NÚMERO 10
REFLEXIONES TEOLÓGICAS CENTRO UC DE LA FAMILIA
AMORIS LAETITIA ESPIRITUALIDAD Y COMPROMISO SOCIAL DE LA FAMILIA Paulo López Soto
CENTRO UC DE LA FAMILIA FACULTAD DE DERECHO PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE
REFLEXIONES TEOLÓGICAS CENTRO UC DE LA FAMILIA NÚMERO 10 AMORIS LAETITIA ESPIRITUALIDAD Y COMPROMISO SOCIAL DE LA FAMILIA Autor: Paulo López S.
Edición: Alejandra Retamal R. Santiago, mayo 2022
Todos los derechos de texto son reservados. La reproducción parcial o total del texto deberá contar con la autorización del Centro UC de la Familia, o en su defecto, de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
PRESENTACIÓN El Centro UC de la Familia tiene el agrado de presentar “Reflexiones Teológicas Centro UC de la Familia”, publicación que tiene por objeto divulgar los análisis y observaciones de distintos instrumentos eclesiales, que tienen impacto en la familia y en las personas que la componen. En ocasión del año “Familia Amoris Laetitia”, se editarán ocho publicaciones con el fin de analizar cada una de las temáticas propuestas por la Exhortación Apostólica, a cargo del Académico de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Paulo Ibrain López Soto*
* El profesor Paulo López, es licenciado en Ciencias Religiosas por la Pontificia Universidad Católica de Chile; licenciado en teología moral, con mención en Bioética, por la Academia Alfonsina de la Pontificia Universidad Lateranensis; Máster universitario de segundo nivel en Ética clínica, por la Pontificia Universidad Católica de la Santa Cruz (Instituto de bioética de la Facultad de Medicina y Cirugía “Agostino Gemelli”); y Doctor en Teología moral, con mención en bioética, por la Academia Alfonsina de la Pontificia Universidad Lateranensis.
X ESPIRITUALIDAD Y COMPROMISO SOCIAL DE LA FAMILIA
a)
La espiritualidad familiar
El capítulo noveno se expone las notas fundamentales de la espiritualidad familiar. En sintonía con todo el documento, esta espiritualidad del amor está centrada en «miles de gestos reales y concretos» (AL 315) que hacen presente esta comunión de amor como un vínculo habitado por el amor divino (AL 315). Algunos de estos gestos concretos que deben animar la vida familiar son la oración como medio privilegiado para expresar y fortalecer la fe en la pascua (AL 318); la participación en la eucaristía y el reposo dominical; la entrega libre y exclusiva manifestada
en el amor conyugal1 (AL 319); el cuidado de los necesitados, ya que la familia ha sido siempre «el hospital de más cercanos» (AL 321); el consuelo la mirada, la ayuda, la caricia y el abrazo que se da entre el hombre y a mujer como reflejos del amor divino (AL 321); la hospitalidad como apertura a la vida que se derrama al cuidado y la búsqueda de la felicidad de los otros (AL 324); la participación en el amor social como signo de este amor que debe transformar el mundo por el anuncio de Kerygma. Esta espiritualidad familia en definitiva de estar inspirada por esta presencia tierna de Dios, que invita a sus hijos a actuar con ternura los unos con los otros. Así brota la ternura, capaz de «suscitar en el otro el gozo de sentirse amado. Se expresa, en particular, al dirigirse con atención exquisita a los límites del otro, especialmente cuando se presentan de manera evidente» (Relación Final 2015, 88). 1
Francisco afirma que en la vivencia de este amor «cada mañana, al levantarse, se vuelve a tomar ante Dios esta decisión de fidelidad, pase lo que pase a lo largo de la jornada. Y cada uno, cuando va a dormir, espera levantarse para continuar esta aventura, confiando en la ayuda del Señor» (AL 319). 2
b)
El compromiso social de la familia
En esta fecundidad del amor, las familias están llamadas en forma plena a anunciar y buscar el reino de Dios. La familia es un punto de unión y encuentro entre la vida pública y la vida privada (AL 181). Por medio de una clara conciencia de sus deberes sociales, viviendo su ser cristiano al interno de la sociedad (AL 186) y no lejana de ella (AL 182), encerradas en su propia comodidad e indiferentes al sufrimiento de los pobre y necesitados (AL 187). La casa, como lugar de la familia es donde se aprende la solidaridad, el perdón y el respeto mutuo, pero también es el lugar don se debe aprender el respeto con el mundo y la sociedad. «La familia es el sujeto protagónico de la ecología integral» (AL 276). En esta educación, la trasmisión de la fe es un don al cual los padres deben ser fieles trasmisores de la fe recibida (AL 288) adaptándose 3
a cada etapa y temperamento de los hijos2. «Esto comienza en el bautismo, donde, como decía san Agustín, las madres que llevan a sus hijos cooperan con el parto santo» (AL 287; Cf. De Sancta Virginitate, 7, 7: PL 40, 400). Este proceso transforma la familia en evangelizadora al interno y al externo de ésta (AL 289), siendo misioneros en el mundo. La familia es sujeto de la acción pastoral mediante «el anuncio del evangelio, la solidaridad con los pobres, la apertura a la diversidad, la custodia de la creación, la solidaridad moral y material a otras familias, el compromiso con el bien común y la lucha por la justicia» (AL 290). Estos elementos formativos nos deben llevar a descubrir y vivenciar en nuestras familias el grito 2
«La educación en la fe sabe adaptarse a cada hijo, porque los recursos aprendidos o las recetas a veces no funcionan. Los niños necesitan símbolos, gestos, narraciones. Los adolescentes suelen entrar en crisis con la autoridad y con las normas, por lo cual conviene estimular sus propias experiencias de fe y ofrecerles testimonios luminosos que se impongan por su sola belleza. Los padres que quieren acompañar la fe de sus hijos están atentos a sus cambios, porque saben que la experiencia espiritual no se impone, sino que se propone a su libertad. Es fundamental que los hijos vean de una manera concreta que para sus padres la oración es realmente importante. Por eso los momentos de oración en familia y las expresiones de la piedad popular pueden tener mayor fuerza evangelizadora que todas las catequesis y que todos los discursos» (AL 287). 4
de 1 Jn 4, 16 «hemos conocido el amor que Dios nos tiene», ya que «Sólo a partir de esta experiencia, la pastoral familiar podrá lograr que las familias sean a la vez iglesias domésticas y fermento evangelizador en la sociedad» (AL 290).
PAULO IBRAIN LÓPEZ SOTO Académico Facultad de Teología UC Miembro del Comité Ejecutivo del Centro UC de la Familia
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