EL ACTO DE DISEÑAR ... entre otras quijotadas
El Acto de Diseñar... entre otras quijotadas © 2015 Jaime Franky Rodríguez © 2015 Pontificia Universidad Católica del Ecuador Centro de Publicaciones Av. 12 de Octubre y Robles Apartado No. 17-01-2184 Telf: (593) (02) 2991 700 wvizcaino688@puce.edu.ec Pontificia Universidad Católica del Ecuador Dr. Manuel Corrales Pascual, S. J. Rector Ing. Pablo Iturralde Ponce Vicerrector Dr. Carlos Acurio Velasco Director General Académico Santiago Vizcaíno Armijos Director del Centro de Publicaciones Diseño: Mauricio Salcedo Ospina Corrección: Claudia Burgos Ángel & Alfonso Sánchez 1ª edición: Junio 2015 Impreso en Ecuador Reservados todos los derechos. No se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio (electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros) sin autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. La infracción de dichos derechos puede constituir un delito contra la propiedad intelectual. ISBN: 978-9978-77-228-7
EL ACTO DE DISEÑAR ... entre otras quijotadas
Jaime Franky Rodríguez
El diseño en la Pontificia Universidad Católica de la ciudad de Quito (Ecuador), desde su fundación (1994) es una asignatura nueva, y por su naturaleza, no ha sido ajena a la búsqueda y experimentación de lo que podría ser el modelo para la identidad, formación y desarrollo del cuerpo del conocimiento de la disciplina para el país, particularmente en el desarrollo logrado, de manera coordinada, en sus cinco sedes. Hito que marcó la creación de la denominada RED DE DISEÑO SINAPUCE que fue una prueba que la unión genera fortalezas y ventajas para competir en un país pequeño, diverso en propuestas y recursos. En este proceso fueron varias las personas y personalidades nacionales y extranjeras que nos acompañaron y que se interesaron por el objetivo que nos ocupa. La presencia del maestro Jaime Franky desde el 2003, quien ha participado de nuestro proceso SINAPUCE, en jornadas, consultorías, revisiones curriculares, ponencias, cursos, conferencias y relatorías, expuso la filosofía y conceptos del diseño alrededor del paradigma de la complejidad de Edgar Morín, y que al unísono con el nuestro, el paradigma pedagógico ignaciano, nos llevarían a encontrarnos en lineamientos comunes y orientadores de tan significativa tarea. Las disertaciones teóricas de Franky para el sustento guía y lineamientos de la práctica profesional del Diseño y específicamente del Diseño Industrial, datan desde mediados de los 80 tiempo en el cual el maestro en calidad de Director Curricular de Diseño Industrial de la Universidad Nacional de Colombia, estableció con su comité asesor, un marco teórico que sustentó la disciplina y orientó la práctica en momentos en los cuales el diseño Industrial acusaba un aire de incertidumbre frente a la correspondencia de la oferta académica y la demanda del
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PRÓLOGO
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aparato productivo. Este trabajo consensuado en la comunidad académica continuó y se fortaleció en su práctica profesional a través de su cátedra universitaria, en consultorías para el sector productivo y el Estado; una serie de participaciones internacionales y cuyas disertaciones se concretan en la elaboración de su tesis para la obtención del título de Magister: “Diseño Industrial, una aproximación desde el pensamiento complejo”. Parte de las interrogantes que han originado las reflexiones que aquí se presentan, están motivadas por la dificultad a la cual se enfrentan los diseñadores para ligar el pensamiento de diseño y la práctica profesional. ¿Cómo encontrar un canal entre las dos que en el sentir usual de los diseñadores se encuentran separadas? ¿Cómo lograr una práctica que pueda efectivamente responder a una conceptualización? o ¿Cómo lograr una conceptualización acorde con la práctica? Para intentar una articulación entre el pensamiento sobre el diseño y la práctica profesional, el maestro Franky considera dos aspectos: de una parte el distanciamiento entre el diseño industrial y el contexto, al que se alude con frecuencia en la región latinoamericana, especialmente al distanciamiento entre el diseño industrial y el sector empresarial, como primer punto contacto del diseño industrial con dicho contexto. De otra parte, considera la complejidad social creciente, producto de los avances en el saber y lo tecnológico y de la construcción de un mundo planetario fundamentado en procesos de interculturación e internacionalización de la economía. La obra, no pretende ser una mirada particular de la disciplina ni tampoco convertirse en una teoría, lo que busca en parte es propiciar una comprensión múltiple del diseño, hacer posibles diferentes lecturas de este y la coexistencia de varias teorías o diferentes concepciones de la disciplina, y para esto se vale de dos filtros, la complejidad y la hipertextualidad, vislumbrando un tercero como es el de la virtualización. Además, se evidencia una propuesta contundente en torno al deber ser del diseño en América Latina, bajo los preceptos históricos del compromiso y la responsabilidad con nuestra sociedad y su necesidad básica insatisfecha. Se puede, igualmente, entrever un
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sistema de referentes o dicho de otra manera, las interacciones que tiene el diseñador con lo que lo rodea: la empresa, el aparato productivo, el usuario, el ambiente, la cultura, la innovación y la estética, esta última como compromiso ineludible del diseñador con la dimensión de lo sensible; en definitiva, aspectos todos juntos que intervienen y afectan el acto de diseñar. El lector diseñador o futuro diseñador encontrará una guía de pensamiento que le permitirá mitigar la incertidumbre y desempeñarse como un profesional del diseño Industrial bajo el modelo Integrado para el desarrollo de productos; los académicos como marco de referencia en la guía para la formación y consolidación de los planes de estudio con un sustento teórico propio y para nuestro contexto; al industrial para aclarar el territorio dentro del cual se mueve la práctica del diseño industrial; al Estado como sustento en el planteamiento de políticas públicas que involucren diseño y del diseño mismo, y…como diría el maestro Franky, contribuir con “una capita más en la cebollita paiteña” al campo de conocimiento del diseño latinoamericano. Gracias maestro por permitirnos difundir su trabajo y gracias a la PUCE por propiciarlo.
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William Urueña Téllez Diseñador Industrial Docente de la FADA-PUCE
Resulta casi imposible conocer a ciencia cierta el plan y el proceso de introspección que motivaron al maestro Jaime Franky a escribir tan provocativa obra: “El acto de diseñar, entre otras quijotadas”. Lo que sí es evidente es que la inspiración de base en el enigmático personaje de Cervantes, Don Quijote de la Mancha, tiñe de ensueño, casi de utopía a una obra, que aludiendo a su propia esencia argumental, compleja, al parecer no deja fuera resquiciio posible en medio de un debate que va tomando cuerpo, particularmente, en la región de América Latina, entre los profesionales del diseño y sus propios detractores, entre docentes de la disciplina y estudiantes, y por qué no entre realistas y constructores de sueños. La arquitectura textual y discursiva, de este libro no hace más que poner en contexto un debate trascendente, sobre el mundo del diseño, su quehacer, actividad, proceso y práctica, que demanda de sus actores, replantear no solo los marcos teóricos y metodológicos de abordaje de la disciplina, sino una nueva mirada frente a la exigencia de responsabilidad social del diseño en el mundo laboral, rebasando el lastre instrumental con el que ha sido concebido. De este modo, dirige la mirada hacia un rol protagónico, que deja lo tangencial y se centra en la recuperación del propio diseñador, de manera incluyente; no solo de las dimensiones sensible, emocional y estética del diseño, sino de un sinnúmero de factores de variada índole que gravitan en torno del diseño industrial. De hecho, mediante la línea argumental de Franky desplegada de principio a fin de la obra, replantea una nueva visión de la tarea de configurar productos a partir de la cual, la sola transformación no define al diseño ni la solución de problemas
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PREFACIO
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da cuenta de su complejidad, como tampoco la capacidad comunicativa de aquel proceso y productos. Más vale- en sus propias palabras- el diseño industrial se consolidó en el marco de la produccion industrial, un vez que el ser humano desarrolló la competencia de construir y manejar medios de representación fuera de su mente. Otra pista valiosa para descubrir una nueva mirada del diseño, es la contrastación que presenta el autor del mundo real de la profesión y de los procesos de enseñanza–aprendizaje que de diseño industrial se hace en el aula, es decir de las realidades como modelos en el aula, y los inconvenientes que esto genera, toda vez que al ver al diseño industrial como producto producido, lo aleja al diseño de la propia realidad de su ejercicio, generando un desarrollo discursivo y profesional paralelos, que deriva en un seudo desarrollo. Debe señalarse, asimismo, que un libro escrito con este espíritu cobra vigencia aún mayor debido a que pone en contexto los nuevos espacios y dinámicas virtuales en las que debe moverse el diseñador industrial y que le plantean grandes desafíos a su quehacer y a la responsabilidad ética y que trae aparejados. Para finalizar, resulta sorprendente, por decirlo menos, la genialidad con la cual el autor relaciona y aplica conceptos y categorías conceptuales de la lógica sistémica en la construcción de enunciados téoricos fundamentales del cuerpo del conocimiento del diseño industrial y sus métodos. Por donde se mire, sin duda puede considerarse como un remozado aporte, no solo a nuevas líneas de discusión e investigación teórica en torno del diseño industrial, sino la semilla y fruto de un pensamiento propio latinoamericano del diseño industrial. Que lo juzgue el lector. A fin de cuentas él tiene la última palabra.
María Fernanda Noboa Docente de la FADA-PUCE
INTRODUCCIÓN
“La modernidad — escribió Baudelaire en su fecundo ensayo “El pintor de la vida moderna” de 1863- “es lo efímero, lo veloz, lo contingente; es una de las dos mitades del arte, mientras que la otra es lo eterno y lo inmutable”. Es curioso que en su título El Acto de diseñar, el maestro Jaime Franky también escoja el subtítulo de “entre otras quijotadas”. Desde luego, aludiendo a la obra maestra de Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha. Una obra por cierto, paradigmáticamente moderna en su revelación con respecto a los albores de la modernidad en el siglo XVI La propia biografía de Cervantes ofrece un ejemplo extremadamente típico de lo que podrá acontecerle a un hombre que vive durante la transición de la caballerosidad romántica al realismo racionalista. Los infortunios y desaventuras del Quijote son los reflejos de su autor, el hidalgo Cervantes después de la batalla de Lepanto, que no solo marca la suerte de Cervantes, pero también de España, una nación caballerosa por excelencia y con poder militar moderno. El fracaso para Cervantes como para España está en el anacronismo de la caballerosidad y el irracional destiempo de su romanticismo, en una época absolutamente maquiavélica y no romántica. Para el Quijote su mundo de ensueño es su realidad; una consecuencia por haber dormido durante una transformación histórica de proporciones mundiales. Por tanto, la modernidad no solo supone una violenta ruptura con alguna o con todas las condiciones históricas precedentes, sino que se caracteriza por un proceso interminable de rupturas y fragmentaciones internas. Como lo señaló la vanguardia, que ha desempeñado un papel vital en la historia del Diseño moderno al interrumpir cualquier sentido de continuidad a través de mo-
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Las mutaciones del Diseño Moderno
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vimientos, recuperaciones y represiones radicales. Interpretar esto, descubrir los elementos “eternos e inmutables” en medio de semejantes irrupciones, constituye un serio problema. Si bien es cierto como escribe Franky que “El diseño industrial es una profesión propia del siglo XX”. Y también luego afirma que “la razón instrumental predomina sobre el ser humano y la sociedad. La crítica de esta razón instrumental realizada por los teóricos de la Escuela de Frankfurt ayuda a ilustrar esta idea” Max Weber sostuvo que la esperanza y la expectativa de los pensadores de la Ilustración era una ilusión amarga e irónica. Ellos sustentaban la necesidad de un nexo fuerte entre el desarrollo de la ciencia, la racionalidad y la libertad humana universal. Sin embargo, una vez que se ha comprendido y desenmascarado el legado de la Ilustración, resulta ser el triunfo de la racionalidad instrumental con arreglo a fines específicos. Esta forma de racionalidad afecta e infecta todo el espectro de la vida social y cultural, y abarca las estructuras económicas, el derecho, la administración burocrática y hasta las artes. El crecimiento de este tipo de racionalidad no conduce a la realización concreta de la libertad universal, sino a la creación de una “jaula de hierro” de “racionalidad burocrática de la cual no es posible escapar”. Franky nos relata, a caballo, lo siguiente: “La existencia del diseño depende menos de los diseñadores que de los empresarios y gerentes que decidan invertir o no invertir en innovación”. “Obviamente, esta afirmación se sostiene desde una perspectiva económica y tecnológica, pero el diseñador espera que la empresa sea sensible al usuario y al mercado y con los centros de atención del diseño industrial, hecho que es presumible si consideramos el ascenso del interés actual por la demanda, por encima de la visión empresarial tradicional basada en la oferta. Si esta sensibilidad no existe, será parte de la misión asignable al diseño —entre otras razones por supervivencia— contribuir a la introducción de los valores de diseño en la cultura empresarial u organizacional”. Esta última, insinuada ya en los años de entreguerras, cuando las corporaciones estadounidenses buscaban mercados de ultramar para superar los límites de la demanda efectiva interna, se desarrolló plenamente después de 1945. Esta apertura a la in-
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versión extranjera y al mercado externo, sobre todo Europa, permitió que el excedente productivo de los Estados Unidos fuese absorbido en otra parte, mientras que el avance del Fordismo en el nivel internacional significó la formación de mercados globales masivos y la incorporación de la masa de población mundialfuera del mundo comunista- a la dinámica global de un nuevo tipo de capitalismo. Como se señaló al inicio, condición sine qua non de la modernidad es lo efímero, el maestro Franky, comenta lo siguiente sobre tal condición: “Un apoyo innegable a la lógica del consumo, que se presenta como tentación o riesgo para el diseño, es lo que en otros trabajos ha sido considerado como ‘el imperio de lo efímero’. Sin regresar a la construcción de metarrelatos universalizantes, es conveniente, e incluso necesario, pensar en la idea de proyecto de diseño y en el acuerdo de valores y propósitos compartidos que den permanencia, para lo que lo efímero se presenta como adversidad. Lo efímero se presenta también como negación de la memoria, está apuntalado en el presente temporal que adolece de temporalidad, en el aquí y ahora que plantea un desprendimiento del recorrido y una negación del futuro.” El acceso al know-how científico y técnico siempre ha sido importante en la lucha competitiva pero, aquí también, podemos advertir una renovación del interés y el énfasis, porque en un mundo de gustos y necesidades rápidamente cambiantes y de sistemas de producción flexibles, entendido como opuestos al mundo relativamente estable del Fordismo estandarizado, el acceso a la última técnica, al último producto, al último descubrimiento científico, entraña la posibilidad de apoderase de una gran ventaja competitiva. El conocimiento mismo se convierte en una mercancía clave, producida y vendida al mejor postor, en condiciones que están cada vez más organizadas sobre una base competitiva. Las universidades y los institutos de investigación compiten ferozmente por el personal, así como por ser los primeros en patentar los nuevos descubrimientos científicos. La producción de conocimiento organizada se ha expandido notablemente en las últimas décadas, al mismo tiempo que se ha planteado cada vez más sobre bases comerciales de consumo.
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“Frente a las múltiples interpretaciones que los diseñadores tienen del Diseño Industrial, existe un propósito que en general no suscita discusión: el de convertir el mundo en algo mejor. Independientemente de lo que cada uno considere mejor, este sueño compartido se inserta en lo que el diseño industrial es en potencia. Esta idea del sueño del diseño no es explícita, pero en cuanto no se ha desatado una discusión del asunto, podemos suponer que existe. Ese sueño se relaciona no ya con la razón, la estética, el sentido de humanidad, sino con el deseo. La construcción de un mundo mejor no corresponde con grandes planes o metaproyectos, ni con la visión de políticas a nivel planetario. Difícilmente se pueden ver en el orden de los Estados, aun cuando algunas experiencias se han desarrollado, incluso a nivel latinoamericano. El diseño industrial, digámoslo con franqueza, no goza de la suficiente credibilidad en el ámbito político y económico” Sera un sueño quijotesco esta apreciación de Franky o como él mismo anuncia, un síntoma de una patología moderna. Otro pensador importante de la modernidad, Marshal McLuhan ambiguo en su sentencia que “el medio es el mensaje”. Las ramificaciones de esta formulan como un modo de adentrarnos en las consideraciones sobre el poder y el signo en el orden informacional global de nuestros días. En este caso, el mensaje se entiende como el objeto de la atención, el objeto con el cual trabajamos. Antes, el objeto era la mercancía o el capital; ahora es el medio. Segundo, puede significar que el medio es el fin. El mensaje puede designar aquí un fin o fines. De modo que el medio que antes era solo un medio instrumental, un expediente, se ha convertido hoy en los fines, la finalidad. En su última “digresión” el maestro Franky insiste nuevamente sobre el sueño necesario del Diseño: “Ya se ha dicho que el diseño no es una disciplina autónoma; ahora se puede agregar que ubicarse desde el diseño, visto el panorama contemporáneo, es un acto de resistencia. Resistencia a aceptar que las cosas no pueden estar mejor, resistencia a no poder acceder a las posibilidades y potencialidades que el desarrollo tecnológico y la tecnología ofrecen, resistencia a no poder gozar de autonomía y autodeterminación. El pensamiento y el sueño del diseño no dan sentido
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a la vida cotidiana, pero contribuyen a dar sentido a la práctica del diseño y esta procura dar sentido a la existencia cotidiana.” Las formas de vida del orden tradicional, ya relaboradas bajo el signo del capital hasta transformarse en los intereses y las luchas del proletariado y la burguesía, se vuelcan ahora a la proliferación, no de formas de vida sino de estilos de vida, que al parecer podemos “tener”. “Tenga una vida”. “Tenga un estilo de vida”. Los estilos de vida- las formas abstractas de vida de hoyde lo cotidiano- se ponen bajo el signo del signo y el orden global semiótico cognitivo. Para el quijote el mundo de sus sueños es aparentemente su única realidad, y por el contrario la realidad aparenta ser un mundo mágico poblado de demonios. Y por tanto cualquier acción está condenada a fallar en el blanco. No solo es un privilegio, pero también un honor, tener la oportunidad de publicar el libro “El acto de diseñar…entre otras quijotadas” por parte de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador y su Escuela de Diseño en esta precisa ocasión. Este año (2013) marca diez años que el maestro Jaime Franky nos acompaña con su sesuda y acertada colaboración. Esperamos que el libro, en buena suerte, cumpla su propósito que es la misión de cualquier publicación, la de estimular debate, discusión, abrir diálogos y por qué no, incentivar la crítica y, por ende, el pensamiento. En un espacio donde todos podemos decir con la inocencia de Sancho Panza- ¿Por qué ladran los perros? Y que la respuesta sea siempre ¡Porque estamos cabalgando!
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Eugenio Mangia Guerrero, Arq, MEd. Director de la Carrera de Diseño Pontificia Universidad Católica del Ecuador
CONTENIDO
Acceso
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A. Siglo XX El diseño industrial entra en el juego
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B. Producto industrial Sin el cual la profesión no existe B.1 Importancia del producto industrial B.2 Teoría y práctica B.3 El producto como condición
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C. Estética El diseño industrial no es arte
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Otro enfoque o Guía del Recorrido
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A. Aproximación al diseño desde la perspectiva de la complejidad
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B. Diseño orientado desde el pensamiento
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C. Analogía del hipertexto C.1 De la mecánica a la informática C.2 Cambios en el proceso de diseño C.3 La noción de hipertexto
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Potencia, Escencia, circunstancia A. Potencia A.1 Pensamiento A.2 Sentimiento A.3 Sueño
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B. Esencia El acto de diseñar B.1 B.2 Estructuración del proceso de diseño industrial como diseño integrado B.3 Pensar, sentir, actuar B.4 Representación y medios
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C. Circunstancia Recontextualizar Cibercultura, innovación y sociedad del conocimiento
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