Reflexiones sobre el uso racional de medicamentos

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Reflexiones sobre el uso racional de los medicamentos En un documento reciente referido a la automedicación y en especial en la que conduce al uso indebido de antibióticos se expresa el compromiso asumido en España, por los profesionales de la salud, para trabajar en forma conjunta - médicos, farmacéuticos e industria farmacéutica - para reducir las resistencias bacterianas, ya evidentes por la multiplicidad de casos y de enorme gravedad, producida por el mal uso de los mismos y que afecta en un alto grado a la población, para la que no se encuentran alternativas de tratamiento efectivas, como de alto costo por las mismas razones, para el sistema de salud. Diversas investigaciones parecen expresar que este es un problema de alcance mundial, que afecta crecientemente a la población, por la aparición de cepas resistentes. Y en nuestro país ¿qué está sucediendo?, ¿tenemos conocimiento, estadísticas y evaluaciones confiables de los alcances de este problema? La automedicación,.... la desregulación de medicamentos que permitió crecientemente la introducción de productos de venta libre,… la publicidad masiva de medicamentos,… la ausencia de controles adecuados,… la indolencia de muchos actores – médicos, farmacéuticos y otros del quehacer de la salud – al efectuar recomendaciones, sugerencias y hasta prescripciones sin suficiente validación y evidencia científica, condujo lenta pero inexorablemente a la situación que describimos. El uso indebido de los medicamentos incrementa el coste y exponemos a la población a un grave riesgo sanitario. En palabras de la OMS : ….“los pacientes deben recibir la medicina apropiada para sus necesidades clínicas, en la dosis que cubran su requerimiento individual , por un período de tiempo adecuado y al menor costo para ellos y su comunidad”…. Existen políticas sanitarias que pueden promover y propender al uso racional del medicamento (URM), las cuales fueron abordadas en las “4º Jornadas Santafesinas de Política, Economía y Gestión de Medicamentos, en septiembre del 2005 y se referían entre otros aspectos a lograr :


•Información, educación, y comunicación a la población sobre el

correcto uso de los medicamentos. • Leyes que regulen el mercado del medicamento, sobre fabricantes, distribuidores, y dispensadores. • Educación continua a todos los profesionales de la salud (en especial en MBE), para lograr que toda prescripción sea “conducente” al logro de los mejores resultados, con el menor riesgo subsecuente atribuible y al menor costo • Promover el trabajo en equipo de médicos y farmacéuticos, para lograr el seguimiento y evaluación del tratamiento farmacológico de los pacientes. • Trabajar en equipos de gestión de medicamentos. Estas políticas, pueden ser llevadas adelante, seguramente no sin esfuerzos, se vinculan directamente con la atención primaria de la salud, requieren la participación de múltiples actores y en especial del Estado en su papel regulador y deben ser además el punto de partida para mejorar la calidad de vida de nuestra población. Seguramente esto evitará los riesgos a los que estamos expuestos, sin siquiera tener noción de la verdadera dimensión del problema, aunque el mismo sea creciente y por el cual se perderán vidas y resultará en costos prevenibles cada vez más difíciles de afrontar para un sistema de salud ya en crisis. Creo que el centro del problema se encuentra en el reconocimiento del mismo, cumplir con los objetivos y políticas necesarias planteadas en las 4º Jornadas Santafesinas mencionadas y poner el sistema de salud en la agenda de las políticas públicas para lograr sustentabilidad en las acciones. Todo ello requerirá además contar con recursos suficientes, capacitación y programas que posibiliten el trabajo en conjunto - todos los profesionales del área de la salud - para que se logre “articular el accionar con el conocimiento”. El problema no debe ser objeto del simple facilismo de “culpabilizar a la víctima”, la automedicación no es solo un producto de los pacientes (que terminan por sufrir las consecuencias), seducidos por propaganda interesada, debemos contemplar también que : la medicalización (a la que hemos contribuido), el desconocimiento, tanto como un sistema de salud fragmentado y especialmente segmentado en su accesibilidad, no ofrecen muchas veces mejores alternativas.


Por otra parte la automedicación es solo un aparte del problema, el URM incluye como he mencionado, la prescripción y dispensa, como el control y seguimiento de los pacientes en sustentos que deben ser provistos por la MBE. Hoy en día la aparición de cepas resistentes es un grave problema de salud pública y se observa con preferencia en la TBC, por muchas causas además de la falta de “adherencia” de los pacientes al tratamiento, pero muy especialmente en las infecciones intrahospitalarias, por reinternaciones, internaciones prolongadas innecesarias y otras causales en las que tiene mucho que ver la práctica médica. Ana María Martino Farmacéutica


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