Voces del fuego Mensaje de la II Asamblea Internacional de la Misión Marista Nairobi 2014, 16-27 de Septiembre
Preambulo
Hace unos 150.000 años, por obra de Dios Padre, en esta tierra africana surgió el primer ser humano que, en el transcurrir de la historia, fue creciendo y multiplicándose, se puso en movimiento y salió hacia nuevas tierras. Atravesó valles, desiertos, montañas y océanos. Se fue gestando una humanidad diversa y se poblaron todas las regiones del planeta.
150.000 años después, el Espíritu Creador dispuso que algunos de ellos volvieran a la tierra africana, para iniciar un nuevo comienzo. Este Espíritu nos convocó, como Maristas de Champagnat, para celebrar la II Asamblea Internacional de la Misión Marista en Nairobi, Kenia. Hizo que nos encontráramos en la diversidad de nuestras vocaciones (laicas, laicos, hermanas y hermanos), de nuestras lenguas, nacionalidades y culturas, de nuestras historias y edades. En esta tierra africana hemos podido contemplar con gozo y esperanza la juventud y vitalidad de quienes encarnan el carisma marista. Nos estimulan y alientan sus deseos de responder de manera significativa a los desafíos expresados en los rostros de los niños y las niñas de este hermoso y acogedor continente. Especialmente significativo ha sido el poder celebrar esta Asamblea en el continente africano que, golpeado duramente en esta época de crisis, nos provoca a resituar el centro desde donde enfocamos nuestra vida y misión. Hemos reconocido la centralidad de Jesucristo en nuestras vidas y nos hemos sentido enviados por Él a ser evangelizadores y misioneros. Hemos acogido la invitación de María: “haced todo lo que Él os diga” (Jn 2, 5). De la mano de María, hemos escuchado en nuestro corazón la
invitación a seguir respondiendo a las llamadas de Dios como ella hizo, y a gritar con fuerza la profecía de su Magníficat. Como ella, queremos vivir una actitud de disponibilidad total ante las nuevas situaciones que emergen en nuestro mundo en transformación continua. Como en un nuevo Pentecostés, el Espíritu ha hecho arder su fuego en nuestros corazones y nos ha impulsado a soñar nuevos horizontes para una mayor vitalidad del carisma marista. Nos ha hecho vibrar al ritmo de los tambores y nos ha puesto en camino hacia los nuevos Montagne de nuestro tiempo. En un contexto de cambio de época y de paradigmas, hemos sentido con fuerza la necesidad de cambiar de perspectiva, de mirar a través de los ojos de los niños pobres y de aprender a hacerlo con la mirada de ternura y de misericordia de Dios. Y ha suscitado también entre nosotros un profundo espíritu de comunión que vemos reflejado en dos proverbios africanos: “Si quieres ir rápido, camina solo; si quieres llegar lejos, ve acompañado” y “Yo soy porque nosotros somos” (UBUNTU). Este espíritu de comunión ha contagiado a todo el mundo marista, y lo hemos experimentado a través de la cercanía, las comunicaciones y la oración de tantas personas que han caminado con