Área de Historia Julio 2007
Colli Sapiens
Responsables: Pedro Pascual Soto Canales Jose Antonio Benito Rodriguez psoto@ucss.edu.pe / jbenito@ucss.edu.pe
El boletín que hace historia en Lima Norte Edición N°15
Corrección y Diagramación: Oficina de Promoción e Imagen Institucional Esq. Constelaciones y Sol de Oro. Los Olivos.
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LOS PRIMEROS POBLADORES Y EL PAISAJE CULTURAL DE LA COSTA CENTRAL Los pobladores de la franja costera en la que hoy habitamos no siempre tuvieron las características que reconocemos en ella en nuestros días. La presencia del hombre a través de los siglos ha sido fundamental para la construcción del “paisaje cultural” que en la actualidad reconocemos como nuestro medio ambiente. Este proceso se inicia hace poco más de 12 mil años, cuando los primeros habitantes de la costa se establecen temporalmente en aquellas áreas que les aseguraban el sustento. Dado que en aquellos tiempos la napa freática se encontraba a un nivel bastante más superficial que en la actualidad, los lugares elegidos fueron aquellas zonas que presentaban afloramientos de agua dulce, muchas veces próximos a las playas, que permitieron la subsistencia de estas primeras poblaciones. Otros espacios ocupados fueron las zonas ribereñas, las lomas y las áreas de pantano. El paso del tiempo determinó el desarrollo de habilidades propias para el aprovechamiento de los recursos en cada una de estas zonas y la transformación paulatina del medio.
Así, durante el periodo arcaico se produce el ensanchamiento de los valles producto del empleo de las aguas subterráneas en el desarrollo de los primeros huertos. De otro lado, se observan terrazas áridas destinas al secado de pescado denominadas tendales (Cerro Azul). Los primeros asentamientos permanentes se identifican en la zona de Chilca (unidades domésticas con empleo de esteras y huesos de ballena) y en Tablada de Lurín, donde la arqueóloga Josefina Ramos estudió los llamados pernoctorios, pequeños ambientes subterráneos con una pequeña escalera de acceso destinados al descanso nocturno de un individuo. El cambio más notorio surge con la aparición de los primeros edificios de uso público, el primero de ellos corresponde al 4 mil a.C. en Cerro Paloma y corresponde a un espacio rectangular de 10x10 Mts. con orientación Este-Oeste, presenta piedras labradas en el interior y dos zonas de acceso. Este tipo de edificaciones van a constituir uno de primeros patrones arquitectónicos propios de la costa central: la presencia de plazas. Estas pueden ser circulares o rectangulares y hacia el arcaico medio y superior van a presentar fogones con ductos de ventilación, que evidencian el progreso tecnológico. Ejemplos de este tipo los apreciamos en Caral y Áspero, en el
valle de Supe; y Pampa de los perros en el valle del Chillón. A inicios del Formativo los espacios de uso público se definen por el empleo de un modelo tipo en la ubicación de los edificios: uno principal al centro y dos menores a los lados, cuya longitud podía ser muy variable, demarcando un espacio en el centro cuyo uso se halla en discusión actualmente. Inicialmente considerada como una plaza destinada a la reunión de la población para actos ceremoniales, hoy se estudia la posibilidad de que se haya tratado de espacios destinados a la experimentación agrícola en un contexto ritualizado. Conocida como planta en U, la observamos en el valle de Lurín: Manchay y Cardal; valle del Rímac: La Florida y valle del Chillón: Garagay, Paraíso y Huacoy. El grado de desarrollo alcanzado por estas sociedades no deja de sorprendernos, más aún cuando este no parece estar ligado a los tradicionales marcadores de alta complejidad como la cerámica y la técnica textil elaborada. En la costa central hallamos una depurada tecnología arquitectónica que sin duda requirió de un alto grado de especialización en el diseño y construcción, así como también en la organización del trabajo, al punto que hoy en día es posible contemplar estos logros. Lic. M. Elizabeth Puertas Porras