Diario Chávez Vive (1007) 16 10 2016

E

Octubre

16 Domingo

Diario editado por la Embajada de la República Bolivariana de Venezuela en Nicaragua / Edición 1007 Año 4 / chavezvive@embajadadevenezuela.org.ni / @ChavezViveNews / Teléfono: +505-22760266

l doctor Fernando Buen Abad Domínguez analizó el actual contexto geopolítico venezolano en el campo comunicacional.

Habló de manera directa y precisa: la Revolución no admite habladurías de “sabios”, pero tampoco se construye con saliva, dijo.

Urge una revolución comunicacional… hay fuerzas que la reclaman, hay recursos para emprenderla, hay temas para nutrirla y hay futuro para desarrollarla. Falta la dirección que

deberá salir de las bases, no de las cúpulas, explicó.

Buen Abad respondió preguntas a cinco expertos venezolanos, de distintas especialidades.

Javier Arrúe (JA), Embajador; Israel Colina (IC), cantautor; Yolanda Delgado (YD), cantautora; Rafael Ortega Rondón (ROR), psicólogo clínico; y Javier Parra, sociólogo, conversaron con el experto mexicano. Aquí dejamos, íntegramente, la conversación.

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ENTREVISTA

-(YD): Sabemos que la cultura no puede decretarse.

Y la revolución comunicacional debe comenzar por la construcción de valores antihegemónicos. Ya tendríamos que haber avanzado, pero seguimos en nuestros discursos mediáticos, concediendo, reproduciendo y dejando reproducir la barbarie consumista. ¿cómo sortear estas trampas y salir de la máquina vaciadora de cualquier ánimo de transformación radical? Allí está la pantalla de Tves!!!, por ejemplo.

- No hemos sido capaces de desarrollar una corriente metodológica crítica y poderosa que vertebre el trabajo cotidiano en todo frente obligado a generar contenidos científicamente. Nuestra independencia política no se ha convertido en independencia metodológica y seguimos reproduciendo (incluso sin percatarnos) la ideología dominante que nos han infiltrado, tanto en la investigación, como en la exposición. Eso se expresa claramente en la manera de elegir, abordar y exponer nuestros proyectos semánticos. Caemos en todas las tentaciones de la “apariencia”, y solemos banalizar la “sustancia”. Domina la forma sobre el contenido, incluso, en las cabezas de los más “progres”. Sin ignorar las excepciones. Todavía no es paradigma de nuestra comunicación, la teoría científica de la lucha de clases, ni su riqueza como método de conocimiento y enunciación. Todavía no asumimos como respuesta inmediata al ¿Qué hacer? Identificar las luchas del pueblo trabajador, y sus estrategias narrativas, para subordinar nuestro rol comunicante al objetivo supremo que es la victoria permanente de los pueblos. Domina la comunicación “representativa”, sobre la comunicación “participativa”. Hay muchos nubarrones ideológicos, estéticos y semióticos inoculados -en nuestras cabezas y co-

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razones- por la ideología dominante y ese galimatías aun no logramos resolverlo. ¿Cómo se sortea esto? Entre mil maneras, con escuelas de cuadros especializadas en Información y Comunicación emancipadoras.

- (JA): En el mundo de hoy, globalizado y permeado por la información, en tiempo real, a través de los medios alternativos no convencionales, surge una pregunta angustiante: ¿qué podemos hacer para frenar las atrocidades que cometen los poderes imperiales, si sabemos cuándo pasan, dónde pasan y por qué pasan, y seguimos tan impotentes como cuando las guerras y violaciones masivas a los derechos humanos permanecían ignoradas por las izquierdas del mundo?

- No será la comunicación por sí sola la que resuelva el infierno del capitalismo, no obstante, podemos y debemos ayudarnos a no repetir el modelo (forma-contenido) comunicacional de ellos. Podemos crear frentes de acción común, para entrenarnos en la lucha emancipadora, podemos invertir recursos en formación científica seria y podemos desarrollar laboratorios situacionales, para dar respuesta rápida a las urgencias, sin descuidar los plazos largos. Podemos no ser petulantes ni condescendientes, podemos modificar nuestros patrones de interpretación, sobre lo que la comunicación es, y podemos desarrollar organizaciones de trabajo comunicacional, desde las bases, para liberarlas de todo peligro corporativo, sectario o burocrático. Y trabajar mucho en la claridad de las ideas y en la calidad enunciativa. Eso ayudaría mucho.

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ENTREVISTA

- (IC): ¿Por qué cuesta tanto convencer a los Gobiernos de izquierda o progresistas, la necesidad de trazar Políticas de Estado contundentes para luchar y vencer en el plano simbólico al monstruo cultural del Capitalismo?

- También los gobiernos progresistas se han desarrollado en el caldo de cultivo ideológico burgués y aunque lo combatan no dejan de reproducirse algunas taras heredadas del capitalismo. No hay suficiente auto-crítica y tampoco hay diseño de políticas comunicacionales modelo, que trabajen sobre el corto, mediano y largo plazo porque, entre mil razones, hay muy poca gente formada para esas tareas y se les asigna muy poco poder y recursos para desplegar modelos revolucionarios. Todavía no es lo mismo la comunicación popular revolucionaria y emancipadora que la comunicación de los líderes gobernantes. Deberían ser lo mismo y lo serán, sólo, si se logra demoler los diques que separan un universo del otro. Todavía hay líderes que, en materia de comunicación, creen que es más importante su imagen, que las luchas de los pueblos y que la organización de fuerzas revolucionarias renovadas y renovadoras. Algunos le temen al aparato monopólico de los medios. Algunos no tienen formación básica en materia de comunicación, algunos creen que el uso y la costumbre resuelve todo. Todavía hay líderes que no comprenden el clamor mundial de los pueblos por hacer escuchar su voz sin intermediarios. Todavía no se comprende el grado del atraso que en materia tecnológica, jurídica, presupuestaria, educativa y semántica reina en el campo de la comunicación y todavía no hay un plan estratégico de Estado dispuesto a superar semejantes limitaciones. Todavía, por

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ejemplo, le debemos a Hugo Chávez, el Sistema de Medios Públicos que pidió en su exposición crítica del “Golpe de Timón”.

- (IC): ¿Pudiéramos fracasar como esperanza mundial de liberación de los pueblos, si no reflexionamos y concebimos el hecho comunicacional más allá de la publicación de cifras y logros de una gestión?

- En realidad ya fracasamos una y mil veces. Pero fracasar no es sinónimo de claudicar. Desde 1980, el Informe MacBride ya demostraba el fracaso de las democracias que dejaron incubar en su seno el monstruo mediático que hoy las carcome desde sus entrañas. Ese informe alertaba sobre el peligro que constituye, para la humanidad, el desarrollo vertiginoso de monopolios mediáticos, y recomienda la asunción de cientos de recomendaciones que han sido ignoradas, en el mejor de los casos, y, en peor, han sido perseguidas y aniquiladas. La gracias no está en darnos cuenta del fracaso, sino en la necesidad de corregir, y rápido. El espectro de la comunicación emancipadora tiene frentes muy amplios que abarcan la totalidad de los intereses humanos en sociedad: el amor, la sexualidad, la aceptación, el conocimiento de la realidad, los vocabularios para enunciarla, el arte, el humor, las pasiones… en cada uno de esos campos es necesaria la producción multi-Inter y transdiciplinaria de expresiones convertidas en TV, Cine, radio, discos, revistas, libros, internet… sin paternalismos petulantes, sin ser aburridos y “discursivos”, sin moralinas burocráticas, sin didacticismos ególatras… toda una gama aun inexplorada para la cual no parecemos estar preparados en lo inmediato, ni en el largo plazo. Válganse las excepciones aisladas.

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ENTREVISTA

- (JP): Ante el avance de la reacción en América Latina ¿cuáles cambios sugiere en el ámbito comunicacional?

- Hay que crear una fuerza comunicacional específica, para la coyuntura, con un plan internacionalista basado en garantizar la paz, la defensa del planeta y el respeto absoluto por los Derechos Humanos. Hay que desplegar mecanismos multiplicadores, desde las bases, ordenando un Congreso Mundial de la Comunicación por la Paz; creando un Organismo Multiestatal para la Información, la Comunicación y la Cultura, cuyo objetivo sea la formación de un programa internacionalista de comunicación y un plan de formación de cuadros; Crear una Cumbre de los Pueblos para la Comunicación Emancipadora y una Cumbre de Presidentes del Alba para la Comunicación, la Paz y los Derechos Humanos. Desarrollar una corriente Internacional de pensamiento crítico frente y al aparato semiótico de las burguesías y crear un plan editorial para la crítica científica de productos ideológicos concretos como series de TV, publicidad, cine, revistas, páginas web…

Me permito repetirme. Llamar a un Referéndum Continental sobre el papel de las oligarquías y sus medios, discutir leyes pertinentes para garantizar que, nunca más, una actividad social estratégica y prioritaria como es la comunicación, quede en manos de capitales privados manipulados transnacionalmente. No repetir las fórmulas y los modelos burgueses, aprovechar lo mejor existente e impulsarnos desde ahí, en cantidad y calidad. Capacitarnos permanentemente, democratizar el discurso y cambiar la estética. Multiplicar los medios, formar comunicadores mejor habilitados para una praxis técnicamente, poética-

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mente superior y más compleja. Consolidemos un Frente Internacionalista para la Comunicación Emancipadora que cambie las relaciones de producción en comunicación. La derecha avanza, no seamos espectadores.

-(JA): La comunicación masiva, programada por los intereses fácticos a nivel mundial, maneja lineamientos que se repiten y reproducen en todas partes y en todas direcciones, sin necesidad de ponerse de acuerdo, porque los unen intereses y principios fundamentales del capitalismo neoliberal. ¿Cómo podemos cohesionar las noticias y directrices de miles de emisoras y cadenas alternativas, populares y revolucionarias, para hacer un frente común y frenar y vencer ese muro mediático que nos cerca y acosa en todos los frentes?

- El punto de cohesión semántica son las luchas sociales y sus líderes. Es la columna vertebral de las tareas que debemos desarrollar, si somos capaces de estar a la altura de esas luchas y no llegamos a ellas con soberbias y por potencia de periodista burgués. La cohesión en el contenido no implica cohesión en las formas y cohesión no es sinónimo de uniformidad. La riqueza de las luchas suele no reflejarse en la riqueza del relato. Es una dialéctica fracturada por mil mecanismos y por la falta de formación profesional específicamente en el campo metodológico.

Hay que saber poner la cámara y el micrófono en el lugar correcto y hay que saber contar la historia, sin sepultar a los protagonistas bajo el ego del que informa, o bajo los logotipos del que auspicia la información.

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-(JA): Esta pregunta es para no dispersar las miles y miles de ideas y opiniones que surgen de la izquierda, pero se diluyen ante las matrices monolíticas de la derecha. Así como Fidel le dijo a Chávez, que no era posible que en Venezuela hubiera 4 millones de escuálidos burgueses, ¿cómo tener una política comunicacional popular y alternativa, que ayude a desentrañar los intereses ocultos que mueven las fuerzas neocoloniales e imperiales, y así ayudar a los que, ingenuamente, creen que los gringos y sus aliados buscan el bien y la justicia, y que piensan que con ellos vendrá la paz y la prosperidad?

- Hay que tener un plan semiótico estratégico para esa especificidad. Eso se logra dando voz al pueblo norteamericano consciente de la tragedia que vive secuestrado por los magnates de la guerra. Nada mejor que un pueblo contando, a sus hermanos, cómo lucha, por qué y para qué. Pero hay que diseñar semejante tarea con el método correcto y con los protagonistas correctos. La solidaridad de los pueblos es una fuerza inmensa que dialoga con sus propios términos y es un caudal revolucionario que necesita márgenes muy sólidos de confianza. Eso no se logra milagrosamente y debe ser un plan de corto, mediano y largo plazo peno de creatividad a toda prueba.

- (ROR): En Venezuela, gracias a la Revolución, proliferan y siguen proliferando una gama casi interminable de medios de comunicación impresos y audiovisuales, lo cual ha significado un avance significativo en materia comunicacional. Ahora bien, ¿Cree usted

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que el Estado nacional posee un verdadero sistema articulador de la política comunicacional de la Revolución que no solamente llegue a las más amplias mayorías, sino que logre articular acciones para que esa política comunicacional cause impacto colectivo y ayude a generar conciencia colectiva para defender y hacer la Revolución?

- Antes, hay que sacar cuentas correctas. Antes, hay que saldar un debate y una serie de explicaciones sobre TVES, sobre VIVE, sobre VTV… sobre cada una de las herramientas que ya existen, y sobre las que se han tomado decisiones que no las han convertido en el referente revolucionario que Venezuela necesita. Eso incluye a la Radio Nacional y a todos los medios impresos, editoriales e instituciones relacionadas directa e indirectamente como CONATEL y como CANTV. En cada caso hay mil razones -unas más válidas que otras-, para justificar su lentitud, sus tropiezos y sus retrocesos. Pero, hoy por hoy, no son la vanguardia comunicacional que fueron o que aspiraron a ser en otro momento y en no pocos casos han sido vehículo repetidor del discurso dominante, no sólo en los programas enlatados que trasmiten, sino también en los formatos narrativos a que recurren en casa.

Defender la Revolución exige no engañarnos, exige crítica y auto-critica con lealtad a toda prueba y con información minuciosa sobre el porqué de cada problema. La Revolución no admite habladurías de “sabios”, pero tampoco se construye con saliva.

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- (ChV): En el ámbito de la seguridad regional, ¿cree que nuestros sistemas de defensa, militarmente hablando, están preparados para estas nuevas operaciones belicistas? Pensamos que en Venezuela existe una peligrosa subestimación en ese aspecto. Es decir, que estamos preparados para proteger el territorio en una guerra convencional, pero no ante las agresiones de baja intensidad en el contexto de la guerra de cuarta generación.

- Aquí me permito repetirme. Guardadas todas las proporciones, tuvimos condiciones y oportunidades concretas para generar una Revolución Comunicacional sin precedentes. Tuvimos una insurgencia semiótica parida por los pueblos, su Historia y sus luchas. Tuvimos “viento a favor” en la lucha de clases. Tuvimos líderes probados en la lucha. Tuvimos herramientas para consolidar la organización. Tuvimos en las manos un programa de acción y sus derivados incluso tuvimos el “Informe MacBride”. Tuvimos millones de voluntades dispuestas a sumarse.

Tuvimos leyes, legisladores y jurisprudencias. Tuvimos la conciencia y el consenso de los pueblos. Tuvimos la prerrogativa de la crítica y de la auto-crítica. Tuvimos los medios y los modos. Tuvimos y aún tene-

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mos mucho. ¿Qué faltó? ¿Qué falló?

No tenemos el Sistema de Medios Públicos que Chávez pidió una y otra vez. Cunden las mentiras burguesas y transitan los territorios extraños y propios. Manipulan la Guerra Económica y la Guerra Mediática a su antojo. Siembran matrices a diestra y siniestra. En fin, a pesar de la fuerza inmensa y la resistencia del pueblo venezolano, hoy no es dueño pleno y soberano de su riqueza comunicacional, ni logra decirle al mundo qué sueña, qué anhela cada revolucionario que quiere un mundo mejor para todos.

No hemos conquistado la Revolución Comunicacional que necesitamos con urgencia. Padecemos una crisis de dirección revolucionaria en esta materia también y no logramos competir ni combatir la ubicuidad ni la velocidad con que el enemigo opera mediáticamente –también- en nuestras propias narices y casas. Nada de eso niega lo mucho que se ha logrado, sólo nos deja ver que ha sido insuficiente y a-sistemático.

Urge la Revolución de la Comunicación… hay fuerzas que la reclaman, hay recursos para emprenderla, hay temas para nutrirla y hay futuro para desarrollarla. Falta la dirección que deberá salir de las bases no de las cúpulas.

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¿Estamos ganando o perdiendo la guerra en Venezuela?

- No hay duda de que el pueblo revolucionario de Venezuela está ganando. No obstante, podría ganar en mejores condiciones. Lo viejo no termina de morir y lo nuevo está tardano un poco más. Nadie ignora que Venezuela enfrenta la peor arremetida de toda su historia y en todos los frentes posibles. Ignorar eso nos coloca fuera de todo debate. Pero no basta con ganar la Guerra hay que construir el socialismo y eso implica una gran Revolución de la conciencia, de los sentimientos, de las convicciones y de las tradiciones. No luchamos sólo para derrotar al enemigo de clase, luchamos para “tomar el cielo por asalto”. Es mucho más que sólo ganar.

Créditos

Entrevistadores • Javier Arrúe (JA), Embajador de la República Bolivariana de Venezuela en Nicaragua.

• Javier Parra (JP), sociólogo y comunicador social.

• Israel Colina (IC), cantautor y comunicador social • Yolanda Delgado (YD), cantautora, comunicadora, profesora universitaria • Rafael Ortega Rondón (ROR), psicólogo clínico, MsC en Educación Superior, bloguero de mensajedirecto.com.ve • ChV: COnsejo Editorial Chávez Vive.

Diseño y montaje: Juan Carlos Flores/ Chávez Vive