Junta de Estudios Históricos del Chaco n-4

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REVISTA JUNTA DE ESTUDIOS HISTÓRICOS DEL CHACO Provincia del Chaco Intituto de Cultura

AUTORIDADES

COMITÉ EDITORIAL

Jorge Milton Capinatich Gobernador. Provincia del Chaco

Dr. Ernesto J.A. Maeder Dr. Hugo Beck Lic. Helga Nilda Goicoechea

Silvia Robles Presidenta. Instituto de Cultura Marcos Altamirano Presidente de la Junta de Estudios Históricos

Lic. Alicia Carlino Dra. Mariana Giordano

Foto de Tapa: Samuel Rimathé. Obraje en el Chaco. Ca. 1891 Colección Luis Príamo

La Correspondencia editorial y de canje puede dirigirse a la Junta de Estudios Históricos del Chaco. Pellegrini 221 (3500) Resistencia - Chaco - Argentina Tel: (54)-3722-423175 / juntahistoriachaco@yahoo.com.ar


REVISTA JUNTA DE ESTUDIOS HITร RICOS DEL CHACO Nยบ 4, 2008

Provincia del Chaco Instituto de Cultura del Chaco

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ÍNDICE Prólogo................................................................................................................... 5 Autoridades de la Junta de Estudios Históricos del Chaco.................................. 7 Actividades de la Junta de Estudios Históricos del Chaco -2008...........................9 Conferencia de ingreso a la Junta de Estudios Históricos del Chaco Ángeles de Dios Martina................................................................................... 13 El obispo Cárdenas y los Jesuitas de Asunción según la mirada franciscana María Laura Salinas......................................................................................... 21 El trabajo con fuentes jesuíticas: Las cartas Anuas del período 1650-1652 Pedro Svriz Wucherer........................................................................................ 49 Pantaleón Gomez. El «Gobernador olvidado». Marcos Altamirano............................................................................................. 69 Gobierno de Juan Carlos Cepeda. 1926-1928 Ramón Borchichi................................................................................................ 97 Geografía Económica del Chaco y Formosa del ingeniero Alberto Carlos Muello: obra de consulta de productores de antaño y de investigadores actuales Hugo Beck................................................................................................................ 121 Usos de la imagen de la alteridad en los estudios hist.óricos y antropológicos. Experiencias y desafíos. Mariana Giordano y Alejandra Reyero...........................................................141 Capitán Facundo Solari, una vida entregada al Chaco (1873-1912) Delia Teresita Álvarez de Tomassone ............................................................ 163

Reseñas Bibliograficas .................................................................................... 189 Normas de Publicación..................................................................................... 211

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PRÓLOGO

La aparición de la cuarta edición de la Revista de la Junta de Estudios Históricos es clave, en el marco de las conmemoraciones de los Bicentenarios 1810-1816, que encuentra a la Argentina y al Chaco en pleno proceso por leer el bicentenario para reescribir nuestra historia, entendiendo que la historia es la política del pasado, como la política es la historia del presente. Como en números anteriores, ocho prestigiosos y destacados académicos e investigadores que desarrollan su trabajo en nuestro territorio, abordan distintas realidades de momentos trascendentales en la historia de nuestra provincia. Además, la revista incluye la sección Reseñas Bibliográficas, en la que se comentan las obras publicadas por autores de la región que constituye un material de consulta valioso para otros investigadores, para estudiantes, para especialistas y neófitos. Sin olvidar los valiosos aportes y trabajos realizados por la Junta, que marca un crecimiento y el compromiso de este grupo de académicos e investigadores: conferencias sobre historia regional y las relativas a los doscientos años de las Invasiones Inglesas, la Reconquista y la Defensa de Buenos Aires; incorporación de nuevos miembros, presentaciones de libros, participación de los miembros en eventos como ferias de libros, regional y nacional, y en jornadas nacionales de historia argentina, concluyéndose con el lanzamiento del Concurso sobre Historia de los Pueblos del Chaco.

Profesora Silvia Robles Presidenta. Instituto de Cultura

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JUNTA DE ESTUDIOS HISTÓRICOS DEL CHACO Autoridades ALTAMIRANO, Marcos (Presidente) SÁNCHEZ de LARRAMENDY, Marta (Vice-Presidente) GIORDANO, Mariana (Secretaria) BECK, Hugo (Tesorero) Miembros ACOSTA, Julio César ÁLVAREZ de TOMASSONE, Delia Teresita BECK, Hugo Humberto CARLINO, Alicia COLAZO, Susana DELLAMEA de PRIETO, Alba FARÍAS de FOULKES, Ana Rosa GIORDANO, Mariana GOICOECHEA, Helga Nilda LEONI, María Silvia MAEDER, Ernesto J. A. MARI, Oscar SCHALLER, Enrique César VAN LIERDE, Belquis ZALAZAR, Roberto de Jesús ZENOFF, Omar Héctor Miembro correspondiente por la provincia de Formosa SBARDELLA, Cirilo Ramón

Miembro correspondiente por la provincia de Buenos Aires TOMASINI, Alfredo

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Actividades de la Junta de Estudios Históricos del Chaco durante los años 2007 y 2008. Durante el año 2007 la Junta de Estudios Históricos estuvo abocada a la realización de actos académicos, culturales y conmemorativos en relación con sus funciones específicas de estimular los estudios históricos regionales, participar en eventos locales y nacionales vinculados con su especialidad y asesorar a las autoridades en cuestiones históricas. En ese sentido se hizo especial hincapié en la celebración del cincuentenario de la sanción de la Constitución de la Provincia , con la disertación del Dr. Hugo H. Beck sobre el tema: “ La Constitución del Chaco de 1957: cincuentenario de una norma progresista” Se continuó con la conmemoración del bicentenario de las Invasiones Inglesas iniciada el año anterior, con la disertación del Dr. Ernesto J. Maeder sobre el tema: “ La Segunda Invasión Inglesa y Juicio a John Withelocke”. Tal como se había propuesto en año anterior, se efectuó la incorporación del Profesor Ramón Borchichi como Miembro de Número de esta Junta, y en el acto académico realizado el nuevo miembro disertó sobre el tema: “Gobierno del Señor Juan Carlos Cepeda 1926- 1928.” Durante este año se presentaron varios libros cuyos autores son miembros de esta Junta, entre ellos las obras: “De la Madre y el Niño al Pediátrico Dr. Avelino Castelán” de la Profesora Silvia Castelán de Fracchia; “Historia de la Universidad del Nordeste” del Dr. Ernesto J. Maeder, actos a los cuales la Junta prestó su adhesión, y: “ La Colonización de Resistencia” del Prof. Marcos Altamirano, acto organizado por esta Junta. En el mes de Octubre se llevó a cabo el acto académico de la presentación de la Edición N º 3 de la Revista de la Junta de Estudios Históricos, la que estuvo a cargo de la Licenciada Susana Colazo, Miembro de Número de esta Junta, acto que contó con la adhesión de numeroso público. En este mismo mes se realizó la Feria 9


del Libro organizada por la Facultad de Humanidades de la UNNE , en la cual esta Junta participó con sus publicaciones. Los miembros de esta Junta: Dra Delia Teresita Tomassone y el Profesor Marcos Altamirano, actual Presidente de la misma, participaron como integrantes del Jurado para la elección de la Bandera de la Provincia del Chaco en el concurso convocado por el Gobierno de la Provincia. Esta Junta estuvo representada en las IIIas. Jornadas de Juntas de Historia de las Provincias realizada en la ciudad de Córdoba en el mes de Julio, y participó como entidad invitada en el Encuentro de Historiadores convocado por la Federación de Juntas de Historia de la Pvcia. De Buenos Aires con motivo del Día del Historiador efectuado en la Capital Federal. Con motivo del acto de homenaje al historiador chaqueño Dr. Guido Miranda organizado por la Subsecretaría de Cultura, disertó la Vicepresidente de la Junta Prof. Marta Sánchez de Larramendy sobre su personalidad y trayectoria. En el transcurso de este año, comenzó la publicación de reseñas bibliográficas de obras sobre Historia del Chaco en el diario “Norte” de Resistencia, a cargo de miembros de esta Junta. Durante el año miembros de esta Junta participaron integrando paneles o con disertaciones, en actos conmemorativos patrios y en distintos establecimientos escolares de la ciudad. Con motivo de llevarse a cabo en la localidad de San Bernardo, la imposición del nombre del Prof. Julio César Acosta, Miembro de Número de esta Junta, a la Biblioteca Escolar de esa ciudad, esta Junta resolvió adherirse a tan feliz acontecimiento. En el mes de Diciembre el Presidente de esta Junta se hizo presente en la ciudad de Formosa para asistir a la conferencia a cargo del Miembro Correspondiente de la Junta de Estudios Históricos del Chaco Prof. Cirilo R. Sbardella sobre el tema: “Presencia italiana en Formosa”.

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Las actividades del año 2008 tuvieron como referencia la conmemoración del centenario del comienzo de la presencia del ferrocarril en el Chaco. En tal sentido se realizó un acto académico con la disertación del Lic. Enrique Schaller sobre el tema: “Ley de Fomento de los Territorios Nacionales. Su influencia en el poblamiento del Chaco”. En el mes de febrero los miembros de esta Junta: Prof. Alba Dellamea de Prieto, Dra. Delia Teresita Tomassone y el Prof. Marcos Altamirano participaron en el Panel “ La Colonización de Resistencia” en la Feria del Libro del Chaco. Por su parte, el Presidente de la Junta Prof. Marcos Altamirano participó en el panel de presentación del libro de Ramón Tissera: “Chaco Historia General” que tuvo lugar en el marco de dicha Feria. En el mes de Mayo y como parte de las actividades culturales de la Feria Nacional del Libro en Buenos Aires, volvió a integrar el panel de presentación del mismo libro del historiador chaqueño mencionado. El día 17 de Abril se realizó el acto académico de incorporación de Ángeles de Dios Martina como Miembro de Número de esta Junta, presentación que estuvo a cargo de la Dra. Delia Teresita Tomassone. En el mismo acto la nueva integrante disertó sobre el tema: “Historia e investigación: se hace camino al andar”. Durante el mes de Junio se elaboraron las Bases para el Concurso sobre la Historia de los pueblos del Chaco a realizarse durante el año 2009 y se designaron a los disertantes para el ciclo de conferencias sobre el Bicentenario de la Revolución de Mayo que se realizará también durante el próximo año. En el mes de Agosto se realizó en la ciudad de Córdoba el Congreso Extraordinario de Historia “Vísperas de Mayo” organizado por la Academia Nacional de la Historia y por la Junta Provincial de Historia de Córdoba y a la que fue invitada esta entidad. Asistieron en representación de la Junta de Estudios Históricos del Chaco: la Vicepresidente Lic. Marta Sánchez de Larramendy, los miembros: Prof. Belkys Van Lierde, Ángeles de Dios Martina, Lic. Enrique Schaller, este último con presentación de un trabajo de investigación, y acompañados por el Presidente Prof. Marcos Altamirano. 11


En el transcurso del mes de Octubre y con el auspicio de

Esta Junta, se presentó el libro de Humberto Marpegán: “De la bella Italia a la Selva Chaqueña ” que estuvo a cargo del Presidente de la entidad Prof. Marcos Altamirano. La Dra. Delia Teresita Tomassone, miembro de esta entidad, tuvo a su cargo las presentaciones del Libro de Hugo Martín Pérez premiado en el concurso de trabajos históricos de la Subsecretaría de Cultura de la Provincia : “Puerto Vicentini, aldea de pioneros”, los que tuvieron lugar en la Escuela 6 de Puerto Vicentini y en el Fogón de los Arrieros de esta ciudad. Por otra parte, esta Junta fue convocada a participar en la celebración del aniversario de la imposición del nombre de “Ramón Tissera” a la Biblioteca Legislativa de esta ciudad. En dicho acto el Presidente de esta Junta disertó sobre el libro de este historiador chaqueño: “Chaco Historia General” En el transcurso de este mes se completó la recepción de trabajos para el Nº 4 de la Revista de la Junta y se entregó el material para su diagramación y compaginación, para su posterior entrega al Área Literaria de la Subsecretaría de Cultura encargada de su impresión. En el mes de Noviembre la Junta de Estudios Históricos del Chaco se adhirió y asistió al homenaje que el Instituto de Historia de la Facultad de Humanidades de la UNNE le rindió al Dr. Ernesto J. Maeder, Miembro de Número de la entidad. Con motivo de las Jornadas sobre la Guerra de la Triple Alianza organizada por la Subsecretaría de Cultura de la Provincia en la Isla del Cerrito, esta Junta participó en la misma con la disertación de su presidente Prof. Marcos Altamirano sobre el tema: “ La Isla del Cerrito en la Guerra de la Triple Alianza ”. En el mes de Diciembre se realizó el lanzamiento del Concurso sobre la Historia de los pueblos del Chaco abierto para todos habitantes de la Provincia mayores de 18 años y que cuenta con el auspicio de la Subsecretaría de Cultura de la Provincia.

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Discurso de ingreso a la Junta de Estudios Históricos del Chaco Ángeles de Dios de Martina

HISTORIA E INVESTIGACIÓN. SE HACE CAMINO AL ANDAR Caminante, son tus huellas el camino, y nada más; caminante, no hay camino, se hace camino al andar.

Elegí estos versos de Antonio Machado para introducir esta exposición sobre el significado de la Historia y la Investigación en mi vida. Cabría preguntarse: ¿cómo se fue dando a través de los años esta vocación, o este despertar a intereses diferentes de los que motivaron mis anteriores actividades profesionales? Creo que nada es casual en la existencia, y que estos trabajos están ligados por lazos imperceptibles, de los cuales tal vez no fui muy consciente. Mi vida ha sido una constante búsqueda, y en estas reflexiones me pregunto: ¿qué busqué durante toda ella? En mi caso, fueron mis propias raíces. Ello explica los desplazamientos territoriales en nuestro país, y años más tarde, en España, con algunos viajes. En las profesiones y actividades que realicé, buscando siempre algo, hallaba muchas cosas; daba respuesta profesional a ellas de manera exhaustiva, sin detenerme hasta agotar el tema, porque a mi obligación laboral se sumaba una vocación que me llevaba a indagar en cada caso hasta llegar al origen, a dar explicaciones, a proporcionar informes y a proponer posibles soluciones a problemas. ¿Qué relación tiene todo esto con el tema de la historia y la investigación que hoy nos convoca en este recinto, no siendo quien expone historiadora por formación, sino por vocación o intuición? Una primera respuesta son los caminos que en búsqueda de mis raíces 13


reinicié, o debí hacer cuando no los había, como lo señala Machado en los versos mencionados. Mis desplazamientos por distintas provincias argentinas tienen que ver con mi historia familiar. Nací en la Patagonia; inicié los estudios primarios en Buenos Aires; me formé como maestra normal en la ciudad de Santa Fe, donde ejercí la docencia, tarea que continué como maestra de niños criollos y mapuches en Río Negro. Estudié servicio social en Santa Fe, y finalmente vine al Chaco a trabajar, ya hace 48 años. Entre las distintas actividades laborales realizadas hay una recordada ahora con particular afecto y satisfacción: haber sido voluntaria durante once años del Servicio Social Internacional, organismo encargado de la búsqueda de personas desplazadas por la guerra. Dejé este trabajo cuando ya con tres hijos, mi vida se había complicado al punto de dificultarme realizar estas búsquedas que no sólo me llevaban tiempo, sino gestiones, entrevistas, confirmar datos, realizar informes y sobre todo agudizar el ingenio para poder rastrear, primero en Santa Fe y posteriormente en esta provincia, a hombres y mujeres alejados de sus familias. Podría preguntarme también: ¿qué es una búsqueda? Varias respuestas podría darle a ese interrogante; pero volviendo a la historia y a la investigación, veo a la distancia, en mis reflexiones acerca de mi vida y los caminos que me acercaron a este lugar, que esa motivación interior me llevó, con los años, a la necesidad cada vez mayor de indagar en mi pasado; confirmar datos, confrontarlos y profundizarlos; agregar imágenes ausentes, inhallables o desaparecidas por distintas causas. En el fondo todo ello era el motor de esa actividad que iba realizando día a día con mayor precisión. Cada persona tiene una historia y ésta fue la mía. Los desplazamientos de las mencionadas ciudades o provincias así como los estudios emprendidos fueron hitos significativos en mi vida, algunos logrados no con poco esfuerzo. Entre ellos, no quiero dejar de mencionar el haber ingresado en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional del Nordeste cuando ya algunos de mis hijos 14


estaban en la Universidad, de donde egresé con el título de procuradora a los 53 años. Estos nuevos conocimientos me abrieron otras posibilidades intelectuales y cada vez un avance me llevaba a otro; un estudio a otro más complejo, más enriquecedor. Pero en el fondo, la búsqueda era permanente. Deseo aclarar mis orígenes inmigratorios. Soy hija de un inmigrante español, natural de Almería, arribado al país en 1920, a los 12 años - para esos tiempos, casi un hombre -, con sus padres y hermana. He pensado muchas veces que los hijos de inmigrantes tenemos como un sello de origen o una marca que nos ha dejado la vida: las experiencias personales y esas historias escuchadas desde niños quedaron grabadas en nuestra historia personal a fuego. Esta transmisión de la memoria - que valoré ya adulta -, me llevó con el tiempo, entre otras cosas, a visitar el Hotel de Inmigrantes, referencia añorada por quienes fueron sus protagonistas; a conocer la historia de los distintos hoteles construidos en nuestro país; a visitar un día el que aún se conserva, cuyas paredes encierran la historia de tantos hombres y mujeres allí alojados. Visitarlo fue una experiencia intransferible y necesaria: pisar Dársena Norte; ingresar en el edificio; recorrer sus pasillos, el comedor; mirar a través de sus ventanas; subir a los dormitorios por una imponente escalera de mármol de Carrara que seguramente habrá amedrentado a quienes a diario recorrían el lugar. El día en que fui, una fina lluvia caía en la ciudad. Me senté en un banco del jardín a pensar - e imaginar, si esto fuera posible - , los sentimientos de aquellos huéspedes, entre ellos los de mi familia, cuando dejaron su yerma tierra. Más adelante encontré la fotografía del barco Formosa en el que arribaron mi padre, su hermana y mis abuelos. No escatimé búsquedas ni consultas, y finalmente la obtuve del Archivo Histórico Nacional, en un sobre donde estaba esa imagen tan evocada en mi casa. Así, reproducida, está presente en mi lugar de trabajo recordando esa epopeya como símbolo y algo tangible al cual me unen íntimos sentimientos, porque en su momento, su hallazgo completó parte de mi identidad. 15


Este antecedente me llevó con los años a estudiar las razones históricas de la emigración e inmigración en nuestro país; la legislación, las políticas inmigratorias, las condiciones laborales; la vida errante, a veces desesperanzada, austera y de trabajo de mis antepasados. Esta inmigración no permaneció en el recuerdo sentimental y nostálgico de la tierra abandonada, sino en la necesidad de conocer las razones de ese éxodo; las consecuencias; las dificultades y hasta los frutos que cada inmigrante podía alcanzar o a los que aspiraba de acuerdo con sus posibilidades en su nueva patria. En el caso de mi padre, una hija que encontrara un lugar en el mundo; que accediera a estudios superiores, a lograr lo que ellos no habían tenido. Y así anduve por tantos caminos, cada vez con mayores conocimientos y estudios; con muchas lecturas, curiosidades, búsquedas, perfeccionamiento en cursos, congresos y seminarios que hacía regularmente. Así, como un rompecabezas iba armando las partes de mi vida, iba escribiendo mi propia historia de vida. Una simple definición de investigación dice que “es una actividad encaminada al descubrimiento de nuevos conocimientos en el campo de las ciencias, las artes o las letras”. El elemento básico del descubrimiento está relacionado con ese camino andado durante largos años, siempre en busca de conocer algo que investigaba hasta llegar a un punto que me impedía avanzar con total libertad, y entonces me encaminaba hacia otras metas. Mi relación con la historia y la investigación se inició así, lentamente, tal vez sin darme cuenta. Fui reconstruyendo mi vida a través de la historia de mis padres, de sus historias de vida. La de mi padre la conocí, como ya he dicho, y la completé con particular intensidad con la llegada a su pueblo de Almería, donde observé su geografía, su gente y su cultura, la pobreza de otros años y todo ese mundo que afirmaba mi condición, también, de un poco emigrante. Fue uno de los tantos hitos del camino. Pero aún, como cuando se compone un rompecabezas, faltaba conocer la historia de mi madre, que por distintas razones desconocía. Supe que mis raíces no sólo eran andaluzas, sino también vascas; que

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portaba un apellido de este origen, que mis abuelos maternos eran de los caseríos de Guipúzcoa; que la montaña y el Cantábrico, allá lejos, eran la otra parte que me faltaba conocer. Y en otro largo peregrinar que abrevio, remonté con clara decisión dos metas: primero ir a mi tierra de nacimiento, Comodoro Rivadavia, donde también el mar había sido parte de mi cuna, y la vida petrolera una de mis tantas identificaciones, por ser el lugar de trabajo de mi padre. Regresé después de más de medio siglo de haber sido apartada de ese nido, y como las gaviotas del Golfo San Jorge miré, desde el Chenque, la ciudad a mis pies; el mar, los barcos que se alejaban del lugar donde transcurrió mi primera infancia, y como ha dicho un escritor chaqueño, también pensé: esta tierra es mía. Surgieron así otros intereses e inquietudes para conocer este lugar; nuevos impulsos, nuevas necesidades de estudio: saber cuál era la historia del pueblo de mi nacimiento. Así, siempre en busca de respuestas, cumplí con la otra decisión: conocer mis orígenes vascos. Esta inquietud me llevó, entre tantas cosas, a la necesidad de saber acerca de la historia del pueblo vasco, que enfrenté igualmente no con una mirada romántica, sino con la bibliografía necesaria, con mapas, fotografías, cursos de capacitación; con nuevas técnicas de investigación, incluso con conocimientos superiores realizados en la Sociedad de Estudios Vascos, donde estudié historia, geografía, antropología, arte, música, literatura, entre otras asignaturas. Me sumergí en esta experiencia de vida con esfuerzo y constancia, pues me exigió el estudio de esas disciplinas y el aprendizaje de recursos de la tecnología moderna para acceder a ellos. Estos nuevos conocimientos afianzaron los realizados en otras oportunidades en donde aprendí, entre tantas cosas, a utilizar fuentes escritas y visuales con nuevas metodologías. Ya con algunos libros publicados en derredor de la temática vasca, había aprendido y escrito, sin saberlo, sobre mi propia historia, la de mis ancestros; investigar y estudiar constituyeron las herramientas 17


fundamentales para hacerlo. Nuevos caminos se abrieron y vislumbré otros horizontes. Fue una reorientación y profesionalización de mi trabajo, que me permitió investigar con mayor certeza y -por qué no decirlo- mayor seguridad acerca de este camino emprendido, al recibir el reconocimiento de algunas publicaciones, o palabras de aliento, a veces dichas al azar, que animan a quienes en solitario trabajamos. En cada tramo del camino fui comprendiendo la importancia de la recuperación del pasado, y a ella dediqué mis afanes, con estudio y perfeccionamiento. Pero esta toma de conciencia de mis raíces vascas no quedó sólo en la lectura de un libro o frente a un mapa. Un día partí sola hacia Euskadi, a conocer la tierra de mis abuelos maternos. Esta decisión no fue tomada de un día para otro; fue preparada con búsquedas de por medio, con consultas a municipios, parroquias, registros civiles e instituciones que me permitieron ubicar a mi familia y encontrarme con ellos. Era lo que me faltaba: encontrar rostros a los que me asemejaba; escuchar la lengua milenaria que no entendía pero resultaba cálida a mis oídos, casi familiar. Recorrer los caseríos donde ellos nacieron; ver las herramientas de labranza conservadas como legados de numerosas generaciones, exhibidas como reliquias en blancas paredes; estar cerca de los símbolos de esta tierra, entre ellos el lauburu, la cruz que identifica este pueblo. Visitar iglesias, cementerios, museos. Conversar sobre las historias familiares conocidas a través de mis relatos. Percibir el asombro no sólo en sus ojos, sino el que me manifestaron por haber viajado desde América a conocerlos, a compartir con ellos parte de sus vidas y contarles la de sus antepasados de una rama familiar de quienes habían perdido todo contacto desde hacía casi un siglo y sólo tenían una vaga referencia, o ninguna. Con fotografías y actas de nacimiento, nombres y parentescos, compartí con ellos la vida rural y urbana, y paso a paso en la cálida compañía de mi familia vasca -Altuna-Echeverría-, recorrí las montañas, observé el verdor de sus valles; admiré sus antiguos monumentos, conocí sus costumbres, su cultura, y volví a sentir la

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misma sensación de posesión que había tenido en el pueblo de mi padre y en mi lugar de nacimiento. Otra vez, podía decir, ya sin dudas: esta tierra también es mía. Caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Así fue y así es en mi experiencia: la historia y la investigación, nacidas en mi vida como una necesidad muy íntima y personal, me condujeron a planos más profundos y formales de estudio, de disciplina y de búsquedas. Así sucedió con las historias de vida escritas con pasión y con minuciosidad, en las que he documentado cada dato aportado por los protagonistas registrando y confrontando fuentes válidas, consultando bibliografía, buscando datos inhallables, valiéndome de recursos técnicos. Y por qué no decirlo, he realizado conmovida ese rescate de la memoria de hombres y mujeres inmigrantes que llegaron a América, en particular al Chaco, por lo que desde ahora, y desde hace mucho tiempo, puedo decir también: esta tierra donde vivo, la de mi marido, hijos y nietos, es también mía. No anduve sola este camino. Tuve a mi lado a la familia que formé y me acompañó en esos tramos; tuve amigos y amigas que me escucharon, tuve muchos libros que orientaron mi camino, profesores presentes aquí, o ausentes, de quienes fui discípula, aun no habiendo sido alumna presencial en sus cátedras, sino por la lectura ávida de sus trabajos. Ellos me enseñaron, de ellos aprendí; no tuve reparos en preguntar y consultar las dudas e inquietudes aparecidas en cada tramo en que avanzaba. Todo fue el resultado de un proceso de cambio muy profundo, de una necesidad personal de conocimiento y perfeccionamiento que me llevó y lleva cada vez más a estudiar o investigar los temas que encaro, los que se me cruzan en la vida, me inquietan o interesan. En muchos espejos me miré y tuve como mentores, como he dicho, a hombres y mujeres que por formación profesional son historiadores e investigadores. Para aprender todo esto me dispuse desde un principio, no sólo a estudiar e indagar, sino a recibir las correcciones necesarias en cada tema que emprendía. No puedo decir que yo también sea historiadora, me parece presuntuoso. Me considero una aprendiz de la vida, en este caso de la 19


historia, que en realidad es la vida de cada uno de los que nos precedieron, sea de los que dejaron grandes huellas, como los que pasaron sin que otros lo advirtieran. Y asĂ­ finalizo estas reflexiones como comencĂŠ: Al andar se hace camino, y al volver la vista atrĂĄs se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante, no hay camino, se hace camino al andar.

Muchas gracias. 17 de abril de 2008.

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El Obispo Cárdenas y los Jesuitas de Asunción según la mirada franciscana María Laura Salinas1 Resumen: A mediados del siglo XVII se produjo en Asunción la expulsión de los Jesuitas de su Colegio. La decisión la tomó el Obispo fray Bernardino de Cárdenas en un proceso que contribuyó al desorden en diversos aspectos en dicha ciudad. Este hecho puso en evidencia la difícil relación existente entre los habitantes de la provincia civil del Paraguay y la naciente provincia jesuítica en este período. Nos interesa en este trabajo ocuparnos de la obra del franciscano Wolfgang Priewasser, denominada El Ilmo. Don fray Bernardino de Cárdenas quien nos ofrece una visión diferente sobre la cuestión a la que ofrecieron los autores jesuitas; por tal razón pretendemos realizar una mirada crítica hacia esta obra para confrontar ambas visiones y rescatar los aportes que se ofrecen para el esclarecimiento de esta coyuntura en el Paraguay colonial Palabras claves: Jesuitas- Paraguay. Siglo XVII

Asunción fue el centro a mediados del siglo XVII, de una serie de conflictos que involucraron a diversos grupos de la sociedad: vecinos encomenderos, jesuitas del Colegio de dicha ciudad y el conocido Obispo franciscano fray Bernardino de Cárdenas; quien había ejecutado la expulsión de los padres de la Compañía de Jesús del colegio de Asunción. Este hecho puso en evidencia la difícil relación existente entre la población civil del Paraguay y la provincia jesuítica en este período.2 1

Doctora en Historia. Investigadora de Conicet. Instituto de Investigaciones Geohistóricas. Conicet. Universidad Nacional del Nordeste. Correo electrónico : mlsalinas@gigared.com 2 Una versión preeliminar de este trabajo se presentó en las I Jornadas Internacionales de Historiografía Regional, llevadas a cabo en la Universidad Nacional de Nordeste. Facultad de Humanidades. Noviembre de 2006. 21


A partir de estos sucesos, la Audiencia de La Plata intervino en 1649 enviando intermediarios con fines específicos de restituir a los Jesuitas sus bienes y Colegio, y pacificar el territorio. La historiografía jesuítica se ha ocupado especialmente de este caso, ofreciéndonos una visión obviamente negativa sobre dicho Obispo. Nos interesa en este trabajo ocuparnos de la obra de Wolfgang Priewasser, denominada El Ilmo. Don fray Bernardino de Cárdenas, de edición relativamente reciente. 3 Este sacerdote franciscano ofrece una visión, a nuestro criterio, diferente hacia el conflictivo Cárdenas que se contrapone con el tratamiento proferido por los autores jesuitas; por tal razón pretendemos ofrecer una mirada crítica hacia esta obra para contraponer ambas visiones y rescatar los aportes que se ofrecen para el esclarecimiento de esta coyuntura en el Paraguay colonial. El Paraguay del siglo XVII Probablemente la época más conflictiva del Paraguay la constituya el siglo XVII, específicamente en su segunda mitad. Los continuos ataques de los portugueses, así como el conflicto religioso por el control de las doctrinas que mencionamos anteriormente, convirtieron al Paraguay en un territorio desordenado y poco pacífico. A estos hechos acompañaron otros, como la rebelión de los indios de Arecayá en la década siguiente (1660) y la última gran invasión portuguesa en 1676, que provocó la despoblación de Villarrica. La gran crisis territorial y demográfica, probablemente encuentre sus inicios en la división de la provincia en 1617, al separarse de Buenos Aires y de las otras tres ciudades del sur, y la primera gran invasión de los bandeirantes de San Pablo, que devastaron el Guayrá y las demás tierras del norte y del nordeste, con destrucción de tres ciudades de españoles y catorce pueblos de guaraníes reducidos. A partir de 1650 se imponen los gobiernos de los oidores de la Audiencia de la ciudad de La Plata: el licenciado Andrés Garabito 3

Wolfgang Priewasser, O.F.M. El Ilmo. Don fray Bernardino de Cárdenas. Asunción, Fondo Nacional de Cultura y las Artes-Academia Paraguaya de la Historia.1999. 22


de León y el Dr. Juan Blázquez de Valverde, sucesivamente comisionados para terminar de pacificar el país y para investigar los cargos contra los Misioneros de la Compañía de Jesús. Después de 1676, el área poblada del Paraguay civil (con exclusión de las reducciones jesuíticas) se reducía sólo a parte de los actuales departamentos Central y de Paraguarí, más el «valle» de Piribebuy y los pueblos de Altos (Atirá y Tobatí y los lejanos Caazapá y Yuty), en tanto que el vecindario errante de Villarica deambulaba, resistiéndose a volver a su abandonado emplazamiento de Curuguaty. La población del Paraguay estaba compuesta por españoles, mestizos, indios reducidos en pueblos bajo el sistema reduccional e indios no reducidos. Existían dos modalidades de poblamiento bien definidas: los españoles con sus indios “originarios”4 , más los pardos (esclavos y libres) habitando en las ciudades por un lado y los indios reducidos en pueblos, sujetos o no a la encomienda a cargo de clérigos seculares y de religiosos por otro.5 El siglo XVII es también de mestizaje, de integración plena del mestizo, que adquirió status de español reconocido por una Real Cédula de 1662; de acción comunera del cabildo de Asunción, convertido en vocero de las aspiraciones colectivas e involucrado directamente a través de sus vecinos en el conflicto entre los padres de la compañía y el mencionado obispo. 4

Originarios se denomina, en Paraguay, a los indios denominados yanaconas en otros territorios como en el Tucumán, por ejemplo, que vivían con sus encomenderos, generalmente cumplen trabajos domésticos, de servicio y asistencia permanente. En algunos casos fueron sacados de sus pueblos y en otros fueron repartidos por lo gobernadores. Esta denominación de originarios también la hemos encontrado en Corrientes y Santa Fe, para la misma época. El trabajo de Gastón Gabriel Doucet. “Notas sobre el Yanaconazgo en el Tucumán” . En: Revista de Investigaciones Jurídicas. México. Año 6.6.1982. pp. 263-300, resulta clarificador para abordar la temática de los yanaconas. 5 Se deben identificar específicamente para mediados del XVII, tres reducciones a cargo de los franciscanos: Itá, Caazapá y Yutí. Otras como Yaguarón, que en sus inicios habían estado a cargo de la orden Seráfica ya habían pasado al clero secular. Rafael E.Velázquez . La población del Paraguay en 1682. Asunción. Centro paraguayo de Estudios Sociológicos. 1972. pp. 4 23


En el aspecto relacionado con la cuestión indígena y sus formas de sometimiento, puede afirmarse que el siglo XVII, es el siglo de la encomienda. En este tiempo se consolidó el sistema y se convirtió en la base de la economía paraguaya. El indígena fue fundamental en el proceso de extracción y laboreo de la yerba mate (extraída de las selvas del nordeste) en su conducción por tierra y por agua hasta Asunción, y en su exportación, en balsas y barcas, a las ciudades del Río de la Plata. Esta situación trajo aparejado el problema del control y explotación de la mano de obra indígena, que a nuestro entender, se constituye en la temática central del conflictivo proceso entre Cárdenas y los Jesuitas. En 1662, había en la provincia 25 pueblos de indios, a los que les correspondían 23 curatos o doctrinas. Nueve de éstos, con un total de once pueblos, se hallaban a cargo de clérigos; tres de franciscanos y once de jesuitas. En 1680, varias de estas comunidades habían desaparecido, por la acción de los bandeirantes y de los indígenas chaqueños, por lo que el área de dispersión de las mismas se había reducido notablemente. Fray Bernardino de Cárdenas y el Obispado de Paraguay Antes de ingresar en la obra de Wolfgang Priewasser, debemos tener en cuenta algunos detalles biográficos de la figura principal de este libro: Fray Bernardino de Cárdenas. Pretendemos también ofrecer un panorama general acerca de los hechos más significativos que fueron parte del conflicto, que son tratados en las fuentes principales que recogieron estos hechos y han sido interpretadas desde diversas perspectivas por los historiadores que se han ocupado de la cuestión. Algunos cronistas indican a Chuquiabo, (antigua denominación de la ciudad de La Paz, Bolivia) como lugar de su nacimiento, pero ninguno menciona la fecha.6 Al parecer, a los dieciocho años ingresó 6

Queda como única fuente conocida la inscripción de un cuadro que se halla actualmente sobre la portada del “Salón General” del antiguo convento de San Juan de Letrán del Cuzco. Estos lienzos fueron renovados en 1708 y es probable que allí se introdujeran 24


al noviciado del convento Franciscano de Jesús en Lima, perteneciente a la provincia de los XII Apóstoles, recibiendo la unción sacerdotal en 1602-1603. Entre 1614 y 1634 se desempeñó como Guardián del Convento de la Observancia en Chuquisaca, cargo que tuvo hasta 1634 aproximadamente, cuando se trasladó a Cochabamba. De su primera etapa de sacerdote, (aproximadamente en 1622) es interesante destacar su expedición con fines de evangelización al territorio de los Chunchos, que se concretó sin los éxitos esperados.7 Con respecto al obispado paraguayo, tema central que nos interesa en este trabajo, en el año 1638, aparentemente, Fray Bernardino de Cárdenas recibió la primera cédula de Felipe IV con fecha 21 de febrero en la que le comunicó su elección para dicho Obispado8 Con fecha 27 de febrero de 1638 se despachó una cédula para el cabildo de Asunción y en ella decía su majestad al cabildo eclesiástico, refiriéndose a Fray Cárdenas: ... “sus bulas se despacharán y enviarán con toda brevedad posible para que pueda ejercer su oficio modificaciones sobre la fecha de nacimiento de Cárdenas. Se consigna en los mismos que dicho Obispo murió el 24 de Octubre de 1668 a los 105 años, habiendo nacido el 19 de mayo de 1562. Wolfgang Priewasser, op. cit, p. 37 7 Quien inició la tarea de evangelización entre estos grupos indígenas fue el Padre Gregorio Bolívar, que realizó los primeros contactos con los Lecos y Chunchos. Este último intentó persuadir a Cárdenas de la expedición, por los escasos resultados que él mismo había obtenido, pero fue inútil. Antolín Abad. “Las misiones de Apolobamba. Bolivia”. Actas del III Congreso Internacional sobre los franciscanos en el Nuevos Mundo. Siglo XVII. La Rábida. 18-23 de septiembre de 1989.p.1003 8 Wolfgang Priewasser; op. cit. pp 75-76. Este autor en general presenta documentos que fueron publicados en “Colección general de documentos...tocante al Ilmo. D. Fray Bernardino de Cárdenas desde 1644 a 1660”. Madrid, Imprenta de la Gazeta, 1768 II tomos. El segundo tomo, contiene los tres “Discursos jurídicos”, del Lic. Alonso Carrillo, abogado de los Reales Consejos. Esta obra impresa y traducida en italiano en tiempo de Cárdenas, fue compuesta a instancia de Fray Juan de S. Diego Villalón, procurador y amigo de Cárdenas. 25


pastoral...Os encargo...que lo recibáis y lo dejéis gobernar y administrar las cosas de su Obispado y le deis poder...entre tanto que se despachen y envíen las dichas bulas...”9 Estos documentos por diversas razones tardaron en llegar a destino, con fecha 20 de Marzo de 1640 anunció Fray Bernardino al Cabildo de la Catedral de Asunción, la comunicación real, rogando se hiciese una rogativa pública por su persona10 . Los problemas del Obispo Cárdenas supuestamente comenzaban a solucionarse en enero de 1642, fecha en que pasó por Santa Fe, para luego instalarse en Paraguay, donde ingresó como Gobernador legítimo de la diócesis. 11 En Junio de 1642 llegaron desde Potosí las Bulas de confirmación otorgadas por Urbano VIII el 28 de Agosto de 1640.

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Wolfgang Priewasser, p. 77 Los motivos de la tardanza de la Santa Sede fueron, al parecer las discordias que existían entre Felipe IV y Urbano VIII, quien ayudaba por entonces a las tropas francesas que luchaban con las españolas en Italia. El designado Obispo mientras tanto permanecía en Potosí, en 1641 viajó a Salta con el fin de trasladarse definitivamente al Paraguay. En esta ciudad expuso su situación a los PP Jesuitas, mostrándole las cartas recibidas. La pregunta era si podía consagrarse Obispo aún sin Bulas Pontificias. Sin encontrar soluciones a su problema, Cárdenas pasó a Santiago del Estero donde recibió una segunda cédula de Felipe IV, con fecha 14 de Julio de 1638. En ella, le daba el rey el tratamiento de Obispo efectivo “de mi consejo”, le da encargos como si fuese ya Obispo confirmado por el Papa, y como si tuviera tal poder pero sin indicar el nombre del dignatario. 11 Fray de Bernardino de Cárdenas había realizado consultas a los Jesuitas en el Tucumán sobre la posibilidad de hacerse cargo del Obispado sin las Bulas papales, éstos habían recomendado no aceptar el cargo hasta tanto no se recibieran los papeles pertinentes. Cartas Anuas de la Provincia del Paraguay de la Compañía de Jesús para el R.P. Vicente Carrafa, de la misma Compañía. Por el P. Juan Bautista Ferrufino, Prepósito Provincial del Paraguay, acerca de los hechos ocurridos en los años 1647, 1648 y 1649. Documento de Geohistoria Regional Nº14. Instituto de Investigaciones Geohistóricas. Conicet. pp 134-135. Dicha consulta a los jesuitas aparece también en la obra de Priewasser. 10

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Sin embargo allí recién empezaba a desarrollarse la etapa conflictiva del controvertido ministro de la iglesia. La expulsión de los Jesuitas Desde la llegada del Obispo Cárdenas al Paraguay todos lo obedecían sin oponer escrúpulos a su consagración y al principio se generó una muy buena relación con los padres de la Compañía de Jesús. El ambiente de cordialidad se mantuvo hasta que ocurrieron algunos sucesos que dieron inicio a una etapa de conflictos y desorden. Un primer incidente se generó con el gobernador Gregorio de Hinestrosa. Mientras el Obispo realizaba la visita pastoral a la diócesis, el mandatario mandó a apresar con destierro a Santa Fe, al sobrino del sacerdote: el padre Pedro de Cárdenas y Mendoza, a quien se lo acusaba de prevalecerse del parentesco del Obispo y de algunas dudosas aventuras. La respuesta del Obispo a estas acciones fue la excomunión para quienes habían participado de estos hechos, por haber violado la inmunidad eclesiástica y actuado violentamente con un sacerdote. Paralelamente a estos hechos surgieron también algunas divergencias con los jesuitas a partir del interés del Obispo de visitar las reducciones a cargo de esta Orden.12 Cárdenas logró visitar las reducciones a cargo de los franciscanos Caazapá, Yuti y más tarde el pueblo de San Ignacio Guazú a cargo de los jesuitas, pero abandonó el recorrido al enterarse de los sucesos de su sobrino. Los hechos descriptos de esta manera, revelan un problema de fondo que refleja la difícil relación entre autoridades eclesiásticas y jesuitas por la superposición de privilegios pontificios concedidos a 12

El cabildo le encomendó que en su visita a las reducciones jesuíticas realizase una tasa de los indios tributarios para ubicar a los indios encomendados con los habitantes de Villarrica trasladados del Guayrá a la provincia del Paraná. Mercedes Avellaneda. “Poder y conflictos religiosos por el control de las reducciones en el Paraguay Colonial”. Memoria Americana 6. Cuadernos de Etnohistoria. Buenos Aires, Instituto de Ciencias Antropológicas. Facultad de Filosofía y Letras. UBA. p. 150 27


la Compañía, que se superponían con el Patronato Regio y le permitía mantenerse al margen de la iglesia diocesana. También en este marco se incluyen los encomenderos de Asunción, interesados en la utilización de la mano de obra de las reducciones, ya que muchos habían sido perjudicados por las invasiones del Guayrá y del Itatín, en las cuales habían perdido a muchos de sus mitayos. De esta manera confluyen una serie de actores que comenzarán a tejer un entramado de alianzas en función de sus necesidades e intereses: encomenderos, Obispo, cabildo, gobernador y jesuitas conformarán este espacio de conflicto en el escenario político y económico paraguayo. Los episodios referidos determinaron que el gobernador Hinestrosa dispusiera la expulsión del Obispo del Paraguay, aduciendo las irregularidades cometidas en la consagración.13 El prelado se dirigió a Corrientes a partir de 1644, donde se refugió en el convento Franciscano. La Audiencia ordenó que volviera en 1646. Como se evidencia el destierro y la excomunión son armas políticas excepcionales utilizadas con frecuencia para gobernar. Ambas revelan la superposición de poder existente por medio de la cual la corona ejercía un doble poder sobre sus posesiones.14 En 1649, el panorama político había cambiado, a partir de la muerte del gobernador Diego de Escobar, quien había sucedido en el cargo a Hinestrosa, Asunción quedó sin gobernantes y el pueblo junto con los representantes del Cabildo hicieron uso de un privilegio concedido en épocas de Carlos V en 1537, que indicaba que en caso de muerte o ausencia del gobernador se podía elegir uno en forma interina. El maestre de campo Juan de Vallejo Villasanti alcalde de primer voto propuso a Cárdenas, hecho que fue aceptado por el Obispo y acompañado por 300 firmas.15 Dicho nombramiento se transformó 13

El gobernador declaró vacante la sede episcopal y nombró a la cabeza del cabildo eclesiástico un nuevo provisor y vicario general. Como respuesta a este acto Cárdenas publicó un edicto en el cual acusaba a los Jesuitas de ser responsables de todos los sucesos acontecidos, además de declararlos excomulgados. 14 Mercedes Avellaneda, op. cit. p. 150 15 La referencia a las 300 firmas se indica en la obra de Priewasser, p.220 28


en el más importante episodio del movimiento comunero en el siglo XVII. 16 El gobierno del Obispo se desarrolló sin inconvenientes hasta que comenzó a tomar algunas decisiones que provocaron consecuencias que alteraron el orden en el territorio. Junto con los alcaldes ordinarios y regidores del cabildo como el teniente Diego de Yegros, el mencionado Juan de Vallejo Villasanti y Melchor Casco de Mendoza, entre otros, iniciaron una administración dispuesta a disentir con los Jesuitas que terminó con decisiones extremas como la expulsión de esta orden de todo el territorio paraguayo. En marzo de 1649, el Obispo Cárdenas ordenó al P. Rector del Colegio de San Ignacio que en cuatro días deberían abandonar la casa. La elección de Cárdenas fue desautorizada por la Audiencia y el Virrey, quien ordenó que el oidor Andrés Garabito de León fuese al Paraguay para lograr hacer comparecer al Obispo ante la Audiencia. Éste último, por encontrarse enfermo, solicitó al presidente de la Audiencia de La Plata el nombramiento de gobernador interino y delegado suyo a Sebastián de León, vecino y encomendero de dicha provincia quien reclutó unos 700 soldados guaraníes de las reducciones jesuíticas y con ellos se presentó en Asunción. El obispo se refugió en la catedral con sus seguidores. La ciudad se entregó, pero al obispo tuvieron que detenerlo por la fuerza. Tras una breve lucha con las tropas del prelado, la ciudad fue pacificada. A Cárdenas se lo expulsó por el peligro que seguía representando para la tranquilidad del país.17 Al término de la revuelta se embarcó a Cárdenas en una balsa rumbo a Santa Fe, en 1649. El Padre Antonio Ruiz de Montoya, procurador del Colegio de San Ignacio de Asunción en Lima presentó un memorial al Virrey Conde de Salvatierra que decía: 16

Archivo Nacional de Asunción. Copia de las Actas Capitulares., Año 1650, p. 49. En adelante ANA 17 José Luis Mora Mérida. Historia Social del Paraguay 1600-1650. Sevilla Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Escuela de Estudios Hispanoamericanos de Sevilla, 1973-pp. 264–265. Magnus Mörner. Actividades políticas y económicas de los jesuitas en el Río de la Plata. Buenos Aires, Paidós, 1968. 29


“...que en la provincia del Paraguay se había hecho elegir Cárdenas para echar y expulsar todos los religiosos de su orden de aquellas provincias y que haría lo propio en el distrito de las reducciones para lo cual convenía que pusiera el virrey el remedio necesario” En Marzo de 1649 los Jesuitas finalmente abandonaron el Colegio de Asunción, fundado en 1595 por el Padre Juan Romero. El Obispo Cárdenas tomó algunas medidas al respecto: .. “aplicó sus haciendas a diferentes, como fueron los competentes y demás cosas del servicio del culto divino, a la Iglesia Catedral, la casa del Colegio a un hospital, un seminario y un recogimiento de doncellas, los demás bienes los dividió entre la Caja Real y estas fundaciones para su conservación.”18 Los religiosos se refugiaron en la chacra de Manuel de Cabral cerca de Corrientes. Los expulsados mandaron a su procurador Juan Antonio Manquiano para consultar con los padres de ese colegio si les parecía justo reunir otra vez contra el obispo los indios del Paraná19 . Mientras tanto se había hecho cargo Garabito de León del gobierno en forma interina.... “se determinó...fuese luego el dicho oidor el que sacase de allá al Obispo haciéndole comparecer”.20 18

Wolfgang Priewasser, op. cit. p. 230 Pablo Pastells. Historia de la Compañía de Jesús en la provincia del Paraguay (Argentina, Paraguay, Uruguay, Perú, Bolivia y Brasil, según los documentos originales del Archivo General de Indias) Madrid, Librería General de Victorino Suárez. 1915. T.II. p.236. 20 Comisión del virrey al oidor Don Andrés de León y Garabito al Paraguay. Lima, 30 de Junio de 1649.Catálogo del Archivo Nacional de Sucre, N ° 1602 en W. Priewasser, op. cit. p. 632. Las bandeiras fueron la causa indirecta de la formación de fácil acceso, estuvieron indefensas hasta que consiguieron en los años 40 del siglo XVII el importante privilegio de poder usar armas de fuego y organizar 19

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Este aviso fue publicado por el virrey al saber que había fracasado la comisión de Sebastián de León de intentar la comparecencia del Obispo. El “regreso a la calma” en el Paraguay El Obispo Cárdenas presentó un memorial al Consejo de Indias a través de su apoderado y sobrino, Fray Pedro de Cárdenas, en el cual expresaba que había presentado otras cartas y peticiones al Consejo donde constaban los agravios y vejaciones que había recibido su persona y expresaba cuáles eran los motivos del conflicto con los padres de la Compañía. Señalaba entre otros aspectos, que por querer visitar las reducciones jesuíticas, los padres aunados al Gobernador Gregorio de Hinestrosa impidieron con fuerza de armas y pusieron manos violentas sobre su persona. Además mencionaba que los capitulares de su Iglesia se habían alzado, persuadidos por el gobernador y los padres. Hizo alusión también a que los jesuitas tenían una pesquería de oro que entablaron en el río Uruguay y que en la misma tenían ocupados unos 3000 indios.21 A este Memorial que se entregó al Consejo de Indias, corresponde otro entregado directamente a la Compañía de Jesús del Paraguay en la cual se explicaban los motivos de la expulsión: se los acusaba de ser infieles a Dios y rebeldes a su Majestad, usurpadores de su Real Hacienda y tiranos de aquellas provincias. milicias guaraníes. Esto convirtió a los guaraníes de las misiones en la mayor fuerza militar de la zona. La Corona contó con esta fuerza, siempre leal al Rey, en los conflictos locales, insurrecciones e invasiones, y los guaraníes de las misiones llegaron a ser así un elemento decisivo en la política regional. 21

Memorial presentado a S. M en el Consejo de Indias por Fray Pedro de Cárdenas, apoderado de Fray Bernardino de Cárdenas, Obispo del Paraguay y electo de Popayán. En: Pablo Pastells, op. cit. T.II. p.238. Garabito de León al hacerse cargo del conflicto dictó un auto para que algunos vecinos que acusaban a los Jesuitas de tener estas minas salgan a descubrirlas en el término de veinte días personalmente, ofreciéndoles toda la asistencia y ayuda necesaria, sin perdonar costo, trabajo ni diligencia. Auto proveído por el Lic. Andrés Garabito de León visitador general del distrito de la Real Audiencia de La Plata. En: Pablo Pastells, op. cit. T.II. p. 245 31


El Licenciado Andrés Garabito de León al llegar a Asunción comenzó a intervenir en el problema intentando desentrañar y solucionar la cuestión. Si bien este funcionario no había salido airoso como mediador en situaciones conflictivas anteriores22 , se enfrentaba nuevamente a la posibilidad de interceder y definir, en este caso, los problemas del Paraguay. Algunos autores lo describen como una personalidad destacable, eficiente en el trámite jurídico y administrativo, dueño de sus modales hasta en las ocasiones más apretadas, apegado a los libros y a la pluma, afecto a la gente de Iglesia, especialmente con la Compañía de Jesús.23 Una vez que intervino en el problema envió un documento dirigido a la corona describiendo el panorama con el que se encontró y las características de su intervención. En primer lugar, que la provincia se estaba ordenando a partir de su accionar aunque los vecinos en gran parte estaban involucrados apoyando al Obispo en contra de los padres de la Compañía. Expresaba Garabito que el Obispo realizaba dos misas en el día y el tema ordinario era despertar la “adversión” contra los jesuitas, principal causa de las miserias a las que la población estaba reducida por la falta de servicios de los indios que estaban en las reducciones trabajando para los padres.24 Informaba además, que los pobladores habían quedado envueltos en cabildos, juntas e informes con el fin de ayudar a Cárdenas por lo que debió tomar una serie de medidas al respecto. Trajo de Santa Fe al padre provincial de San Francisco y desde 22

Andrés Garabito de León había participado en un incidente en Buenos Aires con el gobernador Pedro Dávila Enríquez, después de haber sido enviado para realizar el juicio de residencia al gobernador saliente Francisco de Céspedes. Ver: Ruth Tiscornia. La política económica rioplatense de mediados del siglo XVIII. Buenos Aires, ediciones Culturales Argentinas.1983 23 Juan Pérez de Tuduela y Bueso. “Sobre el Buenos Aires marginado del siglo XVII. El visitador Andrés de León Garabito y su memorial discursivo”. En: VI Congreso Internacional de Historia de América. Academia Nacional de la Historia. 13 al 18 de Octubre de 1980. Tomo IV. Bs. As. 1982. p.158 24 Archivo General de Indias. A.G.I. Audiencia de Charcas. Cartas y Expedientes de personas seculares del distrito. 1629-1699. Acusación del Visitador Andrés de León y Garabito contra el Obispo Cárdenas. 32


Corrientes al de la Compañía. Mencionaba también que estaba logrando poco a poco la pacificación de la provincia, “comenzando a restituir el culto y veneración a la frecuencia de los sacramentos con quedar los dichos religiosos en su colegio y procurando asentar la paz”25 Solicitaba además en este documento que se verifique en la curia romana sobre la consagración del Obispo Cárdenas, por haberla recibido sin bulas y por haber entrado en posesión de la Iglesia y obispado sin ellas, hechos que provocaron grandes dificultades para el Paraguay. Garabito actuó también en el proceso de ordenamiento que llevó a cabo contra los regidores y alcaldes del cabildo que contribuyeron a la expulsión con instrucciones, poderes, informes. Entre los nombres más comprometidos estaban el Teniente Diego de Yegros, Melchor Casco de Mendoza, Juan de Vallejo Villasanti, Cristóbal Ramírez Fuenleal. En primer lugar declaró nulas e ilícitas todas las juntas que con nombre de cabildos se hicieron entre los años 1648-1649, asimismo los poderes e instrucciones por falta de autoridad legítima por no tenerla los pueblos y ciudades, ni los ayuntamientos que las representaban, para despedir ni menos para expulsar ninguna de las religiones mendicantes. Manifestaba también la injusticia de las causas y motivos, la falta de razón y fundamento para la realización del auto de expulsión y sobre todo la falta de obediencia a las reales provisiones de la Audiencia de La Plata, que exigían la presencia del Obispo ante el cuerpo colegiado. Estableció que todos los escritos emanados en ese período se quiten de los libros, se rompan y se echen al fuego.26 Condenó también a los alcaldes y regidores mencionados a privación perpetua de oficios de justicia y otros públicos y en 300 pesos de plata acuñada a cada uno.27 25

Ibídem. Todos los papeles de este período no fueron destruidos, se conservan las actas capitulares que reflejan algunas de las sesiones en las que se manifiesta el problema. A.N.A Copia de las Actas Capitulares de Asunción. Carpetas 6 y 7, años 16401650. 27 Condenó a Diego Yegros, teniente, a Melchor Casco de Mendoza y Juan Vallejo, 26

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Por último exigió al Obispo que compareciera ante la Audiencia, por lo que el prelado emprendió inmediatamente su viaje a Charcas. Después de lograr el “ordenamiento” del Paraguay el gobernador interino se dedicó a realizar la visita a las reducciones y pueblos de indios de Paraguay y Río de la Plata (Corrientes y Santa Fe). Una visita de características particulares por los detallados informes que resultaron de su recorrido y el control que realizó en cuanto a la aplicación de la legislación en las encomiendas.28 Gobernó hasta 1653 en que lo sucedió Cristóbal de Garay y Saavedra. La obra de Wolfgang Priewasser: El Ilmo. Fray Don Bernardino de Cárdenas Hasta aquí intentamos hacer una presentación de los principales hechos que formaron parte del tumultuoso período, que como se puede apreciar, no son pocos y en determinados momentos reflejan una abrumadora secuencia de acontecimientos. Queremos alcaldes que fueron del año 48, a Juan Vallejo de Villasanti el viejo, a Cristóbal Ramírez de Fuenleal del año 49, en privación perpetua de oficios de justicia y otros públicos y en 300 pesos de plata acuñada cada uno. También condenó a Juan Vallejo Villasanti, el mozo, Cristóbal Ramírez Fuenleal, por la culpa que en particular resultó en no haber impedido la expulsión y daños que recibieron los religiosos, en 100 pesos de plata acuñada cada uno. Luis de Céspedes Xeria, Joseph de Encinas, Andrés Benítez, García Venegas de Guzmán, Pedro Antonio de Aquino, Melchor de Pucheta regidores del año 48 y a Diego Hernández, Diego de Jiménez, Juan Riquel, Francisco de Aquino, Tomás de Ayala, Juan de Cáceres, García Paredes, que lo fueron el año de 49, en cuatro años de suspensión de oficios públicos y de justicia, y en 200 pesos de plata acuñada a cada uno. No condenó a Diego de Yegros, habiendo sido regidor ese año y Manuel de Villalobos por haber mostrado dolor y reconocimiento de haber firmado el cabildo y los demás instrumentos, los condenó a 50 pesos de plata y un año de suspensión de oficios públicos. Sentencia del Lic. Andrés Garabito de León. 24 de diciembre de 1650. La Asunción. Colección de documentos: Wolfgang Priewasser; op.cit. pp. 637-638 28 Los detallados informes a los que hacemos referencia se encuentran en el Archivo Histórico de Sucre. Serie Expedientes Coloniales. 1653.7.1650.11. 1653.16, 1653.11, entre otros. 34


centrarnos ahora en algunos detalles de una obra de reciente edición, que intenta reconstruir la vida del Obispo desde una perspectiva novedosa, en contraposición obviamente a la historiografía jesuita, que fue la que en mayor medida abordó la temática.29 Los historiadores franciscanos se han preocupado de recoger especialmente fuentes que se refieren a la presencia de Cárdenas en Paraguay, así como la etapa de su vida en que se abocó a la tarea evangelizadora con los grupos indígenas30 , pero no se había publicado hasta el momento una obra como la que trataremos aquí, que pretende abordar la vida del obispo en su totalidad, con el agregado de una interesante recopilación documental, en un anexo, producto de la 29

Indudablemente el tema de la expulsión de los Jesuitas de su colegio de Asunción fue de interés para los jesuitas abocados a la tarea de historiadores, es el caso de Charlevoix, F. J; Historia del Paraguay, Madrid, o vol, 1908-19 el P. Pastells, quien recopiló documentos específicos del Archivo de Indias, Astrain Antonio. Jesuitas, guaraníes y encomenderos, Asunción, CEPAG, 1995 Bruno, Cayetano, Historia de la Iglesia en la Argentina, Rosario, Ed. Didascalia, 12 vol, también en su conocida obra recoge el problema. Son muy interesantes también los datos que nos ofrecen sobre este tema las Cartas Anuas de la provincia Jesuítica del Paraguay, redactadas por el padre Juan Bautista Ferrufino durante el bienio 1645-1646 y el trienio 1647-164, que describen en detalle las vivencias de los padres del Colegio de Asunción con el Obispo, por supuesto desde la óptica jesuítica Más allá de que es un tema significativo, pocos historiadores contemporáneos han abordado esta cuestión, existe siempre un tratamiento generalizado en obras como la de José Luis Mora Mérida en su Historia Social del Paraguay y recientemente el artículo de Mercedes Avellaneda citado anteriormente. 30 Diego de Córdova Salinas. Crónica de la provincia de los XII Apóstoles, Lima 1651; Mendoza, D; Crónica de la Provincia de San Antonio de los Charcas del Orden N.P.S Franciscanos , Madrid, 1665. Gual P; OFM, Cuestión canónica entre el Ilmo. Sr. Obispo del Paraguay y los RRPP. Jesuitas, Lima 1879. En cuanto a Historiadores contemporáneos. Rafael De la Mota Murillo.“Contenido Franciscano de los libros de Registro del Archivo General de Indias. 1551-1560. En. III Congreso Internacional sobre los Franciscanos en el Nuevo Mundo. Siglo XVII. La Rábida, Deimos, 1989. pp 1-181. En las mismas actas: Hermenegildo Zamora, “Contenido Franciscano de los libros de Registro del Archivo General de Indias. 1651-1700.” pp. 182-322. Purificación Gato “El Informe del Padre Gregorio Bolívar a la Congregación de la Propaganda Fide de 1623”. pp. 494-548. Lino Gómez Canedo, “Misiones franciscanas en el siglo XVII. ¿Decadencia o nuevos rumbos? pp. 550553. Antolín Abad, op. cit 35


búsqueda realizada por el autor durante toda su vida que ofrece la posibilidad de comprobar la importancia indiscutible de este personaje para el Paraguay del siglo XVII. La obra fue publicada en 1999, a partir del interés de la Academia paraguaya de la Historia, el FONDEC (Fondo Nacional de la Cultura y las Artes) y las gestiones de Fray José Luis Salas OFM 31 , quien tiene a su cargo la presentación del libro además de ofrecer una biografía del Padre Priewasser 32 El texto que se publicó contiene una introducción de Fr. Luis M. Oefener, OFM, quien conoció al Padre Wolfgang y se ocupó de recoger los papeles y documentos que pertenecieron a dicho franciscano, con quien tuvo la oportunidad de conversar en sus últimos años acerca de la figura del Obispo.33 En lo que refiere al contenido del texto, se inicia con un prólogo del autor y el mismo está estructurado en XVII capítulos, que pretenden abordar vida y obra del prelado. Los cinco primeros capítulos están dedicados a rescatar los detalles de la vida de Cárdenas desde su 31

Fray José Luis Salas fue designado Académico de la Historia del Paraguay en 1998 y Académico correspondiente en la Real Academia de la Historia en el 2000. Su labor de investigación se ha ceñido a la primera evangelización franciscana en el Paraguay y a sus hombres más significativos: Fray Luis Bolaños, Fray Hernando Trejo y Sanabria, Fray Martín Ignacio de Loyola, Fray Bernardino de Cárdenas. 32 El Padre Priewasser era natural de Baviera y había nacido el 9 de noviembre de 1861. Ingresó al noviciado franciscano de Salzburgo en 1879 y fue ordenado sacerdote en 1884. Fue invitado por el Padre José Cardús a hacerse miembro de un colegio de Propaganda FIDE en América Meridional, el colegio misionero de Tarata (Bolivia). Desde 1894 se instaló en la región boliviana, en la cual transcurrió toda su vida, muriendo a edad bastante avanzada en 1894; sin poder publicar los textos que había redactado en base a su investigación sobre la vida del Obispo Cárdenas. 33 Fray Oefener reconoce en esta introducción que en conversaciones con Priewasser, éste le había manifestado que había reunido cantidad de material sobre el Obispo para publicar una biografía del “ilustre franciscano”, pero que quedaban muchos vacíos en la cantidad de años que vivió y que había “varias cosas en las que el Obispo no salía bien librado, aunque casi todas admitían excusa razonable y que los jesuitas del Paraguay y Tucumán no quedaban en buen terreno en dicha lucha. Wolfgang Priewwasser, op. cit, pp.28 36


nacimiento, pasando por su ordenación y sus acciones como evangelizador. Desde sus inicios la obra trata de mostrarnos un personaje lleno de cualidades, describiendo una niñez virtuosa y el apego de su familia a la orden franciscana.34 Se describen luego en detalle sus expediciones tendientes a evangelizar a Lecos y Chunchos, como ya lo adelantáramos, sin grandes éxitos. No obstante el autor se detiene en mencionar el interés del sacerdote por la tarea de convertir a “aquellos bárbaros”. Se destacan también las relaciones del fraile con personajes importantes que quedaban admirados de sus virtudes, es el caso de Juan de Solórzano y Pereira, a quien se presenta como su amigo.35 El libro nos muestra desde estos primeros capítulos un personaje que no pasa desapercibido en el universo eclesiástico descripto, con dotes de intermediario en conflictos y rebeliones difíciles de solucionar, valorizando su firmeza de carácter y sus repentinas resoluciones en algunos casos, aunque no siempre prudentes, según textuales palabras del cronista franciscano. 36 Menciona el autor: “Bernardino era muy respetado y amado tanto por los españoles como por los indios.37 Es interesante destacar que Priewasser desde los comienzos de su relato hace referencia a las fuentes y a los autores que han tratado la temática del Obispo, haciendo una clasificación que incluye obras que denomina como “favorables” y “en contra” del personaje. Entre las primeras ubica a la historiografía franciscana y algunos documentos publicados por la corona, luego de la expulsión de 1767.38 Dentro de las últimas ubica a la historiografía jesuítica, aunque no desmerece los aportes realizados, la documentación, ni algunos datos 34

Ibídem pp. 40 Ibídem pp.50 36 En el Capítulo III se describe una rebelión de los indios del pueblo de Songo, al mando del cacique Daniel Huanaiquile, y la intersección de Cárdenas en dicho suceso que terminó con una solución favorable. Ibídem pp.53-62 37 Ibídem. pp. 55 38 Colección general de documentos tocantes al Ilmo. Don Fray Bernardino de Cárdenas, desde 1644-1660. Madrid, Imprenta de la Gazeta, 1768, II. Tomos 35

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que en ellas se presentan, muestra de ello es la cita permanente durante el avance de los capítulos de dichas obras.39 El conflicto de Paraguay, según el cronista A partir del Capítulo V se comienza a relatar el proceso del Obispado de Paraguay, desde la carta de Felipe IV que nombra Obispo a Cárdenas, pasando por sus consultas a la diócesis del Tucumán, descripciones del estado religioso y político del Paraguay hasta llegar al punto más importante referido a la “célebre causa de la consagración de Mons. Cárdenas” en el capítulo IX. A nuestro entender el centro de interés temático del libro es la presencia del Obispo en Paraguay, a partir de ello identificamos tres partes importantes en el tratamiento que se hace del asunto: a) El arribo del Obispo a Paraguay b) Su estadía en dicho territorio c) Los sucesos acaecidos después de la experiencia paraguaya. Intentaremos, entonces, concentrarnos en estas tres partes y en los problemas que se fueron sucediendo tratando de ofrecer la visión de Priwasser y el abordaje que sobre las mismas cuestiones se hace desde otros autores y documentos. a) El arribo del Obispo a Paraguay El tratamiento que se hace del problema central ofrece un panorama parcial que favorece en todo momento a las acciones de fray Bernardino, mencionando por ejemplo que se aspira a “comprender mejor el alcance de las injusticias cometidas con el Ilmo. Cárdenas”, si bien se aclara que esta posición no pretende “atacar a la antigua compañía de los RR.PP. Jesuitas, reconociendo que las faltas de algunos padres no deben involucrar a toda la orden que considera sana y virtuosa en muchos aspectos.40 39

Por ejemplo recurre permanentemente a la obra de Charlevoix, más allá de que hace alusión a las inexactitudes que ofrece la misma y la considera “la obra más temible para poder salir airoso en la defensa de Mons. Cárdenas. Wolfgang Priewasser, op. cit. pp 35. 40 Wolfgang Priewasser. op. cit. pp. 131. 38


En esta primera parte identificada, el autor trata de explayarse en pruebas que intentan demostrar la validez de la consagración como Obispo, a pesar de las faltas de pluralidad de ministros (Obispos) y de las Bulas pontificias, según sus propias palabras. Menciona que la consulta fue realizada a más de 60 catedráticos y doctores de las Universidades de España, las de Alcalá, Salamanca, Valladolid y Sevilla, y los maestros teólogos y canonistas de todas las órdenes religiosas de la misma España: dominicos, agustinos, carmelitas, mercedarios, clérigos menores y diez lectores jubilados franciscanos, fueron consultados sobre su parecer respecto de la validez de la consagración del P. Cárdenas todos libres y espontáneamente contestaron: es válida41 Sobre esta cuestión en las cartas Anuas del período, el padre Ferrufino menciona: “Ya que no quiso esperar más, buscó con todas las fuerzas de su ingenio, una razón que le permitiese invertir el orden común, interpretando la mente del Papa por las grandes distancias. Por este motivo consultó a nuestra Universidad de Córdoba del Tucumán sobre esta cuestión, y se le contestó por una memoria docta y prudente (como ha sido contestado lo mismo por parte de varones muy doctos en el Perú y España) que según la opinión de los canonistas de probada autoridad, los decretos pontificios y la costumbre de la Iglesia Católica, de ninguna manera se podía proceder como él pretendía”42 Se describe, también, la vida austera del prelado una vez instalado en Asunción, destacando su humildad, por ejemplo, al 41 42

Par ello cita la colección de documentos. p. 131-234. Ibíd., pp. 138 Cartas Anuas de la Provincia Jesuítica del Paraguay. 1645-1646-1647-1649 . Realizadas por el Padre Ferrufino. ob.cit. f. 26v. 39


rechazar la posibilidad de vivir en la casa episcopal, eligiendo alojarse en una habitación sencilla adjunta a la iglesia. Su preocupación por los pobres, los llevó a dar una misa temprano, casi al amanecer, para la gente que no tenía vestido para presentarse de día.43 Es interesante contraponer los hechos que se registran como objetivos, por ejemplo la circunstancia de dar dos misas diarias desde la postura de este cronista, la de los jesuitas y de los funcionarios encargados de solucionar el problema de Paraguay, enviados desde la Audiencia. Mientras el primero menciona que lo hace con fines de favorecer a los pobres que no tenían vestido, las cartas anuas por ejemplo mencionan que se hacían para difamar a los jesuitas y el oidor Garabito de León coincide con la postura jesuítica cuando menciona en un informe que las dos misas tenían por fin despertar la “adversión” contra los jesuitas El autor trata de trasmitirnos una vida ejemplar, cargada de virtudes como la caridad, el amor hacia sus feligreses sin distinciones, asistencia permanente a los humildes, jóvenes, ancianos. Inclinación hacia los libros, la escritura, en fin, una vida virtuosa, que cautivó a los asunceños desde el primer momento.44 b) Su estadía en Paraguay Entre los capítulos IX y XVI se describe el problema del obispado, las disensiones permanentes con el gobernador Hinestrosa y con los jesuitas, con detalles específicos de algunos acontecimientos. Uno de los capítulos más interesantes y extensos es el X, en el cual se explaya sobre la visita canónica interrumpida y el primer destierro de Cárdenas a Corrientes. Este capítulo es el único de los presentados en el cual el autor no acude a citas bibliográficas o documentales para confrontar los datos que ofrece sobre la temática, aunque hace referencias permanentes a los clásicos jesuitas como Charlevoix, para reflejar el pensamiento de la compañía sobre estos temas. 43

Cartas Anuas, ob cit. A.G.I. Audiencia de Charcas. Cartas y expedientes de personas seculares del distrito. 1629-1699. Acusación del visitador Andrés de León y Garabito contra el Obispo Cárdenas. 44 Ibídem 40


Este capítulo se centra en tratar de comprender la resistencia de los jesuitas a la visita a sus reducciones del Paraguay y se presentan algunos interrogantes como: “¿Temíase un informe contrario de un obispo tan virtuoso? Y si fuere falso, ¿no tenían los padres medios para desmentirlo? ¿O querían los padres fiados en el poder de sus hermanos en la corte de Madrid y en sus privilegios, que en sus reducciones no hubiese ni sombra de una intervención episcopal?” Más allá de los calificativos favorables, que el autor no mezquina a la figura de Cárdenas, no se aleja de una realidad innegable: el hecho de que los jesuitas buscaban mantener cierta independencia de la autoridad eclesiástica y evitar, entre otras cuestiones el nombramiento de doctrineros. Por otra parte no pagaban diezmos de sus haciendas y los indios de las misiones estaban exentos del pago del tributo. Priewasser afirma que la negativa a dicha visita, es una prueba más, de que el sistema jesuítico que incluía favores y protecciones regias, como no los había obtenido jamás ninguna de las órdenes religiosas, tenía su lado vulnerable, porque traía permanentes conflictos con autoridades civiles y eclesiásticas. Se observa en varios capítulos, que más allá, del intento permanente del autor de rescatar las acciones y la figura del Obispo, recurre a los relatos jesuitas del problema. Uno de los ejemplos más claros es la referencia constante a los informes realizados por el padre Ferrufino, autor de las Cartas Anuas que reflejan este período.45 Señala el padre Wolfgang algunas cuestiones interesantes con respecto a los informes jesuitas: “Faltándonos documentos respecto de varias cosas que refiere el padre provincial (Ferrufino), no podemos comprobar directamente su falsedad. Pero podemos decir que lo que aquí se cuenta del Ilmo. Cárdenas no corresponde ni a su edad, ni a su estado, ni a su comprobada vida religiosa, ni mucho menos creíble que un hombre de instintos tan bajos hubiese seguido la veneración y la fama de santidad hasta el fin de su larga vida”46 45 46

Cartas Anuas, op. cit. Wolfgang Priewasser op.cit. pp .171. 41


Insiste en que el padre provincial “ama presentar a su Ilma. con los colores más negros, sin circunstancias atenuantes ni motivos buenos…como impío y vengativo.” 47 Otro aspecto significativo fue el ordenamiento de numerosos sacerdotes por parte de Cárdenas, mientras el franciscano lo ve como un acto positivo al hecho de incorporar ministros para la iglesia, los jesuitas condenan esta medida. “…cometió la enormidad de ordenar sacerdotes a mucha gente vagabunda, atrevida, ilegítima, a bígamos, a entredichos por infamia; no exigiendo antes ningún examen de competencia en doctrina, piedad y moralidad y… como única condición para ordenarlos, que aborrecieran a la Compañía. Tampoco guardó lo prescripto por los cánones sobre la edad requerida, y los intervalos entre cada ordenación. Dispensó todo a su gusto. Y les prometió darles las parroquias, después de haber expulsado a la Compañía de las misiones de los indios, de donde podían proveer a sus familias con esclavos. 48 Con respecto a este tema suponemos que la idea de Cárdenas era ordenar sacerdotes en gran cantidad para reemplazar a los jesuitas en sus doctrinas. El capítulo XIV refleja quizás uno de los temas más importantes: el nombramiento del Obispo como gobernador y la expulsión de los padres de la compañía de su colegio. Relata el autor la unanimidad y conformidad de los vecinos al elegir al Obispo para el nuevo cargo, la resistencia del prelado, en un principio, a aceptar una función con tantas responsabilidades, pero a la vez señala “que eran tantos los clamores del pueblo…que hubo que rendirse para hacer este servicio a Dios y a su majestad”.49 47

Ibídem. Cartas Anuas, 1647-49 Op. cit. f. 27V 49 Ibídem. p 221 48

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Con respecto a la expulsión el autor argumenta lo siguiente: “Las leyes de Indias excluían del servicio de las doctrinas a todos los extranjeros de la corona de Castilla. Muchos de esos padres no eran españoles, habían estado desobedeciéndoles en reducciones y doctrinas, que el Obispo consideraba como curatos, es decir como beneficios eclesiásticos, cuya colación tocaba al patronazgo real, desconocido por los padres, quienes nunca quisieron recibir las presentaciones de los ministros del rey para dichos curatos. Eran por consiguiente como extranjeros incapaces de obtener beneficios en las conquistas de la corona. Podía privarles de sus temporalidades.”50 La justificación de la expulsión decretada por Cárdenas se manifiesta abiertamente cuando expresa que el derecho canónico y aún las Reales Cédulas habilitaban a proceder contra los perturbadores de la jurisdicción episcopal.51 Además cuando refiere que la conducta de los moradores de aquel colegio, la ayuda prestada a sus enemigos, a los despreciadores de la dignidad episcopal, habrían provocado el cambio de actitud del Obispo. La historiografía jesuítica, como es de esperar, realiza un tratamiento de la figura del Obispo, poco beneficiosa. Si Priewasser no ahorra descripciones de los actos virtuosos del Obispo, los Jesuitas se explayan en detallar minuciosamente este período, con relatos que reflejan la figura de un ser malvado, casi demoníaco.52 Sobre la expulsión el padre Ferrufino describe en las Cartas Anuas, en detalle desde su visión, como el Obispo convenció a los vecinos paraguayos con sermones demagógicos: “intentó ganar al pueblo, para procurar así nuestra perdición, diciendo: a los padres le sobran los bienes, los derrochan para construirse magníficos templos y casas, mientras vosotros quedáis pobres y miserables; 50

Wolfgang Priewasser, Op cit. 225 Ibídem. 52 Cartas Anuas. desde f. 25 v a f. 40.v. 51

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disponen de innumerables indios y los sustraen al Rey y al Estado; vosotros no tenéis ni siquiera algunos pocos esclavos para guardar vuestra nobleza y dignidad, heredadas de vuestros mayores, que han sido los conquistadores de estas tierras. Siendo vosotros tan pobres, ¿qué será de vuestros hijos, y de vuestros nietos? Quedarán reducidos a la camisa, y podrán gloriarse en su pobreza de los inútiles títulos de nobleza. ¡Despertaos al fin y seguidme! Voy a mostraros el único camino para enriqueceros a vosotros y a vuestros nietos.53 Si bien los conceptos de Ferrufino pueden estar cargados de subjetividad, es indudable que el púlpito se constituía en el lugar elegido por el prelado para cautivar a los feligreses y que sus dotes de orador contribuyeron a captar adeptos y a encontrar eco en aquellos vecinos dispuestos a recuperara los indios que siempre les habían servido. Otro aspecto referido a la acción de Cárdenas en contra de los Jesuitas en las cartas Anuas es la orden de suplantar a los jesuitas de las misiones del Itatín reemplazándolos por curas seglares, hecho que se describe minuciosamente en dicho documento y que no es tratado por Priewasser. 54 Un tema significativo, también, es la acusación que se realizaba a los jesuitas de que eran dueños de una pesquería de oro y que allí tenían numerosos indios trabajando, este tema fue tratado por algunos autores y las Cartas Anuas hacen referencia también a esta cuestión.55 En 1647 el gobernador del Río de la Plata Jacinto de Láriz realizó una vista a las reducciones para realizar un padrón de indios

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Cartas Anuas, op cit f. 27 Cartas Anuas, op cit f. 42 55 Magnus Mörner, ob.cit. pp 65. 54

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en edad de tributar y fijar un tributo.56 Allí, según las Cartas Anuas, se enteró de los rumores de las minas de oro y organizó una expedición sin grandes éxitos. Las minas nunca se encontraron, el provincial menciona que el interés de Láriz por buscar estas minas fue por las cartas de Cárdenas que le enviaba acusando a los jesuitas.57 Encontramos aquí dos problemas importantes que no fueron tratados por Priewasser, lo referido a las misiones del Itatín y el suceso de las minas. c) Los sucesos acaecidos después de la experiencia paraguaya. Como anunciamos anteriormente el conflicto terminó con el enfrentamiento armado que derrotó a los vecinos paraguayos y provocó el destierro del Obispo y la devolución a los jesuitas de sus bienes y colegio, pero la lucha emprendida por todas las partes involucradas duró muchos años en lo que se refiere a cuestiones legales. El rey determinó una serie de medidas tendiente a recortar el poder de los jesuitas, como por ejemplo la prohibición de hacer justicia por su cuenta con la posibilidad de nombrar jueces conservadores, limitaciones a la entrada de nuevos padres de la compañía y la imposición de observar las resoluciones del Real Patronato en sus reducciones.58 56

Jacinto de Láriz registró 9180 indios y fijó en tres pesos la tasa anual. Los jesuitas consiguieron una rebaja a un peso del Virrey conde de Salvatierra. Vista de Don Jacinto de Láriz en 1647.Pablo Hernández. Organización social de las doctrinas guaraníes de la Compañía de Jesús. Tomo II. p 614 57 Según las cartas anuas este rumor ya se había expandido en épocas del gobernador Dávila Enríquez, y el gobernador Láriz aprovechó la visita a las reducciones con el fin de comprobar la existencia de dichas minas, pero no pudo hallar nada. Cartas Anuas, 1647-49. F 10 v 58 Al amenazar los jesuitas con abandonar las reducciones si se les imponía dependencia del Obispo y del gobernador para nombrar a los religiosos de sus doctrinas, obtuvieron una nueva cédula que otorgaba a los superiores de las reducciones la facultad de remover a los doctrineros sin intervención de las autoridades coloniales alejando al posibilidad de que el obispo pusiera en su lugar al clero secular. Mercedes Avellaneda, op. cit. pp. 166 45


La obra de Priewasser se detiene en un capítulo sobre las acciones del Juez conservador y luego los detalles de las gestiones de Fray Juan de Villalón como apoderado de Cárdenas, quien presentó al Consejo de Indias documentos probatorios, entre ellos discursos favorables del Dr. Alonso Carrillo, abogado de los Reales Consejos, que demostraban la nulidad de la sentencia del juez conservador y el valor de su consagración como Obispo.59 El último capítulo está dedicado a los últimos años del Obispo y su vida penitente, aunque el autor reconoce que a partir del ingreso de Cárdenas en La Paz desparecen los detalles de su vida. Se adjuntan una serie de copias de documentos que se refieren a los sucesos relativos a la muerte del Obispo, obrantes en el Archivo General de Indias. Algunas notas finales sobre la obra dedicada al Obispo. La obra que acabamos de presentar en términos muy generales 60 , cuyo objetivo fue ofrecer la vida del Obispo en su totalidad, tiene la virtud de concentrar las acciones del eclesiástico desde su nacimiento hasta sus últimos días como Obispo de La Paz. Abordaje que hasta ahora no había sido realizado por autor alguno. Desde el primero hasta el último capítulo se puede observar el interés del autor de reflejar la vida de un sacerdote ejemplar que fue injustamente juzgado, por autores que han hecho un tratamiento negativo del problema principal, en el que se vio envuelto en Paraguay. Fundamentalmente hace referencia en este punto a los autores jesuitas, que como orden involucrada directamente en el conflicto, rescata a través de sus cronistas los peores recuerdos del accionar de dicho obispo.

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Estos documentos también se presentaron en Roma, donde se resolvió en 1660 que la consagración había sido válida 60 Consideramos que la obra permite un análisis pormenorizado de cada dato ofrecido y requiere un confrontación permanente con otras fuentes, tarea que es imposible realizar en este trabajo dados los objetivos del mismo. 46


Debemos destacar de la obra de Priewasser, el intento de organizar los hechos más importantes de la vida del Obispo en forma ordenada y secuencial, tanto como lo han permitido las fuentes en las que se ha apoyado en su recopilación. El mismo autor reconoce su obra como “compendiosa pero deficiente”. El Padre Luis M Oefner también autor de un prefacio propio, refiere al estado en el que encontró la obra “incompleta y llena de borrones” pero que él ha depurado y trabajado hasta ponerla en condiciones, sólo con el fin de editarlo para las bibliotecas y para algunos amantes de la Historia franciscana Se plantea también desde la introducción del padre Salas lo difícil que es para los franciscanos aceptar esta secuencia de acontecimientos y su desenlace, sobre todo de la manera en que fueron escritos, de allí la necesidad de arrojar una nueva mirada hacia estos sucesos. Destacamos sobre todo la recopilación de fuentes en las que aparece mencionado Cárdenas y que son parte de un anexo muy valioso que permite consultar un conjunto de documentos que se hallan dispersos en bibliotecas y archivos muy distantes entre sí. Por todo lo expuesto valoramos esta obra por el intento de ofrecer una mirada diferente hacia la figura del Obispo, que proviene de un sacerdote franciscano, con un interés notorio en reivindicar la controvertida figura. Sin embargo, al igual que la historiografía jesuita, que refleja un extremo: el daño causado con la expulsión de los padres de Asunción, en expresiones negativas hacia el Obispo, nos encontramos también en la obra de Priewasser con el otro extremo: un tratamiento hacia el prelado casi de santo. Cuando nos enteramos de la edición de esta obra pensamos encontrarnos con alguna fuente novedosa o desconocida que pudiera ofrecer una visión diferente o aportar nuevos datos sobre el problema principal, pero debemos decir, que en este aspecto, el autor ha trabajado con los mismos documentos utilizados por los autores favorables y detractores de la obra de Cárdenas, que siempre han sido presentados para confrontar sobre la cuestión. Creemos que el 47


autor intentó una reivindicación de la imagen del Obispo, que consideramos no se logró, por el hecho de encontrarnos nuevamente con una mirada parcializada de la temática Indudablemente esta figura discutida y casi mítica, no pasó desapercibida en el Paraguay del siglo XVII, pero consideramos pertinente para intentar una mejor reconstrucción de los hechos del período, que nos aproximen a comprender el proceso descripto, seguir confrontando las fuentes, tratando de alejarnos de exageradas defensas y de enérgicos ataques hacia tan controvertida figura.

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El trabajo con fuentes jesuíticas: Las cartas anuas del perìodo 1650-1652. Pedro Miguel Omar Svriz Wucherer 1 Las Cartas Anuas constituyen fuentes significativas para la reconstrucción de la historia de la labor realizada por la Compañía de Jesús en los territorios de Indias. Si bien estos escritos presentan una carga de subjetividad al abordar las diversas temáticas, esta documentación es trascendente para conocer el mundo de las reducciones jesuíticas. Nos interesa en este trabajo analizar las cartas redactadas por el padre Juan Pastor correspondientes al trienio 1650-1652; valiosos documentos que están próximos a ser editados. Nuestro objetivo es destacar los aportes historiográficos de dichas fuentes, e identificar los problemas que se desarrollan en su coyuntura, contrastando con otras fuentes del período. De esta manera, lograremos comprender el gran valor de este tipo de documentos como indispensables fuentes históricas de nuestra región. Consideraciones generales sobre las cartas anuas La Compañía de Jesús2 realizó una destacada labor en los territorios de Indias, ya que tuvo a su cargo distintas funciones 1

Alumno del Profesorado y Licenciatura en Historia -Facultad de Humanidades Universidad Nacional del Nordeste. Becario de Pre-Grado de la Secretarìa General de Ciencia y Tècnica - Universidad Nacional del Nordeste. Molina 739, Resistencia, Chaco. Te. 03722-448721. pmosvriz@yahoo.com.ar / pmosvriz@gmail.com. 2 En el año 1530, el estudiante Iñigo López de Recalde (San Ignacio de Loyola, 14911556) ya había congregado en torno suyo a un grupo de jóvenes, junto con los cuales, creó el 15 de agosto de 1534 en la Capilla de Montmartre de París, a lo menos materialmente, la Compañía de Jesús. En 1540 el Papa Paulo IV aprobó la nueva orden religiosa. Véase Guillermo Furlong. Misiones y sus pueblos de guaraníes. Buenos Aires, Balmes, 1962. p. 18. 49


importantes como la evangelización, el adoctrinamiento y la educación de la población indígena y criolla. La gran distancia de la sede provincial de Lima junto con la magnitud de los trabajos emprendidos por la Compañía en la cuenca del plata y los territorios cercanos, provocó la creación de la Provincia Jesuítica del Paraguay en 1605, que comprendía esta gobernación y las de Tucumán y Chile 3 (actuales territorios de Argentina, Paraguay, Uruguay, un sector de Bolivia, el sur de Brasil y Chile). El afán de San Ignacio de Loyola en conservar, para la Compañía de Jesús, las características del primitivo grupo de amigos que se reúnen para servir mejor a su Señor y a sus hermanos, generó la necesidad de mantener un conocimiento mutuo entre los jesuitas pese a estar alejados físicamente. A esto, debemos agregar el propio sistema de gobierno que poseía la Compañía, por el cual el Padre General debía tener un conocimiento lo más completo posible de todos los integrantes de la orden, sin importar donde se encontraran, para guiarlos y gobernarlos en el servicio de su Señor y de sus hermanos. Por estos motivos surgen las Cartas Anuas que, desde el inicio, tuvieron otros dos justificativos externos para su redacción. En primer lugar, para utilizar tanto las noticias como las dificultades de los otros jesuitas a manera de instrumento que permita despertar el entusiasmo e interés en los jóvenes por ser parte de la orden religiosa y en segundo lugar, para que los amigos “bienhechores” de la Compañía mantengan su benevolencia al sentirse participantes de esas noticias.4 Por ello, al momento de emplear las Anuas, debemos tomar en cuenta el carácter apologético de estos documentos como también el deseo de edificar a sus lectores multiplicando los ejemplos de virtud y de intervenciones sobrenaturales5 , esto hace que sea significativa la advertencia del padre Hugo Storni: “…tanto en su origen como 3

Este distrito fue finalmente separado en 1635 y convertido en viceprovincia. Véase Cartas Anuas de la Provincia del Paraguay. 1637-1639 . Advertencia de Ernesto J. A. Maeder. Introducción y notas de Hugo Storni SJ. Bs. As., FECIC, 1984. p. 15. 5 Véase Lucía Gálvez. Guaraníes y jesuitas. De la Tierra sin mal al Paraíso. Bs. As., Sudamericana, 1995. p. 111. 4

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en su finalidad, son documentos espirituales y como tales deben ser considerados.”6 Sin embargo, esto no conlleva a desvalorizarlas, ya que son fuentes históricas significativas para conocer la época colonial. Si bien, la denominación Carta Anua implicaría una realización anual de las mismas 7 (desde 1609 hasta 1762), factores como: problemas en la administración de los jesuitas o la expansión a pueblos guaraníes marginales, provocaron la demora de su escritura. Las Anuas “… siempre sufrían atrasos inevitables, ya que su redacción dependía del puntual envío del provincial de los informes particulares de cada colegio y de cada misión” 8 . Esto generó la realización de cartas bianuales9 y trianuales10 . Este último, es el caso de la Carta Anua de 1650-1652, tratada en el presente trabajo y próxima a ser editada. La edición de las Cartas Anuas El padre Carlos Leonhardt, miembro de la Compañía de Jesús, junto al historiador Emilio Ravignani, fueron quienes iniciaron la publicación de las Cartas Anuas en 1927 y 1929 en dos volúmenes las “Cartas Anuas de la Provincia Jesuítica del Paraguay de la Compañía de Jesús” en la Colección de documentos para la Historia Argentina.11 En el número XIX se publicaron siete Anuas que van desde 1610 a 1615, mientras que en el número XX se continuo con la edición de las de los años 1616, 1617, 1618, 1620, 1632-1634 y 1635-1637. Las Cartas de 1621 a 1627 y de 1632 a 1634, por el extravío de esa documentación, 6

Véase Cartas Anuas de la Provincia del Paraguay. 1637-1639 . Op. Cit. p. 15. Entre los años 1609 y 1617 se confeccionaron estas memorias de manera anual. 8 Cartas Anuas de la Provincia Jesuítica del Paraguay. 1644 . Resistencia, Instituto de Investigaciones Geohistóricas, 2000. (Documentos de Geohistoria Regional, 13). p. 7 9 Este tipo de cartas son las de 1618-1619 y la de 1626 - 1627 10 Las Cartas trianuales pertenecen a los periodos 1632-1634; 1635-1637; 1637-1639 y 1641-1643. 11 Esta obra fue publicada por el Instituto de Investigaciones Históricas de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Tomos XIX y XX. 19271929. 7

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no pudieron ser editadas.12 Dificultades como la falta de recursos económicos, impidieron la continuación de estas publicaciones. La edición de las Anuas continuó en 1979 con el Dr. Ernesto Maeder quien publicó las pertenecientes al trienio 1637-1639, realizando no sólo la edición sino también una advertencia preliminar para las mismas, que además se ven enriquecidas con una introducción y notas del padre Hugo Storni S.J. Desde 1984, el Dr. Maeder, ya como director del Instituto de Investigaciones Geohistóricas continúa esta importante labor; en 1990, publica las del trienio 1632-1634 editada, en este caso, por la Academia Nacional de la Historia. 13 En 1996 y 2000 consigue editar las Anuas de 1644 y la del trienio 1641-1643, logrando así que gran parte de este corpus cuerpo documental sea conocido por los investigadores interesados en esta temática.14 En la actualidad esta ardua tarea aún no ha sido concluida, y las Cartas Anuas del trienio 1650-1652 forman parte de un cuerpo documental de gran valor histórico próximo a ser editado.15 Las Cartas Anuas del trienio 1650-1652 El Padre Juan Pastor, ejerció el cargo de Provincial en el Paraguay entre los años 1651-1654. Antes de ocupar este puesto, desde donde redactó las Cartas Anuas que nos incumben, se desempeñó, entre 1644-1648, como Procurador en Europa de la 12

Cartas Anuas de la Provincia del Paraguay. 1637-1639. Op. Cit p. 8. Cartas Anuas de la Provincia Jesuítica del Paraguay. 1632-1634 . Introducción y notas de Ernesto J. A. Maeder. Bs. As., Academia Nacional de la Historia, 1990. 14 Las Cartas Anuas han despertado interés en muchos historiadores, antropólogos, etc., quienes en ocasiones han publicado fragmentos de las mismas, por ejemplo la Lic. María Florencia Amigó ha publicado en el año 2001 fragmentos de la Carta Anua de la Provincia del Paraguay, correspondiente a los años 1653-1654, en Memoria Americana, número 10, editada por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, Carta que fue publicada anteriormente en “Jesuitas e bandeirantes no itatí”. Introducción Jaime Cortesao. Biblioteca Nacional de Río de Janeiro. Manuscrito de Angelis. 1952. p. 120-254. 15 Tarea desarrollada por el Dr. Maeder en colaboración con la Doctora María Laura Salinas, quienes se disponen a editar las cartas trianuales de 1650-1652 y 16521654. 13

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Provincia del Paraguay. Este sacerdote nació el 18 de octubre de 1580 en Fuentespalda (España), a los 16 años ingresó en Aragón a la Compañía de Jesús. Llegó en 1607 a San Salvador de Jujuy (Argentina) y profesó sus últimos votos siete años después en Santiago de Chile. Falleció en 1658 en Córdoba (Argentina).16 Las Cartas Anuas del período 1650-1652 fueron mayormente elaboradas por este sacerdote, pero el deber de realizar una visita por la Provincia que dirigía, hizo que fueran concluidas y firmadas, el 25 de julio de 1563, por el sacerdote Francisco Vázquez de la Mota.17 Cabe aclarar que para la edición de las Anuas de 1650-1652 se ha utilizado la traducción, del latín al castellano, hechas por el padre Leonhardt.18 Este trabajo, arduo y minucioso, permitirá no obstante ampliar el número de lectores interesados en la temática, como también su utilización para la construcción de la historia jesuítica paraguaya durante este período. La Provincia Jesuítica del Paraguay hacia la mitad del siglo XVII La labor religiosa de la Compañía de Jesús se había iniciado en territorios rioplatenses a fines del siglo XVI. Luego de la creación de la Provincia Jesuítica en el Paraguay, el distrito fue desenvolviéndose 16

Hugo Storni. Catálogo de los jesuitas de la provincia del Paraguay (Cuenca del Plata) 1585 – 1768. Roma, Institutum Historicum S. I. 1980. p. 214. 17 Sacerdote nacido en 1579 en Belmonte (España), ingresó a la Compañía de Jesús, en Andalucía, a los 17 años. Sus últimos votos fueron profesados en Córdoba (Argentina), en 1614. Se desempeñó como Padre Provincial en Paraguay entre 1655 – 1658. Falleció en Córdoba (Argentina) en 1666. Véase Hugo Storni. Ibid. p. 298. 18 Cabe aclarar que la edición que prontamente se ha de editar no expone la traducción textual del padre Leonhardt, sino que se han realizado modificaciones oportunas para facilitar la lectura y comprensión de la carta. No obstante se ha conservado el estilo del texto y algunos arcaísmos significativos, los cuales en algunos casos se explican con una nota a pie de página. Esta aclaración nos permitirá acercarnos a la comprensión de la ardua y prolongada labor que significa editar documentos y fuentes históricas, la cual se halla lejos de llevar a cabo una mera transcripción del texto. 53


a lo largo de todo el siglo XVII y lo seguiría haciendo hasta su definitiva supresión en 1767. La provincia fue atravesando a lo largo del tiempo distintos periodos relacionados con su consolidación y desarrollo; para el trienio 1650-1652, las misiones jesuíticas se hallaban en una etapa de consolidación 19 , tras la crisis generada por los ataques de los “bandeirantes” paulistas. Los cuales produjeron la desaparición de algunos pueblos y el traslado de las misiones más expuestas. Los guaraníes, finalmente, se reagruparon en veintidós pueblos, entre los ríos Tebicuary y Paraná, y entre éste y el Uruguay. En este reagrupamiento, seis eran originarios de la región, los restantes provenían de la región del Guayrá (Loreto y San Ignacio Miní); del Iguazú (Santa María la Mayor); del Itatín (Nuestra Señora de Fe y Santiago) y del Tape y del Uruguay oriental ( San Nicolás, San Miguel, Candelaria, Santa Ana, San Carlos, San José, Santos Cosme y Damián, Apóstoles, Mártires, Santo Tomé y Asunción del Mbororé o La Cruz)20 . En las Anuas de 1650-1652 se especifica someramente la evolución y desarrollo de algunas de estas misiones como también la de sus habitantes. Este período de consolidación se dio al mismo tiempo que la población guaraní experimentó un constante crecimiento, que osciló entre las 20 y 30 mil almas aproximadamente. 21 19

Ernesto J. A. Maeder y Ramón Gutiérrez. Atlas Histórico del Nordeste Argentino. Resistencia, Instituto de Investigaciones Geohistóricas (Conicet-Fundanord) Universidad Nacional del Nordeste, 1995. p. 64 - 65 20 Ernesto J. A. Maeder y Ramón Gutiérrez. Ibid. p. 64. Este tema es tratado en profundidad por el Dr. Maeder en La población de las Misiones de guaraníes (1641-1682). Reubicación de los pueblos y consecuencias demográficas. EN: Estudios Ibero-Americanos. 15 (1), Porto Alegre, 1989, p. 49-63. También son interesantes los aportes en esta temática de obras como las de Juan Carlos Garavaglia Mercado interno y Economía colonial. (México, 1983); y del mismo autor, Espacio, sociedad y Regiones. (Buenos Aires, 1987). 21 Ernesto J. A. Maeder y Ramón Gutiérrez. Ibid. p. 64-65. Son destacables los aportes en esta temática de las obras de Ernesto J. A. Maeder y Alfredo S. C. Bolsi. Evolución y características de la población guaraní de las misiones jesuíticas. EN: Historiografía. 2, Buenos Aires, 1976. p 113-150. Massimo Livi Bacci andErnesto 54


Contenido y aportes de las Anuas de 1650-1652 Estas Cartas Anuas, en primer lugar, dan una visión general de la Provincia Jesuítica del Paraguay, hacen mención tanto al número (166) como a la jerarquía de los jesuitas presentes (110 sacerdotes, 8 son escolares, 39 hermanos coadjutores, y 9 novicios), a su vez, nos informa de los lugares donde se los encuentra (8 colegios, una casa noviciado y 22 residencias)22 . En segundo lugar, el Padre Pastor expone su designación y viaje como Procurador a Roma, y su regreso al Paraguay tras cinco años. La rebelión lusitana por esos años obligaba a realizar un largo camino para llegar a Europa (por tierra desde Córdoba a Perú, luego hasta Panamá por vía marítima, y ahí se embarcaban a España), esto provocó grandes inconvenientes en el camino del padre quien contrasta los antiguos periplos hacia el viejo continente, antes de los conflictos, con las dificultades que él vivió “Hasta ahora no había habido tanta incomodidad en las expediciones… el camino real a Buenos Aires no era más de 100 leguas. Desde allí se iba al Brasil con embarcaciones portugueses, siendo el viaje corto, fácil y barato hasta España, sin necesidad de preocuparse aquí de carretas y jumentos, allá de arrieros, sillas y mulas, embarcar y desembarcar los bultos, acarrear los víveres y otras necesidades de la vida, pagar los impuestos y fletes, y tragar las sinvergüenzas de los empleados del puerto.” 23 En tercer lugar, expone su búsqueda en Europa de nuevos compañeros para llevar al Paraguay. Tras un gran esfuerzo logra J. A. Maeder. The Missions of Paraguay: the demografy of an experiment. EN: Journal of Interdisciplinary History. Vol 35. Number 2. Autumn, 2004. p 185-224. 22 Cartas Anuas de la Provincia Jesuítica del Paraguay 1650-1652. Resistencia, Instituto de Investigaciones Geohistóricas-Conicet, 2007. f. 1 [En Adelante CAPJP 1650-1652] 23 CAPJP 1650-1652. f. 1-f. 1 vta. 55


reunir a 39 padres (19 dados por el Padre Asistente de Alemania, 10 por el de Italia y otros 10 por el de España), pero las injurias emitidas por el obispo del Paraguay Fray Bernardino de Cárdenas24 contra los padres extranjeros de la Compañía de Jesús secundadas por el Presidente del Consejo de Indias, generó que el Presidente de la Casa de Contratación prohibiera que se embarquen jesuitas extranjeros ocasionando no sólo pérdidas económicas para el padre Juan Pastor y la Provincia Jesuítica del Paraguay25 , sino que sólo pueda llevar “…a un solo padre…y a trece más entre Hermanos, estudiantes y coadjutores…”. 26 En esta fuente también encontramos menciones acerca de los pueblos de indios reducidos y su organización; las excursiones a países de indios bárbaros y la vida de las estaciones misionales que allí se encuentran; los acontecimientos más destacables en los diferentes colegios y las persecuciones a los miembros de la Compañía. En lo que respecta a los pueblos de indios reducidos, el padre Pastor expone brevemente su organización política y administrativa, al decirnos que cada uno “…es una república bien constituida, con autoridades anualmente elegidas, con las tareas de trabajo exigidas por los empleados subalternos para cada día y hora...”27 También hace referencia a las prácticas militares en las reducciones, al decirnos que “los destinados a la milicia tienen sus ejercicios de armas, su tiro al blanco con arco y flecha, y con la honda, y 24

Fray Bernardino de Cárdenas (Franciscano), Obispo de Asunción del Paraguay entre 1642 – 1649. Presentado por Felipe V en 1638; ejecutoriales del 18. V. 1640. Entró en asunción en V. 1642. Luego de numerosos conflictos debió comparecer ante la Audiencia de Charcas, saliendo de Asunción a fines de 1649 para no volver. Residió en el Alto Perú, y desde 1663 fue electo obispo de Santa Cruz de la Sierra, donde falleció el 20. X. 1668. la sede de obispo de Asunción del Paraguay quedaría vacante entre 1649-1669. (Véase Ernesto J. A. Maeder. Nómina de Gobernantes civiles y eclesiásticos de la Argentina durante la época española (1500-1810). Resistencia, Instituto de Historia de la Facultad de Humanidades de la UNNE, 1972. p. 124). 25 CAPJP 1650-1652. f. 2 -f. 2 vta. 26 CAPJP 1650-1652. f. 2 vta. 27 CAPJP 1650-1652. f. 3. 56


hasta con las armas de fuego”28; y a la instrucción que se imparte: “en la casa parroquial hay una escuela de primeras letras para los niños, otra para la música vocal e instrumental, para las danzas, y para las ceremonias litúrgicas. Fuera de casa se enseñan casi todas las artes mecánicas, hasta pintura y escultura”. 29 Posteriormente narra algunos acontecimientos y anécdotas con fines apologéticos, ocurridos en los pueblos de San Ignacio del Paraguay, San Ignacio del Yabebirí, Itapuá, Loreto, Santa María la Mayor, Candelaria, Santo Tomé, Yapeyú y Mbororé San Miguel Corpus Christi, San José y San Carlos30 ; haciendo sólo mención de otros como Santos Mártires del Japón, Santa Ana y Concepción. Pero, el dato más significativo que nos da este documento es acerca de la doble amenaza que vivían estos pueblos en ese momento: “…el Lusitano, el cual… está esperando en asechanza, después de haber ya devastado las regiones vecinas de los infieles, y además la peste, la cual ya perduró aquí dos años seguidos en estas tierras, quitando la vida a un gran número de españoles, negros e indios.” 31 La amenaza de la peste y sus consecuencias, son constantes, por ejemplo nos dice que “… en la ciudad de Santa Fe era… más devastadora que en ninguna otra parte, hasta contra los españoles, acabando con los indios y morenos.” 32 Luego nos habla de las excursiones a países de indios bárbaros y la vida de las estaciones misionales que allí se hallan. En primer término, se refiere a los pueblos de los Itatines, San Ignacio y Nuestra Señor de la Fe, que se hallan rodeados por bárbaros y cuya situación se agrava más por las invasiones portuguesas. Sin embargo, el enemigo más cercano y cruel de estas misiones, nos dice, era el obispo del Paraguay quien logró la expulsión de todos los padres de la Compañía 28

CAPJP 1650-1652. f. .3. CAPJP 1650-1652. f. .3. 30 CAPJP 1650-1652. f. 3- f. 8 vta. 31 CAPJP 1650-1652. f. 9. 32 CAPJP 1650-1652. f..14. vta. 29

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de esas tierras y “… entrego estas reducciones a unos clérigos seglares, no para instruir, sino para destruirlas en cuerpo y alma”,33 pero una Orden de la Audiencia Real permitió el regreso de los padres de la Compañía para levantar a estos pueblos de la ruina. Con respecto a nuevas excursiones, menciona la preparación de una expedición apostólica a los indios guacharapoes, y la posibilidad de agregar, gracias a la misma, a las tribus de los guatoas y de los payaguás.34 En segundo término, habla de los pueblos de Nuestra Señora del Yacobil y de San Carlos establecidos entre los calchaquíes, tras dos misiones fallidas a estos territorios, pero nos dice que aún son infieles sus habitantes porque “el motivo de admitir a los sacerdotes no ha sido el amor a Dios, sino el miedo a los españoles”35 . Tras esto, el padre Pastor refiere a los hechos más destacables acaecidos en los diferentes colegios, y el número de padres que se hallan en cada uno: Lugar del Colegio Nº de Sacerdotes Asunción 7 Buenos Aires 6

Nº de Hermanos Coadjutores 5 3

Córdoba

No se especifica el número exacto

17

La Rioja 5 Salta 5 Santiago del Estero No se especifica el número exacto Santa Fe 4 Tucumán 6

1 3 No se especifica el número exacto * 2 5

*Se hace mención a 2 hermanos coadjutores pero de carácter temporal con el objetivo de levantar la nueva iglesia. (CAPJP 1650-1652. f. 15) Elaboración propia. Fuente: CAPJP 1650-1652. f. 14-f. 15 vta.

33

CAPJP 1650-1652. f. 9. CAPJP 1650-1652. f. 9. vta. 35 CAPJP 1650-1652. f. 9. vta. 34

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El más importante de los colegios es el Colegio Máximo y Seminario de la Provincia, en Córdoba, cuya organización se refleja en el documento y es la misma que se halla en los demás colegios. Además se narran los acontecimientos que se produjeron en los diferentes colegios, mostrando la importancia de la fe y destacando también, la vida y obra de padres jesuitas fallecidos en el último tiempo (el hermano coadjutor Juan Álvarez y el sacerdote Francisco Vázquez Trujillo en el Colegio de Córdoba; y el hermano coadjutor Bernardo Rodríguez en el Colegio de Buenos Aires) resaltando su fe, humildad, sencillez y obediencia a sus superiores, entre otras cualidades, dignas de ejemplo para los padres más jóvenes de la Compañía. Se destacan, además, los graves efectos de la peste en las cercanías del colegio de Santa Fe y las misiones compuestas por dos sacerdotes que salen anualmente desde los colegios de Tucumán y Santiago del Estero a las ciudades de Estero y de Jujuy respectivamente; desde las reducciones del Paraná a la ciudad de San Juan de Vera en Corrientes; y del colegio de Córdoba a las tres estancias y a las diferentes quintas campestres de esa región. Luego se describe la grave situación en que se halla el colegio de Asunción tras las persecuciones que sufrieron los jesuitas en esos lugares. Se nos presenta a los miembros de la Compañía como víctimas de una conjuración no sólo por parte del obispo Cárdenas y de sus secuaces sino que también “… de las órdenes religiosas de Santo Domingo, San Francisco y al fin hasta la de la Merced, además de todas las clases sociales, los plebeyos, los nobles, los eclesiásticos y seglares, los dignatarios y los retirados de sus oficios.”36 Tras esto ruega que tal situación no vuelva a repetirse y agradece la elección como Gobernador del Paraguay de Don Sebastián de León y Zárate37 , el cual vence con 600 indios y 400 españoles la 36 37

CAPJP 1650-1652. f. 15 vta. El Virrey del Perú lo nombró Gobernador interino en Provisión de Lima (01/08/ 1649). Asumió en Asunción el 01/10/1649. Véase Ernesto J. A. Maeder. Nómina de Gobernantes civiles y eclesiásticos de la Argentina durante la época española (1500-1810). Resistencia, Instituto de Historia de la Facultad de Humanidades de la UNNE, 1972. p. 64. 59


resistencia armada del, por entonces “arreglado gobernador”, Bernardino de Cárdenas38 . Este nuevo Gobernador del Paraguay fue quien hizo regresar a los padres expulsados “… bajando él mismo a la playa del río, para recibirlos, en presencia de toda la ciudad. Vueltos de este modo los padres, se echo de rodillas delante de ellos, y con lágrimas en los ojos les pidió perdón en nombre de la ciudad…” 39 Sin embargo, sólo un año estaría en el cargo (año en el que se muestra muy favorable a la Compañía) dejando su lugar a Don Andrés Garavito de León 40 quien siguió una política semejante con respecto a la Compañía. Para finalizar es destacable la mención del proyecto de una expedición al Chaco, retomando una iniciativa que había concluido catorce años antes con las muertes de los padres Gaspar Osorio Valderrábano 41 y Antonio Ripari 42 . Además se realiza una breve pero interesante descripción etnográfica de los indios de esos territorios basándose en un español, que ha vivido allí varios años, que“…asegura que ha encontrado cinco naciones, esparcidas en muchas rancherías, y que serán…unos 60.000 indios…La gente es belicosa y anda desnuda, con excepción de las mujeres, que 38

CAPJP 1650-1652. f. 15 vta. CAPJP 1650-1652. f. 15 vta. 40 Oidor de la Audiencia de Charcas, fue designado Visitador y Gobernador interino por provisión fechada en Lima, el 29/10/1649. Asumió el 10/10/1650 y se desempeña en el mismo hasta 1653. Véase Ernesto J. A. Maeder. Nómina de Gobernantes…. p.64. 41 Sacerdote nacido el 2 de julio de 1595 en Castrillo de Villavega (Palencia, España), ingresó a la Compañía de Jesús, en Castilla, en 1612. Llega a la Provincia Jesuítica del Paraguay en 1622 y ocho años más tarde profesa sus últimos votos en San Salvador de Jujuy (Argentina). Falleció de manera violenta el 1 de abril de 1639 en Chaco (Argentina). Véase Hugo Storni. Op. Cit. p.209. 42 Sacerdote nacido el 16 de agosto de 1607 en Casalmorano (Cremona, Italia), ingresando con 20 años a la Compañía de Jesús. Sus primeros votos fueron en 1629 en Génova (Italia) y llega a la Provincia Jesuítica del Paraguay, a Buenos Aires (Argentina), en 1636. Falleció de manera violenta el 1 de abril de 1639 en Chaco (Argentina). Véase Hugo Storni. Op. Cit. p.240 39

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cubren la mitad del cuerpo con un tejido primitivo. La borrachera está muy en uso, mientras tanto no estén ausentes en pie de guerra, o cazando, o pescando. Adoran al sol, y obedecen a caciques. Se casan los hombres con una sola mujer, como se ha notado en todas sus aldeas.” 43 Contraste del contenido de las Cartas con otras fuentes Sin lugar a dudas, las Cartas Anuas constituyen un cuerpo documental muy valioso para aquellos interesados en la historia colonial americana, ahora bien para lograr el máximo provecho de las mismas se hace necesario su contraste con otras fuentes para alcanzar así un conocimiento más acabado de esta temática. Las Anuas de 16501652 señalan que las reducciones sufrían una doble amenaza: las pestes y enfermedades que asolaban la región; y la posible reanudación de incursiones portuguesas al territorio. Son ambos, factores de la disminución demográfica de las reducciones situadas en el Guairá y en el Paraná.44 Las enfermedades, como la viruela y el sarampión, se constituyeron en verdaderas pestes entre la población de indios de las misiones. Generaron graves consecuencias demográficas no sólo por la ausencia lógica de anticuerpos por parte de los indígenas ante las enfermedades de los europeos, sino que también por la falta de previsión por parte de los padres jesuitas. Esta última se refleja, por ejemplo en la ausencia de médicos45 , en el sentido estricto del vocablo, en las reducciones desde 1610 hasta 169646 ; presencia de numerosos 43

CAPJP 1650-1652. f .19. José L. Mora Mérida. Historia social de Paraguay 1600-1650. Sevilla, Escuela de Estudios Hispanoamericanos, 1973. p.39. 45 Las reducciones tenían numerosos enfermeros (Curuzuyá), recién en el siglo XVIII se establecerían tres médicos para todos los pueblos de Guaraníes y de Chiquitos: uno de ellos, llamado el médico del Paraná, ubicado en Candelaria; otro denominado médico del Uruguay, estacionado en San Nicolás, al oriente del río Uruguay; y el tercero en uno de los pueblos de las Reducciones de Chiquitos. Véase Guillermo Furlong. Misiones y … p.606-607. 46 Guillermo Furlong. Op. Cit. p.606. 44

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enfermeros (Curuzuyá o portador de la Cruz) pero que dependían de la aprobación del Padre para atender a los enfermos; ausencia de hospitales estables47 , entre otras faltas que hacen más graves las consecuencias de las epidemias. Las incursiones de los bandeirantes48 , por su parte, buscaban el apresamiento de indios para luego venderlos como mano de obra esclava. Como consecuencia de estas se genera tanto la reubicación de las misiones jesuíticas como también la reducción del número de pueblos y de habitantes en los mismos; pero una de las repercusiones más interesantes es la formación de milicias y el uso de armas de fuego por parte de los guaraníes, a lo cual hace referencia las Cartas Anuas de 1650-1652. “Aunque el privilegio de portar armas de fuego… les fue concedido por la Corona en 1642 para resguardar y defender las fronteras de los ataques de los Portugueses, los indios de las reducciones tenían desde bien antes una larga experiencia en el manejo de estas armas facilitadas desde muy temprano por los jesuitas.”49 Recordemos que las armas tradicionales de los guaraníes eran las flechas, las hondas, las bolas y la macana50 las cuales eran efectivas en las luchas intertribales, pero ante las armas de fuego de

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Los enfermos eran atendidos en sus hogares, sólo en casos extremos de pestes o epidemias se establecía un hospital temporal. Véase Guillermo Furlong. Op. Cit. p 611-612. 48 El tema de los bandeirantes ha sido ampliamente tratado en diversas obras: Afonso de Taunay. Historia geral das bandeiras paulistas (Sao Paulo, 1924-1950), 11 v; Enrique de Gandía. Las Misiones jesuíticas y los bandeirantes paulistas (Buenos Aires, 1936); Richard M. Morse. The Bandeirantes (New Cork, 1965); Ramón I. Cardozo. La invasión de los mamelucos y bandeirantes en el Paraguay: siglo XVII (Sao Paulo, 1949); Jaime Cortesao. Raposo Tavares e a formaçao territorial do Brasil (Río de Janeiro, 1959); del mismo autor Jesuitas e Bandierantes no Tape, 1615-1641 (Río de Janeiro, 1951). 49 Mercedes Avellaneda. Poder y conflictos religiosos por el control de las reducciones en el Paraguay colonial. Memoria Americana 6. Cuadernos de Etnohistoria. Instituto de Ciencias Antropológicas. Facultad de Filosofía y Letras. UBA., 1997. p. 157. 50 Véase Guillermo Furlong. Op. Cit. p 383-384. 62


los europeos, se volvían obsoletas. Esto produjo que muchos caciques51 buscaran unirse a los religiosos y sus aliados para derrotar a sus enemigos con la ayuda de las armas de fuego que estos conseguían y/o fabricaban.52 Finalmente, los portugueses dirigidos por Fernando Dias Pais (1638-1639) serían rechazados en Caazapaminí (1639) y, más tarde, fueron desbaratados los de Manuel Pires en Mbororé (1641); y si bien se mantuvo en la región la amenaza de nuevos ataques53 , tal como lo reflejan las Cartas Anuas de 1650-1652, los mismos tendrían menos vigor y relativa eficacia. Por otro lado, la primera vez que los guaraníes se enfrentaron con los españoles y los vencieron en el campo de batalla con sus mismas armas fue cuando 300054 efectivos de las milicias guaraníes pusieron fin al gobierno del Fray Bernardino de Cárdenas, hecho al que precisamente hacen referencia las Cartas Anuas de 1650-1652. Se lograba así el regreso de los jesuitas expulsos y, además, se reforzó la alianza de los caciques con los religiosos y el sentido de la confederación entre las reducciones.55 51

“El cacicazgo como institución en las misiones jesuíticas, en el caso específico de las milicias, se constituyó en un sistema que no sólo permitía llevar a cabo la defensa territorial sino que también posibilitó mantener la preeminencia de la jefatura en función de la guerra. Los caciques contribuyeron a fortalecer la alianza jesuítico-guaraní y la consolidación de las reducciones.” Véase María Laura Salinas. Caciques guaraníes en los pueblos jesuíticos y franciscanos en la Cuenca del Plata a mediados del siglo XVII. Trabajo presentado en las X Jornadas Interescuelas de Rosario. p. 25-26. 52 Véase Mercedes Avellaneda. Orígenes de la alianza jesuita-guaraní y su consolidación en el siglo XVII. Memoria Americana 8. Cuadernos de Etnohistoria. Instituto de Ciencias Antropológicas. Facultad de Filosofía y Letras. UBA. p.181-185. 53 Los ataques de los bandeirantes se reiteraron en 1647, 1651 y 1656. El último ataque importante ocurrió en 1676 ocasionando pérdidas de bienes e indios en los poblados circundantes a Villa Rica (Terecañy, Ybirapariyará, Candelaria y Mbaracayú). Véase Ernesto J. A. Maeder y Ramón Gutiérrez. Op Cit. p.62-63. 54 Es notorio que en la CAPJP 1650-1652. f. 15 vta se hace referencia a un número de indígenas reducidos muy inferior que interviene en el enfrentamiento, sólo 600 indios, esto puede justificarse en que los padres probablemente no quisieran informar a sus superiores del verdadero poder militar que poseían en esos años. 55

Véase Mercedes Avellaneda. Orígenes de la alianza jesuita-guaraní… p.188. 63


¿Por qué se produjo el enfrentamiento entre indios reducidos y españoles? Podemos decir que factores políticos, económicos y coyunturales fueron los que llevaron al conflicto. Las reducciones jesuíticas poseían por entonces un alto grado de autonomía política y económica; esto generó que Cárdenas se uniera a los vecinos de Asunción56 , aprovechando la inesperada muerte del gobernador Escobar Osorio, y lograra ser designado gobernador interino del Paraguay, siendo una de sus primeras medidas el expulsar a los jesuitas de su Colegio. Los jesuitas abandonaron Asunción, pero desde el Colegio de Santa Fe iniciaron las negociaciones necesarias para reconquistar la ciudad; recurrieron al virrey del Perú, Conde de Salvatierra57 , del cuál obtuvieron el nombramiento de un nuevo gobernador, Sebastián de León y Zárate y el permiso necesario para retomar la ciudad valiéndose de las milicias de las reducciones. Los jesuitas lograron el regreso a Asunción y restablecer el orden que los favorecía en lo inmediato, porque mediante la actuación de los jueces consiguieron borrar todas las acusaciones en su contra como también recuperar y restablecer su autoridad en las reducciones. Sin embargo, las quejas contra los padres llegaron a España y a partir de entonces el Rey tomó las medidas necesarias58 para imponer un control más estricto en las reducciones, recortando el poder de los jesuitas.59 56

El primer estamento de Asunción apoyó a Cárdenas en su elección debido a que la defensa armada del territorio como también la posesión de encomiendas eran vistas como un derecho innegable de dicho sector de la sociedad asunceña y el nuevo estatus alcanzado por los guaraníes socavaba sus privilegios. Véase Mercedes Avellaneda. Idem. p.188. 57 García Sarmiento de Sotomayor, Conde de Salvatierra, fue el 16º virrey del Perú desde el 20.IX. 1648 al 24. II. 1655 fecha en el que fue reemplazado por Luis Enríquez de Guzmán, Conde de Alba de Liste (1655-1671). Véase Ernesto J. A. Maeder. Nómina de Gobernantes civiles y eclesiásticos… p. 24. 58 Entre las medidas que tomó el Rey se encuentran: “…la prohibición de hacer justicia por su cuenta con la posibilidad de nombrar jueces conservadores, limitaciones a la entrada de nuevos padres de la Compañía y la imposición de observar las resoluciones del Real Patronato en sus reducciones.” Mercedes Avellaneda. Poder y conflictos religiosos…. p.166. 59

Mercedes Avellaneda. Poder y conflictos religiosos…. p. 155. 64


Ante estas medidas, la Compañía reaccionó amenazando con abandonar las reducciones si se les imponía la dependencia del obispo y del gobernador para nombrar a los religiosos de sus doctrinas. La gran importancia estratégico-militar, como también religiosa, que tenían los jesuitas para la Corona, genera que éstos obtengan una nueva cédula por la cual el Rey otorgaba a los superiores de las reducciones la facultad de remover a los doctrineros sin intervención de las autoridades coloniales alejando de esta manera toda posibilidad que el obispo pusiera en su lugar clérigos seculares. Consideraciones finales Las Cartas Anuas del trienio 1650-1652 dan cuenta de un período complejo en la historia de la Provincia Jesuítica del Paraguay. Por un lado, encontramos a las misiones de guaraníes viviendo un período de consolidación como lo han demostrado algunos estudios, y por otro, en Asunción la Compañía de Jesús afrontaba las consecuencias de uno de sus momentos más críticos, viviendo incluso los jesuitas una expulsión temporaria de la ciudad. Las Cartas Anuas poseen como rasgo fundamental su marcada subjetividad, acorde a la mentalidad religiosa de su narrador, en este caso el padre provincial Juan Pastor. Esto obliga a los investigadores a tomar ciertos recaudos a la hora de tomarlos como fuentes históricas, ya que la intencionalidad apologética que poseen estas memorias, condiciona el relato de los hechos históricos vividos. Sin embargo, esto no disminuye la importancia y trascendencia de esta documentación, ya que teniendo presente de manera constante los objetivos que persiguen estos relatos, se pueden obtener datos muy útiles para una mejor comprensión del complejo siglo XVII en la Provincia Jesuítica del Paraguay. Al igual que en Cartas Anuas publicadas con anterioridad, esta valiosa fuente histórica que nos concierne, realiza una breve descripción del estado de la Provincia Jesuítica del Paraguay, hace mención a los pueblos de indios reducidos y su organización; a las excursiones a países de indios bárbaros y la vida de las estaciones 65


misionales que allí se hallan; a los acontecimientos más destacables en los diferentes colegios; y las persecuciones a los miembros de la Compañía en la ciudad de Asunción. Pero también posee rasgos distintivos este documento al referirse su autor, el sacerdote Juan Pastor, a su elección y posterior viaje como Procurador en Europa en búsqueda de nuevos sacerdotes para estas tierras; también se observa una minuciosa descripción del proceso posterior al conflicto con Cárdenas; y por último se menciona la intención de realizar una nueva misión a tierras chaqueñas con objetivos evangelizadores tras catorce años del último intento, precisamente la organización de esta misión, desde Salta, hace que esta Anua sea finalizada y firmada por el sacerdote Francisco Vázquez de la Mota. Para finalizar debemos resaltar la importancia de la realización de esta continua y, hasta el momento, inconclusa labor de publicar las Cartas Anuas; ya que las mismas enriquecen el material historiográfico de la región, pese a las limitaciones y el alto grado de subjetividad que presentan, con valiosos aportes para todo investigador que quiera abordar alguna temática en especial del accionar de la Compañía de Jesús en los territorios rioplatenses. Además, debemos tomar en cuenta que a mediados del siglo XVII los viajes del continente americano al europeo eran muy largos y complicados, y fueron las Cartas Anuas las que sirvieron como nexos, permitieron que el Padre Propósito General de la Compañía residente en Roma se mantuviese informado de todos los hechos ocurridos en la Provincia jesuítica del Paraguay por esos años; lo cual acrecienta aún más la importancia de estos documentos.

Bibliografía MERCEDES AVELLANEDA. Poder y conflictos religiosos por el control de las reducciones en el Paraguay colonial. EN: Memoria Americana 6. Cuadernos de Etnohistoria. Instituto de Ciencias Antropológicas. Facultad de Filosofía y Letras. UBA, 1997. p. 143-170. 66


————————————— Orígenes de la alianza jesuitaguaraní y su consolidación en el siglo XVII. EN: Memoria Americana 8. Cuadernos de Etnohistoria. Instituto de Ciencias Antropológicas. Facultad de Filosofía y Letras. UBA, 1999. p. 173-200 Cartas Anuas de la Provincia Jesuítica del Paraguay. 1632-1634 . Introducción y notas de Ernesto J. A. Maeder. Bs. As., Academia Nacional de la Historia, 1990. Cartas Anuas de la Provincia del Paraguay. 1637-1639 . Advertencia de Ernesto J. A. Maeder. Introducción y notas de Hugo Storni SJ. Bs. As., FECIC, 1984. Cartas Anuas de la Provincia Jesuítica del Paraguay. 1641-1643 . Resistencia, Instituto de Investigaciones Geohistóricas, 1996. (Documentos de Geohistoria Regional, 11). Cartas Anuas de la Provincia Jesuítica del Paraguay. 1644 . Resistencia, Instituto de Investigaciones Geohistóricas, 2000. (Documentos de Geohistoria Regional, 13). Guillermo Furlong. Misiones y sus pueblos de guaraníes. Bs. As., Balmes, 1962. Lucía Gálvez. Guaraníes y jesuitas. De la Tierra sin mal al Paraíso. Bs. As., Sudamericana, 1995. Ernesto J. A. Maeder. Nómina de Gobernantes civiles y eclesiásticos de la Argentina durante la época española (1500-1810). Resistencia, Instituto de Historia de la Facultad de Humanidades de la UNNE, 1972. ————————————— y Ramón Gutiérrez. Atlas Histórico del Nordeste Argentino . Resistencia, Instituto de Investigaciones Geohistóricas (Conicet- Fundanord) Universidad Nacional del Nordeste, 1995. José Luis Mora Mérida. Historia social de Paraguay 1600-1650. Sevilla, Escuela de Estudios Hispanoamericanos, 1973. Magnus Mörner, . Actividades políticas y económicas de los jesuítas en el Río de la Plata: La era de los Habsburgos. 67


Bs. As., Paidós, 1968. Ángel Santos Hernández. Los Jesuitas en América. Madrid, Mapfre, 1992. Hugo Storni. Catálogo de los jesuitas de la provincia del Paraguay (Cuenca del Plata) 1585-1768. Roma, Institutum Historicum S. I. 1980. Rafael Eladio Velázquez. Breve Historia de la Cultura en el Paraguay. Asunci ón, Novelty, 1970.

Resumen Las Cartas Anuas constituyen fuentes significativas para la reconstrucción de la Historia de la labor realizada por la Compañía de Jesús en los territorios de Indias. Si bien estos escritos presentan una carga de subjetividad al abordar las diversas temáticas, esta documentación es trascendente para conocer el mundo de las reducciones jesuíticas. Nos interesa en este trabajo analizar las Cartas redactadas por el padre Juan Pastor correspondientes al trienio 1650-1652; valiosos documentos que están próximos ha ser editados. Nuestro objetivo es destacar los aportes historiográficos de dichas fuentes, e identificar los problemas que se desarrollan en su coyuntura, contrastando con otras fuentes del período. De esta manera, lograremos comprender no sólo el gran valor de este tipo de documentos como indispensables fuentes históricas sino también como nexos de información entre los jesuitas en suelo americano y el Padre Propósito General residente en Roma.

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Pantaleón Gómez. El “Gobernador olvidado” Marcos Altamirano Los comienzos de su actuación militar y política. Pantaleón Gómez, quien sería el tercer Gobernador del Chaco, nació en Buenos Aires entre 1833 y 1834. Concluidos sus estudios secundarios abrazó la carrera del Notariado, pero con motivo de la Revolución porteña del 11 de Setiembre de 1852 se lanzó a la vida militar. Combatió en Cepeda en las filas del ejército de Buenos Aires contra Urquiza, y ya con el grado de Capitán participó en la Guerra de la Triple Alianza. Finalizada esta contienda continuó sirviendo en el Ejército y participó en la campaña contra el levantamiento federal de Ricardo López Jordán en 1870, a cuyo término fue ascendido a Teniente Coronel. Posteriormente, en 1874, fue nuevamente convocado a las filas militares, esta vez como Comandante de Guardias Nacionales de la provincia de Buenos Aires. 1 En su actividad profesional llegó a ocupar la Presidencia del Colegio de Notarios de Buenos Aires, pero su pasión era la política, militando en las filas del Partido Autonomista porteño. Dotado de fuerte temperamento y con una fama de temible duelista, también ejerció el periodismo –otra de sus pasiones- y desde la prensa polemizó duramente con sus enemigos políticos del partido liberal o mitrista. Siguiendo a Valentín Alsina, apoyó la candidatura de Nicolás Avellaneda para la presidencia de la República, pero cuando éste impulsó desde ese cargo una política de “conciliación” con el mitrismo, se opuso firmemente a ella. Por ese motivo y para alejarlo del escenario político, Avellaneda resolvió designarlo Gobernador del Chaco, en reemplazo de Napoleón Uriburu que había renunciado. Desde 1872 el Chaco era una Gobernación que incluía al Chaco Boreal, Central y Austral, creada por el Presidente Sarmiento como resultado de los conflictos territoriales que la Argentina tuvo 1

Más datos biográficos de Pantaleón Gómez en: Jacinto Yaben. Biografías Argentinas y Sudamericanas. T. II, pp. 815-816. 69


con el Paraguay con posterioridad a la Guerra del Paraguay. Su capital era Villa Occidental, localidad situada sobre la margen derecha del Río Paraguay casi frente a Asunción. Con motivo del Tratado de Límites con el Paraguay en 1876, estaba sometida, con su territorio adyacente, al arbitraje del Presidente norteamericano Rutherford Hayes. Pantaleón Gómez ya conocía el lugar por haber estado allí en 1874, cuando se le encomendó conducir un contingente de Guardias Nacionales en reemplazo de las tropas del ejército de línea acantonadas allí.2 En la costa chaqueña frente a la Provincia de Corrientes había sido creada la Colonia “Resistencia” por la Comisión Exploradora Fóster-Seelstrang designada por el Presidente Avellaneda en cumplimiento de la Ley 686 de 1874. Allí tenían su asiento el Jefe Político del Chaco Aurelio Díaz y el Comisario de Administración de la nueva Colonia Jaime Sosa, aunque aún no se habían enviado inmigrantes para colonizarla. En Corrientes se ventilaba el pleito de los partidos Autonomista y Liberal y las elecciones de 1877 prometían ser muy encarnizadas. La designación de un ferviente autonomista en la Gobernación del Chaco pudo interpretarse como una intención de Avellaneda de favorecer al autonomismo correntino, pero por tratarse de un funcionario del Gobierno Nacional, estaba obligado a abstenerse de intervenir en los asuntos políticos de aquella provincia. La personalidad de Pantaleón Gómez ya fue analizada por los historiadores chaqueños Manuel Meza y Ramón Tissera (ya desaparecidos), y del historiador formoseño Justo Lindor Olivera posteriormente.3 Antes de los trabajos mencionados la actuación de este Gobernador era prácticamente desconocida y hasta se llegó a 2

Memoria de Guerra y Marina. 1875. Cit. por Cirilo Sbardella, La Guardia Nacional, Inéd., p. 3 3 Manuel Meza, Un Gobernador Olvidado: Teniente Coronel Pantaleón Gómez . En: El Territorio, Resistencia, 18 al 21 de Noviembre de 1969. Ramón Tissera, Pantaleón Gómez, el Gobernador Depuesto. En: Relatos Chaqueños, Resistencia, Región, 1980. Justo Lindor Olivera. Villa Occidental, capital del Chaco, Formosa, Renglón, 1987. 70


dudar de que haya ejercido sus funciones. Su retrato estuvo muchos años ausente en la Galería de Gobernadores de la Casa de Gobierno del Chaco, hasta que el historiador Carlos López Piacentini logró que se lo incluya. De allí el calificativo de “Gobernador Olvidado” propuesto por uno de los autores. Pero los pormenores de su gestión de gobierno eran muy poco conocidos, vacío que pretendo llenar con este trabajo sobre la base de documentación en gran parte inédita. En la Gobernación del Chaco. El Presidente Nicolás Avellaneda designó a Pantaleón Gómez como Gobernador del Chaco con comienzo de su mandato a partir del 1º de Enero de 1877.4 Gómez aceptó el nombramiento “como un sacrificio necesario a favor del país” y manifestó que lo animaba el propósito de cooperar al progreso de la Nación en aquellos apartados lugares y como consideraba que los cargos públicos implicaban un acto de servicio, estaba dispuesto a renunciar “ …siempre que, desgraciadamente, llegase al convencimiento de la esterilidad del sacrificio que esta aceptación impone… ”5 Estas expresiones revelan claramente el origen político de su nombramiento y el estado de ánimo que lo embargaba al aceptar el cargo. Gómez contaría con la valiosa colaboración de Luis Jorge Fontana, Secretario de la Gobernación desde la gestión de Napoleón Uriburu. Además se conocían, pues Fontana había servido bajo sus órdenes como Capitán del Regimiento 5º de Guardias Nacionales en 1874, cuando se produjo la revolución encabezada por Bartolomé Mitre contra el triunfo electoral de Nicolás Avellaneda. 6 El nuevo Gobernador asumió a fines de febrero de 1877, no sin antes ordenar a Fontana el traslado de la Capital de la Gobernación 4

Decreto del 27 de Diciembre de 1877. Registro Nacional de la República Argentina. T.VII, p. 522, Archivo Histórico del Chaco (En adelante A.H.Ch.) 5 Nota de P. Gómez al Ministro del Interior Simón de Iriondo. Buenos Aires, 11 de Enero de 1877. (Archivo General de la Nación –en adelante A.G.N.- 1877, Min. del Int., Leg. 8) 6 Cirilo Sbardella y Arminda Paz. El Comandante Luis Jorge Fontana, fundador de Formosa. Buenos Aires, Grandes Temas Nacionales, Fundación Caja Nacional de Ahorro y Seguro, 1987. T. I, p. 72. 71


a Villa Occidental, desde la Isla del Cerrito, donde se encontraban las oficinas gubernamentales por decisión del anterior Gobernador Uriburu. Con esta decisión se reforzaba la presencia argentina en un territorio sometido a arbitraje internacional, permitía seguir de cerca la inestable situación de la política paraguaya de esos años, y estar rápidamente al tanto de cualquier suceso imprevisto como lo fue el asesinato del Presidente Juan Bautista Gill, el 12 de Abril de 1877. El Cerrito continuó albergando un piquete de Guardias Nacionales, baterías defensivas, una capilla y más de 60 ranchos donde se albergaban los soldados y la población civil.7 La población de San Fernando en peligro. Cuando aún el nuevo Gobernador se encontraba en Buenos Aires, se sublevó la guarnición de San Fernando (Resistencia) el 28 de enero de 1877. El intento de los sublevados de asesinar al Comandante de la misma Mayor Fábregas y de cometer tropelías contra la población, terminó en un fracaso y los cabecillas huyeron. Gómez reclamó el urgente envío de 50 efectivos del Ejército de Línea para proteger la localidad de posibles ataques indígenas.8 El Gobierno de Corrientes envió a 20 hombres de la Guardia Nacional para la defensa del lugar pero le advirtió a Fontana –a cargo en ese momento de la Gobernación- que los mismos serían retirados a fines de Febrero. Alarmado, Gómez criticó esta decisión y reiteró el pedido de efectivos del Ejército de Línea, ante la amenaza del Mayor Fábregas de renunciar si no se le enviaban soldados para imponer el orden en la población del paraje.9 El desarme y la detención de los soldados sublevados de la guarnición de San Fernando, más el inminente retiro de la fuerza correntina, colocaba a esa población en una peligrosa situación de indefensión. El Gobernador Gómez le advirtió al Gobierno Nacional que si no se enviaban de inmediato los efectivos 7

Luis Jorge Fontana. El Gran Chaco, Buenos Aires, Solar-Hachette, 1977, p. 72. Nota de P. Gómez al Min. del Interior S. de Iriondo. Buenos Aires, 31 de Enero de 1877. (A.G.N., Min. del Int., Leg. 8, Expte., 351) 9 Id., del 16 de Febrero de 1877 (A.G.N., 1877, Min. del Int., Leg. 8) 8

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solicitados, debía cesar allí la administración y el ejercicio de la autoridad, hasta que se reorganice un cuerpo de voluntarios para la guarnición.10 Estos temores estaban fundados en los ataques que durante 1875 y 1876 habían protagonizado varias tribus tobas y vilelas contra el paraje San Fernando. En la Capital del Chaco Al asumir sus funciones en Villa Occidental, Pantaleón Gómez se encontró con irregularidades en el Gobierno municipal. El Comisario Municipal y Juez de Paz Pablo Guastavino, había sido designado directamente por el anterior Gobernador en virtud de que la población no alcanzaba los mil habitantes que exigía la ley para el llamado a elecciones.11 Este funcionario se había demostrado incompetente para detener las incursiones aborígenes y evitar que éstos se apoderaran de la caballada del Estado, había violado la correspondencia de la Oficina de Correos y se había instalado en la Legación brasileña de Asunción abandonando la embarcación que servía para comunicación entre la Villa y la capital paraguaya. Para colmo se proclamaba públicamente como Jefe Político de Villa Occidental, cargo que no tenía.12 Esta situación pudo haberse generado por el breve traslado de la Capital a la Isla del Cerrito y la prolongada ausencia del anterior Gobernador Uriburu. Ante la gravedad de los hechos el Gobernador destituyó a Guastavino y lo reemplazó interinamente por Fontana. Esta medida contribuyó a devolver la tranquilidad de los pobladores y a detener el continuo éxodo que se venía produciendo desde el año anterior, motivado por el retiro de las tropas y por la inseguridad sobre el futuro de la Villa. 10

Id. del 20 de Febrero de 1877. (A.G.N., 1877, Min. del Int., Leg. 8) M. Altamirano y C. Sbardella. Villa Occidental, primera capital de los Territorios del Chaco. Resistencia, Vº Congreso Nacional y Regional de Historia Argentina. Academia Nacional de la Historia. 1981, p. 9. 12 Nota de P. Gómez al Min. del Interior S. de Iriondo. V. Occidental, 19 de Marzo de 1877. (A.G.N. Min. del Int., Leg. 7, Expte. 809) 11

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La Primera Compañía de Gendarmes del Chaco En el mes de Junio de 1877 el Gobernador se encontraba en Buenos Aires gestionando ante el Ministerio de Guerra y Marina –a cargo entonces de Valentín Alsina, su amigo y correligionario- el envío de tropas ante las frecuentes incursiones de las tribus guerreras del Chaco sobre las poblaciones, en especial Villa Occidental y San Fernando. Estas diligencias en la Capital pudieron haber acelerado el tratamiento de esta cuestión en el Congreso Nacional que sancionó la ley por la cual se autorizó al Poder Ejecutivo Nacional a crear dos Compañías de Gendarmes para prestar servicios en el Chaco. Esta Ley, que fue promulgada el 6 de Agosto de 1877, establecía que los cuerpos debían estar bajo las inmediatas órdenes del Gobernador del Chaco y que debían tener una dotación de un Capitán, un Teniente 1º, un Teniente 2º, cuatro Cabos 1º, cuatro Cabos 2º y 60 soldados para cada Compañía.13 A propuesta de Pantaleón Gómez la Primera Compañía con asiento en Villa Occidental fue denominada “Compañía de Gendarmes del Pilcomayo” al mando del Capitán Jacinto R. Salcedo. La Segunda Compañía con asiento en San Fernando y la Isla del Cerrito recibió el nombre “Compañía de Gendarmes del Bermejo” y fue puesta al mando del capitán Luis Moreno.14 En cuanto a los gastos para el reclutamiento en Buenos Aires, el Gobernador obtuvo 1.000 pesos fuertes de Tesorería General para pagar el local y la estadía de los aspirantes hasta su traslado al Chaco. Después se ocupó de poner en servicio a los cuerpos creados y fijarles jurisdicción, aunque tuvo que licenciar a los Guardias Nacionales que prestaban servicio en Villa Occidental, El Cerrito y San Fernando, autorizando la permanencia de aquellos efectivos que gozaban de la confianza de las autoridades.15

13

A.G.N.,1877, Min. del Int., Leg. 8. Copia de la Ley obrante en el Ministerio del Interior. 14 Nota al Ministro del Interior Buenos Aires, 11 de Agosto de 1877. (A.G.N., 1877, Min. del Int.. Leg. 7, Expte. 1982) 15 Decretos de la Gobernación del Chaco, del 22 de Octubre de 1877. (A.G.N., 1877, Min. del Int., Leg. 8, Expte. 2596) 74


La Primera Compañía situada en Villa Occidental debía realizar tareas de vigilancia en el territorio situado al Norte del Río Pilcomayo hasta el Río Verde situado en el Chaco Boreal al Norte de la Capital de la Gobernación. La Segunda Compañía debía vigilar el territorio situado al Sur del Bermejo hasta el Arroyo del Rey en el límite con Santa Fe. Esta Compañía tenía sus guarniciones en El Cerrito y San Fernando.16 De este modo el Gobernador buscó dar seguridad a la Colonia “Resistencia”, que ya había sido trazada, y a la Isla del Cerrito, estratégico territorio devuelto por el Imperio del Brasil el año anterior. Pero quedó desguarnecido el territorio comprendido entre los ríos Pilcomayo y Bermejo, que correspondía al Chaco Central. Peripecias de los primeros Cuerpos de Gendarmería del Chaco. Después de sortear algunas dificultades, como lo fue el naufragio del vapor que traía el equipamiento de los gendarmes frente a Asunción y el desagrado de comprobar que el Cónsul argentino en Asunción se ocupó de subastar en esta ciudad los uniformes con las insignias y armas argentinas rescatadas del río, Gómez pudo equipar y racionar a los efectivos de las compañías recién creadas.17 Los soldados de estos cuerpos eran contratados por un año y podían renovar sus contratos. Sus reemplazos debían ser reclutados en Buenos Aires, lo que trajo serios inconvenientes para mantener el servicio en condiciones aceptables. La misión de estos soldados era garantizar la seguridad de las poblaciones contra los ataques indígenas, proteger a las tribus que decidiesen someterse y ejercer los servicios de policía local. Eventualmente podían realizar cortas expediciones al interior del territorio en persecución de aquellos indígenas que atacaban a las poblaciones o a los obrajes de la zona. Ataques que eran motivados generalmente por los abusos de que eran objeto los aborígenes por los obrajeros o ganaderos, o también cuando el hambre 16

Decreto del 31 de Octubre de 1877. (A.G.N., 1877, Min. del Int., Leg. 8, Expte. 2596) 17 Nota de P. Gómez al Ministro del Interior B. de Irigoyen. Buenos Aires, 22 de Noviembre de 1877. (A.G.N., 1877, Min. del Int., Leg., Expte, 34) 75


los acosaba. Estos abusos fueron denunciados puntualmente por la Comisión Exploradora Foster-Seelstrang y por el Comandante de la Frontera Norte Coronel Manuel Obligado. El funcionamiento de estos cuerpos constituyó una garantía de seguridad para las nuevas colonias trazadas en el Chaco y corresponde al Gobernador Pantaleón Gómez y a su Secretario Luis Jorge Fontana, el haber procurado las mínimas garantías para su desempeño. Así lo señaló el propio Fontana en un párrafo de su libro sobre el Chaco: “Una de estas colonias se llama Resistencia y, no obstante estar situada en excelentes campos (…) ella no prospera con rapidez y apenas cuenta un número reducido de colonos que poco hacen, sin embargo que aquella localidad se encuentra fuera del alcance de los indios, pues allí está de guarnición una de las Compañías de Gendarmes del Chaco creadas por Ley del Honorable Congreso Nacional fechada el 6 de Agosto del corriente año de 1877…”18 Cuando en 1878 fue derrocado el gobernador autonomista de Corrientes Santiago Derqui, un grupo de emigrados políticos afines al Autonomismo logró sublevar a una parte de la 2ª. Compañía de Gendarmes de la Isla del Cerrito y de San Fernando. El Gobernador Gómez no tuvo una actitud de firmeza contra los sublevados y –según el historiador Tissera- habría puesto a disposición del mandatario derrocado al vapor “Resguardo” que estaba al servicio de la Gobernación del Chaco.19 Sin embargo, debemos destacar el papel que le cupo a esta Compañía de Gendarmes en la expedición que comandó en 1880 el Mayor Luis Jorge Fontana al interior del Chaco con motivo de la 18

L. J. Fontana, op. cit., p. 158. Como se desprende del mismo texto, esta obra fue escrita en 1877 aunque recién fue publicada en 1881. 19 Ramón de las Mercedes Tissera. Chaco, Historia General. Resistencia, Subsecretaría de Cultura – Librería de La Paz, 2008, p. 347. 76


apertura de un camino en dirección a Salta. En esa ocasión integró la fuerza principal de la expedición y varios de sus integrantes cayeron en el combate de La Cangayé.20 Las Compañías de Gendarmes del Chaco fueron disueltas por Decreto del Presidente Julio A. Roca del 20 de Mayo de 1881. 21 Estas fuerzas respondieron al criterio defensivo y de sometimiento gradual e incorporación paulatina de las tribus a la vida civilizada, que hasta ese momento guiaba a la política nacional con el aborigen. Con Roca en la presidencia, se abandonó ese criterio y se buscó aplicar en el Chaco la misma política agresiva empleada en la región pampeana. Les correspondía ahora al Ejército de Línea internarse en el Chaco y someter a los pueblos indígenas por la fuerza o eliminar lisa y llanamente a aquellas tribus que se mostrasen rebeldes a las autoridades de la Nación. Población de Villa Occidental La población civil de Villa Occidental ascendía en 1874 a 700 u 800 habitantes, los que sumados a los 500 o 600 efectivos del Ejército, daba un total de 1200 a 1400 individuos. Pero en 1877, al asumir Pantaleón Gómez se había reducido a unos escasos 300 pobladores.22 Las causas de tan drástica disminución fueron: el retiro de la guarnición militar, la inseguridad sobre el futuro de la Villa por haberse sometido su territorio al arbitraje internacional, y la sensación de abandono que provocó en la población el traslado de la capital a la Isla del Cerrito en 1876. La ausencia de planes de colonización sobre la radicación de nuevos colonos completó este cuadro negativo. El regreso de las autoridades de la Gobernación a Villa Occidental, la creación de las Compañías de Gendarmes del Chaco, 20

José Alumni. La Ciudad de Resistencia. Apuntes Históricos, Resistencia, Imp. Moro, 1958, pp. 56-61. En este combate Fontana fue gravemente herido y perdió la movilidad de un brazo. 21 Registro Nacional, Año 1881, T. VIII, p. 165. 22 Diario La Prensa, 26 de Julio de 1874, p. 1, col. 3 y 24 de Junio de 1877, p. 1, col. 3 (A.H.Ch.) 77


y las enérgicas medidas de saneamiento administrativo dispuestas por Pantaleón Gómez, revirtieron en parte esta situación y detuvieron el éxodo. Hacia 1878 se estimaba en 470 el número de habitantes en la Capital del Chaco.23 La influencia de la instalación de la Compañía de Gendarmes en el progreso demográfico de esta localidad fue comentada por el Diario “La Prensa”: “… Juiciosamente establecidos, estos servicios tienen que dar muy pronto resultados favorables, sobre todo en Villa Occidental, tanto por la importancia de la población cuanto por las relaciones comerciales que mantienen con el Paraguay. La existencia de cualquier cantidad de gente que sea racionada por el Gobierno, llama inmediatamente la población en aquellos lugares, donde son tan escasos los medios de subsistencia.”24 El traslado de la Capital del Chaco a la Isla del Cerrito no fue una decisión oportuna en momentos en que estaba pendiente el arbitraje internacional, pues podía ser interpretado como una falta de interés de la Argentina por conservar Villa Occidental. Tampoco significó una ventaja para la Isla del Cerrito, pues no se tuvieron en cuenta las recomendaciones de Fontana sobre su fortificación y colonización. El problema forestal y de las tierras públicas Pantaleón Gómez pudo comprobar los abusos que los particulares cometían con la ocupación ilegal de terrenos y con la tala indiscriminada de los bosques, en las tierras adyacentes a Villa occidental al Norte del Río Pilcomayo. Frente a esto resolvió reglamentar el corte y comercialización de las maderas de los bosques 23

Nota de L. J. Fontana al Ministerio del Interior. Villa Occidental, 20 de Octubre de 1878. (A.G.N., 1879, Min. del Int., Leg. 2, Expte. 298-C) 24 Diario “La prensa”, 1 de Agosto de 1877, p. 1, col. 2 (A.H.Ch.) 78


en todo el Territorio del Chaco, y al mismo tiempo evitar perjuicios al fisco y los conflictos entre los pobladores. Por un decreto del 23 de Marzo de 1877 estableció: 1) la prohibición de poseer sin permiso los bosques, tierras y ríos, etc; 2) la exigencia de solicitar permiso de posesión, especificando extensión, ubicación y límites, y tipo de explotación; 3) la Gobernación se reservaba el derecho de fijar extensión y límites a las tierras acordadas; 4) el pago de una cuota de hasta 20 pesos fuertes por semestre para solventar la creación de pueblos y colonias; 5) la concesión no otorgaba derecho a la posesión permanente; 6) la interrupción de la explotación producía la caducidad de la concesión. Finalmente se fijaban plazos y multas para los infractores a estos requisitos.25 Con esta medida Gómez trató de impedir la depredación del bosque nativo y que se creasen derechos permanentes sobre las tierras fiscales con la consiguiente formación de verdaderos “feudos”, como ocurrió con leyes posteriores. Se advierte aquí por primera vez, el ejercicio de la facultad del Estado por encauzar la explotación forestal dentro de ciertos límites y al mismo tiempo obtener recursos fiscales para promover la colonización. En cuanto al problema de las tierras, Gómez pudo comprobar que por inexplicable “tolerancia” de las autoridades, se había otorgado a cada poblador una extensión mayor de la que estipulaba la ley. Además se había permitido el abandono de los predios y el incumplimiento de la obligación de poblar y cultivar, el acaparamiento de varios lotes por una misma persona o familia, y el arrendamiento de las parcelas a los pobladores.26 Para conocer la real situación de los terrenos de la Villa, el Gobernador creó una comisión presidida por el Juez de Paz, que debía efectuar un análisis de todas las concesiones que no se ajustasen estrictamente a la Ley 576 de creación del Territorio del Chaco. Con 25

Nota de P. Gómez al Ministro del Interior S. de Iriondo. Villa Occidental, 23 de Marzo de 1877. (A.G.N., 1877, Min. del Int., Leg. 8, Expte. 903) 26 Nota de P. Gómez al Ministro del Interior S. de Iriondo. Villa Occidental, 2 de Abril de 1877. (A.G.N., 1877, Min. del Int., Leg. 8, Expte. 1088) 79


estos datos, Gómez esperaba poder regularizar la tenencia de los lotes, quintas y chacras dentro de la jurisdicción de Villa Occidental. 27 Todas estas medidas revelan las principales preocupaciones del Gobernador en su labor administrativa y también la confianza que alentaba sobre la favorable resolución del laudo arbitral, que de haber resultado así hubiera permitido a nuestro país conservar Villa Occidental dentro de sus límites. Distribución de tierras en la Colonia “Resistencia” Durante la gestión de Pantaleón Gómez se produjo el arribo del primer contingente de inmigrantes italianos a la Colonia “Resistencia”, el 27 de Enero de 1878. Esta colonia había sido delineada por la Comisión Exploradora Fóster-Seelstrang en 1875, pero los mojones de dicha mensura se habían perdido y fue necesario realizar un nuevo trazado para poder entregar las tierras a los nuevos colonos, conforme a las previsiones de la Ley 817 de Inmigración y Colonización de 1876. El Gobernador distribuyó títulos de tierras de la Colonia a los antiguos vecinos de San Fernando y lo comunicó al agrimensor Juan Dillon (h) –encargado de la nueva mensura- cuando ya los primeros inmigrantes se encontraban en el lugar. Contrariamente a quienes sostienen que dichos vecinos –dedicados preferentemente a la explotación forestal- no tenían propósito de arraigo, desde 1874 venían solicitando tierras en el paraje San Fernando, y en 1876 Luis Jorge Fontana ya había hecho algunas adjudicaciones provisorias que no quedaron firmes. Este procedimiento motivó el reclamo del Comisario General de Inmigración ante el Ministerio del Interior, pues la Ley 817 de Inmigración otorgaba esa facultad a los Comisarios de Administración de Cada Colonia. El Gobernador sólo estaba facultado para extender boletos provisorios, supeditados a los informes del Comisario de

27

Decreto del 2 de Abril de 1877, Id. 80


Administración, sobre todo cuando se superponían con los lotes entregados a los inmigrantes, como ocurrió en este caso.28 La cuestión de la entrega de lotes a los obrajeros, incrementó el grave conflicto que ya existía por otras causas con los funcionarios de la Administración de la Colonia. Pero en este caso la sangre no llegó al río y, posiblemente por influencias de Pantaleón Gómez quien tenía fuertes vinculaciones con aquéllos, estos vecinos recibieron lotes de terreno en Resistencia. Tal vez por esta circunstancia Gómez se adjudicó el haber contribuido a fundar la Colonia “Resistencia”, meses después cuando tuvo que abandonar el cargo por desinteligencias con el Ministro Laspiur.29 En realidad el envío de inmigrantes al Chaco fue dispuesto por la Comisaría General de Inmigración y su instalación fue organizada por el Comisario de Administración de la Colonia Jaime Sosa. Gómez contribuyó a darle seguridad y dispuso que su secretario, el Dr. José Luna que era médico, se trasladase a Resistencia para brindar asistencia a los inmigrantes. La presencia de este facultativo en los primeros años de instalación de los colonos fue providencial pues el clima, el agua en mal estado y la falta de alimentos frescos produjo serias enfermedades a los colonos y a sus familias. Aún en las difíciles condiciones en que tuvo que trabajar el Dr. Luna prestó eficaz asistencia sanitaria y proporcionó medicinas indispensables a los primeros pobladores de Resistencia. Proyecto de una colonia en Formosa Uno de los proyectos más ambiciosos de Pantaleón Gómez fue la fundación de una colonia en la margen derecha del Río Paraguay, 28

Nota del Comisario de Administración Juan Dillon al Ministro del Interior Bernardo de Irigoyen. Buenos Aires, 19 de Marzo de 1878. (A.G.N., 1878, Min. del Int., Leg. 3, I-789) 29 “Orden General” dirigida a la población, del 27 de Agosto de 1878, incluida en el Decreto por el cual delegó el mando de la administración en Luis Jorge Fontana. (A. G. N., 1878, Min. del Int., Leg. 7, Expte. 1998-C) El olvido sobre la gestión de Pantaleón Gómez en el Chaco también se trasladó a la nomenclatura de las calles de Resistencia, ya que ninguna de ellas lleva su nombre, a pesar de estar estrechamente vinculado a sus orígenes. 81


en el sitio llamado “Formoso” situado entre los ríos Pilcomayo y Bermejo. Este paraje pudo haber sido sugerido por Luis Jorge Fontana quien conocía muy bien toda esa zona. Fue el mismo Fontana quien nos dio noticia de este proyecto en su obra escrita en 1877: “…Más adelante, lo que se llama Formosa, costa firme, de diez metros de elevación, con monte de maderas duras y una laguna permanente llamada Oca, a la que se penetra por un río bastante profundo. La tierra ofrece excelentes condiciones para la agricultura y la cría de animales domésticos. En este paraje es donde el actual Gobernador, Señor Pantaleón Gómez, se propone fundar una colonia que se denominará Monteagudo, perpetuando así la memoria de un argentino ilustre y dotando al Chaco, durante su gobierno, con un pueblo que, por sus condiciones topográficas y la fertilidad de su suelo, deberá ser muy productor.” 30 En virtud de las gestiones del Gobernador, el Gobierno Nacional decidió crear una colonia sobre el Río Paraguay, entre los ríos Pilcomayo y Bermejo, dejando a su criterio la elección del sitio preciso. Para su trazado fue designado el agrimensor Carlos Cambell y se ordenó que el Gobierno del Chaco le proporcionase todos los elementos necesarios para su tarea. 31 Se estaba por dar un paso importante en la colonización del litoral chaqueño al completar el poblamiento ya iniciado con la fundación de la Colonia Resistencia y aquellas ya trazadas en el sector sur del Chaco Austral. Pero cuando se ordenó al Comisario General de Inmigración que facilitase a Cambell los medios necesarios para la fundación de 30 31

Luis Jorge Fontana, op. cit., pp. 158-159. Nota del Ing. Guillermo White, del Depto. De Ingenieros de la Nación al Ministro del Interior S. laspiur. Buenos Aires, 14 de Junio de 1878. (A.G.N., 1878, Leg. 5, Expte. 1375-I) Los decretos de nombramiento fueron dictados el 9 de Enero y el 12 de Febrero de ese año. 82


la Colonia “Monteagudo” en el paraje “Formoso”, este funcionario objetó que de acuerdo con la ley debía nombrarse simultáneamente al Comisario de Administración y a un ayudante para que participasen en los trabajos, y evitasen así la pérdida de la mensura, posibilitando su inmediato poblamiento.32 Lo ocurrido en Resistencia con la pérdida de los mojones de la mensura de 1875 que obligó a realizar una nueva posteriormente, se tuvo en cuenta en este caso para postergar la fundación de una nueva población. Pese a que el agrimensor ya había sido contratado por el Gobierno, el trámite quedó detenido. El mismo Cambell comunicó al Departamento de Ingenieros en Junio de 1878, que hacía cuatro meses que aguardaba la orden para iniciar los trabajos de acuerdo a lo convenido con Pantaleón Gómez, y que ya había recibido la mitad de los honorarios por su labor. 33 Cambell nunca recibió esa orden y la fundación de la Colonia “Monteagudo” que tantas expectativas había despertado no ese efectuó en ese momento. Es posible que al Gobierno Nacional le haya faltado decisión para llevar a feliz término el proyecto, o bien resolvió aguardar la resolución de la cuestión arbitral de Villa Occidental, que para ese momento ya se vería como desfavorable para nuestro país. En Octubre de ese año todavía se aguardaba en la Gobernación del Chaco una decisión sobre esta colonia, pues Luis Jorge Fontana hizo referencia al proyecto en un informe al Ministerio del Interior: “…En la Segunda Sección (Chaco Central) está la Isla del Cerrito [sic] con una guarnición de diez hombres y el paraje denominado ‘Formoso’, en el que actualmente se proyecta la colonia ‘Monteagudo’ pero hasta hoy no existen en esa región otras poblaciones que algunas chozas en que viven los individuos dedicados a la explotación

32

Nota de Juan Dillon al Ministro del Interior. Buenos Aires, 30 de Abril de 1878. (A.G.N., 1878, Min. del Int., Leg. 4, Y-1059) 33 Nota del Ingeniero Guillermo White, del 14 de Junio de 1878, cit. 83


de maderas, y el número de estos no pasa de cien” 34 Aunque Pantaleón Gómez no pudo llevar a feliz término este proyecto, es por lo menos el precursor de la Fundación de Formosa en el mismo sitio y al año siguiente por Fontana, quien trasladó a ese lugar la nueva capital del Chaco cuando Villa Occidental y su territorio adyacente fueron adjudicados a la República del Paraguay por el laudo arbitral del Presidente de los Estados Unidos Rutherford Hayes.

Los avances en la educación Aunque con muchas limitaciones y carencias de todo tipo, los primeros gobernadores del Chaco se ocuparon de la educación en Villa Occidental. Tal fue el caso del Gobernador Julio de Vedia, quien desde 1873 logró el funcionamiento de una escuela elemental de carácter municipal. En principio esta escuela fue mixta pero desde 1874 se abrió una escuela de niñas y hasta funcionó un establecimiento de turno nocturno, algo no muy común en aquella época. En pocos años se sucedieron varios maestros en la atención del servicio educativo, lo cual demuestra continuidad pero no regularidad en la enseñanza. El primer establecimiento educativo fue creado por la Comisión Municipal y sus clases se inauguraron el 29 de Enero de 1873 con una población escolar inicial de 18 alumnos, que se incrementó a 44 en diciembre de ese año. 35 El primer maestro o “preceptor” como se lo denominaba en esa época fue el Secretario Municipal Eduardo Montiel, quien facilitó su casa para las clases y 34

Informe de Luis Jorge Fontana al Ministerio del Interior del 20 de Octubre de 1878. (A.G.N., 1878, Min. del Int., Leg. 9, Expte 2531) Fontana equivocó la ubicación geográfica de la Isla del Cerrito, la que en realidad pertenece al Chaco Austral, pero no por desconocimiento, ya que había estado allí en numerosas oportunidades y realizado investigaciones geológicas y observaciones meteorológicas entre 1876 y 1878. En su obra “El Gran Chaco” la describe en forma minuciosa. 35 Marcos Altamirano. La educación y la cultura en la primera capital de la Gobernación del Chaco (1872-1879). Separata Decimotercer Encuentro de Geohistoria Regional, Chajarí. Entre Ríos. Resistencia, 1993, p.5. 84


ejerció con carácter “ad-honorem”. Desde 1874 las clases estuvieron a cargo de Eduardo Caamaño y Cristina Firpo de Caamaño, pero desde 1876 fueron reemplazados por Francisco Morra y Catalina Z. de Morra, cuya labor no debió extenderse más allá de 1877, pues para esa fecha se mencionan los nombres de Federico Wilde Lagos, Gumersindo Coll y nuevamente Eduardo Montiel. 36 Semejantes cambios de personal docente no permitió lograr resultados muy positivos en la enseñanza, sobre todo si a eso se le agrega la precariedad de recursos que no alcanzó a paliar la ayuda municipal y de las autoridades de la Gobernación. Al comenzar el período lectivo de 1878, ya ejercía en la escuela de niñas la Sra. Francisca Zamborini de Zambrini, meritoria docente que extendería después su acción educadora a Formosa. Pantaleón Gómez debió ver la necesidad de sistematizar la enseñanza en ese establecimiento, según lo demuestra esta nota dirigida a la docente de Luis Jorge Fontana: “De orden del Señor Gobernador aviso a Ud. que en adelante las clases en ese establecimiento a su cargo, deberán abrirse todos los días hábiles desde las siete a las once de la mañana, tiempo que distribuirá convenientemente en la enseñanza de las siguientes asignaturas: lectura, escritura, aritmética, geografía, gramática, labores de mano y doctrina cristiana los días sábado, en tanto no haya sacerdote que se encargue de dicha asignatura.” 37

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Los nombres de Lagos, Coll y Montiel como “preceptores” entre 1877 y 1878 son citados por Justo Lindor Olivera en su obra: “Villa Occidental., primera Capital del Chaco.” Formosa, Renglón, 1987, p. 87. 37 Manuel Meza, art. cit. Tanto la convicción de los altos funcionarios como la fuerza de la tradición hacía que en los contenidos de toda enseñanza se incluyese la doctrina cristiana y, como en este caso, a falta de sacerdotes estaban obligados a impartirla los maestros laicos. Esto cambiaría con la Ley 1420 de 1884 que impuso el laicismo en forma excluyente en las escuelas argentinas. 85


También se requería de la docente –o del director- un informe mensual sobre la marcha de las clases y el índice de asistencia de los alumnos. El Ministerio de Culto e Instrucción Pública previó la cobertura de cargos, y en el presupuesto de 1878 figuraba para Villa Occidental un cargo de Profesor y uno de preceptor (maestro) con sueldos de 50 y 60 pesos, y se destinaban fondos para alquiler del local y para la compra de útiles.38 A fin de regularizar el funcionamiento de las escuelas de Villa Occidental, el Gobernador nombró Director a Ernesto Duvivier, de origen francés, y en los cargos de maestros a Eduardo Montiel y la señora Francisca Zamborini de Zambrini.39 Esto indica el aumento de la matrícula escolar por el relativo incremento de la población, como resultado de las medidas dispuestas por el Gobernador. Pero el Gobierno Nacional no acompañó estas medidas, pues sólo designó para 1878 a Ernesto Duvivier. La Señora de Zambrini continuó ejerciendo la docencia hasta 1879, fecha en que la localidad fue entregada al Paraguay en cumplimiento del laudo arbitral del Presidente Hayes. Como una prueba de la continuidad de la obra educativa y de la escuela en los Territorios del Chaco, la Señora de Zambrini continuó con su destacada labor docente en Formosa y Ernesto Duvivier – acompañado de su esposa- fue el primer maestro en la Colonia Resistencia desde 1879. Las partidas presupuestarias que se votaban anualmente con destino al sostenimiento de estas escuelas eran harto insuficientes, y las carencias no pudieron ser superadas con el aporte de la Comisión Municipal y de los vecinos, por la escasa población y la poca actividad económica que se registraba en la Villa.

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Registro Nacional de la República Argentina, 1878, T. XVIII, p. 120. Decreto del 17 de Julio de 1878. Informe sobre el funcionamiento de la que se estima la más antigua escuela de la Provincia de Formosa. (Formosa, Archivo Particular). 86


Para mejora la atención religiosa en Villa Occidental, el Ministerio de Culto e Instrucción Pública autorizó al Gobernador a nombrar Capellán en la localidad.40 Por su parte los vecinos habían formado desde 1876 una comisión para reunir fondos y materiales con el fin de construir la capilla, tarea que apoyó el Gobernador con la asignación de personal de la Gobernación para ese trabajo. En Octubre de 1878 Fontana informaba que la obra proseguía y que era el único edificio público en construcción en la Villa. 41 Repercusión de los sucesos políticos correntinos. Hacia 1877 el Presidente Avellaneda había entregado algunos ministerios claves al opositor Partido Nacional, expresión política del mitrismo como una manera de llegar a la “conciliación” de los partidos. En la Provincia de Corrientes se disputaban el poder los partidos Autonomista –que estaba en el gobierno- y el liberal –que era afín al mitrismo-. Como no se pusieron de acuerdo para llevar una fórmula “conciliada” para las elecciones de 1877 y los ánimos se encrespaban, el Presidente nombró mediador a Pantaleón Gómez para que mediante un acuerdo patriótico se evitase la lucha armada. De no conseguirlo, debía procurar que las elecciones se realizasen en orden y sin presiones. Gómez se trasladó a Corrientes pero fracasó en su intento y no pudo evitar que en las elecciones del día 16 de noviembre ambos partidos se presentasen con listas propias: el Dr. Manuel Derqui era el candidato autonomista y el Dr. Felipe Cabral el de los liberales. Ganaron los autonomistas por escaso margen, pero los liberales desconocieron este resultado y como consecuencia se formaron dos colegios electorales rivales, cada uno reclamando legitimidad. 40

Registro Nacional de la República Argentina. T. XVII, p. 708. Hasta diciembre de 1875 se desempeñó como Capellán de Villa Occidental el P. Tomás Canavery, quién se destacó en la Guerra del Paraguay e inició las gestiones para la erección de una Capìlla en la localidad. 41 Informe de Luis Jorge Fontana del 20 de Octubre de 1878 (A. G. N., 1878, Min. del Int., Leg. 9, Expte. 2531) 87


El Gobernador Madariaga reconoció el triunfo autonomista y entregó la gobernación al Dr. Derqui el 25 de Noviembre, lo que no hizo más que agravar la ya tensa situación política. La reacción no tardó en manifestarse y el 2 de Febrero de 1878 estalló la revuelta armada del Partido Liberal alentada por el mitrismo desde Buenos Aires. Este movimiento debió estar concertado con el Ministerio del Interior, pues el Poder Ejecutivo decidió la intervención de la Provincia el 20 de Febrero, la que se prolongó hasta el 15 de Julio de ese año. Para entonces ya estaba decidida en Buenos Aires la entrega de Corrientes al Partido Liberal.y el Interventor Coronel Arias distribuyó armas entre los liberales antes de retirarse. El día 18 de Julio se produjo un nuevo movimiento revolucionario que obligó al Dr. Derqui a refugiarse en el Chaco con sus partidarios. En corrientes se instaló un gobierno provisional, mientras que los “emigrados” correntinos se instalaban en San Fernando y El Cerrito y lograban la complicidad del Mayor Luis Fábregas, Comandante Militar de la guarnición de Resistencia. Ante esta grave situación que lo comprometía por sus manifiestas simpatías hacia el Autonomismo correntino, el Gobernador Gómez ordenó al Comandante Fábregas el inmediato desarme de los emigrados.42 Al día siguiente informó al Ministro del Interior que con esa misma finalidad se dirigía a la Isla del Cerrito, donde también se encontraban fuerzas correntinas adictas al gobierno derrocado.43 Una vez en la isla, el Gobernador recibió la mala noticia de que el Gobierno Provisional Correntino había suspendido los suministros que se enviaban desde Paso de la Patria para los soldados y para la población civil. Indignado, cursó una nota al Ministro del Interior denunciando esa actitud que consideraba criminal: “Empiezo a creer Señor Ministro que mi amor al orden y a la justicia, y mi entusiasta adhesión a 42

Nota de P. Gómez al Comandante Fábregas. Barranqueras, 3 de Agosto de 1878. (A.G.N., 1878, Min. del Int., Leg. 6, I-1796 ½) 43 Nota de P. Gómez al Ministro del Interior S. Laspiur. Barranqueras, 4 de Agosto de 1878 (A.G.N., id.) 88


favor del Gobierno de S.E. el actual Presidente de la República, tienen que producir grandes males a las colonias de pobladores de estos riquísimos territorios, a quienes se les niega en tierra argentina el alimento que necesitan comprar para saciar su hambre. “He tolerado por respeto a las opiniones de varios miembros del Gabinete Nacional, las calumnias que los señores revolucionarios de Corrientes han publicado de todas maneras, hasta en el seno del Augusto Congreso de la Nación, pero que ahora que se trata de la vida de muchos semejantes, y del consiguiente abandono de estos territorios, creo que hago acto de humanidad y de patriotismo pidiendo el amparo a que su posición lo obliga.”44 Gómez reaccionó así porque tanto la Colonia Resistencia como la Isla del Cerrito dependían para subsistir de los alimentos y medicamentos enviados desde Corrientes, y en aquélla recién se estaban instalando los colonos inmigrantes llegados ese mismo año. Pero se había involucrado demasiado en los asuntos internos de Corrientes y los trastornos que por ese motivo sufrió la Colonia también fueron por su culpa. Al Ministro del Interior Saturnino Laspiur, adicto al mitrismo no debió agradarle las protestas del Gobernador del Chaco. Para agravar las cosas y comprometer aún más a Pantaleón Gómez, el Mayor Luis Fábregas a cargo de una de las Compañías de Gendarmes, distribuyó armas y municiones a los “emigrados” correntinos. Estos formaron dos destacamentos llamados de “Voluntarios de Corrientes” bajo el pretexto de un supuesto ataque de sus adversarios a la Colonia Resistencia. Uno de estos era el Destacamento “Barranqueras” al mando del Teniente Coronel Teodoro Maciel con 15 efectivos, y el

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Nota de P. Gómez al Ministro del Interior S. Laspiur. Isla del Cerrito, 4 de Agosto de 1878 (A.G.N., ibid.) 89


otro el Destacamento “Río Negro” dentro de la Colonia, comandado por el Teniente Coronel Juan Bautista Candia, también con 15 efectivos.45 Fábregas aceptó los servicios de estos “voluntarios” con la organización propuesta, a fin de “resguardar el orden amenazado por los revolucionarios correntinos” y les entregó 86 armas de fuego y municiones pertenecientes a los Gendarmes del Chaco. Después comunicó esta novedad a Fontana quien se encontraba a cargo de la Gobernación del Chaco.46 Este desaprobó enérgicamente la conducta del Mayor Fábregas y le ordenó el desarme de esas personas. Consideraba inaceptable que se entregaran armas de la Gobernación a particulares, cuando se contaba con la Compañía de Gendarmes del Chaco para garantizar el orden y la seguridad de la Colonia.47 Debido a estos sucesos el Mayor Fábregas fue destituido y reemplazado por el Teniente Coronel Lora, quien se hizo cargo de la Guarnición de San Fernando. Al informar de esta novedad Fontana manifestó que aquel militar fue en gran parte responsable de la falta 48 de administración y del desorden en la Colonia. Pantaleón Gómez tampoco quedó libre de sospecha, pues no destituyó a Fábregas como lo venía reclamando Fontana y tampoco hizo nada por impedir estos movimientos sediciosos pese a encontrarse en el teatro de los acontecimientos. Esta actitud obedeció probablemente a que simpatizaba con su posición o porque Fábregas era apoyado por sectores importantes del Autonomismo porteño. La medida fue oportuna pues los revolucionarios correntinos, que se sentían amenazados desde el Chaco, habían provocado la 45

Nota de los emigrados correntinos al Mayor Luis Fábregas. Resistencia, 3 de Agosto de 1878. (A.G.N., Min. del Int., Leg. 5, Expte. C-1471 y anexo) La firmaban Joaquín Acuña, R. Gallino (h), Juan B. Candia, Teodoro Maciel, Eugenio Benítez y Juan Rivero. 46 Nota del 6 de Octubre de 1878. (A.G.N., 1878, Min. del Int., Leg. 5, Expte. C-1471 ½) 47 Nota de L.J. Fontana al Mayor Luis Fábregas. Villa Occidental, 31 de Octubre de 1878. (A.G.N., 1878, Min. del Int., Leg. 5, Expte. 1471) 48 Nota de L.J. Fontana al Ministro del Interior S. Laspiur. V.Occidental, 3 de diciembre de 1878. (A.G.N., id.) 90


deserción de una parte de los gendarmes y el robo de armamentos con la complicidad de un Capitán y un Sargento de la guarnición de San Fernando, quienes fueron detenidos y sometidos a proceso.49 Como vemos, las luchas políticas de Corrientes se extendieron a la Colonia Resistencia y pusieron en serio riesgo su seguridad y aún su propia existencia. Fue necesario restablecer la disciplina y la subordinación en la Compañía de Gendarmes que debía sostenerla, a fin de sustraerla de las luchas partidarias de la vecina orilla. En estos momentos fue providencial la decisión y serenidad que demostró el Mayor Luis Jorge Fontana para cortar por lo sano y expulsar a todos los elementos que pretendían utilizar a la Colonia Resistencia como base de operaciones para sus designios políticos. El Gobernador “depuesto” Desde la asunción de Laspiur en el Ministerio del Interior, Pantaleón Gómez perdió el respaldo político que había tenido y sus punzantes notas con motivo de los sucesos correntinos no lo ayudaron a mejorar su situación. A poco de asumir el cargo Laspiur lo convocó a Buenos Aires a fin de rendir cuenta de sus actos. El temperamental Gobernador debió prever el desenlace de esta crisis pues dirigió una “Orden General” a todos los empleados de la Gobernación y habitantes del Chaco. Por ella se despedía emotivamente de todos, les agradecía su colaboración y hacía una reseña de su labor. 50 Gómez esperaba librar su última batalla en Buenos Aires y desmentir ante el Ministro y ante el propio presidente Avellaneda todas las acusaciones que se le hicieron. Laspiur le requirió un informe detallado del estado de la Gobernación, posiblemente para fundamentar una decisión sobre su permanencia o no en el cargo. Por orden del Gobernador, Fontana se encargó de elaborar dicho informe, lo que hizo con su acostumbrada solvencia.51 49

Nota de P. Gómez al Ministro del Interior S. Laspiur. Buenos Aires, 12 de Octubre de 1878. (A.G.N., 1878, Min. del Int., Leg. 7, Expte. 1968 ½) 50 A.G.N., 1878, Min. del Int., Leg. 7, Expte. C-1998. 51 Nota del Ministro S. Laspiur a P. Gómez. Buenos Aires, 27 de Setiembre de 1878. (A.G.N., 1878, Min. del Int., Leg. 9, Expte. Ch.2531) 91


El Gobernador llegó a Buenos Aires el 4 de Setiembre pero no fue recibido por el Ministro Laspiur. Veinte días después se quejaba ante el Ministerio de que se lo mantenía en “situación sospechosa” y no se le permitía hacer su descargo. Como los días pasaban y le llegaban inquietantes noticias de movimientos indígenas hostiles en las cercanías de las poblaciones del Chaco, Gómez jugó su última carta y envió al Ministro un extenso informe en el que detallaba toda su gestión de gobierno, y la ausencia de respuestas ante sus reiterados reclamos de envío de tropas y caballada para resguardo de las poblaciones. Al respecto señalaba enfáticamente: “Declaro Señor Ministro, que habría insensatez en suponer que hay intención en el abandono de los valiosos intereses nacionales que representa el Chaco; pero debo observar que, sin esa intención, el hecho tendría que producirse fatalmente si el Gobierno de la Nación no presta a este asunto la preferente atención que se merece.” 52 Entre las poblaciones amenazadas mencionaba a la Colonia Resistencia, donde los aborígenes convivían con la población blanca y las tribus hostiles estaban asentadas a pocas leguas de la misma. Sostenía que la ausencia de defensas provocaría ataques que llevarían la destrucción y la muerte de los colonos. En realidad Gómez exageraba para reforzar su argumentación. Los últimos ataques a la Colonia databan de dos años atrás y para ese momento las tribus cercanas a Resistencia ya estaban sometidas. La beligerancia de los aborígenes se mantenía en el interior del Chaco.

Siempre se sostuvo que de esta gestión de Gobierno no había quedado ninguna Memoria, como ocurrió con la mayoría de los gobernadores del Chaco. Sin embargo, el informe elaborado por Fontana por orden del Gobernador contiene todos los elementos de una Memoria gubernativa y permanece inédito hasta hoy. 52 Nota de P. Gómez al Ministro del Interior S. Laspiur. Buenos Aires, l6 de Octubre de 1878. (A.G.N., 1878, Min. del Int., Leg. 5, Expte. C-1273 ½ y Leg. 4, Expte. C1088 ½) 92


Pero la suerte del Gobernador ya estaba sellada. El Ministro Laspiur no lo recibió ni se dignó contestarle. Tampoco existió una decisión expresa del Presidente Avellaneda de separarlo del cargo, ni se lo acusó formalmente de irregularidad alguna. No se tuvo consideración alguna con su investidura, ni se siguieron las más elementales normas administrativas y de cortesía. Simplemente se le remitió copia del Decreto Presidencial del 28 de Octubre de 1878 por el cual fue designado Gobernador del Chaco el General Lucio V. Mansilla.53 Inútil fue que Gómez sacara a relucir sus conocimientos del Derecho y apelara a las normas de la Ley 576 de creación de la Gobernación del Chaco, tachara de inconstitucional la medida y negara al Poder Ejecutivo facultades para alterar la ley sin que mediare causa ni proceso. La medida quedó firme y el ahora Ex Gobernador del Chaco tuvo que volver a la actividad privada –rumiando su rencor- y al periodismo militante que era su pasión. Un final trágico Pantaleón Gómez nunca perdonó a su antiguo amigo Lucio V. Mansilla haberse prestado a esa maniobra del mitrismo para separarlo del cargo. El fracaso de una Sociedad Comercial que éste había creado con la finalidad de explotar una mina de oro en el Paraguay, valiéndose de su cargo de Gobernador del Chaco, le permitió a Gómez fustigarlo duramente desde las columnas del periódico “El Nacional” que había fundado. El ataque fue de tal virulencia que a Mansilla –quien al principio rehusó el enfrentamiento- no le quedó más remedio que zanjar la cuestión en el campo del honor, como era costumbre en esa época. El duelo a pistola se efectuó el 7 de Febrero de 1880 en una quinta cercana a Buenos Aires. Al tercer disparo, Gómez cayó con el corazón atravesado por un proyectil y murió en el acto. 54

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Nota de P. Gómez al Ministro del Interior S. Laspiur. Buenos Aires, 30 de Octubre de 1878. (A.G.N., 1878, Min. del Int., Leg. 10, Expte. G-3033 ½) 54 Enrique Popolizio. Vida de Lucio V. Mansilla. Buenos Aires, Peuser, 1954, pp. 171-176. 93


El sepelio de este veterano de la Guerra del Paraguay y Ex Gobernador de los Territorios del Chaco fue uno de los más imponentes de la época. 150 carruajes acompañaron al féretro hasta el Cementerio de La recoleta, donde una multitud escuchó en silencio la encendida alocución de Domingo Faustino Sarmiento, quien despedía así a un amigo y compañero de armas de su hijo Dominguito, caído en aquella sangrienta contienda. A Pantaleón Gómez le tocó gobernar los Territorios del Chaco en una etapa coyuntural de su historia. Asumió sus funciones cuando su capital y territorio adyacente habían sido sometidos al arbitraje del Presidente norteamericano Hayes con pocas probabilidades de un fallo favorable. Fue reemplazado poco antes de que se lo adjudicara al Paraguay y se trasladara su gobierno a la nueva Capital: Formosa. Su designación estuvo vinculada a la política de conciliación de los partidos del Presidente Avellaneda, y finalmente fue una víctima de esa política. Asumió la Gobernación como un sacrificio al país y se propuso revertir la situación de deterioro e inseguridad por la que atravesaban las poblaciones del Chaco. Durante su gestión arribaron las primeras familias de inmigrantes a Resistencia, impulsó la creación de las primeras Compañías de Gendarmes del Chaco, reglamentó la tenencia de la tierra, combatió los abusos en la explotación irracional de los bosques y se preocupó por el progreso de la educación en Villa Occidental. Aunque no alcanzó a concretar su proyecto de crear la colonia “Monteagudo”, en el mismo lugar donde se levantaría después la Colonia “Formosa”, estimo que debe considerársele precursor de la fundación de esta ciudad. Su fuerte temperamento y su adhesión al Autonomismo, no le permitieron sustraerse a los conflictos internos de Corrientes. Estos repercutieron negativamente en el Chaco y mellaron su prestigio y su crédito ante el Gobierno Nacional. Sus enemigos políticos aprovecharon esta circunstancia para atacarlo duramente en el Congreso y finalmente lograr su destitución. Fue protagonista y víctima a la vez de los vaivenes de la política nacional, cuyos ramalazos lo alcanzaron aún en la lejana sede del Gobierno del Chaco. Su trágico fin fue el resultado doloroso del encono con que se dirimieron los 94


conflictos políticos de nuestro país en muchos momentos de su historia. El olvido al que por años lo condenó nuestra historiografía fue injusto. Con sus aciertos y con sus errores, Pantaleón Gómez no fue intrascendente para nuestra evolución histórica. Su corta y controvertida gestión de gobierno, también constituye una herencia de nuestro pasado regional. Bibliografia ALTAMIRANO, M. Y SBARDELLA, C. Villa Occidental, primera capital de los Territorios del Chaco . Separata del Vº Congreso Nacional y Regional de Historia Argentina. Buenos Aires, Academia Nacional de la Historia, 1997. ALTAMIRANO, Marcos . La educación y la cultura en la primera capital de la Gobernación del Chaco (1872-1879). Separata del 3er. Encuentro de Geohistoria Regional. Resistencia, 1993. ALUMNI, José. La ciudad de Resistencia. Apuntes Históricos. Resistencia, Imp. Moro Hnos., 1958. FONTANA, Luis Jorge . El Gran Chaco. Buenos Aires, SolarHachette. 1977. MEZA, Manuel. Un Gobernador olvidado del Chaco. El Teniente Coronel Pantaleón Gómez. En: El Territorio. Resistencia, 18 al 21 de Noviembre de 1969. OLIVERA. Justo Lindor. Villa Occidental, primera capital del Chaco. Formosa, Renglón, 1987. POPOLIZIO, Enrique. Vida de Lucio V. Mansilla . Buenos Aires, Peuser, 1954. SBARDELLA, Cirilo R. La Guardia Nacional. Monografía Inédita. SBARDELLA, C. y PAZ, A . El Comandante Luis Jorge Fontana, fundador de Formosa, Buenos Aires, Fundación Caja Nacional de Ahorro y Seguro, 1987. TISSERA, Ramón de las Mercedes. Pantaleón Gómez, el Gobernador Depuesto . En: Relatos Chaqueños, 95


Resistencia, Región, 1980. ———————————— Chaco. Historia General . Resistencia, Subsecretaría de Cultura – Librería La Paz, 2008. YABEN, Jacinto. Biografías Argentinas y Sudamericanas. T. II. Fuentes consultadas Archivo General de la Nación. Ministerio del Interior. Legajos Años 1877 – 1878. Archivo Histórico del Chaco. Registro Nacional de la República Argentina. Años 1876-1881. Ts. VII y VIII Colección Diario “La Prensa” Años 1877 – 1878. Archivo Particular. Provincia de Formosa.

Resumen: Pantaleón Gómez gobernó a los Territorios del Chaco en un momento difícil de su historia, cuando su capital y parte de su territorio habían sido sometidos al arbitraje internacional. Su designación estuvo vinculada a la situación política del Gobierno Nacional. Se propuso revertir la situación de deterioro e inseguridad por la que atravesaban las poblaciones del Chaco y durante su gestión arribó el primer contingente de inmigrantes italianos a Resistencia. Logró la creación de las Primeras Compañías de Gendarmes del Chaco, reglamentó la tenencia de la tierra, trató de frenar el corte indiscriminado de los bosques y fomentó la educación primaria en Villa Occidental. Aunque no pudo concretar el proyecto de crear la Colonia “Monteagudo” en el lugar donde se levantaría después Formosa, fue sin duda el precursor de esta ciudad. Su temperamento y su adhesión al partido Autonomista le impidieron sustraerse a los conflictos internos de Corrientes, por lo que fue separado del cargo sin posibilidad de defenderse de las acusaciones de sus enemigos.

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Gobierno de Juan Carlos Cepeda 1926-1928 Ramón Borchichi l. Introducción. El Chaco en 1926 El presente trabajo refiere a la gestión del Gobernador del Territorio Nacional del Chaco, don Juan Carlos Cepeda (1926-1928), período poco estudiado; se pretende que lo realizado en la oportunidad resulte útil para futuras investigaciones. Situamos el gobierno de Cepeda en la denominada etapa radical de la historia argentina (1916-1930), presidencia del Dr. Marcelo T. de Alvear (1922-1928), momento de paz en los órdenes nacional e internacional. De un modo general, la situación en el Chaco era la siguiente: la población en el año 1926 ascendía a 107.292 habitantes 1; Resistencia tenía 25.000 pobladores. La actividad económica más importante era la forestal, se notaba un crecimiento de los cultivos de algodón y de maíz, aumentaba el número de cabezas de ganado vacuno, equino, ovino y porcino; las industrias principales estaban relacionadas con el extracto de quebracho y el desmote de algodón. Problemas fundamentales de infraestructura entorpecían el desarrollo del Territorio: red vial de tierra y de poca extensión, estaba en trámite de ejecución la “macadanización” del camino entre Resistencia y Barranqueras2; no existían servicios de agua corriente y de cloacas, escasas redes telefónicas y telegráficas, muchas localidades carentes de energía eléctrica, los edificios ocupados por las diferentes reparticiones oficiales eran arrendados y deficientes, los medios de transporte más utilizados eran el ferroviario y el fluvial.

1

López Piacentini, Carlos P. Breve historia política y económica. Resistencia, Casa García S.A., 1978, p. 8 2 Sánchez de Larramendy, Marta. “Los caminos de acceso a Resistencia”. Folia histórica del Nordeste 3, Facultad de Humanidades U.N.N.E., 1.978, p. 120 97


II. Designación de Cepeda Próximo a concluir el mandato del señor Fernando Centeno (1923-1926), hubo movimientos dentro y fuera del Territorio, postulando precandidatos para ocupar la gobernación del Chaco; los territorianos aspiraban se designara a alguien arraigado en el medio y conocedor de la realidad local. Un grupo de comerciantes e industriales, encabezados por los señores Mario A. Gabardini y José Cuartero, solicitó la designación del conocido médico Julio Cecilio Perrando3; otro, presidido por don José M. Landajo, pidió al presidente Alvear la continuidad en el cargo del señor Centeno4. En la ciudad de Santa Fe, se aseguraba que “…la Gobernación del Chaco estaba formalmente reservada para el Dr. Urdaniz” 5, industrial relacionado en el Chaco y miembro de la Asociación de Fomento y Defensa de los Intereses del Chaco. En tanto, noticias provenientes de Capital Federal, adelantaban que el Dr. Alvear estaría comprometido a nombrar al señor Juan Carlos Cepeda, joven rosarino “… que no tiene otro mérito que ser el hijo del actual vicegobernador de Santa Fe, Juan Cepeda”, y como tal, “ … el menos deseable entre los aspirante al gobierno del Chaco”6. La confirmación de la designación de Cepeda fue difundida por el diario porteño La Prensa7, y el Ministro del Interior Dr. José P. Tamborini comunicó a Cepeda la decisión presidencial8 que ignoró las peticiones locales avaladas por doce mil firmas y resolvió en base a exigencias políticas, tal como lo hicieran anteriores mandatarios9. Mediante decreto del Poder Ejecutivo Nacional del 26 de junio de 1926, Cepeda fue designado Gobernador del Chaco “en comisión”10; se hizo cargo el 17 de julio11 y confirmado el 11 de agosto 3

.La Voz del Chaco, 1926, abril, 5. p. 1; 16, p. 5 La Voz del Chaco, 1926, abril, 20. p. 1 5 La Voz del Chaco, 1926, junio, 22. p. 1 6 La Voz del Chaco, 1926, junio, 16. p. 1 7 La Voz del Chaco, 1926, junio, 26. p. 1 8 .La Voz del Chaco, 1926, junio, 28. p. 1 9 La Voz del Chaco, 1926, junio, 28. p. 1 10 Archivo Histórico de la Provincia del Chaco (en adelante AHPCH). Copiador de la Secretaría de la Gobernación, 1926, junio, 30, t. 69, f. 65 11 AHPCH. Copiador …. 1926, julio, 19, t. 69, f. 108 Tb. La Voz del Chaco, 1926, julio, 19, p. 1 4.

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del mismo año12. Aunque renunció el 27 de junio de 1928 13, recién el 12 de octubre de ese año el PEN aceptó su dimisión.14 No se conocían antecedentes del señor Cepeda; según el periódico de Rosario, Reflejos, se trataba de un joven rosarino “… meritorio empleado de Impuestos Internos… de destacada actuación”, capaz de realizar una gestión progresista 15. Fuentes confiables aseguraban al diario La Voz del Chaco, que Cepeda era un joven sano, decente, preparado para la lucha y capaz para la Gobernación16, por su parte, La Razón de Capital Federal, expresaba “… el nuevo Gobernador del Chaco es un hombre joven., alejado de las cuestiones políticas que podrá dedicarse al mandato conferido con independencia”17; su padre, Juan Cepeda, dijo: “… mi hijo es un libro en blanco … confío en que ha de iniciarlo escribiendo una página honrosa para é1 y en bien del Chaco”18. Cepeda llegó al Chaco en un tren especial, acompañado por el Gobernador y el Vicegobernador de la Prov. de Santa Fe, señores Ricardo Aldao y Juan Cepeda, respectivamente; en cada estación chaqueña, Cepeda fue saludado con entusiasmo y con la esperanza de un buen gobierno en defensa de los intereses territorianos19. La recepción brindada a los gobernadores de Chaco y de Santa Fe “fue imponente”; Cepeda fue puesto en funciones por el Comisionado del Ministerio del Interior, señor Juan G. Lowri, en nombre y en representación del Presidente de la Nación, Dr. Marcelo T. de Alvear 20. El nuevo Gobernador, antes de su partida hacia el Chaco, anunció a distintas publicaciones su política de gobierno; el Presidente Alvear le recomendó realizara una tarea progresista y de regularidad 12

AHPCH. Copiador …. 1926, agosto, 16, t. 67, f. 298 Tb. La Voz del Chaco, 1926, agosto, 12, p. 4 13 AHPCH. Copiador …. 1928, junio, 30, t. 71, f. 30 14 AHPCH. Copiador …. 1928, oct., 15, t. 71, f. 229 15 La Voz del Chaco, 1926, julio, 2, p. 1 16 La Voz del Chaco, 1926, julio, 17, p. 1 17 La Voz del Chaco, 1926, junio, 30, p. 1 18 La Voz del Chaco, 1926, julio, 19, p. 1 19 La Voz del Chaco, 1926, julio, 17, p. 5 20 .La Voz del Chaco, 1926, julio, 19, p. 1 99


administrativa; su labor sería de “orden y de garantía”, ajustada a los intereses del Territorio; se manifestó contrario a “la policía brava”, prefería una institución que colaborara con la acción que se proponía desarrollar y se constituyera en un factor de convivencia social21. Mantendría en sus puestos a los empleados honestos y se desprendería de aquellos con deficiencias técnicas o morales; sus colaboradores inmediatos serán elegidos dentro del plantel de la administración territoriana; finalmente, expresó “si no consigo hacer un buen gobierno, me vuelvo a casa”22. Integró su gabinete con don Saturnino Outes, Secretario de la Gobernación; Diego T. Ulibarrie, Jefe de Policía y Pablo M. Solles, Secretario Privado. Hubo variantes durante su gestión: Adolfo G. Fauzón reemplazó a Ulibarrie23, Luis B. Güena a Outes24 y Héctor Dufour a Solles. III. Inicio de la gestión Cuando abordamos el estudio y el análisis de la labor de los gobernadores del Territorio Nacional del Chaco, debemos tener presente que se desempeñaban como delegados del poder central, dependientes del Ministerio del Interior, con facultades limitadas para la toma de decisiones; al respecto, decía el ex-gobernador Juan Samuel Mac Lean: “los gobiernos de Territorio son apenas de gestión ante los poderes públicos nacionales” 25. Hecha esta aclaración, veamos la labor desarrollada por el gobernador Cepeda. Resulta difícil programar acciones de gobierno si no se conoce la situación real del espacio geográfico donde se desarrollarán esas acciones; acaso por esa razón, Cepeda decidió realizar una gira de inspección por el interior del Chaco, con el propósito de conocer “in situ” los diversos problemas en los distintos aspectos de la vida de las 21

La Voz del Chaco, 1926, julio, 12, p. 1 La Voz del Chaco, 1926, julio, 16, pp. 1 y 4 23 AHPCH. Registro Nacional de leyes, decretos y resoluciones, 1925-1930, f. 117 24 AHPCH. Copiador …. 1927, sep., 30, t. 71, f. 9 25 Borchichi, Ramón. Gob. Juan S. Mac Lean. Diario Norte. 2001, feb., 25, p. 14 22

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comunidades y, en base a esa información, proponer las soluciones más convenientes ante el poder central. Constituyó una delegación integrada por funcionarios responsables de diferentes áreas gubernamentales para que cada uno de ellos atendiera las cuestiones inherentes a su competencia expuestos en cada localidad. Acompañaron al Gobernador en la gira el Jefe de Policía, Diego T. Ulibarrie; el Gerente local del Banco de la Nación Argentina, Juan Carlos Echebarne; el Inspector Seccional de Escuelas, Luis Horacio Patiño y el Comandante de Gendarmería, Francisco Larrey 26. La gira de 1800 km. de recorrido por caminos precarios, sendas o atravesando campos27, produjo muy buena impresión en la población; la visita del gobernador a lugares alejados significó un estimulo en el ánimo de los hombres del interior28. A su regreso, Capeda expresó “Qué distinta es la realidad de las referencias”; el capital de conocimientos logrados en la oportunidad fue muy superior a todos los informes que hubiera podido obtener mediante recurso burocrático29. Como resultado de esta gira, sus gestiones en la Capital Federal fueron “ … precisas, convincentes y fundamentadas” 30 . IV. Seguridad, justicia, salud y educación La seguridad en el Territorio estaba a cargo de la Jefatura de Policía y de un Cuerpo de Gendarmería que en ocasiones superponían funciones y la responsabilidad aparecía difusa. La dotación policial de 525 hombres31 resultaba insuficiente para proporcionar adecuada protección a los habitantes diseminados en una superficie de casi cien mil ki1ómetros cuadrados; era necesario aumentar el número de agentes, capacitarlos, crear nuevos destacamentos, construir o reparar los edificios policiales, adquirir medios de movilidad -automotores y caballada-, proveer a los agentes de uniformes y armas. 26

La Voz del Chaco, 1926, oct., 16, p. 1 La Voz del Chaco, 1926, oct., 18, p. 5; 20, p. 1; 22, p. 1 28 La Voz del Chaco, 1926, oct., 22, p. 1 29 La Voz del Chaco, 1926, oct., 23, p. 1 30 La Voz del Chaco, 1926, nov., 20, p. 1 31 .La Voz del Chaco, 1926, dbre., 11, p. 1 27

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El Gobernador reorganizó los cuadros procurando obtener mayor eficacia en las actividades específicas de la Policía dentro de las normas de cultura y de rectitud32. Mediante Resolución Gubernativa del 20 de julio de 1926 el Cuerpo de Gendarmería pasó a depender de la Jefatura de Policía33. Gestionó la incorporación de 100 nuevos agentes34; semanalmente se dictaban academias al personal de tropa con instrucciones acerca de procedimientos a cumplir en su cometido, tanto en las distintas dependencias como en la vía pública, y en las relaciones con sus superiores, con sus pares y con el público35. Obtuvo indumentaria completa para el personal36; adquirió cuatro automotores para áreas urbanas37 y 50 caballos para la zona rural38. Creó destacamentos policiales en La Escondida, Colonia José Mármol, Cancha Larga, Lote 3 de Charadai, Pozo del Gallo y La Invernada; trasladó el destacamento del Km. 75 del ferrocarril de Las Palmas a la Estancia El Bermejo39. Desarrolló una campaña efectiva contra el abigeato40; aplicó medidas disciplinarias con rigor sin distinción entre personal superior y subalterno41. El presidente Alvear autorizó la construcción de una nueva cárcel en Resistencia42. Justicia. En el Chaco funcionaban dos Juzgados Letrados, ambos en Resistencia43 y dieciseis Juzgados de Paz con tareas anexas 32

La Voz del Chaco, 1926, julio., 20, p. 6 García, Analía. El Territorio Nacional del Chaco durante el gobierno radical 19161930. Cuaderno de Geohistoria Nº 14. Rcia. Instituto de Investigaciones Geohistóricas-Conicet, 1986, p. 35 34 La Voz del Chaco, 1926, nov., 19, p. l 35 La Voz del Chaco, 1928, jun., 9, p. 4 36 AHPCH. Copiador …. 1927, dbre., 31; t. 71; f. 147 37 AHPCH. Registro Nacional de leyes, decretos y resoluciones 1925-1930; 1927, marzo, 2; f. 93 38 AHPCH. Registro Nacional … 1928, agosto, 3; f. 194 39 Vallejos, Julián. Policía del Territorio Nacional. del Chaco 1885-1953. Rcia. Grafic Center, 1996, pp. 80, 92, 155, 163 y 173 40 La Voz del Chaco, 1926, dbre., 31, p. 6 41 La Voz del Chaco, 1928, jun., 15, p. l 42 La Voz del Chaco, 1928, mayo, 16, p. 4 43 AHPCH. Copiador de la Secretaría de la Gobernación, 1926, agosto, 18; t. 67; f. 306 33

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de Registro Civil con asiento en Resistencia, Colonia Benitez, Colonia Basail, Las Palmas, Pto. Bermejo, La Sabana, Colonia Popular, El Pintado, Ministro Ramón Gómez, Gancedo, Sáenz Peña, Tirol, Zapallar, Quitilipi , Villa Angela y Charata 44. Por decreto del 19 de agosto de 1927, se creó en Charata el Registro de Contratos Públicos con jurisdicción sobre el Departamento Campo del Cielo45. La Gobernación so1icitó la creación de un Juzgado de Paz y Registro Civil en Presidencia de la Plaza con jurisdicción sobre el Departamento Martínez de Hoz46. Salud. Las dos instituciones de mayor importancia en el Chaco eran la Asistencia Pública y el Hospital Regional (hoy, Perrando) 47. Una de las enfermedades más temidas en la zona era el Mal de Hansen cuya atención requería la creación de un establecimiento especial. De acuerdo con la Ley Nº 11.359 del 21 de septiembre de 1926, relacionada con el tratamiento de la lepra, el Poder Ejecutivo decidió la instalación de una colonia para hansenianos en el Territorio Nacional del Chaco, en lugar próximo a una vía férrea o fluvial, y a una distancia no menor de 50 km. del pueblo más cercano48. El Presidente Dr. Alvear por decreto del 20 de diciembre de 1926, declaró a la Isla del Cerrito “… reserva nacional para la construcci6n de un hospital de internación de enfermos del Mal de Hansen”49. Al año siguiente, el Gobernador Cepeda, acompañado por el Intendente de Resistencia Dr. Eduardo Miranda Gallino y por funcionarios de salud de Chaco y de Corrientes visitó la isla para 44

AHPCH. Copiador …, 1926, oct., 20; t .67, f. 424; Info rme al Cmte. de la 3ª División de Ejército. 45 ARPCH. Registro Nacional de leyes, decretos y resoluciones 1925-1930, f. 131 46 AHPCH. El Chaco a través de memorias, informes y datos estadísticos 1885-1933, lª parte. Memoria sintética del Gobernador Juan Carlos Cepeda, f. 220 47 Echarri, Fabio. La Salud Pública en el Territorio Nacional del Chaco 1878-1930. 1996, p. 89 48 AHPCH. Registro Nacional … 1925-1930. f . 61 49 Tissera, Ramón de las M. Calendario Histórico, del Chaco. Resistencia, Cultural Nordeste, 177, p. 145 103


evaluar los posibles efectos negativos sobre la salubridad del área; la opinión profesional concluía que la instalación del hospital no acarrearía .inconvenientes a centros poblados cercanos50. En 1928, el Poder Ejecutivo Nacional aprobó la licitación para ejecutar la primera etapa de la colonia51. Educación. En 1926, el Chaco tenía 143 escuelas primarias, 461 docentes y una matrícula de 13.468 alumnos 52; en 1927, los establecimientos primarios totalizaban 153 con 486 docentes53 y, en 1928, la cantidad de escuelas era de 158, con 552 docentes y una matrícula de 15.318 alumnos54. Durante la gestión de Cepeda fueron creadas 14 escuelas primarias y ninguna de nivel medio. En el Chaco existían sólo dos establecimientos secundarios estatales: la Escuela Normal Mixta de Maestros y la Escuela de Artes y Oficios, ambas situadas en Resistencia55. V. Gobierno comunal Cuando Cepeda asumió el gobierno del Chaco existían municipios electivos solo en Resistencia y Sáenz Peña, y comisiones de fomento en Villa Angela, Quitilipi, Charata, Ministro Ramón G6mez, La Sabana, Tirol y Puerto Bermejo 56. Instituciones locales, como la Asociación de Fomento y Defensa de los Intereses del Chaco, la Sociedad Rural del Chaco y la Cámara de Comercio e Industria, reclamaban la creación de gobiernos comunales de fomento en

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La Voz del Chaco, 1927, marzo, 21; p. l La Voz del Chaco, 1928, junio, 2; p. 4 52 Valenzuela, María C. Pompert de. Historia de la Educación Primaria 1882-1978. Córdoba, Solsona, 2006, p. 119 53 La Voz del Chaco. Informe de la Inspección de Escuelas. 1928, marzo, 6; p. l 54 Valenzuela, María C. Pompert de. op. cit.; p. 119 55 Gómez, Hernán. Historia de la Gobernación Nacional del Chaco. Buenos Aires, ed. San Pablo; 1939, p. 15l 56 AHPCH. Copiador de la Secretaría de la Gobernación. 126, julio, 27; t. 67, f. 266. Tb. Gómez, Hernán op.cit., pp. 135-137 51

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Margarita Belén, Colonia Benitez, Zapallar, Las Palmas y Gral. Vedia, y municipalidades electivas en Quitilipi, Villa Angela y Charata 57. Comisiones de vecinos formadas en Quitilipi58, Villa Angela 59 y en Charata60, solicitaban el derecho a elegir a los integrantes de sus respectivos gobiernos comunales. Por otra parte, La Sociedad Rural del Chaco solicitó al gobernador la creación de una comisión de fomento en Machagay61, y la Cámara de Comercio e Industria otra en Makallé62, en ambos casos atendiendo a pedido de vecinos de esas localidades. La demora de Cepeda en establecer nuevos gobiernos comunales fue criticada por las comunidades que aspiraban contar con ellos63. El Gobernador gestionó ante el Ministerio del Interior la autorización para que Quitilipi, Villa Angela y Charata puedan elegir consejo municipal; de esta manera, decía Cepeda, los vecinos ejercerán derechos cívicos preparándose para la vida democrática rigiendo sus propios destinos; recordaba al Ministro Tamborini que esas poblaciones fueron facultadas a funcionar como municipalidades por decreto del 18 de agosto de 1923, decisión dejada sin efecto por otro decreto del 12 de febrero de 192664. El poder central accedió al pedido chaqueño tomando también en cuenta para esta decisión los informes producidos por el Ministerio de Agricultura y por la Asoc. Fomento y Defensa de los Intereses del Chaco65; luego, aprobó la mensura de Villa Angela 66

57

La Voz del Chaco, 1927, marzo, 2, p. 4 La Voz del Chaco, 1928, mayo, 9, p. l 59 La Voz del Chaco, 1928, junio, 9, p. l 60 La Voz del Chaco, 1928, junio, 16, pp. 1 y 4; 20, p. 1 61 La Voz del Chaco, 1927, mayo, 3, p. 3 62 AHPCH. A.G.N. Ministerio del Interior, Expte. 1064-C-T 63 La Voz del Chaco, 1928, abril, 24, p. 1 64 AHPCH. Copiador de la Secretaria de la Gobernación-Ministerio del Interior. 1916-1933. 1928, agosto, 4; t. 54, fs. 250-251 65 AHPCH. Registro Nacional de leyes, decretos y resoluciones 1925-1930. 1928, agosto, 17, fs. 192-193 66 AHPCH. Registro Nacional … 1925-1930. 1928, sep. 17; f. 201 58

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y fijó los respectivos ejidos municipales de las tres localidades67. Por Resolución Gubernativa del 5 de octubre de 1928 se convocó a elecciones para el 11 de noviembre del mismo año68. Luego de la renuncia de Cepeda, asumió el gobierno del Chaco el Secretario don Luis B. Güena hasta la terminación del mandato de ley, lapso durante el cual, se aprobó la creación de las comisiones de fomento de Presidencia de la Plaza, Machagay, Zapallar y Makallé y de los municipios de Quiti1ipi, Villa Angela y Charata 69. VI. Transporte y comunicaciones Caminos. A comienzos de 1926 la red caminera chaqueña totalizaba 76,5 km de extensión abarcando Resistencia-Colonia Benitez-Mgta. Belén; Resistencia-Tirol-Colonia Popular¸ y Puerto Bermejo-Arroyo Quiá. Catorce puentes sobre los ríos Negro, Tragadero, Oro, Cangüi Guazú, Cangüi Miní, Saladillo, Palometa y sobre arroyos Saladito, Iné y Quintana, precarios servicios de balsas en el arroyo Quiá y en el río Salado, permitían el transporte carretero. En el resto del territorio el movimiento vehicular se efectuaba por sendas, huellas o cruzando los campos70. La construcción y el mantenimiento de los caminos dependía de la Sección 10 de Puentes y Caminos de la Nación, con asiento en la ciudad de Corrientes. La Gobernación estaba facultada a emplear los recursos provenientes de una cuenta especial denominada “Fondos para puentes y caminos”, resultado de las multas cobradas por los Juzgados de Paz, montos insuficientes para cubrir las necesidades viales71. 67

AHPCH. Registro Nacional … 1925-1930. 1928, sep. 20; fs. 197-198 Copiador … 1916-1933, 1928, oct. 5, t.. 54, f. 263 69 AHPCH. El Chaco a través de memorias, informes y datos estadísticos, 2ª parte. Memoria del Gobernador Juan C. Cepeda. p. 219. Tb. Gómez Hernán. op.cit. pp. 135-136 70 AHPCH. Ministerio del Interior. 1925-1926. Gobernación del Chaco. Buenos Aires, Talleres Gráficos Argentinos, pp. 233-234. 71 Ibidem. pp. 233-234 68

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Durante esta gestión de gobierno se construyó un puente sobre el río Guaycurú72; Cepeda anunció la ejecución de la ruta ResistenciaColonia Basail y un nuevo servicio de balsa sobre el río Salado73 y la construcción del camino Resistencia-Zapallar74; en Capital Federal solicitó mayor rapidez en los trámites para materializar la obra de mecadanización del camino Resistencia-Barranqueras 75, pedido reiterado un año después al Ministro de Obras Públicas Dr. Roberto M. Ortíz durante su visita al Chaco76, quien dispuso se activen los trabajos con ese fin77. Un informe oficial adelantaba la construcción de puentes sobre el río Tragadero en Tres Horquetas, dos puentes sobre el arroyo Quintana y uno sobre el arroyo Iné78. Poco después, Cepeda anunciaba la aprobación de la licitación del camino ResistenciaZapallar79. Mediante esfuerzo privado fue construido el puente “Emilio Svriz” sobre el río Negro, Lote 109 de la Colonia Laguna Blanca, a expensas exclusivas del señor Svriz; la Gobernación colaboró con la confección del proyecto, planos y listado de materiales necesarios para la obra, a través de la Sección 10 de Puentes y Caminos 80; asimismo, gestionó ante el Ministerio de Obras Públicas la construcción del camino Resistencia-El Palmar con puente sobre el arroyo Arazá81; obtuvo recursos para ejecutar los tramos Villa Angela-Pueblo DíazGral. Pinedo82, fondos parciales para el camino Margarita Belén-Puerto Bermejo, mientras continuaban los trabajos en los tramos Laguna Blanca-Lapachito; Tirol-Gral. Dónovan y Samuhu-Villa Angela 83.

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La Voz del Chaco, 1926, nov., 19, p. l La Voz del Chaco, 1926, nov., 26, p. l 74 La Voz del Chaco, 1926, dbre., 1, p. 1 75 La Voz del Chaco, 1926, dbre., 5, p. 1 76 La Voz del Chaco, 1927, dbre., 9, p. 4 77 La Voz del Chaco, 1927, enero, 10, p. 1 78 La Voz del Chaco, 1927, feb., 12, p. 1 79 La Voz del Chaco, 1927, abril, 18, p. 1 80 La Voz del Chaco, 1927, julio, 26, p. 1 81 La Voz del Chaco, 1928, enero, 26, p. 3 82 La Voz del Chaco, 1926, nov., 17, p. 7 83 La Voz del Chaco, 1927, dbre., 5, p. 1 73

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Servicio ferroviario. De fundamental importancia para el transporte de cargas, de pasajeros y de correos. El Ferrocarril Provincial Santa Fe unía la capital de ese Estado con Barranqueras; desde Charadai se extendían ramales a Villa Angela, Horquilla y Oetling; en tanto, el Central Norte Argentino ingresaba por Gancedo, Avia Terai hasta Resistencia. El Chaco solicitaba desde tiempo atrás, la realización de obras como la terminación del tramo Avia TeraiMetán; la prolongación de las vías del FCCNA desde Resistencia hasta Barranqueras; la construcción del ramal Gral. Obligado del FCPSF hasta Presidencia Roca, aspiraciones reiteradas por Cepeda durante su gestión84. Algunos anhelos fueron satisfechos; el ramal de Gral. Obligado al norte llegó hasta el Km. 584, inaugurado el 4 de diciembre de 1927 por el Ministro de Obras Públicas de la Nación, Dr. Roberto M. Ortíz y por el Gobernador Cepeda85; a comienzos de 1928, el Dr. Ortíz impuso nombres a estaciones del ramal habilitado: Km. 510, Hivonnait, Km. 568; Colonia. Elisa y el Km. 584, Capitán Solari86. Se ejecutó el tramo Resistencia-Barranqueras87; el 29 de mayo de 1927, la firma “La Chaqueña», inauguró un ramal “férreo-industrial”, de 22 km. de extensión y un metro de trocha, que unía Villa Angela con Campo Ñandubay 88. El Poder Ejecutivo Nacional autorizó la ampliación del ramal Oetling hasta el Lote 24 del Departamento Napalpí89. Servicios fluviales. Trascendente para el movimiento de cargas y de pasajeros; Barranqueras era puerto intermedio de la línea Buenos Aires-Asunción del Paraguay. El Ministerio de Obras Públicas de la Nación prestaba servicios uniendo Barranqueras con Presidencia Roca y puertos intermedios. El movimiento de pasajeros entre Barranqueras y Corrientes era realizado por intermedio de vaporcitos. 84

La Voz del Chaco, 1926, nov., 17, p.7 La Voz del Chaco, 1927, dbre., 5, p. 1 86 La Voz del Chaco, 1928, enero, 19, p. 1 87 La Voz del Chaco, 1928, junio, 5, p. 1 88 La Voz del Chaco, 1927, junio, 1º, p. 1 89 La Voz del Chaco, 1926, dbre., 14, p. 1 85

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La Gobernación adhirió totalmente al proyecto de la Dirección General de Navegación y Puertos del Ministerio de Obras Públicas, que procuraba establecer un servicio de “balsas autopropulsadoras” entre puertos del río Paraná, incluyendo la conexión CorrientesBarranqueras90. Servicios telefónicos. Permisos otorgados por el Estado Nacional para explotar servicios en Resistencia y poblaciones del Chaco91, quedaron sin efecto por incumplimientos contractuales; de igual modo, los que unirían Resistencia con Corrientes92. En la capital chaqueña la prestación telefónica estaba a cargo de la Sociedad Anónima Industrial Eléctrica, concesionaria además de la energía93. En el interior del Territorio, algunas industrias tenían líneas telefónicas propias; ejemplo, Quebrachales Fusionados de Tirol, Las Palmas del Chaco Austral, Demetrio Baranda en Colonia Ganadera y La Chaqueña en Villa Angela. El 16 de enero de 1928 quedó instalada la conexión telefónica entre Corrientes y Resistencia por medio de cable subfluvial; correspondió a los gobernadores de la Provincia de Corrientes y del Territorio del Chaco, Benjamín González y Juan Carlos Cepeda respectivamente, mantener la primera comunicación94; el servicio quedó librado al uso público en el mes de mayo de aquel año95. En Resistencia se habilitaron modernas líneas telefónicas con 500 nuevos aparatos “la mejora en la comunicación es notable”, decía la Voz del Chaco96. En Villa Angela, La Chaqueña extendió su red telefónica hasta el Lote 1097 y la amplió en el radio urbano98. 90

AHPCH. Copiador … 1926, oct., 9; t.. 67, f. 4l4 AHPCH. Registro Nacional … 1925-1930, 1927, jul. 12; f. 127-128 92 Ibidem. fs. 90-91 93 La Voz del Chaco, 1927, marzo, 12, p. l 94 La Voz del Chaco, 1928, enero, 16, pp. l y 4 95 AHPCH. Copiador … 1928, mayo, 24; t. 41, f. 96 La Voz del Chaco, 1927, marzo, 12, p. l 97 AHPCH. Registro Nacional … , 1925-1930, 1927, feb., 26, fs. 95-96 98 Ibidem. 1927, oct., 19, f. 146 91

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Servicio telegráfico. Suministrado por Telégrafos de la Nación y por los ferrocarriles Central Norte y Santa Fe; existían muchas localidades carentes de este servicio. Con apoyo de la Comisión de Fomento de Villa Angela y de la Gobernación, una comisión de vecinos trabajaba para unir esa población con la de Charata99, obra demorada por la lentitud de algunos organismos nacionales en resolver cuestiones sencillas, como autorizar la extracción de postes de quebracho para el tendido de las líneasl00, permiso que la Oficina de Bosques tardó un año para tornar la decisión101. VII. Obras públicas Las inversiones en obras públicas eran insuficientes; el Chaco reclamaba se aceleraran los trabajos de construcción del puerto de Barranqueras y el dragado del canal de acceso al mismo102, pedido reiterado personalmente al Ministro Dr. Ortíz durante su visita a Resistencia103; otra obra demorada era la planta potabilizadora de agua. E1 puerto de Barranqueras quedó habilitado en 1928; representó “la obra más valiosa que el gobierno de la Nación ha realizado en el Chaco”104. La promesa del M.O.P. “de dejar expedito el canal de acceso al puerto” mediante dragado no se cumplió105. En 1920, durante la gestión del Capitán Oreste Arbo y Blanco, se firmó el convenio-base para la provisión de agua potable por parte de Obras Sanitarias de la Nación a Resistencia y Barranqueras; en 1924, el presidente Alvear ordenó se iniciaran las obras que finalizaron en 1926; el gobernador Cepeda intercedió ante la empresa contratista 99

AHPCH. Copiador de la Secretaría … 1926, agos., 17, t. 69, f. 183 Ibidem. 1926, sep., 10, t. 67, f. 349 101 La Voz del Chaco, 1928, enero, 20; p. 4 102 La Voz del Chaco, 1926, dbre., 1; p. l 103 La Voz del Chaco, 1927, dbre., 5; p. l 104 La Voz del Chaco, Suplemento Extraordinario, 1930, p. 40 105 La Voz del Chaco, 1926, nov., 19, p. l 100

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y el organismo nacional para que se realizaran las pruebas hidráulicas y los ajustes en todo el sistema106. El 18 de abril de 1927, quedó inaugurado el servicio107. La sequía de los años 1926/27, afectó el rendimiento de las napas freáticas utilizadas como fuentes de abastecimiento de agua; la Gobernación obtuvo la provisión de equipos de perforación para aliviar la situación; para Sáenz Peña gestionó ante el Ministerio de Obras Públicas, la realización de cateos de hasta 500/600 metros de profundidad108. El Ministerio de Educación decidió la construcción de edificios escolares en Barranqueras 109, Presidencia Roque Sáenz Peña 110 y Resistencia111 . Cepeda y el Director del Banco Hipotecario Nacional don Enrique Alemán, definieron los planos del edificio de la sucursal Resistencia que “sería de notables proporciones y de mucho mérito arquitectónico”112. VIII. Servicios eléctricos En el Territorio del Chaco muchas localidades no contaban con servicios de energía eléctrica; en Resistencia la generación del fluido estaba a cargo de la Sociedad Anónima Industrial Eléctrica del Chaco; en poblaciones como Las Palmas, Tirol, Fontana, Samuhú y Colonia Ganadera, los establecimientos industriales que dieron origen a esas localidades suministraban la energía a su personal. La Gobernación apoyó gestiones comunales ante el Ministerio del Interior dirigidas a la instalación y concesión del suministro “de luz y fuerza” en Charata, solicitante Federico Handorff113; en Villa Angela, 106

Borchichi, Ramón. 1927, agua potable para Resistencia y Barranqueras. NorteChaqueña, 2002, marzo, 24; pp. l2-13 107 La Voz del Chaco, 1927, abril, 18, p. l 108 La Voz del Chaco, 1927, sep.., 8, pp. 1 y 3 109 La Voz del Chaco, 1926, agos., 13, p. l; agos., 23, p. 1 110 La Voz del Chaco, 1927, sep., 28, p. l 111 La Voz del Chaco, 1927, junio., 9, p. l 112 La Voz del Chaco, 1926, nov.., 19, p. l 113 AHPCH. Copiador de la Secretaría de la Gobernación.1927, sep. 27; t.. 71, f. 4 111


solicitante Mariscotti y Cía114, Quitilipi, solicitantes Compañía SuizoArgentina de Electricidad115 y Joaquín Asselle 116 y en Presidencia de la Plaza, solicitante Pedro Sanchíz117. IX. Economía La principal actividad económica era la forestal; la agricultura que venía creciendo de manera sostenida se redujo significativamente a causa de la sequía; a modo de ejemplo, citamos el caso del área Sáenz Peña-Quitilipi que de 42.000 has. sembradas descendió a 9.500 has.118. La falta de agua en reservorios naturales produjo mortandad del ganado de cría y de la fauna silvestre; la fábrica de tanino de Tirol paralizó la producción al secarse la laguna Beligoy, fuente de abastecimiento de la planta industrial 119. Como consecuencia, se generaron serios conflictos económico-sociales. Agricultura. Algunos datos estadísticos; en 1926 se sembraron 159.949 hectáreas, correspondiendo 77.300 al cultivo de algodón, 55.000 has. al maíz y 27.649 has. a otros cultivos120; para el período 1927/28 se calculaba producir 68.106 toneladas de algodón121 y 40.000 tn. de maíz122. El gobernador Cepeda debió enfrentar el problema económicosocial de los colonos de Gral. Pinedo, Charata y Las Breñas, situación difícil y amplificada por los medios de comunicación porteños que informaban de éxodo masivo de agricultores. El Ministerio del Interior y la Gobernación enviaron una comisión especial a aquella zona donde recepcionaron las inquietudes de los colonos123, relacionadas con la 114

AHPCH. Copiador … 1928, abril, 3; t. 71, f. 339 AHPCH. Copiador … 1928, junio, 28; t. 71, f. 496 116 AHPCH. Copiador … 1928, sep., 29; t. 72, f. 183 117 AHPCH .Copiador … 1928, agosto, 1; t. 72, f. 91 118 La Voz del Chaco, 1926, oct., 15, p. l 119 La Voz del Chaco, 1926, sep., 27, p. 5 120 Gómez, Hernán. Historia de la Gobernación Nacional del Chaco. Bs.As., ed. San Pablo. 1939, p. 152 121 La Voz del Chaco, 1928, junio, 13, p. 1 122 La Voz del Chaco, 1928, junio, 18, p. 4 123 La Voz del Chaco, 1926, oct., 11, p. 3 115

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insuficiente superficie de las chacras, con los créditos para la siembra y la cosecha, con la venta de plaguicidas sin control estatal, la suspensión de juicios y la necesidad de instalar balanza y desmotadora oficiales124. Desde Capital Federal, el diario La Prensa en un editorial, señalaba el precio excesivo de la tierra para la producción y criticaba a los especuladores de la cosecha125. Cepeda, que había visitado el área en cuestión, había formado juicio acerca de las causales de la situación; reconocía que ella no era desahogada y necesitaba ayuda oficial, pero estaba lejos de ser “de miseria absoluta, de despoblación y de éxodo”; añadía, la base del problema era un fenómeno natural: la falta de lluvias126. Colonos de Charata plantearon sus inquietudes personalmente al Presidente Dr. Alvear, quien les manifestó confiaran en el gobernador Cepeda “persona inteligente … animada de los mejores deseos para satisfacer las necesidades del Territorio” 127. El gobernador gestionó ante el Ministro de Agricultura de la Nación, Dr. Emilio Mihura, facilidades económicas para colonos de Machagay quienes ensayaban el cultivo del algodonero en un año malo para la agricultura por la sequía; era conveniente apoyar a los agricultores para que persistan en esa práctica y permanezcan en la zona128. La Gobernación creó la Junta Algodonera del Trabajo para la atención de los braceros que ingresaban en el Territorio en tiempos de las zafras de algodón y de maíz, a quienes debía ofrecerse recepción, albergue, traslado, garantías y seguridades laborales. La Junta tuvo como presidente al Dr. Gaspar de Nicola, representante de la Cámara de Comercio e Industria del Chaco e integrada por miembros de instituciones relacionadas con el tema: Cámara Gremial Algodonera,

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La Voz del Chaco, 1926, oct., 14, p. 3 La Voz del Chaco, 1926, oct., 18, p. 1 126 AHPCH. Copiador de la Secretaría de la Gobernación, 1926, oct., 28; t. 67, fs. 433-435; Expte. 20153-A-926 127 La Voz del Chaco, 1926, nov., 19, p. 1 128 AHPCH. Copiador … 1926, sep., 29, t. 67, f. 394 125

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Sección Economía del Algodonero, Agronomía Regional, Defensa Agrícola, Sociedad Rural del Chaco, Ferrocarril Provincial Santa Fe y Ferrocarril Central Norte Argentino 129. El nuevo organismo realizó un censo de personas desocupadas a fin de ofrecerles trabajo en las cosechas; efectuó gestiones ante el Ferrocarril Central Norte para obtener pasajes a precios diferenciados para los braceros130 que en número de 6.000 a 8.000 ingresarían al Chaco, según conjeturaba la Asociación de Fomento y Defensa de los Intereses del Chaco131. Ganadería. La actividad creció, en número y en calidad, en el lapso 1922-1930. Entre esos años, el ganado vacuno pasó de 596.667 cabezas a 1.178.371; el caballar, de 30.900 a 140.353; el lanar, de 53.291 a 150.491; y el porcino, de 12.180 a 64.676132. El avance en la mestización pudo observarse durante la primera exposición de la Sociedad Rural del Chaco, noviembre de 1928, donde el productor Zoilo Cantón de Las Breñas, obtuvo cinco premios133 con ejemplares vacunos nacidos y criados en la zona134. El Ministerio de Agricultura creó en Colonia Benitez el Laboratorio del Norte para Sanidad Animal, con la dirección del veterinario Julián L. Acosta por cuya instalación bregaron instituciones del medio135. Granja. La Municipalidad de Resistencia con la colaboración de la Gobernación, organizó la Primera Exposición Regional de Productos de Granja con el objetivo de promover fuertemente el desarrollo de granjas para que Resistencia deje de “importar” productos factibles de producir a nivel local 136; la muestra fue 129

La Voz del Chaco, 1927, enero, 7, p. 1 La Voz del Chaco, 1927, marzo, 7, p. 1 131 La Voz del Chaco, 1927, marzo, 10, p. l 132 López Piacentini, Carlos Primo; Breve historia política y económica del Chaco. Ed. Casa Garc!a, 1978, p. 50 133 Borchichi, Ramón; 1928: lª Exposición de la Sociedad Rura1 del Chaco. Rcia., Norte-Chaqueña, 2003, enero, 26, pp. 4-5 134 Derewicki, José V. Marca Chaco. Imp. Meana, 2002, p. 73 135 La Voz del Chaco, 1927, dbre., 19, p. l; tb. Tissera, Ramón de las M. Calendario Histórico del Chaco. Rcia., ed. Cultural Nordeste, 1977, p. 121 136 AHPCH. Copiador de la Secretaría de la Gobernación-Ministerio del Interior. 1916-1933; 1927, junio, 4; t. 54, f. 236 130

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inaugurada el lº de octubre de 1927 y resultó “sumamente exitosa”137. Industrias. Tanino; hacia 1926 funcionaban -algunas de manera discontinua- doce fábricas de extracto de quebracho, situadas en Tirol, Las Palmas, Villa Jalón, Vicentini, Pto. Vilelas, Fontana, Gral. Pinedo, Villa Angela, Samuhú, Resistencia, Pto. Bermejo y Colonia Ganadera 138 . En septiembre de 1927 se inauguró un nuevo establecimiento de este tipo en La Escondida, perteneciente a la firma Noetinger Le Petit139. Algodonera. Según informe producido por Estadística Algodonera de la Dirección General de Economía Rural, en 1926, el Chaco tenía 36 usinas desmotadoras que obtuvieron 25.444 toneladas de fibra, equivalente al 88 % de la producción nacional140. Frigorífica. El 18 de abril de 1928, el Gobernador Cepeda inauguró “el saladero y fábrica de Carnes en conserva”, ubicado en Pto. Vilelas, construido por la Industrial Ganadera del Chaco, ligada a la Sociedad Rural y presidida por el médico y productor pecuario Julio C. Perrando141 quien agradeció la colaboración de la Gobernación en las gestiones para obtener la habilitación del establecimiento. Tierras. La Dirección de Tierras y Colonias del Ministerio de Agricultura entregó 2.500 lotes a quienes fueron los primeros ocupantes de la Colonia Gral. Necochea en el Departamento Campo del Cielo142. En áreas urbanas se adjudicaron tres solares a instituciones públicas en Charata143, y doce en Machagay144. El gobierno apoyó la solicitud de la Comisión de Fomento de Villa Angela consistente en la cesión 137

La Voz del Chaco, 1927, oct., 2, p. 1 Miranda, Guido. Tres ciclos chaqueños. Rcia., ed. Norte Argentino, 1955, pp. 148-149 139 Borchichi, Ramón. La fábrica de tanino de La Escondida. Rcia., Norte-Chaqueña, 2004, nov., 28, p. 9 140 La Voz del Chaco, 1927, marzo, 14; p.1 141 La Voz del Chaco, 1928, abril, 19, p .l; 20, pp. 1 y 6 142 La Voz del Chaco, 1928, junio, 8; p. l 143 AHPCH. Registro Nacional de leyes, decretos y resoluciones. 1925-1930, 1926, nov., 29; fs. 83-84 144 AHPCH. Ibidem, 1927, oct., 20; fs. 75-76-77 138

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de 200 hectáreas para construir el Tiro Federal, la Escuela de Aviación y un campo de deportes 145. Bancos. En el Chaco operaban las siguientes casas: Banco de la Nación Argentina en Resistencia y en Sáenz Peña; y Banco de Italia y Río de la Plata, Banco Hipotecario Nacional y Banco Cooperativo del Chaco en la capital del Territorio 146. Luego de muchas gestiones oficiales y de entidades de Villa Angela, fue creada una sucursal del Banco de la Nación Argentina en esa localidad 147. X. Cultura-deportes El 25 de mayo de 1928, el gobernador Cepeda viajó a Sáenz Peña para la inauguración de la “Casa-Teatro”, obra de la Sociedad Española de Socorros Mutuos, presidida por el señor José Rodriguez Arrufana148, hoy conocido como Cine Español y en proceso de recuperación para ser utilizada como ámbito de expresiones culturales. La Gobernación gestionó ante el Ministerio del Interior, ayuda económica para el estudiante Crisanto Domínguez “joven chaqueño que ha ganado elogiosos conceptos de la crítica” por sus méritos artísticos y posibilitar su perfeccionamiento en el exterior149. Deportes. En marzo de 1928, inició sus actividades el Tiro Federal “General Enrique Luzuriaga” de Tirol, entidad apoyada desde sus comienzos por el Gobernador Cepeda y por el Mayor José Richemond, Jefe del Distrito Militar150.

145

La Voz del Chaco, 1927, oct., 6; p. l Gera1di, Seferino A. Industrias, comercios, comunicaciones y Banco del Chaco en Chaco Actual de José García Pulido, Santa Fe, ed. Colmegna, 1968, pp. 88-89 147 Geraldi, Seferino A. op. cit. p. 89; tb. La Voz del Chaco, 1927, nov., 24; p. 1 148 La Voz del Chaco, 1928, mayo, 28; p. l 149 AHPCH. Copiador de la Secretaría de la Gobernación, 1927, nov., 21; t. 71, f. 92 150 La Voz del Chaco, 1928, abril, 9, p. 1 146

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XI. Gobierno de Cepeda: opiniones Para el autor del presente trabajo, la administración del Gobernador Cepeda fue ordenada, recta, prudente en el uso apropiado de los recursos; estableció el necesario clima de confianza para cumplir con el gobierno de “orden y garantía” que prometiera realizar. Reorganizó, disciplinó y capacitó a la policía; combatió con eficacia al abigeato. Gestionó la terminación de obras públicas demoradas como el puerto de Barranqueras, el camino pavimentado ResistenciaBarranqueras y la planta potabilizadora de agua; favoreció las actividades industriales, agropecuarias y las comunicaciones. Censurado por la demora en constituir gobiernos comunales, finalmente dejó el camino libre para la creación de cuatro comisiones de fomento y de tres municipios electivos. Su renuncia antes de completar el período legal de gobierno fue lamentada y dejó el interrogante acerca de los motivos de esa decisión. El diario local La Voz del Chaco que recibió con marcado escepticismo la designación de Cepeda, al año de gestión comentaba “del acierto de su nombramiento”151. Luego de su dimisión, expresaba “nadie puede acusar a Cepeda de mal gobernante”, expuso contracción al trabajo y honradez sin tacha. Su gestión se caracterizó por la rectitud de proceder en la administración de los intereses del Estado. El pueblo tuvo seguridad y garantía debido a la ordenada y rigurosa organización policial; la lucha contra el abigeato fue constante y eficaz 152. Con referencia a la actuación de los gobernadores del Chaco territoriano, don Manuel Meza manifestaba “… se sucedieron gobernadores buenos, malos y peores; muy pocos de ellos gozan de la gratitud si exceptuamos al Capitán Oreste Arbo y Blanco y a don Juan Carlos Cepeda, que han dejado en el concenso público el reconocimiento unánime de decencia y honradez puesto de manifiesto en sus actos oficiales”153.

151

La Voz del Chaco, 1927, julio, 18, p. 1

152

La Voz del Chaco, 1928, junio, 20, p. 1; 22, p. 1; 30, p. 1 Meza, Manuel. El Chaco Austral. Santa Fe, Castellví, 1972, p. 127

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El periodista Luis M. Cora decía “… el más joven de los Gobernadores del Chaco, fue el señor Juan Carlos Cepeda” su gobierno “…es recordado con simpatía por los pobladores del Chaco, y bien es cierto que su administración ha sido un modelo de corrección, celo y honorabilidad en el manejo de la cosa pública”154.

Bibliografía DEREWICKI, José V. Marca Chaco. Rcia. Meana, 2002. ECHARRI, Fabio J. La Sa1ud Pública en el Territorio Nacional del Chaco en el periodo 1878-1930. Rcia. 1996. GARClA, Analía S. El Territorio Nacional del Chaco durante el gobierno radical 1916-1930. Cuaderno de Geohistoria Nº 14. Rcia. Instituto de Investigaciones Geohistóricas. CONICET. 1986. GERALDí, Seferino A. Industrias, comercios, comunicaciones y Banco del Chaco. En Chaco Actual. José García Pulido, Santa Fe, Colmegna, 1968. GOMEZ, Hernán. Historia de la Gobernación Nacional del Chaco. Buenos Aires. ed. San Pablo, 1939. LOPEZ PIACENTINI, Carlos P. Breve historia política y económica del Chaco. Rcia. García S.A., 1978. MEZA, Manuel. Chaco Austral. Santa Fe, Castellví, 1972. MIRANDA, Guido A. Tres ciclos chaqueños. Santa Fe, Castellví, 1955. TISSERA, Ramón de las M. Calendario histórico del Chaco. Rcia. Cultural Nordeste. 1977. VALENZUELA, Maria C. Pompert de. Historia de la Educación Primaría 1882-1978. Córdoba. Solsona, 2006. VALLEJOS, Ju1ián. Policía del Territorio Nacional del Chaco 1885-1953. Rcia. Grafic Center, 1996.

154

Cora, Luis M. El Chaco, Album Gráfico y Descriptivo. Buenos Aires, 1935, p.14. 118


Fuentes El Chaco a través de memorias, informes y datos estadísticos 1885-1938. lª parte. Memoria del Gobernador Juan Carlos Cepeda. Libro Copiador de la Secretaria de la Gobernación del Chaco. 1926-1928 Memoria del Ministerio del Interior 1925-1926. Buenos Aires. Talleres Gráficos Argentinos

“Registro Nacional de leyes, decretos y resoluciones 1925-1930” Artículos en diarios y publicaciones especiales BORCHICHI, Ramón. El gobierno de Juan S. Mac Lean, Comisiones de Fomento. Rcia., Norte, 2001 _________________, 1927: Agua potable para Resistencia y Barranqueras. Rcia. Norte-Chaqueña, 2002 _________________, 1928: Primera Exposición de la Sociedad Rural del Chaco. Rcia. Norte-Chaqueña. 2003 _________________, La fábrica de tanino de La Escondida. Rcia. NorteChaqueña. 2004 CORA, Luis M. El Chaco, álbum gráfico y descriptivo. Buenos Aires. 1935 DAMBRA, Angel. 15º Aniversario de la Voz del Chaco. Rcia. 1930. Periódicos La Voz del Chaco Norte

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Geografía Económica del Chaco y Formosa del ingeniero Alberto Carlos Muello: obra de consulta de productores de antaño y de investigadores actuales Hugo Humberto Beck * Introducción Al comenzar el siglo XX, superados algunos factores que habían limitado el progreso económico de los territorios nacionales – la resistencia aborigen y la escasez de medios de transporte, entre otros- las gobernaciones del norte argentino iniciaron un período de auge que duraría varias décadas y en el cual definirían su perfil de productor algodonero, el Chaco, y ganadero, Formosa. El espectacular crecimiento económico y demográfico y la ocupación espontánea de las tierras centrales, motivó el envío por parte del gobierno nacional de una Comisión de Técnicos para regularizar la entrega de lotes rurales. En ese marco, llegó a esta región el ingeniero agrónomo Alberto Carlos Muello, quien no se limitó al cumplimiento de su tarea específica, sino que conoció profundamente esta tierra a la que aprendió a amar. Por eso le dedicó varios trabajos, en los que reunió los conocimientos científicos de su profesión y los saberes empíricos obtenidos luego de recorrer cientos de leguas de ambos territorios. El presente trabajo se propone describir su Geografía Económica del Chaco y Formosa1 , una obra clásica sobre la región, que tuvo un valor fundamental en su época para que a nivel nacional se conocieran las riquezas naturales, la favorable evolución económica y el futuro promisorio de la zona; y que más tarde se constituyó en una fuente de enorme riqueza informativa para investigadores del pasado del Chaco y de Formosa. El último punto del trabajo reúne algunas ideas del ingeniero Muello acerca de la distribución de las * Doctor en Historia, Profesor Historia Regional Facultad de Humanidades Universidad Nacional del Nordeste. Investigador del CONICET 1 Alberto Carlos Muello. Geografía Económica del Chaco y Formosa. Pról. Ing. Agr. F. Pedro Marotta, Buenos Aires, Establ. Gráf. “Oceana”, 1926. 205 pp. 121


tierras, del sistema de arrendamientos, y de la correcta explotación agrícola y ganadera. 1. El autor Alberto Carlos Muello nació en Buenos Aires el 3 de mayo de 1890 y fueron sus padres Carlos Muello y Ana María Yacono. Se recibió de Ingeniero Agrónomo en la Facultad de Agrimensura y Veterinaria de la Universidad Nacional de La Plata. Su tesis versó sobre “Asuntos Forestales”, aunque se especializó en cultivos industriales. Contrajo enlace matrimonial con María Carri y fueron padres de cuatro hijos: Estela, Carlos Alberto, Hebe Susana y Ana Rosa. En su larga actuación, destinó parte de su tiempo a la docencia universitaria, a su profesión específica y a la función pública. Se inició como Jefe de Trabajos Prácticos en la Facultad donde se recibiera y llegó a ser más tarde Profesor Adjunto de Geografía Económica en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires. En su carrera profesional se desempeñó como Agrónomo Regional del Chaco y Formosa entre 1915 y 1918. Desde este año hasta 1932 fue Inspector de Tierras Fiscales, y luego Inspector de Zona de la Dirección de Agronomías Regionales y Jefe Interino de la misma Dirección, hasta 1947. Dejó esta función para asumir como Comisionado Municipal de Olavarría ese mismo año, y en 1948 fue designado Comisionado Municipal de Florencio Varela. Posteriormente se desempeñó como Asesor Técnico de Ingeniería Agronómica en el Ministerio de Salud Pública de la Nación. Fruto de su vasta experiencia son sus escritos titulados: Calendario Agrícola del Chaco y Formosa (1918), Geografía Económica del Chaco y Formosa (1926), Geografía Económica del Territorio de Santa Cruz (1928), La Yerba Mate (1929), Misiones (1930), Manual de Agricultura (1945), Compendio de Agricultura (1946), El algodonero (1947), Los indígenas Tobas y Pilagás del Pilcomayo y Tratado de Agricultura (1952).2 2

Quien es Quien en la Argentina. Biografías contemporáneas. 7ª ed, Buenos Aires, Kraft, 1958, p. 532 122


2. Objetivos y carácter de la obra El trabajo fue concebido y escrito en la época en que los territorios del Chaco y de Formosa –especialmente el primeroiniciaban la etapa de su mayor crecimiento económico y demográfico. La finalización de las campañas militares contra los aborígenes de la región; la construcción de obras públicas esenciales, como las vías férreas que los atravesaban de este a oeste; el estímulo oficial a la producción algodonera y a la ganadería; la apertura de nuevas tierras mediante la creación de colonias agrícolas y pastoriles; y el ingreso de millares de pobladores provenientes de provincias vecinas, del Paraguay y de Europa, son las notas distintivas del período comprendido entre 1910 y 1930. El ingeniero Muello, arribado a la región chaqueña al promediar la segunda década del siglo XX para cumplir con su labor profesional, se propuso escribir sus conocimientos empíricos sobre la misma para consulta de agricultores y ganaderos de la zona. “Pretendo con esto –anotó en unas líneas dirigidas al lector- no dejar pasar desapercibido el tránsito de leguas y leguas entre sendas tortuosas e inundables, peregrinando largas jornadas entre abras y selvas, tras la visión de acompañar a aquellos que hacen obra patria, poblando las fértiles tierras y llevando la civilización a aquel ambiente... Estoy lejos de suponer que con estos apuntes ordenados al correr de la pluma, tengan el carácter de obra completa, guiándome el único afán de hacer conocer la verdad sobre el Chaco y Formosa, tal cual se la palpa, bajo el punto de vista de la colonización, agricultura, ganadería e industrias en pleno florecimiento”. Se trata de un trabajo de geografía económica descriptiva, pero como bien señala el ingeniero agrónomo Pedro Marotta en el prólogo, “no es una mera descripción física: la noción económica, el concepto de aplicación, aparecen constantemente, vinculando así las

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condiciones naturales del medio con las posibilidades de su explotación y provecho”. La mayor parte de la información proviene de las notas reunidas en su labor de Agrónomo Regional de Chaco y Formosa y especialmente durante sus viajes de inspección cuando se desempeñó como Inspector de Tierras Fiscales, desde 1918 hasta el momento de redactar su obra. No obstante, en varios temas puntuales es notoria la consulta de bibliografías específicas, como también de la legislación vigente. 3. El contenido de la obra El libro no está dividido estrictamente en capítulos, sino por temas, que se suceden a lo largo de sus páginas. Un intento de mayor sistematización nos permitió agruparlos en cuatro grandes núcleos: Territorio del Chaco (66 páginas); Territorio de Formosa (26 páginas); Flora y Fauna (34 páginas); El cultivo del algodonero y del maní (65 páginas). Un interesante Plano de los Territorios de Formosa y Chaco (60x50 cm.), permite ubicar accidentes geográficos, departamentos, pueblos, colonias agrícolas, pastoriles y mixtas, tierras fiscales y líneas férreas. a) Territorio del Chaco: este tema está dividido en cuatro partes. Comienza con una descripción general del Territorio, continúa con cuadros de gastos y utilidades por hectárea de los cultivos subtropicales arraigados en nuestro país –que a nuestro entender no deberían estar ubicados en este lugar-, luego describe el estado actual de la colonización, y termina con la historia y descripción agronómica de las antiguas colonias fiscales del Chaco. b) Territorio de Formosa: se entremezclan nociones generales del Territorio con notas específicas referidas a algunas colonias y pueblos, y descripciones pormenorizadas de las condiciones y capacidad ganadera de los campos del Pilcomayo y oeste de Formosa, de los campos del Bermejo y del Teuco, y de los campos de la zona central del oeste (donde se proyectaba continuar la vía férrea, hasta entonces detenida a la altura de Las Lomitas). Un 124


segundo título está destinado al estudio de las nuevas colonias agrícolas y pastoriles y a la fundación de pueblos en Chaco y Formosa en la década de 1920. c) Flora y Fauna de la región chaqueña: el tratamiento de la flora regional ha sido dividido por el autor atendiendo a su utilidad, según se trate de flora pastoril (ubicada en abras altas, abras bajas y en esteros), vegetaciones espontáneas no comestibles, vegetaciones inferiores que viven en el bosque, y flora arborícola. El completo listado de especies contiene el nombre vulgar y el nombre científico, sus características, su utilidad y el correcto manejo que debe realizarse. El estudio de la fauna comprende las fieras del bosque, los reptiles, las aves, los peces y la fauna insectívora. d) El cultivo del algodonero y del maní: este capítulo está destinado especialmente a promover ambos cultivos “que deben complementarse en la rotación y defensa del colono del norte”. Se trata de un completo estudio técnico sobre el manejo del campo para obtener los mejores resultados de estos productos. Territorio del Chaco Entre las características generales de esta gobernación, Muello anota su superficie (99.000 km2), calcula su población en 110.000 habitantes, establece su situación geográfica, su clima y evalúa sus riquezas naturales. El Territorio estaba dividido en ocho departamentos: Resistencia (cabecera Resistencia), Tapenagá (La Sabana), Martínez de Hoz (Presidencia de la Plaza), Napalpí (Presidencia Roque Sáenz Peña), Río Bermejo (Puerto Bermejo), Tobas (Zapallar), Campo del Cielo (General Pinedo) y Río Teuco (El Pintado). Respecto de la agricultura señala que existen tres zonas agrícolas: la zona litoral, que abarca la colonia Barranqueras con sus islas, Resistencia y Ensanche, Benítez, Margarita Belén, Popular, Makallé, Las Palmas, Bermejo, General Vedia, Zapallar y Presidencia Roca, transformadas en señoriales granjas, dado a que pertenecen al dominio privado, a excepción de las dos últimas, por ser más modernas, 125


unidas a la fertilidad natural de su suelo y por las frecuentes y oportunas lluvias que alcanzan hasta 1.200 y 1.300 mm. anuales. En estas colonias se producen toda clase de cultivos subtropicales y es el centro de la industrialización de ellos. La zona central abarca las colonias Hipólito Vieytes, Lapachito, Presidente Uriburu, Bajo Hondo, Rivadavia, Presidencia Roque Sáenz Peña y sus ensanches, Mariano Sarratea y Vélez Sársfield, donde si bien la naturaleza de los terrenos es más bien suelta y rica en elementos fertilizantes, son tierras que aún no han sido muy trabajadas. El pluviómetro indica una precipitación de 900 mm. anuales. Por último, la zona más rica del territorio, que abarca las tierras del Departamento Campo del Cielo, donde la vida es menos molesta por la escasez de mosquitos. Se extiende en sentido Este a Oeste, desde las estaciones Avia Terai a Gancedo (F.C.C.N.). Los terrenos son altos, secos, sueltos, con ralos montes y con subsuelo permeable. Llueve apenas 600 a 700 Mm., los que satisfacen a las exigencias de cultivos como: maíz, kafir, lino, algodón, etc. El progreso adquirido en esta zona en los últimos años es sorprendente, agotando la tierra fiscal el “intruso”, que formaron así la mejor colonización espontánea que se conoce. Entre las interesantes estadísticas que brinda el libro pueden destacarse el área cultivada en el año agrícola 1923-24 que totalizó 126.165 has, contándose entre los principales cultivos el algodón (50.000 ha), maíz (47.000 ha), lino (8.000 ha), maní (4.800 ha) y caña de azúcar (3.500 ha). El resultado de la cosecha del algodón en dicha campaña fue de 90.000 tn. Su precio de venta promedio se calculó en 500 pesos m/n por cada 1.000 kilos, lo que dio una entrada bruta de 10.000.000 de pesos a los colonos. Después de su industrialización mediante el desmotado y la fabricación de aceites con sus semillas, la riqueza aumentó a 13.860.000 pesos moneda nacional. Al algodón le siguen en aportes a la riqueza del territorio, el maíz con 3.600.000 $ y la caña de azúcar con 2.000.000 de pesos. Respecto de la ganadería se calcula que existen en el territorio alrededor de 500.000 vacunos – en su mayoría criollos- 30.000 yegüerizos, 6.000 mulares, 1.200 asnales, 5.500 porcinos, 40.000 caprinos y 25.000 lanares, lo que representa una riqueza de 21.936.000 $m/n. La estadística de la industria da 126


cuenta de quince fábricas de tanino, treinta desmotadoras de algodón, cincuenta y cinco aserraderos a vapor, dos ingenios azucareros, seis molinos de maíz, dos curtiembres, dos trapiches para elaboración de miel de caña, una destilería de alcohol y varias fábricas de aceites vegetales. A ellas se sumaban fábricas de hielo, de jabón, de fideos, de mosaicos y de ladrillos, entre otras. En un apartado titulado “Las antiguas colonias fiscales del Chaco”, Muello brinda una breve historia de cada una de ellas, una completa descripción agronómica y su estado actual. Informa acerca del decreto de creación, fecha, situación, mensura, primeros pobladores, naturaleza de las tierras, bosques, ríos, aguas subterráneas, cultivos que predominan, población, comercio, medios de comunicación, servicios sanitarios, autoridades. La descripción comienza con las colonias establecidas a fines del siglo XIX y primeros años del siglo XX (Resistencia, Puerto Bermejo, Barranqueras, Colonia Mixta, Colonia Zapallar, Pastoril del Chaco, Presidencia Roca y Misión Nueva Pompeya), continúa con los pueblos y colonias fundadas a partir de la segunda década del siglo XX en el centro chaqueño y a la vera de la vía férrea Barranqueras-Metán (pueblo y colonia Presidencia Roque Sáenz Peña, colonia Presidente Uriburu con sus dos pueblos: Quitilipi y Machagai, colonia Bernardino Rivadavia, Reducción de Indios de Napalpí, y colonia Bajo Hondo) y termina con un estudio de pueblos y colonias del oeste, especialmente los fundados en torno de las estaciones del ferrocarril Quimilí-Avia Terai (colonias General Necochea y Juan Larrea cuyos centros cívicos fueron los pueblos de Charata, Las Breñas y General Pinedo, pueblos de Corzuela, Campo Largo y Avia Terai, y colonia Agrícola Pastoril). Un último subtítulo describe las riquezas de la Isla del Cerrito o del Atajo.3 3

Uno de los primeros y más importantes aportes sobre la historia general de la colonización de la región chaqueña fue la obra de Guido Arnoldo Miranda. Tres ciclos chaqueños (crónica histórica regional), Santa Fe, Norte Argentino, 1955. Una excelente síntesis del complejo histórico y geográfico de este fenómeno fue publicada por Enrique Danilo Bruniard. “El Gran Chaco Argentino (Ensayo de interpretación geográfica)” En: Geográfica, Resistencia, UNNE, Nº 4, 1979. Posteriormente, el Instituto de Investigaciones Geohistóricas del Conicet llevó a 127


Territorio de Formosa De la información general sobre esta gobernación pueden mencionarse su superficie de 75.480 km2 y su población estimada en 35.000 habitantes entre los que se incluyen 9.000 indígenas. La división administrativa comprendía nueve departamentos: Capital, Bermejo, Laishí, Matacos, Patiño, Pilagás, Pilcomayo, Pirané y Ramón Lista. Formosa posee una extensión de 32.000 km2 de tierras fiscales. La parte que pertenece al dominio privado está situada sobre los ríos Paraguay y Bermejo, y puede decirse que las mejores tierras de bosques y para la ganadería se encuentran en manos de particulares. La zona fiscal se encuentra parte inexplorada, otras zonas despobladas, otras destinadas a la ganadería por pobladores intrusos y las menos son dedicadas a la agricultura. La riqueza de Formosa consiste principalmente en la ganadería, calculándose alrededor de 350.000 cabezas de ganado vacuno, le sigue la agricultura recientemente iniciada en las tierras aptas que abrió el tendido de la línea férrea Formosa-Embarcación. Además de las subdivisiones fiscales se cuenta con importantes colonias (antiguas concesiones de 32 leguas) como la colonia Cano, Aquino, Bouvier, Dalmacia, Clorinda, La Florencia, Concesión Hertelendi, que destinan a ganadería y que han comenzado a subdividir sus tierras aptas para los cultivos de algodón, tártago, caña de azúcar, tabaco, mandioca, lino, maíz, etc., que se prestan admirablemente al clima formoseño. Es importante la fábrica de tanino “La Formosa” ubicada sobre el río Paraguay a un kilómetro del puerto, la que elabora mensualmente alrededor de 2.000 toneladas de extracto. El Ingenio “La Teutonia” con cultivo anexo produce en su zafra alrededor de 500.000 kilos de azúcar empleando gran parte la mano de obra indígena.

cabo diferentes proyectos destinados a conocer el proceso de ocupación del espacio en el Nordeste argentino. Resultado de ellos son los prolijos estudios de Enrique César Schaller. La colonización en el Territorio Nacional del Chaco en el período 1869-1921. Resistencia, IIGHI-Conicet, 1986; y de Héctor Rubén Borrini. La colonización como fundamento de la organización territorial del Chaco (19301950). Resistencia, IIGHI-Conicet, 1987. 128


La única colonia exhaustivamente descripta por Muello es la de Formosa, pues las demás (Misión San Francisco de Laishí, Misión Tacaaglé, colonia Buenaventura y otros pueblos y colonias aún sin denominación) apenas merecieron por parte del autor una pocas líneas. En cambio, son abundantes los datos acerca de las capacidades de las tierras formoseñas, de sus ríos, riachos, esteros, bosques y palmares. Relata una breve historia de la ocupación de los campos del Pilcomayo y del extremo oeste, sus riquezas, sus problemas, su decadencia; los campos del Bermejo y del Teuco con una ganadería en expansión son indicados como aptos para esta actividad y también en parte para la agricultura; Los campos ubicados en la zona de influencia del ferrocarril, poblada sólo en parte, son ricos en maderas y aptos para la ganadería y en menor medida para la agricultura. La agricultura es una excepción, y sólo pueden considerarse tierras agrícolas algunas cerca de la Capital y otras sobre la línea ferroviaria (Colonia Km. 263, Bartolomé de las Casas y Comandante Fontana).4 Un título especial da cuenta de la creación de nuevas colonias agrícolas y pastoriles y fundación de pueblos en el Chaco y Formosa, dispuestos por decreto del presidente Yrigoyen fechado el 11 de julio de 1921. Como consecuencia de la investigación e inspección de tierras fiscales, la Comisión proyectó oportunamente la subdivisión de 1.453.750 hectáreas en el Chaco y 822.050 en Formosa, que en la mayor parte de los casos se trataba de ampliación de las colonias ya existentes y donde un crecido número de pobladores reclamaba la tierra para su radicación definitiva.5 4

Un panorama general de la colonización en tierras formoseñas en Héctor Rubén Borrini. Ocupación y organización del Territorio Nacional de Formosa (18801980). Resistencia, IIGHI-Conicet, 1991. La situación particular del oeste en Hugo Humberto Beck. La ocupación del espacio en el oeste chaqueño y formoseño desde la provincialización de los territorios (1950-1983). Resistencia, IIGHI-Conicet, 1992. 5 El tendido de las líneas férreas desde Barranqueras hasta Avia Terai (en el centro del Chaco) y de Formosa hasta Las Lomitas (en el centro de Formosa) estimuló la llegada de numerosos pobladores que sin títulos de ninguna índole ocuparon las tierras fiscales, en un proceso que por lo espontáneo y rápido superó todas las previsiones del Estado. A partir de 1916 el gobierno nacional paralizó todas las 129


De acuerdo a la naturaleza de las tierras y el destino, los agrónomos proyectaron la subdivisión en lotes de 100 hectáreas para agricultura, de 2.500 hectáreas para lotes pastoriles, de 5 a 20 hectáreas para las quintas y solares, de 25x50 y 50x50 metros en manzanas de una hectárea para los pueblos ubicados por lo general sobre la estación del ferrocarril o en los puertos. Basado en los instrumentos jurídicos que dieron origen y organización a estos pueblos y colonias, Muello anota la superficie de cada uno, su ubicación, precios y forma de pago de las tierras, obligaciones de los concesionarios, escrituración definitiva y transferencia.6 El cultivo del algodonero y del maní “El algodonero es el cultivo de familia -comienza diciendo el ingeniero Muello-, por consiguiente, la extensión debe estar supeditada gestiones en trámite hasta obtener un conocimiento adecuado del estado en que se hallaba la ocupación de los campos fiscales. Para ello designó una comisión investigadora –de la que formó parte el ingeniero Muello- que desde 1918 inspeccionó miles de leguas y produjo millares de informes relativos a lotes fiscales y a algunas propiedades particulares de Chaco y Formosa. 6 Por el decreto del 11 de julio de 1921 se crearon en el Chaco 6 colonias pastoriles: Rodríguez Peña (353.000 ha), Teuco (300.000 ha), Juan Larrea (175.000 ha, poblada por agricultores y transformada en agrícola por resolución posterior, junto a su ensanche norte llamado “Pampa del Infierno”), Tacuarí (87.500 ha), Río de Oro (85.000 ha), Coronel Brandsen (80.000 ha); 9 colonias agrícolas: General Necochea (225.000 ha), Vélez Sársfield (26.250 ha), Juan José Paso (26.000 ha), Bajo Hondo (25.000 ha), Ensanche Norte de Presidencia Roque Sáenz Peña (23.500 ha), Hipólito Vieytes (10.000 ha), Mariano Sarratea (5.000 ha), Ensanche Sur de Presidencia Roque Sáenz Peña (2.500 ha) y Lapachito (2.500 ha correspondientes al lote 52 de la colonia pastoril); y 11 pueblos: Presidencia de la Plaza, Machagai, Avia Terai, Campo Largo, Corzuela, Las Breñas, Charata, General Pinedo, Villa Ángela, Fortín Warnes y Ayolas. En el Territorio de Formosa se crearon 2 colonias pastoriles: Juan Bautista Alberdi (400.000 ha) y Miguel Azcuénaga (56.300 ha); dos colonias mixtas: Coronel Dorrego (250.000 ha) e Ituzaingó (54.500 ha) y una colonia agrícola: Comandante Fontana (5.000 ha); y pueblos en las estaciones del ferrocarril a Embarcación, en los Km. 33, 52, 108, 167, 233, 252 y 296, además del Pueblo Alfonso. Más detalles sobre este período en Héctor Rubén Borrini. Ocupación y organización del Territorio Nacional de Formosa... cit. y Hugo Humberto Beck. Inmigrantes europeos en el Chaco. Transición del pluralismo al crisol. Resistencia, IIGHI-Conicet, 2001. 130


al número de miembros que la componen”. Y refiriéndose a su rápida difusión destaca: “No han sido estériles la propaganda y los esfuerzos que realiza el gobierno nacional al propiciar el aprovechamiento de las ubérrimas tierras del Norte y Litoral para intensificar en ellas una nueva actividad productora, el ponderable cultivo del “oro blanco” que hasta hace cuatro años resultaba de tan escaso interés. Sorprendente ha sido el desarrollo de las plantaciones algodoneras que van cubriendo, a modo de un gigantesco mantel, millares de hectáreas hasta ayer incultas en el silencio de la selva... Sin embargo, con todo, el cultivo del algodonero –con 110.335 hectáreas en el país- está aún tan poco difundido, que sus estadísticas apenas si pueden figurar comparativamente a un ensayo, junto a las siete millones de hectáreas de trigo.” El estudio de Muello refiere las características del cultivo algodonero, las regiones apropiadas, el clima que prefiere, las condiciones más favorables, la correcta elección de las mejores tierras, el precio de las tierras en Chaco, Formosa, Corrientes y Santiago del Estero, las diferentes especies y variedades, las cualidades de las semillas y la necesidad de elegirlas adecuadamente, las labores preparatorias, la necesidad de la rotación de cultivos, el modo y época de siembra, las labores culturales, descripción de todas las plagas y consejos prácticos para su destrucción, las características de la cosecha y el problema de los braceros, capital de explotación que debe poseer el productor, el desmotado del algodón, nómina de las desmotadoras existentes en la Argentina y su distribución por jurisdicciones, los costos del flete y el comercio internacional. Similar tratamiento, aunque algo más breve, ha merecido el cultivo del maní. “Esta noble leguminosa que se cultiva para consumo, tostada y más que todo con propósitos industriales en el N.E. de Santa Fe, Norte de Entre Ríos, Córdoba, Chaco y Formosa, ha sufrido como 131


consecuencia de la reducción en los precios de los aceites comestibles en los años de la post-guerra, produciéndose en algunos meses el cierre de los establecimientos industriales e interponiéndose ante los poderes públicos reclamaciones de proteccionismo formuladas por los fabricantes.” Con la descripción de este cultivo, sus diferentes variedades, la época y la forma correcta de siembra, cuidado y recolección, y la industrialización del maní, se cierra el libro del ingeniero Muello. 4. Las ideas del autor A lo largo de su exposición Alberto Muello deja entrever sus ideas, que a veces expresa como sugerencias, o como elogios hacia quienes ya las ponen en práctica, o destacando ciertas medidas de gobierno que estima positivas y criticando las que considera equivocadas. En general, se muestra partidario del acceso a la propiedad de la tierra, aunque siempre con el compromiso de poblarla y trabajarla racionalmente. Para ello, considera que el Estado debe controlar su entrega, repartiéndola adecuadamente para no crear latifundios improductivos, ni minifundios que no permitan el crecimiento de la empresa agropecuaria. En efecto, critica en duros términos la colonización inicial de Chaco y Formosa, que se hizo en el marco de la Ley Avellaneda, que -a pesar de sus objetivos pobladores-, posibilitó una entrega a veces dispendiosa de la tierra pública a concesionarios o empresas que no cumplieron con la radicación del número de familias estipuladas. “Se deduce, pues, que el territorio del Chaco poco debe a los capitalistas que obtuvieron concesiones de tierras con tantas franquicias, facilidades y hasta descuidos y favoritismos por parte del Gobierno, que llegaron a recibir el título de propiedad sin haber cumplido con ninguna de las cláusulas de la ley de colonización que regía entonces.” 132


Aunque no comparte la ocupación espontánea de las tierras en un proceso desordenado, reconoce que: “La sorprendente evolución económica del Chaco, que hoy salva al territorio de la crisis fatal de la ganadería y explotación de bosques, se debe puramente al “intruso” abnegado y trabajador, que con su numerosa familia, y procedentes de un centro más cómodo, se situó en estas tierras lejanas con las ansias de su independencia, levantando su rancho con la ayuda del bosque proveedor de la madera y del crédito de los comerciantes que improvisaron el villorrio al margen de las estaciones del Ferrocarril... En pocos años, desde 1914 hasta la fecha, la tierra fiscal apta para agricultura quedó agotada por esta colonización, que es la más grande, la más rica y productiva que se haya registrado en el país; tanto que será difícil satisfacer muchos pedidos de lotes de 100 hectáreas, una vez subdivididas las colonias nuevas, pues desde entonces la inusitada afluencia de pobladores de distintos rumbos del país, hasta un cosmopolitismo de inmigrantes, ha sido tan colosal como simpática”.7

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Muello reconoce como fundamental el crédito que los comerciantes otorgaban

a los productores agrarios: “Generalmente, el colono, durante el primer año, se desenvuelve con ese crédito que se le entregó abnegadamente, pues la mayoría llega al campo con lo indispensable... y entonces el comerciante debe incluir en el préstamo, semillas, útiles de labranza, etc., que controlan periódicamente, llegando hasta la chacra para apreciar las perspectivas, y el comerciante advierte si el poblador “responde”, para ampliarle o restringirle el crédito, cada vez que lo requieran. ¿Sin la ayuda indispensable del “comerciante”, y cuando los Bancos sólo facilitan el crédito en prenda o en garantía, cómo se hubiera desenvuelto el colono hasta tanto obtener sus primeros rendimientos en los cultivos?”. Este rol fue ejercido posteriormente por el movimiento cooperativo, que en el momento en que Muello escribía su libro iniciaba su período de auge. 133


De todos modos, considera que es de fundamental importancia regularizar la situación de estos “intrusos”, facilitándoles el acceso a la propiedad de la tierra que trabajan, para que tengan la seguridad de la posesión de su bien y se arriesguen a incrementar sus mejoras sobre esos campos. “No es raro encontrar en esas modernas y pintorescas colonias algo que contrasta con la tranquilidad de esa gente, que es digna de todo estímulo y aliciente: son las continuas reyertas provocadas precisamente por la disputa de la tierra fiscal, que degeneran, la mayoría de las veces, en hechos de sangre... Felizmente estos conflictos se han terminado con la creación de las Oficinas de Tierras en los Territorios.” Muello considera correcto el sistema de reparto de las tierras implementado a partir de la ley de tierras Nº 4167 de 1903 porque evita los latifundios al tiempo que permite la diversificación y el aumento de la superficie para las familias numerosas “La tierra se entrega al colono subdividida en lotes de 25, 50 y 100 hectáreas, con opción de ampliar esa extensión en 200 hectáreas si la familia fuera numerosa. Nunca menos, porque no toda la superficie que se entrega es cultivable; hay zonas que solamente un 40 o 50 por ciento es aprovechable, debiendo también destinarse una parte para el pastoreo de lecheras y animales de trabajo”. En varios pasajes de su libro, el ingeniero Muello destacó la necesidad y la conveniencia de diversificar los cultivos, pues de ese modo se protege al productor contra las periódicas caídas de los precios, invasiones de plagas, heladas, sequías, inundaciones. Por otra parte, da margen a la rotación de cultivos, alejando a las plagas y evitando el agotamiento de los suelos. A propósito del monocultivo algodonero, que ya se hacía sentir en las colonias Presidente Sáenz Peña, Bajo Hondo, Mariano Sarratea 134


y Presidente Uriburu, Muello publicó, en La Voz del Chaco , el 12 de abril de 1924, el artículo que transcribió en su libro: “La monocultura en el Chaco. Hemos podido observar en nuestras andanzas por las chacras del territorio, que el algodonero ha cubierto casi todas las abras explotadas, al extremo de haber desalojado en algunas colonias al maíz, el cultivo que lleva el mérito de haber sido el inicial y defensor del agricultor en otros tiempos. No diremos del tártago, casi totalmente extinguido y sólo restan muy pocas hectáreas de maní, el cultivo fertilizante de los suelos... Siendo tan expuesta la producción agrícola a los riesgos naturales, la monocultura es un pésimo modo de explotación, pues un fenómeno meteorológico o patológico cualquiera (heladas, langostas, etc.), que reduzca o destruya todo el trabajo, deja al colono sumido en el mayor desamparo por otro año más”. Y fiel a su estilo de aconsejar y proponer soluciones para los problemas que detectaba, agregó que: “... la práctica más favorable de esta alternancia en el Chaco y Formosa, se efectuaría con los cuatro cultivos fundamentales de la región. Dividiendo la explotación en cuatro cuadros, se sembraría el primer año en el cuadro número 1, maíz; en el número 2, algodón; en el número 3, maní, y en el número 4, tártago, lino o pastoreo, corriéndose al año siguiente el cultivo del cuadro número 1 al 2, el que ocupaba el 2 al número 3, y así sucesivamente...” Aunque la Ley de Fomento de los Territorios Nº 5559 disponía que las tierras comprendidas en la zona de influencia del ferrocarril no podrían ser comprometidas por ventas, arrendamientos o permisos de ocupación, la Ley de Presupuesto de 1916 y la de 1918 autorizaron al Poder Ejecutivo para arrendar algunos lotes pastoriles a título 135


precario por el plazo de cinco años. Tal sistema de concesiones fue cuestionado por Muello en estos términos: “Pocos arrendamientos se han hecho bajo estas condiciones, pues no hay criador que pueda aventurarse a introducir capitales en haciendas y en las mejoras que su crianza requieran, mediante el arrendamiento a título precario que supone la amenaza de que en cualquier momento puede verse compelido a abandonar su campo, y lo que no podrá hacer sin una liquidación forzosa de sus haciendas y mejoras...Hemos tenido oportunidad de comprobar la ansiedad perpetua en que viven todos los pobladores intrusos de los lotes pastoriles, viviendo miserablemente, sin atreverse tan siquiera de construir un rancho abrigado, sin confianza en el futuro y sin fe en el resultado de sus esfuerzos. Y todo esto es causa del atraso y pobreza de las zonas.”8 La solución propuesta por el ingeniero agrónomo fue la siguiente: “En nuestra opinión, el arrendamiento a título precario (que no responde a otro objeto que al de aportar a las arcas fiscales unos pesos más cada año) pone de manifiesto un concepto equivocado de cómo se puede y se debe poblar las zonas de influencia de los Ferrocarriles llamados de fomento... Para poblar y valorar los campos pastoriles de las zonas de influencia, es necesario estimular los meritorios esfuerzos de tantos criadores que desafiaron el desierto, arrendándoles las tierras que ocupan, no a 8

En una nota al pie, Muello destaca como muy positivo –aunque insuficienteun decreto que el Poder Ejecutivo dictó en el momento en que redactaba su libro, por el cual se ampliaba el término de los arrendamientos de cinco a diez años. 136


título precario, sino a largos plazos o con el incentivo de la venta de la mitad de la superficie arrendada, tal como lo establece la Ley 4167.” Refutando opiniones contrarias al sistema por él propuesto, sostuvo que: “Siempre que se ha hablado de la opción a comprar parte de la superficie arrendada, alguna voz se ha levantado para decir que así llegaría el momento en que el Estado se quedaría sin tierra. Algunos de mis colegas lo han sostenido en el Congreso de Agrónomos de Posadas, a raíz de un trabajo de la índole presentado por el subscripto, ausente en la discusión. Y esto lo conceptúo un gran error, y lo evidencia el caso práctico que cito. La Compañía Colonizadora Estancia y Colonias Trenel; en un principio enajenó casi la mitad de la tierra subdividida para la colonización, lo que su población de arraigo le dio valor al resto que retiene y destina en arrendamiento con resultado estupendo”. Por otra parte, el decreto del 7 de febrero de 1917, que reglamentaba los arrendamientos, establecía un mínimo de doscientos pesos moneda nacional en tal concepto por legua y por año, sea cual fueran las condiciones del campo y su capacidad ganadera. “Esta cuota uniforme –escribió Muello- entraña una injusticia que a veces perjudica al Fisco y a veces al poblador.” Para solucionar este problema, los técnicos de la Comisión Investigadora de Tierras del Chaco establecieron cánones atendiendo a la capacidad de los campos y a la distancia de los puntos de embarque o estaciones del ferrocarril, que fueron aprobados por decreto del Poder Ejecutivo el 17 de setiembre de 1923. En la explotación ganadera se empleaban métodos primitivos, con pasturas naturales y predominio casi absoluto del ganado vacuno criollo. Recién se iniciaban lentamente los primeros intentos de 137


mestización con Shorthorn que se traían de Santa Fe; aunque a juicio de Muello “mejor se prestaría la mestización con los Herefords, por sus condiciones de rusticidad y mayor resistencia a las condiciones del medio.” Además afirmaba que: “Siempre hemos pensado que el ganadero antes de iniciar el refinamiento del ganado, debe comenzar por refinar los pastos, pues con campos pobres, sucios y de pastos tiernos escasos, sus esfuerzos de refinamiento van a pura pérdida. Y es indudable que dada la forma actual de ocupación de los lotes pastoriles nadie pensará refinar sus campos...” Y terminaba vaticinando: “Por eso creemos que transcurrirán muchos años antes de que la ganadería chaqueña progrese.”

Conclusiones Ubicada temporalmente en una época clave para interpretar la historia del Chaco y de Formosa, la obra de Alberto Carlos Muello tiene la virtud de que en modo sencillo relata la evolución de ambos territorios, descubre sus riquezas, destaca sus progresos y alienta a la inversión en ellos. Asimismo, nos permite conocer la opinión de un especialista y agudo observador sobre la política agraria encarada entonces por el estado nacional, así como sus consejos sobre las medidas que habrían de tomarse para obtener el máximo provecho de sus potencialidades. Analizada desde el presente, puede afirmarse que en esta obra, el autor anticipó varios problemas que habrían de agudizarse con el paso del tiempo. Entre ellos, la dificultad que en la práctica sufrieron los colonos para acceder a la propiedad de la tierra que cultivaban, y el monocultivo algodonero. En efecto, todavía en 1960 el 55% de los colonos del Chaco eran simples ocupantes de tierras fiscales; y se había consolidado el predominio absoluto del algodón entre los cultivos de la zona. A partir de entonces, un conjunto de factores negativos –entre los que se destaca la caída de los precios a raíz de la reducción del consumo interno y las dificultades para exportar- provocó la crisis algodonera. Se pensó entonces en la 138


alternativa de la diversificación, reemplazando al textil con cultivos del área pampeana (sorgo, girasol, trigo). Sin embargo, esta política fue una solución insuficiente para el productor chaqueño. La menor rentabilidad por unidad de superficie de los cultivos pampeanos con respecto al algodón, determinó que esta alternativa fuera sólo factible en áreas de explotaciones grandes, y éstas eran muy pocas en la región chaqueña. Además, para ello los colonos debían contar con capacidad financiera y con mayor grado de mecanización. Los lotes rurales de 50 ha, e incluso los de 100 ha, demostraron con el tiempo ser demasiado pequeños para una evolución favorable de la empresa agropecuaria, especialmente cuando se inició la mecanización, y las familias agrarias descuidaron el trabajo de huertas, frutales, cría de ganado menor, ordeñe de vacas, etc. que significaron siempre una considerable reducción en el costo de la vida –aún no evaluada de manera satisfactoria en estudios científicos- y posibilitaban un ahorro al productor, que se reinvertía luego en el campo. La pérdida de importancia del movimiento cooperativo –que fue uno de los pilares del progreso chaqueño- dificultó aún más la posibilidad de enfrentar la caída de los precios. La crisis agraria, iniciada en la década de 1960, se manifestó principalmente en la emigración rural, primero hacia los centros urbanos provinciales, y luego hacia las grandes urbes del país. Actualmente, desde hace un par de décadas, se experimenta en el Chaco, una mayor concentración de tierras en manos de algunos capitalistas que van comprando chacras a antiguos pobladores hasta obtener predios de superficies considerables. Paralelamente, fue creciendo de manera espectacular la superficie cultivada con soja, en un discutido proceso, que resulta todavía difícil de evaluar.

Resumen El ingeniero agrónomo Alberto Carlos Muello, hombre de larga trayectoria en cuestiones agrarias en el ámbito de los Territorios Nacionales, dejó escritas varias obras en las que reunió sus conocimientos teóricos con 139


la experiencia ganada a través de su labor como Agrónomo Regional e Inspector de Tierras Fiscales del Chaco y de Formosa entre otros cargos que ejerció en su dilatada carrera. Una de sus clásicas obras, es la Geografía Económica del Chaco y Formosa (1926), en la que brinda una completa descripción de ambos territorios y sabias sugerencias para los productores. Fue por ello un libro de consulta en su época y por su valor trascendió los tiempos. Ubicada temporalmente en una época clave para interpretar la historia del Chaco y de Formosa, la obra de Muello tiene la virtud de que en modo sencillo relata la evolución de ambos territorios, descubre sus riquezas, destaca sus progresos y alienta a la inversión en ellos. Asimismo, nos permite conocer la opinión de un especialista y agudo observador sobre la política agraria encarada entonces por el estado nacional, así como sus consejos sobre las medidas que habrían de tomarse para obtener el máximo provecho de sus potencialidades. Analizada desde el presente, puede afirmarse que en esta obra, el autor anticipó varios problemas que habrían de agudizarse con el paso del tiempo. Entre ellos, la dificultad que en la práctica sufrieron los colonos para acceder a la propiedad de la tierra que cultivaban, y el monocultivo algodonero.

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Usos de la imagen de la alteridad en los estudios históricos y antropológicos. Experiencias y desafíos * Mariana Giordano1 y Alejandra Reyero 2 El enfrentamiento con una imagen fotográfica suscita un número infinito de interrogantes entre los cuales podemos identificar cuatro enunciados por Soulages3 para abordar las dimensiones de la fotografía y cuyo principal planteo nos parece interesante y pertinente reformular aquí para abrir la discusión acerca de las posibilidades del trabajo con fotografía etnográfica. Una foto es una huella, pero ¿una huella de qué? 1. ¿de lo que se quiso fotografiar o de lo que se fotografió sin voluntad, ni deseo? 2. ¿del sujeto que fotografió y de su concepción de la foto (punto de vista, encuadre, condiciones técnicas y epistémicas)? 3. ¿de todo cuanto se dice, escribe y en ocasiones se hace alrededor de una foto? Es decir ¿de lo “metafotográfico”? 4. ¿del pasado? Pero ¿de quién? de quien fotografió, de quien fue fotografiado o de quien mira en el presente la foto? Muchos de estos interrogantes han funcionado como guía de numerosos estudios estéticos, históricos, sociológicos, antropológicos que sentaron las principales líneas analíticas para la investigar (con) imágenes; algunos han sabido encontrar una respuesta con cierto atisbo de rigurosidad y precisión pero con una base epistemológica tan débil que alteraron el planteamiento mismo de la pregunta; otros continúan 1

Dra. en Historia. Investigadora del CONICET. Profesora adjunta de la cátedra Historia del Arte de la Facultad de Humanidades – UNNE. Directora del Núcleo de Estudios y Documentación de la Imagen (NEDIM) IIGHI- CONICET. mgiordan@bib.unne.edu.ar 2 Lic. en Letras. Becaria de CyT – UNNE. Docente adscripta a la cátedra Historia del Arte de la Facultad de Humanidades – UNNE. Miembro investigador del Núcleo de Estudios y Documentación de la Imagen (NEDIM) IIGHI- CONICET. alereyero@hotmail.com 3 François Soulages, Estética de la fotografía. Buenos Aires, La Marca, 2005. 141


y tal vez continuarán siempre abiertos promoviendo nuevas y variadas aproximaciones al estudio de “lo visual”. De una u otra forma todos ellos han dado cuenta de que el análisis de una fotografía –cualquiera sea su rótulo- (estética, etnográfica, comercial u otras posibles etiquetas) causa problemas y que –como lo afirma Soulages “es un agujero negro que nos hace caer en otro espacio y otro tiempo, y que a veces nos enfrenta a la alteridad, pero ¿qué alteriad?”4 Las reflexiones que siguen están organizadas en función de algunas de estas preguntas y los intentos de respuestas que se fueron y siguen dando en el panorama local, nacional e internacional, y que según nuestra mirada constituyen las tentativas más relevantes dentro de los usos, sentidos y prácticas de las que habitualmente ha sido objeto la imagen etnográfica 5 . Nuestro interés se centra particularmente en las imágenes de las poblaciones indígenas del Gran Chaco, la Chiquitanía y los guaraníes del Alto Paraná (regiones en las que hemos estado trabajando específicamente), pero también en aquellas otras regiones en las que se investigan las potencialidades de la imagen de otros pueblos y que mediante vías teórico-metodológicas semejantes aportan a la indagación de la imagen del “otro”6 . Los primeros pasos Los estudios pioneros sobre fotografía etnográfica en la Argentina proceden de los trabajos que desde la historia del arte ha realizado Marta Penhos7 , quien trabajó también la imagen de los 4

Ibid, p.18. Estos tres niveles de anclaje (local, nacional, internacional) constituyen simplemente líneas orientadoras a partir de las cuales organizamos las reflexiones. De modo que su referencia a lo largo del trabajo no seguirá necesariamente un orden ascendente o jerárquico, sino que cada una será considerada según la orientación argumentativa así lo requiera. 6 Haremos especial referencia a las contribuciones de trabajos provenientes de la Historia y la Antropología, descuidando en consecuencia los abordajes de la imagen enmarcados dentro de otras disciplinas como ser la Estética o la Semiótica. 7 Marta Penhos. “Indios del siglo XIX. Nominación y representación”. En IV Jornadas de Teoría e Historia de las Artes . Las artes en el debate del Quinto Centenario. Buenos Aires, CAIA, 1991, pp.191-193. 5

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indígenas en la pintura y escultura. Tomando el universo de imágenes sobre indígenas de la Argentina, Penhos focalizó en un principio en los modos de nominación y representación visual de la alteridad, incluyendo abordajes teórico-metodológicos de la historia cultural8 y análisis iconográficos de la Historia del Arte9 analizando de este modo textos escritos y visuales en forma complementaria. En estos primeros estudios se destaca también un interés por analizar formas de circulación de la imagen del indígena, sin referencia a los contextos de producción de las mismas: es el caso de un artículo sobre la presencia de la figura del indígena en los Salones Nacionales10 . Como podemos advertir, estos trabajos pioneros de Penhos no se refieren específicamente a los indígenas del Chaco y del Alto Paraná, aunque sí los contempla haciendo algunas breves alusiones a imágenes de ellos. Por otro lado, estos análisis no tuvieron especial interés en indagar acerca de los emisores, que en algunos casos son nombrados cuando se analiza una obra específica, pero en general se abordó el universo representacional atendiendo al contenido, la forma y vinculando “lo representado” con “lo nominado”. De la historia de la fotografía a la imagen como modo de construcción del “sujeto histórico” Luego de estos primeros trabajos se sucedieron estudios específicos referidos a grupos, regiones o producciones/ colecciones fotográficas particulares. Estos estudios comparten en lo teóricometodológico elementos de la historia del arte/historia de la fotografía, historia cultural, historia social y análisis del discurso. Ellos proceden

8

En la línea de Roger Chartier. El mundo como representación. Estudio sobre historia cultural, Barcelona, Gedisa, 1994. 9 rwin Panofsky,. El significado de las artes visuales, Madrid, Alianza, 1983, 3ra. ed. 10 Marta Penhos. “Indios de Salón. Aspectos de la presencia de lo nativo en el Salón Nacional (1911-1945)”. En V Jornadas de Teoría e Historia de las Artes Arte y Poder, Buenos Aires, CAIA, 1993, pp. 133-148. 143


de estudios de Mariana Giordano sobre indígenas chaqueños11 , de Julio Vezub 12 sobre el álbum de fotografías de Moreno y Encina (indígenas de la Pampa y Patagonia), de Héctor Alimonda y Juan Ferguson13 también sobre indígenas del sur argentino y las imágenes de la “Campaña al desierto” (sur) y de Carlos Masotta sobre la imagen de indígenas en postales argentinas14 . Desde enfoques que integran la historia de las ideas, la historia cultural y el análisis iconográfico, estos estudios –algunos más puntuales, otros más amplios y con mayor producción bibliográficacoinciden en la utilización de fuentes históricas complementarias, en

11

Mariana Giordano. “Las múltiples facetas de Guido Boggiani”. En Museo de Arte Hispanoamericano Fernández Blanco, Boggiani y el Chaco. Una aventura del siglo XIX, Buenos Aires, Asociación Amigos del Museo I.F.B, 2002, pp. 31-47. “Convenciones iconográficas en la construcción de la alteridad. Fotografías del indígena del Gran Chaco”. En II Congreso Internacional de Teoría e Historia de las Artes-X Jornadas del CAIA: Discutir el canon. Tradiciones y valores en crisis, Buenos Aires, CAIA, 2003, pp. 147-160. Discurso e imagen sobre el indígena chaqueño. La Plata, Al Margen, 2004. “Fotografía y Ciencia Antropológica en el Gran Chaco”. En Revista Antropología e Imagem N° 14, Universidade Estadual do Rio de Janeiro, 2004, pp. 55- 76. “Itinerario de imágenes sobre el indígena chaqueño”. En Anuario de Estudios Americanos Vol. LXI-2 , Sevilla, Escuela de Estudios Hispanoamericanos - CSIC, 2004, pp. 517-550. “Grete Stern y el Chaco”. En XXIV Encuentro de Geohistoria Regional, Resistencia, IIGHI-CONICET, 2004. Versión CD rom ISBN 987-21984-0-3. “Memoria de una alteridad periférica. Imaginario del indígena chaqueño en la fotografía contemporánea”. En Rodrigo Gutiérrez Viñuales (coord.). Arte Latinoamericano del siglo XX. Expresiones de la otra historia. Zaragoza, Universidad de Zaragoza, 2005, pp. 285-311. 12 Julio Vezub. Indios y soldados. Las fotografías de Carlos Encina y Edgardo Moreno durante la Conquista del Desierto. Buenos Aires, El Elefante Blanco, 2002. 13 Héctor Alimonda y Juan Ferguson. “La Producción del Desierto. Las imágenes de la Campaña del Ejército Argentino contra los indios, 1879 ”. En http:// www.antropologiavisual.cl/ Revista Chilena de Antropología Visual Nº 4, Santiago, 2004. 14 Carlos Masotta. “Representación e Iconografía de dos tipos nacionales. El caso de las postales etnográficas en Argentina 1900-1930”. En Arte y Antropología en la Argentina. Buenos Aires, Fundación Espigas, 2005. “Cuerpos dóciles y miradas encontradas. Límites del estereotipo en las postales de indios argentinas (19001940)”. En http://www.antropologiavisual.cl / Revista Chilena de Antropología Visual Nº 3, Santiago, 2001. 144


el análisis de la imagen como un texto social que resume elementos documentales y estéticos y que debe ser analizada teniendo en cuenta el emisor, el contexto social (político, ideológico y técnico), además de los elementos inmanentes a la imagen. Cómo, por qué y para quién fueron producidas esas imágenes son algunas de las preguntas comunes a estos trabajos. Haciendo referencia a la producción que aborda la fotografía de indígenas del Chaco, los trabajos de Giordano15 se iniciaron a partir del análisis de conjuntos documentales que fueron trabajados complementariamente desde el examen del discurso escrito, como un modo de (re)construir el imaginario sobre el indígena chaqueño y percibir las maneras en que la imagen opera en el contexto de otros géneros discursivos. Por tal razón, la crítica del documento implicó la contemplación -en primer lugar- de la autoría. En consecuencia fueron tenidos en cuenta los estudios clásicos de “historia de la fotografía” que apuntaron a desentrañar quién, cuándo, por qué, dónde, para qué y/o para quién fue obtenida la imagen. Esta primera aproximación dio lugar -en una segunda instancia- a un análisis crítico del corpus en su conjunto. La iconografía complementó el análisis de contenido y forma: ¿qué sentidos y qué estilos primaron en un fotógrafo o en otro? ¿de qué manera éstos se revelaron en una época o en otra? y finalmente ¿qué fundamentos estéticos e ideológicos sustentaron determinada representación visual? En tal sentido, estos trabajos se orientaron a producciones de autor o de determinado tipo de emisor (fotografía producida por misioneros, fotografía producida por antropólogos, fotografía comercial, etc.), pero no con la finalidad de asignar autorías, sino de examinar los modos en que desde diferentes agentes de la cultura hegemónica, se fue construyendo un imaginario sobre el indígena chaqueño no siempre uniforme y coherente pero atento a intereses, ideologías y valoraciones de los grupos emisores. Cabe señalar sin embargo que el rastreo de datos biográficos de los emisores, la asignación de autoría y el conocimiento cabal del corpus constituyó en estos abordajes, una de las tareas iniciales. 15

Ibid. 145


La fotografía de los anónimos también fue considerada en la construcción de imágenes del “otro”, particularmente en la fotografía comercial, donde se analizaron los modos de manipulación de la imagen, siguiendo la línea planteada por Elizabeth Edwards16 y Peter Mason17 en los trabajos pioneros a nivel internacional. Uno de los aportes más significativos de estos estudios fue sin duda el hecho de reconocer el valor documental de la imagen y su equiparación con textos escritos al momento de obtener información útil y “reveladora” de ciertos aspectos del pasado. Pero lo interesante es que la imagen –en tanto documento- fue abordada en forma crítica y no mimética. Fue considerada como producto de determinado contexto social en y a partir del cual cobró vida, debiendo por lo tanto ser integrada a él. Esta apertura del valor y alcance del concepto de documento histórico dio lugar no sólo a nuevas y fructíferas relaciones entre el pasado, su representación visual-verbal y su abordaje desde el presente, sino que también proporcionó las primeras tentativas de “aplicación” en el ámbito local y nacional de ideas tan reveladoras para la historiografía contemporánea, como las aportadas por el historiador inglés Peter Burke18 y el historiador y fotógrafo brasileño Boris Kossoy 19 . Fueron estos pensadores quienes comenzaron a indagar en este particular vínculo entre fotografía y documento histórico. Considerando a la imagen fotográfica no como mera ilustración de discursos verbales, sino como un documento en sí mismo 16

Elizabeth Edwards, “Photography in ethnographic museums: a reflection”. En Journal of Museum Ethnography, n°7, 1995, pp. 131-139. (ed) Anthropology & Photography 1860-1920. New Haven and London, 1992. “The image as anthropological document. Photographic ‘types’: The Pursuit of Method”. En Visual Anthropological Review , Vol. 3, 1990, pp. 235-258. 17 Mason, Peter (2002) “En tránsito: los fueguinos, sus imágenes en Europa y los pocos que regresaron”. En Carolina Odone, Peter Mason (editores). 12 miradas sobre los selknam, yaganes y kawesqar, Santiago, Ediciones Cuerpos Pintados, pp. 316-404. The Lives of Images, London, Reaktions Books, 2001. 18 Peter Burke. Visto y no visto. El uso de la imagen como documento histórico, Barcelona, Ed.Crítica, 2001. 19 Boris Kossoy. Fotografía e historia, Buenos Aires, Ed.La Marca, 2001. 146


susceptible de ser analizado con el mismo rigor científico que un texto escrito. Desmintiendo de este modo la inocencia e ingenuidad convencionalmente atribuidas a los registros visuales y contemplando la posibilidad de otro tipo de “testimonio”: el ocular. En este sentido, el término “imágenes culturales”, propuesto por la historiadora británica Elizabeth Edwards20 , contribuye a entender la imágenes más allá de su simple apreciación como información anexa de la documentación almacenada en archivos, museos y publicaciones, concibiéndola en sí misma como contenedora de significación cultural. Resguardo y acceso a las fotografías. El rol de los archivos Como investigadores sociales, el primer desafío que nos compete al trabajar con imágenes es acceder a las colecciones. Los documentos escritos han primado históricamente en los intereses conservacionistas, mientras las imágenes fotográficas quedaron relegadas, especialmente en las instituciones oficiales. La conservación de fotografía patrimonial es un hecho relativamente reciente en el mundo, habiendo tenido un impulso significativo a partir de los años sesenta. En nuestro país, ello todavía se manifiesta a través de un interés incipiente y sujeto a impulsos aislados, sin una política nacional sobre el particular. Pero más allá de la conformación y organización reciente de archivos institucionales, en tanto investigadores muchas veces nos encontramos con limitaciones de acceso que tienen que ver con las aperturas institucionales. En el caso que nos ocupa, la fotografía etnográfica, debemos señalar como grandes repositorios institucionales el Archivo General de la Nación, donde la información es de uso público pero con graves carencias en la catalogación y por ello de difícil localización. En el ámbito de los archivos institucionales vinculados al ámbito académico, el Museo Etnográfico de la UBA y el Museo de La Plata son dos de los repositorios más importantes. Ello se debe a la trayectoria de investigación que han tenido ambos y 20

Ibid. 147


al hecho de que los investigadores fueran dejando en ellos las copias o negativos de las imágenes obtenidas y/o trabajadas. Respecto a la primera de estas instituciones (Museo Etnográfico de la UBA) y vinculadas a los trabajos que nosotros hemos realizado en la labor de rastreo, debemos señalar la apertura y disposición institucional que nos brindó un acceso a las colecciones que aún continuamos trabajando, colaborando incluso en la catalogación del basto material existente. Cabe señalar que nuestras consultas a esta institución se hacían en momentos en que las colecciones se estaban recuperando, organizando y digitalizando, y aún así, la disposición de los mismos fue permanente. Nuestra experiencia no ha sido la misma con el Museo de La Plata, que conserva colecciones importantes de fotografía del indígena chaqueño. En el 2001 intentamos consultar el archivo fotográfico, que según nos informaran estaba en momentos de ordenación y clasificación, de modo que no nos fue posible el acceso al mismo. Sin embrago años más tarde, hemos conocido algunas imágenes por medio de otros investigadores que consultaron dicho archivo.21 Vinculadas también a las tareas de consulta de fotografías del indígena chaqueño, hemos trabajado en el Museo Etnográfico Andrés Barbero de Paraguay, cuyas colecciones tienen un valor primordial incluso para reconstruir a través de ellas la historia de la antropología en el Paraguay. Al respecto merece señalarse la actitud de los investigadores y fotógrafos que a lo largo de un siglo estuvieron vinculados al Museo y a la investigación en el Paraguay depositando en forma sistemática y continua sus negativos en dicha institución. Cabe mencionar también en este contexto la labor de Branislava Susnik, quien ha realizado tareas de organización y copiado a positivo del material almacenado. A pesar de las limitaciones de personal capacitado y la falta de equipamiento adecuado que presenta el Museo, nos fue brindada la consulta del material sin restricción alguna22 . 21

Tal es el caso de las tareas de rescate archivístico realizadas en el Laboratorio y Archivo Fotográfico del Museo de la Plata por integrantes del Laboratorio de Investigaciones en Antropología Social (LIAS) dirigido por Liliana Tamango. 22 Parte de estas imágenes consultadas fueron analizadas en el artículo de Mariana 148


Por otro lado dentro de esta línea de rescate, resguardo y consulta de material fotográfico, debe mencionarse la existencia desde fines del siglo XIX de colecciones fotográficas privadas, conformadas muchas de ellas bajo el principio exotista de “coleccionar fotografías es coleccionar mundos”23. Entre ellas se halla un grupo importante referido a pueblos indígenas. Estas colecciones, de distintos procesos y formatos (albúminas, postales, negativos de vidrio, etc.) de diversos emisores (aficionados, viajeros o fotógrafos particulares) fueron gestando fondos que hoy se encuentran en manos privadas. Debemos señalar que en los últimos siete años en que nos hemos estado ocupando de la fotografía etnográfica chaqueña, contamos con la posibilidad de acceder a importantes colecciones particulares como la Colección Gotta, Colección Goretti, Colección Príamo, Colección CEDODAL, Colección Pezzimenti (Buenos Aires), Colección Favarón (Resistencia), Colección Muller (Asunción), entre otras. Es de resaltar este hecho por cuanto la actitud de estos coleccionistas y la autorización incluso para la reproducción de las imágenes y la entrega de ellas a las comunidades, familias o individuos indígenas que las requieran, ha significado la promoción de nuevos y fructíferos vínculos socioculturales y científico-académicos. Las imágenes se mueven La idea de que las representaciones visuales –en particular las fotográficas- transitan a la par del desarrollo histórico de los discursos modernos sobre la alteridad, es central al pensamiento de la antropóloga Deborah Poole24 , a su cuestionamiento de las teorías Giordano “Indígenas y fotografía anglicana. Una mirada a los lengua de Misión Markthalawaiya”. En Suplemento Antropológico vol. XLI, Nº1, Asunción, CEADUC, 2006, pp. 173-184. 23 Sontag, Susan. Sobre la fotografía.. Buenos. Aires, Editorial Alfaguara, 2005. 24 Deborah Poole. Una economía visual del mundo andino de imágenes, Lima, Sur Casa de Estudios del Socialismo, 1997. “An image of ´our Indians´. Type photographs and Racial sentimental in Oaxaca, 1920-1940”, HAHR 84:I, Durhan, Duta University Press, 2004, pp. 37-82. 149


raciales sobre el “mundo andino” y en especial –para los fines de estas reflexiones- a su concepto de “economía visual”. A partir de esta última noción la autora aborda las relaciones de discordancia entre la mirada europea y la andina sobre lo exótico, pero no en términos de subordinación y sumisión de pensamientos, preceptos, imágenes y prácticas de representación, sino de flujo y reflujo (reciprocidad e intercambio). Este movimiento de ideologías y “tecnologías visuales”, culturas públicas y formas de poder estatales, traspasa los límites de personas, lugares, clases y culturas que arbitraria y convencionalmente se consideran distantes y alejadas. Y al hacerlo, reitera la necesidad de repensar el problema político de la representación y las fronteras discursivas y visuales que se borran, afirman o afianzan en la conformación de identidades, de proyectos estéticos, científicos, intelectuales, dentro, en torno y a través de los países andinos en el siglo XIX y principios del XX. De esta forma -sin caer en la cómoda simplificación de aquellos discursos teóricos que conciben “la mirada” como una herramienta unilateral de opresión y vigilancia- la antropóloga norteamericana explora la sombría y en ocasiones paradójica e incompatible relación de las imágenes con el poder, haciendo de la visión un problema material e histórico de actores sociales y de sociedades y no de discursos, ideologías y sistemas de signos abstractos. Esta línea de pensamiento ha venido funcionado como apoyo teórico y metodológico de numerosas investigaciones que consideran la imagen como objeto visual investido e investidor de sentido y valor político, social y cultural. En especial el concepto de “economía visual” ha servido a diversos abordajes para pensar a las imágenes –tal como lo afirma la misma Poole- “como parte de una comprensión integral de las personas, las ideas y los objetos” sugiriendo mediante el término economía, que la visión se organiza de modo sistemático y al hacerlo guarda cierta relación tanto con la estructura política y de clase social, como con la elaboración y trueque de bienes materiales o mercancías 150


propio del espíritu moderno. De este modo dicha expresión se propone como posible vía para aprehender el entrecruzamiento entre las imágenes visuales y las fronteras transatlánticas de Europa y América. Uno de los principios que fundamentan esta “economía visual” postula la existencia de tres niveles de organización: 1)- la producción, que contempla a los “hacedores” de imágenes sean estos individuos o instituciones. 2)- la circulación, en la cual el aspecto tecnológico de reproducción de imágenes juega un rol relevante ya que determina tanto la expansión como la cantidad y accesibilidad de las mismas. 3)- la recepción donde se exploran los sistemas culturales y discursivos a través de los cuales las imágenes son apreciadas, interpretadas y reciben un valor histórico, científico y estético determinado. Importa en este último estrato no qué significan las imagenes sino cómo significan, o en palabras de la autora “como adquieren valor”. Aquí Poole distingue dos tipos de valores: aquel que adquieren las imágenes como representaciones vistas o consumidas de acuerdo a su capacidad de reproducir la realidad (valor de uso) y aquel que adquieren por sus usos sociales y su relativa disponibilidad, portabilidad, tamaño, acumulación, posesión e intercambio (valor de cambio). Entre los trabajos que se han enfocado en esta temática se hayan –además de los análisis realizados por la misma Poole sobre el universo iconográfico del mundo andino25 - los estudios de Alvarado26 y Mason27 sobre imágenes fotográficas de indígenas de la Patagonia 25

En particular los pueblos de las provincias altas del Cusco donde la antropóloga trabajó durante la década de 1980. 26 Margarita Alvarado y Miguel Ángel Azócar En los confines de Trengtreng y Kaikai. Imágenes fotográficas del pueblo mapuche 1863/1930, Santiago, Lom Ediciones, 1994. Margarita Alvarado, Pedro Mege y Christian Báez (ed.) Mapuche: Fotografía del Siglo XIX. Construcción y Montaje de un Imaginario, Santiago, Editorial Pewen, 2001. Alvarado, Margarita y Giordano, Mariana “Imágenes de indígenas con pasaporte abierto: del Gran Chaco a la Tierra del Fuego” En Revista Magallania. Instituto del Hombre Austral, Univ. de Magallanes, Punta Arenas, Chile. 2005. 27 Ibid. Christian Báez y Peter Mason. “Detrás de la Imagen. Los Selk’nam Exhibidos en Europa en 1889”. En http://www.antropologiavisual.cl/ Revista Chilena de Antropología Visual, N° 4, 2004. 151


y Tierra del Fuego. El núcleo de estas investigaciones ha sido en términos generales, el uso de la fotografía como documento histórico, su valor, eficacia y límites como vía de conocimiento del pasado y en términos particulares, el rol jugado por la fotografía en la conformación de imaginarios sobre los indígenas fuego-patagónicos. La existencia de un enorme acervo visual sobre estos pueblos originarios de Sudamérica se ha constituido en el foco de interés cultural y etnográfico de estos abordajes. Los mismos presentan como argumento central la consideración de la fotografía como superficie significativa producida mediante diversos procedimientos y dispositivos visuales propios de las particularidades técnicas de su “fabricación”. Postulando así la hipótesis de que la imagen se constituye en la puesta en escena de una existencia. Escenificación que encubre los procedimientos y dispositivos visuales concretos mediante los cuales se llevan a cabo actos de vestidura, investidura y despojo del nativo fueguino28 . En suma, aunque referidos -en términos particulares- al universo de las imágenes del mundo mapuche, estos abordajes han sentado las bases para configurar posibles modelos de análisis aplicados al documento visual de la alteridad. Presentando algunas claves de lectura para comprender cómo se configura mediante la relación imagen- texto un “sujeto histórico” de identidad fija e inamovible. Es en este punto, en el que el término “historia” se adjetiva, donde tiene lugar -como bien lo marcan Purcell y Concha29- un acto 28

Específicamente, los autores indagan la instalación de una estética a través de la indumentaria y la vestimenta, sustentada en lo que han denominado “Fueguian Fashion”. Estética mediante la cual se busca generar en el espectador un efecto de realidad, en cuanto a una pertenencia y una identidad étnica. Véase Alvarado, Margarita; Mason, Meter Fuegian Fashion. Fotografía, indumentaria y etnicidad, en Revista Chilena de Antropología Visual, Santiago, vol. 6, 2005, pp. 2-18. Alvarado, Margarita. Vestidura y despojo. El nativo en la fotografía. En “Revelando el rollo”, Revista Patrimonio Cultural Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, Ministerio de Educación de Chile. Nº 36 (año X), 2005, pp. 18-20. 29 Andrea Purcell y Concha José “Fotografía y Texto como (un) objeto reinterpretación”. En Historia de la Fotografía, Memoria del 8º Congreso Nacional y 3º Latinoamericano de Historia de la Fotografía, Buenos Aires, Sociedad Iberoamericana de Historia de la Fotografía, 2006. 152


arbitrario y manipulatorio de cristalización de un sujeto que es esencialmente acontecimiento, devenir30 . Otro de los sugestivos aspectos que estos análisis revelan se vincula con el grado de autonomía adquirido por las mismas imágenes. Su independencia respecto de su contexto original de producción y su puesta en circulación por diversos y variados espacios alternativos (archivos, museos, publicaciones, etc.). Lo relevante de esta autonomía resultan ser los cambios semánticos sufridos por las imágenes. Los nuevos significados que se les asignan y con ellos las atribuciones, clasificaciones y rótulos genéricos: “etnográfica”, “familiar”, “social”, “artística”, etc31 . La fotografía etnográfica puede ser pensada a partir de estos abordajes como un espacio de memoria, donde la memoria social o colectiva busca referentes, marcas y marcos de contención. Estas imágenes constituyen memorias delineadas sobre el “otro” en espacios disímiles pero que han sido intercambiados por la circulación y descripción que se les ha dado. La fotografía etnográfica como espacio de (re)encuentro Explicando la necesidad de evaluar las intrincadas y complejas interpretaciones que los diferentes observadores asignan a las imágenes, Poole problematiza en sus estudios, la experiencia del placer, la fascinación de mirar la imagen del “otro”. Siguiendo los argumentos de Barthes32 concluye que “ninguna fotografía puede ser atada a una 30

Los mayores aportes bibliográficos y metodológicos fueron brindados por investigaciones que complementaron el examen histórico con el estudio de ciertos elementos estéticos, como la indumentaria, la fotografía en espacios misionales y la circulación del “sujeto” indígena fueguino en álbumes de fotografías y en textos escolares (Christian Báez,»Uso y abuso. La construcción del indígena fueguino en los textos escolares a través de la imagen fotográfica». En http:// www.antropologiavisual.cl/ Revista Chilena de Antropología Visual, Santiago, vol. 6, 2005, pp. 19-33). 31 Peter Mason, Ibid. 32 Roland Barthes. La cámara lúcida, Barcelona Editorial Paidós, 1989. 153


sola propuesta ideológica” ya que existen numerosas prácticas y formas perceptivas alternativas -tales como la estética y el código abierto de las mismas imágenes visuales- desde las cuales es posible cuestionar las formas de ver históricamente dominantes. De esta forma la autora especula acerca de si el valor asignado a una imagen está estructurado por el mismo sistema discursivo que la contextualiza o si varía de acuerdo a la ubicación histórica y social de su observador, reconociendo finalmente la existencia de una multiplicidad de subjetividades operantes en toda imagen visual. Sumado entonces al valor de uso y al de cambio la imagen puede adquirir un tercer valor, que -siguiendo a Pollok y Stoler- Poole define como valor “sensual”. A través del él, la imaginación, la ilusión, el fanatismo, los anhelos y emociones humanas intervienen en la concesión de sentido de la representación visual. Siguiendo en términos generales esta línea de pensamiento, hemos emprendido una investigación -actualmente en curso- que toma como principal objeto de estudio el vínculo fotografía-sujetos representados en ella y sujetos receptores: los mismos grupos indígenas fotografiados y/o sus descendientes33 . El corpus visual lo conforman las cerca de mil imágenes obtenidas a lo largo del siglo XIX y XX por múltiples productores (viajeros, etnógrafos, antropólogos, fotógrafos) a los pueblos originarios del Gran Chaco. Estos fueron sistemáticamente registrados, clasificados y evaluados a través de la fotografía realizada con afán de conocimiento y registro etnográfico34. Uno de los motores de esta investigación fue en una primera instancia, el desconocimiento de estas imágenes por parte de la 33

“Captura por la cámara, devolución por la memoria. Imágenes fotográficas e identidad”. PIP 6548 –CONICET. Proyecto integrado por Mariana Giordano, Elizabeth Jelin, Ludmila Catela, Pablo Vila, Alejandra Reyero y Pablo Becerra. 34 En términos cuantitativos del gran volumen conformado por estas fotografías, un 98% se encuentra actualmente depositado en diversos acervos, archivos, colecciones y repositorios documentales públicos y privados de ciudades como Buenos Aires, La Plata, Rosario y el exterior, y sólo un 2% en el Chaco. La mayoría ha sido difundida en diferentes formatos (postal, cartes de visite, ilustraciones de libros, afiches, revistas populares, periodísticas y científicas). 154


sociedad chaqueña en su conjunto y en especial, el desconocimiento de los mismos grupos indígenas contemporáneos frente a los acervos fotográficos de sus antepasados “capturados” y “clasificados” a menudo con el simple epígrafe de “salvajes”. Esta situación de “apropiación” y “retención” de registros fotográficos indígenas en manos de los colonizadores o dominantes nos condujo a abrir escenarios de encuentro o reencuentro entre los sujetos individuales y colectivos fotografiados y las imágenes etnográficas. Indagando -en términos generales- en algunos de los procesos simbólicos y subjetivos que se generan y explorando -en términos particulares- la posibilidad de que estas imágenes se vuelvan un medio de reconocimiento y acercamiento a sus pasados o una vía de distanciamiento y extrañeza. El corpus inicial fueron cerca de doscientas imágenes de diferentes épocas y autores35 atribuidas a distintos grupos étnicos chaqueños. Una de las primeras actividades consistió en la visita de alumnos del noveno y multigrado de la de la Unidad Educativa Nº 30 Aida Zolezzi de Florito del barrio Toba de Resistencia a la muestra de fotografías de Grete Stern realizada en el Centro Cultural del Nordeste de dicha ciudad, en octubre de 2005. Al concluir el recorrido por la exposición los niños y jóvenes realizaron un trabajo de elaboración plástica y de escritura libre sobre lo que juzgaron más significativo de la muestra. Otro de los escenarios de encuentro fue el mismo Barrio Toba, el Centro Cultural y Artesanal Leopoldo Marechal de Resistencia (ámbito que nuclea a los integrantes del coro toba Chelaalapí) y algunos asentamientos rurales (El Pastoril, Colonia Aborigen y Nueva Pompeya). 35

Entre ellos Guido Boggiani y Otto Moessgen con su producción fotográfica focalizada en el Chaco paraguayo a fines del siglo XIX, Hans Mann y su registro de comunidades del Chaco paraguayo y parte del argentino hacia 1937, Grete Stern y sus imágenes de las poblaciones del norte argentino obtenidas entre 1958 y 1960 y las fotos de Pedro Luis Raota realizadas en la década del setenta. Esta última producción no se limita exclusivamente a la temática indígena. 155


Entre los resultados parciales obtenidos cabe mencionar el desconocimiento de las imágenes por parte de los grupos entrevistados. En especial el caso de los grupos asentados en ámbitos rurales, quienes -a diferencia de los que se ubican en ámbitos urbanos- no poseen fotografías personales o familiares. Esta última situación nos enfrenta con una doble modalidad de recepción: por un lado, la atención de los receptores en aquellas fotos a través de las cuales experimentan una relación sentimental con el retratado y su consecuente pedido para conservarlas individualmente (tal es el caso de aquellos receptores que por su actividad han tenido o tienen una sobreexposición a la cámara y conservan actualmente imágenes personales, como los integrantes del Coro Toba Chelaalapí). Por otro lado, el interés por “descubrir” y rescatar “lo de antes”, proponiendo a veces la realización de exposiciones de aquellas imágenes que ven por primera vez (tal es la situación de aquellos receptores que no conservan en sus acervos familiares ninguna foto, como algunos indígenas de las zonas rurales mencionadas). Sin embargo esta distinción señalada e nivel individual-grupal y rural -urbano se desluce frente a aquellas respuestas que focalizan en tres aspectos comunes a casi todos los receptores entrevistados: 1)- los objetos y espacios/ámbitos físicos configurados; 2)- el retrato; 3)- el hecho fotográfico (motivos e intereses de los fotógrafos, motivos e intereses de los receptores, etc.). Sumado a ello, otro elemento compartido por los receptores es la conexión con el pasado y el recuerdo suscitado por la observación de las imágenes. Esto nos lleva a preguntarnos qué recuerdan al momento de contemplar una fotografía y a quién le pertenece ese recuerdo; o en otros términos ¿en qué medida la imagen invita, sugiere o impone la memoria de quien la mira? A partir de lo analizado intuimos que la imagen no actúa como vía de acceso directo al pasado (origen) ni la memoria como fuente que la imagen ilumina, como recinto que espera ser revelado y en consecuencia como algo caduco que pretende ser re-encontrado, sino que la imagen deviene comprensible “por lo que entrega”, por su

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capacidad de apertura. De este modo hace de la memoria aquello que está en camino, en proceso de originarse, de aparecer, y por lo tanto no dada, sino en suspenso, “entrecortada”. Esto nos lleva a reflexionar sobre los modos de presentación de las imágenes fotográficas y su repercusión en los modos de leerlas. Las formas particulares de presentar las imágenes fotográficas a las comunidades indígenas del Chaco que comenzamos a realizar (presentación en distintos formatos: álbum, libro, exposición y en distintos contextos: casa particular, escuela, cooperativa, centro cultural) constituyen sólo algunas de las maneras de “confrontar” las imágenes con sus espectadores y de determinar posibles vías de acceso. Existen otros contextos de lecturas que condicionan de modos diferentes el sentido de lo percibido y que quedan aun por indagar. Por otro lado, cabe reflexionar finalmente sobre los usos y abusos de las fotografías; en qué medida el hecho de que estas imágenes hayan estado históricamente en manos de coleccionistas, archivos, museos, bibliotecas, etc. ha determinado una suerte de apropiación y retención del recuerdo “ajeno”. Es decir, en qué medida estas imágenes y el recuerdo que suscitan pertenecen a los sujetos representados y en consecuencia deben ser adquiridas por ellos. En las experiencias realizadas hasta el momento surgieron solicitudes de fotos en forma individual, familiar o comunitaria por parte de los indígenas, y la entrega de copias fotográficas según el tipo de solicitud realizada. Si bien estos trabajos de campo recién se encuentran en su fase inicial, nuestro interés radica por un lado en una “intervención social” que consiste en la entrega de imágenes. Estas acciones nos llevan a analizar los procesos de transmisión y construcción de memorias, silencios y olvidos examinando de este modo el valor asignado a un objeto netamente occidental -como lo es la fotografía- en comunidades de tipo tradicional donde los accesos a la imagen visual y sus posibles itinerarios de lectura pueden acercarse o distanciarse de los nuestros36. 36

Vinculado a este proyecto, los trabajos de Alejandra Reyero sobre las prácticas de lectura de la imagen de los grupos indígenas muestran otra arista abierta en estos reencuentros de la imagen. Véase ‘’La fotografía etnográfica como soporte o disparador 157


Sin descuidar el hecho de que la memoria de las comunidades indígenas tiene una base fundamentalmente lingüística, una construcción y transmisión oral de sus vivencias, costumbres, creencias, realidades y percepciones, se vuelve interesante analizar el lugar de la imagen en tal proceso. Pensarla en consecuencia como posible disparador, como posible puente hacia su propia memoria étnica, su afianzamiento y revitalización. Como punto de apoyo a partir del cual los pueblos originarios puedan verse en los ojos de quien históricamente los ha mirado y “capturado” en un papel. Algunas observaciones conceptuales y procedimentales Descrito brevemente el “estado del arte” de los estudios que abordan la fotografía etnográfica y el papel de la imagen en la representación del pasado, la construcción del “sujeto histórico” y las relaciones entre memoria y olvido cabe señalar algunos aspectos a tener en cuenta en cuanto al orden teórico-metodológico: 1. El hecho de estudiar la fotografía etnográfica como fuente y documento y considerarla en la construcción del “sujeto histórico” no implica de ninguna manera la “reconstrucción de la historia de los pueblos indígenas”. La crítica documental, el cruce de información visual con información textual, los diferentes estudios complementarios permiten una interpretación de la imagen fotográfica alejada de su concepción mimética. Por ello, lo que se dice y escribe alrededor de una foto debe cuidar el hecho de considerarla como un espejo de la realidad, abordándola en consecuencia como uno de los tantos modos de construcción de la realidad. Carácter que por otro lado comparte con el texto de memoria. Una experiencia de la mirada’’ . En http://www.antropologiavisual.cl/ Revista Chilena de Antropología Visual Nº 9, 2007, pp.37-71 . “Rostros, máscaras y espejos. El retrato fotográfico como posibilidad de olvido”. Actas del IV Congreso Internacional de teoría e historia del arte y XII Jornadas del CAIA/Gabriela Siracusano [et al.]. Buenos Aires, Centro Argentino de Investigadores de Arte – CAIA, 200, pp. 97-110.“Algunas vías para otra lectura de la fotografía etnográfica de Grete Stern.” En Actas del XXVI Encuentro de Geohistoria Regional. Resistencia, IIGHI-CONICET, 2006. 158


escrito pero que en la fotografía de indígena asume una característica peculiar: es una realidad construida visualmente sin intervención o con desconocimiento de los propios sujetos visualizados. 2. Hacerle decir a la foto más de lo que ella dice o de lo que otras fuentes (textuales, orales o icónicas) pueden llegar a decir para colaborar en su comprensión, es un riesgo muy usual en los estudios sobre fotografía, no solamente en aquellos que realizan análisis inmanentes y que basados en aspectos puramente estéticos desligan la imagen de todo su contexto, sino también en aquellos que enmarcándola en procesos históricos e ideológicos desvirtúan la interpretación desde valoraciones fundadas en presupuestos teóricos válidos pero que poco o ningún vínculo tienen con los intereses originarios y los contextos epistemológicos en los que la imagen se produjo. 3. Si bien toda fotografía contiene un germen de violencia en tanto es “una disociación de la conciencia de identidad” 37 o como expresa Sontag38 “fotografiar personas es violarlas, pues se las ve como jamás se ven a sí mismas”, las imágenes del “otro” acentúan esa cualidad por la distancia cultural que irremediablemente existe entre emisor-fotografiado-receptor y la situación de explotación y sujeción padecida por los grupos indígenas. Pero el diálogo actual del investigador social y las imágenes que hoy se siguen tomando del “otro”, ¿no son también violentas? Los contextos epistémicos han cambiado, los métodos de trabajo científico también (si los relacionamos con aquellos adoptados por los científicos sociales de fines del siglo XIX y principios del XX) y aún no sabemos cómo los investigadores futuros valorarán nuestros trabajos. Pero el interrogante que continúa y tal vez continuará siempre inquietándonos, es conocer si las producciones visuales que hoy realizamos, las tomas fotográficas que hoy elaboramos en los trabajos de campo, no 37 38

Roland Barthes, op.cit. Op. cit, p. 52 159


dejan de ser violentas aún cuando el entrevistado acepte la obtención de las mismas. Incluso el hecho de hacerlos partícipes de nuestro interés académico, introduciéndolos en nuestros espacios de discusión ¿no es un modo actual de sujeción? 39 Pretender que los receptores se “adhieran” a nuestra mirada y le atribuyan a la fotografía el valor que nosotros le otorgamos, ¿no supone una manipulación de la memoria y una administración del pasado según nuestros objetivos analíticos? Según nuestra opinión, todas estas situaciones estarían en el límite de quebrar la posibilidad de encuentro, descubrimiento y conocimiento mutuo de las “imágenes visuales y mentales” que sobrevuelan permanentemente el vínculo intercultural, conduciéndonos en ciertos casos extremos hacia una “patología del recuerdo’’ que no concede tregua al olvido y a la pérdida40 . Respuestas transitorias Retomando los interrogantes de Soulage41 planteados al inicio de estas reflexiones, es posible concluir que todos ellos, de alguna u 39

Situando el debate sobre la violencia de la imagen etnográfica en otro ángulo de reflexión, cabe mencionar la existencia de un universo de imágenes que revela -a modo de espejo invertido de la mayoría de los retratos del “otro”- una alteración respecto de lo esperado, una fisura, una “proximidad” poco común: los rostros que dibujan sonrisas. Tal es el caso de un conjunto de imágenes obtenidas entre 18961901 por Guido Boggiani y entre 1958-1964 por Grete Stern a indígenas chaqueños. Véase Giordano, Mariana y Reyero, Alejandra. 2006. Retratos olvidados. La risa como límite en la fotografía etnográfica chaqueña .VIII Congreso Argentino de Antropología Social. Simposio: Antropología, Estéticas Audiovisuales y Tecnologías Sub-bloque: Pasado y presente de las estéticas visuales y sonoras de América en perspectiva histórico-antropológica. 19 al 22 de septiembre Salta, Argentina. En prensa. 40 Cabe aclarar que no se trata de “superar” el pasado con el simple y neutral olvido de ciertas imágenes y sus respectivos exámenes orientados a desmontar las condiciones y estrategias ideológicas de producción y difusión, sino de vislumbrar la posibilidad de abordar, de otra manera el pasado y sus abusos. Por ejemplo desde la recepción de los sujetos representados fotográficamente. 41 Op. cit. 160


otra manera y en algún punto, son susceptibles de recibir -al menos provisoriamente- una respuesta afirmativa. Es decir, que la imagen fotográfica puede ser “a la vez” la huella de lo que voluntaria e “involuntariamente” se fotografió. Del contexto social, cultural, estético, político e ideológico del fotógrafo y de las circunstancias técnicas y epistémicas que lo condicionaron en el pasado, de su propia concepción de la foto, de todo lo argumentado en torno del hecho y del acto fotográficos, pero también de aquello que escapó al momento de la toma: el presente de quien hoy se enfrenta a la imagen. En este sentido deviene interesante considerar a los distintos abordajes de la imagen etnográfica aquí discutidos, como posibles líneas orientadoras, posibles vías alternativas de acceso y lectura de la “realidad visual” y no como perspectivas analíticas cerradas y excluyentes que pretenden erigirse como verdades absolutas y acabadas. Esto debiera ser tenido en cuenta al momento de intentar aprehender un objeto de estudio tan inasible como la imagen fotográfica. Más aun cuando esa imagen es la representación icónica no de algo, sino de alguien tan cercano como distante: un miembro de un pueblo originario. Quizá el hecho de no considerar a la fotografía como un documento mimético como se la tomaba hasta la década del sesenta, sino de abordarla críticamente desde enfoques interdisciplinarios que no recorten el objeto en función de intereses particulares, pueda brindarnos la posibilidad de cruzar y sumar miradas y sentidos alternativos.

Resumen El artículo discute las posibilidades de trabajo con fotografía etnográfica desde lineamientos históricos y antropológicos. A través de una revisión bibliográfica de los principales aportes brindados en el panorama local, nacional e internacional, reflexiona sobre los usos, sentidos y prácticas de las que ha sido objeto la imagen de pueblos originarios. Las experiencias 161


personales y ajenas de investigaciones que han utilizado la fotografía como objeto o como herramienta de investigación histórica y/o antropológica, constituyen los ejes del trabajo. Así, se describe el “estado del arte” y se analiza el papel de la imagen en la representación del pasado, la construcción del “sujeto histórico” y las relaciones entre memoria y olvido, así como algunas cuestiones teórico-metodológicas. El interés se centra en los estudios de imágenes de las poblaciones indígenas del Gran Chaco, la Chiquitanía y los guaraníes del Alto Paraná, pero también en aquellas otras regiones en las que se exploran las potencialidades de la imagen de otros pueblos.

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Capitán Facundo Solari, una vida entregada al Chaco (1873-1912) Delia Teresita Álvarez de Tomassone Hacia fines del siglo XIX, la acción militar en el Chaco entró en una fase diferente. Luego de la arrolladora “Expedición Victorica” (1884) el indio perdió el dominio absoluto del interior del Chaco, sus incursiones fueron cada vez menos contundentes y se produjo un cambio gradual en el papel del Ejército. Guido Miranda1 opinaba que, “Sin necesidad de recurrir a calificativos encomiásticos… las acciones que el Ejército de Línea ha librado en nuestra provincia, comprometen la gratitud del pueblo a cuyo desarrollo contribuyó en medios de tal amplitud como la ocupación por el fortín, la fundación de colonias, la primera experiencia pública de asimilación del aborigen y la custodia de su seguridad en todos los niveles”. En igual sentido, Hugo Beck2 sostiene que desde 1885 y hasta 1917, en que se produce su repliegue de la región, el Ejercito Nacional desplegó una acción pacificadora cuyo objetivo no fue el exterminio sino la integración, para proteger vida y bienes de los colonos y castigar todo tipo de delitos. A pesar de esa mudanza de concepciones, el proceso de “pacificación general” del Territorio conformó una trama en la que no pudieron evitarse los enfrentamientos, muchas veces teñidos con sangre de indios y soldados. Según épocas y circunstancias crecieron los asaltos, robos y las consiguientes “batidas” o expediciones de castigo que con frecuencia reprimían indiscriminadamente entre los indios, las correrías efectuadas por bandidos blancos. La designación “Capitán Solari”, dada repetidamente en homenaje a Facundo Solari, recuerda a uno de los protagonistas de 1

2

La acción de ejército en el Chaco. Asunción del dominio jurisdiccional. Diario Norte, Suplemento Especial. Ctes., 29 de mayo de 1980, p.6 Beck, Hugo. Relaciones entre blancos e indios en los Territorios del Chaco y Formosa (1885-1950). Rcia.,IIGHI, Cuadernos de Geohistoria Regional Nº29, 1994 163


aquella última etapa de la actuación del Ejército Nacional en el Chaco. Con su nombre se distinguió al fortín construido entre 1910 y 1915 en la actual Colonia Villafañe (Formosa) y a la estación del Ferrocarril Santa Fe, “...inaugurada el 4 de diciembre de 1928 por el entonces Ministro de Obras Públicas de la Nación, doctor Roberto M. Ortiz, honrando la memoria del Capitán Solari”, que años después daría origen a la chaqueña localidad homónima3. También llevan esta denominación una calle del barrio antiguo de la ciudad de Barranqueras, otra de Presidencia Roca y la E.G.B. Nº 616 de Pampa del Indio (Chaco)4. Tanto arraigo en la toponimia y por ende, en la memoria histórica construida en la región durante las primeras décadas el siglo XX, sin duda se relaciona con la dramática muerte de Facundo Solari en 1912 puesto que su trayectoria vital se desconoció o se perdió con el tiempo 5. Quizás entonces no pareciera relevante frente a “la tragedia” que, por impactante, pervivió en el recuerdo y llegó al presente a través de los relatos efectuados por Pedro Alfonso Barberán, (1940)6 Carlos P. López Piacentini, (1951)7 Manuel Meza, 3

El Chaco. Álbum Gráfico Descriptivo. Bs. As., 1936.p.226.La Guía Comercial del Chaco y Formosa. Años 1929-30, de Ildefonso Pérez, ya registraba la existencia de la Estación Capitán Solari, inaugurada según esta publicación en 1927. El pueblo fue organizado por deslinde de tierras comprendidas en el radio de Colonias Unidas, por Resolución del Ministerio de Agricultura del 27/6/1940. (El Chaco de 1940. Bs.As., 1941). 4 La escuela está ubicada en L.34 LEGUA C.- PJE. EL SALVAJE, según consta en: Ministerio de Educación Cultura, Ciencia y Tecnología de la Provincia del Chaco. Dirección URL: http://www.chaco.gov.ar/meccyt/sep/localidades/RII/ pampa%20del%20indio/pampa_del_indio__establec imient.htm [Consulta 1º/10/ 07] 5 Incluso hoy, en el municipio de Capitán Solari se desconoce esta información y es errónea la que se proporciona en medios periodísticos en ocasión de los aniversarios de la creación del pueblo. Véase en línea: www.chacodiapordia.com/2007/ html.php?id=4428 [Consulta: 15/01/2008] 6 El Zapallar. Rcia., Ed. Chaco, 1940.pp.35-44 7 La muerte del Capitán Solari. Boletín de Divulgación del Museo Municipal Regional. Año I, Nº 6. Rcia., sept. 1951. 1 p. La misma información se incorpora a “Historia de la Provincia del Chaco”. Bs.As., Chimán, 1970. T.II, p.174 y ss. 164


(1972 y 1978)8 y Fernando Pedro Cundom9 (1961 y 1981). No obstante, como legatario del uniforme del Capitán Solari10 el Museo Histórico Regional Ichoalay, en el que ejercemos funciones de dirección, se propuso rescatar la historia de su vida y luego analizar comparativamente las crónicas de su muerte. Ellas constituyen, junto a las copias de su legajo enviadas por la Dirección de Asuntos Históricos del Ejército (DAHE), las fuentes primarias de este trabajo pues los descendientes directos de Solari han fallecido y las generaciones posteriores, con quienes se efectuaron entrevistas, casi no conservan memoria de esa etapa en la vida familiar. Aun así, las fotografías cedidas por su bisnieta Elena Castillo Ódena ofrecen el privilegio de la gallarda imagen del Capitán ya que en el legajo se indica que “no acompaña la fotografía solicitada por no existir”11 . Inicios de la carrera militar (1893 – 1907). Aunque Pedro Barberán haya ponderado el valor propio de esa “sangre correntina que no se arredra jamás ante el peligro ” (Barberán, 1940: 35) insinuando que Solari era oriundo de esa provincia, los documentos consignan que nació en Buenos Aires el 3 de septiembre 8

Meza, Manuel. El Chaco Austral: en su evolución histórica a través de cuatro siglos. Rcia. Moro, 1978. pp.77-80. Idéntico relato en El Chaco Austral y sus primeras poblaciones. Histórico – Documental. Sta. Fe., Castellví, 1972. pp. 248-251. 9 Cundom, Fernando Pedro. Pacificación del Chaco. Rcia., Promonor, 1981.pp.241266. Allí el autor cita una obra sobre el mismo tema, publicada en 1961, titulada “La tragedia del Capitán Solari” que no hemos podido hallar. 10 Lo recibió por donación de María Dora de Páez Allende, quien a su vez lo obtuvo en igual carácter de la hija de Solari (Archivo Museo Ichoalay. Libro de Actas de Donaciones, Acta Nº 23, Rcia., 19/V/1950) y aunque alguna vez se indicó que era el que vestía al momento de su resonada muerte (Meza: 1978:80), no es probable que fuera así. Primero, porque no tiene más deterioro que el que produjo el tiempo; luego, por tratarse de su uniforme de gala y también porque en las Instrucciones dadas por el Coronel Enrique Rostagno, Jefe de la Fuerza de Operaciones en el Chaco desde 1911, se prescribía el uso del “traje de campaña” para salir de patrulla. (Rostagno, 1912: 58). 11 Archivo General del Ejército. DAHE. Legajo Facundo Solari, f.56. (En adelante: A.G.E. Legajo Facundo Solari) Los folios se numeraron y archivaron en el orden en que fueron recibidos 165


de 1873 y que con casi 20 años ingresó “ en clase de soldado voluntario” al Regimiento 12 de Caballería de Línea con asiento en el Campamento Saladas. Poco después, en julio de 1893, un mes antes del estallido de las revoluciones radicales que con apoyo liberal tomaron Bella Vista, Saladas, Mburucuyá y Corrientes, Facundo Solari ascendió a Cabo y su legajo señala, entre las “Campañas y acciones de guerra”, que intervino en las operaciones “... contra los rebeldes de la Provincia de Corrientes el año 1893 a las inmediatas órdenes del Señor Coronel José Mª Uriburu”12. La certificación de servicios extendida por el Ministerio de Guerra (1901) testimonia que en este primer tramo de su carrera militar prestó servicios en las guarniciones de Reconquista y San Justo en 1894 y pasó ese año a Puerto Bermejo y Formosa. El manuscrito consigna la fecha de sus ascensos a Sargento 2º y Sargento distinguido en 1895; Sargento 1º a fines de 1897 y dos años más tarde, Alférez. También da cuenta de su breve desempeño en la Guardia Nacional Movilizada en 1896 y de la obtención de diploma en la Escuela Nacional de Tiro en 1900 13. Entretanto, en el Chaco y en la misma década de 1890 se produjo un estancamiento de la ocupación militar; desde 1894 las expediciones prácticamente cesaron con el consecuente incremento de la inseguridad. Esto determinó que hacia 1898- 1899 se renovaran los ataques de “caciques blancos” y caciques tobas contra establecimientos ferroviarios de la línea Vera –Los Amores, y algunos obrajes y estancias ubicados entre Florencia y Resistencia.14 La respuesta del Estado fue una nueva campaña al Chaco, esta vez comandada por el Gral. Lorenzo Winter al frente de la “División del Litoral” que, entre otras fuerzas, integraba el Regimiento 12 de Caballería, asentado en Formosa, en el que servía Facundo Solari. Las operaciones, realizadas en 1899, rastrillaron un frente de 12

A.G.E. Legajo Facundo Solari, f.12. A.G.E. Legajo Facundo Solari, f.13 14 Véase Beck, H. Op. cit. pp.39-41 13

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500 Km. y sometieron a tobas y mocovíes desde los acantonamientos de Resistencia, Tostado, Florencia, La Sabana y Formosa. Como resultado, la calma se impuso en el Chaco Austral pero el problema continuó al norte del Bermejo. En esa época, tras su corta estadía en la Capital Federal en la Escuela Nacional de Tiro entre agosto y octubre de 1900, el Alférez Solari revistaba en Formosa. Allí, disuelto el Comando en Jefe de las Tropas del Chaco (1901), los regimientos que habían actuado en la campaña de Winter pasaron a cumplir funciones de vigilancia, tareas de reconocimiento, levantamientos topográficos y construcción de puentes y caminos; una misión ligada a la compleja tarea de someter pacíficamente a las tribus y respaldar la obra de las misiones instaladas en el Chaco y Formosa (Nueva Pompeya, San Francisco de Laishi y San Francisco Solano de Tacaglé). Hasta agosto de 1902, Solari se encontraba en la línea del Bermejo, pero por “razones de mejor servicio” fue relevado y propuesto para desempeñarse como Secretario de la Junta de Excepciones en Formosa15 (1903) Ejerciendo ese cargo y los de encargado de la Inspección de Milicias y Cajero del Regimiento, protagonizó en 1905, uno de los pocos conflictos que atestiguan los documentos16. Por aquellos años, las escuetas “Fojas de Conceptos” descubren algunos rasgos personales de Facundo Solari. En general señalaban que poseía buena salud y normales aptitudes generales y particulares, aunque obtenía mejores calificaciones en natación que en esgrima y equitación; también que hablaba italiano y traducía el francés “con diccionario”.

15 16

A.G.E. Legajo Facundo Solari, f. 15 A.G.E. Legajo Facundo Solari, ff. 18-21. Iniciado por la negativa de Solari de cumplir la orden de mudanza de la Mayoría dada por el Cap. Aroldo Malmstein, 2º Jefe accidental del Regimiento 12, el sumario incorpora las notas elevadas por ambos, con sus respectivos argumentos. El caso concluye, por resolución superior, con una disminución del tiempo de arresto impuesto al Teniente Solari, castigo que además, cumplió en su domicilio. 167


Los jefes que en aquel tiempo conceptuaban al oficial Solari describían un rasgo de su temperamento que, más o menos explícitamente, aparece cada año y puede interpretarse de modo disímil porque lo que un civil consideraría bondad, llaneza o mansedumbre, en el ámbito castrense era calificado como “poco carácter para el mando” y “falta energía..... ” (1905) Alguna vez se aclaró sin embargo, que era “un poco falto de carácter por ser demasiado bondadoso con sus subordinados ”. Otra faceta reiterada en los informes era que si bien “no ha hecho estudios…”, “es estudioso y con deseos de adquirir conocimientos mayores de los que posee ” y permanentemente consignaban que se ha “desempeñado bien en todas las comisiones que le han sido asignadas” (1906)17. Al respecto, Fernando Cundom que consultó su legajo en el Archivo General del Ejército, escribía: “Allí nos informamos también de sus excelentes cualidades de militar pundonoroso, de su cultura exquisita y refinada..., de su carácter bondadoso, que en ciertas oportunidades llegó a preocupar a sus superiores, por la excesiva suavidad del mismo”(Cundom,1981:243). Excepto por estas apreciaciones, Facundo Solari, el hombre, es casi una incógnita y apenas se lo distingue detrás del militar cuya carrera pormenoriza el legajo que, por su propia índole, es limitado en la información que ofrece. Curiosamente no registra datos de filiación y, desde luego, nos impone el olvido de la etapa previa a su ingreso al Ejército. Únicamente acredita que nació en Buenos Aires y sugiere que, al menos hasta que se casó, mantenía vínculos familiares allí. En marzo de 1902 el oficial justificaba su residencia, en la calle Paraguay 1644 de esa ciudad y dos años más tarde, pedía licencia por un mes para “…bajar a la Capital Federal por asuntos de familia ”18. Los mismos escritos anuncian un acontecimiento crucial para Facundo Solari, cuya soltería había sido retenida por la constante vida en campaña hasta los 32 años. En noviembre de 1905, solicitó la 17 18

A.G.E. Legajo Facundo Solari, Fojas de Conceptos 1905 y 1906, ff. 25 - 26 A.G.E. Legajo Facundo Solari, ff. 14 y 17. 168


autorización del “Señor Ministro de la Guerra” para contraer matrimonio con Juana Celestina Cazaux en una sucinta nota fechada en Bs. As. que no consigna otro dato acerca de la dama 19. Tristemente, la desgracia truncó pronto el matrimonio porque con la llegada del primer vástago se produjo la muerte de la madre, el 9 de mayo de 1907. El acta de nacimiento de “María Marta Paulina”, fue labrada el 29 de abril en el Registro Civil de Corrientes, donde residía la familia, en la calle Santa Fe al 729. Pocos días después se elevó al Registro, por intermedio Carlos Laffont, una conmovedora solicitud del padre de la niña a la que “en honor a la madre fallecida deseo agregar a los precitados nombres el de Juana… ”20. Y el pedido de rectificación fue atendido pues en julio, el Teniente Solari elevaba al Archivo del Ejército las actas de nacimiento de su hija “Juana Maria Marta” y de defunción de su esposa. Los descendientes de Facundo Solari apenas tienen memoria de Juana Cazaux; sólo la muda presencia de los restos de varias personas con ese apellido en el panteón familiar sostiene la conjetura de la raigambre correntina de esta familia cuyo tronco habría sido fundado por Lorenzo Cazaux (m.1916) y Justina B. de Cazaux (m.1924)21. Recorriendo álbumes de fotografías y afinando los recuerdos de sus herederos, se hace evidente que los únicos parientes que el Capitán tenía en Corrientes, y que tan importante papel jugarían en la crianza de su hija, procedían de esta rama de los Cazaux. Las tías de 19

A.G.E. Legajo Facundo Solari, f. 23. El apellido Cazaux es muy popular en la zona del Bear, Departamento de Pirineos Atlánticos (Francia). En la Argentina existen numerosas familias de apellido Cazaux establecidas en la provincia de Bs.As. y La Pampa; no obstante no se reconocen emparentadas con esta línea correntina. Cazaux, Diana. <dianacazaux@speedy.com.ar > “FWD Consulta desde el Chaco”. [en línea] 2/11/2007. Mensaje electrónico enviado a <etomassone@arnet.com.ar> 20 A.G.E. Legajo Facundo Solari, ff. 27-28. Corrientes, 13 de mayo de 1907. 21 Cementerio San Juan Bautista. Corrientes. Panteones “Guzmán Castillo Ódena” y “Carlos Laffont” (Visita: 10/XI/2007) La reconstrucción del tronco familiar Cazaux se hizo sobre la base de las fechas que aparecen en las placas mortuorias y a algunos recuerdos de los descendientes de Juana Solari (Entrevista con Elena Castillo Ódena y Sofia Simonelli, 16/XI/2007) 169


Juanita Solari eran Blanca (m.1939) casada con Carlos Laffont, y Aurora (m.1953), con José Augusto Gorostiaga. Existe también la figura de la “abuela Rosa”, que cariñosamente se evoca muy viejita; probablemente era hermana de Juana Cazaux y fue sepultada en el panteón como Rosa Cazaux de Errico (m. 1962) De vuelta al Chaco (1907-1912). Apenas pasado un mes del nacimiento de su única hija, las obligaciones del Oficial de Escuadrón Facundo Solari, ajenas a todo dolor o compromiso familiar, lo llevarían nuevamente al Chaco revistando, desde el 29 de mayo, en el Regimiento 7 de Caballería22 que junto con el 5, 6 y 9 conformaban la División de Caballería del Chaco creada por decreto del presidente Figueroa Alcorta el 24 de septiembre de 1907. Puestas bajo la jefatura del coronel Teófilo O´Donnell, la misión de estas unidades era adelantar la línea de fortines para atraer sin violencia a las tribus indígenas, garantizar la seguridad de las poblaciones, ejercer la policía en la zona avanzada de ocupación, explorar, levantar croquis y describir la región. En las Instrucciones redactadas por O’Donnell se lee también que “No se trata de una guerra de exterminio al indígena sino de conquista pacífica ”23. Las acciones planeadas por O’Donnell se cumplieron entre 1908 y 1911, época en la que Solari se desempeñó como Oficial de Escuadrón en Resistencia, La Sabana, Fortín Las Heras y nuevamente Resistencia. En 1909, cuando recibió su ascenso a Capitán, 24 comenzó a evidenciarse que el éxito de la campaña era sólo aparente porque se produjeron nuevos asaltos e incidentes con los indios. Ante estos hechos y cumpliendo órdenes superiores de realizar patrullajes intensos y cumplir eficazmente una función policial, el Capitán Solari pasó la mayor parte de 1910 y 1911 en la Línea de Fortines como Comandante de Compañía25 22

A.G.E. Legajo Facundo Solari, f. 30 Citado por Beck, H. op. cit., p.56 24 A.G.E. Legajo Facundo Solari, p. 35 Recibió el ascenso por antigüedad en diciembre de ese año. 25 A.G.E. Legajo Facundo Solari, ff. 33 y 40 . 23

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Los conceptos merecidos por su actuación en aquella época bajo las órdenes de O’ Donell perfilan un oficial de “ conducta intachable”, y en todos se repite que “ …es estudioso y aspira a adquirir mayores conocimientos”, que “ se desempeña con corrección, cumple con su deber como comandante de escuadrón”. Aunque paradójicamente en 1910 se anotaba que “no reúne grandes condiciones”, al año siguiente ya se señalaba que “su espíritu profesional mejora visiblemente”. Los documentos también dan cuenta de los escasos apercibimientos y arrestos sufridos en ese lapso, por motivos de gravedad menor, como “no dar cumplimiento al horario”, “castigar a un conscripto delante de superiores ” (1908), “olvidarse de dar una respuesta” (1910) o “no vigilar el cumplimiento de una orden” (1911) 26. Desde agosto de 1911, el Coronel Enrique Rostagno sucedió a O’Donnell y la División de Caballería del Chaco se denominó “Fuerza de Operaciones”. Pronto, los regimientos iniciaron el avance de fronteras, que esta vez no se planeó en forma progresiva sino en un solo movimiento. Las tropas recorrieron más de 3200 leguas y “sin necesidad de disparar un solo proyectil ” sometieron a más de 8000 indios27. El regimiento 7 en el que revistaba Solari, ocupó los Fortines Uriburu, Beltrán y Brown y quedó acantonado en Presidencia Roca. Concluida la campaña Rostagno, el Boletín Militar Nº 317828 reproduce el decreto del Presidente de la Nación en el que se distingue el desempeño de los Comandantes de Patrulla de la Fuerza de Operaciones del Chaco entre quienes figura Facundo Solari, a cargo del Puesto General Lavalle. Desde ese punto se construía la “picada camino Presidente Sáenz Peña”, una parte de los 700 kilómetros de vías carreteras abiertas en aquella etapa, y el apremio de la 26

A.G.E. Legajo Facundo Solari, Fojas de Conceptos 1908, 1909, 1910 y 1911. Rostagno, Enrique. Informe de las Fuerzas de Operaciones del Chaco. 1911. Bs. As., Talleres Gráficos Arsenal Principal de Guerra, 1912. p. 14 28 Bs. As., 2/2/1912 - A.G.E. Legajo Facundo Solari, f. 43. 27

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superioridad por finalizar estos trabajos suscitó un altercado que presumimos, fue desencadenante. Ante la decisión de Solari de retirar del destacamento a dos oficiales enviados para acelerar la obra, “sin orden alguna” y sin notificarlo al superior, el Jefe Mariano Aráoz de Lamadrid amonestó severamente al Capitán en una larga nota de carácter “reservado”. En ella disponía la restitución de los oficiales, desautorizando a Solari, y le imponía seis días de arresto a cumplir en el destacamento “... por contrariar en un todo la orden e instrucciones que recibió ”. Agregaba además: “La falta cometida por Ud. denota muy poco celo al mejor cumplimiento de los deberes que Ud. conoce le están encomendados a este Regimiento... ”29. Ásperos conceptos para quien, al servicio del Ejército Nacional, llevaba ya una larga carrera de sacrificios rayana en la abnegación… Sugerentemente, algunos días después de este conflicto el Capitán Solari solicitó su pase a Plana Mayor Activa 30, primero por un mes y luego por seis. Con ello el oficial pretendía retirarse de la escena de operaciones, en la línea de fortines, y actuar en la retaguardia planificando su desarrollo. El motivo que expuso fue la “necesidad de atender asuntos personales que requieren mi presencia en la Capital Federal ”, aunque es factible que contrariedades y decepciones hayan tenido algún peso en la decisión. Por otra parte, sus últimas licencias habían sido en 1911, cuando gozó de un mes “para trasladarse a Corrientes” donde crecía Juana, y quince días “para pasar a Resistencia”31. La urgencia de la petición se perfila casi angustiosa en las dos notas que elevó resaltando en ambas: “ Me permito hacer presente que me encuentro prestando servicios hace diez y nueve años continuados en el Chaco”32. Sin embargo, y pese a la opinión 29

A.G.E. Legajo Facundo Solari, f.44 -45 (2/3/1912) La denominación “Plana Mayor Activa” se daba al Estado Mayor de un Regimiento; se utilizó hasta 1920-1924; luego cayó en desuso y se sustituyó por “Plana Mayor” solamente. 31 A.G.E. Legajo Facundo Solari, f. 43 32 A.G.E. Legajo Facundo Solari, ff. 46 y 48. (Notas del 27 de marzo y del 15 de mayo de 1912) 30

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favorable del Jefe del Regimiento 7, la primera vez fue terminantemente rechazada por el Coronel Rostagno ya que “…no hace un año que disfrutó de licencia”; al tiempo que aclaraba que “en caso de presentar una nueva solicitud... por asuntos personales, este Comando no la elevará bien informada por cuanto los asuntos del servicio no permiten esos pases por ahora” 33 . Tal vez mediaron explicaciones comprensibles y “ ….las razones que dice este oficial ”fueron atendidas en la segunda oportunidad por el Jefe de las Fuerzas de Operaciones en el Chaco que recomendó “ ...debe concedérsele lo que solicita nombrándosele reemplazante”. Pero las “atenciones del servicio” impidieron que el Ministerio de Guerra otorgara lo solicitado34. Por un curioso ardid del destino, el comunicado oficial lleva fecha del 3 de junio de 1912, cuando habían transcurrido ya dos días de la muerte del Capitán Solari en las proximidades del Bermejo, a los 39 años. Los relatos de la tragedia: Testigos y versiones. Los sucesos que rodearon la muerte de Facundo Solari, vívidamente pincelada por el maestro Alfredo Pértile en 1979, fueron antes recogidos por los escritores mencionados al inicio que, en su mayoría, se fundaron en los recuerdos de testigos presenciales. Pedro Alfonso Barberán es el único que no mencionó fuentes, si bien su relato tiene el mérito de ser el más antiguo y cercano a los hechos. López Piacentini citaba en su trabajo a Juan P. Barbetti, ex Cabo 1º del Regimiento 7 de Caballería y al ex conscripto del mismo regimiento, Benjamín Margosa, “que confirman con sabor emocional lo que la historia nos brinda en documentos un tanto fríos ”. Manuel Meza recogió los testimonios del ex conscripto del Regimiento 7 de Caballería Manuel Marín, que prestó servicios como “soldado 33 34

A.G.E. Legajo Facundo Solari, ff. 46 y 47. A.G.E. Legajo Facundo Solari, ff. 48 y 49 173


carpintero” en Presidencia Roca35, y el de los Sres. Lizardo Vásquez y Emilio Bernardi, hijo del Sargento Agustín Bernardi, señalando que “presenciaron ambos algunos aspectos del drama” (Meza,1978:7879) Por su parte, Fernando Pedro Cundom acudió al Sargento Domingo Arce, quien le escribió una carta desde Monte Caseros el 4 de diciembre de 1950 contando los hechos; consultó además otros documentos, periódicos contemporáneos y entrevistó a “ ciertas personas de su familia en Corrientes”. (Cundom, 1981:252). Descontando el valor testimonial del conjunto de estos relatos, se advierten entre ellos diferencias considerables, tanto en el desarrollo de los acontecimientos como en la interpretación que se les da. Acerca del primer punto, las divergencias se comprenden por ser distinta la posición de cada uno de los testigos interpelados, también por el tiempo transcurrido entre el suceso y la obtención del testimonio36 y es posible que la repercusión posterior de este episodio, que “sobrepasó los tintes novelescos de una aventura cinematográfica ” ( Barberán, 1940:35), haya influido y tal vez magnificado su dimensión original. Junto a estas previsibles discordancias, también existen contrastes en la perspectiva de los narradores. Los relatos de Meza y López Piacentini, más sucintos en detalles y extensión, se limitan a “contar los hechos” y no incluyen juicios de valor explícitos excepto alguna mención “ al instinto sanguinario del salvaje ” (Meza, 1978:77). Barberán y Cundom parten en cambio, de una apreciación global de las acciones cumplidas por el Ejército Nacional en el Chaco. Sin distinguir etapas, ambos ponderan su obra “colonizadora” o “civilizadora” y condenan el carácter “ inhumano” o “el rigor inaudito” de la campaña contra el aborigen. No obstante, sus visiones del indio tienen matices diferentes. Barberán presenta el cuadro de “ las indiadas” llenas de odio y resentimiento que “…están sedientas de venganza y esperan en acecho en la espesura de las selvas y los bosques” (Barberán, 35

Norma Marín de Romero, descendiente de Manuel Marín que se comunicó con nosotros, confirmó la participación de su abuelo en aquellos episodios. [Comunicación telefónica; Rcia. febrero de 2008] 36 Solo Cúndom señala la fecha en que obtuvo el testimonio de Arce (1951) 174


1940: 29,35) Así, su descripción del combate contra la patrulla del

Capitán Solari entrega la imagen de un indio cruel y despiadado37. Y esto es incontrovertible porque en muchas líneas estremece a sus lectores con el relato de las atrocidades de que era capaz; tal la “figura horrible de un toba” que pretendía llevarse el cadáver de Solari como trofeo o el detalle de las escalofriantes mutilaciones que infligieron al cuerpo del caído (Barberán, 1940:37 y 39). Cundom, que efectúa un trabajo sustancioso, afirma: “la causa madre del malestar del nativo residía en los abusos que con él cometían los blancos” y aunque acepta que se mantenía latente la idea del “desquite”, no construye del indio una imagen endemoniada, en constante y maligna acechanza. Claramente en contra de Barberán, critica a “…investigadores parciales [que] no vacilan en presentar el episodio como un documento más de la crueldad indígena, porque no han indagado lo suficiente ” (Cundom, 1981:243-244) y subraya que estos ataques fatales eran esporádicos y pocas veces premeditados. Califica al caso particular que estudia como un “ hecho accidental” en el que “no existió designio criminal preconcebido” ya que “los indios que dieron muerte al referido oficial (si indios eran) no eran de los llamados bravos sino de los que primeramente se habían reducido y vivían pacíficamente hacía años…” (Cúndom, 1981:250, 251) Va más allá todavía y en contra de la visión del indio guerrero, feroz y sanguinario, recalca el pánico que estos encuentros provocaban por igual entre indios y conscriptos, tan inexpertos unos como otros y como López Piacentini, nota que “eran ‘reclutas’ los de ambos bandos contendientes” (Cundom, 1981:253). Por esto también opina que la duración y encarnizamiento del combate fueron magnificados. A diferencia de los otros autores, dedica escasas líneas al traslado de los restos del Capitán Solari y menos aún a la posterior expedición punitiva dirigida por el Mayor Hermelo, de quien resalta, era “famoso por sus tundas a la indiada” ( Cundom, 1981:260) 37

Por otro carril, al final de su obra trata la situación que en su tiempo vivía el “hermano nativo” y construye una imagen del indio como víctima del abuso, la miseria y la explotación. 175


La muerte de Facundo Solari. Aunque los pormenores de la muerte del Capitán Solari son bastante conocidos, más que la propia vida del militar, el relato que continúa intenta conciliar las diferentes versiones de los hechos y, al tiempo, indicar sus discrepancias puntuales. A fines de mayo de 1912 el Capitán partió en comisión hacia el fortín Uriburu, en Formosa, con una quincena de hombres recién incorporados “que no conocían el manejo del mouser” (La Prensa, Bs.As., 11/6/1912) Llevaba órdenes de mantener armas enfundadas y descargadas, lo que Barberán observa como una “ condena a muerte”y Meza como “falta de previsión”. El segundo jefe era el santiagueño Sargento Domingo Arce 38. Mientras marchaban por los estrechos senderos del monte, se produjo un incidente que detonaría el combate. Meza, López Piacentini y Cúndom coinciden en señalar que un disparo efectuado por Solari sobre un “tigre” o yaguareté, alertó a los tobas acampados en las cercanías. Comentan que el veterano Sargento Arce percibió la amenaza que se cernía sobre ellos al detectar huellas de la presencia indígena en el lugar. Entonces pidió a su jefe aprontar las armas para prevenir un ataque sorpresivo pero que Solari, “...sobrio, valiente, y confiado amablemente le reprocha: Sargento Arce, es la primera vez que lo veo con miedo…”39 Y a su pregunta: “ ¿Quien manda aquí, usted o yo?”, el subordinado respondió: “Usted mi Capitán” (Meza, 1981:78). Barberán en cambio no alude al felino, y con el criterio de que fue un ataque planeado, afirma que la patrulla escuchó un tiro y que éste era el aviso del “bombero” o vigía que, encaramado en algún árbol, observaba los movimientos.

38

Barberán sostiene que era entrerriano; Meza, santiagueño y Cundom corrobora, “natural de Ojo de Agua” 39 López Piacentini, C.P. Op.cit. La carta de Arce, que transcribe Cundom, reproduce un diálogo similar 176


La marcha continuó y al arribar a la costa de un pequeño estero que bordeaba un monte, “…una descarga de armas largas atruena el espacio y lenguas de fuego, como pequeños relámpagos se divisaron desde la espesura del bosque ” ( Meza, 1981:78 ); al instante, el Capitán Solari cayó mortalmente herido. Sólo Cúndon sostiene expresamente que “ no se trató de una emboscada” sino que el “estampido magnificado por el eco del disparo en el boscaje” alarmó a la toldería cuyos moradores “apelaron de inmediato a sus armas y huyeron a la selva aledaña, en la creencia ignorante de que el grupo expedicionario iba en su persecución y castigo ” ( Cundom, 1981:251 ) En este sentido menciona como prueba el telegrama publicado en “La Nación” el 6 de junio en el que el Ttte. Coronel Zunino, Jefe del Estado Mayor de la Fuerza de Operaciones, informaba que “Los indios abrieron fuego a treinta metros” desde el interior del bosque40. Señala por fin que “ el combate no debió ofrecer las alternativas que algunos refieren” porque, muerto Solari y herido Arce, “casi inmediatamente y de gravedad, es un simple soldado el que toma a su cargo el pelotón y el que ordena la retirada, abandonando a su jefe muerto” (Cundom, 1981:253-254). Con otra visión de los hechos, Barberán abunda en detalles y cuenta que “ …una segunda descarga sorprende esta escena: el capitán Solari ha sido alcanzado en el pecho”; luego en el muslo izquierdo y aunque Arce realizó grandes esfuerzos por proteger al jefe moribundo, él mismo fue gravemente herido. Agonizando, Solari “ ... tuvo fuerzas suficientes para articular algunas palabras y fueron para pedirle haga llegar a su hija, huérfana de madre que vivía en Corrientes algunos efectos personales que llevaba consigo”. (Meza, 1981:78). Idéntico fatal momento representan Barberán y Cundom. El primero imagina en boca del Capitán las siguientes palabras: “¡Sargento!! Tome esta cartera, guárdela, ahora este revólver, defiéndase… yo… ya no puedo” ( Barberán, 1940:37 ) y el segundo, “ ¡Pobre mi hija! ¡Pobrecita!” (Cundom, 1981:253). 40

La misma información en La Prensa. Bs. As., 5/6/1912. p.21. 177


Excepto en la versión de Cundom, la batalla prosiguió ardua. Los soldados continúan defendiendo sus vidas, “…el agua les llega a la cintura y están guarecidos detrás de algunos troncos flotantes” (Barberán, 1940: 37). Finalmente se consiguió “una milagrosa retirada sin poder llevar, empero, el cadáver de su infortunado jefe ” (López Piacentini, 1951) que dice Barberán, ya había desaparecido en manos de los tobas (Barberán, 1940: 38) El concepto es objetado por Cúndom que asegura se halló en el “mismo teatro del crimen” (Cundom, 1981:259) y sostenido por “La Prensa” cuando informaba que “el cadáver del Capitán Solari se encontró mutilado, lejos del lugar donde fue asesinado” (La Prensa, Bs.As., 13/6/1912) Una vez finalizado el encuentro, López Piacentini informa que Arce “destacó un chasque para dar aviso del desastre”; pero las otras explicaciones refieren la aparición de un carro que, asegura Meza, “ hacía el servicio de proveeduría de comestibles a los distintos fortines” y según Barberán, era conducido por “un sujeto conocido como traidor y proveedor de los indios” al que en pleno delirio, y por ello fue desobedecido, Arce sugirió matar para disponer del carro en el retorno a Roca. Recibidas las noticias del infausto acontecimiento en Presidencia Roca, se organizó allí una comisión de rescate de los restos del Capitán Solari, a cargo del Teniente José María Ruda y alrededor de cuarenta hombres que se consideraron privilegiados de cumplirla porque ante la arenga de Aráoz de Lamadrid diciendo: “¡Un paso al frente los que deseen rescatar de manos de los salvajes los restos del Capitán Solari! Toda la tropa, como electrizada, dio un paso al frente, denotando un desbordante sentimiento de cariño hacia el jefe desaparecido” (López Piacentini, 1951). La búsqueda se extendió por varios días y fue el vuelo de los cuervos lo que anunció el sitio donde yacía el cuerpo del oficial, despojado de sus ropas y “ con siete heridas de lanza en su espalda”, apunta Pedro Barberán deteniéndose en referencias de

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extrema crudeza41. De inmediato se iniciaron los preparativos para el traslado y sus pormenores varían secundariamente según el narrador. El “soldado carpintero” Manuel Marín, cuyo testimonio recogió Meza, contaba que: “Con dos paños de carpa, totoras sacadas del estero y lianas se hizo un envoltorio y fuertemente atado con tiras de cuero crudo se transportó el cadáver a lomo de mula, hasta la Comandancia [de Presidencia Roca] llegando a ese lugar al anochecer del 6 de junio”42. Después de la muerte, el “desquite”. Por crudas que se juzguen, estas narraciones desnudan la inclemencia que aún reinaba en las relaciones entre blancos e indios al comenzar el siglo XX, cuando la propuesta oficial era la pacificación general del Chaco. Es que tras “El sacrificio del Capitán Solari” vendría lo que López Piacentini llamó “El desquite”; Barberán y Meza, el “escarmiento”, Cúndom, “venganza” y en los partes militares se denominaba “expedición punitiva”. En este punto de los hechos las versiones discrepan marcadamente, aunque salvo Cúndom que apenas trata el tema, todas distinguen dos momentos cruciales en la represalia. López Piacentini menciona que durante el recorrido de una comisión, apareció “un indio grotescamente disfrazado de Capitán con las ropas del infortunado militar” y que al inquirir su procedencia el Sgto. Félix Benítez, recibió como respuesta un tiro mortal. La confusión fue “aprovechada por la indiada para huir hacia lo más intrincado del bosque”. Pronto se destacó una nueva patrulla de castigo dirigida por el Mayor Marcos Hermelo43 que en breves días consiguió ubicar, 41

La Prensa anunció escuetamente el hallazgo del cadáver indicando que “...ha sido apuñaleado y al que le han cortado las orejas” (La Prensa, Bs.As., 11/6/1912) 42 Meza, M. Op. cit., p.79. Las fuentes que consultó Cúndom coinciden con este dato. 43 Hermelo era el jefe accidental del Regimiento 7 que en mayo de 1912 había recomendado se concediera a Solari el pase a Plana Mayor Activa solicitado. AGELegajo Facundo Solari, f 48 179


batir y capturar a los indios que dieron muerte a Solari y Benítez y buen número de aquéllos “fueron llevados prisioneros a Presidencia Roca”. En los escritos de Manuel Meza la secuencia de hechos se invierte. Primero, en un choque que “fue terrible con bajas por ambas partes” y en el que murió el Sargento Benítez, el Mayor Hermelo derrotó al “bando de los salvajes” y mató a de un sablazo al cacique “ Coyaiki”. A los pocos días, un destacamento de exploración fue atacado sorpresivamente; durante la lucha se divisó a un aborigen vestido con uniforme de oficial y al darle muerte, en el acto se comprobó era el del Capitán Solari. (Meza, 1978:79-80). El “escarmiento” que describe Barberán se efectuó contra la gran toldería del toba “Coyaiquí” quien luego de la refriega con Solari, se había instalado a pocos kilómetros de Presidencia Roca. Siempre dirigidas por el “Mayor Ermelo” (sic), se produjeron dos contiendas; la primera, frente a las “trincheras indígenas”, costó la vida a “un sargento” y otra posterior, mucho más encarnizada. En ese combate, la tropa de “Ermelo” enfrentó al propio Coyaiquí que comandaba sus huestes “ vestido con la casaca del Capitán Solari y en su diestra llevaba la espada del mismo”. La lucha fue brutal y terminó en un “desesperado cuerpo a cuerpo” hasta que el cacique cayó bajo la hoja empuñada por “el jefe de los blancos”. Barberán concluye aportando datos que suscitan consternación: La muerte de Coyaiquí “... produjo la desbandada general y el verdadero comienzo de la matanza, que según el saldo final que arrojó el parte, fue de 700 indios contra un sargento y cinco conscriptos del 7 Regimiento de Caballería de Línea” (Barberán,1940:41-44). A diferencia de los tres autores cuyos relatos sintetizamos, y como señalamos antes, Cúndom no da por cierto que los indios de Coyaiquí44 fueran quienes mataron a Solari y por ende, no refiere 44

En 1911 Enrique Rostagno comunicaba haber sometido a los indios del cacique Coyaiquí entre otros. (Informe de las Fuerzas de Operaciones del Chaco. 1911. Bs. As., Talleres Gráficos Arsenal Principal de Guerra, 1912. p.14). El diario La 180


como prueba en contrario la aparición de ningún indio vestido con el uniforme del Capitán. De este modo, cuando escribe: “…el castigo que infligió a los indios, presuntos matadores de Solari, puede parangonarse con una horrible masacre ” ( Cúndom, 1981:260 ) desliza la idea de que, una vez más, la represalia fue consumada contra grupos pacíficos creyéndolos rebeldes y confirma la muerte de muchos naturales. El traslado de los restos. Repercusión de la muerte y homenajes póstumos. Mientras estos acontecimientos ocurrían, el cuerpo del Solari ya había llegado a Presidencia Roca. Allí se encomendó al “soldado carpintero” Marín, entrevistado por Manuel Meza, la construcción de un féretro con varios tablones de algarrobo que fueron cubiertos con un género negro y sobre cuya tapa se dispusieron tiras de tela formando una cruz. En aquel ataúd, rellenado con cal viva, el cuerpo del malogrado militar descansó cerca de dos meses, en un depósito de nafta y “con centinela a la vista”. Fue el Cabo 1º Antonio Arca quien condujo los restos hasta Puerto Bermejo donde se instaló una capilla ardiente en una chata del Ministerio de Obras Públicas, en espera del vapor “Pago Largo” que debía transportarlos hacia Corrientes. Mas o menos quince días después arribó a Bermejo “un señor Laffonte, pariente de Solari”; se trataba de Don Carlos Laffont 45 que, según Barberán llegó acompañado por médicos encargados de examinar el cadáver y requirió llevarse un “recuerdo del muerto”..... El pedido generó escenas verdaderamente patéticas: ante la indecisión de todos, “porque sería continuar el ensañamiento indígena”, el Prensa nombró alternativamente como responsables del asesinato de Solari a los caciques Caballero y Ñatochi 45 En el cementerio San Juan Bautista de Corrientes, las placas conmemorativas del panteón que lleva su nombre testimonian que nació en 1864 y falleció en 1944; también que fue profesor de la Escuela Normal de Maestras Juan Pujol, que ofreció su homenaje en repetidas oportunidades. 181


Cabo Arca extrajo con una tenaza, un diente de “ la boca desmesuradamente abierta de Solari”. (Barberán, 1940:40). Por fin y tras tantas peripecias se efectuó el traslado a Corrientes; el cuerpo del Capitán Solari fue sepultado en el cementerio San Juan Bautista y hoy descansa en el panteón familiar46, junto a su esposa, su amada hija Juanita y los nietos que no conoció. La prensa local y nacional corroboró largamente lo dicho por Manuel Meza sobre la profunda repercusión que tuvo la muerte de Solari en las filas del ejército y “en la civilidad de Corrientes y Resistencia donde gozaba de general aprecio ” (Meza, 1978:79). Frente a la imputación de que Solari, “muy estimado entre sus camaradas y veterano en la región”, no había hecho explorar previamente la picada como lo mandaba el reglamento y por ello cayó víctima de la imprudencia47, se levantaron voces en favor de este Capitán que “...en quince años de lucha en esa guerra interminable en la selva chaqueña ha aprendido prácticamente lo que no tuvo la suerte de aprender en las escuelas militares .”. Con sólidos argumentos, un anónimo periodista de La Prensa escribió entonces que las “causas reales de estos hechos” residían en la escasa preparación de las tropas para enfrentar una guerra que por sus características, no podía considerarse “regular”. Al respecto decía: “Este diario ha sostenido reiteradas veces que la actividad militar en aquel territorio no es el ambiente propicio para la instrucción guerrera del conscripto ”, que “con la renovación anual de las filas los cuerpos quedan en esqueleto ”, que “los cuerpos destinados a aquella frontera militar deben ser constituidos exclusivamente con veteranos aguerridos conocedores de la selva el indio y sus fechorías ” y en abierta defensa de Solari alegaba que “los oficiales no pueden descender 46

Los descendientes de Facundo Solari creen que ese panteón fue mandado a construir por Juana Solari luego de la muerte de su esposo, Guzmán Castillo Ódena, cuyo nombre designa el monumento. 47 Telegrama del Ttte. Coronel Zunino, jefe del Estado Mayor de la Fuerza de Operaciones publicado en La Prensa de Bs. As., el 5/6/1912, p.21. 182


hasta el puesto de centinelas avanzados para suplir las insuficiencias de los inexpertos” ( La Prensa, Bs.As., 7/6/1912). En ese aspecto, el sumario instruido ante la defunción del oficial es palmario: Facundo Solari – Capitán de Caballería – murió desempeñando una misión militar y por eso el cómputo de sus servicios fue duplicado. Significativamente éste indica que sólo permaneció un año y seis meses en guarnición; el resto de su carrera, 17 años 8 meses y 20 días, transcurrió en campaña, casi enteramente en la región chaqueña48. Cumplió con creces las condiciones exigidas para su reconocimiento honorífico como “Expedicionario al Desierto” 49 y por consiguiente, el Círculo Militar Argentino ofreció en octubre de 1912 la formal distinción de una placa recordatoria que el Coronel Julio C. Mallea, sucesor de Rostagno a fines de 1914, se encargó de colocar en su tumba correntina. Junto a ésta, las que ofrendaron los Jefes y Oficiales del Regimiento 7 de Caballería y los compañeros del Ex Regimiento 12 testimonian la estima “al amigo y camarada muerto en el cumplimiento del deber”50. Más allá de los tributos que coetáneamente recibiera, la desventurada muerte del Capitán Solari fue recordada a través de los años en el Chaco y Formosa, donde había transcurrido casi la mitad de su vida. Hacia 1972 se reconstruyó en Formosa el fortín que llevaba su nombre y por Decreto Nº 1012 del 18/5/197351, se convirtió en Monumento Histórico Provincial. Años más tarde, en 1985, fue declarado Monumento Histórico Nacional, jerarquía que mereció alcanzar por su “vibrante trayectoria”. Si bien en los fundamentos 48

Los servicios aprobados para el trámite de pensión sumaron así 37 años y 6 días. A.G.E. Legajo Facundo Solari, fs. 50-55. 49 A.G.E. Legajo Facundo Solari, f.56, 57,58. Quienes sirvieron en el Regimiento de Gendarmería de Línea, luego de que el Ejercito Nacional diera por finalizadas las operaciones en el Chaco (1917) no alcanzaron este reconocimiento. Ver: Golpe, Néstor. Calvario y muerte... Bs. As., Artes Gráficas Armada Argentina, 1970. 50 Cementerio San Juan Bautista. Corrientes. Panteón “Guzmán Castillo Ódena” Placa del Ex Regimiento 12 de Caballería, al Capitán Facundo Solari. 51 Alsina, José. Formosa. Su toponimia, su nomenclatura. Formosa, Rincón del Arandú, 1995. 183


de las declaraciones se valoraba que esa construcción era “la típica de aquellos centinelas del desierto ” también se recuperaba la figura de Facundo Solari porque “el citado fortín fue escenario de episodios emparentados con la abnegación y el sacrificio, tales como la heroica muerte en acción del Capitán Solari, en los encuentros finales de la lucha. ”52 En el Chaco, y al margen de los méritos que este soldado acreditara en vida, la “tragedia del Capitán Solari” se recogió y preservó con celo una y otra vez…. Así, su figura arraigó casi arquetípica, para perpetuarse tan genuinamente en la memoria colectiva que casi un siglo después, los chaqueños continuamos rastreando sus huellas en nuestro pasado. Epílogo: Juana Solari Cazaux y los retoños. El itinerario vital de Facundo Solari que intentamos trazar, resume el drama de uno de los muchos soldados que llegó al Chaco defendiendo ideales en los que legítimamente creyeron. Más que la biografía de un titán, es una historia de vida conmovedora que a las privaciones y rudezas de cuartel y fortín, añadió la infelicidad de una temprana viudez, el desasosiego por la hija que crecía lejos y tantas otras tribulaciones que seguramente sobrecogieron a este militar cuya particular sensibilidad pareció inusual y ajena a la esfera profesional en que se desenvolvía. Epílogo obligado es la noticia sobre Juana, aquella niña que fue el eje de sus desvelos y prolongó al futuro la progenie del Capitán Solari cuando se convirtió en “una distinguida dama de la sociedad correntina” (Cúndom, p.253). Cuenta Elena Castillo Ódena53, su nieta, que pese al escaso tiempo que compartió con él, Juana conservaba recuerdos cálidos e 52

Res. Nº 2354 del 12/9/1985 - Presidencia de la Nación, Secretaría de Cultura. Dirección URL: http://www.monumentosysitios.gov.ar/catalogo/uploads/ 1985_r2354.pdf. [Consulta: 19/X/2007] 53 Las citas textuales corresponden, de aquí en adelante, a los testimonios de Elena Castillo Ódena. Mensaje electrónico enviado a <etomassone@arnet.com.ar> por <elenacastilloodena@yahoo.com.ar> Asunto: “Algunos datos”. [En línea] 25/X/ 2007. 184


imborrables de su padre, con quien “era muy pegada” porque “se dedicaba a ella por completo ” y la visitaba “ cada vez que el ejército se lo permitía”. Las imágenes testimonian esta época y el retrato de la chiquilla, en la hermosa casa de la calle Santa Fe al 700, junto a su padre y la abuela paterna, da cuenta de la prestancia social del grupo. Juana apenas había cumplido 5 años cuando se produjo la muerte de su padre. En ese triste período se pierden los rastros de la abuela Solari cuya presencia en Corrientes hacia 1910 testimonian las fotografías y es probable que la pequeña quedara completamente a cargo de las tías y abuelos Cazaux 54. Entre los recuerdos de su niñez, de la que comprensiblemente hablaba poco, quizá el más entrañable era el de “Ama”, la prima que Juana quería como “la hermana que no había tenido” y con la que compartió cada momento de su vida. Los padres de María Elena55, Aurora Cazaux y José Augusto Gorostiaga, participaron centralmente, con cariño y dedicación, en la crianza de Juanita, “como si fuera su hija” y se recordaría siempre que fueron “…tan buenos, honestos y generosos que hicieron crecer los bienes que la abuela había heredado de chiquitita”56. Otras primas de Juana que a menudo “…iban a visitarla eran las Laffont”, hijas de Blanca Cazaux y Carlos Laffont, quienes acompañaron al Capitán en los momentos más difíciles y que “…también habían colaborado con la crianza de la abuela”. 54

No existen testimonios de la presencia de la familia paterna en la infancia de Juana luego de la muerte del Capitán Solari y sus descendientes no recuerdan que ella los mencionara. La madre de Facundo Solari tampoco está sepultada en el panteón familiar. 55 “ Ama” o María Elena, había nacido en Corrientes en 1911, casó con Antonio Alberto Resoagli en 1934 y no tuvieron descendientes. (Ver Jaime, 2002:342) Esto sin duda fortaleció la relación con los nietos de Juana que hoy afirman que ella “…era nuestra abuela también”. 56 Elena Castillo recuerda que se contaba en su familia que al morir el Cap. Solari Juanita “recibió mucho dinero por parte del Ejército”. Esa fortuna fue administrada por José A. Gorostiaga. Suponemos además que, por otra parte, la niña había recibido la herencia de los Cazaux. Tal la casa de la calle Santa Fe en la que vivió siempre y que estaba junto a la de su tía Aurora Cazaux. 185


Rodeada de cariño y holgura económica, Juana creció y se convirtió en una mujer de excepcional belleza y elegancia. En 1933, tras un prolongado noviazgo que comenzó cuando ella tenía catorce años, se casó con Guzmán Castillo Ódena y, en la casa donde había vivido con su padre, inauguró con él nuevas ilusiones y proyectos. Pero la desdicha volvería a golpearla pronto. Embarazada de cinco meses y ya con dos hijos varones, Tomás y Jorge, su marido perdió la vida en un accidente automovilístico. Ese hijo póstumo nacido en 1938 renovó el homenaje que Facundo Solari ofreciera a su esposa porque tal vez tomando ejemplo, Juana eligió darle igual nombre que el del padre fallecido y “Guzmán José” recibió incluso el mismo diminutivo de “Mancho”. Con los años, la prole se fue extendiendo, los hijos se casaron y aunque crecieron nuevas ramas57, ella continuó iluminando la vida familiar con entereza y alegría. Cuentan que evitaba el recuerdo de sus vivencias más amargas y no obstante las guardara en lo intimidad, en ocasiones quedaban al descubierto. Así por ejemplo, al nacer la bisnieta llamada con su nombre, Juana insinuó que no se lo impusieran porque “traía mala suerte…”. El hogar que Juana Solari fundó y sostuvo allende toda fatalidad, fue el centro de sus afanes y de su inagotable cariño; excelente cocinera, habilidosa artesana y gran costurera, cada domingo reunía a todos en la casona familiar y la docena de nietos que tenía “sacábamos turno para poder quedarnos a dormir con ella ” y disfrutar de una cuota adicional de mimos y ternura. Tanta entrega fructificó en el amor incondicional de sus retoños que hoy la evocan con orgullo y emoción porque “significó mucho en la vida de sus hijos y nietos.”

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Mancho o Guzmán José es el padre de Elena Castillo Ódena. Casó con Sofía Salomé Simonelli con quien tuvo cinco hijos: María Silvia, María Elena, María Angélica, Juan Esteban y Tomás. A su vez, Tomás contrajo enlace con María Celia Sánchez Prado (Betén) y tuvo 3 hijos: María Isabel, María Inés y Guzmán; Jorge casó con Nélida Albano con quien fue padre de tres hijas: Rosa, María Teresa y María Eugenia. 186


María Marta Paulina Juana Solari Cazaux de Castillo Ódena falleció el 30 de octubre de 1990 y sus restos fueron inhumados junto a los de sus desafortunados padres. Más allá de la vida, el descanso eterno reunió a la postre a aquella familia que la adversidad había separado dolorosa y prematuramente.

Fuentes y bibliografía Archivo Fotográfico Museo Ichoalay. Colección “Capitán Solari”; Colecciones digitales Archivo General del Ejército – Dirección de Asuntos Históricos. Legajo Capitán Facundo Solari. (60 fojas) Enviado por Correo Argentino, el 10 /09/2007. Archivo Histórico de la Provincia del Chaco. Los indios del Chaco. Ataque a un destacamento. Muerte del Capitán Solari. Varios soldados heridos. Diario La Prensa, Bs. As., Miércoles 5/6/1912. p.21 - - - - - Otra vez el Chaco. Diario La Prensa, Bs. As., Viernes 7/6/ 1912. p.11 - - - - - Chaco Austral. El choque con los indios. Conducción del cadáver de Solari. Diario La Prensa, Bs. As., Martes 11/6/ 1912. p.10 - - - - - Chaco Austral. El cadáver del Capitán Solari. Diario La Prensa, Bs. As., Jueves 13/6/1912. p.13 Barberán, Pedro Alfonso. El Zapallar. Rcia., Ed. Chaco, 1940.pp.3544 Beck, Hugo. Relaciones entre blancos e indios en los Territorios del Chaco y Formosa (1885-1950). Rcia., IIGHI, Cuadernos de Geohistoria Regional Nº 29, 1994 Cundom, Fernando Pedro. Pacificación del Chaco. Rcia., Promonor, 1981. De Pompert de Valenzuela, M. C. Política indigenista en el Chaco. Corrientes, Moglia, 2003. El Chaco. Álbum Gráfico Descriptivo. Bs. As., 1936. El Chaco de 1940. Bs.As., 1941 Jaime, Juan Cruz. Corrientes. Poder. Aristocracia. 2ª ed. Bs.As., Letemendia, 2002. 187


López Piacentini, Carlos P. La muerte del Capitán Solari. Boletín de Divulgación del Museo Municipal Regional. Año I, Nº 6. Rcia., sept. 1951. 1 p. Maeder, Ernesto y Gutiérrez, Ramón. Atlas Histórico del Nordeste Argentino. Rcia., IIGHI, Conicet, Fundanord, UNNE, 1995 Meza, Manuel. El Chaco Austral y sus primeras poblaciones. Histórico – Documental. Sta. Fe., Castellví, 1972. pp. 248251. Meza, Manuel. El Chaco Austral: en su evolución histórica a través de cuatro siglos. Rcia. Moro, 1978. Pp.77-80. Pérez, Ildefonso. Guía Comercial del Chaco y Formosa. Años 1929-30., Talleres Gráficos de Guillermo Govi, s.f. Rostagno, Enrique. Informe de las Fuerzas de Operaciones del Chaco. 1911. Bs. As., Talleres Gráficos Arsenal Principal de Guerra, 1912. Testimonios orales y escritos: Castillo Ódena, María Elena. <elenacastillo@yahoo.com.ar> Asunto: “Algunos datos” [en línea] 25/X/2007. Mensaje electrónico enviado a etomassone@arnet.com.ar Simonelli de Castillo Ódena, Sofía y Castillo Ódena, María Elena. Entrevista. Corrientes, 16 de noviembre de 2007

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RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS Jacobo Garber. Algunos relatos de Villa Ángela. Buenos Aires, Dunken, 2006-2007. (Primera, segunda y tercera parte) Jacobo Garber, nació en Polonia y en 1936 llegó al Chaco con 13 años de edad, para instalarse en Villa Ángela, ciudad a la que pertenece y de la que se siente parte. Autodidacta, con una “inteligencia y memoria privilegiadas”, según su hija y autora del prólogo de la segunda parte , la profesora Adela Garber, fue un fiel testigo de los cambios históricos que se produjeron en su ciudad y en consecuencia, en la provincia. El objetivo expuesto por el autor al escribir este libro, fue el de “plasmar a través de sus protagonistas, sucesos y vivencias que tuvieron lugar en esta zona, totalmente inhóspita, por entonces y donde todo estaba por realizarse”.1 Con recuerdos propios y ajenos, con entrevistas y consultas de distinto tipo y sobre todo, con una gran habilidad para reconstruir lazos familiares, ya sea personalmente o con la gran ayuda de Internet, el autor nos brinda una serie de “relatos” que traen al presente, una Villa Ángela que ya no está. No son “historias” ni “biografías” , sino “relatos de vida”, basados generalmente, en entrevistas que “busca[n] conocer lo social a través de lo individual y se sustenta[n] en la experiencia del individuo, no teniendo que ser este último una persona en particular ni especial, ya que solo basta con ser parte de la comunidad a la cual se estudia”.2 Y esto es precisamente lo que Jacobo Garber nos ofrece en su obra.

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Jacobo Garber, op.cit.,v.2,p.11. Nancy Díaz Larrañaga.El relato de una vida: apuntes teóricos-metodológicos en comunicación . (En: Latina. Revista Latina de Comunicación Social Nº22, Tenerife,22-10-1999.) [http:www.ull.es/publicaciones/latina/a1999coc/33vanancy.html] ; [última visita:15/ 04/2008] 189


En tres libros con muy buena edición e ilustrados con fotografías, se recopilan una serie de artículos, muchos de los cuales ya han sido publicados en los diarios locales y nacionales, tal como se consigna en los mismos. A través de ellos, el autor recrea la historia de Villa Ángela, con sus lugares tradicionales, sus paisajes, realizaciones culturales y nos lleva a conocer o a recordar a hombres y mujeres entrañables, como por ejemplo, la inolvidable Rita Waisman y su familia , los Dres. Lucía y Jaime Braverman , Don Bernardo Nadelman , entre muchos otros . Son además, una referencia obligada para identificar los diferentes aspectos de la vida diaria en la ciudad de sus afectos y en la de pueblos vecinos. De igual manera , “los relatos” nos permiten rescatar las características más sobresalientes de la inmigración judía en el Chaco , a través de las historias particulares de muchos de los colonos , incluso la del propio autor, quien sostiene que “resulta sorprendente encontrar chaqueños que ni siquiera escucharon decir que existió una importante colonia judía en la hoy ciudad de Charata y…casi [todo ]a lo largo de las vías del ferrocarril, desde General Pinedo hasta Las Breñas y también internándose en distintos campos, como colonia Necochea, Pampa Cabrera, El Pucá. Campo Wasinger, campo Smith y otros”.3 Libros como los de Jacobo Garber, nos transportan al pasado, a los hechos, pero sobre todo, a quienes los produjeron, que permanecen casi siempre olvidados o en el anonimato. Con un lenguaje directo y ameno y con una gran preocupación y respeto por las fuentes orales y escritas, son absolutamente necesarios, para mantener vivos aquellos recuerdos que generalmente subyacen en la memoria de los ciudadanos, pero que si no se los escribe, se pierden junto con ellos. Por todo esto, valoramos la decisión de publicar las tres partes de “Algunos relatos de Villa Ángela”. Licenciada Silvia L. Castelán

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Jacobo Garber,op.cit,v.3,p.131. 190


Alain Monnier. Nostalgie du Néolithique. De Lausanne a Las Lomitas documents sur Alfred Métraux ethnologue. Société d’Etudes Alfred Métraux & Labor et Fides. Geneve. 2003, 307 pp. Alain Monnier, el autor de Nostalgia del Neolítico, es profesor de Historia de las Religiones en la Facultad de Letras de la Universidad de Ginebra, Suiza; y ha realizado trabajos de campo entre los matacowichi y los Pilaga del Chaco argentino; y con los Chipaya del Altiplano boliviano. La Embajada Suiza en la Argentina, generosamente nos ofreció la obra que comentamos; por esta razón asumimos el compromiso de hacer una reflexión, sobre lo que consideramos un documento vivo acerca de Alfred Métraux. Su impecable presentación, nos introduce y sumerge en las profundidades del espíritu, el pensamiento y el quehacer de Métraux, el gran etnólogo del Chaco argentino. Monnier logra este propósito a través de una tarea grandiosa que le exigió consultar archivos, museos y bibliotecas de Europa y países sudamericanos. La búsqueda documental fue completada con un largo viaje siguiendo paso a paso el recorrido que hiciera Métraux hace más de sesenta años, en sus estudios sobre los indígenas de las tierras bajas sudamericanas. Se trata de mostrar el itinerario de su vida, a través de una gran masa documental consistente en cartas, diálogos, fotografías, entrevistas con profesionales y vecinos de los lugares donde trabajó Métraux. Este material ha sido cuidadosamente seleccionado, y lo ha organizado en cinco capítulos que constituyen las claves del camino transitado. Nostalgia del Neolítico sugiere la evocación de aquella etapa feliz de la humanidad donde hombre y naturaleza convivían en armonía y también, la añoranza del regreso a un pasado idílico; una vuelta al paraíso perdido. El subtítulo, hace referencia a la ciudad suiza de Lausana, su punto de partida y Las Lomitas, en Formosa, un lugar de destino 191


clave, para su aprendizaje etnográfico y sus vivencias con tobas y matacos. Contrapunto, es la denominación del primer capítulo, que ha sido tomada del libro de Aldous Huxley (1928), y nos introduce en la contradictoria personalidad de Métraux. Analiza un problema de identidad, y traza un paralelo que puede compararse con las sociedades indígenas que él estudió. Su vida fue una permanente confrontación con la alteridad, y en su caso, con las poblaciones nativas que conoció. Contrapunto es también una biografía, que relata de manera realista la juventud, sus primeros pasos como profesional, el etnólogo en su madurez y su muerte. Se inicia con su nacimiento en Suiza, en 1902; la llegada a Mendoza a los seis años, con su familia, y donde su padre se desempeñó como médico. El impacto del paisaje mendocino como germen para su futura vocación. Sus estudios en Lausana; luego en la Sorbona y la impronta que dejaron sus tres grandes maestros Erland Nordenskiöld, Paul Rivet y Marcel Mauss. Métraux regresa a la Argentina, convocado por la Universidad de Tucumán; es un joven etnólogo cuando funda el Instituto y Museo. Luego, inicia sus estudios entre los indios mataco o wichi de Misión Chaqueña; los Toba-Pilagá de Las Lomitas; los Chiriguano de Pichanal y los Chipaya de Bolivia, y ofrece su mirada del mundo indígena donde permaneció hasta 1934. Desencantado, porque no pudo materializar todos sus proyectos en la Universidad, dejó Tucumán para regresar en 1939. Recorrió el Chaco por segunda vez; creo que el Chaco ejerció en él una profunda fascinación porque representó el pasado idílico; el hombre en estado natural. La gran angustia que le generó fueron esos mundos que se iban transformando y se perdían para siempre merced al avance de la civilización.

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Su permanente inquietud se dirigió al rescate de esas sociedades, antes de su extinción definitiva frente a la amenaza de la expansiva cultura occidental. Sus estudios en la Isla de Pascua no han sido superados; su interés en la problemática del cambio cultural lo llevó a realizar prolongados trabajos de campo en Haití y registrar las experiencias religiosas de los nativos, como el “vudú”. Eran los años de la segunda guerra mundial, que van a culminar con un gran giro en su vida. Al finalizar la guerra, Métraux es designado funcionario de la UNESCO para ocuparse de la lucha contra la discriminación y el racismo a escala mundial. Estaba haciendo sus proyectos para regresar al Chaco, donde sospechaba que muchas cosas habían quedado pendientes; aspiraba conocer en profundidad las estructuras sociales y los sistemas de parentesco de algunas tribus indígenas, cuando se suicidó en Paris, el 11 de abril de 1963. El segundo capítulo, Tucumán, su Instituto, su Revista, nos cuenta el primer destino de Métraux en Tucumán, su trabajo intenso y su regreso. Tucumán, cruce de caminos y culturas – andinas, de las pampas y del Chaco – es muy rico en información. Sus ilusiones plasmadas en la fundación del Instituto de Etnología, también atesoraron el sueño de un museo que no pudo llegar a ver; la publicación de la Revista del Instituto y el prestigio alcanzado bajo su dirección, señalan los alcances de sus realizaciones. Tucumán representa la primera parte de su vida académica y profesional; los inicios de su trabajo en el terreno; un mundo que no sospechaba, pero cuando comienza a conocerlo, inexorablemente tendrá que abandonar. El Gran Chaco, Mataco y Toba-Pilagá constituye la parte más densa y acabada en información etnográfica; refleja los alcances teóricos y sus formulaciones, acerca de las sociedades indígenas que estudia. Es el alma de la obra, porque también manifiesta las debilidades y contradicciones de un ser humano. 193


La nostalgia está plasmada en estos cazadores-recolectores vivientes cuya vida cotidiana pudo captar y compartir, y al mismo tiempo, mostrar su drama, a través de los mitos que tuvo la suerte de registrar. Conoció y dialogó con los últimos grandes caciques, recolectó sus objetos materiales con destino al museo y plasmó para siempre en la fotografía aquellas escenas y personajes inolvidables de sociedades que parecían transitar una etapa idílica, a pesar de su extinción inevitable. Métraux deja a los matacos y sabe que recién ha comenzado a conocerlos; sin embargo, emprende su camino hacia Las Lomitas, donde conocerá a los toba-pilagá y quedará fascinado con sus narraciones. Ese camino se torna emblemático, porque con tristeza deberá cruzarlo hacia el Oeste, para internarse en las tierras altas, donde viven los Chiriguanos, y más allá, los Chipaya. Aborígenes Chiriguano o Avá-Guaraní? Nos introduce en el problema etnológico que significaron los Chiriguanos para Métraux. Es un capítulo de contrastes, favorecido por las características de los Chiriguanos: el desborde del carnaval y las máscaras; por otro lado, el espíritu sumiso de su vida cotidiana y carácter obediente, logrado por la educación de los misioneros franciscanos. Los trazos de la personalidad chiriguana y la admiración que produjo en Métraux, por su inteligencia, memoria y capacidad para el trabajo agotador e interminable en los cañaverales, quedan plasmados en estas páginas. Aquel pasado que conoció Métraux, es contrastado por el autor con una pintura actual de las poblaciones chiriguanas que enfrentan problemas sociales, económicos y étnicos, reflejados en Pichanal, otro cruce de caminos. La etapa final del itinerario etnológico, está plasmada en Santa Ana de Chipaya, muy lejos del Chaco; con otro paisaje – el de los desiertos de Carangas – y en otra cultura. Los chipaya, pueblo originario de Bolivia, simbolizan los orígenes, los restos arqueológicos y los monumentos funerarios. Es el lugar del encuentro entre los vivos y los muertos.

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El resultado constituye una obra excelente, por varios motivos: ha sabido captar la personalidad de Métraux; ha construido una biografía original basada en una metodología que alterna el pasado basado en la documentación reunida - y el presente, con el trabajo de campo realizado por Monnier, el autor. Es también un recuerdo y un fuerte reconocimiento a la labor de rescate desempeñada por Métraux; refleja su capacidad como etnólogo y sus contradicciones como ser humano, atraído por las selvas del Chaco y los desiertos de Bolivia. Deja una verdadera riqueza de información y de nostalgia, por los hombres y lugares que ya no están. Representa una forma de “devolver” a las poblaciones indias, el conocimiento que les quitaron en algún momento de su historia; sus procesos cognitivos expresados en las manifestaciones religiosas, el shamanismo y los rituales. Quienes se interesan en las problemáticas regionales, seguramente encontrarán un trabajo cuidadoso, donde se ha observado una metodología original y creativa que invita a la lectura y a la reflexión sobre las sociedades indígenas que aún perduran. Susana Colazo

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Ramón Gutiérrez. El árbol de hierro. Ciencia y utopía de un asturiano en tiempos de la ilustración (1750-1800). Ediciones TREA, S. L. España, 2007, 276 páginas.

El original título de esta obra, corresponde al premio “Alfredo Quirós Fernández” (2005-2006) obtenido por el arquitecto Ramón Gutiérrez en Asturias quien relata las aventuras de Miguel Rubén de Celis personaje extraño y pintoresco, que en su calidad de marino, arribó a América procedente de Cádiz en 1781 con destino al Cabo de Hornos. Desencuentros con el comandante del barco, lo decidieron junto a otros tripulantes a permanecer en Montevideo. A partir de ese momento inicia una serie de gestiones destinadas a conocer nuevas tierras, asegurar su futuro económico en España y reconocimientos científicos que lo llevarían por caminos insospechados. Extenso es el derrotero propuesto por el asturiano para concretar sus proyectos, que lo tienen como figura arquetípica durante medio siglo en distintos países de América donde invocaría su calidad de ilustrado y especialista en generalidades en el decir de su autor. El espíritu aventurero y la audacia lo convertirían en un personaje novelesco cuya vida en Buenos Aires, Bolivia, Colombia, Ecuador, Francia, España y otras ciudades europeas lo tendrían como gestor de grandes emprendimientos científicos, económicos, industriales y políticos entre otros no menos asombrosos. El Chaco como protagonista Uno de estos proyectos, fue la conquista del Chaco donde fue comisionado en 1782 con el fin de realizar exploraciones destinadas a confirmar la existencia de una “mina de hierro” cuya existencia se tenía conocimiento desde 1576. La zona de Mesón de Fierro fue su primer objetivo y uno de los argumentos invocados en el futuro para ingresar a la ciencia ilustrada. Su informe geográfico y geológico le permiten arribar a la conclusión que existiría en esos bosques un “Árbol con sus ramas de puro fierro”. Los científicos de la ilustración 197


-acota el autor- descreían de la existencia de los meteoritos, de tal manera que la conjeturas acerca del origen de estos fenómenos eran múltiples y hasta extravagantes. Las descripciones de los hallazgos permanecieron más de dos siglos con estudios científicos parciales hasta avanzado el siglo XX, y permitieron a Cassidy (1980), vinculado a la NASA, completar las investigaciones y declarar al meteorito El Chaco patrimonio de la humanidad por parte de la UNESCO. Nuevas excursiones por América Rubín de Celis realiza diferentes expediciones científicas, entre ellas al cerro del Potosí, una mina de plata considerada fuente de inagotable riqueza. El recorrido y quehacer de los hombres que lo acompañan, observaciones e informes, consignan una variedad de temas conexos de importante valor histórico, geográfico, social e intereses políticos, que la trama de la lectura posibilita acceder en amplio y variado espectro, entre ellos, los métodos de explotación de las minas, las condiciones de trabajo de los indios y los móviles económicos de quienes emprendían estas aventuras. El libro, de interés histórico-científico, hace un recorrido por distintos países americanos y permite conocer entre otros temas, el descubrimiento, para los españoles, de la quina y sus propiedades curativas; los bosques de Colombia y Ecuador como principales productores, el comercio desarrollado en torno de su explotación y las especulaciones de quienes se involucraron en ello. Otros temas agregan interés al trabajo: las descripciones de naturalistas, dibujantes y pintores de la flora, recolectores de herbolarios y otros aportes de los expedicionarios. Este trabajo permite conocer las improvisaciones y desaciertos de proyectos abordados en América por personajes advenedizos y sin escrúpulos que emprendieron trabajos científicos con falsos títulos y disimulados conocimientos. El relato es una reflexión acerca de los sueños y mecanismos de glorificación de hombres que tras la búsqueda de prestigio y beneficio personal, realizaron las más diversas aventuras comprometiendo a pueblos, autoridades virreinales, militares, civiles y religiosas y hasta de quienes respaldaban los estudios.. 198


Leemos en la contratapa “la obra muestra la liviandad del mundo científico de la ilustración europea, con sus proyecciones a la realidad americana, los intereses subyacentes entre los expertos y la facilidad con que se podían obtener reconocimientos en aquellos tiempos de presunta modernidad”. Bibliografía especializada, correspondencia, pinturas, dibujos, antiguos grabados, cartografía, y un apéndice documental del Archivo de Indias con reproducción de discursos y otras acreditaciones, más la compulsa de bibliotecas americanas, europeas y otros centros de estudios, hacen de este libro una rigurosa investigación no exenta por ello de lectura amena e ilustrativa para el profano.

Ángeles de Dios de Martina

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Ramón Gutiérrez, Patricia Méndez, Elisa Radovanovic y otros. El reencuentro entre España y Argentina en 1910. Camino al Bicentenario. Ediciones CEDODAL, Embajada de España en la Argentina y Junta de Andalucía. Buenos Aires, noviembre de 2007. Esta publicación reúne diecinueve trabajos de diversos especialistas, quienes bajo la dirección de Ramón Gutiérrez, proponen, en un amplio espectro temático, mostrar la Argentina del Centenario y las actividades en torno a 1910 en oportunidad de esta celebración. La obra, de interés histórico, testimonia el espíritu de la época y la identidad nacional a un siglo de la Independencia, cuando en esos años, la población inmigratoria era más numerosa que la de los argentinos. Con el título “Miradas a la inmigración española en el Centenario”, Mariana Giordano (CONICET) ilustra acerca de este tema, la presencia hispánica en esos años y la percepción de la misma por parte de la sociedad argentina. La importante actividad de las colectividades en la prensa, las evoca Fernando Luis Martínez Nespral de la Asociación Argentina y Asociación Internacional de Hispanistas. Menciona a Cabello y Mesa, editor, a principios del siglo XIX, de Telégrafo Mercantil ; años mas tarde, en 1908 es fundado El albor de Galicia; la Asociación Española de Socorros Mutuos, crea su propia Revista Española; en 1898, Eustaquio Pellicer funda Caras y Caretas y la dirige José Álvarez - Fray Mocho-. Otros periódicos y revistas de la época constituyen fiel testimonio de iniciativas de inmigrantes progresistas. Rita Molinos co-directora del Programa Bicentenario FADUUBA describe aspectos de la arquitectura gallega en Buenos Aires y diversas manifestaciones de esta colectividad, tales como un Almanaque Gallego ilustrado y pinturas de Juan Carlos Alonso reproducidas en Caras y Caretas. Visitantes ilustres y miradas de intelectuales El clima de los festejos se trasunta con el arribo de ilustres visitantes entre ellos la Infanta Isabel de Borbón como embajadora

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extraordinaria del rey Alfonso XIII, acontecimiento narrado por Guillermo Gasió. La celebración convocó a pintores y dibujantes españoles entre ellos Ignacio Zuloaga y Hermen Anglada Camarasa, y los escultores Agustín Querol, Mariano Benlliure y Miguel Blay, personalidades recordadas por el chaqueño Rodrigo Gutiérrez Viñuales (Universidad de Granada). La llegada a Buenos Aires de consagrados pintores españoles desde la última década del siglo XIX hasta los años treinta constituyó un importante mercado receptivo hacia el arte español. Así lo expone Ana María Fernández García (Universidad de Oviedo) en su nota El mercado de arte español en Buenos Aires señalando, que los actos del Centenario y la representación en la Exposición Internacional del Centenario, favorecieron la compra de bienes suntuarios. Los cambios, económicos y sociales, auspiciaron el coleccionismo incipiente de esos años y la burguesía enriquecida, criolla o inmigrante, adquiría obras destinadas a sus residencias. En 1909 llega el escritor, periodista y político Vicente Blasco Ibáñez quien encararía entre otros proyectos, la publicación de un Álbum del Centenario. Este valenciano publico el libro con una tónica diferente a la costumbre de la época: sus propias fotografías registradas junto a pobladores, o posando sólo ante paisajes selváticos o pampéanos. Su éxito fue importante a juzgar por una segunda edición publicado por la Editorial Prometeo. Estas historias de los álbumes que representan a la Argentina de la primera década del siglo XX, fueron documentadas por Graciela Maria Viñuales. (CONICETCEDODAL). Vicente Blasco Ibáñez, como se dijera, llevó a cabo importantes emprendimientos en Argentina, entre otros, la fundación de las colonias Nueva Valencia en la provincia de Corrientes y Cervantes en Río Negro. Una extensa nota acerca de estos proyectos fue desarrollada por la arquitecta Patricia Méndez. La visita de este singular escritor, fue pródiga en iniciativas. Recorrió los barrios de Buenos Aires y emprendió una gira por diversas ciudades y provincias entre ellas La Plata; Resistencia; Corrientes, 202


Santa Fe, Entre Ríos, Neuquen y Río Negro. Su periplo lo llevó al Paraguay, Bolivia y Chile lugares donde entrevistó a gobernantes y empresarios y visitó comunidades aborígenes y colonos. Esta polifacética personalidad fue abordada en ilustrativa nota por Elisa Radovanovic. (CONICET -CEDODAL) Otro texto alude a intelectuales españoles que escribieron en torno a América y Argentina; entre ellos Miguel de Unamuno; Valle Inclán; José María Salaverría, Santiago Rusiñol; José López Jiménez y Gómez Carrillo, reseña realizada por Maria Luisa Bellido (Universidad de Granada). Por su parte, Graciela Maria Viñuales, recuerda en acotadas biografías a hispanistas argentinos y sus escritos como Enrique Rodríguez Larreta con La gloria de Don Ramiro (1908); el tucumano Ricardo Rojas autor de Restauración Nacionalista (1909) y Eurindia (1924), y Manuel Gálvez, entrerriano, de destacada producción literaria. Años más tarde (1916) arribarían viajeros interesados en la joven nación: el profesor de filosofía José Ortega y Gasset y su padre, Ortega y Munilla periodista de “El Imparcial. Estas visitas son recordadas por Inés Viñuales de la Fundación Ortega y Gasset de Buenos Aires. Pabellones conmemorativos, Casas de indianos y otras manifestaciones arquitectónicas. En amplio espectro de dos notas, Ramón Gutiérrez, describe el Pabellón Español en la Exposición del Centenario como escenario paradigmático de las manifestaciones de la arquitectura utilizado en distintos países en las exposiciones universales. El Pabellón de España para Buenos Aires fue dispuesto por el gobierno nacional y la participación de comerciantes. La segunda de ellas, alude a las Casas de los Indianos manifestaciones edilicias en sus pueblos natales de inmigrantes regresados con fortunas consolidas en América, como viviendas particulares, monumentos, escuelas u hospitales demostrativas del trabajo y la bonanza de su experiencia emigratoria. Aspectos del imaginario hispanista, fueron desarrollados por Patricia 203


Méndez quien describe los monumentos de esos años en Buenos Aires y en diversas ciudades argentinas, exponentes de ése ideario español, con fachadas andaluzas, neoárabes o castillos moriscos. La Bibliografía preparada por Patricia Méndez y Elisa Radovanovic, cataloga la diversidad de temas del Centenario Esta publicación, de gran calidad editorial, reproduce en la tapa una postal alegórica de la conmemoración de 1910. Completan la obra fotografías; retratos; óleos; portadas de libros y revistas; caricaturas y cartas entre otros aportes de particular y atractivo valor gráfico. Finaliza la obra con la tarjeta de salutación firmada por Alfonso XIII, en Sevilla (1908), con el mensaje:” Los que lejos de su patria trabajan por ella, honran la memoria de sus padres y labran el porvenir de sus hijos”. Ángeles de Dios de Martina

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María Cristina de Pompert de Valenzuela. Historia de la educación primaria en el Chaco. (1872 – 1978). Prólogo de Victoria Mabel Romero. Edición Librería de La Paz. Resistencia, 2006, 132 páginas. En el año 2006, la doctora María Cristina de Pompert de Valenzuela publicó un valioso libro “Historia de la Educación Primaria en el Chaco. 1872 – 1978”, que en forma amena relata el acontecer educativo de nuestra provincia desde el periodo territorial. Divide el tratamiento del tema en tres periodos: el primero, 1872 -1920; el segundo 1920 – 1951 y el tercero 1951 – 1978. Con una prosa cuidada y de agradable lectura, expone un enjundioso trabajo de investigación que abrevó en fuentes locales y nacionales, desgranando con galanura la evolución de la problemática educativa desde los difíciles tiempos iniciales de la ocupación del territorio, hasta la segunda mitad del siglo XX. Las luchas y dificultades por encarar la educación en lugares inhóspitos, las deficiencias edilicias y la medianía profesional de los docentes en los primeros años del territorio; la importancia e influencia de la Escuela Normal Sarmiento después de su creación, en la formación de docentes; las escuela aborígenes; las de adultos; las particulares y las bibliotecas escolares, se tratan con detalles interesantes y notables de una evolución que siguió los avatares de la política nacional en materia. El florecimiento de la educación, como consecuencia de la capacitación docente, destaca la doctora con especial cuidado: “La evaluación del nivel de preparación del magisterio chaqueño se evidencia en toda la documentación oficial consultada. Un informe de la inspección técnica correspondiente a 1920 señala: “Hay que confesar con intima satisfacción que de la gran cantidad de educadores primarios, la gran mayoría forma parte de esa legión de maestros veraces, competentes, dignos, que dirigen con aciertos sus grados y escuela, que proceden con tino y buen criterio profesional y ponen en el cumplimiento de su misión, toda su inteligencia, interés y buena voluntad.” 205


Este libro, que abarca desde el jardín de infantes hasta la escolaridad primaria, la trayectoria de una actividad fundamental en el desarrollo de la región, debe ser leído, fundamentalmente, por los docentes, a fin de apreciar con criterios más equitativos el valor de lo realizado por sus predecesores y la dimensión histórica, de una tarea que en la actualidad no tiene las dificultades arrostradas por los pioneros y que sin embargo dotó a la provincia de un capital humano que le dio su pujanza, y que hoy no reviste los destacados caracteres de otrora. Ambientes inhóspitos, deficiencias edilicias, soledad y carencias de todo tipo, eran los compañeros de los docentes antiguos que se aventuraban en el interior del territorio y sin embargo, los resultados educativos y produjeron frutos que hoy se revelan como mejores y que fueron dimensionados en su justa medida por los inspectores escolares, que admiraban la vocación de los maestros chaqueños. Con detalles y documentación nos lo cuenta la doctora Valenzuela, completando con gráficos y fotografías una historia de la educación en el Chaco de elevado nivel hermenéutico. Por todo ello saludamos la edición de este libro y consideramos su lectura un grato recorrido por un pasado educativo, con altibajos, pero rico en valores humanos. Alba Nidia Dellamea de Prieto

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María Cristina de Pompert de Valenzuela. San Martín y la Patria durante el Ostracismo. Ediciones del Autor, 32 páginas.

El General San Martín ha concitado el interés de numerosos historiadores argentinos, debido a su trascendente aporte a la independencia nacional y a su personalidad, que reunía en un hombre singular, las virtudes esenciales y necesarias, para configurar a un protagonista destacado y paradigmático de la historia Sudamericana. La Dra. María Cristina de Pompert de Valenzuela en una erudita investigación, aborda en su libro “ San Martín y la Patria durante el Ostracismo”, aparecido este año, la biografía del bien llamado padre de la patria , en un período poco difundido de su vida, como lo son los años que transcurre exiliado en Europa. Aclara en la introducción los motivos que inspiraron su trabajo, resumiendo en la siguiente cita el meollo de su decisión: “En muchos aspectos, el prócer sigue siendo protagonista, aunque no presencial de los acontecimientos que ocurren en el país” En cuatro didácticos capítulos relata la vida de San Martín en años posteriores a su gesta americana, donde la distancia no era excusa para no ocuparse de los destinos de la patria. Su regreso en 1829, sus cavilaciones antes de intentar el desembarco, y los motivos que lo llevaron a su alejamiento definitivo, así como los pasajes más destacados de estos años, son relatados con citas enjundiosas y comentarios claros y acertados. Nada de lo acontecido en este período desmerece la calidad humana demostrada en América, la pluma de la Dra. Valenzuela rescata claramente la estatura moral de un hombre, que en el exilio, supo servir a la patria con el mismo compromiso de su etapa guerrera, haciendo de el silencio oportuno y la modestia, características de una vida consagrada a la familia, pero que no olvida sus ideales y que sufre por la anarquía y los pesares de una tierra, que no condice su presente con los sueños de sus Patricios.

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En una agradable lectura, el lector interesado hallara páginas llenas de testimonio y relato de una vida ejemplar, que la Académica rescata con precisión y excelente hermenéutica. Alba Nidia Dellamea de Prieto

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Marcos Altamirano. La colonización de Resistencia, con un informe inédito del primer Convenio de Administración de la Colonia Resistencia. Moglia, 2007 153 páginas. Un nuevo aporte del Profesor Altamirano a la historiografía regional El profesor Marcos Altamirano ha editado una nueva obra sobre historia regional: “La Colonización de Resistencia, con un informe inédito del primer Comisario de Administración de la colonia”. Es un interesante libro sobre una etapa poco tratada de nuestro pasado, como lo es, el periodo anterior a la colonización friulana. Una sociedad obrajera e indígena desarrollan sus actividades en el paraje San Fernando con una activa vida comercial, que tuvo un tratamiento tangencial por parte de muchos historiadores locales y el profesor Altamirano en forma documentada se refiere en forma detallada y exhaustiva a un periodo rico y pleno de acontecimientos interesantes. En la segunda parte del libro presenta un informe, hasta el presente inédito, sobre la vida de los colonos friulanos y las relaciones muchas veces conflictivas del Comisario de Administración con los obrajeros. Este informe de sumo valor para comprender y conocer mejor la vida de la colonia Resistencia y las adversidades que debieron enfrentar los inmigrantes, así como las rudas y primitivas condiciones ambientales en que se desenvolvían obrajeros y criollos en una etapa histórica epopéyica . Es la obra del profesor Altamirano un excelente aporte historiográfico, que será sin duda trabajo de consulta y referencia. Saludamos esta edición por su importancia y valor testimonial.

Alba Nidia Dellamea de Prieto

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Revista de la Junta de Historia del Chaco Normas de Publicación 1. 2.

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Se aceptan trabajos en formato de artículos, ensayos o reseñas de carácter original. En ningún caso los trabajos deberán superar las quince páginas tamaño A4 a un espacio y medio, con letra tipo Times New Roman 12 incluyendo, en esa cantidad de páginas, notas, cuadros, imágenes y bibliografía. Además deben ir acompañados de un resumen de no más de 150 palabras. Para el caso de las reseñas, éstas no deben superar las cinco páginas. Se deberán presentar dos (2) copias en papel y una en disquete (o CD) en programa Word 95 o 98 de Windows. Los autores deberán enviar en un pie de página sus datos personales y profesionales: nombre de la institución, función que desempeña, teléfono, dirección y e-mail. Las citas y notas deberán ir a pie de página, nunca al final ni dentro del cuerpo del texto. Las citas y notas bibliográficas deberán ubicarse de la siguiente manera: 1) nombre y apellido del autor; 2) título de la obra en cursiva (en caso de citarse artículo, éste irá entrecomillado y en cursiva se consignará la publicación en la que fue incluido); 3) lugar de edición; 4) editorial; 5) fecha; 6) páginas. Ejemplos:

Ernesto Maeder y Ramón Gutiérrez. Atlas del desarrollo urbano del Nordeste Argentino, Resistencia, Instituto de Investigaciones Geohistóricas-CONICET UNNE, 2003. Daniel Santamaría. “Paz y asistencialismo vs. Guerra y esclavitud. La política del gobernador Jerónimo de Matorras en el Chaco Centro-Occidental (1769-1775)”, en Folia Histórica del Nordeste N°14, Resistencia, IIGHI, CONICET-IH, UNNE, 1999, pp. 7-21. 7. 8.

Los trabajos recepcionados serán remitidos a miembros del Comité de Referato. En caso de que el Comité Editorial no de respuesta a los autores pasados dos meses de haber entregado el artículo, estos gozan del derecho de retirar el mismo previa comunicación a los editores para ser presentados a otra publicación.

Los trabajos (artículos o reseñas) deberán ser remitidos a la siguiente dirección postal:

Comité Editorial Revista de la Junta de Historia del Chaco Pellegrini 221 (3500) Resistencia – Chaco- ARGENTINA e-mail: juntahistoriachaco@yahoo.com.ar 211


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