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LOS PENTECOSTALES HISPANOS Desde el mismo comienzo los latinos se agolparon en la misión de Azusa en búsqueda de un Dios trascendente y una vida mejor. Por razones que no son enteramente claras, su desenfrenado entusiasmo y deseo de testificar llevó al líder a “aplastar sin misercordia” el contingente latino en 1909. Este conflicto dio origen al movimiento pentecostal latino, con cientos de personas que dejaban la misión y comenzaban a predicar el mensaje pentecostal en los barrios y campamentos de trabajadores agrícolas en los EU, México y PR. Ya en 1912 los latinos organizaron sus propias iglesias, completamente autónomas en California, Texas y Hawaii.
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AVIVAMIENTO PENTECOSTAL EN HAWAII Como resultado del reto de las misiones foráneas que parten hacia tantas direcciones desde suelo estadounidense, llegan a Hawaii varias misiones que viajaban con destino a Japón y China. No pasó mucho tiempo sin que el mensaje apostólico alcanzara a muchos corazones de extranjeros residentes en Hawaii. ¿Quién se hubiera imaginado que este avivamiento en la “tierra del sol naciente” o el “Jardín del Pacífico” habría de repercutir en lugares tan lejanos como Puerto Rico, la “Isla del Encanto”?
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LA SITUACIÓN ECONÓMICA A consecuencia de la desesperante condición económica que hubo a lo largo de todo el siglo XX en la Isla, surge un movimiento migratorio hacia distintas partes de los EU por el cambio de soberanía política ocurrido como resultado de la Guerra Hispanoamericana en 1898, donde Puerto Rico pasa a ser un territorio de EU. El movimiento migratorio obedecía para trabajar en obras agrícolas, principalmente. Una de las muchas familias que viajó a territorios de los EU fue la de Juan León Lugo.
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LA SITUACIÓN ECONÓMICA… Esta familia pobre, oriunda del Barrio Piñas de Yauco, estaba compuesta de una madre viuda con dos hijas y un varón, Juan Lugo, que contaba con 10 años de edad. Juan nunca conoció a su padre, pues éste murió cuando Juan contaba 6 meses de edad. En 1900 salen por la Bahía de Guánica hasta el puerto de Nueva Orleans, viajando luego en tren hasta San Francisco y de ahí por barco hasta la isla de Oahu en Hawaii. Durante el viaje de Guánica a Nueva Orleans murió la hija menor de la familia, siendo sepultada en el mar. Todo el viaje les tomó 15 días. En Hawaii, la viuda se ocupaba de tareas domésticas, mientras que Juan estudiaba en la escuela elemental, al término de la cual se vio forzado por la necesidad y tuvo que ocuparse en tareas agrícolas.
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EFECTOS DEL FERVOR MISIONERO PENTECOSTAL EN HAWAII Para el año 1912 el avivamiento pentecostal estaba aún en sus comienzos. California, cuna del gran avivamiento, producía ya misioneros que se repartían por distintos países del mundo. Un grupo de tales misioneros salió de California rumbo al Japón y China, haciendo escala en Hawaii y predicaron el Evangelio en la Isla de Oahu. En la estación experimental del gobierno de EU trabajaba un grupo de puertorriqueños que habían emigrado años antes. Entre ellos estaba la madre del hermano Lugo con sus hijos.
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EFECTOS DEL FERVOR RELIGIOSO… La mujer había recibido el bautismo del Espíritu Santo en uno de esos servicios de los misioneros y sintiendo en ella el fuego misionero, quiso compartir con su hijo Juan aquella bendición que ardía en su ser. Juan vivía en otro lugar, en la isla de Kawai y ella le escribía hablándole de Cristo. Lleno de ambición y ansioso de disfrutar de los placeres terrenales, Juan hacía poco caso de las amonestaciones evangelizadoras de aquella madre.
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EFECTOS DEL FERVOR RELIGIOSO… No tenía interés alguno en tales asuntos. Anhelaba los placeres mundanos y pensaba que aquello estaba bien para su madre y padrastro, ya entrados en años. Aquella buena mujer continuó en sus afanes por traer a Juan al Señor y no cesó en su insistencia. Por fin Juan decidió hacerle una visita. “Le picaba” la curiosidad de saber personalmente qué era aquello que la autora de sus días manifestaba poseer.
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JUAN L. LUGO Víspera de conversión La atmósfera cristiana impregnaba aquel hogar. El regocijo de aquella mujer era contagioso. Sus continuas alabanzas hacían eco en el corazón del joven, recordando los días cuando de la boca de su madre no se apartaba el cigarro y la palabra soez. Aquel tremendo contraste hizo profunda huella en su mente y se dio cuenta de que realmente su madre era una nueva criatura.
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JUAN L. LUGO… Juan no regresó a Kawai. Se sentía atraído a investigar más de cerca aquella nueva vida. Los misioneros continuaban celebrando cultos en la estación experimental. Desde las 7 de la noche comenzaban a reunirse. Entrada la madrugada, aquellos primitivos pentecostales del Hawaii se sentían frescos y vigorosos envueltos en la adoración de Dios. Juan quedó muy impresionado. Aquellos cánticos le sabían a gloria y hacían surcos en las fibras más íntimas de su alma joven.
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JUAN L. LUGO… Las lamentaciones y clamores de arrepentimiento, en cambio, le parecían vulgares; el llanto de los hombres y mujeres le producía un desagrado. No podía asociar todo aquello con el Dios que se había forjado en su imaginación. Así, muchas veces abandonaba el lugar de los cultos muy disgustado.
Sin embargo, el Espíritu contendía por su alma. Continuó asistiendo a los cultos y casi sin darse cuenta empezó a participar en aquella algarabía que para él no tenía sentido. Así, entró de lleno en la adoración práctica del culto pentecostal casi sin percatarse de ello.
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JUAN L. LUGO… Dios obraba paulatinamente en su ser. Empezó a participar en las oraciones unidas con los hermanos y le gustaba escuchar la exposición bíblica. Su interés crecía de día en día y Dios usó a su compañero de trabajo Abad Vélez para traerlo al conocimiento de la verdad. Abad era analfabeto, pero una vez convertido, cargaba siempre en su bolsillo un Evangelio de Juan. A la hora libre del almuerzo, pedía a Juan que le leyera. No podía negarse a complacer a su buen compañero. Ese fue el instrumento que Dios usó.
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CONVERSIÓN Cierto día, mientras leía el cap 5 del Evangelio de Juan, leyó el versículo 24: “De cierto, de cierto os digo; el que oye mi palabra y cree al que me ha enviado, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas pasó de muerte a vida”. En aquel mismo instante, una íntima convicción de pecado inundó su alma. Se dio cuenta de que era culpable; estaba muerto en sus pecados y necesitaba vida eterna. Fue el día 13 de junio de 1913, cuando esto sucedió y allí mismo rindió su alma a Cristo.
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CONVERSIÓN… Al llegar la hora del servicio, Juan se dirigió al lugar. Bullía una ansiedad indescriptible en su alma. Esperaba ansioso el momento en que el predicador hiciera el llamamiento. Ya había hecho pacto con Dios al mediodía y ahora quería hacerlo públicamente delante de los hombres. El pastor era el Rev. Francisco Ortiz. Su mensaje era inspirador. Las palabras que salían de su boca eran tan elocuentes que penetraban en lo más recóndito de su alma, acrecentando más su amor a Cristo.
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BAUTISMO EN AGUA Una noche al oir al hermano Ortiz anunciar un servicio de bautismo para el 29 de junio del corriente (1913), Juan pidió ser bautizado. El día 28 de junio se celebraba una vigilia de oración. Solamente había tres personas, todos candidatos al bautismo. Juan era uno de ellos. Oraba intensamente. Derramaba su ser en súplica a Dios. Dios descendía en una nube y extendiendo sus brazos le llamaba. Aquel llamamiento le produjo una inmensa emoción de alegría. Al otro día había de ser sumergido en las aguas del bautismo.
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BAUTISMO EN AGUA… Llegó por fin el momento. Había entre los congregados una señora portuguesa inconversa. Miraba ansiosa los bautismos. Cuando el pastor Ortiz sumergió a Lugo, la señora irrumpió en llanto incontrolable. Luego testificó que al mirarlo, recordando a un hijo ausente del cual hacía tiempo no tenía noticias, vio al Señor posarse sobre Lugo, extendiéndole sus brazos. Aquella visión hizo que la señora aceptara a Cristo como su Salvador.
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BAUTISMO EN EL ESPÍRITU SANTO Inmediatamente Lugo se dedicó con ahínco a escudriñar la Escritura en oración. Pedía con lágrimas que Dios le otorgara la gracia de ser bautizado en Espíritu Santo. Su corazón ardía en ese intenso deseo. Se daba cuenta que habiendo entregado su vida a Dios, Éste no tardaría en otorgarle esa bendición. Una semana después del bautismo en aguas se hallaba orando en su habitación. Con sus ojos bañados en lágrimas clamaba a Dios por la unción espiritual. Dios no tardó en contestarle.
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BAUTISMO EN EL ESPÍRITU SANTO… Prorrumpió a hablar en otras lenguas mientras su pecho se llenaba de inefable gozo. Dios le había complacido. Aquel regalo de Dios fue sin duda alguna la graduación para una obra fecunda. Quería servir a Dios personalmente. Quería dedicar su vida a ganar almas para Él. Diezmaba de sus haberes regularmente y sentía gozo en hacerlo. Una extraña expectación le animaba y esperaba una revelación directa de Dios invitándole a entrar en su ministerio.
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EN SAN FRANCISCO, CALIFORNIA El día 9 de noviembre de 1913 salió junto con su pastor Francisco Ortiz hacia San Francisco. También iba con ellos Francisco Ortiz, hijo. Ya el hermano Francisco Lima pastoreaba una misión pentecostal en la calle Columbia. También celebraban frecuentemente cultos al aire libre, especialmente en una de las barriadas de peor reputación de San Francisco: la calle Pacific. El hermano Pancho y su hijo Panchito y Lugo se unieron al hermano Lima en esta fase del trabajo en el cual podían alcanzar directamente al pecador en la calle.
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SURGIMIENTO DE LAS ASAMBLEAS DE DIOS A partir del “Avivamiento de la Calle Azusa” en el 1906, el “fuego pentecostal” fue esparciéndose por todo el país. Puesto que aquella misión tenía miembros tanto blancos como negros, pronto hubo un fuerte movimiento pentecostal entre los negros. Al mismo tiempo, entre los blancos el movimiento se extendió no sólo entre personas de tradición wesleyana, sino también entre bautistas y otros. En 1914 E. N. Bell publicó un anuncio, convocando a las iglesias del nuevo Movimiento Pentecostal a una convención a realizarse a partir del 2 al 7 de abril de 1914 en la ciudad de Hot Springs, Arkansas, en el Grand Open House. Se reunieron 300 hombres y mujeres, entre ellos 128 misioneros procedentes de 20 estados y de otros países, además de los ministros M.N. Pinson, A.P. Hollins, H.A. Gross y D.C. Operman.
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ASAMBLEAS DE DIOS… K. Leonard eligió al nombre "Asambleas de Dios", tuvo el apoyo mayoritario. El nombre del Concilio fue: Las Asambleas de Dios. En este primer Concilio General Eudorus N. Bell fue elegido como presidente y J. Roswell Flower como secretario. Una serie de decisiones internas se adoptaron para un mejor desarrollo de la organización que contó con la adhesión de muchos ministros de espíritu pentecostal como el evangelista T. K. Leonard que ofreció al servicio de las Asambleas de Dios su imprenta y escuela en Findlay, Ohio. A los pocos meses se anunció la convocatoria al segundo Concilio General para noviembre de 1914, en la ciudad de Chicago, Illinois.
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ASAMBLEAS DE DIOS… En cierto sentido, la Organización de las AD fue, en parte, una separación racial de la Iglesia de Dios en Cristo, de Memphis, Tennessee y su líder, Charles H. Mason. Esta denominación y muchas otras tuvieron gran éxito entre las masas norteamericnas, tanto urbanas como rurales y pronto contaron con misioneros en diversas partes del mundo. Las Asambleas de Dios es la comunión pentecostal más grande y conocida del mundo. Con sus raíces en el movimiento de la fe apostólica fundada por Charles Perham y el avivamiento de la Calle Azusa, fue la primera denominación enteramente producida por el movimiento pentecostal. Los otros cuerpos pentecostales tenían sus raíces en el movimiento de la santidad. Al presente cuentan con 64,100,671 fieles; 350,929 iglesias, 344,399 ministros; 2,088 institutos bíblicos y 100,422 estudiantes de institutos bíblicos en más de 251 países.
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JUAN L. LUGO – EL LLAMADO AL MINISTERIO Después de varias mudanzas de un lugar a otro en esa área, Lugo volvió a San Francisco y allí comenzó a trabajar en la Compañía de Teléfono. Una evangelista americana muy conocida ya, Etta Woodworth, celebraba servicios de evangelización y sanidad divina en uno de los teatros mayores de la ciudad. Fuertes dolores de estómago mortificaban al hermano Lugo. Se presentó en la gran cruzada. Solicitó la oración de parte de la hermana Woodworth. El poder de Dios cayó sobre él y la sanidad se efectuó. Aquella sanidad aumentó su fe en Dios. Nuevos bríos enardecieron su cuerpo físico y energía espiritual inundó su ser.
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EL LLAMADO AL MINISTERIO… En la ciudad de San Francisco, Lugo se hospedó en el hogar de Salomón y Dionisia Feliciano. El 11 de enero de 1916, mientras la hermana Dionisia preparaba el almuerzo, Lugo se puso a leer su Biblia. Un intenso deseo de orar se apoderó de él. Una vez de rodillas, la bendición de Dios no tardó en sentirse. Repentinamente cayó tendido en el piso y tuvo la mayor de las experiencias de su vida de convertido. Aquella bendición trajo el punto de decisión en él.
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EL LLAMADO AL MINISTERIO… Bajo la dulce unción de Dios, Lugo tuvo una visión. El Espíritu Santo le llevó a un monte, cuya falda se extendía hacia abajo, donde radicaba una populosa ciudad. Entró en juego el don de ciencia. Dios le reveló que aquella era la ciudad de Ponce, Puerto Rico; la segunda ciudad en tamaño de la Isla y aquel monte se llamaba El Vigía. Dios le reveló que había estado preparándole para que fuese a su Patria, Puerto Rico y empezase obra en la ciudad de Ponce.
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ORDENACIÓN POR LAS ASAMBLEAS DE DIOS Y EL PATROCINIO DE LA IGLESIA BETEL Varios días después, Lugo renunció a su trabajo y decidió visitar a sus padres en San José, California. Allí se encontró con un grupo de pentecostales puertorriqueños que se reunían para celebrar su culto en un templo de una iglesia norteamericana. El pastor del segmento hispano de esta congregación lo era su amigo y ex-pastor Francisco Ortiz, padre. Entonces, decidió unirse a ellos y colaborar junto a Francisco “Panchito” Ortiz, hijo, en el desarrollo de esta incipiente comunidad cristiana.
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ORDENACIÓN POR LAS ASAMBLEAS… En esta época, el Concilio General de las Asambleas de Dios ya estaba organizado y el Pastor Francisco Ortiz padre, solicitó ser ordenado por esta pionera denominación pentecostal. También Panchito y Lugo solicitaron lo mismo. El día 16 de enero de 1916, fueron ordenados al completo ministerio Francisco Ortiz padre, Francisco Ortiz hijo y Juan L. Lugo, quien al momento tenía 26 años de edad. Previamente, Luego había tomado un breve curso bíblico por correspondencia que le ofreció el naciente Concilio AD desde Saint Louis, Missouri.
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PRIMER PASTORADO DE LUGO A mediados del próximo mes, Lugo y Panchito Ortiz tomaron la decisión de moverse a la ciudad de Los Ángeles. En esta gran ciudad visitaron el hogar de la señora Brown, quien había sido su maestra en la Escuela Bíblica en Santa Rosa. En esa casa conocieron a una mujer cristiana muy rica que, tan pronto como supo de sus propósitos evangelísticos con los hispanos, les dio dinero para pagar un motel donde hospedarse en la ciudad.
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PRIMER PASTORADO DE LUGO… Más tarde comenzaron a celebrar servicios al aire libre en la Plaza Mejicana. Muchas personas respondieron rápidamente a su predicación, de modo que determinaron alquilar un local a fin de iniciar una iglesia.
En esa pequeña congregación, Lugo tuvo sus primeras experiencias como pastor a jornada completa, experiencias que le fueron preparando para su futura carrera misionera. Su llamado misionero permaneció vivo en su corazón.
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PRIMER PASTORADO DE LUGO… De hecho, el convencimiento de su llamado aumentó el día que, mientras caminaba con Panchito Ortiz por la calle Buenavista en Los Ángeles, halló una iglesia pentecostal de nombre Templo Betel (AD). Esa misma noche asistieron al culto de jóvenes de esta congregación en el cual Lugo participó en la sección de testimonios y, sin darse cuenta, relató a todos los presentes su visión espiritual, el llamado de parte de Dios para su vida.
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PRIMER PASTORADO DE LUGO… Al final del servicio, conoció a la Srta. Hulda Needham, presidenta de la sociedad de jóvenes. Ella le dijo que estaría orando para que Dios le abriera las puertas en el lugar para donde le había comisionado y le invitó para que les visitara de nuevo el próximo miércoles. En esa ocasión, Lugo llegó a la iglesia a las 2 pm y una vez allá, un hermano de la congregación se le acercó y le dijo: “Hermano, en el servicio de oración que tuvimos el sábado en la noche, hubo un mensaje en lenguas extrañas. Dios dio la interpretación al momento y en dicho mensaje nos ordenaba a enviarlo a usted al campo misionero inmediatamente”.
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PRIMER PASTORADO DE LUGO… Lugo, con esa súbita y casi increíble revelación, entendió, sin lugar a dudas, que el Señor lo estaba llamando a ir, inmediatamente, a su madre patria. Así pues, los hermanos del Templo Betel le proveyeron a Lugo el dinero suficiente para ir a ver a su familia en San José y luego, partir rumbo a Puerto Rico a llevar la encomienda que el Señor le había dado.
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RUMBO A PUERTO RICO El día 17 de agosto de 1916, a las dos de la tarde un grupo de jóvenes lo despide en la estación del tren Santa Fe en Los Ángeles. Le habían provisto de un pasaje hasta San Juan, PR y el dinero para los gastos incidentales del viaje.
El hermano Lugo se detuvo en San Louis, Missouri por unas horas para saludar a los oficiales del Concilio General de las Asambleas de Dios, en especial al secretario general, Rev. J. R. Flower.
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RUMBO A PUERTO RICO… Al llegar en tren a New York se hospedó en la casa misionera que dirigía el Rev. Robert Brown en la calle 42. Allí encontró a un misionero que se dirigía a St. Thomas, Islas Vírgenes. Este hermano, de nombre Jameson, le dio a Lugo la dirección de una nativa de St. Thomas que vivía en PR, dándole carta de recomendación para ella. Esta hermana se había convertido bajo el ministerio de Jameson en St. Thomas. La hermana Michaels vivía en la Parada 18 en Santurce.
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DESEMBARCO EN SAN JUAN El Vapor Carolina le llevó de New York a San Juan, llegando a nuestras costas el 30 de agosto de 1916; tenía 26 años de edad. Como desembarcó tarde en la noche, la pasó en un hotel de San Juan. Al día siguiente se dirigió al hogar de la hermana Michaels, quien le abrió las puertas de su hogar para que permaneciera en él el tiempo necesario.
Al día siguiente el hermano Lugo decidió visitar al Sr. Martín Travieso, quien actuaba como gobernador interino en la ausencia del representante americano.
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DESEMBARCO EN SAN JUAN… Le explicó su misión de predicar a Cristo en PR y le preguntó si era permitido. Éste trató de disuadirlo diciéndole que ya se estaba predicando el Evangelio en la Isla, pues varias sociedades se habían establecido allá hacía 15 años y además la Iglesia Católica también era una iglesia cristiana. Lugo escuchó atentamente al señor Travieso y le aseguró que el Evangelio que él quería presentar a PR era un tanto distinto, en el sentido que era un evangelio palpitante, vivo, lleno de energías espirituales.
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DESEMBARCO EN SAN JUAN… Travieso, galantemente le indicó que en PR había completa libertad de cultos y que podía usar las esquinas de las calles y si quería las plazas y parques publicos, lo único que tenía que hacer era solicitar el permiso de la municipalidad, que indudablemente le sería concedido. Animado con estas palabras salió Lugo de las oficinas gubernamentales con gran gozo y confianza de que Dios estaba abriéndole las puertas.
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PRIMEROS CULTOS EN PUERTO RICO A las 7 pm, ese mismo día (1 sept 1916), ya que él no quería perder ni un solo instante, se colocó bajo un foco de luz en una esquina. Esa esquina histórica es la Parada 18 ½, en Santurce, cerca de la casa donde se hospedaba. Entonces aquella calle se llamaba de Figueroa. Abrió su culto con una oración. Luego cantó un himno de alabanza. Esperaba que de inmediato acudieran las gentes. ¡Qué desencanto! Nadie parecía interesarse. Leyó la Palabra y comenzó a predicar.
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PRIMEROS CULTOS EN PR… Las ventanas de las casas se abrían para cerrarse al instante. La gente lo miraba y continuaban su camino. Quizás creían que era otro loco más escapado del manicomio. Ni aun los niños le hacían caso. Aunque su entusiasmo declinó mucho, no cedió al desconsuelo. Continuó confiando en su Señor y en la promesa fortalecedora de que su Palabra no volvería vacía. Así comenzó solo y terminó también completamente solo.
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PRIMEROS FRUTOS La segunda noche volvió al mismo lugar, dispuesto a pelear. Dios premió sus esfuerzo. Un buen grupo de personas escucharon reverente y pacientemente la palabra de Dios. Continuó así por varias noches. Un grupo de santomeños convertidos se acercaron. Después de terminado el culto al aire libre lo invitaron a un salón que ellos tenían. Querían una explicación acerca del bautismo del Espíritu Santo. Dios había abierto otra puerta.
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PRIMEROS FRUTOS… Aunque eran solamente una docena aquellos hermanos, devoraban las enseñanzas que Lugo les daba. Como el misionero conocía el idioma inglés, les predicaba en su propio idioma la doctrina pentecostal. Luego de 24 noches consecutivas ya disfrutaba de la compañía del grupo de hermanos santomeños y ya varios de ellos habían recibido el bautismo en el ES. Finalmente, centenares de personas se acercaban para escuchar el mensaje. El trabajo no fue en vano. A no ser por el poderoso llamado que había recibido para Ponce, sin duda que Juan L. Lugo hubiera continuado evangelizando la zona metropolitana de la isla.
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A PONCE, EL LUGAR DEL LLAMADO El día 25 de septiembre de 1916, luego de despedirse de los hermanos, Lugo salió en tren para Yauco, su pueblo natal. Allí pasó unos días junto a su familia. Sus días allí no quedarían sin fruto, organizó enseguida una escuela bíblica que produjo nuevas conversiones. Luego de recibir por correo una ofrenda del Hno. Panchito Ortiz de $2 y otra de un hermano de California de $3, salió rumbo a Ponce contento por haber podido testificar a sus familiares en Yauco.
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LOS COMIENZOS EN PONCE El día 3 de noviembre de 1916, Lugo llegó a Ponce, al lugar donde Dios le había enviado. Allí se hospedó en la casa de un familiar que había conocido en Yauco. A la primera oportunidad fue a buscar la casa de la hermana Lucena, en la Calle Mayor Cantera. El esposo de ella estaba en California y le había pedido que buscara a su esposa, tan pronto llegara a Ponce. Aunque la hermana se había mudado, no le fue difícil dar con ella.
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LOS COMIENZOS EN PONCE… Durante el encuentro, mientras platicaban, Lugo se enteró de que el hermano Salomón se encontraba en Ponce. De hecho, muy cerca de la casa donde él se encontraba. Salomón Feliciano y su esposa Dionisia se encontraban en la casa de su cuñada en la Calle Acueducto. Fue tanta la alegría que sintió Lugo que, sin tomarse el café ni despedirse de la hermana Lucena, salió corriendo a saludar a Salomón. Ambos acordaron dar, aquella misma noche, el primer culto al aire libre en la esquina de las Calles Acueducto e Intendente Ramírez.
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PRIMER CULTO PENTECOSTAL EN PONCE
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PRIMER CULTO PENTECOSTAL EN PONCE… El primer culto pentecostal en Ponce dio comienzo a las 7 pm en punto, el 3 de noviembre de 1916; en la esquina de las Calles Acueducto e Intendente Ramírez. Estaban presentes: Juan L. Lugo, Salomón Feliciano y su esposa, la hermana Dionisia.
Dieron comienzo con una oración que fue seguida por varios himnos. Cuando terminaron de cantar el himno “Predicamos la Verdad”, tenían una multitud a su alrededor. Más de 400 personas se habían acercado para ver lo que allí se hacía.
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PRIMER CULTO PENTECOSTAL EN PONCE… Los pioneros se turnaban para hablar y tan entusiasmada estaba la gente, que como a las nueve de la noche preguntaron si había allí alguna persona a quien le gustaría que continuara el servicio en su hogar. José Escamaroní, comerciante de la Plaza del Mercado, dijo: “Cómo no, vamos a mi casa y sigamos con este asunto allí”. Un buen número de los presentes se dirigieron a la casa de Pepe. Fueron tantos los que les siguieron, que llegaron a temer que la casa, que estaba aún en construcción, no pudiera resistir tanto peso. Como a las dos de la mañana hicieron un llamado y once personas se rindieron a los pies de Cristo, entre ellos Pepe y su esposa Tomasa.
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EL PRIMER SALÓN PENTECOSTAL Los misioneros decidieron buscar una casa donde pudieran vivir y a la vez celebrar cultos. Lograron conseguir una casita de 4 piezas en la misma calle Acueducto, muy cerca de la esquina donde celebraron el culto inicial. Durante los dos meses siguientes, continuaron celebrando todas las noches un servicio al aire libre y luego otro en el salón. Pronto el salón les resultó muy pequeño. Ante este problema, los obreros le pidieron al hermano Pepe que terminara la planta baja de su casa y se las alquilara como lugar de culto. Pronto se trasladaron al nuevo local en la Calle Intendente Ramírez y lo estrenaron con un regio servicio de alabanzas. Ahora tenían espacio para más de 100 personas sentadas.
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PRIMERA CAPILLA PENTECOSTAL EN PONCE AHORA MUSEO PENTECOSTAL
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PRIMEROS CONTACTOS CON LAS DENOMINACIONES PROTESTANTES Antes de salir para Hawaii, donde conoció al Señor, el hermano Salomón Feliciano había sido miembro de la Iglesia Metodista de la calle La Villa. Aquellos hermanos metodistas, impresionados por la forma en que Dios le había venido usando en su salón, le invitaron a él y a su compañero a celebrar una campaña de avivamiento en su Iglesia. Accedieron gustosos y contentos de poder anunciar el Evangelio completo en aquel nuevo sitio. El primer sermón de la campaña lo predicó Salomón. Fue tan poderosa su predicación, que cuando Salomón teminó, la congregación en masa acudió al altar llena de gozo para orar y glorificar al Señor.
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PRIMERA IGLESIA METODISTA DE PONCE, PR
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PRIMEROS CONTACTOS… Era esto algo nuevo, pues nunca ellos habían acostumbrado a hacer tal cosa y como es natural, se hicieron muchos comentarios sobre el particular. A la noche siguiente, le tocaba a Lugo exponer la Palabra. Para él era una experiencia nueva hasta cierto punto. Nunca había predicado en una iglesia denominacional y sólo conocía el mensaje pentecostal. Para él lo más natural y lógico era que les hablara del poder del Espíritu Santo, ya que toda su alma estaba embargada de este tema tan glorioso. El resultado fue un poco triste para él.
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PRIMEROS CONTACTOS… El pastor de la Iglesia, hermano Wilson, ya se había sentido un poco molesto por la reacción de la congregación al mensaje que le predicara Salomón la noche anterior. Al oir ahora su predicación sobre la necesidad del cristiano de buscar el poder del ES, se sintió intranquilo y les suplicó que dieran la campaña por terminada allí mismo. La decisión del pastor Wilson no fue acogida con agrado por un gran número de los hermanos metodistas. Las dos predicaciones de ellos habían despertado cierta hambre en algunos corazones –hambre que no lograban saciar en su Iglesia.
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PRIMEROS CONTACTOS… Esto trajo por consecuencia que muchos de los miembros fueran a visitarle y algunos permanecieran con ellos. Nunca se dijo ni se hizo nada para retener a dichos hermanos. Si se quedaron con ellos fue porque encontraron algo que les era neceario para su completa adoración a Dios, que en su Iglesia no podían hallar. Lugo confiesa que aquella primera experiencia con las iglesias denominacionales no causó una impresión muy agradable en él. No podía comprender cómo ministros cristianos pudieran tratar de ahogar el poder de Dios, ni su antipatía por el Evangelio predicado en la misma forma como lo predicaran el Señor Jesús y sus apóstoles, según el NT. Para el joven misionero, convertido hacía sólo 4 años, era totalmente inexplicable.
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PROPOSICIÓN INOPORTUNA Aquel éxodo de evangélicos denominacionales hacia la iglesia pentecostal, llenó de preocupación a los ministros locales y pronto cundió la alarma entre ellos. El grupo de ministros deciden citar a Lugo, Salomón y su esposa para sostener una reunión con ellos en la Iglesia Metodista. Veinticuatro pastores se congregaron allí para pedirles que cesaran de inmediato sus cultos pentecostales. En la reunión estaban representadas: la Iglesia Metodista, la Iglesia Congregacional, Iglesia de Cristo, Hermanos Unidos y la Alianza Cristiana y Misionera.
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PROPOSICIÓN INOPORTUNA… Los pastores evangélicos quisieron justificar su demanda diciéndole a Lugo y a sus compañeros que no le hacían bien al Evangelio predicando con tanta emoción a las clases más pobres del pueblo. Que carecían de la preparación y el respaldo necesario para hacer una obra duradera y por lo tanto, al fin a la postre, todo lo que harían sería crear un caos que más luego sería muy difícil de remediar. Acto seguido, les hicieron una oferta muy tentadora. A Salomón y a Dionisia Feliciano le prometieron financiar una viaje misionero a la República Dominicana y a Lugo le ofrecieron una buena congregación con un buen sostén pastoral en otra parte de la Isla. Para sorpresa de los dirigentes de las Iglesias históricas, la respuesta de los intrépidos mensajeros pentecostales fue un rotundo no.
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EMPIEZA LA PERSECUCIÓN POR GRUPOS PROTESTANTES Las consecuencias no se hicieron esperar. Aquella misma noche, después del servicio, tres policías se aparecieron al templo pentecostal con una orden de citación para que sus pastores comparecieran, el próximo día, ante el fiscal de Distrito, José Torres Grau. La mañana siguiente, a las 9 am, Lugo y Feliciano se personaron a la Oficina del Fiscal. Una vez allí, se les dijo que en contra de ellos pesaba una denuncia del liderato evangélico ponceño acusándoles de obstruir el desarrollo de sus congregaciones. A lo que respondieron que dicha acusación era completamente falsa y a su vez le informaron al Fiscal que eran misioneros con credenciales de las AD. Así, el oficial legal, después de inspeccionar sus documentos religiosos, les indicó que podían proseguir predicando con los mismos derechos que los demás pastores evangélicos en Ponce.
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JUAN L. LUGO Y SU FAMILIA
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PROTESTANTISMO EN PUERTO RICO Ante el surgimiento de la República Española en el año 1873, se notó cierto grado de libertad religiosa, coyuntura que aprovecharon los comerciantes ingleses para establecer en la ciudad de Ponce el culto angligano y lograr de hecho “levantar el primer templo no católico en suelo de un territorio español”. Ya para el 1872 se había establecido la primera iglesia anglicana en Puerto Rico en la ciudad de Ponce. Llevó el nombre de la Santísima Trinidad.
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PROTESTANTISMO EN PUERTO RICO… En adición al logro de la Iglesia Anglicana al establecer cultos en San Juan y Ponce, se debe observar la importancia del grupo denominado “Los Bíblicos” en la parte noroeste de la isla. Ya para el año 1860 estaban establecidos en el Barrio Maleza Alta de Aguadilla. Es indudable que los integrantes de este grupo no pertenecían a ninguna congregación religiosa protestante, pues es obvio señalar que previo a 1898 no había ninguna organización eclesiástica protestante en la Isla, de manera que “Los Bíblicos” operaban desde una especie de perspectiva religiosa autónoma. Sin embargo, se unieron a la Iglesia Presbiteriana de EU cuando ésta llegó a la Isla en el 1898, al encontrar afinidad doctrinal respecto a sus creencias religiosas.
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CAMBIO DE SOBERANÍA EN PUERTO RICO La guerra de 1898 significó el fin del dominio colonial español y el inicio de la hegemonía estadounidense en el Caribe. Tal cambio conllevó fuertes remezones en la economía y la política local y regional, transformaciones en la cultura, en la producción y con la presencia de las comunidades evangélicas, en la religiosidad. La llegada de los EU a PR representó para la Iglesia Católica un dilema y un desafío real. El catolicismo en nuestra Isla estuvo ligado íntimamente con España, de tal modo que tuvo el control de la vida religiosa, prácticamente en todas las actividades culturales y de la educación del pueblo. Ahora, con la aparición del nuevo sistema político esa realidad cambió súbita y totalmente.
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CAMBIO DE SOBERANÍA EN PR… En términos generales, la Iglesia Católica nativa fue impactada por la separación de Iglesia y Estado, el temor de perder todas sus propiedades, la eliminación de la enseñanza religiosa en las escuelas, la expulsión de las monjas de las escuelas, la recuperación de la administración de los cementerios por parte de las municipalidades, el establecimiento del matrimonio civil y la autoridad del estado sobre permisos para celebrar este sacramento y el advenimiento de los misioneros protestantes. Al confrontar esta situación, la Iglesia Católica trataría de sobrevivir con el agravante que ahora ella estaba siendo dirigida por un Obispo americano.
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LLEGADA DE GRUPOS DENOMINACIONALES A PR La entrada a la Isla de cada una de estas denominaciones es como sigue: Iglesia Presbiteriana
1898
Iglesia Metodista
1899
Iglesia Bautista
1899
Iglesia Congregacional
1899
Iglesia DiscĂpulos de Cristo
1899
Iglesia Unidos en Cristo
1899
Alianza Cristiana y Misionera
1899
Iglesia EvangĂŠlica Unida
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LLEGADA DE GRUPOS DENOMINACIONALES A PR… De ahora en adelante, los norteamericanos establecerán una estructura nueva que les permitirá introducir su civilización. En este contexto, la civilización norteamericana será lo mismo que el evangelicalismo. Ya que ellos hablan de la República Norteamericana como el tipo más avanzado de civilización protestante y comentan que la sociedad está en favor de un cristianismo protestante moderno y una civilización cristiana. En esta dirección es que tienen más sentido las reuniones de las denominaciones protestantes norteamericanas comenzadas un poco antes de la invasión de EU a PR y continuadas hasta el 1900.
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LLEGADA DE GRUPOS DENOMINACIONALES… Las diferentes juntas de misiones decidieron dividir la Isla en varias áreas, de acuerdo al número de grupos religiosos dispuestos a efectuar la tarea cristiana en el nuevo campo misionero. El país fue distribuido de la siguiente manera: 1. Los presbiterianos fueron asignados al oeste. 2. Los Metodistas ubicados en el noroeste y suroeste. 3. Los Discípulos de Cristo se les estableció del norte al centro. 4. Los Bautistas se les concedió trabajar del norte al interior y hacia el sur. 5. Los Congregacionales se les permitió, junto con la Iglesia Cristiana, trabajar en el este del país. 6. Otras iglesias históricas como la Episcopal y Luterana; otras más jóvenes como la Iglesia del Nazareno, la Alianza Cristiana y Misionera, la Wesleyana, la Iglesia de los Hermanos y los Menonitas, se unieron a esta gigantesta empresa evangelística, más tarde. 70
LLEGADA DE GRUPOS DENOMINACIONALES… Podríamos resumir la misión de las iglesias protestantes en PR haciendo referencia a algunas conclusiones que el historiador eclesial puertorriqueño, Daniel R. Rodríguez, ha hecho sobre este asunto: • Las misiones protestantes que habían exportado su ideología e instituciones en PR se colocaron al servicio de la política colonial de su país. • La participación de estas denominaciones en la educación respondió tanto a la necesidad institucional como a la política.
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LLEGADA DE GRUPOS DENOMINACIONALES… • Ellos comprendieron que sus métodos de evangelización fueron muy eficaces a la norteamericanización. Así le dieron prioridad al sistema de escuelas dominicales, a través del cual copiaron el modelo de la escuela pública y pudieron evangelizar y norteamericanizar, empleando la Biblia como medio para combatir el catolicismo.
• En el aspecto de la educación teológica, pasaron de “unos programas para alumnos de baja escolaridad en la primera y segunda décadas”; en las otras, prácticamente “copiaron los modelos norteamericanos de educación teológica”.
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LLEGADA DE GRUPOS DENOMINACIONALES… • Las denominaciones protestantes fundaron instituciones de bienestar social con los siguientes propósitos: como una respuesta a los requerimientos humanitarios de sus creencias religiosas, como un modo efectivo y disimulado para la evangelización y para lograr un grupo de nativos en las profesiones médicas y paramédicas.
• La prensa protestante se destacó por jugar un “papel muy importante en un proceso que incluye la legitimación del poder ejercido por la metrópoli y conquistar el consentimiento de los gobernados en la colonia”.
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LLEGADA DE GRUPOS DENOMINACIONALES… Por esas razones, previamente señaladas, pensamos que la prensa misionera propagó esas ideologías cuyo contenido político fue favorable a los intereses políticos y económicos de la clase media norteamericana.
Lo que se ha establecido, anteriormente, bajo ninguna circunstancia significa que los misioneros norteamericanos solamente realizaron una labor políticamente orientada. Al contrario, ellos fueron muy sinceros en la predicación de la fe cristiana.
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LLEGADA DE GRUPOS DENOMINACIONALES… Sin embargo, no podemos ser ingenuos y no reconocer que esa proclamación evangélica fue influenciada por las concepciones políticas y el entendimiento social de esos predicadores. Los misioneros de las iglesias históricas, aunque efectuaron un trabajo misionero muy bueno en Puerto Rico, no pudieron alcanzar las masas pobres de nuestra Isla. Esa difícil, pero importante tarea, fue llevada a cabo por una clase diferente de protestantes: los pentecostales.
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