7 minute read
Puntadas que mantienen una cultura viva
El bordado viene mejorando la vida de muchas mujeres de la etnia qiang
Por LI XIAOYANG
Advertisement
CON cada puntada de aguja que Chen Yunzhen realiza delicadamente, las imá genes en su mente cobran forma sobre un trozo de tela en un amplio espectro de colores. Como por arte de magia, la tela lisa de dos metros de largo se transforma en un hermoso lienzo, adornado con patrones de azalea y granada. Chen, de más de cincuenta años y quien ha estado trabajando en esta obra de arte durante meses, vive en el distrito au tónomo de la etnia qiang de Beichuan, en la provincia de Sichuan, y es una experta en bordado del grupo étnico qiang.
Chen, quien se unió al Partido Comunista de China (PCCh) en el año 2000, se ha propuesto impulsar esta técnica, la cual ha sido reconocida como patri monio cultural intangible a nivel local y nacional. Gracias al reconocimiento de sus esfuerzos, fue elegida como delegada para representar a Sichuan en el XX Congreso Nacional del PCCh, que se llevó a cabo en Beijing del 16 al 22 de octubre. Además, llevó su última obra hasta la capital para poder exhibirla. “Para los chinos, las azaleas y las granadas son símbolos auspiciosos, que sugieren prosperidad y unidad étnica respectivamente”, explica Chen al semanario Beijing Review.
El bordado qiang cuenta con una larga y rica historia, que se remonta a la dinastía Han (202 a. C.-220 d. C.), cuando se adoptó en prendas de vestir. Hace uso de muchos tipos de puntadas, incluidas las cruzadas, planas y de cadena, y el bordado densamente cosido protege la ropa del desgaste. Los qiang adoran la naturaleza y creen que todas las cosas tienen un alma, por lo que es común el uso de plantas y anima les como motivos decorativos en la vestimenta. En 2008, el bordado qiang fue reconocido como patrimonio cultural inmaterial a nivel nacional.
Este arte suele ser practicado por mujeres. Según Chen, la producción de un par de zapatos bordados puede tardar hasta 10 días, lo que convierte la práctica tanto en una prueba de habili dad como de paciencia.
Con el fin de preservar y revitalizar el bordado qiang, Chen ha trabajado intensamente y se ha esforzado por compartir la técnica con otras perso nas de su área local.
Revivir las habilidades
De niña, Chen veía a menudo a su madre y abuela bordar ropa. Ambas comenzaron a enseñarle la técnica cuando Chen tenía apenas nueve años.
Junto con el desarrollo del turismo a nivel local, Chen descubrió que mu chos visitantes estaban interesados en productos bordados de estilo qiang. De esta forma, decidió impulsar el bor dado de Beichuan para atraer a más turistas, con lo que muchas mujeres locales comenzaron a ganarse la vida de esta forma.
Cuando el terremoto de Wenchuan de 2008 azotó la región, un gran número de instalaciones donde se fabricaban prendas y otros artículos de bordado qiang fueron destruidas, e incluso algunas trabajadoras perdieron la vida. Para evitar que la técnica en peligro de extinción desapareciera por completo, Chen comenzó a visitar las regiones circundantes, donde el pueblo qiang se reunió después del terremoto, para enseñar esta técnica de bordado. “Como miembro del grupo étnico qiang, me siento obligada a llevarlo adelante; de lo contrario, se marchitaría y solo existiría en nuestra memoria”, menciona Chen.
Así como la región una vez devas tada ha recuperado hoy su vigor, la técnica también ha pasado por una revitalización. En 2012, Chen fue designada como heredera de nivel provincial del bordado qiang y en 2014 estableció un taller que desde entonces ha brindado capacitación gratuita a más de 20.000 personas. Más de 500 bordadoras locales, tanto a tiempo completo como parcial, se ganan la vida gracias al taller, entre ellas muchas mujeres que quedaron discapacitadas luego del terremoto.
Las trabajadoras a tiempo parcial más expertas pueden ganar hasta 20.000 yuanes (2780 dólares) al año con el bordado, mientras que aquellas que trabajan a tiempo completo perciben ingresos de más de 40.000 yuanes (5560 dólares).
Chen también estableció una sala de exhibición para mostrar los traba jos de bordado qiang, promover las ventas e invitar a los turistas a fami liarizarse con este arte. Según señala, ciertos productos, como los cinturones, se venden por aproximadamente 200 yuanes (27,8 dólares) cada uno. Las bordadoras pueden realizar aproximadamente una docena de accesorios más pequeños por día, los cuales se venden por alrededor de 10 yuanes (1,39 dólares) cada uno.
Zhao Yiqiong, una residente del cantón de Leigu en Beichuan, perdió las piernas en el terremoto de 2008, por lo que no pudo continuar con su carrera como empresaria. Tras el fallecimiento de su esposo por una enfermedad, Zhao debió soportar una vida difícil hasta que Chen comenzó a enseñarle a bordar en 2015. Ahora hace bordados en casa para el taller de Chen, gracias a lo cual ha podido encontrar un nuevo medio de subsis tencia.
En los últimos años, el gobierno de Beichuan ha alentado a las mujeres locales a aprender a bordar como una forma de ganarse la vida y mejorar su bienestar. En esa línea, ha brindado una serie de políticas preferenciales para las bordadoras, apoyándolas a emprender sus propios negocios y promoviendo el desarrollo de cadenas industriales para el bordado qiang.
Según la Oficina de Cultura, Di fusión, Televisión y Turismo de Beichuan, el gobierno local ha pro porcionado cursos de capacitación a la población, a través de los cuales muchas mujeres se han convertido en bordadoras profesionales. El distrito ahora tiene 20 empresas de bordado qiang, con más de 500 empleadas a tiempo completo y más de 11.000 a tiempo parcial. Desde 2012, los ingresos netos de las empresas han alcanzado los 7 millones de yuanes (983.500 dólares) aproximadamente por año, incrementando los ingresos anuales de las personas involucradas en un promedio de 6000 yuanes (843 dólares).
Nuevo impulso
En 2015, el taller de Chen enfrentó un cuello de botella causado por un exceso de productos similares. Para dar nueva vida al bordado qiang, Chen decidió lanzar nuevos pro ductos como accesorios personales, cuadernos y bolsos, además de la ropa, los cinturones y los sombreros tradicionales. Los artículos se han vendido en exposiciones y en tiendas de comercio en línea, además de ha ber llegado a Estados Unidos y varios países de Europa.
En agosto, Chen firmó un acuerdo con la empresa china de ropa depor tiva Li-Ning para agregar elementos del bordado qiang hechos a mano a sus productos. Chen recibió un pedi do inicial de 2000 prendas de vestir y ya se está preparando para ampliar aún más la cooperación, gracias a lo cual se espera que los ingresos de las bordadoras también se vean beneficiados.
Luego de graduarse de la universidad, las dos hijas de Chen regresaron a su pueblo natal para apoyar los esfuerzos de su madre. Gracias a sus aportes innovadores, han nacido una serie de productos que combinan el metal y el bordado qiang como are tes, anillos y collares, los cuales han tenido una gran recepción entre los consumidores jóvenes. Asimismo, están ideando otras formas de mar keting como transmisiones en vivo para promocionar los productos con feccionados a mano.
La etnia qiang no posee un lenguaje escrito, por lo que la conservación y promoción de sus bordados son vitales como parte de los esfuerzos para man tener su cultura viva. En los últimos años, Chen también ha logrado difun dir la técnica en universidades locales a través de charlas y conferencias.
Para ella, el bordado qiang es mucho más que una obra de arte. “Si se logra transmitir su verdadero valor, también puede servir como vía para mejorar la vida de las personas e impulsar la revi talización rural”.