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Mujer,

El Amor De Tu Padre Dios Te Har

Florecer

“No temas, pues no serás confundida; y no te avergüences, porque no serás afrentada, sino que te olvidarás de la vergüenza de tu juventud, y de la afrenta de tu viudez no tendrás más memoria. Porque tu marido es tu Hacedor; Jehová de los ejércitos es su nombre; y tu Redentor, el Santo de Israel; Dios de toda la tierra será llamado”. (Isaías 54:4, 5)

El ser humano fue creado por Dios para habitar en comunidad, por tal motivo existe en él un deseo de ser aceptado en los diferentes círculos de la sociedad. Pero antes de nacer, muchas veces ya se encuentra ante una barrera infranqueable conocida como rechazo, lo cual es lo opuesto a la aceptación, que lleva a la incapacidad de relacionarse con otras personas, por sentirse anulada, excluida y no deseada.

Así como el cuerpo físico recibe golpes y heridas, necesitando en muchos casos la ayuda médica, hay otra parte de nuestro ser que se llama alma, conformada por la mente, las emociones y la voluntad. Así como se requiere de un antiséptico para contrarrestar la infección en las heridas físicas, se necesita el bálsamo del Espíritu para anular el rechazo.

Si no se erradica de las vidas, crecerá cada vez más hasta debilitar la voluntad, y el siguiente paso será la destrucción.

Muchas son las causas que producen el rechazo, abandono de los padres, soledad, fracasos sentimentales; toda separación deja heridas que sólo Dios puede sanar. El Señor dijo a la mujer: “No temas, pues no serás confundida; y no te avergüences, porque no serás afrentada, sino que te olvidarás de la vergüenza de tu juventud, y de la afrenta de tu viudez no tendrás más memoria. Porque tu marido es tu Hacedor; Jehová de los ejércitos es su nombre; y tu Redentor, el Santo de Israel; Dios de toda la tierra será llamado. Porque como a mujer abandonada y triste de espíritu te llamó Jehová, y como a la esposa de la juventud que es repudiada, dijo el Dios tuyo. Por un breve momento te abandoné, pero te recogeré con grandes misericordias” (Isaías 54:4-7).

Hablándole aquí a la mujer, Dios presenta cuatro consecuencias del rechazo:

1. Temor. Una separación muestra un futuro incierto, más la voz de aliento de Dios es: “No temas” , porque el temor del hombre pone lazo y trae confusión, y no se sabe qué rumbo tomar.

2. Vergüenza. Darse a alguien sin reservas y que luego le cambien por otra persona es humillante y vergonzoso, es ver marchitarse algo que se quiso mucho, es enfrentarse con la soledad, la murmuración, las tentaciones y el temor a confiar otra vez.

3. Viudez. El Señor compara la separación con la viudez, “porque como a mujer abandonada y triste de espíritu te llamó Jehová” . Una mujer separada puede sufrir más que una viuda, porque tiene que enfrentar a su cónyuge, quien tal vez la persigue y no la deja realizarse en la vida.

4. Tristeza de espíritu. En la separación conyugal queda gran tristeza y la leve esperanza de que algún día vuelva el que se fue. Muchas mujeres pasan la vida lamentando su fracaso, esperan en vano que, en algún momento, aquel compañero regrese.

Pero el Señor extiende Su misericordia hacia cada una y con palabras de aliento, declara:

No serás confundida.

No serás afrentada.

Sanaré las heridas en tu memoria y olvidarás.

Seré tu Redentor y te sanaré.

Te recogeré con grandes misericordias.

Muchas mujeres se han marchitado en su corazón, en su esperanza, en su fe y en su anhelo de progresar; han perdido el brillo y el aroma a alegría y gozo, pero Dios hoy se acerca a su vida para decirle: Es Tiempo de Florecer.

La Palabra de Dios enseña en el libro de Números, capítulo 17, cómo la presencia de Dios puede traer vida aún a aquello que estaba seco y muerto.

“Y he aquí que la vara de Aarón de la casa de Leví había reverdecido, y echado flores, y arrojado renuevos, y producido almendras”. (Números

17:8b)

Luego que el pueblo de Dios se había levantado en murmuración, el Señor decidió poner todo en orden; para ello les habló a los hijos de Israel para que tomaran una vara, por cada uno de los príncipes de las doce tribus de Israel, y que la trajeran al tabernáculo donde estaba el Arca de la Alianza.

Cada uno tomó una vara y escribió su nombre y el de la familia sobre ella; luego las doce varas fueron puestas junto al arca de la Alianza y al regresar a la mañana del día siguiente la vara que tenía el nombre de Aarón había reverdecido, echado flores, arrojado renuevos y dado almendros, como si hubiera estado unida a una rama, fue ¡un milagro que pudiera revivir!

Eso mismo sucederá con su vida si como mujer se determina a pasar tiempo en la presencia de Dios; Él traerá verdor a su vida, renuevos a su familia, fruto en todas las áreas. Al disponer su corazón para estar en Su presencia, todo rechazo se disipará, toda angustia desaparecerá, conocerá a Dios como su Padre y descubrirá que es Tiempo de Florecer.

PASTOR CÉSAR CASTELLANOS

Florece EN DIOS

“Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones. Afligíos, y lamentad, y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza. Humillaos delante del Señor, y él os exaltará”.

(Santiago 4:8-10 RVR1960)

Una de las cosas que más disfruta recibir una mujer son flores, su aroma, su textura y belleza nos recuerdan que Dios todo lo ha hecho hermoso. Este año el Señor nos prometió que sería el “Tiempo de florecer” ; aprenderemos juntas cómo lograrlo.

Florece

Hoy quiero compartirte 3 principios que he aprendido acerca de las flores.

1. Las flores disfrutan y necesitan del sol. Nosotras necesitamos de Dios, lejos del Señor nos marchitaremos; por eso necesitamos acercarnos confiadamen te a nuestro Padre Celestial, sólo Él nos hará florecer.

2. Abre tus pétalos. Todas necesitamos del amor de Dios, de Su aceptación y compasión. Debes abrir tu corazón, y al estar en Su presencia, anhelar recibir Su toque y vivir un encuentro sobrenatural.

3 Levántate firme y lo más alto que puedas. No importa el clima, las flores cada día se levantan firmes buscando la luz y el calor del sol, cumplen su propósito con el mayor resplandor. Independiente de lo que hayas vivido, decide levantarte, mirar a través de los ojos de Jesús y avanzar para conquistar el propósito que Dios tiene para tu vida.

Reexiona

En este día evalúa tu relación de amistad con Dios, ¿has caminado lejos de Él? Separa un tiempo de oración para pedirle al Señor que sea tu Amigo más cercano. Piensa por un momento en tus acciones durante este año, ¿has permitido caminos pecaminosos? Hoy es el día para postrarte delante de Dios, arrepentirte de todo mal camino y anhelar que Dios traiga Su renuevo de bendición sobre tu vida.

Crece

Quiero motivarte a escribir una oración diciéndole al Señor: ¿qué es lo que anhelas en este tiempo de florecer? Sé específica en lo que anhelas cambiar en tu vida, en tu carácter; detalla las áreas en las que deseas crecer. El Señor nos dice en Su Palabra que debemos “ …acercarnos confiadamente a Él”

(Hebreos 4:16).

Oración

Señor, mi corazón anhela un tiempo nuevo, por eso vengo confiadamente al trono de Tu gracia, pidiéndote que transformes mi vida por completo. Necesito de ti, necesito mirar Tu resplandor cada mañana, ese calor abrazador que llena mi ser de fe y esperanza. Estoy dispuesta abrir los pétalos de mi vida, para mostrarte lo que hay dentro de mí; anhelo levantarme cada día firme en Ti. Te amo Señor y estoy lista para ser renovada totalmente.

Esta es la hermosa flor que representa la belleza Hawaiana. Tiene cinco pétalos grandes y redondeados con un ligero ondulado en los bordes exteriores. Se destaca por poseer un tallo largo y grueso que ofrece una corona de polen amarillo muy llamativa. No solamente es un accesorio entre los hawaianos para demostrar amor por su tierra y su cultura, también muestra el estado del corazón de las mujeres, si la usan en el lado izquierdo quiere decir que están comprometidas o casadas. Si la usan al lado derecho quiere decir que están solteras.

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