El norte de Burgos es un espacio mágico que sorprende a sus visitantes. Este contrastado territorio está dominado por el curso del río Ebro y sus principales afluentes, Una comarca singular que vierte sus aguas a dos mares. Aquí también confluyen las elevadas cumbres de la cordillera cantábrica que establecen un límite natural con Cantabria, Bizkaia y Álava, y una superficie ocupada por los desolados páramos castellanos.
Durante siglos la fuerza del agua ha modelado un agradable paisaje, marcado por una continua sucesión de amplias depresiones, valles glaciares, escarpadas montañas, grandes cavidades, desafiantes cañones, estrechos desfiladeros, espectaculares saltos de agua, caudalosos ríos y curiosidades naturales. Debido a la gran diversidad vegetal, este singular paisaje presenta un diferente colorido en cada una de las estaciones del año.