Correo de las Culturas 57

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de las Culturas del Mundo

CORREO

Mural de la iglesia de San Juan Bautista en el río Jordán que muestra el nacimiento de Jesucristo

Vol. VI, número 57, 1o de marzo de 2010.

CEDICULT

Director: Leonel Durán Solís

Carlos Montemayor (1947-2010)

En este número: ◊ Carlos Montemayor, hombre de letras ◊ Vislumbres de Oceanía ◊ Le Clézio, en busca de otros mundos ◊ Museo de Arte Asiático de San Francisco ◊ Exterminio de un pueblo indígena en la India

correodelasculturas@gmail.com


El Centro de Estudios sobre la Diversidad Cultural lamenta profundamente el fallecimiento del maestro

Carlos Montemayor miembro del ComitĂŠ Asesor de este Centro y amigo del Museo Nacional de las Culturas.

Instituto Nacional de AntropologĂ­a e Historia MĂŠxico, D.F., a 1o de marzo de 2010.


Semblanza

E

l también traductor se definía a sí mismo como alguien con “vocación por la clandestinidad, cultural, literaria y social”, por interesarse en la situación indígena y en los movimientos guerrilleros.

El escritor Carlos Montemayor, premio Nacional de Ciencias y Artes 2009, falleció, tranquilo y sin sufrimiento, este domingo a las 3:35 de la madrugada, luego de ardua batalla contra el cáncer que lo aquejó los últimos meses. Estuvo siempre acompañado por su familia: Susana de la Garza, esposa; Victoria, Alejandra, Jimena y Emilio, sus hijos. De acuerdo con sus deseos, no se realizaron funerales, fue cremado ayer mismo y sus cenizas llevadas por la tarde a la Academia Mexicana de la Lengua, donde recibió una emotiva despedida de colegas, amigos, familiares y, sobre todo, de aquellos que compartieron con él sus ideales. Escritor, ensayista, poeta, tenor, puntual crítico de la política social y cultural del país, nació el 13 de junio de 1947, en Parral, Chihuahua, donde desde la infancia cultivó gran amistad con escritores como Víctor Hugo Rascón Banda (1948-2008) e Ignacio Solares, quien suele recordar la anécdota de un pulcro niño Montemayor que Cultura llegabaibérica. a jugar con S.ellos, con un Finales III, inicios S. IIpar a.C.de relucientes pistolas de juguete, negándose a hacer pasteles de lodo y pidiendo en cambio: “¿no tienen un poco de ese material masticable que tienen en la boca que me conviden?”, en lugar de “chicle”. “Este cuate seguro será académico de la lengua”, bromeaban entonces sus amigos. No se equivocaban. Su pasión por la sonoridad no sólo del habla castellana, sino de los diversos idiomas indígenas de América, llevó al ensayista a ocupar un lugar en la Academia Mexicana de la Lengua, en la Real Academia Española y a ser un incansable promotor de la poesía maya, zapoteca, náhuatl, guaraní y totonaca, entre otras. 3


Referente de análisis social Estudió la licenciatura en derecho y la maestría en letras iberoamericanas en la Universidad Nacional Autónoma de México. Posteriormente se inscribió en estudios orientales en El Colegio de México. Fue catedrático en la Universidad Autónoma Metropolitana. Su vocación por difundir sus hallazgos literarios lo llevó a publicar en la revista El Tiempo; en Diorama de la Cultura, del periódico Excélsior, en Revista de Bellas Artes, y en Revista de la Universidad de México. Sus novelas, crónicas y ensayos acerca de diversos movimientos sociales son referente para analizar el contexto y la actualidad en torno a fenómenos como las guerrillas y los levantamientos indígenas. Entre esos títulos se encuentran: Chiapas, la rebelión indígena de México (1998); La guerrilla recurrente (1999); Rehacer la historia (2000). En cuentos como Las llaves de Urgell (1971), Premiá, 1983, Diana, 1990, y en ensayos como Los dioses perdidos (1979) y El oficio literario (1985), aborda de manera puntual la vida y problemáticas indígenas. Hacia 1983 Carlos Montemayor, también amante cultivador del bel canto, se sintió fascinado por la dimensión cultural, política y social de las lenguas indígenas, en las que descubrió similitudes tanto métricas como vocales con el griego clásico. “Para mí fue deslumbrante, pues en lugar de hacer deducción teórica me permitía enfrentarme con lenguas vivas, por ejemplo el zapoteco, una de las más melódicas y musicales por sus estructuras tonales y silábicas”, expresó en diciembre pasado en entrevista con La Jornada. En aquellos años, el narrador participó en el proyecto que tenían en la Dirección General de Culturas Populares (dependiente de la Secretaría de Educación Pública) respecto del trabajo en comunidades indígenas. En 2007, el Fondo de Cultura Económica publicó el primer volumen de sus Obras reunidas, en el cual se incluyen dos de sus novelas más emblemáticas: Guerra en el paraíso (1991) y Las armas del alba; en la primera narra las vicisitudes de Lucio Cabañas. 4


Carlos Montemayor con Leonel Durán

Activista y luchador Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.

Cuando joven, Carlos Montemayor presenció en su natal Chihuahua “la fuerza de un movimiento campesino que se extendía por todo el estado y que abarcaba algunas zonas de Durango y Sonora. La mayor parte de los líderes campesinos eran de la sierra; algunos, profesores normalistas rurales que trabajaban muy activamente en la gestión ante las autoridades de la Reforma Agraria”, relató a este diario. Agregó que “a principios de los años 70 algunas compañías privadas dieron inicio a una serie de despojos de tierras que provocó la reacción inmediata de los campesinos y paulatinamente la conformación de una fuerza organizada. 5


El mayor contingente formó parte de la Unión General Obrero Campesina de México, que en ese momento dirigía Jacinto López. “Estas movilizaciones en defensa de predios y contra las invasiones fueron creando un clima de tensión social muy importante en Chihuahua. Cuando era adolescente, en Parral y en la regiones cercanas a mi ciudad, llegué a conocer el movimiento. “Cuando me fui a estudiar a la Universidad de Chihuahua, entré en contacto con los cuadros políticos y frentes campesinos que me permitieron conocer más de cerca este proceso social. En esa época varios amigos míos, muy jóvenes, se radicalizaron y tomaron las armas. “Ellos constituyeron el primer movimiento guerrillero en México después de la revolución cubana. Desarrollaron varias acciones, que narro en Las armas del alba. La acción armada más notable de ellos ocurrió el 23 de septiembre 1965; esa mañana intentaron tomar por asalto el cuartel militar de Ciudad Madera. “Desde hacía más de un año yo radicaba en la ciudad de México, por lo que desconocía que ellos habían entrado en la clandestinidad. Cuando me enteré del ataque y vi las fotos de algunos cadáveres de mis compañeros me sacudí, pero sobre todo, me estremeció el tipo de información oficial sobre ellos: los trataron de gavilleros, de delincuentes, de pistoleros, de robavacas. “Eso fue lo que más me afectó, porque a mí me constaba su honestidad, su limpieza, su integridad, su militancia, su generosidad. Esta impresión de cómo una versión oficial puede destruir tan brutalmente la verdad de la vida humana me marcó para siempre.” Así surgió el compromiso de Montemayor de contrastar las versiones oficiales con las realidades social y humana, tanto como analista político en artículos publicados los años recientes en La Jornada, y como investigador e historiador. El también traductor se definía como “especialista en cuestiones clandestinas”, también por su interés en la cultura clásica, latinista y helenista, “temas que no le interesan a nadie, pero que están en el subterráneo de 6


nuestra cultura occidental. Las cuestiones indígenas son también algo oculto y subestimado, y los movimientos guerrilleros están también en el subterráneo de la conducta social, de manera que puedo decir que tengo vocación por la clandestinidad, cultural, literaria y social”. Como activista político y luchador social jugó un papel relevante. En este ámbito, su más reciente participación fue como integrante de la extinta Comisión de Mediación entre el gobierno federal y el Ejército Popular Revolucionario, para investigar el paradero de dos desaparecidos políticos. Sus últimas obras En diciembre recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Literatura y Lingüística. A falta de un discurso oficial de los galardonados, la prensa rodeó durante la premiación a Montemayor para que hiciera un breve diagnóstico sobre el clima social y político que vive el país. El escritor respondió: “México vive en un estallido constante, en el que la pobreza, la inestabilidad, el desempleo, la desnutrición, el crimen organizado están armando un país indeseable para todos; en 2010 solamente pueden empeorar las cosas”. –¿Prevé alguna alianza entre fuerzas criminales (el narco) con grupos de lucha social? –se le preguntó.Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C. –No, ninguna. Son mercados distintos, son objetivos distintos, organizaciones diferentes, dinámicas totalmente divergentes. –¿Ningún riesgo? –Ningún riesgo en especial, más que los que tenemos ya, que son el desempleo, la miseria, la depresión, el empobrecimiento. Ésos son los graves riesgos que estamos viviendo y que no hemos podido solucionar. Respecto de los planes que tenía el poeta, había bromeado con que compraría (con el monto de su premio) un rancho y cabezas de ganado en su tierra de Chihuahua, “para no hacer nada más que ponerme a escribir”. 7


Un par de discos donde hace gala de su voz de tenor que serán editados en breve, y el nuevo libro La violencia de Estado en México, del cual La Jornada ofreció un adelanto el viernes pasado (y que comenzó a circular en librerías el martes 2 de marzo), así como la novela Las mujeres del alba (todavía sin fecha de publicación), son los trabajos más recientes con los que Carlos Montemayor se despide de una sólida, plena y vigorosa vida intelectual. Fuente: La Jornada/Editado por el Correo

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Palabras de Carlos Montemayor a promotores chinantecos, mixes y zapotecos en Oaxaca

U

stedes tienen gran talento, escriben en dos idiomas –explico poco antes de que termine la conversación–. Pero cuando hablamos, también lo

hacemos con el movimiento de nuestras manos, de nuestros hombros, de nuestros ojos. Al escribir, en cambio, no hay manera de utilizar el cuerpo ni la voz. Por eso escribir es una cosa y hablar otra. Cuando ustedes transcriban con-

versaciones, deben corregirlas para que sean textos claros. Escribir es mostrar lo mejor y más puro de nuestro idioma. Porque ustedes deben ser principalmente útiles para su lengua, no traductores al español. Un escritor debe ser capaz de entender muchas cosas en su idioma. Debe ser capaz de distinguir lo correcto, pero también de percibir lo mejor. Lo uno se logra por la gramática; lo otro por el conocimiento del ritmo. Uno es sintaxis; otro es ritmo. Uno es idioma correcto; otro es literatura. Si la lengua española no hubiera tenido libros importantes Cultura ibérica. Finalesen S. relatos, III, inicios II a.C. desarrollado en leyes, en poesía, en religión, en historia, noS.hubiera

su literatura. También el chinanteco, el zapoteco o el mixe podrán hacerlo. Yo me propongo compartir todo lo que sé para que ustedes desarrollen su trabajo de escritores. Compartir todo aquello que un escritor debe saber; independientemente de que escriba en francés, español, griego, mixe o chinanteco. Porque un escritor extranjero sabrá mucho de lo que conviene en su idioma; pero ustedes sabrán lo que conviene en el suyo. Deben asumir esta responsabilidad.

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(Cae el atardecer en Oaxaca. Son las seis de la tarde del 18 de agosto. Veo desde mi habitación a los que caminan sin prisa por la plaza; a los que permanecen quietos, ociosos, sentados en las bancas bajo los laureles, bajo la frescura del aire humedecido de una próxima lluvia. Miro a dos muchachas indígenas conversando con un joven de camisa roja; una de ellas tiene una falda como Neyva, que es blanca con rayas azules. Escucho el sonido del agua de la fuente, nítido, sin dificultad, a pesar de la música que empieza a escucharse del otro lado de la plaza, desde el templete situado frente a la Catedral, donde se prepara ya la audición municipal nocturna. Siento la tarde en Oaxaca. Siento el sabor de la cerveza y del mezcal tratando de aliviar el calor del ya lejano mediodía. Ahora escribo con la sensación de estar en un sitio donde sé que verdaderamente no estoy de paso. Donde sé que la euforia que me invade pertenece a un mismo, inmenso sitio de donde manan regiones enteras, de donde mana un confuso sentimiento de ser también esto, de que ellos son también yo, de que esta vida fluye en un mismo e inmenso cuerpo que nos comprende, que nos explica. Estoy aquí, sin estar lejos de ningún sitio que amo, sin estar lejos de la tierra caliente del norte que amo, sin estar lejos de El Mogor, sin estar lejos de Villa Blanquita, sin estar lejos de mis desiertos, sin estar lejos de los lugares, de los cuerpos, de los quietos e inmortales sitios que amo. Carlos Montemayor Fragmentos del libro Encuentros en Oaxaca, Ed. Aldus, México, 1995.

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Cultura ibĂŠrica. Finales S. III, inicios S. II a.C.

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Etnografía

VISLUMBRES DE OCEANÍA

Los ancestros

Pueblos del agua, gente de las islas. Los ancestros son figuras centrales en las cosmologías de Oceanía. En las sociedades jerárquicas, donde se establece el rango siguiendo la genealogía, la situación de cada individuo está determinado en gran medida por la de sus antepasados. El mana, o la eficacia personal, es heredada de generación en generación, aunque es preciso demostrarlo con gestos y acciones. De hecho, el mana deriva de los dioses, ellos mismos percibidos como remotos ancestros. En las sociedades del Pacífico más estratificadas, como las de Hawai, Tahití y Tonga, un continuum gradual, basado en una precedencia genealógica existía entre los dioses y la gente. Los individuos de los que se podía trazar la genealogía, desde el primogénito hasta ancestros fundadores o de los dioses, tenían el derecho a ser jefes o usar títulos altos (yo). Aunque la mayoría de las sociedades del Pacífico reconocen la importancia de los ancestros masculinos y femeninos, la filiación masculina prima con frecuencia sobre la filiación femenina. Los nombres de los antepasados importantes fueron utilizados a menudo en la entronización de los jefes. Los más altos cargos en sociedades jerárquicas se consideran similares a los dioses antes que a seres humanos, y la gente les otorgaba una respetuosa devoción mezclada de temor. Sus cuerpos fueron tabú y se mantuvieron fuera del alcance de la población. El nacimiento, el matrimonio y la muerte de estos dignatarios se hacían acompañar de elaborados rituales. Las ofrendas propiciatorias a los dioses más influyentes a veces requerían sacrificios humanos para obtener su favor o para aplacar su ira. En 12


las sociedades jerarquizadas los sacerdotes eran capacitados para oficiar en las más importantes ceremonias dedicadas a los dioses, simbólicamente asociadas con el mar o con el cielo. Los espíritus ancestrales desempeñaban también un papel predominante en las sociedades del Pacífico. En las sociedades menos estratificadas, actuaron a menudo de manera más directa que los dioses en cuanto al establecimiento del orden en el mundo social. Bajo la forma de fantasmas, apariciones y fuerzas invisibles, estos espíritus intervenían regularmente en los asuntos humanos. Causaban y curaban enfermedades, manejaban las almas de los vivos y podían causar su muerte, propiciando la buena o mala fortuna a sus descendientes o permitiendo o impidiendo cosechas abundantes, etc. Era importante para aplacar a los espíritus ancestrales ofrecer sacrificios (sobre todo cerdos), oraciones, ceremonias de kava y la ofrenda de las primicias de frutos u otros rituales en los templos. Para ello se erigieron las casas de los espíritus, o relicarios, que contenían reliquias de algunos antepasados. En algunos lugares, los espíritus ancestrales eran también fuentes de poderes mágicos y proveedores de presagios. Además de los lazos de sangre, los antepasados son comúnmente asociados con lugares específicos. Sus descendientes siguen bien conectados espiritualmente a las tierras que aquellos ocupaban. Las emplazamientos de las casas donde vivieron los antepasados, tumbas donde Cultura ibérica. Finales las S. III, inicios yS. cementerios II a.C. descansan, y la tierra que les daba sus alimentos siempre tienen un significado especial para los pueblos de Oceanía. Ellos están en el corazón del sentido de la identidad de un pueblo y las comunidades de parientes. La creencia de que el cuerpo de un individuo es el producto de las sustancias proporcionadas por sus antepasados (semen, sangre) y de los alimentos que obtiene de tierras ancestrales está muy extendida en Oceanía. Los vínculos con los antepasados eran a menudo reforzados por las creencias totémicas —por ejemplo, la sinergia con las aves— que unían, de manera simbólica y ritual, los linajes a sus fundadores. 13


Con frecuencia los antepasados actuaban como espíritus guardianes, siempre que sus descendientes se adhirieran a la costumbre (kastom) y los trataran adecuadamente. Por contra, podrían causar estragos entre los descendientes que violasen los tabúes (por ejemplo, la prohibición del incesto o de la menstruación), los que olvidasen darles ofrendas o que propiciaran la disensión dentro de los lineamientos. Los individuos invocaban a los espíritus ancestrales para asestar una maldición a algunas personas, incluyendo a sus familiares, que habían ofendido de alguna manera. Que alguien quedara estéril era una maldición común: se imploraba a los espíritus ancestrales que negara a esa persona la capacidad de procrear y convertirse en un ancestro venerado. Los antepasados podían además ser llamados para hacer cumplir la justicia o corregir las inequidades. Eran también importantes en los movimientos políticos, tales como los cultos del cargo. Los antepasados desempeñaban un papel central en las ceremonias. En muchas sociedades del Pacífico, son representados por estatuas, máscaras, tablas votivas e iconos de las distintas categorías. También pueden ser representados en las danzas ceremoniales, o bien, ser honrados y atraídos por canciones, cantos y melodías tocadas en flautas ceremoniales, especialmente durante los ritos de iniciación. En este aspecto, los funerales revisten mucha importancia, ya que marcan la transición entre la tierra de los vivos y el más allá. Por lo general, van acompañados con la preparación de una fiesta en la que se intercambian objetos de valor, como alfombras, tapas y monedas hechas de conchas de crustáceos. http://www.oceanie.org Traducción del francés de Mariano Flores Castro

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Libros

Le Clézio, en busca de otros mundos por José María Guelbenzu Mondo y otras historias J.-M. G. Le Clézio Traducción de Vera Waksman Tusquets. Barcelona, 2010 Cuando en 1963 se publica en Francia El atestado, nadie hubiera podido imaginar el rumbo que tomaría la carrera literaria de Jean-Marie Gustave Le Clézio. Sus tres primeras novelas estaban en la onda del experimentalismo iniciado por los representantes de la “escuela de la mirada” y Le Clézio aparecía como un epígono de aquel grupo, con especial referencia a Michel Butor. Sin embargo, tras El diluvio (primera novela suya publicada en España, de la mano de Carlos Barral) y La fiebre cambió la dirección del viento. Hasta entonces su escritura estaba ceñida al mundo urbano-tecnológico y su peso sobre el hombre contemporáneo. La objetivización del punto de vista practicado por aquel grupo parecía un aliado perfecto para expresar esa sociedad, que Le Clézio detestaba, con la ayuda de elementos añadidos a la Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C. escritura, desde la tipografía hasta la fragmentación (que, por cierto, hoy se presenta en España como de la gran invención del momento) e, incluso, la utilización del collage, otra técnica bien experimentada ya en las vanguardias de comienzos del siglo XX. La dirección del viento cambió para Le Clézio en 1969, cuando decide huir de esa civilización en busca de horizontes más puros. La veleta que marca el nuevo rumbo es El libro de las huidas. Nuestro autor se convierte en un errabundo que viaja de un continente a otro en busca de otros espacios y otras formas de vida, lo que le llevará por un camino que podríamos definir 15


como iniciático hacia una búsqueda de sabiduría cósmica, un encuentro del hombre con su exterioridad a través de la Naturaleza que lo devuelva a sí mismo, a su esencia. En cierto modo, una especie de misticismo panteísta que puede incluso llevarle a planteamientos cercanos a la utopía. Todo ello, sin concesiones a la simpleza que amenaza a menudo a estos planteamientos: las fuerzas de la Naturaleza con las que trata son hermosas, vitales, pero también terribles. Mondo y otras historias reúne una serie de relatos que tienen por común denominador el que sus protagonistas sean niños. Los niños, como los animales o las tormentas, pertenecen simbólicamente a la Naturaleza en la medida que están apenas contaminados por el proceso de civilización. Los de estos cuentos pertenecen a su vez a espacios abiertos o ciudades de otro tiempo. Los lugares donde transcurren las historias son abiertos y elementales, descarnados, con preferencia por el desierto, que es una constante en su obra. De hecho, Le Clézio es mauriciano y aunque criado en buena parte en Francia, el relato El africano, donde habla de su padre y su vivencia africana, deja bien a las claras el origen de sus preferencias por el paisaje selvático, desértico o de la sabana. Aunque no vienen fechados, deduzco que todos los cuentos son posteriores a la aparición de uno de ellos, Lullaby, de 1970. De hecho, la comparación entre éste y Mondo da la tónica del volumen, irregular, pero que contiene al menos tres relatos magistrales. Digo irregular porque el riesgo que corre permanentemente el autor con estos textos es el de idealizar el mundo de los niños. En Mondo, por ejemplo, el niño que aparece como por arte de magia en un poblado vive en la calle y es un dechado de pureza, resulta finalmente tan candoroso como cargado de buenas intenciones el autor. En cambio, Lullaby, Alia o Pequeña Cruz son personajes mucho más interesantes. De hecho, Le Clézio los utiliza para saltar del mundo real al mundo imaginario, y esta doble visión a veces puede resultar un tanto forzada. Cuando el personaje soporta el salto, el relato brilla a gran altura, como es el caso del espléndido 16


Lullaby o de la historia de Daniel Simbad, cuyo acierto soberbio es el de encerrarla entre dos momentos de realidad: los de los compañeros del colegio que se preguntarán siempre por él, tanto al comienzo como al final, creando un contraste expresivo excelente. Este sistema de inserción de un núcleo en otro lo repite en Hazarán, con la historia de Trébol dentro del relato de Alia. La presencia de la Naturaleza es constante y su descripción, tanto en la realidad como en lo imaginario y en la ensoñación, está cargada de color, de rudeza, de austeridad y de sensualidad, de accidentes geográficos, colores y sensaciones que, salvo en los casos en que la idealización de los mundos soñados o intuidos los dirige hacia la abstracción, muestran una presencia poderosísima. Ejemplo de poderío es el relato último, Los pastores, una verdadera obra maestra en la que se resume lo mejor de esta segunda etapa literaria del escritor errante y viajero en busca de otros mundos, otras culturas, otros espacios de vida que oponer al modo de conocimiento obligado por la civilización occidental. Pero todos estos relatos tienen otro punto en común, aún más interesante: el deseo primordial del autor de captar el mundo con ese golpe de asombro con que el niño abre los ojos a lo que le rodea. De resultas de su actitud, puede pensarse que Le Clézio es un autor titubeante que acaba por no definir su campo de acción. Craso error: Le Clézio es un buscador y un aventurero de la literatura. Su diversificación es producto del deseo de Cultura saber, el más poderoso estímulo deIIun ibérica. Finales S. III, inicios S. a.C.escritor; desde la itinerancia (Viaje a Rodríguez) a lo biográfico (La música del hambre, El africano), desde la fascinación por las culturas perdidas u olvidadas (Desierto) al relato utópico (Urano), Le Clézio nunca ha dejado de ser fiel a sí mismo a través de la diversidad. Fuente: Babelia-El País

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Museos

Museo de Arte Asiático, San Francisco Este museo tiene una de las colecciones más completas de arte asiático en el mundo. Abarcando 6,000 años, su alcance y amplitud permiten al museo proporcionar una introducción a todas las grandes tradiciones del arte y la cultura asiáticos. Bien conocido en el mundo académico, la colección contiene objetos raros y excepcionales a los que a menudo se hace referencia en revistas y libros de texto. La colección incluye aproximadamente 17,000 objetos que van desde pequeños jades hasta monumentales esculturas, pinturas, porcelanas y cerámicas, lacas, textiles, muebles, armas y armaduras, títeres, y la cestería. Alrededor de la mitad de los objetos de la colección del museo fueron donados por el empresario de Chicago Avery Brundage en la década de 1960, que sirvieron como impulso inicial para la fundación del museo. Su contribución incluye algunos de los objetos más célebres del acervo, incluyendo un Buda de bronce dorado de fecha 338 –el más antiguo Buda fechado de China en el mundo y con frecuencia citado como un ejemplo de libro de texto ssobre arte budista chino. Las galerías de la colección del museo en las plantas segunda y tercera presentan más de 2,500 obras de arte y ofrecen una introducción general a todas las grandes culturas de Asia. Las galerías de la colección se dividen en siete regiones geográficas: Asia del Sur, el Mundo Persa y Asia Occidental y el Sudeste de Asia, el Himalaya y el Mundo Budista Tibetano, China, Corea y Japón. Presentes en todas las galerías hay tres temas principales: el desarrollo del budismo, el comercio y el intercambio cultural y las creencias y prácticas locales. Fuente: www.asianart.org 18


Museos

200 Larkin Street, San Francisco, CA 94102, United States Tel.(415) 581-3500

Cultura ibĂŠrica. Finales S. III, inicios S. II a.C.

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Genocidio

Exterminio de un pueblo indígena de la India El último miembro de un pueblo indígena único ha muerto en las Islas Andamán de la India. Boa Sr, que murió la semana pasada a la edad de 85 años, era la última persona que hablaba “bo”, una de las diez lenguas granandamanesas. Se cree que los bo llevaban viviendo en las Islas Andamán unos 60,000 años, lo que les convertía en los descendientes de una de las culturas humanas más antiguas de la Tierra. Boa Sr era la más anciana de los granandamaneses, de los que ya únicamente sobreviven 52 personas. Los granandamaneses procedían originariamente de diez pueblos indígenas diferentes. Cuando los británicos colonizaron las Islas Andamán en 1858, los granandamaneses sumaban 5,000 personas. La mayoría fueron asesinados o murieron por las enfermedades que trajeron consigo los colonizadores. Tras no lograr “pacificar” a los pueblos indígenas por medio de la violencia, los británicos intentaron “civilizarles” capturando a muchos de ellos y manteniéndoles en lo que se conocía como “Hogar Andamán”. De los 150 niños que nacieron en este lugar ninguno vivió más de dos años. 20


Genocidio

Los granandamaneses supervivientes dependen en gran medida de los alimentos y el cobijo que les proporciona el gobierno de la India. El abuso del alcohol está extendido entre su población. Boa Sr sobrevivió al tsunami que asoló Asia en diciembre de 2004. Según comentó a los lingüistas: “Todos nos encontrábamos allí cuando sobrevino el terremoto. Nuestros mayores nos dijeron ‘la Tierra podría partirse, no corráis ni os mováis’. Los ancianos nos lo dijeron y así es como lo sabemos”. La profesora lingüista Anvita Abbi”:http://www.andamanese.net/, que conocía a Boa Sr desde hace muchos años, declaró tras su muerte: “Dado que ella era la única persona que hablaba bo se encontraba muy sola, no tenía a nadie con quien conversar… Boa Sr tenía un gran sentido del humor, y su sonrisa y su carcajada profunda eran contagiosas.” “No puedes imaginar el dolor y la angustia que he sentido cada día al ser el único testigo mudo de la pérdida de una cultura excepcional y de una lengua única.” En una ocasión Boa Sr le comentó a Abbi que sentía que sus vecinos, los indígenas jarawa que no han sido diezmados, tenían suerte de vivir en su bosque alejados de los colonos que ahora ocupan buena parte de las islas. Fuentes internas a Survival han manifestado: “Los granandamaneses fueron masacrados, en primer lugar, y después exterminados por completo por políticas paternalistas queibérica. les asolaron con Cultura Finales S. III,epidemias inicios S. IIde a.C.enfermedades y les robaron su tierra e independencia. Con la muerte de Boa Sr y la extinción de la lengua bo, una parte única de la sociedad humana ya es sólo un recuerdo. La muerte de Boa es un deprimente recordatorio de que no debemos permitir que esto les suceda a otros pueblos indígenas de las Islas Andamán.” Fuente: www.survival.es/noticias/

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Directorio

INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA DIRECTOR GENERAL ALFONSO DE MARIA Y CAMPOS CASTELLÓ SECRETARIO TÉCNICO

MIGUEL ÁNGEL ECHEGARAY

SECRETARIO ADMINISTRATIVO LUIS IGNACIO SAINZ CHÁVEZ

COORDINADORA NACIONAL DE MUSEOS Y EXPOSICIONES MIRIAM KAISER

DIRECTOR DEL MUSEO NACIONAL DE LAS CULTURAS Y DEL CORREO DE LAS CULTURAS DEL MUNDO LEONEL DURÁN SOLÍS

ÉSTA ES UNA PUBLICACIÓN DEL CENTRO DE ESTUDIOS SOBRE LA DIVERSIDAD CULTURAL (CEDICULT) DEL MUSEO NACIONAL DE LAS CULTURAS

EDITOR

MARIANO FLORES CASTRO

correodelasculturas@gmail.com ©TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS POR LOS RESPECTIVOS AUTORES DE LOS ARTÍCULOS, NOTAS Y FOTOGRAFÍAS.

MÉXICO, D.F., 1O DE MARZO de 2010.

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