El Escribano, edición 5, 2018. ISSN 2500-6185 (en línea)

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CRÉDITOS Dirección editorial

Diseño y diagramación

Nathalie Bejarano

Nathalie Bejarano

Autores

Fotografías

María Alejandra Morales

Daniel Camargo

Andrea Fernández Diana Estefanny Arce Jeimy Pantoja María Alejandra Rueda

Diseño páginas publicitarias

Juan Sebastián Rueda

Nathalia Henao

Violeta Molina Nathalie Bejarano María Camila Gómez Laurasofía Polanco Laura Saenz

La reproducción parcial o imparcial de esta obra queda prohibida sin permiso del Centro de Escritura de la Pontificia Universidad Javeriana de Cali.


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EDITORIAL Escribir es un oficio que se aprende escribiendo”. Con esta premisa de Simone de Beauvoir iniciamos el tercer número de El Escribano. Este espacio se ha convertido en un pretexto para poner en juego nuestros conocimientos y habilidades de escritura, pero también para reflexionar sobre nuestros propios procesos como autores y tutores, y para establecer nuevas rutas de aprendizaje y desarrollo en nuestro centro. En la sección “De la U”, los lectores encontrarán distintos textos académicos relacionados con la escritura. En el primer artículo, se evidencia una interesante relación entre la toma de apuntes, práctica habitual de los estudiantes, y los procesos de enseñanza y aprendizaje en la universidad. Dos artículos reflexionan acerca del rol de los profesores de disciplinas distintas a lenguaje en la orientación y evaluación de la escritura, uno desde la estrategia de trabajo colaborativo y el otro desde las implicaciones y retos que enfrentan los docentes. El siguiente artículo compara la escritura de ficción con la escritura de realidad y defiende el lugar de esta última, desde la mirada del periodismo narrativo. Finaliza la sección con un artículo acerca de la comprensión del texto como unidad que trasciende la suma de las partes. En la sección “De los tutores”, los integrantes del Centro de Escritura Javeriano (CEJ) ponen en juego distintos conocimientos y los relacionan con sus labores en las tutorías. En el primer artículo de esta sección, se identifican los procesos neurocognitivos que subyacen a cada una de las etapas del proceso de escritura (preescritura, escritura de borradores, revisión y edición). Otro artículo resalta la importancia de la afectividad en el desarrollo de las tutorías de escritura, como un elemento fundamental en el proceso de acompañamiento de nuestros usuarios. Los siguientes artículos se enfocan en el funcionamiento general del centro. Uno de ellos analiza la cultura organizacional, el sentido de pertenencia y las prácticas de liderazgo en el CEJ. Dos tutoras, aprovechando su formación en Ingeniería Industrial, analizan las condiciones del puesto de trabajo de un tutor, desde la mirada de la Ergonomía. Se termina esta sección con una reflexión sobre el papel de los centros de escritura en las universidades y se evidencian, a través de un caso, algunas estrategias que los tutores po-

nen en marcha para acompañar los procesos de escritura. En nuestra sección “Cachivaches literarios”, los lectores podrán disfrutar de textos con diversos estilos y propósitos. La fundadora del CEJ y coordinadora de la Red Latinoamericana de Centros y Programas de Escritura, Violeta Molina, comparte con nosotros un cuento con un acercamiento divertido y poético a la historia de los centros de escritura. Luego, nos encontramos ante la tristeza del desamor, en ‘Desconexión’. Nuestro siguiente texto, sobre amor y revolución, nos remite a situaciones difíciles, pero cotidianas en nuestro contexto. Termina esta sección de lectura por placer con ‘Una firma’, relato en el que evidenciamos los dilemas a los que se enfrenta Gerónimo, un experimentado contador. Finalmente, en nuestra sección de noticias, “¿Qué pasa en el CEJ?”, nos enteraremos de las actividades más importantes del centro en el primer semestre de este año, así como los planes y proyectos para el segundo periodo. No puede faltar una mención al evento más importante del 2015: el II Congreso Latinoamericano de Centros y Programas de Escritura. Queremos que esta edición sea la última que se queda en casa. A partir del cuarto número de El Escribano esperamos contar con la participación de tutores y directores de otros programas y centros de escritura de Latinoamérica. De esta manera, podremos seguir consolidando, además de nuestra red, nuestros fundamentos y prácticas, lo que nos permitirá enriquecer las labores que desarrollamos día a día.

Violeta Molina Directora del Centro de Escritura Pontificia Universidad Javeriana Cali, Colombia


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CONTENIDO De la U ¿Cómo abarcar, desde el Enfoque Centrado en la Persona, las tutorías difíciles? La sociobiología en el Centro de Escritura Memes: el lenguaje de las redes Los signos de puntuación

De los tutores Centro de Escritura Javeriano: 10 años creando efecto onda El corazón de la tutoría: los tutores Lo que necesitás aprender pero nadie te enseña: CEJ ¿Cómo no llorar al dar una tutoría? El compromiso y la construcción mutua en los procesos de escritura Crónica de un tutor El proceso de formación de un tutor no termina en el aula de clase


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CONTENIDO Cachivaches literarios Bitácora de la guerra: Último día Corrupción La palabra Cuatro mil doscientos diecisiete ventrículos compuestos Des-integrado

¿Qué pasa en el CEJ?



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Esta sección incluye textos académicos y reflexiones sobre temas de actualidad e interés general. Tutores, estudiantes y docentes de la Universidad están invitados a plantear y discutir sus ideas en esta sección.

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¿Cómo abarcar, desde el Enfoque Centrado en la Persona, las tutorías difíciles? María Alejandra Morales

Carrera de Psicología Tutora del Centro de Escritura Javeriano

En algún momento de la vida académica hemos sentido que la frustración se apodera de nosotros y de nuestras ideas. Nos sentamos al frente del computador o de una página de papel en blanco mientras las ideas se escapan con el contar de las pulsaciones. La rabia por no cumplir con la obligación como se tenía planeado empieza a invadirnos y la desesperación se convierte en una tortuosa compañía. Finalmente, sucumbimos ante la situación y decidimos, mejor, ver una película o dar un paseo para despejar la mente. Pero el monstruo blanco sigue allí y no se irá hasta que lo combatamos; lo bueno es que se puede combatir en compañía.

En el Centro de Escritura Javeriano (CEJ) me he enfrentado con diversos tutorados. Se encuentran los que están plenamente conscientes de su proceso y que asisten al centro voluntariamente, también aquellos que saben en qué están fallando y necesitan ayuda para identificar el error, otros cuantos que solo asisten por obligación, y aquellos cuya frustración hace que busquen colaboración por lo menos para organizar las ideas. Ryan y Zimmerelli (2006) explican que hay distintos tipos de tutorados, pero que todos ellos no solo llevan sus textos, sino también sus emociones y pensamientos que se relacionan con estos. En mi experiencia, los dos tutorados más

complejos de abordar son los escritores insensibles y los escritores antagónicos (Ryan y Zimmerelli, 2006). Por una parte, los escritores insensibles acuden a los centros de escritura con resistencia y al estar en la tutoría responden con indiferencia, así demuestran que estar allí es una pérdida de tiempo para ellos. Por otro lado, los escritores antagónicos acuden con un nivel de preocupación alta, pues perciben que sus capacidades y habilidades no pueden cumplir con las demandas del profesor. En ocasiones, estos tutorados pueden demostrar su ira y frustración con los tutores, lo que ocasiona que brinden poca atención a las sugerencias del mismo. Así, si bien dichas autoras brindan pautas a seguir durante las sesiones con tutorados insensibles o antagónicos, hay aspectos de la psicología que han sido de gran ayuda para poder sortear dichas situaciones. En primera medida, estas autoras explican que una de las herramientas más importantes para cualquier tipo de tutoría es la empatía. Desde el Enfoque Centrado en la Persona (ECP), corriente de la psicología humanista desarrollada por Carl Rogers, es precisamente este canal el que permite que los consultantes se expresen con naturalidad. Rogers (1992) indica que la empatía es observar


El Escribano NO. 5 2018 el marco referencial del otro sujeto y para ello requiere conocer la forma en la que percibe y significa las experiencias. Por tanto, es necesario que durante el encuentro, el terapeuta pueda salirse de sí mismo para observar y comprender a la otra persona, y volver fácilmente a sí mismo para realizar las devoluciones pertinentes. Aunque la tutoría no es un espacio terapéutico, no se puede perder de vista que las personas que se encuentran son humanas y poseen formas distintas de percibir sus tareas. En este sentido, indagar a profundidad sobre las necesidades del tutorado frente a su texto o frente a lo que él considera como aspecto a mejorar, va a delimitar la pauta de la intervención del tutor. En este sentido, en un primer momento se indaga sobre el tipo de texto a realizar y las condiciones que el profesor expresó que debería tener el texto, acto seguido se averigua sobre lo que el estudiante entendió de la tarea y cómo la desarrolló o cómo la piensa desarrollar. Por medio de la empatía se logra comprender un pequeño espacio del campo perceptual del tutorado, con el fin de otorgar la ayuda frente a las necesidades percibidas por el mismo. Además, solo el escritor sabe lo que realmente quiere escribir ¿no?

Adicional a la empatía, el ECP utiliza otras dos herramientas: la escucha y el aparato técnico, como un conjunto de técnicas para dialogar con el consultante de tal forma que pueda expresarse con naturalidad y que se logre una comprensión por parte del terapeuta (Giordani, 1997). La escucha activa, sea terapeuta o tutora, es indispensable. De hecho, es uno de los cimientos para que una relación real se geste entre dos seres humanos. Por medio de la escucha se capta lo que el tutorado expresa y los sentimientos de fondo en la forma cómo los expresa. Con respecto al aparato técnico, existen herramientas para comprobar la comprensión fiel del terapeuta frente a lo que el consultante dice, como también intervenciones directivas, ya sea para incentivar la expresión del consultante o para confrontarlo frente a temas que quiere evitar (Giordani, 1997). Así pues, se mencionarán algunas de ellas. Durante la tutoría es vital, especialmente con los tutorados anteriormente mencionados, reconocer los sentimientos de este, lo que en el ECP es el reflejo de sentimientos. Con esto, puede brindarse un espacio de la tutoría para que el estudiante se exprese y dialogue con el

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tutor las diversas emociones que la tarea le produce. Es importante tener en cuenta que los estudiantes a veces se cohíben al saber que ese no es el espacio apropiado para expresarse; sin embargo, como tutores y estudiantes que ya han pasado por tal situación, es un deber ponernos en los zapatos del estudiante y ayudarle a aceptar lo que ocurre en su interior. El tutor no puede hacer nada para cambiar las circunstancias en las que se encuentra el estudiante, mas sí puede brindarle aceptación y una actitud tranquilizadora frente a lo que le pasa. En ocasiones es necesario mantener el silencio mientras el tutorado se tranquiliza y su concentración se enfoca nuevamente en el fin de la tutoría. Otra herramienta para el tutor consiste en demostrar la atención constantemente. En algunas ocasiones el tutor puede enfocarse, en mayor medida, en el intercambio de ideas durante la revisión del texto, lo que lleva a que sea necesario aprovechar cada oportunidad que el estudiante brinde para demostrar que está siendo escuchado y comprendido por medio del contacto visual y el movimiento afirmativo de la cabeza. Por otro lado, la autorrevelación es una herramienta usada por Rogers en la que


se cuentan aspectos personales al consultante, cuyo fin era determinado por el tema o situación que se estuviera tratando. En la tutoría se puede usar para dar una idea al escritor sobre cómo los tutores resolvieron una tarea similar. Esto permite que el consultante, en este caso el estudiante, comprenda que hay diversas formas para abordar una situación y que dependerá de él encontrar la solución más oportuna. He sido tutora del CEJ durante los últimos dos años, y lo que he confirmado en mi experiencia es lo mencionado por Ryan y Zimmerelli (2006) sobre la carga emocional otorgada a los textos por parte de los estudiantes. Cuando el tutor, además de acompañar su proceso de escritura, reconoce lo que se encuentra implícito en el proceso del tutorado, logra conectarse de una forma más profunda que un simple encuentro académico, permite que este sea consciente de su proceso y de los sentimientos que pueden facilitarlo u obstaculizarlo. De hecho, es precisamente a lo que le apunta el CEJ: el producir mejores escritores, no mejores escritos. Referencias Giordani, B. (1997). El aparato técnico: la reformulación. En: La relación de ayuda: de Rogers a Carkhuff (pp. 108-

117). Bilbao, España: Desclee De Brouwer Rogers, C. (1992). Características de una relación de ayuda. En: El proceso de convertirse en persona (pp. 47-62). Barcelona, España: Paidós Ibérica. Ryan, l. y Zimerelli, I. (2006). The Bedford guide for writing tutors. Boston, Bedford/St: Martin’s Press.


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La sociobiología en el Centro de Escritura Jeimy Pantoja Carrera de Biología Tutora del Centro de Escritura Javeriano

“Metáforas tan monstruosas como orquídeas” Oscar Wilde

La Eusocialidad proviene del griego «eu» que significa bueno o real y de «socius» que hace referencia a social, por ende, su etimología es: sociedad real. Algunos científicos describen la Eusocialidad como el tipo de organización más alta en la naturaleza que pueden tomar algunas especies de insectos, crustáceos e incluso unos pocos mamíferos (Wilson, 1971). El mejor ejemplo de Eusocialidad es una colmena de abejas, en la que la vida se encuentra organizada en distintos niveles de jerarquía. Los miembros están bajo el mandato de una reina que se encarga de procrear las siguientes generaciones (Slater, 2000). De igual forma, cada quien tiene su papel diferenciado y toma un rol importante en la sociedad, su

funcionamiento se asemeja al de un engranaje: todas las piezas están acomodadas en un solo lugar con una ocupación específica (Slater, 2000). Así como en los insectos, en la naturaleza existen diferentes tipos de organización social. Por un lado, los cardúmenes son bancos de peces que nadan de una forma sincronizada y muy cercana entre sí, de esta forma ellos se protegen de los depredadores. En el momento en el que sienten el peligro, aunque fuese solamente por un miembro de ellos, todos se mueven de forma armónica, como si fuesen uno solo, para así evitar la amenaza. Por otro lado, las nutrias viven en manadas, permanecen la mayor parte de su vida en el agua; y en las horas de sueño, se encuentran allí por su seguridad frente a algún depredador. No obstante, duermen tomadas de las manos para estar juntas y no perderse en las noches largas (Torrent, 2016). Asimismo, en las grandes colonias de pingüinos, los miembros permanecen juntos para soportar los fríos inviernos de los polos. Este grupo no posee líderes de colonia, como las abejas, y realizan actividades en conjunto como cazar en equipo y proteger a los polluelos que recién ocupan un lugar entre ellos. escritura argumentativa


El Escribano NO. 5 2018 en la universidad. Para lograr este objetivo, se presentarán argumentos basados en propuestas de algunos autores como Carlino y Molina (2013), León (2004) y Monzón (2011), y se analizarán algunas posturas contrarias. Se parte de la concepción de que la escritura argumentativa en la universidad es necesaria para el buen desarrollo del estudiante como sujeto crítico, tolerante y abierto, en el sentido de no solo tener en cuenta sus propias posturas, sino de tener la capacidad de escuchar y razonar al respecto, lo cual contribuye a la universidad y a la libre expresión incluyente. El primer argumento que apoya este planteamiento consiste en explicar la importancia de la escritura para el correcto procesamiento de la información, es decir, para la aclaración de ideas. Al plasmar un pensamiento en la escritura, se logra despejar la idea que se tiene, tanto para sí mismo, como para una posible audiencia. Como lo explican Carlino y Molina (2013) escribir argumentando es un proceso que posibilita pensar y repensar, es una forma de estructurar el pensamiento. También, se realiza el procedimiento de destinarlo a otro, lo que concede la fase de “examinación de las afirmaciones”, permitiendo la reconsideración de los supuestos que se guardan

como concepciones innegables, para, en el caso de que sea necesario, otorgarles otra significación. Del mismo modo, la escritura argumentativa hecha por los estudiantes y profesores promueve las investigaciones en la universidad y, por lo tanto, el desarrollo de la misma. Debatir y presentar argumentos acerca de un tema obliga a investigar acerca de este. Por consiguiente, defender una idea requiere demostración, a partir de cimientos que se consideren verídicos, por lo que se necesita indagar (Carlino, 2002). Los grupos de investigación en las universidades se encargan también de fomentar la práctica argumentativa no escrita. Esto se debe a que constantemente se necesi Y hablando de actividades sociales en el reino animal, las bandadas de aves, que viajan cientos de kilómetros en busca de un lugar más ameno para pasar el invierno, se organizan de una manera muy peculiar para movilizarse. La alineación en forma de “V” les brinda la posición óptima, tanto para aprovechar las corrientes de aire, como también por estabilidad en el vuelo a las aves adyacentes, debido a que volar en este tipo de formación crea corrientes que les dan impulso a los miembros que van detrás (Leys, 2016). Si las aves del extremo posterior aprove-

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chan esta ventaja se reducen los costes de viaje, dado que brinda una ventaja aerodinámica en su ruta migratoria. Finalmente, un grupo de lobos se organiza de acuerdo a una estricta jerarquía social, en la que están liderados por una pareja de cánidos alfa, le siguen los lobos más viejos y, por último, los demás miembros que componen la manada (Montés, 2014). Su forma de trasladarse en medio del bosque es distintiva de este grupo, los ancianos son los que guían al grupo, ellos van al frente. Le sigue la manada en general y al final se encuentran los más jóvenes junto a la pareja alfa. Moverse así garantiza que ningún individuo se aparte y se pierda en el bosque. Ahora bien, si se tiene en cuenta la naturaleza, en ella existen diversos tipos de organización social. Sin embargo, si se tienen en cuenta los anteriores tipos de organización social, es muy difícil categorizar al Centro de Escritura Javeriano (CEJ) en uno solo. Para empezar, el Centro de Escritura tiene una estructura jerárquica y, aunque no tengamos una abeja reina que nos gobierne, sí tenemos una directora y coordinadora que se encargan de formar nuevos integrantes.


De igual forma, cada uno de nosotros cumple un rol importante en nuestro equipo según cada una de las capacidades. Algunos son buenos con la edición de vídeos, otros tienen grandes ideas para diagramar la revista “El Escribano” y algunos, con habilidades sociales destacadas, se encargan de las redes sociales de nuestro Centro. Así como las nutrias y los cardúmenes, el CEJ es una comunidad que posee interrelaciones que hacen que juntos nos protejamos entre sí y nos ayudemos mutuamente. Cuando uno de nosotros no tiene conocimiento sobre algún tema en medio de una tutoría, se apoya en sus compañeros para llegar a una solución. De igual forma, cuando todo está oscuro, por ejemplo cuando un familiar fallece, tomamos nuestras manos para no perdernos. Y siempre alentamos a los nuevos integrantes en su recorrido, al igual como lo hacen las grandes colonias de pingüinos. En nuestro paso por el Centro de Escritura estamos guiados por los miembros más antiguos de la manada, ellos se encargan de mostrarnos el camino a seguir y de ser nuestro ejemplo. Por supuesto, los jóvenes que, con su fuerza y virtud caminan atrás de los demás, alientan a seguir

adelante. Y como las aves en el cielo, creamos recursos y lineamientos para que los que vienen detrás de nosotros puedan volar más tranquilos. Aunque todo lo que dije anteriormente es cierto, no existe una categoría exacta que encierre a nuestra comunidad. En mi opinión, lo que más se asemeja al Centro de Escritura Javeriano es a un Superorganismo. En Biología y en Ecología se utiliza este término para simplificar una manera de ver la naturaleza de la sociedad. Este concepto sociobiológico trasciende los organismos que la componen, ya no solo se trata de los miembros que hacen parte de ella sino de aquellos que se benefician con esta sociedad. La existencia de un nido en común permite el suministro no solo del grupo, sino que también para organismos externos (Hölldobler y Wilson, 2014).

Y es que el Centro de Escritura se basa principalmente en ese concepto. En un principio fuimos creados para ayudar a los demás, para brindar un apoyo a los estudiantes que lo necesiten; para que nosotros, y todo lo que somos como grupo, sirviéramos en la comunidad Javeriana. No cabemos en una sola categoría porque simplemente hacemos parte de todas.

Tenemos un poquito de cada grupo animal dentro de nosotros, eso es lo que nos hace tan diversos, tan ricos, tan afortunados de formar un Centro, el Centro de Escritura Javeriano.

Referencias

Hölldobler, B. y Wilson, O. (2014). El superorganismo. Buenos Aires, Argentina: Katz.

Leys,V. (2016). Belleza interior: 22 consejos para embellecer tu carácter. Miami, Florida: Vida.

Montés, F. J. (2014). La vida del lobo. Madrid. España: Mundi-Prensa Slater, P. J. (2000). Organización Social. El Comportamiento Animal (193-214). Madrid, España: Cambridge University

Torrent, L. (2016). ¿Por Qué Las Nutrias Duermen Agarradas de las Manos?. Mihimu. Recuperado de: muhimu.es/ medio-ambiente/nutrias-duermen-agarradas-manos/

Wilson, E., O. (1971). The insect societies. Cambridge, MA: Belknap Press.


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Memes: el lenguaje de las redes Andrea Fernández Carrera de Comunicación Tutora del Centro de Escritura Javeriano

Facebook e Instagram son por excelencia las redes sociales del ahora. Parecería obvio entonces que cualquier institución, empresa o comunidad divulgara su contenido por estos medios digitales, y, claramente, en la mayoría de las organizaciones esto se hace. Sin embargo, en muchas ocasiones no se tiene en cuenta el idioma nativo de las redes sociales, no se tiene en cuenta el cómo se habla y el cómo se triunfa. Por lo que lo muchas comunidades corporativas caen en el pecado de compartir información en un lenguaje que a los internautas poco, o nada, les interesa. En el Centro de Escritura Javeriano nos dimos cuenta, poco a poco, cómo hacer


que los usuarios realmente se conecten con la información que se les comparte. Entendimos que vivimos en la era de la inmediatez y que mucho texto es el equivalente a no leer nada. Comprendimos que las imágenes y los colores vivos son imprescindibles en las redes. Y, lo más importante, inferimos que los memes son un canal idóneo para el público objetivo y con estos logramos una comunicación efectiva. Ahora bien, entonces, ¿qué es un meme? Según Blackmore (2000) es una unidad de replicación cultural que puede estar sujeta a mutaciones, por tanto, es “todo lo que se transmite de una

persona a otra a través de la imitación”. Así, la elaboración de un meme incluye imágenes con texto, imágenes sin texto, solo texto, frases y más. No obstante, según lo visto en la experiencia del Centro de Escritura Javeriano (CEJ) hay tres indicadores para que un meme que publiquemos acerca de la escritura tenga éxito. En primer lugar, la conexión con el público, es decir, la manera y el grado en que se relaciona con el público que lo ve, lo que tiene en cuenta la circulación que tiene en redes y el impacto de su contenido inmediato. Por tanto, no se usan los mismos memes en Colombia que en Nicaragua

ni usan los mismos memes estudiantes universitarios que estudiantes de colegio, por ejemplo. En este sentido, si el público logra relacionarse de forma directa con el meme es un punto a favor para el objetivo comunicativo. Así, en el Centro de Escritura Javeriano procuramos que los memes tengan relación con la Universidad Javeriana, debido a que gran parte de la comunidad de usuarios que nos siguen y a quien va dirigido el contenido que se publica son los estudiantes, profesores, colaboradores o egresados de la institución. En segundo lugar, es indispensable tener en cuenta lo cómico del meme, que se


El Escribano NO. 5 2018 y la escritura. Otra opción, es hacerlos desde 0, con solo texto, acerca de un tema de moda (como el amor en días próximos a San Valentín, o las vacaciones en fechas de parciales) y anclamos una situación o un escrito cómico a la lectura y/o escritura.

mide en qué tan gracioso es y a medida que a más personas les parezca cómico, cumple de mejor manera con su objetivo. Este indicador tiene relación con el anterior, puesto que para que algo sea cómico debe tener correspondencia con una vivencia personal. Difícilmente se encuentra algo cómico si no se sabe de dónde viene o, más precisamente, si no se entiende. De modo que para poder crear el contenido de Facebook y de Instagram tenemos que estar enterados de qué suele generar risa usualmente en redes. Por ejemplo, es bien sabido que un contenido común en los memes es el de las decepciones amorosas que, por algún motivo, causan mucha gracia en nuestro

contexto socio histórico actual. Otro ejemplo de contenido recurrente en memes es la relación con las vivencias académicas. De manera que solemos usar este tipo de asuntos, anclados a información acerca de lectura y escritura, para generar nuestras publicaciones. En tercer lugar, lo que está de moda, con esto nos referimos a que habitualmente hay dos o tres memes de moda que circulan en las redes. Por lo visto, la fama les dura uno o dos meses y después de este periodo se siguen usando, pero con menos frecuencia. De modo que tomamos las plantillas (los memes en su estado “puro”, o las imágenes de moda sin texto agregado) y les agregamos texto que tenga relación con la lectura

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Por ende, para concluir, podemos afirmar que estamos en el camino de aprendernos el lenguaje nativo de las redes sociales. En este sentido, si bien somos consumidores diarios de contenido de las redes sociales y tenemos una relación estrecha con internet, esta es la primera vez que nos enfrentamos a generar contenido, lo que se constituye como una experiencia distinta y enriquecedora. De esta manera, no solo hacemos nuestro trabajo (manejar las redes sociales del CEJ), sino que nos entretenemos y estamos en nuestra salsa al hacerlo. Referencias Blackmore, S. (2000). The meme machine(Vol. 25). Oxford: Oxford Paperbacks


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Los signos de puntuación Diana Estefanny Arce Carrera de Psicologia Tutora del Centro de Escritura Javeriano

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Los signos de puntuación, según el Diccionario Panhispánico de Dudas (2005), son marcas gráficas que aparecen para contribuir a la correcta lectura e interpretación de un texto; estos indican el sentido del texto (en entonación, coherencia y organización) y marcan pausas (de respiración, jerarquización y cohesión). A continuación, se habla de tres tipos de signos de puntuación: el punto y coma, el punto y los dos puntos. Por un lado, el punto y coma es uno de los signos más complejos de utilizar, incluso la Real Academia de la Lengua Española recientemente lo incluyó dentro de los temas de posible reformulación o eliminación, no obstante, aún se mantiene. Este signo de puntuación indica una pausa superior a la coma e inferior al punto; también, después de su uso la siguiente palabra inicia en minúscula. Dentro de los usos del punto y coma se pueden resaltar dos: el primero, para hacer una enumeración compleja, por


ejemplo: a cada alumno le corresponde una exposición diferente: a Jaime, los invertebrados; a Jorge, los anfibios; a Carlos, los mamíferos. El segundo, se emplea para separar algunos conectores como: sin embargo, no obstante, además, por ejemplo: Ismael tuvo muy buenas notas; no obstante, estudió menos de lo que creemos (Camargo y Gómez, 2017). Por otro lado, el punto tiene como función finalizar una idea. Hay tres tipos de puntos: el primero, el punto seguido que pertenece a la estructura interna del párrafo e indica un cambio de ideas secundarias; el segundo, el punto aparte que indica el inicio de un nuevo párrafo, después de este se debe iniciar con la primera letra en mayúscula; por último, el punto final que marca el fin del texto. Vale la pena resaltar que el Por último, los dos puntos indican una pausa larga, después de estos se puede

completar, aclarar o resumir lo que ha expuesto anteriormente. Según Fonseca, Correa, Pineda y Lemus (2011), los dos puntos tienen cuatro tipos de uso: 1. Antes de una enumeración. 2. Antes de palabras que se citan o que alguien dijo. (En este caso se usa mayúscula después de los dos puntos). 3. Antes de una oración que sirve de comprobación de lo dicho anteriormente. 4. Después de la frase de salutación o vocativo en una carta o discurso. (En este caso también se usa mayúscula después de los dos puntos) (p. 233). punto nunca va al final de los títulos, subtítulos, artículos, capítulos, ni en obras de arte. En conclusión, el uso correcto de los signos de puntuación en el mundo académico es trascendental como estudiantes, docentes e incluso como lectores, es imprescindible el conocimiento a cerca estas marcas textuales. Ahora

bien, además de los signos de puntuación expuestos existen otros signos, cuyo uso en muchas ocasiones es inadecuado a causa de la desinformación, por ende, es indispensable hacer una revisión y búsqueda acerca del uso de estos. De igual manera, en medio de cualquier producción textual se recomienda la lectura de un otro, para que haya una retroalimentación en aspectos de gramática y puntuación.

Referencias Camargo, D. y Gómez, N. (2017). Los signos de puntuación. Cali, Colombia: Pontificia Universidad Javeriana Cali. Diccionario Panhispánico de Dudas. (2005). Signos ortográficos. España: Real Academia Española. Recuperado de http:// lema.rae.es/dpd/srv/ Fonseca, S. Correa, A., Pineda, M. y Lemus, F. (2011). Comunicación oral y escrita (1ra ed.). México: Pearson. Recuperado de https://espacioculturayarte.


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De los tutores En esta secciรณn los tutores y extutores presentan algunas experiencias y reflexiones sobre su quehacer en el Centro de Escritura: sus actividades cotidianas, interacciones, aprendizajes y aportes a la formaciรณn de mejores escritores en la Universidad.

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CENTRO DE ESCRITURA JAVERIANO: 10 AÑOS CREANDO EFECTO ONDA Violeta Molina Directora y fundadora Centro de Escritura Javeriano

Hace más de 11 años fui vinculada a la Pontificia Universidad Javeriana con una tarea desafiante y novedosa: crear un centro de escritura. Había leído y escuchado a Paula Carlino contar que esta era una manera exitosa con la que las universidades de Estados Unidos estaban impulsando la lectura y escritura, y pensaba “qué interesante sería poder hacer algo parecido”. Cuando me entrevistaron para el trabajo y me hablaron de esto, mis ojos se iluminaron y mi corazón se aceleró, y dije sin pensarlo: “me encantaría hacer eso”. Fue ahí donde cayó la piedra. Inmediatamente salí de la entrevista, sin saber si saldría elegida para el cargo, empecé a leer y a entusiasmarme más con la idea de un centro de escritura. Durante un año estuve dedicada a investigar sobre centros de escritura, con la dificultad de no existir antecedentes en Colombia, y,


El Escribano NO. 5 2018 creía yo en ese entonces, en Latinoamérica. Encontré modelos fascinantes de writing centers, principalmente en Estados Unidos, con una tradición teórica y práctica que no había imaginado. Sin ningún interlocutor que conociera sobre el tema, y solo con dos manuales de formación de tutores a la mano, propuse un programa para un curso, que no sabía si saldría aprobado. Tenía la convicción de que el modelo de tutorías entre pares podría ser exitoso, pero era indispensable un proceso de formación que asegurara una práctica acorde a la filosofía de los centros de escritura, aunque ajustada a la realidad de nuestro contexto y de la institución. Con la ayuda de profesores que conocía, obtuve recomendaciones de estudiantes sobresalientes en sus habilidades de escritura y de interacción, de quienes salió la primera cohorte de tutores. Como parte de la formación, tenían que hacer prácticas y el lugar en que comenzamos fue la hemeroteca. Allí dejamos un fólder de cartón con un horario impreso para cada semana, en el que los estudiantes anotaban su nombre en los espacios que veían disponibles (y a veces no lo dejaban en su lugar). Pegamos en una de las mesas un papel que decía “Centro de Escritura”, y los tutores al llegar tenían que convencer

a los estudiantes de que se cambiaran de mesa porque esa estaba “reservada” para las tutorías. Así fue como empezamos a brindar nuestros servicios, con unos tutores en formación que tenían todas las ganas de ser elegidos, y con la dificultad de decirles a los que no continuarían “lo siento, tu historia en el centro de escritura ha terminado”. Para el 2009 se empezó a sentir el efecto de onda en la institución gracias al voz a voz de los profesores, quienes, movidos por la curiosidad, solicitaban a sus estudiantes ir a tutoría. Nos aprobaron una oficina en la Facultad de Humanidades, en la que contábamos con dos mesas para dos tutorías simultáneas. Se trataba de un espacio de 3 x 3 metros, por lo tanto, las tutorías tenían que ser casi susurradas al oído para no interferir con la otra. Tuvimos nuestra inauguración en marzo de ese año, con la bendición del Padre rector, y la felicidad de todos los que hacíamos

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parte de esa naciente familia. El primer informe del centro fue enviado con la intención de explicar en qué consiste esta idea de la que nadie sabía, pero que creíamos que podría funcionar, a pesar de las dudas que generaba en unos pensar si los estudiantes de pregrado realmente podrían ayudar al otro en su escritura. Nuestra visión desde el comienzo fue un centro de escritura que iría más allá de las tutorías, por eso el efecto de ondas no ha parado desde que cayó la piedra. Con el apoyo de Javevirtual desarrollamos nuestro portal y empezamos a crear material educativo de libre acceso para llegar más allá de los muros del campus o, en palabras de San Ignacio, “para ir a las fronteras”. Es así como empezamos a ofrecer cursos de formación docente, que buscan favorecer el aprendizaje de las disciplinas a través del desarrollo de competencias de lectura y escritura. De igual forma, ofrecimos una variedad


de talleres abiertos sobre temas diversos de escritura académica, cuya nutrida asistencia nos motivaba a seguir creciendo. También, quisimos llegar de una forma más atractiva a nuestros estudiantes y creamos un concurso de ortografía que durante dos años mostró que la escritura correcta puede ser algo divertido y que saber escribir bien paga. Y a través de nuestros clubes de lectura, junto con la biblioteca, acercamos a la comunidad educativa a la apreciación de la literatura y a contar con un espacio para el disfrute de las letras. Sabemos por los mismos participantes que estas acciones han dejado huellas en ellos.

Nuestra siguiente sede se inauguró en 2010, en el sótano de la biblioteca, y de los susurros pasamos a subir el volumen porque el espacio era compartido con el aula de telecolaboración, en la que todos los estudiantes hablaban al tiempo en inglés y en español con una persona en otro país. Contábamos con cuatro cubículos y este espacio fue visitado por universidades del país y la región latinoamericana que nos han solicitado asesoría para la creación de sus propios centros de escritura. Ha sido un verdadero privilegio ver cómo esta onda se ha venido expandiendo por instituciones de otras latitudes, que nos han tenido como un referente a la hora de proponer un centro de escritura. El 2013 estuvo marcado por dos hechos históricos para nuestro centro: la llegada de la profesora Karen López Gil para coordinar el trabajo de los tutores y contribuir con el crecimiento del centro de la manera tan significativa en que lo ha hecho, y la celebración del quinto aniversario con el Primer Congreso Latinoamericano de Centros y Programas de Escritura. Este congreso contó con la participación de personas de ocho países y marcó el punto de partida de la Red Latinoamericana de Centros y Programas de Escritura, la cual presidimos durante sus dos

primeros periodos. Ese mismo año se inauguró la revista El Escribano, publicación anual en la que los tutores reflexionan y escriben sobre su quehacer como estudiantes y tutores de escritura. La investigación ha acompañado el trabajo del centro desde su inicio, y por ello hemos procurado contribuir con publicaciones para empezar el diálogo académico en español sobre este tema. Fue así como se publicó el primer artículo sobre centros de escritura en nuestro idioma en 2014 y el primer libro, en 2015. Por esta razón mi investigación doctoral trató de mantener este espíritu y profundizar en el estudio de las teorías, prácticas y administración de los centros y programas de escritura de Latinoamérica. Dos repercusiones importantes ha tenido esta onda. La primera ha sido la formación de los tutores, la cual ha impactado no solo su trabajo en el centro, sino sus vidas. Se ha procurado inculcar en ellos valores que puedan aplicar en su vida laboral, como trabajo en equipo, responsabilidad o manejo de grupos, al igual que consolidar un ambiente de trabajo exigente y estimulante, pero acorde con su etapa de vida, en la que los amigos son fundamentales. Por eso es un orgullo escuchar a los tutores de varias generaciones hablar del centro como “una familia”


El Escribano NO. 5 2018 en la que las habilidades que aprendieron les han servido en su vida laboral, y además hicieron amigos para toda la vida. La otra repercusión significativa es el lugar que se ha ganado el centro de escritura en la escena nacional e internacional. Gracias a la gestión que se hizo desde la Red Latinoamericana, logramos ser reconocidos como una asociación regional de la International Writing Center Association, de la cual somos parte de su junta directiva en representación de esta región. Haber sido nominada al Muriel Harris Outstanding Service Award, un reconocimiento bienal que esta asociación otorga a personas que han hecho una contribución destacada en el mundo de los centros de escritura, fue el mayor reconocimiento de mi carrera. Por supuesto que el impacto de la onda a nivel institucional no ha sido menor. El Centro de Escritura Javeriano dio un salto cuántico cuando la Universidad aprobó el Plan LEO, un programa de escritura que busca impactar el desarrollo de las competencias de lectura, escritura y oralidad a lo largo de todo el periodo de formación de los estudiantes. Este programa cuenta con cuatro componentes: el primero son los cursos introductorios a la lectura, escritura y oralidad académica; el segundo es la

estrategia de trabajo colaborativo entre profesores de lengua y disciplinares, para desarrollar actividades con las mencionadas habilidades en el currículo; el tercero busca fomentar la escritura en investigación a través de diversas estrategias que acompañarán las asignaturas relacionadas con escritura de trabajos de grado; y el cuarto es el centro de escritura y sus múltiples frentes. En el 2018 no solo cumplimos 10 años, también estrenamos una nueva sede en la que nuestra atención ha mejorado de manera notoria. Estrenamos página web con nuevos recursos educativos y más facilidades para nuestros lectores. Logramos un récord histórico de 55 talleres en un solo mes (agosto), que siguen siendo cada vez más solicitados. Y también organizamos el Simposio Internacional sobre Centros de Escritura, para seguir aportando al diálogo académico. Así, la onda del Centro de Escritura Javeriano se seguirá expandiendo haciendo mejores escritores, contribuyendo al desarrollo académico de la institución y participando del crecimiento de nuestra comunidad académica latinoamericana de centros de escritura.

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EL CORAZÓN DE LA TUTORÍA: LOS TUTORES Nathalie Bejarano

Carrera de Psicología Centro de Escritura Javeriano

Si bien es cierto que el coraantes, durante y después de zón de los Centros de Escrila tutoría (Molina, 2014). Por tura son las tutorías que se tanto, el tutor debe ser un centran en el desarrollo de las experto en aspectos esenhabilidades de los aprendices ciales de la tutoría, pero no (Molina, 2014), son los tutores, debe desligarse de su misión a su vez, el corazón de Por: la tufundamental de empoderar Juan david naranjo Estudiante de comunicación toría. En este sentido, el rol de al escritor y brindar los conoTutor del CEJ cimientos desde su posición los tutores se define a partir de la premisa que no hay una de expertos. Así, los tutores no forma correcta y única de deben encargarse de “arredirigir una tutoría, por lo que glar” o “limpiar el texto”, más se hace necesario unificar allá de esto, el texto debe diferentes estrategias que ser una excusa funcional permitan llevar a cabo una para centrarse en mejorar los tutoría bajo diversas premisas aspectos que necesitan ser (Ryan y Zimmerelli, 2010). mejorados por el escritor en torno al proceso de la escriEn este orden de ideas, el tura. tutor debe tener una posibilidad de reflexión y adaptaEs de esta manera como la bilidad a las necesidades del responsabilidad principal del escritor, a partir de otorgarle tutor se resume en hablar con la responsabilidad de su texto los escritores y establecer co-

herencia entre la intención comunicativa del escritor y lo que habla el texto por sí mismo (North, 2001). Por consiguiente, los tutores no siguen un esquema estático acerca de lo que se debe hacer en el proceso de la tutoría, sino que están constantemente haciendo uso de diversas estrategias que le permitan lograr el umbral de aprendizaje propuesto a su escritor y poner frente a las diversas necesidades de este. En coherencia con Boquet (2002) lo importante no es demostrar el conocimiento que tiene el tutor ni su experticia frente a la escritura, sino descubrir en el proceso de la tutoría las estrategias que le funcionan al escritor. Como consecuencia, la experiencia de la tutoría debe caracterizarse por el dinamismo y la posibilidad de volver en torno a los temas fundamentales del proceso de aprendizaje. Al no tratarse de tener mejores textos, sino mejores escritores, la responsabilidad está puesta en la persona como participe de la construcción de nuevo aprendizaje


El Escribano NO. 5 2018 y en el tutor como instrumento esencial en la construcción de dicho aprendizaje. Esto es coherente con Gadamer (2010) cuando afirma en su supuesto fundamental acerca de la escritura, que escribir es un proceso de textualidad e intertextualidad, en donde hay una interacción entre quien escribe y quien lo lee, que permite entender el contenido de lo escrito y llegar a la comprensión del lenguaje. Así, la escritura es un proceso dinámico, que, a su vez, debe tener gestores dinámicos capaces de enfrentarse a le escritura desde una postura crítica y no con una lista de pasos a seguir. Para que esto sea posible, los tutores deben ser representantes de la escritura dinámica, que no solo sea una herramienta de la academia, sino una habilidad cognitiva y comunicativa para la vida. El tutor no solo debe impactar en las situaciones de crisis o en las carencias frente al conocimiento en los procesos de escritura, porque esto lo constituiría como un proceso remedial, sino también en el fortalecimiento de los aspectos positivos y las competencias ya desarrolladas en cuanto al proceso de escritura. Sin embargo, cabe mencionar que retomando a Vigostky (Carrera y Mazzarella, 2001) son las situaciones en donde el escritor se enfrenta

a un reto las más importantes en el momento de la tutoría, debido a que el proceso de andamiaje resulta benéfico cuando, para llegar a una zona de desarrollo próximo, el estudiante debe enfrentarse a una situación que le implique poner a prueba conocimientos nuevos y, así, aprender. En coherencia con lo anterior, según Molina (2011) el conocimiento de los tutores frente a la escritura no es lo más importante. Lo importante en la tutoría es que el tutor sea capaz de poner el foco en establecer un buen ambiente para la tutoría, saber qué atender primero, escuchar lo que el texto quiere decir, formular preguntas al escritor que puedan ser respondidas a través del texto y permitir que el escritor tome decisiones. Tomar decisiones le implica poner en marcha los conocimientos adquiridos y tener la posibilidad de enfrentarse a diversos textos con las competencias aprendidas. Es así como el aprendizaje significativo tiene un papel fundamental en el curso de la tutoría. De acuerdo a Ausubel (Rodríguez, 2004) se debe reajustar y reconstruir los conocimientos para alcanzar aprendizajes significativos, lo que indica que esto ocurre cuando una nueva información se asocia con un con-

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cepto relevante que se tenía en la estructura cognitiva. La tutoría debe ser un lugar donde se priorice el aprendizaje significativo, lo que implica una posición de reajuste y reconstrucción por parte del tutor y del estudiante. En consecuencia con todo lo mencionado anteriormente, uno de los factores claves, si no es el más importante en torno a los objetivos de los centros de escritura, es la selección y formación de los tutores (Gillespie y Lerner, como se citó en Molina, 2014). No obstante, dicha formación no puede darse por terminada en el momento en que ingresan a ser tutores, sino que es el inicio del desarrollo de las habilidades necesarias del tutor para convertirse en escritores exitosos, mostrar paciencia, habilidad para ofrecer sugerencias, motivación y diversas estrategias pedagógicas para enfrentarse a las situaciones propias de la tutoría y de la escritura. Es pertinente que cada vez más el foco esté puesto en la formación de los tutores. Se debe partir de la premisa de una formación constante que permita que los tutores estén motivados a realizar su quehacer desde un desarrollo responsable. Además, porque al ser los tutores el corazón de la tutoría, la repetición de estrategias, el estancamien-


to en la rutina de ver cada texto y cada escritor con las mismas perspectivas, disminuye los efectos positivos de la calidad del aprendizaje y la formación como escritores.

trabajan. Cada vez más hay que repensarse los momentos y las formas de formación de los tutores, porque son esos los que bombean de manera necesaria para que el corazón de la tutoría funcione adecuadamente.

En los tutores recae una responsabilidad fundamental: contribuir a la formación de REFERENCIAS escritores, y dicha responsabilidad solo puede ser llevada Boquet, E. (2002). Noise from a cabo con bases esenciales the Writing Center. Logan, UT: que permitan que el proceso Utah State University Press. sea constructivo y no reparatorio. Los Centros de Escritura Carrera, B. y Mazzarella, C. nacen desde una postura (2001). Vigotky: Enfoque alternativa de ver el proceso sociocultural. Educere, 5(13), educativo, que se diferencian 41-44. sustancialmente de los cursos Gadamer, H. (2010). Verdad tradicionales de escritura en y Método: Fundamentos de la universidad, por fomentar una hermenéutica filosófica. las habilidades intelectuales Buenos Aires: Artibus. y personales que el escritor pone en juego cuando escriHarris, M. (1995). “Talking in be (Molina, 2014; North, 2001). the middle: Why writers need Por tanto, esa hora de conwriting tutors” College Englib, versación debe tener propó57(1), 27-42. Por: maría camila lozano sitos y llegar con estrategias Estudiante de comunicación Tutora del claras para cumplirlos. Rodríguez, L. (2004). La teoría CEJ del aprendizaje significativo. Si bien, según Harris (1995) la Recuperado de http://cmc. tarea de los centros de esihmc.us/papers/cmc2004-290. critura no es compensar las pdf clases que se caracterizan por una pobreza en la enMolina, V. (2014). Centros de señanza, la falta de tiempo Escritura: Una mirada retrosde los profesores y las tareas pectiva para entender el poco claras con relación a la presente y futuro de estos escritura; los centros de escriprogramas en el contexto tura hacen parte del proceso latinoamericano. Legenda, educativo y, al estar inscritos 18(18), 9-33. en esto, tienen la responsabilidad de formar de la mejor Molina, V. (junio, 2011). “Las manera a los estudiantes bajo tutorías entre pares: el caso los objetivos con los que se del Centro de Escritura Jave-

riano”. Ponencia presentada en el VI Congreso Internacional de la Cátedra Unesco para el Fomento de la Lectura y la Escritura. Barranquilla: Universidad del Norte. North, S. (2001). “The Idea of a Writing Center”. En: Barnett, R. y J. Blumner (Eds.), The Allyn and Bacon Guide to Writting Center. Theory and Practice (pp. 53-78). Boston: Allyn and Bacon. Ryan, L. y Zimmerelli, L. (2010). The Bedford Guide for Writing Tutors. Boston: Bedford, St. Martin’s.


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Lo que necesitás saber pero nadie te enseña: CEJ Laurasofía Polanco Andrea Fernández Carrera de Comunicación Tutoras Centro de Escritura Javeriano

Te levantás un día después de tu grado, ves el diploma recién colgado en la sala de tu casa, todavía te siguen llegando las notificaciones de tus infinitas tías felicitándote por Facebook, pero lo único en que pensás es “bueno...¿y ahora qué?” Te enfrentás a LikedIn y a Computrabajo, todo va muy bien, buena formación académica, buenas notas, buenas referencias, hasta foto bonita, y llegás a experiencia laboral. “¿Será que fue experiencia laboral mi microempresa de chiclets? ¿Será que cuando me pagaron por hacer el trabajo del vago cuenta? ¿Será que el multinivel en el que mi prima me metió a la fuerza sirve? ¿Y si mejor no pongo nada?”. Muchos estudiantes creen que la universidad es la culpable de que no tengás nada que engrose la hoja de vida, pero realmente dentro de la universidad existen varios espacios que no solo te forman, sino que te preparan


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para un ambiente laboral; te dan duro para que estés preparado y, además, salís con una hoja de vida bonita y gordita. Para empezar, las asignaturas de tu carrera son necesarias, ni más faltaba, pero no visto la primera que enseñe a hacer una cuenta de cobro, o qué te indique cómo relacionarte con tu jefe. Algo así como que te preparan para hacer el mejor trabajo posible, te entregás y hasta te trasnochás pero ¿cuánto deberías cobrar? Muy pocas veces te dan una idea. Hay cosas que son determinantes en el desempeño laboral: cómo y en qué momentos tratar con el jefe, cómo adaptarse a la rutina del trabaja, dónde buscar empleo, a quién pedirle recomendaciones, en fin. Todas estas cuestiones que parecen insignificantes el curriculum universitario las sobreentiende o supone que lo mejor será que aprendás por las malas después de tener el cartón. Las materias te enseñan sobre tu profesión pero se quedan cortas cuando se trata de la vida profesional, el mundo real fuera de esta linda burbuja ignaciana. Ahora bien, otro punto a favor de todas esta vaina de trabajar en la universidad y, en especial, en el Centro de Escritura Javeriano (CEJ), es el hecho de poderse adaptar paulatinamente a las diversas maneras de escribir en el entorno laboral.

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Debido a que como estudiantes nunca nos enseñan la forma correcta de escribir un correo laboral. Sí, es cierto que nos dan unos consejos para enviar correos al profesor: que sean respetuosos, que saluden, que se despidan, que pongan punticos y comas, etc. Menos que lo básico. Entonces, en el CEJ te encontrás de frente con que debe haber siempre una misma forma de responder correos, informes, registros y actas, porque hay plantillas que te ayudan con el proceso, por lo que nunca se pierde la formalidad y la continuidad. Lo que le genera al cliente la sensación de confianza de siempre estar tratado de la misma forma. Además, te vas dando cuenta que el uso del lenguaje es una cosa seria. Vos no sabés el poder que se te está entregando al ser nombrado tutor, para que guiés a las personas en su escritura. Ya nos decía Cassany (1996), que la escritura no es una creación al azar que hizo la mente humana, sino un producto con una gran carga social e histórica, que influencia en gran medida la percepción de la realidad. De modo que la forma en que escribimos no solo refleja la forma en que pensamos, sino que les dice a los demás cómo pensar. Se les instruye sobre su pensamiento,porque, entre

otros elementos, si vos escribís bien pensás bien, si sos capaz de ordenar el meollo de tu cabeza en una hoja, sos dichoso. Entonces, te sentís un ser poderoso y con influencia, eso sí, antes de que te llegue un tutorado a decirte que solo vino por obligación de un profesor, pero que él lo sabe todo; a pesar de que nunca haya escuchado en su vida lo que es un punto seguido, o una tilde, y que te haga caras raras cuando le hablés de los diptongos. Igualmente, el Centro de Escritura, y no es simple propaganda, no solo te enseña competencias de escritura que son ajenas al entorno universitario, sino que te vas acostumbrando, de una vez, a las dinámicas del mundo laboral: cumplir horarios, responder y atender “clientes” , establecer un buen ambiente de trabajo y relaciones agradables con tus colegas. Incluso, te podés ir haciendo a la idea de que hay actividades que no son del trabajo propiamente, pero tienes que integrarte si quieres que te tengan en cuenta como parte del equipo (nadie quiere ser el mito de la oficina), como lo son cumpleaños, integraciones y despedidas, esos momentos que pasan a veces por cursis e innecesarios son pan de cada día en las grandes empresas, porque el esparcimiento

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hace trabajadores más felices y más productivos. Hay otro punto interesante en toda esta cuestión, el de acostumbrarse a recibir una remuneración justa. Lo que implica, también, aprender a ganar dinero y gastarlo bien,porque ya es tuyo, dinero que te conseguiste trabajando duro y que te va a doler perder si te lo gastás indebidamente. Entonces entran los pensamientos adultos y medio hartos que te obligan a ser responsable, pero que, a la vez, te hacen sentir un descansito, al saber que ya sos un poquitín menos dependiente de tus progenitores. Asimismo, vas teniendo en cuenta que tu trabajo vale y que no vas a vivir de hacer favores a otros estudiantes o a profesores. De manera que te acostumbrás a cobrar por lo que sabés hacer, así te pongan mala cara cuando digás que lo que hacías gratis ahora lo hacés por un módico precio. Esto por es importante conocer que tu tiempo vale, al igual que el tiempo que invertiste para adquirir los conocimientos que estás usando para las tareas que te piden. Y mientras vos estás cobrando por tu tiempo, hay alguien por ahí que te está explo-


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tando el celular, ya van 18 llamadas perdidas de tu novio, más 54 de tu mamá y unos 49 mensajes en Whatsapp. De eso se trata trabajar mientras sos estudiante, tenés amigos, novio, perro, gato, entreno y cualquier otro elemento inútil de diversión. No creás que nos estamos refiriendo a que esto está mal, de hecho, está muy bien, estresarse es hasta chévere, te mantiene activo. Te mantiene satisfecho con tu vida ocupada. Lo que quiere decir que no siempre es fácil hacer todo a la vez. Hay que aprender a priorizar y a saber cuándo estás trabajando de más o de menos.

Por último, hay que retomar el asunto de la hoja de vida. Supongamos que sacaste 5.0 en todas las materias de tu vida universitaria, pero, fuiste el espécimen conocido como “hora catedra”. Entonces, a la misma vacante de práctica se presenta otro estudiante con un promedio inferior a 5.0 pero no por mucho y además cuenta con: experiencia en monitorias de Centro de Escritura, monitoria de investigación, participación en el grupo de su carrera y tiene las recomendaciones de los profesores que fueron sus jefes. No es un buen panorama para el hora catedrus ¿verdad? Es por esto hay que aprovechar

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las posibilidades que la misma universidad brinda para fortalecer y engordar la hoja de vida, como para que el de recursos humanos la vea y sienta el incontrolable impulso por contratarte. En conclusión, podríamos decir que el estrés y la responsabilidad, sin importar lo que diga el consejero estudiantil, que te dan el ser tutor del Centro de Escritura y otras actividades extracurriculares, son útiles, incluso complementan el conocimiento de las disciplinas, son adaptativas. Te permiten no solo formarte para el ahora y para el futuro, sino que también te gozás otra parte de la vida universitaria.


¿Cómo no llorar al dar una tutoría? Laura Angélica Saenz Carrera de Comunicación Tutor Centro de Escritura Javeriano

A lo largo del curso de tutores se dan varias explicaciones acerca de las funciones de un tutor, desde las actitudes y aptitudes que este debe adoptar al momento de realizar una tutoría, hasta múltiples ejemplos sobre casos inesperados con los que tutores más experimentados han tenido que lidiar. Algunos ejemplos de estas situaciones son: tutorados que se enamoran de sus tutores y los invitan a salir, aquellos que no prestan atención por estar pendientes de su teléfono celular o de las partículas del aire, otros que realmente no quieren estar en la tutoría (que han ido por recomendación de algún profesor) y no dudan en demostrarlo, entre otros casos. Sin embargo, durante el proceso de formación como tutores y para ayudar a mantener la calma en los novatos, aclaran que el panorama no es del todo devastador, debido a que, al igual que los tutorados dispersos, llegan otros con interés de mejorar, que prestan atención a todas


El Escribano NO. 5 2018 las sugerencias, manifiestan sus dudas e inquietudes, e incluso regresan constantemente con el fin de seguir trabajando en su forma de escritura. Asimismo, explican la manera en que ellos lograron resolver la situación y comparten sugerencias sobre cómo actuar frente a ciertas circunstancias. Aun así, cuando llega el tan anhelado momento de dar una tutoría, al menos para los nuevos entusiastas, aparecen factores como los nervios, la inseguridad, la ansiedad y la incertidumbre, los cuales se relacionan, en algunos casos, con querer ser un buen tutor, estar a la altura de los compañeros más antiguos y no defraudar a las personas que asisten al Centro de Escritura. Al igual que el poder lograr empatía con los tutorados y, por lo tanto, encontrar el equilibrio perfecto entre ser chévere y al mismo tiempo respetuoso y efectivo. En otras palabras, el tutor novato se forma innumerables escenas en la cabeza sobre el momento de tutoría, esperando siempre el mejor resultado. Por este motivo, cuando por cosas de la vida se enfrenta con un tutorado que rompe por completo esos imaginarios, es casi inevitable sucumbir ante la inestabilidad, más si esa persona asume una postura irrespetuosa y hace comentarios tipo: “¿cómo es posible que usted siendo tutora no sepa algo tan básico?” “Si no tiene las capacidades para atenderme, entonces es mejor que dejemos así” o “Lo que está haciendo es muy irresponsable por no estar cien por ciento segu-

ra de lo que me está respondiendo”. En situaciones como esta, y si es una persona muy sensible (como yo), lo mejor que puede hacer para no entrar en pánico y manejar la situación es seguir la serie de recomendaciones que se presentan a continuación, las cuales surgieron al reflexionar en torno a una experiencia similar. Las recomendaciones para no llorar al dar una tutoría son: 1. Evite tener expectativas y prejuicios frente a cualquier tutoría, esto permitirá que usted tenga una postura más neutra para proceder con mayor imparcialidad. 2. Si el tutorado comienza a hacer comentarios

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ofensivos respire profundamente y mantenga la compostura. 3. No tome nada de lo que el tutorado diga de manera personal, ya que esto no le permitirá buscar una solución objetiva. 4. Continúe dando un trato respetuoso al tutorado así este no lo haga con usted. 5. Continúe siendo cordial, pero puntual con los temas que se están abordando, para así finalizar la sesión lo más pronto posible. 6. Si el tutorado insinúa que usted no tiene las capacidades para dar la tutoría, explíquele respetuosamente que usted también está en un proceso de aprendizaje y que si tiene alguna molestia puede comunicarse con algún superior, o pedir cita con otro tutor. 7. Aunque resulte difícil, no se


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deje afectar de manera negativa, ni bajar el ánimo debido a los comentarios realizados por el tutorado. Ya que esto influirá en el modo en que se lleve a cabo el resto de la tutoría. 8. No menosprecie sus conocimientos ni su posición como tutor, si tiene información suficiente sobre el tema abordado muestre seguridad en sus observaciones, sin llegar a ser inoportuno. 9. Independientemente de lo que diga el tutorado, si tiene dudas con respecto a algún tema revise fuentes o consulte a otros tutores que puedan resolver su inquietud. 10. Si considera que el suceso sale de sus manos, no se avergüence de acudir a otro tutor que lo apoye, o su superior inmediato. 11. Al finalizar la tutoría informe a su superior acerca de lo ocurrido con el fin de buscar una solución o un plan para futuros casos similares. Vale aclarar que el modo de proceder ante las diversas situaciones puede variar dependiendo de muchos factores que, la mayoría del tiempo, salen de las manos de los tutores. En este sentido, ningún tutor está exento de afrontar una circunstancia de este talante, a pesar de la experiencia. No obstante, aquello que puede marcar la diferencia es el modo en que se resuelve el problema. Para finalizar, es importante recalcar que como nuevo tutor se forman expectativas frente a los posibles casos de tutoría, pero es importante intentar mantener la neutralidad, ya que cada tutorado se desenvuelve de forma distinta. De igual manera, las sugerencias

planteadas son una guía para evitar entrar en pánico y poder salir de aquella dificultad de la mejor manera, haciendo la experiencia lo menos traumática posible tanto para el tutor como para el tutorado. Asimismo, lo ideal después de pasar por una tutoría difícil es que el tutor lleve a cabo un ejercicio de reflexión, con el fin de ser consciente de todos los aspectos positivos y negativos que ayudaron o no el desarrollo idóneo de la tutoría. Esto con la finalidad de encontrar las soluciones más acertadas, mejorar constantemente, evitar futuras situaciones similares o al menos aprender a proceder de la forma más adecuada, cómoda, respetuosa y óptima tanto para el tutor como para el tutorado.

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El compromiso y la construcción mutua en los procesos de escritura Juan Sebastián Rueda Carrera de Psicología Tutor Centro de Escritura Javeriano

En aproximadamente un año, en que me he desempeñado como tutor del Centro de Escritura Javeriano, he acompañado diversos procesos de escritura, todos solicitados por estudiantes han pedido inicialmente una cita para la revisión de un texto y, posteriormente, han decidido que no necesitamente simplemente alguien que les ayudara a partir de ese texto en particular con algunas herramientas de la escritura, sino un proceso duradero que les permitiera fortalecer en varios aspectos su competencia en escritura. Sin embargo, esencialmente uno de esos procesos logró tener un avance significativo, desde mi valoración como tutor, y lo que aquí pretendo exponer es aquel granito de más que fue capaz de poner esa estudiante en su proceso formativo desde la escritura para que al final del semestre sus logros se vieran reflejados de diversas maneras.


El Escribano NO. 5 2018 Al iniciar, podría decirse que todos los estudiantes iban por un buen camino, por un camino que el Centro tiene estructurado para lograr fortalecer dichas competencias comunicativas. Así, los estudiantes van, revisan sus textos con los tutores y por medio de la recomendación de estos o de su propio reconocimiento de una necesidad, deciden, voluntariamente, iniciar un proceso que consta de una sesión de una hora, una vez por semana, en la que el tutor prepara ciertos temas que previamente han decidido entre ambos (tutor y tutorado). Los temas pueden ser diversos y dependen de las las necesidades del estudiante que solicita el proceso. En mi caso, normalmente intento realizar la planeación del proceso desde lo general hasta lo particular, revisando primero los tipos de

texto existentes, segundo la planeación de un texto antes de escribir, seguido de la estructuración de un párrafo, los tipos de conectores, los aspectos de forma (normas ortográfica, cohesión, coherencia), el uso de normas de escritura, entre otros. Es importante resaltar que desde el inicio se le recomienda a los estudiantes que intenten no faltar a ninguna sesión, dado que con una primera falta simplemente se les enviará un comunicado, mientras que en una segunda oportunidad su proceso será cancelado. Estas normas funcionan para que otras personas que puedan estar interesadas tengan el espacio de asistir, en caso de que la persona a quien se le ha asignado al proceso no puede por diversos motivos

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continuar o las faltas son reiterativas. Es aquí en donde radica la diferencia de la estudiante que consiguió culminar su proceso con éxito y aquellos que desistieron en el camino. Esta estudiante, a quien llamaremos Sofía, se encontraba en tercer semestre de Psicología y decidió asistir a una tutoría para revisar el primer parcial de una de sus asignaturas, en el que infortunadamente no había tenido muy buenos resultados. Al terminar la sesión, Sofía reconoció necesitar ayuda para mejorar ciertos aspectos puntuales de su producción textual, por lo que me pidió que nos siguiéramos viendo todas las semanas en esa misma hora, a trabajar todos los temas que consideraramos en conjunto necesarios para que ella pudiera mejorar. Así, fue como acepte el reto de dar el


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primer proceso desde que me había convertido en tutor y que casi dos años después, sigo considerando como el mejor. Sofía era extremadamente comprometida, no faltó a ninguna sesión y siempre me pedía que le mandara a su correo el material con el que trabajábamos para llevarlo leído y estudiado a la sesión siguiente. El compromiso y entusiasmo de Sofía por aprender me contagiaba, me sentía dispuesto a planear las mejores sesiones para que pudiera aprender más de lo necesario; además, los resultados se veían desde el segundo parcial, en el que su calificación fue sigificativamente superior al anterior. Incluso, la disposición de Sofía era tanta que en dos ocasiones me sentí supremamente apenado, pues fui yo, quien por motivos personales, canceló la sesión, ante lo que ella me aseguraba que no había ningún problema y llegaba de manera cumplida 15 días después con el tema anterior doblemente aprendido. Fue así como transcurrió todo el semestre y llegó el día en que Sofía tuvo que enfrentarse a la elaboración del texto que constituiría el examen final de la asignatura. Por supuesto, yo no podía ayudarla a realizar el parcial, que tendría que hacer sola durante un espacio de tres horas el día que tenía la clase,

pero sí pude darles las herramientas para estructurar las respuestas del preparcial que el profesor les había dado. Mientras escuchaba lo que ella había escrito para el preparcial, me di cuenta del gran avance que había tenido, aplicaba los conceptos, todos los párrafos tenían dimensiones iguales y los errores de redacción y ortografía eran casi inexistentes, entonces, le dije que estaba lista y que esa sería nuestra última sesión; la felicité por su compromiso y le aseguré que siempre que quisiera podría volver al Centro de Escritura. Una o dos semanas después, sin que lo esperara, Sofía

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volvió. Me saludó de manera alegre y yo a ella, le pregunté entonces qué la traía nuevamente, debido a que ya era casi el final del semestre y los estudiantes no suelen pedir muchas citas por esta fecha. Ella, feliz, me dijo que quería mostrarme el examen final de la asignatura en la que habíamos estado trabajando durante el semestre y fue así como me enseñó que su calificación había sido la mejor. Nunca se me va a olvidar el compromiso y la dedicación que Sofía puso en las sesiones que tuvimos, además del trabajo en casa y en clase que constantemente realizó y le permitió consolidar lo que en


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tutoría podíamos ver; es una estudiante de esas que hace de lo que la mayoría consideramos una derrota, un incentivo para llegar a ser la mejor. Es esto, lo que los estudiantes y tutores deberíamos recordar siempre para llevar a cabo, como aprendiz o como acompañante, procesos de escritura o, en general, procesos de enseñanza-aprendizaje que lleguen a tener resultados, que den frutos tangibles como el examen final de Sofía, pero también intangibles como la manera de enfrentarse a las dificultades y superarlas a través del compromiso y la construcción mutua, que pueden mucho más que la simple nota de un parcial.

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Crónica de un tutor María Camila Gómez Carrera de Comunicación Tutora Centro de Escritura Javeriano

En el rol de tutores no solo nos enfrentamos a comprender, practicar y aprender lo que representa compartir conocimiento con otros estudiantes. A diario, entre nuestros grandes retos está sobrellevar nuestras responsabilidades personales e individuales que nos exige también nuestra formación educativa y vida cotidiana. Como estudiantes debemos responder a diversas actividades, sin embargo, esto no hace que el trabajo de ser tutor sea un peso o carga, sino más bien un reto. Por tanto, a continuación narro una situación que ejemplifica mi postura fundamental de identificar al tutor en todas las responsabilidades y desafíos que debe sobrellevar para serlo. Era lunes de retomar labores, después de haber descansado un poco el fin de semana, haber preparado los talleres y clases que me corresponden como tutora y estudiante, me encontraba llegando al campus universitario a las 8:30 a. m. Durante el


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día tenía una agenda un poco ajetreada: realizar dos talleres de horas seguidas, un examen y una lectura para una clase y, finalmente, tenía una exposición para otra asignatura. Antes de dirigirme al salón correspondiente, hice la fila de las fotocopias para imprimir algunas actividades previstas para el taller de las 9:00 a. m., pero repentinamente empecé a sentir que algo en mí comenzó a revolverse. Sí, era mi estómago. Imagínense en una fila, lejos de los baños, con dos horas seguidas de taller para dictar en media hora y muchas nauseas. Corrí al baño como pude después de haber adelantado casi siete minutos de fila. Mientras aliviaba mi sensación me tardé veinte minutos, tiempo que en mi reloj se pasó como en tres minutos. Ahora bien, no tenía talleres impresos, aún tenía que arreglar mi presentación personal e inevitablemente temía llegar retrasada. Una chica que se encontraba en el baño me ofreció su ayuda y, coincidencialmente, estaba en la clase en la cual iba a brindar los dos talleres. Por tal motivo, le pedí que me ayudara notificando a la profesora encargada de la materia que tenía un percance y en pocos minutos llegaría. Por mi parte, me organicé cuanto antes y salí directo al salón, aún sin tener mis fotocopias, pues decidí que proyectaría las actividades.

Afortunadamente llegué a tiempo para dar inicio al taller, y en cuanto entré me percaté que era un salón un poco alargado, lo que exigía mayor desplazamiento de mi parte y un alto tono de voz. No obstante, nada de lo que había ocurrido había sido un impedimento para desarrollar el taller que ya había preparado y que sabía que podría lograr. Para comenzar, di una presentación mía como tutora y una explicación breve sobre el Centro de Escritura y las funciones que desempeñamos, todo esto en voz alta y con tono fuerte para poder captar la atención que necesitaba. Posteriormente, iba a proseguir con una actividad de los talleres que iba a imprimir, así que al intentar proyectarlo me notificó la profesora que no funcionaba el video proyector. No iba a dejar que eso fuera un obstáculo para mi trabajo, así que mientras les ponía una actividad lúdica comencé a escribirlo en el tablero, de esta manera, me iba a dar tiempo. Tengo que admitir que no fueron dos horas en las que pude tener una atención completa de los estudiantes, sin embargo, fueron dos horas en las que puse mi mejor empeño por hacerlo. Cuando se es tutor se asume que una falta a cualquier compromiso ya no solo te afecta a ti, como en el caso del estudiante, afecta a toda una comunidad educativa que ha puesto una

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confianza en tu labor y que espera poder obtener de ti recursos requeridos para un proceso de formación. Además, sobreponerse física y mentalmente ante una situación similar depende de cada individuo. Es por ello que una destreza que se debe desarrollar como tutor es el autocontrol, el cual no solamente se encuentra en las emociones, también en la condición de mente y cuerpo que cada persona busca alcanzar. Por tanto, para concluir esto permite que me remita al término midfulness (conciencia plena) que posibilita, a través de meditaciones tener una completa atención de las experiencias externas e internas y, de este modo, establecer un equilibrio del estado físico y del mental, que en el caso de los tutores se es vital para proyectar ante la comunidad una condición de bienestar.


El proceso de formación de un tutor no termina en el aula de clase María Alejandra Rueda Carrera de Derecho Tutora Centro de Escritura Javeriano

Creer que sabemos todo sobre lo que implica ser un tutor, por el estudio previo que realizamos antes de hacer parte de un Centro de Escritura, es un engaño. Todas esas horas leyendo textos, observando de forma presencial sesiones entre un tutor y un tutorado y las clases magistrales tienen un único fin: preparar a los tutores; pero, ¿qué pasa cuando debemos aplicar todo ese conocimiento? No ha sido una experiencia fácil para mí, mas sí una muy enriquecedora, que generó un aprecio aún más grande por mi labor como escritora, lectora y, principalmente, como tutora. Mi inicio en el Centro de Escritura fue una experiencia maravillosa, aunque también extremadamente desafiante. Todo comenzó al final de las primeras tutorías, cuando para cerrar la sesión, el tutorado realizaba una última lectura del texto para ajustar los últimos detalles y mi sensación siempre era la misma -no está


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tema, sino porque no las disfruté. Esos primeros días me concentré en ser perfecta para que los textos no tuvieran errores, tanto que me olvidé por completo el porqué estaba ahí sentada hablando de procesos de escritura. Son pocas las cosas que tenemos seguras en la vida y, para mí, una de ellas es que me encanta leer y escribir, lo que me llevó a pensar que debía corregir la manera como estaba manejando las tutorías. La intención de replantearme la forma de dar una tutoría, en primer lugar, me permitió pensar y comprender que cada tutorado es distinto. Las tutorías no se pueden convertir en un proceso mecánico, sino que la idea es adaptar la tutoría a las necesidades de cada persona, con lo que entendí que el ideal de un “texto a la altura de la Universidad” no hace referencia a un único formato del que no podemos desprendernos y, más bien, hace alusión a los estilos de cada individuo, que son tan distintos como la cantidad de personas que acuden al Centro de Escritura. En segundo lugar, me llevó a confiar en mis capacidades como tutora. Estar tan estresada todo el tiempo solo me generaba sentimientos negativos que me impedían disfrutar las tutorías y, adicionalmente, creaba barreras con los tutorados.

Por ende, comprendí la razón por la que al final de las tutorías tenía la sensación de no haber

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hecho un buen trabajo y eso fue lo más importante en todo este proceso. Ese ideal que tenía de la perfección de cada texto era imposible, la escritura no es un método exacto que puede llevarse a cabo en una hora. Además, pretendía ayudar a los tutorados con la estrategia equivocada: darles las respuestas, sin explicarles detenidamente y construir en conjunto, lo que no posibilitaba que ellos se dieran cuenta en qué habían fallado y la manera de hacerlo mejor. A partir de esto, apliqué lo que en repetidas ocasiones había sido el pilar del curso de Centro de Escritura: la finalidad del tutor no es revisar los textos para corregirlos y perfeccionarlos; los tutores no debemos desempeñarnos como personas expertas o pretender que lo sabemos todo, constantemente estamos en etapa de formación. Asimismo, lo más bonito de una tutoría es el aprendizaje, no solo para el tutorado, el cual se lleva distintos consejos, sino para los tutores que aprendemos cuando tratamos con los diferentes tipos de estudiantes. He sido tutora del Centro de Escritura Javeriano durante, aproximadamente, ocho meses y ha sido un reto dejar atrás mis erróneos ideales de perfección. No negaré que en ocasiones siento preocupación al final de algunas tutorías, porque al reflexionar considero que pude haber utilizado otras estrategias

para tener mejores resultados; sin embargo, cada día me reafirmo que lo importante es el aprendizaje que me deja cada una de estas sesiones y el poder contribuir a formar mejores escritores en cada uno de los estudiantes que tiene tutoría conmigo. También, he podido identificar que las tutorías no son procesos, no son largas y extensas, por lo que el éxito se encuentra en orientar al estudiante acorde al proceso de escritura y mostrarle estrategias valiosas que le sirvan para enfrentarse a futuros textos. Para concluir, con este proceso de formación como tutora he comprendido que la peor tutoría que das no es la que te reta porque te hace pregunta acerca de temas que, tal vez, no manejas tan bien como otros, sino que es la que no disfrutas. Las tutorías son significativas en la medida que se logra conectar con la otra persona, adaptar los métodos de enseñanza de acuerdo al tipo de tutorado y aprender. Esta postura reflexiva me ha permitido saber que el proceso de formación de un tutor no termina en el aula de clase, ni tampoco después de dar una cantidad de tutorías, sino que siempre el tutor se encuentra en constante aprendizaje y cada vez puede ser mejor. Se trata de disfrutar el proceso y que el compromiso sea asumirlo con la seriedad que merece.

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Cachivaches literarios En esta sección los tutores expresan sus percepciones, vivencias e imaginación a través de relatos de ficción y otros recursos literarios.

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Bitácora de guerra: último día. Nathalie Bejarano

Carrera de Psicología Centro de Escritura Javeriano

María Alejandra Rueda Carrera de Derecho Tutora Centro de Escritura Javeriano

Entré al paredón de fusilamiento, miré a mi alrededor y solo podía pensar que esta vez debía fallar. Vi a los niños, mientras una voz me repetía “ya es hora”. Disparé, esperando que todo acabara. El disparo se escuchó hasta la última zona del campo de exterminio y un grito paralizador se escuchaba en el fondo. Las órdenes eran estrictas: tenía que matar a todos los criminales y eso había hecho. Caminé, me estaba desangrando; podía sentirlo.


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Corrupción María Camila Gómez

Carrera de Comunicación Tutora Centro de Escritura Javeriano

Acaparan cámaras con descaro y, por detrás, se roban nuestra plata sin amparo. Camuflan alimentos de niños por joyas y arquetas. ¡Depravados! Corruptos y corrupción no son solo unas etiquetas. Tantas veces le dijeron a la gente “yo sí soy decente”, y, en la ignorancia, se les permitió ser presidentes. Pero, tan solo es que acreditarse del trabajo ajeno les tiente, que sale a relucir el vil delicuente. Se derrama sangre de un proletariado, por el lujo del dirigente contrariado. Triste es que la corrupción no rima con razón y corazón, sin embargo, a muchos la ambición nos roba la porción.


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¿Usted está feliz por vivir en democracia? ¡Quéjeses! ¡Reclame! Y verá qué esconde la burocracia. Usted, como yo, ha cometido un grave error: permitió al superior, verle como inferior. ¿Tenemos una democracia avanzada? O, ¿estamos en una corrupción tolerada?

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La palabra Diana Arce

Carrera de Psicología Tutora Centro de Escritura Javeriano

La palabra tiene poderes sobrenaturales, es mágica, pues puede hacer de todo dependiendo la intención con que se escriba. Se utiliza para construir o destruir; llevar luz y esperanza o tinieblas. Así nos la pasamos jugando con la palabra escrita que, un poco despeinada, está dispuesta a argumentar, narrar, exponer y en ocasiones a ser poética.

En su locura, la palabra por querer argumentar, empieza a dar una justificación válida para sostener sus ideales, sabiendo que debe impregnar cada letra de su postura de manera crítica. En este juego se vale de otros amigos como los libros, las frases, los autores, etc., en busca de un argumento que convenza a su lector.

Cuando la palabra quiere exponer se sabe vestir de objetividad,


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va al grano y sin rodeos. No tiene la misma libertad a comparación de otros textos, aun así se muestra con elegancia y sale vestida de información.

Sin embargo, en algo se desquita y es que a la hora de narrar se emociona, a veces va tan lento que te empieza a atrapar con su red descriptiva o tan ligero que te despierta la curiosidad. Puede organizarse como usualmente lo hace, por el inicio, nudo y desenlace o te empieza a enredar y juega con el tiempo adelante y atrás, atrás y adelante. Parece una niña chiquilla que atrapa con dulzura por medio de la oración y el párrafo.

En medio de sus ilusiones, justificaciones, historias y opiniones, se hace amiga de los conectores y los signos de puntuación para darle orden y coherencia a lo que quiere expresar. Se ha enterado que una coma puede cambiar su idea o le puede dar música cuando la leen, por eso no se deja llevar por sus emociones y no se da a leer en su primer intento, pues no quiere vestir a nadie de harapos.

entre otros elementos que tiene en su ropero para vestirse. - Todo depende de la ocasión y con el tipo de texto con el que me vaya a encontrar esa noche- dice-. Por ejemplo: en un texto argumentativo mi propósito es convencer, en el expositivo dar a conocer una información, en el narrativo contar una historia y en el literario jugar con la imaginación.

La lectura no debe correr por falta de comas, ni tartamudear por el exceso de puntos. Debe ser fluida y que, en medio de ella, la palabra se sienta a gusto. La actriz de este escrito es amigable, debes permitir su comprensión, en el fondo no es tan malvada como algunos piensan, es cuestión de aprender.

Me ha susurrado que a todos los textos no se les puede poner rima, metáforas, argumentos, explicaciones, instrucciones, analogías,

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Des-integrado Nathalie Bejarano

Carrera de Psicología Centro de Escritura Javeriano

Me levanté, tan angustiado como lleno de ira. Miré a mi alrededor y lo único que vi fueron cuatro paredes blancas y una ventana. Había un silencio abrumador que retumbaba mis oídos hasta llevarme a escuchar mis profundos pensamientos y, en el fondo, unos gritos de dolor de personas desesperadas por salir de este lugar. Me senté y solo pude reconocer la caja de pastillas, el vaso de agua y mi ropa toda ensangrentada. Desesperado, intenté recordar qué había pasado la noche anterior y cómo había llegado a ese lugar, pero se me dio con poco éxito. Solo tenía claro que mi mamá pronto iba a llegar. El dolor de cabeza se apoderaba de mí y un leve silbido retumbaba mis oídos casi como escuchando la voz de mi mamá salir de allí. De la nada me empezaron a doler los dientes y empecé a pensar qué sentirán los dientes mientras yo siento que me duelen. Creí


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que se me caerían y que, tal como me repetía mi madre constantemente, se me borrarían las líneas que los dividen por no cepillarme tres veces al día. Era tanta la angustia que me paré de la cama hacia el espejo, cuando de repente un manojo de cabello femenino cayó de mi cuerpo. El espejo, en lugar de esclarecerme las ideas, me confundió más. No me vi a mí mismo, o por lo menos no lo que recordaba de mí, sino que vi un sujeto completamente fragmentado. Los brazos estaban lejos del torso, la cabeza no parecía ligarse a nada y las piernas no correspondían con el resto del cuerpo. Lo observé fijamente y quise matarlo por no parecerse a mí o quizá por parecerse tanto; luego sonreí, sí, sonreí, porque tal vez ya estaba muerto. Sin saber por qué de pronto estaba muy feliz, aunque esto acabó cuando escuché a alguien entrar a la habitación. Me desesperé y empecé a agarrar mi cabello con fuerza, como queriendo quitármelo; solo quería salir a correr. Esta vez era un joven muy parecido a mí, solo que estaba completamente grande y desproporcional. Tenía un cuchillo que agarraba con fuerza, casi a punto de apuñalar. En cuanto lo miré supe que ese cuchillo se me hacía muy familiar y quise decirle que me devolviera lo que era mío; él solo sonrió

con fuerza y se escuchó un grito de una mujer en el fondo de la habitación. Desesperado y sin saber qué hacer busqué mi celular por todas partes. Tiré la sábana que cubría la cama, tumbé los medicamentos de mi mamá, abrí la ventana y busqué entre mi camisa de cuadros que aún tenía las llaves del motel, al que tenía que ir rápidamente porque seguramente mi madre había olvidado recibir a las huéspedes. En medio de todo, solamente encontré unos botones al lado de la cama y empecé a hundirlos sin reaccionar, seguro que entre uno de estos aparecía mi celular. Mientras la angustia transcurría con los minutos vi entrar a una mujer a mi habitación, que sin saludarme tomó una silla y se sentó de espaldas a mí. Tenía un vestido muy bonito y, aunque ella cree que no la escuché, entendí entre sus susurros que me pedía irme a cepillar porque mis dientes se me iban a dañar; sin embargo, aún no encontraba mi celular. Moví la almohada donde habían reposado mis pesadillas quien sabe por cuánto tiempo y por fin lo encontré. Cuando lo tuve en mis manos no sabía por qué tenía tanto afán de hallarlo si nunca me había aprendido el teléfono del motel, y aparte de mi mamá, a nadie más le importaba donde me encontraba. No tenía claro qué horas eran, si estaba cerca del motel o incluso en la misma ciudad donde tantas mujeres habían intentado seducirme. Ni

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siquiera tenía certeza de la cantidad de días que había estado en esa habitación y mucho menos si era de día o de noche. No obstante, en medio de todo eso, decidí llamar al único número que aún me sabía. Marqué con tanta fuerza que creí que los números del celular saldrían saltando y la llamada no daría resultado. Sonó una, dos y tres veces, mientras yo me acercaba a los despojos de la mujer en la habitación. Tenía poco tiempo antes de que llegaran los hombres de las batas blancas acompañados de los justicieros armados de la ciudad, pues yo sabía que siempre me estaban observando por todo lado. De repente escuché la respiración de alguien y un corazón que latía a la misma velocidad que el mío. Al otro lado del teléfono me contestó una voz igual a la mía; el mismo tono, la misma sintonía y ese nosequé al agudizar los sonidos. Los hombres entraron, yo sonreí y quise decir algo, pero la voz, que estaba tan conectada a mí hasta el punto de parecer salir de mi interior, se me adelantó y nos dijo “no pienso mover ni un dedo, así todos me verán y dirán - pero ni siquiera es capaz de matar a una mosca - ”.



¿Qué pasa en el CEJ?

En esta sección se encuentran las principales noticias y novedades del Centro de Escritura Javeriano.

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