Hugo Angel EL RIESGO DE LA LUZ
Hugo Angel EL RIESGO DE LA LUZ
EL RIESGO DE LA LUZ. Fotografías de Hugo Angel Curadora: Carla Möller
Hay más de un riesgo que se corre al trabajar con la luz; el primero es deslumbrarse e ilusionarse con ella; otro es adaptarse a ver en la oscuridad y no necesitar más de ella; y por último, parpadear para administrarla, que en fotografía se puede entender como la economía de la luz en tanto su distribución en la superficie plana se inscribe colaborativamente como alternancia de los blancos iluminados y las sombras, aunque siempre ambigua en su interpretación. Esta administración del recurso lumínico fue central para delinear la forma y los contenidos que tomaría el trabajo fotográfico de Hugo Angel en la propuesta curatorial de la muestra; además, se pensó sobre el contexto de producción y sobre el sentido de como el autor ordena y presenta normalmente las temáticas que aborda. Estos tres ejes marcaron los acuerdos entre curadora, autor y fotografía, y desde donde se analizaron las imágenes, los temas y las narrativas que genera la economía de la luz en el trabajo, con el propósito de disponer las imágenes fuera de los marcos y los espacios temáticos acostumbrados. La década de los 90 en Chile, llamados los años de la transición, apenas podrían considerarse años de des ocultamiento de las transgresiones y los abusos a los derechos humanos ocurridos en los años 70 y 80 durante la dictadura militar. La fotografía salía prudentemente de la estricta militancia documental de la denuncia y la resistencia, para volcarse a otros discursos ante la posibilidad y la expectativa de un país en expansión. Sin embargo, sin consolidarse verdaderamente este proceso, la luz como principio y materia fundacional de la fotografía se dispuso, en muchos casos, como otra versión de la oscuridad y del silencio. El autor desarrolla una primera etapa de su trabajo en este contexto1 como parte de una generación también en transición donde la cualidad de testigo de la fotografía sigue siendo crucial en tanto representación analógica, es decir denotativa, pero que esta vez apunta, en su condición inestable y problemática, a liberar de su forma acostumbrada una realidad que, sometida al des ocultamiento como verdad desplazada, es investigada en el encuadre y en la luz como lugares y recovecos ocultos para describir colectividades inmovilizadas. Esto hace del “mirar de reojo” el encuadrar
de frente e iluminar aquello que va emergiendo de los márgenes como una poética del vacío. Tales estrategias visuales son formas enunciativas de la transición, trabajadas por el autor hasta hoy, por ejemplo, en los años 2015 y 2016 donde vemos el uso sostenido del flash directo como una declaración de principios sin remordimientos, que impacta sobre rostros, cuerpos y momentos ocultando el acontecimiento pero, a través de los detalles insta a desafiar las sombras y arriesgar la luz a una continua forma de relato. La clave baja, es decir, el trabajo privilegiado de la oscuridad por sobre la luz, los negros sobre los blanco, las sombras por sobre las luces, evidencia los desacuerdos y las múltiples interrupciones que existen entre los objetos y la fuente de luz; esto sugiere a la vez un consenso en el juego de ocultar y des ocultar que, en definitiva, lo que podemos ver, al mismo tiempo, desaparece. Aunque pueda parecer extraño, pero siguiendo esta reflexión, se podría concebir una historia nacional de la luz o, mejor aún, una historia latinoamericana de la luz. Por otra parte, el impulso realista –que actúa de manera práctica en fotografía– es el que se aplica documentalmente en el ejercicio de configurar series y, más aún, secuencias, donde la realidad se reconstruye en narrativas coherentes, reconocibles, identificables y comprendidas en relación al acontecer. Por el contario, una articulación menos referencial de las imágenes fotográficas constataría el artificio de las series y secuencias como formas sincronizada (en relación al orden de toma o en correspondencia con coordenadas de tiempo-espacio y de los hechos reales) de sintaxis donde la imagen fotográfica puede ser subjetiva u objetiva en relación a otra anterior o posterior, pero siempre es en relación al conjunto. La idea de que la fotografía relaciona y es unificadora de objetos y situaciones que poco tienen que ver entre sí, es una concepción que ya André Malraux comenta en 1951; en este sentido la fotografía no tiene un espacio de significación original ni propio, sino que es su movilidad de significados la que hace que los adquiera y que se propongan otras formas de relacionarlas, en otros espacios, coexistiendo con otros valores expuestos y supuestos. La ocasión de trabajar con algunas series fotográficas de los años 90 y otras de los primeros años del siglo XXI, que fueron concebidas por el autor como conjuntos coherentes de imágenes de acuerdo a modelos y temas fotográficos específicos, permitió irrumpir y dislocar esta serialidad para, de alguna forma, reordenar los fotogramas según criterios y
parámetros visuales que los independizan simbólicamente. El propósito es interrogar y expandir los significados de las fotografías mismas y de los sujetos u objetos aparecidos en ellas, que, paradojalmente, se vuelven abstractos, ambiguos y de alguna forma ilegibles, aunque estables en su cualidad de imágenes fotográficas unitarias. La pertinencia de esta propuesta está entonces en reconocer la aptitud coral de las fotografías y otras formas de verlas y entenderlas, individuales y como conjuntos, que en los acuerdos curatoriales redunda en una re organización de las mismas en series abiertas que se interrogan sobre su propia posibilidad de tomar un lugar diferente para liberar así también a los sujetos y a los objetos fotografiados de sus espacios de significación asignados. Todo riesgo da, por necesidad, sus resultados.2
1. Las series desarrolladas en la década de los años 90 y presentes en la muestra son: Andacollo (1991), La mirada del otro (1991), Gitanos (1993), Evangélicos (1994), Santiago (1995), Cronología de ciegos (1996). Las series del año 2015 y 2016 son: Mímesis (2015), Uróboros (2015), Valparaíso (2015) y La recta provincia (2016). 2. Al momento de inaugurarse la Galería de Fotografía chilena con la muestra “El riesgo de la luz, entre aparición y desaparición. Fotografías De Hugo Angel” en noviembre de 2016, concurren en Santiago otras exposiciones y otros espacios que –por coincidencia o no– exponen la fuerza política, cultural, social, estética y disciplinar de la fotografía chilena y latinoamericana: Martin Gusinde y Mauricio Toro Goya en el Museo Nacional de Bellas Artes; Julia Toro, y la muestra “Imágenes Intermedias” curada por Daniel Cruz (UCH), en el Museo de Arte Contemporáneo,; Marcelo Montecinos y Jorge Brantmayer en CORPARTE y Sebastián Salgado en el Instituto Cultural de las Condes.
™La Luz es un medio narrativo” Byung-Chul Han
Hugo Angel nace en Santiago de Chile en el otoño del año 1971. Comienza a hacer fotografía a principios de los años ´90 de manera autodidacta, para posteriormente realizar estudios formales de fotografía en Instituto Profesional Arcos. Su formación se da en el contexto de la escuela del documentalismo chileno, a través de fotógrafos como Claudio Pérez, Héctor López, Jorge Aceituno entre otros. Sus primeras incursiones corresponden a registros de expresiones humanas periféricas (gitanos, ciegos, religiosidad popular, etc.) estructurando una serie de trabajos de investigación de la epidermis social con grupos que representan la otredad de las capas sociales chilenas Post-Dictadura.
Ha participado en varias exposiciones colectivas en galerías y Museos, entre las cuales destacan: Museo Nacional Bellas Artes (Concurso Mattise), Centro Cultural La Moneda (Álbum de Chile, Retrato de una Nación), Museo de Arte Moderno de Chiloé - MAM (“Chiloé en Blanco y Negro”), Photo Patagonia (Festival Internacional de Fotografía Análoga y Procesos Alternativos - Río Gallegos, Argentina), Centro Cultural de España (FIFV “Valparaíso”), Centro Nacional de Arte Contemporáneo Cerrillos (“Colección en Ruta” Colección permanente del Museo de Arte Moderno de Chiloé - MAM), Centro Nacional de la Fotografía - Casa Colorada (Visiones de Santiago), Galería Contraluz (Autopsia Visual), entre otras. El año 2015 participa en Workshop con Fotógrafo Español Alberto García-Alix organizado por FIFV (Festival Internacional de Fotografía de Valparaíso). Además, ese mismo año participa en Visionado Portafolios Trasatlántica PHotoEspaña realizado en Chile y México. El año 2016 edita y publica su primer Fotolibro titulado “Genealogía” (Editorial Fluq, Junio, 2016). Su trabajo también ha sido publicado en distintas revistas y publicaciones de Italia, Alemania, Argentina, Venezuela, Uruguay, entre otros. El año 2016 a raíz de una convocatoria realiza la exposición individual “El riesgo de la Luz, entre aparición y desaparición”, curada por la académica e investigadora Carla Möller, la cual inaugura la Sala Fotografía Chilena del Centro Cultural La Moneda, muestra que da origen a esta publicación. Su trabajo se enmarca en una fotografía de tipo documental y narrativa, pero con una mirada de autor y un sello personal. Gran parte de su trabajo lo ha realizado en formato analógico en película B&N 35 mm y formato medio.
Esta publicación ha sido realizada en el marco de la exposición “EL RIESGO DE LA LUZ. Entre aparición y desaparición. Fotografías de Hugo Angel”, correspondiente al proyecto curatorial seleccionado a través de la convocatoria nacional 2016-2017, que inauguró la Galería Fotografía Chilena en el Centro Cultural La Moneda, el 24 de noviembre de 2016. Créditos: © Hugo Angel / Fotografías © Carla Möller / Texto Diseño: Centro Cultural La Moneda
Reservados todos los derechos de esta edición © Fundación Centro Cultural La Moneda ISBN: 978-956-8529-50-5 Se imprimieron 300 ejemplares de esta publicación en papel couché mate de 170 gr., (interior) y cartulina suprema de 250 gr., (portada) en Ograma, Santiago, Diciembre 2017.