IDIOMAS, ESCUELAS Y RADIOS EN BOLIVIA Por: Xavier Albo
C. I. P. C. A. Centro de Investigación y Promoción del Campesinado
Una educación genuinamente rural implica, al menos a corto plazo, un cambio de actitud frente a los idiomas nativos. Como punto de partida, en los primeros contactos con el educando, es preciso implantar la educación bilingüe, como se está empezando a hacer ya en el Perú. Sólo así puede haber garantía de que los mensajes llegan realmente a transmitirse con eficacia. Además el idioma nativo debe ser una meta, al menos al nivel de escritura y manejo expeditivo y creativo para que el hombre quechua y aymara logre realmente comunicar lo qué es y siente a propios y extraños. Dadas las altas proporciones de población con idioma uniforme no-castellano, es sociológicamente muy difícil que esto se logre con sólo el castellano. En Bolivia —como en el resto de América Latina-— tanto las emisoras de radio como los patrocinadores pertenecen básicamente al núcleo hispano-criollo urbano y, 92
tanto, el tipo de mensajes y valores difundidos parten de este núcleo hacia la periferia campesina y autóctona. Ante todo se rinde tributo a una sociedad y cultura urbanas, ajena a lo nativo y abocada a la sociedad de consumo. Pero ¿ebido a una serte de circunstancias, en Bolivia —quizás tilas que otros países latinoamericanos incluso de la zona Andina— está surgiendo una innovación significativa. Se trata de la parcial apertura de las radiodifusoras al campo y a la periferia urbana popular, introduciendo espacios en quechua y aymara, muchas veces en manos de los propios quechuas y aymarás. En Bolivia las radios son empresas pequeñas; solamente hay 10 emisoras con potencia superior a 1 kw. y/o con onda corta, capaces de cubrir algo más que la zona local. De ellas la mayoría tiene serios problemas financieros y sólo 304 cubren relativamente bien todo el territorio nacional. Por otra parte hay un sinfín de pequeñas emisoras en las ciudades y en los pueblos principales. La Paz y Cochabamba, la primera con 600.000 habitantes y la segunda con menos de 200.000 habitantes, poseen 20 y 11 emisoras respectivamente. Las radiodifusoras de mayor potencia transmiten de 1 a 4 horas diarias en aymara y/o quechua, principalmente en la madrugada y alguna también en la tarde. El resto del día usan el castellano. En cuanto al número de receptores, la estimación oficial es de unos 142 receptores por mil habitantes. En las ciudades y en los pueblos más céntricos casi todas las familias tienen uno o más aparatos de radio. Los programas de radio en quechua y aymara cumplen varias funciones: la principal función pretendida por los diseñadores, ejecutores o patrocinadores de los programas nativos es la incorporación de las mayorías marginadas dentro de los esquemas de los grupos dominantes. Ello tiene diversas dimensiones; pero para fines de análisis Pueden agruparse en dos bloques principales: a) incorporación del campesino en la sociedad de consumo, y b) educación del campesino. Otros programas nativos de corte popular desempeñan ciertas funciones importantes en— 93