Catálogo Botticelli - Maestro del Arte Universal

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Botticelli Maestro del Arte Universal

Sandro Botticelli, Virgen con el NiĂąo y seis ĂĄngeles | Madonna col Bambino e sei angeli



Botticelli Maestro del Arte Universal

Sandro Botticelli, Virgen con el NiĂąo y seis ĂĄngeles | Madonna col Bambino e sei angeli

Textos a cargo de | Testi a cura di Ludovica Sebregondi


Nos sentimos especialmente honrados de que el arte italiano sea protagonista de las celebraciones por el décimo aniversario del "Centro Cultural Palacio La Moneda", una estructura creada por voluntad del Presidente Lagos y que en estos sus primeros años de vida, ha logrado afirmarse como un punto de referencia esencial en la vida cultural chilena. La exposición de la "Virgen con el Niño y seis Ángeles" de Sandro Botticelli, de la Galería Corsini en Florencia, exhibida por primera vez en América Latina, es sin duda un momento significativo de las relaciones culturales entre Italia y Chile. La presentación de esta obra maestra ofrece al público chileno la oportunidad de apreciar un extraordinario ejemplo del arte de Botticelli, uno de los maestros indiscutibles del Renacimiento, el resultado de la síntesis del redescubrimiento de los cánones clásicos con la "revolución" del humanismo. Otra circunstancia que para nosotros contribuye a elevar el valor simbólico de este evento, es el hecho de que la exposición de la "Virgen con el Niño y seis Ángeles" constituya uno de los momentos culminantes, en Chile, del Año de Italia en América Latina, organizado por el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación Internacional italiano, con el objetivo de valorar la presencia y los vínculos entre nuestro país y el continente latinoamericano. Al mismo tiempo, quiero expresar nuestro sincero agradecimiento a aquellos que hicieron posible este evento y en especial a la Directora del Centro Cultural Palacio de La Moneda, Alejandra Serrano Madrid y a sus colaboradores, a la Galería Corsini de Florencia y a la compañía minera “Doña Inés de Collahuasi”. El compromiso de todos ellos jugó un papel decisivo en el logro de esta importante iniciativa que representa una etapa más del fructífero diálogo entre Italia y Chile en las artes y la cultura. Marco Ricci Embajador de Italia en Chile


Siamo particolarmente onorati che l'arte italiana sarà protagonista delle celebrazioni per il decennale del “Centro Cultural Palacio de La Moneda”, una struttura fortemente voluta dal Presidente Lagos e che in questi primi anni di vita ha saputo affermarsi come un punto di riferimento essenziale della vita culturale cilena. L'esposizione della “Madonna con il Bambino e sei angeli” di Sandro Botticelli, proveniente dalla Galleria Corsini di Firenze ed esibita per la prima volta in America Latina, costituisce senza dubbio un momento qualificante delle relazioni culturali tra l’Italia e il Cile. La presentazione di questo capolavoro offre al pubblico cileno l’opportunità di apprezzare un esempio straordinario dell’arte di Botticelli, uno dei maestri indiscussi del Rinascimento, frutto della sintesi della riscoperta dei canoni classici con la “rivoluzione” dell’umanesimo. Un'altra circostanza che contribuisce ad accrescere il valore simbolico di questo evento è il fatto che l’esposizione della “Madonna con il Bambino e sei Angeli” rappresenta uno degli appuntamenti di maggior rilievo in Cile dell’Anno dell’Italia in America Latina, indetto dal Ministero degli Affari Esteri e della Cooperazione Internazionale italiano, con lo scopo di valorizzare la presenza e i legami del nostro paese con il continente latinoamericano. Voglio infine esprimere un vivo ringraziamento a tutti coloro che hanno reso possibile questo evento ed in particolare alla Direttrice del Centro Cultural Palacio de La Moneda, Alejandra Serrano Madrid, al suo staff, nonché alla Galleria Corsini di Firenze e alla compagnia mineraria “Doña Inés de Collahuasi” . Il loro impegno è stato determinante nel realizzare questa importante iniziativa che rappresenta un'ulteriore tappa del fruttuoso dialogo tra Italia e Cile in campo artistico e culturale. Marco Ricci Ambasciatore d’Italia in Cile


En nuestros 10 años de trayectoria, Centro Cultural Palacio La Moneda ha mantenido una línea editorial focalizada en el patrimonio universal y en una propuesta institucional que prioriza por sobre cualquier criterio el acceso democrático, masivo y ciudadano a los bienes culturales. Es por eso que hoy, en nuestro décimo cumpleaños, hemos querido entregar un gran regalo para todos los chilenos. En un esfuerzo conjunto hemos querido traer directamente desde Italia una obra extraordinaria, nunca antes vista en Latinoamérica, y qué mejor entonces, que traer a nuestro país a uno de los artistas más emblemáticos del Renacimiento, Sandro Botticelli. La obra que aquí presentamos, cargada de simbolismo, nos permite comprender la relevancia del artista renacentista como genio creador de belleza, y al hombre como centro del universo, lleno de potencialidades y talentos. Es desde esta nueva concepción del hombre que se cumple una de nuestras misiones fundamentales, el contribuir desde la cultura a una vida mejor para todos. Alejandra Serrano Madrid Directora Ejecutiva Centro Cultural Palacio La Moneda


Nel corso dei nostri dieci anni di attività, il “Centro Cultural Palacio la Moneda” ha seguito una linea editoriale focalizzata sul patrimonio universale e su un’offerta istituzionale che antepone ad ogni altro criterio quello dell’ accesso democratico di tutti i cittadini ai beni culturali. Ed è proprio per questa ragione che oggi, in occasione del nostro decimo compleanno, abbiamo voluto fare un regalo a tutti i cileni. Attraverso uno sforzo congiunto abbiamo voluto far venire direttamente dall’Italia un capolavoro straordinario, mai visto prima in America latina, niente avrebbe potuto essere meglio, quindi, che portare nel nostro paese l’opera di uno degli artisti più emblematici del Rinascimento, Sandro Botticelli. Il dipinto che presentiamo qui, carico di simbolismo, ci permette di comprendere l’importanza dell’artista rinascimentale in qualità di genio creatore di bellezza, e dell’uomo come centro dell’universo, pieno di potenzialità e talento. È proprio a partire da questa nuova concezione dell’essere umano che si compie una delle nostre missioni fondamentali: contribuire attraverso la cultura ad una vita migliore per tutti. Alejandra Serrano Madrid Direttore Centro Cultural Palacio La Moneda


La Florencia del Renacimiento

El Renacimiento vive su máximo esplendor en la Florencia del siglo XV: el hombre es el centro del Universo y se le rinde homenaje como libre artífice y constructor de su propio destino. Pero hace ya dos siglos que la ciudad es conocida en toda Europa por la producción de tejidos preciosos, la actividad bancaria y mercantil y las obras de sus artistas y artesanos. Es el momento más glorioso de la historia florentina, una auténtica edad de oro que ve surgir, gracias a su rápido desarrollo, un manantial de dinero que activa la fase de crecimiento demográfico y financiero y alimenta el deseo de magnificencia de la clase privilegiada. Los protagonistas de la economía, comerciantes, emprendedores, banqueros, divididos en facciones políticas opuestas, se disputan el poder. Lo conquista en 1434 la estirpe de los Medici con Cosme el Viejo, que instaura, respetando las disposiciones constitucionales, un auténtico señorío: oficialmente sigue siendo un ciudadano privado, y así lo es también su nieto Lorenzo que, a partir de 1469, con apenas veinte años, dirige la suerte de la ciudad de tal manera que es definido como "la aguja de la balanza de la política italiana". Lorenzo, llamado el Magnífico por su papel de cultísimo y astuto mecenazgo, el más célebre del Renacimiento italiano, se rodea de sus artistas preferidos (entre ellos destaca Botticelli, pero también Filipino Lippi, Perugino, Ghirlandaio, Verrocchio) y de los humanistas de la Academia platónica (Ficino, Poliziano, Pico della Mirandola), incrementa y reclasifica las colecciones de objetos preciosos y antigüedades de la familia, encarga códigos en miniatura y recopila manuscritos, utiliza los artistas y las obras como elementos de propaganda política y asigna a las artes el cometido de obtener prestigio y nuevas alianzas internacionales. Y es también un refinado literato, autor de versos de fama.


Sandro Botticelli Nacimiento de Venus 1485 (tempera sobre tela) Florencia, Galleria degli Uffizi Sandro Botticelli Nascita di Venere 1485 (tempera su tela) Firenze, Galleria degli Uffizi

©Bridgeman Images

Una Florencia en su máximo apogeo, pero también próxima a la crisis, en la que aparece el dominicano Girolamo Savonarola, religioso incómodo e impetuoso, principal opositor del Magnífico, que en sus enardecedores sermones lo define como un tirano. El contraste moral y cultural que enfrenta a ambos contendientes marca profundamente el final del siglo XV. Tras la muerte de Lorenzo en 1492 y la expulsión de Piero de Medici en 1494, Savonarola influye también la política: para instaurar su visión de una ciudad en la que pueda manifestarse la voluntad de Dios, es necesario un rigor total y una parte de la población se opone a las severísimas reglas impuestas. El fraile se lanza contra el Papa Alejandro VI Borgia y sus costumbres corrompidas: excomulgado, continúa predicando pero la oposición se refuerza cuando organiza dos hogueras "de las vanidades" en las que quema pinturas, esculturas, libros, objetos considerados inmorales. Cada vez más acosado, es encarcelado y condenado. El 23 de mayo de 1498 Savonarola es ahorcado y su cuerpo quemado en la misma plaza en la que prendió fuego a los preciados objetos. Acaba la época de la irrepetible Florencia de los Medici.


Francesco Rosselli, Planta della Catena, original de aprox. 1472, copia coloreada del siglo XIX, Florencia, Palazzo Vecchio Francesco Rosselli, Pianta della Catena, originale 1472 circa, copia colorata del sec. XIX, Firenze, Palazzo Vecchio


Š Antonio Quattrone


La Firenze del Rinascimento

Il Rinascimento vive la sua prima e fondamentale stagione nella Firenze del Quattrocento: l’uomo viene posto al centro dell’Universo ed è celebrato come libero artefice e costruttore del proprio destino. Ma sono già due secoli che la città è rinomata in tutta Europa per la produzione di tessuti pregiati, l’attività bancaria e mercantile, le opere dei suoi artisti. È il momento più fulgido della storia fiorentina, un vero e proprio periodo aureo che vede, con il suo rapido sviluppo, un fiume di denaro innescare la fase di crescita demografica e finanziaria, alimentando il desiderio di magnificenza del ceto privilegiato. I protagonisti dell’economia – mercanti, imprenditori, banchieri – divisi in fazioni politiche contrapposte, si contendono il potere. Lo conquista nel 1434 la casata dei Medici con Cosimo il Vecchio che instaura, rispettando gli ordinamenti costituzionali, un’effettiva signoria; formalmente resta però un privato cittadino, e tale rimane anche suo nipote Lorenzo, che dal 1469, appena ventenne, regge le sorti della città, e non solo, tanto essere definito “l’ago della bilancia della politica italiana”. Lorenzo, detto il Magnifico per il ruolo di coltissimo e avveduto mecenate, il più celebre del Rinascimento italiano, si circonda degli artisti preferiti (tra cui soprattutto Botticelli, ma anche Filippino Lippi, Perugino, Ghirlandaio, Verrocchio), e degli umanisti dell’Accademia platonica (Ficino, Poliziano, Pico della Mirandola), accresce e riordina le collezioni di oggetti preziosi e antichità della famiglia, commissiona codici miniati e raccoglie manoscritti, utilizza gli artisti e le opere come elementi di propaganda politica e assegna alle arti un ruolo per ottenere prestigio e nuove alleanze internazionali. Ed è anche letterato raffinato, autore di versi famosi.


Sandro Botticelli Nacimiento de Venus (detalle) 1485 (tempera sobre tela) Florencia, Galleria degli Uffizi Sandro Botticelli Nascita di Venere (dettaglio) 1485 (tempera su tela) Firenze, Galleria degli Uffizi

©Bridgeman Images

Una Firenze al suo apogeo, ma anche prossima alla crisi, in cui giunge il domenicano Girolamo Savonarola, scomodo, irruento religioso, principale oppositore del Magnifico, che nelle sue ardenti prediche lo definisce un tiranno. Il contrasto morale e culturale che oppone i due contendenti segna profondamente la fine del Quattrocento. Dopo la morte di Lorenzo nel 1492 e la cacciata di Piero de’ Medici nel ’94, Savonarola influenza anche la politica: per attuare la sua visione di una città in cui possa manifestarsi la volontà di Dio è necessario un rigore totale, e le severissime regole imposte sono avversate da una parte della popolazione. Il frate si scaglia contro papa Alessandro VI Borgia e i suoi costumi corrotti: scomunicato, continua a predicare, ma l’opposizione si rafforza quando egli organizza due roghi “delle vanità” in cui vengono bruciati dipinti, sculture, libri, oggetti ritenuti immorali. Ormai osteggiato dai più, è imprigionato e condannato. Il 23 maggio 1498 Savonarola viene impiccato e il suo corpo bruciato, proprio nella piazza in cui era stato dato fuoco ai manufatti preziosi. Finisce l’epoca dell’irripetibile Firenze medicea.


Sandro Botticelli Virgen con el NiĂąo y seis ĂĄngeles Sandro Botticelli Madonna col Bambino e sei angeli


ŠGalleria Corsini, Firenze


©Galleria Corsini, Firenze

Sandro Botticelli y taller Virgen con el Niño y seis ángeles alrededor del año 1500 técnica mixta (pintura al temple y óleo) sobre tabla, tabla Ø 143 cm, marco 165 x165 cm. Florencia, Colección Corsini, Galleria di Palazzo Corsini Sandro Botticelli e bottega Madonna col Bambino e sei angeli 1500 circa tecnica mista (tempera e olio) su tavola, tavola Ø cm 143, cornice cm 165 x165 Firenze, Collezione Corsini, Galleria di Palazzo Corsini



La Virgen está sentada en el trono con el Niño sobre las rodillas entre ángeles que muestran los instrumentos de la Pasión, a la izquierda, la esponja empapada en vinagre y la lanza, a la derecha la corona de espinas y los clavos. Otros dos ángeles se separan de los cantos de un baldaquín bordado y mantienen suspendida sobre la cabeza de la Virgen una corona con un lirio y dos ramas de olivo. El círculo, conservado en la Villa Medici de Careggi, pasó en el siglo XVII a manos de los Corsini, que a comienzos del siglo XX hicieron restaurar el marco. Botticelli, sobrenombre de Sandro Filipepi, nacido en 1445 y fallecido en 1510, encarna en el imaginario la propia idea del Renacimiento florentino por la capacidad de definir los ideales no solo estéticos de su época. Alumno de Filippo Lippi y después pintor del taller del Verrocchio, al principio se involucró sobre todo en la realización de tablas religiosas y retratos de conciudadanos acomodados, lo que contribuyó a acrecentar su reputación. La propagación de su fama se confirmó con la llamada de Roma en 1480, junto con los artistas más célebres, para pintar los frescos de las paredes de la Capilla Sixtina: es la única vez que Botticelli abandona su ciudad natal, a la que se siente profundamente vinculado. A su regreso se estrecha su relación con los Medici, de los que se convierte en su pintor de confianza. Para la familia que ostenta el poder en Florencia realiza, entre otras, las famosísimas fábulas mitológicas profanas como La Primavera, Palas y el centauro, el Nacimiento de Venus.


Obras de simbología compleja, probable síntesis, propia del neoplatonismo florentino, entre los nuevos ideales cristianos y el mito antiguo, que crean un canon de belleza ideal femenina: jóvenes mujeres de un color encarnado luminoso, largos cabellos rubios, cuerpo elegante, rostros de una ternura melancólica. A partir del último decenio del siglo empiezan a manifestarse los síntomas de la crisis personal de Botticelli, que coincide con la de la sociedad florentina: la muerte de Lorenzo el Magnífico en 1492, la expulsión de su hijo Piero Medici en noviembre de 1494 y la consiguiente pérdida de protección y de encargos importantes, marcan el fin de un mundo. El artista se acerca entonces al pensamiento del dominicano Girolamo Savonarola, inspirador de la moralización de la vida pública florentina. La adhesión total será tardía, posterior a la ejecución del fraile que se produjo el 23 de mayo de 1498; Botticelli abraza su austero rigor y ajusta su estilo a su credo religioso extremo. La Madonna Corsini es un ejemplo de este momento, en el que la conversión de Botticelli madura en el convulso clima de la Florencia de finales de siglo y determina un giro en su estilo. La composición está pensada para un formato circular, pero se distingue de los ejemplos anteriores por la construcción piramidal, por el mayor tamaño de las figuras y, sobre todo, por la presencia de los instrumentos de la Pasión, que representan el elemento central de la pintura y parecen evocar los enardecidos sermones de Savonarola.


La Madonna è seduta in trono con il Bambino sulle ginocchia tra angeli che mostrano gli strumenti della Passione: a sinistra la spugna intrisa di aceto e la lancia, a destra la corona di spine e i chiodi. Altri due angeli scostano i lembi di un baldacchino ricamato e tengono sospesa sulla testa della Vergine una corona con un giglio e due rami d’ulivo. Il tondo, conservato nella Villa medicea di Careggi, è passato nel XVII secolo ai Corsini, che nel primo Novecento hanno fatto rinnovare la cornice. Botticelli – soprannome di Sandro Filipepi, nato nel 1445, morto nel 1510 – incarna nell’immaginario l’idea stessa del Rinascimento fiorentino per la capacità di definire gli ideali non solo estetici del suo tempo. Allievo di Filippo Lippi e poi attivo nella bottega del Verrocchio, inizialmente è impegnato soprattutto nell’esecuzione di tavole devozionali e ritratti di concittadini abbienti, che contribuiscono ad accrescerne la reputazione. La diffusione della sua fama è conferma dalla chiamata nel 1480 a Roma, insieme agli artisti più celebri, per affrescare le pareti della Cappella Sistina: è l’unica volta che Botticelli si allontana dalla città natale, cui è profondamente legato. Al ritorno diviene sempre più stretto il legame con i Medici, di cui è pittore di fiducia. Per la famiglia che detiene il potere a Firenze esegue, tra l’altro, famosissime favole mitologiche profane quali La Primavera, Pallade e il centauro, la Nascita di Venere.


Opere di complessa simbologia, probabile sintesi – ricercata dal neoplatonismo fiorentino – tra nuovi ideali cristiani e mito antico, che creano un canone di bellezza ideale femminile: giovani donne dall’incarnato luminoso, lunghi capelli biondi, corpo elegante, volti di una dolcezza malinconica. Dall’ultimo decennio del secolo si manifestano i sintomi della crisi personale di Botticelli che coincide con quella della società fiorentina: la morte di Lorenzo il Magnifico nel 1492, la cacciata del figlio Piero de’ Medici nel novembre ’94 e la conseguente perdita di protezione e di committenze importanti segnano la fine di un mondo. L’artista si avvicina allora al pensiero del domenicano Girolamo Savonarola, ispiratore della moralizzazione della vita pubblica fiorentina. L’adesione totale sarà tardiva, successiva all’esecuzione del frate, avvenuta il 23 maggio del 1498; Botticelli ne abbraccia l’austero rigore e adegua il proprio stile al suo estremizzato credo religioso. La Madonna Corsini è esempio di questo momento, in cui la conversione del pittore matura nel clima turbato della Firenze di fine secolo e determina una svolta nel suo stile. La composizione è pensata per un formato circolare, ma si distingue da esempi precedenti per la costruzione piramidale, l’allungamento delle figure e soprattutto per la presenza degli strumenti della Passione, che rappresentano il fulcro del dipinto e sembrano evocare le prediche infiammate di Savonarola.





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