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PRESBÍTERO EDUARDO CÓRDOVA BAUTISTA Sacerdote y representante legal durante 30 años de la Arquidiócesis de San Luis Potosí, México, quien cometió múltiples abusos sexuales contra menores en tal periodo. En los meses de abril y mayo del 2014 se documentaron y dieron a conocer a la opinión pública los abusos sexuales que durante décadas cometió el sacerdote Eduardo Córdova Bautista, representante legal de la Arquidiócesis de San Luis Potosí, México, durante 30 años desde que en 1992 el gobierno mexicano otorgó personalidad jurídica a las Iglesias y estableció relaciones con el Vaticano. Fungió con tal cargo con tres distintos Arzobispos: Arturo Szymanski Ramírez (19871999), Luis Morales Reyes (1999-2012) y Jesús Carlos Cabrero desde abril del 2012 hasta muy poco antes que se conocieron públicamente las denuncias en su contra en abril del 2014. LA EXPOSICIÓN PÚBLICA DEL CASO (ABRIL-MAYO DEL 2014). Luego de que en 2012, mediante un modus operandi realizado durante décadas, el Padre Eduardo Córdova abusó sexualmente, luego de narcotizarle, de un menor que le había acompañado en un viaje a la Ciudad de México con permiso de sus familiares a quienes conocía, una familia cercana al menor, a quien confiara lo ocurrido, presentó una queja ante la Arquidiócesis Potosina dando inicio a un trámite interno que se fue alargando sin llegar a decisión alguna respecto del castigo al sacerdote. En el transcurso del procedimiento la familia conoció que al interior de la Arquidiócesis existían archivos y procedimientos de anteriores quejas por abuso sexual en contra de Eduardo Córdova Bautista que, de haber sido debidamente atendidas habrían evitado el abuso al menor cercano a ellos. Sin avances consistentes y luego de que la Arquidiócesis hiciera firmar a la familia y los padres denunciantes una declaración jurada ante Dios, documento titulado Carta Testimonial Juramentada, presentado en "estricta reserva" para mantener en secreto los delitos sexuales, como consta en un documento interno de la Arquidiócesis identificado con la clave VVC-26/12, la familia resolvió contactar a Alberto Athié reconocido defensor de víctimas de abuso sexual clerical en México, quien encabezara las denuncias por los abusos sexuales cometidos por Marcial Maciel el criminal fundador de los Legionarios de Cristo. Fue durante una entrevista con Alberto Athié, en el programa radiofónico de alcance nacional conducido por la periodista Carmen Aristegui y transmitida el 7 de abril del 2014, cuando el tema salió a la luz de opinión pública nacional, siendo retomada por los medios locales de la ciudad de San Luis Potosí, dada la trascendencia del personaje en la entidad tanto por su papel de representante legal de la Arquidiócesis como por su conocida cercanía y relación con las élites de los círculos sociales y políticos de la región. En efecto, el sacerdote Eduardo Córdova Bautista, en su calidad de representante legal de la Arquidiócesis igual acudía al nombramiento de los delegados federales, como formaba parte de diversos consejos consultivos del Ejecutivo y la autoridad municipal como: Consejero de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (1999-2001), integrante del Consejo Ciudadano de Transparencia y Vigilancia para las Adquisiciones y Contratación de Obra Pública del Gobierno del Estado (2011 al 2013), miembro del Monitor Ciudadano del Ayuntamiento de San Luis Potosí (2013 hasta la fecha en que se conocieron de sus abusos en 2014), y era ampliamente solicitado por la élite social para celebrar sus bodas, primeras comuniones y bautizos.
2 LOS ANTECEDENTES El Padre Eduardo Córdova Bautista tuvo al inicio de la década de los noventa un vertiginoso ascenso al interior de las estructuras de la Arquidiócesis de San Luis Potosí. Debido a que antes de su ingreso al Seminario Diocesano cursó la carrera de Leyes en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, el entonces Arzobispo potosino Arturo Szymanski Ramírez le envió a especializarse en Derecho Canónico ante la entonces conocida proximidad del reconocimiento jurídico que tendría la Iglesia Católica lo que ocurrió, como ya se mencionó, en 1992. Por ello, desde entonces y durante más de tres décadas ocupó el cargo de Representante Legal de la arquidiócesis potosina. Así, Córdova Bautista empezó a ostentar un notable poder e influencias tanto dentro de la estructura de la Iglesia local, y también establecer poderosas relaciones y contactos en las esferas políticas siendo el interlocutor entre Iglesia y gobierno local. Proviniendo, además, de una familia de abolengo en los altos círculos sociales de la ciudad de San Luis Potosí, Córdova Bautista reunía importantes condiciones y formas de poder y estatus en la entidad. Además del cargo legal ostentado, participaba en diversos movimientos de pastoral juvenil al interior de diversos colegios católicos como el Instituto Potosino Marista y el Colegio Motolinía, entre otros, donde tenía contacto permanente con jóvenes pues asistía a retiros espirituales y acudía a confesar a alumnos de secundaria y preparatoria, creando las condiciones para cometer posteriormente los abusos sexuales. Igualmente fue asignado a distintas parroquias de la Diócesis potosina donde también abusó de menores que participaban en las actividades administrativas, litúrgicas y pastorales. Pese a contar con antecedentes previos de abuso a menores en el Instituto Potosino Marista donde laboraba cuando realizaba sus estudios universitarios, y del que fue despedido en 1983 ante la denuncia de familiares de los menores abusados, antecedentes conocidos por las autoridades escolares religiosas y algunas autoridades eclesiales, ingresó en 1984 al Seminario Mayor diocesano. Contrario a lo habitual, no realizó el curso introductorio exigido a todos los aspirantes, y tampoco cursó los estudios de Filosofía previos a los de Teología, sino que ingresó directamente a esta etapa final de la formación al sacerdocio. En el ambiente clerical y el de sus cercanos, se comentaba que tal situación obedecía a que había realizado estudios profesionales en Derecho. Así que solo tuvo una formación para el sacerdocio de cuatro años, lo que le llevaría muy rápido a ser ordenado sacerdote en 1988 por el Obispo Arturo Antonio Szymanski Ramírez, que había llegado al frente de la Diócesis en enero del año anterior, y que luego sería elevada a Arquidiócesis en noviembre de 1988. Fue precisamente durante el periodo de Szymanski Ramírez que vertiginosamente Eduardo Córdova Bautista escaló a las más altas funciones de la Arquidiócesis potosina, siendo enviado a Roma para estudiar Derecho Canónico (1990-1992) para luego ser nombrado apoderado legal de la misma. Desde los inicios de su consagración sacerdotal hubo diversos testimonios privados, así como una creciente ola de rumores que llegaron a ser del dominio general en los diversos ambientes escolares y parroquiales que frecuentaba, en los que se le mencionaba como abusador sexual. Ello se articulaba en torno a anécdotas contadas por algunos, de hechos propios o conocidos a través de terceros. El enorme prestigio que en el contexto social local tiene la investidura sacerdotal, así como los mecanismos de control victimario-víctima desplegados por el agresor dificultaban a las víctimas la denuncia, así como por la vergüenza y el escarnio que previsiblemente ocurriría en un ambiente social, educativo y eclesial que otorga al sacerdote la máxima autoridad y la previsible falta de credibilidad en el testimonio de los jóvenes, dado el
3 enorme prestigio, poder e influencias que Córdova Bautista se había encargado de mostrar a sus víctimas durante las etapas previas al abuso. Es probable que muchos integrantes de los ambientes escolares y parroquiales que frecuentaba Córdova Bautista no conocieran a profundidad el grado de sordidez de algunas de las conductas que quedarían después expuestas, pero es innegable que la Arquidiócesis Potosina y un significativo sector de su clero, en cambio, las conocían a profundidad. EL ENCUBRIMIENTO INSTITUCIONAL DE LARGA DATA. La Arquidiócesis de San Luis Potosí conoció de las conductas criminales de su representante legal desde mucho antes de abril del 2014, cuando el escándalo estalló ante la opinión pública. En medio del escándalo la propia Arquidiócesis Potosina debió reconocer entonces que desde 1999 existían denuncias en su contra y había, al menos, una resolución del Tribunal eclesiástico en 2008. Las denuncias reconocidas por la iglesia local se extendían hasta el periodo del 2012 cuando ocurrió el abuso que detonó la exposición pública y que ya se señaló al inicio. Así lo afirmaron tanto el Vicario General de la Arquidiócesis, Benjamín Moreno, como Armando Martínez Gómez, presidente del Colegio de Abogados Católicos de México, que hacía entonces las veces de representante legal y vocero de la Arquidiócesis (Notas de prensa de diversos medios locales y nacionales del 19 y el 28 de mayo del 2014). La familia involucrada en el caso del 2012 atestigua haber sido informada por quien presidía la investigación al interior de la curia, de muchos otros expedientes contra el sacerdote pederasta. Se conoció públicamente, también entonces, un intercambio epistolar que data de abril del 2004 y se alarga hasta noviembre del 2006, entre la Arquidiócesis y familias de la Parroquia de Nuestra Señora de la Anunciación en la Colonia El Paseo, donde fue párroco, donde se denuncian los abusos sexuales. Ahí aparece una carta firmada por el entonces Arzobispo Morales Reyes el 1 de septiembre del 2005, donde reconoce que existe una denuncia, la apertura de un supuesto proceso interno ante el Tribunal eclesiástico, la espera de “instrucciones” de Roma y la remoción de Córdova a quien trasladan como capellán de una comunidad de religiosas. Nueve años después, cuando estalla el escándalo al conocerse públicamente otras denuncias distintas, nada había ocurrido y Córdova Bautista seguía oficiando y siendo representante legal de la Arquidiócesis. Con apoyo de activistas y abogados locales, tales víctimas interpusieron finalmente en junio del 2014 una denuncia penal toda vez que aún no prescribían algunos de los más graves delitos cometidos en su contra. El modus operandi seguido por la Arquidiócesis de San Luis Potosí fue: ocultamiento, presión moral a las víctimas y sus familiares para mantener el asunto en sigilo, encubrimiento ante las autoridades civiles, el traslado del victimario a otro lugar sin darle de baja del ministerio, evasión de toda responsabilidad institucional circunscribiendo el asunto a un mero problema de la conducta individual del sacerdote, y hasta la abierta defensa del acusado y la denigración a los acusadores. Debe resaltarse que tal modus operandi tuvo el efecto de permitir que, en muchos casos, prescribieran los tiempos para interponer la denuncia penal, estrategia conocida por el propio victimario en tanto abogado que es. Ese entorno institucional de encubrimiento incrementó exponencialmente los daños causados por el sacerdote pederasta en tan largo periodo de actividad ministerial.
4 Todavía en las semanas de abril y mayo del 2014, en medio de la exposición pública del caso Córdova, distintos actores de la Arquidiócesis, como el Arzobispo Jesús Carlos Cabrero le defendían abiertamente ("El padre Córdova no teme porque es inocente", nota de El Sol de San Luis del 14 de abril de 2014), y el vocero oficial de la Arquidiócesis Juan José Priego se compadecía de él justificando su ocultamiento por el temor de ser agredido luego de la “injusta” exhibición pública de la que era objeto entonces, catalogando la información en medios como “sensacionalista” y “difamatoria” (Diario Pulso, 8 de mayo del 2014). Ante el cúmulo de denuncias debidamente sustentadas, el 11 de junio del 2014, finalmente la Arquidiócesis potosina se vio entonces obligada a reconocer la existencia de los abusos sexuales cometidos, pedir perdón a las víctimas y crear una Comisión de Justicia y Atención a las víctimas. Tal Comisión nunca ha establecido contacto con víctima alguna del padre Eduardo Córdova hasta la fecha. Pocos días previos anunció también que el Vaticano había decidido suspender de sus licencias ministeriales y dar de baja en la Iglesia Católica al sacerdote. LA DENUNCIA LEGAL Acompañadas y asesoradas por un grupo de activistas y abogados locales, las víctimas de la Parroquia de Nuestra Señora de la Anunciación de la colonia El Paseo, en la ciudad de San Luis Potosí, presentaron el 29 de mayo del 2014 formal denuncia penal contra el presbítero Eduardo Córdova Bautista por la comisión de los delitos de ABUSO SEXUAL CALIFICADO, CORRUPCIÓN DE PERSONAS MENORES DE DIECIOCHO AÑOS DE EDAD, PRIVACIÓN ILEGAL DE LA LIBERTAD, en contra de 19 menores de edad, y contra quien resulte responsable en la Arquidiócesis de San Luis Potosí, A.R., por el delito de ENCUBRIMIENTO en la Subprocuraduría Especializada Para la Atención de Delitos Sexuales, contra la Familia y Derechos Humanos de la Procuraduría General de Justicia del Estado de San Luis Potosí abriéndose la Averiguación Previa 74/2014 ante la mesa del Ministerio Público de la Unidad Especializada de Delitos de Alto Impacto. Finalmente el Juzgado Tercero de lo Penal dictó orden de aprehensión contra el sacerdote. Actualmente es prófugo de la justicia y, a casi 2 años, las autoridades no han dado con su paradero para cumplimentar la orden de aprehensión y seguirle el juicio correspondiente. La investigación por encubrimiento no tiene avance alguno. Cabe señalar que el 22 de mayo del 2014, durante un programa televisivo nocturno con la periodista Carmen Aristegui, Armando Martínez Gómez presidente del Colegio de Abogados Católicos de México y representante legal del arzobispado potosino, afirmó haber presentado una denuncia penal ante la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) contra el sacerdote. Pocos días después, en voz de las propias autoridades de la Procuraduría, se comprobó que no existió tal denuncia sino sólo se constituyó un conocimiento de hechos por los que solicitaba a la PGJE indagar, sin presentar datos concretos de los hechos o delitos y sin siquiera ser ratificada además de afirmar que la Arquidiócesis potosina se había negado a entregar información sobre el ex sacerdote Eduardo Córdova (Notas periodísticas del diario local Pulso del 2 de junio y 11 de julio del 2014). Con ello queda en evidencia la no colaboración debida con las autoridades civiles por parte de la Iglesia potosina, hasta el extremo de montar la farsa de una falsa denuncia. EL MODUS OPERANDI DEL ABUSO.
5 Debido a su investidura sacerdotal y las funciones de párroco, capellán, confesor y asesor de movimientos juveniles y colegios católicos, el padre Córdova Bautista recibía la confianza y estima de los adolescentes y jóvenes de las instituciones educativas y eclesiales donde se desempeñaba. En un momento inicial, se acercaba de forma solidaria y protectora a los muchos jóvenes que le buscaban para solicitarle consejo y apoyo. Les brindaba confesión, llegando incluso a apoyarles con dinero para necesidades apremiantes, y una vez ganándose su confianza les hacía partícipes de sus actividades pastorales, incluyéndose algunas de las que realizaba en su carácter de representante legal de la Iglesia y, según testimonio de quienes le acompañaron, ostentaba su poder de ser recibido sin antesala ante algunas de las más altas autoridades del gobierno estatal. Una vez deslumbrados por la aureola de poder y prestigio que le rodeaba y que se encargaba de mostrar, y habiéndose ganado su confianza, cuando algunos de los jóvenes adolescentes le solicitaban una confesión o consejo, con el aparente fin de conversar con más calma y en un ambiente de mayor confianza les solicitaba acudir a su domicilio privado para brindarles lo que él mismo llamaba: “confesión alternativa”. La “confesión alternativa” consistía en que, luego de escuchar los problemas adolescentes que le confiaban los jóvenes, él les señalaba que más allá del sacramento, lo que necesitaba era una especie de ”terapia” relajante, que él mismo ofrecía mediante masajes corporales y administrándoles unas pastillas calmantes que provocaban desde relajación hasta una fuerte somnolencia, la cual era aprovechada para cometer los abusos sexuales, mediante tocamientos o hasta la violación sexual, según diversos testimonios de las víctimas. Algunos de los jóvenes alcanzaban a reaccionar y rechazaban el masaje cuando éste se convertía en abuso sexual. Otros desconcertados por lo que ocurría, sin atinar a reaccionar, recibían los masajes con reticencia y posteriormente se alejaban de la relación con Córdova Bautista. Cuando algunos jóvenes llegaban a reclamarle por lo que estaba ocurriendo, Córdova Bautista, utilizando la enorme ascendencia que tenía sobre ellos, les manipulaba emocionalmente para convencerles de que todo había sido un mal entendido debido a la situación de estrés en que se encontraban los jóvenes. Cuando otras víctimas llegaron a confrontarle con posterioridad lo ocurrido, además de negar los hechos se encargaba de desprestigiarles personalmente entre sus círculos cercanos o hasta en la comunidad educativa o parroquial, aprovechándose de las situaciones personales que le habían confiado en la confesión o en las charlas sostenidas. En términos generales, la mayoría de los adolescentes víctimas abusados, guardaban silencio ante sus padres, amigos y docentes, por la vergüenza y el escarnio que previsiblemente ocurriría en un ambiente social y educativo caracterizado por el machismo y la homofobia, la previsible falta de credibilidad en el testimonio de los jóvenes, dado el enorme prestigio, poder e influencias que Córdova Bautista se había encargado de mostrarles durante las etapas previas al abuso. Así es que, la inmensa mayoría de las víctimas no procedió a realizar denuncia o queja alguna fuera ante instancias eclesiales, en los centros escolares o de carácter penal. Sólo en pequeños círculos de extrema confianza e intimidad se atrevían a realizar comentarios, para finalmente conocer que no eran las únicas víctimas y que varios de sus amigos también lo habían sido, y detectando un modus operandi similar. Una estrategia recurrente consistía en hacerse acompañar de los menores de edad, con permiso de sus familiares, a la Ciudad de México para realizar trámites propios de su desempeño como representante legal de la Arquidiócesis. Solía hospedarse en el Hotel Casa Blanca, ubicado en la Colonia Tabacalera en la Delegación Cuauhtémoc, donde les narcotizaba para luego abusar de ellos y al día siguiente acudir a la Basílica de Guadalupe donde celebraba misa en alguna de las capillas privadas que se ubican en la parte superior del templo mismo con sus víctimas a las que
6 revictimizaba manipulándoles religiosa y emocionalmente. Así ocurrió tanto con varias de las víctimas de la Parroquia de Nuestra Señora de la Anunciación en el periodo 2000-2004, como con la víctima que en 2012 detonó el conocimiento público del caso, como ya se señaló al inicio. ----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- 1.
RESPONSABLES DE LA DOCUMENTACIÓN: Martín Faz Mora
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País: _México_ Fecha de registro de datos: 8 de febrero del 2016
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Ciudad, Estado y/o municipio donde ocurrió el abuso sexual? San Luis Potosí.