Libro de autor celeste alba iris

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Proceso del curso Fotografía con Historia Impartido por Alejandra Deppe y Camila Álvarez

Retrato de boda Construcción de un proyecto artístico a partir del álbum familiar

Celeste Alba Iris


I La antropologĂ­a para el estudio de las formas culturales visibles

MiĂŠrcoles 23 al martes 29 de Septiembre


¿Cuántas fotografías pueden reunirse en una vida? Quizá habríamos de comenzar por precisar la época para tener una aproximación más cercana. Mi abuela, quien nació a principios del siglo veinte para fallecer antes de que el nuevo milenio llegara, logró acopiar doscientas y tantas imágenes de su vida. Lo sé porque en una vieja petaca de madera ella preservó así su memoria. Ese legado en donde apenas le reconozco llegó a mis manos y es el equipaje con el cual hago este recorrido.


Informe

Cantidad de fotografías disponibles: 200. Propietarios: Originalmente Manuel García Barraza y Concepción García Hernández. Finados. En la actualidad se encuentra a mi resguardo. En qué estaban contenidas: En una petaca de madera. Ahora las tengo en sobres de papel pero aún agrupadas. Panorama del estado de conservación: aproximadamente cerca del 50% del acervo se encuentra en buen estado, 35% con daño de humedad, hongos y quebradura del papel, el 15% restante tiene daños severos.


II La fotografía social. El álbum familiar. El archivo fotográfico del museo.

Miércoles 30 de Septiembre al martes 6 de Octubre


Un poema Porque, las fotografías son inagotables invitaciones a la deducción, la especulación y a la fantasía,1 se también quién soy; y porque en las fotografías, el tiempo continuo acepta convertirse en tiempo detenido2, se también dónde estoy. “En realidad, lo que llamamos imagen (o incluso signo icónico) es un texto visual: la prueba está en que su equivalente verbal no es un simple palabra sino por lo menos una descripción (que puede ser infinita) o un enunciado y a veces incluso un discurso entero. [Umberto Eco/La producción de signo]” “Lo que llamamos polisemia es la vacilación interpretativa provocada por la falta de asertividad de la imagen: la imagen no es polisémica, el espectador sí. [Christian Metz/Lenguage et cinema]

Martine Joly I

No soy ese hombre joven No soy el jefe No No tengo amigos de nombre Roberto No tengo portón ni huerta No tengo un secretario con corbatín al lado No No hay mapa de Argentina detrás de mi escritorio No vivo en una casa de madera No levanto pilares No abro caminos con mar de fondo No arrullo bebés si visto a cuadros No crío gemelos No me siento en una banca a delinear horizontes No No es en sepia la memoria de mi tiempo 1 2

Sotang Susan /Sobre la fotografía (1981) Strelczenia Marisa/El álbum familiar (2001)


Del รกlbum de la Abuela

Los abuelos solteros, los abuelos casados.


Dos buenos amigos. El abuelo y su cuĂąado.

Alba. La primera luz femenina del hogar. La sexta hija de mis abuelos se convertirĂ­a en mi madre en 1968.


Concepción Alba Perla García Hernández (1944)


Concepción Hernández de García. Alba y Manuel. El hijo mayor, la hija menor.


Vivir en Ciudad Victoria, Tamaulipas.


Bodas de plata


Alba egresa de la normal y ejercerรก hasta jubilarse como docente de primaria.


Alba deja la casa de sus padres sin hacerse un retrato de boda. Alba se casa con su Manuel y van a vivir a la costa.


Doña Conchita y Don Manuel García Barraza Última fotografía de pareja tomada a finales de los ochenta en Guanajuato.


III La fotografĂ­a como documento

MiĂŠrcoles 7 al martes 13 de Octubre


Fichas catalográficas:

No. De Inventario: 01 Procedencia: Álbum familiar Soporte: Original/papel b/n Formato: vertical Tamaño: 12.5 x 17.5 cm

DATOS Título: Bodas de plata Fecha de la toma: Febrero de 1956 Lugar: Domicilio particular en Ciudad Victoria, Tamaulipas, México. Asunto o tema: Celebración de aniversario Personajes: Manuel García Barraza y Concepción Hernández Martínez Estructura formal: Retrato de pareja Tiempo de pose: Pose Enfoque: Plano medio Luz: Noche Autor: Anónimo Propietario: Celeste Alba Iris Condiciones de uso: Posibilidad de reproducción, venta de copia.

Pie de foto:

Porque barrunta un mañana incalculable, mortajas disueltas, criaturas exhumadas a otras fronteras del coraje, y hasta del amor, por supuesto, como recurso de sobrevivencia.

Fecha de registro: 13 de octubre 2015 Ubicación del archivo: Archivo personal de la autora Conservación: Amarillamiento


No. De Inventario: 02 Procedencia: Álbum familiar Soporte: Original/papel b/n Formato: vertical Tamaño: 8.5 x 13.5 cm

DATOS Título: Manuel Fecha de la toma: Febrero de 1924 Lugar: Ciudad Victoria, Tamaulipas, México. Asunto o tema: Retrato Personajes: Manuel García Barraza Estructura formal: Retrato individual Tiempo de pose: Pose Enfoque: Plano medio corto Luz: Iluminación de estudio Autor: Anónimo Propietario: Celeste Alba Iris Condiciones de uso: Posibilidad de reproducción, venta de copia.

Pie de foto: El abuelo hacía la siesta al final del corredor. Tendía su catre debajo de la mesa de corte y confección de la abuela, a un lado de la balaustrada que divide la estancia con la terraza donde la parra se urdía en techumbre verde y malva de verano. De tres a tres quince por la tarde, los ronquidos rompían el canto de las palomas y la parsimonia vespertina, el resuello de su respiración parecía venir de un hueco muy adentro al que siempre quise asomarme.

Fecha de registro: 13 de octubre 2015 Ubicación del archivo: Archivo personal de la autora Conservación: Amarillamiento, manchas, soporte quebradizo.


No. De Inventario: 03 Procedencia: Álbum familiar Soporte: Original/papel b/n Formato: vertical Tamaño: 7 x 13.5cm

DATOS Título: Concha Fecha de la toma: Diciembre de 1928 Lugar: Ciudad Victoria, Tamaulipas, México. Asunto o tema: Retrato Personajes: Concepción Hernández Martínez Estructura formal: Retrato individual Tiempo de pose: Pose Enfoque: Plano medio corto Luz: Iluminación de estudio Autor: Anónimo Propietario: Celeste Alba Iris Condiciones de uso: Posibilidad de reproducción, venta de copia.

Pie de foto: Hubo un ropero en casa con espejos [mi madre recogió los añicos] la abuela se contempló un domingo en esas lunas como miro ahora hacia esos días

Fecha de registro: 13 de octubre 2015 Ubicación del archivo: Archivo personal de la autora Conservación: Amarillamiento, manchas, ataque de hongos, perdida de emulsión.


No. De Inventario: 04 Procedencia: Álbum familiar Soporte: Original/papel b/n Formato: vertical Tamaño: 19.5 x 17.5 cm

DATOS Título: Día de playa Fecha de la toma: Marzo de 1967 Lugar: Playa Miramar de Ciudad Madero, Tamaulipas, México. Asunto o tema: Recuerdo de paseo familiar Personajes: Manuel Rodríguez González, Concepción Alba Perla García Hernández, Gilberto Rodríguez González, Luis y María de Jesús Rodríguez Nieto. Estructura formal: Retrato de grupo Tiempo de pose: Pose Enfoque: Plano general Luz: Estudio Autor: Anónimo Propietario: Celeste Alba Iris Condiciones de uso: Posibilidad de reproducción, venta de copia.

Pie de foto: Porque vendrán mañanas, plegarias, duelos y nuevos territorios repletos de soles y tormentas, de añil y ocre, otoños y veranos, canciones que aún no existe vendrán.

Fecha de registro: 13 de octubre 2015 Ubicación del archivo: Archivo personal de la autora Conservación: Amarillamiento, manchas, ataque de hongos, perdida de emulsión.


IV

La fotograf铆a como invenci贸n tecnol贸gica inserta en una historia social

Mi茅rcoles 14 al martes 13 de Octubre


Búsqueda de relaciones extra fotográficas Luego de regresar a casa tras intensos días de trabajo, de retomar las actividades de este curso, de leer los textos asignados para continuar con el proceso de aprendizaje y sobre todo luego de ver nuevamente las fotografías del álbum de la abuela, me doy cuenta de las distintas miradas que esas mismas imágenes me han provocado. Las primeras de ellas tenían que ver con el hallazgo y la sorpresa de descubrir a personas que han sido importantes para mí en un tiempo ajeno, “un mundo que, hasta entonces, había pasado desapercibido” como afirma Gisele Freud sucede con la fotografía. Observo que la mayoría de las fotos

guardadas

por

la

abuela

pertenecen a actos rituales: bautizos, cumpleaños, viajes y sobre todo bodas. Eso sin lugar a dudas tiene que ver con la contratación de un tercero para realizar las tomas, ya que el equipo fotográfico era manejado casi con exclusividad por personas que tenían en la fotografía su modo de vida, y las familias en su mayoría carecían de cámara propia. Hacerse una fotografía merecería un evento especial. Esto me hizo buscar alguna imagen que me ubicara en el aspecto que tenía entonces la ciudad porque si bien podía ver los rostros de mis abuelos en las fotografás, quería imaginar las calles que transitaban, el mundo cotidiano que veían sus ojos. Aunque en el acervo hay diferentes retratos de ella y el abuelo renovando sus votos matrimoniales, recuerdo haber visto hasta la adolescencia una postal de su fotografía de bodas. Ella usó para su enlace matrimonial en 1928 un vestido blanco con encaje y perlas de fantasía bordadas. Su cuello y velo también estaban adornados así.


La imagen que hasta entonces creí correspondía a sus nupcias. porque durante mi infancia permaneció colgado en la sala de su casa, es en realidad la celebración de sus bodas de Coral, es decir el retrato realizado por sus 35 años de matrimonio en 1963, tiempo en que ni mis padres aún se habían casado. Hay muchas historias que la fotografía ha ayudado a contar, sin embargo la propia no ha sido abordada en su totalidad. Desde su creación “este maravilloso invento nos ha dado más de lo que hemos podido analizar” asegura Francisco Cubas al referirse a la importancia de un estudio sobre el desarrollo y apogeo de la foto de bodas. Al parecer los primeros consortes en ser fotografiados fueron la Reina Victoria y su esposo, quienes habiendo contraído matrimonio en 1840 realizaron para la memoria una recreación de su boda 14 años después, ya que en su momento “el invento de Daguerre, Niepce y Fox Talbot aún no estaba lo suficientemente desarrollado como para registrar una boda real.” La imagen no sólo hizo desear a las parejas de nuevos contrayentes hacerse un estudio fotográfico para el recuerdo, si no también unificó la preferencia de las novias para usar vestido blanco, ya que anteriormente no existía un color tradicional.


La búsqueda de información sobre, la historia de la fotografía nupcial, la evolución de la moda para novias según registros fotográficos, el nombre del aniversario de bodas por año, son los vínculos principales establecidos en este módulo del curso. Dejo aquí la liga de los sitios virtuales que me ayudaron a entender mejor esta práctica que en el caso de la abuela fue tomada con el apasionamiento que la ocasión ameritaba: 

http://fotografolector.com/2013/10/04/pequeno-apunte-sobre-la-historia-de-lasfotos-de-boda/

http://zankyou.terra.com/p/inspiracion-de-de-bodas-desde-1900-hasta-hoysimilitudes-y-diferencias-22079

http://www.800fotografia.com/historia-de-la-fotografia-de-boda/

https://www.ameliste.es/magazin/tradiciones/costumbres/1639-aniversario-debodas

La imagen de la ciudad la recuperé en un grupo de Facebook denominado Fotografías Antiguas de Ciudad Victoria.


V

La entrevista etnogrĂĄfica. El trabajo de campo.

MiĂŠrcoles 21 al martes 27 de Octubre


LIGA A VIDEO DE YOU TUBE:

https://www.youtube.com/watch?v=fujQ99SB7s8

Esta práctica la realicé charlando con el responsable del área de artes visuales en el Centro de las Artes de San Luis Potosí, el fotógrafo Ricardo Sierra Arriaga, quien también es mi maestro. Ricardo es creador de Reconstrucciones una serie fotográfica ganadora del concurso 20 de Noviembre en México, y la cual tiene como eje la memoria partiendo del álbum familiar. La entrevista aborda las posibilidades y debilidades de mi proyecto fotográfico Retrato de boda.


VI

Arte, FotografĂ­a y Memoria

MiĂŠrcoles 28 de Octubre al martes 3 de Noviembre


Proyecto Artístico

Título: Retrato de boda.

Introducción:

Al observar los elementos capturados en las imágenes del álbum de la abuela, la lectura comienza a ser distinta. Quizá a ganar profundidad y más que comprensión a diluir la certeza que tenía de conocer a los personajes que aparecen ahí y de los cuales puedo mencionar su nombre, contar algunas anécdotas, decir inclusive lo mucho que les he querido, pero sobre todo construir más allá de la memoria otra historia posible a la que asisto como espectadora protagónica.

Descripción:

“El

recuerdo es una de las vertientes de la imaginación” afirma el escritor Julián

Herbert, por eso en Retrato de boda partiré de la mirada de un hecho histórico para asistir a la fantasía que admite la verosimilitud narrativa. En un principio está la intención de hacer un relato íntimo, sin embargo la búsqueda va encaminada no a construir un nuevo retrato sino a que la fuerza de esta práctica resida en su potencia literaria y no en el carácter testimonial de las imágenes.


Justificación:

El retrato fotográfico de boda es ahora parte del ritual nupcial, el registro se convierte en otra manera de afirmación de la pareja. En ella los personajes ataviados para la ocasión repiten sí hasta que la muerte nos separe. La foto de la pareja presidiendo un espacio privado pero social como es la sala del hogar tiene un carácter simbólico equivalente al uso de la argolla matrimonial. Pero… ¿Qué se captura en un retrato de boda?

Objetivos:  Indagar en el complejo entramado individual y social que registra la foto de boda.  Narrar una historia que tenga como eje a la mujer mientras orbita en torno al casamiento y el adulterio.  No discriminar entre realidad y ficción.  No reivindicar el enlace matrimonial ni justificar el divorcio.

Metas:

Armar con piezas de la memoria visual familiar [el álbum fotográfico de la abuela] un ejercicio narrativo que teja el breve relato biográfico y ficcional con una mínima extensión de 80 páginas al que llamaré Retrato de boda.


Boceto: Retrato de boda

La abuela Concha se casó varias veces, todas con el

mismo

hombre.

El

abuelo

Manuel

probablemente harto de repetir a la novia en cada boda, quiso dejar de comprometerse en público y usando traje, pero ella se mantuvo firme. Él podía irse con otra si quería, se lo dijo claramente, pero que Concha dejara de ser su esposa eso sí que no iba a pasar. La abuela se resistió a ser una mujer divorciada. Ella firmó hasta sus últimos días usando el apellido a la manera tradicional, agregando siempre la preposición de y el apellido del marido. Ese sentido de pertenencia le hacía sentir orgullosa, más que referir su entrega para ella la preposición corría en sentido doble. Si ella era de García, significaba que había una correspondencia. Quien es de quien es viceversa. La noche del 6 del marzo de 1991, Concepción Hernández Martínez falleció según certifica el acta de defunción. ¿Le hubiera gustado que dijese Concepción Hernández de García? Realmente creo que consideró ese detalle, lo digo convencida porque en sobradas ocasiones demostró ser una mujer precavida. Un día acompañé a la abuela con el grabador de tumbas. Ella fue a supervisar la que sería su losa y la escultura que hoy acompaña sus restos en el cementerio. No tengas miedo de la única certeza, me dijo mientras me animaba a ayudarle a elegir las palabras que hoy se leen en su sepulcro. Así que lo del apellido del abuelo en su certificado de fallecimiento quizá lo tuvo en cuenta pero desistió a sabiendas que el registro civil tiene su manera de hacer las cosas. Mujer de palabra, ella pronunció más de una vez convencida: hasta que la muerte nos separe, lo cual debe entenderse que el compromiso finiquita con el aliento vital. El acta de defunción es un borrón y cuenta nueva, la taza se rompe


y cada quien con su nombre. En la muerte nos pertenecemos enteramente. Somos uno y nadie más. Sin importar que hayamos muerto juntos o por otro, sin importar que acabemos enterrados en la misma fosa para la eternidad. El abuelo finalmente se quedó en casa. La única vez que estuvo dispuesto a marcharse fue por otra mujer que también quería firmar con su apellido mediando la preposición de, y cuando se enteró que Doña Concha no consentiría una separación legal, se enfrío el romance. Concha creyó actuar con la dignidad que correspondía a una mujer casada. Manuel se mostró indiferente ante su ley de hielo. Sabía que ella era heterosexual, monofálica y orgullosa. La impronta de él en su cuerpo no la haría buscar otro, mucho menos si tal acción la igualara al motivo de su reclamo o permitiera un causal de divorcio. Lejos de sentirse acorralado el abuelo experimentó la libertad de un niño explorador a campo abierto. No imagino a la abuela masturbándose, en realidad no la imagino siquiera teniendo un orgasmo a pesar de sus siete embarazos y las celebraciones de sus aniversarios de matrimonio. Nunca la vi tocando al abuelo, acercarse a él como no fuera guardando distancia. Aprendieron a vivir juntos sin mirarse a los ojos, a hablarse en medio de un pacto de guerra, a asistir a una pacífica fiesta de dos. La infidelidad de su cónyuge la dejó en abstinencia permanente. A pesar de esos pesares a la abuela le gustaban los retratos de boda. La sala de su casa era una estancia independiente que permanecía cerrada con llave. Cuando era pequeña me gustaba asomarme por los cristales de las ventanas para observar ese recinto casi sagrado que en contadas ocasiones se abría a visitantes especiales. Nosotros no vivíamos en la misma ciudad que los abuelos, sin embargo el hospedarnos en su casa cuando íbamos a verles nos confería un estatus diferente, es decir la puerta de la sala mantenía el cerrojo. Dentro de la habitación vedada había un sofá de tres piezas, un love seat y un sillón individual estilo Luis XV. Al centro una mesa de mármol y un tapete estampado con ramos de flores en las cuatro esquinas. El lugar olía un poco a humedad, otro poco a nuevo y sin usar. Una televisión enorme estaba situada al


fondo, su protagónica presencia se advertía desde la entrada, lo mismo que la consola a la que recuerdo encendida en una sola ocasión tocando un disco de villancicos navideños. Pero lo más importante estaba en aquellas paredes a las que la abuela había puesto una atención museográfica, inclusive como anfitriona daba recorridos más bien visuales por los retratos de boda de sus hijos que se exhibían en los muros. La imagen de mis padres no estaba ahí, tampoco en nuestra casa. Papá y mamá no tuvieron entonces fotografía de casados sino hasta que cumplieron treinta y un años de matrimonio. Mi padre aquejado de cáncer, creyó que podrían ser sus últimos días, así que pronunció sus votos frente al altar y a la salida de la iglesia un fotógrafo que había llegado temprano para el evento siguiente aprovechó la ocasión para ganar algo extra y tomó la foto de los dos saliendo de misa sin tomarles parecer. Esa imagen ya no pudo verla Doña Concha. Nunca tuve necesidad de preguntarle a la abuela el por qué su única hija no estaba presente en la instalación familiar de su sala, ella nunca habló conmigo del tema. Quizá por eso impronunciable mantenía el recinto cerrado, las piernas cerradas, los espacios íntimos en desuso y húmedos. El amor es más frágil que la costumbre. Lo que no se frecuenta tiene pátina de olvido, telarañas de resabios. La matriz de la abuela se cubrió de cáncer y de ahí sus ganglios, sus huesos. Cuando el médico abrió su vientre en dos hojas para echar un vistazo puso de nuevo el pasador con puntos de sutura. Nada retiró de ahí y ella se fue completa casi virginal. He vuelto a ser una niña decía, dando a entender que una mujer sin sexo cicatriza, restituye con su himen, su pureza. El cuarto donde murió tenía a ratos muy mal tufo, ella se avergonzaba si era yo quien recogía las sábanas donde terminó diluyéndose. La alcoba lucía una gran cabecera de satín capitoneado para camas gemelas con un buró al centro. Con ese amueblado los abuelos cumplieron sesenta y tres años de casados.


Este libro de autor se terminó un domingo potosino de 2015. El proceso fue un viaje a la inversa que concluye apenas en la terminal de salida.

Celeste Alba Iris

Otoño 2015 San Luis Potosí, SLP; México.



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