido en arroyo, pero sigue su curso en la línea de herradura que tiene la corriente.

6 GEOTÉRMICA Concurren en el ambiente término y climatológico varios elementos meteorológicos y físicos terrestres: forestación, precipitación pluvial, humedad en el viento, movimientos del aire, las ondas aéreas del mar a la costa y de la tierra al mar, elevaciones y depresiones terrestres, el residual de los insumos energéticos y de combustión y, finalmente, los niveles geográficos de las regiones y sus depósitos acuáticos. Técnicamente, la climatología está sujeta a determinados conceptos de referencias geográficas, como son las isotermas (régimen térmico), las isobaras (meteorismos) y las isoyetas (precipitaciones). Atendiendo al concurso de elementos y de referencias isotérmicas que afectan la climatología del municipio de Hidalgo, expondremos algunos conceptos explicativos sobre estas referencias. Las isotermas son líneas imaginarias que pasan uniéndose en todos los lugares sujetos a una misma temperatura, como cuando 168


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ocurre en las "isotermas de julio", las de mayor temperatura muy generalizada, aunque, concretando, las isotermas de enero son las más frías y las de mayo las más elevadas de calor. Según esto, el régimen térmico comprende cuatro regiones generales en el Estado dentro de su isotermia: A, Bh, Ca y Cb. Ciudad Hidalgo está dentro de la isoterma Ca, que es un régimen medio templado, lluvioso, con temperatura media mensual del mes más cálido, superior a los 22º. Morelia, Pátzcuaro, Zamora, La Piedad, Zitácuaro, Zinapécuaro, Maravatío y Cd. Hidalgo están contenidos dentro de esta isoterma. Las isobaras también son líneas imaginarais que conjuntan regiones sujetas a una misma presión atmosférica. Estas isobaras son analizadas entre los meses de enero a julio. La presión atmosférica en las regiones del norte o pegadas a él, y que ofrecen declives notables, son superiores a 1 011.9 milibares —unidad de medida de la presión atmosférica—, equivalente a 762 mm. durante el mes de enero. Esta presión determina la presencia de masas de aire frío, seco, de tipo monzónico, como acontece en el municipio de Hidalgo por su horizonte norteño en los meses de enero y febrero, preludiándose en algunos años, los tempranos inviernos a partir de noviembre y diciembre. Tal presión influye definitivamente sobre el tipo de vientos en las estaciones extremas, siendo entonces dominantes los venidos del Este y Nordeste, calificados como vientos alisios. A Cd. Hidalgo le corresponden los vientos del Este con intensidad máxima de "2". La escala de densidad de los vientos es como sigue: a) Vientos de calma, "0", con una intensidad de 0.0 a 1.8 kilómetros por hora. Se distinguen en forma práctica cuando el humo se eleva verticalmente y las hojas de los árboles están inmóviles. b) Vientos débiles, "1", con una intensidad de 2 a 14.5 kilómetros por hora. Las hojas de los árboles se mueven y se agitan un tanto las banderas.

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c) Vientos moderados, "2", corren a una velocidad de 14 a 25 kilómetros por hora. Flotan las banderas, se agitan las hojas de los árboles y se mueven algunas de sus ramas. d) Vientos intensos ó algo fuertes, "3", se mueven con una intensidad calculada entre los 55.1 y 39.4 kilómetros por hora. Los árboles se estremecen zumbando su follaje. Por este estudio se concluirá que los vientos ordinarios en el municipio de Hidalgo están comprendidos dentro del grupo "2", o sea a una intensidad promedio de 14 a 25 kilómetros por hora. Desde luego que no deben excluirse los demás tipos de vientos, siempre de acuerdo con la presencia de las masas frías o calientes de aire de que se hablará más adelante. Las isoyetas son otras líneas imaginarias que se unen en los puntos que tienen igual precipitación pluvial. Una isoyeta común calculada en 800 mm. anuales promedio, es la que penetra por Guanajuato hacia el nordeste michoacano, invadiendo en estas regiones los municipios de Contepec, Irimbo e Hidalgo, sale del Estado por Maravatío y regresa a Guanajuato. hay otra entrada isoyética con valor de 1,400 mm. que también penetra por la parte nordeste y más extrema de Michoacán procedente de Morelia, e invade los municipios de Hidalgo, Maravatío, Zinapécuaro, Queréndaro, Angangueo, Senguio, Ocampo, Tuxpan y Zitácuaro. Así las lluvias hacen su presencia en estos lugares con el valor ya dicho de las isoyetas. La Humedad es otro factor climatérico tan decisivo en la ecología, que sin tal factor la existencia en la tierra sería imposible. Esta humedad no se refiere al suelo, sino a la que contienen los vientos. La humedad se calcula en tanto por ciento, correspondiendo un valor de entre 50 a 70 por ciento las humedades que abarcan al Sistema Volcánico Transversal. En el mes de enero en estas regiones invaden masas de aire frío y seco, y masas de aire seco y caliente, entonces la humedad es baja. En julio estas mismas regiones son invadidas por masas de aire caliente y húmedo, entonces la humedad 170


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es alta, provocando la nubosidad atmosférica, origen de la precipitación pluvial. El panorama climatérico de Ciudad Hidalgo como cabecera del municipio es como sigue: En las partes altas de los canales Hidalgo y San Lucas el clima es semiseco con invierno y primavera benignos; en las partes bajas de los canales Hidalgo y Tuxpan el clima también es semiseco con primavera e invierno indefinidos. Las temperaturas registradas son:

1970

Temp. ºC.

Máxima a la intemperie Mínima a la sombra

33.8º C 21.5º C

Media en ambos sitios Mínima general

15.5º C 1.5º C

Año de 1974 Máxima exterior: 35.0º C

Mín. Ext. 4.0ºC

Información posterior técnico-científica obtenida de la Estación Geotérmica "Los Azufres", nos obligan a hacer fuera ya de su lugar este apéndice morfológico que establece edades impresionantes en la existencia del San Andrés. La edad geológica de las rocas que afloran en el municipio de Hidalgo es muy amplia. Esto se debe a que éstas han sido formadas en diferentes eventos geológicos, quizá desde el Paleoceno hasta el Cuaternario, en un periodo de tiempo mayor de 60 millones de años, según la tabla de tiempo geológico elaborada por F. W. Eysinga, en 1971. Las rocas aflorantes en esta región son prevalentemente de tipo volcánico (ígneo extrusivo), que presentan estructuras en formas de domos y coladas de lava, cuya composición es variable desde rocas básicas, representadas por basaltos y andesitas, hasta rocas muy ácidas compuestas de riolitas y obsidiana. Subyaciendo a los productos volcánicos, existen en menor proporción, rocas sedimentarias de origen probablemente marino representadas por areniscas y lutitas. 171


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La actividad del Eje Neo-volcánico se inició, es muy probable, en el Mioceno, hace unos 20 millones de años, y se ha prolongado en el tiempo hasta el Cuaternario reciente, como lo muestra la actividad volcánica del Paricutín. En este lapso de tiempo las rocas han sido afectadas por diferentes eventos tectónicos, los cuales provocan grandes fracturas a nivel regional, como las que se observan en el área de Los Azufres. La edad de las rocas que forman el cerro de San Andrés no se ha datado en forma absoluta por métodos radiométricos, pero correlacionándola con dataciones de rocas conocidas, se le atribuye una edad de 2 a 3 millones de años, situándolo en el Plioceno superior. En los límites del Municipio de Hidalgo existen pocos volcanes de corte clásico que presenten un cono de escoria y sus derrames de lava. En su lugar existen aparatos de forma dómica, como los de la sierra de San Andrés y del Fraile, que se forman así, debido a la viscosidad del magma. (Información experimental de la instalación geotérmica ubicada en Los Azufres).

7 RECURSOS NATURALES La obra de la naturaleza ha sido pródiga con el municipio de Hidalgo al ser influida por los excelentes elementos pluviométricos de su ambiente general, por su geología y por sus suelos armonizados que enfocan su acción física en la ecología natural que se desarrolla favorablemente en todas sus áreas, ofreciendo intensidad de recursos variados que desde tiempos inmemoriales vienen aprovechando sus moradores. Tales recursos ofrecen hoy en día un regular y ordenado aprovechamiento dimanado del control oficial determinante que sobre ellos se tienen, no carentes, sin embargo, de sistemas 172


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clandestinos que están dañando irreparablemente el trabajo de siglos de esa naturaleza privilegiada en que geográficamente la región oriental michoacana ha sido colocada dentro de la rica y fértil zona del Sistema Volcánico Transversal, a que corresponden las cuencas del Balsas y del Cutzamala, la sierra de Otzumatlán, que gozan de todos los climas y de los mejores suelos del Estado. De esos recursos naturales, los silvícolas, como ingrediente natural, y en que la mano humana interviene a veces en su renovación, son un factor determinante en el ingreso económico de la comunidad que vive de tales recursos en una proporción del 60 por ciento, si no es más; los recursos agropecuarios, actividad dimanente de las urgencias alimenticias, también es fecunda labor en que la naturaleza compensa los esfuerzos del hombre multiplicando la ecología animal como consecuencia de la vegetal; la transformación industrial de los productos extrativos tanto renovables como no renovables de que dispone el Municipio y otras materias primas que se hacen llegar para proteger la pequeña industria y las artesanías, complementan el cuadro de los recursos que decididamente constituyen el fundamento de la economía municipal, bien manifiestos en su movimiento comercial y el recurso bancario. Por ser la silvicultura el principal elemento del ingreso comunal, sobre ella se darán los primeros informes mediante algunos antecedentes geográficos. Razón biológica de la presencia de determinados vegetales en la región, aparte del clima y la morfología del suelo, lo son también fundamentales la luz, la temperatura, los vientos, la humedad y las precipitaciones pluviales. Todos estos factores influyen directamente en el índice valoral de la riqueza silvícola de una región. El área municipal de Hidalgo es una región altamente biótica que puede considerarse de transición entre las distancias neártica y neotropical del Sistema Volcánico Transversal, pues el tipo de sus bosques corresponden a la selección vegetativa mixta entre coníferas y encinales, oyameles y madroños; cedros, fresnos y ailes. Esta variedad de vegetación se localiza en altitudes que alcanzan de los 2,300 a 2,600 y hasta 3,000 metros sobre el nivel del mar y en 173


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suelos de formación geológica con rocas ígneas, sedimentarias y metamórficas, predominando las pizarras arcillosas, areniscas y margas, con rocas intrusivas y extrusivas; aquí los suelos se muestran de una textura limosa, de color café y amarillo, permeables y donde el humus adquiere espesores hasta de un metro, conservando durante el año un buen porcentaje de humedad que permite el perenne verdor de su follaje. El drenaje en los días de lluvia es rápido, pero la infiltración es lenta, lo cual permite al líquido alcanzar profundidades hasta de 15 metros; pero no obstante ello, las superficies erosionadas en estos suelos llegan a alcanzar hasta un cincuenta por ciento de la porción húmeda, favoreciendo así la reforestación, renglón del principio renovable para la feliz conservación de los suelos antes que se produzca el extrusivismo. a) Silvicultura Relacionando el aspecto general de la silvicultura y su condicionamiento a lo que corresponde al municipio, históricamente la explotación de sus bosques tuvo inicio con una auténtica tala despiadada desde hace más de treinta siglos con la presencia de sus primeros pobladores. En Hidalgo, como en todo el país, la destrucción de sus inmensas selvas fueron objeto de irracional aprovechamiento, tanto para la obtención de combustibles como para habitación y los descampados para asentar los poblamientos y verificar los sembrados, precisamente en los suelos abonados por los huinumos, la blanda tierra, el mucho humus y, técnica innata, darles paso a la luz, al sol, al viento. No por otra cosa llamaron los matlazincas y los aztecas Tlaximaloyan a este lugar: "lugar de carpinteros". Era el suelo, antes de su poblamiento, una verdadera taiga que para sus fines los religiosos "talaron los montes, arreglaron el pueblo y limpiaron tierras para dedicarlas a una agricultura más aprovechada y más técnicamente trabajada". Los bosques del municipio de Hidalgo han sido objeto de gigantes y duraderas explotaciones ya negociables 174


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desde 1590 con la presencia de los primeros colonos en intervalos de cada diez años por una previsora ley de conservación: leña, carbón, vigas, morillos, tejamanil y tabla constituyeron esta explotación durante tres y medio siglos; al ser instalados los ferrocarriles, a los anteriores productos se agregó el labrado de durmiente, que en medio siglo los bosques de encino rindieron millones de éstos. Por 1885, quizá un poco antes, apareció el primer aserradero en Chaparro con don Pomposo Solías, a partir de él se produjo la imitación y la explotación formal de madera aserrada, tomó su cauce definitivo y hasta hoy día en que el oro del aserrín enriqueció a muchos y empobreció a otros, hizo millonarios a los compradores de montes y empobreció a los dueños de ellos. Millones de metros cúbicos de madera aserrada han salido de los montes del Municipio. Antes, carretas tiradas por bueyes, después furgones de ferrocarril, hoy los incontables caminos conducen a diferentes partes del país miles y miles de metros cúbicos de madera aserrada. Primero madera labrada, después trozo aserrado, hoy, antes de derribar un pino se le sangra con la extracción de su resina, industria que introdujo a fines del siglo pasado el mismo D. Pomposo Solís. Fuertes explotadores de los productos de la selva fueron D. Regino Sánchez, los hermanos Antonio, José, José Mª Olivares, su sucesor D. Isaías; José y Luis Montoya, Clicerio Molina. Hoy, otra generación de nuevos empresarios, después de la veda impuesta a pedimento del General Cárdenas por el Presidente Manuel Ávila Camacho en Michoacán, los bosques se están vaciando: resina, trozo, brazuelo, leña industrial y de combustible forman un río incontenible que vienen a transformarse en maderas aserradas, aguarrás y colofonías, breas; cabos, palillos, muebles y otras artesanías que han clamado ya la organización de una Unidad Industrial Maderera Oriental, desgraciadamente no lograda, pero que al fin y al cabo la extracción y transformación de estos productos silvícolas producen en el municipio una derrama que mantiene miles de hogares.

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b) Floricultura Desde los tiempos más remotos como dádiva de México al mundo, entre tanta planta ornamental que ha alcanzado mercado internacional, se hallan la flor de Noche Buena, Pañolanda ó Poinsettia, la bugambilia, la amapola y no menos de cien variedades de orquídeas. Entre las más comunes de éstas últimas por su vida doméstica, casi no faltan en los hogares el laurel y la vara de San José. Pero en los campos hay infinidad de plantas que ofrecen, en su tiempo, hermosa inflorescencia, como el girasol, la flor de San Juan, el mirto, el aretillo, el floripondio, la carne de doncella, la cinco llaga, la flor de árnica, el cazahuate, el zempazúchitl o flor de muerto, el jazmín, la flor de teja, la cabezona, la aceitilla, la maravilla, el quiebraplatos y, entre todas y muchas más de la jardinería domiciliaria, como flor nacional, ofrecemos al mundo la dalia silvestre y la de cultivo. La variedad de plantas ornamentales que se pueden admirar en residencias, simples casas y aun en los huertos de las habitaciones rurales son plantas aclimatadas, muy vistosas, de gratos perfumes que se cultivan en prados, jardineras y maceteros, pero sin llegar a ser de recurso natural para fuente de ingreso que signifique afluencia. En los últimos 25 años el cultivo industrial e intensivo del gladiolo ha proporcionado una muy buena fuente de trabajo de ingreso familiar, habiendo en la población cuatro o cinco negociaciones especuladoras de esta planta de demanda mundial en los actuales tiempos, en sus diversas variedades. La semilla o bulbo del gladiolo fue importado primeramente del Japón, después de Bélgica y Holanda, actualmente de los Estados Unidos. Por desgracia el exceso de nitrógeno que demanda la planta, empobrece rápidamente las tierras; cierto que los abonos químicos vigorizan a ésta, pero con todo y eso acaban por no rendirle al floricultor las utilidades convenientes para llevar adelante esta industria y los floricultores han tenido que emigrar a regiones muy apartadas como Uruapan, Apatzingán, Guanajuato, Querétaro y el Estado de México; entonces el mercado de la flor no se hace dentro de 176


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la población. Viveristas de Zitácuaro, Coyoacán, Xochimilco, Morelia y Pátzcuaro, introducen al mercado de Ciudad Hidalgo flores y plantas ornamentales ya en su primer tiempo de desarrollo. Los árboles ornamentales como el fresno, el cedro, el sabino o ahuehuete y el colorín, entre otros, también son originarios de estas tierras de Mesoamérica, por esto están multiplicados en muchos pueblos de climas fríos, templados y semitemplados. Hay un grupo de plantas que se llaman "domesticadas" que a la par de no ser propicias para determinados climas, han sido importadas de otros países y continentes: el laurel de la india, el trueno, la jacaranda, la mimosa, el hule; de extracción tropical han sido domesticados en la región de Cd. Hidalgo, el tabachín y la galeana. La geografía de las plantas es un elemento amplísimo, una cuestión de análisis más profundo. Son tantos los elementos que integran la flora tlaximaloyana, especialmente en cuanto concierne al orden medicinal. Yerbas que se cultivan en huertos y prados o se procrean silvestres por todos los campos, unas de tipo común en todo el país, otras de ambiente exclusivamente michoacano, algunas regionales, exclusivas del municipio, tras las cuales los herbolarios vienen en busca, aunque según el decir de ellos, el provecho de la planta medicinal es congruente sólo en comarcas extrañas a su aclimatación, es decir, que las yerbas medicinales dan mejores resultados las de climas fríos y templados en ambientes tropicales y semitropicales y viceversa. Apuntaremos algunos nombres de la flora medicinal residente de estas regiones orientales del Estado, aunque no totalmente exclusivas: adormidera común, albahaca, anisillo, alhucema, amapola, anémona, apio cimarrón, árnica, arrayán, artemisa, bejuqillo, berro, borraja, cabellera de elote, campanilla, cardo santo, cedrón, consuelda, coronilla, chupamiel, espinillo, espuela, girasol, gordolobo, grama de limón o té de limón, habas, helechos, heno, hierba del sapo, hierba doncella, hinojo, hongos, jarilla, jazmín, lampazo, laurel común, lengua de vaca, liga, llantén, malva, manzanilla, maravilla, manrubio común, mastuerzo, mejorana, menta, moras, musgo, negro (yerba del), níspero, nogal, no me olvides, orozuz o palo dulce, palo amarillo, 177


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pasto pelillo, perejil, pies de gato, piña de pino, poleo, retama, romero, ruda, salvia, sándalo, sauco, siempreviva, té de tilo, tomillo, toronjil, trébol, violeta, verbena oficinal, yerba contra espanto, yerba de pollo, zarzaparrilla. Pudieron faltar muchas más, pero no fue lograda la completa investigación ni el conocimiento medicinal de otras muchas plantas entre las que están incluidas no pocas arbóreas. La biología botánica del municipio es riquísima en elementos medicinales, pocos ya usados, muchos ya tratados en farmoquímicas industriales en importantes laboratorios que los regresan en soluciones, esencias, extractos, saponificados y en líquidos inyectables. Exceptuando la extracción maderera y resinosa como vegetación industrial de que ya se ha hablado, los chaparrales o matojos, el zacatón, el pasto, la grama y una variedad de otras yerbas no mencionadas como el liendrudo, la zoromuta, la jara, el barredero, el cardo, el chicalote, el huizache, la uña de gato, el limoncillo, la retama, el tepozán, y otras hacen la maleza de bosques y cerros sin vegetación, de ordinario útiles en determinados casos de enfermedad. Pero en sí, éstas y otras como el palo de tinte amarillo, el encino rojo, el capulincillo, todos los tipos de agaves, algunos de los que se extraen jugos, cortezas, raíces, hojas, semillas y flores que tienen aplicación en la farmoquímica como aglutinantes, fibras textiles, preparados químicos, perfumería, soluciones básicas, colorantes y bebidas fermentadas. Las plantas alimenticias, medicinales e industriales se multiplican en incontables variedades y aplicaciones, ya experimentadas por los campesinos, herbolarios y gente observadora. c) La Fruticultura No es hoy ya sin duda parte de la selva el elemento frutal, pues aunque sigue siendo silvestre el tejocote, las demás frutas que produce el suelo municipal corresponden a la actividad humana de los plantíos hechos ya sea en forma secular o en la forma técnica del 178


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repoblado, pero todo ello interesa grandemente al ingreso familiar y da ocasión al trabajo, al comercio y a la industria de conservación. Los recolectores de semillas y frutos en tiempos precolombinos indican claramente que los frutales existían entre los bosques que visitaba el hombre experimentado y cuando éste se hizo sedentario, y habiendo descubierto la forma de reproducirlos, domesticó las plantas y tuvo al alcance de su mano fuera de la choza los frutos propios del clima en que el individuo se desenvolvió. Cuando los españoles pusieron su planta en tierras mexicanas, los diversos grupos humanos poseían, aunque fuera rudimentariamente, ciertas técnicas para el cultivo de frutales, complemento de su dieta alimenticia. Es bien sabido que no todos los frutales apetecen el mismo panino para sustentarse, generar desarrollo y propiciar su reproducción. Los niveles del suelo, la temperatura y los efectos pluviométricos influyen decididamente en la fruticultura regional. Ciudad Hidalgo tiene la suya ya de origen, pero en estos últimos tiempos con la modificación hidrométrica tan sensible y tornadiza, se ha logrado aclimatar ciertas especies de frutales en lugares donde ayer fue ponderadamente imposible de reproducirlos. Como frutales silvestres dentro del área municipal, el hombre pudo obtener el ya citado tejocote, la tuna, el capulín, la zarza, el granjeno, la pichecua y los ucuares; traídos a aclimatar por los indios fueron la guayaba del Perú y el zapote blanco de Honduras. De los frutales traídos por los españoles que se aclimataron en Taximaroa fueron el higo, el durazno, la pera, el chabacano, la naranja, la lima, el limón, el aguacate, la nuez. Últimamente, ya de estos tiempos, nuestros fruticultores introdujeron los frutales injertados: ciruela, pera, melocotón, la naranja china, el perón y la manzana. Todo se produce en abundancia, ya hay una demanda en el consumo local y fuera del municipio; las reservas o excedentes se vienen industrializando en los dulces cristalizados, la conserva, las mermeladas, los ates y la fruta seca.

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d) La Agricultura El sedentarismo otomite ocurrido, según versiones históricas en las edades del mundo, hará unos veinticinco siglos. Y fue el motivo de la agricultura y la cría de animales quienes incitaron al indio a establecerse en un lugar. Fue entonces su agricultura un tanto incipiente cuando ellos aprendieron a domesticar el maíz ('detha' en otomí' yoxippa, también xipetoteca, el dios, "nuestra propia carne"). Este cereal de tanta importancia nacional ya no es discutible que se trata de una planta originaria de América, aun cuando no existe dato alguno documental que precise su exacto origen en este Continente. El maíz ya no es conocido en estado silvestre, y hoy en día, ha perdido totalmente la facultad de reproducirse sin la intervención del hombre. En estado silvestre fue conocido por el hombre americano, lo llamaron teizonte (Euchlaena mexicana). La gramínea silvestre, si aun se encontrara, podría cruzarse con el actual maíz con excelentes resultados. Esa fue la mutación lograda por nuestros indios haciéndola la "semilla sagrada". En códices, representaciones en alto y bajorrelieves y en granos encontrados en tumbas prehispánicas, esa semilla no acusa variantes notables después de su domesticación, no obstante la transcurrencia de milenarios años en que se pierde la memoria de este descubrimiento alimenticio. El maíz, pues, en el Nuevo Mundo dio origen a la agricultura mexicana, a la otomiana en Taximaroa, así como el trigo lo fue en los siglos bíblicos para los pueblos orientales. Desde la "coa" (chuzo), primer instrumento de labranza usado por el hombre americano, el arado de tracción humana con reja de madera, el arado de tracción animal con fisga de acero traído por los españoles con el uso de los bueyes de labranza, el arado de alas con tiro de mulas o caballos, el tractor, la sembradora, la cultivadora, la cosechadora hasta los modernísimos aparatos de cultivo, han hecho evolucionar la primitiva agricultura aun en la misma preparación de la tierra con el surco profundo y el auxilio de los fertilizantes, la multiplicación de las especies de semillas y la aplicación de los sistemas de rotación, riego, dirección del surcado y la construcción de 180


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mesetas con mayor vigencia de las empleadas por los naturales en sus tiempos para las tierras altas y con notable declive. Desde luego que el círculo biológico de la agricultura con los antecedentes del consumo hasta la defecación, indiscutiblemente están sujetos a la conformación geológica del suelo y al ambiente hidrotérmico que sujeta los periodos de siembra, riego y cosecha, intercalados los beneficios a la planta. No toda la tierra es laborable, pero puede llegar a serlo si el hombre, aplicando todo su ingenio, la experiencia y el conocimiento científico y la técnica mejorada, descubre los medios para hacer desaparecer los eriales y páramos en sementeras prolíficas y campos de sana ecología vegetal. De los 1,063 kilómetros cuadrados que tiene de superficie el municipio, o sean un millón setenta y tres mil hectáreas, damos por descontadas las 117,361.25 hectáreas de arbolado y no arbolado, pero montañoso, quedarían para siembra 945,750 hectáreas, pero dentro de esta extensión deben considerarse las siguientes calidades de tierra: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7.

Pastizales. Tierras erosionadas. Tierras tepetatosas o calizas. Tierras ocupadas por los pueblos y poblados. Tierras ocupadas por las instalaciones industriales y pecuarias. Caminos, presas, ríos, arroyos y manantiales. Tierras de matojo y roquerío extrusivo.

Todas estas tierras, impropias unas para el cultivo, otras por estar dedicadas a obras realizadas por el hombre, nos dan idea de su ocupación y del beneficio que prestan o pueden prestar: pastoreo, cultivo de frutales, magueyes, nopales, abrevaderos, cercas, cuitzillos, corrales y otros usos. Por otra parte, dado su nivel geográfico y su acercamiento a las fuentes de irrigación, en el municipio, como en todos los del Estado, las tierras de sembradío se agrupan como sigue: 181


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a) b) c) d)

Tierras de riego. Tierras de medio riego. Tierras húmedas. Tierras de temporal.

Ahora bien, ya sabemos que reciben agua por gravedad 4,279 hectáreas; no existen tierras de medio riego ni de humedad. Las tierras de temporal alcanzan una extensión de 7,900 hectáreas que sumadas a las de riego, el total de tierra que se cultiva en el municipio es de 12,179 hectáreas, quedando desocupadas 943,460 hectáreas en cada uno de los siete grupos ya citados, más las 117,361 hectáreas que corresponden al área forestal, suman 1.060,821 hectáreas que están fuera de la agricultura por las razones apuntadas en el primer grupo de tierras que se menciona, toda una inmensidad de suelo en que el hombre muy poco avanza para ocuparlas con rendimiento provechoso, pues, da pena decirlo, en Ciudad Hidalgo se mira hoy en día más el despoblamiento de los bosques en aumento de la tierra desértica. Posiblemente viñedos, aguacateras, huertas de frutales, magueyeras industriales, higuerilla, zacatón, papas y aun flores de los climas regionales, disminuirían la desproporción de la tierra que sólo sirve para decir: "Esta es mi parcela", "este es mi rancho", y el ganado enflaquecido trisca de entre el polvo y la sequedad la brizna de pasto o yerba que medio la alimenta. Al iniciarse el coloniaje en Taximaroa vino el aprovechamiento de ciertas corrientes de agua para el sembradío más intensivo. Tales escurrimientos fueron captados mediante simples zanjados o canales de madera, que con los años, aquéllos fueron profundizados y ampliados. Entonces surgieron las tierras de riego, antes todas de temporal. El riego cambió el sistema de cultivo del maíz, frijol, chile, tomates, habas, calabazas, únicos cereales y legumbres que entre los naturales eran cultivados no por los hombres, sino por las mujeres, pues aquéllos se dedicaban en forma exclusiva a la caza y a la pesca de que ésta abundaban los ríos en sus aguas aun no contaminadas. 182


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Frailes y colonos introdujeron el resto de cuanto hoy se cultiva en el municipio: trigo, avena, cebada, chícharo, tomate rojo, hortalizas, forrajes, en un tiempo la vid, la caña de azúcar (en Chapatuato y El Caracol), y la morera. Casi cincuenta millones de pesos ingresaron a la economía de todos los agricultores. Cierto que su trabajo es ímprobo, que sólo a base de caros fertilizantes lograron hacer altos rendimientos y que con no poca frecuencia los temporales destruyen todos los esfuerzos. Reconocerles a los agricultores que sus siembras son el alma del sustento humano, es un acto de toda justicia. Bien que esos millones vayan a elevar su nivel de vida y a mejorar sus patrimonios. e) Ganadería La industria pecuaria no existió antes de la invasión hispánica. Animales de pelo y pluma, batracios, reptiles, peces e insectos, siempre al alcance de los obstinados cazadores, formaron parte de la dieta alimenticia del indio, aunque en sus tratos y necesidades comerciales la caza de estos animales llegó a ser intensiva para surtir la demanda en los mercados durante sus tianguis. Los expertos cazadores que usaron sucesivamente la piedra, el palo, la honda, la cerbatana, el arco y la flecha y la lanza como proyectiles además de la trampa, la liga y la red para obtener vivos los animales, con el ejercicio físico y la tozuda paciencia en el acecho, la cacería era para los naturales una verdadera profesión que practicaban con insólito delirio, pues con su destreza sabían que culminaban su importancia dentro de la tribu, en el amor de las mujeres y en el gobierno primero con parte del Consejo, después como reales jefes, o por lo menos obtener un grado militar en el ejército, jamás organizado, pero siempre dispuesto a defenderse y a acometer. Las provisiones tanto de las carabelas de Colón como de los navíos que formaron las flotas de Francisco Hernández de Córdoba, Juan de Grijalba, Hernán Cortés, Pánfilo de Narváez y cuantas siguieron para llegar a estas tierras mexicanas, contenían carne en 183


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seres vivos: cerdos, ovejas, cabritos y gallinas. Estos fueron los primeros animales domésticos que llegaron a México. Las necesidades del trabajo en la agricultura, el transporte y otros factores prodigaron la importación de toda clase de ganado, y como las praderas estaban vírgenes, exuberantes, pródigas, la crianza se hizo fácil, la reproducción animal muy cuantiosa, pronto las haciendas — en términos de ganado— significaron, durante el coloniaje, un verdadero hormiguero de reses, ovejas, cabras, cerdos, caballos, mulas, asnos y aves de corral. Fue entonces que se hicieron renombradas las famosas estancias, haciendas después, en términos de propiedad o tenencia de la tierra. De los estancieros a los hacendados, de éstos a los rancheros y al final los campesinos, ejidatarios y pequeños propietarios, pasó la suerte en forma sucesiva del derecho de la crianza o actividad pecuaria. Ya sujetos los naturales, les fue preciso tener el permiso oficial directamente del virrey, para criar sus animalitos, usar de cabalgadura los de montura y carga, usar armas punzo-cortantes, desde el cuchillo, el puñal y la espada. Hojeando expedientes del Ramo de Indios nos encontramos con documentos que hablan de estos particulares en forma intensiva, siempre a nombre de los "indios principales", ya por su ascendencia, ya por méritos en el servicio de la Corona. Las epizootias, el consumo y la exportación llegaron a frenar con alarmante mengua la crianza y propagación de los diversos ganados. No obstante hubo propietarios de manadas, rebaños y piaras en que jamás se supo el total de su existencia; la demanda en aquellos tiempos de la colonia era muy corta, el consumo insignificante, como se recordará por el documento número 1 de los 31 que se han dado a conocer antecedentemente, donde a Juan Díaz se le otorga un permiso para que tomando de su ganado, matara una res cada semana. Las enfermedades en el ganado son endemias que en los actuales tiempos a base de tratamientos preventivos se les mantiene a raya, pero ha habido tiempos singulares en que este control resulta ineficaz: bien las reses, las ovejas, los cerdos, los caballos, sobre todo 184


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las aves de corral padecen epizootias graves de tiempo en tiempo. En 1642 hubo una epidemia regional en que murieron por miles toda clase de animales domésticos. Tres siglos después sucedió un acontecimiento trágico con la presencia en México de la fiebre aftosa (1946-1950). Aun quedan remanentes de aquella tremenda tragedia bovina durante la administración del gobierno del Presidente Lic. Miguel Alemán. Muchas cosas se conjugaron entonces: díceres, experiencias, verdades dolorosas, especulaciones, pero tragedia al fin en que los rostros soleados y ásperos de los campesinos se humedecieron al ver que a son de tiro con el "rifle sanitario", eran sacrificadas ante su vista sus reses en un intento nacional por erradicar la terrible peste, simulación, según unas versiones, para mejorar la planta del ganado mexicano dañado con el esparcimiento en los pastizales de sosa cáustica pulverizada; según otras, la realidad sin precedente de la invasión pestífera de la famosa fiebre, singular del ganado. Lo que haya sido, fueron cientos de miles los animales sacrificados, y para evitar la contaminación, en inmensas fosas cavadas por máquinas buldozer sepultaban a los animales sacrificados, sus dueños fueron indemnizados y así el gobierno en la Campaña Antiaftosa gastó millonadas que proporcionaron los Estados Unidos. Según otras apreciaciones sólo fue determinante el interés de esta nación en vender a México una cantidad de vaquillas y terneros que no tenían ya mercado. En Ciudad Hidalgo se vieron desfilar columnas y columnas de ganado, se vaciaron los ranchos, no eran reses sino personas las que morían a cada disparo, según el sentir de los afligidos campesinos que lloraban a sus difuntos como niñas de sus ojos. El cementerio de El Pavo, bajo las arenas y muy cerca del río, recibió cientos de animales sacrificados. El cupo de la fosa puso en sospecha a muchas personas, hicieron vigilancia de espionaje y confirmaron sus presentimientos. Camiones venidos de otros lugares hacían carga con los animales muertos en el día para llevarlos como carne a los mercados de otros lugares. No era carne enferma, pero el sacrificio se había consumado. 185


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El ganado americano no vino, pero del norte del país vinieron los troncos de mulas para sustituir a los bueyes. El campesino se acostumbró a ello, pero siempre suspiraba por la vaquita y el becerro, por la música de los bramidos de las vacas llamando a sus hijos, el mugido del buey llamándose al trabajo y el bramar del toro para congregar a sus vacas. "Orines del buey y majadas del ganado, calientan la tierra, y eso hace falta", decían los inconsolables labradores. A las mulas siguió la presencia del ganado cebú, el caso del ganado estaba resuelto con la cruza, pero el ranchero goza con la tenencia de vacas y bueyes de origen mexicano, ganado de rancho, de poca leche, pero de mucho trabajo. Tres censos, 1970, 75 y 78, nos dan el índice pecuario de estos bienes cuyos recursos hoy en día, dados su precios, ya son una verdadera fantasía, así con cualquier número de cabezas el propietario se siente afortunado, con una base firme en lo económico, su consagración por la cría reviste para él tanta o mayor atención que a las siembras. Hace unos cincuenta años una vaca o un buey de suficiente carne y gordura no pasaba de costar $60.00; hoy apenas con ese dinero ni un medio kilo de filete se puede comprar. Especies Bovino Ovino Caprino Porcino Caballar Mular Asnal Aves de corral Colmenas

1970 28 125 9 270 1 882 19 080 2 340 900 1 899 218 340 715

1975 31 250 10 300 2 092 21 200 2 600 1 000 2 110 223 000 1 000

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1978 34 375 cabezas 12 360 " 2 412 " 25 440 " 3 120 " 1 125 " 2 321 " 248 700 " 1 200 cajones


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Producto bruto de carnes de consumo, año de 1978 Especies Bovino Caprino Porcino Aves

Sacrificados 2 220 1 812 1 980 116 358

Kilogramos 420 920 27 940 192 240 1 279 938

Importe $ 25 255 200 00 $ 223 520 00 $ 738 960 00 $ 38 298 140 00

Datos tomados de la Estadística Mensual por manifestaciones de degüello en la Tesorería Municipal. Nos parecen muy bajas las cifras de cerdos y cabras, que bien pueden elevarse en un 15 ó 20 por ciento de sus totales. No aparece el consumo del ganado ovino. Estas cantidades pueden variar según los meses. La base oficial para este informe correspondió al mes de enero de 1979. La leche y los huevos son hoy objeto de intensiva producción, dado que los niveles de vida han mejorado en todos los medios y, por lo tanto, la dieta alimenticia de las familias se ha mejorado introduciendo en ella el consumo de mayor cantidad de leche y huevos. De acuerdo con las estadísticas más recientes, las que correspondieron al año de 1978, obtenido el promedio entre las familias que consumen ambos productos, se ha llegado a la conclusión siguiente: En 1970 había 48,881 habitantes en la cabecera del municipio, sobre esta cantidad se censaron 10,376 familias de las que 7,091 tomaron leche de uno a siete litros por familia; para 1978, siendo la población ya de 59,159 habitantes, el número de hogares se incrementó en un 8.26 por ciento, equivalente a 857 familias más, haciendo hoy un total de 11 233 familias hasta 1978. No toda la leche que se consume en Ciudad Hidalgo es producida en el municipio, parte de ella, quizá hasta en un treinta por ciento, es introducida de otros municipios: Irimbo, Tuxpan, Aporo, singularmente, pero en cálculos extraoficiales se hace referencia de que en el territorio municipal entre las 34 375 reses que integran el recurso bovino, habrá unas 2 400 vacas de ordeña, correspondiendo 187


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al ganado de establo unas 500 cabezas o algo más. El consumo indicado está verificado por día. Derivados de la leche: queso, crema, mantequilla, jocoque y requesón. Estos productos no están calculados ni en cantidad ni en precio, una vez que las estaciones del año intervienen en la producción de leche, así cuando hay exceso de producción y la leche no alcanza a ser consumida, se procede a la elaboración de los derivados de ella bajo los cálculos siguientes: Para obtener un kilo de queso se necesitan 10 litros de leche. Para obtener un kilo de mantequilla se necesitan 2 litros de crema. Para obtener un litro de crema se necesitan 10 litros de leche. Para obtener un litro de jocoque se necesita 1 litro de leche. Para obtener un kilo de requesón se necesitan 20 litros de suero. El consumo de huevo ha sido censado en 1970 también por grupos de familia entre las que lo consumen y las que no lo hacen. Únicamente utilizan huevos en sus alimentos 5,320 familias. La producción de huevo en un noventa por ciento no es municipal sino de introducción de granjas y almacenes. En las cantidades anteriores no están incluidas las piezas que se consumen al ser industrializadas en panes, dulces, gelatinas, pastelería, bocadillos, helados, rompopes, chocolates caseros, cremas y otras variedades de alimentos, huevos que posible, seguramente se elevan a mayores sumas de las gastadas en alimentación directa de este producto avícola, pero de este consumo no hay control alguno sobre su mercado en vista de que su procedencia no es de un solo lugar. Los expendedores en el mercado, en misceláneas, abarroteras y aun depósitos en dulcerías al mayoreo, no ofrecen datos concretos ni promedios de venta. Los censos tantas veces citados de 1970 y 1978 —censos agropecuarios— nos ofrecen otro interesante dato que es preciso no soslayar. Es el consumo de pescado y mariscos, pues aparte de que en el municipio se producen algunas especies del primero, debidamente 188


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refrigerados se traen pescado y mariscos tanto de la ciudad de México como del puerto de Manzanillo y Morelia. g) Fauna En términos actuales la zoografía emprende el análisis habitacional de todas las especies de animales tomando en consideración que el hábitat de éstos está sujeto a la hidrometría y a la biología vegetal. Dos grandes porciones continentales hacen los zoógrafos para ubicar la residencia habitual y peregrina de los animales: la neártica comprendida desde el extremo más septentrional del Continente Americano hasta el Centro de la República Mexicana; la otra porción desde este centro mexicano hasta la Tierra del Fuego, en Argentina, es decir, arriba y debajo de la línea geográfica del Ecuador. El Estado de Michoacán corresponde a la parte superior, la neártica, en que hacen su presencia los climas fríos, templados, semitemplados, tropicales y semitropicales. De acuerdo con este análisis térmico geográfico, la ecología animal propia de Ciudad Hidalgo se distribuye como sigue: Animales de pelo: Ardilla, al sur del municipio. Armadillo, al norte y sur. Cacomixtle, al sur y norte. Conejo, al centro y norte. Conejo de Castilla, norte y sur. Comadreja, norte y este. Coyote, norte y oeste. Gato montés, este y oeste. Liebre, al oeste. Puma, norte inmediato al centro. Mapache, al norte. Tlacuache, al sureste. 189


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Zorrillo, al oeste. Zorra gris, al este. Venado cola blanca, al sureste. Tejón, a orilla de los ríos. Tlacoyote, al oeste. Animales de pluma: Gallina silvestre, al norte y noreste. Codorniz, al filo de los montes y a orillas de los sembrados. Huilota, al centro y noreste. Pato prieto, al oeste. Pato cabeza roja, entre este, oeste y norte. Torcaza, al centro. Pato cuaresmeño, entre este y oeste. Pato tzotzoria, el sureste. Gallareta, en Mata de Pinos, Sabaneta, Pucuato y Laguna Verde. Chichicuilote, en los mismos lugares y en el Río Grande. Aguililla, al centro. Águila, en el centro, sur, este y oeste. Gavilancillo, en el centro y sur. Cuervos, en las montañas de riscos solitarios. Quebranta huesos, al norte y centro. Auras, en las sierras altas. Jilguero, en los montes cerrados. Sinsonte, en los bosques profundos. Mulato, en los bosques espesos. Calandrias, en las taigas. Trigueros, en los sembradíos. Pechoamarillo, a orillas de los altos bosques. Cardenales —petirrojos—, en los campos. Lechuza y tecolote, en ríos y arroyos sobre la arboleda.

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Hay otras aves que son migratorias como el gorrión, la golondrina, el tordo, la urraca que comparten la vida humana en huertas, jardines, arboledas caseras. Reptiles: El escorpión, en los montes entre las rocas y bajo el huinumo. La lagartija, en todas partes entre las ruinas, las rocas y las cercas de piedra. Los crótalos o víboras de cascabel, en las regiones andésicas extrusivas o roquerizas. El alicante o zencuate, bajo las rocas y grandes matorrales. El coralillo, en las llanuras semidesérticas, huizachales y tierras erosionadas, particularmente dentro de algunos hormigueros. El hocico de puerco, en los lugares pantanosos. El bejuquillo, en los montes cerrados, entre la maleza y las lianas. Las víboras parada y negra son de tipo anfibial, se las encuentra en las represas, depósitos de agua naturales, presas y lagunas de agua dulce. Quelonios: La pequeña tortuga habita en las zanjas, arroyos y manantiales ocultos. Batracios: El sapo, la rana cantadora y la rana comestible. Estos animales buscan los sitios húmedos y pantanosos. La rana comestible a orillas de lagunas y presas. Peces: Anterior a la Conquista y durante la Colonia, antes de infectarse el agua de las corrientes fluviales, abundaban el bagre, la trucha, la 191


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carpa, el camarón y el cangrejo de agua dulce. Hoy sólo existen mediante viveros. La cría es conservada en las presas gracias a las vedas y reglamentos de pesca. Se ha calculado que en los viveros de Pucuato anualmente se mantiene un proceso de cría por más de tres millones de especímenes. Insectos: De las 80 mil especies que se han reconocido de estos pequeños animales que existen en América, el municipio tiene una representación de casi todos ellos. Nos eximimos de la tarea de catalogarlos, sólo haremos mención de un artrópodo, la mariposa, y de éstas, una especie singular, la mariposa monarca, de color anaranjado y filos negros. Este animal es migratorio, originario de Canadá. En invierno recorren en vuelo diario a razón de 148 kilómetros por jornada, los 3 702 kilómetros que nos separan de la ciudad de Ontario. Durante el trayecto de vuelo se verifica el proceso sexual; los machos, satisfechos, regresan al Canadá, muy pocos logran llegar. Las hembras siguen su vuelo en conglomerados que forman verdaderas nubes. Quince días después de su ayuntamiento, empieza el desove, generalmente sobre la planta que se llama cizaña, pues siendo ya orugas, éstas gustan para su alimento de las hojas de esta planta, por lo que se les llama también mariposas de la cizaña. En los meses de septiembre, octubre y noviembre se ven estas mariposas en los campos y entre los breñales. Iniciado aquí el invierno, regresan las madres con sus hijos nuevamente al Canadá. Hay mariposas que han logrado hacer tres o cuatro de estos viajes migratorios. El proceso sexual sigue en idéntica forma durante los vuelos, las mariposas desovan aquí y desovan allá. El maestro zootécnico y sabio catedrático sobre la materia en la Universidad de Toronto, Ferd A. Urquhart, consagró veinte años observando la vida y correrías de la monarca hasta descubrir su ruta y los sitios de su invernadero.

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Temporada de Caza 1978-1979 Acuerdo. Artículo 1º. "En el Territorio Nacional, la caza de las especies de animales silvestres permitidas, así como el número de ejemplares autorizados, se sujetarán estrictamente al siguiente calendario y disposiciones para la Temporada 1978-1979, que para su mejor comprensión emplea los nombres vulgares más usuales, facilitando así la identificación de las especies cinegéticas". Paloma de alas blancas, del 15 de octubre al 15 de febrero. Se permiten cazar 15 ejemplares de lunes a jueves, 25 los viernes, sábados y domingos, 75 en posesión. Huilota, del 1º de noviembre al 28 de febrero. Se permiten 15 ejemplares por día y 45 en posesión. Paloma arroyera, del 1º de octubre al 31 de enero. Se permiten 5 ejemplares por día, 30 en posesión. Cordoniz, del 1º de noviembre al 31 de marzo. Se permiten 10 ejemplares por día, 30 en posesión. Gallareta y gallinita, del 1º de noviembre al 28 de febrero. Se permiten 10 ejemplares por día, 30 en posesión; los sábados y domingos hasta 30 ejemplares. Patos en sus diferentes especies, del 1º de noviembre al 28 de febrero. Se permiten 10 ejemplares por día, 30 en posesión. Los sábados y domingos se permiten 20 ejemplares, 50 en posesión. Gansos, del 1º de noviembre al 28 de febrero. Se permiten hasta 5 ejemplares por día, 15 en posesión. Liebre, del 1º de octubre hasta el 31 de marzo. Se permiten 5 ejemplares por día, 15 en posesión. Conejo, del 1º de octubre hasta el 31 de diciembre. Se permiten 3 ejemplares por día, 9 en posesión. Armadillo, del 1º de octubre hasta el 31 de diciembre. Se permiten 5 ejemplares por día, 1 en posesión. Coyote, del 1º de octubre al 28 de febrero. Se permite 1 ejemplar por semana, 1 en posesión. (En estas regiones —afirmamos nosotros—) la caza del coyote, animal depredador de los corrales, 193


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tiene una recompensa en especie o en dinero que dan los vecinos del lugar donde se haya verificado la caza, que dan al cazador). Cacomixtle, del 1º de octubre al 28 de febrero. Se permiten cazar hasta 5 ejemplares por temporada, tener uno en posesión. Mapache, del 1º de octubre al 28 de febrero. Se permite cazar hasta 5 ejemplares por temporada, tener uno en posesión. Gato montés, del 1º de diciembre al 31 de enero. Se permite cazar sólo uno por temporada, ninguno en posesión. Venado cola blanca, del 1º de diciembre al 31 de enero. Sólo se permite cazar un macho adulto por temporada, ninguno en posesión. Pesca A partir del 1º de noviembre hasta el 21 de marzo. El artículo 7 del Calendario de Caza dice: "Se prohíbe la caza de las especies sanitarias e insectívoros no cinegéticas, enunciándose las siguientes: Aura, zopilote, cara cara o quebrantahuesos, entre las sanitarias. "Insectívoros: Lagartijas, camaleones, culebras, sapos, ranas y pequeños pájaros". Desgraciadamente gran parte de la fauna municipal casi ha desaparecido de las ubicaciones ordinarias; las especies que existen se han recluido hacia lugares broncos, cerrados, inaccesibles, a causa de la invasión del hombre sobre bosques y montañas, los incendios y la intensiva cacería que se hace sin respetar las disposiciones que para la conservación de las especies controla la Secretaría de Agricultura, la Fauna y la Pesca. g) Otros recursos Sin precedente histórico por su antigüedad, pero sí tradicional por su existencia, la explotación intensiva de la raíz de zacatón en un tiempo 194


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que se podría situar entre 1880 y 1910 en su primera etapa industrial o de bonanza por su comercio internacional, y una segunda entre los años de 1930 a 1945. Este recurso de la naturaleza altamente renovable, constituyó una gran fuente de ingreso económico tanto para el trabajador del campo como para los compradores de la ciudad y las compañías exportadoras mexicanas. El zacatón busca las tierras polvillas, altas, plañías y en clima frío para propagarse satisfactoriamente. Cantidad incalculable de hectáreas estuvieron ocupadas por esta planta silvestre dentro del municipio de Hidalgo. Fueron los indios quienes descubrieron su utilidad; el pasto para los techos de sus casas y la raíz para comercializarse en escobetas, escobetillas y algunos tejidos. El conocimiento de esta raíz por el sabio alemán Barón Alejandro de Humboldt en el siglo XVIII, lo indujo a interesar a los industriales europeos a importar de México la fibra: Francia por el puerto de El Havre; Holanda por el puerto de Rotterdam; Inglaterra por el puerto de Manchester y Alemania por el puerto de Hamburgo, hicieron llegar a sus instalaciones industriales barcos por entero cargados con la fibra de la raíz de zacatón. Tres Estados de la República abastecieron la demanda: Puebla, México y Michoacán. El municipio de Hidalgo, enriquecido por sus inagotables pastizales, fue seleccionado como productor de la mejor fibra clasificada por los industriales europeos en siete calidades: corriente, segunda, primera, fina, extrafina, suprema y azteca. Longura, flexibilidad y limpieza dieron la calificación a la raíz azteca que en cantidades muy fuertes surtió el municipio. En la primera de sus etapas, la del gran auge, eran enviadas a la ciudad de Toluca para ser beneficiadas, dos y tres furgones de ferrocarril semanariamente, con una carga de 50 a 60 toneladas cada furgón y sucesivamente a través de todo el año. Durante la segunda etapa (1933 a 1945) en que tuvo lugar la Segunda Guerra Mundial, ya muy explotados los campos y muy poco renovados los pastizales, salían de Ciudad Hidalgo a la Estación de Irimbo unas 15 toneladas semanarias. Actualmente la producción ha decrecido notablemente debido a tres causas: 1) Europa ya no compra; 2) ya no hay 195


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extractores en el campo; 3) la presencia de la fibra sintética ha sustituido en gran parte el empleo de la raíz de zacatón. El consumo semanal de ella se ha reducido a unos 1,200 kilos. En México, escobetas, escobetillas, cepillos y escobas demandan la raíz; en Europa producían fibras o hilos suaves de consistencia sedosa para la fabricación de medias; extraían de ella material explosivo, productos químicos, colorantes y aglutinantes. Fue prohibida su importación por habérsele considerado material bélico. Entre los industriales de esta raíz, como conocedor profundo, pues desde hace cincuenta años es comprador e industrial, D. J. Jesús Peña Ponce, es toda una autoridad en la materia. 8 MINERALES Los naturales descubrieron placeres de oro en las corrientes de los ríos; el mismo metal, plata y cobre en filones mineros, mismos que denunciaron los españoles: El Frailes, Mil Cumbres, Chapatuato, San Pedro y Cerro Grande, fueron minerales donde su beneficio enriqueció a no pocas personas de los colonos y gente principal de los indios. Hubo una empresa: "Equidad Anexas, S.A." cuyo agente general —sería Gerente— fue D. Julián Soto. Eran beneficiadas a la vez todas las minas todavía hasta 1905. La Revolución y otras cosas obligaron a abandonarlas, bien cubiertas y camufladas todas, de tal manera, que aunque se las ha buscado con afán, no ha sido posible dar con las bocaminas de túnel o de tiro. La señora condesa de Miravalle obtuvo inmensas riquezas cuando pudo explotarlas en la primera mitad del siglo XVIII; el señor cura Hidalgo en los primeros años del siglo XIX hizo lo mismo con las minas del Fraile; los indios con el oro, la plata y el cobre en los siglos XV y XVI. Los indios explotaron la piedra jade, para ellos de mayor valor que el oro y la plata. El cerro de San Andrés les proporcionó este rico 196


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material que utilizaron para fabricar piezas ornamentales, pequeños tótems y objetos para el hogar; no han sido encontradas sus vetas. El azufre, material extraído en cantidades insospechadas del volcán de San Andrés, fue un recurso precioso durante casi 400 años, a partir de la presencia de los españoles hasta 1910. El lodo azufrado de la laguna de los hervideros en Los Azufres, fue utilizado como untura cremosa para el tratamiento de la piel, en la cara y manos de las indias principales; ha sido empleado en el tratamiento de enfermedades cutáneas y transformado en producto de belleza en modernos laboratorios. El tizate y el caolín han obtenido una preferencia singular. Su explotación ha creado empresas para su extracción y su beneficio. De estas empresas se destaca la Benimex, S. A. instalada en la salida oriente de Ciudad Hidalgo. Otro recurso, y es de importancia incalculable, es la arcilla para la artesanía alfarera. Posteriormente, si fuera posible levantar en peso la ciudad, toda su tierra sería un gran depósito de arcilla, pues todos sus alrededores, sobre todo por el oriente y norte, están cubiertos por galeras, centros artesanales de la alfarería de la construcción.

9 LA TENENCIA DE LA TIERRA Los 1,063 kilómetros cuadrados de superficie que abarca el Municipio de Hidalgo, un tiempo fueron de nadie. Una tierra exuberante y pródiga, con sus selvas vírgenes ilimitadas, su inagotable fauna y sus muchas y purísimas aguas que tenía por dueño al silencio de su misteriosa soledad resucitada de un cataclismo y renovada en paraíso por la naturaleza. Su amo eran el canto de las aves y las voces guturales de cada animal de cuantos habitaban en la vastedad del territorio jamás hollado por la planta humana. Ni un poste, ni una cerca, ni una estacada, ni una mojonera marcaban el límite de esta propiedad. Ni los mismos pobladores en su 197


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milenaria presencia la llamaron suya. Errabundos como eran, deambulaban sin descanso, satisfaciendo el placer de contemplar las muchas bellezas de aquellos panoramas pintados en el lienzo eterno de la creación y embriagándose de apetito ante tanto recurso para su sustento. El sedentarismo indígena dictó la primera escritura de propiedad, sedentarismo que significó una mata de maíz, otra de frijol y una más de chiles: "Esto es mío", se dijo cada uno de los miembros ni siquiera de una tribu, sino de una masa informe de familias, un simple clan, pero la propiedad nació al calor del cultivo de la tierra "joyada" (hoyada de joyo[hoyo]), para depositar el grano. Fueron hechas las comarcas para la recolección de frutas y semillas y los cotos de caza: "Hasta aquí es nuestro", y el área creció en la proporción de los individuos, de su potencialidad de fuerza y número, se estableció el respeto sellado con la lucha y la sangre de los ambiciosos y defensores. Y el municipio solitario surgió en horizontes limitados, en presencia de poblados, en dimensiones de propiedad definitiva: tierras de siembra, bosques, tomas de agua y cotos de caza. Quetzequare (Taximaroa), Potoro, Huronsi, Yyahuato, Yyapeo, Patimoro, Ururcho, Binamoro, Aguamoto, Yanguaro, Yosequirio, Ongapeo, Cucharo, Ciroquio, Yomingatepeo, Siraguato, Guanimoro, Moro, Turundeo, Piomoro, Coporo, Aremuato, Urupeo, Tarapurato, Juimbo, Copambio, Yensihuato, Oubien, Xamasco, Tupa, Tambineo, Asuma, Yuncimaquero, Chapatuato, Huarirapeo, Huajúmbaro, Jácuaro, Catarácuaro, Cuitareo y otros, fueron poblados cuyos habitantes al ubicarse en su definitivo asentamiento, crearon las delimitaciones sin títulos de propiedad, pero bajo el comando amistoso de la unidad defensiva, del consorcio comercial y del reconocimiento a una Tlaximaloyan poderosa y protectora; 40 poblados que por 60 siglos, o más, se consagraron a diezmar el recurso que encontraron. La expansión tarasca trajo la territoriedad y con ella la delimitación. Las armas sostenían los horizontes, sin escritura alguna, pero los pueblos se hicieron tributarios, la visión de los horizontes sin distancia había concluido, la tierra, aquí y allá, ya tenía dueño. 198


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La Conquista de México, convertida de nombre en Nueva España por Cortés —él la tituló así— anuló el derecho de la tenencia de la tierra entre los indios, la tierra toda pasó a ser propiedad integral de la Corona de España, propiedad tan inmensa "donde jamás se puso el sol", pero brotó la ambición. El descubrimiento provocó los viajes náuticos. Portugal con Juan II se lanzó a los mares, Inglaterra y Francia se pusieron al acecho. Las costas de África y gran porción de Brasil fueron conquistas de Portugal, pero mezclándose en mucha parte con las españolas. Alejandro VI, el Papa Borgia, árbitro universal en aquellos tiempos de fines del siglo XV, aceptado por todas las naciones, usando del legitimo derecho del poder temporal que le fuera otorgada a la Iglesia por el Emperador Constantino en el año de 313 y confirmado por Pipino el Breve, dictó la primera escritura de propiedad para el Nuevo Mundo mediante la bula Noverint Universi, fechada en la ciudad de Roma el 4 de mayo de 1493; por ella los Reyes Católicos de España, Isabel y Fernando, fueron confirmados en la posesión de todas las tierras descubiertas y conquistadas en nombre de la Corona, o que en adelante fueran descubiertas e igualmente conquistadas en el "Océano Occidental". A esta bula siguieron otras tres para frenar la inconformidad de los portugueses, finalizando el papa su arbitrio mediante el trazo de la Línea Alejandrina de polo a polo del Nuevo Continente y que tocando las islas Azores, separaba buena parte del Brasil. De esta línea hacia el oriente fue reconocida la total posesión de Portugal, hacia el occidente, de España. Pero tampoco esta división satisfizo a Juan II rey de Portugal, por lo que mediante el Tratado de Tordesillas celebrado en junio de 1594, la línea fue mudada 160 leguas más adentro de la parte continental en lugar de las 200 que tuvo inicialmente. Los Reyes Católicos disponían de un territorio de polo a polo continental. La Nueva España después de 28 años de ser descubierta, fue conquistada, este hecho constituyó, por sí solo, el mejor y más valedero título de propiedad, pues en sentido universal de la tenencia de la tierra, ésta, a través de los siglos, siempre fue adquirida por el 199


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derecho de conquista ya fuera pacífica, armada o religiosa, como lo fue la del gran imperio tarasco mediante el último de los medios. El primer reparto de la tierra mexicana la hizo Cortés mediante el sistema de encomiendas, sistema repudiado por Carlos V, pero al fin aceptado durante el primer siglo de coloniaje. Silvio Zavala en su obra La Encomienda Indiana, pone en labios del conquistador Hernán Cortés la siguiente idea acerca de esta clase de reparto de la tierra: "Para atender a la existencia de estas colonias y el progreso de la agricultura, sembrando en el feraz terreno de aquellas vírgenes regiones las semillas, frutas y verduras de España, desconocidas en América; para que pudieran vivir y defender a los habitantes de la provincia en que estaban, de los ataques de cualquiera otra tribu contraria y establecer en el país la cría de toda clase de ganados útiles así de carga como destinados a alimentar al hombre; para que el país, en fin, reúna a la riqueza mineral la de los productos que desconocía y que forman el principal sustento de la sociedad, recurrimos al sistema de repartimientos o encomiendas, sistema que resulta de la naturaleza misma de la conquista, puesto que todas las naciones de una forma y otra, han adoptado el referido sistema". Carlos V no consintió —se ha dicho—. Francisco de Icaza en su libro Índice de Encomiendas habla de esta institución que regularizó el repartimiento de tierras en los principios de la posesión de ella aquí en la Nueva España. José L. Cosío, también en su libro "¿Cómo y por Quiénes se ha Monopolizado la Propiedad Rústica en México?", nos informa en la página 11, "Los reyes de España declararon (Ley y demás relativos del título 12, libro IV de la Recopilación de Indias) que todas las tierras y suelos de las Indias pertenecían a su Real Patrimonio, vinculándose el territorio de la Nueva España a la Corona de Castilla, pudiendo en consecuencia disponer libremente del territorio reduciendo a propiedad particular no sólo las tierras sino en algunos casos aun las costas, ríos, lagos". Cortés tuvo en cuenta estas circunstancias y la exigencia de los conquistadores —capitanes, caballería y simples soldados— que en su reclamo por haber recibido del botín general únicamente cien pesos, los compensó otorgándoles tierras para su usufructo en forma de 200


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Encomiendas a los capitanes; Caballerías a los soldados montados, y Peonías a los soldados de infantería, llamados también entonces "peones". En la monografía de Tuxpan, el autor asienta el valor en hectáreas de esta forma de repartimiento. Carlos II, Felipe II y Felipe IV estuvieron también en contra del sistema encomendil dadas las muchas quejas que recibían por parte de los frailes misioneros y de los mismos indios. Entre los religiosos se distinguieron por la lucha de la extirpación de la encomienda, Fr. Toribio de Benavente o P. Motolinía y Fr. Bartolomé de las Casas, obispo que fuera de Chiapas. Don José Bravo Ugarte nos habla en su Historia Sucinta de Michoacán de las primeras siete y más grandes encomiendas dadas en Michoacán: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7.

Puruándiro a D. Juan de Villaseñor. Uruapan a Francisco de Villegas. Comanja a Juan Infante. Zacapu a Gonzalo Dávila. Tiripitío a Juan Alvarado. Tacámbaro a Cristóbal de Oñate. Taximaroa a Gonzalo de Salazar.

El Profr. Jesús Romero Flores en su Historia de Michoacán hace mención de D. Francisco de Icaza en su libro Historia de la Provincia de Michoacán, aludiendo que este autor ya cita 32 encomiendas en el área estatal, afirmación que hemos confirmado al consultar la obra del señor Icaza. López Velasco en su obra Estadística Geográfica Mexicana, cita que en 1535 la región tarasca estaba distribuida en 40 encomiendas y 59 repúblicas de indios, cada república con su cacique, leyes y gobierno soberanos. Para 1560, en el plano nacional, ya había en la Nueva España 700 encomiendas, correspondiendo 94 a Michoacán. Había una razón: la encomienda, generalmente, no resultaba beneficiosa porque aparte de no contar con los elementos suficientes para el cultivo de las muchas tierras que contenía, brazos para beneficiar las minas donde las había y explotar los montes, eran los 201


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encomenderos muy negados para atender, en conciencia, al primer deber, objeto de las encomiendas, evangelizar y adoctrinar a los indios. Por tales razones muchas encomiendas habían sido virtualmente abandonadas. López de Velasco nos dice que de las 700 encomiendas 480 estaban baldías, por este hecho, consultada la Corona, fue determinado que estas tierras volvieran a la propiedad del reino con los nombres de tierras realengas o vacuas. De estas tierras se facultó a los virreyes para que mediante ¿graciosas donaciones?, mercedes o composiciones (ventas simuladas), fueran nuevamente distribuidas entre personas capacitadas y pudientes. Así fueron iniciados los latifundios en México. Solicitaban y más solicitaban tierras; compraban y compraban a razón de dado extensiones inconmensurables de propiedad y razón de regalado, desde cincuenta centavos la hectárea hasta un peso cuando muy cara, en razón de la calidad, la situación geográfica y otras ventajas. Don Gonzalo de Salazar vino de España como miembro de la Primera Audiencia en calidad de Factor y Veedor. Aunque se trataba de una recia personalidad en la Península, en la Nueva España olvidó su buena ley y su conciencia cristiana. Derrochó maldad e intriga, ambición e injusticia, al grado de ser considerado como elemento pernicioso; Alonso de Estrada, el Tesorero de la Encomienda, lo hizo aprehender y con grilletes y esposas lo regresó a España de donde pudo regresar libre y con los mismos honores hacia 1529. Su sosiego tuvo lugar entonces al recibir de manos del propio Cortés una jugosa encomienda, la de Taximaroa, ratificada mediante documento escrito en tarasco y que conservan los indios de Timbineo, municipio de Zitácuaro, y que Fr. Pablo de la Concepción Beaumont en su Crónica de Michoacán, tomo II, página 280, transcribió íntegra traducida al español y de la cual el lector se habrá enterado en la parte documental —Taximaroa en Testimonios— de esta monografía. En este documento se dan los linderos de la encomienda cuya cabecera, Taximaroa, se rodea de cuarenta pueblos. Estudiados estos linderos sobre la geografía actual y confirmados de atrás en el mapa del Obispado de Michoacán levantado por órdenes de Nuño de Guzmán, Presidente dela Primera Audiencia, y ejecutado hábilmente 202


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por Fr. Martín de Jesús o de la Coruña entre los años de 1525 a 1527, nos damos cuenta que esos linderos penetraban a los siguientes municipios ajenos al de Ciudad Hidalgo: Tuxpan, Jungapeo e Irimbo, Indaparapeo, Queréndaro, Álvaro Obregón, Tzitzio, Maravatío, Senguio, Ocampo, Tuzantla y Zitácuaro. La dádiva constituía más que el territorio natural de una encomienda, la de un verdadero reino donde flotaban todos los climas y se producían todos los frutos propios de los mismos climas. Halagado el señor Salazar por semejante pertenencia, promisora de mil riquezas incluidas varias minas descubiertas por los indios, se fue a México a proveerse de elementos de trabajo: bueyes y demás ganados, semillas de cereales y legumbres y de frutales; herramienta y cuanto fuera posible para echar a andar tan vasto territorio. Brazos no le faltarían, los cuarenta pueblos ubicados dentro de la encomienda le daría los suficientes, puesto que la propiedad incluía la pertenencia de sus pobladores. Pero su destino era otro. Mientras hacía las diligencias de la provisión, la muerte lo sorprendió dejando viuda a doña Isabel de Ávila, pues su primera esposa habíase quedado en España con dos hijos, doña Catalina y don Juan Velázquez de Salazar. Ambos vinieron a la Nueva España a causa de la muerte de su padre, la primera, casada y con cuatro hijas, quedó viuda en el trayecto del mar, al llegar a México pudo casar a sus hijas con excelentes partidos, ella misma celebró segundas nupcias con don Cristóbal de Oñate, el fundador de la ciudad de Compostela en Nayarit; en cuanto a don Juan, quien se hizo cargo de la encomienda dada a su padre, casó aquí con doña María de Urdiñola, la tres veces encomendera a la muerte de su esposo ya con casi cien años de edad. Se ha dicho que don Juan Velázquez de Salazar vino a hacerse cargo de la encomienda de Taximaroa ya disgregada; la parte de Tuxpan, Jungapeo y Zitácuaro habíase dado a D. Alonso de Peñaranda y Bracamonte. Don Juan Velázquez de Salazar llegó a ser personaje muy principal en Taximaroa, pero la administración de su encomienda no le rindió lo suficiente, por lo que con permiso del virrey D. Luis de Velasco tuvo que vender las tierras de lo que hoy es Jaripeo y Magallanes; por lo que toca a Irimbo pero a su vez, por tres 203


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mil pesos compró a doña Inés Jatzintze las tierras que en Tuxpan habían de formar más tarde la Estancia de la señora condesa de Miravalle, doña María Magdalena Catarina Agripina Dávalos y Orozco. Muerto don Juan, doña María supo administrar los bienes y engrandecerlos hasta el punto de hacerse nombrar Encomendera de Zitácuaro, Tuxpan y Taximaroa. (El Obispado de Valladolid en el siglo XVII. Ramón López Lara). Don Manuel de Orozco Cervantes, abuelo que fuera de la señora condesa, mediante mercedes, donaciones y composiciones, adquirió el enorme latifundio, 31 haciendas desde Tuzantla hasta Taximaroa inclusive, mismas que pasaron a la propiedad de la misteriosa mujer que hiciera historia en toda la comarca. El resto de la encomienda formada con los años por las haciendas de Chaparro, San Jerónimo, Buena Vista, Jacuaro, Tacario, Jaripeo el Grande, Magallanes, Huaniqueo, Santa Rosa, San Nicolás y otras, fueron pasando de unas manos a otras hasta ser fraccionadas por el ejido. En el Archivo General de la Nación, Ramo Tierras, se encuentran los siguientes documentos que en parte hablan de problemas y deslindes, invasiones, aprovechamientos de agua y remates de estas propiedades unidas en 1590 aun por un solo título de propiedad otorgado a doña Inés Jatzintze ó "Juana Xarinche", la reina y cacique de Taximaroa por esos años y dueña desde el otro lado del río Grande de los Llanos de la Tecata rodeando los perfiles del monte o cerro de Cuitareo encadenado a la sierra, hasta Huajúmbaro, y bajando al plan, todo el Valle de San Pedro. 1. Año de 1569. Volumen 1509, Exp. 15, a fojas 504. Zinapécuaro. Los naturales del Pueblo de San José Taximaroa, contra José Antonio Lecuona, sobre arrendamiento y propiedad del Rancho de la Virgen, haciendo mención de los sitios de Ucareo, Pucuato y Paratzique, jurisdicción de Michoacán. 2. Año de 1618. Volumen 9, Exp. 141, a fojas 68. Taximaroa. 18 de junio: Su Excelencia el señor Virrey D. Luis de Velasco (por segunda vez en este cargo), reserva a los naturales de Taximaroa del servicio 204


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personal que dan en las minas de Tlalpujahua hasta el mes de julio, debido a la epidemia que se ha hecho sentir en ese lugar. 3. Año de 1629. Volumen 1º., Exp. 88, a fojas 44. Maravatío abril 7: Su Excelencia conmuta el tributo de maíz que los naturales de Maravatío y sus sujetos (Taximaroa, Irimbo, Tuxpan, Jungapeo y Tlalpujahua), que deben pagar conforme a su última tasación, en vista del mal temporal: sequía y granizo. 4. Año de 1629. Volumen 10. Exp. 49, a fojas 43: Taximaroa a 7 de septiembre: Manda su Excelencia que el Corregidor de Taximaroa nombre otro alcalde en lugar del que está, dejando la vara de justicia y no la emplee sin expresa licencia de su Señoría.20 5. Año de 1730. Volumen 1454, Exp. 2. Taximaroa, Pueblo: Francisco de Barona y Padilla, dueño de la hacienda de Jaripeo, contra el Conde de Miravalle, sobre posesión de aguas. 6. Año de 1738. Volumen 1252, Exp. 1, a fojas 163. Taximaroa, Pueblo: Testamentaría de Cristóbal García, dueño de la hacienda de San Nicolás Tacario y del Rancho de Janamoro, para fines del intestado entre herederos legítimos. 7. Año de 1773. Volumen 938, Exp. 1, a fojas 529. Maravatío: Concurso de acreedores a bienes de Martín Rivas y Solar, entre los que se encuentran las haciendas de Jaripeo, San Nicolás, Santa Rosa, jurisdicción de Taximaroa. 8. Año de 1793. Volumen 1237, Exp. 1, a fojas 70. Taximaroa Pueblo: Concurso de herederos a bienes de Cristóbal García, dueño del Rancho de Tacario. 9. Año de 1797. Volumen 1290, Exp. 2, a fojas 3. Zitácuaro Pueblo: Juan Bautista del Castillo, Teniente del Partido de Tuxpan, contra Benito Lorenzo de Orge, Sub-delegado de Zitácuaro, sobre haberle impedido ciertas diligencias relativas a la averiguación de los linderos del pueblo de Tzintzingareo con la hacienda de Puquichamuco.

La vara de la justicia era un bastón metálico o de madera, símbolo de mando, muy fino. 20

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10. Año 1798. Volumen 1 300, Exp. 13, a fojas 38. Zitácuaro San Juan Pueblo: Julián de Betolaza, dueño de la hacienda de San Nicolás del Monte, alias "Chaparro", contra Joaquín Trebuesto, Albacea de la señora condesa de Miravalle, dueña de San Miguel Púcuaro, sobre despojo de tierras. 11. Año de 1803. Volumen 1345, Exp. I, a fojas 249. Taximaroa, Pueblo: María Nicolasa, Gertrudis Correa, contra José Francisco Pérez de Vargas, sobre propiedad de una casa ubicada en el barrio de San Juan, así como del rancho de La Concepción que llaman de "Los Pérez", en jurisdicción de Jacuaro. Testamentaría de Juan Pérez de Vargas. 12. Año de 1808. Volumen 1219, Exp. 2, a fojas 119. Taximaroa, Pueblo: Antonio Campos, dueño de la hacienda de Jaripeo, contra Manuel Hidalgo y Costilla, sobre propiedad del sitio de Huaniqueo. Don Miguel Hidalgo y Costilla como apoderado de su hermano Manuel, sobre la posesión de las haciendas de Santa Rosa, San Nicolás y parte de Jaripeo. Cita las haciendas de Púcuaro, Jaripeo el Grande y Rincón del Sapo, los ranchos de La Virgen y Los Magallanes, las rancherías de Chupio y Janamoro, y los pueblos de San Marcos Turundeo, San Mateo Irimbo, San Lorenzo, Queréndaro, Santa María Tzintzingareo y Epunguio. En una segunda revisión del Ramo de Tierras en el mismo Archivo General de la Nación, logramos obtener las notas que siguen, compendio documental que alude a Taximaroa: Año de 1651. Vol. 982. Exp. 6, a fojas 29. Taximaroa, Pueblo: Antonia Lucía Guerra contra Antonio Barona y Padilla, depositario de la hacienda de Jaripeo, sobre entrega de ganado. Barona y Padilla, administrador de los bienes del señor capitán D. Manuel de Orozco y Cervantes. Años 1673 a 1704. Volumen 586, Exp. 5, a fojas 38. Taximaroa, Pueblo: Manuel de Orozco y Cervantes, Capitán de la Orden de Caballería y de la Santa Cruzada, dueño general de lo que fue Encomienda de Taximaroa, de la hacienda de Santa Catarina Tuxpan, sobre bienes de Rodrigo de Villalobos, sacerdote hermano de doña María o Mariana de Villalobos, madre del señor de Orozco y 206


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Cervantes, dueño de las haciendas llamadas Tecacho y San Nicolás Apécuaro, juicio testamentario por escrituras de las haciendas de la Concepción y San Miguel Púcuaro, para que el Corregidor de Taximaroa intervenga en la solución del juicio que ya lleva 31 años. Año de 1704. Vol. 221, Exp. 2, a fojas 187, Taximaroa, Pueblo: Jerónimo de Padilla, dueño de la hacienda de Jaripeo, contra Matías de Magallanes (varios hermanos dueños de Los Magallanes, rancho, después hacienda; nota del autor), sobre propiedad de tierras ubicadas junto al pueblo de San Lucas Huarirapeo y Valle de Jácuaro. Años 1704-1784. Volumen 1056, Exp. 1, a fojas 139. Taximaroa, Pueblo: José Francisco Eyzaguirre y Juan Carlos de Prado, contra Agustina Ascutia o Escutia, sobre remate del rancho nombrado El Cortijo, cita en la hacienda de San Nicolás del Monte, alias Chaparro. Años 1796-1808. Vol. 854, Exp. 1 a fojas 320. Taximaroa, Pueblo: José Rafael García, contra Ma. Guadalupe Salas, Vda. de Gaspar García, hermana del primero, sobre nulidad de testamento otorgado por Cristóbal García, padre de los hermanos, cita el rancho de San Cristóbal del Ojo de Agua. Años de 1707-1807. Volumen 907, Exp. 1, a fojas 640. Taximaroa, Pueblo: Concurso de acreedores a bienes de Matías Rivas y Solar, dueño de la hacienda de Jaripeo el Grande, Santa Rosa y San Nicolás, en diligencia de remate, contradijeron los naturales de Taximaroa, así como los dueños de la hacienda de Angangueo y San Felipe Chupio. Año de 1715. Volumen 317, Exp. 3, a fojas 9. Taximaroa, Pueblo: Nicolás de Paniagua, dueño de la hacienda de San José Umbapeo, contra Antonio y Cristóbal Padilla, sobre posesión de una cerca de piedra. Años de 1725-1730. Volumen 471, Exp. 3 a fojas 129. Zinapécuaro, Pueblo: Félix y Salvador Gutiérrez, dueños de la hacienda de San Nicolás Tacario, contra los naturales del pueblo de San José Taximaroa, sobre propiedades e invasión de tierras. Años 1723-1733. Volumen 487, Exp. 2, a fojas 110. Taximaroa, Pueblo: D. Pedro Alonso Dávalos y Bracamont, conde de Miravalle, padre de la Condesa de Tuxpan, depositario de la hacienda de San Miguel Púcuaro y Jaripeo, que fueron de su suegro D. Manuel de 207


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Orozco y Cervantes, contra José de Arroyo, dueño de la hacienda de Jaripeo el Alto, sobre propiedad de un paraje nombrado Presa Vieja. Años 1793-1808. Volumen 1219, Exp. 2, a fojas 119. Continúa el juico entre Antonio Campos y Manuel Hidalgo y Costilla, de donde se colige que unos diez años antes de la terminación del siglo XVIII, los hermanos Hidalgo ya eran propietarios de las haciendas que se nombran en el número 12 de la serie de asuntos y que tal litigio ya llevaba los 15 años. Años de 1794-1796. Volumen 1321, Exp. 19, a fojas 65. Taximaroa, Pueblo: Inventario y concurso de bienes por los herederos de Cristóbal García, dueño de la hacienda de San Nicolás Tacario y del rancho de Guanimoro en la jurisdicción de Tuxpan. Año de 1805. Volumen 1363, Exp. 9, a fojas 9. Zinapécuaro, Pueblo: Sebastián de Herrera y Soto, dueño de la hacienda de Queréndaro, contra José Cayetano Froncerrada, Albacea de Bernardo de Froncerrada, poseedor de la hacienda de San Bartolomé, sobre posesión de tierras colindantes con Taximaroa. En el Ramo de Mercedes del Archivo General de la Nación encontramos 7 documentos, de 6 insertamos sintetizada su materia, del otro, su texto original por convenir así, en parte, a explicarnos mejor la tenencia de la tierra en el municipio: 1. 1542, el 9 de septiembre. Taximaroa, Pueblo. Volumen 1, Exp. 319 a fojas 147. Merced de tierras a Thomás de Jesús por un sitio de caballería, para ganado mular. 2. 1543, 31 de agosto. Volumen 2, Exp. 357 a fojas 146. Taximaroa: Merced de tierras a Miguel del Espinal de un sitio para estancia de ganados mayor y menor. 3. 1543, 27 de octubre. Volumen 3, Exp. 488 a fojas 200 vuelta. Taximaroa: Merced de tierras a Hernando de Salazar, Facto de la Nueva España de tres caballerías para viñas. 4. Año de 1543, 7 de noviembre. Volumen 2, Exp. 497 a fojas 204. Taximaroa: Merced de tierras a Juan Ximénez por dos sitios de caballería para estancia de ganados mayor y menor. 208


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5. 1544. El 28 de febrero. Volumen 2, Exp. 671. Taximaroa: Merced de tierras a Pedro Díaz de un sitio de estancia para ganado menor. 6. 1548, el 8 de noviembre. Vol. 2, Exp. 501, a fojas 271. Taximaroa, Pueblo: Merced de tierras a Diego Pérez por un sitio de tres caballerías para estancia de ganados mayor y menor. 7. "Don Luis de Velasco Caballero del Hábito de Santiago, Virrey Lugar Teniente del Rey Nuestro Señor, Gobernador y Capitán General de esta Nueva España y Presidente de la Audiencia y Cancillería Real que en ella residen…, por la presente y en nombre de Su Majestad hago Merced a doña Inés Xazintes (Inés Jatzintze o Juana Xarinche), india cacique y principal del pueblo de Taximaroa, de dos sitios para ganado mayor de yeguas en término del dicho pueblo de Taximaroa, uno en la parte y lugar llamado Giringazacheo, en unos cerros y lomas altas que están de la otra parte del río grande que pasa junto a dicho pueblo por la falda del sur donde está unos corrales de piedras que allí están en un llano por bajo de las montañas, y el otro sitio es una parte que llaman Guajúmbaro hacia la banda del Poniente, como van de este pueblo de Taximaroa al de Indaparapeo, entre unos montes y montañas junto a un arroyo de agua que hace lagunilla. Lo cual por mi mandado y Comisionado, fue a ver y vio Francisco Portillo y Cancino, Corregidor del pueblo de Maravatío, el cual habiendo visto las declaraciones y averiguaciones conforme a lo que se le mandó, declaro y dispongo por parecer y estar sin ningún perjuicio y poder, se le hace esta Merced, la cual le hago sin perjuicio del derecho de Su Majestad y de otro cualquier tercero con cargo y condición que en ellos no puede traer no tener hasta más de sesenta yeguas de parecer. Se puede hacer de éstas con libertad ordinariamente a manera de que no hagan daño en las sementeras de los naturales y no hace haber más cantidad ni a poblar en donde los dichos sitios y del muraliego de cada año se vaya deshaciendo en tierna edad suficientemente y en ningún tiempo ni por alguna manera no pueda vender, trocar ni enajenar los dichos sitios a persona alguna sin mi expresa licencia o de los que gobernaren sopena que por el menor caso esta Merced sea en sí ninguna y de ningún valor y a efecto y que deba culpa poder 209


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hacer merced de ella libremente a otra persona con que si en algún tiempo con orden de Su Majestad o de sus virreyes en la dicha parte se mandare poblar alguna villa o poblado de españoles, se pueda hacer libremente, sin embargo esta Merced pagando a la susodicha o a sus herederos cuales no es y dieren el precio que valiere, a la sazón que se hiciere la dicha población o fundación con los que en ellos hubiere labrado y edificado, sacando el ganado y el asiento que se hiciere, se le ha cedido de otros sitios que hubiere a su linde sin que de tierra en medio. En cumplimiento de lo susodicho, y guardamos la Ordenanza que está hecha sobre las distancias que ha de haver de una estancia a otra, que es de ganado mayor, tres mil pesos de marca antigua y dos al de menor. Las otras estancias sean suyas y de sus herederos y sus seres para siempre jamás y de la posesión que tomare no sea despojada sin ser pedida. En México, cinco de octubre de mil quinientos y noventa y un años. D. Luis de Velasco. Rúbrica. Por mandato del Virrey, Matheo López de Guana. Rubricado". TESTIMONIO: Antes de ser otorgada la merced fue ordenada una investigación entre los naturales de Taximaroa sobre si las tierras que se le iban a entregar a doña Inés no interferían los derechos de propiedad alguna, o si estaban ocupadas por los indios para otros beneficios. Del juicio, prolongado y minucioso, tomando en testimonio a ocho testigos bajo juramento, tomamos el de Pablo Sánchez Bod, natural del pueblo, del cual, mediante intérprete, le fue tomado y recibido el juramento hecho por Dios Nuestro Señor y por la señal de la Cruz, para decir verdad en todo cuanto fuere preguntado. Resumiendo las 30 respuestas a otras tantas preguntas, dijo que conocía a doña Inés, que tenía derecho a la merced que solicitaba, que conocía de sobra los terrenos que entonces se llamaban tzapungamala, que estaban libres; que doña Inés era hija de don Juan Buenaventura Bicha. Tal testimonio fue tomado el 10 de marzo de 1587, siendo domingo tal día. Este testimonio fue dado delante de don Juan Velázquez de Salazar, Fr. Marcos Ruiz de Camacho, guardián del convento y de dos alcaldes de la estatuida República de Indios: Marcos Tzesreque y Miguel Bingara; fueron testigos Melchor 210


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Tzangua y Juan Tzipa, ambos naturales; Diego de Carvajal y Francisco Hernández, españoles avecinados en el lugar. Figuró como escribano Sebastián Minojo, oficial real. También estuvo presente una hija de doña Inés, Isabel Bicha cuyo padre, Andrés Bicha, ya había muerto. Este inmenso terreno que ocupaba los linderos ya marcados anteriormente, abarcaba una extensión cerrada de 3 510 hectáreas, dentro de ellas y con los indios pobladores de su pertenencia fundaron el pueblo de Huajúmbaro, que ya en idioma tarasco significa: Huahumbaro: "lugar de planta o fruta silvestre". Aparte de las tierras de estos sitios que compusieron la merced, la bella y rica india doña Inés poseía tierras por Jesús del Monte, Tacario, San Matías, Janamoro y Tuxpan, recibía el tributo de los naturales de todo Taximaroa como cacique que era de la región, de esta manera, después de asegurar la heredad a su hija Isabel, antes de morir y en un gesto de desprendimiento, muy frecuente en aquellos tiempos, cedió al convento de la merced que D. Luis de Velasco le había otorgado con el documento correspondiente. Parientes de ella no conformes con semejante disposición, validos de por sí o por intermediarios que frecuentaban los archivos de los religiosos robaron la escritura aun no transferida. El escándalo fue mayúsculo. Los religiosos suplicaron, vertieron desahogos, amenazaron con castigos del cielo por lo que ellos consideraban sacrilegio, dieron varios plazos ofrecieron dádivas tentadoras, pero después de un año de inútiles investigaciones, anunciaron la excomunión mayor para los ladrones. Ni esto valió, vino el entredicho, luego la maldición y la consumación de la terrible excomunión: los culpables quedaron fuera de la Iglesia, sin derecho a tener acceso al templo ni a ningún sacramento; malditos ante sus semejantes que los debían ver como apestados, malditos ante la luz del sol y de la luna, del azul del cielo, del viento y de las aguas; malditos en la tierra que pisaren, en la cama donde durmieren, en la mesa a donde se sentaran, en los alimentos que tomaren, hasta en la sal, el pan y la tortilla, malditos para siempre hasta la eternidad si por un acto de humilde arrepentimiento no volvieran lo robado 211


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confesando su pecado. Nada valió tampoco. En el archivo parroquial se sigue guardando la terrible sentencia, ahí está durmiendo los incontables días de tanto siglo; jamás se supo alguna cosa de escrituras y ladrones. Pocos años después de estos sucesos, apoyados en el derecho natural que a los religiosos les reconocía el pueblo, empezaron a vender fraccionando la vasta propiedad, entones vinieron nuevos dueños, el mismo gobierno virreinal proclamó tierras propiedad de la Corona como realengas, para poderlas otorgar mediante nuevas mercedes y composiciones. Aunque el documento respectivo ya lo habrá leído el amable lector en la parte primera, Taximaroa en testimonios, resumimos aquí el contenido del mismo para concretar y decir quiénes tenían las tierras de Taximaroa en los primeros años del siglo XVII. 1. Tierras de la encomienda de doña María de Urdiñola. 2. Tierras libres: a) b) c) d) e) f) g) h) i) j) k) l) m) n) o) p)

La labor de San Pedro, que es de Antonio Pérez. La estancia de Elena Arias. La estancia de San Jerónimo, de Antonio Jiménez. La labor de Antonio Jiménez. La labor de Jerónimo Padilla. La labor de Juan de León. La labor de Pedro Pérez Garfias. La labor de Juan Pérez. La labor de Pedro López Dávila. Dos labores en Jaripeo de Jerónimo Padilla. La labor de Antonio del Castillo. La labor de Melchor Gallegos. La labor de Andrés del Castillo. Dos labores de Esteban de la Fuente. La labor de Fulano Pedraza. La labor de Diego de Rivera. 212


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La tenencia de la tierra hasta 1626 en el territorio que hoy es municipal estuvo concentrada en: 1. Una encomienda. 2. 19 estancias, ranchos o labores. 3. Una propiedad privada, la de doña Inés Jatzintze. 4. Seis mercedes conteniendo 8 caballerías. El registro público de la propiedad empezó a regir en Michoacán a partir de 1905. Antes de este año, eran verificados especies de censos para regular la propiedad en el pago de los tributos y en sus dueños, poniendo en orden cuantas tierras aparecieran baldías y darles acomodo. Para 1909 estaban registradas 13 haciendas y 185 ranchos, datos tomados del periódico oficial de este año. A partir de 1917 vinieron las diligencias formales para la afectación de las haciendas mediante el reparto ejidal. Estas diligencias las encabezó en Villa Hidalgo el señor Claudio Bolaños apoyado por un buen grupo de agraristas. En 1922 vinieron los primeros repartos en las haciendas de Jaripeo y Huaniqueo, se terminaron en 1956 en virtud de que "ya no hay tierras que afectar" según la ley. Hoy la tenencia de la tierra se halla distribuida en 7,105 títulos de pequeñas propiedades y 30 comunidades ejidales que benefician a cerca de 6,000 ejidatarios todavía sin certificado de posesión, faltando 17 comunidades que están sin tierras por no haber ya de dónde darles. Estas comunidades son: Agua Fría, La Avanzada, Los Baños, El Llano, Cañada del Cortijo, Cuchipitío, Joyas de Birruete, San Lucas Huarirapeo, Mesa de Guadalupe, El Moralillo, Monte Obscuro, El Pinito, Plan Seco, Tacario de Juárez, El Tepeguaje, Lampazos y San Andrés Lázaro Cárdenas. Las solicitudes de los peticionarios duermen el sueño del justo en la Delegación de la Secretaría de la Reforma Agraria de Morelia. Actualmente la Liga de las Comunidades Agrarias del municipio están bajo el control de un Secretario General que es a cargo del C. Abel Pérez Guzmán. Dos sonados litigios sobre bienes comunales tuvieron lugar en 1905, uno por linderos entre Coro, Guanajuato y Chapatuato de 213


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MichoacĂĄn perteneciente a Ciudad Hidalgo; el otro entre la Tenencia de San Bartolo Cuitareo y el rancho de Tembendado dentro del mismo municipio de Hidalgo, por linderos en la parte de montes.

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CAPÍTULO IV LA CIUDAD Y SUS ELEMENTOS 1. SERVICIOS PÚBLICOS: a) b) c) d) e) f) g) h)

Urbanización Drenado Agua potable Alumbrado Salubridad pública Parques y jardines Centros recreativos Atracciones turísticas

2. COMUNICACIONES: a) b) c) d) e) f) g) h) i) j)

Correos Telégrafos Teléfonos Radio Carreteras Ferrocarril Servicios Urbanos Transportes Mesones y hoteles Recreación y Cultura

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1 SERVICIOS PÚBLICOS a) Urbanización

L

desde sus tiempos prehistóricos no fue más que un rimero de chozas con su explanada al centro donde se levantaba el Cú o Caserío para sus rituales religiosos. La explanada, apisonada, daba el aspecto conformado de una cancha a la cual se le evitaba la erosión mediante la grama o pasto, siempre verde y recortado; los senderos, que no eran calles ni caminos sino simples veredas, comunicaban la cabecera con los cuatro barrios que contenía el pueblo; para los naturales no existía la simetría en la traza de sus pueblos. Fue hasta 1531 en que los religiosos franciscanos le dieron la traza al pueblo y a sus barrios, abrieron calles y edificaron casas con adobe y techos de tejamanil, pero esas calles siempre fueron polvorientas en la sequía y lodosas en la época lluviosa. Cuando Hernán Cortés visitó de paso a la vieja Taximaroa encontró con satisfacción tales arreglos. El poblado ya entonces era muy reducido porque los habitantes, como se ha dicho en páginas atrás, habían escapado a la selva y aun no se decidían a salir de sus recónditos lugares por miedo a nuevas fechorías de las que habían sufrido con los incendios de su ciudad, uno por Cristóbal de Olid, otro por Nuño de Guzmán, y eso que no recordaban el otro que sesenta años atrás les había ocasionado el rey Axayácatl cuando sorprendidos y sin defensa la habían abandonado. La escapada de los indios a la selva no ocurrió únicamente en Taximaroa, sino en todos los pueblos de Michoacán y Jalisco. Esta situación creó un estado embarazoso para los cobradores de impuestos reales o tributos, pues si los religiosos se llegaban hasta los lugares más inaccesibles para llevar socorro, consuelo y doctrina a los naturales, no así los cobradores reales que por pereza o miedo —ya habían sido muertos algunos— no se atrevían a hacerlo, perjudicando así el ingreso a las cajas reales. Fue entonces que el rey Felipe II A CIUDAD EN SÍ

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ordenó e hizo mucho hincapié en que de alguna manera fueran atraídos los indios a sus lugares de origen. De esta manera, atendiendo las órdenes de Castilla, D. Luis de Velasco en el año de 1594 dio las primeras providencias para satisfacer esta demanda, urgido también por la misma necesidad tributaria. Para ello comisionó a D. Juan de Villaseñor y Cervantes, linajudo hombre y muy entendido en todo, para que recorriera todo el oriente de Michoacán, norte y sur, haciendo centro y límite a Valladolid, en visita de observación, y sugiriera lo que podría realizarse en bien de los indios y del tesoro real. D. Luis de Velasco ya no se pudo dar cuenta del resultado del oficio del señor Villaseñor y Cervantes en virtud de haber sido removido de su cargo en la Nueva España, para pasar con el mismo título y cargo al Perú. D. Gaspar de Zúñiga y Acevedo, conde de Monterrey, sustituyó en el cargo al señor Velasco. Felipe II volvió a insistir sobre el mismo problema del cobro del impuesto y en el semiabandono de los poblados, que para entonces se había extendido a muchos lugares del país. El conde de Monterrey, aprovechando la información de don Juan de Villaseñor y las sugerencias que éste hizo sobre el particular, comisionó a D. Martín de Serón Saavedra para que de acuerdo con esos estudios, en un término de 100 días se ocupara de hacer las cosas requeridas, bien mejorando, fundando o trasladando a lugares mejor acondicionados los siguientes pueblos: Apateo, Ucareo, Maravatío, Irimbo, Taximaroa, Tuxpan, Jungapeo, San Felipe, San Mateo, Zitácuaro, Tuzantla, Tiripitío, Cuchao, San Lucas, Aparuato, Zacangao, Etúcuaro, Cutzamala, Xalpa, Ajuchitlán, Santa Fe, Coyuca, Pungarabato, Zirándaro, Cuizlo, Minas de Espíritu Santo y los sujetos a estos lugares. Como Serón Saavedra no pudiera terminar esta misión en los cien días que se le habían dado a partir del 10 de septiembre de 1598, solicitó otra prórroga que se extendió hasta el 25 de enero de 1599, por lo que no fue la fundación sino el traslado de Taximaroa que tuvo lugar no el 14 de septiembre de 1598 como lo afirma D. Bernardo Ponce en un artículo suyo publicado en la Revista Jueves de Excélsior del 28 de octubre de 1978, sino el 1º de noviembre de 1598, fecha en 217


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que dicho acontecimiento fue celebrado con la mayor pompa. Se hizo la traza de la nueva ciudad sobre la explanada del Centro Ceremonial donde había dos pirámides o cúes, la del Padre Viejo, el Sol, o Utotecuhtli, y la de la Madre Vieja, la Luna u Oxomoco; la primera pirámide estaba ubicada donde hoy está la parroquia de San José, la segunda, en el Santuario. No hubo grandes problemas para esta traza, los religiosos ya habían adelantado mucho sobre este particular, el templo, el convento y el hospital ya estaban edificados, fue reducido el atrio para dar lugar a calles y mejorar las dimensiones de la plaza. La ceremonia tuvo sus momentos religiosos, cívicos y profanos, la fiesta se prolongó por ocho días en que a los rituales de la iglesia se juntó la celebración ferial con fuegos pirotécnicos, danzas, corridas de toros y tapadas de gallos a que los españoles eran tan aficionados en tales ocasiones. Por otra parte, Serón Saavedra tenía prisa, así que no hubo levantamiento de edificios arquitectónicos ni entonces ni después, careciendo Ciudad Hidalgo totalmente de ellos en el tipo colonial. Todo se levantó con piedra por cimiento, con adobe los muros, teja o tejamanil con desván o tapanco los techos; ventanas de madera y balcones del mismo material, los pocos que hubo, En torno a la plaza sólo había dos pequeños portales, uno en lo que hoy es casa del doctor Cervantes, antes de la familia Tinajero; el otro donde hoy está el Banco Nacional de México, propiedad que fue de D. Raimundo Cuevas, antes de la familia.21 Los actuales portales, el de Palacio, fue mandado construir por D. Herminio Marín, Presidente del Ayuntamiento, en 1895; por este mismo tiempo los otros portales que conserva la ciudad fueron levantados cuando se ordenó la construcción de mejores casas por el mismo don Herminio Marín y don Pomposo Solís. El Jardín o Plaza, la Plazuela, la Calle Real y el atrio de la parroquia, como cosa excepcional, tuvieron por piso un empedrado, en iguales condiciones estaban las banquetas de la Calle Real hoy Av. Flores cuyo jefe —hoy sería bisabuelo de la señorita Alma López Flores— fue don J. Trinidad Flores. 21

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Juárez. Al iniciarse el siglo XVIII los pisos de la Plaza y el atrio fueron cambiados por ladrillo, igual cosa se hizo con las banquetas; algunas calles, que eran de tierra, fueron empedradas y sus banquetas recibieron el ladrillo en vez de la piedra que tenían. Dos siglos, el XVIII y parte del XIX; fueron tiempos para nuevos cambios urbanos. El paso por la Calle Real de diligencias, carros, caballada, recuas de mulas y atajos de burros, destruyeron las obras de esta calle principal y otras. Fue hasta 1921 cuando el coronel don Pascual Abarca se propuso reacondicionar las calles y hacer transitable la salida a Morelia por la calle de La Mangana. Mucho fue el trabajo, pero se logró mejorar el aspecto de la ciudad. El costo total de estas obras fue de $ 1,794.76, dato oficial obtenido del periódico oficial del Gobierno del Estado de tal año. Recorriendo los periódicos oficiales del año de 1904, encontramos la siguiente nota enviada al Gobierno del Estado por el C. Prefecto de Zinapécuaro, a donde pertenecía Taximaroa, D. Lauro G. Guzmán: Estado a torno de Taximaroa: Recaudación total 1,903

$ 22 286 62

Reforma al embanquetado de la plaza Embanquetado a un tramo de la Calle Nacional Embanquetado a la 1ª Calle del Diezmo Reforma con fierro a las banquetas de la Plaza Principal Reformas al Jardín de la Plaza Total:

$ 23 53 " 20 31 " 32 31 $ 32 31 " 30 00 $126 27

Los empedrados antes descritos del centro de la ciudad duraron alrededor de 25 años. En 1956 empezaron a colocarse los pavimentos de concreto en torno de la plaza y las calles adyacentes. El tránsito de vehículos, la población con otro nombre y mejor categoría en su calidad de Cabecera de Distrito, reclamaron estos arreglos al 219


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pavimento y lo que les siguieron hasta hoy día, asegurándose que el 60 por ciento de las calles de la población ya tienen su piso de concreto, siguen habiendo arterias empedradas y de tierra. El paso de la Carretera Nacional Nº. 15 fue otro factor decisivo en la transformación de la ciudad en su postura urbanística. En este sistema de pavimentación el Ayuntamiento coopera con arena y grava puesta al pie del trabajo, el vecindario paga el cemento y la mano de obra. La ciudad ha crecido demasiado, en algunas colonias el vecindario no ha esperado la intervención del Ayuntamiento ni su iniciativa, por su propio bien y comodidad, circunstancia que proporciona la elevación de precio de la propiedad, han realizado pavimentaciones en algunas zonas. Poco se ha recogido en torno al nombre antiguo y actual de las calles que formaron Taximaroa, de eso poco daremos nombres: 1. Calle Real, Calle Nacional, hoy 5 de Mayo y Av. Juárez. 2. Calle de las Carreras, hoy Melchor Ocampo Oriente y Poniente. 3. Calle de la Zanja, hoy Av. Morelos Oriente y Poniente. 4. Calle de La Mangana, hoy Av. Guerrero Norte y Sur. 5. Calle de La Estación, hoy Cuauhtémoc Norte y Sur. 6. Calle del Rescate, hoy Lerdo de Tejada Norte y Sur. 7. Valle del Diezmo, hoy Abasolo. 8. Calle de Las Chinches Bravas, hoy Javier Mina y Vidal Solís. 9. Calle del Hospital, hoy Leandro Valle. 10. Cale del Cementerio, hoy Hidalgo Norte y Sur. 11. Callejón del Ojo de Agua, hoy Galeana. b) El drenado Los otomíes jamás conocieron el servicio higiénico de la excreta. El campo libre ocupó durante más de treinta siglos el sitio de las letrinas, y esto sin contar con el trabajo de limpia realizado 220


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comúnmente por cerdos en vagancia, perros y aves de corral, que ellos no tenían ni conocían. Los religiosos primero, después los colonos españoles introdujeron el sistema de letrina de fosa profunda. Cuatrocientos años habían de pasar para que fueran desapareciendo —y aún no terminan— los "excusados o comunes" para ser sustituidos por las tazas con servicio de limpia al ser construidos los primeros drenajes en 1921, realizados con cal y canto. Este sistema, con las exigencias de la pavimentación, la instalación de la red de agua potable con tubería metálica y el establecimiento de las líneas telefónicas y de electricidad internas, fue modificado ampliando la red de drenaje con mayor capacidad para los desagües de las aguas negras, con tubería de concreto, pudiéndose afirmar que si el pavimento de las calles deja aun mucho que desear, el drenado de la ciudad cubre ya casi el 90 por ciento de su necesidad. Anexo el drenaje al servicio de agua potable, aquél fue un tanto imposible de instalar, precisamente por la carencia de agua domiciliaria de que el pueblo careció durante casi tres siglos, agua en corriente de gravedad, porque en los manantiales cercanos la había en abundancia, y de ello hablaremos seguidamente, más la que se extraía por el sistema de noria de los pozos artesianos que nunca faltaron en las casas de las familias acomodadas. La salubridad pública, así, mejoró notablemente, y el ambiente en los hogares se pudo respirar con mayor pureza. Sin embargo, en el cinturón de colonias que pone cerco a la ciudad, aun el campo sigue siendo la excreta común de las familias que carecen de agua y de drenaje. En tiempo de la colonia hubo otro sistema de drenaje, barriles que recibían las excreciones y luego eran sacados para llevar su contenido a fosas donde eran sepultadas. c) Agua potable El primitivo sistema de servicio de agua potable tuvo lugar hacia el año 1,300 d. C. con la conquista de Tlaximaloyan por los tarascos, 221


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iniciado mediante simples zanjas no dañadas en forma alguna por el paso de animales (ganado), que no lo había, pero sí enturbiadas en las épocas de los estiajes ocasionados por las precipitaciones pluviales. Antes de este mejoramiento en el nivel de vida de los otomíes, éstos no necesitaban de este servicio con su vida errabunda por toda la comarca, bebiendo en los manantiales, ojos de agua y corrientes que en aquellos tiempos tan lejanos se mantenían intensamente puros. Al afincarse en su poblado lo hicieron según la costumbre y el instinto de vida de las razas primitivas, sino en poblados lacustres, por lo menos a orillas o lo más cerca posible de los depósitos y corrientes de agua, a donde la iban a tomar para su acarreo. Los misioneros cambiaron el zanjado por el sistema canalero en "canoas" labradas en troncos largos de pino, facilitando así la corriente de agua hasta el centro de la ciudad donde según informaciones especulativas de la tradición, la famosa pila bautismal recibía el caudal y vertía, a través de sus angelitos y mascarones, el agua presionada con el desnivel. Hacia el año 1600 los españoles introdujeron el cavado de los pozos artesianos en los típicos corrales siempre adosados a las casas, o en el centro del patio en calidad de fuente. Habían de pasar un poco más de otros cien años para que mejorara el servicio del agua en forma pública mediante la instalación de una pequeña red de tubería de barro vidriado, que las autoridades de ese tiempo hicieron venir de la ciudad de Querétaro. Tres kilómetros y medio de esta tubería fueron tendidos desde el manantial Chuparrosa hasta la ciudad donde fueron instalados varios alcantarillados para que de ellos fuera el vecindario a surtirse de agua. De mañana temprano o ya para caer la tarde, las jóvenes doncellas tomaban a su cargo este menester; era incuestionable eso que parecía molestia, cumpliéndose así una tradición española, la espera de los novios al paso de sus dueñas a la ida y vuelta de la alcantarilla, y se cantaba aquello: "Las muchachas de mi pueblo, apenitas ven al novio, ¡mamacita, voy al agua!". En la parte de Taximaroa en testimonios de esta monografía el lector ya habrá pasado por la lectura de uno de esos documentos que nos habla de otro cambio de sistema, de la tubería de barro a la 222


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metálica en 1907 y con una red para servicio domiciliario a lo que era la Pequeña Taximaroa. Conservaron, sí, las alcantarillas, pero instalaron hidrantes en algunas esquinas de las calles. Nuevamente, dañadas las aguas por el descubrimiento de la toma y la parte del acueducto que fue conservado, éstas ocasionaron graves padecimientos hídricos sobre todo en los niños, así se presentó la necesidad de mejorar y sanear el servicio del agua. Don Jesús Ávila Ruiz, don Genaro Montes y don Aquiles de la Peña se propusieron realizar la importante obra. Con el apoyo entusiasta del Presidente Municipal, C. Jesús Merlos, gestionaron y obtuvieron un préstamo de cuatro millones de pesos con el aval del C. Gobernador del Estado, cantidad que financió el Banco de Obras Públicas Urbanas. La ciudad fue abastecida, no así las partes altas de ella. El año de 1956 fueron realizadas estas obras a través de un Comité de miembros muy respetables por su honestidad. En mayo de 1976, veinte años después, hubo exigencias y reclamos para dar agua a toda la población. Anteriormente había sido gestionado nuevo préstamo a Recursos Hidráulicos esta vez. Tras largas gestiones, muchas desesperanzas y no poca oposición del pueblo, se concedió al municipio un crédito por $10.500,000 pagaderos en 14 años. Con esta tercera ampliación de la red de distribución, no queda lugar en la ciudad a donde no llegue el agua. El señor Antonio Delgado Díaz, Jefe de la Oficina de Control de Aguas, asegura que sólo un 0.5% de la población no tiene servicio, y esto porque los interesados no la han solicitado. El problema de la oposición de parte del vecindario de que se habló anteriormente, tuvo su causa en el temor del encarecimiento del agua con la instalación de los medidores del líquido en cada lugar, pero convencidos del beneficio que el medidor reportaba al consumo y al tributo del agua, cesó la oposición y hoy todo mundo goza de suficiente líquido para cubrir sus exigencias domésticas, inclusive tres barrios altos han aprovechado el agua para hacer de riego sus huertas. Estos barrios son Los Cuitzillos, Tierras Coloradas, El Jaral y Rancho Escobedo. 223


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El agua se capta de dos manantiales principales, el de Los Pavos por sistema de bombeo con capacidad de 180 litros por segundo; el de El Ojo de Agua por sistema de gravedad y con una capacidad de 12 pulgadas por segundo en forma continua. Hay otro manantial del que últimamente se ha hecho toma de agua, el de El Arroyo, exclusivo para las zonas altas de la ciudad y que son conducidas por el sistema Tomper, haciendo llegar el líquido hasta los lugares más apartados del corazón de la ciudad. El agua es de tipo positivo como potable, pero siempre es recomendado tomarla hervida para evitar posibles contaminaciones microbianas dado el antecedente ocurrido en 1959 en que dañada la captación y rota la tubería, hubo contaminaciones graves que provocaron dolencias hídricas en varias personas y no pocos niños, circunstancias que en forma política para soliviantar al pueblo, grupos insidiosos aprovecharon para afirmar que el agua había sido envenenada, caso imposible, pues no hubieran enfermado sino muerto incontables personas, ocasionando un verdadero genocidio. d) Alumbrado Retrocediendo en los siglos y ya ubicados en su asentamiento los otomíes de Taximaroa, emplearon tres sistemas de alumbrado aprovechando la abundancia de recursos naturales: la hoguera o fogata dentro del hogar (cocina), que todo era para ellos el único cuarto de que disponían en sus chozas de varajaque (varas y lodo, techo de pasto, zoromuta o pencas de maguey); la hoguera propiamente dicha en las reuniones públicas nocturnas y que con el tiempo se llamaron "candiles", "lumbradas", hechos con cueramo u ocote, leña o resina. Dentro del hogar o fuera de él, a este tipo de alumbrado los indios le arrojaban a veces granos resinosos de copal u hojas de "mixe" (mije, tabaco silvestre) tanto para aromatizar el ambiente como para atraer la presencia de los dioses durante las horas de su alimento como en las reuniones, aromas que según el 224


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decir de los indios, eran muy gratos a sus tótems, que les traían así toda suerte de bienes. El empleo del ocote no es recurso extinguido aún, no así los candiles que en el medio rural primero fueron sustituidos por las velas de cera que aprendieron a fabricar con los religiosos, después con el aceite de higuerilla, el sebo de res, luego la parafina, hoy el petróleo y en algunas comunidades favorecidas, con el fluido eléctrico. Este ordenamiento o proceso del mejor alumbrado tuvo mucha o igual semejanza en el medio urbano. El sebo de res, la estearina, derivado de la glicerina, la parafina obtenida en principio del alquitrán, luego del petróleo, el petróleo mismo, el gas y el fluido eléctrico. Las velas fueron utilería luminaria de la aristocracia en los artísticos candelabros, luego el uso del petróleo a partir de su descubrimiento como combustible en 1858, en los quinqués, simples aparatos o mecheros en las casas de la clase media, los faroles en las esquinas. El alumbrado eléctrico consumó el mejor medio de alumbrado. En Taximaroa, a fines del siglo XIX, entró la corriente eléctrica con la Compañía Textil "La Virgen" sin que ella trascendiera a la población. El doctor Luis Chávez, gran emprendedor, gestionó y obtuvo el permiso correspondiente para instalar la primera turbina en el viejo molino de San Francisco, aprovechando las aguas del río Grande, comprometido con el Gobierno del Estado a suministrar fluido a la ciudad, como lo hizo en 1910, energía que fue disminuyendo en los 30 años de servicio a causa del deterioro de las líneas por donde escapaba mucho fluido. Muerto el doctor, la empresa pasó a manos de su hermano Teodoro Chávez quien vendió el equipo eléctrico a la Cía. Hidroeléctrica del Centro con asiento en la presa de Tepuxtepec. Esta venta se produjo por la intervención de don Jesús Ávila Ruiz, el 27 de septiembre de 1947. Para 1960 en que el Presidente Adolfo López Mateos nacionalizó la industria eléctrica en México comprando a todas las empresas sus instalaciones para fundirlas en la Comisión Federal de Electricidad, ya entonces Ciudad Hidalgo tenía una oficina: Oficina Central de la 225


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Compañía de Luz y Fuerza del Centro, habiendo sido su primer administrador el señor Francisco Delgado, establecida el 27 de septiembre de 1936, actuando aun con la energía de la hidroeléctrica de San Francisco ya reformada. En la actualidad, con la Comisión Federal de Electricidad Sección Morelia, Delegación Ciudad Hidalgo, sabemos que: 1. Hay 8,400 consumidores de fluido y energía. 2. El consumo mensual por alumbrado y energía representa una descarga de 7.154,754 Kws. 3. Por extensión esta Delegación suministra servicio eléctrico a 29 poblados. 4. Atienden el servicio de oficina y campo 25 empleados. 5. Es Administrador el Sr. Francisco López Zaragoza. e) Salubridad Pública Para sentar las bases de la historia de la salud pública en el Municipio de Cd. Hidalgo, aunque no relacionados concretamente con él, pero sí tocado por los daños generales que sufrió el país entero en aquellos tiempos, tomaremos una efemérides muy antigua. "Los Anales Precortesianos, Anales Toltecas, Anales Chichimecas conjuntados en uno solo, documento escrito por el Lic. Faustino Chimalpopoca, un indio que se superó dentro de la familia de su raza hasta figurar como letrado: "9

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En este año hubo temblor; por el que muchos carros se destruyeron; todas las casas se cayeron y sucedieron otras muchas cosas. En este año levantaron el templo de Huitzilopochtli.22

En el periódico oficial del Gobierno del Estado, 22 de diciembre de 1905, apareció la siguiente noticia: "El P. Agustín Hunt Cortés encontró en 22

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Granizó mucho; murió mucho pescado. Bajó la langosta y se lo comió todo. Hubo grandes temblores de tierra. Se reventó el ojo de agua y hubo grandes inundaciones. Por este tiempo fue muerto uno llamado Cayzontzin que no quiso venir a México. Se sentó en el trono el señor Moctezuma. Abundó mucha carne de pato. Gran peste y abundancia de conejo. Hubo grande polvareda que perdió las sementeras y hubo hambre. Llegaron los españoles, fue cuando Cuauhtemoctzin le tiró una piedra a Moctezuma por lo que murió bautizado con sangre. Se acabó el patrimonio mexicano y tomó el mando Cuitlahuatzin y a los 90 días murió de ampollas. Tomó el mando Cuauhtemoctzin. Muere la nación. En este año comenzó la doctrina cristiana y el bautismo por todas partes".

Al asentar esta noticia, hemos de recordar que precisamente para la inauguración del Templo Mayor de Tenochtitlán, el rey Axayácatl emprendió, después de su derrota en Taximaroa, varias guerras floridas para obtener prisioneros que sacrificar en tal ceremonia. Las historias hablan de 20,000 sacrificados en esta ocasión, por lo que muy posible fuera que el tal cacique hubiese sido un taximaloyano hecho prisionero en aquella fatal derrota. Tlatelolco, en un lugar llamado El Llanito, un hueso, el radio, perteneciente a un cacique michoacano, deducido de los jeroglíficos grabados en él y que además decía: "Guerra Florida". 227


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Investigado sobre la materia de las epidemias que desde la presencia de los españoles en la Nueva España azotaron al país diezmando su población indígena, tuvimos la oportunidad de tener acceso a la Biblioteca de la Escuela de Enfermería ubicada en el antiguo edificio de la Escuela de Medicina, o "Casa Chata", antes Palacio de la Inquisición, en la ciudad de México, habiendo logrado obtener la información que cronológicamente damos a conocer: 1520. La viruela traída a la Nueva España por un soldado de Pánfilo de Narváez, el negro Juan García, se propagó en forma intensa en todo el país. Los aztecas, sus primeras víctimas, llamaron a esta epidemia hueytzahuatl, esto es, gran lepra. El rey Cuitláhuac, como dicen los anales, fue de las primeras víctimas; el rey tarasco Ziguangua, reconstructor de la quemada Taximaroa, fue otra de ellas. Taximaroa no escapó a la desolación. 1535. Como esta epidemia fue reincidente cada 15 ó 18 años, en este año volvió a causar estragos en toda la nación. En este año visitó de paso la ciudad de Taximaroa el conquistador Hernán Cortés, encontrándose con las escenas lacerantes de tantísimo enfermo y el terror de los demás. Para aliviar un tanto tal depresión, dispuso la edificación de un hospital especial para los enfermos de viruela. D. Buenaventura Bicha, el Cacique, tuvo a su cargo esta edificación, primer servicio social del gobierno en este lugar, pues ya antes los religiosos en 1532 habían levantado otro al lado de la pirámide de la Vieja Luna. 1552. Dos años después de erigidos el templo y su convento, la viruela volvió a causar estragos en la región, sus incidencias tornaron en 1577. Parece que estaba harta de tanta víctima, pues dejó descansar dos siglos, pero vuelve a aparecer en 1763, 1779 y, finalmente, defendida la persona, en particular los niños con la vacuna de Roberto Jenner, todavía se da otra asomadita en 1911 en el plano nacional. Ahora la varicela se da el lujo de encarnizarse cada año, pero en casos aislados con los menores de edad. 1531. En sus Memorias, el P. Motolinia nos cuenta cómo en este año de las apariciones guadalupanas vino a la Nueva España un español 228


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enfermo de sarampión. Aquello fue suficiente para que esta infección, propia de la niñez, saltara a todos los indios quienes la llamaron tepitontzahuatl, que significa "pequeña lepra". 1545. El tercer tipo de epidemia, el tabardillo —tifo exantemático— hizo su presencia. Los naturales lo llamaron de dos formas: matlalzahuatl ó "lepra en red", y cocoliztle, "pestilencia". Sólo en Michoacán fueron registradas 800 mil víctimas. Tocó a don Vasco de Quiroga la obra del milagro para enfrentarse a tan terrible mal en su vasta diócesis. Fue entonces cuando el servicio hospitalario iniciado por él, tuvo su arranque y su consumación con las 90 instituciones de beneficencia que logró establecer, entre ellas las cinco relatadas de Taximaroa. 1576. Vuelve el tabardillo con los mismos nombres, pero con mayor violencia. Sus reincidencias se multiplicaron en lo que faltaba del siglo XVI. Fueron registradas en toda la Nueva España nada menos que dos millones de víctimas. Al desaparecer el mal, se ordenó un levantamiento censal de naturales sobre quienes se había cebado la epidemia. En Taximaroa sobraron 50 indios; en San Pedro, 20; en Cuitareo, 20; en San Lucas, 10 y en San Matías para contarlo, 4. Al Ilmo. Sr. Obispo Fr. Juan Medina Rincón y de la Vega, agustino, correspondió la dolorosa tarea de llevar auxilio a todos los pueblos haciendo llegar miles de cargas de maíz y mirar angustiado el cuadro dantesco en que las casas de los indios quedaron abandonadas. 1834. Aparece el cólera morbus, la epidemia más violenta y maligna del siglo XIX que asoló a toda la nación, siempre cebándose en la raza indígena ya aniquilada moralmente por tanto padecimiento. La peste duró dos años en retirarse. Por ésta y las anteriores pestes, de los doce millones de indígenas que poblaban el país conquistado por Cortés y todos los misioneros, sólo quedaron tres millones, en este caso no fueron casas sino poblaciones enteras que desaparecieron para siempre, perdiéndose la raza como sucedió en Taximaroa, la cabecera del municipio. Al Ilmo. Sr. Obispo D. Juan Cayetano de Portugal correspondió compartir el dolor de sus hijos. Se le miró llevando pan, medicina y consuelo hasta donde humanamente pudieron alcanzar sus brazos de padre bondadoso. 229


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1906. Ya no viruela sino varicela, victima a Taximaroa sin otras consecuencias que las fiebres altas y los forúnculos variolosos en los rostros, pero sin dejar la huella del cacarizo ó la ceguera como en aquellos tiempos en que los que sobrevivían a la peste quedaban marcados así para toda la vida. 1917. Azota al mundo la fiebre amarilla con todas sus complicaciones, llamada también influenza española, gripa asiática, lo que haya sido, pero es el caso que sólo en la República nuestra murieron seis millones de personas. Esta peste causó en todo el orbe más víctimas que en las dos guerras mundiales de este siglo. No hubo hogar que escapara, familias enteras desaparecieron, habiendo quedado muchas casas en completa soledad. Los años 1917 y 1918 el pueblo los marcó con la expresión de que todo cuanto ocurrió había sido "castigo de Dios" por tanto delito cometido en las guerras y la Revolución Mexicana en que se atentó en contra de la Iglesia y de su clero. Ya se ha hecho mención del servicio hospitalario colonial sugerido por Cortés, reformado, ampliado y reglamentado por D. Vasco de Quiroga. De este cuadro hospitalario desde 1535 hasta 1792 ya se ha informado de su funcionamiento, a partir de entonces se pierden cuatro de los hospitales del municipio, pero el de la cabecera sigue prestando sus servicios. Ya no hay Guananchas, sólo Mayordomo y Prioste hasta fines del siglo XIX; para los primeros años de este siglo entra en funciones al servicio del hospital la Asociación de las Hijas de María, luego la conferencia de San Vicente. Señoras de buena voluntad la hacían de enfermeras, recolectaban ayuda entre el vecindario. El doctor Ernesto Jiménez por más de 25 años estuvo dando servicio gratuito a los enfermos, después de él, el doctor Alfredo Martínez, siguió el doctor Vicente Hernández Rodríguez hasta que la institución en 1978 fue definitivamente clausurada. Sobre el terreno en que el hospital estuvo construido hay el proyecto, ya está en proceso de ejecución con el derrumbe, de levantar un buen edificio que se convertirá en Asilo de Ancianos "San Vicente". Este proyecto se llevará a cabo mediante una erogación de dos 230


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millones de pesos, la obra es ambiciosa y los ancianos que serán recluidos en la institución gozarán de un ambiente grato donde la comodidad, la limpieza, la atención y los entretenimientos hagan de la vida de este reclusorio un verdadero hogar. Se ha organizado un Patronato cuyos miembros son: Presidente, Sr. Alfonso Marín Maldonado. Vicepresidente, Sr. Rubén Gutiérrez Soto. Secretaria, Srta. María Eugenia Bucio Cianca. Tesorera, Srta. Teódula Pérez Padilla. Pro-Tesorera Sra. Ana María González de Domínguez. Todos excelentes elementos del mejor medio social con mucha visión, incansable caridad y ponderada constancia. La obra será una feliz realidad para Ciudad Hidalgo. Este hospital, en 1950, antes de la Purísima Concepción, después de San Vicente, fue canalizado por el Centro de Salubridad y Asistencia de la Clínica de la H. Ciudad de Zitácuaro, la de Morelia y la Secretaría de Salubridad y Asistencia de la capital del país. Esta información la hemos recabado de la Tesis Recepcional del Médico Homeópata Cirujano y Partero Srta. Gema Marín Peña, año de 1971. En este trabajo por demás interesante, de aspecto monográfico del medio social de Cd. Hidalgo, también la señorita Peña nos ofrece el siguiente dato que habla del servicio hospitalario de la institución que venimos mencionando a partir del año 50 al 78: 1 Médico. Indefinido número de enfermeras gratuitas. 1 Consultorio. 1 Sala de operaciones. 1 Pabellón de cirugía. 3 Salas para internación de enfermos con 8 camas. Entre los servicios que daba, había: a) Consulta externa. b) Primeros auxilios y curaciones. 231


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c) Pequeña cirugía. d) Gineco-Obstetricia. e) Medicina gratuita con muestras médicas. Parece ser que los servicios de este hospital ya en parte eran innecesarios dada la existencia del Centro de Salud de Beneficencia, en cambio Cd. Hidalgo carecía de todo asilo. La Secretaría de Salubridad y Asistencia tiene instalado un Centro de Salud "B" con hospital "D" que fue inaugurado oficialmente el 20 de noviembre de 1962 por el C. Presidente de la República, Lic. Adolfo López Mateos. Padecimientos más frecuentes en el medio ambiente: 1. Vías respiratorias, muy elevados. 2. Gastroenteritis. 3. Neurosis alarmante. 4. Accidentes. 5. Violencias. (Información obtenida del C. Director del Centro, Dr. Felipe González López, egresado de la Universidad Michoacana y Diplomado en Administración en la Escuela de Servicio de Salud Pública de México). LA CRUZ ROJA MEXICANA Esta benemérita institución tuvo su nacimiento en Ciudad Hidalgo en el año de 1959. Fue el primer Presidente de esta Delegación el señor Nicandro López. Muchos conflictos e incontables afanes costó instituirla en esta ciudad donde fue recibida con aplauso general, pero su sostenimiento enfrentó situaciones infranqueables, y, con pena del medio social, tuvo que desaparecer en el mismo año de su fundación. El hecho sobresaliente de su obra fue recoger de la calle los despojos mortales del señor Aquiles de la Peña. Pero la semilla plantada por el señor Nicandro había echado sus raíces, tan profundas, que en 19 años sin riego alguno no se secaron. 232


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En el curso del año de 1978 el Club Rotario y un grupo de profesionistas técnicos de la Universidad Michoacana recogieron el campo. Su paciencia, su obstinación, sus empeños sin descanso, lograron que la Delegación de la Cruz Roja Mexicana volviera a entregar sus beneficios. Ahora, apoyado por las dichas agrupaciones, se ha organizado un Patronato para su sostenimiento. La Delegación se está recuperando a grandes pasos, tiene su oficina y clínica al mismo tiempo en una dependencia del Palacio Municipal, 35 personas voluntarias como "socorristas" de ambos sexos prestan sus servicios; disponen de una mesa de operaciones, instrumental, vitrinas, mobiliario que les cedió la primera Delegación. En este consultorio-despacho atienden consultas, primeros auxilios, suturas, partos de emergencia, atención a los reclusos de la cárcel municipal y acuden presto a los lugares de accidentes por el tráfico o la violencia. De 4 a 5 enfermos atienden cada día sin excluir los domingos y días festivos. Está en proyecto, y ya tienen mucho adelantado, la construcción de su clínica propia donde puedan dar mejores e higiénicos servicios; para entonces la organización de esta Delegación de la Cruz Roja Mexicana contará con un personal dotado de los elementos necesarios para la atención médica y la administración. En julio del año de 1978, La Voz de Michoacán se hizo eco de esta empresa, felicitando y alentando a los organizadores. El autor de esta monografía se une al Diario michoacano en su deseo de que esta institución universal tan respetable y respetada, tenga su función benemérita en Ciudad Hidalgo, respondiendo al eco lejano que aun flota en el ambiente, de la obra hospitalaria de D. Vasco de Quiroga en nuestro Estado. Existe en el Estado de México una institución de servicio médico social llamado Legión Civil Mexicana del Estado de México. Esta Legión se ha proyectado desde 1968 a Ciudad Hidalgo, con la presencia del cura huesos, señor Estanislao Tafolla Moreno, que desde 1946 practica el tratamiento de huesos del cuerpo humano con la autorización y reconocimiento oficial de las autoridades civiles, militares y ejidales, tanto del Estado de México como el de Michoacán. Ejerce su profesión en este Municipio. Tenemos a la vista 233


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el nombramiento respectivo en que se habla de las cualidades profesionales humanas y sociales del señor Tafolla Moreno. Además de la cura de huesos, esta persona atiende otro tipo de enfermedades que cura con medicamentos obtenidos de plantas: pulmonía, bronquitis, padecimientos de la mujer y otras enfermedades. Tiene en su favor el haber sanado a una mujer que cayó de un autobús y quedó deshecha, pero no murió. Ningún tratamiento médico le consiguió el alivio; estaba tan baldada que ni aun los alimentos podía llevarse a la boca por su propia mano. La señora está curada con el tratamiento de este señor. Hubo en tiempos muy atrás un señor llamado Jesús, nadie recuerda su apellido. Era yerbero, sus curaciones llegaron a ser notables, los cuatro médicos de Tajimaroa veían sus consultorios vacíos, fueron a quejarse, puesto que ellos se habían quemado las pestañas en el estudio y aun así les faltaba clientela porque don Jesús se la llevaba toda, no teniendo título alguno, pues ni aun siquiera sabía leer ni escribir. Llamado el herbolario, éste escuchó en silencio la acusación, luego con sorpresa de los presentes, retó a los médicos para que curasen un enfermo en grave estado. Fue llamado un sentenciado a muerte y don Jesús le hizo oler una yerba que sacó de su "morral"; al punto saltó un chorro de sangre por la nariz del preso, don Jesús pidió a los médicos que lo sanaran, vano fue todo intento, narra la leyenda, el enfermo palidecía y sudaba; fue entonces cuando el curandero hizo oler otra yerba al enfermo y la hemorragia se contuvo de inmediato. Don Jesús siguió curando en Tajimaroa sin más molestias. La partera o matrona provinciana no ha dejado de ejercer desde tiempos inmemoriales. Aunque hoy las mujeres encinta acuden en su mayoría al médico o a las clínicas, todavía en el medio rural y aun en el urbano, esta clase de mujeres sigue viviendo de esta profesión hoy tan ocupada, muy a pesar del control natal. Aparte de los médicos en servicio de las clínicas del Seguro Social y el Centro de Salud, hay 12 doctores de consultorio privado, una homeópata, dos veterinarios y cuatro o cinco componedores de huesos, aparte del ya citado. El Dr. Avilés, herbolario de alcance 234


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nacional que reside en México, visita nuestro municipio cada mes y da consultas en el Hotel Hidalgo. No faltan oculistas que van de tiempo en tiempo y odontólogos de residencia, homeópatas aficionados, brujos y brujas y neurólogos que atienden en sus frecuentes visitas mediante altos costos, los relajamientos del sistema nervioso, las inquietudes espirituales y enfermedades crónicas, ya sea a base de concentraciones o yoga. De todo hay en la "Viña del Señor". DE LA ENFERMEDAD DE LA NUEVA ESPAÑA DEL AÑO 1576 LLAMADA POR LOS INDIOS COCOLIZTLI "Las fiebres eran contagiosas, abrasadoras y continuas, más todas pestilentes, y en gran parte letales. La lengua seca y negra. Sed intensa, orinas de color verde marino, verde (vegetal) y negro, más de cuando en cuando pasando de la coloración verdosa a la pálida. Pulsos frecuentes y rápidos, más pequeños y débiles; de vez en cuando hasta nulos. Los ojos y todo el cuerpo, amarillos. Seguía (a lo dicho) delirio y convulsión. (Aparecían) postemas detrás de una o de ambas orejas, y tumor duro y doloroso, dolor de corazón, pecho y vientre, temblor y gran angustia y disenterías; la sangre que salía al cortar una vena, era de color verde o muy pálido, seca y sin ninguna serosidad. A algunos, gangrenas y esfacelos invadían los labios, las partes pudendas y otras regiones del cuerpo con miembros putrefactos, y les manaba sangre de los oídos; a muchos en verdad fluíales la sangre de las narices. De los que recaían casi ninguno se salvaba. Con el flujo de la sangre de las narices (si era oportunamente detenido) muchos se salvaban, los demás perecían. Los atacados de disentería (si acontecía que acatasen la medicación) en su mayor parte ordinariamente se salvaban, ni los abcesos detrás de las orejas eran mortales, si en modo alguno retrocediesen, sino que espontáneamente, maduraran, o dada la salida con los cauterios por los agujeros, aun de los abcesos inmaduros fluyese la parte líquida de la sangre, o se eliminara el pus, tras de lo cual quedaría también eliminada la causa de la enfermedad. Además, quienes orinaban con 235


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micción abundante y pálida, partidos (en la autopsia) mostraban el hígado muy hinchado, el corazón negro, manando un líquido pálido (amarillo) y después, sangre negra, el bazo y el pulmón, negros y semi putrefactos; la atrabilis podía ser contemplada en su vasija, el vientre seco y el resto del cuerpo, por cualquiera parte que fuese cortado, palidísimo. Esta epidemia atacaba preferentemente a los jóvenes y rara vez a los viejos, quienes aun invadidos por ella, frecuentemente lograban vencerla y salvarse. Comenzó tal peste en el mes de junio de 1576 y no ha terminado en enero cuando trazamos estas líneas. De esta Nueva España invadió todas las regiones frías en un perímetro de 400 millas y trató con algún mayor miramiento (es decir atacó algo menos) las regiones más cálidas, infestando en las invadidas primeramente ora estas ora aquellas regiones ocupadas por las tribus indias, después, las habitadas por indios y etíopes, luego las de población mixta de indios y españoles, más tarde todavía, las de etíopes y ahora, finalmente ataca a los españoles. El tiempo era seco y tranquilo, aunque turbado por sismos; el aire, impuro henchido de nubes, que, empero, no se resolvían en lluvias convirtiéndose en verdadero semillero de putrefacción y corrupción. Los indios eran aficionadísimos al vino, e ingerían indistintamente, ají y maíz, generadores abundantemente de bilis y sangre y otras sustancias, no sólo de jugo malo y craso, sino también de sordidísimo alimento. Pocos se salvaban de aquellos cuyo vientre parecía hincharse. Al principio la sangre por algunos era expelida no con extremadamente grave enfermedad, después, por muy pocos, extinguiéndose rápidamente las energías vitales. Más suave medicamento era propinado, cual el obtenido de la casia fistulari llamado diaprinus simple y diacatolicón y en caso de penuria de estos elementos totoycxitl en peso de una onza, y cacamotic de media o casi de dos, raíz de coanenepilli reducida a polvo en medida de dos dragmas que además de que suavemente evacuan los humores biliosos y atrabiliosos, provoca la orina (diurético) y hace frente al tóxico y después en verdad teriaca magna con cuya bebida innumerables personas como milagrosamente se salvaron. Mas si la enfermedad persistía, era remedio a utilizar ungüentos desobstruyentes ungidos 236


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alrededor de todo el vientre y beber jugo de cebada cocida, de corteza de raíces de apio de huerta, de raíz de coanenepilli y de simiente de hinojo, y de cuando en cuando también emplear cocotlacotl chipaoac y atochietl de los que hemos dicho lo preciso en nuestra historia de las plantas de Nueva España, para que abiertos todos los orificios por donde quiera pudiese ser expelido el veneno, que sería también evacuado por la orina. Se ponía término a los tumores contra la naturaleza nacidos detrás de las orejas, aun estando inmaduros aplicando un hierro candente y el pus que fluía por las mismas orejas era limpiado con algodón y también con miel rosada. Si en verdad aquejaban disentería, gran auxilio contra ella deparábamos no ya sólo utilizando los medicamentos corrientes vulgares, sino también con jugo de granadas agrias, agua de cabezas de rosas y rociada de llantén miel rosada, alumbre y el llamado diez o más veces introducidos en el vientre del enfermo mediante un sifón (tubo o cánula). Aplicábanse al corazón apósitos reconfortantes (corroborantes), aromas al aire y al alimento col ácida expulsadora de la putrefacción. Unos utilizaban atochietl cocido de alguna esperanza o raíz de la planta llamada quauhayoachtli de los cuales vegetales tratamos en nuestra (citada) historia y otros se servían de ajos majados, con el denominado atole ni faltaban quienes con gran detrimento para los enfermos lavaban con agua fría sus cuerpos y rociaban sus frentes con jugo de coactli cocido dándoles además a beber jugo de iztacpatli finalmente casi nadie en tanta penuria de remedios y de médicos, no diría ya incluso de alimentos, renunciaba a probar cualquiera cosa que llegase a sus manos. Mas por nuestra parte los medicamentos que dijimos que eran útiles, pudimos comprobarlos por propia experiencia y no los administramos sin resultados de ingente salud y felicísimo evento y los hicimos visibles a otros para que ellos a su vez aplicaran estos hallazgos contra la crudelísima peste. (Tomada de la Prensa Médica Mexicana, Relación de Fr. Bernardo de Sahagún).

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f) Parques y Jardines De los primeros no existe más que un pequeño llano que los niños del barrio utilizan para sus juegos, sin arreglo alguno ni atractivo que llame la atención: un árbol donde sombrear, una banca para descansar o algún columpio o tobogán donde distraerse. La pelota en uno de sus juegos, o en todos, hace la fiesta de muchachos que se congregan en las tardes o en días de no escolaridad. Desde tiempo inmemorial hasta alrededor de los años cuarenta, atrás del Panteón, había unos ilimitados llanos. Fueron campos de juego de escolares, jóvenes y adultos. Beisbol y futbol allí se jugaban. Una tierra estéril donde sólo se criaban los magueyes y las hormigas. Pero al ser introducido el canal Taximaroa, esos lugares se convirtieron en tierras de riego y hoy son sementeras y poblado; algo quedó para construir la Plaza de Toros, circundar el Campo Deportivo "Máximo Martínez" y ampliar el Panteón. No quedó en previsión una reserva para convertirla en Parque Municipal y Ciudad Hidalgo, una población floreciente en lo industrial, comercial y cultural, carece de este medio de expansión para la niñez del lugar. Nada hay más que decir sobre este particular. En cuanto a jardines —hablamos malamente en plural— sólo existe la llamada Plaza, Plaza Hidalgo o simplemente el Jardín antes de llamarse la población Ciudad Hidalgo. Algo se ha apuntado al hablar sobre urbanización, pero ampliaremos la información haciendo mención de los cambios que ha sufrido a través del tiempo. La plaza recibió inicialmente su forma paralelográmica con embanquetado de piedra menuda y muy lucida con figuras, sus prados y la consabida fuente en su parte central. Fue hasta 1880 cuando este lugar recibió su primera remodelación al serle cambiado el piso de piedra por el de losetas de ladrillos y su kiosco sobre la fuente, para que las dos bandas del pueblo dieran sus "serenatas" dominicales, además se le hizo un anillo central en torno al kiosco para dar más acceso a los paseantes, anillo que tomó por su cuenta la "crema social". En 1905 recibió la Plaza un retoque por algunos desperfectos en las banquetas. Una segunda remodelación se le hizo a 238


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este céntrico lugar en 1942. Los enladrillados fueron sustituidos por concreto, fueron retirados el anillo, la fuente y el kiosco, en su lugar fue construido el hemiciclo donde fue colocado el busto del Cura Hidalgo. Este hemiciclo adornado con columnas de estilo dórico le daban solemnidad, lucía su tribuna central y el foro escenario para los actos cívicos, que remataban en la parte baja con el semicírculo o explanada para colocación de los niños de las escuelas y el público. Para 1974, el Gobierno del Estado se propuso remodelar las plazas de todos los pueblos del Estado con visión turística. Ciudad Hidalgo recibió la suya modificando totalmente su apariencia, el busto de Hidalgo fue sustituido por estatua de bronce, aunque perdiendo mucho de su original efigie; fue quitado mucho sombrío y la explanada recibió mayores proporciones. Luce muy bien al quitársele la fisonomía pueblerina y ofrecer a los visitantes un rostro de una verdadera y progresista ciudad. g) Centros recreativos Si así se les puede llamar a los sitios donde acude todo género de personas, hablemos o nombremos por centros recreativos desde luego la Plaza Hidalgo, Frontón Club "Chapulín", Campo Deportivo "Máximo Martínez", la Plazuela "Cancha Zaragoza", los campos de Beisbol "Carlos Gálvez Betancourt" y "Fábrica La Virgen", Lienzo Charro, Plaza de Toros y albercas, como sitios abiertos. Cerrados, el Cine Lux, el Salón "Tepeyac". Ahora, si pueden llamarse también "centros recreativos", están el Salón Moctezuma, el Pedro Espino, el Café "Vikingos" y los billares que ofician más que como recreo, de pasatiempo para los tahúres. Entre los proyectos que ya están en marcha por parte del H. Ayuntamiento, serán ofrecidos con los meses La Ciudad Deportiva al sur de la población y del otro lado del Río Grande. La superficie que ocupará este magnífico centro proyectado ya en maquetas, escenario deportivo, será de más o menos nueve hectáreas y serán gastados diez millones de pesos. Otra construcción de carácter privado será un 239


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salón de Cine que el C. Senador Cuauhtémoc Cárdenas y Socios tienen en proyecto levantar en el terreno solar donde estuvo la gasolinera del Sr. Romero, un salón que acredite a la ciudad y sea una excepción en todo el Estado. h) Atracciones turísticas En un guión turístico llamado El Rumbo de Michoacán señalan sus autores, entre otras cosas, los Circuitos Turísticos, correspondiendo a nuestra región el circuito oriente, que da distancias entre las cabeceras municipales y expone sintéticamente el atractivo de cada lugar. En este circuito, Ciudad Hidalgo es un trampolín para saltar hacia sus cuatro puntos cardinales donde tiene que ofrecer al visitante alguna cosa de su paisaje, algo de sus bellezas, algún interés turístico, histórico y arqueológico. Ante todo y sobre todo, en primer término, la ciudad que si en sí no es bella, resuma el aroma del misterioso y legendario nombre de Taximaroa como "lugar de traición", que es lo que más significa para los visitantes: lo que fue y sigue siendo este pueblo que "anda en boca de todos". Sus huellas prehispánicas, sus maravillas naturales entre las más bellas del Estado, sus panoramas recónditos en las intrincadas montañas vestidas eternamente de vegetación. Hay mucho que verle a este Municipio, bastante que visitarle, zonas desconocidas que convierten su área en Parque Nacional. De la Revista "México Desconocido", número 18, extraemos parte de un artículo, "Al Final de un Apartado Camino", debido a la pluma de Enrique M. Molrui quien nos dice: "¿Oyó usted alguna vez hablar de Tajimaroa, Mich.?". Luego prosigue descorriendo la cortina de una parte de su íntima historia, vieja historia con sus hechos militares relevantes y su ciudad fortificada, admiración y elogio de los hispanos. Nos habla del templo y de sus joyas arqueológicas, discurre sobre una ciudad al parecer sombría y sin interés alguno para el viajero poco observador, pues partida la ciudad por la carretera, no ofrece a la vista atractivo alguno. Pero Molrui habla de otra cosa que 240


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hace indeleble una visita a esta Tajimaroa al enderezar su comentario del camino "hacia los encantos de la montaña". Y dice: "A partir de Ciudad Hidalgo el viajero puede disfrutar de hermosos paisajes de montañas muy pobladas de pinos y oyameles. Puede, por ejemplo, continuando hacia Morelia, disfrutar de ese largo y fascinante mirador hacia la gran sierra occidental que es el tramo de la carretera conocido como 'Mil Cumbres'. O puede dirigirse hacia otra encantadora montaña con paisajes típicamente alpinos, rumbo a los Azufres, balneario termal sumamente concurrido". "Y si lo que busca es ese apartado camino, esa brecha de la que no se sabe ningún itinerario, entonces ha de tomarse el camino a Mata de Pino…"

Impresionado Molrui por la belleza del lugar con su enorme presa de aguas tranquilas y azules, de sus arroyos y ríos, de la estampa alpina de sus montes aledaños, de su pesca, del correr de sus vientos con olor a pino, describe y descubre al turismo la ambicionada quietud de Mata de Pinos, fascinante panorama donde los nervios relajados por las inquietudes y violencias citadinas, se tranquilizan, y el espíritu se envuelve en la soledad rutilante del paisaje, frío y soleado a la vez, donde "los ojos cuajan tantas bellezas y miran sin cansancio". Pero Enrique Molrui ha olvidado otro recóndito camino, el no menos áspero y también sin ruta ni itinerario, la brecha que lleva a los turistas hambrientos de silencio, quietud, brisa, sol y anchos horizontes, a la no menos bella, quizá más atractiva presa de Pucuato, esa gran explanada, cristal de agua ondulada, azul y verde, gris y clara retenida en turgente hondonada en el elevado valle ceñido por la fronda de pinos, encinos y oyameles que se reverberan en sus aguas forjando un segundo panorama. Un lago estremecido por el frío bajo cuyas aguas pululan por cientos de millares variedad de peces y sobre ellas, como manchas o siluetas, se deslizan los patos en invierno y otras aves migratorias que en la fiesta de las horas nevadas no faltan en tan altas tierras. Y no es todo, cuatro kilómetros adelante entre las sombras de la selva y los claros de luz y sol que hacen el camino, Sabaneta nos ofrece la visión 241


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no menos bella de su encajada presa partida en dos por un sendero sobre el dique. Eremítico lugar más propio para la meditación que para darle al alma el júbilo impresionante de su acuarela multicolor, refugio insólito de aguas aprisionadas donde ocultan también su vida inquieta incontables peces. Sin duda alguna el platillo fuerte del turista es el cerro de los Azufres con sus 30 manantiales y sus incontables solfataras, especialmente El Curritaco y Humaredas. De estos 30 manantiales se dan al lector la descripción geográfica y térmica de 14 de ellos en que se habla de uso, capacidad de contenido, el análisis de sus aguas y otros aspectos interesantes para el visitante observador, pero antes, en recorrido a vuelo de pájaro, visitaremos otros lugares no menos atractivos que forman el escenario turístico que la naturaleza ha regalado a Ciudad Hidalgo. El Cerro de Garnica. Entrando por el Puerto de Atzimba sobre la carretera de Mil Cumbres con desviación de tres kilómetros, el viajero puede atravesar la abrupta sierra de Pino Gordo y adentrarse cómodamente en su automóvil por la brecha fácil que conduce a un lugar llamado "El Mirador", balcón fascinante desde donde se abarca la mar inmensa del Valle de San Pedro, las cadenas montañosas de las sierras de Maravatío, Angangueo, Zitácuaro y el volcán de Toluca a cuyo Eje pertenecen. Una visión maravillosa de distancias, horizontes, tierra plegadiza en lomeríos, cerros, cañadas; ríos y sementeras; casas y ganados como puntos diminutos que salpican el manto del paisaje. Mil Cumbres. Meter por los ojos este esplendente paisaje no se hace necesario forzamiento alguno. Su atrevido despliegue es vaho de profundidad sin límites que atrae a la vista de los menos sensitivos. Mil Cumbres es un tapete arrugado que está tendido hacia el occidente y sur partiendo de El Mirador. Es la maravilla sísmica de un plegamiento de la corteza terrestre cuyo horizonte se dilata hasta los confines del cielo, chocando con la efigie solemne de unas torres, los hermosos Picachos de la sierra de Cucha, majestad de la tierra 242


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hundida entre calinas en los meses de calor, neblinas rasgadas en el verano con brillante cielo, azul sin mancha en el invierno. En este sitio, un buen alto en el camino para saciarse de mirar los efectos de una vorágine volcánica, la historia palpitante de una página geológica en tierras michoacanas donde el Municipio mete sus pies quizá hasta la rodilla, el viajero podrá descender al océano de montañas tomando la desviación de El Caracol, un pasaje escalofriante donde el abismo se hunde hasta el infinito y el risco se levanta hasta el firmamento, pero hay paso para llegar al rústico y alegre pueblo de El Caracol, un lugar donde empieza el infinito de tierra abajo y de meseta arriba, pueblo auténtico de rancio provinciano con sus calles empedradas, los aleros de sus casas, su placita, la escuela y el edificio consistorial de la Tenencia, la iglesia aseada que parece turrón de azúcar y sus habitantes escurridizos, pero hospitalarios. Paz con sol tibio y viento fresco. Empieza Tierra Caliente, hacia abajo, hacia el mar, hacia el Pacífico que se adivina en la lejanía azulada de las sombras chinescas del perfil de las montañas. San Antonio Villalongín y Agostitlán de Benedicto López son otras dos tenencias del municipio, dos pueblos con toda la estampa rural de poblados montañeses, verdaderas aldeas que reflejan el ayer, el empezar de Taximaroa, donde el tiempo se desliza entre el polvo de las calles desnudas, casas de madera, techos muy inclinados de tejamanil, la rústica plaza con su fuente, sus iglesitas en paño blanco, sus fugaces construcciones donde la existencia y fisonomía de ellas tratan de imitar a la ciudad. San Matías Carácuaro, que cierra el Valle de San Pedro por el oriente, es el exponente arqueológico más importante de la región. Su pirámide, su templo, sus cruces, su atrio, su mina, su tesoro y su campana misteriosa son los incitantes para visitar este poblado de indígenas ya no puros. En sí el pueblo es triste, de calles accidentadas y de rústico caserío, pero encierra, no se sabe por qué estigma muchas cosas qué hurgársele de su pasado histórico y en sus despojos presentes. De este lugar, en su mayoría, proceden las casi mil piezas arqueológicas que se exhiben en el Museo Municipal, fruto de una 243


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obra tenaz de dos arqueólogos aficionados, D. Francisco Miranda Paulín y D. Carlos Barajas Pérez, éste ya finado. Los objetos exhibidos son ejemplares de casi todos los Horizontes que la historia señala al proceso de evolución cultural de nuestras razas precolombinas, además, artesanías regionales que traen su procedencia otomí y tarasca. La imponente mole del viejo volcán de San Andrés (2,282 metros sobre el nivel del mar), descrito por el C. Prefecto de Zinapécuaro, D. Lauro G. Guzmán, documento que se ha ofrecido al lector como final del estudio geológico del Municipio, más que un interminable museo de ecología y hábitat, es todo un reto, no al montañista, sino al cazador, al botánico, al geólogo, al amante de lo grandioso y esplendente. El autor de esta monografía, allá por 1930, pudo encumbrar su cima en una aventura fascinante con un guía y un grupo de exploradores. En ese lugar vivimos el impresionante escenario de una selva casi cerrada que arrancando desde su inmensa base, se hizo más impenetrable y majestuosa allá en la cumbre. Una sierra sombría vestida de bosque eterno, exuberante, virgen, con ejemplares monstruosos por su grosor y altura envueltos en lianas, heno y pasuén, troncos heridos y sin cicatrizar por las balas de un combate en Viernes Santo, en 1928. Por aquí rocas gigantescas esparcidas como minaretes arropados con pasuén; allá, árboles como altares ornados por variedad de plantas trepadoras, doseles imperiales de la selva sin dueño y sin vasallos; albergues y cubículos de ciervos, liebres, zorras y felinos; grietas y barrancos, alfombras de huinumo; gemir de viento y nieblas escurridizas de vapores invernales. Cuánta belleza, qué inmensidad, cuánto abismo a sus pies, qué majestad mirando más cerca el cielo espléndido de enero y las lejanías onduladas de la sierra en el confín de la mirada. Las Grutas. Caverna inmensa sin límites conocidos ni explorados a sólo tres kilómetros de la carretera, frente al cerro de El Fraile y a 8 kilómetros de Ciudad Hidalgo rumbo a México. Una obra de la naturaleza como consecuencia de un movimiento truculento de acción 244


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telúrica en la tierra. Viene desde el cerro de San Andrés, se bifurca en Santa Rosa hacia Irimbo, y de Santa Rosa baja formando un intrincado de galerías, pasando por Turundeo, Tuxpan, Jungapeo, descargando una corriente interna en el río Tuzantla en la profundidad de un barranco perdido entre la espesa maleza. Tiene varias entradas: Las Grutas de Hidalgo, El Aguacate en Jaripeo, Irimbo; centro de Tuxpan y Santa Catarina, Púcuaro en Jungapeo. Los indios conocían estas entradas, de ellas hablaron con los religiosos y por éstos se llegó a saber de la existencia de esta caverna sólo explorada turísticamente en la parte de Las Grutas y a una distancia de escaso medio kilómetro, teniendo que subir a la entrada por medio de escalera y caminar cansinamente en ciertas partes. La condesa de Tuxpan, mandó ademar para hacer un túnel y así darse seguridad en su recorrido y proporcionar misterio a sus apariciones de que era muy amante. Tradiciones que se conservan de relatos hechos por hombres que recorrieron esos túneles conduciendo mulas cargadas con metales finos, aseguran su existencia. Jesús del Monte. Ya no es municipal, pertenece a Maravatío, pero confina con Hidalgo y está más cerca de aquí que de allá. No es una maravilla, pero sí algo atractivo para quien es amante del paisaje, de lo antiguo y de lo raro. Es una Ermita o Capilla, casco de una hacienda que abarcaba parte de Tacario. Sus dueños debieron tener buen gusto y espíritu piadoso al levantar la capillita y dotarla de un armonium. Un hoy descuidado jardín con su avenida de palmeras, su fuente, sus bancas, pretiles caídos ya levantados con cercas de madera, le daban un aspecto singular, remontado al lugar sobre el confín de una ladera del cerro Grande. Las brechas abiertas para bajar trozos de pino y carbón, en la sequía, permiten llegar hasta Jesús del Monte y campear con una buena comida y beber hasta saciarse de la legítima agua de la sierra. En tiempo de lluvias sólo se puede caminar a pie o en cabalgadura. Tres horas de camino andando bastan para llegar a este lugar solitario sólo visitado por los pájaros. No es un lugar abandonado, familias que se han sucedido en propiedad cuidan la 245


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capilla, las casas y los sembrados. Cada mes sube de Maravatío un sacerdote católico a oficiar la misa. Jesús del Monte es poco visitado, pero es una oferta turística para los amantes de caminar explorando y cazando, antojándose vivaquear en alguno de sus lugares, entre los pinos, las palmeras o en el gran atrio de la capilla. Otros atractivos turísticos del Municipio lo constituyen sus elementos arquitectónicos cuya fisura encaja en el arte indígena, el híbrido tequitqui, el toscano, el mudéjar, el barroco y el plateresco con cinceladas de neoclásico. Ejemplares de esta mezcla de tipos de ornamentación y edificación son el templo parroquial, el Santuario de la Inmaculada, la Iglesia de San Juan, la Capilla del Sagrado Corazón, el templo del Perpetuo Socorro, la Capilla de Nuestra Señora del Rosario y el Palacio Municipal, en cuanto a construcciones edificiales. Otros elementos, muy valiosos por cierto, son la pila bautismal, la cruz atrial y algunas piezas del museo. Hablaremos un poco de todo. El templo de San José, la parroquia, que llevó anexo el convento y del que ya se ha hablado, es la mayor obra que nos legaron los frailes franciscanos, no los agustinos como se ha dado en afirmar. El año de 1531 miró el inicio de esta obra, una construcción inicial con adobe, modesto templo de misión, pero cambiado luego por la proporción de su actual mole, todo un templo de fortaleza23 con reciedumbre de siglos. El año de 1550 cubrió su terminación, sin torre ni los minaretes que se observan hoy. No tuvo arquitecto, pero tal vez quien de los frailes dirigió la obra sería un italiano venido de La Toscana, en el sur de Italia, porque su estilo general es abiertamente de gusto precisamente toscano, todo un "cañón" con arcos de sostén de medio punto, pero sin columnas de apoyo ni ábside especial. Su altar mayor fue una revelación del estilo neoclásico con columnas corintias y doseles cortados, más severo que Temerosos aun de la osadía de los capitanes españoles, los religiosos le dieron al templo la fisonomía de una verdadera fortaleza. En previsión de nuevas tropelías. 23

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el sencillo de hoy ya modificado que conserva sus columnas dóricas que forman el escabel de la Trinidad, esculturas adosadas al muro que dan remate al altar mayor. Despojado de altares, de púlpito y comulgatorio, de su decorado en frisos arabescos y su ornato de los doce apóstoles, adquirió la estampa genuina del toscano en que la pintura le da visión alegre sin ser solemne ni severa, tirando a lo cristocéntrico que se modela en las modernas iglesias donde la geometría de la forma cala la estampa de simples salones de convención social. Gema Marín Peña, en su Tesis Recepcional, año de 1970, nos construye su fachada diciendo: "La fachada de la parroquia ofrece un genuino ejemplo de arquitectura del cinquecento. El paño liso tan característico del plateresco hace destacar en él un rosetón de tipo gótico y una portada en la que las columnillas gemelas que sostienen el arco de medio punto, reflejan influencia bizantina, que es uno de los tantos estilos renacentistas del siglo XV. La ventana que se abre en el cubo de la torre y los arcos de la portada del convento reflejan el gusto griego moderado en sus arquitrabes".

Hay en su fachada barrocos discretamente cincelados y mudéjares no observados a simple vista. Sus ángeles, gusto clásico francés, contrastan con las conchas típicas del gusto peculiar michoacano. Las proporciones de esta iglesia ya cubierta de pátina en sus exteriores laterales, son las siguientes: altura de la bóveda, 18 metros; espesor de los muros, 1.20 mts.; largo del cañón, 45 mts.; anchura del interior, 11 mts.; altura de su torre interminada, campanil, 27 metros. Su atrio, el espacio libre que fuera el huerto del convento y los restos del mismo, abarcan una superficie total de un poco más de media hectárea, o sean 5,000 metros cuadrados. El templo de San Juan, hoy parroquia del mismo nombre, pero más conocido por "templo de San Juanico", fue inicialmente levantado para capilla del barrio en 1916, un trabajo que durmió los años sin llegar a ser terminado. En los años finales de los sesenta 247


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fueron tomadas las providencias, sugerencia del vecindario y apoyo del párroco Sr. Pbro. D. José Reyna Muñoz, ya se le vio no su total terminación, pero sí su acogedor arreglo, para ser sede parroquial. Su torrecita, su cuerpo, todo blancura, recuerdan el estilo californiano de las misiones del siglo XVI. Capilla del Sagrado Corazón. Otra capilla para la barriada de "La Morita", hoy se ha convertido en templo parroquial. Su atrio protegido ya por su verja mural, besa la carretera; el templecito se empina hacia la cima de la loma luciendo su escalinata. En el mes de abril de 1916 fue iniciada su construcción que fue suspendida ya fuera por los azares de la Revolución, ya por los problemas religiosos o lo innecesario entonces de esa obra, o simplemente por abulia, falta de iniciativa o de medios económicos, los muros quedaron allí en semiabandono, simulando las ruinas de un viejo castillo morisco y del que tomaron posesión la maleza, las sabandijas y las ratas. A ejemplo de San Juanico y por el crecimiento de la población, los vecinos del barrio, también con el apoyo y sugerencia del señor cura Reyna, reemprendieron la edificación y hoy la iglesia ofrece una arquitectura modelada en el ojivalismo mudéjar, pero sin ornamentación, lisa, donde señorean su torrecita campanario, su ladrillo rojo y la cruz atrial que le da el sabor auténtico de una verdadera ermita. El templo del Perpetuo Socorro. Capilla también de barriada en sus principios, arrancó el fervor de los fieles para entregarse a la obra tesonera de construir una verdadera iglesia de buenas proporciones. Ya no fue obra de albañiles, sino proyecto y trabajo de arquitecto, un concurso de proyecto que ganó el señor ingeniero Carlos A. Mijares. Los años sesenta miraron el principio: costera para los muros, lámina negra de cartón para el techo, piso de suelo, bancas rústicas y una simple mesa para altar. Hoy aquella capilla es orgullo del barrio. En un terreno de 40 metros de frente por 59 de fondo cedido por los señores Tomás Pérez Luna y Crescenciano Camacho, se eleva el monumento de un templo modernista con la fisonomía técnica de arte 248


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postconciliar, en cuyos elementos se lee el simbolismo evangélico sacramental en sus cubos, prismas, arcos y circunferencias, todo en rojizo y desnudo ladrillo, hasta el mismo techo de auténtico acrílico se manifiesta el mensaje de la Buena Nueva. Fue colocada la primera piedra de esta obra única en la República, el 12 de enero de 1969. Fue hasta el 12 de febrero cuando el desarrollo de la obra tuvo su principio bajo la dirección del maestro albañil Francisco Escobedo Alcalá, supervisado por el ingeniero Mijares, autor del proyecto. Diez años se ha llevado la obra, se han gastado alrededor de dos millones de pesos y aun no ha sido terminada, pero ha sido dotada la iglesia de la casa parroquial, oficinas, capilla del Santísimo, el cuerpo circular de la única nave permite la libre visión de las ceremonias desde cualquier punto de sus radios, de un órgano eléctrico marca Western que tuvo un costo de $333,000.00. No tendrá torre ni campanario, por sonido electrónico percibirán las llamadas todos los fieles. Un dato interesante es saber que sólo en el año de 1978 fueron gastados $770,252.10. En esta obra, pues, se ha mirado en su construcción más a la aerodinámica que a la riqueza de su ornamentación; se ha visto más hacia su funcionalidad mudéjar de doce siglos antes de Cristo, un renacentismo precristiano que dicta escuela en la arquitectura católica mirada al mensaje del Vaticano II. Aquí la geometría logró uno de sus mejores exponentes al lamer los techos del barrio con sus elegantes perfiles que tratan de encajarse en el firmamento. Capilla de Nuestra Señora del Rosario. Levantada dentro del área que la empresa textil dedicó para habitación de sus obreros y a un lado de la correspondiente Escuela, ofrece, en su estilo material de ladrillo desnudo —un abierto y bien determinado gusto bizantino por lo ojival—, un mudéjar sobrio del granadino español. Luce con su porche la capilla y su breve campanario. Don Pablo Rubirosa, don José García Noriega y don Agustín Rico, encumbrados accionistas de la Compañía Textil "La Virgen", S. A., ordenaron su construcción en 1896. Treinta y cinco años después, por defectos y ruinas fue 249


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mandada reedificar en mayor proporción y mejor acabado por don Eusebio González. Dos elementos, objeto de orgullo para la ciudad, es poseer lo que se ha dado en llamar "joyas arqueológicas": la pila bautismal y la cruz atrial. La Pila Bautismal. Se trata de un tazón monolítico labrado en granito, roca volcánica de tipo melanocrata, muy pesada y ferruginosa, que a la vista parece como una copa champañera monumental. Tiene una altura desde la base del borde de 0.97 mts., un espesor de 0.07 a 0.17 cmts. del borde y en su talud hasta la base del fondo cuya profundidad es de 0.27 cmts. Es su diámetro de 2.75 mts. y un peso calculado entre las cinco y seis toneladas. Brillante y muy compacta en algunos sitios, parece que recibió algún estuco; porosa y gastada en otros lugares, semeja la fisura de la "piedra china". Por frisos lleva las letras del alfabeto, ordenado en seis secciones, tres gramaticales y tres ilógicas, esto es, salteadas; entre cada sección van esculpidos en relieve tres ángeles y tres demonios en figura de leoncillos, haciendo un total de seis figurillas y otras tantas secciones abecedarias. Sobre esta pila monumental, ya fuera de uso religioso, se han versado varias opiniones: 1. La trascendente que se remonta a los siglos XIV ó XV. Monolítica en su construcción, su ornamentación externa —en el interior nada lleva sino un escape para líquidos—, al decir de los historiadores es una creatividad politeísta y nada de cristiano. Sus relieves figuraron los dioses elementales: el Ser Bueno y el Ser Malo; los dioses del viento y del agua, de la vida y de la muerte; símbolos numéricos de espacio y tiempo, de sacrificio y fiesta bajo la línea circular de un estucado ecológico vegetal en imitación de frisos grecales. Este aparatoso y trascendente instrumento de auténtico rito religioso, al parecer, tuvo dos objetivos: servir de fuente de purificación a los ensangrentados sacrificadores; abrevadero de licores fermentados para solaz del pueblo al concluirse las ceremonias religiosas realizados en el Cú de la pirámide del Padre Viejo. 250


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2. Luis García Espino, documentado en la obra La Arquitectura Colonial en Michoacán de Manuel González Galván (1977), nos ha proporcionado, confirmado por nosotros al tener en nuestras manos la obra, la siguiente teoría sobre esta pila: "En Ciudad Hidalgo, Mich., antigua Tajimaroa, la pila bautismal actual fue taza de derrame de la primera fuente pública del siglo XVI. Angelillos y leones estilizados chorreaban el agua de servicio (se observan unos escapes circulares muy breves, nota del autor) en tanto letras, que no forman palabras lógicas, bordean la taza y servían, según es tradición, para alfabetizar. Admirable doble utilidad, material e intelectual, de esa fuente. De entre todo el ornato, de esa pila emerge un angelillo desnudo, a la manera renacentista, pero con arcaico sentido plástico medieval". Dos cuestiones surgen de ambas opiniones: la pila es obra colonial o arquitectura precortesiana. Si este notable elemento arqueológico data del siglo XVI, decididamente es producto de la ornamentación colonial aunque ella haya sido labrada por los indios, como pudo suceder, dados los objetivos de ella: ornato de la plaza y libro de lectura, aunque sus letras, en verdad, ya lo hemos dicho, no forman palabras lógicas, pero ello tiene una explicación: los indios hablaban un otomí atarascado en lo que fueron cien años de dominación purépecha (1550-1650) y bien pudo ser una especie de silabario en que el idioma de ellos figuró para darle base al español. En este caso, aceptada así la procedencia de la admirable pieza monolítica, queda desvirtuada la bella tradición precolombina de la gran taza de que se hacen eco todas las historias. Pero si el tazón fue obra arcaica del horizonte postclásico, reforzando la tradición, razonaremos afirmando que ni letras ni ángeles fueron conocidos por los otomíes antes de la llegada de los misioneros; en relación con los leones, no conocían más que el puma, y lo figuraban con tosquedad como a todas sus deidades, siempre expresando la idea del "temor", entonces la transformación de la fuente fue sugerencia de los religiosos para hacer desaparecer todo signo de idolatría. Ángeles y leones no están sobrepuestos por lo que se entiende que aprovechando el volumen de los relieves politeístas, con habilidad estética aprovecharon el voluminoso material de la roca 251


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saturada de simbolismos y ellos mismos, empleando el tequitque, mezcla de las arquitecturas europea e indígena, dejaron constancia aun en esa fuente de su fe religiosa y su credo cristiano. La gran taza sigue en su sitio, asegurándose que tal lugar fue el centro de la plaza que en Taximaroa tuvieron sus pobladores desde mediados del siglo XV y que en torno de ella se desplazó la construcción del templo. Tal afirmación se sostiene en la idea obtenida de las dimensiones del monolito y su gran peso, nunca fue removido de su ubicación original. En el mismo bautisterio y sirviendo de lavamanos, hay otra piedra prismática de 0.80 cmts. de alto, 0.50 de ancho y 0.30 de espesor. Esta piedra, en forma de estela —tal parece su material— lleva el Escudo de Carlos V y dos águilas bicéfalas por un lado, y por el frente el grabado de una nave con velas desplegadas, simulando a primera vista el caso del Arca de Noé. Dos cosas atraen de esta estela: la presencia de Carlos V en su escudo y la hipótesis de una tradición.24 La Cruz atrial del templo de San José. Reliquia arqueológica de Ciudad Hidalgo, esta cruz es un libro abierto de la iconografía híbrida del misticismo pagano y cristiano a la vez, según las teorías despuntadas en torno a la razón de la existencia de la cruz atrial en la inmensa mayoría de los templos de la República. En carta del 27 de agosto de 1529 (José Moreno Villa en "Las Cruces Atriales"), Fr. Juan de Zumárraga pide al emperador Carlos V Taximaroa tuvo el honor de recibir cédula real para la construcción de su templo y el convento, documento que no aparece aquí ni en el Archivo General de la Nación, pero que posiblemente pueda encontrarse en el Archivo de Indias en la ciudad de Madrid; así, entonces, Taximaroa pasa a la categoría de ciudad real. En cuanto a la hipótesis que señala la tradición, es que esta piedra así tallada fue una muestra o señal del Camino Real de Occidente, marcando el paso obligado por Taximaroa viniendo de Maravatío, ruta muy frecuentada por las diligencias y carretas, siendo en Taximaroa "lugar de aduana" donde eran cobrados los derechos de importación de mercancías que por Manzanillo traían las naves a la Nueva España con destino a la ciudad de México. (Información del Sr. Francisco Miranda Paulín). 24

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que ordene a los españoles residentes en la Nueva España que en sus pueblos construyan iglesias "para que allí cada domingo y fiestas ocurran los naturales a rezar, y cabe la iglesia se coloque una cruz grande, elevada". He aquí la razón de la existencia de las cruces atriales en muchas iglesias del país. Cabe, cerca de, junto a, tal es la expresión del vocablo y la ubicación de este símbolo cristiano utilizado por los misioneros en la muy atinada didáctica de la predicación del evangelio. Generalmente estas cruces fueron colocadas en el sitio preciso donde se levantaba el adoratorio o Cú, como es el caso de la Cruz de Taximaroa. Las primeras cruces fueron construidas con madera. Las monolíticas de piedra aparecieron en el segundo cuarto del siglo XVI. Dos tendencias guiaron el esculpido de las cruces, la artística y la iconográfica. El citado Moreno Villa nos dice que fueron ejecutadas por los mismos naturales bajo la dirección de los misioneros, pero poniendo ellos mucho de su creatividad tan peculiar y original". La Cruz Atrial de Taximaroa respira ese exótico sabor del exquisito arte indiano. Como esta cruz, exactamente de su tipo pero no de sus proporciones, en cuanto al disco de obsidiana, sólo existen tres de ellas en Michoacán: Taximaroa, San Felipe los Alzati, desviación a Angangueo, y en Atarázcuaro, a orillas del lago de Pátzcuaro. Precisamente lo interesante de estas tres cruces es el tema iconográfico del disco colocado en el equiángulo de la misma. Los investigadores sobre esta materia afirman que los talladores de estas cruces, previa consulta con los misioneros, fijaron el disco en tal lugar para significar que allí estaba representado el Corazón del Dios hecho Hombre, del Cristo traspasado por la lanza, ese Jesús del evangelio nuevo que los indios estaban aceptando sin despegarse en el fondo de parte de sus antiguos ritos, pues pensaban que tras aquel doble cristal de obsidiana, de ese vidrio negro, residían también los espíritus de sus dioses. Ellos, los naturales, admitían la cruz como símbolo de una fe y como instrumento donde fue atormentado y muerto el Hijo de Dios, pero, a la vez, este disco sumaba para ellos el mundo entero de su idolatría. 253


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En un estudio más exhaustivo de la simbología teogónica indiana, al parecer, el dios Tezcatlipoca ejerció influencia, digamos universal, en la religiosidad de las siete tribus nahuatlacas y en todas las razas que ellas, al llegar a Mesoamérica, influenciaron con su cultura, razas ya establecidas de siglos incontables en el país mesoamericano. Tezcatlipoca aparece enfocado a una universalidad deífica a la que según los atributos divinos que se le atribuían, llevaba varios nombres, conjuntados todos en la simbología jeroglífica o idea de un concepto general: el dios sacrificado. Tezcatlipoca, término náhuatl, descompuesto en su raíz y terminación, de la idea de lo que los indios interpretaron al crear un disco negro de obsidiana en su simbología mitológica, que aplicaron en la escultura de ciertas cruces en que mezclaron dos imágenes, dos rostros, el de Tezcatlipoca, simbolizado en el disco, y el de Cristo rodeado por la corona de espinas; el Hijo de Dios "sacrificado", invisible, como en igual forma creyeron en su divinidad, pero presente en el cielo al lado del Padre, humanado y presente cuando estuvo en la tierra, tal como lo escuchaban de los misioneros al explicarles la muerte de Jesús, su sacrificio, su resurrección y su gloria preparada para volver en la parusía. Un concepto más claro de este simbolismo encarnado en el alma de los indios, explicándose a su modo la dualidad de ambos personajes, nos la da en su tomo XII, página 154 y vuelta, la Enciclopedia de México, que dice: Tezcatlipoca ("el sacrificio"). Deidad mexica. "Era tenido por verdadero dios invisible, el cual andaba en todo lugar, en el cielo, en la tierra y en el infierno, y tenían que cuando andaba en la tierra movía guerras, enemistades y discordias… y por esto le llamaban necocoyaotl (Sahagún). Entendía en el regimiento del mundo y daba y quitaba las riquezas. Era puro espíritu, o sea el viento de la noche, soplo que indica su presencia. Era el nocturno conectado con todos los dioses estelares, y con todas las deidades que significan muerte, maldad y destrucción, por lo que era el patrón de los hechiceros y salteadores. Pero no envejece nunca, siempre es joven, por lo que se le nombra Telpochtli, y como patrono de los guerreros es Yáotl, el enemigo, identificado con Huitzilopochtli 254


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y unido con él en su dualidad; Tezcatlipoca es el guerrero del Mictlán, región de la muerte, mientas que Huitzilopochtli lo es del sur, región de la vida, de la exuberancia. Como inventor del fuego, Tezcatlipoca es llamado Xiotecuhtli, señor del fuego. Es el sol mismo que ha muerto en el poniente, donde ha sido sacrificado, convirtiéndose en Yáoltecuhtli, señor de la noche, identificándose con Mictlantecuhtli, señor de la muerte, porque la noche es la muerte del sol, del día. Como gran hechicero aparece en todas partes; es el tigre que guarda el agua dentro de los montes con el nombre de Tepeyolotli, corazón de la montaña; es el coyote hechicero, Huehuecóyotl, el anciano coyote. Uno de sus naguales es el guajolote, animal en que se transforman las hechiceras durante la noche, y entonces se llama Huexólotl, el gran Xólotl, el hermano gemelo de Quetzalcóatl representado por la Estrella de la Tarde. Como deidad del norte se identifica con Micóatl, la serpiente de las nubes que produce las trombas y que es el gran guerrero y dios de los cazadores. El jeroglífico que da nombre a esta deidad está formado por un espejo redondo de obsidiana del que brota humo, por lo que se ha traducido como "espejo (tézcatl) negro (tlictic) que humea (popoca)". Pero es un jeroglífico ideográfico en que "tézcatl", espejo, debe interpretarse o traducirse por techcátl, piedra del sacrificio, y el humo es la ofrenda que se hace a los dioses del cielo. Por tal razón este jeroglífico ideográfico debe traducirse por "el ofrendado en el sacrificio", o simplemente por "el sacrificado". Por el pie que le falta a la imagen que los indios fabricaron del dios Tezcatlipoca está sustituido por el espejo, indicando que le fue sacrificado. Este pie le fue devorado por el monstruo de la tierra, según la mitología náhuatl, pero la tarasca dice que luego de emborracharse los dioses del cielo lo empujaron hacia la tierra y así quedó cojo. Parece ser que la constelación que representa esta deidad en el cielo, tiene una de las estrellas que representa su pie oculto por la tierra en el poniente. En el Códice Telleriano-Remensis y en el Vaticano Ríos, el pie arrancado está sustituido por el espejo redondo, una serpiente y el jeroglífico de la Guerra Sagrada, el atl-tlachinolli, indicando sin duda, que fue sacrificado en la Guerra Sagrada. En la simbiosis religiosa originada por la conquista española, el indígena 255


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mexicano tomó a Cristo por Tezcatlipoca, en cuanto que Cristo es un sacrificado. Así se ve en la cruz atrial de Taximaroa, hoy Ciudad Hidalgo, Mich.; el indio que la labró (Ximanchue) puso el espejo redondo de obsidiana rodeado por la corona de espinas, allí donde debía aparecer el rostro de Jesucristo. Los religiosos no tuvieron menos que aceptar esta "ornamentación original del espejo negro de obsidiana, Dios invisible, sin pensar que el artista escultórico recogió en este objeto la dualidad de sus creencias fijando en el equiángulo crucial el pie de Tezcatlipoca, mitología ignorada hasta entonces por los buenos celosos frailes que en alguna forma hacían accesible el evangelio a los indios, permitiéndoles determinadas manifestaciones de una religión politeísta arraigada en ellos por milenios, que se compaginaban con las enseñanzas bíblicas de que los naturales vivían muchas tradiciones. La ornamentación de las cruces atriales fue motivada en los instrumentos de la Pasión de Cristo, pero la significación iconográfica lleva involucrado todo un contenido de signos astronómicos, calendáricos y simbología jeroglificada de las tradiciones y ritos de la religión politeísta que los naturales practicaban, en muchos casos, tras la ostentación de una ferviente piedad cristiana. La cruz atrial de Taximaroa todo eso contiene. Cristo y María, Tezcatlipoca, el dios cojo cuyo pie faltante es el disco de obsidiana. En la Tenencia de San Matías Catarácuaro, dentro de su gran atrio hecho todo un llano, se levantan dos cruces singulares de las que nos habla también Manuel González Galván en su citada obra "La Arquitectura Colonial en Michoacán". Ambas cruces, también monolíticas aunque de menos proporciones que la de Taximaroa, exhiben la simbología católica en forma documental, signos de su tiempo y de su autor. La descripción de estas cruces es minuciosa por lo insólito de su contenido documental. Tomaremos lo esencial de esa descripción: "Pese a las abundantes inscripciones que ostentan estas cruces, sin duda las más ricas en ello en el arte colonial, se hace necesario ordenar distintos fragmentos a fin de armar la secuencia lógica de este rompecabezas histórico. 256


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"La cruz colocada hacia el sur del atrio, de brazos conforme al eje oriente-poniente del templo, nos dice en su basamento literalmente: 'a dies y siete de Julio del año de 1781 se abrio el simiento de la Yglesia del Sr. S. Matias y acaboso de… (ilegible) se bendicio el tesoro por Sr. Cura Dn. Joh, escudero siendo Sr. Alcalde Dn. Martin'". La otra cruz, que da frente a la fachada de la iglesia, lleva a su vez la base también piramidal y también fechada, y en ella se puede leer un dato escueto que por lo mismo resulta sugerente cuando informa: "Dn. Matias guimengari calsonsi de este mi pueblo de San Matias desde el año de 1583". Sigue González Galván con una serie de comentarios tratando de rastrear el origen de este señor don Matías Guimengari. El discernimiento dentro del apunte sobre esta cruz primera de la iglesia de San Matías, datando del siglo XVI y no del XVIII como la primera del costado, nos lleva hasta lo insólito de estas autografiada por su autor, que dice: "de puño y mano de Diego Flores". Dentro de la iglesia misma se encuentran dos pequeñas fuentes trabajadas por el mismo escultor, una dedicada a San José, firmada por su ejecutor: "Juan Diego Flores"; la otra está dedicada al Santísimo Sacramento. En el mismo pueblo de San Matías, al pie del monte boscoso, se halla un cerrito, que fue pirámide, Cú adoratorio de los naturales. Ella sigue en pie, cubierta de pasto y pequeña maleza. Todavía en la parte truncada se observa la dureza del piso de terracota revestido de musgo, hongos milimétricos y pasto incipiente. Esta pirámide tiene una leyenda tan sugestiva como inverosímil, la de una campana que tañe cada cierto día del año, seis yuntas de bueyes que trataron de sacarla de la oquedad del cerrito cuya puerta se abre cuando toca la campana, ésta se traga a los doce bueyes. En San Matías se le llama el "Cerrito de la Campana". Completaremos el inciso de las atracciones con cinco elementos dignos de mencionarse, aunque ellos no ofrezcan todo el atractivo del paisaje, pero sí un perfil histórico que debe conservarse. Estos elementos son: el Palacio Municipal, la Fábrica de Hilados y Tejidos, la Plaza de Toros, el Panteón Civil y el reloj público de la parroquia. 257


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El Palacio Municipal. Fue inaugurado solemnemente el 16 de septiembre de 1895 por el C. Gobernador del Estado D. Aristeo Mercado. El edificio fue proyectado y dirigido en su construcción por el C. Herminio Marín, alcalde de Taximaroa. La mano de obra como maestro albañil fue de don Evaristo Saldívar. Fungía entonces como secretario del Ayuntamiento don Atilano Soto, ejercía el cargo de Administrador de Rentas don José Salinas. La ceremonia de inauguración tuvo lugar después del Paseo del Pendón que el señor Gobernador presenció desde la ventana central; el discurso oficial en esta ocasión estuvo a cargo del C. J. Trinidad Torres, farmacéutico del pueblo, en varias ocasiones alcalde municipal y emparentado por la vía matrimonial con una descendiente del Padre Hidalgo. Cuando esto ocurrió, faltaban al palacio los balcones y el reloj público. Antes de la edificación de este palacio el sitio era un gran corralón donde había una casa sencilla para las oficinas municipales, la Escuela Real (Oficial), la cárcel y el abasto. En 1914, gente del general Altamirano, villista, puso incendio al palacio. Fue Ramón Monteagudo el autor intelectual de este vandálico hecho en que se perdió todo el archivo de 400 años de acumulación, toda la historia civil, social y militar del pueblo, incluyendo los libros del Registro Civil que había sido instalado en 1859, cincuenta y nueve años de historia humana en nacimientos, matrimonios, defunciones y otras cosas. Mientras se hacían las reparaciones, las oficinas fueron instaladas junto con la cárcel en la casa marcada hoy con el número 10 de la Plaza Hidalgo. La Escuela Real fue trasladada a la calle de Villalongín, que fuera de los Vega Hermanos, hoy Agencia de una cervecería; el abasto, a un lado de donde hoy se encuentra la Plaza de Toros. Hará unos nueve años el Palacio que en su frente había sido abandonado por su destrucción en los pisos y la inseguridad que ofrecía, recibió pisos nuevos de duela encerada, habiéndose instalado en el lateral izquierdo por algunos años. Hoy, todo remozado, está ocupado en su totalidad por todas las oficinas públicas municipales: Recursos Hidráulicos, Promoción Ejidal, Juzgado de Distrito, Secretaría 258


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General de Comunidades Agrarias, Registro Nacional de Electores y Delegación de la Cruz Roja Mexicana. El plan de reconstrucción se lleva adelante con la instalación de servicios sanitarios incluyendo duchas de las que no disponía. La Fábrica de Hilados y Tejidos. Por el decreto oficial dado por el H. Congreso del Estado y promulgado bajo el número 45 por el C. Gobernador del Estado D. Aristeo Mercado, que en su artículo 1º habla de la empresa textil Pablo Rubirosa y Cía., sabemos que: "Artículo 1º. La Fábrica de hilados y tejidos de algodón, lana, lino, huinan y otras materias que establezcan los señores P. Rubirosa y Cía., quedará exenta de los impuestos que en seguida se expresan: prediales, industriales, introducción de materias primas, materiales de construcción, equipo, etc. "Artículo 2º. Se les conceden 15 (quince) años de total exención a partir de los trabajos de producción. "Dado en Morelia, Mich., a 31 de mayo de 1894. (Periódico oficial de este año)". Por información del mismo periódico sabemos que los primeros obreros fueron traídos como maestros de las ciudades de México, Puebla, Córdoba, Querétaro y Salvatierra. La Compañía la formaron don Pablo Rubirosa y D. José García Noriega, habiendo presentado el proyecto industrial desde el año de 1891. Doña Dolores Flores Vda. de Alvarado fue quien vendió el terreno para la instalación de la fábrica, el Municipio, el terreno que ocuparía la empresa y particulares, el tramo de tierra para construir el canal. La factoría dio ocupación a 300 obreros, llegó a tener hasta 600 en tres turnos para laborar las 24 horas del día, produciendo puros tejidos de lino, más tarde introdujeron el algodón y la lana; en 1906 hacían hilados y tejidos con linaza. Manta, estampados, cambayas, casimires, rayadillos, lonas, fueron productos famosos de la Fábrica "La Virgen", la Virgen del Rosario. Por datos obtenidos en el periódico oficial del gobierno del Estado (Nº. 7 del 24 de enero de 1907), podemos informar que la fábrica participó en el Concurso Internacional de la Industria, 259


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celebrada en la ciudad de San Luis Missouri, Estados Unidos, en 1905. En este concurso obtuvo tres medallas y otros tantos diplomas: medallas de plata y diplomas en Manta Blanca y tejidos de lino y linaza; medalla de bronce y diploma en telas de lino. Por la misma fuente de información queda para la historia de esta industria textil el gran incendio ocurrido en su factoría el 16 de mayo de 1906, siendo las dos horas con quince minutos de la tarde. Un rayo produjo la vorágine que por suerte fue controlada a las cuatro horas de esa misma tarde. El señor Prefecto de Zinapécuaro, C. Lauro C. Guzmán y el señor Alcalde de Taximaroa, C. J. Trinidad Torres, habiendo tomado los informes correspondientes a los señores Agustín Ricaud G. y José Pascal, Gerente y Administrador, respectivamente, de la institución, concluyeron en lo fortuito del siniestro y en que las pérdidas sumaron en dinero de aquellos tiempos $63,123.00 distribuidos en el informe oficial enviado a Morelia el 17 del mismo mes: "Cía. Industrial La Virgen", S. A. Monto de pérdidas por el incendio causado por la caída de un rayo en las bodegas de la fábrica de lino: Destrucción de los edificios de molinos Desperfectos en 56 máquinas Incendio de 3 800 kilos de fibra de lino Incendio de 800 kilos de estopa Incendio de 1 100 kilos de paja Desperfectos irreparables en utensilios Desperfectos en el edificio de las carretas

$ 11 500 00 $ 40 800 00 $ 1 375 00 $ 520 00 $ 275 00 $ 1 800 00 $ 1 500 00

Como se ha dicho, este informe fue enviado oficialmente a Morelia y publicado en el periódico oficial en virtud de que la fábrica estaba asegurada y la tramitación del pago del seguro así lo requería. Se habla de paja y de carretas. Como no había medio de transporte más que la caballería y la tracción animal, la empresa tenía caballos para jefes y empleados, que eran utilizados en sus visitas a la ciudad; las carretas traían de la Estación de Irimbo las materias primas y 260


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llevaban a embarque los productos. Mulas y caballos consumían la paja. A este respecto también encontramos en los periódicos oficiales una nota interesante sobre el camino de Taximaroa a la fábrica. Mediante el oficio número 57 del 4 de mayo de 1903, el C. Prefecto de Zinapécuaro, D. Lauro G. Guzmán, comunicó al Gobierno del Estado que las obras de La Calzada que unía a Taximaroa con la Fábrica "La Virgen" estaban concluidas, así como los puentes en que ella se hicieron necesarios, especialmente el puente de La Arena. Así, entonces, los empresarios obtuvieron un carro "landó" que mediante un tiro de caballos hacía tres viajes al día de la Fábrica a Taximaroa, ya llevando víveres, correspondencia, materiales ligeros y personas. Don José Correa Sánchez, alias "Mi Colachón" manejaba esta tartana y a la vez ejercía el oficio de portero. Después del incendio, una empresa francesa adquirió la fábrica, siendo su principal accionista un señor Ricaud. En 1910 volvieron los españoles a comprar la industria, su principal accionista fue don Eusebio González, de él pasó a manos de los Vega Hermanos, concluyendo la propiedad en un hijo de D. Alfonso ó D. Manuel, quien no pudo competir con otras industrias similares en que un obrero manejaba varias máquinas a la vez y en la suya eran necesarios varios obreros para una sola máquina. Se declaró en quiebra, los obreros fueron indemnizados y éstos, con apoyo del Gobierno del Estado, dueños de las instalaciones fundaron una Cooperativa Textil, misma que se sostiene hasta hoy en día con no poco afán. La inmensa mayoría de los obreros se retiraron. La Plaza de Toros. No hay antecedentes coloniales de la ubicación y construcción del coso taurino, aunque debió haberlo, vista la afición del español por la fiesta brava, y españoles fueron quienes fundaron la colonia. Aquí recordamos los apellidos de algunas familias españolas: Salazar, Villaseñor, Alvarado, Pérez, Medina, Tinajero, Olivares, Vargas, Zárate, Villegas, Soto, Martín, López, Martínez, Barajas, San Román, Orozco, Alanís, Bucio, Arizmendi y otros que pasaron por ser de linaje y elevada posición social en los años del dominio español aquí en Taximaroa. 261


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La más antigua noticia sobre el tema de toros y plazas la hemos encontrado en la Enciclopedia de México, que informa de un criadero de toros de lidia que tuvo en su hacienda de Jaripeo el Padre Hidalgo, entre los años de 1806 a 1809; después la tradición brinca a la Plaza de Toros que por muchos años, y en este lugar debieron haberse lidiado toros de Jaripeo, estuvo a un lado del templo, en Leandro Valle Nº. 23, hoy casa de la familia Esteban. Esta construcción la mantuvo como administrador o propietario hasta 1917, don Tomás Castañeda, pero ciertamente ya existía en 1885. En el año de 1917, obligado por la urbanización del pueblo, el Ayuntamiento encomendó al mismo señor Castañeda el cambio de la Plaza a la calle de Cuauhtémoc Norte, junto a la Estación del tren, haciéndose cargo de ella don Francisco Patiño Borja. Cuando en 1941 don David Solís obsequió un buen pedazo de tierra para campo deportivo, don Pedro Espino gestionó y obtuvo de don Máximo Martínez el terreno que hoy ocupa tal campo, entonces la donación del Sr. Solís se aprovechó para bajar la Plaza de Toros de Cuauhtémoc al lugar que hoy ocupa. Esta plaza bien edificada en sus muros exteriores, tuvo muchas deficiencias en el graderío, circunstancia que ocasionó la caída del Sr. Jesús Ávila Ruiz, gran beneficiador de Ciudad Hidalgo, enfermándolo hasta que murió. El Panteón Civil. El centro funerario indígena estuvo ubicado en terrenos de Tierras Coloradas. Durante la dominación española —ya se habló de ello al tratar lo referente al templo— fue el gigantesco atrio del templo, que sólo él pasaba de una hectárea, y donde el arancel hacia el año de 1646 fijaba las siguientes cuotas por enterramiento: Primer tramo (lo más lejos de la iglesia) $ 2 00 Segundo tramo (término medio) " 4 00 Tercer tramo (cerca de la iglesia) " 6 00 En el interior del templo $ 12 00 En el presbiterio (sólo sacerdotes) Gratuito (Tomado del libro Defunciones Nº. 1 del Archivo Parroquial). 262


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La Ley Juárez del 31 de julio de 1859 trajo la supresión de los atrios en uso de camposantos y la disposición de que fueran creados los que a partir de entonces fueran llamados panteones civiles. El gobierno del Estado de Michoacán, al respecto, también dictó sus disposiciones. Tomamos un fragmento de la circular que Amador Coromina publica en su obra Colección de Leyes y Decretos: "Secretaría del Gobierno del Estado. Sección 3ª Circular Nº. 99. El Artículo 1º de la Suprema Ley expedida el 31 de julio de 1859, prohíbe la inhumación de cadáveres en los atrios y los templos, prohibición que se recuerda en el artículo 36 del Reglamento del 25 de diciembre de 1868, haciéndola extensiva por iguales consideraciones a los atrios de los mismos templos… Morelia, 20 de diciembre de 1869".

Mediante otra circular expedida el 23 de marzo de 1872, es repetida la misma disposición "en virtud de que en algunos pueblos del Estado todavía no se acata la ley", sobre todo en los pueblos indígenas. En cumplimiento de estas disposiciones, por órdenes expresas de la Prefectura y del Alcalde de Taximaroa, tomado el debido acuerdo por el Ayuntamiento, adquirieron el terreno donde hoy está la Plaza de Toros y en este primer sitio fueron en lo sucesivo sepultando los difuntos. Siendo insuficiente el terreno para contener los difuntos habidos en cuarenta y ocho años de servicio, las mismas autoridades civiles —Prefectura y Alcaldía— adquirieron el terreno donde hoy se halla el Panteón Municipal, actualmente ampliado; setenta años de función han demandado tal ampliación. Mediante el oficio Nº 160 de octubre de 1905, la Prefectura de Zinapécuaro autorizó al Ayuntamiento de Taximaroa la venta del ex panteón, comprado quizá por don Pomposo Solís o su hijo David, pero con la condición de que fueran cuidadosamente exhumados los restos todos y llevados al nuevo panteón. El Gobierno del Estado confirma esta venta mediante el oficio número 2711 del 3 de noviembre de 1905. En ninguna forma es de atracción turística el Panteón Municipal, pues fuera de excepcionales tumbas, es un cementerio común donde sólo destacan su capilla, descanso funerario y su calle central. El resto 263


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es una complicación de pasillos sin orden ni simetría, pero ha tenido un historial migratorio muy desconocido para muchísimos lectores; además, durante la intervención francesa, fue el primer panteón civil escenario de un hecho de armas donde se reflejó el heroísmo de un hijo de Taximaroa. A este expediente narrativo agregaremos lo que en parte ya se dijo: 1905. El C. Prefecto de Zinapécuaro informa a Morelia que ha sido construido el Panteón de San Bartolo Cuitareo. 1906. Los señores Buenaventura Bucio y Atenógenes López gestionan y obtienen el permiso del gobierno del Estado para construir el Panteón Civil de la Tenencia de Huajúmbaro. El periódico oficial del 26 de enero de este año da a conocer el hecho. Enfocamos también, parécenos justo e interesante en su base histórica, situar dentro de lo visible en la ciudad los relojes públicos, el árbol distrital, el abasto y el mercado, aunque ya hay notas atrás de este último. Los relojes públicos. El 19 de marzo de 1890, por cooperación de los fieles, fue colocado en lo alto del pretil de la bóveda del templo en una estructura provisional de madera. Tal día había solemnidad religiosa por celebrarse la fiesta del santo Patrono de Taximaroa, Señor San José. Estaban en misa, henchido el templo de fieles, algunas personas habían quedado afuera. Algo no debió haber quedado bien sujeto en la estructura de madera que sostenía el reloj, es el caso que sería una fuerte racha de viento, el peso de algo, pero la estructura se descuajó, vino el reloj al suelo haciéndose pedazos mientras que una viga daba muerte a una mujer, la última que hincada permanecía detrás de quienes estaban en el exterior de la iglesia. En este mismo día agonizaba en su lecho de muerte don Manuel Carrillo, el hombre rico del pueblo, prestamista, usurero, descreído y que jamás había pagado a la Iglesia el diezmo de sus muchos ingresos en semillas y ganado. Sin embargo, a través de un compadre suyo pidió al sacerdote para arreglar su conciencia. El compadre, mirando una buena oportunidad, se atrevió a decirle después de haber vuelto: 264


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—"Pues figúrate, compadre, que el padre no quiere venir porque tú tienes el costal muy lleno, sobre todo que debes el diezmo de hace muchos años". —"Es muy cierto. Y, ¿cómo arreglaré eso, compadre? —"Muy sencillo". Y le platicó cuanto había sucedido con el reloj. —"Si tú estás dispuesto, yo arreglo que en pago de los diezmos que estás debiendo, dés el dinero necesario para comprar otro mejor, más los gastos de su colocación. ¿Estarías dispuesto? Don Manuel, frunciendo un tanto el ceño, aceptó con un movimiento de cabeza. El compadre fue corriendo, le platicó al señor cura lo ocurrido y éste, viendo más a la salvación del alma de aquel hombre empedernido, aceptó de buena gana, fue a confesarlo, lo absolvió, le administró los sacramentos, recibiendo de manos de la viuda cierta cantidad, haciéndose cargo de cubrir si algo faltaba. D. Manuel murió y el reloj, para su eterna memoria, desde 1890 da sus cuartos, medias horas y horas cada día. Siendo diputado al Congreso Local D. Francisco Patiño Borja y Presidente Municipal el coronel D. Pascual Abarca, por diligencia de ambos se pudo dar colocación al reloj público de Palacio el 16 de septiembre de 1921, como parte de la solemnidad cívica. Este reloj había sido adquirido en la ciudad de México en la famosa joyería "La Esmeralda", de esta manera, religiosa y civilmente, los habitantes de Villa Hidalgo tuvieron el triple agasajo, celebrar la fiesta del "16", estrenar un reloj y recibir por decreto el cambio de nombre al pueblo. Árbol Distrital. Por decreto del H. Congreso Local, siendo Gobernador del Estado D. Epitacio Huerta, éste promulgó tal documento mediante el cual, a partir del 29 de septiembre de 1861, Taximaroa se consideraba territorialmente como Municipio Libre y Soberano, dejaba de pertenecer a la Villa de Maravatío y se anexaba al Partido de Zinapécuaro. Nueve años después, por otro decreto fechado en la ciudad de Morelia el 16 de febrero de 1870, el Juzgado Menor del mismo lugar quedaba incorporado al Juzgado de Letras de Maravatío. Ambas dependencias fueron suprimidas en 1921 al ser 265


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elevada la población de Villa Hidalgo a la categoría de Ciudad Hidalgo, cabecera de un nuevo Distrito. Para perpetuar este hecho fue plantado un ahuehuete en el jardín central dentro de un prado en forma de rotonda. Neveros instalados frente al actual mercado, piadosamente, para cuidarlo, cada tarde lo regaban, pero con el sobrante de las aguas heladas y con sal de sus neveras, ocasionando la muerte del arbusto. Fue sustituido por otro, pero al recibir la plaza su nueva remodelación, le fue quitado el prado y dejado a un lado, a orillas de un pasillo, por cierto ya bastante crecido. Mercados. Los "tianguis" (días de mercado) de los otomíes hasta la ocupación tarasca tuvieron verificación en el barrio de Cuitmeo, hoy La Mangana. Al darse la nueva traza a la población en 1598, fue designado el sitio de La Plazuela, hoy Cancha "Zaragoza", para efecto del mercado. En este lugar estuvo hasta 1890, año en que fue dividido. Pasaron en torno de la Plaza y bajo las sombras centenarias de fresnos, eucaliptos y cedros, los puestos de vendimias de ropa, mercería, calzado, sombreros, frutas, dulces y neverías, dejando en la Plazuela la venta de carnes, fritangas, fondas, cereales y legumbres; artesanías, alfarería, petates, sogas y mil objetos. En 1921 fue construido el Mercado Municipal, siendo su Presidente D. Pascual Abarca, dejaron libre la Plazuela y desocuparon el torno de la Plaza. Este mercado, sin techo común y con hileras de puestos fue construido con madera y techos de tejamanil. En 1938, intencionalmente, por un comerciante en quiebra, fue incendiado. Correspondió a D. Jesús Merlos López, Presidente Municipal entonces, reedificarlo a base de materiales y con un techo común. Se llevó un costo entre los cuarenta y cincuenta mil pesos. Para 1966 el mercado era insuficiente, se le dio otra remodelación más funcional en su uso y en su presencia. Se le hicieron áreas rentables en su fachada de dos plantas, la baja ocupada por locatarios, la elevada, por las instalaciones de Radio Sol, oficinas del PRI y la Academia de Economía Doméstica. Esta nueva edificación demandó un gasto muy aproximado a los $ 75,000.00. 266


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La Unión de Locatarios del Mercado "Emiliano Zapata" que cuenta con 200 miembros para su interior y otros tantos en el exterior, han pensado en una cuarta remodelación haciendo dos plantas generales para dar cupo a todos los locatarios y dejar libres las calles que hoy ocupan. Ya se tienen reunidos $250,000.00, calculan hacer un gasto de un millón. El gobierno del Estado ha ofrecido su ayuda, muy pronto la obra dará comienzo. José Luis Mercado es el Presidente de la Unión, José Díaz Bucio el Secretario General. Quizá al C. Ever Tello López, profesor y primer Munícipe, corresponda intervenir en este proyecto. Radio Sol, el PRI y la Academia saldrán del lugar para hacer más áreas rentables e instalar las particulares oficinas de la Administración del Mercado que ofrecerá, además, servicio de sanitarios. El Rastro. Se ignora, ciertamente, al ser colonizada Taximaroa, dónde estuvo un abasto o matadero de reses y demás ganados comestibles, posiblemente fue en casa particular puesto que todavía en 1582 es otorgado un permiso al español Juan Díaz (ver en 31 documentos) para que sacrificara una res cada semana para el abasto de carnes en el pueblo. El cobro de las alcabalas por el derecho de degüello quedó establecido desde entonces, pero eso no indica en forma alguna dónde, en qué lugar estuvo el abasto. Todavía, más aún, para el año de ese permiso dado a Juan Díaz, Taximaroa no era trasladado a su sitio actual, aunque la venta de la carne se haya verificado en la plaza del "tianguis" donde continuó, como se ha dicho, hasta 1921. La más reciente información ya se ha expuesto al hablar del Palacio Municipal en cuyo corralón estuvo el abasto hasta 1890 en que fue sacado y puesto en la orilla de la barranca, calle Cuauhtémoc Norte, hoy casa del señor José Barajas Ortiz. En este lugar permaneció hasta 1914 en que fue bajado sobre la misma barranca hasta muy cerca de la Plaza de Toros. En 1934 fue cambiado a la calle de Matamoros Sur, al pie de la carretera salida a Morelia. Para 1968, siendo Presidente Municipal D. Francisco Arriaga, este abasto fue suprimido, pero en cambio fue concluido el actual que cuenta con sacrificadero mecánico, destazadero, zona de limpia para los dentros, 267


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oficina, teléfono, refrigerador, corrales y un sindicato llamado Unión de Detallistas de la Carne con 55 socios y cuyo Secretario General es el Sr. Luis Camacho Sánchez. Esta agrupación, como Sindicato de Tablajeros, viene funcionando desde 1948. En este Rastro Municipal se tiene una planta de empleados para la administración de todos los servicios. Los tablajeros sólo llevan el ganado y esperan la carne en sus establecimientos. Existen de ocho a 10 tablajeros fuera de la Unión. La visita a los aserraderos, resineras, fábricas de velices, dada su importancia y la calidad de sus instalaciones, pudieran ser otros atractivos, como la visita a todas las instituciones educativas.

2 COMUNICACIONES Ciudad Hidalgo, a través de su historia, ha sido considerado como un gran eje vial para toda la comarca, por lo tanto sus comunicaciones fueron tomando expresión activa dentro de sus urgencias. Administración, comercio y urgencias militares fueron las bases sobre las que en todos los tiempos las comunicaciones se han edificado. Dentro de lo administrativo está incluido el factor religioso, aspecto ponderado de la comunicación entre los pueblos desde sus épocas más remotas: la afluencia a los ceremoniales trascendentes. Caminos, ferrocarril, correo, telégrafo, teléfono, radio, televisión, fueron y son el constituyente progresivo de la comunicación en general. No en tal orden sino en el de los logros de la investigación, se ofrece al lector una computación de todos los sistemas de que dispone el municipio, partiendo, hasta donde fue posible, de su institución histórica.

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a) Servicio Postal Su nombre lo dice. La posta fue el inicio del correo en todo el mundo. Hombres de la valija atravesando los montes, las llanuras, los ríos; metiéndose en los barrancos, sorteando los peligros, se lanzaban por los senderos, a veces trazados por ellos mismos, para recoger la carta, el mensaje o el paquete para llevarlos adelante y entregarlos fielmente en la siguiente posta a quienes ya dispuestos para el mismo oficio, allí esperaban. Antes del establecimiento del servicio postal mexicano, hoy Correos de México, tanto por el gobierno civil como por el eclesiástico, fue usado un sistema particular para la trasmisión escrita, al que llamaron cordillera. Tal detalle lo hemos encontrado en los libros de Providencia del archivo parroquial del templo de San José. Ordenanzas, disposiciones, decretos, cartas, edictos, encíclicas, leyes de la Corona y muchos documentos que debían ser del dominio público a falta de prensa, eran enviados por este sistema. Partiendo de la capital del Virreinato o de la Provincia correspondiente, sedes de Intendencias, salían los documentos a ser entregados al pueblo más cercano. En este lugar eran transcritos a libros especiales, los originales eran remitidos por cuenta de las autoridades del lugar al pueblo siguiente, y así sucesivamente. La Cordillera del oriente michoacano tenía la siguiente ruta: Valladolid, Charo, Indaparapeo, Queréndaro, Zinapécuaro, Taximaroa, Irimbo, Tuxpan, Zitácuaro, Jungapeo, Tuzantla, Tiquicheo, Huetamo, San Lucas y por aquel rumbo regresaba a Valladolid tocando otros pueblos. Fernando VI, de España, expidió un real decreto el 13 de junio de 1742 comisionando por él a D. José Tendillas y Arce, Administrador de Postas en Madrid, para que se trasladara a México con el propósito de establecer aquí "Correos y Postas", semejantes a las que existían en España. El proyecto de Tendillas y Arce era, hasta cierto punto, nuevo para México, donde no existían postas a la usanza europea, sino "mesones" y "tambos". Tampoco existían correos fijos u ordinarios, esto es, regulares, sino sólo los que se despachaban por las famosas cordilleras cada vez que las circunstancias lo requerían. Los mesones 269


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y tambos, lugares adecuados y distribuidos a convenientes distancias a lo largo de la ruta donde se daba descanso, bien a la caballería, al mensajero de a pie o se hacían las remudas. El año de 1524, 14 de mayo, el rey Fernando V de Castilla y Aragón, esposo de doña Isabel de Castilla la Católica, designó Correo Mayor de las Indias al doctor Lorenzo Galíndez de Carvajal para que manejara el servicio de correo entre España y las tierras conquistadas en América. Por este medio y para el servicio particular de la Nueva España, fue designado D. Martín de Olivares como primer correo de postas, pero en forma extraoficial. A instancias del señor virrey D. Martín Enríquez de Almanza, 4º en el poder, fue establecido en México el cargo de Correo Mayor en forma oficial el 27 de enero de 1580, recayendo este cargo en el mismo Martín de Olivares. Fue hasta 1766 cuando en forma definitiva fue estructurado el Servicio Postal Mexicano. Por decreto del 21 de febrero de 1856, siendo Administrador General de Correos en México D. Valentín Gómez Farías, Secretario de Hacienda, fue establecido el franqueo previo mediante estampillas, expidiéndose las primeras el 1º de agosto de ese año. Estos sellos postales llevaban la efigie del Padre Hidalgo. En 1879, México ingresó a la Unión Postal Universal, apareciendo entonces en 1880, las primeras estampillas para el correo exterior. Mediante esta breve información histórica del Servicio Postal Mexicano, colocamos a Ciudad Hidalgo dentro de la posta, la cordillera y el correo oficial cuya primera Agencia fue instalada en este lugar en 1880, dependiente entonces de la Administración de Correos de Zinapécuaro. Se hizo cargo de esta agencia el señor Miguel Medina, pero debido a una enfermedad repentina no pudo continuar al frente de ella, por lo que el cargo pasó en 1887 a don Narciso Álvarez Bucio. En 1899 esta Agencia fue elevada a la categoría de Administración. En ceremonia oficial y solemne, el C. Inspector Postal D. José Antonio Muñoz vino a darle posesión del cargo al mismo señor Álvarez Bucio. (Información de la señora Consuelo Álvarez López, Administradora que fue de esta oficina en 1968). 270


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Por pedimento del Gobierno, don J. Guadalupe Fernández Dávalos formuló una Relación del Servicio Postal Mexicano que comprendiera la historia del Correo en México y su movimiento hasta 1885. En esta Relación aparecen como agencias Tajimaroa, Tuxpan, Irimbo y Jungapeo, adscritas todas a la Administración de Maravatío con el siguiente servicio: Lunes y sábados: entrega de correspondencia. Martes y domingos: salida de correspondencia. Jueves: entrada y salida de correspondencia. La falta de buenos caminos, vías más rápidas de comunicación y de empleados postales, retardaban así el servicio de la correspondencia que era muy retardada. Primeramente las valijas eran transportadas a Zinapécuaro, Maravatío y Zitácuaro a lomo de mula, después en diligencias a Maravatío. En 1879 en que D. Aristeo Mercado inauguró el ramal de ferrocarril Maravatío-Zitácuaro, el traslado se siguió haciendo a lomo de mula, pero a la Estación de Irimbo. El empleado encargado de este servicio se llamó "mensajero". En 1928 recibió el cargo de mensajero el señor José Barajas Ortiz, cargo que sigue desempeñando hasta hoy día. Primeramente hacía el transporte de las valijas en un coche de sitio que puso al servicio de pasaje, hoy ofrece el mismo servicio, pero en un carro autobús. El año de 1899 en que la Oficina de Correos subió de categoría, fue establecido el servicio de cartero para entrega a domicilio, antes los interesados o quienes esperaban alguna cosa, pasaban a la Agencia Postal para enterarse de si habían llegado cartas o paquetes para ellos. Es interesante conocer el movimiento actual interno de la Administración de Correos en Ciudad Hidalgo. Mediante una estadística de control que por diez días de cada mes trimestralmente es enviada a la Dirección General de Correos, está siempre actualizado este movimiento.

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b) Telégrafos El telégrafo en Michoacán fue introducido en 1869 con el carácter de Telégrafos del Estado, tendiéndose las líneas de Morelia a todas las cabeceras de Distrito, no siéndolo Taximaroa, sino hasta 1921, año en que tuvo su servicio correspondiente, mismo que funcionó hasta 1943, año en que Telégrafos Nacionales instaló el servicio federal para comunicación a todo el país. Sin embargo por una nota que encontramos en el periódico oficial del Gobierno del Estado correspondiente al año de 1906, se sabe que de la Cabecera de Distrito, Zinapécuaro, fue tendida una línea telegráfica entre ese lugar hasta Taximaroa, tocando de paso San Pedro Jacuaro, de esta manera la ciudad estuvo comunicada con la Prefectura. Así pues, desde el mes de noviembre de 1943, Ciudad Hidalgo tuvo servicio de telégrafo nacional. El actual Jefe de esta Oficina, el señor Miguel Ávalos Hueso, con tres empleados a sus órdenes, se encargan del movimiento telegráfico en Ciudad Hidalgo. c) Teléfonos Por concesión otorgada por el gobierno de México a la Cía. Ericsson de origen noruego, fue introducido en el país el año de 1882, pero únicamente para comunicar la ciudad capital con las capitales de cada Estado. Entonces los gobiernos de los Estados resolvieron establecer sus teléfonos particulares para mantener comunicación con cada una de las cabeceras de municipio. Fue el año de 1886 cuando en Michoacán fue instalado así el servicio telefónico a base de un conmutador alimentado por pilas y un audífono. Estos teléfonos fueron instalados en las oficinas de Rentas, el empleado de ellas —el "Chícharo"— atendía las llamadas y corría a dar las citas a los interesados. En Taximaroa fueron anexados otros teléfonos, uno a la Compañía Textil "La Virgen" y otros varios a las casas comerciales más importantes y de vecinos destacados. 272


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Como la Prefectura de Zinapécuaro tenía extrema urgencia de estar comunicada con el Ayuntamiento de Taximaroa, por muto acuerdo, en 1905, fue instalada una línea especial en la que fueron ocupados 60,775 metros de alambre. Los teléfonos del Estado, así llamados, estuvieron en servicio hasta 1952, año en que Teléfonos de México, adquirió el derecho de las líneas generales en todo el país. El proceso de instalación en Ciudad Hidalgo por los empeños de D. Jesús Ávila Ruiz y otras personas, fue el siguiente: 1. 2. 3. 4. 5.

Instalación de una caseta, un conmutador y dos audífonos. Instalación de dos casetas con cuatro audífonos. Instalación de dos conmutadores y seis audífonos, tres casetas. Servicio automático de teléfonos. LADA.

El número de teléfonos particulares año con año fue en aumento. Actualmente están instalados mil. En cuanto al servicio, primero fue una empleada, luego tres, después seis, finalmente 10 y 3 auxiliares. Las casetas fueron exclusivas para la comunicación a larga distancia. Al ser automatizado el servicio, cesaron los telefonistas. Hoy Teléfonos de México pertenece a la Unidad del área 252 con Central en la ciudad de Toluca. Es Gerente de Teléfonos en Cd. Hidalgo el Sr. José Luis Rodríguez Tapia y es auxiliado por 4 empleados. Teléfonos de México adquirió en esta plaza una casa particular para construir sus oficinas y Estación Central. Sigue teniendo dos casetas para larga distancia en diversos lugares del centro de la ciudad y dependen de la Unidad nueve agencias: Tlalpujahua, Atlacomulco, Aporo, Irimbo, San Lorenzo, San Francisco de los Reyes, Huajúmbaro, San Antonio y El Caracol. d) Radio Todo un verdadero exponente de la comunicación dentro del municipio de Cd. Hidalgo es la Estación de Radio Local. Con una 273


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proyección hacia los cuatro horizontes, tiene una capacidad de 1,190 Khrz., siendo escuchada Radio Sol en los siguientes lugares: Tequisquiapan, Qro., San Juan del Río, Atlacomulco, El Oro, Tlalpujahua, Maravatío, Zitácuaro, Tuxpan, Benito Juárez, Tuzantla, Huetamo y Morelia. Esa Estación Radiodifusora michoacana está afiliada a la gran empresa mexicana de la cadena de radiodifusoras Firme, S.A. ©. Son sus características las siguientes: a) b) c) d) e) f)

Potencia 550 Watts. XESOL 1,190 Khrtz. Sistema automático de cartuchos. Discos en tornamesa. Doce horas diarias de transmisión (de 7 a las 19 horas). Distribución del horario: 1. De 7 a 13 horas, música ranchera. 2. De 13 a 14:30, música tropical. 3. De 13:30 a 16, música moderna. 4. De 16 a las 19 horas, música romántica.

Con once años de contribución cultural al medio social de Ciudad Hidalgo y su área de alcance, Radio Sol nació el 20 de abril de 1967 bajo la razón social de Radio Sol, S.A., siendo su primer gerente el señor Maximiliano García Téllez. Su actual gerente lo es el señor Ángel Motta Blanco, el administrador general es el Sr. Juan Robledo. La emisora ha sorteado crisis verdaderamente derrotistas por la falta de comprensión de los compradores de programas, pero la tenacidad de los elementos administrativos, la superación constante y atinada en la estructura de los programas, la calidad de la música, lo efectivo de los comerciales y otros factores de incremento en su impulso, han sacado a la empresa de la "charca", empieza a flotar, y aunque por el momento son suficientes en su capacidad de potencia puesto que la demanda de servicio no reclama más allá, Radio Sol, S.A., tiene en mente, planes muy ambiciosos hacia la superación operativa, modificando totalmente su actual sistema mediante la compra de un terreno donde puedan establecer sus propias oficinas y multiplicar los 274


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radiales para elevar la potencia de la emisora al ciento por ciento, si es preciso. Mientras se llega a esa meta tan ponderada y muy justa, comentamos: Radio Sol es la gran amiga de muchos hogares, penetra al mundo rural con su música ranchera, con sus noticieros dominicales e interesantes informaciones deportivas en todos los medios sociales. Es más: mediante la difusión de la hora cultural con música selecta y charlas ilustrativas que viernes a viernes está ofreciendo el Sr. Edmundo Quintero Sánchez, la palabra de Radio Sol con la expresión de sus bien preparados comunicadores, lleva al medio cultural y artístico el impulso hacia mejores niveles de superación angular con todo el sentido humano, más que comercial, de esparcimiento espiritual a cuantos la escuchan. e) Carreteras Los caminos municipales, como toda la obra vial de la nación, nacieron con los senderos trazados por los indios, veredas interminables que cubrieron todas las distancias y comunicaron todos los pueblos. Y hubo inteligencia en el trazo, tanto, que los españoles aprovecharon sus curvas y tangentes, sus encumbrados ascenso y sus deslices hacia la llanura o el valle. Los indios fabricaron rústicos puentes, nada les fue imposible para atravesar la tierra en el afán de poseerla, conservarla y estar en contacto con los vecinos, aunque ello fuera por el interés comercial —fue la esencia— o la estrategia guerrera, pero los caminos los abrieron los naturales sobre el manto virgen de nuestros suelos. Don Antonio de Mendoza se preocupó en gran manera por ampliar esas veredas para dar paso a las caballerías, las acémilas cargadas de telas y abaceos, a las rodadas de carretas y diligencias, estableciendo lo que dio en llamárseles caminos reales, así, al final del virreinato había en México 7,000 kilómetros de caminos reales, amplios y bien acondicionados por donde podían transitar diligencias y carretas, y 19,000 kilómetros de caminos de herradura, siguiendo 275


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los viejos senderos trazados por los indios. En nuestra monografía de Tuxpan insertamos el extracto de un amplio documento expedido por el virrey D. Antonio de Mendoza acerca de los caminos reales y que tocando los intereses de Taximaroa, nos vemos precisados a repetir aquí: "Yo Don Antonio de Mendoza, Visorrey e Gobernador por S. M. en esta Nueva España, a pedimento del Factor Fernando de Salazar, mando a Dn. Antonio de Godoy, Gobernador de la Provincia de Mechoacan, que se abra el camino que va dende Zitacoro á Acambaro, para que diligencias y carretas puedan transportar desde el Ingenio de Zitacoro a los minerales de Zacatecas los productos é hombres que an menester. Dado en la capital del Virreynato el 15 de junio de 1550".

Este camino, según el instructivo, debía partir de Zitácuaro por Tuxpan a Taximaroa; de este lugar a Maravatío por Irimbo, siguiendo a Ucareo, Amaya, Orirapúndaro hasta la Estancia de Godoy en términos de Acámbaro, para introducirse a Guanajuato, San Luis Potosí y Zacatecas. Por un segundo documento el mismo señor Virrey impelía al señor de Godoy al cumplimiento de este mandato. Ambos documentos ya paleografiados a nuestro español de hoy, fueron publicados por el Archivo General de la Nación en su Boletín mensual, tomo XVI, número I, tomados del Ramo de Mercedes, volumen 3 y a fojas 97. Por las instrucciones de D. Antonio de Godoy, los corregidores de cada pueblo que había de tocar el camino —hoy serían los presidentes municipales— debían tomar a su cargo la apertura, más bien ampliación de los senderos indígenas, de la parte de camino correspondiente a la jurisdicción de cada Partido (Municipio). El señor de Godoy, mirando adelante, en una proyección que honra su memoria, no sólo cumplió satisfactoriamente el mandato de D. Antonio de Mendoza y el pedimento de nuestro encomendero D. Gonzalo de Salazar (llamado también Fernando), sino que previsoramente dispuso que se intercomunicaran otros pueblos: Taximaroa a Zinapécuaro; Taximaroa a San Pedro, San Lucas, San 276


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Matías y Cuitareo; Taximaroa Queréndaro y Charo por La Venta a Valladolid. Desde 1921 el Camino Real de Taximaroa a Morelia fue utilizado, después de una confirmación, como camino carretero en forma de brecha. En 1938 en que quedó terminada la Carretera Nº 15 que une a Taximaroa con Morelia, el Camino Real fue abandonado. Esta carretera no iba a tocar ni a Tuxpan ni a Taximaroa, pero por una gestión decidida del Sr. Aquiles de la Peña ante el Presidente de la República, el Gral. Lázaro Cárdenas, hizo que fueran modificados los trazos de la misma, que estaban proyectados directamente por la sierra de Agostitlán cortando en El Machete, Tuxpan. Este mismo señor De la Peña unido sin desdoro al señor cura D. José Cianca de Cd. Hidalgo y al del mismo cargo en Tuxpan, señor Margarito Bautista Tovar, hicieron transitables los caminos vecinales que había abierto D. Antonio de Godoy hacía más de 380 años. Taximaroa quedó perfectamente comunicado, corrieron los coches por los viejos caminos reales cuyos puentes fueron reconstruidos por las tres personas mencionadas y en que cooperaron las comunidades de cada pueblo. Hoy Taximaroa tiene carreteras pavimentadas a Zinapécuaro, Ucareo, Queréndaro y Charo; Maravatío y Acámbaro hacia Guanajuato, y todo el centro del país, hacia el Estado de México por Tlalpujahua, el Oro, Toluca. Hay muchos caminos, todas las comunidades del municipio son hoy accesibles a los vehículos, y es sorprendente mirarlos encumbrados en las lomas, atravesar las cuchillas y penetrar carros donde hace cincuenta años sólo transitaban reses y cabras. f)

Ferrocarril

Esta línea de comunicación no toca los aledaños de Ciudad Hidalgo. Irimbo, su Estación, es el contacto con el ferrocarril. El martes 16 de septiembre de 1850 fue inaugurado en México el primer tramo de ferrocarril con una longitud de 31.5 kilómetros rumbo a Veracruz, hasta un punto llamado El Molino. El Presidente Juárez abordó ese 277


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tren en su primera corrida. A partir de entonces los intentos del gobierno fueron mejorando para establecer lo que entonces fue el más adelantado medio de transporte. En 1895, el gobierno de Michoacán firmó el contrato mediante el cual una empresa representada por don José Arce, el Lic. Francisco Fernández Castelló y Mr. Edmond Power, tenderían una vía, la del ramal Maravatío-Zitácuaro, con 98 kilómetros de longitud, vía angosta (0.914 mts.) El martes 14 de junio de 1897 tuvo lugar la inauguración de esta línea ferrocarrilera, correspondiendo al Sr. Gobernador del Estado D. Aristeo Mercado iniciar esta solemnidad abordando el tren en su primera corrida. Gran séquito de acompañantes ocuparon todos los vagones: autoridades de Maravatío, Taximaroa, Irimbo, Senguio, Áporo, Ocampo, Tuxpan, Zitácuaro y Jungapeo; destacadas familias de estos lugares, bandas de música y otros elementos del Ejército Nacional. Al paso del tren hubo fiesta con la presencia de campesinos endomingados; flores, cohetes, chirimías, agasajos y presentes hicieron memorable este acontecimiento a todo lo largo de la vía. Y hubo tren para Taximaroa, aunque tuvieran que madrugar a las tres de la mañana para llegar a la estación ya fuera cabalgando o a pie. En la parte documental de esta monografía el amable lector ya se habrá enterado del proyecto para la instalación de un ramal, Irimbo, Taximaroa, Chaparro, del tren Maravatío-Zitácuaro, en 1907. Tal proyecto fue realizado mediante la ingerencia de D. José Mª. Olivares, dueño de la hacienda de Chaparro. Un Banco de Suiza financió la mayor parte del costo del tendido de la vía y el equipo. Taximaroa tuvo el camino abierto para exportar sus enormes productos, el pasaje, fácil acceso al ferrocarril, la transportación de mercancías con más eficiencia. La Empresa de Chaparro puso al servicio del pasaje un carro autovía con estaciones en Cuauhtémoc, La Mangana, Jacuaro, San Jerónimo, El Cortijo y Chaparro, la terminal. Varias máquinas arrastraban los furgones cargados con durmientes, madera aserrada y carbón. Alrededor de treinta años se mantuvo este servicio local. Al ser intervenida la Hacienda de Chaparro, que había comprado todas las acciones, tanto por el Ejido como por el embargo del Banco 278


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Nacional de México en representación del Banco Suizo por débitos insolutos, fueron levantadas las vías y recogido todo el equipo allá cerca del año de 1940. Del periódico oficial del gobierno de Michoacán número 51 del jueves 8 de marzo de 1923, tomamos una parte del siguiente decreto: "Poder Ejecutivo, Sidronio Sánchez Pineda, Gobernador Constitucional Interino del Estado Libre y Soberano de Michoacán de Ocampo, a todos sus habitantes hace saber que: El H. Congreso del Estado, ha tenido a bien dirigirme el siguiente decreto: El Congreso de Michoacán de Ocampo decreta: Número 35. Artículo Único. Se aprueba el Contrato concesión celebrado el día 15 del mes de enero próximo pasado por el Ejecutivo del Estado con el ciudadano Vicente Solís", representante de la Sociedad Pomposo Solís e Hijos, para el establecimiento y explotación de un ferrocarril, contrato que consta de las cláusulas que siguen: Primera. La Sociedad "Pomposo Solís e Hijos", de Ciudad Hidalgo, construirá un ferrocarril con una extensión aproximada de 18 dieciocho kilómetros, 840 ochocientos cuarenta metros, que partirá, entroncando con el ferrocarril de la Hacienda de Chaparro en la Estación de San Jerónimo, de este último lugar seguirá hacia el sur, y terminará en el Puerto de La Palma, a inmediaciones de El Caracol, dentro del territorio de la Municipalidad de Hidalgo, Estado de Michoacán, después de seguir una dirección aproximada primero hacia el Oeste y después al Sureste, según lo indica el plano respectivo, el cual manifiesta asimismo los terrenos que habrá de atravesar la vía, y los propietarios de ellos". Siguen otras 16 cláusulas que si bien interesan documentalmente a nuestro interés, con lo dicho es suficiente para recordar el establecimiento de esta vía que fue felizmente realizada con mayor prolongación de la prevista. Este Contrato fue firmado por el Profr. Jesús Romero Flores en su calidad de Vice-Presidente del H. Congreso y por D. Vicente Sámano como Secretario del mismo en el Palacio del Congreso, Morelia, a 27 de febrero de 1923. Con la quiebra y el desgajamiento de Chaparro, todo este importante escenario de la 279


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comunicación municipal cesó en sus buenas y efectivas funciones hoy añoradas. g) El transporte urbano Para la transportación de los obreros y empleados a Corbu Industrial desde Ciudad Hidalgo, fue establecido un servicio urbano de autobuses por el señor Melchor Quintero, pero liquidada la empresa a causa de huelgas improcedentes y fuertes presiones tributarias, las dos unidades que daban el servicio fueron metidas al transporte urbano de la ciudad entre La Mangana y la Fábrica "La Virgen". Actualmente son tres las unidades que en una red más amplia cubren la ciudad, aparte de otras líneas que si bien no son exactamente urbanas, se les puede considerar así, hasta cierto punto, dadas las distancias que recorren: 1. 2. 3. 4. 5.

Ciudad Hidalgo, San Matías, San Pedro, Los Azufres. Ciudad Hidalgo, Cuitareo, Chaparro, La Presa, Agostitlán. Ciudad Hidalgo a San Lorenzo. Ciudad Hidalgo a Irimbo (Estación) Ciudad Hidalgo, Aporo.

Existen tres sitios para carros taxis: Hidalgo, Morelos y Cuauhtémoc. Cubren toda la ciudad y varias comunidades con sus 82 unidades en total. h) Transportes No conociéndose en México y por tanto en Taximaroa animal alguno de carga, el servicio de transporte de mercaderías siempre lo hicieron los indios sobre sus espaldas, llegando a ser, dijéramos, económicamente activos quienes de los naturales se contrataban para la conducción de equipaje y mercancías, haciendo de este trabajo una 280


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verdadera profesión, "la de cargadores", como todavía los hay hoy en día aunque sea ayudados de sus "diablitos". Se dice en la historia, por ejemplo, que Cortés, para transportar las naves desarmadas con que puso sitio a Tenochtitlan por agua, ocupó nada menos que 30,000 indios desde Tlaxcala. Se asegura, históricamente, que en toda la nación se ocupaban alquilados para este menester medio millón de indios con el nombre de tamemes. Dos elementos humanos hicieron romance de la transportación: los indios huacaleros y los arrieros. Los caminos reales están cuajados de recuerdos, aquellos caminos que siguen sobreviviendo, aquellos tramos que las carreteras han dejado a la vera y hoy están abandonados. Tantos caminos, 28,000 kilómetros de esos caminos de herradura y rodada; brechas, veredas y simples senderos apenas perceptibles si fuera posible recogerlos en un video, su estampa nos haría estremecer por las inquietudes y peligros que sufrieron cuantos arreando sus recuas y atajos o conduciendo el huacal de las olas, comales, tiestos y aun aves de corral, sacaron brillo a las piedras con sus pisadas marcadas a lo ancho y largo de esos caminos reales, en cuyas rutas aparecían de trecho en trecho a la vera de ellos, los fúnebres montoncitos de piedras, levantados una a una por los viandantes al depositarlas como sufragio por el alma del allí ajusticiado por la ley o sacrificado por los malhechores, asaltantes de los caminos, y que en tales sitios habían terminado trágicamente sus días; lugares impresionantes que se transformaron en leyendas de aparecidos, fantasmas que rasgaban el silencio con sus ayes y quejidos, ruidos de cadenas o dinero vaciado de costales, obligando al pasajero a descubrirse, hacer la señal de la Cruz o encajar una de éstas sobre el túmulo de piedras. "Yo soy 12, 10, 8, 6 años antes de este siglo" —dicen algunos de los entrevistados—. "Yo fui arriero, también mi padre y mi abuelo y mi bisabuelo también lo fueron, fue herencia de nuestra familia desde tiempos inmemoriales". Y la narración comienza con la aventura interminable de las polvaredas y atascaderos; de la venta y del mesón; de los caminos y los ladrones; de los rurales y las acordadas; de los amores en cada pueblo y de las parrandas con los "cuatachos". Todo 281


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en este recuerdo huele a ayer, a ese pasado lleno de osadía y tragedia, de venturas y desventuras. Todo renace en el recuerdo; el sueño se satura de silbidos y canciones; insolencias, gritos y latigazos lanzados a las bestias; huele a indio huacalero, mustio y silencioso, de caminar cancino, sin pena ni gloria, sólo buscando la sombra del árbol, el descanso en las cercas, el ojo de agua y el punto final de su jornada en el mesón. Esta es la estampa de ayer, bella por demás por su estrujante colorido. El ruido de los motores ahuyentaron la arrierada, la fila de los huacaleros y el dominio de los recodos por los ladrones perseguidos por los montados de La Rural y de La Acordada. Hoy todo es diferente. Hasta la leña y el carbón, los petates y las ollas utilizan el camión, eso que han dado en llamar "ataúdes del viajero". Las cruces clavadas a un lado y otro de la carretera señalan la trágica afirmación; pero si ayer fue bello montar buenos caballos, lucir atuendos charreriles, caminar y caminar bajo la lluvia y el sol, incrustarse en el marco de paisajes y más paisajes, hoy es maravilloso correr a más de cien a cenar o presenciar una corrida de toros en Morelia; volar devorando la distancia, para estar a tiempo a un partido de fut o beis en la ciudad de México, o asistir a una función de teatro mirando a "Papacito Piernas Largas". La talacha en los caminos carreteros es otra historia, infinita y trascendente; también se ha comido paisaje y bebido mucho viento. Hay tanta historia, los incidentes y accidentes forman libros, pero el transporte moderno ha agilizado todo y mejorado el esfuerzo y el trabajo de la agricultura, la ganadería y la industria. SERVICIO DE PASAJE: 1. Locales: Ciudad Hidalgo, San Pedro, San Matías, Los Azufres. Ciudad Hidalgo, Agostitlán, Puente de Tierra. Ciudad Hidalgo, San Antonio, El Caracol. 282


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Ciudad Hidalgo, Irimbo. Ciudad Hidalgo, Aporo. Ciudad Hidalgo, San Lorenzo. 1.

Federales:

Autobuses de Occidente, S. A. Flecha Amarilla, S. A. Tres Estrellas de Oro, S. A. Transportes del Norte, S. A. Transportes del Pacífico, S. A. Zinacantepec y Anexas, S. A. Corsarios del Bajío, S. A. Zitácuaro-Morelia. Líneas del Sur: Zitácuaro, Ciudad Hidalgo; Ciudad Hidalgo, San José Purua y Jungapeo i)

Mesones, hoteles y restaurantes

Descansar y comer en un albergue siempre ha constituido una imperiosa necesidad del viajero con objetivos de negocio o sin ellos. La instalación de toda hospedería no fue atributo singular de Europa, sino de todos los países de la tierra y desde épocas remotas. Caminar para proveerse de sustento fue el primer imperativo humano; guarecerse de las inclemencias del tiempo y asegurarse contra las asechanzas de cualquier peligro, instigaron al hombre a buscar refugio y compartirlo a su vez con el visitante, el extraviado, el caminante y el enfermo, fueron y siguen siendo hechos incuestionables de la vida humana ya hoy legislados internacionalmente por el derecho de asilo. Cómo de verdad quisiéramos introducir en esta monografía cuestiones verídicas, 283


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fundamentadas, sobre la hospitalidad taximaloyana en sus remotos tiempos, pero carentes de toda información, nos sometemos al proceso hasta donde lo documental y lo tradicional nos ofrecen apoyo para afirmar. Los mesones en México no fueron más que un remedo de las ventas en España, y de hecho, Taximaroa poseyó la suya, la Venta de San Andrés sobre el Camino Real a Valladolid. Estas ventas ofrecían al caminante con el albergue seguro, cama y mesa y forraje para las cabalgaduras de los viajeros. Durante la Colonia se llamó a estos lugares de servicio público al viajante, posadas, que no eran otra cosa sino las postas; el nombre cambió al de mesones, que a la vez era posada, fonda y machero, pero ya dentro de las poblaciones, porque las ventas se ubicaban en lugares del desierto camino. Aunque en los siglos XVI, XVII, XVIII, XIX y parte del XX estos mesones fueron ocupados por toda clase de personas, una vez que en ellos no sólo tenía cupo el grupo arrieril, sino también gente de calidad, una vez que en determinados mesones había esmeradas atenciones para casos de necesidad, como fuera el del C. Gobernador del Estado D. Adolfo Calvo Pintado, que en 1834, por emergencia, tuvo que hospedarse en el mesón de La Providencia de Irimbo junto con su aristocrática familia. Precisamente a las posadas, hospederías y fondas en los pueblos y ciudades dieron en cambiarles sus nombres con el modismo afrancesado del siglo XIX, llamándose "hoteles" a las posadas y hospederías, y "restaurantes" a las fondas. Los mesones se constriñeron en forma exclusiva para los arrieros y huacaleros. El requerimiento progresivo de nuestro tiempo con la calidad de lo insólito, pomposo, rumboso, está en la función de pregonar la antigüedad con los titulares posada, fonda, merendero, venta, hospedería, para atraer con esta novedad un folclorismo ancestral, que no viene a mal por cierto. Documentados en el Archivo General de la Nación, fuente inagotable de información, del Ramo Mercedes, resumido en su índice general y en la obra de Lucas de Palacio Megarola, Mesones y Ventas en la Nueva España, también en el Indicador Postal, revista 284


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de la Dirección General de Correos, hemos tomado la siguiente resumida información. "Para facilitar el tránsito entre el Puerto de Veracruz y la Capital de la Nueva España, por acuerdo del H. Cabildo Metropolitano se han otorgado las siguientes licencias: 1. 1523. Permiso a Pedro Pérez alias "Perote" (era un gigantón), para establecer en el pueblo de Perote un mesón. 2. 1525. Permiso a D. Francisco de Aguilar para establecer una posada en el camino de Medellín a Veracruz. 3. 1526. Permiso a Juana Paredes, pero a nombre de Rodrigo Rangel, para establecer un mesón en Cholula, Puebla. 4. 1527. Permiso a Juan de la Torre para abrir un mesón en Taximaroa y una venta en Contepec". Siguen otros permisos que ya no interesan al objetivo de esta monografía. Fue, pues, en 1527 cuando Taximaroa tuvo su primer mesón, que según tradición fue el que se conoció todavía en buena parte de este siglo como "mesón de doña Cástula". Taximaroa, una vez más se comprueba, era eje vial del gran Camino Real de las Provincias Internas de Occidente. Por eso, sin fecha precisa nació sobre el camino la Venta de San Andrés ya citada, y la Venta San Pedro en Contepec, camino a México. De que se tiene memoria en la gente provecta de nuestro tiempo, Ciudad Hidalgo tuvo los siguientes mesones: "San José de doña Cástula, el Mesón de las Padilla, el Mesón de doña Sofía, el de Jesús Hernández, el de don Fidel Olivares, el de don Sabás Tello y el "Mesón de Bautista". En cuanto al servicio hotelero, hacia principios del siglo fueron renombrados los hoteles "La Puerta del Sol" de don Arturo López, hoy Farmacia La Purísima del señor Fructuoso Gutiérrez; el Hotel Morelos de don Herminio Marín, hoy casa Marcial Pérez, y el Hotel Llaguno, propiedad de la familia de este apellido, hoy instituciones comerciales: bonetería, zapatería y avícola. Los tres hoteles desaparecieron, ignoramos las causas. En su lugar y en orden sucesivo 285


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aparecieron el Hotel Hidalgo, Hotel Múgica, Hotel Sussi, Hotel Lupita, Hotel Pacífico, Hotel La Fuente, La Posada del Sol y el Hotel La Morenita. Están registrados en el Departamento de Turismo del Estado precisamente nueve hoteles con una capacidad de 140 habitaciones entre todos. En esta misma oficina están anotados ocho restaurantes con una capacidad global en que cómodamente pueden sentarse a la mesa 432 personas a la vez. Estos restaurantes son: De A'rroyos, Tupakai, Lupita, La Fuente, Múgica, Maris, El Rey del Mar y Las Palmeras. En cuanto a las verdaderas fondas las hay muy buenas y suficientes en el interior del Mercado; fuera de este lugar y sobre todo a bordo de la carretera, se señalan las taquerías, loncherías, cafés, rosticerías, caldos de pollo y la estupenda menudería de don Tobías Correa. Jugos y licuados, neverías y paleterías completan el servicio restaurantero de Ciudad Hidalgo. j) RECREACIÓN Y CULTURA 1. Cines. Desde 1914 don Petronilo García introdujo en Taximaroa la que entonces se conoció con el nombre de Vistas, una especie de transparencias en blanco y negro proyectadas en una pantalla. La vista aparecía mientras el operador, narrativamente, explicaba el motivo de la vista. Fue en 1927 cuando este señor asociado con don Jesús Téllez introdujeron el cine mudo en el salón Cine "Lux", ubicado entonces en el lugar que hoy ocupa una Agencia cervecera. Entre rollo y rollo de película una orquesta con piano, bajo y viola amenizaban el tiempo en que el manipulador hacía el regreso de la película y cambiaba rollo. Las películas en episodios eran entonces las más atractivas. En 1933, ya sólo el señor Téllez, llevó lo que en principio se llamó "película sincronizada, cine mudo pero musicalizado. Vino un año después el cine sonoro en que a la par de la música se escuchan los ruidos y las voces de los artistas. En 1929, don Luis Urquiza construyó su salón, El Cine "Ideal" que a fines de 1940 286


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desapareció. En atractivos turísticos ya se ha hablado de la continuidad del Cine "Lux". 2. Periodismo. En la parte cultural dedicada en esa obra se hará la exposición de este renglón cultural, elemento noticioso de la ciudad. Ahora se hará mención de la venta de periódicos y revistas que llegan a la ciudad en sus dos agencias y del material en libros. Desde la creación de periódicos capitalinos y establecida la comunicación ferrocarrilera, la prensa empezó a llegar a Taximaroa. No hay información de antecesores agentes de la prensa hasta la presencia como tal del señor Adrián Correa alias "Pilatos", quien se instalaba primero en el portal de la hoy Casa Marcial Pérez, después en el portal donde hoy se ubica el Banco Nacional de México. Al separarse este señor de Ciudad Hidalgo entre los años de 1935 o 1936, la agencia pasó a otras manos. Actualmente la Agencia de Publicaciones está en manos del señor Samuel Vílchez García. Expende Excélsior, Universal, Novedades, La Prensa, El Heraldo de México, El Sol de México, Ovaciones, Esto, El Sol de Morelia, La Voz de Michoacán y Jueves de Excélsior. Globalmente recibe 500 ejemplares. Don Emilio Trejo Galindo es el Agente de Publicaciones de cuantas revistas se editan en la capital de la República, no se precisa la cantidad de ejemplares que recibe. 3. Librerías. Nunca existieron en su historia en Ciudad Hidalgo. Fue hasta los años cincuenta cuando don Tarcisio Cambrón García estableció la primera de ellas en forma muy modesta, pero ya hubo la primera. Antes de él y en todos los años que antecedieron a la apertura de esta librería, varias personas del lugar se autonombraron agentes, encargaban libros a Querétaro, Morelia, Guadalajara y México sobre pedido, de esta manera la difusión literaria no dejó de tener sus buenos alcances. Actualmente ha abierto otra librería de mayores proporciones, pero no habiendo logrado la identificación de su dueño, omitimos el dato. 287


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CAPÍTULO V FUENTES DE INGRESO 1. 2. 3. 4.

Industrias y artesanías. Comercio. Bancos. Oficinas administrativas.

1 INDUSTRIAS Y ARTESANÍAS

L

con toda la extensión de su significado se pronunció en Taximaroa con la presencia de la Cía. Industrial "La Virgen" en 1895 en que fue inaugurada. Antes de ese año, sí hubo industria, pequeña industria de consumo local que no se significó por su importancia. Don Juan Velázquez de Salazar, en 1945, estableció la industria del "trapiche" o azucarera; a través de los tres siglos de dominio español y durante el primer siglo de la independencia, las industrias florecientes fueron las de harinas de trigo con sus ocho molinos: El Batán, Inorosa, San Dimas, Molino Blanco, San Francisco, Santa Rosa, San Ángel y San Juan; a estas industrias extractivas siguieron las de transformación, sopas y galletas. Hubo otras: velas de cera, sebo y parafina; jabón, obrajería y tabacos. De todo eso quedan la obrajería en el Rincón de Dolores y un molino de harinas mudado de Santa Rosa a la ciudad con el nombre de "San Jorge". Estamos en 1979. Es sorprendente el auge industrial tanto el extractivo como el de transformación. En la oficina de Rentas están registradas veinte industrias mayores y 120 menores, pero de éstas se puede precisar que existen 300. Dos materias primas constituyen el eje de toda la industria de Ciudad Hidalgo: madera y arcilla. La selva A PALABRA INDUSTRIA

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es un patrimonio que se originó desde la presencia del ser humano en la región; la tierra arcillosa para la alfarería desde que los otomíes aprendieron a fabricar la cerámica. Puede asegurarse que el sesenta por ciento de la población municipal vive de la agricultura y de la selva; el cuarenta por ciento de la alfarería. En ambos porcentajes están incluidos los derivados del producto, transporte y comercio. El auge inusitado, la potencialidad industrial de ambos renglones ya tiene alcances nacional e internacional, es mucho el dinero que se maneja por estos conceptos. En la sección presentada al lector sobre los recursos naturales se hace una exposición general de lo que fue y hoy tiene Ciudad Hidalgo para explotación industrial. En 1906 fue instalada en Taximaroa una fábrica de unturas (grasa para los ejes de las ruedas de las carretas). Chaparro consumía mucha de esta grasa, así don Pomposo Solís entró a esta inmensa hacienda de la que después fue dueño, pero antes había instalado en ella la primera resinera que tuvo el municipio. El señor Solís traspasó ambos negocios a don José Montoya Charán quien empezó a procesar la resina para obtener únicamente aguarrás. El señor Montoya traspasó el negocio a don Leopoldo Bringas Pimentel. Esta industria se incrementó enormemente como se informó en la materia de recursos forestales del municipio. Haremos mención de las dos más importantes resineras que actualmente existen: 1. Oriental Michoacana, S. de R. L., que fue fundada el 11 de enero de 1951. Su primer Gerente General fue el Sr. Leopoldo Bringas Pimentel, el Director General D. José Antonio Arias. En la organización hubo un Gerente de Producción, puesto que estuvo a cargo del Sr. Enrique Cortés García. De esta importante negociación también fue Gerente el Sr. David Bello Mendoza y lo es actualmente el Sr. Ing. Régulo García Maldonado. La Oriental Michoacana tiene una capacidad de procesamiento de treinta toneladas diarias, su derrama en beneficio de la economía alcanza a ser suficiente para el mantenimiento de 1,100 familias. 2. Resinera "Lázaro Cárdenas". Originalmente establecida en la ex hacienda de Chaparro, esta negociación de carácter comunal, 289


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corresponde a la Liga de Comunidades Agrarias de los municipios de Hidalgo, Tuxpan y Tuzantla, 36 Ejidos en total que benefician a 4,800 jefes de familia. La capacidad actual de esta resinera es la de un procesamiento de 3,700 toneladas mensuales. Otras industrias de renombre justificado por el movimiento de sus trabajadores, la capacidad de producción y la demanda de los productos, entre las 20 industrias mayores son: Equipajes michoacanos, S. A. (petacas y velices); Equipajes Hidalgo, S.A., (petacas y velices); Tomper, S.A. (fábrica de triplay); Fábrica de Tableros, S.A. (fibras comprimidas); Colchones Timol; Alex (Fábrica de aceite de pino). En la imposibilidad de nombrarlas a todas, tanto las mayores como las pequeñas industrias, nos concretaremos a definir su especie multiplicada en las 320 instalaciones: chamarras, escobas, cepillos, cabos, palillos, muebles de sala, comedor, recámara, oficina, cajas mortuorias; peletería, herrería, cestería y otras. En cuanto a la industria de la arcilla, aunque sólo están registradas 8, existen también más de 300 alfarerías. Tabique, ladrillo, teja, petatillo y bloques estilizados son los productos arcillosos que se obtienen dentro de la ciudad en las zonas norte y este. En este número de alfarerías están incluidas las que en la misma población, San Matías y Cuitareo, fabrican ollas, cazuelas, cántaros, macetas, comales. Se hacen cargamentos de todas las industrias en flotillas de camionetas y camiones, su demanda es desproporcionada, la producción es insuficiente, la arcilla es inagotable, todo cálculo, por conservador que sea, queda anulado ante las cantidades de material que día con día salen de la ciudad. LAS ARTESANÍAS forman otro renglón como fuente de ingreso municipal, y no es de hoy, su procedencia arranca desde el sedentarismo otomí ya influenciado por tribus de su tiempo cercanas a su residencia, y aun de otras más lejanas. Los objetos que se exponen en el Museo Municipal hablan de la capacidad copista de los naturales de Tlaximaloyan y de su potencia creativa. Los materiales 290


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como recursos que ellos emplearon aparte de la arcilla, fueron el ixtle, la pita, el hueso, la madera, el carrizo, el mimbre, las plumas de las aves, el algodón, el pochote, el ónix, la diorita, el jaspe, la cantera, la piedra china, el hierro, la plata, el oro, la caña de maíz, el bulbo de la oróricua, las pieles y, sobre todo, la obsidiana. Tanto los religiosos franciscanos como los colonos españoles enseñaron a los indios el aprovechamiento de otros recursos para incrementar su habilidad artesanal: tejido de algodón y la lana con otros teñidos y otras calidades de telas; la forja del hierro para fabricar instrumentos de labranza y utilería para otras industrias, fabricación de mueble más fino y bien acabado; la zapatería, la curtiduría, la plomería, el manejo del cobre para utilería del hogar, por cierto que este cobre lo hicieron llegar a este lugar los españoles desde Santa Clara. A fines del siglo XVII y 50 años del siglo XVIII la artesanía del cobre en Taximaroa alcanzó relieves sorprendentes, pero en 1750 en que se incendiaron los hornos de fundición en Santa Clara, tragedia que estuvo a punto de hacer desaparecer a este pueblo, dejaron de traer el metal en vista de que tardaron algunos años en reparar aquello; para entonces, naturales, criollos y mestizos abandonaron esta artesanía. También aprendieron la talabartería, la elaboración del pan, de las nieves, frutas en conserva y dulcería casera, de todo esto ha llegado hasta nuestro tiempo. Aunque imitativo, ya se utiliza el desperdicio de madera para fabricar objetos de arte y ornato. En fin, el trabajo de mano se ha incrementado, hasta los presos de la cárcel emplearon el tiempo de su condena en construir objetos de vista utilizando los huesos de animal y frutas, cortezas de pino y raíces. La oficina de Rentas nos ha suministrado el siguiente dato: Industrias mayores Industrias menores Alfarerías Carpinterías Herrerías Talabarterías

20 120 8 25 19 2 291


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No aparecen sastrerías, plomerías, curtidurías, dulcerías, zapaterías de taller. Por una información extraoficial extraída de un índice formulado por el Sr. Arq. Sergio Solís Suárez para su tesis profesional en relación con el medio social y económico del Municipio de Hidalgo y su estructura urbanística, hemos sabido que la operación "industrial" de la ciudad contiene los siguientes puntos de trabajo: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9.

Aserraderos Talleres de industrias varias Talleres de obra negra de mueblería Talleres de palillo y bastones Fábricas de triplay Fábricas de velices Fábricas de proceso resinero Talleres varios actualmente inactivos Galeras y alfarerías

22 156 90 9 2 3 10 47 300

2 COMERCIO El volumen mercantil de Ciudad Hidalgo está en razón directa con su movimiento agrícola, pecuario, artesanal e industrial. Se mueven fuertes capitales para mantener las fuentes de consumo, fuentes organizadas en Cámara Nacional de Comercio, Cámara del Pequeño Comercio, Unión de Locatarios del Mercado "Emiliano Zapata", Unión de Detallistas de la Carne, Cámara Nacional de la Industria de Producción de Masa y Tortillas, Asociación Ganadera Local. Son todos los elementos que tienen en sus manos la actividad mercantil, cada grupo en sus debidas proporciones. Los detalles son los siguientes: 292


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Tiendas de abarrotes Tiendas de ropa Boneterías Zapaterías Ferreteras Tlapalerías Misceláneas Vinaterías Cantinas Depósitos de cerveza Comercios no clasificados

294 35 19 17 4 4 12 21 17 4 630

Billares Hoteles Restaurantes Farmacias Tortillerías Panaderías Boutiques Taquerías Locatarios Carnicerías ----------------

4 9 9 13 19 25 2 9 300 70 -----

Englobándolo todo, entre industria general y comercio, hay en el municipio 1,696 instituciones comerciales que ofrecen al mercado todo cuanto es posible para cubrir los satisfactores que demandan, con cada ser humano, las familias organizadas. La Cámara Nacional de Comercio se organizó en 1921 con 20 socios, actualmente la constituyen 110. La Cámara del Pequeño Comercio se organizó en 1940 con 50 socios, actualmente cuenta con 150. La Unión de Locatarios del Mercado se organizó en 1960, actualmente cuenta con más de 300 con los exteriores. Su secretario general es el Sr. José Díaz Bucio. La Unión de Detallistas de la Carne se fundó en 1948 con 25 elementos. Hoy son 55, 8 libres y 7 clandestinos. La Cámara Nacional de Producción de Masa y Tortillas, SubDelegación en Ciudad Hidalgo, fue instituida en 1970 con 8 molinos y 2 tortillerías. Actualmente existen 19 tortillerías y 10 molinos, aunque no todos están ubicados en la ciudad. Están anexos los negocios similares de San Pedro, San Matías, El Rincón de Dolores, Senguio, Irimbo, Áporo, Agostitlán y Tuxpan. La Asociación Ganadera Local cuenta con 594 socios. Un dato curioso encontrado en los periódicos oficiales del Gobierno del Estado correspondientes al año de 1905, dice que entre los meses de julio a diciembre sacrificaron en el rastro local 1,697 293


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cabezas de ganado: 286,321 kilos de carne de res; 202,626 kilos de carne de puerco y 23,366 kilos de carne de borrego, informe comparativo con el año de 1590 en que entre 440 familias de españoles, 110 mulatos y mestizos y 60 indios que había en Taximaroa, se comieron durante el año 60 reses, 80 puercos, 110 borregos y 60 cabritos.

3 BANCOS Estas instituciones nacieron en Ciudad Hidalgo a raíz del incremento comercial e industrial, de la necesidad del crédito, la seguridad de los depósitos y la garantía de los ahorros. Correspondió al Banco de Comercio de Michoacán establecer la primera sucursal, pues antes de ese tiempo las cuentas bancarias de los pudientes eran llevadas en Morelia o Toluca, mucho más atrás en las cajas fuertes particulares y en los "entierritos", bajo el colchón y aun cargados en la espalda como joroba. La institución del agio, descubrimiento de algún avaro, es legendaria, y en todos los pueblos se encuentran elementos que de eso hicieron fortuna y siguen prosperando. Ciudad Hidalgo jamás careció, ni sigue careciendo de prestamistas a elevados réditos. El 19 de junio de 1906 fue cerrada en Taximaroa una Casa de Empeño, propiedad de D. Manuel López y Hermano. Financiaban negocios mediante empeño de escrituras, las hipotecas; pequeños préstamos bajo la garantía de objetos de valor. Graves e injustas anomalías en recibir los pagos y en regresar bienes y documentos, reclamaron una acusación —la Casa de Empeño estaba autorizada—, fue ordenada una asesoría la cual dio por resultado la aplicación de ocho multas por otras tantas infracciones a la Ley de Empeño, multas de $290.00 cada una. Reincidencias en el mal manejo ocasionaron la orden de cierre. Existen en el municipio los siguientes Bancos: 294


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Banco de Comercio de Michoacán, S.A. Banco Nacional de México, S.A. De estos dos Bancos hubo el antecedente de haber tenido carácter de Agencias. Por parte del Banco de Comercio de Michoacán, S.A., lo fue el Sr. Fructuoso Gutiérrez Peña; por parte del Banco Nacional de México lo fue el señor Elías Rescala.

4 OFICINAS ADMINISTRATIVAS Durante toda la etapa prehistórica antes de Cristo y 1535 años después de Él, con los nombres que fue recibiendo Taximaroa a través de esos siglos, esta población figuró como tribu primero, teocracia después, le siguieron los títulos de Señorío, Cacicazgo, República, Corregimiento, Partido, Municipio, Cabecera de Distrito. Tuvo, hacia el año 1425 un matriarcado en manos de una destacada viuda de la dinastía de los Capacapeche, la famosa Guanáguex, hombruna mujer que se hizo temer y respetar por su pueblo y admirar por las tribus colindantes. Por el año de 1580, dispuesto por las Leyes de Indias que fuera permitido a los indios manejarse en sus pueblos con sus propios gobiernos y jefes, Taximaroa tuvo un cacicazgo femenino en mano de doña Inés Xatztintze (Juana Xarinxe = Jarinche), hija de don Buenaventura Bicha, rica y noble india, la más principal de las indias de Taximaroa. Tres grandes dinastías figuraron en la administración y gobierno de Taximaroa hasta la llegada de los españoles: los Capacapeche, los Xanagua y los Bicha. Este es, en suma, el antecedente histórico de un futuro gobierno municipal. El Estado Tarasco se formó de las conquistas que los mechoacán hicieron de los señoríos y pequeños reinos existentes en el amplísimo territorio que hicieron suyo. Se habla de 340 señoríos, repúblicas y reinos que existían, consumada la expansión tarasca, dentro de lo que formó el descomunal imperio de los purépecha. Esta conquista la iniciaron, según lo indica José Bravo Ugarte en su Historia Sucinta de 295


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Michoacán, tomo I, tres hermanos sobrinos del rey Tariácuri: Hirípan, Tangáxoan e Hiquíngare. El año 1200 de C. marca el inicio de esta expansión conquistadora. Taximaroa pasó a la posesión de Hirípan por el reparto tripartita que del imperio heredado hicieron los hermanos. Taximaroa convertido en pueblo tributario, sin embargo, conservó su dignidad de Cacicazgo y, militarmente dada su situación geográfica y estratégica, el título de Séptimo bastión tarasco, que tocaba los linderos con el imperio azteca. Al asumir su encomendero el mandato de la comarca y después de reconstruido y levantado el nuevo pueblo, con el plan nacional, Taximaroa empezó a cursar su historia regional política. Cuando Carlos V decidió darle unidad política a la Nueva España, fue creado el virreinato y hecha la primera división política de ella. Fueron constituidos tres reinos generales: México, Nueva Galicia y Nuevo León. A todo Michoacán, por lo tanto a Taximaroa, le correspondió pertenecer al primero de estos tres grandes reinos, México, situación que perduró hasta el año de 1787, año en que fue enviado por el rey Carlos IV, reinante en España, el visitador D. José de Gálvez a reestructurar la división política de la Nueva España. Este señor, mediante los poderes que traía, dividió todo el territorio en doce intendencias, siendo la de Valladolid (Morelia) la 5ª de ellas, a ésta, por su posición geográfica, pasó a pertenecer Taximaroa, como igualmente todos los pueblos de esta región oriental michoacana. Fue su primer Intendente don Juan Antonio de Riaño y Bárcenas quien murió durante la toma de la Alhóndiga de Granaditas en Guanajuato, por el ejército de Hidalgo. Pero retrocedamos un poco en las delimitaciones territoriales para acercarnos más al proceso histórico de la institución política del municipio de Hidalgo. A las encomiendas creadas por Cortés mediante el respeto ilusorio de los señoríos, cacicazgos y repúblicas indígenas con el mantenimiento de sus propios gobiernos y leyes constituidas, siguióse el funcionamiento legal del municipio pero con los nombres de corregimientos, partidos y alcaldías mayores, en razón de la importancia de cada lugar. Los corregimientos fueron llamados también alcaldías menores, su representante llevaba el título de 296


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Teniente de Alcalde, o corregidor si se trataba de un pueblo de mayor importancia que el común de todos. Las alcaldías mayores fueron las ciudades o villas. Con este grado, el de Alcaldía Mayor fue instituida Maravatío. Taximaroa fue ubicada dentro de esta territoreidad. El año de 1598, fecha de traslado y renovación de pueblos, asolados unos y despoblados otros, fueron cambiadas las categorías municipales: poblados, los lugares con pocos habitantes; partidos los más densamente habitados. Durante 226 años Taximaroa fue llamado partido del corregimiento de Maravatío. Cada Intendencia también llevó el nombre de Distrito, la nuestra se llamó Distrito de Intendencia de Valladolid. Todo el territorio de esta Intendencia comprendía 10 alcaldías Mayores. Dentro de esta demarcación política llegó la insurgencia, la consumación de ella y la creación del primer Imperio, el de Agustín I. Entre sus proyectos de gobierno, Iturbide se había propuesto verificar la división política del Imperio; su abdicación marginó el intento. Entonces, al nacer la Primera República, con la Constitución de 1824, fue determinada la nueva división política de México, siguiendo en mucho la idea del ex emperador. Aunque el espíritu de Iturbide fue el de mantener el gobierno de las intendencias, quiso también multiplicarlas. La Constitución republicana suprimió el nombre de intendencias y creó en la división política los Estados Libres y Soberanos. El Estado de Michoacán instaló su primer Congreso el 6 de abril de 1824 y éste entregó al gobierno su primera Constitución. En el artículo 9 de este documento quedó asentada la división territorial de Michoacán, con la creación de cuatro grandes Departamentos: Norte, Sur, Oriente y Poniente. El Departamento de Oriente comprendía a Zitácuaro, Tlalpujahua, Zinapécuaro, Maravatío y Huetamo. Taximaroa pasó a la pertenencia de Zinapécuaro, y es entonces que Hidalgo fue creado Municipio el 6 de abril de 1824, hace 155 años. En 1828 fue promulgado un segundo decreto de División Política en el Estado. Por este decreto fueron mantenidos los cuatro Departamentos, pero con cabeceras en Valladolid, Zitácuaro, Zamora y Ario de Rosales. Taximaroa pasó al Departamento de Zitácuaro con jurisdicción dentro de Zinapécuaro. En esta división política fueron 297


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creados 15 municipios más, 63 tenencias, 78 poblados, 113 haciendas y 467 ranchos en todo el Estado. Por el decreto número 15 del 9 de diciembre de 1831 fue ratificada la instalación de los cuatro Departamentos, pero fueron creados 22 Partidos, 61 municipios y 207 tenencias. Taximaroa pasó al Partido de Maravatío junto con Irimbo. Entre los diputados que decretaron esta nueva ley de división política figuró D. José Mª Manzo Ceballos, hijo de Taximaroa. En 1835, con el gobierno centralista de D. Antonio López de Santa Anna, a los 19 Estados Federales en que estaba dividida la nación, les fue cambiado el nombre por el de Departamentos, pero siguieron existiendo los partidos, los municipios y las tenencias. En Michoacán fue hecho un reajuste territorial para crear seis Departamentos: Morelia, Zitácuaro, Puruándiro, Maravatío, Zamora y Tacámbaro. Taximaroa, como municipio, siguió perteneciendo a Maravatío. Por el decreto del 29 de septiembre de 1861, Michoacán quedó dividido en 21 Distritos, 71 Municipios y 213 Tenencias. Al Distrito de Zinapécuaro pasó el territorio municipal de Taximaroa. Lázaro Pavía en su obra Las Prefecturas en México publicada en 1891 en dos tomos, nos habla de las 120 Prefecturas creadas por don Porfirio Díaz en 1896, gobiernos institucionales para el control político en los pueblos, la seguridad en los caminos y la tranquilidad pública en toda la nación. Desde medio siglo atrás, dada la inconstancia de los gobiernos en el poder, tanta lucha política y militar, se ensombreció enormemente el país por intervenciones y guerras civiles, fue entonces que el asedio de ladrones y cuadrillas de bandoleros bien organizados hicieron intransitables los caminos. Contrabandistas y ladrones se adueñaron de todos los caminos reales; refugiados en cuevas bien situadas, asaltaban conductas, diligencias, arrieros y simples caminantes. Ni la fuerza de los famosos Rurales, de las Acordadas y de las Rondas civiles fueron suficientes para contener la agresión de tanto malhechor que infestaba a lo largo y a lo ancho a todo el país. Don Porfirio, quizá pensando en aquello de que "el mal para los propios males" siempre es la mejor medicina, pensó en la 298


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creación de las prefecturas, jefaturas de gobierno en manos de cabecillas famosos seleccionados dentro de la "mafia", digamos ahora, para hacerse cargo de la limpia en las regiones de sus dominios. El citado Lázaro Pavía nos ofrece la estampa de cada prefecto como hombres de preparación, calidad honesta, insobornables y enérgicos para "matar en caliente" a cuantos fueron sorprendidos robando en los pueblos y los caminos. La honorabilidad de estas personas dotadas de una autoridad como prefectos, socialmente fue imponderable. Cuestiones íntimas, se sabe, ocultaban su segunda personalidad, la del bandido cuadrillero que se sabía los caminos, conocía los refugios y a sus subordinados, nadie mejor que ellos con una autoridad y bien remunerados, fueran los sujetos aptos para el trabajo. Dos nombres suenan en esta región: Felipe Violante y Aurelio Arciniega, pero el caso real es que estas personas lograron la seguridad y la tranquilidad de caminantes y vecindarios. Fueron sonadas las cuadrillas que merodeaban por los caminos de Taximaroa a Zinapécuaro; de Taximaroa a Maravatío; de Maravatío a Acámbaro; de Taximaroa a Tuxpan, Jungapeo y Tuzantla; Taximaroa a Ucareo, Queréndaro e Indaparapeo; "Los Rancheros", "Los Compadres", "Los Amarillos", "Los Abajeños" y "Los Enmascarados". Fueron Prefectos en Zinapécuaro: de 1897 a 1904 D. Lauro G. Guzmán; de 1905 a 1910, don Felipe Violante. Nuestras investigaciones al hurgar pacientemente los diarios oficiales del Gobierno del Estado de 1902 a 1922, nos llevaron al conocimiento de que en 1902 fue Presidente del H. Ayuntamiento de Taximaroa D. Ángel Garmendia R.; en 1903, don Pablo Arizmendi; en 1904 ya aparece la figura completa del cuerpo administrativo municipal: Regidores: J. Trinidad Torres, Daniel Alanís, Hermenegildo Pérez y Lucas Heredia. Suplentes: Francisco Melchor, Lamberto Barajas, José Soledad Bucio y Jesús Álvarez Cambrón. Síndico: Germán Patiño. Sostenía este Ayuntamiento 21 escuelas con una población de 1,500 alumnos. El Director ganaba $18.00 al mes, el Auxiliar, $12.00. 299


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1905 Regidores: J. Trinidad Torres, Dr. Ernesto Jiménez, Víctor Barajas, Lucas Heredia y Herminio Marín. Suplentes: Leodegario Marín, Pablo Arizmendi, Emilio Alanís, Agustín Pineda y Germán Patiño. Síndico: Francisco Tinajero. A este Ayuntamiento correspondió poner en cumplimiento el decreto del Gobierno del Estado mediante el cual debía adoptarse en lo sucesivo el Sistema Métrico Decimal, suprimiendo el Sistema Complejo de Pesas y Medidas establecido desde la Colonia. 1906 Regidores: J. Trinidad Torres, José Olivares, Lucas Heredia y Francisco Tinajero. Suplentes: Jaime Olivares, Adolfo Marín, Ramón Argüello y Demetrio Arroyo. Secretario: Jacinto Acevedo. Síndico: Germán Patiño. Jefes de Tenencia: San Pedro: Juan Pérez y Bardomiano Pérez, Suplente. San Lorenzo: Atanasio Nieves y Gregorio Bernal, Suplente. San Matías: Pascasio Cornelio y Guadalupe Romero, Suplente. San Bartolo: Sóstenes J. Pérez y Eusebio Legorreta, Suplente. El Caracol: Antonio Sánchez y Diódoro Espino, Suplente. Una figura política municipal ya se había venido destacando desde 1890 en Taximaroa como Presidente Municipal, don Herminio Marín, que tuvo en sus manos varios años la administración del gobierno. No logramos obtener los nombres de las personas que con él integraron los ayuntamientos de los años en que tuvo su actuación política de un municipio que en ese tiempo estaba formado por 5 pueblos, 11 haciendas y 60 ranchos; en que el Presidente y los Regidores no percibían sueldo alguno, eran de nombramiento honorífico; el Secretario ganaba un peso y el escribano ochenta centavos por día; el gendarme, el jardinero y el guardapanteón percibían cincuenta centavos al día. 300


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Presentamos al lector el componente administrativo actual y la organización de algunas oficinas federales, administración que tendrá su terminación en diciembre de 1980. 1. Presidente Municipal: C. Profr. Ever Tello López. 2. Secretario del Ayuntamiento: C. Profr. Guillermo Zamudio. 3. Regidores y Suplentes: C. Ing. Carlos Ramón Bucio, Síndico; C. José Rosario Rubio P., Oficial de la Secretaría; C. Juan Fuentes P., Escribiente de la Sría.; C. Araceli Melchor D., Escribiente; C. Sahara Correa Padilla, Escribiente; C. Mª I. Ignaela Suárez, Escribiente. 4. Tesorería: C. Tesorero, Aurelio González Sánchez; C. María Estela Domínguez A., Oficial; C. Rosalina Pérez Medina, Escribiente; C. Ignacio Bucio Villegas, Cobrador de Mercados; C. J. Jesús Sandoval S., Inspector de Ganadería; C. Baltazar Vílchez, Administrador de Abastos y Mercados; C. Gabriel García B., Guarda Abastos; C. Francisco Pérez G., Velador de Abastos. 5. Registro Nacional de Electores: C. Balvino Soto Espinosa, Delegado de Distrito; C. María Elena Nieves, 2º Delegado de Distrito; C. Ma. de los Ángeles Ramírez, Auxiliar. 6. Policía: C. Juan García Espinosa, Alcaide; C. Jesús Reyes García, Chofer; C. Alfonso Benítez, Chofer; C. José Luis Cornejo, Chofer. 7. Servicio de Limpieza: Entre choferes, auxiliares y barrenderos, forman el personal de limpieza en la ciudad, 19 elementos. 8. Servicios Varios: Rosa Berros Gómez, limpieza en las oficinas, Juan Martínez F., Maestro de Obras; José Luis Martínez, Peón; Benigno Nava Monroy, Guarda Panteón; José Arcos, Auxiliar de Guarda Panteón; Maximiliano Pérez G., Electricista; Lilia Camacho Correa, Bibliotecaria; J. Jesús García G., Maestro de Bandas de Guerra; José Luis Sandoval, Auxiliar en Bandas de Guerra; María Teresa García de E., Maestra de Laboratorio y Farmacia; Evangelina Guijosa P., Auxiliar de Lab. y Farmacia. 301


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9. Junta de Colaboración Municipal: C. Miguel Pérez Arizmendi, Presidente; C. Dr. Arturo Pérez Hidalgo, Tesorero; C. Jesús Correa Saldívar, Secretario; C. Jesús Díaz Bucio, Vocal; C. Gustavo Trejo Soto, Vocal. 10. Junta Patriótica Municipal: C. Nicandro López Monroy, Presidente; C. Francisco Arriaga Ruiz, Secretario; C. Sabino Padilla Pérez, Tesorero; C. Landelino Pérez Correa, Vocal; C. Miguel Pérez Arizmendi, Vocal; C. Luis Quintero Pérez, Vocal; C. Rosalío Jiménez, Vocal; C. Rubén Contreras Salgado, Vocal. 11. Juzgado Menor Municipal (Mixto): C. Luciano Peña Urquiza, Juez; C. Celestino Pérez Marín, Secretario. 12. Juzgado de Distrito de Primera Instancia: C. Lic. Carlos Ayala Montañez, con 29 años de servicio profesional, Juez; Sr. Jorge Caballero Torres, Secretario; 1 Meritorio y 3 Escribientes. 13. Registro Civil: C. María García Malagón; dos empleadas escribientes. 14. Ministerio Público: C. Jorge Melgoza Ochoa; C. Paula Martínez Arizmendi, Secretaria. 15. Comandancia de Policía: C. Francisco Javier Tinajero, Comandante; C. Leonardo Rosilla, Jefe Auxiliar; Policías: 21; C. Miguel González, Cabo. 16. Alcaidía: C. Marcelino Martínez Álvarez, alcaide. La Administración de Rentas funciona con el siguiente personal: Administrador, C. Javier Granciano Zamora; Oficial Mayor C. Ladislao Bucio Correa; Impuesto Sobre la Renta, C. Graciela Arroyo Rubio; Comercio e Industria, C. Guadalupe Graciano Zamora; Ingresos Mercantiles, C. Graciela García Olvera; Aux. Ingresos Mercantiles, C. Antonio Reyes Téllez; Jefe de Ejecución, C. Carlos Patiño Álvarez; Auxiliar de Catastro, C. Rogelia Gómez Gómez; Caja 1, C. J. Jesús Correa Correa; Caja 2, C. Ma. Teresa Velasco González; Cobrador, C. Arturo Martínez Sánchez; Cobrador, C. Jaime Romero 302


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Correa; Cobrador, C. Nicolás Rincón Hernández; Cobrador, C. Ricardo Palacios Escobedo; Recolector del 5%, C. Antonio Martínez. Esta Oficina, como Administración de Rentas, ya aparece en 1928 con este carácter. Fue su primer Administrador el C. Alejo Navarro; su Oficial Mayor el C. Enrique Velasco. Pero su función, realmente, se remonta hasta el año de 1600 con el carácter de Aduana. Los primeros impuestos fueron gravados sobre la industria minera, la del tabaco y la agricultura, llamados media-annata. Más tarde nació otro impuesto llamado alcabala, que a principios de este siglo se aplicó exclusivamente al pago de los derechos por degüello en los rastros. De la media-annata era sustraído lo que llamaban el quinto real, arancel que correspondía a la Corona de España. Además, los amos debían pagar impuestos especiales por la tenencia en propiedad de indios y esclavos, por la propiedad de la tierra en forma anual que llamaban composición, y por los títulos de nobleza o de caballería que ostentaban las clases aristócratas de la Corte. Entre las 758 cuentas que por sus giros tiene registrada la Administración, hay un ingreso anual en la oficina por los causantes de $43.345,451.25 pesos sobre un capital denunciado por $3.316,144.071 45 pesos, que maneja el comercio. Los tributos pagados por los naturales eran físicos: maíz, frijol y chiles. Durante las encomiendas estos tributos debían ser puestos al pie de las minas por los indios de la encomienda. En nuestro caso, en las minas de Chapatuato. Ahora ya no hay Quinto Real ni Media-Annata pagada a la Audiencia, pero hay los tributos fiscales pagados a la Federación. La Oficina de Hacienda, encargada de cobrarlos en Ciudad Hidalgo, percibe estos valores cuyo movimiento en 1978 fue el siguiente: 1. Instalación de la oficina 1934. 2. Primer Jefe, Juan Aguilar Monjón. 3. Actual Jefe, Clemente Álvarez Santillán. 4. Personal de base, Seis empleados. 5. Registrados en Cédula IV, 73 sujetos. 303


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6. Causantes por giros mayores, 120 7. Sanciones aplicadas en 1978. 8. Causantes por profesiones, 90. 9. Venta anual de timbres: a) b) c) d) e) f)

De causantes varios De arrendamiento De Impuesto sobre la Renta Timbres comunes De derechos De pesas y medidas, derechos de ganado Total de ingreso fiscal

$ 400 000 00

$ 30 000 00 $ 45 000 00 $ 25 000 00 $ 40 000 00 $ 10 000 00 $ 30 000 00 $ 180 000 00

Dos hechos, uno histórico y otro de actualidad, merecen incorporarse a esta monografía: 1. LA CÁRCEL MUNICIPAL. No es suficiente ni acondicionada para darles a los reclusos aquella comodidad que realmente demanda un ser humano, aunque sea criminal. La Cárcel Municipal tiene una población de 24 reclusos, entre los que Juan García Espinosa sufre la mayor de las condenas impuestas a sus delitos. A los presos se les alivia con $1.25 para que cubran su sustento. No se les proporciona otra cosa, sólo permiso a quienes pueden para que sus familiares les lleven algo más. Las visitas son en jueves y domingos. Antes de hoy los presos podían obtener un regular ingreso aun para ayudar a sus familias con el trabajo de las artesanías que les eran permitidas: objetos de arte en hueso y madera; tejidos con fibras nylon, pequeños muebles de madera y armazón de sillas. Por disposiciones superiores fueron retiradas estas artesanías para desposeer a los presos de todo instrumento punzo-cortante. 2. En el volumen 5, boletines 5 y 6 del Archivo General de la Nación, encontramos el interesante dato de la instalación de las Acordadas en México, es decir, en la Nueva España. Tuvo lugar en el año de 1719. La jefatura de una Acordada estaba constituida por un 304


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capitán, un comisario, un escribano real, un capellán y un verdugo — no se habla de la Inquisición que ya le había antecedido muchos años atrás. A los ladrones sorprendidos, reportados y hechos prisioneros, se les hacía un juicio sumarísimo y eran sentenciados a la horca de inmediato, ejecutados por el verdugo y antes auxiliados por el capellán. Fueron miembros de la Acordada en Taximaroa sin que aparezcan sus cargos: Gregorio Arévalo, Antonio Roldán, José Antonio Quiroz, José Antonio Padilla, Antonio Padilla, Vicente Antonio Bucio, José Ma. Servín, Juan José Pérez y Juan Francisco Bucio. En el Distrito o Corregimiento de Zinapécuaro, incluidos Taximaroa, Irimbo y Maravatío, formaron la tropa de la Acordada 1,300 hombres entresacados de los civiles, pero no en constante ocupación. Otro servicio policial lo constituyeron las Rondas o Rondines. Eran un grupo de pacíficos ciudadanos que por ley debían prestar este empleo al Ayuntamiento. Era una vez por mes, designados previamente. La persona que no podía o no quería hacer la Ronda, es decir, vigilar las calles de las nueve de la noche hasta las 6 de la mañana, se hacía pagar la velada por personas que de eso se mantenían.

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CAPÍTULO VI ETNOGRAFÍA a) b) c) d) e) f) g) h) i) j) k) l) m) n) o) p) q)

El área municipal Los pobladores El estado civil de las personas Los grupos por su credo religioso Los habitantes por grupos de edades Dónde nacieron los habitantes del municipio Distribución de habitantes por amplitud de hogares Material de construcción de las casas Ubicación de las casas Niveles de comodidad Niveles económicos Grupos económicamente activos Las clases de ocupación La cuantía de los salarios Grupos por su nivel cultural El estado de la ciudadanía La educación en el municipio

LA ORGANIZACIÓN SOCIAL a) b) c) d) e) f)

El elemento activo Panorama político La expresión artística La vida religiosa La alegría festiva El deporte

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a)

El área municipal

L

1,063 KILÓMETROS cuadrados de superficie que abarca la extensión del municipio están cubiertos por: 1. La Cabecera Municipal y sus ocho barrios: San Juanico, La Mangana, La Estación, Las Galeras, Bellavista, El Centro, La Morita y Las Tenerías. 2. Las 13 Tenencias: Agostitlán, San Antonio, El Caracol, San Matías, San Lucas, San Pedro, Las Grutas, Las Caleras, Huaniqueo, La Granja, Huajúmbaro y Chaparro. 3. Sus 28 Ejidos: Rincón de Las Palmas, Los Ajolotes, Cuitareo, Cieneguillas, Puentes de Tierra, La Granja, Chaparro, Huajúmbaro, San Isidro, Alta Huerta, Mata de Pinos, San Matías, San Pedro, Piedra Parada, Potrero de la Virgen, Rincón de Rubios, El Tren, Pucuato, El Aguacate, Agostaderito, Comunidad Indígena, Las Caleras, Coetzillos, Colonia Benito Juárez, Huaniqueo, Mesa de Chilacayote, El Porvenir, Rancho Ruiz, Santa Rosa, Tierras Coloradas. 4. Los 185 Ranchos nombrados en la parte documental de esta monografía. Insertamos un documento que, entendemos, es ignorado por muchos y aun por los mismos interesados: OS

"Aristeo Mercado, Gobernador Constitucional del Estado Libre y Soberano de Michoacán de Ocampo, a sus habitantes hace saber que: El H. Congreso Local ha tenido a bien enviar el siguiente: Decreto: "Número 14. Artículo 1º. Se erige en pueblo con el carácter de Tenencia la Congregación de El Caracol. "Artículo 2º. Políticamente se incorpora al Municipio de Taximaroa, del Distrito de Zinapécuaro. "Artículo 3º. El Gobierno indemnizará el costo de los terrenos que el trazo de las calles, plazas y demás sitios demanden para el servicio público. 307


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"Salón de Sesiones del H. Congreso Local. Morelia, a 18 de abril de 1888. Eduardo Cárdenas. Diputado Presidente. "Transitorio. Este Decreto empezará a regir desde la fecha de su publicación. El Ejecutivo del Estado dispondrá se publique, circule observe. "Por tanto mando que se imprima, publique, circule y se le dé el debido cumplimiento. Palacio de los Poderes del Estado. Morelia a 18 de abril de 1888. Epifanio Reyes, Gobernador Interino". (Tomado de Amador Coramino, Colección de Leyes, Decretos…") b) Los pobladores Debe haber una discordancia entre el número de tenencias, ejidos y ranchos, pues a más de las tenencias nombradas, algunos poblados se han convertido en ejidos y el número de ranchos o pequeñas propiedades se han subdividido, alcanzando éstos el número de 715 propiedades o ranchos. (Informe del Catastro Municipal). Por el credo religioso están agrupados en: 1. Católicos 2. Protestantes 3. Israelitas 4. Otras religiones 5. Ninguna

Suma

82 574 ambos sexos 1 456 ambos sexos 229 ambos sexos 216 ambos sexos 689 ambos sexos 85 164 habitantes

La población del Municipio entre los años de 1970 a 1978 tuvo un incremento del 7.05 por ciento; la densidad de su población en 1978 viene a ser de 80 habitantes por kilómetro cuadrado; en relación con la superficie de Ciudad Hidalgo, que es de 59,845 metros cuadrados, la densidad urbana viene a ser de 1.42 habitantes por metro cuadrado. Por su lugar de nacimiento, la población queda distribuida como sigue: 308


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1.Dentro del municipio 2.En el área de Michoacán 3.En otros Estados 4.Extranjeros Suma:

65 805 habitantes 11 159 Habitantes 8 140 Habitantes 60 Habitantes 85 164 habitantes

Habitantes económicamente activos por grupos de ocupación: a) b) c) d) e) f) g) h) i)

Agropecuarios Industria y artesanías Comerciantes Empleados y Profesionistas Obreros y constructores Transportes Empleados de oficina Trabajadores de servicio Varios no especificados Suma

20 927 5 231 706 1 186 910 635 473 810 848 32 362 Económ. Act.

Por su nivel cultural: 1. Son analfabetas 2. No lo son Suma 3. Por la lengua que hablan: a) Son monolingües

14 174 personas 70 990 personas 85 164 28 (mazahua) 1 (náhuatl) 1 (tarasco) 28 (otomí) 9 511 (tarasco y español) 114 (español e inglés) 11 (español y otros: árabe, Italiano, alemán)

b) Son bilingües

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c) Hablan español

75 470 85 164

Habitantes

La educación en Ciudad Hidalgo. 1. Jardines de Niños. Jardín de Niños "Morelos". Escuela de extensión del Instituto "Morelos", lleva ya más de 30 años de existencia. Actualmente tiene una población escolar en los tres Grados de 90 alumnos. Jardín de Niños "José Ma. Morelos". Es Escuela de extensión de la Escuela del mismo nombre, Particular Mixta Incorporada a la SEP., con una población actual de 130 alumnos en los tres Grados. Esta institución pasa ya los 30 años bajo la dirección de su Directora, la Sra. Profra. María Dolores Olivares y de cuyas manos han egresado más de dos mil alumnos. Tiene tres Auxiliares a sus órdenes. Jardín de Niños "Ma. Helena Chanes". Es Oficial Federal. La señora Aurora Maya Vda. de Cuevas gestionó y obtuvo la institución de este kínder, además la donación del terreno para el edificio, ruinas de lo que en la antigua Taximaroa era la Casa del Diezmo. En 1958 nació este Jardín de Niños, pero no ocupó su edificio propio sino hasta 1975 en que quedó acondicionado para el objetivo que se perseguía con un costo de $450,000.00 pesos, careciendo aun de otros elementos. Su población escolar actual es de 245 alumnos en los tres grados. De esta Escuela Pre-Escolar han egresado en veinte años un poco más de dos mil alumnos. Su actual Directora lo es la Srita. Profra. Ma. Gema Pérez Melchor; tiene como auxiliares 11 elementos que forman un buen equipo. 2. Escuelas Primarias Zona Escolar Nº 22 a cargo del Sr. Profr. Arturo G. Rodríguez Ramírez. Esta Zona está constituida por: a) Escuelas Federales Oficiales b) Escuelas Estatales Oficiales c) Escuelas Particulares Incorporadas 310

19 11 1


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d) Un personal docente de e) Una población total de

164 maestros 6 863 alumnos

Escuela Preparatoria "Taximaroa" 1. Fue fundada en 1976. 2. Fue su primer Director el Sr. Profr. Claudio Leona Vique. 3. Su actual Directora es la Srita. Odontóloga Ma. del Carmen Martínez Álvarez. 4. Su población actual es de 320 alumnos. 5. ESCUELAS TÉCNICAS a) Secundaria Técnica Forestal en la Resinera "Lázaro Cárdenas". Tiene una población escolar de 300 alumnos. b) Escuela Secundaria Técnico Agropecuaria ubicada en el Rincón de Dolores. Tiene una población escolar de 200 alumnos. 6. ESCUELAS COMERCIALES a) Instituto Comercial Plancarte. 1. Fue fundada en 1951. 2. Su primera Directora fue la Srita. Profra. Catalina Guerrero. 3. Su actual Directora es la Srita. Profra. Socorro Oseguera García. 4. Tiene una población estudiantil de 130 alumnas. b) Instituto Comercial "Hidalgo". 1. 2. 3. 4.

Fue fundado el 10 de marzo de 1964. Fue su primer Director el Sr. C.P.T. Nicolás Delgado Álvarez. Sigue fungiendo hasta hoy día el mismo Sr. Director. Ocupan sus aulas 91 alumnos. 311


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Este Instituto tiene un Subdirector, el Sr. Gerardo Correa Bautista, maestro de Mecanografía y Taquigrafía. De esta Escuela en sus 14 años de servicio han egresado alrededor de 1,300 alumnos. Tienen Sucursales en Tuxpan con 30 alumnos; en Zinapécuaro con 15 alumnos, y en Aporo con otros 15. En sentido general, en el Municipio de Cd. Hidalgo reciben educación un número definido y concreto de 19,230 estudiantes en todos los niveles, circunstancia que acerca al claro desenvolvimiento cultural de sus habitantes, que dispone de 120 escuelas con un número que supera a los 500 maestros. Por esta razón, aunque se quisiera, sería imposible catalogar a quienes trascendiendo en los estudios hasta culminar en una profesión, han logrado incrustarse en la marcha ascendente de la cultura nacional como elementos de servicio social y honra de su pueblo. Son cientos de universitarios, académicos y profesionistas los que han egresado de escuelas superiores tanto de la ciudad de México como Morelia, Guadalajara, Puebla, Monterrey, Guanajuato, Toluca y otras ciudades no menos importantes con títulos en todas las ramas del saber humano, y que hoy se hallan dispersos por todo el país y aun en el extranjero doctorándose y especializándose en licenciaturas y maestrías, electrónica y medicina. Ciudad Hidalgo está dignamente representado también en el mundo religioso con sus hijos sacerdotes, religiosos y religiosas; en el mundo de la beneficencia con su gran número de enfermeras y ginecólogas; en el mundo de la técnica con sus operadores en la mecánica, radio, televisión y computación; en el mundo de las armas con cadetes de la naval y del ejército de tierra y de la aviación; en el mundo de las artes: músicos, cantantes, artistas, pintores, escultores; en el mundo de la cultura: escritores, poetas, reporteros, periodistas; en el mundo de la política: diputados, altos funcionarios de la administración pública. La siembra es vasta, la cosecha abundante; el porvenir, entre luz de verdad y realidad, será más que admirado, provechoso, aunque sus elementos, en su mayoría, ya no vuelvan a la tierra que los vio nacer. Los hombres que han forjado al México de ayer y hoy, en su inmensa mayoría, surgieron de la provincia, 312


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Taximaroa, la rancia tierra de los "hombres que hablan poco y entienden menos", los "payos de Taximaroa" representados en la revista escénica del teatro "Lírico" en tiempos de Esperanza Iris, Roberto Soto y la "Gatita Blanca", la obra llamada "Chin Chun Chan", de donde se tomó la idea de llamar "de Taximaroa" a los cortos de entendimiento y a los de tardía reflexión. Menudo desprecio a sus habitantes de los que a principios de siglo se decía que la persona más culta de este lugar decía "rétulo" en vez de rótulo, ponderado sofisma que se atribuye a Ciudad Hidalgo, como de la tacañez del regiomontano. NOTAS COMPLEMENTARIAS En 1900, practicado el censo de principios de siglo, Taximaroa en forma municipal contaba con 10,519 hombres y 10,172 mujeres, un total de 20,691 habitantes. Setenta y nueve años después su proceso arroja una población de 85,164 habitantes. En 1906 los libros de Registro Civil dieron un total de 918 nacimientos, 745 defunciones y 229 matrimonios; en 1915 fueron registrados 588 nacimientos, 542 defunciones y 161 matrimonios; en 1978 los nacimientos llegaron a 2 398, las defunciones a 532 y los matrimonios a 298. En 1905 en las 12 escuelas que sostenía el Municipio, había una población total de 1 500 alumnos; hoy son 120 instituciones educativas y reciben educación y enseñanza 19 230 alumnos. IMPUESTOS (Tajinda – Taxinda – Cari – Quirite,): "El pueblo de Ximeroa (Taximaroa)" del señor don Fernando Cortés, fue les notificado lo susodicho: "De veinte en veinte días puestos en las minas: cien cargas de maíz y veinte de frijoles y dos cargas de sal y una de aji (chiles)" (Benedict Warren La Conquista de Michoacán 1521-1530. Cap. VI, 313


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páginas 238 y 419. Archivo General de Indias, Legajo 130). (Información estadística de Censo General de 1970, Precenso General de 1978 y Periódicos Oficiales de los años 190 a 1915). 2. LA ORGANIZACIÓN SOCIAL a) El elemento activo El cuadro social de los habitantes del Municipio de Hidalgo, concretamente en la ciudad, ofrece en sus cuatro ángulos la postura general de su organización, ello sin hablar de los estratos comunes de la superficie en que económica y culturalmente, por naturaleza, están situados los elementos humanos de su población. Estos ángulos son: Trabajo, religión, política y sociedad. En relación con el trabajo ya se ha expuesto la distribución del elemento económicamente activo, pero observadores al respecto agrupan en la siguiente forma generalizada el elemento humano en razón de su subsistencia: 1. 2. 3. 4.

30 por ciento de las familias viven de la agricultura. 40 por ciento viven de la silvicultura. 15 por ciento de la industria cerámica o alfarera. 15 por ciento de la industria y del comercio.

Estos porcentajes se concentran en los siguientes grupos humanos organizados en forma institucional y por ello altamente legal: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7.

Comité Regional Campesino con 1,200 agremiados. Unión de Pequeños Propietarios con casi 2,000 elementos. Asociación de Madereros con 60 miembros. Unión Mutualista de la Madera con 110 agremiados. Cooperativistas de la Fábrica "La Virgen" con 200 hombres. Unión de Pequeños Industriales con 70 socios. Unión de Transportes Materialistas con 30 elementos. 314


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8. Sindicato de Trabajadores Unidad Industrial Silvícola integrada por 160 miembros. 9. Sindicato de Estibadores para Carga y Descarga con 30 trabajadores. 10. Sindicato de Trabajadores de la Industria Velicera con 80 miembros entre obreros y empleados. 11. Sindicato Único de Limpiadores de Calzado con 50 socios. 12. Unión de Panaderos con 25 miembros. 13. Sindicato de Oficios Varios con 25 elementos. 14. Unión de Detallistas de la Carne con 40 socios. 15. Unión de Locatarios del Mercado con 300 miembros (internos y externos). 16. Cámara Nacional de Comercio con 110 socios. 17. Cámara del Pequeño Comercio con 150 miembros. 18. Sindicato de Filarmónicos con 30 trabajadores. 19. Sindicato de Meseros con 25 personas. 20. Cámara de la Industria de la Masa y la Tortilla con 20 socios. 21. Club Rotario con 40 elementos. 22. Club de Leones con 25 miembros. 23. Delegación de la Cruz Roja Mexicana con 40 socorristas. b)

Panorama Político.

En el panorama político Hidalgo ha sido un tablero donde el movimiento ciudadano ha tenido significativa intervención tanto en su particular destino como en el general del Estado y la República. Sus dos posturas distritales, estatal y federal, de que ya se ha hecho mención, avaloran el interés con que se ambiciona la posesión del Distrito que en su régimen interno, por razones de la misma política, ha corrido con escisiones profundas, con muertes y derramamiento de sangre. Muchas han sido las turbulencias que la política ha soplado sobre Ciudad Hidalgo, muchos sus aconteceres, que ya forman historia. El licenciado sin ejercicio de su profesión don J. Trinidad López Gómez ha conjuntado el ayer y el hoy políticos en un volumen 315


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respetable que da toda la luz a ese historial político desde que a Ciudad Hidalgo llegara afianzando las riendas de su destino el señor Aquiles de la Peña Ortega hasta el presente, trabajo insólito y bien documentado que valdría en mucho publicar y del cual nosotros nos vemos privados de ofrecer al menos una síntesis, dada la reducción de esta monografía, pero al menos presentamos el guión índice de las agrupaciones políticas de momento, dejando atrás aquellos elementos que dieron formación a los Partidos Liberal y Conservador (Liberales y Mochos; Protestantes y Católicos) que vinieron actuando desde 1845 con los altibajos de los movimientos centralistas, federalistas, masones yorquinos y masones escoceses; la grande etapa de la Reforma, la de la Dictadura y la de la Revolución que cubrieron a todos los pueblos del país. La Constitución de 1857 con su laicismo, la de 1917 con su reforma social, adentraron al elemento liberal en las esferas del partido oficial bautizado con diversos nombres y eliminaron en un tiempo al elemento católico, hoy con características especiales como partido de oposición, han motivado las luchas por el poder en un periodo que ya se acerca a los 70 años, naciendo en este lapso otros grupos de acción política que tiran a ahondar la democracia y sostener la no reelección. Reaccionarios y revolucionarios, tras reformas a los preceptos electorales, a todos los ciudadanos organizados como partido político se les han abierto las puertas al campo de la contienda electoral. Aeptados la mujer y la juventud de dieciochoaña al derecho de la ciudadanía y del voto, el enfrentamiento político ofrece, lo que nunca en la historia de México, la gama de partidos en que la ciudadanía mexicana se ha congregado. Treinta y cinco mil ciudadanos del Distrito Electoral de Hidalgo miran con simpatía cada uno a sus colores. Estos colores, símbolos de los partidos, son los siguientes: 1. 2. 3. 4.

P. R. I. –Partido Revolucionario Institucional. P. A. N. –Partido Acción Nacional. P. P. O. C. –Partido Popular de Obreros y Campesinos. P. A. R. M. –Partido Auténtico de la Revolución Mexicana. 316


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5. 6. 7. 8.

P. P. S. –Partido Popular Socialista. P. D. M. –Partido Demócrata Mexicano. P. S. T. –Partido Socialista de los Trabajadores. P. C. M. –Partido Comunista Mexicano.

Ocho agrupaciones políticas que mantienen un Comité Distrital en la Cabecera, Ciudad Hidalgo, cada uno con su mayor o menor número de simpatizadores y miembros militantes, por cuya razón no se expresan cantidades. LA EXPRESIÓN CULTURAL La Música La más natural de las expresiones artísticas del hombre, la música está injertada en los sentimientos del individuo. Canta, toca, silba o tararea la melodía que concuerda con su estado anímico. El compositor vierte en las notas su condición anímica, el cantante la interpreta, el músico la modula. Nadie puede sustraerse al ritmo de una nota musical, a la armonía de una composición. Remontados a la etapa precolombina, la música indígena tuvo su expresión, por humana, en la manifestación de sentimientos: alegría, tristeza, fervor religioso, expansión del alma; y el alma de los indios no fue distinta a la nuestra, por nosotros vagan los mismos impulsos aunque su expresión sea diferente. Los indios de Quezehuarape cantaron, tocaron, silbaron, compusieron; los mestizos de Taximaroa hicieron lo mismo; los actuales mexicanos de Ciudad Hidalgo siguen haciendo lo mismo. Instrumentos y melodías han cambiado la música; la expresión del alma embarga los mismos sentimientos. Música e instrumentos de ayer están hoy en arrolladora vigencia con el renacer de la arqueología y la étnica, con la deshumación de las culturas que precedieron a los momentos que estamos viviendo. Son oro de ley todas las huellas descubiertas hasta hoy de aquellas razas milenarias que embriagaron al silencio con la cadencia de sus cantos y 317


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los sones de sus melodías amorosas, religiosas y guerreras. Hubo artistas, cómo no, entre nuestros indios, el eco de los tiempos recogieron voces y notas, la tierra en sus tumbas el instrumental con que armonizaron todos sus momentos sociales. Flautas de barro o de carrizo, tamboriles con piel de humanos, caracoles marinos e instrumentos de percusión con conchas de armadillo, de vibración con nervios o filamentos de intestino, pero los indios tuvieron sus conjuntos musicales. Al hablar de ellos, ya hemos dejado nota de composiciones y cantos. Ya guiados por los religiosos, introdujeron en su instrumental el violín, el arpa, la guitarra; los instrumentos de aliento fueron introducidos por los colonos, los naturales captaron su valía en la nota musical, aparecieron las bandas y las orquestas. No se pueden situar hechos, callamos el pasado al no dar nombres, pero damos el gran salto al siglo XX, ya que tenemos materia. En 1900 el Ayuntamiento dispone de una Banda, ésta desaparece en 1915; en el mismo año aparece otra Banda, la de la Fábrica, que se pierde cuando la Revolución. Entre los años de 1925 a 1936 hace época un conjunto orquestal con piano, violín, bajo y viola. Sus elementos fueron don Florencio Altamirano, don Cayetano Barajas, don Nicandro López, don Raymundo Cabrera, este último fue maestro de música en el lugar y Director de la Banda Municipal desde 1917. José Toral fue en los últimos años un excelente elemento de esta orquesta sin nombre. De arpa, violín y bajo hubo numerosos tríos que en el medio rural amenizaron los agasajos familiares y sociales. La llegada del jazz a México hizo cambiar el sentido musical de todos los tiempos. De esa época a nuestros días se pueden citar las orquestas de los Hermanos Delgado y el Mariachi Hidalgo. Como conjuntos modernos nacieron: Fuerza del Alma, La Verdad, Los Esclavos del Ritmo, Super Grupo Los Nativos, El Trío Los Alacranes de la Sierra Norteña, La Estudiantina de San Juan Bautista, La Rondalla del Perpetuo Socorro. En 1930 fue creado por el maestro de órgano y canto gregoriano, don Vicente Ortiz Carrillo, ex alumno del Conservatorio de Música Las Rosas de Morelia y compañero del gran maestro Miguel Bernal 318


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Jiménez, un Orfeón Infantil de donde salieron voces privilegiadas, maestros de canto, tenores, barítonos que en su tiempo hicieron honor a su pueblo. Aquí algunos nombres de sus alumnos: Sopranos solistas: José Dolores Peña, Francisco Ávila e Ismael Ponce. Tenores: Teodoro Alanís, Alfonso Cambrón, David Padilla, Higinio Ruiz. Bajos: Juan Padilla, José González, Antolín Patiño. En una segunda generación y en el mismo orden de voces, dejó el maestro la siguiente herencia: Sopranos: Humbertino Gutiérrez, Luis Hernández y J. Jesús Sandoval. Tenores: Leodegario Pérez Mejía, J. Remedios Sandoval, Isaac Hernández, Cecilio García y Olegario Patiño. Bajos: José Camacho, Tarsicio Patiño Guzmán, Erasmo Pérez y Alfonso Soto. De tdoos ellos figuraron en el plano nacional en Bellas Artes Alfonso Cambrón, Teodoro Alanís, Juan y David Padilla e Higinio Patiño, Director de Coro. Siguen figurando los trovadores Francisco Medina y Adrián Rivero; las destacadas solistas Rosalinda y Elena Gama; la intérprete de ranchero y clásico María Luisa Landín, todos hijos de Ciudad Hidalgo. La danza no fue jamás ajena al medio artístico en este lugar desde los tiempos tlaximaloyanos hasta el presente. Los naturales llevaron primero a sus dioses al repertorio de sus danzas: "La Danza Guerrera", "La Danza Funeraria", "La Danza de Tezcatlipoca", "La Danza del Padre Sol", "La Danza de la Madre Luna", "La Danza del Maíz". Todas ellas con su nombre otomí y tarasco que no llegaron hasta nosotros. Por obra d elos misioneros y hasta el primer cuarto del siglo XX, comunes por cierto a muchos pueblos, llegaron las siguientes danzas: "La Culebra", "Los Emplumados", "Las Guananchas", "Cristo y María", "Los Moros" y "Los Matachines". El maestro de balet y danza Neftalí Marín con su Ballet Folclórico "Taximaroa" llenó localmente, en el Estado y en la República y algunas ejecuciones en los Estados, más de 15 años de intensa labor. La representación escénica también tuvo su significación a través del tiempo. Los naturales escenificaron hechos de sus tradiciones y de su pasado histórico; no escribieron ni pintaron códices, pero en rocas dibujaron escenas de cacería y de guerra, de aventuras, y estos 319


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mismos acontecimientos sin diálogos ni palabras, en escenas mudas, como cuadros plásticos, representaban los temas, que el brujo, el sacerdote, el anciano o el jefe guerrero explicaban a los presentes, así llevaron su historia, sus mitos y su teogonía a la memoria de sus descendientes. Los españoles, a través de los frailes misioneros y en vía de catequización, introdujeron los coloquios y las pastorelas, una mística religiosa impresionante que interpretaba ya bien La Creación, El Pecado de Adán, La Peregrinación de Abraham, Los Patriarcas, Los Jueces, La Vida de Jesús, La Pasión de Cristo, La Navidad, Las Apariciones de la Virgen de Guadalupe y otros motivos que no en todo su esplendor trascendieron hasta los primeros veinte años de este siglo, ya que en el XVIII fueron traídos a la Nueva España la comedia, el drama, el sainete, más tarde la zarzuela. Mucho hubo de todo lo expresado en el medio artístico de aficionados. Se recuerdan los siguientes cuadros dramáticos que con elementos del lugar hicieron de la escenificación un manifiesto empeño de embrionaria cultura mediante el mensaje constructivo, en aquellos tiempos, del teatro: Cuadro de aficionados Los Rutilios, Cuadro Juan Ruiz de Alarcón, Cuadro Santa Juana de Arco, Aficionados Juventud, Artistas Unidos San Felipe de Jesús, Cuadro Artístico Morelos, Aficionados de la Santa Cruz, Cuadro San Juanico. Desde el asentameitno en la Nueva España de los colonos españoles, por necesidad de mutua protección, de la relación familiar y del contacto social, en torno a la simple visita interfamiliar o amistosa fueron organizándose los grupos sociales en sus tres categorías de elementos humanos: baja, media y alta sociedad. A esta comunicación social siguieron las Noches de Velada en que al convite de una cena se adherían los pasatiempos: música, canto, baile, declamación, cuentos y leyendas. A las veladas, no a las de fiesta, que eran una celebración, sino a la unión interfamiliar ya descrita, siguieron las tertulias que el señor cura Hidalgo hiciera tan famosas en Taximaroa y en cuanto lugar estaba. Eran las mismas veladas, pero en éstas, a más de todo aquello, se agregaban los juegos 320


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de salón, los chistes y adivininanzas y las charlas filosóficas y políticas en que se bullía la idea de la emancipación. La primera organización social datada de que se tiene memoria fue la del Club de Reservistas "Benito Juárez", noticia que hemos tomado del periódico oficial número 9 del mes de enero de 1902y que dice textualmente así: "Reservistas de Taximaroa. Bajo el nombre del insigne patriota Benito Juárez, se ha formado en Tajimaroa, población perteneciente al Distrito de Zinapécuaro, un Club de aspirantes a oficiales reservistas, cuya mesa directiva está formada de la siguiente manera: Presidente, Sr. J. Trinidad Torres, Vicepresidente Sr. Juan C. Sánchez, Secretario Sr. Vicente Padilla, Prosecretario Sr. Pablo López y Tesorero Sr. José Salinas". "El número de personas inscritas asciende hasta esta fecha a treinta y cuatro y se espera que aumente en lo futuro". "Tiene a su cargo la instrucción de los aspirantes el Capitán 2º del 17º Batallón Sr. José Delmonte, quien por disposición de la Secretaría de Guerra, permanecerá semanariamente tres días en Tajimaroa y otros tantos en Maravatío". De esta fecha hasta 1941 n se tiene información alguna. En este año con jóvenes de ambos sexos, ya nacidas las inquietudes de una temprana moderna juventud, se organizó el Club de Excursionistas, estudiantes universitarios, normalistas e institutos comerciales, con objetivos y reglamentos semejantes a los Scouts, con el fin de penetrar al paisajismo taximaloyano, e invadiendo con su presencia, su música marcial y su alegría deportiva, las bellas regiones del municipio. No fue duradero este Club. En 1952, como organización social de beneficencia —ese es su papel—, bajo la empeñosa gestión del Sr. Ing. David Bello Méndez y los señores Nicandro López Monroy, don Mario Alanís, José Zendejas y Valentín Sánchez, fue instituida en Ciudad Hidalgo la primera Delegación de la Cruz Roja Mexicana, siendo Presidente Municipal don Pedro Espino. El 28 de abril de 1953 en un acto solemne celebrado en el Salón de Recepciones de los balnearios de San José Purúa, fue instituido el Club Rotario, habiendo firmado la Carta Constitutiva los siguientes 321


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elementos de Ciudad Hidalgo: José Martínez Colín, Francisco Baldovinos, José Bucio Gutiérrez, Jesús Ávila Ruiz, Braulio Trejo Padilla, J. Concepción Herrera, Raymundo Cuevas y Pedro Medina Saldívar, como socios fundadores y directivos a la vez, ante el delegado Rotario Sr. Armando Silvestre de la ciudad de México. El Club sigue manteniéndose organizado hasta hoy día; su Presidente actual es el Sr. Carlos Trejo Gómez y forman la agrupación 34 socios. Su labor es cultural y benéfico-social. Hacemos destacar entre los socios fundadores al Sr. Nicandro López Monroy. En 1958 nació otro club, el Club Capacapeche, original y tradicionalista y que siguieron la secuela histórica de la investigación del ayer de Taximaroa y su arqueología precolombina. Mucho lograron sus 20 elementos, no pedían más, su reglamento reclamaba solidez, constancia, actividad. Miraban hacia el urbanismo local contribuyendo al rezanamiento de calles, prados del jardín, caminos y a la difusión d ela cultura mediante dos instituciones: una biblioteca y un museo de que carecía la ciudad. Entre los que conocimos y recordamos sus nombres figuraron Carlos Barajas Pérez, Francisco Miranda Paulín, Alfonso Marín Maldonado, Alfonso Miranda. No lograron sus objetivos dentro del Club, pero a sus elementos se debe la instalación del Museo local. Sin tener datos concisos de su instalación ni nombres de sus elementos, nada podemos asentar del Club de Leones establecido en Ciudad Hidalgo en 1978 con un número no mayor de 20 elementos hasta hoy día: urbanismo, obras de beneficencia, de cultura, dotación de becas y estrechamiento de familias, parece, entre otras cosas, son los objetivos de esta institución universal. d) La vida religiosa En la estadística censal que ha presidido a este concepto de la vida religiosa en el Municipio de Hidalgo se habrá encontrado la distribución por creencias que se han formado de sus habitantes. Al tocar nuevamente este estado social, precisa hacer determinadas 322


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referencias, más que a cantidades, a fórmulas asociativas que vienen a aclarar aquellos conceptos numéricos. El catolicismo enraizado en el alma taximaloyana ha descollado, como árbol frondoso en esta tierra semitarasca. Una fue su Doctrina, como jurisdicción eclesial, cuando fue vasta encomienda. La importancia de su conventualidad la transformó en curato; y fue parroquia única hasta 1978 aunque ya reducidos sus horizontes desde que desaparecieron las encomiendas. Actualmente esta unidad se ha descuajado en virtud de la múltiple necesidad de atención ministerial más eficiente, por lo que dentro del municipio existen ya ocho parroquias y dos vicarías fijas. Son parroquias, en la ciudad: San José, El Perpetuo Socorro, San Juan Bautista y El Sagrado Corazón; fuera de la ciudad y en el contorno municipal están ubicadas las parroquias de San Pedro, Agostitlán, San Antonio y El Caracol, y dos vicarías, la de San Matías Catarácuaro y la de San Bartolo Cuitareo. Los poblados de San Lorenzo, San Lucas y Chaparro tienen sus iglesias, pero sin sacerdotes, no obstante son atendidas domingos y días festivos y en sus titulares. Igual cosa ocurre con más de 50 capillas que se han edificado en diversos lugares. Son solemnidades religiosas, y hay motivo de ferias, las de los titulares y patronos de cada templo o capilla, pero en la ciudad tienen carácter popular de rito anual: el 19 de marzo, día de San José; 3 de mayo, día de la Santa Cruz, 12 de diciembre, fiesta nacional guadalupana. Además, como cosa singular por lo atrayente de su escenificación, la celebración de los Días Santos con representación de la Pasión de Cristo. La celebración del día de Todos Santos, el 1º de noviembre, es tradición de la Iglesia Universal; Ciudad Hidalgo la hizo su Feria dada una circunstancia muy peculiar de la población. Los otomíes, tomando influencia de los tarascos, aunque ya la practicaban, tenían como rito solemne la celebración funeraria que en su calendario concurría con el 1º de noviembre precisamente. Fueron los misioneros quienes modificando el día, sólo lo invirtieron a la costumbre europea: El día 1º dedicado a la conmemoración de los niños muertos, el día 2, a la conmemoración de los difuntos. Así la 323


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fiesta preceptiva de Todos Santos fue recibida sin problema, festividad que con el tiempo adquirió enormes relieves paganos con las celebraciones externas o profanas del día. El 8 de diciembre, veneración a la Virgen del Hospital con Feria. e) La alegría festiva Las festividades cívicas traen su origen desde la Colonia. Hernán Cortés hizo instituir en toda la Nueva España la conmemoración de la toma de Tenochtitlan el 13 de agosto de 1521. Este acontecimiento ofrecía tres aspectos: el cívico con el Paseo del Pendón (el estandarte de Cortés con la Virgen de los Remedios, la Generala, llamada así por el virrey Venegas), el religioso con Misa y Tedeum al concluir el paseo y la fiesta popular con músicas, fuegos artificiales, bailes, jamaicas, corridas de toros, tapadas de gallos y carreras de caballos. El Paseo del Pendón, el día del santo del Virrey o el cumpleaños del monarca, el cambio de éste y el nacimiento de un vástago imperial, fueron motivos de festividades religiosas y populares durante el coloniaje español. Consumada la independencia de México, nació la fiesta cívcia del 27 de septiembre, aniversario de la entrada del Ejército Trigarante a la capital, solemnidad en que se siguió haciendo el Paseo del Pendón, pero con la Bandera de Iguala. Al tomar posesión de la Presidencia de la República el Gral. Vicente Guerrero, suprimió esta fiesta y la trasladó al 16 de septiembre, aniversario del Grito de Dolores. Fue en 1830 cuando el Ayuntamiento de Taximaroa adoptó para siempre festejar este día patrio como se viene haciendo hasta hoy. El último año en que los habitantes de esta ciudad vieron juntamente con el señor Gobernador del Estado D. Aristeo Mercado que estuvo presente aquí, el Paseo del Pendón el 16 de septiembre de 1895. Fue suprimido este nombre por el de Desfile que hasta hoy día se llama así. En Cd. Hidalgo se han institucionalizado tres grandes desfiles: 8 de mayo, conmemoración del natalicio del Padre Hidalgo; 16 de septiembre, festividad nacional y 20 de noviembre, la fiesta de la Revolución que es eminentemente 324


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deportiva. Aparte del desfile y del acto cívico, se ofrecen diversos agasajos de carácter popular, hay movimiento comercial, pero no ferial. La Feria auténtica es la de Todos Santos en la que en algunos años de los setenta se pretendió darle carácter de Exposición mediante las industrias y las artesanías. En esta feria de Todos Santos están incluídas las tradiciones españolas de los caballos, los toros y los gallos. No existe información alguna que haya trascendido de los siglos XVI, XVII, XVIII y casi todo el XIX en torno a la calidad de estas tradiciones feriales, por tal razón nos adentramos ya a los primeros treinta años de este siglo. Carreras de caballos Esta diversión vino con la conquista. Precisamente uno de los objetivos de la adquisición de tierras fue el de instalar crianzas de caballos, "yeguas aburradas" —como llamaron a estos animales para la procreación de mulas—. Los caballos de sangre árabe y andaluza fueron la estampa de aquellos tiempos; hoy se ha introducido mucho la caballada argentina y la norteamericana. Desde mediados del siglo pasado, quizá antes, existió en Cd. Hidalgo un improvisado hipódromo que se llamó "Calle de las Carreras" —hoy Ocampo Poniente—. En ella se verificaban las carreras feriales. Suprimido este lugar por la urbanización de la ciudad, desde 1900 fue trasladado el llamado hipódromo, más bien carril, a las Tierras Coloradas. Fueron caballos famosos: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9.

"El Dólar", color alazán, propiedad de D. Jesús Correa. "El Pavo", color retinto, propieda de D. Francisco Melchor. "El Billete", colorado, propiedad de D. Francisco Melchor. "El Tostón", tordillo rosado, de D. Benjamín Olivares. "El Brillante", colorado, de D. Jesús Correa Cianca. "El Perico", zarco, del mismo Sr. Correa Cianca. "El Granito", colorado de D. Guadalupe Correa Cianca. "La Limosnera", yegua tordilla, de D. Jesús Correa C. "El Greñudo", alazán tostado, de D. Herminio Marín. 325


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El deporte hípico en Cd. Hidalgo se ha transformado en verdadera charrería nacida en Asociación en 1958 bajo la presidencia del Sr. Emilio Manzur. Integran la agrupación alrededor de 25 charros, su actual Presidente es el Sr. Salvador Manzur. Montan los charros caballos de estampa verdaderamente preciosa y de alto nivel sangúineo. En los desfiles del 16 de septiembre y 20 de noviembre lucen con su gran apostura. Los gallos El complemento de la charrería en la mayoría de los casos, son "los gallos", otra tradición española que con sus famosos "jerezanos" trajeron a México una fiebre desbordante de alegría y apuesta en los palenques, habiéndose llegado hasta legislar desde el tiempo de los virreyes sobre esta diversión tan popular. Investigar lo que fue de esta fiesta palenquiana y lo que es hoy, no es simple tarea, tarea que evidenemente no hemos abordado ante el muro del olvido o muerte de quienes hubieran podido informar, pero sí esbozaremos algún apunte al menos señalando algunos nombres que a partir del presente siglo, como galleros fanáticos, se entregaron a la crianza y preparación de gallos de pelea, y fueron en las plazas notables "amarradores": Onésimo Sánchez, Jesús García alias "El Chivero", Leonardo Trejo, José González, Valente Merlos, Octaviano Soto, José Barajas y Zacarías Villegas, este último nuestro informante, un hombre ya con el peso de los 85 años de los que 75 dedicó a este su pasatiempo favorito, pues niño apenas de 10 años, ya participaba con los gallos que él criaba en peleas en los patios y corrales de sus amigos de la misma edad. Su memoria fatigada recuerda los exponentes más campeones del palenque: 1. "La Cucaracha", gallina negra, con 5 victorias consecutivas. 2. "El Charro", ejemplar colorado con seis victorias. 3. "El Tarellero", blanco y gallardo hermoso, 7 victorias.

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4. "El Frijolero", retinto de bellísima estampa, el campeonísimo, que obtuvo 17 victorias seguidas. Volvió al corral como semental selecto. Los toros La Feria de Todos Santos no tiene singularidad alguna sin las corridas de toros. Nada hay escrito ni memoria sobre este particular. Han desfilado por sus plazas diestros y más diestros, novilleros y nobles castas de bureles. Las ex haciendas de Bella Vista, San Jerónimo, Tacario, Queréndaro, La Laguna, El Cortijo y, sobre todo, Jaripeo donde el insigne P. Hidalgo crió —en sus dehesas— destacada casta de toros de lidia, proporcionaron a los fanáticos de la fiesta brava magníficos encierros. Por suerte, en la memoria aun fecunda de la hoy extinta señora Consuelo Álvarez Flores, el año pasado logramos obtener algunos nombres de ejemplares: "El Lucero", "El Niño", "El Torrente", "El Majadero" y "El Rebelde", animales que dieron tardes de renombre hace setenta y cinco años. f) El Deporte El deporte en el Municipio es todo un factor social muy encomiable y de relevancia estatal por la participación, nunca interrumpida, de tantos equipos que han participado en campeonatos internos, intermunicipales, regionales y a nivel estatal. Futbol, beisbol, basquetbol, volibol, frontón y ciclismo son los deportes que conjuntan en sus canchas a cientos de jóvenes que fortalecen su espíritu y enervan su cuerpo en esta disciplina física. Basquetbol. Ya jugado esporádicamente sin organización alguna desde 1927, este deporte nació como Liga Municipal de Basquetbol en 1948 con el siguiente personal directivo: Alejandro Rodríguez, Presidente. Rubén de la Vega, Secretario. Vicente Mora Camacho, Tesorero. 327


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El elemento para la integración de equipos lo obtuvieron de la Secundaria Melchor Ocampo. La Cancha "Zaragoza", antigua Plazuela, fue el primer campo de que dispuso la Liga, el piso era de tierra y los tableros estaban sostenidos por tubos. Por gestiones de los interesados encabezadas por el maestro de Educación Física Vicente Mora Camacho, se obtuvo la pavimentación de la cancha con asfalto, pero no dio resultado. Nuevas gestiones ante el C. Gobernador del Estado, Lic. Agustín Arriaga Rivera, lograron la pavimentación actual y su gradería en 1972 para recibir a los equipos visitantes, pues Cd. Hidalgo por gestión de su Presidente el Lic. Fausto González, fue declarada sede estatal del Campeonato de Basquetbol en sus diferentes categorías en cuyo evento resonado, la Rama Femenil del lugar obtuvo ese campeonato. Al frente de la Liga como presidente han figurado las siguientes personas: 1963 a 1966 Profr. Jesús Correa Saldívar. 1967 a 1970 Profr. Raúl Zamudio. 1971 a 1974 Profr. Vicente Mora Camacho. 1975 a 1978 Sr. Guillermo Zamora. 1979 a 1981 Sr. Gustavo García Peña. De este deporte existen 65 equipos en el Municipio. Entre canchas libres y escolares existen 140 de ellas. Futbol. En la actualidad se registran en la ciudad 19 equipos, todos juegan en el campo "Máximo Martínez", el equipo Campeón es el "San Felipe". Este deporte se juega en Cd. Hidalgo desde 1925, los fundadores, ya como equipo profesional, fueron Daniel Pérez, Pablo Alanís, Abraham Pérez, Francisco Vírchenz, Antonio Esparza, J. Trinidad López, Alfredo García, Bardomiano Zenteno, Esteban Medina García, Concepción Álvarez, José María Téllez, de los que hemos identificado. Beisbol. El rey de los deportes se empezó a jugar en Cd. Hidalgo desde 1920. Fue siempre un fenómeno el fanatismo por este juego. La inmensa llanada de "El Hormiguero" fue escenario del 328


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desenvolvimiento entre la niñez, la juventud y aun los adultos del beisbol. Entre ese año 1931 destacaron los equipos "El Acejotaemero"", Paulín que cedió el terreno para esa instalación improvisada entonces y hoy ya formal, con servicios de baño, guardarropa y descanso. En el Diario "El Clarín", periódico local, atinadamente dirigido hasta hoy por el buen amigo Edmundo Tinajero, número 694 del 25 de abril, página dos, apareció la siguiente nota: "México y Ciudad Hidalgo en Juegos de Frontón; Salieron Empatados". Armando Camacho, el articulista deportivo, hace excelente relato de este amistoso encuentro. En su primer párrafo nos cuenta: "El pasado día sábado 21 y domingo 22, en el Club 'Chapulín' tuvieron lugar dos torneos de Frontón, los cuales fueron organizados por los señores Alfredo Sánchez y Carlos Trejo, así como Ricardo Frías, quien es vecino de la ciudad de México y de esta ciudad". Los detalles de este torneo no interesan a nuestro objetivo, sólo hacemos resaltar la práctica deportiva del frontón y la existencia del Club deportivo: "El Chapulín". No existe liga ni cohesión alguna entre los 45 equipos beisboleros, pero domingo a domingo dan la nota festiva en sus presentaciones de encuentro con equipos entre sí. Hay una información no confirmada. En el Rincón de Dolores existe otro campo privado donde cuatro o seis equipos se turnan en sus juegos y encuentros. En las competencias reciben visitas de México, Acámbaro y Morelia.

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CAPÍTULO VII HISTORIA MILITAR a) b) c) d) e) f) g) h) i) j)

Pretarasca. Tarasca. Cortesiana. Coloniaje. Independencia. Reforma. Intervenciones. Revolución Mexicana (1910-1913) (1913-1918). La causa religiosa. La Segunda Guerra Mundial.

a) Pretarasca

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nahuatlaco se desprende que cuando los mexica conocieron al pueblo otomí, el gobierno de éste practicaba una especie de hegemonía regional sobre los pueblos que lo rodeaban. En efecto, al llamarlo aquéllos Tlaximal-oyan, pueblo único del imperio tarasco que lleva la desinencia nahuatlaca, consideraron su importancia mucho antes de que los cazonci fijaran sus ojos y apuntaran sus flechas para someter el lugar a sus vastos dominios. Ese hegemonía practicada por los otomíes se impuso durante los conflictos de su definitivo asentamiento en el extremo oriental del valle de Catarácuaro (San Pedro) y contacto poniente con el valle de Epunguio. Era una misma familia otomiana, pero entre ella jamás faltaron las diferencias que siempre culminaron con la segregación de grupos donde el rencor, la envidia y el odio levantaron las barreras de la limitación. En medio de las contiendas, tal vez sin pensarlo, o sí lo hicieron, por aquello de que "divide y vencerás", los otomites de Quetzehuarape introdujeron la discordia y se aprovecharon de la E SU NOMBRE

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contienda para poner orden, paz y dominio. Así se alzó, se impuso el mandato hegemónico de los tlaximaloyanos. De esta manera fueron encontrados en 1216 de C. por la familia mexica, una de las siete tribus nahuatlacas que en su peregrinaje hacia la tierra prometida tocaron, en forma pacífica, lo que hoy es Ciudad Hidalgo, bastión político, frontera militar, etc. b) Tarasca Don José Bravo Ugarte nos habla ampliamente de la expansión tarasca en su Historia Sucinta de Michoacán de que ya hemos hecho referencia en capítulos atrás. Esta expansión llevó a los purépecha hacia el poniente de Tzintzuntzan, siguieron hacia el norte y para penetrar hacia el sur tomaron por el oriente en 1450, topándose con Tlaximal-oyan. La conquista no tuvo armas ni sangre; fue pacífica, el contacto comercial, la influencia cultural y religiosa habían logrado con la amistad una especie de sometimiento, más bien alianza en que los otomianos de Taximaroa prestaron sus nombres y sus armas para cooperar en la conquista sureña hasta penetrar por Tierra Caliente en Huetamo. La forma de guerrear, su arrojo, su valentía, les valieron a los tlaximaloyanos la deferencia de una significación de guardianes de la frontera imperial tarasca, papel tan significativo que desempeñaron en los tres embates de que fueron objeto por los aztecas, embates ya historiados con anterioridad. Nueve bastiones levantaron los reyes tarascos en torno de su imperio, Taximaroa fue el glorioso séptimo de ellos, punto de mojonera en los linderos y objetivo militar de agresiones chichimecas y matlazincas. c) Cortesiana El 17 de julio de 1522 el capitán español Cristóbal de Olid, plantó en Taximaroa la bandera de Castilla, primera tierra tarasca, y en nombre de Carlos V tomó posesión de la tierra hiriéndola con su espada. La 331


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conquista de Michoacán había empezado o estaba hecha así en forma militar. La Religión también hizo lo suyo. Una misa, la primera en Michoacán, interrumpió la fiesta de la Purecuracua en honor a la diosa de las mieses y al dios del buen temporal, fiesta que jamás volvió a celebrarse. Al iniciarse esa misa fue plantada la cruz, también la primera en Michoacán. Reinaba en el mundo cristiano Su Santidad el Papa León X, el pontífice que condenó a Lutero. La cerviz tarasca se doblegó en Taximaroa con el sacrificio y la sangre de sus hombres, de sus guerreros y las cenizas de sus hogares incendiados. La primicia militar de la conquista española estaba así satisfecha. A este pueblo correspondió tal holocausto. En 1529 aparece Nuño de Guzmán. Ya no hay sacrificio de sangre y vidas, el cruel capitán encontró la ciudad vacía. No fue Numancia, pero los escombros bajo las llamas guardaron para siempre la grandeza militar de este pueblo ya cristiano. Volvió a surgir, apagados los fuegos, con los hábitos franciscanos. d) Coloniaje Cruz y látigo; evangelización y esclavitud. El hacha guerrera había sido sepultada. Silencio y mansedumbre, lágrimas ocultas; lucha espiritual entre una mitología y un evangelio; la entrega final a una Virgen aparecida y mutilado hijo de Dios pendiente en un madero, fue el apólogo otomiano de esta raza que mezcló su sangre con la de sus conquistadores. Tres siglos de paz cambiaron la faz de Taximaroa; generaciones y generaciones de mestizaje prolongaron la vida de este pueblo sin fricciones, sin armas ni fusiles, sin lances guerreros, sin zumbar de dardos ni silbar de balas. Taximaroa dejó de ser bastión militar, sus pobladores, cerrados sus ojos a todo oprobio, hicieron dormir sus épicos impulsos bajo las mantas del trabajo y la disciplina religiosa, pero el ronroneo de su innata rebeldía en cenizas calientes, guardaba el incendio de la libertad. Así llegó la independencia.

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e) Independencia Los primeros vientos de esta causa llegaron a Taximaroa —hablamos de su tiempo— con la presencia en el lugar del Padre Hidalgo en cuyas minas de El Fraile estableció una fábrica de fusiles, pólvora y municiones que almacenaban en un sótano de la ex hacienda de Magallanes. Querétaro y Taximaroa fueron insuflados por el aliento libertario del sociólogo cura de Dolores, aquí estalló la racha de la tempestad. Era natural que el vecindario que lo había mirado tantas veces en las calles del pueblo y en el templo, los peones de sus haciendas, sus amigos íntimos, entre ellos el párroco del lugar, el señor bachiller D. Antonio Velarde, se sintieran movidos a seguirlo cuando el Caudillo llegó a la Villa de Maravatío. El contacto directo con los voluntarios conspiradores de Taximaroa fue su hermano D. Manuel Hidalgo y Costilla. Ya desde 1809 en que en Valladolid en que en Valladolid iba a estallar el movimiento insurgente, D. Luis Correa tenía entre manos los simpatizadores de la causa, la denuncia de esta conspiración hecha por el mismo Luis Correa, hizo fracasar el movimiento, pero el 23 de octubre en que Hidalgo pasó por Maravatío, a este lugar se fue un número regular de gente comandados por don José Ma. Hidalgo, hermano de don Miguel y un desconocido héroe de la patria, el religioso franciscano Fr. Pascual de Alarcón, residente en Zitácuaro. Hechos de armas no ocurrieron en Taximaroa durante la etapa libertaria, a no ser el paso de ejércitos y tropas y ejércitos enteros a causa de los movimientos, ya que Zitácuaro fue el centro o campo de batalla repetidas veces. La presencia de estos elementos ocurrió como sigue: 1810. El 26 de octubre estuvo en Taximaroa el coronel D. Benedicto López y su tropa de 200 hombres, comisionado por el señor Hidalgo en Maravatío para interceptar los caminos que desde este lugar hasta Tlalpujahua, Zitácuaro y Jungapeo, perjudicaran los movimientos del general Ignacio López Rayón y sus hermanos. Objetivo: controlar todo el oriente de Michoacán. 333


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1811. El 30 de diciembre, yendo a Irimbo donde se uniría con el Brigadier Félix Mª.Calleja, pasa por Taximaroa D. Manuel Flon, conde de Casa Rul con 500 hombres. 1813. Don Ramón y Don Ignacio López Rayón hacen una visita a Taximaroa, con sus tropas en misión de limpia, después de su derrota sufrida en el Campo del Gallo, Tlalpujahua, el 12 de mayo de este año. 1815. El 17 de enero descansan en Taximaroa las tropas realistas comandadas por el Gral. D. Ciriaco del Llano entre cuyos jefes venía el coronel D. Agustín de Iturbide, llevan camino a Zitácuaro, pero con la intención concreta de atacar el Fuerte de Cóporo en Jugapeo. 1816 a 1821. El Estado de Guerrero es el centro de la contienda. Grupos de guerrilleros andan por pueblos y rancherías de la región distrayendo con su presencia a los grandes núcleos de las fuerzas realistas. Sólo incidentes de asaltos, solicitud de préstamos y tiroteos entre la Defensa Real y guerrillas esporádicas que bajo la bandera insurgente merodeaban por la región. 1821. En los primeros días de agosto hace su paso por Taximaroa el Gral. Agustín de Iturbide con una Sección del Ejército Trigarante. Lleva el rumbo de Valladolid, quiere apaciguar el centro de la República mientras el Gral. Guerrero lo hace en el Sur, preparando así la entrada triunfal a la ciudad de México. Durante su estancia de parte del día y una noche en este lugar, cenó y charló con el párroco del templo de San José, el Sr. Bachiller Andrés de Caxijal, persona de gran simpatía por el Movimiento. Licenciados buen número de soldados, de los de Taximaroa muy pocos volvieron a su pueblo terminada la contienda. Muchos cayeron en los campos de batalla, otros se exiliaron en otros pueblos y ciudades. Don José María Hidalgo y Costilla fue hecho prisionero con su hermano Miguel en las Norias de Baján, habiendo corrido la misma suerte de su hermano.

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f) Reforma Como antecedentes a esta etapa histórica de México, había ocurrido, en primer lugar, la intervención en 1847 por parte de los Estados Unidos. Durante ella, Taximaroa no escuchó disparos ni olió la pólvora, pero sí entregó hombres mediante la leva, hombres llevados a la fuerza para engrosar las filas de los defensores, que por su suerte jamás llegaron a los frentes de batalla porque fueron acantonados en Toluca. El 2 de enero de 1848 en que mediante los Tratados de Guadalupe fue firmada la paz, regresaron a sus hogares, todos gente humilde e insignificante que al hacer sus relatos de la aventura, decían: "Yo fui soldado del 47". (Telésforo Herrera, nieto de su abuelo Román). En segundo, la Guerra de Reforma, más conocida con el nombre de la Guerra de Tres Años, en que liberales y conservadores pelearon por el poder en México, Taximaroa sí fue campo de batalla y refugio, al final, de un grupo de conservadores venidos de Guanajuato. Sonaron los apellidos Solís, Olivares, Sánchez, Montoya, Bringas, Manzo, Rodríguez, Chávez, Martínez, Patiño y otros que prácticamente a partir de 1860 formaron con sus familias y parentelas la élite social de Taximaroa y el elemento preponderante en la vida económica del pueblo, aunque para ello hubieron de olvidar sus pensamientos conservadores para darle paso en su posición social a las ideas liberales. Campo abierto para la acción política que sus descendientes ejercitaron al iniciarse las grandes Revoluciones de este siglo. g) Intervenciones Producto de la Guerra de Tres Años y del dominio liberal en México, fueron las intervenciones políticas y militares solicitadas por los conservadores con la esperanza de lograr una contrarreforma. Vinieron el Imperio de Maximiliano y la presencia de los soldados de Napoleón III. La guerra tomó caracteres nacionales. Taximaroa no 335


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pudo excluirse; el paso constante de chinacos y conservadores, de franceses y liberales cimbró las calles de este lugar. 1863. Jesús Patiño, dueño del Rancho de Pino Gordo, fue sorprendido por los soldados conservadores de Jesús García alias "El Ranchero", éste le robó todo el ganado y con él tomó el camino de Taximaroa. Inconforme Jesús Patiño por no haber podido hacer resistencia, organizó una buena partida con peones y rancheros de la región, armó el contingente como pudo y se lanzó tras el cabecilla a quien dio alcance en Tierras Coloradas; ahí se trabó el combate, ya fuerte Patiño con gente de Taximaroa. El Ranchero abandonó el campo y el ganado. 1864. El 26 de marzo se acantonó en Taximaroa el coronel Clinchant que conducía al primer Regimiento de zuavos y una caballería de conservadores. El 9 de mayo pernoctó en Taximaroa el Gral. Rosalío Elizondo; el 29 de julio lo hizo el Gral. Leonardo Márquez. El 24 de agosto hizo su entrada en Taximaroa una columna de chinacos al mando de D. Celestino Morales; defendían la plaza un retén de conservadores quienes comprendiendo lo inútil de la resistencia, optaron por ocultarse. El guerrillero chinaco impuso al comercio un préstamo y salió de la población rumbo a Irimbo. Iban por las Tierras Coloradas cuando escucharon el toque de la campana mayor del templo, cosa prohibida en aquellos días; regresaron a todo correr logrando aprehender al grupo de conservadores quienes fueron fusilados de inmediato en el mismo atrio del templo. El 29 de octubre pasó el capitán Oronoz, conservador, por Taximaroa. Otro día temprano salió del lugar rumbo a Tuxpan. A este mismo, por la noche, se le unió en el lugar el capitán Lamadrid. El 22 de noviembre, defendida la plaza por los coroneles Vicente Patiño y El Ranchero, atacó el Gral. Manuel García Pueblita, tomando la población. En este hecho de armas un sargento, Fortino Flores, hizo heroica resistencia desde la puerta del panteón para proteger la salida de los conservadores. Flores fue hecho prisionero, vista su calidad de valiente, Pueblita lo convenció que a cambio de su vida militara a sus órdenes en las filas liberales. 336


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El 2 de diciembre el Gral. Nicolás de Régules, liberal, hizo su entrada sin contratiempo alguno a Taximaroa. El 16 de este mismo mes hizo su paso por el lugar una considerable fuerza mixta de franceses y conservadores comandanda por el Gral. Forey. 1865. El día 24 de febrero descansó en Taximaroa con sus tropas el comandante francés conde de Deportier, que iba de paso a Zitácuaro. Entre el 20 y 24 de mayo estuvo en Taximaroa el Gral. Pueblita. El 10 de agosto pasó el Gral. Ramón Méndez, conservador. De Portier fue el último jefe francés que estuvo en Taximaroa; Ramón Méndez, el último jefe conservador. Durante los años de 1866 y 1867, sólo El Ranchero, Jesús García, hijo del lugar, hacía frecuente incursiones y merodeaba por los contornos en plan de guerrilla sin más oficio que presionar ayudas. 1867. Ocurrida la rendición de Maximiliano en Querétaro y sentenciada su muerte en el cadalso, doña Cástula Ávila hizo viaje especial a aquella ciudad sólo para presenciar el fusilamiento en el Cerro de las Campanas del rubio Emperador. Curiosidad morbosa o aversión, lo ignoramos, porque Ciudad Hidalgo fue en aquellos días, como Maravatío también, un reducto conservador. h) Revolución Alfonso Taracena, en su obra monumental La Verdadera Revolución Mexicana, desnuda la verdad de tanto acontecer en este terremoto social que significaron el Maderismo y el Constitucionalismo. No hubo ciudad ni pueblo, congregación y ranchería que escaparan al calamitoso vaivén del antagonismo revolucionario. Es mucha la historia. Villa Hidalgo también recibió el incendio de la guerra, el atropello, los saqueos, los fusilamientos y las mil atrocidades del soldado calenturiento, agresivo e inculto que hizo las filas de cientos de miles de hombres durante ocho años de lucha sin cuartel. Como todos los pueblos, Villa Hidalgo entregó lo suyo, pero en el aborto revolucionario del 20 de noviembre de 1910, el pueblo sólo vio partir 337


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hombres a la hoguera, la lucha se acantonó en el norte y sur de la República. José Rentería Luviano y Gertrudis Sánchez que en Huetamo se pronunciaron, no hicieron llegar contingentes a esta región, sólo el entonces coronel Joaquín Amaro hizo su paso por Villa Hidalgo sin más percance que la imposición de préstamo al comercio. Pomposo Solís, José Alcalá, David Solís, Fortunato López, Arnulfo Pérez fueron nombres que empezaron a sonar en las filas del coronel Amaro, pero hasta ahí. Vino la trepidación con el rompimiento de la Convención de Aguascalientes y la gran escisión de los caudillos Carranza, Villa y Zapata. Otros hombres se lanzaron a la lucha cuando el Gral. José Altamirano hizo suya la región oriental michoacana. Aparecen Jesús Cíntora, Alfredo Elizondo, Francisco Murguía, Raymundo Posadas, Abundio Pantoja, Fidencio Ruiz con sus "colorados", Pascual Orozco con sus "juchitecos", los hermanos Zacarías, León, Elías y Filiberto Peña; José Solís y Maximiliano Acosta alias "El Ardillo". Nombres en confusión, que tuvieron su bandera y se hicieron enemigos. Ramón Olivares fue otro de los actores en el drama revolucionario a partir de 1913. Haremos mención de algunos hechos concretos que se han podido recoger de la obra La Revolución Mexicana en Michoacán por el Profr. Jesús Romero Flores. 1912. Una columna de federales compuesta de 700 hombres atacó la plaza de Villa Hidalgo que defendía el coronel Juan Pérez, maderista. En la acción murieron muchos federales dado el fuego cerrado con que fueron recibidos por la gente de Juan Pérez. Los atacantes, soldados del usurpador Victoriano Huerta, huyeron a la desbandada. 1913. El 18 de mayo el Gral. José Rentería Luviano entró a Villa Hidalgo. Traía camino a Zitácuaro, pero aquí se detuvo un día para soliticar préstamos. El 10 de junio pasó por Villa Hidalgo el Gral. Alfredo Elizondo conduciendo el 2º Regimiento de Carabineros de Coahuila. El 25 del mismo mes el mismo Gral. Elizondo y el coronel Alarcón incursionaron por la sierra de San Andrés entre Zinapécuaro y Villa Hidalgo. 338


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El 13 de julio el brigadier Joaquín Amaro al mando de 700 hombres incursionaba por los caminos entre Villa Hidalgo y Zitácuaro para hostilizar el tráfico e interrumpir toda clase de vías de comunicación. En varias ocasiones hizo su entrada a la población con el objeto de imponer préstamos a las haciendas, los comercios y a fábricas; extendió pagarés para ser liquidados al triunfo de la Revolución. Sin fecha precisa, los jefes villistas José Altamirano, José Rentería Luviano y Ramón Monteagudo hicieron violenta entrada a Villa Hidalgo, dieron manos libres a sus hombres y hubo toda clase de atropellos; saqueo del comercio, entre ellos de la Casa Vega Hermanos en que se produjo el hecho penoso que incitados por los villistas, muchos curiosos entraron al saqueo y vaciaron la tienda. Otro día al quedar libre la plaza de soldados, mucha gente honrada regresó a los dueños lo llevado, pero una gran mayoría se quedó con el producto de la rapiña, al grado que cierto comerciante compró a precio de dado mucha de esa mercancía, iniciando así su fortuna. En este mismo día Ramón Monteagudo hizo que fuera incendiado el Palacio e incinerados los archivos. Mucho documental de este pueblo se perdió entonces para su historia. 1914. El 8 de mayo el Gral. Alfredo Elizondo inició operaciones de limpia en toda la región, desde Zitácuaro, Maravatío y Villa Hidalgo. Le hacían compañía los jefes Luis Colín de Zitácuaro, Saúl Gallegos de Jungapeo, Enrique López de Tuxpan y Vidal Solís de Villa Hidalgo, cada uno con su gente. El coronel Rodrigo Paliza, federal de las tropas de Victoriano Huerta, fuerte con 1,000 hombres, no pudo pasar por Villa Hidalgo, por la sierra rodeó el pueblo, pero en Sabaneta le dieron encuentro Elizondo y los suyos, se trabó el combate, célebre batalla que se llamó la acción de Sabaneta, triunfaron los carrancistas. Una nota excepcional, el paso de los 20,000 hombres del Gral. Francisco Murguía que se inció el 30 de noviembre de 1913. Más de una semana tardó este ejército en cruzar el pueblo. Hubo acantonamientos forzosos y el nunca fallido asalto al respeto y la paz de los habitantes. 339


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Tres largos años, 1915, 1916 y 1917, fueron de calvario. Torreón, Chihuahua, Zacatecas, Guadalajara, León, Celaya, se llevaron el ejército formal de los contendientes. En esta región pulularon entonces las gavillas de hombres desalmados al tipo de Inés Chávez García: Raymundo Posadas, Benjamín Valdespino, Maximiliano Acosta, Simón Cortés. Zapatistas, villistas y carrancistas se turnaban en la posesión de los pueblos, en el asalto a las haciendas y poblados, a los grandes ranchos. La causa constitucionalista, su bandera, quedó arriada y fue izada la corsaria: armas, caballos, maíz, dinero y ganado, torbellino de asaltos donde la vida valió un comino y el interés por robar impusieron su ley. Eso fue la Revolución en sus últimos tres años en estas tierras. Los amos escaparon a las grandes ciudades, los ricos rancheros a Villa Hidalgo, porque la horca y el fusilamiento estuvieron como al orden del día. Se vaciaron los campos, las siembras fueron pocas, vinieron la peste y el hambre y lo que no hicieron los soldados lo completaron estas calamidades; así terminó la Revolución en cada pueblo, así finalizó en Villa Hidalgo donde el Municipio quedó con menos de los diez mil habitantes. Zacarías Peña murió en La Tinaja; León Peña en Villa Hidalgo, Elías Peña en Toluca; Fortunato López y José Solís en Pucuato, todos en combate. Vidal Solís, que estuvo en la Batalla de Celaya, llegó a diputado, murió asesinado en Morelia. Ramón Olivares, último defensor de Villa Hidalgo, salió con su tropa a Zitácuaro, ciudad que después de breve y encarnizado combate cayó en sus manos, pero jamás volvió a su pueblo. Viene el intermedio de la revolución encabezada por D. Adolfo de la Huerta. Salvador Herrejón hizo suya la región desde Tuzantla hasta Ciudad Hidalgo. Hechos de armas sólo los hubo en el campo, en la sierra y en la ciudad de Zitácuaro. Nombres: obreros de la fábrica, miembros de la ACJM.; gentes del Partido Liberal y hombres del Partido Católico. En la Batalla de Ocotlán el Gobierno sosegó la rebelión. Años de 1924 y 1925, los primeros vientos de otro alzamiento empiezan a soplar.

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i) La causa religiosa La estricta aplicación de los artículos constitucionales 24 y 130 y su nueva reglamentación provocaron el conflicto. La Iglesia quedaba encadenada, los prelados mexicanos prefirieron ordenar el cierre de los templos y suspender todo servicio ministerial. Entonces el pueblo privado de sus derechos espirituales respondió formando el célebre Ejército de los Cristeros, que entre los años de 1926 a 1920 se enfrentó al Ejército Federal en cientos de combates especialmente en los Estados de Zacatecas, Jalisco, Michoacán y Guanajuato. Vinieron los arreglos, los Cristeros depusieron las armas, pero por años aquello dejó el rescoldo de la inconformidad aunque las iglesias volvieron a ser abiertas al culto y los servicios ministeriales a entregarse. En esta racha, dentro del Municipio hubo tres señaladas acciones: la del Cerro Grande del Viernes Santo de 1929; la de Ciudad Hidalgo un año antes, que costó el fusilamiento a D. Jesús Camacho, y la de Agostitlán en que cayó prisionero "un correo cristero" y fue fusilado en el panteón de aquel lugar. Hemos recogido algunos nombres de cristeros, gente del Municipio que se alzó bajo el mando de D. Elías Vergara y de D. Nabor Orozco; singulares jefes cristeros fueron también el soldado porfirista Rafael Ramos y el coronel Manuel Chaparro. Con ellos se fueron: Jesús Camacho, Juan Urbina, Gabino Patiño, José Guzmán, José Pérez, Moisés Pérez, Onésimo Delgado, Antonio Delgado, Alfonso Camacho, Cirilo García, Juan Ruiz, Eduardo Luna, Silverio Luna, Pastor Camacho, Zacarías García, Felipe Correa e incontables rancheros. En un tiempo como comandante de la Plaza y dada la fuerza cristera que operaba entre Angangueo y Cd. Hidalgo, con un cuerpo de más de 400 hombres, estuvo en el lugar el Gral. Jesús Palomera López, quien entonces aprehendió al señor cura Wenceslao Ruiz, hombre sencillo como un niño, anciano y sordo, pero ejemplar sacerdote, fue puesto en libertad por el sanguinario militar.

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j) La Segunda Guerra Mundial Fuera del reclutamiento que por órdenes de la Secretaría de la Defensa fuera hecha en toda la República con motivo de la declaración de guerra que en nombre de México hiciera el Presidente de la República, el Gral. Manuel Ávila Camacho el 7 de junio de 1942 a las potencias del Eje Roma-Berlín-Tokio, de los hombres en condición física de empuñar las armas entre los 18 y 45 años, no hubo otra cosa más que la salida del pueblo de los primeros conscriptos al Campo Militar Nº 1 en la ciudad de México, para recibir instrucción militar y la presencia no verificada por documento alguno, del ciudadano alemán Julio Hot, miembro del contraespionaje nazi en Cd. Hidalgo, hospedado en el entonces Hotel Morelos. Este señor encabezaba un grupo escondido en la alta cumbre del San Andrés donde mantenían una radioemisora clandestina que enviaba mensajes en clave a través de otros conductos hasta el Comando Central Alemán. El señor Hot, de brillante pensamiento y agradable amistad a quien nosotros tratamos en repetidas ocasiones en Tuxpan, pasaba por ser un hombre a quien encantaban los juicios testamentarios. Andaba de juzgado en juzgado por toda la región comprando pleitos por herencias, sabía ganar, adquiría terrenos y se ganaba muy buen dinero. Don Julio Hot también tendía la mano en estos menesteres a quien le solicitaba consejo y ayuda, sabía ganarse a los jueces.

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CAPÍTULO VIII PERSONALIDADES Y DISTINGUIDOS HUÉSPEDES ING. EMILIO ALANÍS PATIÑO

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en el mundo de la cultura, destacado congresista mundial y alto funcionario público, el señor ingeniero Emilio Alanís Patiño nació en la histórica Taximaroa el 25 de diciembre de 1905. Tuvo por padres al señor Emilio Alanís Patiño y la señora Ángela Patiño Borja. Inició y terminó la educación primaria en la Escuela Oficial de su tierra natal, a la edad de 17 años fue enviado por su tío el señor Francisco Patiño Borja a la Escuela Nacional de Agricultura en San Jacinto, D. F., de donde pasó al Colegio de Chapingo, Estado de México a concluir su carrera de ingeniero agrónomo, habiendo sustentado su examen profesional el 17 de octubre de 1930, con la tesis "La Restauración del Estado de Morelos". Fue Presidente del Jurado el Sr. Ing. León Fourtón. Su brillante carrera y su anhelo de superación lo llevaron a la post-graduación en 1931 y 1932 con los siguientes logros testimoniados en diplomas: Real Universidad de Roma, Facultad de Ciencias Matemáticas, Estadisticas y Actuariales. La tesis de esta graduación tuvo por tema "Los Problemas demográficos de la población de México", presentada el 19 de diciembre de 1932 ante el H. Jurado que tuvo por Presidente al Sr. Profr. Corrado Gini. De regreso a su patria vino ocupando importantes puestos en la administración pública. Escritor de altura y profundamente conocedor del organismo social mexicano, ha publicado 54 estudios diferentes sobre demografía, el latifundismo, la reforma agraria, la geografía económica de México y tratados sobre economía, materias de su especialdiad correlacionadas con su profesión, tanto en español como ROMINENTE PERSONALIDAD

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en inglés. Por citar algunos de sus trabajos publicados —que lo han sido todos—, citaremos los más recientes: El financiamiento del desarrollo agrícola regional (1969); La Reforma Agraria integral y la política de cabal empleo (1969); Las Fronteras del crédito agrícola (1972); Cuentas económicas de la agricultura, ganadería, silvicultura y pesca (1977); Fuentes de información técnica para el personal de campo (1977); Importancia de las medidas tomadas para disminuir el ritmo del crecimiento metropolitano (1977); etc. Hay más estudios y tratados en preparación. Su proyección mundial se revela en la participación de congresos internacionales como delegado de México y exponente a la vez en países europeos como Italia, España, Polonia, Checoslovaquia, Austria; en Asia Continental estuvo en Nueva Delhi, India; en Centro y Sudamérica: Guatemala, Panamá, El Salvador, Venezuela, el Brasil, Perú, Argentina, Chile y hacia el norte, en USA. Muchas distinciones ha merecido: diplomas, medallas de oro y plata y documentos laudatorios por su enorme capacidad como autoridad en diversas disciplinas correlacionadas con su profesión. D. JOSÉ G. RUEDA ÁLVAREZ El emérito maestro originario de Tlalpujahua, nació el 13 de enero de 1899. Fueron sus padres el señor Ramón G. Rueda y la señora Sara Álvarez. En su tierra natal cursó los primeros cuatro años de primaria, la que terminó en la ciudad de México. Recibido de maestro normalista en la misma ciudad, de 1923 a 1932 prestó sus servicios profesionales en la Escuela "Corregidora de Querétaro". Con el propósito de especializarse en el idioma de Shakespeare, se trasladó a San Diego, Cal., USA., donde a la par de sus estudios se hizo técnico avicultor, habiendo logrado ser miembro de la American Hatchery Federation en 1939, contacto que mantuvo ya con su asentamiento en Cd. Hidalgo desde 1948, hasta 1972. En la ciudad de San Diego fue catedrático de español en cursos especiales e intensivos. 344


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La obra humanista del Profr. Rueda se inicia con la fundación de la Escuela Secundaria "Melchor Ocampo" de la que fue catedrático impartiendo las materias de Inglés, Historia, Civismo y Biología hasta su jubilación en 1972. En los primeros años de existencia de esta Institución de Enseñanza Media tuvo a su cargo el pesado cargo de la economía de la propia Escuela. Unido a una Comisión y con el apoyo del señor Ing. Emilio Alanís Patiño logró la doble gestión de obtener la construcción del actual edificio de la Secundaria y su federalización. En 1959 las elecciones municipales lo llevaron a la Presidencia del Ayuntamiento, puesto al que renunció por problemas políticos que presionaron su rectitud y su gran don de gentes, pero con la satisfacción de haber dejado pavimentado el centro de la ciudad aprovechando una aportación de $7,000.00 del Gobierno del Estado. Experimentado maestro de avicultura, hizo de ella ejemplar industria, impulsando a otros más que recogieron su herencia. El turismo ha llenado el vacío que le dejaron el magisterio y la avicultura. Gran organizador, ha llevado numerosas excursiones a recorrer los EUA y el Canadá. Se supo captar el respeto y el afecto social de Cd. Hidalgo. Su hombría, grandeza de espíritu y mental se configuran en la personalidad de este maestro que sin ostentación pasa por ser uno de los mejor preparados individuos que tiene Cd. Hidalgo en su cobijo. Es periodista y escritor, tiene algo de poeta. Haciendo remembranzas de su vida, lega a su pueblo natal y a sus hijos una monografía mucho muy bien elaborada de Tlalpujahua, obra que posiblemente muy pronto será editada. PROFR. FLORENTINO LÓPEZ PÉREZ. MEDALLA "ALTAMIRANO". El señor Profr. Florentino López Pérez nació en Capula, Mich., el día 16 de octubre de 1898. Fueron sus padres D. Eulogio López Ayala y doña Juana Pérez Alvarado. Estudió la Primaria en su pueblo natal hasta el 4º año; 5º y 6º en la Escuela "Mariano Michelena" de la 345


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ciudad de Morelia. En 1916 ingresó a la Escuela Normal para Maestros del mismo lugar, habiéndose recibido el 15 de septiembre de 1923, antecediendo a su titulación el servicio ya profesional como maestro de grupo en 1921, con un sueldo de un peso diario. En 1924 recibió la Escuela Oficial de Capula como director de la misma. El 15 de enero de 1925 llegó a Cd. Hidalgo promovido por la dirección de la Escuela Oficial llamada entonces "Miguel Hidalgo", donde permaneció hasta finalizar el curso de 1931 en que recibió su traslado a la ciudad de Zinapécuaro también como Director de la Escuela Oficial, entonces sin nombre; de este lugar pasó a la Escuela Oficial de Indaparapeo con el mismo cargo, función que desempeñó durante los años de 1933 y 1934. Para el año siguiente, 1935, fue removido a la Escuela de "Educación y Patria", hoy "Eva Sámano de López Mateos", de la ciudad de Zitácuaro; en 1936 volvió a su tierra Capula, donde sirvió coo Director de la Escuela Oficial "Melchor Ocampo" esos años, 1936 y 1938. De este lugar fue nombrado Director de la escuela Oficial de Zinapécuaro también como Director. Durante los años de 1939 a 1941 atendió la Dirección de la Escuela Oficial "Isaac Arriaga" de Angangueo. El año de 1942 lo vio llegar nuevamente Cd. Hidalgo. Vino para hacerse cargo de la Escuela Oficial "18 de Marzo", Estatal. En 1943 esta Escuela es elevada a la categoría de Federal y es el maestro López Perez quien recibe la Dirección oficial, cargo que desempeña hasta hoy día, no obstante su avanzada edad de 81 años y los 58 consecutivos de actividad profesional, por lo que la SEP le otorgó la Medalla Altamirano al cumplir los 50 años de maestro. La jubilación de este maestro apenas entra en su trámite. Todo un ejemplo ponderado de luchador por la enseñanza es el maestro López Pérez, digno profesor, capacitado y emérito de la Educación Primaria, que no ha querido "soltar el lápiz para llevar de la mano a los niños aprendices en su afán de saber escribir". Forjado en el Silabario de San Miguel, se ha revolucionado sin gran esfuerzo hacia la reforma educativa de nuestro tiempo. Excelente colega, mejor y leal amigo, ejemplar esposo que llora la ausencia eterna de doña Consuelo Álvarez Flores, amoroso padre de familia, son las cualidades que adornan al hombre que en su ciudadanía ha cumplido 346


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honestamente con las leyes de la patria y dado sus votos para elegir a 12 presidentes de la República durante su vida y a 15 gobernadores de Michoacán. Miles de alumnos han pasado por sus manos, alumnos hoy dispersos en el mundo del trabajo, la profesión y en el engranaje social de todos los ambientes de Cd. Hidalgo, patria hoy suya, provincia que ama con su presencia en ella por 40 años. FRANCISCO PATIÑO BORJA (1866-1970) Nace en Villa Hidlago (Taximaroa), Mich., el 14 de diciembre de 1886. Estudia la Primaria en su pueblo natal y hace estudos de postprimaria en Morelia, Mich., de 1900 a 1905. De 1905 a 1907 se dedica al comercio en la ciudad de Morelia y de 1908 a 1914, a actividades agrícolas y forestales en la Hacienda de Chaparro. Regresa a vivir a su pueblo natal en 1915. En septiembre de 1916 es nombrado primer regidor del Ayuntamiento de Villa Hidalgo. A partir de entonces ocupa diferentes cargos públicos y es Presidente Municipal en 1919. En ese mismo año se casa con Ana María Olivares Aníncera. En noviembre de 1919 inicia las gestiones ante la XXXVII Legislatura local para que se eleve a la categoría de Distrito Judicial el Municipio de Villa Hidalgo, pero dicha Legislatura, por la interrupción de sus labores, no alcanza a dictaminar sobre este asunto. En 1921 vuelve a ser Presidente Municipal y renueva ante el XXXVIII Congreso del Estado, la solicitud para que el Municipio de Villa Hidalgo sea elevado a la categoría de Distrito Judicial y Rentístico. En marzo de 1921 el Congreso resuelve favorablemente y el Municipio de Villa Hidalgo es erigido en Distrito el 1º de mayo de 1921. En 1924 es elegido Diputado al XL Congreso del Estado para el periodo 1924-1926. 347


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En junio de 1926 vuelve a ser elegido como diputado al XLI Congreso del Estado de Michoacán para el periodo 1926-1928. En 1929 se retira de la política y se dedica a actividades comerciales. De 1933 a 1937 ocupa la gerencia de la Hacienda de Chaparro. En 1938 se traslada a la ciudad de México y se dedica a labores administrativas. Muere en esta ciudad el 22 de mayo de 1970. ARMANDO PATIÑO OLIVARES Nace en Cd. Hidalgo, Mich., el 5 de mayo de 1926. Es hijo de Francisco Patiño Borja y Ana María Olivares Aníncera. Empieza sus estudios secundarios en la Secundaria Nº 4 de México, D. F. y en la Preparatoria Nacional de la UNAM (1944-1945). Estudia Ingeniería Química en la Escuela Nacional de Ciencias Químicas de la UNAM (1946-1950). Tiene experiencia en la docencia habiendo dado clases de Física y Química en la Escuela de Ingeniería Municipal dependiente de la SEP (1948-1949), de Termodinámica y Fisicoquímica en la Ibero (19561968) y de Ingeniería Química I en la Facultad de Ciencias Químicas de la UNAM (1961). Desde el año de 1969 hasta la fecha, es profesor numerario de la Ibero en el área de Operaciones Unitarias. También, desde 1968, es profesor titular por oposición de Balances de Masa y Energía en la Escuela Superior de Ingeniería Química e Industrias Extractivas del IPN. Durante el ejercicio de su profesión ha ocupado puestos directivos en importantes industrias. Es miembro de la Sociedad Química de México desde 1964 y del Instituto Mexicano de Ingenieros Químicos desde 1967 hasta la fecha. Como representante de su compañía ha participado en diferentes seminarios, mesas redondas y eventos especiales de carácter técnico. Ha tomado parte en congresos sobre ingeniería química, y durante los últimos cinco años, ha dado conferencias sobre temas industriales, relaciones humanas y orientación vocacional en el 348


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Instituto Mexicano de Ingenieros Químicos, la Sociedad Química de México y diferentes dependencias del IPN, la UNAM y la UIA. Ha recibido premios y diplomas en múltiples ocasiones. Ha publicado y colaborado para diferentes tesis y editoriales. Además es coautor de la patente US. Nº 4007259 sobre pastas dentales. DR. JOSÉ MA. MANZO CEBALLOS Tal vez desconocido, este personaje figuró en la política del Estado de Michoacán, fue condiscípulo de D. Melchor Ocampo y compañero en la Etapa Reformista. Nació en Tajimaroa en 1815; murió en Tuxpan, Mich., en 1874. Hizo los estudios preparatorios en el Seminario de Morelia y cursó la profesional en la Universidad Nacional de México, titulándose de médico en 1842. Por corto tiempo se dedicó a su profesión en Morelia, a la vez que se iniciaba en la política: afiliado al Partido Liberal, ocupó diversos cargos públicos, como diputado a los congresos local y federal. Desempeñaba este último cargo cuando D. Melchor Ocampo, su íntimo amigo, envió al periódico El Monitor Republicano una traducciónd el poema Le Bon Die, del poeta francés Pierre Jean de Bérenger; la traducción con el título de Tata Dios fue considerada herética y se acusó de ella a Ocampo, quien se limitó a decir que "era obra de un joven de irreprensible conducta"; el asunto fue llevado a los tribunales y se aclaró que el autor era el diputado Manzo Ceballos. Por este motivo y su participación política durante la última administración de Santa Anna fue confinado en Tequisquiapan, Qro. Desde allí siguió luchando contra la tiranía de Santa Anna, y al triunfo del Plan de Ayutla regresó a su Estado donde desempeñó el cargo de Gobernador Provisional del 12 de noviembre de 1855 al 25 de enero de 1856. Mantuvo una constante correspondencia con Ocampo, de la cual se conservan numerosas cartas. A la muerte de su amigo, el doctor Manzo Ceballos se hizo cargo del hijo póstumo de aquél, a quien educó en el respeto y veneración de su padre de quien tomó el nombre y en homenaje a su 349


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protector tomó su apellido; fue el licenciado Melchor Ocampo Manzo quien hizo su Primaria en Tuxpan con el profesor Raymundo G. Cid. El que fuera Gobernador del Estado murió siendo Jefe de Manzana, atributo que aceptó en ejemplo de la tarea cívica que todo ciudadano debe acometer con honestidad y respeto. EPIGMENIO AVILÉS Y AVILÉS Poeta y periodista, nació en Villa Hidalgo, Mich., el 10 de abril de 1915, siendo sus padres el poeta Elías Avilés Malagón, también destacado pintor y gran cultivador en este arte del paisaje michoacano, y de la señora María Avilés Alcalá. Hizo sus estudios supleriores en la Universidad Michoacana. Adolescente aun, inició sus actividades periodísticas desde 1939, siendo el más joven pionero del grupo de bardos de Luis Mora Tovar, sin que ello quisiera decir que pertenece a esta jornada poética. De 1938 a 1942 salió de la provincia para irse a radicar a la ciudad de México, en su lucha y afán de conquistar lauros periodísticos; habiendo llegado a ser Director del periódico El Nacional al lado del genial escritor Antonio Ancona Albertos, alias Alónico Nek, de quien fue su secretario particular. Fue redactor de la revista Estampa y de la 1939; de La Voz del Campo y otras publicaciones. D. JOSÉ ROSARIO BRAVO Nació en el pueblo de Taximaroa en el año de 1833. Fueron sus padres don Simón Bravo y doña Rita Barajas. Habiéndose establecido su familia en la ciudad de Morelia, se fue con ella. En este lugar el joven Bravo recibió la instrucción primaria y se dedicó, terminada ésta, al oficio de tipógrafo en la imprenta de D. Ignacio Arango. Con el tiempo llegó a ser director de la imprenta de don Octaviano Ortiz a la vez que había servido en otras no menos importantes. Conociendo el gobierno sus aptitudes lo nombró director de la imprenta oficial, la que tuvo a 350


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su cargo hasta su muerte ocurrida el 21 de mayo de 1890. D. José Rosario Bravo se destacó en el arte tipográfico si no como el mejor, sí como uno de los de más renombre en el Estado de Michoacán. Encumbró los talleres de su imprenta hasta la categoría de Casa Editorial. Entre las obras impresas por él encuadernadas a todo lujo aparecen las Obras de Monseñor Munguía, trabajo que realizó en la imprenta del Sr. Arango; Memorias del Gobierno, en la Escuela de Artes; Anales del Museo Michoacano en su propia imprenta, escritos por el Dr. Nicolás León, célebre y notable investigador de la raza tarasca. D. VICENTE ORTIZ CARRILLO Maestro y consagrado compositor de música religiosa, su fe de bautismo tomada del libro número 108 de Bautismos de la Santa Iglesia Catedral de Morelia, a fojas 75 y vuelta, partida número 579, dice así: "Pbro. Porfirio Moreno. Bauticé, puse óleo y exorcisé a un niño nacido el 27 de enero de 1907, a quien puse por nombre José Policarpo de San Vicente. Son sus padres Vicente Ortiz Mondragón y María Carrillo. Fueron sus padrinos: Pedro Palomares y Juana Maciel. Morelia a 31 de enero de 1907". Problemas matrimoniales de sus padres lo separaron de ellos siendo aun muy niño, fue internado en un asilo. Al fundarse el Orfeón San Pío X, dadas sus aptitudes para el canto, fue llevado a esta Institución que acertadamente dirigía el señor Canónigo don José Ma. Villaseñor, lo hicieron infante de Catedral, coro de niños especializados en el canto gregoriano. Sus progresos en el canto, la música y la composición le ameritaron el derecho de una beca para viajar a Europa a doctorarse en música sagrada juntamente con el gran maestro Manuel Bernal Jiménez, su condiscípulo. Circunstancias adversas le impidieron hacer el viaje, fue entonces que el Sr. Cura D. Fabián Martínez lo pidió como organista y cantor a la parroquia de Santiago Tuxpan en 1928. En 1929 el párroco fue 351


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trasladado a Cd. Hidalgo y con él se fue el maestro Ortiz Carrillo para no salir jamás de ese lugar. Ahí realizó su vida de compositor y músico. Su obra trascendió hasta los medios artísticos capitalinos. El músico y poeta Agustín Lara trabó relaciones con este maestro. Música y letras del oscuro maestro pasaron a la posesión de aquel. Dos obras, Humo en tus ojos y Mujer, consagradas partituras a la mujer amada, que hemos tenido en nuestras manos, señalan, no especulan nuestra afirmación. Gran maestro de órgano, fluían de sus dedos improvisados motetes, melodías eucarísticas, marchas matrimoniales y otras composiciones que inundaban el templo llenándolo de inspiración y mística piedad. A la Marcha Nucpcial de Mendelssohn le escribió una letra cuajada de sentimiento amoroso. Un coma diabético arrancó de la vida al desconocido artista, mano izquierda que sembró el bien, dando, sirviendo, aconsejando, enseñando. D. AQUILES DE LA PEÑA. CONTROVERTIDO POLÍTICO. En el historial de la política de Ciudad Hidalgo quedaría como gran laguna la omisión de la presencia del político más controvertido de la región oriental michoacana, D. Aquiles de la Peña Ortega, que durante cuatro decenios manejó los destinos del municipio e hizo suyos los derechos partidistas y gremiales de los ciudadanos. En ninguna forma se establece aquí controversia alguna ni se exponen críticas ya obsoletas, ni se refrescan hechos ni razones. Hablamos del hombre, del ciudadano que durante 41 años compartió con los pobladores de Cd. Hidalgo sus aconteceres y dejó la huella de su paso como personalidad de iniciativa. D. Aquiles de la Peña Ortega fue hijo del Sr. Ing. agrónomo Francisco de la Peña Chavero, nacido en Alfajayucan, Edo. de Hidalgo, el 11 de mayo de 1858, y de doña Rosa Ortega Acosta, nacida en Las Vigas, Veracruz, el 15 de mayo de 1876. Don Aquiles nació en Las Vigas, Ver., el 11 de junio de 1897. Cursó su Primaria y la 352


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Secundaria, luego ingresó el Colegio de Chapingo a hacer estudios de Ingeniería Agrónoma sin haber terminado los estudios. Por relaciones sociales y políticas tuvo contacto con el que fuera desués Gobernador del Estado de Hidalgo, el Gral. Ambrosio Puente; éste lo introdujo a su servicio personal. Don Ambrosio, maderero de abolengo, compró la producción entera de durmiente en la hacienda de Chaparro en 1918, nombrando al Sr. De la Peña su representante para todas las diligencias de este consorcio comercial. Como la demanda del durmiente fuera elevada, D. Aquiles compró bueyes y carretas y con estos elementos hacía bajar de los montes con mayor rapidez la madera labrada, este medio le proporcionó la oportunidad de amasar lo que se llamó fortuna para sostenerse sin el apoyo del Gral. Puente a quien servía y recobrar así su libertad. La verdadera fortuna fue la elección de esposa, doña Jovita Marín quien heredó de su padre D. Herminio Marín, regulares bienes. Para entonces "El Viejo Aquiles", como lo llamaban sus amigos, ya se había incrustado en el medio político de Cd. Hidalgo mediante el manejo de algunos gremios, particularmente los trabajadores de Chaparro y grupos de ejidatarios. Por su dominio político fue llamado cacique. Sus influencias fueron poderosas. Llegó a ser Presidente Municial, Diputado al Congreso Local y de la Unión; pretendía una Senaduría y aun se apuntó en la corriente política la idea de una candidatura a Gobernador del Estado. La obra positiva del señor de la Peña quedó encerrada en siete renglones: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7.

Fortalecimiento de la explotación forestal en forma racional. Fue pionero de la floricultura en Ciudad Hidalgo. Construcción de caminos vecinales. El paso de la Carretera Nacional Nº 15 por este lugar. Construcción de la brecha a Los Azufres. Urbanización en la ciudad. Donación al Instituto "Morelos" de millares de tabiques y la madera y hechura de todo el ventanaje.

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El final trágico de esta persona, ocurrido el 6 de abril de 1959, está rodeado de circunstancias oscuras sobre la abierta agresión del pueblo. Para unos, por el odio, fue venganza y castigo; para otros, por el miedo, el sacrificio. Una versión ecuánime sitúa el asesinato en una orden, ya significaba el hombre un verdadero peligro político ante la ambición de enemigos y antagonías de mandato. Se sabe quiénes dieron la orden. Debemos callar. Según el certificado médico que obra en nuestro poder, fueron ocho los impactos de bala que recibió, uno de ellos en la región maceterina derecha con salida en la región occipital y esparcimiento de la masa encefálica. La viuda y sus hijos viven hoy a expensas del trabajo de éstos y un poco de lo que restó de la herencia legada por D. Herminio Marín. De antigua escuela —1920 hacia atrás— son también legítimos exponentes de la cultura de Ciudad Hidalgo las personas que siguen, la mayoría ya fallecidos: Sacerdotes: Ramón Borja Olivares Bardomiano Urquiza Jesús Carrillo Jesús Vírchez José Huerta Mariano Carrillo José Cianca Jesús Quintana. (Todos nacidos en el siglo pasado). Licenciados en Derecho: Luis Marín. Román Quiroz. Enrique Padilla. Jesús Castañeda. José Patiño Marín. (También del siglo pasado). 354


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Ingenieros: Valente Olivares, civil. Emilio Alanís Patiño, agrónomo. Alfonso Alanís Patiño, mecánico. Eduardo Bucio Alanís, arquitecto. Lauro Bucio Alanís, agrónomo. Néstor C. Aguilar, agrónomo. Armando Patiño Olivares, químico. Guillermo Patiño H., electrónico. (Idem). Médicos: Juan Olivares. José María Maso. Manuel Villegas. Ernestina Jiménez Olivares. Farmacéuticos: Jacinto Patiño. Melesio Padilla. Juan Sánchez. (Idem). Tarcisio Medina, director de orquesta. Otros hombres que vieron la luz en la histórica Taximaroa y que dejaron a su pueblo la huella profunda de su paso fueron: D. Alfredo León, diputado al Congreso Local, después al Congreso de la Unión. A su gestión incansable se debió que la Cámara del Estado decretara el cambio de nombre de este pueblo, Villa Hidalgo por el de Taximaroa. D. Vidal Solís. Revolucionario que estuvo Sabaneta, fue también diputado al Congreso Municipal de su pueblo. Tras largos debates en oponente el diputado Jesús Pérez Vela en la 355

en la Acción de Local, Presidente la Cámara con su sesión del 1º de


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diciembre de 1922, es aprobado el dictamen para que Agostitlán de Benedicto López, perteneciente al municipio de Tuxpan, pase a integrar el de Hidalgo y sea este municipio declarado Distrito. D. Herminio Marín. Honesto ciudadano que sin cobro de sueldo alguno llevó la administración municipal durante algunos años, fue el edificador del Palacio Municipal, el autor de la remodelación de la Plaza Central y el constructor de la Calzada a la Fábrica; a él correspondió el traslado del Panteón Municipal; fue donante de materiales y dinero para el mejoramiento del Hospital y del Santuario e hizo que el lado poniente del Jardín se luciera con los actuales portales que no tenía. Fue hermano de D. Leodegario Marín, dueño de las haciendas de Huaniqueo y Santa Rosa y abuelo de la reputada artista mexicana Gloria Marín, aunque ésta no hija de Cd. Hidalgo. José Cianca Correa. Párroco de Cd. Hidalgo e hijo del Municipio, fue todo un ranchero que vistió el entonces clásico pantalón de charro cortado en tela de gamuza, blusilla anudada, sombrero alto de copa y anchas alas. Nadie lo hubiera creído entonces, pero es el caso que el señor cura Cianca, ya joven maduro, se hizo pedir la novia, cumplido el plazo y habiéndosele concedido la mano de ésta, se fue con su señor padre a la ciudad de Morelia a comprar las "donas" para la boda y allá se quedó definitivamente en el Seminario hasta recibir con los años la ordenación sacerdotal. Su novia tardó también años en casarse y fue el presbítero José Cianca Correa a quien tocó casarla. Hombre de visión, trazó y realizó caminos vecinales mientras fue Vicario de San Pedro; siendo párroco de su pueblo mejoró el servicio del Hospital "San Vicente", antes de la Inmaculada Concepción, e incrementó la enseñanza primaria en escuelas privadas altamente vocacionales. D. Máximo Martínez. Inteligente agricultor, fue un gran benefactor de su pueblo. Cedió tierras para la construcción del Instituto "Morelos" y el Campo Deportivo que lleva su nombre. Humanitario, realizó obras de beneficencia dando para el Hospital y para el sostenimiento en parte de la Escuela Particular de Niñas a la 356


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que dio albergue durante unos años en su casa de donde él salió. Llegó a ser Presidente Municipal de la entonces Villa y más tarde en unión de D. Jesús Ávila Ruiz, festivo hombre, y de D. Genaro Montes, mejoraron los servicios de agua potable, pavimentos, drenaje y alumbrado eléctrico. D. Nicandro López Monroy. Nacido en Acámbaro, Gto., en 1909, fue hijo de D. Néstor López y de doña Crescenciana Monroy, matrimonio que procreó 16 hijos. Era aun niño cuando sus padres se trasladaron a este lugar. D. Néstor, experimentado jardinero, obtuvo la plaza para encargarse del cuidado del Jardín Municipal que estaba poblado de fresnos, eucaliptos y cedros. Los primeros cuidados del jardinero cuando vio hacer la tala de esta vegetación centenaria, fue irse a su tierra y traer 63 laureles de la India para plantarlos en el Jardín en los días 13 y 14 de septiembre de 1926. D. Néstor fue jardinero hasta su muerte. D. Nicandro ha sido siempre un hombre dinámico, emprendedor, entusiasta por el desenvolvimiento progresivo de Ciudad Hidalgo. Músico de vocación, formó parte en orquestas y conjuntos, sabe leer la nota, toca varios instrumentos. Con las utilidades de una elección de reina, siendo él Presidente de la Junta Patriótica, logró que el H. Ayuntamiento comprara un equipo de sonido de alta calidad con cinco micrófonos cuyo costo fue de $85,000.00, que fueron instalados en el actual jardín remodelado, y un buen lote de discos de música clásica y popular que en jueves y domingos llenan de melodía la Plaza. Juntamente con Pablo Alanís y Miguel Ángel Jiménez lograron en 1959 la donación del Campo Máximo Martínez, mes de agosto, en que también intervino D. Pedro Espino. A don Nicandro se debió la instalación de la Cruz Roja Mexicana en Ciudad Hidalgo. Hoy es miembro de la Comisión de la Construcción de la Unidad Deportiva cuyo terreno fue adquirido pro $750,000.00; él cooperó con el esfuerzo de su trabajo al frente de la Junta Patriótica 1978 con la casi tercera parte que obtuvieron de utilidades. Como homenaje a su gran labor social, es miembro fundador del Club Rotario, el Diario local El Clarín le dedicó un artículo haciendo historia de su obra en Cd. 357


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Hidalgo. El señor López Monroy es toda una leyenda en el entorno urbano. Miguel Contreras Torres. Pionero del cine mexicano en sus dos etapas —silencioso y sonoro— es actualmente el decano de directores, productores y coproductores. Antiguo militar, soñó en el cine, y a producirlo audazmente se lanzó sin tener otra preparación que lo que había visto y leído. Autodidacta, se formó a sí mismo, pero al ver sus experiencias se marchó a Hollywood a especializarse. Se inició en 1917 con la película provinciana En la Hacienda, filmada en Zitácuaro. La artista Medea de Novara fue su estrella, hoy es su esposa. Este productor y director participó como actor en dos o tres películas. Se menciona en esta monografía porque su tierra es Taximaroa. La Familia Hidalgo. Don Modesto González, ex propietario de la antigua hacienda de Magallanes, encontró un impreso en que fue publicada la genealogía del señor cura D. Miguel Hidalgo y Costilla. Este importante documento hizo que fuera copiado en forma manuscrita por su hija la hoy respetable señora Ana María González de Domínguez quien gentilmente la puso en nuestras manos. El escrito dice así: "Cartilla descriptiva del árbol genealógico del Padre de la Patria Miguel Hidalgo y Costilla". La Cartilla habla de los abuelos paternos y maternos del señor Hidalgo, de sus padres y de sus hermanos. Dos razones, justas por demás, demandan hablar de esta familia que tuvo contacto directo en razón de propiedad con la Taximaroa del tiempo de esta histórica familia. Tuvo Hidalgo por hermanos a Joaquín, Mariano, José Ma. y Manuel. Don Joaquín fue también sacerdote y estaba encargado de la parroquia de Dolores, mientras que D. Miguel lo estaba de la de San Felipe. Convinieron ambos hermanos en una permuta, así llegó el señor cura Hidalgo a Dolores en 1803. Con los buenos beneficios que logró en su nueva parroquia pudo hacerse dueño de las haciendas de Jaripeo, Santa Rosa, San Nicolás y Huaniqueo pertenecientes a la jurisdicción de Taximaroa. Las 358


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escrituras fueron hechas a nombre de su hermano Manuel, quien se vino a avecindar en Santa Rosa para estar al pendiente de la administración de los bienes de su hermano. De esta manera el Padre Hidalgo visitaba con frecuencia sus propiedades y a la vez hacía amistades en la población. Don Manuel, licenciado de profesión y Abogado de Presos de la Inquisición, había casado con doña Gertrudis Armendáriz, "insigne heroína desconocida". Entre los hijos que hubieron don Agustín Hidalgo fue uno de ellos quien casó en primeras nupcias con doña Margarita Rábago y en segundas con doña Josefa Iriarte. De este segundo matrimonio vino don Juan Hidalgo quien se casó en Taximaroa con doña Avelina Rosales y fueron sus hijos: Rita, María y Josefa, personas que el autor tuvo el honor de conocer, ya ellas ancianas señoritas que vivieron en la casa que hoy ocupa la Agencia de la Cervecería Moctezuma. La Cartilla está fechada en la ciudad de Guanajuato, enero de 1908. El señor Hidalgo, el anciano cura de Dolores, cultivó mucho de la amistad con el párroco de Taximaroa, el señor bachiller Antonio Velarde, gran simpatizador de la causa. Ambos estaban en un secreto: En un sótano de la hacienda de Magallanes se guardaban buen número de armas adosadas al piso dentro de una estructura de material semejante a una funda, cantidad de pólvora, explosivos y parque. Don Manuel, que siguió a su hermano en la causa, para ayudarlo hipotecó la hacienda de Jaripeo por la cantidad de $7,000.00 que facilitó la Sagrada Mitra de Valladolid. El Álbum que el H. Ayuntamiento de Taximaroa dedica a la memoria de Hidalgo y Morelos el 16 de septiembre de 1894 contiene nada más que pensamientos patrióticos. De todos ellos hemos seleccionado los tres siguientes: Del Ayuntamiento: "Puede decirse que Morelos brotó de la sangre vertida por Hidalgo en el cadalso, porque si éste presintió la felicidad del pueblo proclamando la Independencia, aquél abolió la esclavitud, y fundando el sistema político que asigna el respeto inviolable a los derechos del hombre, coronó tan gigante obra". 359


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"El Ayuntamiento, que apreció las virtudes de dichos héroes, les rinde el presente homenaje de profunda admiración. De las Agencias del Timbre y de Correos: "Entre más sublimes y nobles sean los sentimientos del hombre, más, mucho más son los que adornaron el corazón del venerable sacerdote de Dolores, porque en él hay escritos con su sangre tres poemas de amor: 'Dios Patria y Libertad'. (Firma Narciso Álvarez, Agente de Correos)". De un Grupo Social: "Un pensamiento soberano que con júbilo y respeto continúe en este Álbum en memoria del anhelado héroe D. Miguel Hidalgo y Costilla iniciador de nuestra gloriosa Independencia; desarrollamos este pensamiento con los transportes de un excelso regocijo que nos hace salir de los límites de este mundo, y nos impele a aquellas regiones inaccesibles de nuestro ilustre Libertador, para rendirle el homenaje de un agradecimiento sin límites. ¡Viva el primer Padre de la Patria! ¡Viva el Benemérito D. Miguel Hidalgo y Costilla! ¡Viva la Independencia! ¡Viva nuestra República!" (Firmas ilegibles). b) Distinguidos huéspedes La geografía caminera de Ciudad Hidalgo desde el asentamiento de sus primeros pobladores fue institución vial, ruta obligada, paso natural y punto de parada, todo un trazo genial indígena al hollar la senda en su peregrinación hacia occidente. Es por esto que el contacto con esta población significó la presencia en este lugar de personalidades y personas, grupos de gente, ejércitos enteros e individuos singulares que dejaron en el pueblo sus recuerdos. Hacer una historia de tantos visitantes, hablar de todos y cada uno de ellos, no cabe en las dimensiones ni de la voluntad ni de la memoria, puesto que explícitamente no existe documento alguno que establezca la huella de cuantos pusieron su planta en esta ciudad en sus siglos de existencia. 360


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La historia, sin embargo, ha recogido, tocando los hechos circunstanciales, los nombres de personalidades que por destino o necesidad pasaron, estuvieron o al menos descansaron en sus mesones y hospederías. A ellos haremos referencia, cronológicamente, hasta donde la investigación pudo llevarnos. 1450. Los reyes Hirípan e Hiquíngare en viaje de reconocimiento hasta el confín oriental del reino tarasco, en Enandio, hoy jurisdicción de Zitácuaro, hicieron paso, alto y quedada en Taximaroa donde fueron recibidos con todos los honores y obsequiados según su alto rango. 1486. En plan guerrero, el rey azteca Axayácatl estuvo en Taximaroa, un pueblo solitario, sin alma alguna, que empujó al monarca leguas adentro del reino tarasco soñando en un dominio prematuro, hasta llegar a plantar sus tiendas en las orillas del lago de Cuitzeo. 1524. La caravana misionera encabezada por Fr. Martín de Jesús o de la Coruña, desviándose de la ruta corta de occidente, llegó a Taximaroa incitado por la curiosidad de conocer al renombrado pueblo donde habiendo estado por unos días, logró la conquista espiritual de no pocos habitantes, entre ellos la de su cacique Chufini y su familia. 1529. La feroz presencia de Nuño de Guzmán, Presidente de la Primera Audiencia, dejó marcada por tres cuartos de siglo la huella execrable de su paso. 1533. Presencia en Taximaroa del primer Provincial de los religiosos franciscanos, Fr. Jacbo de Testera. 1535. Llega a Taximaroa Hernán Cortés. Su presencia inicia legalmente el gobierno encomendil y el establecimiento jurídico de este lugar como Cabecera de muchos pueblos hoy hechos municipios. 1545. El insigne D. Vasco de Quiroga pisa las tierras taximaloyanas, crea estatutariamente el funcionamiento del hospital de la Inmaculada Concepción y establece dos artesanías: la del cobre y la de la lana. 1595. En misión virreinal, por unos días el gran potentado y rico caballero, el señor capitán D. Juan de Villaseñor y Cervantes, se 361


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hospeda en Taximaroa. Vino mandado por D. Luis de Velasco a darse cuenta d ela situación del pueblo casi vacío de pobladores. 1598. En cumplimiento de una orden, trasladar el pueblo de Taximaroa al lugar que hoy ocupa, vino a este lugar D. Martín de Serón (también escriben en documentos, Cerón) Saavedra. 1541. Como lo hiciera Fr. Martín de la Coruña, la célebre e histórica Taximaroa incitó al señor virrey D. Antonio de Mendoza para hacer un breve desvío en su ruta y conocer el pueblo. El conocimiento de sus caminos y los pedimentos de su Encomendero facilitaorn la hechura de los caminos. 1550. Viene a Taximaroa D. Antonio de Godoy, Gobernador de la Provincia de Michoacán, a cumplir con el ordenamiento de hacer que se abrieran los caminos siguiendo los trazos de los indios. 1645. Un siglo después de la visita del obispo señor de Quiroga, llega a Taximaroa Fr. Marcos Ramírez de Prado, 9º obispo de Michoacán. Los indios seguían dispersos, el poblamiento de la nueva ciudad no estaba logrado, él vino a convencer a los indios con su autoridad, comprensión y caridad. Taximaroa quedó casi sin naturales, los antiguos pobladores decidieron establecerse en San Matías, San Lucas y San Bartolo. 1637. El reputado cronista franciscano Fr. Alonso de Larrea hace su llegada a Taximaroa en calidad de Visitador Provincial. 1675. Como dueño de las haciendas de Magallanes, Jaripeo, San Nicolás, Santa Rosa, Huaniqueo y El Sapo, en arreglos judiciales se presenta en Taximaroa el señor capitán don Manuel de Orozco y Cervantes, abuelo de la señora condesa de Miravalle. 1700. Por problemas de deslinde se presenta en Taximaroa el señor Pbro. D. Francisco de Orozco y Cervantes, hermano del anterior y albacea de las inmensas propiedades de la condesa de Miravalle. 1715. Visita la ciudad de Taximaroa el señor conde de Miravalle, D. Pedro Alonso Dávalos y Bracamonte, padre de la Condesa. 1727. Están en plan de visita al lugar la señora condesa doña María Magdalena Catarina Agripina Dávalos y Orozco con su esposo el señor capitán don Pedro Trebuesto y Horcasitas, herederos de los bienes de D. Manuel de Orozco y Cervantes. 362


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1803. En visita al volcán de San Andrés, estuvo en Taximaroa el eminente sabio barón Alejandro von Humboldt, ciudadano alemán. 1806. Para ultimar la operación de compra de las que fueron sus haciendas, llega a Taximaroa el señor don Miguel Hidalgo y Costilla, cura de Dolores. 1811. De paso hacia la ciudad de Zitácuaro, descansa en Taximaroa el Gral. Félix Ma. Calleja con sus tropas. 1821. Encabezando a buena parte del Ejército Trigarante, pasa por Taximaroa D. Agustín de Iturbide y descansa en la población. Va rumbo a Valladolid. 1825. Con motivo del matrimonio de su sobrino José Ma. Vicente de la Asunción, hijo del Gral. Ramón López Rayón, éste y su hermano el licenciado Ignacio López Rayón, estuvieron en Taximaroa. 1895. Visita oficial a Taximaroa del C. Gobernador Constitucional del Estado de Michoacán de Ocampo, D. Aristeo Mercado. El 20 de enero de 1906, en viaje especial a Taximaroa, el sabio geólogo inglés Dr. Waiths se interesó por los estudios geológicos de la región de Los Azufres. Nada publicó en torno a sus observaciones y experiencias. (Periódico Oficial). 1906. Para verificar un estudio geológico sobre el volcán de San Andrés, según el periódico oficial del Gobierno del Estado, el 22 de julio estuvieron de visita en Taximaroa, después de hacerlo en Zinapécuaro, una comisión designada en el X Congreso Geológico Mundial celebrado en la ciudad de México. Esta comisión estuvo integrada por un eminente geólogo alemán, hermano del Kaiser, el Ing. Ezequiel Ordóñez, Ing. Pascual Ortiz Rubio, Lic. Felipe Rivera y el Dr. Manuel Martínez Solórzano. 1930. Visita oficial a Ciudad Hidalgo por vez primera en su historia, de un Presidente de la República, la del Sr. Ing. Pascual Ortiz Rubio. A partir de este año las visitas a Cd. Hidalgo de gobernadores del Estado y Presidentes de la República, la de candidatos a ambos puestos ejecutivos se hacen destacar por la explosión jubilosa, que sin duda serán historia más tarde, pero dada su frecuencia, en cierto modo son desapercibidas algunas veces. Mencionamos las visitas del 363


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Gral. Lázaro Cárdenas del Río como Gobernador de Michoacán, candidato y Presidente de México, por haber sido quien ahondó las rutas a todos los rincones de la patria durante su campaña presidencial, sentando así una tradición que se ha seguido hasta hoy con los mismos motivos. Más aún: El Vocal de la Cuenca del Balsas obtuvo tierras en el balneario de San Pedro donde puso casa de descanso y estableció escuela. Sus visitas a Los Azufres fueron muy frecuentes, por lo que su alta figura se estampó muchas veces en Cd. Hidalgo. Nuestro actual Gobernador, el señor Lic. Carlos Torres Manzo, no ha sido una excepción. Durante su campana, sin conocernos, nos saludamos a distancia alta la mano. LA FAMILIA LÓPEZ RAYÓN El biógrafo del Lic. Ignacio López Rayón, el doctor Luciano Alexanderson Joublanc publicó el 2 de febrero del presente año en el Diario Excélsior un artículo que intitula: "A 206 Años de su Nacimiento, Rayón es un Héroe Olvidado Injustamente", y despliega su recuerdo en torno a la vida de este patriota insurgente desde su nacimiento hasta su muerte ocurrida en la ciudad de México el 2 de febrero de 1832, según consta por el certificado de inhumación asentado en la partida 30 del libro 6 de Entierros a fojas 259 que ha sido localizada en el archivo de la parroquia de la Santa Veracruz de la misma ciudad de México. Por el contenido de la misma acta se descubre que el héroe mexicano nació en Taximaroa. Aquí surge la controversia. El doctor Joublanc enfatiza categóricamente que el señor López Rayón nació en Tlalpujahua, como todos sus hermanos. También se le ha dado por lugar de nacimiento la ciudad de Maravatío, el pueblo de Tepuxtepec, pero ciertamente en ningún lugar ha sido encontrada ni la fe de su bautismo ni ningún otro documento que asevere el preciso lugar de su nacimiento. Pero en el periódico oficial del Gobierno de Michoacán número 48 del 14 de jnio de 1903, página 5, aparece una nota que dice: Datos 364


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para la biografía de los señores Rayón. Esa nota la envió de la ciudad de Toluca el Sr. Anastasio Rulfo el 3 de abril de 1903. Tomamos una mínima parte de este importante documento: "Los señores Don Andrés López Rayón y Doña Rafaela López Aguado, padres de los invictos Rayón que tan brillante papel desempeñaron en la guerra de Independencia, residieron en la Hacienda de Paquisihuato, Jurisdicción de Maravatío, Estado de Michoacán de la que parece fueron dueños; hasta el año de 1778, según noticia que se ha encontrado en el archivo del Templo Franciscano de Tlalpujahua, en el cuaderno de solicitud para ingresar a la Tercera Orden, la cual hicieron el 27 de septiembre de 1781 expresando que fueron sus padres efectivamente: Don Agustín Rayón y Doña Ana María de Piña; Don Manuel López Aguado y Doña Hermenegilda López de Arriaga. "Fueron nueve los hijos de don Andrés. No encontrándose las partidas de Bautizo de los tres primeros, D. Ignacio, D. Ramón y Doña Ignacia, ni en Tlalpujahua, ni en Maravatío, ni en los molinos de Tepuxtepec. En Contepec no existe Archivo. Solamente se sabe por la Biografía de Don Ignacio que nació en 1773 en Tlalpujahua, y así lo expresa este Señor en la información para su matrimonio. Sin embargo de todo esto, abrigo la creencia de que debido a la pequeña edad, cinco años, que tenía cuando sus padres vinieron a radicarse en el Mineral fue por lo que adoptó lugar de nacimiento, no siendo sino la Hacienda de Paquisihuato nombrada antes, lo mismo que pasa con los otros dos hermanos".

El señor Rulfo sigue exponiendo nacimiento y vida de los otros ocho hermanos, sus matrimonios y la suerte de los descendientes de éstos. En 1825, don José María Vicente de la Asunción se casó con su prima Doña Juana Alvízu y Rayón en Tajimaroa, residente en este lugar. Por otra parte, doña Rafaela, la heroica madre de los hermanos Rayón, había nacido en el rancho de Patámbaro del municipio de Tuxpan, hija del Sr. Manuel López Aguado, hermano de Don Benedicto López, el ilustre guerrillero insurgente y de don José Ma., padre de mi abuelo paterno, el Sr. Onésimo López, todos hijos de D. Santiago López. De esta familia de D. Onésimo proceden el coronel Enrique López Marín, 365


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residente en Cd. Hidalgo como diputado por este Distrito ante el Congreso Local; D. Helí López Marín que en los años de 1932 y 1933 fuera Tesorero Municipal del mismo lugar, y D. Abdiel López Marín, visitador de auditorías en las tesorerías municipales del Estado, tan conocido en el medio oficial. El tronco de la familia López en la Nueva España vino por el marino, capitán de las naves de Cortés, D. Sancho López Ajurco. (J. Guadalupe Villaseñor y Villaseñor: Biografías de los héroes y caudillos de la Independencia). El que suscribe, Cura Párroco de la Santa Vera Cruz, certifica que en el Archivo de esta Parroquia a su cargo, en el libro de Entierros marcado con el número Seis a fojas 259 se encuentra asentada una nota del tenor literal siguiente: Al margen: 30. El Exmo. Señor General Don Ignacio Rayón. Al centro: En tres de febrero del año de mil ochocientos treinta y dos se le dio Sepultura en el Panteón de la Archicofradía de ciudadanos de esta Parroquia á el cadáver del Exmo. Señor Gral. Don Ignacio Rayón de sesenta años natural de Tagimaroa y vecino de esta ciudad, casado con Doña Mariana Martínez Rulfo, no testó y recibió los sacramentos y para que conste lo firmé. Rúbrica: Don José María Aguirre. Es copia fiel de su original, que se expide a solicitud del interesado, en esta Parroquia de la Santa Vera Cruz, de la Ciudad de México, a los treinta días del mes de junio de mil novecientos setenta y nueve. Doy fe. El Párroco.

DON ARISTEO MERCADO Auténtico michoacano, originario de Villachuato, D. Aristeo Mercado tras lides políticas que lo llevaron como diputado al Congreso de la Unión, figuró como Gobernador de su Estado durante 19 años (1892 a 1911). Fue su administración una era constructiva en que todos los pueblos del Estado recibieron los beneficios de esta política progresistas de su gobierno. 366


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Ciudad Hidalgo ganó sus simpatías particulares a causa también de que sus ayuntamientos apoyados por los Prefectos de Zinapécuaro, siguieron el mismo camino de mejoramiento en la ciudad; instalación de la Fábrica "La Virgen" a la que él exceptuó de impuestos durante quince años; la edificación del Palacio Municipal; la remodelación de la Plaza Central y su pavimento; construcción de la Calzada a la Fábrica; entubación metálica del agua potable, cambio de nombre de Taximaroa a Villa Hidalgo. En todas estas cosas intervino la influencia del Sr. Mercado, quien quiso darse el placer de venir a pasar en la reciente creada Villa el 16 de septiembre de 1895, presenció el desfile cívico, escuchó discursos y miró complacido las diferentes actuaciones de la niñez taximaloyana de ese tiempo. Asistió a tres banquetes que le fueron ofrecidos, uno en la Fábrica, otro en el Palacio Municipal y el tercero en forma social e íntima en la casa también estrenada en ese año de don Herminio Marín, hoy Casa Marcial Pérez.

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CAPÍTULO IX LEYENDAS I

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Jesús Romero Flores en su libro Leyendas y Cuentos Michoacanos incluye el trabajo de varios autores, entre ellos el de Timoteo Guerrero que escribe sobre la leyenda de la princesa Sesihángari, que nosotros tomamos literalmente. Dice así: L MAESTRO

"Sesihángari, la de la hermosa faz, hija del cacique de Patamban fue llevada la corte purépecha (tarasca), y al llegar a la ciudad real de Tzintzuntzan las cortesanas la introdujeron al patio del alcázar, ataviada con un traje blanco, flotante, bordado de bellos colores, llamado guanengo y coronada de flores. "El anciano rey Singuangua, que la esperaba acompañado de brillante séquito, quedó deslumbrado al contemplar tan espléndida hermosura, plena de juventud, y, pensando que era ya muy anciano para sacrificarla haciéndola su esposa, sintió respeto por ella y un interno cariño paternal, y pura y casta la consagró sacerdotisa del Sol, internándola en la Guandaperata, la mansión sagrada de las Guananchecha, vírgenes vestales destinadas al culto de Thucupaacha, único señor sobre la tierra. "La princesa Sesihángari, respetuosa de las tradiciones purépecha, aceptó agradecida el honor con que la distinguió el rey Singuangua y sólo pidió con toda humildad, que hacía resaltar más su belleza, se le permitiera continuar con su costumbre de bañarse en las aguas maravillosas que pertenecían al cacicazgo de su padre; y el monarca al acceder gustoso a sus deseos, designó un grupo de vestales para que le hicieran compañía, y al poco tiempo se operó en éstas el milagro de que también regresaron a la corte deslumbrantes de hermosura. 368


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"Intrigado el rey por el fenómeno que convirtió a las vestales en joyas de esplendor magnífico, dio órdenes de investigar la causa de la maravillosa transformación y sus sabios le informaron que el cambio obedecía al poder mágico de los lodos azufrosos de la laguna encantada, que incrustada en la alta serranía de Taximaroa, hoy Ciudad Hidalgo, se surtía con aguas hirvientes del centro de la tierra y que conservaban su poder divino porque no tenían salida. "El príncipe Tarimaranscua, uno de los hijos del rey Singuangua, y la sacerdotisa Sesihángari se enamoraron profundamente; el rey no sólo autorizaba ese amor, sino que deseaba casarlos. "Las sacerdotisas purépechas podían contraer matrimonio con acurdo del monarca. "El príncipe Tzimtzicha, heredero del trono, también se enamoró de Sesihángari, y ardía en celos contra Tarimaranscua. "Muerto el anciano rey Singuangua, le sucedió su hijo Tzimtzicha, quien, conforme a la costumbre de la época, debía tomar por esposas a las del monarca que sucedía; Tzimtzicha quería por esposa a Sesihángari. "Tzimtzicha, temiendo de sus hermanos, principalmente de Tarimaranscua, que le arebataran el reinado y que el último, además, le quitar a Sesihángari, los mandó matar. "Calientes estaban aun los cuerpos de los príncipes sacrificados, cuando Sesihángari, con los cabellos en desorden, rápida tomó una antorcha e incendió el palacio donde yacían los cadáveres: lenguas de fuego rugían y consumían la regia mansión; los techos crujían al derrumbarse; humo negro retorciéndose se elevaba al espacio haciendo más pavoroso el siniestro espectáculo. "Entre el brillo de las cárdenas llamas se contempla gemir a Sesihángari, abrazando y besando el cadáver de su amado Tarimaranscua. "¡Dos almas unificadas por el amor se elevan al cielo, dejando aquí, en la tierra, sus dos cuerpos convertidos en fulgurante llama! "El pueblo purépecha recordó por mucho tiempo la terrible visión de la hermosa princesa loca". 369


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II LA MISA DE GALLO Envolviendo un cigarrillo en hoja y con tabaco de cigarros "Faros" —el menos dañoso de los tabacos, según él— el doctor Ernesto Jiménez me contaba un día de tibia primavera allá por 1930, estando de charla parados en la esquina de su casa y mirando curiosos hacia el amplio atrio de la parroquia, que en aquel día y en aquella hora semejaba el austero silencio de un cementerio donde toda vida ha terminado, y del cementerio colonial hablábamos precisamente. —"Yo lo he visto. Sí. Ya me lo habían contado, pero jamás lo había creído porque yo no creía en fantasmas, apariciones y muertos. Las noches de partos y mi regreso a casa de madrugada me han dado la ocasión de ver a ese fraile que desde hace dos siglos, según dicen, deambula por los claustros, sube y baja las escaleras del curato, se le mira entrar y perderse en la sacristía, o rezando el oficio, paseándose de un lado al otro del atrio. "Tres o cuatro veces lo he mirado, siempre en la madrugada y en noches de luna plena. La última vez fue por 1908, todo él presente como ser humano, pasando y repasando la verja, mirándome como con deseos de hablarme, acercarse a mí. Una figura de estatura media, que se hacía más alta con la capucha que le cubría la cabeza; se destacaban perfectamente el breviario que llevaba en una mano y la cuerda que le colgaba de la cintura. Sus pasos eran claros, nítidos, llegué a escuchar una tos moderada. Yo me restregaba los ojos para ver mejor, apagué el cigarro que despedía un humo que yo creí que era la visión de aquel fantasma, pero el religioso estaba allí parado, haciéndome señas con la mano para que me acercara, hasta entonces la curiosidad se transformó en horror, sentí mieto y me metí a la casa. El cigarrillo se había terminado, mi narrador se forjó otro más, y siguió diciendo: —"En tanto penar, después de tanto susto que dio a sacerdotes, empleados del templo y visitantes de aquéllos, al fin una noche de posadas de ese año de 1908, un Vicario de la parroquia, osado y 370


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valiente, que lo vio entrar al templo cuando él rezaba hincado ante el altar, se resolvió a hablarle, platicar con él sobre la causa de su pena en este mundo. El difunto le hizo saber que en vida había sido el Guardián del convento, que su nombre fue Fr. Alonso de Jesús Olea y que condenado por los justos juicios del Señor a no entrar al cielo hasta que pudiera celebrar, desde su muerte hacía dos siglos, no había logrado comunicarse con dos sacerdotes vivos que lo acompañaran a la celebración. "Conmovido el Vicario por la pena de aquella alma cuyos suspiros maceraban el alma, le prometió la presencia de su persona en aquella misa y conseguir la de otro a quien él mismo buscaría. Obtenidos los permisos necesarios, logrado la intervención de un padre amigo suyo, todo quedó arreglado para que esa misa de media noche, Misa de Navidad, fuera celebrada una semana después precisamente de la Navidad que estaba en vísperas. "La misa sería a media noche. El sacristán ofreció dejar todo arreglado, pero sin compromiso de estar presente. El campanero ofreció hacer las llamadas y después marcharse a su casa; el organista a cantar la misa pero respaldado por un grupo nutrido de personas. Las puertas del templo quedarían abiertas para la entrada libre de los fieles. "Así llegó el día fijado. Todo sucedió según lo previsto. Los repiques atrajeron numerosa gente hasta abarrotar la iglesia; en el coro más de treinta jóvenes y hombres hacían compañía al cantor, mientras en la sacristía los padres se ponían sus ornamentos en medio de una expectación escalofriante, pues miraban cómo los ornamentos del celebrante se acomodaban en un cuerpo invisible. Entraron a la iglesia, el órgano inundó de armonía el silencio expectante que envolvía aquella experiencia de ultratumba. La misa dio principio. Todo mundo escuchó la cavernosa voz de un celebrante sin cuerpo, la voz salía de aquellos ornamentos detenidos en el espacio conformando la figura de una persona. Medio tempo se vació de inmediato, sólo cinco personas quedaron con el organista que sudaba acongojado. El padre amigo del Vicario se había ya desmayado, éste, sudando frío y tembloros continuaba haciendo su 371


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deber, pero al primer Dominus vobiscum en que el celebrante daba la cara al público, los pocos que quedaban en la iglesia miraron con horror la calavera de un muerto y bajo los ornamentos los esqueléticos pies del religioso. "Gritos histéricos de mujeres, ruido de gentes que huyen, silencio, sin música de órgano, vacío inmenso donde únicamente era percibido el acento cavernoso de la voz solemne del oficiante, relajó los nervios del Vicario quien al volver el rostro hacia los fieles, hasta entonces se dio cuenta que en el templo sólo había dos seres, él y el espíritu del fraile. No pudo más, se doblaron sus rodillas, se nublaron sus ojos y en la penumbra aun miró dentro de un círculo deslumbrante como de fuego, el rostro intensamente adolorido de Fr. Alonso de Jesús que con angustia indescriptible dejaba escapar el ¡ay! que se perdió en la noche mientras el Vicario dormía el sueño deuna inconciencia casi de muerte". Calló el doctor. Arrojó al suelo la tercera colilla de cigarro e inclinado se quedó pensativo. Mientras, yo, mirando hacia el atrio, al vacío, penetraba en espíritu en los siglos que pasaron y en el más allá… Yo, entonces, dormía en el curato, en la habitación que por celda había tenido Fr. Alonso de Jesús Olea, según escuché de personas que me lo dijeron: —"Aquí dormía el religioso franciscano que anda espantando en el curato". Aquella noche el sueño huyó de mis ojos. Sudé la congoja de la presencia de un muerto, pero éste jamás volvió.

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AGRADECIMIENTOS

L

ha sido la tarea. He aquí el trabajo. No me ufano de él porque me he visto rodeado de muchos elementos que en una forma u otra propiciaron el contenido de esta monografía al ser consumada su modesta obra. Hay mucha arena e incontables piedras acumuladas por todos esos elementos en la construcción de esta memoria, manifestación plena de un afán de servir, de ser útil, de entregar a su tierra el caudal de sus recuerdos, libros abiertos en que yo leí páginas enteras de geografía, historia, sociología, política, economía, administración, arte, deporte y, sobre todo, gran humanismo y comprensión extraídos de la leal amistad que con todos ellos me han unido de mucho tiempo atrás. Desde esta página final, todos cuantos saben que algo me entregaron, que algo me facilitaron, que algo les ocupó y tal vez les robó tiempo y les produjo molestia, va mi agradecimiento sin precio, porque el valor que nutrió este trabajo es imponderable. Así lo estimo y guardo entrañablemente con el afecto de una satisfacción: haber recibido su gran ayuda tan desinteresada. Que cada página de esta monografía sea también un pregón de saludo y reconocimiento para quienes propiciaron la edición, el señor Gobernador Constitucional de nuestro Estado, Lic. Carlos Torres Manzo, que con la serie de monografías ya publicadas ha descorrido el velo que ocultaba tanta historia y tanto bello paisaje de la tierra tarasca. Gracias también al Sr. Profr. Leopoldo Herrera Morales, representante oficial del Gobierno del Estado por su atinada labor, congruencia y consagración en el desempeño de los patrióticos deseos del Ejecutivo michoacano. ARGA Y PENOSA

El Autor.

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APÉNDICE LA RICA HERENCIA DE UN VOLCÁN

U

de poder geométrico, energía de las entrañas de la tierra, ha sido descubierta en el área tectónica del milmilenario volcán de San Andrés, dentro de su reservatorio, que abarca una extensión mayor a los 400 kilómetros cuadrados y dentro de los cuales quedan ubicados los 30 manantiales o lagunas térmicas que embellecen la boscosa montaña. En un mundo alarmado por la constante disminución de hidrocarburos y de fuentes convencionales de energía, el descubrimiento del potencial geotérmico de Los Azufres, con prolongar los recursos municipales de esta tierra pródiga, ofrece la trascendencia de esta nueva fuente de energía, filón insólito hundido en la entraña de la tierra y cuyos prenuncios fumarólicos, sin ser evidentemente residuos volcánicos, sino procedencia tal vez de una segunda fase tectónica "ocurrida a finales del Pleistoceno". La fugaz escapatoria de muchas naturales fumarolas, que dan al paisaje la tonalidad misteriosa de un dormido gigante en exhalación de sueño, o como los indios otomíes lo interpretaron al imaginar ser aquello una legión de espíritus malos regurgitando en aliento pestilente su eterna cólera que reclamaba víctimas que satisficieran su hambre insaciable, recogen la imagen de una máquina o caldera sin movimiento, pero con el fuego encendido, que para no explotar, arroja bocanadas de vapor, vapores ácidos, si es que se puede decir, con aromas azufrados. Los naturales llamaron al volcán Hia-tzi-ccuatue, esto es, "el cerro donde se respira" o "sobre el cerro donde hay respiración". Al mirar y escuchar las detonantes escapatorias de los gases internos y sentir su retumbo impresionante en la montaña, imaginamos la hecatombe telúrica de los tiempos de la erupción de este antiquísimo volcán, ocurrida, probablemente, en el curso del Pleistoceno Superior. La potencia de sus impulsos que en forma imponente resuenan como estallido de cañón, parece semejar a la NA DIMENSIÓN ESCALOFRIANTE

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violenta explosión que acelera la cápsula espacial al emprender su ruta hacia los espacios siderales, porque tal cual ella, la salida de mezcla de los pozos va precedida en forma fascinante de un nimbo espectacular de gases blanquísimos extraídos por conducción de un fondo terráqueo mayor a los dos mil metros, soplo de gigante que está en condiciones de generar hasta 8,000 kilovatios de fluido eléctrico, si se atiende a la descomunal fuerza con que esos soplos de retumbo o su entalpia misma, escapan intermitentemente cada dos o tres minutos, por lo menos, aunque, en verdad, el fluido vaporoso no cesa de salir con la misma violencia ni un segundo. Estas explosiones, provocadas en capas internas seleccionadas dentro de áreas geotérmicas de baja resistividad, son congruencia de la perforación de pozos por cuyos conductos los gases endógenos están emergiendo con la potencia de un desfogue de caldera a muy alta presión, de esos fondos donde la actividad geocénica sigue en proceso de ebullición. Los estudios geoquímicos realizados en las manifestaciones termales de la zona de referencia, han mostrado, mediante la relación de "sodio constante (Na/H) y la curva de sílice", la presencia de aguas termales en la profundidad de más de dos kilómetros, como se ha dicho, con temperaturas mayores y oscilantes a los 300ºC, siendo ésta la razón directa de esos fenómenos de escape de vapores endógenos de que se ha hablado, vapores que canalizados, generarán la energía suficiente para convertirse en fuentes convencionales de fluido eléctrico, por tanto, la potencia y calor que originan un nuevo recurso natural no renovable, pero de incalculable aprovechamiento. Esta es la riqueza, la heredad milenaria del volcán de San Andrés hasta ayer no usufructuada, hoy explorada y en plan de experimentación por la CFE, Departamento de Geotermia, en un despliegue ejemplar mucho muy costoso, altamente científico, industrioso y mecánico en que se muestra la capacidad técnica de nuestros ingenieros mexicanos. Mediante una inversión respetable de crecidos millones de pesos, Geotermia está haciendo de Los Azufres un complejo energético de descomunales proporciones con sus veinte 375


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pozos en planeación, que en poco tiempo, serán otras tantas fuentes geotérmicas de fluido vaporoso arrancado a la entraña del volcán. Cuatrocientos kilómetros de campo geotérmico consolidados en una unidad energética extraída del subsuelo tectónico, marcarán un hito cabal en el desplazamiento humano hacia la conquista de la fuerza imanada por el calor central del globo terrestre, que ha provocado tantos desequilibrios sobre la costra del suelo y producido hecatombes humanas y tragedias sin nombre, un mal perecedero que a la distancia de los siglos, como el San Andrés, restituye hoy con bienes generados el mal que hizo, el daño que hiciera este otrora volcán que sepultó pueblos, generaciones humanas y ecología zoológica y botánica. El recuento de sus dádivas, adicionadas, quedan hoy en día bien historiadas. Primero, aguas y lodos salutíferos que desde siglos remotos se han venido aprovechando; después, azufre a los conquistadores para la fabricación de pólvora, esa pólvora que permitió disparar fusiles, culebrinas y cañones que destruyeron y aniquilaron con la vida y los hogares, la hermosa y única esplendorosa Tenochtitlan; material azufroso para incontables menesteres industriales y farmoquímicos durante la Colonia; pólvora a las maestranzas del Padre Hidalgo establecidas en la ex hacienda de Los Magallanes; hoy energía potentísima que generará tanto fluido como luces de incendio generó el volcán en su erupción, iluminando el cielo y la vastedad de cinco mil kilómetros cuadrados en torno suyo, que cubrió con arenas, lavas, rocas y cenizas, toda una mecánica geográfica fecunda que creó dos valles, San Pedro y Epunguio; incontables mesetas, hondonadas, amplio suelo de cultivo, rica flora y un expectante montañismo, arcón insoluto de riqueza mineral incalculable y de insumos carburantes no explotados, ya también descubiertos en nuestros días. San Andrés, Los Azufres, paraíso de aguas y fantasía de frondas, bermejos colores y mosaicos verdes, enriquece a Michoacán, avalora el Municipio de Hidalgo y ofrece a la patria la dádiva de un paisaje ya para saturarse de turismo y el pródigo fluido que suplirá, cuando ello sea, no muy allá, el insumo de energéticos hoy dados sin limitación 376


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por los mantos petroleros, patrimonio providencial para la mesa del pueblo mexicano. El conocimiento del potencial de Los Azufres ya es geografía, debe ser también historia, relación específica de su calidad y alcance, de su afluencia y relatividad, de su cuantificación y esquilmo, de su condición geoeléctrica, geofísica, geoquímica y magnetométrica. De ambos elementos, geografía e historia, como profamos que somos en esta materia, nos remitimos a la congruencia explicativa de un técnico suficientemente calificado, a la del Sr. Ing. Arturo González Salazar, actual Jefe del Departamento de Geotermia de la CFE, que en entrevista para articular conceptos, le fue solicitada por el Instituto de Investigaciones Eléctricas (IIE) para su boletín, objeto de difusión. (Vol. 2, número 11 de noviembre de 1978). En extracto, tales conceptos son los siguientes: LA EXPERIENCIA Y LOS RESULTADOS EN EN CAMPO DE LOS AZUFRES "Los Azufres, Mich., se encuentran ubicados al sureste del lago de Cuitzeo, zona que está cortada por numerosas fallas geológicas de dirección este-oeste, a lo largo de los cuales aparecen numerosas zonas de manifestaciones térmicas. "Las rocas que afloran son de tipo ácido (riolitas y andesitas) y de edad muy reciente. "El área de estudio tiene una superficie aproximada de 400 Km2 y han sido localizadas 22 áreas termales muy importantes, con temperaturas a 10 cm. de profundidad del orden de 90ºC. "Se han hecho estudios geológicos detallados de vulcanismo geoquímico y geofísico que sirvieron para localizar una serie de pozos exploratorios que podemos describir como sigue: "Azufres Núm. 1: Tiene una profundidad de 2,137 m. y está totalmente perforado en rocas volcánicas. Tiene una producción de 30 toneladas por hora de mezcla, de la cual 63% es vapor y 37% es 377


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agua. La tubería de producción es de sólo 5 pulgadas de diámetro exterior. Los parámetros obtenidos con las técnicas aplicadas en el estudio son los siguientes: Entalpia Presión de cabezal Presión de separación Porcentaje de agua Porcentaje de vapor Producción de mezcla

= = = = = =

820 Btu/lbs. (1) 36 Psia. (2) 32 Psia. 37 % 63 % 23.6 toneladas por hora.

"El gradiente termal de 280ºC encontrado en el pozo justifica plenamente su perfecta localización como yacimiento térmico. "(1) Btu/lbs.: Unidad de medida inglesa para graduar la intensidad de fuerza con que es desalojada la mezcla de vapor y agua, equivalente a 207 kilocalorías (Kcal.) por kilogramo de mezcla. "(2) Psia.: Fórmula inglesa que se traduce en 'libras por pulgada cuadrada absoluta', equivalente en el Sistema Métrico Decimal a 2.5 kilogramos por centímetro cuadrado de presión. "Azufres Núm. 2: Tiene de profundidad 1,130 m. Está cortado en rocas volcánicas. Produce entre 300 y 400 toneladas por hora de mezcla (agua y vapor), correspondiendo un 60% al agua y el 40% al vapor; se estima que este pozo es capaz de generar un mínimo de 8,000 kilowatios. "Con este pozo se ha podido inferir que la formación está emplazada 400 metros hacia arriba y que se puede comprobar que esta profundidad en relación con el pozo número 1, Azufres, tiene una temperatura mayor en 40ºC que la del primero, por lo que la capacidad de energía o entalpia, puede superar también a la del Azufres. "Azufres Núm. 3: Su profundidad es de 2,450 metros y también fue perforado totalmente en rocas volcánicas; actualmente están en proceso de desarrollo. Sus condiciones de producción se estima que el 378


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pozo adolece de cierto daño. Los datos de producción actuales (1978) son de 66 toneladas por hora de mezcla de la cual 67% es agua y 33% vapor. Han sido restañados los daños y la entalpia; su energía, como la presión del cabezal, ya sobrepasan las cantidades citadas, superando a los pozos Uno y Dos, puesto que su profundidad alcanza una cortada mayor que la de los anteriores". De otros elementos informativos de la misma Dependencia y a nuestro modo, para que pueda ser mayormente comprensiva la lectura, sin fórmulas ni tecnicismos profesionales, extractamos en calidad de conclusiones al respecto, noticias interesantes no especulativas, consecuencia de las tres experiencias citadas por el Ing. González Álvarez. 1. La Roca andesítica (ya se ha hablado de este material en capítulos atrás) que fundamentalmente opone su resistencia a la perforación, muestra tres distintos derrames. Los contactos entre ellos se encuentran fracturados, lo que puede propiciar la presencia de zonas de permeabilidad de fractura atractivas para el aprovechamiento geotérmico. 2. La presencia de zonas caolinizadas (material de caolín) en profundidades de 796 y 820 metros y la pérdida total de lodos que inicialmente se obtienen y que se tuvo en la primera experiencia a los 767 m. en que dejaron de fluir, prueban la presencia de una zona de debilidad que los estudios geológicos superficiales correlacionan directamente con el cruce de la falla en la laguna de Agua Fría. 3. Con base en los buenos resultados obtenidos con el pozo Dos del área Tejamaniles, se han localizado un promedio de 30 pozos calificados de desarrollo, que servirán para intentar la continuidad exploratoria dentro de la primera zona de Los Azufres. Ya está en proceso de perforación el pozo 10, con la finalidad de inyectar en él el agua separada del pozo Dos. Esta agua tiene un contenido químico de 5,800 partes promedio de salinidad y 178 partes promedio de boro. Canalizar así este residual acuático tiende a evitar daños ecológicos a la zona si fuera derramado por el suelo de control en que se ubica el 379


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pozo Dos; por tanto, sin esta precaución, aquí y en toda el área geotérmica de Los Azufres donde pastorean ganados y luce fecunda, intensa variedad de flora, ésta y los pastizales se arruinarían al contacto de esos elementos químicos procedentes del agua extraída de los pozos, así como los plantíos en las zonas de laboreo. 4. La exploración geoquímica en el campo térmico de Los Azufres ha mostrado una calificación procedente de los elementos encontrados en la investigación de laboratorio, que dan a las aguas de las lagunas el siguiente contenido: a) Aguas bicarbonatadas: Zona I Zona XVI

Los Azufres Eréndira y San Pedro

b) Aguas cloruradas: Zona V

Tejamaniles

b) Aguas sulfatadas: Zona II Zona III Zona IV Zona VI Zona VII Zona VIII Zona IX Zona X Zona XI Zona XII Zona XIV Zona XV

Currutaco Chilaflor Pozo Hediondo Puentecillas Agua Fría San Alejo Laguna Larga Marítaro Cerro del Gallo La Cumbre Espinazo del Diablo El Chino

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d) Aguas secundarias: Zona XIII

Nopalito.

5. En su mayoría, las aguas de los manantiales son del tipo "sulfatadas", que concuerdan con las zonas de alta temperatura superficial, por lo que la evaluación de sus temperaturas geotermométricas relacionadas con la fórmula atómica Na/K y Na-KCa, concluyen con el siguiente calor basado en centígrados: Zonas Los Azufres Currutaco Chilaflor Pozo Hediondo Ajolotes Tejamaniles Puentecillas Agua Fría San Alejo Laguna Verde Marítaro Cerro del Gallo La Cumbre Nopalito 1º. Nopalito 2º. Nopalito 3º. Espinazo del Diablo El Chino Eréndira y San Pedro

Temperatura Na/K 230 225 270 250 230 230 240 290 310 265 225 295 265 280 265 310 280 295 240

Temperatura Na-K-Ca 260 230 260 210 230 230 185 310 190 170 225 ------------290 ---230 ----

Con semejantes resultados se puede determinar qué zonas son de mayor interés en el campo geotérmico. Geográficamente, todos estos 381


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sitios, aglutinados en común consorcio, hacen su radicación en dos grandes regiones: a) Norte: Espinazo del Diablo, Cerro del Gallo, La Cumbre, Laguna Verde, Nopalitos 1º., 2º. y 3º., considerados como de mayor coeficiente térmico. b) Sur: Aquí la temperatura tiende a disminuir. En esta área se localiza el resto de las fallas sobre las que reposan las aguas térmicas, condicionadas también con ricos elementos que denuncian lo favorable y atractivo de una bien empleada exploración, ya circunstanciada por los pozos terminados. Objetivamente, tuvimos la fortuna de observar a distancia la instalación del equipo mecánico en el pozo Veinte más el proceso espectacular de otros cuatro pozos. c) Siete fallas corresponden al área norte, doce a la zona sur; dentro de esta demarcación geográfica del campo de Los Azufres se ubica, digamos, el Pozo Piloto, el engendro inicial de tan intensa labor geotérmica hasta aquí realizada. El pozo Azufres Núm. 1, ya descrito, y cuya perforación significó para el formidable Equipo que Geotermia llevó a este lugar y sigue manteniendo, un reto dentro de la expresión volcánica manifiesta y la fluidez aun perdurable de insospechados movimientos telúricos. Ingenieros profesionales, expertos técnicos en geodesia, geofísica, geoquímica; petrógrafos, termonucleares, geoeléctricos y otras ramas de la Geotermia especializada. La apasionante aventura del descubrimiento potencial de este campo térmico Los Azufres, donde "la geología estructural, apoyada en la geoquímica y la georresistividad han permitido localizar geotérmicos productores" que están significando, con el adentramiento cada vez más específico y certero en la realidad de las experiencias y resultados positivos, es la conjugación de tres elementos confabulados por inercia en la visión de quienes colocaron el índice de la investigación y el sondeo, estructurando la potencialidad de un factor telúrico en edificación eléctrica que se demanda. Es el caso de la cooperación ilimitada del Instituto de Investigaciones Eléctricas. Esos elementos de que se habla son un paisaje de remotísima procedencia que siempre atrajo la contemplación, el romance y la afinidad espiritual con lo grandioso, lo eterno, lo creador en 382


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mitologías para los indios, en la obra de un Creador para nosotros los creyentes; los tibios baños de las aguas azufradas que arrimó personas y personajes, unos de leyenda, otros de realidad expectante, y la ciencia hecha técnica donde el hombre triunfa y se impone al empuje fenomenal de la energía del calor, un gigantesco recurso oculto en la barriga del Hia-tzi-Cuatue. Los Azufres, hoy, adquieren dos valores y tres demandas: como Parque nacional, se le adjudica su innegable interés turístico; como región geotérmica, adquiere los relieves de Zona industrial. Son sus demandas mejores caminos, hospederías populares, también refinadas, para todos, para que no haya rechazos en lo adquisitivo de las rentas ni confinamientos discriminatorios, por último, señalamientos precisos en aquel inmenso dédalo de tanto vericueto. Todo en este lugar es visitable. Todos sus sitios que ofrecen singularidades al paisajista, al amante de la aventura, al explorador; también, sobre todo, el geólogo, al investigador, al estudioso. El poeta, el pintor, el artífice de la fotografía, a toda clase de visitante que simplemente lleve en sus ojos la vehemencia de contemplar la belleza hecha natura. Perderse la persona en las taigas sombrías, en el cerrado bosque; arrimarse a los ásperos peñascos vomitados por el volcán y con la pátina del tiempo, escalar sus diseminados contrafuertes, descubrir lo insólito en la inmensidad de la montaña, mirar sin cansancio cómo las aguas de las lagunas hacen tornadizos sus colores y besan mansas sus húmedas playas; tenderse sobre el mullido pasto o sobre el reseco huinumo a soñar despierto o a viajar dormido; leer y escribir, cantar o quedar absorto ante la potencia atómica de los generadores de vapor y agua; admirar la creatividad humana imponiéndose a la naturaleza con la técnica y la ciencia; definir la estampa del conjunto hurgando con el pensamiento el remoto pasado, cuando la tierra en estertores de tragedia plasmó la acuarela de la estampa presente y dejó tanta maravilla y tanta riqueza, son otros tantos incentivos para que se imponga la visita a Los Azufres, también para que, en organización asociada de Turismo y Comisión Federal, puedan mejorar sin límites la tonalidad de Los 383


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Azufres, rincón michoacano, girón de inmaculada historia geológica, solaz de espíritus preocupados y relajamiento sano de los cuerpos agobiados por el trabajo y cargados de aires contaminados. Quizá, podemos afirmarlo, Juan Cristóbal Álvarez, impresionado por la visión estrujante de tanto y tan mirífico accidente, de tanta belleza, de tanto misterio revelado en sombras por las aguas hirvientes y los amarillentos vapores acres, se inspiró dando rienda suelta a sus impresiones hechas palabras y escritas en una, que yo llamaría "oda-prosa", en torno a Los Azufres". En este trabajo, él supo esbozar la quimera del embrujo en relieves de figuras tangibles: Azufres, Currutaco, Chiflador, la Boca de Caronte: "Más adelante — nos cuenta Juan Cristóbal—, colina abajo, luego de visitar algunas de las manifestaciones termales más sobresalientes, descendimos a un exiguo remanso rodeado de árboles y cascajo en el que, con mirada incrédula, contemplé una verdosa y lóbrega caverna de la que salían chorros violentos de vapor y un tremendo olor a azufre. —La Boca de Caronte —dijo uno de los ingenieros, mirando hacia la caverna. —Podría ser la entrada al Infierno, siempre oculto a los mortales —afrimé sonriendo. Y en otra parte el autor citado nos presenta un diálogo insinuante que puede cerrar esta disertación. —"Mire ahí, Juan Cristóbal —me dijo el ingeniero guía— mientras ascendíamos colina arriba, señalándome un rincón más allá del abundante cascajo blanco que desciende de la montaña y en el que prolifera un raro tipo de yerba. —"Yo la llamo —a interrogante mía respondió el ingeniero— 'geoyerba', ya que sólo aparece en áreas geotérmicas. El raro poder de la tierra, ¿verdad?". Iba a replicar que todo parecía un poco raro en ese lugar, pero justo en tal momento, mientras echaba una ojeada tímida al silencio circunstante, escuché un silbido estremecedor, como producido por un monstruo antediluviano, proveniente de una eminencia vecina llena de árboles, de árboles cubiertos de un fino polvo blanco. 384


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—"Es 'El Chiflador' —me explicó el otro ingeniero que nos acompañaba—, una de las manifestaciones más notables del área. "Subimos a verla. Era un cráter profundo, de unos cuatro metros de ancho más o menos, cuyo extraño plañido hablaba en términos geológicos, de algún modo ajeno a la dimensión humana. Hablaba de fuerza y tiempos geológicos, de la aparición de nuevas especies de yerbas, de la edad de los altos pinos, de la vida sobre la tierra, de una fuerza que, sin embargo, ahora el hombre es capaz de rendir a su servicio… Así pensaba, en tanto el agua, en movimientos por segundo, siempre, constante, eternamente, seguía barbotando al fondo entre huevos prehistóricos, ajena, indiferente… "Atardecía cuando llegamos a Agua Fría. Ahí estaban de nuevo las sombrías ruinas de la fábrica de azufre y el silencioso campamento en que se alojaría el personal encargado de los equipos de perforación. A un cuarto de kilómetro de este lugar se veía la sombra del campamento de geología contra un fondo de resplandores solares". Así empezaba la gran aventura. Los Azufres daban la bienvenida a quienes habían de rasgar su entraña, a quienes habían de hurgar el vientre virginal de una sima sin distancia para extraerle el deshecho de sus miasmas vaporosas y volcarlas sobre el espacio azul como volutas desprendidas de la pipa colosal con que desde hace incontables siglos estaba fumando tranquilo el veterano volcán. La profanación del silencio, la violación de su brujo misterio, el ultraje, digamos, al santuario de la esplendorosa ornamentación del campo de Los Azufres, no es ni será, en verdad, sacrilegio alguno a la dimensión estatuaria de su ubérrima belleza, sino la total dignificación de toda una Cenicienta que hoy viste con la prestancia de su magnífica gala, el atavío que le está imprimiendo la mano del hombre al penetrar sus arcanos y mostrar a los videntes los rancios títulos de su abolengo arcaico y geocénico. Pioneros sin nombre en los resquicios de Los Azufres y en esta avanzada de conquista sobre la bronca naturaleza, personas que en su profesionalismo, sin duda, pasarán lista de presentes en los archivos de Geotermia sin voces ni gloria, ni estímulos ni historia, son quienes en la aventura del San Andrés, extraños y errabundos como aquellos 385


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que tomaron posesión de la virgen naturaleza de lo que hoy integra el Municipio de Hidalgo, sobre el pecho del volcán, hurgaron sus manifestaciones, ponderaron no sin acierto sus posibilidades e hincaron fehacientes sus taladros en la coraza roquiza de los termos ubicados tras paciente estudio y acuciosa ubicación. El mérito de esta aventura de exploración científica no debe quedar olvidado, la posteridad y la historia triunfal del hombre al arrebatarle a los elementos el poderío de su fuerza, deben recordar siempre a quienes hicieron positivo un recurso inexplorado, intrascendente, ignorado, hoy satisfactoria cosecha del conocimiento aplicado, de la teoría adquirida y de la experiencia adaptada. Los nombres de estos pioneros, decididamente, como un reconocimiento del Gobierno del Estado de Michoacán tanto a ellos como a la CFE, como al Instituto de Investigación Eléctrica, pasan a ocupar una página en la presente monografía. Todos profesionistas calificados como ingenieros en las diversas especialidades de la geología, geotermia, geofísica, geoeléctrica y petrografía, llevan el título nacional de todo hombre en uso constitucional de sus derechos: C. Arturo González Salazar C. Javier Montes de Oca C. Rafael Molina Berbeyer C. Luis A. Templos Miranda C. Alfredo Garfias Flores C. Armando Quezada Flores C. Juan Cristóbal Álvarez

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---º---

394


CIUDAD HIDALGO

ÍNDICE Pág.

PRESENTACIÓN

4

MENSAJE

6

CAPÍTULO I TAJIMAROA EN TESTIMONIOS Advertencia De qué manera se descubrió la Provincia de Michoacán y quién lo hizo Del ingenio del tarasco. Transcripción del documento original El don de la profecía que tuvo este Siervo de Dios y su preciosa muerte La encomienda de Taximaroa La doctrina de Taximaroa en el Siglo XVII La doctrina de Taximaroa en el Siglo XVIII Taximaroa en el Siglo XIX Taximaroa en los primeros años del Siglo XX Villa Hidalgo en 1910 Minimonografía de Ciudad Hidalgo (1940) Ciudad Hidalgo en 1960 Ciudad Hidalgo, un pueblo con historia Noticias fragmentarias tomadas de la Crónica de la Provincia de Michoacán

9 9 9

CAPÍTULO II LA ANTIGUA TAXIMAROA La antigua Taximaroa Desde el descubrimiento de Tlaximaloyan hasta la Encomienda El convento y los hospitales Los 31 documentos de Taximaroa Visita al Municipio de Taximaroa Vía férrea de Taximaroa a Irimbo La entubación del agua potable 395

10 15 26 30 32 35 36 38 40 46 76 77 80 84 84 84 92 114 123 131 133 134


MONOGRAFÍA MUNICIPAL

CAPÍTULO III GEOGRAFÍA DEL MUNICIPIO Ubicación y asentamiento Geocenia Fisiografía Hidrología Hidrografía Geotérmica Recursos naturales La tenencia de la tierra

146 146 146 148 158 161 165 168 182 197

CAPÍTULO IV LA CIUDAD Y SUS ELEMENTOS Servicios públicos Comunicaciones

215 215 216 268

CAPÍTULO V FUENTES DE INGRESO Industrias y artesanías Comercio Bancos Oficinas administrativas

288 288 288 292 294 295

CAPÍTULO VI ETNOGRAFÍA

306 306

CAPÍTULO VII HISTORIA MILITAR

330 330

CAPÍTULO VIII PERSONALIDADES Y DISTINGUIDOS HUÉSPEDES

343 343

CAPÍTULO IX LEYENDAS

368 368

AGRADECIMIENTOS

373

APÉNDICE

374 396


CIUDAD HIDALGO LA RICA HERENCIA DE UN VOLCÁN BIBLIOGRAFÍA

374 387

397


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