Inflemos el año 2008 con el amor de Dios Cuando un año nuevo se acerca nos preguntamos que nos traerá. En mi escrito me dedicaré a enfocar el ministerio como alternativa positiva de reformación de una sociedad que sucumbe ante muchos problemas como suicidio, violencia, cadmios familiares, comunicación, vivienda, disfuncionamiento etc. de Este diagnóstico nos provoca a convertir nuestro ministerio en uno desprendido de las pertenencias que se observan de más y desbocarnos en un apostolado de sacrificios, entrega y desgaste en auxilio por nuestro país. Asumir el rol de Jesús cuando colocaba sobre sus hombros la carga de un pueblo que andaba sin fe y sin esperanza. Abrir nuestras manos y ofrecer lo que tenemos según lo que tenemos para dar. Dios nos ha llamado y nos ha encomendado una misión. Muchos ha perdido el camino acaparados por los cambios seculares y se ha confundido entre la misión de Dios en su llamado y el manipuleo de las generaciones de turno. Tenemos que desarrollar conciencia que nos enfrentamos una generación que será impactada no con dinero y si por el testimonio ejemplar de modelos de familias que evangelizarán con sus actitudes. Nuestra sociedad nos demanda satisfacerla con nuestros estilos de vida no fantasiosos si no realistas y adecuados, sin extravagancias sino sencillos y llenos de sentimientos. El nuevo año será uno de compromiso y trabajo para cumplir nuestro apostolado no con el enfoque del apóstol exuberante y pretencioso enfocado con prosperidad sino uno que se despoje de la túnica de lujos y los roles de nombres extravagantes que no son cónsonos con el apostolado y servicio que Dios exige a sus elegidos. Aun en medio de la violencia y los riesgos de la misma tenemos que lanzarnos el reto de poder transformarlas con el poder de Dios.
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