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Créditos En este número... Dirige la revista Javier Alquézar Penón Edita CELAN Escriben Ángeles del Blanco Tejerina, Beatriz Ara Comín, Pilar Sarto Fraj, Isabel Martín-Montalvo Cortes, J. García-Aráez Martín-Montalvo, M.ª Ángeles Tomás Obón, Borja Barba Martín-Montalvo, Isabel Pérez Gonzalvo, Celeste Sarto Fraj y Lucía Alquézar Villarroya. Han hecho fotografías Julio García-Aráez López, Rosa Pérez Romero, J. García-Aráez Martín-Montalvo, M.ª Ángeles Tomás Obón, Borja Barba Martín-Montalvo, Isabel Pérez Gonzalvo, Celeste Sarto Fraj y Lucía Alquézar Villarroya.

Diseño e ilustración de la portada Roberto Morote Ferrer / www.robertomorote.com Maquetación Hormiga / info@hormigaestudio.com Edita CELAN (Centro de Estudios Locales de Andorra) / www.celandigital.com Fecha de publicación Octubre 2019 Colabora Comarca Andorra-Sierra de Arcos

A TIRO DE PIEDRA WEB

ISSN 2603-7300


SUMARIO

Sumario

Viajando por este número encontrarás... LETRAS VIAJERAS 04

TATUAJE EN EL ALMA

Ángeles del Blanco Tejerina

TIERRAS DE VINO, TIERRAS DE AGUA 08 EL PINELL DE BRAI, GANDESA Y MIRAVET Beatriz Ara Comín y J. García-Aráez López ALBARRACÍN

EL PUEBLO OCRE, ROJO, VIVO 24

Pilar Sarto Fraj, Isabel Martín-Montalvo Cortes y Rosa Pérez Romero

GALERÍA NATURAL 38

BÁRDENAS REALES, LA SEDUCCIÓN DEL DESIERTO y Rosa Pérez Romero

Isabel Martín-Montalvo Cortes

EXTRA VIAJE 46

EGIPTO, VOLVER A CASA DESPUÉS DE MUCHO TIEMPO Martín-Montalvo

J. García-Aráez

LA COMARCA 60

ACTUALIDAD: PREMIOS TURISMO SOSTENIBLE TERUEL SIENTE 2019 ¿DÓNDE REFRESCARSE EN ANDORRA-SIERRA DE ARCOS? DESTINO: CASA RURAL EL OLIVO RINCONES: EL EMBALSE DE CUEVA FORADADA RÍO SECO, LA BELLEZA DE UN RÍO SIN AGUA GASTRONOMÍA: RESTAURANTE MIRADOR DEL MAESTRAZGO

ÁLBUM 80

MONTAÑA LEONESA. LA HISTORIA DE RIAÑO OPORTO

Borja Barba Martín-Montalvo

LA CIUDAD 90

Isabel Pérez Gonzalvo y Celeste Sarto Fraj

FOTO CON LETRA 100

POR EL AGUA DE GRANADA SÓLO REMAN LOS SUSPIROS

LA RESEÑA 102

ARAGÓN DESDE EL AIRE

PUBLICACIONES 103

Lucía Alquézar Villarroya

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LETRAS VIAJERAS

SUMARIO


LETRAS VIAJERAS

Tatuaje en el alma Por Ángeles del Blanco Tejerina

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e ha costado elegir destino de relato. Me he decidido por descarte, eliminando capas de turismo tópico y ruidoso. Finalmente, ha ganado la historia pequeña. La desapercibida, la que no destacaba en la guía de viaje y, sin embargo, dejó cicatriz en mi alma. Una partícula de Egipto, país donde todo es excesivo: la temperatura, los turistas y los monumentos. Lo que pretendía ser un humilde viaje a un poblado nubio, un día de relax entre tanto bullicio, arte e historia… supuso para mí el viaje a la esencia de las cosas, al núcleo de uno mismo. Era agosto. Amanecía cuando salimos del hotel. Llegamos al embarcadero donde nos esperaba la faluca, un velero, largo, estrecho y con una sola vela. Lo dirigía un nativo de mirada suave y sonrisa tan blanca como su túnica. Lentamente, avanzábamos en el agua y retrocedíamos en el tiempo. Surcábamos el Nilo y la historia en sentidos opuestos. Silenciosa y bastante emocionada fui testigo de cómo la primera luz del día vistió al Nilo recién levantado. Había magia en el ambiente y misterio en los márgenes del río donde trozos de edificios, columnas, pedazos de historia se negaban a hundirse o a levantarse, no sé. Nos saludó la isla Elefantina, donde nunca hubo elefantes, pero las rocas caprichosas simulan sus siluetas. Nos acercábamos al destino. Desde la embarcación, avistamos el poblado y me pareció reconocer los belenes de mi infancia. Arena clara, casitas blancas, redondeadas y camellos tumbados a la sombra de los escasos árboles. Entre los camellos, puntos multicolores en movimiento se dirigían a la orilla, venían a nuestro encuentro, eran las túnicas de hombres y niños cargados de mercancía. Avanzaban en el agua haciendo equilibrios con sus cestas sobre la cabeza o sobre una mano, como si fueran camareros acuáticos. Sus ojos competían en brillo con las figuritas de cristal y bisutería que nos ofrecían.

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LETRAS VIAJERAS

Pisar aquel poblado fue como entrar en un libro de historia, de hojas amarillentas y esquinas gastadas por el tiempo, que invitaba a impregnarse de su tinta. Y lo hice. El pueblo era de barro encalado, blanco, muy blanco y formas redondeadas. Como amasado a mano. Los niños tenían la piel bastante más negra que la del resto de Egipto y los ojos muy azules, de mirada hipnótica, atrapaban como el fuego. Nos llevaron a una casa nubia. Sencilla, un gran patio, un pozo en el centro con cocodrilos y varias salas laterales. La abuela ciega, sentada sobre un camastro en el patio, escuchaba y movía la cabeza, asintiendo como si entendiera las voces extranjeras, tan distintas, tan iguales, siempre diciendo lo mismo, ella afirmaba y afirmaba. Sin entender nada, pero comprendiéndolo todo. Porque las abuelas son sabias “aquí” y en Egipto. Y acogedoras en Egipto y aquí. Da igual dónde situemos “aquí”. Su hija Fátima, mujer rotunda, grande, totalmente vestida de negro, nos recibió ofreciéndonos bandejas con productos típicos: dátiles, refrescos, té, dulces… también nos ofreció su sonrisa, los juegos de sus niñas y su humilde casa, decorada con bonitas pinturas en la pared, cojines en el suelo, cestos de mimbre. Todo básico y útil, pero inmensamente armonioso y acogedor. Un impulso me llevó a una sala vacía, sin decoración ni muebles. Pared de barro y un banco adosado al muro, sobre él unos sencillos tapices. Me senté. Una ventana alta filtraba una luz apacible, que mezclada con el silencio y la calma hicieron que aquellos momentos fueran eternos. Unos minutos que parecieron horas, o tal vez fueron horas que pasaron como minutos. En cualquier caso, un oasis en la inmensidad de Egipto, solo mío. Cuando vino a buscarme mi marido, desde la puerta, me hizo una fotografía a la que recurro cada vez que necesito paz porque me trasmite una tranquilidad difícil de encontrar e imposible de explicar.


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Fátima, aquella mujer rescatada del siglo de la calma, se ofreció a hacernos tatuajes de henna. Me gustó la idea y elegí una flor de loto. Mientras ella tatuaba mi hombro la observaba muy de cerca. Su piel era oscura, rugosa, curtida, parecía de cuero y olía a cuero. Después visitamos la escuela del pueblo, pequeña y multicolor. Un viejo profesor, con encerado y vara, nos dio una clase magistral: el alfabeto y los números. Hubo examen final y muchas risas. No aprendí mucho en la escuela, pero aprendí lo que es la esencia de la vida. La belleza de lo sencillo. El valor de la sonrisa y el tacto cuando las palabras son inútiles para entenderse. La fuerza de la mujer para unir mundos, cuando el mundo se empeña en distanciarse. El tatuaje de henna duró varias duchas, pero el tatuaje de su mirada, su forma de vida quedaron grabados en alguna columna básica de mi estructura. Recordar aquel poblado sigue emocionándome. Cada vez que la vida, el estrés o el trabajo me aprietan en algún punto del cuerpo o del alma, mi mente vuelve allí. A la sala nubia con un cojín y una ventana donde fui feliz. Vuelvo a aquel pueblo a la altura de la primera catarata del Nilo, donde Egipto palpita más despacio. Donde dejé mis ruidos y absorbí su calma. Fátima tatuó un jeroglífico oculto en mí que espero no descifrar jamás. Cierro los ojos y viajo en faluca, rumbo a la esencia de las cosas, a lo básico. Rumbo a la abuela ciega que asiente con la cabeza indicándome que este es el camino.

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TIERRAS DE VINO, TIERRAS DE AGUA

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TIERRAS DE VINO, TIERRAS DE AGUA: EL PINELL DE BRAI, GANDESA Y MIRAVET

El Pinell de Brai, Gandesa y Miravet Por Beatriz Ara Comín Fotografías de Julio García-Aráez López Ver la galería completa de fotos

En este A tiro de piedra buscamos la ruta del vino de la Terra Alta de nuestros vecinos de la provincia de Tarragona y el curso del Ebro en su etapa final. Salimos desde Andorra y nos dirigimos hacia Alcañiz tomando la nacional 420. Esta carretera nos va a guiar durante casi todo el recorrido, ya que nos lleva hasta Gandesa pasando por Valdeltormo, Calaceite y Caseres.

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n Gandesa nos desviamos por la comarcal 40 (C-40). El paisaje nos anuncia qué tipo de economía se desarrolla en la zona. Las extensiones de viñedo y olivos abarcan casi todos los bancales. Esta carretera comunica Gandesa con Tortosa, atraviesa la sierra de Pandols-Cavalls y discurre paralela al barranco de Gandesa. El terreno por el que pasamos es angosto, nos acompañan los riscos, los pinos y alguna en-

cina. La bajada a la desembocadura del Ebro es abrupta y con un gran encanto. Para llegar al primer destino tomamos la nacional 230 y a pocos kilómetros encontramos El Pinell de Brai, donde visitaremos una de las catedrales del vino que se construyeron por la zona. Atrás hemos dejado el paraje de la Fontcalda, lugar en el que afloran aguas termales y en el que se ubica el santuario de Nuestra Señora de la Font-Calda.

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TIERRAS DE VINO, TIERRAS DE AGUA: EL PINELL DE BRAI, GANDESA Y MIRAVET

EL PINELL DE BRAI LA CATEDRAL DEL VINO

Exterior de la bodega de El Pinell de Brai.

La edificación, enmarcada dentro del estilo modernista, se encuentra a la entrada del pueblo. Allí nos explican que la visita se realiza con audioguías y que se incluye una cata de vino y otra de aceite.

Interior de la bodega de El Pinell de Brai. Detalle de los arcos parabólicos y los arcos de descarga.

Nos calzamos los cascos y le damos al ON. Se inicia la explicación con una introducción al movimiento cultural modernista, que junto con la extensión del cooperativismo trató de renovar la Cataluña de finales del siglo XIX y principios del XX. Los cambios llegaron a las zonas rurales, en las que se extendieron las asociaciones agrarias que pretendían aumentar la producción y la distribución de los productos tratando de repartir gastos y beneficios. Y con esta filosofía se construyó esta catedral del vino, que buscaba la belleza y la funcionalidad a partes iguales.

Lateral exterior de la bodega de El Pinell de Brai.

El Sindicato Agrícola Cooperativo encargó su construcción a César Martinell, que la comenzó en 1918 utilizando los elementos de la arquitectura de la zona, la estética modernista y los avances técnicos de su maestro Gaudí. Se acabó en 1922. La fachada combina la piedra y el ladrillo caravista y se accede a la bodega por una pequeña puerta. El espacio interior es similar al de una catedral gótica que cambiara su sagrada función por la fabricación del vino. Así, el arquitecto incorporó importantes innovaciones técnicas, como la techumbre de la nave sustentada por arcos parabólicos, el sistema de ventilación a través de grandes ventanales, los lagares subterráneos cilíndricos y separados por cámaras ventiladas, los sistemas de aislamiento y circulación de líquidos, las condiciones de fermentación…, todo ello para mejorar el resultado final. El proceso de producción del vino se organizaba en cuatro naves: la del


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muelle de descarga de la uva, la de la elaboración, la del almacenaje y la de crianza. Había otra nave destinada a almazara. En la actualidad todas las naves están destinadas a museo, en el que se exhibe la maquinaria restaurada, como bombas, embotelladoras, prensas, filtros, etc.

El arquitecto incorporó importantes innovaciones técnicas, como la techumbre de la nave sustentada por arcos parabólicos, el sistema de ventilación a través de grandes ventanales [...], todo ello para mejorar el resultado final.

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El espacio interior es similar al de una catedral gótica que cambiara su sagrada función por la fabricación del vino. Un elemento característico de la bodega es el friso de cerámica vidriada de la fachada, diseñado por Francesc Xavier Nogués, en el que se suceden escenas de la vendimia y de la elaboración del vino y el aceite. Actualmente la bodega pertenece a Pagos de Híbera, un proyecto empresarial de los hermanos Joaquim y Fran López Gilabert. Son cinco los socios que traen su uva, sobre todo de Gandesa y Corbera d´Ebre. Las variedades más utilizadas son la garnacha blanca y negra, cabernet sauvignon, macabeo, syrah, cariñena, muscat y tempranillo.

Interior de la bodega de El Pinell de Brai. Parte superior de la nave principal.

La visita se acaba con la cata de aceite de oliva virgen, en la que se prueban las variedades de empeltre, farga y arbequina, acompañada de sal con hierbas aromáticas y pimienta. Y, por supuesto, la cata de dos tipos de vinos elaborados en la zona, que son L´indià blanco, 100 % garnacha blanca, y L´indià tinto con 85 % de garnacha tinta y 15 % de cariñena (samsó), ambos con la D. O. Terra Alta.


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GANDESA La siguiente parada está en Gandesa. Volvemos sobre nuestros pasos tomando la comarcal C-40 en dirección contraria. El tema de la visita sigue siendo el vino y las bodegas modernistas. El edificio para visitar es el Celler Cooperativo de Gandesa, declarado de interés nacional en el año 2002. La visita es guiada, así que seguimos las indicaciones de Pilar. Para iniciar la historia de esta bodega hay que remontarse a principios del siglo XIX. En esta zona, eminentemente agrícola, se cultivaban los productos típicos mediterráneos, como los olivos y las viñas. En 1901 las viñas quedaron arrasadas por la filoxera. Los agricultores de Terra Alta apostaron por plantar viñedos con raíz americana y por la producción de vino. Para este fin se necesitaban bodegas. Coincidiendo con esta situación se apostó por el cooperativismo agrario, como forma de aumentar la implicación de los labradores evitando la emigración de la población hacia las ciudades, y también por la mejora de la escuela pública para formar a todos los habitantes del pueblo, grandes y pequeños. El pueblo recuerda con cariño a la maestra doña Consolación, que enseñó a leer, escribir y las cuatro reglas fundamentales de las matemáticas a varias generaciones.

Interior de la bodega de El Pinell de Brai. Maquinaria necesaria para la elaboración del vino. Exposición permanente.

Tienda con productos de la cooperativa y de la zona en la bodega de El Pinell de Brai. Exterior de la bodega de Gandesa.

Se apostó por el cooperativismo agrario como forma de aumentar la implicación de los labradores evitando la emigración. Con estos mimbres Gandesa consiguió generar un movimiento cultural y económico y empezó a valorar la unión de los labradores y la producción de vino. Así se funda, con 48 familias, esta cooperativa agrícola en la que predominaban los pequeños propietarios.

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El acta fundacional exponía las condiciones: ser del pueblo y aportar 20 pesetas y tierras (si no tenían, aportaban su trabajo), y debían pesar más de 50 kilos, condición con la que se evitaba el trabajo de menores.

El arquitecto [...] César Martinell y Brunet tenía una larga experiencia en la construcción de edificios agrarios.

Exterior de la bodega modernista de Gandesa. Detalle de los arcos de descarga de las naves de la bodega de Gandesa.

Con el aporte de los socios se inició la construcción de la bodega. El arquitecto fue impuesto por el banco que hizo el préstamo. El elegido fue César Martinell y Brunet, que tenía una larga experiencia en la construcción de edificios agrarios. Gracias a su buen hacer consiguió aunar función y forma, aportó innovaciones técnicas y abarató costes. La bodega se construyó sobre una parcela triangular. El alzado no presenta una puerta principal, sino dos. Los ventanales se plantean en la parte superior buscando la luz solar frente a la eléctrica, irregular y cara. En la cubierta introdujo la llamada “volta catalana”, formada por la prolongación de un arco parabólico sujeto con unos tirantes de hierro que evitan que se abra la nave y la techumbre.


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Martinell proyectó ventanas en la parte superior e inferior del muro permitiendo de esta manera la ventilación y que el ambiente se secara con mayor rapidez.

te se secara con mayor rapidez. No se descuidó el exterior a pesar de ser una industria vinícola y una almazara. La dotó de elementos decorativos propios del estilo modernista con azulejos, gárgolas y el escudo de la cooperativa. A lo largo de la historia de la cooperativa 700 fue el mayor número de asociados. Nos cuen-

Arranque de los arcos parabólicos y arcos de descarga, llamados riñones, de la bodega de Gandesa.

Parte superior de la nave de la bodega de Gandesa. Trazado completo de los arcos que ocupan la techumbre.

El material es el ladrillo unido con arena y cal, método con el que se consigue una cubierta ligera, resistente, barata y de rápida construcción. El peso total de estas bóvedas se desplaza hacia los laterales y hacia el muro de la pared mediante unos arquillos de medio punto peraltados llamados riñones. Estos provocan que la nave tenga una gran amplitud y que circulen los gases provocados por la fermentación de la uva. Para evitar la condensación natural de una bodega, Martinell proyectó ventanas en la parte superior e inferior del muro permitiendo de esta manera la ventilación y que el ambien-

ta Pilar, la guía, que al final de la Guerra Civil muchos agricultores vieron mermadas sus propiedades y se vieron obligados a emigrar, la población disminuyó. Para tratar de salvar el negocio y de paso cerrar el grifo de la salida de agricultores, se planteó elaborar un vermut, patentarlo y comercializarlo en botellas pequeñas con un precio asequible. La marca fue Terralta y el diseño de la etiqueta recayó sobre Ángel Pallarés, cartelista y diseñador


TIERRAS DE VINO, TIERRAS DE AGUA: EL PINELL DE BRAI, GANDESA Y MIRAVET de renombre en ese momento. El cartel hace alusión a los tres pilares de la fabricación del vermut: la uva, el edificio y la mujer, verdaderas protagonistas de la elaboración de este producto y de sacar hacia delante la bodega en el periodo más duro de la cooperativa. La campaña publicitaria se hizo a lo grande, colocando carteles en los tranvías de Barcelona y en la fachada de la Monumental. Así se consigue sobrevivir fabricándolo hasta 1954, año en el que se vende la patente a la marca Cinzano.

La visita acaba con una cata de varios vinos y un vermut. Para empezar ofrecen un vino blanco, Somdinou, realizado con garnacha blanca y macabeo. Continuamos con el Gandesola, vino tinto elaborado con garnacha, cariñena y sirah, y finalmente el vermut Terralta reeditado, que vuelve con la etiqueta original. En todos los casos los caldos están muy bien tratados, especialmente el blanco, que mezcla una variedad algo astringente con el macabeo más suave, que aplaca con gran acierto el gran sabor de la garnacha. Nos alejamos de la bodega contentos por probar los vinos, hablar con la guía, que vive la cooperativa como parte de ella, de su familia y de su localidad, y con el apetito abierto dispuestos ya a comer. Visita totalmente recomendable.

Cartel de Ángel Pallarés que anunciaba el vermut elaborado por las mujeres de la cooperativa de Gandesa, tras la Guerra Civil. Grandes columnas que separan las naves en la cooperativa de Gandesa.

Nos alejamos de la bodega contentos por probar los vinos, hablar con la guía, que vive la cooperativa como parte de ella, de su familia y de su localidad, y con el apetito abierto dispuestos ya a comer. Visita totalmente recomendable.

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TIERRAS DE VINO, TIERRAS DE AGUA: EL PINELL DE BRAI, GANDESA Y MIRAVET

MIRAVET La excursión de la tarde llega hasta el Ebro, arteria principal de este A tiro de piedra. El pueblo que visitamos es Miravet. Para llegar debemos avanzar por la N-420 pasando por Corbera d´Ebre hasta Mora d´Ebre. Allí abandonamos la nacional y nos adentramos por la T-324, atravesamos Benisanet y a orillas del Ebro nos encontramos con Miravet. Está situado al sur de la comarca tarraconense de Ribera de Ebro y limita con Tierra Alta y el Bajo Aragón. La población, adaptada a la roca sobre el río, se desarrolla al pie del castillo. Tiene calles estrechas, algunas de ellas con porches, que llegan hasta lo más alto del pueblo, desde donde se aprecia una vista panorámica del Ebro, que describe uno de sus muchos meandros, lo que sirve a la economía de la comarca para desarrollar campos de cultivo aprovechando las fértiles tierras que va dejando el río a su paso hacia la desembocadura. En el paseo por el pueblo podemos ver el molino de aceite, la atarazana fluvial y la iglesia. Es un templo renacentista, construido entre

Depósito de agua ubicado en el lateral del celler de Gandesa. Vista del río Ebro a su paso por Miravet.

1565-1585 sobre la antigua mezquita árabe. Conserva los esgrafiados y las pinturas murales de 1730 y el altar románico original. Hoy está desacralizada y expone una colección de la alfarería típica de Miravet, una muestra de piezas iconográficas medievales pintadas sobre baldosas de barro y una exposición de imágenes del paso del Ebro por parte de las tropas republicanas el 25 de julio de 1938.

La población, adaptada a la roca sobre el río, se desarrolla al pie del castillo. Tiene calles estrechas, algunas de ellas con porches, que llegan hasta lo más alto del pueblo, desde donde se aprecia una vista panorámica del Ebro, que describe uno de sus muchos meandros.

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TIERRAS DE VINO, TIERRAS DE AGUA: EL PINELL DE BRAI, GANDESA Y MIRAVET El objetivo del recorrido es llegar hasta el castillo. Está situado sobre la colina que domina el río. Se construyó sobre el terreno ocupado, primero, por un poblado íbero y, más tarde, por una antigua fortaleza islámica conquistada en 1158 por Ramón Berenguer IV y convertida por la Orden del Temple en castillo-convento a mediados del s. XII. De dicha orden dependían Gandesa, Corbera, Algars, Batea, El Pinell y Rasquera. Fue sede provincial de los templarios en la Corona de Aragón. En el proceso de los templarios contra Jaime II, en el siglo XIV, después de un año de sitio, Berenguer de Sant Just capituló en 1308 y la edificación pasó a manos de los hospitalarios, señores del castillo hasta la desamortización de Mendizábal en 1835.

[...] se conserva en buen estado y pueden visitarse las murallas y diferentes estancias.

Porches de las calles de Miravet.

De estilo constructivo tardorrománico cisterciense, está considerado uno de los mejores ejemplos de la arquitectura religiosa y militar de la Orden del Temple en todo Occidente, junto con el castillo de Peñíscola. Aun con todo pueden observarse aportaciones musulmanas del periodo de taifas y almorávide e influencias bizantinas. En general se conserva en buen estado y pueden visitarse las murallas y diferentes estancias como las caballerizas, la cocina, el refectorio, el almacén y la bodega. Fue declarado Bien de Interés Cultural en 1988.

Vista general de la iglesia renacentista de Miravet.

Dentro de sus actividades económicas Miravet conserva su tradicional industria alfarera concentrada en el “raval dels canterers”. Cuenta con siete talleres artesanos donde aún se pueden adquirir las piezas clásicas de marcado carácter miravetano: pitxell (cántaro pequeño) cadufos (cangilones), jarras, fuentes de barro, etc.

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Finalmente, no podemos irnos de la localidad sin visitar el último transbordador del Ebro que funciona sin motor. Comunica Miravet con la C-12. Está formado por dos laúdes (llamados Isaac Peral y Monturiol) unidos por una plataforma donde caben hasta tres coches. Funciona sin motor, como desde hace siglos, y aprovecha la fuerza del agua para cruzar de un lado al otro. La barca está sujeta a unos cables que cruzan el río de lado a lado; la fuerza del agua y la maestría del barquero son los dos únicos motores de esta barca. El actual paso de barca fue ubicado en este espacio en 1946 después de los cambios vividos durante la batalla del Ebro. El nuevo paso fue modificado y cambiado de espacio para garantizar el paso de vehículos pesados y​​ eso le ha permitido sobrevivir hasta hoy, siendo el último paso de barca del Ebro que funciona con regularidad con los métodos originales.


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¡A COMER! SIBARITES Gandesa ha sido el pueblo elegido y el Sibarites el restaurante. Situado en el centro de la localidad, ofrece una comida elaborada con productos de temporada fáciles de reconocer tanto por su sabor como en su aspecto final.

Vista general de Miravet a orillas del Ebro. Vista general del Ebro desde el castillo.

El menú que ofertan es el del fin de semana, con tres primeros y tres segundos. Los primeros son: ensalada caprese con jamón ibérico; revuelto de alcachofa con huevo y foie; y arroz meloso con calamar, berenjena y carpaccio de gamba con col kale. Los tres platos sorprenden por sus ingredientes, su mixtura y su factura. La alcachofa está muy frita, pero no aceitosa; el arroz, suave y en su punto, y la col kale, poco conocida por los comensales, de intenso sabor. Los segundos son también tres y de nuevo nos llama la atención la mezcla y los productos. Debemos elegir entre: bacalao al vapor con calçots confitados, romesco y espinacas; melosa de ternera con membrillo, trufa, cha-

lota y parmentier; y magret de pato del delta del Ebro con pera, frutos rojos y cereza. De nuevo la cocina ha acertado con los tiempos de cocción, la medida y la presentación. El resultado, muy sabroso en los tres platos. Para finalizar, los postres nos ponen en un brete, ya que no sabemos por qué decidirnos ante las ofertas tan atractivas: chocolate en texturas; tartar de piña al horno con especias y ron; helado de coco y yogur; y surtidos de quesos de la zona. En el menú se incluye vino de la casa, que ha apostado por los de D. O. Terra Alta, propios de la zona, agua y pan.

Perfil del castillo templario de Miravet.

En cuanto al comedor es un espacio acogedor, con paredes de piedra en sillarejo, iluminado por enormes lámparas de araña a media luz y con una buena insonorización, que permite al comensal comunicarse con su compañero de mesa sin alzar la voz. El servicio, impecable y diligente. Un placer para los sentidos en una localidad que cuenta con apenas 3000 habitantes.

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ÁLBARRACÍN

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ALBARRACÍN

El pueblo rojo, ocre, vivo:

Albarracín Por Pilar Sarto Fraj e Isabel Martín-Montalvo Cortes Fotografías de Rosa Pérez Romero Ver la galería completa de fotos

Todo está dicho sobre este pueblo, uno de los más visitados de España, Monumento Nacional desde 1961, Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes, propuesto para ser Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y perteneciente al selecto club de los pueblos más bonitos de nuestro país.

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ero visitarlo de la mano de un guía de excepción te hace participar de algo más que lo puramente ornamental. Este es Antonio Jiménez, director-gerente de la Fundación Santa María. Esta fundación lleva desde 1996 “Dando vida al Patrimonio” como reza su lema. Una de las áreas más importantes de actuación es la restauración arquitectónica. Desde su constitución se han recuperado monumentos de gran trascendencia para la ciudad como son las residencias de Santa María, Pintores y Julianeta, museos y monumentos de Albarracín, Espacios y Tesoros, el auditorio-iglesia de Santa María y el palacio de reuniones de la fundación. Otra de las áreas fundamentales consiste en promover actividades culturales y formativas, para lo cual se desarrolla un programa de creación artística para profesionales de la pintura y un ciclo de formación complementaria para restauradores de bienes muebles.

Vista general de Albarracín con las murallas y la torre de la catedral.

Casas colgantes hacia la hoz del río Guadalaviar. Casa Jarreta Azagra construida hace 300 años. Actualmente es una Casa Rural.

Detalle de un balcón de las casas que miran al río. Calle Azagra.


ALBARRACÍN

Gran parte del paseo lo hacemos mirando hacia el cielo para contemplar estos rascacielos medievales que juntan sus alares impidiendo la entrada de la luz y el sol a las calles. RECORRIDO URBANO Hechas las presentaciones, vamos al encuentro de Antonio, que nos espera puntualmente en la parada habilitada para los autobuses. Allí ya nos da breves pinceladas de la historia de la villa que se inicia en la Edad Media con la invasión musulmana. Hasta estos territorios llegaron un grupo de bereberes de la tribu de los Ibn-Racín, que le dieron el nombre actual. Debía de contar desde el siglo X con un recinto amurallado reforzado por el emplazamiento estratégico en el meandro del río Guadalaviar. Posteriormente pasó a manos de la familia navarra de los Azagra, que crearon un señorío y un obispado propio y consiguieron, bajo su dominio, una gran prosperidad económica basada en la ganadería, industria y comercio de la lana. En el año 1300 pasó a la Corona de Aragón y los reyes Jaime II y Pedro IV, sobre todo, se empeñaron en conservar y restaurar el conjunto defensivo. Las consecuencias urbanísticas de esta política son las que observamos ahora. Antonio nos explica que la falta de suelo dentro de las murallas provocó que se construyera en altura generando edificaciones que crecen y se desarrollan hacia arriba partiendo de un solar escaso. Gran parte del paseo lo hacemos mirando hacia el cielo para contemplar estos rascacielos medievales que juntan sus alares impidiendo la entrada de la luz y el sol a las calles. A partir del siglo XVI las murallas pierden su función y la población dedicada a la agricultura empieza a construir extramuros. Supuso otro empuje urbanístico fuera del recinto medieval.

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ALBARRACÍN

Subimos por la calle Azagra y salimos a la plaza Mayor, zoco primitivo y actual centro neurálgico, en el que se ubica la Casa Consistorial. En el extremo sur nos encontramos unas arcadas que se abren a la hoz del río Guadalaviar. Los verdes de la vegetación de ribera se superponen a los rojos, ocres y anaranjados de los yesos del Keuper. Estos tonos explican el color de las edificaciones de Albarracín. En ellas la piedra y madera que conforman la base y el esqueleto de las casas se revisten con el yeso asalmonado que todavía se fabrica en la zona.

Edificación en altura propia de Albarracín. La escasez de suelo provocó este escalonamiento. Arcadas de la plaza Mayor. Calle característica de Albarracín. Las construcciones mezclan la piedra en la base con la madera para la estructura y el yeso rojo para lucir el exterior.

El paseo continúa por la emblemática casa Julianeta, que concentra en su estructura todas las características constructivas descritas. Recorriendo este trazado medieval, irregular, de calles estrechas, sin apenas luz, encajadas en un terreno escaso llegamos a la calle Catedral, en la que se concentran la sede de la Fundación Santa María, el Museo Diocesano y la catedral del Salvador. Entramos en el museo, en el que nos vamos a encontrar una suma de pequeñas y medianas obras de gran belleza: los tapices flamencos del siglo XVI en la sala y el salón del trono; el oratorio transformado en sala de exposiciones de las piezas textiles; la capilla privada del obispo, barroca con trampantojos; el pez de cristal de roca, milanés, del siglo XVI y la cocina con grasera que se empareja con la cocina de la fundación, que es la que nos prepara la comida con la que reponemos fuerzas para continuar por la tarde visitando la catedral.

Calles estrechas y trazado laberíntico propio de las villas medievales.

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La catedral de San Salvador de Albarracín ha protagonizado varias restauraciones a lo largo de su historia más reciente. En la actualidad el acceso se realiza desde la plaza de la Seo por una antigua capilla privada rematada por una cúpula.

Paseando por Albarracín. Las rejas de forja cubren gran parte de las grandes ventanas de las viviendas. Casa Julianeta. Actualmente restaurada por la Fundación Santa María y una de las residencias culturales. Calles estrechas sin apenas sol y aleros que se imbrican.


ALBARRACÍN

CATEDRAL DE SAN SALVADOR La catedral de San Salvador de Albarracín ha protagonizado varias restauraciones a lo largo de su historia más reciente. En la actualidad el acceso se realiza desde la plaza de la Seo por una antigua capilla privada rematada por una cúpula. La puerta fue restaurada respetando los remiendos, la gatera y las maderas originales, simplemente se lijó y limpió dejando el aspecto original. A la derecha se encuentra un retablo del s. XVIII para cuya construcción reaprovecharon unas tablas del siglo XVI. Este es más grande que el espacio que ocupa y parece encajado a la fuerza. A la izquierda hay una hornacina con decoración de los siglos XVII y XVIII. Una vez dentro la edificación -que se ciñe a la anchura del meandro del río, dejando el coro colgado sobre la pendiente que cae sobre el Guadalaviar- presenta una nave central muy ancha y capillas laterales.

Cúpula que cubre la capilla del Pilar de la catedral de Albarracín.

Nuestro guía va desgranando, capilla tras capilla, la explicación del monumento y las restauraciones realizadas. La pasión con la que explica el proceso abre entre todos la puerta a la curiosidad intelectual. A todos nos hubiera gustado ser el trabajador que rasca con bisturí el estarcido de la cúpula y las paredes de la entrada o el que va “dibujando” el coro sacando las pinturas y, sobre todo, el que va haciendo las catas en paredes y pilastras. Nos hubiera encantado estar en un rinconcito cuando salían a la luz las pinturas del siglo XV y en el debate sobre si sería la puerta primitiva de la catedral medieval, cerrada y pintada después, dando o no acceso al claustro superior. En la capilla mayor se halla el retablo mayor. Fue realizado por Cosme Damián, se colocó en 1570. El dorado y policromado fue hecho por Rillo, cien años más tarde, cuando se había conseguido el dinero para ello. En el centro del retablo se representa el episodio de la transfiguración del Señor.

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ALBARRACÍN La capilla del Pilar fue mandada construir en 1657 por el obispo Jerónimo Salas Malo de Esplugas en la cual está enterrado. La misma fue ampliada entre 1735 y 1739 por el obispo Juan Francisco Navarro Salvador y Gilabert dándole su actual aspecto. Decorada a base de mármoles y estucos es la más ornamentada de todo el templo. Destaca su retablo barroco (siglo XVIII), en cuyo transparente se encuentra la imagen de la Virgen del Pilar, traída desde Italia por el obispo Salas Malo, de la cual era muy devoto. En la parte baja de la cúpula de la capilla encontramos el escudo del obispo Juan Francisco Navarro, realizado por el escultor Juan Mora. La capilla de la Magdalena tiene el retablo de San Pedro, procedente de la iglesia de Santa María realizado hacia 1573 por un seguidor de Gabriel Joli. Todo el mueble narra la vida de san Pedro desde las escenas del quo vadis pasando por el prendimiento, encarcelamiento, magullamiento y finalmente la crucifixión. La sacristía mayor, ubicada al lado de la capilla del Pilar alberga otro de los retablos. En esta estancia han aparecido pinturas del siglo XVI.

Destaca su retablo barroco (siglo XVIII), en cuyo transparente se encuentra la imagen de la Virgen del Pilar, traída desde Italia por el obispo Salas Malo, de la cual era muy devoto.

Nacimiento restaurado de la catedral. Capilla del palacio episcopal de Albarracín con un retablo barroco y un trampantojo. Vista general de las murallas con el torreón del Andador al fondo.


ALBARRACÍN

El coro se construyó en 1538, pero la sillería de tipo manierista es posterior (1669). Desde el coro se accede a la sacristía de los Privilegiados o Beneficiarios pasando por la capilla de las Ánimas. Esta capilla de las Ánimas o del Privilegio estaba destinada para los rezos de los canónigos. En las restauraciones apareció una puerta que podría dar a una caja fuerte encajada en el intradós de un arco de la capilla. Al realizar las catas para su restauración aparecieron pinturas del siglo XVI. En esta actuación quitaron la madera del suelo y dieron con unos peldaños que daban salida al claustro, un retablo pequeño y una pintura de la Anunciación. Esta estancia y los espacios contiguos se emplearon, durante años, como almacén de los bienes muebles de la iglesia (muebles, tapices, pinturas, textiles…). La pequeña sacristía de esta capilla poseía unas pinturas del siglo XVI que fueron eliminadas en pleno siglo XX. Aparece también en una hornacina, que anteriormente era una puerta que daba paso al claustro, un archivo musical de gran valor.

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ALBARRACÍN La última estancia para visitar es el claustro. Es una edificación que se realiza en dos fases: se inicia en el siglo XVI y se cierra definitivamente en el siglo XVIII con un remate de óculos en la parte superior. En este claustro se encuentra la capilla de la Inmaculada. Está decorada con colorines en los nervios y debajo se encontraron unas grisallas que narraban la vida de la Virgen, además de unas pinturas del siglo XVI sobre el arco de entrada. Posee un retablo recompuesto con los restos de otros retablos. La imagen central es la de la Inmaculada. Finalmente, en septiembre del 2016 se celebraron los actos de inauguración de la restauración llevada a cabo durante seis años. Durante ese tiempo han ido desvelándose grandes sorpresas, como la aparición de una capilla nueva, pequeño habitáculo con una nutrida decoración de grisallas sobre la vida de Cristo y que correspondería a la primera catedral moderna de Albarracín, así como el descubrimiento de los arcos góticos de Santa Ana.

Detalles de la restauración de pinturas de la catedral.

UN TERRITORIO ROJO Y VERDE: EL PAISAJE PROTEGIDO DE LOS PINARES DE RODENO

Techumbre de lunetos del palacio episcopal.

Siguiendo la mezcla entre arte y naturaleza, la última parte de nuestra visita se desarrolla en el Parque Cultural de Albarracín, ubicado en la sierra con la misma denominación. Para llegar hasta allí tenemos que desplazarnos hacia el sur del término municipal y tomar una carreterita que llega hasta Bezas. A escasos kilómetros llegamos a la pista asfaltada que nos lleva hasta uno de los aparcamientos de esta zona protegida. En sus orígenes contaba con una extensión de 3355,34 hectáreas. En 2007, y a petición de los propios ayuntamientos, se amplía, alcanzando las 6829,05 ha actuales. Incluye una superficie con similares valores naturales y, además, la mayor laguna de la sierra de Albarracín: la laguna de Bezas. El paisaje protegido se ubica en tres términos municipales: Albarracín, Gea de Albarracín y Bezas, dentro de la comarca Sierra de Albarracín.

Escaleras del palacio episcopal.

Es un espacio natural formado por un extenso pinar de pino rodeno o resinero que se asienta sobre las rocas más características de este territorio: las areniscas rojas del Buntsandstein. Constituye un perfecto ejemplo de la estrecha relación entre la geología, la flora y fauna, la arqueología prehistórica y las actividades tradicionales del hombre.


ALBARRACÍN Hace más de 200 millones de años, cuando los reptiles comenzaban a dominar el mundo y todos los continentes estaban unidos en un supercontinente llamado Pangea, en esta zona, entonces seca y calurosa, circulaban ríos que fueron depositando arenas y arcillas durante largo tiempo, los materiales depositados fueron oxidándose, dando lugar a su peculiar color rojo del que habla su nombre en alemán: “Bunt-sand-stein” o “color-arena-piedra”. Muchos millones de años más tarde, los esfuerzos tectónicos fracturaron las areniscas y en las grietas generadas los agentes atmosféricos, viento, lluvia, cambios de temperatura y las propias raíces de los árboles hicieron su labor de modelado, generando formas muy peculiares como los huecos o agujerillos (taffonis), las depresiones circulares, escarpes, angostos corredores, hoces y espectaculares abrigos. Estos fueron aprovechados por el hombre prehistórico del Neolítico, hace más de 5000 años, para vivir buscando refugio en estos salientes. Allí dejaron su rastro artístico en forma de pinturas características del arte rupestre levantino: figura humana esquematizada, escenas cotidianas de pobladores cazadores-recolectores, utilización del color rojo, etc. En esta zona presenta algunas particularidades, como son el empleo exclusivo en algunos abrigos del color blanco y la aparición de grabados autónomos. En total son doce abrigos con pinturas rupestres protegidas, más los que queden por descubrir. Aquí se encuentra el “abrigo del arquero de los callejones cerrados” descubierto por Martín Almagro en 1953 y que es el símbolo actual del parque.

Pinturas rupestres de estilo levantino de Albarracín. Vista general del paisaje de los pinares de rodeno. Paisaje Protegido de los Pinares de Rodeno. Rojo de la piedra y verde del pino.

La principal especie vegetal en este espacio natural, y que le da nombre, es el pino rodeno (Pinus pinaster). Es un árbol que gusta de suelos silíceos como estas areniscas y que se caracteriza por su áspera corteza de color rojizo, a juego con el suelo en el que nace, su altura mediana, sus acículas largas y sus enormes piñas alargadas. Tradicionalmente, hasta los años 70, se ha empleado para obtener resina -se le llama también pino resinero-, actividad de la que quedan algunos vestigios como casetas y chozas de los resineros. Parece que ahora se está estudiando la viabilidad de la recuperación de la actividad resinera para la zona. Esta alianza roja y verde entre pinos y roca dio lugar a la creación, en 1995, del primer espacio natural protegido de Teruel: el Paisaje Protegido de los Pinares de Rodeno de Albarracín. Para terminar, “nos asomamos al balcón” y vemos el escarpe de rodeno y la gran fosa del Jiloca, con la sierra Palomera al fondo, una buena despedida ya que por ahí regresaremos a Andorra y, como en las idas y venidas de la catedral, cualquier día volvemos para seguir disfrutando de lo que sigan haciendo los de la Fundación Santa María.

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ALBARRACÍN


ALBARRACÍN

LA IMPRESCINDIBLE COMIDA. RESIDENCIA DE LA CASA DE SANTA MARÍA Para comer hemos elegido, o quizás nos ha elegido a nosotros, la Casa de Santa María, que es una de las tres residencias culturales de la fundación. Es una casa-palacio del siglo XVIII habilitada por el programa de restauración arquitectónica y que funciona como residencia. Para acceder a ella hay que estar inscrito en algún curso, pero de forma excepcional nos han permitido entrar a sus comedores.

Este recorrido nos permite asomarnos a las ventanas desde donde se atisban las vistas hacia la población roja y ocre que vamos a llevar pegada en la retina durante todo el viaje de vuelta.

Iglesia de Santa María, primer templo del Albarracín cristiano medieval, anterior al año 1200.

La comida, sencilla, sin grandes pretensiones, cumple con las expectativas de los comensales. El menú es único para todos y el ambiente estudiantil se respira en la comida. Ensaladas en el centro, siguiendo la tradición popular aragonesa, y carne empanada con guarnición de patata panadera y arroz blanco. Pero lo mejor ha sido tener acceso a las estancias de este palacio. El paseo por la sala de estar, la biblioteca, la sala de lectura y trabajo e incluso el comedor nos anima a fantasear con la idea de pasar aquí unos días recibiendo la formación de los cursos que organiza esta fundación. La decoración, mezcla del pasado con sus puertas, ventanas, muros y techumbres que recuerdan las estancias señoriales de otra época y la comodidad del presente, nos deja encantados. Este recorrido nos permite asomarnos a las ventanas desde donde se atisban las vistas hacia la población roja y ocre que vamos a llevar pegada en la retina durante todo el viaje de vuelta. Un placer llegar hasta aquí y disfrutar de las explicaciones de Antonio que lleva hasta el final el lema de su trabajo: “Dando vida al Patrimonio”. Nos despedimos de él y le damos las gracias por descubrirnos su pueblo, dejándole una muestra de nuestras publicaciones, un trocito de vida del CELAN.

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GALERÍA NATURAL

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Bardenas Reales

La seducción del desierto Texto de Isabel Martín-Montalvo Cortes Fotografías de Rosa Pérez Romero Ver la galería completa de fotos

Hay una irremediable atracción por este desierto navarro. La luz, los colores, la tierra esculpida y arañada, excavada implacablemente por la erosión, producen un efecto de seducción que no es fácil de olvidar. Quien ha estado allí sabe de esa mezcla de sentimientos entre el querer quedarse y perderse por el laberinto de sus barrancos y cabezos

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y el miedo irracional al vacío, al paisaje desnudo.

ero en ese mundo inhóspito de apariencia lunar, donde no hay asentamientos humanos, existen, sin embargo, riquezas que tienen que ver con historias muy antiguas que cuentan cómo se formaron estos paisajes. Historias geológicas que se remontan a millones de años y otras más recientes que hablan de pastores y leñadores, de bandoleros y bandidos, de fortificaciones defensivas y de otorgamientos reales para el aprovechamiento de sus recursos naturales y, finalmente, de su reconocimiento como lugar excepcional al que hay que proteger. Hoy son parque natural y reserva mundial de la biosfera. Las Bardenas (voz de posible origen vasco: ‘cerco’, o altoaragonés para otros: ‘monte bajo de pastos’), Reales (propiedad de la Corona), fueron zona fronteriza entre los reinos cristianos y musulmanes pasando a ser patrimonio real. Las casas reales fueron cediendo terrenos, como recompensa, para su aprovechamiento

para labores ganaderas y agrícolas a distintos pueblos, como los de los valles pirenaicos de Roncal y Salazar o municipios próximos, y hoy día siguen siendo los 22 “congozantes” los beneficiarios de esta cesión última de Felipe V desde 1705 a perpetuidad y en exclusiva. Cuando se miran esas planicies y barrancos semidesérticos rojizos y blancos con sus característicos cabezos nos preguntamos cuál fue su origen y, como siempre, la geología nos da sus respuestas leyendo en las rocas y en las formas de relieve. Los materiales que forman las Bardenas Reales se formaron en una cuenca cerrada al mar que se había originado cuando se elevaron el Pirineo, la cordillera ibérica y las sierras catalanas como resultado del choque entre las placas ibérica y europea hace más de 30 millones de años. A aquella depresión entre las tres cadenas montañosas llegaban ríos cargados de sedimentos que se fueron acumulando en

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el centro de la cuenca formada por pantanos y lagos, y, dependiendo de la fuerza del agua, se iban depositando materiales más gruesos (como arenas) o más finos (lutitas, margas y arcillas). Finalmente, se fueron compactando y cementando en una pila de capas de rocas de más de 700 m. Hace 10 millones de años la cuenca se abrió hacia el Mediterráneo y el agua acumulada encontró una salida al mar por el Ebro. Entonces empezó un proceso de erosión encajándose la red fluvial en las rocas, de manera que las más blandas, como las lutitas y margas, lo hicieron de una forma más rápida y efectiva que las capas más resistentes y duras, como las areniscas y calizas. Así, los cabezos y mesas se forman cuando en la parte superior está la roca dura que protege a la de debajo. Hoy continúan los procesos erosivos modelando el paisaje actual de las Bardenas, sobre todo, por la red de cursos de agua de caudal irregular por las escasas precipitaciones y por la acción del viento predominante, el cierzo, sobre esa alternancia de rocas blandas e impermeables (que son las más abundantes) y rocas duras y resistentes. En esta tierra esteparia y aparentemente vacía existe vida, plantas adaptadas a ese ambiente casi siempre seco y ventoso, como los tamarices, enebros, sabinas, sisallo o hierba jabonera…, y una rica y variada fauna con bastantes mamíferos, algunos reptiles y muchas aves rapaces carroñeras y esteparias.

La Pisquerra. Las lutitas (rocas de grano fino como las arcillas) han ido erosionándose al paso del agua y del viento formando cárcavas y barrancos en la parte más baja, mientras que las capas de rocas más resistentes de areniscas sobresalen como repisas en las laderas. La erosión, que sigue activa en la actualidad, ha dejado este cabezo de roca resistente y la ladera cubierta de derrubios sobre las lutitas.


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Oquedades y cavernamientos propiciados por la penetración del agua en la tierra. Aquí también se puede observar la erosión diferencial entre materiales más resistentes y los más blandos.

Castildetierra, imagen y símbolo del Parque Natural de las Bardenas Reales.

Un cabezo con su “sombrero” de roca dura caliza sobre la ladera de capas de lutitas blandas llena de incisiones erosivas.

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La alternancia de rocas resistentes y blandas, con predominio de estas últimas, y su disposición casi horizontal hacen que los agentes erosivos actúen sobre el fondo de la gran depresión de la Bardena Blanca, dejando formas caprichosas con abundancia de barrancos sinuosos e incisiones en las laderas.

Relieve “lunar”, “piel de elefante” o “bad lands”, que se forma en llanuras y depresiones donde las aguas de escorrentía actúan sobre los impermeables limos y arcillas.

Los cabezos o cerros testigo y las mesas son montículos de rocas arcillosas protegidos en su parte superior por una capa de arenisca o caliza. Esta alternancia de rocas resistentes y blandas en disposición horizontal constituyen los factores determinantes de este paisaje.


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El cabezo de Castildetierra se formó por procesos erosivos sobre una formación rocosa en cuya parte superior quedaron las calizas y areniscas, más resistentes, dejando la parte inferior de materiales más blandos y erosionables como lutitas y arcillas. Con el tiempo este gran pináculo rocoso acabará desapareciendo. Erosión diferencial: las capas duras de arenisca resaltan entre las formas suaves de las margas y lutitas que predominan en la Bardena Blanca. A medida que los procesos de erosión actúan, el relieve se va configurando en función de la dureza de las rocas que forman el sustrato geológico. Cerros testigo o cabezos y mesas sobresalen sobre la árida llanura de la Bardena Blanca. Las capas resistentes de arenisca finalmente acaban por ser erosionadas con el tiempo y se rompen y caen ladera abajo como derrubios sobre las cárcavas de las rocas arcillosas.

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El sisallo, “hierba jabonera” o “hierba de cristal” (Salsola vermiculata) es un pequeño arbusto, muy abundante en las Bardenas, característico de zonas degradadas por el pastoreo o abandono de campos de labor. Las cárcavas y regueros sobre las lutitas y arcillas de esta ladera se ven interrumpidas por las “repisas” de rocas más duras intercaladas. En primavera una pátina verde cubre las llanuras de las Bardenas Reales produciendo un precioso contraste con los tonos ocres de las rocas. A la derecha, el Rallón, un cabezo muy utilizado por muchas aves rapaces para nidificar.

Una mesa, con su parte superior de arenisca y las laderas cubiertas de fragmentos de esta roca dura que van desplomándose inexorablemente, emerge en la llanura cubierta de vegetación adaptada al clima seco y ventoso o a suelos salinos.


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A veces, después de la época de lluvias, se forman o recuperan charcas muy interesantes como bebederos para la rica (y poco visible) fauna de las Bardenas. Muchas especies vegetales han adaptado su ciclo vital a un periodo de tiempo muy corto. El agua inunda llanuras y espartales en primavera favoreciendo el crecimiento de los carrizales en charcas donde emergen los tamarices (Tamarix), arbustos muy resistentes en condiciones climatológicas duras y muy bien adaptados a suelos salinos como los de Bardenas.

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EXTRA VIAJE

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EXTRA VIAJE

Egipto Volver a casa después de mucho tiempo Texto y fotografías de J. García-Aráez Martín-Montalvo Ver la galería completa de fotos

…Ve a muchas ciudades egipcias a aprender, a aprender de sus sabios. Cavafis, Itaca En realidad, es como si todos hubiésemos estado ya allí. Visitar las pirámides y plantarse enfrente de la esfinge es sobrecogedor. No tanto por lo impresionantes que son, sino por el sentimiento de contradicción – entre familiaridad y sorpresa – que generan. Las estampas que nos han ido llegando de Egipto han calado tanto que son ya parte del imaginario colectivo y conforman en gran medida nuestra percepción de Oriente. Pero este país inmenso es mucho más. Ir a Egipto es como volver a la casa en la que uno creció después de mucho tiempo fuera.

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La luz de los siglos al borde del Nilo.

Aunque no es sencillo escapar de los circuitos para turistas, las noches cairotas son variadas, orientales, modernas y llenas de contrastes.

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olví del tour por Egipto pensando que en realidad habían sido muchos viajes. Descubrir los templos y tumbas de la antigüedad viajando en barco por el Nilo es extenuante, pero uno se olvida de lo cansado que está. Coincidió con el final del Ramadán, lo que me permitió disfrutar de los iftar (cenas-festín con los que se rompe el ayuno cuando se pone el sol durante este mes sagrado en el Islam) y conversar con locales en bares de copas de la noche cairota. Egipto es tan complicado y diverso como apasionante. No es de extrañar que los orientalistas del siglo XIX se entusiasmaran con esta tierra.

Uno se da cuenta de que la idea que tenemos sobre la vida en ese país no se corresponde ni con la visión idealizada del orientalismo ni con nuestros prejuicios occidentales.


EXTRA VIAJE Hay una parte del viaje en la que es imposible escapar del sambenito de turista y visitar el país es enfrentarse en cada monumento a vendedores de mil cosas, niños pidiendo limosna, ancianos ofreciendo acompañamiento, conductores de calesas regateando… Acaba siendo atosigante, pero como nos decía nuestro guía, hay que entender que, con la crisis del turismo de los últimos años, muchos, muchísimos egipcios han perdido su medio de vida. Hay miles de trabajos vinculados de una manera u otra a este sector y la amenaza del extremismo le ha pasado factura al país, que sigue intentando levantar cabeza.

Sobek, dios con cabeza de cocodrilo, surgió del sudor de Nilo y es dios de la fertilidad. Pirámides, ¿recibirían ayuda “exterior”? Solo las piedras lo saben...

El egiptólogo francés Auguste Mariette (1821-1881) está enterrado frente al increíble y decimonónico Museo Egipcio de El Cairo.

Una muestra de la cohabitación antagónica de elementos dispares en el país.

Cuando se consigue salir del circuito turístico uno se da cuenta de que la idea que tenemos sobre la vida en ese país no se corresponde ni con la visión idealizada del orientalismo ni con nuestros prejuicios occidentales. Los egipcios hablan de Oriente Próximo con distancia, y tampoco se consideran parte de África. Son egipcios. Herederos de un legado antiguo al que también se refieren con distancia y otredad (tanto como pueda identificarse un español con la civilización íbera, por otro lado). Para entender Egipto hay que estar preparado a todo tipo de contrastes.

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EXTRA VIAJE El tiempo aquí se percibe de manera diferente, es difícil imaginar que Cleopatra está siglos más cerca de nosotros que del momento en el que se construyeron las famosas pirámides de Keops, Kefrén y Micerinos. Es un continuum en el que no ha habido cortes: de los dioses de los faraones se pasó a adorar a las divinidades griegas, luego las romanas, el cristianismo, el islam.

Herederos de un legado antiguo al que también se refieren con distancia y otredad (tanto como pueda identificarse un español con la civilización íbera, por otro lado). Para entender Egipto hay que estar preparado a todo tipo de contrastes.


EXTRA VIAJE Un crucero organizado descendiendo el Nilo desde Luxor hasta Asuán no me parecía del todo atractivo (se me hacía difícil la idea de los grandes grupos, las esperas y las conversaciones forzadas), pero el toque novelesco de viajar en barco al estilo Muerte en el Nilo de Agatha Christie pudo más que todo. Por lo romántico y literario, pero también por su practicidad: acceder a los lugares históricos no es sencillo y haber ido por mi cuenta no me hubiera permitido ver todo lo que vi. Los grandes grupos, las esperas y las conversaciones forzadas fueron inevitables, pero mucho más llevaderas de lo que había anticipado.

Tebas debió de ser impresionante. Los árabes fueron quienes le dieron su nombre actual, Luxor, que viene del término Al-Uqsur (la misma raíz que alcázar, Alquézar, Alcocer…) y significa “los palacios”, probablemente porque era de lo que más había cuando llegaron. El nombre actual de la que fuera capital del Imperio Nuevo del Antiguo Egipto no tiene que ver con la palabra “lujo” (del latín luxus), pero bien podría ser el caso… Primero visitamos la orilla occidental, el lado del Nilo por el que se ponía el sol, el de la

Lo más inverosímil y rocambolesco tiene un lugar en este lugar. La estética egipcia no deja de sorprender.

En los templos se respira una mezcla de misticismo, olvido y sorpresa, ¿cómo pudieron olvidarse de estos edificios inmensos durante siglos?

muerte. Allí se encuentran sus necrópolis: el Valle de las Reinas, el de los artesanos, el templo funerario de Ramsés III y, por supuesto, el Valle de los Reyes, con la célebre tumba de Tutankamón, que se libró de los asaltadores por un error (habían tapado la entrada con escombros y se la encontraron intacta en 1922… con su correspondiente maldición). El culto a la muerte es curioso y toma unas dimensiones que desde la visión actual es complicado entender.

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EXTRA VIAJE A lo largo del río, templos impresionantes uno tras otro: Luxor, Karnak, Esna, Edfú… Este último, de la época ptolemaica (la de influencia griega) está dedicado a Horus, el dios halcón a quien se le atribuye el inicio de la civilización egipcia. Un crucero fluvial es tranquilo y agradable, aun dentro de la intensidad que supone el estar expuesto permanentemente a los vestigios de la historia y al ritmo trepidante de las ciudades de Oriente Próximo. Es un paisaje particular: a ambos lados del río se extiende una franja de unos pocos kilómetros de tierra fértil, verde y llena de vegetación, seguida, casi improvisadamente, del color amarillo y la sequedad del desierto. Egipto es un país inmenso (dos veces la extensión de España) con más de 80 millones de habitantes, pero el 98 % de la población se concentra en las orillas del Nilo, que viene a ser el 3,5 % de la superficie del país.

Saber descodificar los relieves e inscripciones, sus símbolos y referentes. De la lengua de los faraones se han importado palabras que aún se usan hoy.

Aunque parezca mentira muchos de estos gigantescos templos estuvieron perdidos o semienterrados durante siglos. El Nilo es padre, madre, hermano, dios, castigo y bendición de Egipto.

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EXTRA VIAJE Los templos del Antiguo Egipto quedaron algunos bajo la arena durante siglos, quién sabe si todavía los hay sin descubrir.

Hoy las estatuas del templo de Ramsés II observan el agua de la gigantesca presa que podía haberlas cubierto.


EXTRA VIAJE Era mayo y ya hacía calor. Soportable, pero lo suficiente para tener que salir casi con el sol para poder hacer las visitas sin derretirse. De hecho, para la excursión a Abu Simbel (plato fuerte del crucero) había que viajar prácticamente de noche: remontar las dos presas de Asuán y atravesar el desierto nubio para poder verlo todo antes de mediodía. Impresiona el viaje, impresionan los templos, las pinturas, las estatuas gigantescas…, pero lo que resulta realmente impactante es la historia de cómo esos templos, excavados en la roca, se cortaron trocito a trocito como terrones de azúcar para colocarlos unos metros más arriba y evitar que quedaran bajo las aguas. Miles de años después de su construcción, fueron capaces de reunir fuerzas e ingenio para llevar a cabo esta proeza, casi tan alucinante como la de construir estos templos sin grúas ni poleas. Estar rodeado de kilómetros y kilómetros de desierto genera una sensación de inmensidad y de angustia. En el trayecto desde Asuán a Abu Simbel, ya casi en la frontera con Sudán, solo se ven algunas poblaciones que parecen vacías, espejismos y restos abandonados de cosas raras.

Aquí una faraona auténtica, con permiso de Lola, a la que se representaba más pequeña y a los pies de su esposo. Restos de caravanas recientes de camino a Abu Simbel. Egipto es en sí mismo un espejismo.

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La estación de servicio en mitad del desierto, una especie de oasis cutre y sorprendente. En árabe no existe el sonido “p”, así que el famoso refresco se pronuncia “bebsi”.

Hicimos una parada a unos 100 km de las orillas del lago Nasser (el que podía haber cubierto los templos) en lo que venía siendo una estación de servicio (sic): un par de paredes con cuatro panizos para dar sombra, unos bancos cubiertos de alfombras raídas y una televisión en equilibrio sobre unos ladrillos. Se podía ir al baño y tomar un té a la sombra del panizo viendo los espejismos al otro lado de la carretera. Me resultó muy extraño imaginar cómo debe de ser vivir allí, rodeado de arena y esperando a que se acerque algún autobús de turistas con sus cámaras y sus prisas. El desierto y la espera tienen que moldear de manera especial su forma de ver el mundo.


EXTRA VIAJE Asuán es uno de los lugares más bellos del viaje. Ciudad fronteriza, era desde donde se podía comenzar la navegación sin obstáculos hasta el delta y desde ella se mandaba la roca granítica con la que se hicieron pirámides, obeliscos y estatuas a lo largo del Nilo: la sienita, palabra que deriva del nombre grecorromano de la ciudad (Siena o Syene). También da nombre a las presas (la alta y la baja) que terminaron con las crecidas y bajadas del Nilo embalsando el agua en el lago Nasser. Es una ciudad preciosa, con falucas e islas. Allí se encontraba antes de quedar sumergida, la isla de Filé, en la que había templos y construcciones de diferentes épocas (el principal consagrado a Isis) que también tuvieron que ser trasladados a otra isla cuando se construyó la gran presa.

Egipto empezaba en Swenet, hoy Asuán.

El lago Nasser cambió los ciclos naturales de crecidas y bajadas del Nilo.

Estar rodeado de kilómetros y kilómetros de desierto genera una sensación de inmensidad y de angustia. En el trayecto desde Asuán a Abu Simbel, ya casi en la frontera con Sudán, solo se ven algunas poblaciones que parecen vacías, espejismos y restos abandonados de cosas raras.

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EXTRA VIAJE La última etapa del viaje era otro plato fuerte: El Cairo. Significa “la victoriosa” y sin duda lo es. O lo podría ser. Su imagen más conocida es la de las pirámides de Guiza y la Esfinge (¡tan fotogénicas ellas!), pero representa muchas cosas más. Es una ciudad inmensa, la más poblada del mundo árabe y de África y una de las mayores concentraciones de población del mundo. Nunca se deja de ver gente. Por sus calles o carreteras circulan desde coches ultralujosos hasta carretas tiradas por burros (o incluso personas), pasando por camionetas, bicis, motos con una familia entera encima… Parece increíble, pero ese tráfico de personas, animales y vehículos se organiza a su manera y acaba fluyendo. El Museo Egipcio es una buena metáfora de la esencia cairota: un magnifico edificio de tiempos más gloriosos, en el que se amontonan piezas decrépitas y maravillas arqueológicas en un caos orgánico y espontáneo, pasando casi desapercibidas y cubriéndose del polvo de la historia (en este caso también del literal). El Cairo es una ciudad universal, acostumbrada a recibir sabios, espías, viajeros, revoluciones y tantos momentos de grandeza como de miseria humana. Es un lugar para ir y regresar, como a la casa en la que uno ha crecido.

En Egipto siempre hay algo detrás, escondido.

La imagen más clásica y conocida de Egipto.

Me resultó muy extraño imaginar cómo debe de ser vivir allí, rodeado de arena y esperando a que se acerque algún autobús de turistas con sus cámaras y sus prisas.

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LA COMARCA Espacio realizado en colaboración con el Departamento de Cultura y Turismo de la Comarca Andorra-Sierra de Arcos Escríbenos a: culturayturismo@andorrasierradearcos.com o visita nuestra página www.turismoandorrasierradearcos.com

SUMARIO


LA COMARCA

ACTUALIDAD

Premios

Turismo Sostenible

Teruel Siente 2019 Fotografías de Beandlife Comunicación

Las empresas de la comarca Andorra-Sierra de Arcos triunfaron en la I edición de la entrega de los premios Turismo Sostenible Teruel Siente

Detalle entregado a los premiados.

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LA COMARCA

ACTUALIDAD El jurado y comité científico del premio.

Jardines de San Pedro de Teruel, sede de la gala de entrega de los premios Teruel Siente. Imagen del premio Teruel Siente. Los premiados: (de izda. a dcha.) Turismo Rural La Ojinegra, Museo de la Magia, Apadrina un Olivo, Balneario de Ariño, Abriendo Pueblos, Tierras y Cielos, Verde Teruel, Proyecto El Hueco (Soria). En el centro, el presidente de la DPT, Ramón Millán.

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res de los siete premios entregados recayeron en empresas o asociaciones que tienen su sede y actividad en municipios de la comarca Andorra-Sierra de Arcos convirtiendo nuestro territorio en un referente en materia de responsabilidad turística dentro de una provincia que apuesta por la sostenibilidad turística para hacer de la misma un “lugar de vida, de oportunidades de trabajo, de crecimiento y de desarrollo equilibrado y en armonía”. Los premiados han sido Apadrina un Olivo de Oliete (categoría Asociaciones), Balneario de Ariño (categoría Gran Alojamiento) y La Ojinegra de Alloza (categoría Pequeño Alojamiento). La entrega de reconocimientos tuvo lugar el pasado 3 de junio en los jardines de San Pedro de Teruel. El evento fue la culminación de varios años de trabajo por parte de la Diputación Provincial de Teruel -que firmó en 2018 el compromiso con los Objetivos de Desarrollo Sostenible en el marco del Pacto Mundial de las Naciones Unidas- y de un intenso trabajo por parte de todos los nominados al premio, que han asistido a una formación especializada en materia de sostenibilidad turística durante varios meses. La Comarca Andorra-Sierra de Arcos, a través de su Departamento de Cultura y Turismo y en un proyecto conjunto con la Comarca del Maestrazgo, también ha participado y culminado con éxito esta formación, siendo una de las 25 entidades de la provincia nominadas a los premios Teruel Siente. Desde un primer momento ha participado y se ha adherido a esta línea de trabajo abierta por la Diputación Provincial en pro de un turismo sostenible y responsable como garantía de futuro en una comarca en la que es urgente buscar vías alternativas al carbón y esta puede ser una de ellas, como demuestra que tres iniciativas de nuestro territorio sean premiadas por ser un referente en materia de responsabilidad turística en una provincia que quiere ser pionera en este ámbito. ENHORABUENA a todos los premiados.


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ACTUALIDAD ¿Dónde refrescarse en Andorra-Sierra de Arcos?

Zonas de baño muy terapéuticas Fotografías de M.ª Ángeles Tomás Obón Ver la galería completa de fotos

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a comarca Andorra-Sierra de Arcos, situada entre las estribaciones del sistema ibérico y la depresión del Ebro, con una pluviometría bastante escasa, atravesada por el río Martín y el Escuriza, ambos de escaso caudal y muy irregular, no dispone de muchas zonas adecuadas para el

baño, salvo las de las piscinas municipales –que en todos los pueblos son una magnífica opción por tener instalaciones muy cuidadas, con vasos de gran tamaño y con una afluencia que permite disfrutarlas con la máxima comodidad-, pero las que tiene son realmente especiales.

Poza principal del manantial de los Baños.

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ACTUALIDAD

Nueva piscina exterior del hotel Balneario de Ariño.

Son muchas las personas que durante todo el año se acercan a tomar las aguas en los Baños.

Este es el caso del manantial de los Baños de Ariño, área que ha sido completamente remodelada este verano para ampliar la zona de baño y facilitar su uso. Además de limpiar y desbrozar la zona, se ha amueblado con varias mesas y bancos de madera, se han sustituido las antiguas balsas de madera, muy dañadas por la última riada, por dos pozas de piedra y hormigón, divididas por un coqueto puente, más amplias, en las que el agua llega hasta la rodilla y en las que se puede uno tumbar cómodamente. El agua que mana directamente a través del suelo y de los márgenes es recogida en dichas pozas y desemboca en las aguas del río Martín, que discurre paralelo a la zona de baño. Destaca la transparencia de las mismas y también la temperatura: las aguas brotan a 22-24 oC durante todo el año, lo que permite disfrutarlas no solo durante el verano sino durante buena parte de la primavera y el otoño e, incluso, si no se es muy friolero, durante el invierno. En las más crudas mañanas del invierno turolense sorprende ver el vapor que emana de la lámina de agua y que invita a meter al menos los pies, mientras la escarcha lo cubre todo alrededor.


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ACTUALIDAD Estos manantiales, cuyas aguas fueron declaradas minero-medicinales en 1976, nacen 2 km aguas abajo de Ariño. Las aguas afloran de modo abundante y natural, unos 600/700 l/s, en ambas márgenes del cauce del río Martín, en un estrechamiento que se produce en el valle del río cuando este atraviesa la sierra de Arcos, en una zona de gran valor natural y paisajístico, en pleno corazón del Parque Cultural del Río Martín. Son aguas de mineralización fuerte, clasificadas como sulfatadas, bicarbonatadas, cálcico magnésicas. Tradicionalmente indicadas para solucionar problemas dermatológicos (alergias, eczemas, acné, psoriasis, dermatitis atópica, etc.), también son adecuadas para aliviar trastornos intestinales e infecciones, hepatitis, hiperuricemias, obesidad e hipercolesterinemia, alteraciones reumáticas, metritis y salpingitis. Aunque no se puede precisar desde cuándo se utilizan estas aguas de los Baños de Ariño, los vecinos de la comarca, en la que siempre han tenido gran fama, comentan que de siempre se han empleado con éxito en el tratamiento de las enfermedades de la piel y reumatismo. Las primeras referencias escritas son de 1764, cuando Pedro Gómez de Bedoya las describió en su Historia Universal de las Fuentes Minerales de España: “En el uno nace como hirviendo entre las arenas y en el otro cae despeñada el agua de una altura; pero en ambas caliente…”. En la actualidad se puede disfrutar también de estas aguas minero-medicinales en las modernas instalaciones del Hotel-Balneario de Ariño que se abrió hace 4 años. Este balneario, además de los tratamientos propios de este tipo de establecimientos, dispone de una gran piscina termal (183 m2 de vaso) cuyas instalaciones están disponibles también para personas no alojadas. Y este verano, el hotel ha ampliado su oferta con la apertura de una piscina exterior, aunque en este caso solo disponible para los alojados. Está pensada para la relajación y la desconexión más que para la natación, pues no supera los 1,60 metros de profundidad.

Con un diseño muy moderno, consta de dos espacios, uno de poca profundidad ideal para pasear y otro más profundo para poder remojarse por completo y descansar en un ambiente muy ibicenco, con unas fantásticas vistas del valle del río Martín por un lado y de los verticales farallones calcáreos, vigilados por los buitres leonados, hacia el otro.

Más información sobre el manantial de los Baños de Ariño Web Balneario de Ariño

Entre el manantial y el río se ha habilitado una zona de playa con mesas y bancos. Pequeña cascada que divide las dos pozas.

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DESTINO

Casa Rural

El Olivo Fotografías de Archivo Casa Rural El Olivo Ver la galería completa de fotos

El pasado mes de junio abrió sus puertas en Estercuel tras una larga y cuidada restauración, con especial atención puesta en los detalles y en la esencia del inmueble original del que se ha conservado una magnífica bodega excavada en la roca, la casa rural El Olivo.


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l Olivo es la última casa rural abierta en nuestra comarca, siendo el primer alojamiento de estas características de Estercuel, que ya cuenta con un hotel de dos estrellas. Estercuel se asienta a la orilla del río de su mismo nombre, a los pies del Castillo, caserón que fue palacio de la baronía y morada de los señores de Estercuel, Gargallo y Cañizar, bajo cuyos cimientos se abren numerosas cuevas y bodegas, algunas de las cuales se han recuperado para el Centro de Interpretación del Fuego y la Fiesta, donde se expone cuanto el fuego tiene de mágico y festivo, recoge todo el ceremonial de una fiesta tan arraigada en Estercuel como la Encamisada, declarada Fiesta de Interés Turístico de Aragón, y hace un repaso de las múltiples manifestaciones que el fuego propicia en el Maestrazgo. Su otra seña de identidad son las explotaciones mineras que han transformado su entorno más inmediato y que son la base de su economía.

Entre los elementos más singulares de su casco urbano destaca la sobria iglesia de Santo Toribio, de estilo barroco y mampostería, la ermita de Santo Toribio y el portal de los Mártires. Pero si hay un lugar único en Estercuel este es el monasterio de Santa María del Olivar, a unos cuatro kilómetros del pueblo, siguiendo el valle del río, rodeado de pinares, es un oasis de paz y recogimiento. Allí Tirso de Molina, dramaturgo del siglo XVII, alumbró alguna de sus obras aprovechando historias cercanas, como La Dama del Olivar. En la calle Carrena, que prácticamente divide al pueblo en dos, dejando al norte la plaza de la Fuente y al sur la plaza de la Iglesia, se ubica haciendo esquina El Olivo, en un inmueble de planta totalmente irregular, con el acceso por la parte más estrecha del mismo, pero estos condicionantes que a priori imponían muchas limitaciones han sido resueltos con gran acierto y una vez dentro del inmueble

imperan la luz y los espacios amplios y diáfanos con mucho encanto. Se nota que Ana y David se han volcado con este proyecto en el que todo está pensado para la comodidad del cliente y para aprovechar al máximo el espacio de una manera muy original: el hueco de la escalera se ha convertido en una divertida área de juegos para los más pequeños; un espacio alargado y sin salida, en una acogedora biblioteca; el patio trasero, en una fresca y coqueta terraza con barbacoa…

Dormitorio principal en el que se conserva el antiguo hogar. Biblioteca. Habitación doble. En las estancias de la segunda planta se han conservado los maderos originales.

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Terraza con barbacoa. La casa dispone de una magnífica bodega excavada en la roca.

A la casa, cuya fachada está pintada del típico azulete con el que se pintaban antaño muchos vanos de ventanas y puertas, se accede por una magnífica puerta de madera con ventanuco, muy típico también de las casas antiguas de la zona y que ya se conserva en muy pocas de ellas. En la planta calle hay un recibidor y una sala adornada con enseres típicos: botijos, un baúl, algunas sillas de anea, cribas… Desde esta se accede a la primera planta, donde se encuentran el comedor, una salita, una habitación, un baño y la cocina con acceso a una terraza con barbacoa y un joven olivo que crece frondoso en una de las esquinas. Los propietarios cuentan que a este modesto olivo se debe el nombre de la casa. Cuando adquirieron el inmueble encontraron en el patio un pequeño olivo que luchaba por sobrevivir en medio del abandono y que decidieron cortar para evitar posibles problemas en la reforma, pero el olivo, terco, empezó a crecer de nuevo durante las obras. Pensaron que con todo el ajetreo que conlleva una obra acabaría muriendo, pero no, resistía, seguía creciendo y acabó convirtiéndose en una metáfora de su empeño personal por poner en marcha este

proyecto, ambos siguieron adelante a pesar de todas las dificultades, así que el nombre del alojamiento no podía ser otro. En la segunda planta está la biblioteca y el dormitorio principal. La casa cuenta también con una magnífica bodega excavada en la roca, de casi 20 m2, bien iluminada y con una mesa redonda donde compartir meriendas en las calurosas tardes del verano. David y Ana están especialmente orgullosos del novedoso sistema de bioclimatización que han instalado, respetuoso con el medio ambiente, pues es muy eficiente y con un consumo mínimo de electricidad que permite mantener la casa a una temperatura media de 24 oC. Tras este primer verano de temperaturas de récord, han podido comprobar que el sistema funciona y este es su pequeño aporte para contribuir a un turismo responsable. La casa, calificada con tres espigas, se alquila completa. Además, tiene a disposición de los clientes tres bicicletas con las que pueden recorrer el valle del río Estercuel o el magnífico pinar de La Codoñera, en el entorno más próximo. Web Casa Rural El Olivo Web Estercuel


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RINCONES

El embalse de

Cueva Foradada

Historia y patrimonio en un paraje muy singular Fotografías de M.ª Ángeles Tomás Obón Ver la galería completa de fotos

Por toda nuestra geografía podemos ver y admirar toda suerte de obras e ingenios ideados para el uso del agua, desde humildes pozos a imponentes presas.

Embalse de Cueva Foradada.

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a comarca de Andorra-Sierra de Arcos atesora una indiscutible riqueza patrimonial en el ámbito hidráulico: grandes obras, como los embalses de Cueva Foradada, en Oliete, y el del Congosto, entre Alloza, Oliete y Estercuel, junto a otras más modestas, como balsas, acequias, fuentes, molinos, azudes, etc. que han dejado una honda huella en nuestra historia y nuestro paisaje.

El aliviadero del embalse visto desde la parte superior de la presa.

Vista desde el aliviadero.

Además de crear paisajes de indudable belleza, los embalses de Escuriza y Cueva Foradada tienen un gran valor histórico. La presa de Escuriza se terminó en 1896 y la de Cueva Foradada entró en servicio en 1926, siendo, pues, de las más antiguas de Aragón y de España en funcionamiento. Las obras del pantano de la Cueva Foradada se dilataron extraordinariamente en el tiempo (entre 1903 y 1927-31) como consecuencia de las dificultades técnicas que presentaba. Se proyectó para regular la cuenca y abastecer el regadío de los pueblos de la ribera. En su momento fue un diseño muy innovador y es un

ejemplo destacado y temprano de la entonces inicial política hidráulica pública. Se trató de una obra formidable, una auténtica epopeya, que tuvo que superar numerosas dificultades. En el plan primitivo el plazo de ejecución era de cuatro años y el presupuesto algo inferior a los dos millones de pesetas, pero finalmente costó más de nueve millones de pesetas y las obras se prolongaron durante casi 30 años, principalmente debido a los grandes problemas técnicos que la cimentación de la presa tuvo que superar. Por otro lado, el embalse anegó tierras de labor y masías, casi todas del término municipal de Alcaine, y la expropiación formó parte por primera vez del debate político. La presa, de gravedad, construida de mampostería con paramentos de sillería y planta circular de 100 metros de radio y más de 112 metros de longitud de coronación es una de las más bellas de Aragón. Alcanza los 65 m de altura sobre los cimientos (45 sobre el nivel del cauce). Una impresionante subida con 272 escalones permite coronar la presa y contemplar el embalse desde lo alto de la misma. Esta característica, la de que el trayecto a la presa se realice desde su base, es propia de los pantanos más antiguos y muy pocos la conservan.


LA COMARCA En la coronación está también la entrada a la denominada cámara de mecanismos, desde la que se maniobran los conductos del desagüe de fondo o galería exterior. Esta cámara es impresionante, se baja hasta ella primero por una escalera de caracol y en el último tramo, por una galería inclinada en rampa, en total 188 escalones que penetran en las entrañas de la presa.

El aliviadero y el canal de descarga también son de gran envergadura e interés. El aliviadero es una presa de planta circular de 60 metros de radio y 2 de altura de lámina vertiente. El canal de descarga tiene un interesante puente al final de la coronación de la presa y el tramo final está formado por pequeñas presas de distintas alturas para amortiguar el impacto del agua. El embalse pertenece a la CHE y sus instalaciones están muy cuidadas. A la entrada del recinto están las antiguas viviendas de los trabajadores de la presa, el taller mecánico, la carpintería y la fragua, donde se conservan casi intactas maquinaria y herramientas, ya fuera de uso, además de los mecanismos de desagüe que fueron sustituidos, las viejas turbinas de la central eléctrica (que funcionó hasta 1966) y otras piezas. Uno de los edificios se acondicionó en otoño de 2007 para acoger la exposición El embalse de Cueva Foradada. Historia gráfica. 1912-1936 dentro de las jornadas “El agua: vida y paisaje en las comarcas de Andorra-Sierra de Arcos y Bajo Martín”, exposición que ha pasado a formar parte del patrimonio cultural del pantano y todavía se puede visitar.

Escaleras de acceso a la presa.

Base de la presa y puerta de entrada a su interior.

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Sala de máquinas y lugar por donde se desagüa el embalse para regar aguas abajo.

Interior de la presa.

Vista del encajonado valle del río Martín desde la parte superior de la presa.

A su valor histórico y patrimonial, se suma un valor natural y biológico excepcional, pues esta abundancia de agua en el ambiente semiárido del entorno sirve de refugio y descanso a diversas aves migratorias y especies acuáticas. El acceso a la presa es un oasis de verdor en medio de los ocres y pardos de las sierras circundantes. Si además se tiene la suerte de visitar el pantano en un día de desembalse, la sensación de frescor y humedad se ve incrementada por la increíble fuerza y potencia del chorro de agua que liberada vuelve a formar parte del curso del río Martín. Situado en un congosto excavado por el río Martín al atravesar la sierra de los Moros, el atractivo paisajístico de su entorno es igualmente muy destacable. La cueva que le dio nombre quedó sumergida, pero los restos puntiagudos de una cantera de piedra próxima utilizada para la obra se han convertido en uno de los símbolos diferenciadores y más característicos de las vistas del embalse desde la presa. El acceso al embalse es muy fácil desde Oliete por un camino asfaltado de poco más de 2 km de longitud, entre huertas y bosques de ribera, a los pies de la sierra de los Moros, que comienza junto al puente del río Martín y bordea la ribera por la margen derecha, aguas arriba. Por este mismo trazado discurría la vía férrea que desde Oliete iba al pantano para llevar y traer materiales, desmantelada en 1967, y cuya plataforma sirvió de base para el camino actual.

El pantano se puede visitar en horario de 8:00 a 15:00. Durante los meses de verano la Oficina Comarcal de Turismo oferta visitas guiadas, el resto del año se pueden concertar visitas para grupos (más información en el 978 880 927). Web Turismo Andorra, Patrimonio Hidráulico Web Turismo Andorra, Oliete


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RINCONES

Río Seco

La belleza primigenia de un río sin agua Fotografías de M.ª Ángeles Tomás Obón Ver la galería completa de fotos

Fondo plano del cauce del río Seco.

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aminar por el cauce estéril del río Seco tiene algo de catártico, de vuelta a los orígenes. Enseguida te invade la sensación de estar recorriendo un paisaje en formación, en el que nada es permanente: los enormes bloques de piedra sobre el cauce, las raíces de olivos y pinos al aire por la paulatina erosión de su sustrato, la caótica acumulación de troncos, ramas y cantos rodados en algunos tramos, las pequeñas islas aún más caóticas en medio del lecho de piedras esperando a su metamorfosis en la próxima riada, las contrastadas geometrías del paisaje, la diversa multitud de texturas y colores de las rocas que atraviesa y, sobre todo, el silencio y esa impresión de estar solo, lejos de todo, en una tierra aún en construcción. El río Seco empieza, o más bien termina, cuando se encuentra con el Martín aguas abajo del embalse de Cueva Foradada (Oliete), es la ruta la que empieza en donde el río muere. Unos metros antes de la entrada al recinto del embalse hay que descalzarse y cruzar el río Martín en el lugar en el que ambos ríos se encuentran. Los restos de una antigua pasarela que desapareció tras la última riada señalan la localización. Una vez cruzado el río, aunque no hay ninguna señalización, no tiene pérdida, tan solo hay que seguir el cauce seco. Hasta allí se puede llegar en coche, pero el estrecho camino asfaltado que se inicia en el pueblo de Oliete justo antes de cruzar el puente de la carretera en dirección a Alacón discurre junto al margen del río y a la sombra de la abundante vegetación de ribera e invita a llegar caminando. Son solo unos dos kilómetros de agradable paseo.


LA COMARCA En los primeros metros del recorrido el valle se abre hacia su desembocadura a nuestra espalda, el lecho de piedras del cauce seco también es bastante amplio. En ambas márgenes se conservan aún restos de la actividad humana del pasado. Algunas masías en ruinas y campos de olivos abandonados se resisten a desaparecer. Tras aproximadamente un kilómetro el valle empieza a estrecharse y el cauce se encajona, en algunos tramos la anchura máxima del cauce, entre paredes de piedra, es de tres metros. A medida que vamos avanzando, el cauce serpentea abriéndose paso a través de la sierra de los Moros, adaptando su recorrido a la dureza de los materiales, siempre arropado por magníficos bosquetes de pinos, de un intenso verde, sobre ambas laderas. Cuando la sierra va perdiendo altura, el valle va abriéndose y el cauce ampliándose, incluso en algunos sectores se ramifica dando lugar a isletas en las que la nueva vegetación lucha por sobrevivir a las riadas. Luego, las encinas y sabinas se incorporan también al paisaje, lo mismo que los chopos, aunque siguen predominando los pinos.

En las zonas más estrechas del cauce apenas dos metros separan ambas orillas. En muchos puntos los estratos de las rocas sedimentarias son prácticamente verticales.

Vistosas y variadas formaciones geológicas jalonan el recorrido.

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El intenso rojo de las arcillas contrasta en varios puntos del recorrido con el blanco predominante de los cantos rodados y el verde vivo de los pinos.

Venta del río Seco, al final del recorrido propuesto.

Tras una hora y media de caminata, unos 5 km, se llega a la altura de la Venta de Río Seco, frente al pico Royo, unos metros después el río gira bruscamente hacia el sur y su cauce sirve de frontera entre los municipios de Alcaine y Josa (pueblo este último hasta donde llegaríamos si seguimos caminando por el río varios kilómetros, penetrando en la comarca de Cuencas Mineras). En este lugar acaba la ruta que proponemos. Nos quedan otros cinco kilómetros de regreso por el mismo trayecto. Hay que tener en cuenta que, a pesar de que no son muchos kilómetros y el recorrido es completamente llano, caminar por un lecho de piedras ralentiza mucho la marcha. Aunque el fondo del río es prácticamente plano durante buena parte del recorrido, las texturas del suelo cambian considerablemente. Durante los primeros metros está formado por gravilla pequeña muy

compactada por la que se anda cómodamente, pero luego hay tramos con grandes cantos rodados, secciones de arena muy fina en la que se hunden los pies, tramos con grandes bloques de piedra que hay que sortear…; en algunos momentos se puede caminar por cortos senderos abiertos en el pinar, pero recomendamos caminar por el cauce. El privilegio de estar caminando por el lecho de un río, sin necesidad de mojarte o ponerte un neopreno, es único. La percepción del paisaje desde el centro del río es distinta, te permite entender la dinámica fluvial: dónde se produce la erosión y dónde y cómo se acumulan los sedimentos, cómo se forman los meandros, el poder de la fuerza erosiva del agua, cómo responden las rocas ante el embate del agua según los materiales que la forman o visualizar qué es una terraza fluvial, etc.


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Este recorrido es una auténtica lección de geología y geografía, pero, incluso aunque no seas una entusiasta de estas ciencias, vas a disfrutar del mismo por la plasticidad y belleza del entorno: el contraste entre los estratos casi verticales de las rocas calizas y el fondo plano del río o entre este y los cortados formados por rocas sedimentarias repletas de cantos rodados ordenados por tamaños; o el que conforman el rojo intenso de las paredes de arcilla, frente al lechoso blanco de la base del cauce. Y a lo largo del recorrido desde los altos siempre vigilantes las cabras montesas y las aves rapaces. A tener en cuenta Como pone de manifiesto su nombre, este es un río seco prácticamente siempre, pero no deja de ser un río y no debe transitarse con amenaza de tormenta, pues de vez en cuando se producen importantes avenidas, que se generan además cerca de la cabecera del río a kilómetros de distancia, algunas de carácter extraordinario como la que se produjo en agosto de 2013, que produjo graves inundaciones; además, durante buena parte del recorrido no hay ningún camino que te permita una salida rápida del cauce. Es imprescindible, por tanto, conocer las previsiones meteorológicas antes de iniciar la ruta. Por otro lado, es necesario llevar buen calzado para evitar torceduras y caídas, pues todo el itinerario es por un terreno pedregoso.

Más información sobre Oliete

La erosión del agua en las riadas socava las paredes del cauce.

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GASTRONOMÍA

Restaurante

Mirador del Maestrazgo “De la mata al plato” Fotografías de Archivo del Restaurante Mirador del Maestrazgo Ver la galería completa de fotos

U Detalle del comedor. Ternasco asado.

n pequeño y acogedor restaurante se suma en Ejulve a la oferta gastronómica de Andorra-Sierra de Arcos. El cariño y mimo que ponen los propietarios en cada uno de sus platos, basados en la cocina tradicional y los productos locales, son la principal seña de identidad de este recoleto local a los pies de la sierra de Majalinos.

Mar y Fernando, los propietarios del Mirador del Maestrazgo, ya ofrecían comidas a los alojados en sus dos casas rurales, la Casa del Gato y Los Pajarcicos, así que conocen bien lo que demandan los clientes que recalan en Ejulve para comer: sabores de siempre a precios razonables, y con esta premisa se animaron a abrir sus cocinas al público en general.


LA COMARCA Guisos de cuchara como las alubias rojas con sacramentos, el guiso de bacalao con patatas y pimientos rojos, o algo tan aragonés como las borrajas con patatas son varios de los platos que ofertan, aunque estos varían mucho según las estaciones y las temporadas de los distintos productos. Algunos de sus ingredientes, como las borrajas y los tomates, los cultivan en su propia huerta en las proximidades del río Guadalopillo. El jamón y el queso de cabra, producidos en Ejulve, también están muy presentes en sus preparaciones. Todos los postres son de elaboración propia: yogures, flanes, sorbetes, tartas e, incluso, los helados de frutas. Pero si hay un plato que destaca sobre los demás en las preferencias de los comensales, este es, sin duda alguna, el ternasco asado, cordero del Maestrazgo asado a baja temperatura con patatas crujientes.

Mermeladas variadas con bizcocho.

Alubias con guindillas.

El local, al que se accede por la calle La Pila, está en la planta baja de una antigua casa de pueblo que han restaurado cuidadosamente conservando las antiguas vigas de madera y las paredes de piedra. A la decoración con muebles antiguos recuperados se suma una estufa de leña para caldear las frías sobremesas del invierno ejulvino. Por su reducida capacidad se aconseja reservar previamente.

Dulces caseros.

Jamón de cerda.

Web Mirador del Maestrazgo Web Turismo Andorra, Ejulve

Fritos y croquetas caseros.

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SUMARIO


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Montaña leonesa

La historia de Riaño Por Borja Barba Martín-Montalvo Ver la galería completa de fotos

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a historia de Riaño (León) es la historia de una herida abierta. De una herida que se abrió hace ya treinta y dos años y que aún hoy continúa sin cicatrizar. La historia de Riaño, quizá la población más conocida de la montaña oriental leonesa, es la historia del profundo dolor que dejó en sus valles la construcción de una presa, inaugurada en el verano de 1987, que arrasó con un total de nueve poblaciones (Burón, Anciles, Éscaro, Pedrosa del Rey, Salio, Huelde, La Puerta, Vegacerneja y el propio Riaño) y que cambió para siempre la vida de sus habitantes para contener las aguas del río Esla y abastecer así las necesidades hídricas de los regadíos situados en el páramo leonés. Sin embargo, el fantasma del embalse de Riaño, cruel y doloroso, dejó tras de sí un escenario de una belleza insuperable. Una combinación de esbeltos y angulosos picos de piedra caliza erguidos sobre la inmensa masa

Dejando atrás Boca de Huérgano, pronto aparece el principal de los brazos del embalse de Riaño. En temporada de invierno-primavera, es habitual que las aguas lleguen hasta las proximidades de la recomendable ermita de Santo Tirso.

de agua que construyen lo que han dado en llamarse “los fiordos leoneses”, por la semejanza de los pequeños y encajonados valles anegados por las aguas embalsadas con las típicas formaciones nórdicas. La montaña oriental leonesa, apenas a una hora en coche desde la ciudad de León, ofrece un muestrario inolvidable de escenas de postal. Desde la elegancia del pico Gilbo, el “Matterhorn leonés”, junto al puente de la N-621 que da acceso a Riaño, a las vistas que ofrece el mirador del collado de Llesba, en el puerto de San Glorio, límite natural entre León y Cantabria. Boca de Huérgano, Portilla de la Reina, Cordiñanes o Posada de Valdeón son lugares en los que el tiempo se detiene. En los que no existe el concepto de prisa. En los que el frío curte en invierno y relaja en verano. Y a los que hay que acudir al menos una vez en la vida.

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Desde el puerto de Picones (1330 m) la carretera LE-215 desciende entre brezales y pastizales de montaña hacia la cuenca del río Esla. Al fondo asoman ya algunos de los colosos de la montaña oriental leonesa. Bajo estas aguas se ocultan las ruinas de lo que un día fue uno de los valles más animados y poblados de la montaña leonesa. Aquí yacen los restos de ocho pueblos, además del propio Riaño, desde el año 1987. Aunque el dolor de los oriundos nunca se mitigará, el embalse ha dejado un entorno de postal. Son los conocidos como “fiordos leoneses”. En la imagen, la entrada al valle de Anciles visto desde la propia localidad de Riaño.


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El sol se mete al atardecer tras las montañas de Riaño. A la izquierda, domina la escena el poderoso y fotogénico pico Gilbo (1679 m), el “Matterhorn leonés”. Le siguen, de izquierda a derecha, el Cueto Cabrón (1530 m), las Peñas Pintas (1985 m) y el pico Llerenes (1893 m). El nuevo Riaño, ubicado apenas a unos centenares de metros de donde antaño se ubicase el antiguo, ha sabido explotar a la perfección sus recursos turísticos, deportivos y paisajísticos. Cuenta con un pantalán deportivo y con el banco, dicen, que tienen las mejores vistas de León.

La iglesia de Nuestra Señora del Rosario fue trasladada, piedra a piedra, desde el vecino pueblo de La Puerta, otra de las localidades anegada por las aguas del embalse. Original de los siglos XIII y XIV, hoy da la bienvenida a los visitantes que se acercan hasta Riaño desde León por carretera.

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Los inviernos, con sus habituales mantos de nieve, dejan unas panorámicas espectaculares en Riaño. En la imagen, la vista del pueblo desde el acceso al collado del camping. Iluminada resalta la iglesia parroquial de Santa Águeda.

Incluso los ágiles corzos ven entorpecida su vida cotidiana cuando la nieve se amontona. Cuando el invierno azota con toda su crudeza, grandes acumulaciones de nieve dificultan la vida de los escasos vecinos que aún quedan en esa época en la zona.


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A escasos 30 km de Riaño, remontando el valle de La Reina, se encuentra el puerto de San Glorio, límite con la comarca cántabra de Liébana. Desde allí sale una atractiva ruta que nos llevará hasta el collado de Llesba y al pico Coriscao (2234 m), con una espectacular panorámica del macizo oriental de los Picos de Europa. En el collado de Llesba se erige el Monumento al Oso, obra en piedra del escultor cántabro Jesús Otero. No en vano, este es uno de los pasos naturales utilizado por el oso pardo cantábrico para acceder desde los valles leoneses y palentinos a los cántabros. Las hayas y los robles han hecho suyo el recóndito valle de Valdeón, ubicado a medio camino entre León, Cantabria y Asturias.

Con el deshielo, los torrentes que descienden desde los altos prados se precipitan con fuerza sobre las pequeñas poblaciones del valle de Valdeón. En la imagen, en el pueblo de Santa Marina de Valdeón.

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La montaña leonesa es zona eminentemente ganadera. Es habitual la presencia en sus pastizales de vacas de raza parda de la montaña. En la imagen, en las proximidades de Besande y del puerto de Picones. No es infrecuente que el valle de Valdeón se encuentre cubierto por la niebla. Su peculiar orografía, con grandes dosmiles flanqueándolo, y la angostura en su parte más profunda facilitan el fenómeno.

Un tradicional hórreo, construcción diseñada para mantener el grano con el que alimentar el ganado a salvo de la humedad y de los roedores, en Oseja de Sajambre. Tampoco falta el leñero, cuidadosamente apilado.

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Posada de Valdeón es la cabeza del municipio del mismo nombre. Al fondo asoma imponente el macizo del Cornión, límite con la vecina Asturias.

Desde el puerto de Pandetrave, uno de los accesos al valle de Valdeón, se puede contemplar la característica silueta de la Torre del Friero (2448 m) y de la Torre de Liordes (2477 m), acceso a la espectacular pradera de la vega de Liordes, ubicada a más de 1900 metros de altitud. Cordiñanes, a la falda de la peña del Porracho y a medio camino entre Posada de Valdeón y Caín, es otro de los pintorescos pueblos que salpican el valle.


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La identidad leonesa está muy presente y marcada en la montaña leonesa. Grafiti en las calles de Riaño.

Desde Caín, y llegando hasta la localidad asturiana de Poncebos, parte la espectacular y muy transitada ruta del Cares, que arranca en una estrecha garganta tallada entre verticales paredes de roca caliza.

Caín es, curiosamente, el pueblo con menor altitud de toda la provincia de León, con 480 metros sobre el nivel del mar. Fuera de épocas concurridas, observar la silueta de Piedra Llengua (2295 m) desde la tranquilidad de sus callejuelas de piedra es un espectáculo en sí mismo.

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Oporto Por Isabel PĂŠrez Gonzalvo y Celeste Sarto Fraj Ver la galerĂ­a completa de fotos

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O

porto es la segunda ciudad portuguesa en importancia después de Lisboa. Por su pujanza cultural, demográfica e industrial es considerada como la “capital del norte” de Portugal. En la ribera derecha del Duero, tiene 15 freguesias (barrios o parroquias). Quizá sea conocida sobre todo por sus vinos, en la margen sur del río Duero se encuentran las famosas bodegas (se calcula que hay 60 solo contando las ribereñas), aunque ya no pertenece al término municipal de Oporto, sino a Vila Nova de Gaia. Es una ciudad antigua que cuenta con un amplio patrimonio. El centro histórico fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1996. El palacio de la Bolsa, la catedral, la iglesia y torre de los Clérigos, el palacio episcopal, el ayuntamiento y sus puentes sobre el Duero son los principales monumentos. Sin embargo, en las últimas décadas Oporto ha vivido una amplia modernización y es reflejo de la pujanza del país. Tiene el metro más largo de Portugal, que cubre no solo el centro, sino también zonas de su área metropolitana, y el aeropuerto internacional Sá Carneiro ha sido ampliado. Desde siempre ha existido una rivalidad entre Lisboa y Oporto. Esta ciudad tiene un cierto aire británico, desde que se asentaron aquí los comerciantes de vino ingleses. Dice el refrán popular que “Lisboa se divierte, Coímbra estudia, Braga reza y Oporto trabaja”.

HISTORIA Cale (nombre de uno de los argonautas griegos que fundó un enclave comercial en este lugar) era un pequeño asentamiento situado en la orilla izquierda del Duero, cerca de su desembocadura; tenía muy malas condiciones para la navegación, por lo que los romanos trasladaron la ciudad a un lugar de mejores condiciones, donde se pudiera construir un puerto. Durante las invasiones bárbaras, Cale pasaría a control suevo, que fortificó un castillo en la colina de Pena Ventosa, llamando al burgo Cale Castrum Novum. En la base de la colina estaba Portus Cale (actual Ribeira), que dio origen a Portucale a finales del siglo V. Otro castillo, situado en la orilla de Vila Nova de Gaia, quedó como defensa avanzada de Cale. Ambos castillos figuran desde hace siglos en el escudo de armas de Oporto, situados a los lados de la Virgen María, protectora del burgo. Tras la conquista musulmana de la península ibérica, Oporto pasó a formar parte del reino de León como condado (del Miño al Duero), hasta independizarse. Alfonso VI otorgó el condado a su hija Teresa, casada con Enrique de Borgoña. El hijo de ambos fue el primer rey independiente de Portugal, Alfonso Henríques.


LA CIUDAD la empresa de Gustave Eiffel. Inaugurado el 4 de noviembre de 1877, fue puente ferroviario para unir las dos márgenes del río. Tiene 353 metros. El ponte do Infante, llamado así en honor de Enrique el Navegante, nacido en Oporto en el siglo XIV, es el de más reciente construcción, 370 metros. El ponte do Freixo es el más oriental de los puentes que conectan Oporto y la ciudad de Vila Nova de Gaia. Mide 3 km con un ancho de 150 m. El de São João, inaugurado en 1991, tiene 1140 metros y es utilizado solo por trenes.

LOS PUENTES A Oporto se le llama la Ciudad de los Puentes, fechados en distintas épocas y estilos arquitectónicos. Es recomendable hacer el tour por el Duero, se contrata en la Ribeira. Se realiza el crucero en un rabelo, una pequeña embarcación utilizada para transportar las cubas desde los viñedos hasta las bodegas.

El ponte da Arrábida, proyectado por el ingeniero Edgar Cardoso, en 1963, era el puente con el mayor arco de hormigón del mundo. Tiene 615 m de largo y una anchura de 27 m. Es el más occidental de todos los que conectan Oporto con Vila Nova de Gaia, estando a corta distancia de la foz del Río Duero.

El ponte das Barcas fue el primero que se construyó sobre el Duero, proyectado por Carlos Amarante e inaugurado en 1806. El diseño original eran dos tramos de 20 barcas amarradas por cabos de acero que se podían abrir para facilitar el tráfico fluvial. El 29 de marzo de 1809, la población huyó de la invasión francesa y el puente no pudo aguantar tanto peso, hundiéndose y pereciendo 4000 personas. Una placa recuerda los hechos. El ponte Pênsil (ponte D. Maria II) unía la ciudad con Gaia. Se inauguró en 1843 y fue desmantelado tras la construcción del ponte Luis I. Se observan dos pilares y restos de la casa del guarda. Fue un proyecto de los ingenieros Mellet y Bigot. De los dos obeliscos de 18 metros de altura, situados en cada margen del río, pendían los cabos de suspensión del tablero, de 6 metros de ancho, con un vano central de 150 metros. Ocho cabos, con 220 hilos de hierro cada uno, mantenían el tablero a 10 metros por encima del nivel de las aguas. El peaje de la época era de 5 reales por cada transeúnte, 20 reales por caballo y 40 por carro, precios que se duplicaban por la noche. El ponte Maria Pia fue proyectado por el ingeniero Théophile Seyrig y construido por

Ponte Luis I Inaugurado en 1886, fue proyectado por el ingeniero belga Teófilo Seyrig, se notan las similitudes con la torre Eiffel, como buen discípulo del artista que era. Se necesitaron 3000 toneladas de hierro para la estructura, compuesta de un arco central con dos pasarelas en la parte superior; tiene dos tableros: por el superior, de 392 metros, cruza la línea amarilla del metro de Oporto, y el inferior, de 174 metros está abierto al tráfico rodado. Tiene un gran arco de hierro de 47 metros de alto y cinco pilares. Es el mejor lugar para hacer fotos, por la buena panorámica.

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LOS MONUMENTOS Iglesia del Carmen En realidad, son dos iglesias y en el centro la casa más estrecha de la ciudad, ya que no permitían que se construyeran dos iglesias juntas… Está ubicada en la plaza Gomes Texeira. Construida en la segunda mitad del siglo XVIII, el arquitecto del proyecto fue José Figueiredo Seixas. La construcción del hospital comenzó más tarde y se completó en 1801. Declarada Monumento Nacional en 2013. Es famosa por el panel de la pared lateral de 1912. Ilustra la leyenda de la fundación de la orden carmelita. La composición fue diseñada por Silvestre Silvestri, pintada por Carlos Branco y ejecutada en las fábricas de Senhor do Beyond y Torrinha, en Vila Nova de Gaia. El color blanco y azul de los azulejos es una forma de reivindicar su identidad después de que se fueran los españoles, tomando los colores de su bandera, y a la vez era la forma de proteger de la lluvia los muros de las iglesias desde el siglo XV. El interior es barroco. Como la visita la hicimos en Semana Santa, estaba decorada con pendones morados. El conjunto también es denominado como de la Venerable Tercera Orden del Carmelo o de Nuestra Señora del Carmen.

Torre de los Clérigos Símbolo de la ciudad, del siglo XVIII. Edificio barroco diseñado por el arquitecto Nicolau Nasoni, uno de los máximos exponentes del arte barroco en Oporto, a instancias de la Hermandad de los Clérigos Pobres; incluía la iglesia y la enfermería. Monumento Nacional desde 1910. Realizada en granito, tiene 76 metros y muchas escaleras (240 peldaños). El diseño original incluía dos torres, pero la segunda no fue construida. Durante muchos años fue el edificio más alto de Portugal y, además, servía de referencia a las embarcaciones que navegaban por el Duero.


LA CIUDAD La plaza está al lado del mercado Ferreira Borges, reconvertido en sala de espectáculos, y de la iglesia de San Nicolás y San Francisco, cerca de la Bolsa. En la misma plaza se encuentra el Instituto del Vino de Portugal. Enrique el Navegante era un personaje curioso: hijo, hermano y tío de reyes, consiguió el monopolio de las exploraciones por las costas africanas y las islas del Atlántico y reunió a sabios y entendidos en cuestiones náuticas en la famosa -legendaria para algunos- Escuela de Sagres, ligada a la navegación oceánica, en El Algarve.

Plaza del Infante don Enrique En el centro, la escultura de Enrique de Avis y Lancaster, en bronce, realizada por Tomás Costa, con un globo terráqueo homenaje a los descubridores portugueses, señalando con el dedo las nuevas tierras... En el pedestal pone: “Así fuimos abriendo aquellos mares que ninguna generación antes los abrió, las nuevas islas vienen, que el generoso Henrique descubrió”. Enrique de Portugal nació en 1394, hijo de Juan I el de Buena Memoria, fundador de la dinastía de Avis y de Felipa de Lancaster, nieta de Eduardo III de Inglaterra. Fue uno de los protagonistas de la política portuguesa de la primera mitad del siglo XV, con el inicio de la era de los descubrimientos en Portugal. Consiguió el monopolio de las exploraciones de las costas africanas y las islas atlánticas: el archipiélago de Madeira, islas Azores, archipiélago de Cabo Verde. Se interesó por la predicción astrológica e impulsó la creación en la Universidad de Coímbra de una cátedra de astrología, que incluía la astronomía.

Iglesia de San Ildefonso Su construcción se inició en 1709 y terminó en 1730, sin campanarios, añadidos 9 años después. Fue diseñada por Nicolau Nasoni y construida por el arquitecto Miguel Francisco da Silva. En la fachada, las paredes están decoradas con 11 000 azulejos de Jorge Colaça (1931), con escenas de la vida de san Ildefonso y alegorías de la Eucaristía.

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LA CIUDAD Catedral, la Sé. Es el típico ejemplo de un edificio construido a lo largo de los siglos y por el que han pasado todos los estilos arquitectónicos: románico, gótico, barroco… De la época gótica es el claustro (siglos XIVXV), con planta cuadrada, de seis tramos en cada una de sus galerías, construido en granito. Sus crujías se cubren con bóvedas de crucería, cuyos nervios y arcos torales apoyan en ambos lados sobre cinco columnas que permanecen agrupadas, los capiteles están decorados con temas vegetales. En sus paredes fueron instalados siete grandes paneles de azulejos azules en el siglo XVIII, con escenas del Cantar de los Cantares. Casa Oriental, la conservera de Oporto Es una tienda de latas de sardinas, curiosa, en un lateral de la torre de los Clérigos. En el primer piso hacen degustación de sus productos. Las latas tienen una fecha con la explicación de la conmemoración importante del año; por ejemplo, estas de 1959 hacen referencia al Tratado Internacional para la Preservación de la Antártida y el nacimiento de Magic Johnson y Bryan Adams.

Pelourinho En la plaza de al lado de la catedral está esta columna, esculpida como decoración, recordando esa columna en la que se colgaba a los criminales de la ciudad. Desde ahí se ven unas vistas estupendas de la parte vieja, la Ribeira y las bodegas.


LA CIUDAD La Bolsa El palacio de la Bolsa es actualmente sede de la Asociación Comercial de Oporto. Inaugurado en 1891, es un edificio neoclásico, monumento nacional. Esta es la sala árabe, 300 metros cuadrados de estilo morisco, inspirada en la Alhambra, donde se llevan a cabo las recepciones oficiales. El reloj de la Bolsa tiene un curioso marcador de temperaturas en grados centígrados, que va desde los ríos helados al calor humano, pasando por nieve, buen tiempo, tiempo para permitir que eclosionen los gusanos de seda…

De paseo y de miradores Desde el puente Luis I, se contemplan estas vistas del Duero. Al otro lado del río ya es Vila Nova de Gaia y la zona de bodegas. La orilla izquierda tiene barcazas turísticas con barriles de vino. Hay un funicular que permite ver la ciudad desde lo alto. Desde este mirador se aprecia la catedral, la Sé, y el puente de San Luis.

Paseando te encuentras con las callejuelas del puerto, la Ribeira, coloristas y con mucha gente en las terrazas. Son callejuelas empinadas, monumentos mezclados con casas vivas; balcones de hierro forjado; ropa tendida; casas de colores y, sobre todo, azulejos, como muestra de arte y de lenguaje. El puente de Luis I, desde el que se observan las casas de la margen derecha debajo de la muralla, al lado del ascensor. Y desde el otro lado del puente, se ven las casas de la margen derecha.

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Vista aérea desde el funicular. Se observa una de las bodegas famosas de Gaia: Bodegas Ramos Pinto. Puente Luis I desde el funicular. Café Majestic Modernista, en la rua Santa Catarina, típico de Oporto, aunque caro y lleno de gente porque se supone que aquí escribía la autora de Harry Potter. Mejor los pasteles de nata en La Manteigaria o el Cafe a Brasileira, menos turístico y también bonito.


LA CIUDAD Casa de la Música Es una sala de conciertos diseñada por el arquitecto holandés Rem Koolhaas que da cabida a las tres orquestas: Nacional do Porto, Barroca y Remix Ensemble. Se realizó en torno a la capitalidad de Oporto de 2001, aunque no llegó a tiempo.

Fundación Museo Serralves Dedicado al arte contemporáneo, tiene interesantes exposiciones temporales, nosotras coincidimos con la de Joana Vasconcellos, la lámpara hecha con tampones en la foto. Los jardines están muy cuidados.

Librería Lello e Irmao En la rua das Carmelitas 144. Inaugurada en 1906. Dicen que la librería es de las más bonitas de Europa, pero está llena de turistas con niños y adolescentes, desde que la hizo famosa la escritora J. K Rowling al escribir Harry Potter en su estancia en Lisboa (dos años). Desde las ventanas se puede ver la vida universitaria portuguesa, que ha revalorizado la ciudad. La entrada vale cinco euros, pero te lo descuentan si compras cualquier libro.

Acércate hasta el mar. El paseo marítimo merece la pena.

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FOTO CON LETRA

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FOTO CON LETRA

Por el agua de Granada, sólo reman los suspiros Por Lucía Alquézar Villarroya Ass mira pensativo el horizonte desde su terraza. En realidad, es una terraza pública, compartida con el resto de senegaleses que viven en las cuevas de San Miguel y con los turistas menos perezosos que se atreven a subir a pie hasta allí. En esas improvisadas calles de tierra nunca falta el té o la música para hacer pasar a los visitantes un particular e inolvidable momento. ¿Quién se esperaba encontrar una comunidad bayfall a los pies de la iglesia de San Miguel, en ese extraordinario lugar? Ass reflexiona y anhela en silencio. Una puede imaginarse lo que ansía. No será muy diferente a lo que cualquiera pueda querer. Se construyó en su cueva un porche de hojas de palmera seca para tener sombra y sacaba sillas a la terraza para que cualquiera compartiera con él todo aquello. Toda Granada. Años después miro la foto y me viene a la mente la frase de Lorca que dice “por el agua de Granada, sólo reman los suspiros”. Ass suspiró, anheló y rezó, pero en su caso no fueron remos suficientes para evitar su deportación. Otro senegalés vive en la cueva del porche de hojas de palmera seca y suspira, al igual que Ass, desde su terraza. Me pregunto qué escribiría Lorca si se paseara ahora por los caminos de tierra de las lomas de San Miguel y se tomará un té con los senegaleses de las cuevas.

Si quieres colaborar en esta sección, envíanos tu foto a secretario@ celandigital.com junto con una breve descripción de quién la hizo, cuándo y con qué finalidad.

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LA RESEÑA

LA RESEÑA

Aragón a flor de piel Una mirada desde el aire Este es un precioso libro de fotografías de Jesús Tejel, hechas desde el aire y acompañadas de textos de Teresa Azcona, Ángela Labordeta, Jorge Marqueta y Modesto Pascau. Un libro de altura en el doble sentido.

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Jesús T ejel T eresa A zcona Á ngela L abordeta Jorge M arqueta Modesto Pascau Aragón a flor de piel. Una mirada desde el aire Prames S. A. Zaragoza, 2019 227 páginas ISBN 9788483218969

Jesús le gusta volar y ha empleado cuatro años de trabajo, volando un día a la semana para tomar fotografías desde avionetas, ultraligeros, drones e, incluso, un globo aerostático. La selección, más de 200 imágenes que presenta el libro, compone un viaje por Aragón desde el aire, manifestando la diversidad de paisajes aragoneses. El libro sorprende porque, aunque algunas fotografías aéreas pueden ser más conocidas (como las del castillo de Loarre, San Juan de la Peña, mallos de Riglos, meandro de Ranillas, Alquézar, Montearagón, monasterio de Veruela, embalse del Grado, Aínsa y la Peña Montañesa, Tella, Pineta, Aneto, Monte Perdido, estación de Canfranc, Bílbilis, el Salt de La Portellada, los pantanos de Mequinenza o Caspe, el cañón de Añisclo, Benasque, los Monegros, el cabezo de Alcalá en Azaila, etc.), hay muchas otras que constituyen en sí mismas un descubrimiento: los aguarales de Valpalmas, la rambla de Barrachina, el castillo de Peracense, el embalse de Santa Ana, el de Las Parras, los campos de Godos, los aerogeneradores de La Muela, el castillo y los montes de Cadrete, los Órganos de Montoro, las minas de Ariño o la sima de San Pedro en Oliete. Y es que cuando conoces un lugar desde abajo y ves estas fotos descubres otra perspectiva diferente y que realmente es la piel del paisaje…, así titula las dos partes de la obra: “La piel”

y “La huella sobre la piel”, dedicando esta segunda a la acción del hombre en el medio. En la primera parte, “La piel”, destaca poros, surcos, arrugas; una piel de gigantes; una piel que muda; piel húmeda, piel seca; una piel multicolor…, fotografías y textos acompañan esas sensaciones. Son piel los campos de Mezalocha, Herrera de los Navarros, Torrecilla del Rebollar, Muniesa, Monegros, Cariñena, Barbastro o Mora de Rubielos. Precisamente para la portada ha elegido campos de la comarca de Daroca, formas y colores generan esa impresión de piel que Jesús ha querido captar en su libro. “La huella en la piel” tiene varias partes: la huella en la piedra; un gigantesco puzle; la huella habitada; huellas…, memoria y la huella transformada. Las localidades y los puntos de interés son captados en su entorno y los matices de formas y colores se engrandecen desde el aire. Los textos que acompañan las fotografías, cortos y sentidos, enriquecen las imágenes y complementan la visión del libro. Han sido escritos por personalidades del ámbito de la cultura de la comunidad aragonesa: Teresa Azcona, directora de la Corporación Aragonesa de Radio y Televisión; Ángela Labordeta, periodista y escritora; Jorge Marqueta, director gerente de Turismo de Aragón, y Modesto Pascau, presidente del Patronato del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.


PUBLICACIONES

PUBLICACIONES

Geología de Teruel Luis Alcalá, José Pedro Calvo y José Luis Simón Instituto de Estudios Turolenses de la Diputación de Teruel 2018 ISBN: 9788496053892

Tras una introducción general a los rasgos geológicos de Teruel, el libro incluye seis capítulos, cada uno de ellos correspondiente a una de las grandes unidades geológicas en que puede ser subdividida la provincia, y se completa con dos capítulos que ponen de manifiesto claramente la importancia que concedemos a la difusión y divulgación de la geología, donde se describe lo mucho que se ha realizado en Teruel en cuanto a la puesta en valor de su riqueza geológica y la forma de encauzar la actividad didáctica y/o lúdica de los expertos y no expertos en ciencias de la Tierra.

Un viaje aragonés Miguel Mena Prensas de la Universidad de Zaragoza 2018 ISBN: 9788417358273

Miguel Mena hace un recorrido físico, en bicicleta, y emocional, retomando un viaje que hizo en 1991 y repite 25 años después. En los 550 kilómetros de Ordesa a Olba, muestra paisajes, gentes y hace un repaso literario con música de fondo. Hay tiempo, espacio y, por tanto, velocidad, lenta, como es la vida del Aragón rural, para saborear vivencias y referencias culturales y humanas, novedades, similitudes y ausencias.

Arranca en el valle de Ordesa, sigue el curso del Ara hasta Boltaña –por Broto, Fiscal, Borrastre, Albella o Jánovas–, se dirige al río Vero por Guaso, Buil y Arcusa, hasta llegar a Alquézar; atraviesa el Somontano y los Monegros (pasando por Adahuesca, Azlor, Peraltilla, Berbegal, Castelflorite, o Sijena) hasta dejar la provincia de Huesca en Peñalba. Caspe, Calanda, Cantavieja, Linares, Nogueruelas, Olba y el límite con Castellón, en la cuenca del Mijares, completan un recorrido en el que se evocan las músicas de La Ronda de Boltaña, Escoria Oriental, Ramones, Bunbury, Amaral y Labordeta. Los paisajes se completan con las voces y textos de Manuel Vilas, Marisancho Menjón, José Carlos Mainer, Severino Pallaruelo, Juako Malavirgen o Merche Caballud, entre otros muchos aragoneses que visten los paisajes recorridos.

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A tiro de piedra n.º5

Dentro de poco os podré abrazar

BCI nº34

De mazas y palillos

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