Contratiempo 03

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Bilboko Argazkigintza Garaikide Zentroaren hiru hilerokoa/doako alea

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890 944 248 58-59

Trimestral del Centro de Fotografía Contemporánea de Bilbao/ejemplar gratuito

julio/agosto 2013

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Participa en el I Concurso de Fotografía Iberdrola-CFC Bilbao enviándo

Medio ambiente, energía, amor, imaginación, fam


onos 5 fotografĂ­as sobre uno de estos temas

milia, amistad‌ Sostenibilidad

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Edificio Ensanche, Plaza Ensanche 11, 48009 Bilbao www.cfcbilbao.com Tel.: 944 248 890


edit orial

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asi medio año de vida a nuestras espaldas (¡quién lo diría!) y por delante el verano y el paréntesis estival. Pero en el CFCBilbao no descansamos: mantendremos las puertas abiertas en la forma de cursos de iniciación a la fotografía y el Campus de Verano para jóvenes a lo largo de los mese de julio y agosto. Hemos recibido en las semanas de primavera el magisterio de Tiago da Cruz, Mikel Alonso y Nacho Gabrielli en sus respectivos talleres. También va creciendo el número de alumnos y de allegados al proyecto CFCBilbao, y crece la calidad y producción de sus fotografías, con la web, blog y Facebook del Centro cada vez más dinámicos y visitados. El pasado abril organizamos, además, nuestra primera proyección abierta al público, con sushi, txakolí y cientocincuenta personas disfrutando del encuentro y de muestra visual de “Diez miradas Contemporáneas”. Por otro lado, nuestro Concurso CFCBilbao-Iberdrola está en marcha, recibiendo diariamente las series fotográficas de los participantes, de los que saldrán los premiados en agosto, así como los trabajos seleccionadas para su publicación en el número 4 de Contratiempo. Y más noticias: Éste próximo septiembre la Escuela del Centro incluirá en su programa un Curso Anual de fotografía, y la sala de exposiciones adscrita al Centro comenzará su dinámica de exposiciones y charlas abiertas al público: los Viernes del CFC, sin más condición para participar que la afición a esta locura maravillosa que es la fotografía y las ganas y la ilusión de incorporarse al proyecto CFCBilbao.

©Jose Ramón Bas

CFCBilbao

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Editorial

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Ícaro, el paraíso encontrado /Jose Ramón Bas

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Moosbruger entrevista a...

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Ansel Adams en Manzanar...

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No tengo química... /Cienojetes

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Cavanga /Godzilla

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Lux Dubia /Ricky Dávila

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Portafolio CFC

57 Yoísmos /Érika Goyarrola

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Cursos CFC

Contratiempo es una edición del Centro de Fotografía Contemporánea de Bilbao. Edif icio Ensanche, Plaza Ensanche 11, 48009 Bilbao. Tel.: 944 248 890 Dirección: Ricky Dávila / Diseño: Von Barelli, Moosbruger / Redacción: Érika Goyarrola / Comunicación externa y publicidad: Marta Olano. Foto de portada Ansel Adams, Library of Congress. www.cfcbilbao.com contratiempo@cfcbilbao.com

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Moosbruger entrevista a:

Jose Ramon bas

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esde “Crysalida” (1998) hasta “Bango” (2011), pasando por una docena de proyectos en la última década, el fotógrafo madrileño Jose Ramón Bas viene alumbrando con su cámara un imaginario de ensueño y de viaje único en el entorno peninsular. Geografías exóticas, niños entregados al juego eterno de la infancia, palmeras y arenas edénicas, las imágenes de Bas recuperan para el espectador el paraíso alguna vez perdido y dibujan en quien las observa una sonrisa tintinesca y cómplice.

en tu país o no , no creo que sea lo mas importante. El viaje siempre ha sido un elemento inseparable de tu trabajo. ¿Qué supone el viaje para ti? El destino, eso es para mi el viaje; no el lugar ni el objetivo geográfico. Para mi el destino real del viaje es el propio destino de la persona. Porque en realidad no deja de ser una analogía de la vida, por eso es tan gratificante: son viajes dentro de otros viajes; viajamos constantemente en la memoria, en las lecturas, en la música… Todo es un viaje esperando el destino último, el más fascinante, el del final de nuestra vida.

Miembro de la prestigiosa galería Vu en París, su trabajo ha encontrado más reconocimiento fuera que dentro de su propio país. El artista se encuentra en la actualidad en Aix en Provence en la Non Maison Galerie en su programa de residencia de artistas durante mes y medio desarrollando proyectos.

Muchas de las piezas originales de Bas aparecen envueltas en resina sintética, material que lleva utilizando el artista desde sus comienzos. Son fotografías encriptadas y selladas al tiempo en un marco ambarino, que sugieren un eco primigenio, de caverna cuaternaria. Asoman en su interior los menudos piterpanes de Bas, congelados en el tiempo como pequeños fósiles, niños sonrientes jugando en su arena eterna; se repiten, también, con la misma cadencia de ensueño, las fotografías de mares y cielos tropicales, sobre los que el propio autor dibuja y escribe con la desenvoltura y el jugueteo de un escolar.

¿Te sientes más reconocido fuera de España? Bueno, no sé quédecirte, quizá sí; pero no es un problema de reconocimiento, creo que en este país lo que falta es un poco de respeto por la creación en general. Nos quedamos muy en la superficie, en la anécdota; y de esto te das cuenta cuando sales fuera. En algunos países como Francia, Estados Unidos, Alemania, etc. la gente se muestra más interesada y más respetuosa. Es un problema cultural, se respeta mas a los autores. Aquí a veces tienes que pedir perdón por dedicarte a esto. Pero cada vez me importa menos lo de ser reconocido

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Háblanos de la relación de tus fotografías con el tiempo y la memoria…

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Díme algo que no tenga relación con el tiempo y la memoria. Ocurre lo mismo que con la idea del viaje, siempre estas preguntándote (por lo menos yo ) qué haces en ese lugar; o porqué soy yo y no otro. Son preguntas a las que intento responder con mis fotos, con mis diarios, de una manera inútil. Y ahí esta la belleza de todo, estoy intentando responder contínuamente a preguntas sin respuesta o, mejor dicho, que contienen todas las respuestas. Has sido receptor, entre mucho galardones, del Fotopres 9?,un premio de ámbito nacional orientado tradicionalmente a la fotografía documental. ¿Consideras tu trabajo documental? ¿Dónde acaba la crónica y empieza el ensueño? No soy partidario de las etiquetas. Me da igual si la gente dice que es “documental” o no, no creo que haya diferencias. Estamos siempre igual: cuando aparece algo que la gente piensa que es diferente, entonces le ponen “nuevo” delante; como “nuevo documentalismo” o post “postdocumentalismo”. Es un simple ejercicio de redundancia, de pose; las cosas son más sencillas, no creo que halla que poner una etiqueta a todo o, como decía mi padre, poner vallas al campo. Háblanos de Bango, tu proyecto más reciente. Y de la edición del magnífico libro. Bango es la primera parte de un trabajo con chicos que comenzó en Brazzaville y Kinshasa y que ha continuado en Jaffna el norte de Sri Lanka. Es una interrelación con los niños que todavía continúa, un proyecto que hemos expuesto con los chicos en Congo. No sólo hemos trabajado con fotografías, cada chico construyó, además, un vagón, y de la unión de todos los vagones surgió un tren que da nombre al trabajo: Trainproject. Lo siguiente, si todo va bien, será un documental con chicos de la calle en Brazzaville. Que visión tienes de tu propio trabajo desde las pri-

meras series (“El viaje de la tía mercedes”, “Persiguiendo sombras”, etc.) hasta la fecha. ¿Te han cambiado las preguntas? Siguen estando ahí. Son trabajos que hice hace tiempo, pero a los que regreso mentalmente en cualquier momento. Y las preguntas siguen siendo las mismas, y me imagino que las respuestas, como decía antes, de todos los colores. Prefiero el mundo de las sensaciones al de la razón, aunque eso no quiere decir que no le dé valor a la razón, me parece muy importante, aunque en mi manera de comunicarme conmigo mismo prefiero las sensaciones. Hay alguna exposición o libro sobre tu trabajo que destacarías especialmente. ¿Qué soporte prefieres? No especialmente. Quizá estos últimos proyectos con los niños, pero más por la interrelación con ellos. Y en referencia a los soportes, me parecen todos interesantes para experimentar: el libro sigue siendo algo único e imperecedero, mientras que las exposiciones son efímeras. Pero ahora me fascina el cine documental; voy a intentar ir también a ese campo aunque supone un gran reto, ya que deja de ser algo tan individual y se hace mas colectivo e ingobernable. Una última pregunta: ¿Cuándo te vemos por Bilbao? He estado alguna vez y me encanta. Tengo buenos amigos y mis raíces paternas son cantábricas, pero de Asturias. Adoro este mar, es el de mi infancia. Así que aprovecharé cualquier oportunidad para ir, estoy dispuesto a cogerla al vuelo. Acaba la entrevista con la sorda determinación de Moosbruger de traer a Bas por estas latitudes. Aprovecha, así, quien escribe, para hacer un llamamiento al CFCBilbao y echar las redes entre todos a este soñador y viajero impenitente. Quién sabe si podremos traer, este próximo año, al propio autor, y que nos muestre, así, en persona, el vuelo de luz y alegría de sus fotografía. Gracias, Bas. El Paraíso existe.

Trainproject fotografiado por Jose Ramón Bas










No tengo química con la fotografía analógica Parece que la fotografía analógica regresa con fuerza. Yo, como ya os he dicho alguna vez, no le veo sentido a eso de tirar el dinero tontamente, con lo bien que se ven las fotos en mi pantalla de ordenador de 24”, en mi TV led de 40”, en el iPad que me dejaron los Reyes o incluso en el marco digital que tengo en el aparador de entrada a casa. Pero un amigo muy puesto me dio un toque de atención. “¡Qué no te enteras, Pepinos!”, díjome, para pasar después a advertirme de que las sales de plata están de moda otra vez y que cada vez son más los proyectos de autor que se vuelven a hacer en película. Me propuse entonces aprender a revelar, positivar y todas esas cosas relacionadas con el rollo fílmico. Porque tenía muchas lagunas y falsas ideas acerca del proceso argénteo. Por ejemplo, de fijador pensaba que podía valer lalaca Nelly diluída en agua. Después de investigar por internet y de leer un poco, me encaminé a una tienda de fotografía de mi localidad, que vamos a llamar ficticiamente Crimen, dispuesto a asesorarme. - “Buenos días, señor. ¿Le puedo ayudar?” - “Hola. Sí, señorita. Quería empezar a revelar fotos de una manera artesanal, como se hacía antes. Y venía a que me aconsejara cuál es el mejor material para empezar.” Emulsión, cianotipia, papel baritado, exposímetro, virado, proceso Van Dyke… Conforme iba diciéndole términos, el rostro de la muchacha iba poniéndose cada vez más rojo, como si le estuviera hablando en chino mandarín. - “Espérese ahí un momento. Eso lo tiene que hablar usté con el encargao”, se excusó al tiempo que salía trastabillada en busca del experto. No merece la pena reproducir la conversación que tuve con este hombre. Me dijo que lo que quería hacer era de locos. Me recomendó que me comprara una cámara digital y una buena tarjeta de memoria. O que actualizara mi réflex digital con un objetivo más luminoso. Que podía imprimir directamente las fotos de la tarjeta en las máquinas de la tienda, etc. En fin: tuve que ponerme serio. Viendo mi empeño, lo único que encontró para venderme fueron unos carretes Ilford (en blanco y negro otra marca no tenía), un manual sobre el sistema de zonas de Ansel Adams, un paquete de papel RC de la susodicha marca; y un tambor de revelado, cubetas y unas pinzas llenas de polvo que encontró en el almacén del establecimiento. Salí de Crimen (y castigo) jurando como Escarlata O´Hara que jamás volvería a. Ni que decir tiene que cámaras de carrete no tenían en la tienda. Yo cuando me pongo, me pongo y quiero lo mejor. Para lograr unos cielos bíblicos al estilo de Salgado me propuse adquirir una Leica M. Además, elcírculo rojo en el rollo argénteo produce en los analógicos el mismo efecto que el pero mordío en los digitales. Pasión y admiración desmedida. Pero antes de pedir el préstamo correspondiente, decidí probarme para ver si esto era lo mío. Por ello le pedí prestada a mi tito una férrea réflex Zenith un poco desgastada, ya que había sido usada una vez a modo de martillo. Asimismo tuve que adquirir una ampliadora de segunda mano en

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internet. Mientras llegaba me dediqué a “tirar” los carretes que tenía. Pero como tengo la costumbre de disparar a saco con la cámara digital (porque no cuesta nada), enseguida los acabé en un edificio en ruinas. Caí luego en la cuenta de que llevaba blanco y negro y que el color de los graffitis no iba a salir. ¡Cago en los tontos! En la extracción del primer carrete casi me corto el dedo con las tijeras. Pero, salvo este accidente, lo gordo estaba por venir a la hora de positivar. Ya lo dijo Uelsmann: “El cuarto oscuro es un lugar de descubrimientos, observación y meditación…” Y no lo supe hasta que me metí dentro. Contactos, tiras de prueba, reservas, tiempos de exposición y revelado… Mira que hacía pruebas y pruebas, reservas y más reservas, pero no había manera de que aparecieran la magia esa y los cielos bíblicos. Las fotos salían de las cubetas más negras que un tizón o blancas como la nieve. Empecé a desesperarme. Pensé que algo había mal en los químicos y decidí probar con no sé qué liquido que llevaba selenium. Y se ve que mezclé o yo qué sé: eso comenzó a desprender vapores tóxicos y empecé a marearme cada vez más. Con el atontamiento, y casi a oscuras con la débil luz roja, intenté salir de allí, palpando. Pero volqué una cubeta y resbalé con tanta mala pata que, buscando apoyo antes de caer al suelo, me tiré la ampliadora encima, quedando en el suelo, en postura fetal, empapado en líquidos pestosos y malferido. Salí de ese infierno como pude: cegarruto, a rastras y dándome topazos. Estoy vivo de milagro. En fin. Que para el que lo quiera. ¡Mucha paciencia hay que tener con esto de las sales de plata! Con lo fácil que es disparar en digital y si una foto es regulera mejorarla con el fotochop. Nada. Si quiero que una foto parezca de carrete y tenga un estilo vintage, le meto un plugin que la dejo niquelá. Y con el móvil, para eso tenemos el instagram. ¡Voy corriendo al banco a anular el préstamo! ¡De la que me he librado!


foto: Nacho Gabrielli


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El rastro del ubicuo fot贸grafo bilba铆no en las calles de Managua

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cabanga. 1. f. Nicaragua. MelancolĂ­a

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a, tenue tristeza, a単oranza, nostalgia.

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En estos deplorables dĂ­as ha surgido una

Etienne Carjat, 1878


nueva industria

que ha contribuido no poco a confirmar la fe en su necedad y a arruinar lo que podía quedar de divino en el espíritu francés. Esta muchedumbre idólatra postulaba un ideal digno de ella y apropiado a su naturaleza. En materia de pintura y escultura, el credo actual de la gente de mundo, sobre todo en Francia […], es éste: “Creo en la naturaleza y nada más que en la naturaleza (y hay buenas razones para ello). Creo que el arte es y no puede ser más que la reproducción exacta de la naturaleza (una secta tímida y disidente opina que los objetos de naturales repugnante deben excluirse, tales como un orinal o un esqueleto). De este modo, la industria que nos brindara un producto idéntico a la naturaleza sería el arte absoluto”. Un dios vengador ha atendido los ruegos de la multitud. Daguerre fue su mesías. Y la masa razonó así: “Ya que la fotografía nos da todas las garantías deseables de exactitud […], el arte es la fotografía”. A partir de este momento, la sociedad inmunda se precipitó, como un único Narciso, a contemplar su imagen trivial sobre el metal. Una locura, un fanatismo extraordinario, se apoderó de todos estos nuevos adoradores del Sol. Se produjeron extrañas abominaciones. Y los fotógrafos, al agrupar a todos esos bufones de ambos sexos, emperifollados como los carniceros y las lavanderas en carnaval, y rogar a estos héroes que tuvieran a bien mantener su mueca de circunstancias durante el tiempo necesario para la operación, se vanagloriaban de reproducir escenas, trágicas o cómicas, de la historia antigua. Algún escritor demócrata debió de ver en ella el medio, y además económico, de propagar al pueblo el gusto por la historia y la pintura, cometiendo así un doble sacrilegio e insultando a la vez a la divina pintura y al arte sublime del comediante. Poco tiempo después, millares de ojos ávidos se pegaron a los agujeros del estereoscopio como si por ellos fueran a ver el infinito a través de una claraboya. El amor por lo obsceno, que es tan persistente en el corazón natural del ser humano como el amor a sí mismo, no dejó escapar una ocasión tan propicia de satisfacerse. Y que no se diga que los niños, al salir de la escuela, eran los únicos que se complacían en estas tonterías; fue una fiebre mundial.

Como la industria fotográfica era el refugio de todos los pintores fracasados,

[…]

demasiado poco dotados o perezosos para acabar sus estudios, ese entusiasmo universal llevaba no solamente el carácter de la ceguera y la imbecilidad, sino también el color de la venganza. Que tan estúpida conspiración, en la que se encuentran, como en todas las demás, los embaucadores y los embaucados, pueda triunfar de una manera absoluta, no puedo creerlo, o al menos no quiero creerlo; pero estoy convencido de que los progresos de la fotografía mal aplicados han contribuido en mucho, como, por otra parte, todos los progresos puramente materiales, al empobrecimiento del genio artístico francés, ya tan escaso. […] Si se permite a la fotografía suplir al arte en alguna de sus funciones, pronto, gracias a la alianza natural que encontrará en la necedad natural de la multitud, lo habrá suplantado o corrompido por completo […]. Que enriquezca rápidamente el álbum del viajero y preste a sus ojos la precisión que le faltaría a su memoria, que adorne la biblioteca del naturalista, exagere los animales microscópicos, fortalezca incluso con algunos informes las hipótesis del astrónomo; que sea, en fin, la secretaria y el archivo de quien tenga necesidad en su profesión de una exactitud material absoluta; hasta aquí, no hay nada mejor. Si salva del olvido las ruinas decrépitas, los libros, las estampas y los manuscritos que el tiempo devora, las cosas preciosas cuya forma va a desaparecer y que reclaman un lugar en los archivos de nuestra memoria; entonces se le agradecerá y aplaudirá. Pero si se le permite usurpar el dominio de lo impalpable y de lo imaginario, sobre todo aquello que sólo vale porque el hombre pone de su alma, entonces ¡desdichados de nosotros!

Charles Baudelaire, “Le Public moderne et la Photographie” Salon de 1859

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…se hace patente cómo la voluntad, en todos los grados

de su fenómeno, desde el inferior al supremo, carece totalmente de un objetivo y fin último; siempre ansía porque el ansia es su propia esencia (…), vimos esto en el más simple de todos los fenómenos naturales, la gravedad, que no cesa de aspirar e impulsar hacia un centro inextenso que, de alcanzarse supondría su aniquilación y la de la materia; y no cesaría aunque todo el universo estuviera aglomerado”.

Cabría añadir, en este punto, un fandangi llo de otro grande, José el Cabrero, cuyo cante indeleble, escrito al viento y sobre la tierra agraz del sur andaluz, alumbró el cielo todo con estas sabias palabras: Sócrates, de unos calzones se hizo un día un delantal y dijo, con dos cojones, sólo sé que no sé na, pero las brevas, se comen. Al fin y al cabo, pienso para mí, no queda otra sabiduría que la conciencia de nues-

Recorro estos días las páginas de El mundo como voluntad y representación del gran Arturo Schopenhauer con la avidez de quien espera, en cada comentario, la explicación del Universo. Un viaje de claroscuros, con disgresiones iluminadoras y pasillos en penumbra, y la conclusión, parece que innegociable, de que el mundo, allí descrito, no ofrece para el hombre mas posibilidad que su representación, condenándolo al papel de comparsa y mero espectador. En unas páginas de Extinción (Dios mío ¿qué leer después de Extinción?) Thomas Bernhard, por boca del narrador Franz Josef Murau, reconoce su incapacidad para descifrar, así dice, “descifrar”, la filosofía, encriptada y brumosa, de Nietszche y de Schopenhauer. A pesar de haberse sentido “atraído y entusiasmado por ellos en el más alto grado”, Murau recuerda haber confesado su inepcia al inefable Gambetti: “…mire Gambetti, le había dicho, me he ocupado durante decenios de Nietschze, pero no he avanzado. Nietzsche me ha fascinado siempre, pero al mismo tiempo nunca he comprendido de él casi nada. Si soy sincero me pasa lo mismo con casi todos los demás filósofos, le había dicho a Gambetti, con Schopenhauer, con Pascal […], que nunca he conseguido descifrar ni siquiera en sus comienzos y que han sido siempre chino para mí”.

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sito de desvelar el secreto del interior de la Tierra, dejando una sandalia en prueba de su identidad (y arrojo). Inmovilizado en el interior del tubo, pienso en mis ridículos calcetines (rojo chillón salpicado de motas azules -elección desgraciada-) asomando en el extremo de la máquina. Mantengo, heroico, la compostura en los veinte minutos interminables que dura la inspección. El martilleo magnético se apaga gradualmente. Contengo la respiración, atento a cualquier señal del mundo exterior: bien podría salir disparado a las estrellas en el instante último de una deflagración planetaria. El aparato me devuelve finalmente a la vida; emerjo como un Lázaro de la tumba, con la auxiliar –la mirada clavada en mis pies- sujetando mi calzado en un gesto de atención, que su irónica sonrisilla desmiente. Me incorporo con la imagen fugaz de un operario encontrando, al final del día, el cuerpo inerte de la enfermera, mi calcetín irisado anudado con fatal estridencia a su delicado cuello. ***

tra propia ignorancia que , en mi caso, es el fermento de esta escritura sin rumbo, anegada, si se me permite la expresión, de “lagunas oceánicas” sobre las que mantengo mi nado extraviado como buenamente puedo. *** Me introducen postrado en la cápsula infame como a un supositorio. En el puño un bombín que debo accionar en caso de abandonarme al pánico. A los pies de esta mortaja, blanca y galáctica, mi calzado espera el regreso de su dueño. En mi lenta inmersión recuerdo a Empédocles de Agrigento, que se arrojó al Etna con el propó

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Atiende el conspicuo y paciente Gambetti los desahogos de Murau, que reparte sus disgresiones y extravíos de iluminado bizantino a lo largo de las páginas insobornables de Extinción. La fotografía asoma en el relato como objeto repetido de las invectivas del narrador: “Con la invención de la fotografía, o sea, con la iniciación de este proceso de embrutecimiento hace más de cien años, el nivel intelectual de la población mundial desciende continuamente. Las imágenes fotográficas, le dije a Gambetti, han puesto en movimiento el proceso de embrutecimiento universal…” Lo cierto es que las frecuentes lecturas de Extinción, relato sobre el que vuelvo por prescripción propia desde hace años, bien podrían estar en el origen, pienso ahora, de la aversión, creciente y enfermiza, en el límite de la náusea, podría decirse, que vengo incubando hacia la fotografía utilizada como crónica espuria y atolondrada de la realidad: el asombro ante la


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persistencia suicida con la que el hombre perpetúa en los medios, fotografía a fotografía, noticiero a noticiero, cartel a cartel, los mismos clichés periodísticos, fósiles y centenarios, los mismos patrones de belleza abotargantes, dictados por las mismas casas de cosméticos y los mismos diseñadores antediluvianos, amortajados en sus trajes funerarios y momificados por la química cancerígena aplicada sin descanso a sus mejillas. Contemplo estupefacto la decidida perversión con la que el mercado invade la sesera aturdida del espectador que, obtuso y embrutecido, digiere con ceguera inusitada todas estas fabricaciones fotográficas infamantes. Esto es lo bello, anuncian, mostrando el mismo rostro una y otra vez, repitiendo hasta la asfixia las mismas imágenes, que exhiben obscenamente como un certificado incontestable de una realidad ingeniada en sus laboratorios de mercachifles. Seguirán, entretanto, banqueros y marchantes de armas decidiendo el mapa de las guerras, enviando en sus aviones a políticos salvapatrias y audaces fotoperiodistas, que exhibirán con orgullo la embajada de sus palabras gastadas y sus imágenes de siempre. Pero basta de esta cháchara pseudosociológica ¡Gambetti! -vpienso para mí-. El verdadero problema de este rechazo mío (irracional en sustancia, debo reconocer) hacia la fotografía como instrumento promocional de una realidad (si no lamentable en todo su horror) cuando menos cuestionable, es la extensión del mismo, para mi enojo y desconcierto, a las fotografías domésticas y a los retratos familiares, cuya carga de nostalgia me resulta, a día de hoy, insostenible: “¿Qué hace pensar a los hombres que se dejan fotografiar” –insiste Mauer- “que han de aparecer felices en las fotografías que los muestran? (…) Todo el mundo quiere ser representado como un hombre feliz, siempre como totalmente falsificado, nunca como es en realidad, es decir, siempre, como el más infeliz de todos (…) Se refugian en la fotografía, se encogen deliberadamente en la fotografía que, con una falsificación total, los muestra felices

y hermosos o, por lo menos, como menos feos e infelices de lo que son (…) En sus pisos cuelgan las fotografías que se han dejado hacer como un mundo hermoso y feliz, que en verdad es el más feo e infeliz y más mentiroso. Durante toda su vida miran fijamente sus imágenes hermosas y sus imágenes felices en las paredes y se sienten contentos cuando, sin embargo, sólo tendrían que sentir aversión (…) “

po, si este mundo, digo, se merece un solo gramo de nuestra nostalgia: “Vivimos en dos mundos, le dije a Gambetti, en el real, que es triste e innoble y, en definitiva, mortal, y en el fotografiado, que es por completo mentiroso…” ***

Bien es cierto que nada se aproxima más a

la idea de eternidad que el fugaz parpadeo de un instante (despojados ambos de la carga inamovible del pasado y de los espejismos ilusorios del futuro), y que el juego fotográfico se presta del mejor modo a la falsa promesa de intemporalidad. Archivamos, así, con nuestras instantáneas fotográficas, el inventario de los mejores momentos, en la asunción descabellada y alucinatoria de hurtar al viento nuestra existencia efímera y espectral, evocando un pasado inexistente que, si acaso (y ya es mucho decir) fue, pero en ningún caso es. Se pregunta uno si este mundo descalabrado y en esencia mortal, esta esfera ingrávida que imaginamos suspendida del modo más absurdo entre el polvillo estelar o rodando descabalgada a lomos del Tiem

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En el exterior de este centro comercial el cielo se extiende en toda su geometría sobre el asfalto del parking. Devoro una hamburguesa emborronando, al tiempo, la libreta con mi escritura dispersa y aturdida. E aleteo abismado de un pajarete sobre el blanco ígneo y cegador de la hoja, pienso para mi. La cristalera tamiza la luz del sol sobre mi escritorio improvisado; del otro lado del ventanal bailan mudos los arbustos al compás de un viento invisible. Valéry criticaba de Pascal su incapacidad para “saber mirar, es decir, olvidar los nombres de las cosas que se ven”. El acto de contemplar bien podría ser esto, me digo, dejar de aguijonear la realidad con palabras que nada explican, colgar los guantes de este combate inútil y ceder a la danza solazada. Para la filosofía védica, todo aquel que se eleva a través del conocimiento destruye el bienestar del cielo. Dejemos, pues, a los dioses acechantes, que todo lo vigilan, tranquilos en su refugio aéreo. Detengo mi escritura y observo el dibujo de las nubes sobre el mar celeste, el goteo de los coches salpicados por el aparcamiento semivacío; observo, igualmente, a las dependientas de esta cadena de comida rápida, tocadas con viseras de golfista, barriendo los deperdicios entre las mesas en un silencio cómplice. Explicaba Goethe que en cada cosa encontramos siempre una analogía de todo lo que existe y que por eso “lo que existe se nos aparece siempre al mismo tiempo aislado y entrelazado”. Bajo la campana de este firmamento infinito de extrarradio, donde todo parece suspendido en el tiempo, cerrada la libreta, me sobreviene un repentino deseo de silbar.

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PORTAFOalumnos LIO cfc

De la serie “Azala” (2013), © Zaloa Fuertes


Barbican. Š Patrick Grijalbo


De la serie “Behind blue eyes” (2013), © Elena Goñi



Pág. Izquierda y derecha, de la serie “Latitud” (2013), © Iván Urarte


De la serie “Tránsitos” (2013), © Judit Urquijo


De la serie “Martioda” (2013), © Iker Aresti


“Haziera” (2013), © Iñaki Folgado


De la serie “Alicia en la sombra” (2013), © Mike Figgis





Yoísmos

Alberto Garcia-alix

por Érika Goyarrola

Alberto García-Alix, el más internacional

de nuestros fotógrafos, comenzó a disparar su cámara a finales de los setenta, poblando con sus imágenes y parpadeos, a lo largo de casi medio siglo, un inventario de sueños y realidades único en el panorama fotográfico actual. Durante aquellos convulsos y efervescentes años del final de la dictadura, Alix fotografió su entorno más cercano: amigos y familiares compondrían, así, en los inicios, la personal mirada de su autor. Estas primeras imágenes perfilaban ya el eje del discurso artístico de su obra que girará en torno a sí mismo. Más allá de la trascendencia de algunas de sus fotografías como iconos de una época, el trabajo de García-Alix (León, 1956) esconde una intensidad emocional de la que pocos fotógrafos pueden presumir. A medida que pasan los años, las imágenes de GarcíaAlix, en lugar de emerger de la observación de la realidad, nacen de su propia emoción. Su obra es conmovedora y no complaciente porque su mirada confecciona imágenes a partir de la observación más sincera. Las fotografías son, por tanto, duras, sin concesiones al espectador y, al mismo tiempo, poseen una belleza reposada que casi roza el clasicismo. Imágenes que retratan a personajes en actitud férrea en un entorno natural de iluminación bucólica o escenas que encierran una gran violencia con un acercamiento reposado. Durante la realización de sus retratos –donde busca el enfrentamiento directo con el otrosurge lo que el fotógrafo denomina “la magia del encuentro” que es esa complicidad necesaria para el acercamiento entre ambos sujetos. A partir de la imagen del retratado García-Alix establece un diálogo consigo mismo. El fotógrafo consigue retratarse a sí mismo a través de los otros: “en la soledad del laboratorio, al mismo tiempo que revelas una foto –una foto de tu hermano muerto, por ejemplo- estás mirándote a ti mismo y preguntán-

dote quién eres, cómo has llegado hasta ahí”, afirma el propio fotógrafo. El retrato es, para García-Alix, un monólogo interior intrínseco a la fotografía. Esta obsesión por buscarse en los retratos ajenos se traslada también a las fotografías de objetos, paisajes y arquitecturas. García-Alix fotografía elementos que de alguna manera le representan o que han formado parte de algún

episodio de su vida. Paisajes naturales o urbanos cercanos a la abstracción y cargados de hondura poética que le ayudan al conocimiento personal. El fotógrafo trata de huir de la realidad generando nuevos espacios a partir de su trabajo y buscando correspondencias emocionales con esos lugares con los que se identifica en el momento de realizar la fotografía. Volcado en una mirada profundamente introspectiva, a medida que pasan los años, aumenta también el número de fotografías donde el propio García-Alix aparece literalmente representado. Si bien en sus autorretratos de juventud existe una intención de retratarse dentro de parámetros formales de belleza e incluso, cierta coquetería, a medida que pasan los años el fotógrafo olvida las vanidades y es capaz de retratarse en estados de degradación. GarcíaAlix se distorsiona, se esconde y se disfraza en sus autorretratos en un acto de revelación personal. Juega con su cuerpo retorciéndolo y fragmentándolo hasta conseguir transmitir

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una emoción a través de la imagen. El artista se mira de manera especular en sus fotografías porque la cámara puede revelar lo que el fotógrafo no puede ver: “la cámara tiene la virtud de obligarte a ver”, afirma él mismo en uno de sus escritos. Autorretratarse, al igual que escribir sobre uno mismo, exige un desdoblamiento que permite mirarse desde fuera y reflexionar sobre uno mismo como si fuera otro. La fotografía se convierte en una especie de espejo pudiendo adoptar incluso características de revelación y conocimiento que algunas culturas dotan a este utensilio. En este juego es fundamental la presencia del rostro. Principal símbolo del yo, ya que es lo que nos diferencia e identifica y ocupa el lugar principal de la expresión y la comunicación. El trabajo de este autor evoluciona así hacia una fotografía que mira hacia su interior más que al exterior. El medio fotográfico le sirve a García-Alix para resguardarse y gestionar la angustia, el miedo y la soledad sufrida en determinados momentos así como para cuestionarse y responder a ciertas preguntas personales. Debido a la necesidad de mostrarse fiel a sí mismo y reafirmarse en el mundo, sus imágenes se convierten en retratos de sus emociones. De esta manera, tanto su obra fotográfica como sus textos y trabajos en vídeo se convierten en su propia confesión. Las imágenes se vuelven pequeñas historias que narran sus experiencias, reflexiones y anhelos. García-Alix es autor, protagonista y narrador de su propia historia convirtiendo así su obra en un trabajo autorreferencial casi en su totalidad. Más que un relato autobiográfico consciente su narrativa surge del conjunto de vivencias y sensaciones plasmadas en imágenes a lo largo de los años donde las impresiones tienen mayor importancia que el suceso concreto. Proyectos como No me sigas… Estoy perdido donde revisa su historia personal al hilo de las fotografías realizadas entre 1976 y 1986, o De donde no se vuelve en el que realiza un viaje introspectivo en diálogo con su pasado y la fotografía, forman parte de la extensa narración de García-Alix en la que se muestra y se descubre a sí mismo haciéndonos cómplices de su propia historia. Un largo viaje en permanente construcción donde va dejando huella de la imperfección y brevedad de la vida.

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cursos de fotografía ARGAZKILARITZA CAMPUSA

Argazkilaritzarako HASIERA modulua

Aste batez argazkizale gazteei argazkilaritzarako oinarrizko hurbilpena izango dute. Ikasleak kamara erabiltzen eta argazkiak ateratzen ikasiko du. Teoria orokorreko klaseak emango dira ariketa praktikoekin txandakatuz eta ukitu digital eta ordenagailu bidezko argazkien erabilera ere landuko dute.

Astebeteko ikastaro honetan argazki-kamera erabiltzen hasteko lehenengo saioa egingo dugu. Bertan irudiak egiteko eta editatzeko jakin beharrekoak lortuko dituzue.

Programa

1- Argazkilaritza, begiradaren garrantzia. Kamera eta objektiboak: Teoria eta erabilera. 2- Argazki-hartzea. Esposizioa egiteko moduak. Kalean praktikak egitea eta egindako lanak ikustea. 3- Argazki-hartzea, Esposizioa egiteko moduak. Praktikak egitea eta egindako lana ikustea. 4- PhotoShop: lehenengo urratsak. Argazkiak deskargatu eta artxibatzea. 5- Ikasleek egindako lanak ikustea eta ikasitakoa birpasatzea.

Txandak eta prezioa

Gaztetxoentzako programa (8-12 urte)

1. Argazkiak ateratzen ikastea, begiratzen ikastea. 2. Argazki kamera: Funtzionamendua. 3. Argazkia egitea. Argazkiak “egitearen” jokoa. 4. Ordenagailua eta ukitu digitalak. 5. Ikasleen lanen ikustaldia.

Gazteentzako programa (13 -17 urte)

290

1. Argazkiak ateratzen ikastea, begiratzen ikastea. Ikuspuntua eta narrazio bisuala. Kamera eta biok. 2. Argazki-kamara digitalaren funtzionamendua (moduak eta funtzioak). 3. Argazki egitea. Irudiak egin edo asmatzea. 4. Ordenagailua eta Photoshop. Argazkien errebelatu digitala. 5. Ikasleen lanen ikustaldia.

Bost eguneko ikastaro trinkoa. Egunero eskola bat, 4 ordukoa. 20 eskola-ordu Goizez (10:00etatik 14:00etara), edo arratsaldez (16:00etatik 20:00etara) Zenbatekoa: 290€

190

Txandak eta prezioa

Aste bateko ikastaroak uztail eta abuztuan. 4 orduko 5 klase, 20 klase-ordu, astelehenetik ostiralera. ORDUTEGIA Goizeko ordutegia: 10:00etatik 14:00etara (8-12 urte bitartekoentzat) eta arratsaldez: 16:00etatik 20:00etara (13-18 urte bitartekoentzat). Gehienez 15 pertsonako taldeak. PREZIOA Orokorra: 190€. ( Programa Gaztedi Prezioa: 150€). Informatzeko eta izena emateko: 944 248 890.

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cursos de fotografía MÓDULO INICIACIÓN

CAMPUS CFC VERANO cursos semanales

Semanal

En este curso semanal realizaremos un primer acercamiento a la utilización de la cámara fotográfica. En el podréis adquirir los conocimientos básicos para la realización y edición de imágenes.

Durante una semana realizaremos un acercamiento básico a la fotografía orientado a jóvenes aficionados. El alumno aprenderá a utilizar la cámara y a tomar fotografías. Se impartirán las nociones generales de teoría, combinadas con ejercicios prácticos y se introducirá a los participantes en los fundamentos del retoque digital y el manejo de imágenes en el ordenador. El módulo esta dirigido a jóvenes menores de 18 años. Los grupos se dividirán en dos edades: de 8 a 12 años y de 13 a 18 años.

Programa

1- Fotografía, introducción a la mirada. Teoría y manejo de la cámara y objetivos. 2- La toma fotográfica. Modos de exposición. Práctica en exteriores y visionado de trabajo. 3- La toma fotográfica, Modos de exposición. Práctica, y visionado de trabajo. 4- Photoshop primeros pasos. Descarga y archivo de fotografías. 5- Revisión de trabajos de los alumnos y repaso general.

Tarifa y duración

Programa infantil (8 a 12 años)

1. Aprender a fotografiar, aprender a mirar. 2. La cámara fotográfica: cómo funciona. 3. La toma fotográfica. El juego de realizar imágenes. 4. El ordenador y el retoque digital. 5. Visionado de los trabajos de los alumnos.

290

Curso intensivo de cinco días de duración. 1 clase diaria de 4h. 20 horas lectivas. Horario de mañana (10h. a 14h.) o de tarde (16h. a 20h.) Precio 290€

Programa juvenil (13 a 17 años)

190

1. Aprender a fotografíar, aprender a mirar. El punto de vista y la narración visual. La cámara y yo. 2. Funcionamiento de la cámara digital (modos y funciones). 3. La toma fotográfica. Realizar o inventar imágenes. 4. Ordenador y Photoshop. Revelado digital de fotografías. 5. Visionado de los trabajos de los alumnos.

Tarifa y duración

Cursos de una semana de duración en los meses de julio y agosto. 20 horas lectivas repartidas en 5 clases de 4 horas cada una, de lunes a viernes. Horario de mañana: 10h a 14h (8 a 12 años), y de tarde: 16h a 20h (13 a 18 años). Grupos Máx. 15 personas. Precio de 190€. (150€ para los miembros del Plan Gaztedi de BBK). Información e inscripción en 944 248 890.

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CAMARA REFLEX DIGITAL

CANON EOS 100 D + OBJ. CANON 18-55/3.5-5.6 IS STM =

780 €

Cámara réflex digital de 18 millones de pixels (CMOS) * Diseño compacto y ligero Fácil manejo con diversos modos de escenas con automatismos inteligentes Visor óptico y gran pantalla de 3” táctil * Sensibilidad hasta 25600 ISO Velocidad 30” a 1/4000 * 4 fotogramas por segundo Video FULL HD * Utiliza batería de ión litio LP E-12 * Peso 407 gr.



© Foto: Pako Pi


A partir de septiembre de 2013 CURSO ANUAL DE FOTOGRAFÍA y nuevos cursos trimestrales y talleres en la escuela del Centro de Fotografía Contemporánea de Bilbao.


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