EL EJÉRCITO EN LA REVOLUCIÓN ALFARISTA.
Antecedentes de la revolución alfarista. La venta de la bandera, con que facilitaba el gobierno ecuatoriano de Luis Cordero, el traspaso del buque chileno Esmeralda a China, que se encontraba en guerra con el Japón, propició la revolución. Igualmente, otros hechos como los levantamientos en Milagro, el 12 de febrero de 1895 y el 18 del mismo mes en Daule, con el asalto al cuartel. El país convulsionado defenestró al presidente Cordero, reemplazado por el doctor Vicente Lucio Salazar. A partir de mayo de 1895, Guayaquil vivía una crisis política y militar. El 3 de junio llegó a la ciudad procedente de Daule, una unidad que fue ofendida por la población. El enfrentamiento dejó como resultado muertos civiles y militares. Como consecuencia renunció el gobernador Rafael Pólit y el comandante del distrito de Guayas, general Reinaldo Flores. La ciudad quedó entonces, bajo responsabilidad de una junta de notables. El 5 de junio, elementos de tropa abandonaron algunos cuarteles que fueron tomados por civiles encabezados por dirigentes liberales. En ese mismo día, la junta de notables y más de 1500 ciudadanos firmaron una acta con la que proclamaron jefe supremo de la República al general Eloy Alfaro, que se encontraba en Managua. Al conocer aquella designación regresó al país. El 19 de junio de 1895 arriba a Guayaquil en donde le impuso la banda presidencial el gobernador de Guayas, Ignacio Robles. El clero y los conservadores se alinearon abiertamente en la oposición al gobierno provisional. Parecía que la guerra civil podía desatarse en cualquier momento.
La lucha armada. El general Alfaro ante aquella posibilidad extrema, organizó y armó a sus tropas. Para tal fin recibió el apoyo del presidente de Nicaragua, nación que el 12 de enero de 1895 le había 1
HISTORIA RESUMIDA DEL EJÉRCITO.
conferido el grado de general, en reconocimiento “a sus actividades en la pacificación de Centroamérica”. Guayaquil se convirtió en el punto de partida de la campaña revolucionaria. “Sus tropas fueron integradas por dos ejércitos. El primer ejército conformado por cinco divisiones y el segundo por dos divisiones”.1 El ejército gobiernista igualmente tuvo que prepararse para la lucha. Disponía de tres divisiones organizadas las que fueron confiadas al mando del general José General José María Sarasti. María Sarasti. Se produce entonces el combate de San Miguel, el 16 de agosto de 1895. Triunfaron las fuerzas gobiernistas al mando del teniente coronel Julio del Hierro; desgraciadamente, no supieron aprovechar el éxito inicial, lo que facilitó que el general Vernaza del ejército revolucionario sacara ventaja de esa situación favorable. El 14 agosto se produce el combate de Gatazo cuyo resultado favoreció a las tropas liberales y motivó para que el Consejo de Ministros, mediante decreto del 20 de agosto, ascendiera al caudillo liberal a general de división. Los resultados de los combates de San Miguel y de Gatazo, facilitaron el avance de las tropas alfaristas que marchaban hacia Quito, y abrió el panorama favorable a la revolución.
1 García, Leonidas, “Dos capítulos de la historia ecuatoriana”, Casa de la Cultura, Quito, Ecuador, 1961.
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General Eloy Alfaro.
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Alfaro en la presidencia. El gobierno de Eloy Alfaro tuvo la tenaz resistencia de sus adversarios. Para tratar de neutralizar a la oposición tomó medidas draconianas, atemorizó a la prensa, combatió al clero y a conservadores obsesionados, además creó el “gremio de los garroteros” para que actuaran en las acciones represivas. Uno de los peores errores fue instruir al gobernador del Napo “que se notifique a todos los jesuitas residente en el Oriente, que abandonen el país por la vía Brasil o de Iquitos…”2 El gobierno alfarista realizó importante obra pública que impulsó el desarrollo integral del país, además de regularizar el sistema de rentas: cobrar más, pero sin incrementar los impuestos. Fortaleció la educación laica y gratuita. Creó importantes colegios como el Instituto Nacional Mejía, el Aguirre Abad, el Manuela Cañizares, el Normal Juan Montalvo, la Casa de Artes y Oficios. La construcción de la vía férrea que uniría la Sierra con la Costa fue su grande obsesión y su obra emblemática. En lo castrense, dispuso la reapertura del Colegio Militar y aprobó la creación de la Academia de Guerra que no llegó a funcionar por problemas internos de la época. Para profesionalizar al Ejército, contrató a fines de 1900, una misión militar chilena que cumplió tareas de asesoramiento, docencia e instrucción; impulsó el proyecto de la Ley Orgánica que establecía la estructura orgánica del Ejército; la promulgación de importantes normas institucionales y la creación de la Escuela de Clases.
Reapertura del Colegio Militar.
Con decreto ejecutivo del 11 de diciembre de 1899, el general Alfaro reabrió definitivamente el instituto que años después adoptaría su nombre. Fue nombrado director el general Francisco Hipólito Moncayo. 2 Tobar Donoso, Julio, “La invasión peruana y el Protocolo de Río de Janeiro, Quito, Ecuador.
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Para un exitoso funcionamiento del colegio, fue elaborado su reglamento interno, con el propósito de establecer procedimientos y políticas respecto a su organización, administración, enseñanza y sistema de admisión de los cadetes.
El general Leonidas Plaza. Gobernó inspirado en la filosofía liberal. En su período decreta la ley de Matrimonio Civil y de Divorcio, concebida ya por el gobierno de Eloy Alfaro y la ley de CulGeneral Leonidas Plaza. tos. Continuó con la construcción de la vía férrea, apoyó la gestión de la misión militar chilena. Sin embargo, “en el plano internacional sufrió dos reveses en los encuentros armados de Angoteros y Torres Causana, ubicados en las orillas del río Napo”.3 El primer combate se desarrolló el 26 de junio de 1903 y el segundo el 28 de julio de 1904, derrotas que evidenciaron la escasez de destacamentos militares en el Oriente y la falta de interés por la seguridad de tan importantes territorios de nuestra patria.
Alfaro nuevamente a la presidencia. El señor Lizardo García, con el apoyo del general Plaza, reemplazó a éste en la presidencia, situación que molestó a Eloy Alfaro, por lo que nombró al general Emilio Terán jefe de operaciones de las unidades del centro y al general Nicanor Orellana 3 Andrade, Roberto, “Vida y muerte de Eloy Alfaro”, Editorial El Conejo, 1985.
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jefe de las unidades del norte, con el propósito de tener el respaldo suficiente para defenestrar al presidente. Efectivamente, fue el general Emilio Terán que comandaba la plaza de Riobamba, quienes aprovechando de una reunión social de fin de año que se desarrollaba en el palacio presidencial, notificó al señor García, mediante telegrama, que cesaba en sus funciones, porque tropas de su mando proclamaron Jefe Supremo al general Eloy Alfaro. El 1 de enero de 1906, las unidades de Guaranda se pronunciaron a favor, mientras que el 12 del mismo mes llegó el caudillo liberal para anunciar que asumía el mando supremo de la República. Para someter al general rebelde, el presidente García designó al coronel Tomás Larrea comandante de las fuerzas gobiernistas, pero este jefe fue testigo de las deserciones del personal y la consiguiente adhesión a su contrincante. Con la disminución
Eloy Alfaro y su comitiva cuando el tren llegó a Ambato 1906. Archivo MCE.
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del orgánico de sus unidades tuvo que enfrentarse el coronel Larrea, en el sitio El Chasqui, provincia de Cotopaxi, el 17 de enero de 1906, al ejército alfarista, el que triunfó en la contienda. Derrocado definitivamente el señor García no tuvo otra alternativa que dar paso al general Eloy Alfaro.
Asesinato del coronel Antonio Vega. Antes de que la Constitución designara presidente al caudillo del liberalismo y mientras cumplía la función de jefe supremo, fue designado el general alfarista Ulpiano Paéz para que neutralizara la rebelión del coronel Antonio Vega. En las inmediaciones de la ciudad de Cuenca, el 8 de diciembre de 1906, chocan los dos contendores en Ayancay en donde fue vencido el jefe conservador, hecho prisionero y conducido a Cuenca en cuya ciudad, en un momento de confusión, se escuchan disparos y simultáneamente se desploma el coronel Vega por impacto de bala en el parietal izquierdo y otro en la región temporal. Del asesinato se culpó a los seguidores de Eloy Alfaro, aunque se propaló el rumor de que el coronel Vega se había suicidado. El segundo gobierno de Alfaro debió afrontar el fallido contrato Charnacé. En efecto, en los primeros días de 1907, la oposición al gobierno de Alfaro censuró la suscripción del referido contrato, que se relacionaba con la construcción del ferrocarril desde Ambato hasta la cuenGeneral Ulpiano Paez. Archivo MCE.
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ca de uno de los ríos navegables del Oriente, el Curaray. El conde Charnacé, de origen francés, propuso la construcción del ferrocarril al Oriente, a cambio de que el gobierno le cediera 35.000 hectáreas por kilómetro de construcción de la vía férrea. El contrato fue considerado lesivo a la soberanía del país; inclusive el Club Electoral Universitario, presidido por Belisario Quevedo, el 27 de abril de 1907, protagonizó violentas manifestaciones callejeras que al final produjeron muertos y heridos, deteriorando la imagen del general Alfaro. Ventajosamente, para el caudillo liberal, el 25 de julio de 1908 llegó a Quito el ferrocarril, concretamente a la parroquia de Chimbacalle, hecho de singular importancia en la vida nacional.
El Palacio de la Exposición y la Escuela Militar. “Con el propósito de celebrar el primer centenario del movimiento emancipador del 10 de agosto de 1809, el Congreso dispuso que se inaugurara en Quito una exposición nacional”. 4 El general Alfaro puso todo el interés para que esta iniciativa se concretara para lo cual se integró un comité general que entró en funciones en diciembre de 1908. Como el tiempo apremiaba se consideró que era imposible la construcción de un edificio para el efecto, por lo que se decidió arrendar las instalaciones que la Asociación Benéfica de las Señoras de la Caridad, construían en la Recoleta, con el fin de destinarlas a la Escuela de Artes y Oficios para mujeres. Concluida la construcción y arrendado el edificio, se desarrolló la exposición con participación de empresarios de Colombia, Chile, España, Italia, Japón, Estados Unidos y el país anfitrión. Culminada la exposición que fue un éxito, algunos senadores propusieron que el edificio denominado para entonces Edificio de la Exposición, fuese destinado a la universidad, luego de la indemnización correspondiente. Como 4 Vásquez, María Antonieta, “El Palacio de la Exposición”, Editorial Casa de la Cultura Ecuatoriana, Quito, 1989.
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la universidad no puso interés en ocuparlo, el gobierno cedió el edificio de la Recoleta a la Escuela Militar, que lo ocupó a partir de 1911. Allí estaría hasta 1937, año en que se trasladó a sus nuevas instalaciones en la quinta La Pradera, en la actual avenida Orellana.
Tumbes, Marañón o la guerra. En 1910 estaba ya en trámite un laudo arbitral que debía sancionar el rey Alfonso XIII de España, respecto al Arzobispo Federico Gonzáles Suárez. problema limítrofe que mantenían Ecuador y Perú. Por diferentes inconvenientes surgidos, el rey español suspendió el proceso del fallo, por lo que el Perú continuó desconociendo el derecho amazónico que le asistía al Ecuador. Como se avizoraba que el problema limítrofe iba agravándose, nuestro país integró una Junta Patriótica en la que sobresalían el arzobispo de Quito, Federico González Suárez y Luis Felipe Borja. “Las hostilidades comenzaron a intensificarse: el consulado ecuatoriano en Lima fue agraviado por ciudadanos exaltados; en represalia, residentes peruanos en nuestro país fueron acosados y denigrados”.5 El gobierno del Perú presentó un ultimátum al Ecuador en términos inadmisibles y que denigraban la dignidad nacional, condiciones que no fueron aceptadas por el gobierno ecuatoria5 Macías Núñez, Edison, “Historia General del Ejército”, tomo 4, publicado por el Centro de Estudios Históricos del Ejército, Edit. IGM., diciembre del 2007.
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no, situación que definitivamente hacía peligrar la paz de estas dos naciones.
El Ecuador en armas. “Si ha llegado la hora de que el Ecuador desaparezca, pero no sea enredado entre los hilos diplomáticos sino en el campo del honor, al aire libre, con el arma al brazo; no lo arrastrará a la guerra la codicia sino el honor”, fue la ardiente arenga de González Suárez, que insufló de patriotismo a sus compatriotas. Miles de ecuatoriaHipólito Moncayo, Eloy Alfaro y nos se presentaban en los Pedro Montero. cuarteles; mientras el general Alfaro encargó la presidencia de la República a don Abelardo Moncayo y se concretó de lleno a satisfacer los requerimientos que demandaban las contingencias de la guerra, porque conocía que “el Gobierno peruano movilizó más de 30 mil soldados que escalonaron en los departamentos del norte hasta el puerto de Tumbes…”6 Por eso dispuso la movilización de unidades de diferentes regiones del país, incorporación de tropas a la frontera que se hizo con rapidez, gracias al trasporte masivo del ferrocarril interandino. La unidad nacional, la euforia cívica del pueblo ecuatoriano, la presencia y la decisión de las fuerzas de tierra y de mar fueron factores influyentes para que el Perú desistiera de sus afanes bélicos y expansionistas. 6 Troncoso, Julio C., “Vida anecdótica del general Eloy Alfaro”, Editorial Santo Domingo, Quito, Ecuador.
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Unidades y personal militar en la revolución liberal. Después de superado el problema con el Perú en 1910, algunas unidades sufrieron una metamorfosis estructural, cuando se convirtieron en unidades “revolucionarias”, pues éstas adoptaban organizaciones como las denominadas “columnas”, se endosaban denominaciones pasajeras, o tenían una vigencia efímera porque desaparecían con la misma rapidez con la que fueron creadas. Además, estaban al mando de jefes y oficiales que obtuvieron el nivel jerárquico por destacarse en los combates, y no por su preparación militar. Las unidades que actuaron en la revolución liberal y que ya desaparecieron fueron entre otras: batallones Junín, Vengadores del Norte, Ayacucho, Vinces, Vargas Torres, Nueve de Abril, Juan Montalvo, Alajuela y Manabí; entre las llamadas columnas se destacan: García Moreno, Vencedores del Tungurahua, Daule Nº 1 y Daule Nº2.
Práctica de tiro. Quito, 1910.
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En lo referente a las peculiaridades del soldado nos dice el poeta y escritor Remigio Romero y Cordero: “Generalmente sale de la verdadera clase popular de modo que está en él la esencia misma de nuestra gente, la síntesis de la nacionalidad… El analfabetismo no existe en el Ejército permanente, si el recién ingresado no ha conseguido aprender a leer y escribir, un profesor lo habilitará para la vida ciudadana”.7
El gobierno de Estrada. En el evento electoral del Emilio Estrada. 8 al 11 de enero de 1911, Emilio Estrada, con el apoyo del presidente Alfaro, resultó el triunfador. El general Alfaro decide convencer al flamante presidente que desista de sus funciones por encontrarse gravemente enfermo, propuesta que fue firmemente negada. Ante tal inesperada negativa, el general Alfaro convoca el 26 de julio de 1911 a un Congreso Extraordinario que debía anular la elección de Estrada, “pero al contrario de lo que pensó Alfaro, el presidente fue confirmado por el Congreso y por algunas unidades militares que, inclusive, lanzaron gritos en contra del líder liberal”.8 El 18 de agosto el Congreso ratifica el triunfo de Emilio Estrada, mientras Alfaro y su familia se encontraban refugiados en la legación de Chile para protegerse de amenazas que habían recibido. 7 Romero y Cordero, Remigio, “El Ejército en los cien años de vida republicana”, 1830-1930, Edit. Instituto Geográfico Militar, 1991. 8 Periódico El Provincial, año II, N° 4, Quito, 29 de enero de 1912.
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Desgraciadamente, el presidente Estrada, agobiado por un deteriorado estado de salud, falleció en Guayaquil, el 21 de diciembre del mismo año, situación que revalorizó a un ambicionado botín: la presidencia de la República.
Combates de Huigra, Naranjito y Yaguachi. Ante el fallecimiento del presidente Emilio Estrada, el doctor Carlos Freile Zaldumbide, presidente del Senado, se encargó de la presidencia. Inició el proceso de selección de su reemplazo, en el cual, el general Leonidas Plaza tenía la seguridad de ganar las elecciones. Por desgracia, en la Costa la situación política se convulsionaba. Flavio Alfaro se proclamaba jefe supremo en la provincia de Esmeraldas, el 22 de diciembre de 1911; lo mismo hacía el general Pedro Montero en Guayaquil, el 30 de diciembre, precipitando los acontecimientos. El general Montero pretende entregar la jefatura suprema a Eloy Alfaro, éste se niega; pero su sobrino Flavio Alfaro sí estaba dispuesto a ejercer tal dignidad. En Quito no creyeron que el “Viejo Luchador” intervendría solo como facilitador de las soluciones sino que su figura, aunque un tanto desgastada, podía encender pasiones y arrastrar a la lucha armada. Por tanto, el gobierno designó al general Leonidas Plaza para que reprimiese la rebelión que tomaba cuerpo, particularmente en Guayaquil y Esmeraldas. El general Plaza designa al general Julio Andrade, Jefe de Estado Mayor de su ejército. En el otro bando, el general Montero convenció al general Flavio Alfaro de unir sus fuerzas y ser comandante en jefe y director supremo de la guerra. El 11 de enero de 1912 se produce el sangriento combate de Huigra que endosó la derrota a las fuerzas del general Montero, y que hacía avizorar el principio del fin de las tropas de la Costa. 13
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El 13 de enero en Naranjito, nuevamente son derrotados los seguidores de Montero y posteriormente en Yaguachi, el general Flavio Alfaro que dirigió personalmente a sus soldados, fue víctima de un contundente fracaso militar.
Intervención diplomática. Ante la gravedad de los acontecimientos, el general Montero buscó la mediación de los cónsules de Estados Unidos, Italia, Alemania y Gran Bretaña. La intervenGeneral Flavio Alfaro. ción de los diplomáticos extranjeros fue avalada por un convenio firmado entre representantes de las dos partes, el 20 de enero de 1912. Sin embargo, el documento no fue respetado. El 22 de enero, luego de violentos combates, el general Plaza entra victorioso a Guayaquil, mientras los caudillos derrotados se escondían para evitar retaliaciones. No obstante, “en primera instancia fueron capturados Eloy Alfaro, Pedro Montero y Ulpiano Páez. El 24 de enero fue reducido a prisión Luciano Coral, Medardo Alfaro y al día siguiente, Manuel Serrano y Flavio Alfaro”.9 El presidente Freile Zaldumbide dispuso que los prisioneros fuesen conducidos a Quito para someterlos al juzgamiento de ley, a pesar que los cónsules de Estados Unidos y Gran Bretaña abogaban por su libertad, para que el convenio suscrito días atrás se diese cumplimiento. 9 Periódico El Provincial, lunes 29 de enero de 1912.
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El 25 de enero se organizó en Guayaquil el tribunal que juzgaría al general Pedro Montero. El juicio concluyó cuando el fiscal pidió la pena de muerte, pero el jurado lo sentencia a 16 años de prisión, lo que exacerbó a la turba. En la confusión, un sargento disparó contra el reo hiriéndolo de muerte, mientras otros soldados lo rematan a culatazos, lanzándolo luego a la calle, para culminar una escena macabra y cruel.
La hoguera bárbara. General Pedro Montero.
Con este antecedente, Carlos Freile Zaldumbide, dispuso al coronel Alejandro Sierra, jefe del batallón Marañón, que trasladaba a los presos a Quito, retornar a Guayaquil. La orden no fue cumplida y los reos, prosiguieron viaje en el mismo tren que fue la gran obra de Alfaro. En el trayecto a la capital, los prisioneros recibieron insultos y vejámenes en las poblaciones que pasaban, ante la indiferencia de sus custodios. El 28 de enero de 1912, a partir del medio día, la turba enardecida asalta el penal García Moreno y ejecuta el crimen más abominable que registra la historia. Tras asesinar a Alfaro y sus lugartenientes, los cadáveres fueron arrastrados desde el Panóptico hasta el parque El Ejido, en donde en medio de grandes piras fueron incinerados los cuerpos de los líderes liberales, Eloy, Medardo y Flavio Alfaro, Luciano Coral, Ulpiano Páez y Manuel Serrano.
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Rebelión del coronel Carlos Concha Torres. Pasaron pocos meses del asesinato de Eloy Alfaro, cuando el coronel Carlos Concha partidario y protagonista de la revolución alfarista, demuestra su descontento por el gobierno del general Plaza, actitud que lo lleva a un consejo de guerra y luego a la cárcel. Ya libre de las rejas, el coronel Concha que tenía muchos seguidores, todos contrarios al gobierno de Plaza, esperaba el momento adecuado para iniciar una revuelta. Coronel Carlos Concha Torres. En la madrugada del 24 de septiembre de 1913, partidarios del coronel asaltaron el cuartel de policía de Esmeraldas; igual suerte corrió una compañía del batallón Manabí. Estos asaltos les proveyeron de armamento y municiones. La oportuna intervención del cañonero Cotopaxi, anclado en la desembocadura del río Esmeraldas y comandado por el capitán Rafael Andrade Lalama, generó el desbande de los rebeldes, que no pudieron tomarse la ciudad de Esmeraldas, como era la intención inicial del coronel Concha. Decidió entonces operar en las selvas esmeraldeñas, terreno abrupto y salvaje, conocido por sus subalternos. Dos meses más tarde, el gobierno inicia la persecución de los alzados en armas. El 10 de diciembre de 1913, el batallón Constitución y una fracción de policía entraban en la cordillera del Guayabo. En la vanguardia estaba al mando de un pelotón de soldados a caballo el teniente coronel Ricardo Montenegro. 16
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Cuando esta pequeña unidad se disponía a sobrepasar el estero de Cúquive fue emboscada y sus miembros aniquilados, inclusive el Tcrn. Montenegro. Acto seguido fueron atacadas la segunda y tercera compañías del Constitución que conformaban el grueso de la columna, siendo igualmente eliminadas. La primera compañía comandada por el capitán Aurelio Baquero logró salir de la emboscada. El capitán Alejandro Andrade Lalama, comandante del batallón Constitución, fue también dado de baja en el sangriento combate.
Capitán Rafael Andrade Lalama.
Se intensifican los combates. El presidente Leonidas Plaza comenzó a preocuparse por la situación conflictiva que imperaba en la provincia de Esmeraldas, por lo que decidió trasladarse a aquel lugar. El 28 de febrero de 1914 arribó a la población de Limones y ordenó embarcar a las tropas gobiernistas para que fueran trasladadas a la ciudad de Esmeraldas, pero éstas, por una contraorden, desembarcaron en Atacames, en donde se enfrentaron con un grupo de rebeldes, el que fue obligado a replegarse en retirada. El 11 de marzo del mismo año, “las tropas gobiernistas entraron a Esmeraldas sin recibir resistencia alguna, pero fueron hostigadas desde Tachina por los partidarios del coronel Concha”. 10 10 Marchán Ramírez, Octaviano, “Sangrienta Revolución de Esmeraldas”, Editorial Espinoza, Riobamba, 1971.
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El 14 de abril, una columna de soldados gobiernistas fue atacada en Camarones. La sorpresa y el intenso fuego de los rebeldes causó confusión y bajas; quienes lograron escapar de las balas enemigas se lanzaron al mar, pero muchos de ellos se ahogaron o estuvieron a punto de ahogarse, como el coronel Moisés Oliva que fue salvado milagrosamente por un subalterno. Otros jefes y oficiales fueron capturados y algunos victimados como el coronel Enrique Valdez, asesinado a machetazos. Las tropas del general Plaza mantenían un destacaCoronel Enrique Valdez. mento en la hacienda La Propicia, el que fue fortificado por orden de su comandante coronel Moisés Oliva. El coronel Carlos Concha decidió dirigir la operación, pero antes ordenó el control del cerro de Gatazo, para evitar que su adversario recibiera refuerzos desde Esmeraldas. El ataque a la hacienda La Propicia se realizó el 9 de mayo de 1914, a partir de las seis de la mañana. Luego de seis horas de combate, los soldados gobiernistas se rindieron, al no poder recibir refuerzos; sin embargo, para los rebeldes les resultó difícil el combate porque lo hicieron en un lugar descubierto, en donde no estaban acostumbrados a combatir. La Boca o las Palmas estaba resguardada por el batallón Vengadores de Valdez . El coronel rebelde Carlos Concha concluyó que tomando por asalto las Palmas, podía intensificar el bloqueo de Esmeraldas. El 18 de agosto de 1914 asaltaron los revolucionarios la referida posición, pero fueron repelidos por sus defensores 18
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Velatorio del Crnl. Carlos Concha Torres, el 12 de abril de 1919. Tomado del libro “Descorriendo los velos”.
que no se dejaron sorprender, y por los cañones de los vapores Bolívar y Tarqui. El 22 de octubre a las tres de la mañana fue atacada nuevamente la posición de las Palmas, pero las alambradas tendidas alrededor del campamento, impidieron a los revoltosos continuar el avance; además, el vapor Bolívar encendió sus proyectores para que los asaltantes fuesen blancos visibles de sus adversarios.
Fin de la rebelión del coronel Concha. Nuevos reveses sufridos por los sediciosos como en Las Piedras, el 8 de diciembre de 1914, y la captura en febrero de 1915 del coronel rebelde, hicieron presumir el fin de los combates, aunque otros jefes revolucionarios pretendieron tomar la posta dejada por su jefe cautivo. 19
HISTORIA RESUMIDA DEL EJÉRCITO.
Ostensiblemente debilitados, iniciaron a partir del 10 de septiembre de 1915 el sitio al destacamento gobiernista de Río Verde, pero refuerzos oportunos recibidos con soldados del batallón Marañón y el regimiento Urbina, transportados en los vapores Tarqui y Cotopaxi, hicieron posible la derrota de los rebeldes. Concluido el período del general Leonidas Plaza, el nuevo presidente de la República Alfredo Baquerizo Moreno tuvo la ardua tarea de pacificar al país y comenzó dando disposiciones a las autoridades esmeraldeñas “que concedan amplias garantías a todos los revolucionarios que depongan las armas…”11 El coronel Concha permaneció algo más de un año detenido en el Penal García Moreno. Liberado por el presidente Baquerizo Moreno en 1916, volvió a Esmeraldas, con la salud quebrantada. No pudo recuperar su salud y tres años más tarde falleció. UN NUEVO PANORAMA. La gestión pacificadora del presidente Baquerizo Moreno se resume en sus palabras de despedida, cuando al referirse a la nación señaló: “La recibí en armas y os la presento en paz”. En 1920 comienza el periodo presidencial el doctor José Luis Tamayo, quien inicia el proceso de tecnificación del Ejército ecuatoriano. Con este objetivo contrató los servicios de una misión militar italiana, que llegó al país en mayo de 1922, presidida por el general Alejandro Pirzio Bíroli. Básicamente debía concentrarse en la organización del Ejército, la creación y dirección de institutos militares y el asesoramiento a los mandos. En cuanto a la creación de institutos su labor fue fértil y positiva: creó y dirigió a la Academia de Guerra, las escuelas de ingenieros, de caballería, artillería, de educación física, mariscalía radiotelegrafía y reorganizó la Escuela Militar, entre otros aciertos. En este período se crea la Aviación del Ejército, antecesora de la Fuerza Aérea Ecuatoriana. 11 Gutiérrez Concha, Fernando, “Descorriendo velos”, Producción Gráfica, Quito, Ecuador, año 2001.
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La Revolución Juliana. Conocida como “La revolución de los oficiales jóvenes” o de la “Liga Militar”. El 31 de agosto de 1924 asumió la presidencia el doctor Gonzalo Córdova. El 31 de diciembre del mismo año firma un decreto con el que se daba el pase masivo a jefes y oficiales. Agobiado por grave enfermedad encarga el poder al doctor Alberto Guerrero Martínez, presidente del Congreso. En aquel tiempo, el criterio que tenía la ciudadanía de los oficiales superiores era negaAlfredo Baquerizo Moreno. tivo, especialmente por su falTomado del libro “El Palacio de Carondelet”,. ta de preparación profesional, por los abusos cometidos y su inclinación a ser veletas de los gobiernos de turno. Consciente de tantas anormalidades, la Liga Militar creada en octubre de 1924 y constituida por oficiales jóvenes, decidió por su cuenta y riesgo desconocer al gobierno legalmente constituido. El sargento mayor Carlos Guerrero en Quito y el sargento mayor Idelfonso Mendoza Vera en Guayaquil, asumieron la responsabilidad de planificar y ejecutar la rebelión. El 9 de julio de 1925 “los oficiales y unidades comprometidos, simultáneamente en Quito y Guayaquil, establecieron Juntas Militares y desconocieron al presidente Córdova”.12 Reunidos el 10 de julio en el casino del batallón Pichincha, los representantes de las unidades de Quito, leen el acta que encarga el mando de la República a la Junta Suprema Militar, a la que investía de amplias 12 Robalino Dávila, Luis, “El 9 de julio de 1925”, Editorial La Unión, Quito.
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HISTORIA RESUMIDA DEL EJÉRCITO.
facultades para que designara a los vocales de la junta con funciones de ministros. Los elegidos fueron elementos civiles que dirigirían los diferentes ministerios, excepto al Ministerio de Guerra, que lo presidió el general Francisco Gómez de la Torre. Con decreto de 13 de julio se crearon los ministerios de Previsión Social, Trabajo, Agricultura, Beneficencia, Sanidad, Higiene, Estadística, Inmigración y Colonización. La labor de la junta fue aplaudida por la ciudadanía por sus obras en beneficio de las clases necesitadas, por erradicar la corrupción, reorganizar y transparentar la administración pública, cancelar y sancionar a funcionarios responsables de acciones irregulares, por introducir reformas a la enseñanza superior y revisar y actualizar la Ley Orgánica Militar, entre otros aciertos. Ese ambiente de evidentes cambios, fueron aprovechados por el doctor Isidro Ayora, elegido presidente de la República, para desarrollar una gestión altamente progresista.
Una década difícil: 1931-1941. En las elecciones de 1931 triunfa el candidato conservador Neptalí Bonifaz, pero es descalificado por el Congreso que lo declara “no apto para gobernar” al atribuirle la nacionalidad peruana. Esta decisión inició un período de caos y zozobra en todo el territorio nacional. En Tulcán, el batallón Manabí fue el blanco de los insubordinados a favor del señor Bonifaz, para que lo tomaran por asalto y capturaran material bélico. El 31 de enero de 1932, a las cinco de la tarde el cuartel fue asaltado, pero luego de tenaz resistencia, los complotados fueron derrotados. El 7 de abril del mismo año, el comandante Idelfonso Mendoza -candidato derrotado en las elecciones- inicia una insubordinación en Guayaquil . Con sus seguidores captura al cañonero Cotopaxi y al aviso Tarqui, pero la reacción de las tropas gobiernistas fue inmediata: sus unidades al mando del coronel Ricardo Astudillo, someten a los insurrectos. 22
EL EJÉRCITO EN LA REVOLUCIÓN ALFARISTA.
El 11 de abril de 1932 se enfrentan nuevamente las fuerzas de gobierno con los rebeldes en la denominada Guerra del Golfo de Guayaquil; los revoltosos son sometidos. Desde el 29 de agosto hasta el 1 de septiembre de ese año se producen los combates más sangrientos que se han registrado en la ciudad de Quito, en la denominada “Guerra de los cuatro días”, entre unidades militares que defendían la Constitución y aquellas que estaban a favor de la descalificación de Bonifaz. El terrible combate en las calles del centro de la capital dejó un saldo enorme de víctimas, más de mil, según varios autores. Finalmente se impone una solución política. El presidente del Senado, Alberto Guerrero Martínez asume el mando y convoca a nuevas elecciones en las que triunfa el candidato liberal Juan de Dios Martínez Mera, cuyo mandato sería muy corto debido a la oposición de un fogoso político, José María Velasco Ibarra. A pesar de las terribles experiencias de los combates del año 32, pocos meses después, el 18 de mayo de 1933, se sublevan unidades acantonadas en Ambato contra el gobierno instaurado poco antes. Para restablecer el orden se designa jefe de operaciones del Ejército del Centro al coronel Alberto Romero. En la madrugada del 20 de mayo, Romero y su ejército se encontraban en el sector Cuatro Esquinas. A las tres de la madrugada inicia la marcha y a las seis comienza el combate contra su adversario que se encontraba en el sector de Tapi. Triunfador el Ejército del Centro ocupó Riobamba para apagar los residuos de resistencia en la región. La inestabilidad de la política nacional se vuelve clamorosa. Martínez Mera es destituido el 18 de octubre de 1933. Tras dos interinazgos, se producen nuevas elecciones en las cuales obtiene un triunfo concluyente el candidato conservador, Dr. José María Velasco Ibarra, quien inicia su mandato, en septiembre de 1934, con alto apoyo popular. Sin embargo, un año más tarde, en octubre de 1935, el presidente intenta disolver el Congreso y convocar a una Asamblea Constituyente. Velasco Ibarra es apresado y finalmente destituido. 23
HISTORIA RESUMIDA DEL EJÉRCITO.
Tras el intento de golpe, el Congreso designa un presidente provisional que casi de inmediato es reemplazado por el un gobierno de facto, presidido por el ingeniero Federico Páez, con apoyo del Ejército. En el interín, personal del regimiento Calderón, creyendo que se ejercerían retaliaciones por un supuesto apoyo al defenestrado Velasco Ibarra, y que por esa razón iba a ser trasladados a las instalaciones de El Pintado, se subleva el 28 de noviembre de 1936, dirigido por el sargento General Alberto Enríquez Gallo. Velasco. Los rebeldes dieron muerte al comandante y a su ayudante, pretextando estar en contra de la dictadura. El ministro de Guerra, general Alberto Enríquez Gallo, tuvo la responsabilidad de sofocar la rebelión, empleando al batallón Eloy Alfaro. A las primeras horas de la tarde se inicia el ataque, luego de cuatro horas de combate fueron sometidos los rebeldes, y sobre ellos el presidente Federico Páez ejerció vengativas retaliaciones. La incertidumbre y la agitación política se mantendrían en el Ecuador a lo largo de la década, situación que sería uno de los antecedentes de otro hecho nefasto para la Patria: la guerra con el Perú de 1941.
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