EL EJÉRCITO EN LA CAMPAÑA INTERNACIONAL.
ESCENARIO POLÍTICO - MILITAR DE LOS DOS PAÍSES.
El frente interno ecuatoriano. El 17 de diciembre de 1939 fallece el presidente Aurelio Mosquera Narváez. Le reemplazó temporalmente el doctor Carlos Arroyo del Río, presidente de la Cámara del Senado. Convocada las elecciones presidenciales, Arroyo del Río, candidato en ellas, entrega sus funciones al doctor Andrés Córdova, presidente de la Cámara de Diputados. El Dr. Arroyo del Río se impone en las elecciones y es proclamado Presidente de la República, pero los simpatizantes del Dr. José María Velasco Ibarra, derrotado en las urnas, desconocieron el resultado produciéndose el desconcierto en el país. En este estado de cosas se produce la insubordinación de la base aérea de Guayaquil, cuyos cabecillas Dr. Carlos Arroyo del Río. fueron reducidos a prisión. Otra rebelión en Quito exige al presidente se libere a los insubordinados de la base aérea.
El gobierno peruano. El gobierno del doctor Manuel Prado estuvo siempre predispuesto a satisfacer las necesidades de su ejército. Cuando conoció que el Agrupamiento de Norte en formación, necesitaba llenar la vacante del orgánico de guerra, expidió el decreto de 21 de marzo de 1941 para que se realice de inmediato el llama1
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miento militar correspondiente, por lo que hasta el 30 de abril se incorporó a las Fuerzas Armadas el personal requerido. Además, el Dr. Prado conocedor de los planes de invasión al Ecuador, mantenía reuniones permanentes con jefes militares y personeros de su gobierno. Así la confirma el teniente coronel Miguel Monteza Tafur, jefe del Estado Mayor del Agrupamiento Norte: “Una de las reuniones se realizó el 23 de enero de 1941, presidida por el presidente Prado, con la asistencia del ministro de Defensa, ministro de Marina y de Aviación, ministro de Gobierno, ministro de Relaciones Exteriores, inspector general del Ejército, jefe del Estado Mayor, entre otros”.1 “El presidente de la República -continúa el Tcrn. Monteza Tafur-, analizó con claridad y precisión la situación militar en nuestra frontera norte y la necesidad de aumentar las fuerzas en el volumen requerido”, lo que demuestra que el presidente Prado, autoridades gubernamentales y el mando militar, actuaban en coordinación directa, antes de tomar decisiones importantes.
Situación militar ecuatoriana. Sin tomar en cuenta las provocaciones en la frontera que sufría el Ecuador, su Congreso dispuso la criminal reducción del presupuesto del Ministerio de Defensa para el año 1941. El historiador Jorge Pérez Concha, comenta sobre esta realidad: “Al iniciarse el año de 1941, el Ecuador se hallaba prácticamente inerme, las adquisiciones bélicas realizadas en 1910… se habían desgastado en unos casos y agotado en otros, cuando se libraron en 1912 y desde 1913 a 1916, dos guerras civiles por demás sangrientas… El material adquirido en la administración Tamayo y después en la presidencia de Ayora, además de escaso sirvió para librar, en 1932, la llamada guerra de los cuatro días”.2 1 Monteza Tafur, Miguel, “El conflicto militar del Perú con el Ecuador en 1941”, Editorial Arica SA., Lima Perú. 2 Pérez Concha, Jorge, “Ensayo-histórico-crítico de las relaciones diplomáticas del Ecuador con los países limítrofes”, Primera edición, tercer tomo, 1965.
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El mismo coronel Francisco Urrutia, Comandante General del Ejército, en oficio enviado al ministro de Defensa, Vicente Santisteban expone. “La situación militar en nuestra frontera sur occidental entre el Ecuador y Perú, resulta día a día más desfavorable y peligrosa para el país… La organización del ejército peruano es racional y de acuerdo con la situación fronteriza. La nuestra tiene defectos graves que exigen ser corregidos con rapidez, para que se amolde a la difícil situación de tirantez que mantenemos con el Perú”.3
Crnl. Francisco Urrutia (Galería de Comandantes de la Fuerza Terrestre).
Efectivos del teatro de operaciones del Ecuador. Días antes de la agresión, estas eran las unidades militares que cubrían la frontera con el Perú: el batallón Cayambe tenía bajo su responsabilidad ocho pequeños puestos militares, para cubrirlos tenía un orgánico de 266 efectivos; batallón Montecristi cubría nueve puestos militares con un total de 219 hombres; el comando del escalón de seguridad disponía de 55 hombres; la compañía de carabineros Machala con 295 efectivos (unidad no militar). Todas estas unidades daban un total de 868 hombres que cubrían un frente extremadamente extenso. Se incluían también en estas unidades el batallón de ingenieros Córdova y la batería de artillería Sucre. 3 Urrutia Suárez, Francisco, “Apuntes para la historia: la agresión peruana”, Quito, Ecuador, 1968.
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A partir del 5 de junio de 1940 en que ocurrió el primer intento de agresión, el Ecuador trató de organizar sobre la marcha la V Brigada a órdenes del coronel Luis Rodríguez. Las conclusiones de algunos informes del Estado Mayor General del Ejército peruano, determinan entre otros aspectos importantes: “El potencial militar del Ecuador es inferior al Perú; su preparación militar es mediocre y sus mandos superiores, en su mayor parte, están contaminados por la política; el sentimiento que alientan los derechos amazónicos por Tcrn. Rafael Villacís, (Galería de Directores de la ESMIL). parte del Gobierno ecuatoriano ha creado un sentimiento guerrero”.
Situación militar del Perú. Los comandos militares se preparaban para la invasión a territorio ecuatoriano, priorizaban el aumento de personal e incremento desmesurado de armamento, mediante importaciones desde países europeos y de Estados Unidos. En el informe reservado de mayo de 1938 que envió el coronel R. A. Villacís, adjunto militar a la Legación del Ecuador en el Perú, hace conocer la adquisición por parte del país sureño en Francia, de cañones de montaña Schneider de 75 mm., obuses Schneider de 105 mm. y de miles de proyectiles para esas bocas de fuego; además de fusiles Máuser y unidades aéreas de diferente tipo en Italia. 4
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Igualmente, adquirió aviones de combate y de entrenamiento en Estados Unidos de Norteamérica e inicia una agresiva instalación de puestos militares en el cordón fronterizo Ecuador-Perú”. En 1936 el Perú ya tenía un plan de guerra para aplicarlo en su frontera norte. El concepto de guerra determinaba que todos los recursos los utilizaría para aplastar al Ecuador. Establecía además un teatro principal de operaciones en la costa del Pacífico ecuatoriano y un teatro secundario de operaciones en la región Amazónica. Para cumplir con los objetivos, el plan puntualiza cinco grandes operaciones, destacándose una fuerza naval para controlar el golfo de Guayaquil, bloqueo del litoral ecuatoriano, particularmente al mismo golfo y las bahías de Santa Elena y de Manta; una operación combinada de las tres fuerzas, para la captura de la región entre Puerto Bolívar y Puerto Pizarro; una operación combinada de mayor envergadura para la captura de Guayaquil y la captura de las islas Galápagos.
Creación del Agrupamiento Norte. Fue organizado exclusivamente para la agresión. Además de mantener en la línea fronteriza un número suficiente de puestos de vigilancia, el gobierno peruano aprueba la organización de la unidad referida. Debía organizarse a base de la I-DL (Primera División Ligera), cuyo mando se encontraba en Piura. Tenía como misión principal, recuperar la isla Noblecilla y la meseta del Caucho, supuestamente en territorio peruano ocupado por soldados ecuatorianos. El plazo para hacerlo fue la primera quincena de enero de 1941. Sin embargo, en este plazo no se cumplió la invasión porque, según el teniente coronel Monteza Tafur, “Al Agrupamiento Norte le faltaba aumentar dos batallones de infantería, un grupo de artillería, un regimiento de caballería y una compañía de tanques”. 5
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Esta gran unidad del Perú estaba organizada con el comando y estado mayor; el comandante del agrupamiento era el general Eloy Ureta y jefe del Estado Mayor el teniente coronel Miguel Monteza Tafur; disponía de comando de armas y de servicios, elementos orgánicos de la I-DL (frontera de Zarumilla), VII-DL (Sector ChiraMacará), el destacamento de Chinchipe y tenía el apoyo de medios aéreos y de unidades navales. Entre oficiales y tropa disponía alrededor de 10. 000 hombres en pie de guerra.
Ambiente de pre guerra.
General Eloy Ureta.
Hacendados y trabajadores peruanos, respaldados por la policía de ese país, cometían desafueros y abusos en contra de nuestros agricultores que cultivaban su tierra. Los reclamos de las autoridades ecuatorianas eran tomados en cuenta por el momento, pero pasado un tiempo prudencial se reiniciaban las tropelías. En el último trimestre de 1940, elementos de los puestos militares peruanos del Oriente penetran en el valle del Nangaritza, en la provincia de Zamora Chinchipe. Se produjeron igualmente, francas violaciones territoriales y del espacio aéreo en las provincias de El Oro y de Loja. En la madrugada del 4 de enero de 1941, soldados peruanos abrieron fuego sobre el destacamento de Corral Viejo; los soldados agredidos respondieron el fuego; cuando se produjo el reclamo correspondiente, el oficial peruano adujo que fueron 6
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soldados borrachos los que provocaron el problema y que serían sancionados reglamentariamente.
Continúan las provocaciones. A fines del mes de enero, en el sector de Zarumilla se notaba gran movimiento de unidades peruanas. Durante el mes de mayo, el comandante y el Estado Mayor del Agrupamiento Norte se trasladaron a Tumbes en tareas de reconocimiento del sector fronterizo. “El 9 de junio fue atacado el comandante del batallón Cayambe cuando visitaba los pequeños puestos militares del archipiélago de Jambelí. El 15 de junio el Perú dispuso el cierre de la frontera con el Ecuador”.4 Todas estas provocaciones constituían indicios de que se aproximaba un conflicto armado, sin que el gobierno y el mando militar ecuatorianos, tomaran las medidas urgentes y apropiadas para afrontar el problema internacional.
Inicio de los enfrentamientos. Cuando una patrulla ecuatoriana realizaba un recorrido habitual, el 5 de julio de 1941, fue atacada por un grupo de soldados peruanos. Este grave incidente hizo que se produjeran enfrentamientos de las dos fuerzas a lo largo del cordón fronterizo, en donde se encontraban los puestos militares ecuatorianos de Huaquillas, Chacras, Balsalito, Guabillo, Carcabón y Quebrada Seca. Los fuegos cesaron a las 5 de la tarde de ese infausto día, lamentando la muerte de los soldados ecuatorianos David Narváez Pozo y Francisco Coronel. Al día siguiente, los soldados peruanos reiniciaron los ataques e igual que en el día anterior fueron rechazados, a pesar de haber empleado unidades aéreas y fuego de artillería. Como consecuencia de estos ataques la población de Chacras sufrió la destrucción de su iglesia, el pequeño cuartel y una casa particular. 4 Urrutia Suárez, Francisco, obra citada.
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Se desnudan las limitaciones. Paradógicamente, solo cuando se inicia la agresión, los mandos militares se convencían de la alarmante realidad de nuestras tropas: carecían de armamento, munición, medios de comunicación; “existían solo tres aviones de entrenamiento, sin armas, y catorce pilotos militares; nuestra flotilla naval estaba constituida por dos cañoneros y unas cuantas lanchas pequeñas de transporte”.5 A partir del 6 de julio, hubo un paréntesis en las acciones militares que sirvió para ultimar la preparación de invasión por parte del Perú, mientras en el Ecuador se trataba desesperadamente de cubrir aunque fuese en un pequeño porcentaje, los requerimientos indispensables que demanda una campaña.
Invasión de la provincia de El Oro. Se produjo el 23 de julio. A partir de las 02h30 las tropas peruanas desencadenaron fuego de artillería y morteros sobre los puntos de Alto Matapalo, Corral Viejo y Rancho Chico. El destacamento Alto Matapalo constituido por un pelotón de 23 hombres, al mando del teniente Benjamín Puertas, fue atacado por una compañía reforzada; luego de tenaz resistencia y abrumados por la superioridad, los soldados ecuatorianos tuvieron que replegarse a la montaña. Rancho Chico igualmente fue atacado por una fuerza peruana muy superior, circunstancia que permitió dominar a sus defensores. Corral Viejo, defendido por un pelotón de 29 soldados al mando del capitán Luis Burbano, fue atacado el mismo día 23 a partir de las 07h30. Las fuerzas peruanas, reforzadas inclusive por elementos de la Guardia Civil, lograron doblegar a sus adversarios 5 Rodríguez Sandoval, Luis A., “La agresión peruana documentada”, segunda edición, Quito, Ecuador, 1955.
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cuando estos sufrieron los efectos de los aviones de combate peruanos, que bombardeaban y ametrallaban sus posiciones.
Intensificación de los ataques a destacamentos ecuatorianos. Casitas. Defendido por 43 combatientes dirigidos por el capitán Elías Enríquez y teniente Carlos Meneses, soportó el ataque de una unidad reforzada, constituida, de acuerdo con un informe del capitán peruano Cristóbal Rubio, por 9 oficiales, 256 elementos de tropa y 64 guardias civiles. Durante el combate, algunas bombas incendiarias prendieron fuego a las chozas del destacamento ecuatoriano cuyos defensores, en versión del capitán Rubio, “Defendían con ardor y no cedían”. Finalmente fueron obligados a replegarse.6
La Bomba. A continuación fue atacado este destacamento. El combate fue intenso y dramático como lo indican los partes de combate peruanos: “Nuestras tropas (las peruanas) aniquilaron a sus enemigos quienes se defendían con bravura dando muerte e hiriendo a muchos de nuestros heroicos combatientes. Aquí también hubo derroche de valor y heroísmo de ambos bandos. El enemigo luchó y defendió con valentía sus posiciones”.
El Cruce. Denominado Caravana por los peruanos, este punto fue defendido por 27 soldados comandados por el teniente Jorge Chiriboga Donoso y el subteniente Lorenzo Hinojosa. Cuando los peruanos trataron de acercarse, en formación de combate, 6 Colección documental del conflicto y campaña militar con el Ecuador en 1941, Vol. VII, Lima, Perú
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al puesto militar de El Cruce, fueron recibidos por intenso fuego lo que los obligó a detenerse para atacar después masivamente, hasta doblegar la resistencia de los defensores.
Huaquillas. El control de esta población por parte de los peruanos les permitiría conquistar el libre acceso de medios motorizados y mecanizados al territorio ecuatoriano. Este fue el factor clave para que a partir de las 05h30 Capitán Carlos Díaz. del 23 de julio, iniciaron los fuegos de artillería intensificándose horas después con la acción de morteros, ametralladoras y aviones de combate. Cuando los peruanos intentaron cruzar el río Zarumilla fueron rechazados por sus adversarios. En la noche del 23 llegaron a Chacras como refuerzos algunos oficiales y personal de tropa. Igualmente, ocupó sus posiciones en La Delicia, un pelotón de 24 soldados al mando del teniente Edmundo Chiriboga quien había dejado el cincuenta por ciento de su personal en El Arenal. Los soldados del teniente Chiriboga, después de tenaz resistencia fueron eliminados por los peruanos. Al respecto, en la narración que hace un oficial peruano manifiesta: “Con la resistencia de pequeños grupos de valientes combatientes ecuatorianos, como es el caso del heroico teniente César Edmundo Chiriboga quien conjuntamente con sus soldados pa10
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garon con su vida, el deber de defender el honor y dignidad de su patria”. 7
Chacras. Un parte de combate peruano descubre que la magnitud de las tropas atacantes era considerable, Determina también las dificultades que enfrentaban las tropas peruanas como la “desorganización de la compañía Quelopana y el repliegue de dos compañías del batallón de Infantería Nº 19”. El dispositivo de ataque peruano estuvo organizado con dos compañías en el Capitán César Edmundo Chiriboga. primer escalón, dos en segunda línea además de unidades de caballería, más el apoyo aerotáctico de la aviación, de la artillería y otras unidades de apoyo. El mismo documento peruano recalca que “elementos de la infantería que se encontraban detenidos, reiniciaron el ataque gracias a la intervención de la artillería…” Por la acción del fuego de morteros, artillería y la aviación varias casas se incendiaron. Los defensores ecuatorianos tuvieron que retirarse por las condiciones desfavorables.
Quebrada Seca. En ese sector se encontraba el puesto de mando del batallón Montecristi, comandado por el mayor Félix Vega Dávila y su plana mayor. 7 De la Barra, Felipe, “La historia militar peruana”, Lima, Perú
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Teniente José Félix Vega, con el grado de Mayor comandó al Batallón Montecristi.
Desde las primeras horas de la mañana del 23 soportó el intenso fuego de la artillería, morteros, bombardeos y ametrallamiento de la aviación. En el transcurso del día, sus defensores cedieron parcialmente terreno, pero continuaban controlando el sector para evitar la penetración hacia Palmales. Como resultado de los intensos combates, entre las bajas ecuatorianas constaba el capitán Galo Molina y herido de gravedad el subteniente de reserva Gustavo Ledesma, quien falleció días después en un hospital de Talara.
Ocupación de la segunda línea de resistencia. Estaba materializada por la quebrada Bejucal y fue ocupada a partir del día 25 por el mismo personal que replegó del frente y por sesenta carabineros del batallón Guayas, enviados como tropas de refuerzo por el coronel Luis Rodríguez Sandoval. Si las comunicaciones durante los días 23 y 24 fueron malas, durante el repliegue hacia la segunda línea de resistencia fueron aún más deficientes. El enlace entre los mandos y las unidades subordinadas quedó totalmente roto.
Defensa del mar territorial. El 23 de julio, el aviso Atahualpa que poseía apenas un cañón Breda y dos ametralladoras ZB., “había arribado a 12
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Puerto Bolívar, en donde fue atacado por aviones peruanos a los que repelieron con bravura los tripulantes de la nave ecuatoriana, compuesta por tres oficiales, comandados por el alférez de fragata Víctor Naranjo Fiallos y 15 tripulantes de tropa, además de 3 artilleros del Ejército”.8 De acuerdo con la versión del comandante Naranjo, en el combate, un avión enemigo fue seriamente averiado. Al día siguiente, el aviso Atahualpa fue nuevamente hostigado por la aviación peruana, sin que ventajosaCpcb. Rafael Morán Valverde. mente fuese impactado, pero sufrió el daño de sus piezas antiaéreas.
El combate naval de Jambelí. El cañonero Calderón, al mando del teniente de fragata Rafael Morán Valverde, con su tripulación íntegra a la que se sumaron dos cabos y ocho conscriptos del Ejército, encargados de accionar los cañones Breda, partió de Guayaquil el 24 de julio a las 23h00, otorgando protección a embarcaciones que transportaban personal. Al día siguiente, a las 08h30, arribó a Puerto Bolívar y permaneció protegiendo el desembarco. Inesperadamente, a las 10h25 aproximadamente, fue atacado por aviones peruanos, por lo que “para tener campo de maniobra, levamos y zarpamos hacia el Golfo”, según se lee en un fragmento del informe de Rafael Morán. 8 Ochoa, Octavio, “Tragedia ecuatoriana de 1941”, Quito, Ecuador.
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El cañonero Calderón.
Mas adelante, el informe del comandante agrega: “A las 11h15… el vigía anunció la presencia de un buque que navegaba con proa hacia el buque a mi mando… El buque avistado aumentó su andar… con intensiones de cortar nuestra proa… Cuando el buque se acercó más, se reconoció era un destructor peruano… a las 11h30 el enemigo rompe los fuegos con un cañón de proa… se repele el ataque con nutrido fuego de artillería…El combate se prolongó hasta las 11h46… Nuestro cañón posiblemente le impactó en la popa del buque atacante, igual que el cañón antiáreo en la superestructura del enemigo. Nuestro buque no sufrió daño alguno”. El valeroso comportamiento del personal del cañonero Calderón y la experta conducción del comandante Morán Valverde, permitió rechazar el ataque del enemigo, en un acto que permanece en l historia naval del país. 14
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TEATRO DE OPERACIONES DE LOJA. En este teatro se destacaban las siguientes unidades: batallón de infantería España Nº 8 con 7 oficiales y 170 de personal de tropa; batallón de infantería Tulcán Nº 16, con 12 oficiales y 245 efectivos; batallón Macará Nº 17, con 10 oficiales y 93 de tropa; compañía de carabineros Loja Nº 8, con 5 oficiales y 112 hombres. Las unidades del Perú que estaban frente a la provincia de Loja eran: cuartel general de la VIII División Ligera, sección de transmisiones Nº 8, batallón de infantería Nº 17, batallón de infantería Nº 20, compañía de acompañamiento Nº 8, sección de artillería antiaérea Nº 8, grupo de artillería Nº 8, regimiento de caballería Nº 7 y guardia civil. El total de efectivos sumaba 3771.
Ataque a Macará. Macará fue atacada de acuerdo a un plan previamente concebido y no porque “el escudo del consulado del Perú en Macará fue apedreado y arrastrado por las calles por los ecuatorianos…”9 como aduce el escritor peruano Humberto Delgado Inclusive, el cónsul peruano en Macará reconoció que fue un rótulo del consulado peruano que se precipitó a tierra por estar sostenido por una cuerda vetusta, por lo que él mismo (el cónsul), lo recogió y lo puso en su lugar. El puesto militar de Macará constaba de 40 elementos de tropa al mando del teniente Raúl Espinoza. En el parte que presenta este oficial se lee: “El 25 de julio a las 14h15, las baterías de artillería peruanas abrieron fuego contra Macará… Inmediatamente entró en acción la infantería de 400 efectivos; simultáneamente 200 hombres de caballería asaltaron El Vadeal, abriéndose el fuego de ambas partes… La resistencia se sostuvo hasta las 18h15 en las calles de la población… a las 20h00 las primeras 9 Delgado, Luis Humberto, fragmento del artículo publicado en La Prensa de Lima, que incluye en la obra “Comentarios Históricos, nuestra situación internacional“, Cuaderno segundo, Lima, Perú, 1941.
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tropas peruanas tomaron posesión de Macará que fue saqueada e incendiados algunos barrios de la ciudad.
Cazaderos, Progreso y Zapotillo. El 29 de julio los puestos avanzados de Cazaderos y Progreso, ocupados por un pelotón de carabineros al mando del teniente Eliecer Nájera y el subteniente Carlos Orbe, fueron atacados por una compañía de infantería reforzada con una sección de armas de apoyo. El ataque peruano fue duramente repelido causando varias bajas, entre ellas el subteniente Carlos Astete. El 10 de agosto el puesto de Zapotillo constituido por un pelotón comandado por el teniente Celso Vizuete y el subteniente Adalberto Gallegos, fue atacado por una compañía de infantería reforzada con secciones de armas pesadas y apoyada por una batería de artillería. Los habitantes de Zapotillo ayudaron a la defensa de su pueblo, el cual por efectos del fuego de la artillería, quedó reducido a escombros, situación que fue reconocida por los mismos oficiales peruanos: “Se ha comprobado que los proyectiles de la artillería y morteros habían casi destruido Zapotillo”.10
El cese de fuego. Los mediadores propusieron que el cese de fuego entre en vigencia a partir de las seis de la tarde del 30 de julio, noticia que comunicaron a los dos países involucrados en el conflicto. El ministro de Defensa ecuatoriano Vicente Santisteban hizo conocer personalmente de este particular al Comandante Superior del Ejército, coronel Francisco Urrutia, y éste al coronel Luis Rodríguez responsable de las operaciones en las provincias fronterizas. 10 Araujo Arana, Humberto, “Antecedentes y choques fronterizos, ocupación y desocupación de territorio ecuatoriano en 1941-1942”, Lima, Perú.
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Pero la seriedad del Ecuador para respetar compromisos internacionales, contrastaba con el comportamiento peruano, pues su ministro de Guerra comunicaba al comandante del Agrupamiento Norte que “potencias mediadoras proponen armisticio inmediato… Precisa que usted nos diga a qué hora puede cesar los fuegos…”El mismo ministro de Defensa mediante un telegrama instruía al general Ureta; “Aproveche el tiempo para efectuar no solo la limpieza, sino avanzar lo más que sea posible en territorio enemigo.” El comandante del Agrupamiento, general Ureta, disponía: “Ocupar por los medios más rápidos los nudos de comunicación de Machala y Pasaje…” Es decir, mientras el Ecuador cumplía el cese de fuego, el Perú en cambio, aprovechaba de esta circunstancia para seguir adentrándose en territorio ecuatoriano. SITUACIÓN EN EL ORIENTE ECUATORIANO. A pesar de que el Perú proclamó que el cese de fuego lo cumpliría a partir del 31 de julio, continuó sus agresiones a destacamentos dislocados en la Amazonía ecuatoriana. Tres batallones cubrían el extenso territorio de nuestro Oriente: el batallón Nº 14 Oriente, con sede del comando en la población Rocafuerte y su comandante el mayor José Arias Cox; batallón Nº 15 Patria, con sede en la población de Montalvo, comandado por el mayor Flavio Muñoz; batallón Nº 13 Ecuador, con sede en Méndez, al mando del teniente coronel Ángel Duarte; fracción Zamora y Nangaritza, con sede en Zamora, comandada por el teniente coronel Augusto Witt. Estos batallones que sumaban 650 efectivos, se enfrentaron a la V División peruana con todos sus medios orgánicos de combate, más el apoyo de la fuerza fluvial del Amazonas y unidades de la Fuerza Aérea.
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Traslado de los restos del Tnte. Hugo Ortiz. Tomado del libro (El Teniente de Caballería Hugo Ortiz Garcés, Tcrn. Carlos Cuvi Cevallos).
Combate de Yaupi y de Santiago. El puesto de Yaupi estaba constituido por once elementos de tropa y su comandante era el subteniente Alberto Vinueza. Fue atacado el 1 de agosto de 1941 por una compañía reforzada, al mando del capitán Pedro Rivadeneira. Después de dura resistencia se estableció la muerte de los soldados Alberto Orellana, Joaquín Tipantuña y Segundo Cisneros, además de la captura del subteniente Vinueza y demás compañeros, a excepción de tres soldados que lograron escapar e incorporarse al destacamento de Santiago. Eran los soldados Juan de la Rosa, José García y Blas Preciado. El 2 de agosto fue atacado el destacamento de Santiago que tenía 10 efectivos, incluyendo a los 3 soldados de Yaupi, comandados por el subteniente Hugo Ortiz. 18
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En este desigual combate sucumbieron el comandante y algunos de sus compañeros, con la dignidad y hombría de verdaderos militares. El general peruano al referirse al comandante del destacamento Santiago comenta: “Hubo de lamentarse la muerte del valeroso subteniente Hugo Ortiz, cuyos restos fueron debidamente honrados por los peruanos”.11
Ataque al destacamento Tarqui. El destacamento ubiCabo. Luis A. Minacho. cado en la confluencia de los ríos Nashiño y Curaray, fue atacado el 31 de julio de 1941 por una compañía al mando del capitán Saturnino Poblete Rodríguez. Estaba defendido por 10 elementos de tropa al mando del subteniente Maximiliano Rodríguez. Cuando más arreciaba el combate una ráfaga segó la vida de este valiente oficial lojano. Tomó el mando su coterráneo cabo Luis Minacho, quien fue también dado de baja, igual que algunos de sus compañeros; los pocos sobrevivientes fueron tomados prisioneros.
Combate de Rocafuerte. El puesto militar se encontraba en la confluencia de los ríos Aguarico y Napo. El 11 de agosto se produjo el ataque peruano con una fuerza constituida por dos compañías reforza11 De la Barra, Felipe, “El conflicto peruano-ecuatoriano y la victoriosa campaña de 1941 en la frontera de Zarumilla y nororiente”, Lima, Perú, 1969.
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Croquis que incluye el informe del teniente coronel Guillermo Burbano sobre el destacamento de Rocafuerte. Diciembre de 1938.
das, una compañía de armas de acompañamiento, tres secciones de ametralladoras, baterías de artillería de 75 mm., la cañonera Amazonas y aviones de combate de la Fuerza Aérea. La unidad ecuatoriana al mando del mayor Carlos Escalante y como segundo comandante el mayor José Arias, disponía de una compañía de fusileros, una sección de ametralladores y dos cañones de 47 mm., inoperables. A las 04 del día 11 de agosto se dispara desde el campamento peruano hacia nuestros centinelas que se encontraban en la garita. El mando ecuatoriano pidió una entrevista y designó al mayor Arias y subteniente Lituma como sus representantes pero nada se consiguió, pues éstos fueron detenidos en calidad de prisioneros. El combate se intensificó en varios frentes; ventajosamente los pobladores fueron evacuados a tiempo, pero tuvieron que 20
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sufrir un penoso éxodo conjuntamente con sus compatriotas militares, que luego de combatir denodadamente tuvieron que abandonar la población.
Combates en el suroriente. La unidad cuyo comando tenía su sede en Montalvo, en la orilla derecha del Bononaza, era el batallón Nº 15 Patria. Desgraciadamente, existen pocos documentos que nos hagan conocer los ataques peruanos que se suscitaron en esa extensa jurisdicción. Nos acogeremos solamente al informe del mayor Flavio Muñoz, comandante del referido batallón. Según su versión el destacamento de río Corrientes fue asaltado el 31 de julio, pero conoció de este particular cuando llegó a Montalvo el único sobreviviente.
Comunicación del capitán Villacís dando parte del cumplimiento del recorrido realizado en la Ruta Canelos - Río Tigre.
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El destacamento de Huachi fue atacado el 12 de agosto. Este destacamento estaba al mando del teniente Ignacio Aguirre. El puesto de Andoas quedó prácticamente sin personal por enviar refuerzos a destacamentos que estaban siendo atacados. Por falta de información el mismo mayor Muñoz no da cuenta detallada de otros combates, pero sí el nombre de algunas bajas: “soldados Efraín Grueso y José Toledo, en Huachi: soldados Manuel Rojas, N. Sánchez, Vicente Viteri y Julio Vera en Cochas de Sihuin. Mientras acudían en refuerzo del destacamento Corrientes, fueron dados de baja en la desembocadura del río Macusari y Corrientes, el cabo Gabriel Pozo, soldado Manuel Cueva y el ex sargento N. Arcos. ÚLTIMAS ACCIONES ARMADAS Y COMPROMISOS DE PAZ.
Cune o Porotillo. El 11 de septiembre salió de Pasaje con dirección a Uzcurrumi, en misiones de reconocimiento, un pelotón de caballería peruano al mando del capitán Alfredo Novoa Cava.12 “Pequeñas alícuotas del grupo de caballería Yaguachi, del batallón Jaramijó y del batallón Montúfar planificaron la emboscada en el sector de Cune, con éxito total”. En definitiva, 3 oficiales y 22 de tropa cayeron en territorio que invadieron; un sargento prisionero y otro clase que logró evadirse fue el re-
Coronel Jorge Gortaire.
12 Ochoa, Octavio, “Tragedia ecuatoriana de 1941, Quito, Ecuador.
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sultado de este combate, además de la captura de armamento y munición abandonados en el lugar del combate.
Panupali. El 18 de septiembre un pelotón del grupo de caballería Febres Cordero, al mando del capitán Moisés Oliva y los comandantes de escuadra Leonidas Plaza Lasso y Alfredo Zurita, desalojaron a personal enemigo que se encontraba en Panupali, luego de violento ataque. Como resultado del combate perdieron la vida los combatientes ecuatorianos: sargento Rafael Grau, cabo Miguel Vaca y conscripto Jacinto Flores. El mando peruano reconoció entre sus bajas a siete muertos, dos heridos y dos desaparecidos.
El Acuerdo de Talara. Para evitar nuevos enfrentamientos, el 2 de octubre de 1941 se firmó el denominado acuerdo de Talara. Los observadores militares de los países mediadores Argentina, Brasil y Estados Unidos, además de los representantes de Ecuador y Perú, teniente coronel Cristóbal Toledo Sáenz y teniente coronel Miguel Monteza, respectivamente, tuvieron la responsabilidad de dar a luz este documento, que básicamente determinaba una zona desmilitarizada que evitase enfrentamientos entre las fuerzas en conflicto.
De izquierda a derecha: Crnl. J. P. Paté, Estados Unidos; Tcrn. Cristóbal Toledo Sáenz, delegado del Ecuador; Tcrn. Miguel Monteza Tafur, Perú.
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Grupo de representantes de los países garantes y los representantes de Ecuador y Perú.
El protocolo de Río de Janeiro. Fue suscrito el 29 de enero de 1942, aprovechando de la Tercera Reunión de Consulta de Cancilleres que se reunió en Río de Janeiro. Los países garantes: Argentina, Brasil, Chile (no participó en la firma del acuerdo de Talara) y Estados Unidos, presionaron a la delegación ecuatoriana presidida por el doctor Julio Tobar Donoso, para que firmara el protocolo que establecería los limites fronterizos entre los dos países, so pena de que el Perú siguiese adentrándose en territorio ecuatoriano. Se consumó así un despojo más del territorio ecuatoriano.
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