La bagatela 44 / septiembre de 2016 /

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 PERIÓDICO DEL PARTIDO DEL TRABAJO DE COLOMBIA - PTC Nº 43 / $ 2.000

Director: Alberto Herrera

Integrante de Alianza Verde

Bogotá, septiembre de 2016

LAS VENTAJAS DE LA PAZ Editorial / 2

Nairo y Shakira, expresan el ánimo y el entusiasmo nacional con la PAZ.

La PAZ en las fachadas. En el barrio Mariscal Sucre, localidad de Chapinero, en el oriente de Bogotá, las tres letras claves del extraordinario momento que vive Colombia. A iniciativa de los artistas franceses con su proyecto “Compartir la Palabra”, Spag y Toussaint, la comunidad del lugar se volcó a colaborar en la obra.

¿Apoya usted el acuerdo final para terminar el conflicto y construir una paz estable y duradera?

Invitado por las tres centrales sindicales y la CSA, Pepe Mujica viene a Medellín el 15 septiembre a apoyar el #SiALaPaz. En la foto con Fabio Arias, secretario general de la CUT.


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Bogotá, septiembre de 2016

editorial

HACIA EL SÍ EN EL PLEBISCITO DEL 2 DE OCTUBRE

LAS VENTAJAS DE LA PAZ

U

n vuelco grandioso: tal el que se halla a punto de experimentar Colombia. Al cabo de 52 años, se juntan las condiciones para que –así sea en medio de intrincadas circunstancias– los colombianos iniciemos una nueva época, en la cual los conflictos de fondo del país no se diriman más mediante la violencia. El próximo 2 de octubre, la inminencia del nuevo período del acontecer nacional podrá convertirse en acontecimiento real por obra de los ciudadanos que concurran a la histórica cita refrendatoria para lograr la victoria del decisivo Sí plebiscitario. Las Farc, la más antigua y mayor de las agrupaciones armadas insurgentes del país, abandonará el camino de la violencia para la búsqueda de sus propósitos y perseguirá estos a través de la lucha política. Dado el peso que esta agrupación ha tenido en la dinámica de la mayor perturbación del país durante la última media centuria, el conflicto armado interno, puede anticiparse que su dejación de las armas contribuirá de modo fundamental a la terminación definitiva y total de la contienda bélica. En espera de que el pueblo colombiano refrende los acuerdos, de elemental objetividad resulta reconocer al gobierno del presidente Santos y a los dirigentes de las Farc lo suyo en el histórico logro. Habrá quienes menosprecien o desdeñen la enorme repercusión que este hecho tendrá en la vida nacional. Pero negar la diferencia abismal entre la Colombia de las masacres,

 PERIÓDICO DEL PARTIDO DEL TRABAJO DE COLOMBIA - PTC - INTEGRANTE ALIANZA VERDE

Presidente del Comité Editorial

Marcelo Torres Director Alberto Herrera

Comité de Redacción Jefe de redacción: Jorge E. Charry Redacción: Juan Manuel Rivas, Miguel Ángel Delgado, Felipe Pineda Historia Viva: Carlos Zamora Internacionales: Edmundo Zárate Económicas: Galileo Gámez y Silvio Cantor Informática: Hernando Medina, Augusto Ramírez, Mauricio Vargas Edición: César Tovar de León Gerente: Luis Fernando Gil Sierra (Q.E.P.D.)

ISSN en trámite Bogotá, Colombia PBX: (57-1) 2818458 / 2818397 Calle 37 No. 28A-08 bagatelaptc@yahoo.com

las desapariciones, los atentados, los actos terroristas, las bajas en combate, las muertes y mutilaciones por las minas antipersonales, los secuestros, la extorsión, las “chuzadas”, los falsos positivos, de un lado, y, del otro, una Colombia distinta, la que puede surgir de los acuerdos, en la cual cesen tan terribles realidades y cedan el paso a la civilización de las contradicciones políticas, sería como pretender tapar el sol con las manos. La lucha por los intereses y derechos económicos y políticos de los trabajadores al igual que los del pueblo en su conjunto, como los superiores de la nación, podría entonces desarrollarse en un entorno social más favorable, sin el cortejo de horrores a que han estado expuestos en Colombia la población civil y los luchadores populares. La contienda política democrática y progresista, sus posibilidades de influir amplios sectores, no se verían más oscurecidas por el estigma, en especial el proveniente de parte considerable de las capas medias del país, las más derechizadas de América Latina, que identifica o asimila injustamente a todos los líderes de izquierda como terroristas, secuestradores o extorsionistas. Consecuentemente, sin el ominoso ingrediente de la violencia en la política, se ampliaría considerablemente el margen de probabilidades de que los sectores más progresistas de la sociedad, puedan llegar al gobierno e iniciar un período de transformaciones similares a las de países donde se lograron gobiernos de este tipo merced al auge de los Vientos del Sur. Siempre planteamos, durante décadas, bajo la orientación de la línea trazada por Francisco Mosquera que, en Colombia, después de la Violencia liberal-conservadora no habían vuelto a surgir condiciones para la lucha insurreccional armada y que todo intento de forzar las cosas terminaría en grandes fracasos e ingentes pérdidas. Más de cinco decenios de turbulenta historia colombiana, lejos de desmentir, confirman sin esguinces esta tesis. Por eso, logrado el cese de las hostilidades armadas, también se aclimataría una particular y muy importante ventaja: la de adelantar la polémica pública sobre los asuntos del país, como el añoso debate de la línea táctica de la izquierda, sin correr el riesgo, archiconocido, de sufrir la tristemente célebre y ominosa práctica de la eliminación física del adversario ideológico. Nuestro Partido fue víctima numerosas veces de tan indeseable práctica tanto por parte de paramilitares como de agrupaciones guerrilleras, y en particular de las Farc. Ad portas de iniciarse un período distinto, celebramos por anticipado su advenimiento.

El secretario general (e) del PTC, integrante de Alianza Verde, abre nuestra campaña por el Sí. En el acto, clamoroso y vibrante, hablaron el senador Antonio Navarro Wolf, el representante a la Cámara Óscar Ospina, los concejales de Bogotá Antonio Sanguino y Nelson Castro, y la exsecretaria de Gobierno de Bogotá, Gloria Flórez; también estuvieron presentes Witney Chávez, ejecutivo de la CUT, Edwin Sarmiento, concejal de Mosquera y los ediles de Bogotá, Martha Triana, Francisco Castañeda, Álvaro Castillo, Johnny López, coordinador de Alianza Verde en Cundinamarca, Gricerio Perdomo, dirigente progresista, Federico Castañeda de la Federación Comunal de Bogotá, Sofía Espinosa, presidenta nacional de UNEB y Carlos Castañeda, presidente de la CUT Bogotá Cundinamarca

Es muy cierto que, salvo algunos apartados avanzados y positivos relativos al agro, a los cultivos ilícitos y al narcotráfico, los acuerdos de paz no ventilan los problemas de fondo del país –distintos a la violencia– ni han pactado transformaciones estructurales para solucionar los mismos. También son verdades simples y fundamentales, primero, que el balance real de fuerzas entre los contendientes del conflicto armado no daba para acuerdos diferentes al cese de la violencia; segundo, que este acuerdo es un grandioso paso de avance en la vida nacional y tiene un inmenso valor para el pueblo y sus genuinas fuerzas; y tercero, que por tanto, si la supresión de la violencia en la política no generará ni garantiza automáticamente las conquistas y cambios democráticos, el logro de estos en Colombia sí requiere de modo imprescindible la terminación del fuego cruzado de los fusiles. Tan grande importancia, la del logro de la paz, se resume en que, en adelante, una vez consolidada la finalización de la violencia, superado el marco de sangre y hierro determinado por el principal obstáculo de la democratización del país, el conflicto armado, podremos adelantar, en condiciones sustancialmente mejores que en aquellas del medio siglo anterior, las luchas democráticas de fondo por las reformas de gran alcance y las transformaciones fundamentales. Tales las invaluables ventajas de la pura y simple paz.

A contrapelo del rumbo que los colombianos nos disponemos a escoger, actúa intensamente un bando encabezado por el expresidente Álvaro Uribe, que agrupa a la ultraderecha y a los sectores más retrógrados del país. Hoy esta contratendencia encarna el máximo peligro para una Colombia en paz. Así como recurrió a artimañas mil y a todas las formas de lucha para sabotear el proceso de negociaciones de La Habana, ahora realiza ingentes esfuerzos para torpedear el buen suceso del plebiscito refrendatorio, como previsiblemente se empeñará –una vez el Sí logre el parte de victoria en el plebiscito– en sabotear el cumplimiento de los acuerdos de paz. Sin descartar, incluso, que emprenda acciones que intenten desatar una nueva jornada de violencia política nacional. A pesar de lo cual, y especialmente de las sombrías expectativas sobre su proceder en el futuro inmediato, una vez aprobados los acuerdos de paz en el plebiscito, las fuerzas partidarias de la paz debemos perseverar en la línea de conseguir un acuerdo entre todos los sectores y banderías, en especial con el uribismo, con tal de asegurar el punto final de la violencia. Lo propio cabe expresar del Eln, para cuyas tratativas actuales con el gobierno, no obstante lo escarpadas que aparecen, esperamos un pronto y buen suceso. La paz colombiana bien vale una misa.


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VOCES DE LA PAZ Los trabajadores, motores de la paz La violencia ejercida durante lustros por grupos armados fuera de la ley contra los trabajadores ha cobrado la vida de miles y provocado innumerables padecimientos entre sus filas: 3.043 sindicalistas asesinados, 6.338 amenazados, 1.890 desplazados, 233 víctimas de desaparición forzosa, 171 secuestrados y 96 torturados. La impunidad de estos hechos supera el 90% y “en el ámbito político son frecuentes declaraciones en contra de la legitimidad del sindicalismo, vinculándolo con los grupos guerrilleros y justificando la violencia antisindical” . Aunada a los embates del neoliberalismo, la violencia es otra de las causas principales de las enormes dificultades que enfrentan los trabajadores en Colombia para la creación y permanencia de sus organizaciones sindicales y para el ejercicio de sus demás derechos. Los trabajadores como víctimas de este conflicto están pasando al frente del SÍ y engrandecerán esta incontenible campaña. Edwin Palma Vicepresidente USo

La comunidad LGBTI dice SÍ

Las mujeres decimos SÍ Las mujeres pobres de Colombia han sido principalmente afectadas por los efectos del conflicto armado. Los horrores de la guerra, expresados en crímenes, despojos de tierra, desplazamiento forzado y violaciones de todo tipo, se suman al histórico atraso del campo propiciado por las élites gobernantes y a la cultura patriarcal que ha sobrevivido por siglos. La ratificación de los acuerdos de paz con las Farc nos permitirá avanzar con certeza en la transformación de las condiciones de la mujer, en especial en las zonas más pobres, con miras a alcanzar una sociedad más igualitaria. Consuelo Ahumada MALÚ-PTC

El Medio Ambiente es parte del acuerdo La paz traerá consigo el fin de los desastres ambientales provocados por la confrontación armada: se terminará con los derrames de petróleo producidos por la voladura de oleoductos y con la deforestación de centenares de hectáreas de bosques generada por los combates entre guerrilla y ejército. También, el acuerdo sobre el agro destaca el compromiso del gobierno por regular la minería ilegal. Felipe Pineda Director de Democracia en la Red

Los sectores de lesbianas, gays, bisexuales, transgeneristas e intersexuales, respaldamos el acuerdo de paz porque: 1. Por primera vez los derechos de las personas Lgbti están contemplados de manera precisa. 2. Recoge la participación de nuestras organizaciones. 3. El enfoque diferencial y de género del Acuerdo garantiza nuestros derechos. 4. El enfoque territorial contribuirá al desarrollo de los derechos de las personas Lgbti en zonas rurales. 5. le apuesta al fortalecimiento de organizaciones Lgbti; promueve y protege nuestros liderazgos y busca la eliminación de estereotipos que limitan nuestra participación política. 6. El Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición permite documentar las violencias vividas por personas Lgbti, buscar a nuestros desaparecidos, y repara a las personas Lgbti víctimas del conflicto armado. #LGBTIvotaSí

Paz para los animales, ellos también son víctimas Un motivo más para votar Sí el próximo 2 de octubre es agradecer a la vida por ser aún el tercer país con mayor diversidad en fauna. Tenemos una deuda histórica, pues a través del conflicto interno y, como efecto colateral, también hemos victimizado a los animales. Las cifras son desconocidas. Pero, si contamos cada bombardeo, mina quiebrapatas, fumigación con glifosato, atentado, práctica sistemática de violencia con animales para deshumanizar a los combatientes, asesinato de sus humanos más cercanos, etc., nos permite visualizar hasta qué punto, este conflicto armado ha dejado también millones de víctimas animales. Paola Cervera Quintero Líder animalista

Los campesinos Las ruralidades y las gentes campesinas han sido las más involucradas en el conflicto armado. La guerra que solo ha dejado amarguras, aumenta el abandono estatal, la falta de acceso a la información y la carencia de desarrollo. Sin embargo las comunidades rurales hemos coadyuvado a mantener este país en medio de la violencia. Las necesidades sociales las resuelven las comunidades, como en la ruralidad de Usme, donde hay escuelas, vías, salones comunales, acueductos veredales, pero sobre todo la producción agropecuaria. Su capacidad de soportar los horrores de la guerra, heredada por décadas, les permite decir que el campesinado votará SÍ por la paz. Jaime Beltrán Dirigente social y campesino de la ruralidad de Usme y Sumpaz

Los jóvenes: la fuerza del porvenir Al terminar el conflicto armado, los jóvenes, que históricamente pusimos las víctimas en combates desde el ejército o desde grupos insurgentes ya no caeremos más allí. El Estado carecerá de razones para no reducir los presupuestos de defensa y recibirá la masiva presión para aumentar los de educación, salud e inversión social, así podremos dedicarnos a temas juveniles: a estudiar, a trabajar, al deporte, a la familia, a la cultura, y a participar de la construcción colectiva de nuestro país, pues podremos vivir lo que a muchos jóvenes les negaron al segar sus vidas o al incorporarlos durante décadas en un cruento combate, que pudo ser desde el comienzo sin armas, como una lucha civilizada. Daniel Terán Secretario nacional de la Jupa


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REFUTACIÓN DE LAS FALACIAS EN CONTRA DE LOS ACUERDOS DE LA HABANA ¿Se dice sí a la paz votando no al plebiscito? No. Esa maniobra propagandística del uribismo incurre en una incoherencia total. Tal contrasentido cantinflesco, es como jurarle a Cristo adorando al diablo. Su único propósito es impedir que el pueblo

colombiano refrende los acuerdos de La Habana en el plebiscito y sabotear la paz. Así sea una perogrullada feliz, la única manera de decirle sí a la paz es votando Sí en el plebiscito.

¿Habrá impunidad para la guerrilla de la Farc? No. Los acuerdos de La Habana se basan en el principio de verdad, justica, reparación y no repetición, que permitirán aplicar una justicia de carácter transicional que sintetiza la experiencia del mundo entero para que el tránsito entre la guerra y la paz se pueda realizar con éxito. Su atención se centra primordialmente en las víctimas, y después en los victimarios. Se trata primero de restañar el dolor humano hasta donde sea posible, y luego en aplicar reglas universales de justicia, en circunstancias extraordinarias, a los responsables del daño infligido sin imposibilitar la paz.

Los acuerdos de paz han sido avalados por la Corte Penal Internacional a través de la fiscal Fatou Bensouda, quien dijo: “es sin lugar a dudas un logro histórico para Colombia y para el pueblo colombiano, cuyas vidas se han visto profundamente afectadas por el conflicto armado de 52 años. Saludo el anuncio del acuerdo final de paz como un paso crucial hacia el fin del prolongado conflicto durante el cual numerosas atrocidades fueron presuntamente cometidas por todas las partes”.

¿Se les pagará un salario de $1.800.000 a los guerrilleros? La cifra no es correcta. El gobierno apoyará la reincorporación de todos los miembros de las Farc a la vida civil en los psicológico, lo político, y también en lo económico. Los excombatientes trabajarán en labores de desminado, sustitución de cultivos ilícitos y protección del medio ambiente, entre otras labores clave en el posconflicto y tendrán un apoyo del 90% de un salario mínimo o sea la suma de

$620.000 y solo por 24 meses. Y dos millones de pesos por una sola vez, y la posibilidad de ocho millones para proyectos personales de pequeños negocios una vez presentados y aprobados. Un costo exiguo teniendo en cuenta que la cifra total del gasto proyectado para la desmovilización y reintegro a la vida civil de los exguerrileros se estima en el 0,1% del PIB anual durante un decenio.

Web: http://partidodeltrabajodecolombia.org/ Facebook: Ptc Alianza Verde Twitter: PTC Alianza Verde / @PtcVerde

¿Se debe rechazar la participación política de las Farc después de la dejación de armas? No. La esencia central de los acuerdos es la entrega de las armas por parte de las Farc y su transformación en fuerza política, y fue esto lo que se pactó. Las Farc han aceptado que es el Estado el que detenta el monopolio de las armas. Esta es la ganancia mayúscula que los colombianos obtienen con

los acuerdos de La Habana. Es apenas natural que dentro de las garantías que el Estado debe ofrecer para la reincorporación de los alzados en armas, una vez las dejen, se haya acordado la participación política de los mismos, con algunas concesiones inevitables o previsibles en una negociación de tan compleja naturaleza.

¿El país se le va a entregar a las Farc y al Castro-Chavismo? Esta gran mentira es la invención más disparatada y perversa que las huestes del uribismo hayan difundido durante las negociaciones de paz. A excepción de apartes relativos al agro y a los cultivos ilícitos, el núcleo de los acuerdos se limita en su totalidad a la desmovilización y dejación de las armas por las Farc y a sus garantías para reincorporarse a la vida civil. Como pocos en el mundo, los acuerdos de paz de Colombia no solo fueron laboriosamente negociados duran-

te más de cuatro años sino que constituyen uno de los más sistematizados y completos de nuestra época. Ninguna de las grandes reformas económicas y sociales que necesita Colombia se ventiló ni quedó acordada. Y nadie puede confundir al presidente Santos con un personaje distinto a lo que es: un clásico exponente de las altas clases dominantes. La paz le conviene a todos los sectores de la nación, pero especialmente al pueblo.


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