La vida requiere la donación y ese es el gran mensaje de la Familia Marista. En cada una de las ramas del gran árbol que floreció y se multiplicó, hay una savia que viene del Espíritu Santo, una esencia, un proyecto común de Padres, Hermanos, Hermanas y Laicos. De alguna manera, este mensaje llegó a ustedes, jóvenes de todo el mundo.