CURSO:2015/ 16
CEIP. “SANTIAGO EL MAY0R” TORRENUEVA
DÍA DEL LIBRO-23 de abril
Había una vez hace mucho tiempo (o quizás no), un pueblo llamado Menansol. El pueblo estaba situado encima de una colina, dentro de un bosque frondoso de robles. Los árboles eran fuertes, de largas ramas ansiosas de aventuras, verdes hojas del color de la esperanza y un corazón generoso de maderas limpias y blancas con las que hacer buen papel. Al otro lado del bosque y desde la parte más alta de la torre de Menansol se veía el mar Librente, pues así se llamaba el mar más conocido de Menansol.
Era un pueblo bonito, rico en fantasía e ilusión, con horizontes lejanos donde todo ayudaba a crear historias y grandes sueños. El viento soplaba ideas maravillosas, los robles abrían sus troncos para guardarlas y el mar las transportaba a países lejanos donde los niños pudieran divertirse al leerlas.
¿Y los habitantes de Menansol? Ellos daban forma a las historias y las adornaban con bonitas palabras. En total eran unos seis mil menalsolies; seis mil veinte, contando los animales domésticos.
La gente de Menansol era aficionada a los buenos libros. Pero no todos. Y es que sus habitantes eran libros. Algunos eran soberbios, engreídos y no tenían más aficiones que ganar dinero y ser vistos en la televisión. Pero no todos eran así; también vivía entre ellos una familia sencilla, que era feliz únicamente abriendo sus brazos (sus hojas) y haciendo disfrutar a los demás.
Y como cada año, el Ayuntamiento organizaba un concurso y sus habitantes se pusieron manos a la obra. DIAD se subió contenta a la torre de la Iglesia buscando inspiración. ELLI era más solitario y caminó solo hasta el bosque. BRO, un chico muy listo, se metió en una estantería a buscar información. SANT se sentó tranquilo en la librería de su cuarto.
IAGO, el más flaco de todos, se entremezcló entre las hojas de una carpeta. ELMA abrió sus brazos al sol de la tarde. YOR, el padre, también quería participar y viajó en coche hasta el mar a buscar ideas. TOR, la madre, cariñosa y soñadora, esperó a que anocheciera para mirar las estrellas. Hasta los abuelos REN y UEVA quisieron participar sentados al calor de la chimenea. ¿Quién
encontraría la mejor historia para presentar al concurso?
La historia de Diad decĂa asĂ:
Esta es la historia que present贸 Elli:
Bro, nos sorprendi贸 de esta manera:
Sant, habĂa escrito:
Iago, no escatimó en detalles…
Elma, bronceada y sonriente, empezó‌
Yor cont贸:
Ahora era el turno de Tor.
Ren tampoco iba a defraudar:
Y por último, Ueva…
El Ayuntamiento se reunió la tarde del 22 en un acto solemne. Todo el pueblo estaba impaciente por conocer la noticia del año; el nombre del ganador del concurso. El día siguiente era fiesta mayor en Menansol, nada más y nada menos que el DIA GRANDE, día 23 de abril. Los banderines con la imagen de San Jorge y el dragón adornaban las calles, la banda de música ensayaba el pasacalles, los concursantes vestían sus mejores trajes; bonitas cubiertas de lujo y una flor roja en la mano para regalar. Roja, como la sangre que brotó del dragón vencido por el caballero y que convertida en rosa, adornó el pelo de la princesa salvada de las fauces de la fiera.
Y eso es lo que celebraban en este día, junto a la fiesta por dos grandes escritores que nacieron en lugares distintos pero con una afición común.
Por todos lados se respiraba alegría y fiesta.
Por fin, se abrió el balcón del Ayuntamiento. Todos guardaban silencio. Después de un rato de impaciencia se acercaron con expectación para leer el bando que el alguacil colocó en la fachada principal. Decía así:
Nadie quiso quedarse sin premio, nadie quiso sentirse excluido. Ahora todos habían ganado y todos aprendieron de esta familia sencilla que enseñaba a todos a aprender y a disfrutar. Todos gritaron de alegría y el alcalde desde su balcón concluyó: