Carta manuscrita de pellegrini a tornquist 21091903

Mi estimado Tornquist: Estamos completamente de acuerdo tanto en el proyecto como en las razones en que lo funda.

Antes de presentarse la actual ley de conversión Anadón, entonces Senador, me escribió a Europa consultándome sobre un proyecto análogo de reforma de nuestra ley monetaria, por el que sustituiría con peso oro como unidad monetaria

El franco o peseta. Le conteste que eso tendría que venir más tarde, pero que por el momento lo que urgía era fijar un valor al papel que pudiera sostenerse y concluir con el agio. Fue ese el objeto de la ley de conversión, objeto que se ha conseguido con el auxilio del trabajo nacional.

Es evidente que la situación creada por esa ley es provisoria y transitoria, y no fue otra la intención de sus autores,

Y que algún día debe traer la desaparición definitiva de la dualidad monetaria actual.

Podemos desde ya ir preparando el terreno con ese objetivo, pero como Ud. Lo dice, no hay que precipitarse y el régimen de conversión facultativa debe continuar hasta que hayamos alcanzado un estado sólido de prosperidad que aleje todo temor nacional de ver desaparecer nuestro fondo de conversión, al

Que había que reforzar aunque sea lentamente hasta que garantice los 380 millones de emisión actual.

Podemos pues empezar como Ud. lo propone, por modificar el año próximo nuestra ley monetaria, adoptando como unidad el franco o la peseta, cuya ley entraría a regir dentro de un plazo prudencial – digamos 1° de Enero 1906 – para cuya fecha se habrían convertido todos los billetes, títulos de deuda pública,

La que circulan a pesos papel, por billetes o títulos a francos o pesetas a razón de 2.20 francos por 1 peso papel, pero continuando la conversión a oro, sin carácter obligatorio, como en Francia hasta mejor oportunidad. Esta ley marcaria ya la evolución definitiva de esta campaña cuyo objetivo ha sido concluir con el curso forzoso, el agio y disiparía toda duda sobre el porvenir de

Nuestra moneda y contribuirĂ­a a robustecer la confianza en la estabilidad de nuestra situaciĂłn actual que tanto agiolista impenitente anhelaba destruir.

Soy su affmo. Amigo (firmado) C. Pellegrini