12 / EL ENTRERRIANO
REFLEXIÓN
Una Navidad envuelta en pañales PASTORA STELLA MARIS FRIZS
La Navidad quizás sea la fiesta cristiana más impregnada de simbolismo. A lo largo de la historia, diferentes culturas han ido incorporando muchos elementos, incluso algunos que ni siquiera tienen fundamento bíblico. Ejemplo de ellos son: los renos, los ciervos, el pan dulce, las guirlandas, Papá Noel, entre otros. A la inversa, hay elementos esenciales, que sí formaron parte de los relatos históricos y que sin embargo no son tenidos en cuenta. Los pañales son ejemplo de ellos. Así dice el evangelista Lucas en el capítulo 2, versículos 6 y 7: “Y sucedió que mientras estaban en Belén, le llegó a María el tiempo de dar a luz. Y allí nació su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales y lo acostó en el establo, porque no había alojamiento para ellos en el mesón”. Así mismo, en el anuncio del ángel a los pastores que relata en los versículos 10 a 12 leemos lo siguiente: “No tengan miedo, porque les traigo una buena noticia, que será de gran alegría para todos: Hoy les ha nacido en el pueblo de David un salvador, que es el Mesías, el Señor. Como señal, encontrarán ustedes al niño envuelto en pañales y acostado en un establo”. ¿Qué símbolo más adecuado para mostrar la forma desvalida con que llegó el Salvador al mundo? Durante años necesitó, igual que nosotros, del cuidado, la atención y la protección de sus padres. Porque la raza humana, a diferencia de la animal, nace en total indefensión. Es completamente dependiente y tardará mucho tiempo en poder alimentarse sola y movilizarse por sus propios medios.