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- Editorial, Pág.5 - Probar acompañar el sin sentido, Pág.8 - ¿Es posible pensar la posmodernidad en el escenario del arte latinoamericano reciente?, Pág.11 - ¡¿Criticar a Nelly Richard?!, Pág. 13 - Columna respecto de la expo de Andy Warhol, Pág.15
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Editorial “si la propiedad privada es política, entonces mi cuerpo también lo es” Orlan, Conferencia Bienal de Performance, Argentina 2017 Con la mirada puesta a las discusiones que se den en torno a la ocupación del cuerpo en el arte, más aún en la escena actual, que justamente es a lo que nos convocamos, si bien como antecedente no dejamos de mencionar y rescatar a artistas que cuya labor en torno a esta temática siempre son relevantes para nuestra postura, es en las nuevas prácticas donde encontramos códigos que por temas de generación podemos decodificar a nuestros pares y entender desde lo inmediato las intervenciones artísticas. Es hoy muy interesante revisar ciertas problemát icas sociales y ver cómo es que el arte hace dialogar al autor y espectador, sobre todo cuando éste utiliza como medio este primer envase; el cuerpo del artista o del performer, considerando que estamos situados en un contexto social global en dónde el contacto es cada vez más precario y esquivar miradas es cada vez más cómodo. –en octubre del año pasado fui al MALBA y estaba la exposición de Yoko Ono, Dream Come True, donde en un espacio pequeño y cerrado había un cartel que te invitaba a interactuar con la persona más cercana, “raro” pensé ese gesto primigenio -. Así no es casualidad que la intervención que hizo Santiago Sierra “Los nombres de los caídos en el conflicto sirio desde el 15 de marzo de 2011 hasta el 31 de diciembre de 2016” en la Bienal de Performance en Argent ina, de cuenta en primer lugar de una realidad polít ica, de la guerra que se está viviendo actualmente, así las lecturas de los caídos, recitadas en vivo, no dejan de ser seductoras para el espectador, de una fonética tentativa, de un sonido exótico, que de reiterada la acción la cabeza comienza a dormir , hasta que en un momento determinado y sin advertencias, cae sobre el oyente el peso de lo que escucha, de los muertos que le enlistan, de las familias aniquiladas, lo que representan esos sonidos, símbolos hablados de lo que fueron cuerpos, y que, esta idea de los que no existen es trabajada y entendida en un espacio común para los que si estamos acá, nosotros, espectadores y ejecutores de una acción. ¿Es posible que estemos tan ajenos considerando que estamos a un click? Individualismo. Este capitalismo ensordecedor nos ha pasmado en vicios que sólo miran hacia dentro, escaseando el poder emocionarnos, impactarnos, intrigarnos. Parecemos inmutables. Y es que hoy las imágenes pareciesen tener mucho predominio en nuestras retinas y comportam ientos, nos gusta compartirlas por redes sociales, pero no nos hacemos cargo de lo que hay detrás, de lo verdaderamente tangible. Nos viene a la cabeza el reciente trabajo de Zurita, el que fue montado en la Bienal de India, El mar del dolor, donde devela una especie de conmoción mundial por Alan Kurdi, el niño de tres años que yace muerto en la playa turca luego de un naufragio de inmigrantes. Pero nadie habló de su hermano Galip, quién corrió la misma y lamentable suerte. Pareciese que si no hay morbo no hay verdad, si no hay serialidad no existe. Parecemos inmutables. Vislumbrar que el cuerpo –único y singular- es capaz de lo mismo, hechos e historias únicas y singulares nos abisma hoy. Hoy que la sobre imagen oscurece más de lo que nos muestra. Porque es complejo de entender en totalidad y es cuando decimos que el cuerpo es poesía frente al hecho de la existencia. Y de pronto más resistencia de parte de alguno s que buscamos mostrar una u otra realidad patente y a la vez latente para muchos.
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Es que la lógica principal de aquel trabajo y en general de aquellos que ut ilizan el cuerpo, es que los consideramos como ejecuciones de una realidad , que el mundo del arte advierte querer trabajar ya que nos concierne pensar la actualidad, construir la escena actual, entendernos en nuestras fomas de pensar y hacer las realidades sensibles. Por ello creemos que es muy importante como las sensibilidades se ven encarnadas en una acción de arte para que un espectador articule su propia decodificación de todas las cosas qu e ocurren en ese momento particular, el cuerpo como territorio del arte, así como propiedad privada, volviéndolo instrumento polít ico.
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Probar acompañar el sin sentido Crítica a “Un chien Andalou” de Buñuel y Dalí “Un chien Andalou”, en sus primeros segundos un hombre acicalado, curiosamente apuesto, afila una navaja, como si se estuviese preparándose para una ocasión especial, como si estuviese esperando a alguien. Debido a la ansiedad que muestra al fumar -la cual se contagia- sumado con el entusiasmo de saber para qué es todo esto, constituyen en mi una incomodidad intuitiva. Sensación que se concreta y se extrema hasta el desborde en el cuadro siguiente: un ojo bifurcado por la navaja donde la dueña de éste parece apacible ante tal flagelo. Comienza a surgir un sentimiento de mucha confusión. El hecho resulta bastante estridente, punzante, asqueroso; la imagen del globo cortado y lo que esto significa en el plano real me conflictúa. Un hombre en bicicleta que parece en busca de algo cae pasmado en el suelo sin ninguna explicación, a su vez la música de fondo da la sensación de desolación, no hay nadie en la calle. La mujer que a esta altura se imaginaba tuerta, aparece sin daños y casi presintiendo lo que va a pasar se acerca a la ventana, con indignación es testigo de lo que al hombre le sucede y lo socorre con presura. Al rato, parece cada vez más evidentes que aquellas rarezas será todo lo que se mostrará. Un sinsentido que nos lleva a recordar con gran esfuerzo la experiencia sensible de nuestros propios sueños, donde nada parece coherente y lo absurdo se expande en nuestra mente pero con una sensación tan grande de veracidad en los hechos, donde cada sujeto parece convencido de esa irrealidad. La música se acelera y el gesto de excitación en el rostro del personaje masculino crece, va a suceder algo ¿quizás el desenlace?. El abuso hacia la mujer que se enseña en esta parte de la cinta provoca rechazo, se empatiza con ella, cambia la percepción y la imagen que se había construido sobre el hombre y sobre lo que sucedería en la cinta también. Es irrisoria y un tanto parafílica la gesticulación facial del sujeto al cometer tal atropello, es preocupante pues no se sabe qué será aquello que aparecerá en el siguiente cuadro. A partir de aquí, el cortometraje se vuelve incómodo; hostil; repugnante. En este instante nos damos cuenta de que este personaje es capaz de transmitirnos miedo y desesperación, ese sentimiento de claustrofobia onírica que se da incluso a pesar de tener la salida a mano. Los hechos surrealista llegan a su clímax cuando el hombre arrastra dos pianos con burros muertos –escena que genera asco vomitivo-, motivado por el fuerte deseo de satisfacer sus delirios de penetración con el cuerpo de la protagonista, es como si volvieran a cortar un ojo. La ansiedad pesadillesca llega a su límite entre más cerca se encuentra la mujer de escapar de su atacante hasta que finalmente logra salir de la habitación, lo cual alivia la tensión. De pronto, distrae el hecho que la canción de fondo ya se ha repetido muchas veces y para cuando uno se vuelve a concentrar el cortometraje no ha cambiado para nada, distraen las imágenes repetidas una y otra vez. Absortos, las ideas tratan de hilarse en la
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cabeza exigiendo racionalidad en el análisis, pero es interrumpido por unos nuevos fotogramas tras lo que se había malinterpretado como el final. Habiendo terminado definitivamente, aparece la duda de si el inesperado aburrimiento es por un clímax apresurado en este cortometraje, o acaso puede ser la inevitable distancia que se genera cuando se mira desde una época a otra.
¿Estaremos acostumbrados a los estímulos contemporáneos?
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¿Es posible pensar la posmodernidad en el escenario del arte latinoamericano reciente?
Hacia 1920, y debido a la rapidez con la que se movía el arte moderno, se cree erróneamente que éste ha muerto. En escasos cien años el paso hacia la abstracción y las nuevas formas de resolver el arte acaban con la representación de la realidad, en una especie de autoboicot artístico. Luego de la Crisis de 1929, Estados Unidos se verá fortalecido como potencia, desplazando la fuerza cultural europea –aún afectada por la Primera Guerra-. Implantando una nueva forma de arte ligada a los valores mercantiles y la sociedad de consumo, como el Kitsch y el Pop-Art. Mientras en el otro lado del mundo el arte actuaba como un órgano de propaganda. Frente a esto reconocemos que la idea de distinción entre Bellas Artes y Arte Popular había fracasado y los nuevos artistas de la década de los 70's comenzarán a satirizar este intento burgués festejando lo híbrido y la mezcla artística, comenzando a primar el pluralismo estético. Pluralismo que es producto de los factores propios de la globalización y de esta nueva era tecnológica dominada por los medios masivos de comunicación. Panorama que se gesta por el triunfo del neoliberalismo, marcando una crisis por el cuestionamiento y agotamiento sobre la promesa ideológica transformadora social de la modernidad que terminó por fracasar. Es justamente ahí, que hay un quiebre respecto a las formalidades y motivaciones de los artistas modernos dentro de la realidad misma en que el artista está inmerso y vive a diario. De esta forma, se genera una deconstrucción frente a la visión del arte moderno para proponer una diversidad de visiones, verdades y formas de arte basadas en la subjetividad, siendo todos estos propios del concepto ideológico de Posmodernismo. El artista ya no se ve como un productor de objetos sino como un manipulador de imágenes. Los efectos de la globalización y el desarrollo de esta nueva era determinada por el individualismo son esenciales para entender el paradigma de la posmodernidad, donde prima por sobre todo la libertad de expresión individual, la libertad de que cada artista establezca sus propios límites e intereses como un manifiesto personal. El artista pasa a ser un individuo-social que pasa a dialogar en mayor medida con sus preocupaciones personales, que por supuesto podemos decir, es condicionado también por estos nuevos sistemas económicos-sociales en el cual el sujeto está completamente inmerso. Así, este se va aislando de las preocupaciones sociales-históricas, ya que el sujeto tiene tanto que hacer, tanto que trabajar, y mucho por consumir, que no hay tiempo para las reflexiones, pero sí para la competencia con el compañero o compañera. Con la llegada e instauración del internet, el fácil acceso a la información se ha transformado en un bombardeo de imágenes y estímulos. Se produce una democratización del conocimiento, lo que permite al artista en unos cuantos minutos el salto entre diversos estilos, temáticas, culturas, movimientos artísticos e históricos como referencias para su propia producción, agregando además la infinita cantidad de imágenes pertenecientes a la cultura de masas. Bajo estas premisas entendemos lo posmoderno en el arte como un pastiche estilístico donde resulta difícil definir una verdad única o un movimiento en específico. Hay tantas verdades en el mundo como personas que lo habitan. Considerando el pasado aún reciente del Chile en dictadura no podemos desligarlos del contestatario arte que tuvo desde 1970 hasta la vuelta a la democracia, conformado por asociaciones de artistas, los cuales constituidos por un sentimiento de comunidad asentado en nuestro país anterior a la violencia sin escrúpulos vivida por largos años, como lo fue el C.A.D.A, la Brigada Ramona Parra, entre artistas como Roser Bru, José Balmes, Gracia Barrios, etc. Sentimiento que es aniquilado por este periodo, convirtiéndonos en una nueva generación más individualista desarrollada en Chile y en Latinoamérica por el neoliberalismo imperialista instalado -a la fuerza- por el poder militar. Generación también atónita por las fluctuantes redes y tecnologías, donde hemos encontrado bastante refugio y comodidad. Momento en el cual se comienza a percibir de sobremanera esta posmodernidad de forma connatural, sobre todo para generaciones que comienzan a
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producir arte post 90. Si bien no creemos poder hablar de un arte posmodernista como tal, ya que el concepto resulta ser un paradigma dentro de la cultura, y no un movimiento propio de una vanguardia, aunque por supuesto, el posmodernismo es una respuesta al arte de vanguardia del siglo XX. El Surrealismo y el Pop están muy ligados a esta suerte de “arte posmoderno”. Y en realidad, a día de hoy, es posible ver conceptos del posmodernismo dentro del arte contemporáneo a nivel global, siguiendo claramente la idea de la “aldea global”. Es por esto, que sería erróneo no pensar en Chile, o mejor dicho, no pensar en Latinoamérica como parte del paradigma de la posmodernidad en la cultura. Esta revolución acudía en auxilio contra la censura y el acallamiento de las libertades creativas, expresivas y de la vida misma del ser humano en el país. Es ahí cuando la instalación, la escritura, la perfomance, el muralismo, la fotografía como un elemento de captura-realidad de la forma más honesta y fiel posible. En definitiva, nuevas formas artísticas que nacen de la necesidad del artista y bajo su condicionamiento social en lo más amplio del concepto. Si se puede pensar la posmodernidad en la escena actual latinoamericana por la homogenización cultural entre países como consecuencia de la globalización. Pareciera que cada vez nos desapegamos más de nuestras raíces, de nuestra historia, para mezclarnos con otras bajo nuestros intereses personales y gustos. Esa subjetividad actual, es la que conduce a las manifestaciones artísticas al paradigma de lo posmoderno. Dentro de la “modernidad” en la que vivimos, podemos detectar fallas en el sistema. Entendemos que el posmodernismo no es una nueva vanguardia, ni es un proceso más dentro de la historia y en un tiempo definido, sino que resulta ser un paradigma global y atemporal. Latinoamérica no quedan fuera de esto, ya que los procesos sociales actualmente exigen estas respuestas al modelo de vida instaurado por el capital. Es por esto que estamos de acuerdo con Norbert Lechner cuando dice que el posmodernismo: se ha vuelto una cuestión política. Se critica un nuevo neocolonialismo fuertemente marcado que degrada nuevamente las teorías latinoamericanas como “una historia de la resistencia contra el mundo nocivo europeoamericano”.
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¡¿Criticar a Nelly Richard?! Mi nombre es Juana Pérez Soto , entré a estudiar Artes Visuales pues me gusta dibujar, sin embargo, ya no lo hago y no sé siquiera si me sigue gustando, parece no importante. En primer año, cuando estaba entusiasmada por un proyecto y necesitaba asesoría técnica del taller de tecnología, sufrí la desconfianza injusta por no ser hombre. Este arte me enseñó mi lugar. En segundo, me di cuenta que tenía compañeros cuyos padres ya habían estudiado arte y eso, para mi inocencia de provinciana, donde artista había uno a cada siete familias, era totalmente impensable. Este arte me enseñó mi lugar. Ya en el tercer año vi como profesoras del central censuraban el trabajo mío y de algunas compañeras simplemente por exigir mayor libertad de autoría en los proyectos personales. Este arte me enseñó mi lugar. Ahora, en cuarto año se supone que debo criticar a la teórica que me hicieron leer y que trabaja con el que fue mi ayudante en segundo y mi profesor en tercero. ¡¿Criticar a Nelly Richard?! ¿Yo? ¡Quién he sido paria de todos! He de criticar a la Nelly Richard, no a cualquier nelly richard, no a la recién llegada que debía de defender a los artistas ilícitos del tirano dictador, no a aquella que junto con otros instauró en chile la relación matrimonial entre artista y teórico-amigo, sino que debo criticar a la Nelly actual, a aquella cuyos amigos underground ahora son y conforman todo el espacios institucionales, son mis profesores, los autores que leo, los artistas que conozco, son las exposiciones que visito
y también son mis “referentes”. Son todos los elementos de esta institución
endogámica. Pues sí, de tanto que el arte me ha enseñado mi lugar, aprendí mucho de los lugares de otros y siento que puedo hablar sobre esto. Por ejemplo puedo decir que Francisca Montes nunca será apta para hablar del “primero de mayo”, su obra trata de la abstracción de la épica y su método es presumir la posibilidad de fondarizart sus caprichos ¿Esto se debe entender como el sentido de lo “político” en “(fragmentos)”? Richard plantea tal nivel de “diversidad”, que finalmente parece buscar apreciar incluso lo político de una posición “apolítica”. Es como si todo versace sobre cómo se ven los artes políticos en estos diez años de protesta social y no en cuales son estos “artes políticos”. Sin embargo, tengo sentimientos encontrados. Resulta que la mención en el video de algunos colectivos que me parecen ejemplares, aliviana mi sesgo, quizás mi corazoncito resentido siempre había querido coincidir con alguien como ella. Me interesa la mención solidaria que se le hace a los espacios artísticos no convencionales en el apartado de “Globalización” y “Paisaje Urbano”, donde efectivamente se da el pié para que aparezca el concepto de ciudad latinoamericana en “Sala de carga” y “Galería Temporal”, el cual me parece interesantemente más rebelde en su concepto de política, pues es de un carácter público innegable. Todo lo anterior me deja una duda perversa ¿Cual es el objetivo de este video? Según Nelly Richard esto es una investigación, pero ¿Eso acaso no es tratar de desconocer su posición? Puede Richard pretender mostrarnos esto como una investigación, sin
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embargo, debemos tener presente que lo que paralelamente está haciendo es aplicar su criterio de selección, pero ¿Qué sucede con aquellos que ahí no aparecen? ¿Su arte deja ser político? ¿Puede esta teórica pretender ser inocente de su posición y su historia que la vincula al arte chileno? Hay que recordar que Nelly Richard le puso nombre a la “escena de avanzada” y con ello “fundó” la perspectiva artística de los años venideros. Entonces ¿Qué está haciendo ahora con este video? ¿Instaurar un grupo nuevo de artistas oficiales? o ¿Incluir a nuevos elementos a su versión del arte chileno? o ¿De forma honestamente inocente sugerir algunos artistas de su agrado en detrimento fortuito de aquellos que no aparecen? También me parece mencionable el carácter de la disposición artística en los trabajos mostrados, parece ser que ninguno estaba dispuesto a involucrarse demasiado en el conflicto que estaban abarcando dentro de su producción artística, salvo algunos casos de colectivos, todos parecían mantener la posición de no querer mezclarse, pues estarían bajo el riesgo de perder su autoría. ¿Esta es la única forma de vincular arte y política? ¿Hacer de la política un material como cualquier otro del arte? ¿Estamos viendo arte cuando vemos el trabajo de Cecilia Barriga tres instantes, un grito o simplemente es el registro de la protesta que busca por una parte dar apoyo, pero por otra quedarse con la autoría? Por último, más allá de Nelly y mi escritura odiosa, lo que me dejó inquieta son las características de los conflictos políticos en este compendio, pues en un minuto pensé: “Esta loca está rayada con la dictadura y todo el conflicto que muestra tiene su visión forzada”, pero luego de meditarlo un poco más me di cuenta que ¿Qué somos nosotros sino el patrimonio dictatorial? ¿Hay alguno de nuestros conflictos que no pueda ser enlazado a las bases de este sistema impuesto? ¿La salud, la educación, el conflicto mapuche? Todos tienen ahí su origen, es como que si en nuestra calidad de neocolonia no tuviésemos posibilidad de contar otra historia, articular la épica de los relatos de antaño a cada 15 años para luego no terminar en nada ¿Debiéramos conformarnos con lo inconcluso de la modernidad?
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Columna respecto de la expo de Andy W arhol Santiago, Julio 2017
Andy Warhol aterrizó en Chile en el Centro Cultural de La Moneda, con una amplia muestra de su obra, que recorre gran parte de la carrera artíst ica del nombrado padre e ícono del Arte Pop. Desde el 14 de de junio (hasta el 15 de Octubre) se encuentra abierta la exposición del famoso artista estadounidense Andrew Warhola, reconocido mundialmente como Andy Warhol, en el subterráneo ( -3) del Centro Cultural en el Palacio de La Moneda, en las salas Andes y Pacífico. La muestras recoge un gran número de obras del artista, entre pinturas, serigrafías, ilustraciones, fotografías, vídeos e instalaciones, que abren el mundo del ícono del pop y uno de los grandes artistas del siglo XX, que por supuesto, representó un antes y un después en el desarrollo artíst ico y cultural contemporáneo. En el comienzo de la exposición nos encontramos con unos paneles donde se presenta una línea de t iempo acorde al desarrollo de la vida del artista, dándonos un contexto temporal de cómo Warhol fue evolucionando y trabajando en su obra. La primera sala posee una suerte de tres ambientes. Al empezar el recorrido nos encontramos de inmediato con algunas ilustraciones que realizaba Andy para revistas de moda, como Vogue. Podemos reconocer en estas ilustraciones, los primeros indicios de lo que sería la obra del artista americano. La relación entre los circuitos en los que movía Warhol nos va dando el contexto social en el que estaba inmerso el artista. Eso se va demostrando a medida que avanzamos en la muestra y nos encontramos con rostros conocidos, como Monroe, Elizabeth Taylor, y Mick Jagger, nombres propios de la fama y espectáculo, cosas que iban muy bien de la mano con Warhol. La muestra se desenvuelve entre muros coloridos que act ivan aún más cada obra. Pasillos llenos de cromo como si estuviésemos en “La Factoría” soportan algunas de las obras del artista, donde hay algunas fotografías que narran el espacio físico en donde Warhol desarrollaba su obra artística, y en donde trabajaba con un gran número de artistas independientes. A medida que seguimos recorriendo la muestra nos vamos encontrando con más caras conocidas, quizás, en parte es por eso que la muestra resulta ser emocionante y dinámica para muchas de las personas la muestra, ya que en su gran mayoría, las obras son un poco más fáciles de leer, ya que están fuertemente ligadas a rostros de famosos mu ndialmente reconocidos. Es por eso que la exposición en sí misma genera una cercanía con el público, donde los espectadores se relacionan de manera sencilla con las obras, sin tanta complicación y sin tanta intelectualización de por medio. Parece haber una relación tranquila y pasiva con el trabajo de Warhol, en el que toda pretensión de la obra se está yendo en una selfie para Instagram -si Andy estuviera vivo, me encantaría saber qué piensa de la gente que va a las exposiciones solamente a sacar mil fotos, para luego subir una a Instagram y saciar un poco el ego -, aunque probablemente a él le encantaría ver esa reacción en la gente.
La primera sala culmina con más serigrafías de personas famosas de la época de Warhol. Actores, cantantes y otros artistas son también parte de la muestra a través de las fotografías y serigrafías del artista, que juega con la repetición y la serialización de su trabajo, siendo esta una de las característ icas fundamentales
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en la obra de Andy, con una gran estampa al ser consid erada su obra como un manifiesto en contra de las normat ivas en el arte en el siglo XX. Por tanto, el trabajo de Warhol no sólo era rebelde en cuanto a las temát icas que abordaba y con los materiales que trabajaba, son una contradicción y crít ica al modelo conservador del arte y la academia. El contexto de cada artista, sus preocupaciones y su sensibilidad son elementos prioritarios para el desarrollo de la vida y obra artíst ica. En la segunda sala de la muestra podemos ir comprendiendo aún más la diferen tes facetas y etapas que fue recorriendo Warhol en su vida artística. En esa sala encontramos serigrafías o poster publicitarios de grandes marcas. Ahí vemos el mundo en el que Warhol se refugiaba, la fama y el espectáculo como condicionantes de la producc ión y el comercio del arte. Es aquí donde Warhol también genera un legado en el arte y en el comercio de este, lo que por supuesto abre el debate de cuál es finalmente la misión del art ista dentro de la sociedad. El comercio y el mercado van a ser determinantes en la producción de las vanguardias en la segunda mitad del siglo XX. Eso se grafica en un muro de la sala, donde se muestra una cita del artista donde declara que "hacer dinero es un arte y trabajar es arte y los buenos negocios son el mejor arte". El consumo como consecuencia de los sistemas comerciales imperantes hoy en día, donde el neoliberalismo se ve representado en los íconos que Andy ut ilizaba en su estética. Coca -Cola, Heinz, Burger King, íconos mundiales, impregnados en nuestra cotidianidad . Ir a ver a Warhol es prácticamente hacer una retrospectiva de lo que ha sido el espectáculo -y claro, no solamente el de la TV y la farándula, el polít ico también- desde mediados de siglo a nuestros días. Entre colores y la yuxtaposición vibrante de las serigrafías de Warhol, de un momento a otro pasamos de la emoción del pop y esa sensación de luz, espectáculo, glamour, consumo, marcas, y rostros, nos encontramos al final de la muestra con un Warhol mucho más melancólico, propio de lo que es el constante avance de la vida, donde la mortalidad forma parte del discurso que intenta mostrarnos. Posteriormente, cuando ya parece hemos conocido la int imidad del artista, vemos parte de la colección de postales y al gunas fotografías retrato de los muchos artistas con los cuales Warhol trabajó durante su vida, como el Miguel Bosé (a quién le realizó la portada de un disco, como también a la banda The Velvet Underground) y Debbie Harry, vocalista de Blondie. Quizás demostrando de alguna manera lo humano que era este ícono, que aunque es relacionado al consumo, al mercado frío, al neoliberalismo, y a muchas consignas que están deteriorando la calidad de vida de las personas hoy en día, detrás de toda es obra había un hombre humano, tan devastado como nosotros. Un consciente del espectáculo, que haría de su vida y obra precisamente eso, un espectáculo. Le recomendamos ir a ver la muestra, siendo Andy un artista tan importante en el desarrollo del arte contemporáneo, es u na exposición que no puedes dejar de ir a ver. Claro, si es que va en un buen horario y se evita tener a 20 personas al lado suyo sacándose selfies con la Marilyn.
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La comunicación como un intento de un proceso revolucionario
Existe una relación asimétrica de poder, ya que aseguran las condiciones para que los mecanismos de poder sigan funcionando y afirman su operatividad mediante la educación por ejemplo, que forman personas (o condicionan) para que sigan reproduciendo bajo estos mismos parámetros de conveniencia para la clase dominante. Entre las clases sociales, la separación en la división del trabajo, los que detentan el poder y entre los ciudadanos, es un intento de la destrucción de la idea de vida en sociedad al fragmentarse la unidad total de las personas y que aunque todos seamos partes de un todo, la sociedad nos determina para que estemos aislados el uno del otro. El espectáculo es la actual forma de dominación y la seguridad del orden. Se quiere imponer a las masas, regido bajo el modelo actual de vida socialmente dominante. El espectáculo no es sólo acumulación de imágenes de los medios de comunicación de masas y la publicidad en todas sus formas posibles, sino las relaciones sociales mediat izadas por esas imágenes que constituye una forma de concepción del mundo. “El hombre separado de su producto, cada vez con mayor potencia produce él mismo todo los detalles de su mundo y se encuentra, así, cada vez más separado de su mundo. Tanto más su vida es ahora su producto, tanto más se encuentra separado de su vida” (Pág. 19, Guy Debord, Sociedad del Espectáculo). Esto sucede en la medida que la economía ha somet ido a los hombres, que es un poder ineludible que recae en el humano y que a su vez no puede separarse de él porque es como se rige la vida. En la actualidad, no podemos separarnos del control que hace el dinero, las leyes, la burocracia, etc, sobre nosotros, estamos inmersos. Por ejemplo el cuerpo es un territorio atravesado por los poderes de mecanismo de control, ya que el cuerpo de espera en el espacio publico no es el mismo cuerpo de espera en el espacio privado. A su vez el cuerpo tiene una distinta relación con el entorno y con el espacio en el cual vive y se desarrolla, que es finalm ente lo que trama la ”calidad” de vida de cada ser, el espacio determina si se sale a hacer ejercicio al parque o quedarse viendo televisión todo el día. Es un espacio modulado bajo el control que se ejerce sobre el cuerpo dominado por las lógicas de poder . Independiente de que todo ser esta condicionado y mediado bajo los poderes de control ya mencionados, existe lo que se llama comunicación, y es sin duda alguna, es uno de los procesos más importantes para el ser humano. Antaño nos permit ió derrotar al individualismo procedente del instinto de auto conservación para formar las primeras colect ividades humanas y establecer objet ivos comunes. Nos permit ió (y continúa haciéndolo) expresar ideas, sacar las pasiones de nuestras cabezas y hacerlas llegar a los de más, evitando que estas ebullan y se acumulen infinitamente en nuestras mentes y, tal como una olla a presión que nunca acaba de hervir, eventualmente vuele la cabeza/tapa por los aires, lo que se traduciría en una correlación de fuerzas negat iva respecto a la locura. Entonces la comunicación cumple un rol fundamental en la sanidad mental de los individuos y también del colectivo al permit ir el desahogo de sus integrantes a través del arte, la escritura, la música, etc. Luego de razonar esto, llegue a la co nclusión de que todos merecemos ser escuchados, es un derecho por el valor que uno como persona y ser vivo merece. Pero, irónicamente, ¿qué tan seguido nos damos una oportunidad de expresarnos? Muy pocas, porque existe la desconfianza sobre el otro, inclus o
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sobre uno mismo, entonces pocas veces se exterioriza lo que se esa pensando, es por eso que nuestra sociedad se haya profundamente enferma, alienada de si misma. Es por eso que la gente se ha acostumbrado más a la seriedad que a reír o llorar. Es por eso que la gente sobrevive en vez de vivir. La gente tiene miedo de expresarse, de sacar lo que pulula en las entrañas más profundas de su mente y eso las lleva a estrenarse, a deprimirse, a suprimirse e incluso a auto boicotearse. Se ven incapaces de sacar sus traumas que los hacen llorar silenciosamente en las noches. Quieren sacarlas pero no se atreven a contárselas a alguien, o a millones de personas que a su vez sufren lo mismo. Es por estas razones que la comunicación abierta de un ser humano con el mundo es eminentemente un acto revolucionario, ya que rompe de manera grandiosa con las cadenas de alienación y aislamiento que nos impone diariamente la cultura del individualismo. Todo esto nos permit irá más adelante estar más cerca de la liberación de las masas del control mental impuesta por la cultura del miedo y de las lógicas de poder, aunque es de vital consideración el hecho de que la mentalidad dominante responde a la realidad material objetiva en que se desarrolla y solo con la revolución material de la sociedad se podrá derrotar (y mucho después de que haya sucedido esta revolución y haya combatido efectivamente está cultura con el fomento de la cultura de la comunicación y la igualdad) a esta superestructura con forma de cárcel dentro de la que est amos inmersos.
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BibliografĂa Cosas que hizo cada uno :